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en Primer Plano

Acorde a su rol en el nuevo reinado, los príncipes de Gales ocuparon la primera fila

La música fue interpretada por los coros de la Abadía de Westminster y el de la Capilla Real

El rey y la reina consorte oran de rodillas frente al altar de la abadía

Las primeras bancas de la abadía se repartieron así: a la izquierda del altar, los familiares de Carlos III y a la derecha, los de Camila

El orbe real simboliza el mundo cristiano y emula la cúspide de un globo terráqueo con esmeraldas, rubíes, zafiros y diamantes

A Camila se le colocó la corona que perteneció a la reina Mary de Teck, bisabuela de Carlos III

Camila y Carlos, quienes se casaron en 2005, fueron coronados en una solemne ceremonia

William se arrodilló ante su padre para prestar juramento de lealtad y luego le dio un beso en la mejilla

Relegado a una tercera fila, Harry conversa con Jack Brooksbank, esposo de su prima Eugenia

Carlos III con los dos cetros que simbolizan la equidad y la misericordia

Camila con un diseño de Bruce Oldfield con falda con bordados de hilo de oro con los corgis de Isabel II custodiando el símbolo real de la corona

Carlos III también fue coronado como jefe de la Mancomunidad de Naciones, una asociación de 56 países independientes y 2.400 millones de personas.

Sentado en la legendaria silla de San Eduardo, Carlos III siguió atento la presentación de las joyas con que sería coronado, algunas de ellas utilizadas desde la época medieval: las espuelas de oro, símbolo de la caballería; las espadas, entre ellas la de La Ofrenda, símbolo de las virtudes caballerescas y portada por primera vez por una mujer, Penny Mourdaunt, líder de la Cámara de los Comunes y Lord Presidente del Consejo; y los armiños y brazaletes de la Sinceridad y la Sabiduría. Luego, el príncipe William le colocó la nueva estola real, mientras la baronesa Merron y los obispos le impusieron el manto imperial dorado, confeccionado en 1821, y que representa lo que Dios le ha dado como soberano.

Carlos III y Camila realizaron la procesión de Westminster a Buckingham a bordo de la carroza Gold State, una pieza de museo fecha por encargo del rey Jorge III en 1760

Los príncipes de Gales con sus hijos rumbo a Buckingham Palace

Carlos III recibió el orbe, cetro, anillo y guante de la coronación que se colocó en la mano derecha, mientras en primera fila, repitiendo la historia, lo observaba su hijo mayor William, sentado junto a su esposa Kate y sus hijos Charlotte y Louis. Dos filas más atrás, el hijo menor del rey, Harry, seguía como un invitado más la ceremonia. El momento más significativo fue cuando el arzobispo bendijo la corona de San Eduardo, una pieza de oro sólido que pesa más de dos kilos y está decorada con rubíes, amatistas, topacios, zafiros, entre otros. ¡Dios salve al Rey! Proclamó el arzobispo, mientras la congregación respondió ¡Dios salve al Rey! Por primera vez en la historia se disparó un saludo de seis cañonazos y luego se escuchó un himno de Thomas Weelkes. El rey se sentó en la silla con su corona para tomar posesión de su reino y recibir los homenajes y el príncipe de Gales se arrodilló ante él para

William, quien no tuvo ninguna interacción con su hermano Harry durante la coronación

Harry, quien no fue invitado a saludar en el balcón de Buckingham, salió de la abadía rumbo al aeropuerto para volver a Los Ángeles para el cumpleaños de su hijo Archie

Por decisión del monarca, las mujeres no usaron tiara en la coronación. De ahí que Kate eligió un tocado floral que refleja el respeto de Carlos por la naturaleza

La princesa Ana fue la única de la familia real en hacer la procesión desde Westminster a Buckingham a caballo

La ceremonia concluyó con el saludo de los reyes desde el balcón de Buckingham Palace, donde disfrutaron el desfile aéreo

La historia de amor de más de 50 años llevó finalmente a Camila a convertirse en reina consorte pronunciar sus votos. Finalmente, el arzobispo hizo un llamamiento a los ingleses que seguían la transmisión a jurar lealtad al rey. Algo que muchos no hicieron ya que según encuestas, la monarquía británica cuenta con el nivel de aceptación más bajo de la historia. Rompiendo con la tradición, la reina consorte fue ungida en público en una ceremonia sencilla se le presentó la vara y el cetro de la reina con cruz y se le colocó la corona de María de Teck (1911) a la que se le añadieron los diamantes que la reina Isabel II usaba como broches. Luego del himno ofertorio y la sagrada comunión, los reyes descendieron de sus tronos, se cambiaron de túnicas y culminó la coronación para comenzar la procesión rumbo a Buckingham, donde realizaron el tradicional saludo desde el balcón, un gesto legendario con el que marcaron el comienzo de una nueva era en la monarquía británica.

El último acto de la jornada fue la aparición de los reyes en el famoso balcón del palacio de Buckingham. El rey sustituyó la pesada corona de San Eduardo por la Imperial para saludar a los británicos junto a sus pajes, los príncipes de Gales y sus hijos; los duques de Edimburgo; la princesa Ana junto a su esposo, Tim Laurence; la hermana de Camila, Annabel Elliot; la princesa Alexandra y los duques de Gloucester y Kent

Los príncipes de Gales junto a sus hijos; la princesa Ana y su esposo Timothy y los duques de Edimburgo y sus hijos disfrutan el desfile aéreo de los Red Arrows

Los pajes de honor del rey: Lord Oliver Cholmondeley, su nieto George , Nicholas Barclay y Ralph Tollemache

Charlotte y Louis también fueron protagonistas ese día memorable

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