CUANDO EL ENEMIGO HABLA DESDE EL INTERIOR
Una noche te levantas de la cama. No tienes ganas de ir al baño, ni tampoco sed. Una noche te despiertas (o llevas mucho tiempo intentando dormir) y te miras al espejo. Algo ha cambiado o, sencillamente, nada ha evolucionado como esperabas. Más allá de la vanidad o del deseo de aprobación, sientes que el engranaje de tu vida no funciona al mismo compás que el de los demás, que hay algo que a ti te provoca fricción. Las piezas no casan. El ritmo no fluye con armonía. Es el enemigo que susurra en el interior. ¿Quién es? ¿Qué pretende esa voz desconocida pero insoportablemente persistente? Cuando el enemigo habla desde el interior no hay nada que pueda saciarlo. Todo le parece una empresa perdida, no quiere seguir adelante pero tampoco quedarse donde está. De repente te sitúas ante la escalera que conduce a eso que llevas tantísimo
tiempo esperando y que ¡por fin! Va a cumplirse. Sin embargo, a medida que vas subiendo los peldaños el peso de tus piernas se vuelve inaguantable y crees que no vas a poder hacer ni un gesto más de avance. No se trata de debilidad física, ni de miedo, tampoco de inseguridad; al contrario, es precisamente la seguridad, la certeza de que nada va a cambiar, de que por algún motivo que no terminas de comprender eso no es para ti. El desanimo es algo doloroso. El desanimo hace que vayas cediendo de forma discreta hasta que llega un momento en el que paraliza toda actividad, toda idea.
Cuando a uno el enemigo le habla desde el interior las otras voces no importan. Sólo proporcionan ruido. Da igual si traen palabras dulces o criticas mordaces, porque cuando es esa voz antagonista la que se manifiesta, el halago y el insulto exógenos no te perturban. Como si una piedra al lanzarla a un lago no produjera ni una sola honda en el agua. A estas alturas comienzas a pensar que él es realmente tu amigo. El único que comprende la vulgaridad de la vida y la fragilidad de tu existencia. Piensas que los demás jamás podrá entender el idioma, el código secreto que tienes con él. La soledad en esa relación es la norma.
Ya he revelado la identidad de ese enemigo cuando hablé del desanimo; pero es algo más, ya que si el desánimo es un experiencia común, el sentimiento que yo estoy intentado describir se mueve en una dimensión personal, individual, intransferible. Consiste en un deseo de auto sabotaje que cada uno recrea según su propia imaginación. Si el desanimo fuera una tortuga, él sería un pura sangre potente. Así que tiene que tratarse de algo más. Estos son algunos de los síntomas que se pueden llegar a experimentar: Perdida de la capacidad de dormir seguida de un caudal de sueños que, a la mañana siguiente, estás muy cansado como para recordar; ralentización del tiempo personal, caminas por inercia, con pasos esbozados; intolerancia a las trivialidades; disminución de los sentidos; letargo sentimental, con pequeñas, muy, muy pequeñas manifestaciones de inestabilidad emocional; desprecio moderado hacia ti mismo; angustia. Entre otras. Metáforas que pueden ilustrar este sentimiento: Te encuentras en una habitación gris y pequeña, con la mínima decoración, y adviertes que en la rendija inferior de la puerta de enfrente aparecen los colores más hermosos que hayas visto; pero tú sólo puedes contemplar el reflejo, no sabes cruzar esa puerta. Haces parte de una conversación donde la gente habla parte en tu idioma parte en otro que no habías odio jamás.
En este punto, s贸lo puedes escuchar la voz de ese ser de tu interior caminas por la calle y de repente te das cuenta de que todas las personas que van pasando son conocidos tuyos. Todos se precipitan a saludarte masivamente y t煤, al sentirte angustiado, tomas un callej贸n lateral para huir de ellos y quedarte solo; pero cuando lo est谩s, te da miedo.
Todo esto es muy relativo. Como ya he dicho, cada uno vive estás experiencias de forma personal. Suena muy complicado, pero este sentimiento es complicado también. Lo llamo enemigo porque tras su máscara de revelación, de epifanía, se esconde el peor de los terroristas, el destructor de cimientos. Hace que no veas la belleza y difumina los logros. Evoluciona y te mantiene en un estado de peligro inminente, lo que a veces te provoca angustia. Si dormir se vuelve complicado despertar se vuelve una agresión y no hay nada de este mundo ni del otro que te pueda consolar. Pero el resulta tan persuasivo… Aún así tengamos cuidado, porque no es un embustero del todo. Y tengamos especial cuidado, porque cuando el enemigo ha hablado, ya no vuelves solo a la cama.