1 4 DE FEBRERO DE 2 01 9 .
V OL. 2 NO. 2
En este número PROCESOS DE APRENDIZAJE Y FE PAG. 2
SOLO EL AMOR ES DIGNO DE FE PAG. 3
SAN VICENTE FERRER PAG. 5
Iglesia en Salida Parroquia La Dolorosa
El Gozo de Aprender
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El aprendizaje constituye uno de los aspectos connaturales de toda forma de vida. Con frecuencia le llamamos “adaptación” a las circunstancias, medio ambiente, etc. No obstante, la adaptación, de cualquier forma de vida -fauna o flora- ponen en evidencia incorporación de elementos, estructuras, procesos para continuar viviendo. El ser humano, yendo más allá de la adaptación a su entorno, ha ido implementando diversos procesos de aprendizaje, lo que nos ha permitido tener las condiciones que poseemos en la actualidad. A lo largo de la historia humana, lo que llamamos educación ha pasado por diferentes formas de entenderla, vivirla, planearla. Durante mucho tiempo, se entendió la educación como la transmisión de contenidos, donde la/el docente llenaba de contenidos al/la estudiante. La memorización y la repetición constituían la metodología por excelencia. También han surgido otros tipos de planteamientos para comprender lo que llamamos educación. Entre estos, uno que llama la atención es el que pone su acento en el protagonismo de los actores del hecho educativo, en todos los participantes hay aprendizaje, entendiéndose este como la participación “activa”, donde se incorpora a las estructuras cognitivas y afectivas nuevos conocimientos, ya sean construidos en el proceso ya sea interpretados y asimilados por el andar del ser humano en la historia. Desde esta perspectiva “experimentar” y “gozar”, constituyen parte del aprendizaje, es más, sin estos procesos, no es posible un aprendizaje verdadero. La educación por tanto no debería ser solo “transmisión” de contenidos, aunque, por supuesto, implica la comunicación de lo andado y construido por el ser humano. Una de las quejas más habituales de estudiantes de diferentes niveles es que ir a clases suele ser aburrido y monótono. Estas quejas llaman la atención si lo contrastamos con la alegría y emoción que manifiestan niñas y niños en sus primeros pasos en edad escolar. Por supuesto, uno de los atractivos en estas edades de ir a “estudiar” es que hay juego, experimentación y gozo. Aspectos que son olvidados al “avanzar” en los grados escolares. Ahora que se inicia el ciclo escolar en Costa Rica, necesitamos una vez más pensar y repensar los procesos de aprendizaje para acompañar de manera más pertinente a la niñez y adolescencia. Pero no solo en el ámbito formal educativo hemos de pensar y repensar el aprendizaje, sino también en los procesos de vivencia y aprendizaje de la fe. Por siglos en la Iglesia Católica hemos hablado de la transmisión de la fe, lo que se practica en los diferentes tipos de catequesis y acompañamiento a las personas de diferentes edades. Sin embargo, muchas veces estos procesos solo hacen hincapié en la memorización de la doctrina, impidiendo la vivencia de la experiencia religiosa, del misterio y de la gratuidad. También en la Iglesia debemos pensar y repensar los procesos de fe, para que estos se traduzcan en aprendizaje, experiencias y, por supuesto en gozo.
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Solo el amor es digno de fe En 1993 apareció una obra teológica llamada precisamente “Solo el amor es digno de Fe”, escrita por Hans Urs von Balthasar, en donde plantea su interpretación en torno a la teología y, por tanto, desde dónde se ha de poner el énfasis en el cristianismo. Y lo hace precisamente en y desde el amor. Tomando el título e intuición de este gran teólogo, sin duda alguna, que la experiencia más importante para todo ser humano es la de sentirse profunda y auténticamente amado y, por consiguiente, amar con esa misma intensidad. Todo proceso de aprendizaje y acompañamiento ha de tener como principio esto mismo. Ahora bien, hemos llegado a constatar en diferentes ámbitos humanos que no se ama lo que no se conoce. De allí que, amarse implica conocerse y aceptarse, para de allí en la convivencia, con naturalidad, se conozca, acepte y ame a los demás. Una vez dicho lo anterior, en varios contextos, constatamos una creciente falta de fe, ya sea de tipo religioso, humano, científico, etc. Quizás esta crisis que nos lleva a dudar de las certezas en los ámbitos en que nos desenvolvemos los seres humanos es porque falta algo fundamental, la experiencia del amor. Y aquí no nos referimos al amor como sentimiento agradable, sino al amor como experiencia existencial-vital. Experiencia que nos permite estar en armonía en nuestro interior y nuestro exterior, con sentido de pertenencia, arraigados, en las familias, en y con los amigos y amigas, etc. Cuando falta esta experiencia, ¿en qué o quién se puede creer? Somos el amor recibido, el amor en principio es don recibido. Como seres humanos hemos de aprender a discernir, identificar esa gracia recibida en nuestras vidas. San Pablo en la Carta a los Corintios insiste en ello:
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"Aunque hable las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que una campana que toca o unos platillos que resuenan. Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada. Aunque reparta todos mis bienes entre los pobres y entregue mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no es presumido ni orgulloso; no es grosero ni egoísta, no se irrita, no toma en cuenta el mal; el amor no se alegra de la injusticia; se alegra de la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera. El amor nunca falla. Desaparecerán las profecías, las lenguas cesarán y tendrá fin la ciencia.” I Corintios, 13 Necesitamos el aprender el aprendizaje de recibir y dar amor.
FELIZ DÍA DE LA AMISTAD Y DEL AMOR -Cuando el amor no es locura, no es amor. - Pedro Calderón de la Barca.
-El amor es eterno; el aspecto puede cambiar, pero no la esencia. Vincent van Gogh -Si sé lo que es el amor es por ti. - Herman Hesse -El amor es nuestro verdadero destino. No encontramos el significado de la vida nosotros solos, la encontramos con otra persona. - Thomas Merton.
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QUINCE PERFECCIONES NECESARIAS PARA EL QUE SIRVE A DIOS EN LA VIDA ESPIRITUAL Quince son las perfecciones necesarias para la persona que sirve a Dios en la vida espiritual. La primera, la clara y perfecta noticia de sus defectos y flaquezas. La segunda, una ira grande y ardiente contra las malas inclinaciones y contra los deseos y pasiones que repugnan a la razón.
S A N V I C E N T E F E R R E R
La tercera, un gran temor por las ofensas hechas hasta ahora contra Dios, porque no está seguro de si ha hecho bastante satisfacción, ni de haber hecho la paz con Dios. La cuarta, un gran temor y temblor de que por su fragilidad puede caer de nuevo en semejantes o mayores pecados. La quinta, una rigurosa disciplina y áspera corrección para el gobierno de sus sentidos corporales y para someter todo su cuerpo al servicio de Jesucristo. La sexta, fortaleza y gran paciencia en las tentaciones y adversidades. La séptima, evitar virilmente, como a demonio infernal, a toda persona o a cualquier criatura que le empuje, o que le fuera ocasión, no sólo para el pecado, sino para cualquier imperfección de la vida espiritual. La octava, llevar en sí la Cruz de Cristo, que tiene cuatro brazos: primero, la mortificación de los vicios; segundo, la renuncia a los bienes temporales; tercero, la renuncia a los afectos carnales de los parientes; cuarto, el desprecio de sí mismo, la abominación y aniquilamiento de sí mismo. La novena, el dulce y continuo recuerdo de los beneficios divinos que hasta ahora ha recibido del Señor Jesucristo. La décima, permanecer día y noche en oración. La undécima, gustar y sentir continuamente las dulzuras divinas. La duodécima, un gran y ferviente deseo de exaltar la fe, es decir, que Jesucristo sea temido, amado y conocido por todos. La decimotercera, tener misericordia y piedad con su prójimo en todas las necesidades, como quisiera la tuvieran con él. La decimocuarta, dar gracias continuamente a Dios con todo el corazón, y glorificar y alabar en todo a Jesucristo. La decimoquinta que, después de hacer todo esto, sienta y diga: Señor, Dios mío Jesucristo, nada soy, nada puedo, nada valgo y te sirvo muy mal, y en todo soy un siervo inútil. SAN VICENTE FERRER, TRATADO DE VIDA ESPIRITUAL. IG LES IA EN SALIDA.
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IGLESIA EN SALIDA Parroquia La Dolorosa Frailes Dominicos
FB: https://esla.facebook.com/parroquialadolor osa/ Escúchanos cada sábado a las 7 de la noche: Sentir Con la Iglesia en Radio María 100.7 FM
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