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Signos Latin Grammy, el cuento chino de la música que premia

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LATIN GRAMMY, EL CUENTO CHINO DE LA MÚSICA QUE PREMIA

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En la que suelen llamar como ‘la

noche más importante de la música latina’ o la de la entrega de los premios Grammy Latino o Latin Grammy, lo mismo gana un tema de propaganda contra el régimen cubano -coronado merced a su valor de himno anticastrista por los beneficiarios del histórico patrocinio estadounidense contra la Revolución cubana- que otros tantos que se popularizan entre masivas raleas analfabetas de habla hispana que, más allá de las fronteras mexicanas del Norte y el Sur, gustan de piltrafas sonoras producidas por agrupaciones e intérpretes de lo que sus promotores hacen llamar ritmos norteños ‘de banda’ y otros acordeoneros y mariacheros sonidos ‘regionales’.

Y así, igual triunfa una canción de cubanos que se llama “Patria y vida” en una arbitraria categoría denominada “Canción urbana”, que otra que se llama “Aquí abajo”, de un tal Christian Nodal, mexicano, cuya letra y cuya música -por llamarles así- son expresiones

silvestres de la miseria educativa, la incultura y el analfabetismo funcional, de la misma manera que se acreditan ‘obras’ similares como “Volando alto”, de un tal grupo Palomo, o “Al estilo rancherón” de Los Dos Carnales, dentro de la categoría “Album de música norteña”, o “Pa’la pista y pa’l pisto” del grupo El Plan -dentro de la categoría de “Album de música tejana”-, y “Nos divertimos logrando lo imposible” (Grupo Firme) o “Llegando al rancho” (Joss Favela), dentro de la categoría “Album de música de banda”, que dimensionan la barbarie educativa y musical de los pueblos que también se premia en los Latin Grammy, cual se hace con ‘creaciones’ como las clasificadas en las categorías de “Álbum cristiano en español” y “Álbum cristiano en portugués”.

Categorizaciones y selecciones de premiación de esa cosa que se llama los Latin Grammy, en realidad refieren sólo arbitrariedades de un espectáculo lumpen que no es más que la explotación de una franquicia comprada a la marca de las premiaciones de la industria musical estadounidense, la del Grammy.

El show es de cualquier cosa de mercado, menos de criterios estéticos que identifiquen y reconozcan, con parámetros de valor, la llamada música latina.

Por supuesto que hay valores indiscutibles que también son premiados. Pero son el relleno y la excepción que confirman la regla: el Grammy Latino es un producto de uso subjetivo, chafa y andrajoso, tanto como lo son sus iguales, los que se incuban en las principales empresas televisivas hispanas de los Estados Unidos como Telemundo y Univisión, de capitales cubanoestadounidenses y mexicanos, cuyos intereses son los que se imponen y rigen, asimismo, la organización de los Latin Grammy; es decir, la industria de la telebasura en español más grande y poderosa del mundo entero, con enorme poder en Washington -por sus capacidades de cobertura e influencia- y en sus decisiones intervencionistas en Cuba.

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