BlancaNieves y los siete melodianos ORIGINAL

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Abrego Castillo, Estefany Elizabeth (2.1)

Cruz Hernández, Gerardo Ernesto (2.1) Cárcamo, Diana (2.1) Moreno, Ramón (2.1) Pereira Morales, Claudia Andrea (2.1) Pereira Velasco, Brenda Rebeca (2.1) Pineda, Giselle Andrea (2.1) Ramírez, Raymond (2.1)

Torres Torres, Jaime Alejandro (2.1) Grupo : Amarillo Sección: 2.1


Había una vez una pequeña princesa que tenía la piel blanca como la nieve, los labios y mejillas rojos como la sangre y los cabellos negros como la noche. Su nombre era Blanca Nieves. Blanca Nieves era huérfana. Vivía con su cruel y malvada madrastra, la Reina Grimhilde, que siempre vestía muy ajustado y elegante, fumaba cigarrillos y su maquillaje era muy exagerado, siempre escuchaba a la gran Mamie Smith La malvada Grimhilde, que hacia hechizos de toda clase, había hecho beber a Blanca Nieves una poción de larga vida, condenándola a vivir a voluntad de su madrastra para que pudiera servirle en los años venideros. En cuanto a Blanca Nieves, a quien la reina obligaba a vestir con harapos para ocultar su belleza, era forzada a trabajar como sirvienta. Se pasaba limpiando el castillo durante el día y, por las noches, Grimhilde realizaba fiestas extravagantes donde el ritmo del jazz y el humo de los cigarrillos predominaba como melodía cada velada. A medida que la princesa Blanca Nieves crecía, su belleza aumentaba, así como su pasión por la música. Eran interminables las noches en que recordaba a su padre y su nostalgia se fundía al ritmo del Foxtrot y del Charleston. Cuando su canción favorita, Rhapsody in Blue¨, su corazón se llenaba de alegría. A pesar de los persistentes intentos de la malvada Reina por hacer infeliz a Blanca Nieves, nunca lo conseguía del todo. Su madrastra envidiaba las cualidades de la joven princesa, a tal grado de no querer verla nunca más.


Un día, la malvada madrastra no pudo tolerar más su presencia y ordenó a un cazador que la llevara al bosque oscuro para matarla. Las indicaciones eran claras: asesinarla y llevar el corazón de Blanca Nieves. La princesa era tan joven y bella, que el cazador se apiadó de ella y le aconsejó que buscara un escondite en el bosque mientras él se encargaba de cazar a un animal y arrancarle el corazón con el objetivo de hacer pensar a la reina que era el de Blanca Nieves. La princesa corrió tan lejos como se lo permitieron sus piernas. Paso mucho tiempo escondiéndose de las malvadas intenciones de la reina. Después de varios años de soledad en el bosque, una noche escucho a lo lejos el ritmo de “Rock Around The Clock¨ de Billy Haley. La música la guio a una casita a la cual entró para descansar. Estando adentro, escucho un ritmo inigualable de Rock and Roll. Aquella canción decía “One, two, three… Hooked on swing” Todo en ese lugar era pequeño, estaba desordenado y sucio. Blanca Nieves, con ayuda de los animales del bosque, pájaros, venados y conejitos, logró limpiar y embellecer el hogar. A terminar de limpiar el pequeño lugar, subió las escaleras. Arriba encontró algunos discos de vinil, con las mejores Bandas de la época: Bee Gees, Rolling Stones, The Beatles... También encontró una habitación con siete camita, se acostó en ellas, quedándose profundamente dormida.

Al caer la noche, aparecieron los habitantes de aquel pequeño hogar. Eran siete enanos, que todos los días salían a trabajar en las minas de diamantes que se encontraban lejos, en el corazón de las montañas. -¡Caramba, qué bella niña! -exclamaron sorprendidos al ver a Blanca Nieves sobre sus camas-. ¿Y cómo llegó hasta aquí? Se acercaron para admirarla con cuidado, para no despertarla, pero fue en vano. La princesa despertó. Al ver a los enanos, se emocionó mucho y los llamó para conocerlos. Luego de ello, junto a una fogata, hablaron toda la noche.


En la conversación, ella les pidió asilo a los enanitos, para protegerse de las intenciones de su cruel madrastra. A cambio, ella se ocuparía de cocinar y de mantener el hogar limpio. Blanca Nieves, vivía tranquila con los enanos, les preparaba comida y cuidaba la casa. Todas las mañanas, cuando los enanos salían para su trabajo, ella los despedía en la puerta con un beso en la frente. Un día, al salir, uno de los enanos le advirtió: -Cuídate. Tu madrastra puede saber que vives aquí y tratará de hacerte daño. Sabio, quien era el líder de los enanitos, era el que tomaba las decisiones. Él fue el primero en habitar la morada cuando provino de Singapur. Siempre escuchaba a Beethoven, le recordaba a sus padres, especialmente, la 9na sinfonía que siempre lo relajaba y transportaba a la época en que sus padres lo hacían sentir protegido. Sabio siempre llevaba puesto un gorro verde, una camisa anaranjada y un cinturón negro que sostenía sus pantalones color café que hacían juego con sus zapatos del mismo color. Gruñón, quién era el más testarudo de todos, tenía un gran corazón y era muy valiente, pero siempre se disgustaba por algo. Él provenía de Francia, y por esto justificaba su constante molestia. Le gustaba mucho escuchar música con acordeón ya que le hacía recordar las tardes que pasaba junto a su amada en París. En cuanto a la vestimenta, siempre vestía un gorro marrón, camisa roja y pantalones marrones. Alérgico, era un personaje muy peculiar. Siempre estornudaba. El problema era que, cuando lo hacía, era como si un viento huracanado soplara con toda su fuerza. Por eso, los demás enanos se reunían a colocar un dedo en su nariz para que no estornudara. Cada vez que escuchaba reggaetón, su alergia se volvía aún peor, por lo que siempre trataban de evitar cualquier lugar donde ese tipo de música sonara. Vestía un gorro verde, camisa color celeste, pantalones café y zapatos verdes. Romántico, era el más tímido de los enanitos, casi no habla y siempre se sonroja hasta con el comentario más inocente. Provino de Venecia, Italia. Vestía un gorro celeste, camisa y pantalón anaranjados y zapatos cafés.


Mudito, quien, como su nombre lo indica, era el enanito que nunca decía nada. Era el más joven de todos. Su lugar de origen es incierto. Solo se sabe que le gusta mucho la música electrónica. Vestía un gorro violeta, camisa verde bastante larga y zapatos color café. Dormilón era el enanito que siempre pasaba durmiendo. Casi nunca se daba cuenta de lo que pasaba a su alrededor debido al sueño constante en el que permanecía. Él provenía de Jamaica, lo que explicaba su piel oscura. Le gustaba mucho escuchar reggae ya que eso lo relajaba y le hacía sentir que estaba en una playa jamaiquina. Vestía un gorro celeste, camisa azul, pantalones y zapatos color café. Feliz era el enanito que siempre estaba alegre. No importaba la situación, él siempre se mostraba con una actitud muy positiva Era el más robusto de los enanitos. Provenía de Paraguay. Por lo que, le gustaba escuchar todo tipo de música que incluyera guitarras acústicas y un arpa. Siempre, al escuchar esa música, se recordaba de su tierra natal. Vestía gorro anaranjado, camisa ocre, pantalones azules y zapatos color café. La madrastra, quien con el paso de sus tacones lograba intimidar a quienes estuviesen cerca del lugar, se acercó nuevamente al espejo. Grimhilde era bastante egocéntrica, adoraba verse en su espejo mágico durante horas, creyendo ser la mujer más bella, más joven y astuta de todas. Cuando se admiraba en su espejo le gustaba escuchar las mejores canciones de su colección. Dancing Queen no podía faltar, así como Don’t Stop Till Get enough, Heart Of Glass de Blonde y otras más. Ese día Grimhilde preguntó al espejo mágico por segunda vez quién era la más bella del reino, a lo que el espejo contestó de nuevo, Blanca Nieves. La bruja ralló el espejo con su uña larga y terrorífica, emitiendo un sonido chillante tan molesto, que se escuchó en el reino entero y todos se intimidaron ante el sonido.


Se dirigió al bosque donde se encontraba Blanca Nieves, iba disfrazada de una humilde anciana, en el camino solo se escuchaban sus zapatos pisar las pierdas y las carcajadas de odio que ella hacía sonar. La madrastra de Blanca Nieves era, en realidad, una malvada bruja. Su espejo le reveló que Blanca Nieves vivía resguardada en casa de los siete enanos. La malévola bruja para realizar su plan, bebió una poción mágica que la transformó en una horrible anciana. Cuando se dirigía a la casa de los enanos, cada paso que daba al romper la hojarasca, se entrelazaba con el silbido del viento. Era una premonición de lo que iba a suceder. La anciana preparó una manzana con veneno, cruzó las montañas y llegó a la cabaña de los siete enanitos. Los animales del bosque vieron a la reina e intentaron detenerla, sin éxito alguno. Al ver que no podrían salvar a Blancanieves, comenzaron a correr en dirección hacia la mina de los enanitos, para advertir a estos últimos de lo que estaba pasando en su casita, ya que sabían que Blanca Nieves podría estar en peligro. Grimhilde sabía que Blanca nieves amaba la música, y que encontraría la casa de los enanos sin mayor esfuerzo. Así fue, cuando estaba cerca de la casa, escuchó SweetChild O’ Mine, la bruja siguió la dirección de la música, sonriendo porque sabía que se encontraba cerca de su destino, cuando escucho sonar Girls Just Wanna Have Fun, Grimhilde confirmo que iba en dirección correcta. Al llegar y ofrecer la manzana, Blanca Nieves recibe la manzana con el fin de probarla para cumplir sus deseos puesto que fue engañada por la malvada madrastra de Blanca Nieves. Al darse cuenta de que Blanca nieves cayó, la reina gritó, riéndose maliciosamente que ahora era la más bella. Sin embargo nada más salir de la casa se desató una tormenta, además de que los enanitos, advertidos por los animales del bosque de la presencia de la reina, venían raudamente y comenzaron a perseguirla; ésta comenzó a correr entre tropezones hasta trepar un cerro, tras ella los enanitos la seguían.


Al llegar a la parte alta del cerro, la reina, en un último intento por deshacerse de los enanitos, cogió una rama y con ella trató de mover una roca para que ruede en dirección hacia los enanitos, pero cuando ya estaba a punto de lograrlo, un relámpago origina un derrumbe de rocas haciendo que la reina caiga al vacío y la roca también pero en dirección hacia ella. Los enanitos al llegar a la parte alta observan atónitos la escena y dos buitres que también vieron vuelan en dirección hacia abajo. De vuelta a la casita, los siete enanitos encontraron a Blanca Nieves en el suelo. No respiraba ni se movía. Los enanos lloraron amargamente porque la querían mucho. Por tres días velaron su cuerpo, no podían dejar de lado la música, en el triste acontecimiento sonaron canciones de la agrupación Wallflowers, Alice in Chains y Pearl Jam. No podemos poner su cuerpo bajo tierra -dijeron los enanos. Hicieron un ataúd de cristal, y tras colocarla allí, la llevaron a un jardín, rodeada de flores y luz. Un día los enanitos fueron a darle su última despedida y vieron a un hombre, quien vio a Blanca Nieves tan hermosa que se le acercó y les dijo a los enanitos si podía darle un beso, pero estos le dijeron que no podía tocarla porque una malvada bruja la había hechizado y que solo un príncipe podría deshacer el hechizo; entonces el príncipe dijo que si él podía ayudar, pero le dijeron que no había nada que pudiera hacer. Entonces el príncipe les confiesa ser uno, y sin esperar ni un segundo más, se acercó al cajón de Blanca Nieves, le quitó la cubierta y besó a Blanca Nieves, despertándola. Los enanitos festejaron el regreso de Blanca Nieves y el príncipe le pidió matrimonio. Blanca Nieves aceptó y se fue a vivir al palacio del príncipe y vivieron felices para siempre. La fiesta fue grandiosa, con todos los éxitos musicales que hacían bailar y cantar a todos. Ahora, Blanca Nieves tenía nuevos artistas y agrupaciones favoritas, ya que el príncipe compartía sus gustos musicales Red Hot Chili Peppers, Marron 5, Pink, Madonna con su nuevo estilo, Rihanna, Justin Timberlake y otros, ahora eran parte de la pasión musical que todos compartían.



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