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Signos A garrote vil y sin alternativas Por: SM
Nuestra Semana
Corrupción Corrupción Partidos
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No. 691 Lunes 12 de octubre de 2020
Revisiones
02 Signos El (in)debido proceso 07 Pinceladas Los coches clásicos 14 El Bestiario La hybris, causante de Por: SM norteamericanos, los ‘almendrones’, trastornos mentales al 78% de los
un viaje en el tiempo a La Habana presidentes estadounidenses, está
03 Por: SM Signos A garrote vil y sin alternativas que ultimaba la Revolución de Fidel Castro Por: Santiago J. Santamaría Gurtubay infectando a políticos de Quintana Roo Por: Santiago J. Santamaría Gurtubay
20 De portada DEMANDAS, INSEGURIDAD Y DEUDAS, SALDO DE LA MEDIOCRE GESTIÓN DE OTONIEL SEGOVIA EN OPB
Por: Javier Ramírez
La cosa pública / José Hugo Trejo
No. 691 Lunes 12 de octubre de 2020 $ 25.00
CON OTONIEL SEGOVIA, LA ADMINISTRACIÓN DE OPB MÁS MEDIOCRE DE LA HISTORIA
EN SÓLO DOS AÑOS, EL ALCALDE DE LA 4T, CON SU INCAPACIDAD, DEUDAS Y TRANSAS, SEPULTÓ TODO EL TRABAJO REALIZADO POR LA 4T EN EL MUNICIPIO, LO QUE PODRÍA SIGNIFICAR EL DEBUT Y DESPEDIDA DEL MORENA EN EL AYUNTAMIENTO
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26 Nacional Comienzan los destapes
dentro del Gobierno federal para los comicios de 2021
Por: Javier Ramírez 34 Estosdías por los Municipios
36
Diario del Crimen
La síntesis del miedo
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SignoS
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EL (IN)DEBIDO PROCESO
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Mientras el sistema de Justicia siga siendo
una institucionalidad deficitaria y fallida, el ‘debido proceso’ seguirá siendo un instrumento más al servicio de los delincuentes que de sus víctimas. La defensa de los victimarios encontrará siempre rutas de escape para ellos en una estructura plagada de ineficiencias, complicidades, corruptelas, burocratismos, abusos de poder y pésimas gestiones en todos los niveles de su procesamiento: policial, ministerial, penitenciario y jurisdiccional. Y así, ese ‘debido proceso’ se convierte en un catálogo de posibilidades de litigios favorables a los peores acusados; en factor esencial de debilidad de un idealismo justiciero plagado, en el mundo real, de rendijas y agujeros legislativos y operativos de todos los tamaños que hacen de la equidad judicial no una utopía, sino una sólida y consistente falacia que, a la luz de todo el mundo, exhibe la instrumentación de la legalidad en exitosa coartada de toda suerte de rufianes y poderosos criminales, y en rotundo fracaso de la ley, las instituciones, la justicia verdadera y el interés público. Policías corruptos e incompetentes, fiscales y jueces de la misma naturaleza, custodios y administradores carcelarios iguales, y, en general, un sistema judicial a tono con una democracia y un Estado de Derecho fallidos y de niveles africanos, contrastan con el reformismo de papel y las pretensiones demagogas y embusteras de un ‘debido proceso’ imposible y propio de democracias y sociedades ajenas, cuya realidad educativa y cultural es la antípoda de la mexicana. Y en dicha contradicción, ese ‘debido proceso’ ha sido y sigue y seguirá siendo lo dicho: un arma legal más al servicio de la delincuencia que de la justicia; de ladrones, homicidas, mafiosos y toda suerte de criminales liberados en la víspera o en sentencias ganadas por mínimas faltas procesales, por consig-
naciones insuficientes o adulteraciones tan nimias que valen, sin embargo -y cual si fueran ultrajes desmedidos contra sus derechos humanos-, para salvar, por ejemplo, de penas capitales, a depredadores monstruosos, cuyos derechos terminan significando más, infinitamente más, que los de todas las víctimas inocentes de sus atrocidades, y por las cuales, imposibilitados de toda redención humana y ‘reinserción social’, merecerían el peor de los martirios y el más doloroso y largo de los finales.
Y lo mismo se burlan del ‘debido proceso’ raterillos de pacotilla que sicarios mortíferos y asesinos por naturaleza que no fueron atrapados con las manos en la masa (en la bagatela, unos, o en el cadáver descuartizado, otros), que gobernantes y exgobernantes dolosos y de presidencial peligrosidad.
En un sistema tan deficiente en la mayoría de sus instancias y en todos sus niveles, la exigencia de perfeccionamiento absoluto -a la representación social, o el Estado- del ‘debido proceso’, termina convirtiéndolo en el más desigual, injusto e indebido de los procesos.
Gracias a él, un abogado ladino y sabio puede rendir a todo el poder representativo de la sociedad, es decir: al Estado. Son multitud, los ejemplos cotidianos de injusticia -conocidos y desconocidos- que lo ilustran. Las cárceles mexicanas están saturadas de presos que ya habrían purgado en ellas la mayor de las sentencias que no les han dictado -violando con plena legalidad sus derechos fundamentales- y vacías de delincuentes mayores liberados por una simple ligereza procesal, o procesados por la más inocua de sus flagrancias, como en el caso de algunos de los miles de matones del ‘narco’ con cientos de cadáveres en su historial cada uno, y muchos de ellos de víctimas indefensas y carentes de toda culpa.
El ‘debido proceso’ mexicano ha sido más retórico que servicial, como todos los modelos democráticos y constitucionales importados para regir en realidades donde no encajan y donde, por tanto, no sirven para garantizar el ejercicio de los derechos generales, la seguridad, la paz social y la justicia.
El ‘debido proceso’ mexicano ha sido un invento de la modernización delictiva de los grupos de poder que han dominado el país en los tiempos de la democracia neoliberal, y que se han recetado, asimismo, la caducidad -pronta, arbitraria y muy conveniente- de vastos y diversos delitos, dentro de un sistema de Justicia cortado a su medida.
Sin cultura del derecho, un ‘debido proceso’’ de primer mundo -trasplantado y legislado al vapor y sin responsabilidad reformista ni consideraciones particulares de fondo sobre la sociedad de su rectoría, como la mexicana- hace una justicia contraproducente y de tercera. El ‘debido proceso’, así, se torna veleidoso y enemigo del proceso necesario.
SM
A GARROTE VIL Y SIN ALTERNATIVAS
Se crispa hasta el más pacífico, civilizado y
neutral de los ciudadanos con criterio. El más tolerante pierde la compostura ante la visceralidad y el frenesí de las vociferaciones militantes encontradas entre un extremo y otro del liderazgo presidencial. El espectáculo es vergonzante, cacerolero. Territorio de cruzados, de falangistas, de tribus furibundas. El lumpen ideológico e intelectual negado a las ideas, a la intermediación ideológica o crítica. Proclividad a los palos y a las piedras; a las paleolíticas trincheras de gruñido y alarido. Enanismo mental, el de este escenario mexicano. Democracia en piltrafas de legionarios andando y acampando a gritos cual único valor. Muy bien: El proyecto presidencial dice apostar por la defensa de la causa mayoritaria de los pobres en contra de las minorías oligarcas que han sido las usufructuarias de la corrupción y la modernización neoliberal, y ahora se rebelan contra la pérdida de los vastos privilegios derivados de su absoluto control sobre el Estado y sus patrimonios y prerrogativas. El proyecto presidencial tiene ese argumento de legitimación mayoritaria, al que se enfrenta ahora el de sus mortales enemigos de la plutocracia y sus sectores propios y los añadidos por la ignorancia servil. Ambos tienen su estandarte y sus dirigencias. Pero, ¿y los demás; los sectores intermedios altos y bajos que no forman ni en la oligarquía ni en la pobreza; que no tienen por reclamos ni el abandono ni la postración ni el hambre -de los tiempos en que la acumulación neoliberal y la perversión reformista del poder privatizador condenaron a
los pobres a ese infierno inmerecido y determinaron la emergencia modernizadora del país como uno de los más injustos y desiguales del orbe-, ni tampoco reclaman los beneficios perdidos del control institucional porque han vivido de sus merecimientos y no del saqueo de las arcas y los bienes públicos, ni de la expropiación alevosa de las prerrogativas del Estado?
De acuerdo: Los sectores de la oligarquía y los demás desplazados de la corrupción y el desmantelamiento patrimonial del Estado, y culpables de la violencia y la guerra de las bandas criminales y sus emisarios en el poder político, tienen sus liderazgos auténticos y representativos, como el Diablo Fernández, de Femsa, y sus subordinados empresariales ultras y partidarios del golpismo fascista, además de activistas menos radicalizados y menos empresariales, pero más vividores de la corrupción política y más profesionales del ultraje público como Ricardo Anaya y sus iguales del salinismo y la militancia panista o priista o perredista y de similar ralea partidista; y los sectores enemigos y devastados por ellos en los tiempos de su ejercicio absoluto del poder del Estado tienen, por su parte, ahora, en ese poder supremo, al liderazgo representativo y defensor de sus demandas, y a los liderazgos adjuntos a su causa popular vindicativa. De modo que las militancias vinculadas a los intereses de las minorías de la plutocracia y las identificadas con los de las mayorías de la pobreza, tienen sus proyectos, sus activistas y sus liderazgos combatiendo a muerte en sus respectivas trincheras y con sus mutuas esperanzas de exterminar a los otros. Pero, de nuevo, ¿y los otros: los que no son pobres pero tampoco han necesitado de la expropiación y la privatización del Estado, ni han sido culpables de la violencia, la ingobernabilidad, el hambre, la desigualdad y la injusticia, y sólo aspiran a la estabilidad democrática, a la inexistencia de conflictos facciosos, a la instauración de un relativamente justo y equilibrado Estado de Derecho; acaso, asimismo y en las zonas más letradas, a la calidad educativa como condición de competitividad y ascenso social, a la supresión de privilegios pero a partir de la verdadera justicia constitucional y de la verdadera funcionalidad institucional, y sobre todo a la civilidad de un sistema democrático cifrado en el diálogo y la comparecencia de verdaderas alternativas políticas y proyectos de mandato de interés público?..., ¿dónde están los liderazgos representativos de esos sectores sociales medios ajenos al maniqueísmo y el confrontacionismo, a quienes no les parece justo ni progresista que si bien se defiendan los programas sociales favorables a los pobres, se releguen con ese argumento de prioridad sus derechos -de estatus económico y hasta de desarrollo regional-, la preservación de sus oportunidades y sus aspiraciones de mayor competencia institucional y de paz social, ni mucho menos les parece democrático el retorno de las prácticas tradicionales de envilecimiento del Estado de Derecho con fines de apropiación privada y a costa del hundimiento definitivo de la seguridad pública y el orden constitucional? En otras palabras: ¿dónde está la alternativa política y representativa para la parte buena del antilópezobradorismo; para las clases medias bajas y altas que no entran en la causa de la defensa presidencial de los pobres ni en la de sus iracundos contrarios?
Pues tal es el nudo de las confrontaciones de la edad de piedra que se libran sin tesis intermediarias y ni actitudes democráticas de altura. Faltan los liderazgos que irrumpan entre los extremos, que defiendan por igual los derechos de los pobres y de quienes pueden vivir bien gracias a su virtud emprendedora y a sus ingresos legítimos, y cuestionen con visionario sentido crítico los excesos militantes, retóricos y excluyentes de los defensores de las causas de los pobres y de los estúpida e ilícitamente ricos.
Porque nunca, pese a la insuperable condición iletrada del país, la guerra política había sido tan grotesca y tan soez como en los tiempos amargos de esta siniestra caricatura democrática.
Y sin escuela de valor, jamás habrá calidad ciudadana, cultura política y cultura a secas.
SM
CERTIFICA EL PODER JUDICIAL A FACILITADORES Y AUXILIARES DE JUSTICIA ALTERNATIVA
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PLAYA DEL CARMEN.- El Poder Judicial del Estado de Quintana Roo, a través de la Unidad de Certificación y Mediación Privada y la Escuela Judicial, concluyó satisfactoriamente el Programa de Certificación y Refrendo de Facilitadores y Auxiliares de la Justicia Alternativa.
Por medio de las diversas plataformas digitales que permiten el desarrollo de los proceso de capacitación a distancia, los 46 facilitadores y auxiliares especializados en justicia alternativa que participaron en este programa recibieron los conocimientos técnicos y jurídicos que les permitan mantenerse a la vanguardia y emplear procedimientos garantes de los derechos.
La ponencia de los temas estuvo a cargo de destacados titulares de Justicia Alternativa en los Estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, así como de expertas en el tema de Mediación del Estado de Sonora y de la Ciudad de México, lo cual permitió exitosamente el intercambio de experiencias entre los ponentes y los participantes.
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La capital cubana es un gran museo de arquitectura al aire libre con edificios históricos que han preservado sus estructuras originales gracias a que el boom constructivo que arrasó barrios enteros en otras capitales latinoamericanas en los años sesenta y setenta no llegó a la isla ‘enemiga’. Un legado fabuloso que fascinó a un visitante excepcional, el arquitecto británico Norman Foster, quien se quedó maravillado con las líneas sinuosas de los Chevrolet, Cadillac, Dodge o Mercury pintados de rosa chicle, verde turquesa, naranja, gris o morado. Muchos son descapotables, como el Buick Super Dynaflow. Y nació la idea de documentar este binomio congelado en el tiempo en un libro, “Havana, autos & architecture”…
LOS COCHES CLÁSICOS NORTEAMERICANOS, LOS ‘ALMENDRONES’, UN VIAJE EN EL TIEMPO A LA HABANA QUE ULTIMABA LA REVOLUCIÓN DE FIDEL CASTRO
Estados Unidos volvió a votar contra la reso-
lución de las Naciones Unidas que condena el embargo económico estadounidense sobre Cuba. Israel hizo otro tanto. Otros 191 países apostaron por la normalización. Donald Trump cambió la abstención de su antecesor en el cargo, Barack Obama. Las relaciones diplomáticas se rompieron en 1961, tras asumir Fidel Castro el poder e instalar un Gobierno socialista. Esos anuales llamamientos no han logrado que Washington cambie de postura. “Son conocidos los sondeos de opinión que muestran el apoyo creciente y mayoritario de absolutamente todos los sectores de la sociedad norteamericana al levantamiento del bloqueo y a la normalización de las relaciones bilaterales”, ha recalcado hasta la saciedad el canciller cubano, Bruno Rodríguez. A pesar de esta actitud del ‘enemigo’ Donald
Trump, el país vecino está entre los cinco principales socios comerciales de Cuba (el 6.6% de las importaciones llegan desde ‘La Yuma’) y es además el primer suministrador de productos agrícolas de Cuba. Suministra el 96% del arroz y el 70% de los productos de carne avícola. Otras importaciones a gran escala provenientes de Norteamérica son el trigo, el maíz, la soya y sus derivados. Actualmente los principales competidores de Washington son la Unión Europea, segundo mayor exportador de productos agrícolas hacia Cuba, seguida por Brasil, Argentina, y Canadá. En total, Cuba importa alrededor de mil millones de dólares. La Habana tiene que pagar en efectivo y al contado todos los productos ‘made in USA’, ya que no hay crédito financiero a la ‘Isla Revolucionaria’.
Estamos ante un anacronismo histórico, que no tiene nada que ver con la ‘realpolitik’ que se impone en la vida del día a día, y desde hace muchos años, entre dos vecinos como son Estados Unidos y Cuba. Testigos ruidosos y contaminadores de esta historia de embargos y bloqueos son los ‘almendrones’ del enemigo que ayudaron en los peores momentos del ‘periodo especial’, junto a las pesadas bicicletas chinas, al transporte en la ciudad de La Habana. Los coches clásicos americanos, junto a la arquitectura de ‘La ciudad de las columnas’ como la definía el escritor Alejo Carpentier, y las voces ‘esmeriladas’ de los mil y un ‘Buenavista Social Club’ que alegran las tardes, noches y madrugadas en el Malecón habanero, en los toques de tambor en La Lisa o Marianao, en las reuniones de abakuás y ñáñigos, en las fiestas gay o ‘Periquitones’ y en las de la ‘gente guapa’ a los que asistían el director de cine español Pedro Almodóvar y sus ‘chicas’ de la ‘Movida Madrileña’, en las mil y un actividades de los municipios profesionales del Vedado y Miramar…, en las ‘descargas’ de La Puntilla en Santa Fe, cercana a la internacional Marina Hemingway…, desafían cualquier lógica temporal o política, haciendo de La Habana, una ciudad encantada que nos transporta a la década de los cincuenta del pasado siglo.
Vendían un Buick de 1956, con cuatro puertas sin columnas y con un tiro en el parabrisas, disimulado con una ‘lengua’ de los Rolling Stones
Cada mañana, cuando el sol empieza a calentar la explanada frente al Capitolio de La Habana, se re-
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pite un desfile singular en el Kilómetro Cero de Cuba. Un día cualquiera, más de una veintena de coches clásicos americanos de los años cincuenta, niquelados y brillantes, aparcan aquí para convertirse en taxis turísticos. Formidables modelos de Chevrolet, Cadillac, Dodge o Mercury pintados de rosa chicle, verde turquesa, naranja, gris o morado. Muchos son descapotables, como el Buick Super Dynaflow de 1950 de William Hernández, que luce un llamativo naranja, llantas cromadas y tapicería blanca. “Sin techo se puede ver todo mucho mejor y el aire alivia el calor”, dice William. Hemos tenido suerte, está esperando a sus próximos clientes y ha respondido el teléfono. A poca velocidad, no más de 30 o 40 kilómetros por hora, suele pasear a los turistas hasta la plaza de la Revolución, el cementerio de Colón, El Bosque de La Habana y el barrio de Miramar para recurvar, siguiendo la majestuosa línea del Malecón, hasta el punto de salida. “Me preguntan mucho sobre el coche y yo les cuento”, dice. A veces sólo acuden al Capitolio para hacerse una foto. A él no le importa. “Hoy se hacen una foto y mañana, quién sabe, puede que vuelvan para darse un paseo”. La tarifa de una hora son 25 o más dólares. Y desde los asientos de estas piezas de museo rodantes se despliega la fascinante belleza destartalada de la arquitectura de La Habana. Un viaje en el tiempo. En 1994 creamos una empresa mixta en la Cuba del ‘Período Especial’, para editar la revista Mar Caribe. Por entonces teníamos la oficina en Miramar y nuestro domicilio en Santa Fe. Los automóviles que habíamos visto en películas como ‘Scarface’ de Brian de Palma y Al Pacino llamaban la atención a los europeos que llegábamos a La Habana para participar en
la Ley de Inversiones Extranjeras, un parto forzoso tras la caída de la antigua Unión Soviética. Una tarde, después de conversar con el comodoro del Club Náutico Internacional Hemingway, José Miguel Díaz Escrich -logramos con él nuestra primera página de publicidad de Mar Caribe-, compartimos con otros socios. Uno de ellos estaba vendiendo un Biuk de 1956, de color negro, con cuatro puertas sin columnas, perteneciente a los ‘Tigres de Manferrer’, una pandilla que dominaban los ‘negocios’ en La Habana de Fulgencio Batista. Me llamó la atención su parabrisas, donde se podía ver las señales de un disparo, disimulado con una ‘lengua’ de los Rolling Stones. El precio, 2,000 dólares del 2014, cuando un dólar se cambiaba en las calles de La Habana o Santiago entre los 100 y los 150 pesos. Hoy, el cambio está en los 24 pesos. Estuvimos a punto de comprarlo Alain Bravo y yo.
La fiebre de la especulación inmobiliaria no llegó al “gran museo de la arquitectura” que fascinó a Norman Foster
“La Habana es un gran museo de arquitectura al aire libre con edificios históricos que han preservado sus estructuras originales gracias a que el boom constructivo que arrasó barrios enteros en otras capitales latinoamericanas en los años sesenta y setenta no llegó a Cuba”, explica la arquitecta cubana María Elena Martín Zerquera, coautora de una de las guías más ambiciosas de la arquitectura habanera, editada por la Junta de Andalucía. En ella se incluyen joyas de una de las épocas más destacables, la primera mitad del siglo XX, con obras de estilo Art Decó, Art Nouveau, Eclecticismo y Movimiento Moderno, edificios que uno, si sabe mirar, descubre durante un paseo por las calles de La Habana. “Hay barrios enteros que guardan todavía el urbanismo, el trazado original de aquella época. El Vedado, Miramar o el Nuevo Vedado, que se levantó prácticamente por completo en la década de los cincuenta, son ejemplos. El Malecón, el Paseo del Prado o la calle Reina son auténticas joyas. Un patrimonio arquitectónico de gran valor que necesita urgentemente un plan de rescate”, dice la arquitecta. Un legado fabuloso que fascinó a un visitante excepcional, el arquitecto británico Norman Foster, quien en sus repetidos viajes a la isla caribeña también se quedó maravillado con las líneas sinuosas de los coches clásicos. Y nació la idea de documentar este binomio congelado en el tiempo en un libro, “Havana, autos & architecture”, que vio la luz. Coches y arquitectura. Dos elementos que dan título al libro y que desafían toda lógica temporal, que funden el presente y el pasado de la ciudad y encierran historias que sólo podrían contarse en La Habana. El periodista Mauricio Vicent, hijo del columnista Manuel Vicent, las ha escuchado a lo largo de los 28 años que ha vivido en La Habana y las relata aquí con mucho detalle. Historias como las de
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William Hernández, cuyo abuelo fue un inmigrante canario que llegó a ser general mambí y congresista, y cuyo padre, dueño de una vaquería y de colonias de caña de azúcar, se compró en 1951 aquel Buick descapotable que fue lo único que quedó de la fortuna familiar tras la revolución. Hoy da de comer a una familia entera.
En Cuba circulan cerca de 70 mil vehículos producidos antes de 1959, casi sexagenarios, en Europa la vida media no supera los 15
La vida media de un coche en Europa es de entre diez y 15 años. En Cuba se calcula que actualmente circulan cerca de 70,000 vehículos estadounidenses producidos antes de 1959, o sea, que tienen al menos casi 60 años. Muchos de ellos se han convertido en taxis colectivos, una especie de transporte público, el ‘boteo’, con rutas fijas que alivian la complicada movilidad cotidiana de la ciudad. Los cubanos suelen llamarlos “almendrones”, en referencia a su forma de almendra gigante, o simplemente “cacharros” cuando ya están muy destartalados. Los más exclusivos y cuidados son, simplemente, “clásicos”. La gran mayoría sigue circulando gracias a múltiples adaptaciones e inventos mecánicos varios. Llevan motores rusos o modernas piezas coreanas. Todo vale con tal de seguir rodando y gastar menos combustible. Pero mantienen lo más visible, su estética, rompedora en su tiempo. Son los sueños lúdicos de grandes diseñadores hechos realidad. Salieron al mercado en un tiempo en el que la aerodinámica, el tamaño, el peso o la eficiencia no importaban. Uno de los modelos más brillantes fue el Chevrolet Bel Air de 1957, un clásico entre los clásicos, símbolo del sueño americano, el lujo accesible para la clase media. Sus grandes y estilosas aletas fueron trazadas por el genial Harley Earl (responsable de otros modelos míticos como el Chevrolet Impala o el Cadillac Eldorado), y en Cuba se vendieron de este modelo unas dos mil unidades. Uno de ellos, de color verde-surf, lo cuida y conduce hoy el artista plástico Marco Castillo, integrante del conocido dúo Los Carpinteros. Todo es original, cada una de las piezas, localizadas y compradas por medio mundo durante años. Marco Castillo ve su Bel Air como una escultura perfecta que supo capturar el espíritu de un tiempo.
Los ‘choferes’ de los clásicos se reúnen en La Piragua, a un paso del Hotel Nacional, el de Lucky Luciano y sus ‘cónclaves’ de la mafia
En “Havanna, autos & architecture”, el Bel Air de Marco Castillo posa junto al hotel Riviera, inaugurado aquel mismo año de 1957 con un elegante casino en manos del mafioso americano Meyer Lansky. Las fotos siguen evocando otras historias de sabor nostálgico. Un Mercury rojo de 1954 cruza por delante de la fachada barroca del palacio del Centro Gallego, aquel que el escritor cubano Alejo Carpentier comparó con un pastel de cumpleaños. Y un elegante Austin Healey convertible de 1958 aparece junto a la casa racionalista de Max Borges, arquitecto del mítico cabaret Tropicana. Varios almendrones pasan junto al hotel Habana Libre, en cuyo piso 23 instalaron su cuartel general Fidel Castro y los barbudos cuando tomaron la capital en 1959. Un par de años después entrarían los últimos coches americanos en Cuba. El fotógrafo Nigel Young, que documenta desde hace dos décadas la arquitectura de Norman Foster, atrapó estas historias habaneras con su objetivo para el libro, que incluye más de 250 fotografías suyas. Lo que más le llamó la atención fue que tanto la arquitectura como los coches sobreviven como bellos y elegantes recordatorios de un tiempo pasado, mientras satisfacen las necesidades más básicas de alojamiento y movilidad. “Ambos son ingeniosamente parcheados y reparados para seguir siendo útiles”, cuenta el fotógrafo. “En un momento quizás enfocaba una carrocería medio desmontada frente a una elegante villa de estilo Art Nouveau o descubría un improvisado taller callejero, cuyas herramientas y partes de motores se dispersaban a lo largo de una elegante calle. Y mientras enfocaba una soberbia obra arquitectónica, no era extraño que sorpren-
diera al pasar un antiguo convertible cargado de turistas felices de ser el centro de atención en su taxi del sueño americano”.
Un Oldsmobile modelo Ninety Eight que perteneció a Camilo Cienfuegos y un MG descapotable de la portada de un disco de Benny Moré
Quien quiera seguir admirando coches históricos puede acercarse al Depósito de Automóviles Antiguos, donde el historiador de La Habana Eusebio Leal exhibe, entre otros, un Oldsmobile modelo Ninety Eight que perteneció a Camilo Cienfuegos, guerrillero histórico de la Revolución, y el MG descapotable que aparece en la portada del disco más famoso de Benny Moré. Coches que rememoran una época llena de historias. En los años ochenta y noventa del pasado siglo, vigente todavía la Unión Soviética y Moscú marcando las ortodoxias marxistas, la ciudad tenía un rostro mucho más politizado que ahora. En cada esquina había un cartel o una pintura con mensajes políticos y consignas anticapitalistas. Viví 14 años en La Habana, en Santa Fe y el Vedado y en este tiempo, aparentemente, la urbese fue durmiendo poco a poco a causa de las dificultades económicas. Pero la gente nunca perdió su chispa, es más, las necesidades despertaron el ingenio. Si algo se rompe, no se tira. Se busca una solución. Y casi
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siempre la hay. ‘Todo se resuelve’, era la consigna.
El arquitecto inglés Norman Foster, que es quien dirigirá las obras del nuevo Aeropuerto de México, se ha mostrado embelesado por otra de las contradicciones que se dan en la isla, donde los últimos coches, junto con las piezas de repuesto, entraron en los años 60. “Es caótica, pero de ella sale un objeto perfecto”, ha señalado en referencia a la capacidad para hacer salir de un viejo taller un vehículo incluso más perfecto que cuando estaba nuevo. El parque de vehículos en Cuba superaba unos años atrás las 200,000 unidades, un tercio de las cuales son antiguos. El increíble ingenio de los cubanos, que llegan a fabricar piezas en tornos artesanales, ha permitido mantenerlos e, incluso, estos facilitaron que en la época dura de la crisis el país siguiera funcionando, pues sirvieron como transporte público. Volvemos a la contradicción. El coche del enemigo hizo que el país no se parara en la peor época. Ilusiones y pesadillas de sueños cromados.
“La Habana y el poder de la memoria”, es el título del prólogo que escribió Norman Foster para el libro, “Havana, autos & architecture”… La obras
tiene su origen en el viaje que realizó a Cuba en la primavera de 2012. Se celebraba la XI Bienal de La Habana, y pasó bastante tiempo con dos amigos artistas, Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez, conocidos como ‘Los Carpinteros’. Los Carpinteros habían preparado para la Bienal un espectáculo impactante, ‘La Conga irreversible’. Imaginen una multitud de bailarines, todos vestidos de negro riguroso, desfilando por el centro de la ciudad pero no hacia adelante sino hacia atrás… “Mientras fotografiaba aquel extraordinario espectáculo me asaltaron dos fuertes sensaciones. En primer lugar, la perspectiva de la cámara me ofrecía un telón de fondo formado por coches y edificios antiguos, en un torbellino de decadencia detenida en el tiempo que sólo puede encontrarse en la isla. Cuba es un auténtico museo de coches americanos clásicos, sobre todo de esa Edad de Oro que fueron los años 50, y su color y estado de conservación establecen una sintonía especial con los edificios circundantes, pues ambos han desafiado la lógica y los embates del tiempo.
“Mientras mi pensamiento se entretenía con estas imágenes, la segunda impresión que tuve, espoleada por las paradojas de la conga, fue la gran sensación de cambio que flotaba en el ambiente. Así, coincidiendo con nuestra visita nos enteramos de que el Gobierno había liberalizado el mercado inmobiliario y que los cubanos podrían comprar propiedades por primera vez desde el triunfo de la Revolución... Mientras observaba la enorme serpiente humana que danzaba por la calle pensé que no sería extraño que en poco tiempo las cosas en Cuba fueran exactamente igual que en el resto del mundo. Los exóticos vehículos del pasado, esos dinosaurios fabulosos, serían reemplazados por coches modernos, quizá técnicamente superiores pero carentes de alma. Del mismo modo, la riqueza repentina podría acabar de golpe con esa mezcla ecléctica, exótica y única que solemos englobar bajo la etiqueta de arquitectura cubana”.
Testimonio del ingenio cubano permitiendo que continuara funcionando gran parte de esta vasta flota de vehículos, sirviendo a la comunidad
“La idea de este libro nació con el propósito de ayudar a las generaciones presentes y futuras, y a los amantes de los coches y de la arquitectura cubana,-recalca Norman Foster- a apreciar este valioso patrimonio cultural tal y como aparece conservado en una coyuntura tan crítica como la actual. Desde el principio entendí que esta tarea sólo podía recaer en las manos de los mejores. Mi mujer, Elena Ochoa, no sólo apoyó mi idea desde su condición de esposa, sino que además ejerció un papel central en su publicación junto con su equipo de Ivorypress. Desde un inicio formó parte del proyecto el fotógrafo suizo Luc Chessex, que vivió en La Habana en los años sesenta y cuyas imágenes, tomadas entonces, sirven de introducción al libro. También está el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal, quien me presentó por primera vez el esplendor urbano de La Habana. Y La elección del fotógrafo era casi inevitable. Durante muchos años Nigel Young ha sido un integrante fundamental de mi estudio londinense, empeñando toda su experiencia técnica y su instinto visual en registrar nuestros proyectos…”.
En cierto modo este libro es un testimonio del ingenio cubano que ha permitido que continuara funcionando gran parte de esta vasta flota de vehículos, muchos de los cuales siguen prestando servicio a la comunidad, aunque también existe un puñado de coches clásicos que ha subsistido hasta hoy en un fabuloso mundo paralelo creado por unos propietarios y choferes enamorados de los modelos originales, que han sido fieles a su espíritu y han hecho lo imposible por restaurarlos y devolverlo a su estado primigenio… “En una sociedad en la que la búsqueda utópica de la igualdad absoluta lo tiñe todo de color gris, los brillantes colores de los coches y la arquitectura que le sirve de trasfondo forman un conjunto único y distinto del resto del mundo. A pesar de las limitaciones económicas y de la dura situación de escasez, estos viejos vehículos no sólo han logrado sobrevivir, sino que siguen siendo símbolos de un estatus: unos objetos concebidos para ser exhibidos, de forma que sus detalles más ínfimos logren capturar la imaginación y sean sujeto de discusión y debate entre amigos y vecinos. El marco arquitectónico ofrecido por una calle de La Habana no recuerda demasiado a los arbolados barrios elegidos por la publicidad de los años 50, pero el mensaje que ambos transmiten sigue siendo el mismo. Todo ha cambiado pero todo sigue igual. Porque el primitivo orgullo de la posesión y la necesidad del individuo por sobresalir de la masa siguen estando tan vigentes como el primer día”, concluye Norman Foster.
Recordamos muchas veces y nos arrepentimos de no haber adquirido aquel Biuk de 1956, de color negro, con cuatro puertas sin columnas, perteneciente a los ‘Tigres de Manferrer’. No me olvido de aquel parabrisas, donde se podía ver las señales de un disparo, disimulado con una ‘lengua’ de los Rolling Stones. ‘Satisfaction’ de Mick Jagger y su banda se escucha estos días en La Habana Vieja…