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Parece mentira, pero hace
25 años que dijimos que sí a la propuesta que nos hizo Mossèn Jaume ..... 30 de junio de 2009
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Sisa: Este libro pretende ser un pequeño recordatorio de las muchas cosas que tu y yo hemos vivido juntos durante estos últimos veinticinco años.Obviamente, contiene solo una pequeña parte de ellas y necesitaríamos mucho más espacio para hacer referencia a todas. Se trata de que lo que está en el libro nos lleve a recordar lo que no está, de forma que una foto o un comentario nos abra las puertas al resto de las cosas que no están en el libro pero que si se encuentran, o al menos así confío, en algún apartado rincón de nuestra "renqueante" memoria. Como muchas veces decimos, hemos tenido la suerte de haber hecho muchas fotos a lo largo de nuestra vida. Gracias a ellas, ahora, podemos recordar muchas de las cosas que hemos hecho y a muchas de las personas que hemos conocido. Estoy bastante seguro de que si no fuera por ellas gran parte de esos recuerdos ya se habrían perdido y estarían hoy olvidados por siempre jamás. Las fotos que el libro contiene las hemos visto miles de veces. Pero no de la forma que las vas a ver aquí. Porque la novedad de este libro está en su estructura. No se trata de un diario tradicional. Me explico mejor, no va describiendo sucesivamente lo que nos pasó en el año 1983 y después en el 84, y luego en el 85, y así hasta los veinticinco años de nuestra convivencia. Tiene un método diferente. Excepto al principio, en el que si es obligatorio seguir un orden cronológico para situarnos mínimamente, se organiza por temas concretos. Son temas que por sí solos tienen sentido. Por ejemplo, un capítulo es "Lucas", pues en él verás, seguido, año tras año, como era Lucas desde que nació hasta hoy. Se trata de ver la evolución de las personas, de las cosas y de los sitios. De como fueron antes y de como son ahora. Lo mismo pasa con el resto de los capitulos del libro, que verás relacionados en el índice. Es un libro absolutamente íntimo y hace referencia solo a personas y lugares que han tenido importancia, en mayor o menor grado, solo para nosotros. Menorca, el invento de Este-o-este, nuestra querida y salvaje playa de Sant Pere Pescador, o nuestra emotiva estancia en Londres, entre muchos otros, son un claro ejemplo de ello. Lo he hecho para tí. Con mucho cariño. Robando horas de sueño y despistando como he podido tus preguntas. Todo para conseguir que sea una pequeña sorpresa. Espero que lo disfrutes. Jotaele.
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INDICE 01. ¿En seis meses?
009
02. Este-o-este
014
03. Nos casamos
021
04. Sisa
026
05. Lucas
037
06. Jacobo
057
07. Los dos
067
08. Jacobo y Javi
073
09. Los abuelos
077
10. Cardenal Vives y Tutó 55, át-2ª
081
11. La Roca
087
12. Llafranc
093
13. Urús
103
14. Viladrau
109
15. Santo Tomás
112
16. Playa de Sant Pere Pescador
133
17. Londres
145
18. Murphy
193
19. La Zodiac
197
20. Las Navidades
203
21. Los Reyes
211
22. Paseos, viajes y excursiones
215
23. Rector Ubach 7, 6º 2ª
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1. ¿En seis meses? Cuenta la leyenda que en seis meses Sisa y yo nos casamos. Pero como en la mayoría de las leyendas, aunque exista un fondo de verdad, hay una cierta tendencia a exagerar.
Lo cierto es que Sisa y yo nos conocimos en la Cerdanya, y también lo es que no se poner fecha al día exacto. Solo recuerdo que coincidimos en una cena de un grupo de amigos comunes que habían subido el fin de semana a esquiar. Vagamente me acuerdo de que yo tenía previsto dormir en un apartamento que Fredy y Rovi tenían alquilado en Llivia, y también de que algo pasó con cuantos éramos y con el número de habitaciones, porque al final a Sisa y a mi, por sorteo, nos tocó dormir juntos en la misma habitación.
A la mañana siguiente, la gente se fue a esquiar. Yo no fui, porque nunca supe. Algunos años atrás había intentado aprender, pero en seguida vi que aquello no era lo mío y decidí no insistir más. Por esa razón, no era la primera vez que, mientras mis amigos se iban a esquiar, yo cogía el coche y me iba de excursión. Siempre me gustó adentrarme por caminos desconocidos e investigar rutas y paisajes, haciendo fotos. A Sisa le apeteció más mi plan y me acompañó....
Después de aquel encuentro seguimos viéndonos de vez en cuando en Barcelona, pero solo tengo clara una fecha de aquella época. El 2 de octubre de 1982. Aquel día,un sábado creo, nos fuimos a Vic, donde no sé por qué estuvimos jugando al bingo en el casino del pueblo y después acabamos durmiendo en el Parador de Sau.
Aunque nos lo pasábamos bien juntos, dejamos de vernos un día. Yo estaba intentando salir de una relación que me había dejado hecho polvo y no me encontraba bien. Pensé que Sisa no se merecía lo que yo le podía ofrecer en aquel momento, y decidí que lo mejor sería no verla.
Cuando me encontré más recuperado, al cabo de unos meses, la llamé por teléfono y le pregunté directamente si quería ir al cine. Recuerdo que me contestó que sí en seguida, como si tal cosa, como si no hubiera pasado ni el tiempo ni nada. Me sorprendió su reacción. Recuerdo que fuimos a ver "Oficial y Caballero", era el 9 de abril de 1983. A partir de entonces nos fuimos viendo bastante a menudo.
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Todas esas fechas las sé porque por aquel entonces yo tenía una pequeña agenda de bolsillo en la que hacía anotaciones de todo tipo. Por ella sé que el 20 de abril fuimos al cine a ver "Volver a empezar", que el 29 fuimos al teatro a ver "Beethoven, si tanco la tapa que passa?", y también que el primero de mayo pasamos nuestro primer fin de semana en La Roca con Javier y Marta. También sé que el día 9 siguiente, ¡un lunes!, nos fuimos a pasar el día a un soleado y solitario Tamariu donde tomamos en un chiringuito de la playa un pica-pica delicioso, conscientes de lo privilegiados que éramos al poder estar alli en aquel momento. Ese día descubrimos una pequeña "playa para dos" que bautizamos con el nombre de "Cala Gaspar", no recuerdo por qué.
En aquellas fechas hicimos multitud de cosas, que nos fueron uniendo cada vez más, y planeamos pasar juntos unos días del verano en Menorca. Preparando el viaje, tuvimos que ir a Tarrasa varias veces para cerrar el trato con un API que acabó alquilándonos una pequeña torre con un jardín cercado por un bajo y tipico muro de piedra menorquín, cerca de Cala Santandría, al que se asomaban las vacas de los pastos vecinos, para ver que pasaba, cuando encendíamos fuego para hacer una barbacoa.
Los veinte días de julio que pasamos en Menorca fueron muy especiales. Teníamos una pequeña zodiac que nos había prestado un amigo y no paramos de navegar con ella por calas solitarias y espectaculares. Poco a poco, fuimos dando la vuelta a casi toda la isla. Desde Cala Pregonda en el norte a Cala Macarella en el sur, fuéramos donde fuéramos, todo era naturaleza y belleza.
De esa forma, también poco a poco, a la vez fuimos descubriéndonos los dos.
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1982 Casino de Vic,
La Cerdanya
1983
"Cala Gaspar"
Cardenal Vives y Tut贸 55, At. 2陋
La Roca
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Menorca
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2. Este-o-este Después de acabar la carrera trabajé con mi padre, durante un par de años, pero aquello no acababa de funcionar. Yo tenía la idea de montar, bajo su supervisión, un despacho con algunos amigos en el que cada uno de nosotros pudiéramos especializarnos en alguna materia, pero el proyecto no tiraba para delante. Mi padre estaba acostumbrado a trabajar solo y yo todavía era un inexperto abogado del que no acababa de fiarse. Así que decidí independizarme y buscar algo por mi cuenta. Entré a trabajar en la Caixa. Lo cierto es que entré pensando que se trataría de algo provisional en tanto encontraba lo que yo quería. La cuestión era que no sabia bien lo que me gustaba. Solo había una condición: fuera lo que fuese debía ser algo mío. Sin jefes. En aquella época, con Rovi y Alfredo, intentamos llevar a cabo algunos proyectos que no acabaron de resultar. Un día, caminando por la calle Calvet, vi una tienda que me encantó. Se llamaba Graphics. Vendían láminas y carteles diferentes a todo lo que yo había visto hasta entonces. No eran los típicos posters. Aquello era algo nuevo en Barcelona. Los enmarcaban con marcos metálicos de colores. Me gustó el tema. Estaba relacionado con la fotografía, era algo estético, creativo ... y pensé que quizá podría montar algo parecido. El sábado 10 de septiermbre de 1983 -según mi agenda- le explique todo aquello a Sisa en un restaurante de Sarriá (La Gota d'Or) mientras cenábamos. Le pareció una buena idea. Ella también estaba cansada de su trabajo de enfermera en la UCI de la Clínica Quiron. Decidimos tirar adelante juntos el proyecto. Todo cuadraba bastante. Sisa conocía a Rovi y Alfredo, a los que yo moralmente tenía la obligación de informar de mis planes, y a otro amigo común, Jorge, que se movía por el mundillo de las artes gráficas, viajaba mucho a USA, y podía encargarse de traernos los carteles, etc.. Así que nos pusimos en marcha. La segunda semana de octubre nos fuimos a la Feria del Libro de Frankfurt, donde supimos, precisamente por Jorge, que exponían mayoristas de aquella clase de carteles. Efectivamente, allí vimos lo que estábamos buscando. En un dudoso inglés, conseguimos quedar de acuerdo con algunos de los que luego serían nuestros primeros proveedores.
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Aquella toma de contacto tan positiva nos animó a seguir. Bien es verdad que nuestro primer propósito fue el de montar algo que nos permitiera tener una excusa para viajar y ganar algún dinero extra, y que Sisa y yo nunca nos imaginamos que luego aquello en el futuro se convertiría en nuestra manera de ganarnos la vida. Desde aquel momento empezamos a trabajar. Buscamos y encontramos el local, que alquilamos el 29 de Noviembre. Lo acondicionamos en diciembre, siempre a contrareloj, con la intención de abrir antes de Navidad. No sé por qué me acuerdo del nombre del pintor: un tal Orosio. Mientras Jorge nos traía los posters, le comprábamos el nombre de ESTE-O-ESTE a nuestro amigo Tres, y nos poníamos de acuerdo con Juan, para que trabajase en la tienda, porque Sisa yo teníamos intención de seguir yendo a nuestros respectivos trabajos por las mañanas. En el montaje Sisa y yo echamos el resto, quiero decir que invertimos todo lo poco, poquísimo, que teníamos. Ella vació su libreta de ahorros, y yo incluso me vendí mi acción del Tenis Barcelona, en el que tantas horas de mi vida había pasado años antes. De todas esas gestiones resultó que abrimos la tienda y en enero de 1984 ya facturamos 115.868 de las antiguas pesetas. Cantidad del todo insuficiente ni siquiera para cubrir los gastos ......
EOE en 1984
EOE al principio funcionaba regular. Poco a poco, íbamos subiendo la facturacion, pero todavía teníamos que ir poniendo dinero de nuestros bolsillos para cubrir huecos. Por ese motivo Rovi y Alfredo, el 5 de noviembre siguiente, decidieron abandonar el barco. Sisa y yo estábamos convencidos de que finalmente lo sacaríamos adelante, así que pactamos con ellos que les devolveríamos poco a poco el dinero que habían puesto, y nosotros continuamos. Al fin solos y más contentos y motivados que nunca. 15
El sábado 7 de diciembre de 1985, en el Hotel Batlle de Calella, que hoy ya no existe, Sisa (embarazada de 8 meses) y yo, solos en el salón del hotel porque éramos los únicos clientes, haciendo las cuentas de EOE, vimos que le habíamos dado la vuelta a la tortilla: teníamos dinero suficiente para pagar todos los gastos y aún nos quedaba un pequeño resto para nosotros. ¡¡Eran nuestros primeros beneficios!! .... Después de nacer Lucas, Sisa alargó su baja maternal para poder dedicarse más a la tienda lo cual obviamente se notó muchísimo porque empezamos a mejorar en todos los sentidos. Además, cada vez teníamos más experiencia, nos conocían más y por ello cada vez, lógicamente, vendíamos más ...... Cuando aquella situación se consolidó yo pude dar, el 1 septiembre de1990, uno de los pasos más acertados de mi vida. Dejé de trabajar en el tenebroso mundo de la banca y me dediqué totalmente a NUESTRO negocio.
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Nuestro admirado Steinberg
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3. Nos casamos Como al parecer no teníamos bastante con todo el trabajo que suponía montar Este-o-este, el 27 de diciembre de 1983 decidimos casarnos. Recuerdo el momento en que le dije a Sisa que si quería que nos casáramos. Porque tenía claro que quería casarme con ella, y no que solamente viviéramos juntos. Me hacía ilusión empezar con ella una vida nueva, formar una familia, tener hijos. Me apetecía que fuéramos compañeros para siempre. Deseaba iniciar una nueva y gran aventura a su lado. A partir de entonces, vivimos unos días intensísimos en los que se multiplicaban las cosas que teníamos que hacer. Por poner un ejemplo, me acuerdo de que en un mismo día, a parte de acudir a nuestros respectivos trabajos, fuimos a una tienda de parquets para que nos arreglaran un trozo del parquet de casa, pasamos por el Obispado a tramitar la documentación de la boda, y aún tuvimos tiempo de acercarnos a una imprenta para encargar unos tarjetones para la inauguración de EOE. El miércoles 29 de febrero de 1984, fui a cenar a su casa para conocer a su familia. Recuerdo como si fuera ahora que llamé al timbre, que Cobo me abrió la puerta y que, sin decirme nada, me puso un frio vaso de whisky en la mano. Fue una fantástica manera de darme la bienvenida que siempre le agradecí. Obviamente, no por la copa en sí, sino porque aquello significaba que se había puesto en mi lugar ..... Con esa misma facilidad conocí a los demás. Me recibieron con los brazos abiertos. Ahora, veinticinco años después, les considero mi propia familia y me siento muy afortunado por ello. Poco después, el miércoles 14 de marzo, le regalé a Sisa un anillo de compromiso que aceptó encantada. El 30 de junio, nos casamos en la iglesia del pueblo de Viladrau y luego hicimos una fiesta en la casa que mis padres tenían allí. Fue una celebración diferente a lo que yo me había imaginado. Religiosa y un tanto multitudinaria. Puestos a elegir hubiera preferido algo más íntimo y personal, pero no pudo ser. Lo que si me gustó es que fue sencilla y también, dentro de lo que cabe, bastante informal. En el fondo no fue más que pasar un día en el campo con la familia y los amigos. La gente fue amable con nosotros, la familia muy cariñosa y los amigos cómplices. Sisa estaba feliz y guapísma. Me encantaba mirarla y yo me pasé el día como dentro de una pequeña nube. Me sentí muy orgulloso de poder decir, a partir de entonces, a todo el mundo, que Sisa no era mi amiga sino que era "mi mujer". 21
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Viladrau
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Siempre me gustó lo que escribió sobre el matrimonio KHALIL GIBRÁN, un poeta libanés del siglo pasado, y por eso me apetece ponerlo aquí:
Nacisteis juntos y juntos estaréis para siempre. Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días. Sí; estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía. Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros. Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura. Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas. Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de una sola copa. Daos el uno al otro de vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo. Cantad y bailad juntos y estad alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente. Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música. Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga. Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones. Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte. Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble.
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4. Sisa
Decía Pina, mi suegra, que nunca hizo mejor negocio en su vida que casarse con Luis, mi suegro. Algo así me ha pasado a mi con Sisa. Como es lógico, en estos 25 años han pasado y cambiado muchas cosas y, en consecuencia, también con el paso del tiempo se ha ido transformando nuestra relación. De todas formas me parece que los valores en los que nuestro compromiso se cimentó permanecen intactos. Yo creo que seguimos pensando que lo que da sentido a nuestra vida son la fidelidad, la compañía y la amistad, los hijos,la belleza de la naturaleza y del arte, el dar y el recibir, el compartir la alegria y el dolor, la importancia que tienen la ética y la justicia .... También es cierto que en muchas cosas somos muy diferentes y que alguna vez hemos tenido algún que otro desencuentro, pero creo que poco a poco nos hemos ido adaptando razonablemente el uno al otro. Precisamente esa diferencia, a veces por otro lado, es beneficiosa porque hace que nos complementemos, y que a donde no llegue el uno, llegue el otro y viceversa. En algún sitio leí que al principio una relacion se basa en la admiración y que después inevitablemente llega el momento en el que se descubren los puntos débiles y la fragilidad del otro, pero que respetar esa fragilidad es lo que precisamente después proporciona un crecimiento positivo en la relacion de las dos personas. Yo creo que en ese aprendizaje estamos.Y es que ahora sé que a vivir no se aprende más que viviendo. Sea como sea, después de tanto tiempo, es infinitamente más lo que nos une que lo que nos separa, son muchísimas más nuestras luces que nuestras sombras, y Sisa sigue siendo todavía mi compañera del alma.
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5. Lucas
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Esto lo escribĂ al poco tiempo de nacer Lucas
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Torresecas
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Este fue el primer cuadro que enmarc贸 Lucas
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Comunion de Lucas. Pallejรก
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2008 Milan
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6. Jacobo Jacobo fue un hijo buscado. Con ello me refiero a que Sisa y yo quisimos que Lucas tuviera un hermano que no se llevara mucha diferencia de edad con él. Recuerdo perfectamente que el verano de 1987 nos fuimos a Ibiza con la intención de embarazarnos y tuvimos la suerte de que así pasó. Si tuviera que apostar diría que fue en una tarde de julio, después de un largo día de playa, en la habitación de un hotel de Santa Eulalia del Rio, con el balcón abierto de par en par por el que se colaban los rayos del sol y el olor a mar... Jacobo de pequeño era delicioso, daba gusto estar con él. Y luego, más tarde, cuando fue un poco más mayor, se convirtió en una pequeña persona, buena y cariñosa. Era un trozo de pan. Tranquilo, noble, voluntarioso, deportista, cumplidor, alegre, sensible. A los ocho años le detectaron un tumor cerebral y murió seis años después, cuando parecía que se había recuperado de la enfermedad. Durante esos seis años Sisa y yo vivimos sensaciones extremadamente fuertes. Yo en particular he sabido lo que es tener miedo, y los dos sufrimos muchísimo mientras vimos como al final se deterioraba. En aquellos momentos mi única defensa era luchar por él, era lo único que me aguantaba. Creo que hicimos todo lo que estuvo en nuestra mano. Consultamos médicos, probamos tratamientos de todas clases, yo me pasaba noches enteras buscando en internet alguna salida, algún remedio, pero no fue posible. Hemos sentido la deseperación y la impotencia de no saber que hacer para no perder lo que más queríamos. Pero no quiero seguir por aqui....... Ahora me estoy emocionando mucho al recordar todo esto. No todas las sensaciones fueron tan tristes. Esos seis años a la vez fueron una maravilla porque pudimos entregarnos totalmente a él. Hemos llegado a sentir un placer intensísimo cuando estabamos a su lado, aprovechando cada instante, minuto a minuto, saboreando cada abrazo, cada beso. Ver que se reía o que estaba contento nos proporcionaba una inmensa sensación de bienestar. Su felicidad era la nuestra. Poderle dar lo que necesitaba fue un regalo del cielo. Nos consuela mucho pensar que durante toda su vida, y particularmente, durante esos años, fue feliz porque se sentía querido y arropado por todos los que le rodeábamos. Porque eso es lo que él quería: sentirse acompañado. Era feliz si estabas con él, no necesitaba muchas cosas más. Por otro lado, también sentimos el apoyo sincero de mucha gente, familia, amigos e incluso desconocidos. Creo que a partir de las vivencias que tuvimos desde el principio de su enfermedad recuperamos la fe en los demás porque pudimos comprobar que existen en el mundo muchas personas que tienen un gran corazón. 57
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Con Pablo. Puig d'Esquers
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Carlota
Cobo y Sandra
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7. Los dos
Durante los años que convivieron, Lucas y Jacobo siempre hicieron todo juntos. Fueron compañeros de habitación, de juegos, de parvulario, de colegio. No recuerdo que se pelearan nunca. Tenían una forma de ser muy diferente, pero les unía el que los dos estaban hechos de muy buena pasta, eran buenas personas. Sisa y yo siempre procuramos mantener una relación de igualdad entre ellos, lo cual no fue dificil porque les queríamos a los dos por igual. El desequilibrio se produjo cuando Jacobo enfermó. Obviamente en aquella situación Jacobo necesitó más atención que Lucas y aunque siempre nos esforzamos en seguir conservando esa igualdad, instintivamente estuvimos más pendientes de Jacobo. No sé como pudo influir esa circunstancia en Lucas porque todavía era demasiado pequeño para valorar lo que estaba sucediendo. Es más, todavía hoy, seis años después de que Jacobo nos dejara, no sé cómo ni en qué medida le puede haber afectado a Lucas la muerte de su hermano. Es un tema que tengo pendiente y espero poder aclarar algún día.
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8. Jacobo y Javi
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10. Cardenal Vives y Tut贸
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11. La Roca
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12. Llafranc Siempre que, de vez en cuando, vamos a dar una vuelta por Llafranc tanto Sisa como yo sentimos algo especial. Y es porque hemos echado allí muchas raices. Las primeras cuando éramos jóvenes, cada uno por nuestro lado, y el resto más tarde, juntos, después de casados. Fueron raices profundas porque por poner un ejemplo, la primera vez que Lucas salió de casa después de nacer fué para ir a Llafranc, tenía entonces un mes. Jacobo fue allí con tres . Con los niños tan pequeños nos resultaba complicado pasar el verano y lo mismo les pasaba a Carmen y Alfredo, que estaban en nuestra misma situación, así que nos pusimos de acuerdo para compartir el alquiler de una casa. Lo hicimos durante dos veranos. Fueron dos veranos magníficos, porque la verdad es que juntos nos lo pasábamos muy bien y todo era realmente más llevadero. Lucas, Jacobo, Alfredito y Javi, se divertían mucho juntos, y allí disfrutaron como nunca de la playa. Parece que ahora les estoy viendo saliendo y entrando en el agua constantemente con su roja burbuja atada a la espalda ....
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El Mercat Boig 1996
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13. Urús Tras la experiencia tan buena que habíamos tenido en los veraneos de Llafranc, decidimos compartir con Carmen y Alfredo el alquiler de una casa en el campo durante todo el año. No recuerdo bien cómo fuimos a parar a Urús, pero en todo caso lo que si puedo decir es que fue todo un descubrimiento. Era un pequeño pueblo de la Cerdanya situado en el centro del valle y fuera de la influencia de Puigcerda, lo cual lo convertía en un lugar muy tranquilo e ideal para los niños. Siempre recordaré como "tomamos posesión" de la casa. Fue el dia primero de agosto de 1990. Habíamos pasado con Carmen y Alfredo el mes de julio en Llafranc y la noche del treinta y uno nos trasladamos a Urús. Salimos bastante de noche para evitar las colas que siempre se formaban con el cambio de mes, con los niños ya dormidos y los coches cargados hasta los topes con todo el equipaje necesario para pasar el resto del verano. Llegamos a las tantas porque la comunicación entre Urus y Llafranc era malísima en aquella época y el camino se nos hizo larguísimo. Cuando llegamos nos encontramos con la casa casi en fase de construcción. Todo era nuevo, pero estaba lleno de polvo, el garage embarrado, los colchones con sus plásticos en las camas... No se sabía muy bien por donde empezar. A todo aquello había que añadirle nuestras maletas medio abiertas, los niños dormidos... En fin aquello fue caótico. Cuando al cabo de un buen rato conseguimos poner un mínimo de orden y al fin nos pudimos sentar, recuerdo que nos dio por reir y que casi nos pulimos un jamón que Carmen y Alfredo habían traido con su equipaje Al día siguiente cuando amanecimos, nos dimos cuenta de que en toda la zona ajardinada que había delante de la casa todavía no había crecido el césped y estaba totalmente embarrada. Pese a todas las advertencias posibles los niños no paraban de entrar y salir de la casa. Por ese motivo, durante aquellos primeros días el mocho y la escoba no daban a basto, y en un momento se nos acabaron todos los repuestos de bambas que habíamos traido para ellos. Aún recuerdo la imagen de una fila interminable de pequeñas zapatillas de colores puestas al sol en la terraza para que se secaran. Finalmente creció el césped, y aquel jardin se convirtió en un lugar ideal para que los niños pudieran jugar. Lindaba con una inmensa pradera donde a veces pastaban vacas. Allí tenían todo el espacio que querían para corretear tranquilamente. No guardo más que buenos recuerdos de Urus. Principalmente porque los niños estaban en un momento ideal. Allí aprendieron a ir en bicicleta, e hicimos con ellos infinidad de excursiones a lugares idílicos, como lagos y bosques donde recogíamos fresas, bolets o hacíamos cabañas. En fin, aquellos fueron buenos tiempos.... .
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14. Viladrau
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15. Santo Tomás Hasta el año 1992, habíamos pasado los veranos en La Roca, Llafranc o Urus, con Javier y Marta, o con Alfredo y Carmen, pero siempre nos hizo ilusión pensar que algún día tendríamos una casa nuestra en el campo. Por eso, de vez en cuando, buscábamos alguna. Un día, en una de nuestras rutinarias visitas a los A.P.I.s de La Bisbal o Palafrugell, nos enseñaron las fotos de una casa situada en un desconocido pueblo de l'Alt Empordà, que era de piedra y que, aunque estaba hecha polvo, no tenía mala pinta. Una de las cosas que más nos gustó fue su precio, porque resultaba asequible a nuestra escasa economía, y era barata en relación a todas las casas que habíamos visto hasta entonces. Fuimos a verla y, no entiendo cómo, la compramos. Supongo que porque por aquel entonces nos sobraba la ilusión y teníamos mucha marcha. A mi me encantó su situación. Que estuviera en el Alt y no en el Baix Empordà me atraía muchísimo porque ya estaba cansado de Llafranc que, aunque era precioso, no dejaba de ser una especie de Barcelona en pequeño con aglomeraciones en todas partes, colas en las carreteras, y y una cierta pijería en la gente que obligaba siempre a mantener una formas, digamos, convenientes. Me apetecía la autenticidad del campo, la informalidad en el vestir y una cierta falta de civilización. Poco a poco, fuimos arreglando la casa. Era un placer subir a hacer las visitas de obras. Tuvimos suerte con el constructor que la reformó, un tal Salvador que tenía bastante gusto y soluciones para todo. Cada vez que subíamos notábamos una mejora y eso nos resultaba muy gratificante. También tuvimos mucha suerte con la gente de Santo Tomás. Casi al mismo tiempo que nosotros se instaló allí gente de Barcelona que luego ha sido muy amiga y con la que hemos pasado muy buenos momentos. Con la gente del pueblo no ha pasado lo mismo. Al principio intentamos integrarnos con ellos. A mi me interesaba saber de sus trabajos y conocer la vida del campo. Participábamos en todas las actividades que se organizaban en el pueblo. Pero todo aquello fue decayendo, porque realmente unos y otros somos muy diferentes y casi diría incompatibles. Ahora nuestra relación es poca, cordial pero muy superficial. En Santo Tomás hemos vivido momentos inolvidables. Pilar y Pep fueron realmente un descubrimiento para nosotros. Ellos nos abrieron las puertas a vivencias que desconocíamos hasta entonces. Con ellos supimos lo que era un "todo a diez", aprendimos a buscar espárragos por el campo, nos atrevimos a montar una parada de venta de almendras y cuadros en un mercadillo, y otra de trastos viejos en otro, y tantas y tantas cosas más todas relacionadas con la vida sencilla, y el disfrute de las pequeñas cosas más insospechadas. . 112
Allí Lucas y Jacobo también conocieron cosas nuevas. Supieron hacer excursiones por el campo andando y en bicicleta, construir cabañas, cultivar un huerto y recoger sus productos, pintar una casa, tratar con los animales, encender un buen fuego, y observaron cómo a sus padres les gustaba la naturaleza y la vida sin complicaciones. Aprendieron que había otra vida fuera del consumismo compulsivo de la ciudad. La casa vivió su momento de esplendor cuando ellos eran pequeños. Muchas veces subíamos con gente y la mayoría de las veces con más niños. Había espacio para todos, la casa era grande y había sitio para que pudieran jugar a su aire mientras los mayores estábamos tranquilos. Hoy ya no es lo mismo. Ya no vamos tanto. La casa quizá es demasiado grande para nosotros dos solos, pero de todas formas todavía nos proporciona momentos excepcionales. Pocos momentos hay como pasar una tarde de invierno, con un buen fuego en la chimenea, leyendo o charlando tranquilamente con algún amigo.
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16. La playa de Sant Pere Pescador Antes de tener la casa de Santo Tomás para mi Sant Pere Pesador era un pueblo casi desconocido. Alguna vez había pasado en coche por allí, supongo que para ir a Cadaqués o Rosas, pero nunca me había parado en él y no conocía su playa. La primera vez que la vi tuve una sensación extraña. Era una playa inmensa, que formaba una bahía de muchos kilometros de anchura. Por un extremo se podían distinguir a lo lejos las casitas de las urbanizaciones de Rosas y más lejos todavía la punta del cabo Norfeu ya en el Parque Natural del Cap de Creus. Por el otro lado se divisaban las edificaciones del pueblo de la Escala y la Punta de Montgó, y detrás de ellas como en un segundo plano la sombra tan característica del macizo del Montgrí. Era invierno y a la espalda de la playa se veían a lo lejos los Pirineos con la cima del Canigó completamente blanca y cubierta por la nieve. La playa estaba salvaje y solitaria. Su arena fina formaba unas suaves dunas y estaba salpicada por infinidad de "pechinas" y cañas, con algas y troncos de árboles arrastrados por alguna tempestad del mar. Paseando, vi como el río Fluvía desembocaba en el centro de la bahía formando una extraña zona de arena donde el agua del mar y del río se peleaban por ocupar el lugar. El resultado era una combinación admirable: un tranquilo lago separado del oleaje del mar por una estrecha franja de arena. De pronto me di cuenta de que aquello era un paraiso ...... No fui consciente en aquel momento de que en los años que vendrían después aquella playa sería escenario de muchos momentos de felicidad. A veces de puro relax con Sisa al sol, o de divertidos juegos con Lucas y Jacobo. Otras veces de risas con los amigos (no puedo olvidarme de los baños del "juanete con juanete"), o de inesperadas celebraciones como desayunos solemnes, es decir en mesa con mantel, cubiertos y algún que otro candelabro, e incluso de una cena, también solemne, una noche de verano y luna llena, a la luz de unas velas. La hemos recorrido andando o en zodiac de un extremo a otro y nos hemos bañado en ella infinitas veces incluso en zonas absolutamente solitarias en pleno verano. Hemos vivido allí momentos muy especiales, como aquel de un gris día de invierno en que paseando por ella, con una espesa niebla que llegaba hasta el agua, de pronto vimos como un grupo de ciervos se acercaba a la orilla del mar. Fue una visión única que, ya en aquel momento, supe que nunca en la vida volvería a repetirse. Recuerdo sus aguas y cielos de muchos colores, pero no olvidaré los de un día en que hubo un gran incendio en la sierra de la Albera por la parte de Rosas. Se veía cómo avanzaban las llamas rojas por la montaña y y el cielo de toda la bahía se cubrió de una espesa capa de humo negro que dio al mar un color verdoso extrañísimo. El ruido de los hidroaviones de los bomberos que venían de las montañas para repostar agua daba al conjunto una visión apocalíptica. 133
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17. Londres
Este apartado contiene unas anotaciones que a modo de diario escribĂ, mĂĄs bien como pude que como quise, y de forma fragmentada e inconstante, durante el tiempo que durĂł nuestra emotiva estancia en Londres.
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Eurotunel
Clifton Gardens 4. London W9. 1DT England
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18. Murphy Ay, Murphy, Murfy, Murfi..... Yo ya había pasado por la experiencia de tener un perro en casa de mis padres, y me había prometido a mi mismo solemnemente no tener ningún otro nunca jamás. Pero se ve que en la vida no se puede decir eso de "nunca jamás". Los niños nos lo habían pedido varias veces, como supongo que todos los niños hacen, pero siempre nos habíamos negado y como parecía que ellos no protestaban mucho, dejábamos correr el tema. Pero un día cometí un fallo. Cuando Jacobo estaba en la UVI recien operado, para darle moral y animarle, le dije que se lo regalaría. Ahí quedó la cosa. No hablamos más del asunto pero, unos meses más tarde, cuando Jacobo ya se había recuperado, me recordó mi promesa. Le había dado mi palabra y, obviamente, no pude echarme atrás, así que un día fuimos a un criadero de perros y trajimos a Nestor Humberto de Pasbanugar (o algo así), un pequeño beagle que fue rebautizado con el nombre de Murfy por los niños siguiendo la propuesta de su primo Pablo. Murfy era un cachorro adorable que pronto creció y se convirtió en un inquieto miembro de la familia que no paraba nunca y que hacía lo que le daba la gana porque era muy independiente. Nunca dejó de hacer trastadas, y todo lo que había en la casa a su altura acabó mordisqueado, los sofás deshilachados, las hiedras de la terraza cortadas de cuajo. Un día se tragó un calcetin que más tarde devolvió, y otro día una media de Sisa que luego sacó por detrás. Cada vez que subía al coche se mareaba y muchas veces vomitaba, con lo cual llevarlo a cualquier sitio podía convertirse en un pequeño drama en cualquier momento.... En fin, un horror. También es cierto que a veces los niños se lo pasaban bien jugando con él y que hubo momentos divertidos, pero en resumen Murfy era un verdadero desastre que no traía más que problemas. Como aquella situación comenzó a ser insostenible, intentamos una solución mixta que consistió en dárselo a un granjero de Santo Tomas con la condición de que nos lo dejara los fines de semana, pero aquello no funcionó porque en cuanto el granjero se dio cuenta de que la fama de cazador de Murfy no era más que un bulo, lo metió en una jaula y no lo sacaba nunca de alli. Aquella era una situación penosa, porque cuando lo íbamos a buscar lo encontrábamos triste, sucio y mal alimentado. Un día decidimos que el pobre Murfy no podía continuar así. Lo lavamos, lo llevamos al veterinario, y lo devolvimos al criadero donde lo compramos. Allí se reencontró con sus familiares y supongo que hoy seguirá por allí dando la lata. Quizá no tanto como antes porque ya debe ser , por lo menos, bisabuelo.
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19. La Zodiac Desde que un día probamos lo que era tener una zodiac, cuando un amigo de Sisa nos la prestó para ir a Menorca, enseguida vimos que hay dos maneras de disfrutar del mar que no tienen nada que ver: una es con barca y la otra sin barca. Sin barca puedes disfrutar de la playa pero con barca de lo que disfrutas es del mar. Del mar se disfruta de forma diferente según como navegues por él. Lógicamente no tiene nada que ver ir en un yate, o en un velero, y no es lo mismo ir en una menorquina o en una zodiac. En todos esos barcos se va mejor que en una zodiac, son mucho más cómodos, más resistentes al oleaje, y poco o nada te mojas si no quieres, pero hay una cosa que no pueden hacer y que les hace diferentes a la zodiac y es que la zodiac te la "llevas" a todas partes y no solo eso sino que "llegas" a todas partes. Alcanzas los rincones más virgenes e insospechados donde los otros barcos no pueden llegar. Con nuestra pequeña zodiac, a veces con los niños y a veces sin ellos, hemos recorrido todas las calas de la Costa Brava desde El Castell a Llança, bordeando el mar. Hemos visitado las Medas. Hemos dado la vuelta a Menorca, a Ibiza y a Formentera. Hemos remontado el río Fluvià. Si tuviera que elegir un solo sitio de los que hemos visitado, quizá me quedaría con la isla de Port Lligat un poco al norte de Cadaqués. Port Lligat es una pequeña bahía de aguas tranquilas que sirve de abrigo a muchos barcos para pasar la noche o para resguardarse del oleaje en los días de viento que son bastantes por aquella zona. Haga el mar que haga mantiene sus aguas tranquilas gracias a que en medio de la entrada de la bahía hay una isla que a modo de rompeolas tapa el paso del mar. En la isla solo hay un par de pequeñas calas de arena fina y en sus extremos hay dos pasos por los que se puede salir a mar abierto y por los que, a la vez, se cuela lentamente el agua que viene del mar hacia el interior de la bahía. Esa entrada del mar hace que el agua esté siempre limpia y mantenga unos fondos totalmente transparentes, medio rocosos y también de arena blanca, de una belleza extraordinaria. Como es bastante extraño que llegue gente hasta el paso situado más al norte, allí siempre hay una población de gaviotas que no acaban de asustarse cuando te acercas. Dejar la zodiac amarrada a una de aquellas rocas y bañarte en aquellas aguas virgenes entre las gaviotas es un placer sublime. Te proporciona una sensación de contacto con la naturaleza que no tiene comparación con ninguna otra: te hace sentir que la naturaleza eres tú.
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20. Alguna Navidad
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21. Los Reyes
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22. Paseos, viajes y excursiones
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1984 - Laponia
1984+1989 - Paris
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Mujeres al borde de un ataque de nervios
La Coupole
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1986 - Italia
Venecia
Pisa
1988 - Puigcerda
1989 - Almeria
1989 - Puigcerda
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1990 - El Tozal
1990 - Formentera
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1993 - Port Lligat
1995 - Esterri d'Aneu
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1996 - Asturias
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1998 - Palau
1998 - Port Aventura
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1999 - Delta del Ebro
1999 - Palau
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2000 - Cap de Creus
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2003 - L'Atmella
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2003 - Beceite
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2003 - Bolvir
2003 - Galicia
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2003 - El Garbet
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2003 - Pals
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2003 - Sant Pol
2004 - Barcelona
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2004 - La Cueva de Calella
2004 - Els Metges
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2004 - Palau
2005 - Formentera
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2007 - Arles
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2008 - Arles
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2008 - Delta del Ebro
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2008 - Cabo de Gata
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2003 - 2007 Camino de Santiago
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23. Rector Ubach
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