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Estudios conducentes a la profesión de: Arquitecto Información de Titulación Profesión: Arquitecto Título: Grado en Fundamentos de la Arquitectura + Master en Arquitectura 1. Salidas profesionales de la titulación El Grado en Fundamentos de la Arquitectura, además de ser el único Grado que permite el acceso al Master en Arquitectura, permite también acceder profesionalmente a la función pública (realizar oposiciones para la Administración) cuando el requisito sea estar en posesión de un título de graduado universitario, acceder al Master para ser profesor de enseñanza secundaria, acceder a otros masters de la rama de arquitectura e ingeniería con las condiciones de admisión oportunas, incorporarse al mundo laboral por cuenta ajena (trabajar en el mundo de la empresa), o realizar trabajos profesionales que no estén regulados por ley.
Atribuciones profesionales específicas: Gestión interna de estudios Proyectos de interiorismo Diseño industrial / de mobiliario Diseño de producto Diseño gráfico / multimedia Arquitectura efímera Artes decorativas Artes visuales / comunicación Gestión cultural Modelos virtuales Producción de maquetas Museografía Artes escénicas Exposiciones Dibujo y delineación El Master en Arquitectura desarrolla parte de las competencias y habilidades adquiridas en el grado e incorpora otras nuevas vinculadas a la investigación y al ejercicio profesional, de forma que el título de Master en Arquitectura da acceso a los estudios de Doctorado y a la colegiación como Arquitecto. La profesión de arquitecto se conforma como profesión regulada de acuerdo con lo dispuesto en el siguiente marco jurídico:
Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el Código Técnico de la Edificación (CTE). Directiva 2005/36/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 7 de septiembre de 2005, relativa al reconocimiento de cualificaciones profesionales. Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación. Real Decreto 685/1982, de 17 de marzo, por el que se desarrollan determinados aspectos de la Ley 2/1981, de 25 de marzo, de regulación del mercado hipotecario.
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Real Decreto 2512/1977 de 17 de junio, por el que se aprueban las tarifas de honorarios de los arquitectos en trabajos de su profesión, ratificado salvo en los aspectos económicos por la disposición derogatoria de la Ley 7/1997, de 14 de abril, de medidas liberalizadoras en materia de suelo y de colegios profesionales. Decreto 119/1973, de 1 de febrero, por el que se da nueva redacción al artículo segundo del Decreto 893/1972, de 24 de marzo, creador del Colegio Nacional Sindical de Decoradores.
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2. ¿Por qué estudiar esta titulación? La formación del Grado y el Máster en arquitectura, además de contener la formación específica que se orienta a la realización de proyectos de arquitectura y la construcción de edificios, permite además al arquitecto obtener un conjunto de competencias transversales que le facilitan de manera natural optar a un amplio espectro de ocupaciones laborales. El perfil abierto y transversal del arquitecto será extremadamente útil en un futuro muy próximo en el que la profesión se diversificará hasta abrir ante los estudiantes de arquitectura un campo laboral y de intereses tan vasto como inesperado. El arquitecto, por su propia naturaleza, posee aptitudes especiales para el trabajo en equipo, así como para asumir la coordinación de grandes grupos; además, ha sido entrenado en el liderazgo y la toma de decisiones, tanto en el ámbito del proyecto mismo como en lo que se refiere a la gestión y materialización de una obra. En estrecha relación con estas cualidades, el arquitecto está formado para dejar fluir su creatividad y para observar las cosas desde un ángulo innovador, buscando aproximaciones resolutivas a los distintos problemas e integrando en su solución un conjunto muy amplio de variables. El arquitecto no es sólo un artista o un técnico, sino además un investigador con un fuerte componente creativo y emprendedor. En realidad, la parte científica de su formación (la toma de datos, el análisis, la propuesta de soluciones alternativas, la decisión final sintética, que toma en cuenta distintos aspectos) confluye armónicamente con la voluntad artística y expresiva latentes en todo arquitecto. Si a ello le añadimos el conocimiento de las tecnologías informáticas y de las herramientas de la visualización, además del carácter de comunicador, tenemos un tipo de profesional insólitamente versátil cuya disponibilidad y capacidad para moverse en diversos campos difícilmente puede ser emulada por los profesionales formados en otras disciplinas. En el futuro, el modelo económico abierto que actualmente está eclosionando favorecerá precisamente la incorporación de este tipo de profesional con una sensibilidad especial ante las demandas de la sociedad que le permiten conocer las necesidades y proponer soluciones. El arquitecto se insertará con éxito en el mercado del futuro inmediato al ser capaz de cultivar su lado multidisciplinar y transversal y aceptar los campos más diversos de la cultura urbana como parte de su ámbito ampliado. El trabajo del arquitecto del futuro, además de proyectar y construir edificios, puede hallarse en el mundo del cine y las artes visuales, en el mundo de la moda, en la organización de grandes o medianas empresas, en el patrimonio histórico o incluso en la dinámica de grupos y la organización de redes y flujos de información y de personas. Esto no significa que dejará, naturalmente, de ser el profesional que ha sido tradicionalmente, sino que su formación le permitirá desarrollar su visión de proyecto en áreas hacia las cuales, hasta ahora, no había sentido inclinación o interés. La situación y los tiempos han cambiado, el modelo económico ha cambiado, y la profesión de arquitecto, necesariamente, deberá adaptarse a las necesidades y posibilidades que se la abren en nuestra sociedad. En tanto que se construyan nuevos edificios, en tanto se rehabilite la arquitectura, se mantengan las construcciones que estén en uso, y mientras se conserve y se ponga en valor el patrimonio arquitectónico, el arquitecto continuará siendo un profesional imprescindible para la sociedad. Pero su formación le habilita además para trabajar en un mundo de ocupaciones mucho más amplio en el que la creatividad, la innovación y el carácter emprendedor resultan igualmente importantes.
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