CANCIONES
10
Arroz con leche
Arroz con leche, me quiero casar con una señorita de la capital.
Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar. Con esta sí, con esta no, con esta señorita me caso yo.
Yo soy la viudita del barrio del Rey, me quiero casar y no sé con quién. Con esta sí, con esta no, con esta señorita me caso yo.
Pin Pon
Pin Pon es un muñeco muy guapo y de cartón, se lava su carita con agua y con jabón.
Pin Pon siempre se peina con peine de marfil, y aunque se hace tirones no llora ni hace así.
Pin Pon dame la mano con un fuerte apretón, que quiero ser tu amigo Pin Pon, Pin Pon, Pin Pon.
Pin Pon es un muñeco muy guapo y de cartón, se lava su carita con agua y con jabón. Pin Pon siempre se peina con peine de marfil, y aunque se hace tirones no llora ni hace así.
Pin Pon dame la mano con un fuerte apretón, que quiero ser tu amigo Pin Pon, Pin Pon, Pin Pon.
La cucaracha
La señora Cucaracha se ha comprado una bombacha toda llena de botones, y adornada con hilachas.
Qué bombacha mamarracha, le dijeron los ratones. Pero a doña Cucaracha no le importan opiniones.
La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar.
Porque le falta, porque no tiene, las dos patitas de atrás.
La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar. Porque le falta, porque no tiene, las dos patitas de atrás.
La señora Cucaracha se ha comprado una bombacha toda llena de botones, y adornada con hilachas.
Qué bombacha mamarracha, le dijeron los ratones. Pero a doña Cucaracha no le importan opiniones.
La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar.
Porque le falta, porque no tiene, las dos patitas de atrás.
La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar.
Porque le falta, porque no tiene, las dos patitas de atrás.
Cucú, cucú, cantaba la rana
Cucú, cucú, cantaba la rana.
Cucú, cucú, debajo del agua. Cucú, cucú, pasó un caballero. Cucú, cucú, con capa y sombrero.
Cucú, cucú, pasó una señora.
Cucú, cucú, con traje de cola. Cucú, cucú, pasó un marinero.
Cucú, cucú, vendiendo romero.
Cucú, cucú, le pidió un ramito.
Cucú, cucú, no le quiso dar. Cucú, cucú y se echó a llorar.
El sapo no se lava el pie
El sapo no se lava el pie
No se lava porque no quiere
Él vive en la laguna, no se lava el pie porque no quiere
(Qué sapo sucio) Y ahora todo con la A
Al sapa na sa lava al pa
Na sa lava parca na cara
Al vava an la lagana, na sa lava al pa parca na cara (Ca Sapa sasa).Y ahora todo con la letra E
El sepe ne se leve el pe
Ne se leve perque ne quere
El veve en le leguene, ne se leve el pe perque ne quere (Qué sepe sese) Y ahora todo con la letra I
Il sipi ni si livi il pi
Ni si livi pirqui ni quiri
Il vivi in li liguini, ni si livi il pi pirqui ni quiri (Qui sipi sisi) Y ahora todo con la letra O
Ol sopo no so lovo ol po
No so lovo porco no coro
Ol vovo on lo logono, no so lovo ol po porco no coro (Co sopo soso).Y ahora con la letra U
Ul supu nu su luvu ul pu
Nu su luvu purcu nu curu
Ul vuvu un lu lugunu, nu su luvu ul pu purcu nu curu (Cu supu susu).Y ahora todo con todas las letras
El sapo no se lava el pie
No se lava porque no quiere
Él vive en la laguna, no se lava el pie porque no quiere
(Qué sapo sucio)
La gallina turuleca
Yo conozco una vecina
Que ha comprado una gallina Me parece una sardina enlatada
Tiene las patas de alambre Porque pasa mucho hambre Y la pobre está todita desplumada
Pone huevos en la sala Y también en la cocina Pero nunca los pone en el corral
¡La Gallina, turuleca! Es un caso singular ¡La Gallina, turuleca! Está loca de verdad
La gallina turuleca
Ha puesto un huevo, ha puesto dos, ha puesto tres La gallina turuleca
Ha puesto cuatro, ha puesto cinco, ha puesto seis La gallina turuleca
Ha puesto siete, ha puesto ocho, ha puesto nueve ¿Dónde está esa gallinita?
Déjala a la pobrecita, déjala que ponga diez
Pollitos dicen pío
Los pollitos dicen, pío, pío, pío, cuando tienen hambre, cuando tienen frío. La gallina busca el maíz y el trigo, les da la comida y les da abrigo. Bajo sus dos alas se están quietecitos, y hasta el otro día duermen calientitos.
Yo tenía 10 perritos
Yo tenía 10 perritos, yo tenía 10 perritos, uno se quedó en la nieve: solo me quedaron 9.
De los 9 que quedaban, de los 9 que quedaban, uno se tragó un bizcocho: no me quedan más que 8.
De los 8 que quedaban, de los 8 que quedaban, uno se fue en un cohete: solo me quedaron 7.
De los 7 que quedaban, de los 7 que quedaban, uno se comió un ciempiés: no me quedan más que 6.
De los 6 que me quedaban, de los 6 que me quedaban, uno se golpeó el hocico: solo me quedaron 5.
De los 5 que quedaban, de los 5 que quedaban, uno se perdió en el teatro: nada más me quedan 4
De los 4 que quedaban, de los 4 que quedaban, uno se volteó al revés: solo me quedaron 3.
De los 3 que me quedaban, de los 3 que me quedaban, a uno lo atacó la tos: y ahora solo quedan 2.
De los 2 que yo tenía, de los 2 que yo tenía, uno se lo llevó Bruno:
¡ay!, que solo queda 1.
El perro que me quedaba, el perro que me quedaba, se fue a acampar al cerro: ¡ya no tengo ningún perro!
Las vocales
Las cinco vocales tienes que saber y si no te las sabes debes aprender, que la Aa es de ave, árbol y amor.
Las cinco vocales tienes que saber y si no te las sabes debes aprender, que la Ee es de elefante, estrella y espejo.
Las cinco vocales tienes que saber y si no te las sabes debes aprender, que la Ii es de insecto y de imaginación.
Las cinco vocales tienes que saber y si no te las sabes debes aprender, que la Oo es de oso, ojo y oveja.
Las cinco vocales tienes que saber y si no te las sabes debes aprender, que la Uu es de unicornio, de uno y de uvas.
¡Las cinco vocales tienes que saber y si no te las sabes debes aprender!
A, E, I, O, U
A, E, I, O, U
Estrellita, ¿dónde estás?
Estrellita, ¿dónde estás?
Me pregunto qué serás. En el cielo y en el mar, un diamante de verdad. Estrellita, ¿dónde estás?
Me pregunto qué serás. Cuando el sol se ha ido ya, cuando nada brilla más.
Tú nos muestras tu brillar, brillas, brillas sin parar. Estrellita, ¿dónde estás?
Me pregunto qué serás.
ADIVINANZAS
10
10 TRABALENGUAS
Dichos
Me han dicho un dicho, que dicen que he dicho yo. Ese dicho está mal dicho, pues si yo lo hubiera dicho estaría mejor dicho, que ese dicho que dicen que dije yo.
Las cereza
Cerezas comí, cerezas cené. Tantas cerezas comí, que me encerecé.
Trabalengua de trabalenguas
Luengas lenguas hacen falta para no trabalenguarse.
El que no tenga una luenga lengua bien podrá trabalenguarse.
Los cuentos
Cuando cuentes cuentos Cuenta cuántos cuentos cuentas Porque si no cuentas cuántos cuentos cuentas Nunca sabrás cuántos cuentos cuentas
Los tubos
Juan tuvo un tubo, y el tubo que tuvo se le rompió, y para recuperar el tubo que tuvo, tuvo que comprar un tubo igual al tubo que tuvo
La cuesta
A Cuesta le cuesta subir la cuesta. Y en medio de la cuesta, Cuesta va ¡y se acuesta!
La leche
Si le echa leche al café para hacer café con leche, para hacer leche con café, ¿qué hace falta que le eche?
Cielo enladrillado
El cielo está enladrillado. ¿Quién lo desenladrillará? El desenladrillador que lo desenladrille, buen desenladrillador será.
Lunesamartes
ElLunesledijoalMartes, quefueraacasadelMiércoles, paraquelepreguntealJueves, sieraverdadqueViernes, ledijoalSábado, queelDomingoerafiesta.
Gallinapinta
Yotengounagallinapinta, piririnca,piriranca, rubiaytitiblanca.
Estagallinatieneunospollitospintos, piririncos,pirirancos, rubiosytitiblancos.
Siestagallinanofuerapinta, piririnca,piriranca, rubiaytitiblanca.
Notuvieralospollitospintos, piririncos,pirirancos, rubiosytitiblancos.
10 RIMAS
El Sapo
Sapo, sapito, sapón ya se asomó el chaparrón, canta, canta tu canción, sapo, sapito, sapón.
El gato sin botas
El gato sin botas De puro goloso Amaneció enfermo
De un mal doloroso.
La gata afligida No duda el motivo De alguna comida
O de un salto furtivo.
El gato asustado Confiesa su culpa Devoró confiado Cinco ratas juntas.
Los meses
Treinta días trae septiembre Con abril, junio y noviembre De veintiocho sólo hay uno Y los demás, treinta y uno.
La gallinita
Con una corona plateada y bordada llegó mi vecina la buena gallina. Puso un huevito y muy pronto nació su hijo el pollito ¡y rápido creció!
Boda de Flores
Aquella rosita, nacida en abril, quería casarse con un alhelí.
Irá de padrino su tío el jazmín, e irán a la boda claveles cien mil.
Vestidos de blanco, verde y carmesí, la rosa se casa con el alhelí.
Mi cara
En mi cara redondita tengo ojos y nariz, y también una boquita para hablar y para reír. Con mis ojos veo todo, con la nariz hago achís, con mi boca como, como palomitas de maíz.
El barco
Delante: a proa, detrás: a popa, derecha: a estribor, izquierda: a babor, arriba: el mástil, abajo: el ancla, en el centro: el timón y el que no lo sepa: al tiburón.
El invierno
El señor invierno se viste de blanco, se pone el abrigo, porque está temblando. Se encuentra a la lluvia, llorando, llorando, y también al viento, que viene soplando.
Los exploradores
Los exploradores van por la selva buscando cocodrilos, tigres y culebras, van con cuidado mirando muy bien, no saben por dónde pueden aparecer.
De golpe se escucha un sonido muy fuerte, igual no les importa porque son valientes. Aunque pensándolo un poco mejor, mejor que se escondan que viene un león.
De golpe se escucha un sonido muy suave, igual no les importa porque parece un ave. Aunque pensándolo más en caliente, mejor que se escondan que es una serpiente.
El gato garabato
Tengo un gato que se llama Garabato y le gusta dormir en el zapato. Una gata que se llama Catalina Y le gusta dormir en la cocina.
Otra gata que se llama Teresa que duerme dentro de la pieza, y un gatico que se llama Melchor que duerme debajo del colchón. Con tanto gato dentro de la casa tuve que ir a dormir a la terraza, no me queda ni siquiera el balcón, porque allá es donde duerme Filemón, otro gato dormilón.
10 CHISTES
INFANTILES
1.
¿Qué le dice un techo a otro? Techo de menos.
2.
Doctor, nadie me hace caso...
— ¡Que pase el siguiente!
3.
Se sube un señor al autobús y le pregunta al conductor: ¿Cuánto vale el bus? Un euro.
Pues que se bajen todo el mundo, que me lo quedo.
4.
Un gusano le dice a otro:
Oye, ¿te apetece dar una vuelta a la manzana?
5.
Estaba una pizza llorando en el cementerio. Llega otra pizza y le dice: ¿Era familiar?
— No, mediana.
6.
El profesor le pregunta a Jaimito: ¿Cómo suena la M con la A?
— Ma.
Muy bien. Y si le colocas una tilde, ¿cómo suena?
— Matilde. 7.
Papá, papá, me ha mordido una serpiente. ¿Cobra?
No, me ha mordido gratis. 8.
¿Qué hace un perro con un taladro? Ta ladrando.
9.
Mamá, mamá, qué buena está la paella.
Pues repite, hijo, repite.
Mamá, mamá, qué buena está la paella.
10.
Dos ovejas están jugando al fútbol y una de ellas lanza muy lejos el balón y la otra oveja le dice "beeeeeee", a lo que la otra oveja responde "veeeeeee tú".
5 FABULAS
Los gallos y la perdiz
Una vez, un hombre tenia dos gallos, compró una perdiz doméstica y la llevo al corral junto con estos gallos para que se alimentara.
Días más tarde, la perdiz vió cómo los gallos se peleaban entre ellos mismos, y que cada vez que se separaban, lo hacían porque estaban muy heridos.
Sin embargo, estos la atacaban y la perseguian mucho sin dejarla en paz. La perdiz creyó que lo hacían por ser de
La perdiz se dijo a sí misma: "Ya no me quejo de que los gallos me maltraten, pues he visto que ni aun entre ellos mismos, distinta especie, y asi, se sentia humillada. viven en paz."
Moraleja
Respeto . Si alguna vez, llegas a una comunidad donde los vecinos no viven en paz, ten por seguro que a ti tampoco te dejarán vivir en paz.
La zorra, el oso y el león
Habiendo hallado un león y un oso al mismo tiempo a un cervatillo, se retaron en combate a ver quién se quedaba con la presa. Una zorra que por allí pasaba, viéndolos extenuados por la pelea y con el cervatillo al medio, se apoderó de éste y corrió pasando tranquilamente entre ellos.
Y tanto el oso como el león, agotados y sin fuerzas para levantarse, murmuraron:
¡Desdichados nosotros! ¡Tanto esfuerzo y tanta lucha hicimos para que todo quedara para la zorra!
Moraleja:
¡indolentes! Por empeñarnos en no querer compartir, podemos perderlo todo
El león y el ratón
En un día muy soleado, dormía plácidamente un león cuando un pequeño ratón pasó por su lado y lo despertó. Iracundo, el león tomó al ratón con sus enormes garras y cuando estaba a punto de aplastarlo, escuchó al ratoncito decirle:
Déjame ir, puede que algún día llegues a necesitarme. Fue tanta la risa que estas palabras le causaron, que el león decidió soltarlo.
Al cabo de unas pocas horas, el león quedó atrapado en las redes de unos cazadores. El ratón, fiel a su promesa, acudió en su ayuda. Sin tiempo que perder, comenzó a morder la red hasta dejar al león en libertad.
El león agradeció al ratón por haberlo salvado y desde ese día comprendió que todos los seres son importantes.
Moraleja: No menosprecies a los demás, todos tenemos las cualidades que nos hacen muy especiales.
La liebre y la tortuga
La liebre era bien conocida entre el resto de los animales. Se pasaba eldía entero corriendo de un lado a otro. Si no estabas muy atento, puede que no llegaras a ver más que el polvo del camino a su paso.
La tortuga, sin embargo, caminaba siempre lenta. Todos le decían cuidado tortuga, que a ese paso se va a hacer de noche –
La liebre era la que más se burlaba de la tortuga ¡Vamos tortuga, no corras tanto que te vas a cansar! – repetía entre risas.
Como cada mañana, la tortuga salió de su casa para hacer algunos recados.
En esto que se encontró a la liebre, corriendo de un lado a otro sin saber muy bien hacia dónde iba.
Tortuga, quítate del camino que vas muy lenta. gritó la liebre antes de adelantarla a la velocidad del rayo.
La tortuga ya estaba cansada deque la liebre fuese tan grosera y se burlase de ella, así que, ni corta ni perezosa, hizo una propuesta sorprendente a la liebre.
Si soy tan lenta, no te importará hacer una carrera conmigo, ¿verdad? – preguntó la tortuga – ¿Quiénes?, ¿tú y yo? – Contestó la liebre entre burlas. Sí, estoy segura de que te ganaría respondió la tortuga muy segura de sí misma.
¿Tú vas a ganarme a mí? se carcajeaba la liebre. Sí, claro que acepto. Será la apuesta más fácil deganar de toda mi vida.
– Bien, dejemos nuestras apuestas bajo el árbol y decidamos cuál va a ser el recorrido y dónde estarán la salida y la meta. -Dijo la liebre.
Y así lo hicieron. La expectación era tan grande que los demás animales se acercaron para ver la competición y, de paso, apostar por la liebre, pues todos pensaban que la tortuga no tenía nada que hacer.
La golondrina se colocó junto a los contrincantes y dio la salida – ¡Preparados, listos, ya! –
La tortuga arrancó con su paso lento, pero seguro. Sin embargo, la liebre era tan engreída que no se movió de la línea de salida tedejaré ventaja para no abusar se reía.
Pasado un buen rato, la liebre comenzó a correr y, pronto, había alcanzado a la tortuga. – ¡Adiós señora! –
Cuando la liebre vio que había conseguido una gran ventaja sobre la tortuga, decidió sentarse bajo la sombra de un árbol a descansar.
No podría decir cuanto tiempo durmió la liebre, pero cuando despertó y alzó la mirada pudo ver a la tortuga que ya estaba llegando a la meta.
La liebre corrió todo lo que pudo, pero de nada le sirvió y fue la tortuga la que ganó la carrera.
Moraleja
No está bien burlarse de los demás, pues el camino hasta la meta puede darte muchas sorpresas.
El perro y la liebre
Cierto día un perro junto a su dueño salieron de caza, encontrándose al poco tiempo a una liebre que estaba disfrutando tranquilamente de unas nutritivas hierbas.
Escondido detrás de unos matorrales, el perro se lanzó hacia la liebre y aunque está intentó escaparse a la carrera, el perro le dió en muy poco tiempo caza, comenzando ponerle sus dientes alrededor del cuello un rato y al siguiente lamer toda la cara de la liebre con una enorme ternura.
Así pasaron largas horas, hasta que la liebre harta de soportar los constantes cambios de humor de su captor, le dijo muy enfadada:
¡Acaba ya con este juego que llevas horas practicando conmigo! Si me quieres convertir en tu cena muérdeme de una vez por todas, pero si no está en tu ánimo hacerlo, bésame para dejarme libre, pero no me sigas torturando de esta manera tan cruel.
Necesito saber de una vez por todas qué es lo que eres exactamente, para intentar luchar por mi vida por última vez o permitir que me sigas lamiendo tan amorosamente.
Moraleja
Sigue siempre tus principios
2 Cuentos
El conejito soñador
Había una vez un conejito soñador que vivía en una casita en medio del bosque, rodeado de libros y fantasía, pero no tenía amigos. Todos le habían dado de lado porque se pasaba el día contando historias imaginarias sobre hazañas caballerescas, aventuras submarinas y expediciones extraterrestres. Siempre estaba inventando aventuras como si las hubiera vivido de verdad, hasta que sus amigos se cansaron de escucharle y acabó quedándose solo.
Al principio el conejito se sintió muy triste y empezó a pensar que sus historias eran muy aburridas y por eso nadie las quería escuchar. Pero pese a eso continuó escribiendo.
Las historias del conejito eran increíbles y le permitían vivir todo tipo de aventuras. Se imaginaba vestido de caballero salvando a inocentes princesas o sintiendo el frío del mar sobre su traje de buzo mientras exploraba las profundidades del océano.
Se pasaba el día escribiendo historias y dibujando los lugares que imaginaba. De vez en cuando, salía al bosque a leer en voz alta, por si alguien estaba interesado en compartir sus relatos.
Un día, mientras el conejito soñador leía entusiasmado su último relato, apareció por allí una hermosa conejita que parecía perdida. Pero nuestro amigo estaba tan entregado a la interpretación de sus propios cuentos que ni se enteró de que alguien lo escuchaba. Cuando acabó, la conejita le aplaudió con entusiasmo.
Vaya, no sabía que tenía público dijo el conejito soñador a la recién llegada -. ¿Te ha gustado mi historia?
-Ha sido muy emocionante -respondió ella-. ¿Sabes más historias? -¡Claro!dijo emocionado el conejito. Yo mismo las escribo.
¿De verdad? ¿Y son todas tan apasionantes? ¿Tu crees que son apasionantes? Todo el mundo
dice que son aburridísimas....
Pues eso no es cierto, a mi me ha gustado mucho. Ojalá yo supiera saber escribir historias como la tuya pero no se...
El conejito se dio cuenta de que la conejita se había puesto de repente muy triste así que se acercó y, pasándole la patita por encima del hombro, le dijo con dulzura:
Yo puedo enseñarte si quieres a escribirlas. Seguro que aprendes muy rápido ¿Sí? ¿Me lo dices en serio?
¡Claro que sí! ¡Hasta podríamos escribirlas juntos! ¡Genial! Estoy deseando explorar esos lugares, viajar a esos mundos y conocer a todos esos villanos y malandrines -dijo la conejita
Los conejitos hicieron muy amigos y se compartieron juegos y escribieron cientos de libros que leyeron a niños de todo el mundo.
Sus historias jamás contadas y peripecias se hicieron muy famosas y el conejito no volvió jamás a sentirse solo ni tampoco a dudar de sus historias.
Análisis de sus valores
Este cuento nos habla de la amistad. De lo importantes que son los amigos en la vida de cualquiera porque te ofrecen su afecto, comparten contigo tus aficiones… y en definitiva, te hacen ser más feliz. También nos habla el cuento de otra cuestión importante: la autoconfianza. No debemos dejarnos llevar por las opiniones de los demás acerca de nosotros o nuestro trabajo, ya que pueden estar equivocados. Debemos confiar en nosotros mismos y en lo que hagamos esforzándonos por mejorar día a día.
La tortuga y la cometa voladora
Érase una vez, un conejito, una ardilla y un ratón que vivían en una aldea muy soleada del bosque. Casi siempre brillaba el sol y todos los animalitos salían a jugar entre las flores y los arbustos con sus juguetes.
El conejito tenía una pelota con la que jugaban a muchos juegos divertidos, la ardilla tenía una cuerda con la que todos saltaban a la comba y el ratón tenía unos cuentos que leía a sus amiguitos cuando todos descansaban después de jugar.
Pasaban las tardes jugando y siempre estaban riendo. Nunca se enfadaban unos con otros, se ayudaban en todo lo que podían y les gustaba compartir susjuguetesydivertirsejuntos.Peroundía,todocambió…
Una familia de animalitos llegó a la aldea. Eran unas tortugas que venían de otro lugar y que buscaban un nuevo sitio donde vivir. La tortuga más pequeña era de la misma edad que ellos y tenía un juguete que nunca habían visto por la aldea. Era un juguete volador con una forma muy extraña. La tortuguita lo hacía volar por toda la aldea mientras los animalitos miraban extrañados. Hasta que un día todos se acercaron a preguntar: ¡Tortuguita, Tortuguita! ¿Qué es ese juguete? La tortuguita los miró y respondió: Es una cometa voladora
El conejito, la ardilla y el ratón se sorprendieron de ver aquella cometa y todos querían jugar con aquel juguete tan divertido así que le dijeron: ¡Tortuguita, Tortuguita! ¿Quieres venir a jugar con nosotros y enseñarnos cómo jugar con tu cometa?
Pero la tortuga, muy enfadada, les dijo: ¡No! La cometa es sólo mía. Vosotros no podéis jugar con ella.
Todos los animalitos se entristecieron y se fueron a jugar con sus juguetes mientras veían como la tortuga se divertía con su cometa voladora. No entendían por qué la tortuguita no quería jugar con ellos.
Todas las tardes salían juntos a jugar con la pelota del conejito y la cuerda de la ardilla y siempre terminaban escuchando los cuentos del ratón. La tortuguita no se acercaba a ellos y jugaba sola con su cometa.
Un día, mientras todos los animalitos jugaban juntos, observaron como la tortuga se divertía con su cometa, pero algo ocurrió. De repente, la cometa salió volando y se fue muy muy muy muy lejos y la tortuguita se quedó triste porque no la encontraba por ningún sitio.
El conejito, la ardilla y el ratón vieron como la tortuguita se iba a su casa triste y se dieron cuenta de que en los días siguientes la tortuguita no salió a jugar como acostumbraba.
Todos los animalitos pensaron que la tortuga estaría muy disgustada porque había perdido su juguete así que pensaron que entre todos podrían hacer algo para ayudarla. Una tarde, en vez de salir a jugar con sus juguetes, decidieron salir a buscar la cometa de la tortuguita. Buscaron y buscaron y pidieron ayuda a todos los animalitos del lugar para encontrarla lo más rápido posible hasta que por fin vieron que la cometa estaba en un árbol.
Llamaron a los pajaritos de la aldea para que volaran hasta la cima del árbol y entre todos consiguieron la cometa voladora así que, muy contentos, fueron a buscar a la tortuguita para darle una gran sorpresa.
Cuando llegaron a la casa de la tortuga, todos la llamaron para que saliera: ¡Tortuguita, Tortuguita! ¡Sal con nosotros! ¡Tenemos una sorpresa para ti!
La tortuga salió con el resto de su familia y todos vieron que los animalitos de la aldea habían tenido un gesto muy bello con ellos. La tortuguita, muy feliz, dijo: ¡Es mi cometa voladora! ¡La habéis encontrado!
Los animalitos devolvieron a la tortuguita su juguete tan preciado y muy contentos por lo que habían hecho fueron a jugar.
La tortuguita se quedó jugando con su cometa hasta que sus papás se acercaron y le dijeron: Tortuguita, los animalitos de la aldea te han ayudado a encontrar tu cometa y se han portado muy bien contigo. ¿Por qué no juegas con ellos y les dejas jugar con ella?
La tortuguita se dio cuenta de que sería mucho más divertido jugar con el resto de animalitos y que a todos los animalitos les haría muy feliz jugar con su cometa voladora así que se acercó a ellos y les agradeció el bonito gesto que habían tenido.
Desde ese momento, todos los animalitos de la aldea jugaron con la
tortuguita y compartieron sus juguetes y la tortuga, muy feliz, les enseñó a jugar con su cometa voladora.
Análisis de sus valores
Este cuento nos habla de algo importante para los niños como es la generosidad. Lo hace a través de los animales de la aldea, que compartían sus juguetes entre ellos y también a través de la tortuguita de la cometa voladora, que hacía todo lo contrario y se mostraba egoísta con el resto de los animales. Los niños entenderán que el egoísmo sólo les puede llevar a sentirse sólos - como le ocurre a la tortuga cuando pierde la cometa y no tiene con quien jugar y que compartiendo serán mucho más felices.
El cuento también nos da un bonito ejemplo de perdón cuando nos cuenta que el resto de animales ayudan a la tortuguita a recuperar su cometa sin importarles el hecho de que ésta hubiese sido egoísta y no hubiera querido compartir con ellos su juguete.