Oarso1964

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PRIMERA P A G IN A R esulta com prom etido encargarse de escribir en esta prim era página de O ARSO . Se han dicho en ella cosas tan im portantes y enjundiosas en anteriores ocasiones que, francam ente, se siente la dificultad y se tem e al ridículo cuando se acepta el encargo de "'hacer el ed i­ torial Estamos acostumbrados a leer en los editoriales de muchas publicaciones, hechos im portantes, trascenden­ tales, tratados con galanura de estilo y certera visión por plumas bien cortadas; estamos habituados a cono­ cer, por su lectura, los altos criterios de hom bres que saben “poner el dedo en la llaga” con oportunidad, en toda aquella cuestión que interese o concierna a la pros­ peridad y m ejor convivencia entre los hombres de la com unidad en que se integran. M antenemos la idea de que en la Prim era Página de una revista se deben dedecir “cosas” ; cosas de im portancia y que interesen. En esto radica su dificultad. El tem or al ridículo, es obvio, va fuertem ente unido a ella. Tenem os que confesar nuestro fracaso al no poder llevar a cabo nuestra idea de continuar la línea ya tra­ zada. Hemos intentado hallar el asunto capaz de atraer la atención de los renterianos, algo que los im ante, los polarice por su interés general, pero, aun cuando nos ruborice el decirlo, ya que ello patentiza nuestra inca­ pacidad de crítica e ineficacia constructiva — según d i­ cen, asuntos con qué meterse no faltan— , la verdad es que no hemos dado con el tem a; que no hemos hallado un mal problem a que echarnos al bolígrafo. Hartos de espigar sin resultado en nuestro yerm o sembrado intelectual; al no conseguir hallar la menor brizna de un auténtico asunto de los que alcanzan a los tuétanos de las gentes, nuestra esperanza se centró en los trabajos de los colaboradores. Cada vez que se reci­ bía un original de cualquiera de estos magníficos amigos que tiene O ARSO , de estos form idables generosos a quienes la Revista debe su existencia, nos lanzábamos con avidez sobre las cuartillas, confiando en que allí habíamos de encontrar lo que nuestro pensam iento no era capaz de procurarnos: el tem a serio y hum ano, tras­ cendente, que habría de dar pie a estas líneas.

Pero — y he aquí otro pero— , leyendo un artículo y analizando otro, hemos llegado al final, sin que haya surgido nada que pueda im presionar demasiado. Se advierte que los escritores no tienen este año mayores ganas de meterse con problemas. Bien es verdad que hay quien, con un año de retraso, incide de nuevo sobre algo que fue am pliam ente expuesto, y tam bién quien trata sin prejuicios y con bravura, como es costum bre en él, de una cuestión que se presta que ni “ p in tip a rada” a la discusión y a la polémica, pero, en general, el tono de los escritos es más bien amable. Dominan el cuento, amargo si se quiere — es la moda, “se lleva'' la amargura— , pero cuento al fin , y la narración, la crónica, el relato nostálgico v hasta lo anecdótico: lite­ ratura. Literatura fina, de gran altura en casos, que ha fo r­ mado esta Revista pieza a pieza, ensamblándose como los pedacitos de un mosaico m ulticolor, sin que al pa­ recer, nada tengan que ver una página y quien la firm a, con su anterior o con la que le sigue, pero que observada a distancia, en su conjunto, al igual que el mosaico ar­ tístico, nos da la imagen entera, plena y, si nos atrevié­ ramos, diríamos que hasta bella, del pueblo de que es exponente: de Rentería.

Querido lector, esta “Prim era Página” se acaba sin que hayamos encontrado n u e s t r o a s u n t o ni hayamos dicho “cosas”. Y ahora, al llegar a este punto, pensamos que quizá no sea necesario el decirlas aquí y que acaso hemos venido m anteniendo una falsa obsesión, al e m ­ peñarnos en que esto debe de ser siem pre serio. ¿No será más propio, pensamos, que hablemos de alegría \ contento en una publicación que aparecerá (D . m .), durante los días en que el renteriano se encuentra más alegre y despreocupado? Y, ¿por qué no tomar ejem plo de los colaboradores de esta Revista que se dejaron los problemas en el tintero? ¿Por qué no? B ien pensado, ellos tienen razón. Dejémonos de líos y disfrutem os en paz de nuestras Magdalenas, que los A S U N T O S ya vendrán, y tiem po habrá más adelante para intentar solucionarlos.


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— La inm igración ¿es un problem a o es una solución? L uis — Otra vez... Cristóbal de Gamón. O b e s o , A n t o n i o — Las piedras no tienen la culpa. O l a s k o a g a — M adalen besperako salbia. 0 . T. S. — New-York’tik e rrita r baten berriyak. P e l a y , M i g u e l — La igualada a veintiuno. P r e s i d e n t e S.D.C. E r e i n t z a — ¿Qué e s l a S.D.C. E r e i n t z a y c u á l s u m i s i ó n M en d iza ba l, A n t o n io M ic h e l e n a ,

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OTRAS

PAGINAS :

Program a de actos y fiestas. — Páginas centrales en color : Diversos aspectos de R entería. — Nuevas perspectivas de R entería (fotografías).

ILUSTRADORES Ilustraciones de cilla

DE

“OARSO” :

A r o c e n a , A y alde, D u a r r i, G u r r u c h a g a , O d r io z o l a , T

orre­

y U la c ia .

FOTOGRAFIAS : D e I m az, N

avarro,

O beso, O tegui H

erm anos,

P

ascua

y Z arranz.

Los trabajos de litografía han sido hechos por I n d u s t r i a s G r a f i c a s V a l v e r d e , S. A . ; los de fotograbado, por C r e l i o s ; y los de tipografía, por la I m p r e n t a V . E c h e v e r r í a .


P r o g r a m a d e fiestas que el Ilustre Ayuntamiento de la N. y L. Villa de Rentería ha orga­ nizado para los días 21, 22, 23, 24 y 25 de julio de 1964, con motivo de la festividad de su Patrona, SANTA MARIA MAGDALENA.

Día 21, Martes

re c o rre rá las p rin cip ale s calles de la V illa la C om parsa de G IG A N T E S Y C A B E Z U D O S.

A las siete de la tarde.—La B anda M unicipal de C b istu la ris, p re c e d i­ da p or la de C u ltu ra M usical R e n te rian a y la C om parsa de G igantes y C abezudos, re c o rre rá n las p rin cip ale s calles de la V illa, al alegre son del trad icio n a l p asodoble “E L C E N T E N A R IO ” , a n u n cian d o al v ecindario el com ienzo de las F iestas, e n tre alegre volteo de cam panas y disparo

A las d ie z .—La C o rp o ra ció n M unicipal y el C abildo P a rro q u ia l, acom ­ pañados p o r la B anda de M úsica de la A sociación de C u ltu ra M usical cíenteriana, la M unicipal de C h istu la ris y el grupo de M ak ild an tzaris de la Sociedad D ep o rtiv a C u ltu ra l “E rein tza ” , se d irig irá n a la B asílica de Santa M aría M agdalena, de la cual saldrá la trad icio n a l PRO CESIO N que lia de co n d u cir la Im agen de la Santa a la Iglesia P a rro q u ia l.

de cohetes y cbupinazos. A las siete y m e d ia .—En la Basílica de Santa M aría M agdalena com enzarán las solem nes V ISPE R A S de la Santa.

A las d ie z y m edia. En la Iglesia P a rro q u ia l te n d rá lu g ar la so lem ne MISA M A Y O R , que será cantada p o r el n o tab le C oro P a rro q u ial, estando encargado del p a n eg íric o de la Santa u n elocuente o ra d o r sagrado

A las ocho.—En la m ism a Basílica, solem ne SA LV E con asistencia de las a u to rid ad e s en C uerpo de C o m unidad.

A las doce y m e d ia .— E n la A lam eda de G am ón, GRA N C O N ­ C IE R T O a cargo de la Banda de M úsica de la A sociación de C ultura M usical R e n te ria n a , bajo la dirección del m aestro M A NSO , con arreglo al sig u ien te program a :

A las d ie z y m edia.—E n la A lam eda de G am ón, p resen tació n del GRA N E SPE C T A C U L O “R A ZA A RA G O N ESA ” , de la E scuela O ficial y M unicipal de JO T A de Z aragoza, con arreg lo al siguiente pro g ram a :

P rim era parte:

P rim era parte : Jo ta de R em olinos

1.a—T odos son nubes ........... P asodoble

R.

E stilos A ragoneses

2 .a —W alk iria

W agner

D anza de la P a n d e reta de T auste

Gran Fantasía

de

S an J osé

Segunda parte:

E stilos del A lto Aragón

1.a—El lago de los cisnes ... S u ite

R e stas en A ndorra

2 .a —E n tre flores

T s c h a ik o w s k i

....................... Danza A n d aluza J o s é F. P a c h e c o

Dúos A ragoneses De tres y m edia a cuatro.—P o r la E m isora de R adio “La Voz de G uipúzcoa” se rad ia rá un PR O G R A M A E SPE C IA L d edicado a los Renlerian o s ausentes, que será in iciado p or el “C E N T E N A R IO ” .

Bolero de Alcañiz ( Concierto La O livera

De seis a n u e ve .—En la A lam eda de G am ón, C O N C IE R T O B \ ILABLES p o r la Banda de C u ltu ra M usical R en terian a.

Segunda Parte : Bolero C aspolino

DE

A las seis y m ed ia .—En el F ro n tó n M un icip al, G R A N D E S P A R T I­ DOS DE PELO TA con la actuación de las p arejas que lian actuado en el C am peonato de España de aficionados, en las sigu ien tes co m b i­ naciones :

Estilos del Bajo Aragón Jota de la E strella E stilos A ragoneses Jo ta A n d o rrin a

P rim er p a rtid o :

P ic ad ill os A ragoneses

BENGOECHEA y AN DUEZA III contra EZPO N D A y A L E G R IA

S eguidillas de L eciñena Segundo partido:

E strib illo A ragonés

BALDA y SAL AVER RIA contra SA C R ISTA N y N A R R O

Jo ta b rava de Zaragoza D e d ie z y m edia a una y m e d ia .—E n la Plaza de los F u e ro s, C O N ­ C IE R T O DE B A IL A B L E S am enizado p o r la B anda de M úsica de la A so­ ciación de C u ltu ra M usical R e n te rian a .

I las siete de la larde.— En la Plaza de T oros, EM BOLAD OS.

De doce y m edia a dos y m edia. E n la A lam eda de G am ón, C O N ­ C IE R T O DE B A ILA B LES am enizado po r orq u esta y gram ola, q u e m á n ­ dose, a la una en p u n to , el clásico y trad icio n al “Z E Z E N -SU Z K O ” .

De d iez y m edia a dos y m edia de la m adrugada. A ctuación del co n ju n to m úsico-vocal “ Los P érg o la” en el kiosko de la A lam eda de G am ón, q uem ándose a las doce en p u n to , en las o rillas del río O varzun, una vistosa C O LECCIO N DE FU EG OS A R T IF IC IA L E S de la acreditada Casa de H ijos de Félix Mz. de Lecea, de M iranda de E bro.

Día 22, Miércoles

Día 23, Jueves

FESTIVIDAD DE SANTA MARIA MAGDALENA

A las d iez. En ¡a Iglesia P a rro q u ial se celebrará una MISA con asistencia de los niños y niñ as de las Escuelas y Colegios de la V illa.

A las seis y m edia de la m añana.— D IA N A p o r la Banda de Cor netas y T am b o res de la A grupación de C azadores de la D ivisión de M on­ taña

A las once.— En el Salón O n-B ide se p rocederá al R E P A R T O DE PREM IO S y C E R T IF IC A D O S ESCOLARES a los alum nos m ás av en ­ tajados de las Escuelas P ú b licas.

N av arra” n.° 62.

A las siete- S O K A M U T U R R A . y a c o n tin u a c ió n : EM BO LA D O S, en la Plaza de T oros, in stalada en los terre n o s enclavados en la p arte

yi las once y m e d ia .—En la A lam eda de G am ón se in iciará el C O N ­ CURSO COM ARCAL E L IM IN A T O R IO D E BERSO LA RIS c o rre sp o n ­ d ien te a la Z ona de Alza, A stigarraga, F u e n terra b ía , H ern an i, Irú n , L a­ sarte, Lezo, O varzun, P asajes, R en tería, San Sebastián y U rn ieta, para

trasera del C ine O n-B ide. A las ocho. ■-A com pañada p o r la Banda M unicipal de C histularjs

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3 -


el C am peonato de G uipúzcoa, o rganizado p o r la A cadem ia de la L engua Vasca y p atro c in a d o p o r el Ilu stre A yuntam iento de la V illa.

Día 25, Sábado Festividad de Santiago Apóstol (Patrón de España)

A las tres y m e d ia .—En las d istin ta s Salas de E spectáculos de la V illa se org an izarán sesiones de C IN E IN F A N T IL .

A las seis y m e d ia .— D IA N A p o r la B anda de M úsica de la A socia­

A las cin co .— E n la P laza de los F u e ro s, FIE ST A DEL N IÑ O , con lanzam ientos de globos grotescos, granadas jap o n esas, tracas, etc., etc., y actuación de C O L O R IN Y SUS M U Ñ ECO S, p o r el G rupo de A rte que d irig e don José L uis V illa rejo .

ción de C u ltu ra M usical R e n te rian a . A las sie te .—SO K A M U T U R R A , y, a c o n tin u a ció n , en la P laza de T o ro s, EM BO LA D O S. A las ocho.-—PA SA C A LL E S

A las seis ele la ta rd e .—E n la A lam eda de G am ón, c o n tin u a ció n del C O N CU RSO C O M A RCA L E L IM IN A T O R IO DE B E R SO L A R IS , hasta su clasificación fin al.

y sus discos v ivientes” .

A las siete.-—O rganizada p o r la Sociedad D ep o rtiv a C u ltu ra l “E re in ­ tza” , G RA N T A M B O R R A D A IN F A N T IL , que re c o rre rá las p rin cip ale s cali es de la V illa.

Y C A B E Z U D O S.

y

actuación

de

la

F an fare

“P o lito

A las ocho y m e d ia .— A com pañada de la Banda M unicipal de C h is­ tu la ris, re c o rre rá las calles de la V illa la C om parsa de G IG A N T E S

A las d ie z .—G R A N P R U E B A C IC L IST A “M A G D A LE N A ” , valedera para la p u n tu ac ió n “C hallenge” del T ro feo G uipúzcoa, de co rred o res

A las ocho.-—E n el Salón de Sesiones de la Casa C onsisto rial se p ro ­ cederá al R E P A R T O DE P R E M IO S c o rre sp o n d ie n te al CON CU RSO L IT E R A R IO o rganizado p o r la Sociedad D ep o rtiv a C u ltu ral “ E rein tza ” .

aficionados. A las d ie z .—E n la Iglesia P a rro q u ia l, SO LEM N E MISA M A Y O R, y a co n tin u a ció n , am bos C abildos, acom pañados p o r la B anda de M ú ­ sica de la A sociación de C u ltu ra M usical R e n te rian a , la M unicipal de C h istu la ris y el grupo de M a k ild a n tza ris de la Sociedad D eportiva C u l­ tu ra l “E rein tza ” , se d irig irá n p ro c esio n a lm e n te a la B asílica de Santa M aría M agdalena, p ara re in te g ra r a la m ism a la Im agen de la Santa.

De d ie z a una y m e d ia .—E n la A lam eda de G am ón, C O N C IE R T O D E B A ILA B LES p o r la B anda de M úsica de la A sociación de C u ltu ra M usical R e n te rian a y gram ola. A las d ie z y m e d ia .—E n el Salón V ic to ria, G R A N C O N C IE R T O C O R A L, p or la prestigiosa y lau re ad a A gru p ació n CORO EASO , con arreglo a un m agnífico y selecto p ro g ram a que será anu n ciad o o p o rtu ­ nam ente.

A las d ie z .—E n el F ro n tó n M unicipal com enzará la G RA N T IR A D A AL B L A N C O , c errándose la in scrip ció n a las once y m edia del m ed io d ía, y o torgándose valiosos prem ios. A las d ie z y m e d ia .— En la A lam eda de G am ón, T O R N E O R E L A M ­ PA GO C O M A R C A L DE A JE D R E Z , o rganizado p or el C lub T xoko-T xiki.

Día 24, Viernes A las n u e v e .— D IA N A p o r la B anda M unicipal de C h istu laris.

A las o n ce.—E n la P laza de C ip rian o F ernández de L anda, in te re ­ sante CO N CU RSO DE TOC A, cuya in sc rip c ió n se c errará a las doce del

A las d ie z .—P o r las d istin tas bandas que actu arán en el gran alard e de c h istu la ris, alegres “ B IR IB IL K E T A S ” po r las calles de la V illa.

m ed io d ía, otorgándose valiosos prem ios. A las doce y m e d ia .—E n el F ro n tó n M unicipal se c eleb ra rá un gran espectáculo de JU EG O S P O P U L A R E S VASCOS, en el que in te rv en d rá n los fam osos aizkolaris LA TA SA y C H A TO D E C E A N U R I, con e x h ib i­ ción de los re n o m b ra d o s b e rso laris A R O ZA M EN A , de N a v a rra ; MUG A R T E G U I, de V izcaya, y LEX OT1, de G uipúzcoa.

A las once.—E n la P laza de los F u e ro s com enzarán las elim in a to ria s del XV C A M PE O N A T O D E G U IPU Z C O A D E B A IL E AL SU EL T O , o rganizado p o r “ La Voz de E spaña” y p atro c in a d o p o r el Ilu stre A y u n ­ tam ien to de la V illa, siendo co n d ició n in d isp en sab le que las p a rejas p a rticip a n te s com parezcan ataviadas al clásico y trad icio n a l estilo del p aís, otorgándose los siguientes prem ios y trofeos :

A las cuatro de la ta rd e■—E n el b a rrio de O nd arch o , y en terren o s de la rib e ra del río O yarzun, GRAN T IR A D A AL PL A T O de carácter local, o rganizada p o r la Sociedad de Caza y Pesca “T xepetxa” , con

1.°—1.500 ptas. y trofeo del Ilu stre A yuntam ien to. 2.°—1.250 p tas. y trofeo de “La Voz de E spaña’".

a b u n d an tes p rem io s y trofeos.

3.°—1.000 p tas. y trofeo de “ U nión P re v iso ra , S. A., Cía de S eguros” .

De seis a n u e ve .—En la A lam eda de G am ón, C O N C IE R T O DE BA ILA BLES am enizado p o r la Banda de la A sociación de C u ltu ra M u ­ sical R e n te rian a , M unicipal de ch istu laris y gram ola.

4.°— 850 ptas. — 5.°— 750 ptas. — 6.°.—600 ptas. — 7.“—500 ptas. 8.°— 400 p ta s ., h a b ie n d o , adem ás, un p re m io especial de 250 ptas. p a ra la p a reja m ejo r ataviada.

A las sie te .—E M BO LA D O S.

A las doce y m e d ia .— En el K iosko de la A lam eda de G am ón, GRA N A L A R D E -C O N C IE R T O D E C H IS T U L A R IS , con arreglo al siguiente p ro g ram a : 1.a — T x is tu la ria k 2.a — Bi

zatikoa

3 .a — M endiko

..................................................... I. A n s o r e n a

soñuak

Jo sh ep e

6.a — B izk a i’tik 7 .a — A G U R

cinado p or el Ilu stre A yuntam iento.

...................................................... V. Z l b iz a r r e t a

C. I barzabal

.............................................. G. B utrón

A ra b a ’ra

JA U N A K

De d ie z y m edia a dos de la m adrugada.—C O N C IE R T O DE B A I­ LABLES en la A lam eda de G am ón a cargo de la B anda de M úsica de la A sociación de C u ltu ra M usical R e n te rian a y gram ola, in te rp retá n d o se , e n tre otras, una colección de obras a n tig u a s; y a las doce en p u n to , se c o rrerá el clásico y trad icio n a l “ Z E Z E N -Z U SK O ” o toro de fuego, d á n ­ dose fin a las Fiestas P a tro n ales del p re sen te año, a los acordes del pasodoble “EL C E N T E N A R IO ” .

......................................... J . G u r id i

4 .a — R apsodia de A ires Vascos ........................

5.a — P e llo

A las d ie z de la n o c h e.—En la calle de V iteri, C R IT E R IU M C I­ C L IST A , con p ru e b as de v elocidad, de p e rsec u c ió n , a la am ericana, etc., etc., o rganizado p o r la Sección C iclista del C. D. T o u rin g , y p a tro ­

................................. G. B astida

......................................... I. A n s o r e n a

D ir e c to r : D on Isid ro A nsorena. R E N T E R IA , Ju lio de 1964. A las seis d e la tarde.—E n la Plaza de los F u e ro s, co n tin u a ció n del XV C A M PE O N A TO DE G U IPU Z C O A I)E B A IL E AL SU EL T O hasta su total c lasificación, p ro c ed ién d o se seguidam ente al R E P A R T O D E PR E M IO S.

LA C O M ISIO N M U N IC IP A L DE FIE ST A S A probado de 1964.

por

el

A yun tam ien to

P le n o

en

sesión

de 2 de Ju lio

A las sie te .— E n la P laza de T oros, EM BO LA D O S. A las siete y m edia y a las d iez de la n o c h e.—En el Salón A lam eda se re p re se n tará la obra vasca “G O I-A R G I” , de A velino B a rrió la, en tres actos, p o r el c u ad ro artístico de la Sociedad D eportiva C u ltu ra l “E rein tza ” . D e d ie z y m edia a dos y de G am ón, A CTU A CIO N del m ándose, a las doce en pu n to FU EG O S A R T IF IC IA L E S de tecnia Z aragozana.

Del 19 al 26 de J u lio , o rganizada p o r el C lub T x oko-T xiki y p a tro ­ cinada p o r el A yuntam iento de la V illa, se celeb rará la SEM ANA DEL A JE D R E Z .

m edia de la m adrugada.—E n la Alam eda co n ju n to m úsico-vocal “Los P é rg o la ” , q u e ­ de la noche, u n a valiosa C O L E C C IO N DE la a cred itad a Casa de Sucesores de P ir o ­

D u ran te los días de fiestas se po d rán v isita r el I C ertam en Infantil de P in tu ra y D ib u jo , así com o la E xposición del III Salón de A rtistas R e n te rian o s, m ontados en los locales de la A cadem ia de M úsica en las E scuelas V iteri.

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N uevas perspectivas de RenterĂ­a


J¿a (jQMQ/jAxieián n lu n ic ip o d S

e n t a d o s

,

d e

iz q u ie r d a

a

d e r e c h a

:

don José María Zabala U rrutia,

Presidente de la Comisión de G obernación; don Segundo Elícegui Arbeláiz, Tercer T eniente de Alcalde y Presidente de la Comisión de H a­ cienda;

don José María Jordana Sánchez, Primer Teniente Alcalde

y Presidente de la Comisión de L u z ; don Luis Echeverría Iceta, Alcalde Presidente;

don Pedro Otegui Ecenarro, Segundo Teniente Alcalde

y Presidente de la Comisión de Fom ento; don Francisco Urbieta Sierra, Presidente de la Comisión de Aguas y M ontes; don Ignacio Albisu Mendarte, Presidente de la Comisión de Cultura y Deporte.

D

e

p ie

:

don Fernando Marco H ualde, Interventor de Fondos; don

Juan M endizábal Arreche, don José León Eclieveste G aztelum endi, don Daniel Enciso Eguren, don Adrián Salaverría Echeverría y don Juan José Yarzábal Berra, Concejales; don Luis Pellico Prieto, Secretario. Falta en la fotografía

don

Luis

Busselo

Beteta.

que se encontraba

enferm o al realizarse ésta.

CUESTIO NES MUNICIPALES " O A R S O " se complace en publicar a continuación, en las páginas que siguen, las interesantes informaciones recibidas de nuestro Ayuntamiento, en relación con los problemas de interés general que actualmente tiene planteados la Villa.


C u e stio n e s m u n icipale s E ntrev ista d e l P r e s id e n te d e la C o m isió n d e Fiestas d e S a n ta M aría M a g d a le n a c o n el s e ñ o r A lc a ld e -P re s id e n te d e l A y u n ta m ie n to d e R entería, d o n Luis E ch ev erría Iceta, p a r a la R evis­ ta "OARSO". — Señor Alcalde, con ocasión de las fiestas patronales deseamos dirija unas palabras a la población a través de ílOARSO'”. Usted tiene la p a la b ra : —Con sumo adrado envío mi más cordial saludo a todos los renterianos presentes y ausentes, y tam bién a los que viniendo de otras regiones com parten el quehacer diario con nosotros, colaborando al progreso del pueblo. — ¿Cómo ve V . a Rentería en su estado actual? —Ya que V. me invita a contestar le diré que a R entería lo veo lleno de vitalidad, como un polo de atracción que provoca un crecim iento dem asiado rápido, creando conside­ rables problem as al M unicipio, en cuya solución se afana el Ayuntam iento. Hoy por hoy, las necesidades creadas por dicho crecim iento desbordan todas las posibilidades económicas, y estamos atendiéndolas siguiendo un orden de prelación de acuerdo con su urgencia. — ¿Cómo estima que ha de ser el futuro de nuestra Villa? — Es peligroso hacer profecías, pues las cosas no resultan siem pre como querem os, y creo que R entería será lo que las necesidades obliguen. A este respecto, y por si mi contestación pudiese parecer una evasiva, quiero a ñ a d ir : 1.° — R entería no es ni se presta a hacer de él un pueblo modelo urbanísticam ente hablando, porque desde su origen se halla mal trazado, y su topografía tam poco se presta a grandes cosas. 2.° — R entería, por su población, debiera tener más es­ pacios libres, parques y jardines, campos escolares y depor­ tivos, etc., pero esto es ya im posible en la parte construida o núcleo prin cipal, pues los intereses privados han prevale­ cido y prevalecen sobre los pobres recursos económicos del Ayuntam iento para llevar a efecto una expropiación masiva con la indem nización justa correspondiente. Con la aplicación «le la nueva Ley del Suelo hemos planeado el polígono de G alzaraborda con 1.000 viviendas, con grandes espacios abiertos y consiguiendo el m ejor aprovecham iento a su topografía, que no es dem asiado favorable por ser ladera de m onte. En este polígono se han previsto las necesidades escolares, reservándose al efecto superficie adecuada para campos de recreo, jardines, piscinas, etc. Los P adres C apu­ chinos regentarán la nueva Iglesia, que, con carácter de P arroquia, se erigirá en tal R arrio. — ¿Qué problemas tiene actualm ente planteados el A yu n ta m ien to ? —Muchos y acu cian tes: agua potable, escuelas, cem en­ terio, y, asimismo, el canalizado y urbanización para el barrio de Castaño, que, a la par, solucione las periódicas inund'iciones que sufre la parte b aja de la p o b lació n ; pero, sobre todo, esto glosarán los distintos Presidentes de C om isiones; yo quiero hab lar solam ente del aspecto económico. El crecim iento de la población, el aum ento de las nece­ sidades y servicios, y el proceso inflacionista en el coste de los mismos producen una situación ya delicada no sólo aquí,

sino en todos los M unicipios. Si el legislador no pone a dispo­ sición de los A yuntam ientos medios para n u trir los presu­ puestos, o no aum enta progresivam ente las actuales com pen­ saciones en sustitución de los suprim idos arbitrios de con­ sumo, sin tardanza se producirá un colapso. Hoy dicha com­ pensación se halla congelada, ya que lo es en relación con los ingresos del año 1961. El im puesto de Plus Valía, que en los últim os años podría haber sido una estim able ayuda para la hacienda m unicipal, se nos ha escapado, en gran parte debido a la protección legal tendente a solucionar el problem a de la vivienda. En resum en, el presupuesto ordinario m unicipal se queda muy chico frente a las m últiples necesidades de R entería, y si se tiene en cuenta, además, que de dicho presupuesto una parte lo llevan los gastos de personal (p o r cierto, m uy mal pagado), creo que no hace falta decir más sobre este tem a. — ¿Cómo se halla el problem a de la vivienda? —R entería puede enorgullecerse de que en un período de siete años ha planificado 2.000 nuevas viviendas. Ello ha m otivado el aum ento de la población con carácter masivo, creando al A yuntam iento gran cantidad de problem as co­ nexos, y sin que tal aum ento proporcione, en com pensación, increm ento de los ingresos m unicipales. Las nuevas edifica­ ciones, al estar exentas en un 90 por 100 durante veinte años de la contribución urbana, dejan muy reducida la p artici­ pación m unicipal, por lo que se da el caso de que, siendo ellas el motivo del aum ento de cargas y servicios, son las que, por ahora, contribuyen menos. R entería, por sus buenas com unicaciones, y por estar situada en zona industrial próxim a al puerto, es de hecho una ciudad dorm itorio. La expansión continúa y hoy se apunta hacia las laderas, pero soy de la opinión de que hemos ido dem asiado de prisa. La solución de los problem as planteados im pedirá o p arali­ zará el ritm o seguido hasta ahora. — E n relación con el abastecim iento de aguas desearía explicase V. cómo se encuentran las gestiones para solu­ cionarlo. —El Sr. Presidente de la Comisión de Aguas aclara e inform a con detalle dicha cuestión. Hemos m ejorado y seguimos m ejorando el abasteci­ m iento con la reform a de las conducciones, y, en cuanto a nuevos caudales, nos hallam os pendientes del fallo del T ri­ bunal Suprem o relativo a las aguas de K arrika-erreca. Nos encontram os con una carrera de obstáculos que debemos poco a poco ir venciendo, y nos hemos desengañado al com probar que es un tópico aquello de “la herm andad de los pueblos” , “ relaciones de buena vecindad” , etc. Conviene inform ar que en el caso de que el fallo pen­ diente sobre K arrika sea favorable (según esperam os), los nuevos caudales resolverán el déficit actual de estiaje, pero sin que ello perm ita el crecim iento masivo de la construcción, como hasta ahora.

C O M IS IO N DE H A C IE N D A Presidente: Don Segundo Elicegui Esta Ley suprimió el ingreso elástico que, a modo de varilla mágica, disponían los Municipios: la imposición de usos y consumos.

Dentro de la política del Pastado de adecuación de las grandes mag­ nitudes económicas —oferta y demanda—, ha correspondido a los Ayun­ tamientos jugar un importante papel estabilizador, como consecuencia de la Ley de 24-XII-1962, de Reforma de las Haciendas Locales.

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Ante esta coyuntura, agravada en nuestro caso por la necesidad pe­ rentoria de arbitrar fuertes inversiones en gastos extraordinarios o de

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primer establecimiento (Casa Consistorial, escuelas, aguas, cementerios, etcétera), la Comisión de Hacienda viene pergeñando una política diri­ gida en tres direcciones, a saber: Aumento, en lo posible, de los ingresos, restricción, en lo hacedero, de los gastos ordinarios, y, búsqueda de colaboración financiera extra-municipal. De lo conseguido hasta ahora en esta triple vertiente son los siguien­ tes sucintos datos numéricos: INGRESOS.— Montantes de los Presupuestos de los años 1961 al actual 1964: 6.855.000,— ; 7.400.000,— ; 8.548.533,24; y 11.790.000,— de pesetas, respectivamente. GASTOS.— Ahorro —superávit— del Ayuntamiento en 31 de di­ ciembre pasado: 4.118.098,22 pesetas.

COLABORACION EXTRA-MUNICIPAL — a). Sistema hidráulico de EIdotz. - Subvenciones: Estado - 1.028.809,57 ptas.; Diputación 706.840,77 ptas. -- b). Sistema hidráulico Karrica: Préstamo del Banco de Crédito Local al 5,35°¿: 3.170.486,09 ptas.; subvención Diputación: 750.000,— ptas. — c). Casa Consistorial. - Subvención Diputación: 400.000,— ptas. Tras este tríptico y apretada síntesis de conjunto, quiero expresar el reconocimiento de la Comisión hacia las autoridades provinciales — Excmos. Gobernador Civil y Diputación— por su generosa colabora­ ción; a los contribuyentes renterianos, por su pronta contribución y, a las restantes Comisiones municipales, por el coasciente sacrificio de sus peculiares aspiraciones en pro del financiamiento de las grandes nece­ sidades. ¡Que Dios nos ilumine y ayude en ello!

C O M IS IO N DE G O B E R N A C IO N Presidente: Don «losé M aria Zabala Urrutia D e todos es sabida la importancia que tiene actualmente la regula­ ción del tráfico, y más en núcleos urbanos tan populosos como Ren­ tería, y los problemas que plantea el tránsito por las calles de su parte vieja. Por ello, se ha verificado un estudio completo de tal ordenación de tráfico, y ha sido contratado al efecto el suministro de las corres­ pondientes señales, las cuales serán colocadas sin tardan/.a. Creemos que tal ordenación y señalización resolverán definitivamente dichos problemas. También Rentería, debido a su ya gran extensión, se halla preci­ sada de un servicio urbano de transporte de viajeros por medio de auto­ buses, y, habiendo surgido iniciativa particular (Sres. Herederos de don Joaquín Bengoechea Lujambio como promotores del proyecto), por este Ayuntamiento se tramita actualmente el correspondiente concurso para tal establecimiento del servicio dentro del casco de la Villa. Creemos que ello viene a solucionar un importante problema de comunicaciones. Otro aspecto de orden en la vida urbana es el de la adecuada vigi­ lancia, labor que viene realizando la Policía Municipal; y para que tal servicio resulte de una mayor agilidad se ha resuelto dotar a ésta de vehículos, constituyendo una brigada motorizada. Y continuando con los problemas de servicios públicos urbanos mencionaremos haber sido solicitados teléfonos para instalación en las paradas de taxis, debiendo tener tales paradas servicio tanto diurno como

nocturno. Al respecto, también, esta Comisión tiene en estudio la posible ampliación del cupo de taxis, ya que el crecimiento de la población así parece aconsejarlo. En otro orden de cosas, mencionaremos lo referente al nuevo ce­ menterio municipal, pues nos hemos encontrado con el gravísimo pro­ blema de que, a causa del gran incremento de la población (y debido a ello haber mayor número de defunciones), se halla completamente lleno el cementerio actual. Para salvar de momento la situación han sido construidos columbarios con el número de nichos suficiente para ente­ rramientos durante uno o dos años. Sin embargo, la verdadera solución es un nuevo cementerio, el cual, a propuesta de esta Comisión, el Ayun­ tamiento ha acordado continuar el expediente, que en la actualidad se halla en la fase de resolver el problema sanitario de aguas en la zona a que afecta, para, una vez conseguido esto, acometer pronto la nueva construcción. Y, por último, mención aparte haremos de haber sido tramitado nuevo concurso para la contratación de recogida de basuras; y, como consecuencia, haberse formalizado el correspondiente contrato. En resumen, que dentro de las posibilidades municipales se pro­ cura ir buscando soluciones a las necesidades de la vida urbana.

C O M IS IO N DE A G D A S Y M O N T E S Presidente: Don Francisco Urbieta Sierra De todos es sabido el grave problema con que este Ayuntamiento ha tenido que enfrentarse, desde hace algunos años, en lo referente a abastecimiento de aguas. Todas ¡as previsiones realizadas en épocas an­ teriores han quedado desbordadas ante el creciente empuje con que Rentería aumenta. Téngase en cuenta que ha pasado de 4.000 habitan­ tes, en el año 1900, a 23.000, en el año 1964. Para el adecuado suministro se cuenta con aguas procedentes de la regata de EIdotz, una pequeña cantidad de los manantiales de Jaizquibel, y aparte el barrio de Alaberga y el de Galzaraborda reciben aguas procedentes de la red de San Sebastián. El conjunto de todas ellas resulta hoy insuficiente. Por lo que se refiere a las de EIdotz, venía ocurriendo que los canales de conducción en su largo recorrido se hallaban en deficiente estado, produciéndose grandes fugas que disminuían notablemente el caudal. Por ello se realiza actualmente una obra (cuyo presupuesto so­ brepasa los 5.000.000 de pesetas) para corregir tales deficiencias de con­ ducción; y ultimada la primera fase (Estrataburu a Agustinas), ello ha supuesto un apreciable aumento de aforo. En breve se procederá a la construcción de un nuevo depósito en Galzaraborda. Desde el año 1962, este Ayuntamiento es titular, también, de una nueva concesión de 25 litros de agua por segundo, derivadas de la regata de Karrica-erreca, en términos de Oyarzun. Inmediatamente de obtenida tal concesión se ha confeccionado el correspondiente proyecto y presupuesto y se ha verificado la correspondiente subasta al objeto de

contratación de las obras. Sin embargo, el hecho de que el depósito y tuberías afectasen a territorio de Oyarzun ha hecho que por éste de Rentería se solicitase de aquél la licencia para tales obras, al objeto de posibles planes urbanísticos con los que se debería armonizar. Y en su caso también para abono del correspondiente impuesto. Dicho Ayun­ tamiento ha denegado tal licencia, y entablado recurso de reposición, y, a pesar de la advertencia de ilegalidad hecha por el Excmo. Sr. Gober­ nador Civil, según dictamen de la Abogacía del Estado, sin embargo, aquella Corporación ha persistido en su criterio. Ello ha obligado a Rentería a interponer contencioso-administrativo ante la Audiencia Te­ rritorial, la cual ha dictado sentencia anulando el acuerdo de Oyarzun y declarando venir obligado al otorgamiento de la licencia. Contra esta sentencia, Oyarzun ha apelado ante el Tribunal Supremo, hallándose en trámite tal apelación. Todo esto ha demorado el comienzo de las obras, con los evidentes perjuicios, no sólo económicos (debido al nuevo costo de las mencio­ nadas obras), sino también con el terrible daño de no disponer la po­ blación de estas tan necesarias aguas. Citaremos también el estudio llevado a cabo recientemente por el ingeniero don José María Gabarain, como consecuencia de indicaciones del Excmo. Sr. Gobernador Civil, sobre distribución a varios Ayunta­ mientos de esta comarca, de aguas procedentes del embalse de Añarbe (una vez sea construida la ataguía para tal presa); en tal estudio se le asignan a Rentería 23 litros por segundo. Sin embargo, ello aún no


y Arguiñoz. El Ayuntamiento proyecta su inmediata repoblación. Por lo que se refiere a las restantes zonas del monte Añarbe, se hallan repo­ bladas y en período de crecimiento. Puede ello constituir una importante riqueza, pero, naturalmente, a plazo más bien largo, puesto hasta pa­ sados diez o doce años no serán posibles nuevos aprovechamientos de alguna importancia.

ha pasado de mero estudio, ya que el Ayuntamiento de San Sebastián aún no ha manifestado su criterio a este respecto, como parte intere­ sada en aguas de tal presa. En cuanto a montes municipales, en el pasado año han sido apro­ vechadas las maderas de los lugares de Zutola, Alduco-lturrieta, Maitxar

C O M IS IO N DE C U L T U R A Y D E P O R T E S Presidente: Don Ignacio Albisu Mendarte como cosas importantes, pues durante todo el año se ayuda a las so­ ciedades culturales de Rentería, como son las Peñas de Ajedrez, Ereintza, Cine Club y las manifestaciones culturales del Urdaburu. Bien sabemos que esta ayuda es pequeña y menor a nuestros deseos, pero es todo lo que podemos dar.

Nuestra Comisión siente fuertemente la necesidad de muchas cosas, que ayuden a aumentar la cultura de nuestro pueblo. En primer lugar, sentimos la necesidad de un “ auditorium”, en el que se podrían celebrar conferencias, conciertos, proyecciones culturales y un sinnúmero de actos que podrían tener cabida en este recinto. Luego quisiéramos instaurar unas becas de estudios superiores, para ayuda a los estudiantes renterianos. Esto no sólo no está en proyecto, sino que las bases de estas becas están en estudio y confección, y sa­ bemos que cuentan con el apoyo de la Corporación. Estos dos proyectos

Con referencia al deporte, hay un proyecto que estimamos el más importante para la vida, no sólo deportiva, sino cultural y hasta social de Rentería. Se trata del proyecto de cubrir y ampliar el actual Frontón Municipal.

Secciones longitu d in a l y tra n sversa l del nuevo fro n tó n proyectado.

El proyecto no es nuevo, sino que fue sentida esta necesidad tam­ bién por hombres que ocuparon anteriormente esta Comisión, y encar­ garon la confección del proyecto al señor Zaldúa, nuestro Arquitecto Municipal, que, con unas últimas pequeñas modificaciones, referentes al techo del edificio, creemos que ha quedado perfecto. Su situación es óptima, por su cercanía con la carretera, con antepuerta y aparcamiento de vehículos en la Vega de Iztieta. Se utiliza la cancha actual y los servicios están instalados en un pabellón adosado al frontis, por la calle Alfonso XI y bajo los asientos de cancha en semisótano. En el primer pabellón están los vestuarios para cuatro parejas de pelotaris y habita­ ción para el conserje; en los semisótanos, están los dos amplios vesturios para deportes por equipos de hasta quince jugadores.

millones de pesetas, y decimos actual, pues ya sabemos todos las modi­ ficaciones que experimentan los precios cada año. Existe un plan de colaboración con la Delegación Nacional de Educación Física y D e­ portes, que da una ayuda importantísima, pero el resto, que es el cin­ cuenta por ciento, nada menos que dos millones, es difícil poderlos obtener de las arcas municipales, en este momento en que todas las dis­ ponibilidades de nuestra Corporación están proyectadas a solucionar el problema del suministro de agua potable, que, por unas cosas y otras, está hipotecando el dinero existente, y con ello la facultad de hacer más cosas en pro de nuestro pueblo, como es nuestro deseo. Esperamos que este proyecto tan acariciado por los renterianos, una vez pasados estos momentos, pueda ser llevado a cabo.

Los asientos están dispuestos en dos alturas (concha y entresuelo), ocupando el lateral del edificio, con un total de 1.200 localidades sentadas. Las dimensiones serán 50 metros de largo, por 10 de cancha y 6 de contracancha, que permiten el juego de pelota en todas sus especia­ lidades y, al igual que en edificios similares, puede utilizarse para toda la variedad de juegos y deportes. (Podría sustituir al “ auditorium” antes citado.) Salta a la vista del más profano la multiplicidad de aplicaciones que puede tener un recinto cerrado en nuestro pueblo para cualquier manifestación artística, cultural y deportiva. Como siempre, la mayor dificultad en su realización es el dinero. El monto actual del proyecto está en la respetable suma de cuatro

Y nos resto por informar al pueblo que, entre nuestros proyectos, está el de convertir la Plaza de los Fueros en el Parque Infantil de que tan necesitado está Rentería. Existe un bello proyecto, también del señor Zaldúa, que convertirá ese erial actual en un bello parque para niños con fuentes, árboles, pista para juegos y una iluminación que hará de esa plaza uno de los más bellos rincones de nuestra Villa. Que, ¿por qué no se hace? Pues tendríamos que contestar con las mismas palabras que hemos dicho anteriormente para el proyecto del frontón. Quiero terminar diciendo que esta Comisión, totalmente identifi­ cada con su pueblo y sus intereses, continuará en su empeño de elevar el nivel cultural y deportivo de nuestro querido Rentería.

C O M IS IO N DE LUZ Presidente: Don José M aría «Jorriana Rentería, como la mayoría de los pueblos que han tenido en estos últimos años un desarrollo importante, motivado por la construcción de enormes bloques de viviendas, urbanización de nuevas calles y

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aumento considerable de nuevos vecinos, ha creado al Municipio grandes problemas, no de tan rápida solución como todos quisiéramos, De estos problemas queremos resaltar uno: el del alumbrado eléc-

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trico para el servicio publico. Este, ya de por sí anticuado, por ser una red de tendido aéreo, aparte de ser feo, se encuentra en muy malas condiciones de conservación en la mayoría de nuestras calles, y si bien antes, ante el gran peligro constante de inundaciones, exigía tenerlo en tal instalación aérea, hoy en día, desaparecido este peligro, podría me­ jorarse, canalizando en el suelo con un nuevo tendido de buenos materiales. En Rentería hace falta luz, hay muchas calles y sitios prácticamente oscuros. Una de las mayores preocupaciones e inquietudes de esta Co­ misión es la iluminación de la Alameda de Gamón, donde el alumbrado público, escaso y pobre, sobre todo en los días festivos y durante los bailables, hace el lugar propicio al escándalo e inmoralidad; y aquí es donde primero encaminamos nuestros deseos de buscar la mejor solución, dotando a esta Alameda de un alumbrado adecuado, ello, naturalmente, dentro de nuestros recursos económicos.

Euskallzalehen arleko goraberak

Por otro lado, sería un gran alivio y ayuda si los comerciantes e industriales, con sus escaparates y anuncios luminosos, coadyuvasen a esa luz necesaria, manteniéndolos encendidos algo de tiempo durante las noches de los días festivos. Esto creo que, aparte de ser beneficioso a sus negocios, daría mayor vistosidad a las calles más concurridas del pueblo. Como el mejoramiento de nuestro alumbrado público va acompa­ ñado de un enorme gasto, sólo se puede hacer lo más necesario por el momento, pensando que el Municipio se enfrenta con otros proble­ mas más graves y de carácter más urgente, como el abastecimiento de aguas, nuevo cementerio, y grupos escolares, tan necesarios en esta villa, donde nos estamos poco a poco quedando atrás. Una vez atendidas tales urgentes necesidades es nuestro propósito la mejora total del alumbrado público, poniendo a Rentería a la altura de los pueblos mejor iluminados.

O ARSO ’ren deiari erantzunaz, ona emen idazle gazte bat gurekin: ARREG Vtar Ricardo. Gure artean berria izan arren, eusko idazle bezela oso ezaguna. Bera degù, ZERLlKO A R G IA ’ren alde sutsu jokatzen ari dana età aldizkari ortan azaltzen dira gazte onen lan mamitsu età sakonak. Orrelako askorekin noraiio jasoko genduke gure izkuntz ederra?

,

O ARSO ’k, ongi-etorri beroenarekin, età bere esker-ona agertuaz, pozik argitaratzen du ARREG Vtar Ricardo’k idatzia.

Z erb ait idazteko esan didate. Baiezkoa em an det, età gogò onez gainera. B aiñan idazten asi baiño lehen, galdetu diot nere b u rin ari bai detan esatekorik ezer. Bear bearrezkoak ez izan arren, età garrantzi txikikoak izanda ere, zerbait esan dezaketela iru d itu zait. U rtebete ta geiago badaram akit, asterò asterò, alderdi ontako euskaldun astekari bakarrean zerbait ezagutzen ditutela esan dezaket. G orabera oietzaz zerbait esan nai nuke, ta baita euskaldun idazle gazte bati zer prolem ak azaltzen zaizkion ere. Asterò, nik idatzitako zerbait argitaratzen da. Lenen konturatzen naizena da idazten ditutenak ez dirala oso ondo idatziak egoten ; ez euskeraren aldetik, ez, ideien aldetik baizik. O rregatik, ara lenengo galdera ta lenengo prolem a : zerbait egiten det, baiñan gaizki. Zer da obea, gaizki egitea edo ez egitea? B adakit norbaitek erantzungo ditena : onena ondo egitea da. B aiñan ortarako betarik ez baldin badegu? N ere ustean, gaizki egi­ ten baldin bada ere obea da gaizki egitea ezertxore ez egitea baiño. Izan ere, gaur egunean euskaldunok dauzkagun prolem ak, egiñaz b ak a rrik konpondu ditzazkegu. Gure literatu raren goraber ta prolem ak ez dira erabakiko onela edo bestela egin bear dirala esanaz baizik, età idazleak, irak u rleak età lib u ru ak ugarituaz. Jak in a, egitekotan obea da ondo egitea; baiñan ala ere, ez du iñork eduki bear b ild u rrik euskeraz idazteko gaizki egingo duala pentsatuaz. Egiñak berak erakutziko digu zeiñ izan bear duan biderik egokiena ; zeintsuek d irán idazlerik onenak ; zeiñ dan euskalki egokiena, euskera batuko duan euskalkia. Gauz geienetan bezela, askotaz ere, obea da bebetik gora ibiltzea, goitik beberá baiño. Indukzioa obea da dedukzioa baiño. O rretzaz gaiñera, gaur idazle gazte batek, batez ere ikaslea edo estudiantea baldin bada, ea obea ez ote litzaken ikasi, ta gerorako ondo prestatutzea, oraiñ

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idazten ta euskal kontuetan denbora galtzen ibiltzea baino, galdetu bear dio bere b u ru ari. G aur bat, euskaltzalehen tartetan sartzen baldin bada, eten gabe sortuko zaizkio lanak, eginbearrak ; ta gainera egin bear guzti oiek bear bearrezkoak iru d itu k o zaizkio. Batek konturik edukitzen ez baldin badu, pixkanaka pixkanaka bere ikasketak aide batera uzten asiko da. O rduan, zer egin bear du? Ikasketari bak arrik eutsi ta gaitiontzekoak aide batera ulzi? Bai, badakit, neurri b at billatu bear da ; bainan saltza auetan dabillenak badaki zenbat kostatzen dan neurri ori billatzen, betetzen. Euskerazko prolem aren ganean zerbait dakitenak badakite, gutxi gora bera, zer egin bear dan età zer bidek ja rra itu bear diran prolem a ori askatzeko. B ai­ nan zoritxarrez, konturatu naizenez, asko dira “ onela edo bestela egin bear da” esaten dutenak, età oso gutxi dira benetan lan egiten dutenak. Età orixe da arrab irik aundiena einaten duana. P lanifikadoreak m illaka ditugu, bainan egilleak oso gutxi. Am aseigarren gizaldian, euskal idazle batek bertsotan esaten zion euskerari plazara atera bear zuala. Euskerak, bizitzeko, bear bearrezkoa du, ori, plazara ateratzea. B ainan oraindikan etxe b arm a n sartua daukagu. Gure artean itxita gaude. A teratzen dan guztia, idazten dan guztia, beli irak u rle berdinen eskuetan eroritzen da. Età neronek pentsatuta ere b adaukat, askotan geuren burua ez ote degun enganatzen esanaz, alegia, orain lenago baino lib u ru geiago argitaratzen dirala euskeraz. B aditeke, bainan askotaz ere obea genduke jakitea lenago irakurle geiago baditugula. Gerta diteke emen azaldu ditudan erru oietatik, nerorni ere libre ez egotea. Baita ere gerta diteke nere jokabidea austea : au da, euskeraren ganean ez idaztea baizik, età euskeraz idaztea. Ori egin baldin badet, barkazioa eskatzen dizutet guztiori.


T r ip o t a je

jerárquico por FAUSTO AROCENA

niamente igual en jerarquía a esos otros titulares congéneres, pasó de administrar justicia a perseguir borrachos o, a lo sumo, a dirigir la circulación pública. Pero de esto voy a tratar más despacio al comentar el dictamen del asesor jurídico del muni­ cipio renteriano.

He aquí tres designaciones distintas para un mismo cargo: Preboste, Almirante y Alguacil. De ellas sólo se mantienen en uso corriente las dos últimas. También se mantiene la primera, pero sólo en su originaria forma latina de Prepósito, y aun ésta, desfigurada, porque en vez de emplearse como voz sustantiva para referirse al que rige a la Compañía de Jesús, se ve susti­ tuida por la forma adjetiva y complementaria de General. Si­ guen, pues, en pie. las otras dos: pero con una notoria adultera­ ción de su prístino significado, es decir, con dirección alcista la primera y bajista la segunda, lo cual se verá en las líneas que siguen, que tratan de comentar un informe en derecho obtenido por el Concejo de Rentería en 1819.

Y lo que ocurrió en este caso fue, según se deduce de las noticias del archivo municipal renteriano, que el “alguacil o preboste” de la villa necesitaba tener la calidad de vecino con­ cejante, es decir, de esos vecinos que para serlo habían de ser también hidalgos con hidalguía litigada o entroncada y ser ade­ más propietarios de bienes raíces por la cuantía de treinta mil maravedís. Pero sucedía que, al ser uno designado alguacil, per­ día automáticamente el derecho a concurrir a los concejos ge­ nerales o abiertos y votar en ellos.

Por lo demás, la reseña de las funciones de los titulares de esos tres cargos se cifraba sobre poco más o menos en conside­ rarles ejecutores, carceleros y porteros. Y esas mismas funciones, pero bastante más encumbradas, ejercían, como ha quedado di­ cho, los prebostes de San Sebastián, un poco en la línea de sen­ tido medieval del preboste o paborde, según fuese funcionario de señoríos civiles o eclesiásticos e incluso de dignatarios áulicos. Tuvo el Prebostazgo de San Sebastián su edad de oro, y los Engómez se las tenían tiesas con los alcaldes.

La verdad es que no contaban con que el titular de enton­ ces, el de 1819, era hombre que no toleraba ninguna disminución de derechos y se enfrentaba con quien quiera que fuese, por lo que organizó contra el municipio una briosa ofensiva. La cosa fue a mayores y el concejo no tuvo más remedio que solicitar el asesoramiento de un jurista. Era éste el Doctor Antonio Be­ nito, residente a lo que parece en Oyarzun, el cual tomó en serio su misión y abordó resueltamente el asunto.

He dado por casi desaparecido el cargo de preboste. Pero la verdad es que todavía suena en su versión vasquizante de proostia o prostua en muchas poblaciones, y en el mismo Ren­ tería se mantiene, según me dice Boni Otegui, la dinastía Prosíu como se mantiene la de Lukainka, muy dignamente representada por el inteligente e intelectual Bozas Urrutia. Claro está que han desaparecido todas las preeminencias de que antes se hallaba revestido, ya que casi era un señor de horca y cuchillo o, por lo menos, un señor de cárcel propia, al mismo tiempo que bene­ ficiario de parte de las ballenas que mataban los otros.

Como el Ayuntamiento estimaba que la negativa a autorizar la concurrencia a concejos abiertos sólo producía efecto en cuan­ to durasen las funciones del titular del cargo, el abogado opi­ naba que la calidad de vecino concejante no podía perderse ni aun provisionalmente por esa circunstancia. Entendía que esa privación de derechos, por muy circunstancial que quisiera es­ timarse, “ será —decía— una invención político-escolástica que no debe hacer fuerza ninguna a una razón imparcial y desinte­ resada. Es —continúa— una verdadera pérdida en sus derechos mientras es alguacil. Es lo mismo que, si se dijera que para ser alguacil es preciso que el pretendiente pruebe y demuestre que tiene una vista muy perspicaz, pero que, luego que lo demostrase y le nombrasen alguacil, le sacasen los ojos” .

El Almirante ha ascendido vertiginosamente sobre la primi­ tiva importancia de sus titulares, ya que sus funciones de adm i­ nistrador de justicia se vieron encumbradas a la de navarca, o sea, máxima jerarquía de la navegación armada. Porque desapa­ reció afortunadamente la testaruda insistencia de atribuir al almirante o alguacil de San Sebastián la categoría de almirante naval preñado de honores.

Y con esto quedó demostrado una vez más que los guipuzcoanos son muy celosos de sus atribuciones y hacen prevalecer en sus apetencias al fuero sobre el huevo.

El alguacil, en cambio, descendió, porque, siendo primige­

Fausto Arocena 11


E l m ontículo que servía de pantalla al sol al caer la tarde, estaba repleto de casas.

ADIOS al PAISAJE por David M.° T E L L E C / IE A Hace algún tiem po, al rem over el contenido de un viejo

m onte en forma de flan. Y la loma tras la que se oculta el sol.

baúl repleto de papeles y cuadernos de mi infancia, topé con

Ahora, a mis pies, una explanada de cemento con una

un paisaje dibujado por mí. Aquel papel lleno de trazos in­

calzada de adoquines, repleta de anim ales y carruajes. Des­

seguros y colores de pintura barata, me bizo reflexionar sobre

pués, un largo edificio. Y a través de sus cristales un ince­

el paisaje. Lo que significa y representa para nosotros.

sante m ovim iento. Detrás, una casa bastante alta. Y luego un

Rara será la persona que no sienta en su interior un gran

trozo de cielo azul y un sol radiante. Nada más.

gozo al contem plar la grandeza de las m ontañas, la tra n q u i­ Me entraron ganas de ver lo que había quedado tras

lidad de las cam piñas, el m urm ullo de los arroyos, la paz de

aquella casa. Y así, me fui por la carretera a la estación.

los rincones de sabor añejo. Sin em bargo, cada día que trans­

Pude distinguir unos edificios nuevos, que, naturalm ente, an ­

curre, el paisaje va siendo lacerado. En todas partes se cons­

tes no entraban en mi paisaje. Luego bordeando unas huertas

truyen edificios sobre antiguos vergeles. Desaparecen los a rro ­

me dirigí al campo. \ allí sentado bajo un árbol, contem plé

yos bajo gruesas capas de horm igón. Caen los árboles para

el pueblo. Antes, dirigí la vista hacia el m ontículo que servía

dar paso a extensas avenidas. Y son derruidas las construccio­

de pantalla al sol al caer la tarde, y vi (pie estaba repleto de

nes seculares para ser sustituidas por otras de líneas m odernas. Y

casas. El m onte en forma de flan seguía igual que antes.

así, el paisaje, alim ento espiritual, m uere quedam ente Distinguí los edificios que ahora m iraban a la naturaleza.

destruido por el progreso. Ks natural que esto suceda. La vida m oderna lo exige V no podemos luchar contra ella. No nos

Kran las avanzadillas del progreso. Altas, esbeltas, llenas de

queda más que añorarlo y solazarnos de vez en cuando con

vida. Ofrecían un aspecto radiante bañadas por el sol y por

su recuerdo.

la luz. Más atrás, numerosos tejados em ergían con timidez.

De esta m anera, el dibu jo que encontré me sumió en mi

Y pensé, que aquella quietud que me rodeaba, la hierba

paisaje de antaño.

que se mecía al compás del viento, los árboles que ahora es­

Bajo el balcón, la huerta poblada de maíces balanceantes

parcían su fronda por la cam piña, desaparecerían pisoteados

al sol. La blanca casita en medio de ella. La carretera que

por moles vivientes de horm igón, dentro de algún tiem po.

m uere en la estación. Y allí el viejo tranvía que se detiene

Y solam ente quedarían para solaz del recuerdo en algún a rru ­

chirriando. A lo lejos, la cam piña salpicada de caseríos. Y el

gado dibujo escondido en las profundidades de un viejo baúl.

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12 -


Rentería necesita nuevas Parroquias por D. A N SE L M O A R R IE T A , Pbro.

1 La parroquia no es simplemente un “ templo" donde los fieles pueden cum­ plir sus deberes religiosos. Su función principal no es sólo la de “ prestar unos servicios religiosos dominicales". Su misión es la de ser estimulante de la vida cristiana de un grupo humano determinado, suscitar un verdadero espíritu de comunidad cristiana entre sus miembros, y constituir una auténtica familia parroquial. No basta, por tanto, con multiplicar los lugares de culto con el fin de que la población pueda cumplir con mayor facilidad sus deberes religiosos. La “ Iglesia de transeúntes” no será jamás un ideal de acción apostólica de la Iglesia. Este ideal sólo lo llenará cuando, enclavándose en el corazón de un barrio, pueda adaptarse a la vida social que fluye del mismo, y desde su enclave pueda más fácilmente influenciar y trasm udar en realidades divinas la misma vida social humana. Si nos contentamos con asegurar una práctica religiosa en el sentido de “cumplimiento", aumentamos la noción equivocada de tantos cristianos que identifican su catolicismo con la manifestación externa de “ ir a m isa”, en vez de dejarse integrar activamente en un grupo comunitario que impregne su espí­ ritu, forje su mentalidad, eleve sus criterios y les preste su colaboración y ayuda también en lo temporal. Incluso estudios de sociología sobre la práctica religiosa parecen arrojar esta conclusión: que el simple establecer un lugar de culto que facilite la asis­ tencia a las prácticas religiosas, ni siquiera es suficiente para que autom ática­ mente se produzca un aumento de práctica en dicho sector. Tal vez este aumento podría darse tratándose de zonas muy cristianas. Pero los aumentos de población en las ciudades se producen cada vez más por un fenómeno inmigratorio, el cual tiende a producir un cierto desarraigo de formas de vida, incluso de manifestaciones religiosas. Para vitalizar estas nuevas zonas se precisa encuadrarlas dentro de un nuevo marco social de barrio o sector, revestido de la calidad de parroquia. El asegurar la “ celebración de una misa" no resuelve el problema de la evangelización de un nuevo sector. Se p ecisa la implantación de un foco de dinamismo apostólico con la permanencia apostólica de uno o varios sacerdotes, plenamente responsa­ bilizados, y un grupo de cristianos activos y organizados. Muchas parroquias urbanas evidentemente no tienen la posibilidad de cons­ tituir comunidades humanas viables. Al abarcar a muchas almas no “ aprietan" sino a un pequeño número. El “ buen pastor" debe conocer personalmente a sus ovejas y éstas a su pastor. La eficacia pastoral radica, ante todo, en el contacto personal del sacer­ dote con los fieles y de éstos entre sí. Las parroquias que cuentan con 4.000 habitantes y hasta un máximo de 6.003, son las que la sociología religiosa moderna considera más aptas para el nacimiento de una nueva comunidad cristiana en las grandes aglomeraciones urbanas. Más allá de ese límite, el poder cristalizante de la parroquia va dismi­ nuyendo hasta perder toda su fuerza cuando la población de fieles alcanza la cifra de los 10.000. Esta ve dad la palpan de una manera especial los sacerdotes que llevan trabajando muchos años en Rentería y que han vivido las dos épocas: la de antes, cuando se podía trabajar a gusto en una parroquia de dimensiones hu­ manas, y la de ahora, en que han quedado desbordados por las avalanchas de gentes que han ido llegando. Rentería, sin duda alguna, como en otros servicios, también en los religiosos ha quedado desfasado y está reclamando la creación de nuevas parroquias con nuevos pastores al frente. Rentería ocupa el tercer lugar entre los pueblos de la provincia, tras Eibar e Irún, según el censo del sesenta. En estos últimos años, la parroquia de Irún se ha dividido en cinco, y la de Eibar en cuatro. Es de esperar que ahora le toque el turno a la parroquia de Rentería. Estudiando de cerca la expansión demográfica de nuestra Villa, la urgencia se hace más patente. 13-


II A) Año

dan de alta en el Padrón, y por fin que no todos los que llegan a Rentería se empadronan, concluimos que la cifra de 23.000 como población actual de hecho no es exagerada.

Ante todo veamos el crecimiento durante este siglo. Población de hecho

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960

POBLACION DE R EN TER IA FINALIZADOS Y HABITADOS LOS CUATRO POLIGONOS MENCIONADOS

Crecimiento intercensal Absoluto

Relativo

— 1.446 1.429 2.017 1.138 2.678 5.858

— 35,4% 25,8% 29 % 12,8% 26,4% 45,8%

4.081 5.527 6.956 8.973 10.106 12.784 18.642

18.642 + 15.995

Pero, ¿cuándo estarán terminados estos cuatro polígonos? Iztieta tiene un plazo oficial, para estar terminado, de 10 años a partir del 58 en que fue aprobado. Sin embargo, hoy, si excep­ tuamos los solares ocupados por Similcuero y algunas otras edi­ ficaciones viejas, ya no queda más que un solo terreno edifi­ cable que no acusa movimiento de obras. GALZARABORDA, aprobado el 1959, tiene un plazo de 20 años. Sin embargo, de las 1.250 viviendas, 302 están ya terminadas; unas 650 están en construcción y serán finalizadas para el año 1965 parte de ellas, y el resto en 1966. Y sólo quedan sin acusar comienzos de ges­ tiones 300 viviendas, pero al ritmo actual es de prever que esta­ rán terminadas prácticamente para 1970.

Al ritmo de crecimiento de la década 50-60, que fue de un 45,8%, Rentería tendría para 1970, 8.639 habitantes más, que dan un total de 27.280. Según estudios técnicos realizados en octubre de 1963, en relación con el abastecimiento de aguas y por encargo del Ayun­ tamiento, la población de Rentería para 1968 ascendía a 25.942. Proporcionalmente en 1970 daría 27.767.

G ABIERROTA y M O R RONGUILLETA tienen también un plazo de 10 años y deberán estar finalizadas para 1970. Conclusión: Rentería 1970 ................ 34.637 habitantes.

Sin embargo, tenemos la casi seguridad de que estos cálcu­ los van a ser ampliamente superados por la realidad, pues la década actual dará un ritmo de crecimiento superior al 45,8% del decenio anterior. Mientras en este decenio sólo hubo un po­ lígono fuerte que pesó en el crecimiento, el de ALABERGA, con sus 563 viviendas, esta década ha visto comenzar y verá terminar, al menos prácticamente, dos enormes polígonos: IZT IET A y GALZARABORDA.

C)

POLIGONOS APROBADOS Y EN CONSTRUCCION Viv. proyect.

Viv. const.

Lo cual daría una poglación en Rentería de 45.637 habi­ tantes. Quizá la cifra nos asuste, pero es menester enfrentarse con ella y a tiempo. Estamos en vías de desarrollo industrial. Si observamos lo que ha pasado en pueblos parecidos de Europa, de Cataluña, o más cerca aún, de la Ría de Bilbao, podremos sacar lecciones adecuadas para nuestro caso.

TOTA LM ENTE Pob. total

Pob. actual

G alzaraborda .... Iztieta .................. G abierrota ......... M orronguilleta ..

1.250 1.466 610 280

302 751 178 60

5.750 6.743 2.806 1.288

1.389 3.454 819 276

Total .......

3.606

1.291

16.587

5.938

POLIGONOS APROBADOS PERO CONDICIO­ NADOS A LA SOLUCION DEL AGUA

Gastaño-Alduncin .............. 375 viviendas 1.275 habitantes Agustinas ............................ 600 ” 2.710 Sta. Clara-Alduncin ......... 225 ” 1.035 Edicon (hacia Pasajes A) 1.300 ” 5.980 Total ................ 2.500 ” 11.000

Por lo tanto, para saber la población de Rentería hacia 1970, más útil que basarse en los ritmos de crecimientos que nos dan los últimos años, nos será el estudiar de cerca los polígo­ nos en construcción. B)

34.637 habitantes

III Ante esos datos, la urgencia de nuevas parroquias salta a la vista. La Parroquia, secundada por el Ayuntamiento y la Direc­ ción Provincial de Urbanismo y Arquitectura, hace ya varios años, se viene preocupando del problema. Se logró la construc­ ción del Templo de Alaberga, se han reservado solares en Iztieta, Galzaraborda y Edicon para futuras Iglesias.

El cálculo de población lo hemos hecho multiplicando el número de viviendas por 4,6. En el censo de 1960 el índice de personas por vivienda era 4,67. Al aum entar el número de vi­ viendas y disminuir su escasez es de suponer que el índice dis­ minuya. Pero pudiera no ser así, sino que aum entara ese índice: los pisos cuestan caros y entonces se recurre a suavizar la carga viviendo muchos en cada vivienda. Así, por ejemplo, Gabierrota daba un índice de 5,8 por vivienda.

He aquí tres nuevas parroquias más necesarias: IZTIETA. Cuenta con un solar para Iglesia en la Plaza de la Diputación, de 675 metros cuadrados. GALZARABORDA. Entre los caseríos Galzaraborda y Aldacoenea está reservado un terreno para Iglesia, que mide 725 metros cuadrados.

Para calcular la población posible actualmente por una par­ te, y la que Rentería puede albergar una vez terminados esos polígonos, hay que descontar 102 viviendas que ya se habitaron en Gabierrota para cuando se terminó el Censo de 1960 y que dan una población de 592 personas. Por tanto

ALABERGA.—Tiene ya un templo, pero de dimensiones no muy amplias. Otras Parroquias previsibles para el futuro:

R E N T E R IA HOY PUEDE ALBERG A R 18.642 + 5.346 = 23.988 habitantes

Serías otras tres. A) EDICON. Es la que, de empezar la edificación del te­ rreno se planteará con más urgencia por tratarse de 1.300 vi­ viendas nuevas.

Digo y subrayo “ puede” , porque el que en julio de este año tengamos 1.189 viviendas más que en 1960, no quiere decir que todas ellas estén ya habitadas. Podíamos aceptar con bastante seguridad como población de hecho actual 23.000 habitantes.

B) GABIERROTA. Comenzaría a partir del puente de Sta. Clara, teniendo como centro de gravedad el polígono de Gabierrota. C) AGUSTINAS. Tendría como centro de gravedad el polígono de las Agustinas de 600 viviendas. Dentro del mismo irá un terreno para Iglesia.

La rectificación del Padrón de diciembre del 1963 daba la cifra de 21.710. Si tenemos en cuenta el crecimiento biológico y el aumento por inmigración de estos meses, el hecho por otra parte, de que muchos niños renterianos nacidos en San Sebas­ tián desde 1961 no se inscriben en el Registro de la Villa, ni se -

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a pesar del buen aspecto de las casas, y a pesar de los postes de televisión que pudieran ir poblando los tejados.

Según este anteproyecto tendríamos el siguiente CUADRO GENERAL DE PARROQUIAS Población al terminar los polígonos Poblac. 1964 Poblac. 1970 condicionados Parroquias Iztieta .............. Galzaraborda .. Alaberga ......... Edicon ............. Matriz .............. Gabierrota ...... Agustinas ........

6.301 3.694 2.947 — 11.058 — —

9.590 7.676 4.567 — 9.412 3.633 —

9.590 7.676 4.400 6.147 11.745 3.633 3.187

TOTAL ...

24.000

34.868

46.378

La sociología religiosa aconseja que toda comunidad defi­ nida geográficamente y con suficiente densidad demográfica sea revestida de la forma canónica parroquial, para que la parro­ quia sea el alma espiritual de dicha comunidad. Más. Una parroquia presente desde el comienzo de la vida de una barriada y ligada a la misma en sus preocupaciones y afanes, tendría una fuerza de atracción, de cohesión, de ani­ mación espiritual, de enraizamiento de las familias y las perso­ nas, mucho mayor que si viene una vez que la comunidad se halla establecida. He aquí, pues, una empresa noble, de altos vuelos para el bien del Rentería presente y futuro: dotar a las nuevas barria­ das de Iglesias parroquiales propias. Todos pueden y deben arrim ar el hombro en esta gran tarea que requiere ingentes re­ cursos no sólo económicos, sino también de energías a desplegar.

IV IV. A modo de epílogo. El sociólogo Doucastella afirma que el suburbio no se su­ pera destruyendo las chavolas y levantando en su lugar una barriada. Si ésta no cuenta con escuelas, con servicios religiosos adecuados, con centros sociales, todavía subsiste el suburbio.

No lo olvidemos. Plantar la Iglesia en las nuevas comuni­ dades humanas es esconder un fermento poderoso en medio de la masa, es hacer a Cristo presente en medio de nosotros y de nuestros hermanos.

LOS HOMBRES DEL OYARZUN R entería tam bién tiene su río, pero todos los vecinos de esta Villa prefieren no hablar de él. Es un río que alcanza su m adurez dem asiado pronto para llegar a ad q u irir gran­ deza, como un niño que súbitam ente frisara en la cuarentena, sin h aber pasado por ese período turbulento de la adoles­ cencia. P o r eso, el Oyarzun, que ese es el nom bre de nuestro río, es cojitranco, sucio, m aloliente y con rasgos seniles en unas aguas con el color de eso que, en algunos bares, llam an café con leche. Quizás por esta misma razón, por su senilidad p rem atura, se desata algunas veces con fanfarronerías de ado­ lescente y estalla com etiendo las gam berradas de una juven­ tud inquieta sin suficiente formación. Pero los ríos tam bién tienen sus hom bres, sus personajes, seres hum anos estrecham ente vinculados a su existencia; y el nuestro, por no ser menos que otros, en algunos momentos absorbe ciertos seres que, viviendo ju n to al río, ni siquiera tienen conciencia de su existencia la m ayor parte del tiem po. P odríam os decir que el Oyarzun nos tiene en jaque a casi todos los habitantes de R entería, cuando menos un par de veces por añ o ; a todos los que, salvo en estas determ inadas circunstancias, vivimos com pletam ente despreocupados de nuestra corriente fluvial, excepto cuando algunos días vera­ niegos nuestros olfatos acusan de la existencia de esas aguas que, sin ser arroyo, se deslizan junto a nosotros em paredadas con ínfulas de hidrografía. De ello dan fe serenos y com erciantes cualquier noche de esas en que las nubes cabalgan sobre los m ontes que nos rodean, acometidas de vom itonas torrenciales. Y nuestras n a­ rices, en esas noches caniculares en que nos sentamos en la Alam eda para dejarnos acariciar por la brisa, y term inam os levantándonos porque nuestras pituitarias protestan enérgi­ camente. Pero el Oyarzun tiene unos hom bres que con ser cono­ cidos de todos o casi todos nosotros, son ignorados por la m ayoría de los renterianos. Se les puede ver en esas noches invernales en que la brum a juega a olfatear tejados, y el “sirim iri” da lustre de charol a las calzadas; andando despacio de un lado al otro, con la vista fija en las aguas como si quisieran descubrir de ellas m isterios recónditos; jugando a equilibristas; siem pre con paso lento sobre el pretil de la orilla derecha del Oyarzun. Son conocidos en la fábrica, en el taller, en la calle y en los b ares; pero casi todos les ignoran en estas andanzas noc­

turnas; y el uno puede llam arse P atxi, el otro con un caste­ llano Juan, y aquel de allí con el galleguiño José. ¡ A nguleros! Están aquí, allí, silenciosos, disem inados, como una trinca de som bras bajo el baño tenue de unas luces som nolientas, jugando al azar de su pesca en el frío de la noche de invierno, m ientras duerm en sus amigos soñando con la cazuela del sábado. Nosotros tenemos un río, pero nuestro río tiene tam bién sus hom bres, aunque sean unos hom bres que con estar siem ­ pre a nuestro lado los ignoremos en su condición de hom bres del río. .1. M . A.

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La pequeña sierra manejada por manos expertas va dando sistemática cuenta del robledal. No más de tres minutos le bastan para tumbar varias toneladas de madera. Ultimas fotografías de los robles en pie. Era el 2 de febrero y ya la mi­ tad del bosque había ro­ dado al suelo.

mas que cae.

"R E Q U IE M " por un bosque “ OARSO” , no hace m uchos años, de­ dicó un am plio reportaje gráfico a i­ reando el encanto y las bellezas de una de nuestras principales riquezas fores­ tales : el bosque de “ ZUTOLA” . E l ro ­ bledal que, en opinión de los entendi­ dos, era posiblem ente el más im portan­ te de toda la provincia por la magnitud y altura de sus árboles, razón por la que suponíam os interesaría a todos con­ servarlo y que perdurase sobre nuevas generaciones de renterianos. Pero suponíam os m al, porque un buen día -—quizá cabría m ejor decir, un mal día— se suscitó el caso. “ Sería una pena que se desaprove­ chase esa riqueza. La m adera de esos árboles irá perdiendo con los años. Es ahora cuando podemos recoger su frnto, pues si dejam os tran scu rrir el tiem ­ po, ya no servirá para n ad a .”

de saber que son las más herm osas y «pie son nuestras.”

m eter la profanación que, en su juicio, suponía la tala de “ Zutola".

I.a discusión llegó a apasionar a m u­ chos. El asunto llegó a la calle y p u d i­ mos escuchar diversidad de opiniones expuestas con acaloram iento, pero ..., se apagaron las polémicas porque el motivo de discusión ya desapareció.

Pero se convocó una segunda subasta. Esta vez las condiciones económicas p a­ recieron más favorables que en la an te­ rior, y hubo postores. Varios. El en tu ­ siasta que supuso a todos pasados al bando idealista sufrió el desengaño de com probar cómo una vez más, las pese­ tas ganaban a los ideales.

Ganaron los “ prácticos” . Se celebró una prim era subasta cuyo resultado hizo alentar esperanzas entre los partidarios de la supervivencia del bosque, ya que resultó desierta. Algún entusiasta llegó a pensar que nadie se atrevería a afrontar las iras de los idea­ listas, e incluso que ya todos pensaban igual y que no habría quien osase co­

Después, todo fue rápido. En corto plazo se cum plieron los trám ites y que­ dó redactado con toda legalidad el cer­ tificado de defunción de “ Z utola” . Al poco, se inició la corta y apenas fueron necesarios quince días — m aravillas de la m oderna m aquinaria— para ab atir

Los argum entos eran de peso y, ade­ más, avalados p or varias opiniones de expertos en cuestiones forestales, contra las que poca fuerza podían oponer las objeciones de los sentim entales, de la gente amiga del m onte y de los bos­ ques, como parte de una N aturaleza virgen. “ Zutola no debe talarse. Es un orgu­ llo para R entería ser p ropietaria del m ejor robledal de la provincia. Han sido necesarios 165 años para conseguir tal belleza y nosotros no tenemos de­ recho a destruirla. Un puñado de pese­ tas no nos podrán com pensar nunca, de la felicidad de pasear por entre aque­ llas im ponente colum nas, y del orgullo

Aunque sirviendo sólo para los juegos infantiles, el roble sigue aún en Zutola. ¿A dónde irá luego? ¿Para qué servirá?. -

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C o n o c í a m o s p o r “ el a l c a l d e “ al r o b le m a y o r d e Z u to l a . Fue u n o d e los p r i m e ro s en c a e r . S o b re su tro n co d e m á s d e 29 m etros d e largo, los o b r e ro s e n c a r g a d o s d e la tala y un gru p o d e v isita n te s p o s a n p a r a g u a r d a r u n r e c u e r d o d e su m a g n i t u d .

hasta el últim o de los 669 erguidos y arrogantes robles, que durante más de siglo y m edio vivieron y crecieron en el monte renteriano. Cru jidos de ram as desgarradas y estruendo de toneladas desplom adas sobre el suelo, llenaron el ám bito de nuestros m ontes durante aquellos días de febrero. Sonaban como a gritos de protesta «le árboles que querían seguir viviendo y trataban «le aferrarse a sus viejas raíces, m ientras iban cayendo pieza a pieza, heridos por la inaquinita de ruido a ciclom otor y apenas (punce kilos «le peso que los derrum baba en pocos m inutos. Con esta inaquinita como principal in térprete, term inó la historia de “ Z u ­ lóla"" como bosque. Sus recios m aderos, tronceados, van siendo ahora arra stra ­

dos m etódicam ente y llevados hasta donde el hom bre los pueda ir convir­ tiendo en objetos útiles. Muebles, vi­ gas, cajas, postes, ¡quién sabe cuál se­ rá su últim o destino! Y las ram as que form aban un m aravilloso techo «le fron­ da a más «le veinte metros de altura, al fuego. Hoy son sólo leña. Decíamos anies (pie no tiene ya obje­ to el discutir sobre la conveniencia del derribo, puesto «pie se ha consumado. Podemos añadir (pie 110 estamos capaci­ tados para opinar, ya que no somos ni agrónomos ni economistas como quie­ nes lo recom endaron. Somos sencillos am antes «Id m onte y el aire libre y nos encanta cam inar por los bosques de nuestro país, de los que, sin duda, uno de los más hermosos era el de “ Zulo-

la'’. De los más hermosos y de los más nuestros. No pretendem os, pues, e n ju i­ ciar ni juzgar a quienes decidieron su desaparición, y 110 albergam os «liula de «pte les habrán m ovido buenas razones para hacerlo, pero en nuestra sim ple condición de m ontañeros y de renterianos, perm ítasenos expresar nuestro sen­ tim iento y nuestra pena por la pérdida de aquel m aravilloso lugar, aquella joya que la N aturaleza quiso ponernos d en­ tro de casa, y (pie hoy, sin la presencia de sus im ponentes guardianes, se con­ vierte en vulgar erial que 110 tard ará en ser invadido por la zarza y la argo­ ma : la m ala hierba. — R . I. P . B

o n i.

Por su certera oportunidad, no podemos menos de reproducir los emocionados versos de nuestro bardo Mitxelena, publicados en “ O A R S O “ de 7960.

Z U T O L A ' KO

AHITZAK ni

Z u g a n a n a to r, m e n d i ala y a ,

E u n u r te a n txutik e g o n d a ,

Z u g aizti e d e r liraña zera,

a g u r on b a t egitea. N ola b a iz e ra n atse g in tsu a

erori b e a r lurrera,

s e n d o ta lodi guerriya. E u n b a t urte z a u d e n lek u an

n e g a r -m a lk o a k eto rtzen zaizkit

ta d a n a a rb o le z betea.

jo a te a n zure u rrera.

Iturri g anin z a u d e Z u to la

A in tx e n ed e rk i n o ia b aid a g o n

età zugaizti m a ite a. D e n b o r a la b u r eto rk o dira

Itzalpe o n e n sarrera.

p a s a tu tz e n d a n tokiya.

Z e r u tsa rte a geldi b e a r d u n

D a n a r e n tz a k o le k u a dezu ain z e r a d e egok iy a

zu e m e n d ik e r a m a te a .

txiki txikirik ja rriya. Z e n b a t b a s o u r d e k o n tr a b a n d is ta

B e rtsota n ezin jarri leiteke

e m e n o te ta z au rrera. S e n tid u a n a a z a ld u bedi

E rre n teriy a k noiz izango du

Izan b e a r d a n ka lte a .

a z k e n a g u r r a egitera.

berriz orlak o m e n d iy a .

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Una anécdota de " Garibaldi" p o r I . C abreros I ra n g a

Hablar de aquéllos que imprimieron carácter al pueblo por su desbordante personalidad, también es hablar del “ txoko” . Traemos hoy a cuento, en estas pá­ ginas de OARSO, a un renteriano que se significó como tal, entre nosotros y fuera, muy lejos; allá donde su quehacer de pelotari lo llevó. Nos referimos a V a­ lentín Belamendía. ¿Quién no recuerda a “ Garibaldi” ? El sobrenombre le venía del padre, aquel grueso “ gizon” , que muchos ren­ terianos recordarán asociando su volumi­ nosa pero “ariñ ” estampa —con la “makilla" asida por el centro— y marchosos andares, dirigiéndose todos los días a la misa de nueve, y su infalible asistencia a todos los entierros, a lo que parece, desde su “conversión” .

amigo suyo, Trecet, de Pasajes San Juan. Pero lo bueno era oírselo contar a él, que con su mímica, gestos y aquellas aposti­ llas incrustadas como citas y comenta­ rios, infundía a su relato un extraordi­ nario sello personal, imposible de tras­ ladar al papel. El hecho ocurrió en un viaje a Italia, con parada y fonda en París. No siem­ pre ha sido para algunos la línea recta el camino más corto entre dos puntos. “ Garibaldi” y Trecet tomaron el exprés de la noche en Hendaya. En aquellos tiempos no le había dado a la gente por viajar como ahora, e iba el tren medio vacío. Corrieron las cortinillas, apagaron

Valentín siguió utilizando el alias pa­ terno, con la naturalidad con que los so­ brenombres se heredan, igual que los apellidos. Y cuentan que no le valió de poco este gesto en su época de pelo­ tari, cuando sus campañas de Italia —así, como las del Gran Capitán— lo utiliza­ ba, junto con los alias y apelativos de sus parejas y antagonistas. En aquellos tiempos los italianos eran muy sensibles al nombre del último “condotiero” . “ Garibaldi” tenía buen saque, lo mis­ mo en la cancha que en la mesa; y buen humor, sobre todo, a los postres de una excelente “ afarim erienda” . Entonces sa­ lían a relucir sus dichos y ocurrencias, sus mil anécdotas y hasta aquellas estu­ pendas napolitanas, por él cantadas con mucha afinación y estilo, a las que había puesto letra en vascuence; mejor dicho, parte de la letra. Porque la sal de la gra­ cia estaba precisamente en la mezcolan­ za, absurda e intencionada, del napoli­ tano y el vasco. Bajo la marquesina del Café del Ja r­ dín, a las altas horas de la noche, mien­ tras el “shiri-miri” al caer sobre las an­ chas hojas de los plátanos acompañaba con tenue vibrar de pandero moruno, era de oírle “ En cuella oscuritá” , “ Quanno sponta la luna a M arequiare” , “ Torna a Surriento” y otras tarantelas nacidas en la esplendorosa bahía de Ñapóles, tras­ plantadas sí a clima más hosco que el del mar y cielo perennemente azules, no menos jocundos tras el yantar y las co­ piosas libaciones correspondientes. El anecdotario de “ G aribaldi” es can­ tera inagotable de las más peregrinas y graciosas ocurrencias. Quiero hoy referirme a un suceso que le ocurrió en compañía de otro pelotari,

la luz y se dispusieron a pasar la noche lo mejor posible; esto es, arrebujados en sus mantas de viaje y durmiendo a sus anchas. Iban solos en el vagón. ¿Por dónde sería? Seguramente por las Landas o, quizá, entre Angulema y Poitiers. Corría el exprés a una velocidad vertiginosa, cuando algo extraño al run­ runeo del rodar del convoy por los raíles les hizo prestar la atención. — ¿Oyes? —Sí; desde hace rato. —¿Qué será eso? Escucharon atentos una vez más aque­ -

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lla especie de débiles quejidos que lle­ gaba a sus oídos. —Aquí pasa algo —exclamó “ Gari­ baldi” , irguiéndose sobre el asiento. —Vamos a ver qué es —decidió T re­ cet, imitando a su compañero. Y salieron del departamento al pasi­ llo. El tren volaba en la más densa oscu­ ridad de la noche. Afinaron el oído y pronto se dieron cuenta de qué lado ve­ nían los ayes. Se dirigieron hacia allí, por el solitario corredor. El cuadro que se les ofreció, en un departamento no lejano del suyo, les de­ jó perplejos. Una joven viajera, comple­ tamente sola, se hallaba en el trance an­ gustioso y supremo de dar a luz. Nuestros dos pelotaris se miraron con interrogante incertidumbre, y aún algu­ no de ellos debió de rascarse el pelo por detrás de la oreja. — ¿Qué hacemos? Trecet se desprendió de la chaqueta, que puso sobre los hombros de la infeliz parturienta. Era un gesto espontáneo de ayuda, seguramente ineficaz, pero cordial y sincero. Luego... Luego ayudaron a salir del trance, como pudieron, a la po­ bre viajera. Los apuros que pasaron fue­ ron de a kilo; pero el caso es que, al cabo de un rato, se encontraron con el niño en brazos y a la madre sumida en un dulce sopor. Y entonces vino lo bueno. —¿Tú crees que hemos hecho todo bien? —No te quepa la menor duda. —¿Qué hacemos ahora? “ Garibaldi” tenía el ceño fruncido. Una idea le revoloteaba por la mente, como un pegajoso moscardón. —Es que... — ¿Qué? —Que estos franceses, si a mal no vie­ ne, son ateos. - ¿ Y .. .? —¿No te parece que bauticemos al crío, por si acaso? — ¡Pues es verdad! Envolvieron al recién nacido en la cha­ queta del otro y, con cuidado sumo, lo llevaron al W. C. — para decirlo en in­ glés—, en el extremo del tren. Y allí, abrieron el grifo del lavabo y bautizaron al peque: —Yo te bautizo en el nombre del Pa­ dre y del Hijo y del Espíritu Santo... Y “ Garibaldi” añadió a las palabras sacramentales de Trecet, casi sin dejarle terminar: —¡Y te llamarás “Chemin de Fer” !


La Magdalena en las rutas jacobeas por don Manuel de LE C U O N A, Pbro. mo m edicinal en la m ano. Y la iglesia de que se trata, de la advocación del Sanio “ peregrino” , San M artín de Tours, está sobre la calzada de la ruta costera de peregrinación, ruta que de Zarauz (con su iglesia de San Pelayo) pasa a Zum aya (con su erm ita de Santiago, hoy museo de Zuloaga). Del mismo corte gótico hay tam bién otra M agdalena (en altar lateral) en la erm ita de Santa Cruz de Elduayen, pe­ gante, como quien dice, a otra magnífica calzada que baja de los altos de San Lorenzo a aquella Villa, para seguir luegí> a Tolosa por el valle de Beotíbar. En situación igualm ente em inente y aislada, como co­ rresponde a las instituciones sanitarias, otra erm ita, la de Alzagárate en Alzaga, guarda igualm ente en a ltar lateral otra M agdalena gótica, haciendo pendant con un San Sebastián, tam bién gótico, en el lado opuesto. Recordemos tam bién, de paso, el hospital de la Magda­ lena de Azpeitia. Puede decirse que, m oralm ente, toda Guipúzcoa está sem ­ brada de Magdalenas. Y entre ellas ésta de R entería, en San­ tuario situado, sim ilarm ente al de Oyarzun y al de M ondragón. en las afueras de la población, como destinado a servi­ cios peligrosos de contagio. Este detalle coloca a R entería en el itin erario hoy tan interesante de las peregrinaciones santiaguistas, peregrinacio­ nes, eso sí, (fue pasaban por R entería, en forma un tanto tangencial, pero m uy frecuente.

La oportunidad del tem a es evidente. El presente año se está rem oviendo m ucho el asunto de las antiguas rutas de peregrinación a Santiago de Com postela. Y da la coincidencia de que las E rm itas y Santuarios de la Magdalena están ín ti­ m am ente relacionados con aquellas peregrinaciones. Con las peregrinaciones, bajo su aspecto sanitario. La “ M agdalena” en nuestro País fue una advocación em inentem ente sanitaria en la Edad Media. Y las peregrinaciones eran portadoras y m uchas veces consecuencia de enferm edades »le los pere­ grinantes. P or lo cual es, precisam ente, por lo que hay tantas advocaciones de la M agdalena (erm itas, altares, imágenes) en las rutas de peregrinación sant¡agüista en el País. Desde luego, una de estas advocaciones con su correspon­ diente S antuario de no poco renom bre, es la de R entería. * * * ^ por p artid a doble, por cuanto que en su jurisdicción se co­ nocieron dos de ellas, cómo y en la form a (pie luego veremos. En efecto, la de R entería constituía una etapa de la ruta * * * de costa, a través de la bahía de Pasajes, donde m aniobraban Santos de carácter hospitalario hay varios en el Santoral las famosas “ bateleras” . Ruta de costa, que en esta zona cristiano. De últim a hora es el popularísim o San Roque. Pero estaba dividida en dos, la de los que venían a em barcar en San Roque es sucedáneo de San Sebastián, abogado medieval Lezo, bajando de G aintxurizqueta, y la de los que venían contra la peste. a em barcar en el puerto de R entería, bajando de la parte Y participantes en el mismo carácter, son, tam bién, San de O yarzun, abandonando para ello la dirección principal, Antonio Abad, popularm ente San A ntón, y Santa M aría Mag­ de Zam albide y Santiagoinendi de Astigarraga. dalena, popularm ente “ la M agdalena” . El ser R entería una Villa cercada, con todos los p ertre­ El entronque de San Roque con las instituciones hospi­ chos de seguridad que esta circunstancia le prestaba, sería un talarias está cim entado en fundam entos plenam ente históricos. aliciente para que muchos de los cam inantes prefiriesen esta No así el de San Sebastián y San Antón y la M agdalena. En variante de ruta renteriana, lo cual hace tam bién muy ex­ estos tres casos juega m ucho papel la leyenda piadosa. De plicable la existencia en sus contornos, de un lazareto, bajo San Antón no sabríam os decir nada relacionado con el caso. la advocación que estamos estudiando, de la M agdalena. San Sebastián, sí, fue curado de las llagas de su asaetam iento * * * por la dam a rom ana que le recogió en su casa, después del prim er conato de m artirio que padeció. Hemos dicho “ M agdalena” como u n a ; pero en rigor de­ El caso de la M agdalena se funda en el oficio de “ unbiéram os haber dicho dos. P orque, en efecto, R entería ha güentaria” que la Santa trató de ejercer con el cuerpo m uerto tenido no una, sino dos Magdalenas. del Señor la m añana de la Resurrección. Motivo este, por el Es cosa sabida. cual su representación típica en la Iconografía cristiana es Un celoso Vicario de la P arro q u ia, Don Juan de Yerobi, portando en sus manos un pomo de ungüento. El pueblo sobre el año 1541, erigió en el m onte Bizaráin, hoy conocido cristiano ha visto en esta representación, y sobre todo en el por “ San Marcos” , una E rm ita o Santuario bajo el nom bre relato evangélico para nuestra M agdalena, un título muy jus­ de “ M agdalena del D esierto” , si bien no con fines hospitalatificado de Santa “ S anitaria” . rios, sino para retiro espiritual, en plan de Casa Religiosa, Por lo que afecta al País, es muy notable la profusión en con destino ulterior a los PP. de la Com pañía de Jesús. En él de advocaciones y erm itas de la M agdalena. Y siem pre efecto, el piadosísimo V icario era amigo personal de Iñigo en em plazam ientos relacionados o relacionables con institu­ López de Loyola, el luego San Ignacio de Loyola, a quien ciones de tipo sanitario y, como decimos, em inentem ente so­ en carta del año 1545 brinda aquella Casa, para retiro y des­ bre o en relación con las rutas de peregrinación. canso de los P P. Jesuitas en m edio de sus fatigas apostólicas En cuanto el peregrino entraba en Guipúzcoa topaba con por Guipúzcoa. una Magdalena en O yarzun; una M agdalena, de carácter de * * * lazareto, destinado a los tocados del “ mal de San Lázaro” , o la lepra. En el extrem o opuesto de la Provincia, en MonPero, por lo que respecta a la otra M agdalena renteriana, dragón, le despedía, como quien dice, otra M agdalena, en un es constante en la H istoria local, su carácter de “ hospital de barrio en las afueras de la \ illa, conocido por M aalagüena. leprosos. al cuidado de una freyla . con dotación de la En Asquizu de G uetaria, dentro de la preciosa iglesia cuarta parte del m olino com unal de Bengoerrota . p ara... recién restaurada bajo la dirección artística del m alogrado sustentar con ello a los pobres inalatos” , como nos aseguran arquitecto donostiarra Zabalo, en un nicho lateral se venera Serapio Mújica y Fausto Arocena en su “ Reseña Histórica de un bonito ejem plar de im agen gótica de la Santa, con su po­ R entería” . - 1 9 -


Asociación Fom ento Cultural RENTERI A

(GUIPUZCOA)

A las doce horas del día 22 de Julio de 1964, (festividad de Santa María Mag­ dalena), la Asociación Fomento Cultural de Rentería, inaugura oficialmente su local social ¡ Quedas invitado !

Hace tres largos años nació la A. F. C., cuya idea m otriz fue la de realizar una acción positiva que contribuyera al desarrollo hum ano de las personas que beben con exceso. Fue más tarde abriéndose a otros horizontes y evolucionando en sus actividades y proyección, tal como lo recoce el art. 2." de nuestros estatutos, que transcribim os: “La A. F. C. p re­ tende ser un lugar de encuentro y anim ación de todos aque­ llos que buscan el superar los am bientes despersonaliza dores, al mismo tiem po que el com batir los focos que atentan contra la cultura, la higiene y la salud pública de los ciudadanos.” REALIZACIONES CLASES PARA ADULTOS: Se han dado clases de alfabetización, aritm ética, dibujo mecánico, d ibujo artístico, vascuence y ortografía práctica. En sus dom icilios, cinco señoritas han dado clases de a l­ fabetización a señoras y señoritas que así lo solicitaron. El profesorado, voluntario. C O N FER EN C IA S: P ara socios, en particu lar, se han celebrado seis, dadas todas ellas en un aula del G rupo Escolar V iteri. Primera: “Nosotros dentro del m undo que evoluciona.” - Segunda: “ Qué es la cultura hum ana.” - Tercera: “ E spíritu de nuestra Asociación.” - Cuarta: “ Qué significa para ti la Asociación." Quinta: “ Aspectos generales de Econom ía.” - Sexta: “ El M er­ cado Común E u ropeo.” Excepto la últim a, dadas por los mismos asociados. Conferencias para el pueblo en general, se han organi­ zado cuatro. Prim era: “ El M unicipio” , a base de diaposi­ tivas com entadas por Antonio del Valle. Salón On-Bide. Segunda: “ El alcoholism o como problem a social” , desarro­ llada por el Dr. Luis M artín Santos. Salón Victoria. - Tercera: “H istoria de R entería” , explicada por don Luis M ichelena. Salón On-Bide. - Cuarta: “El adolescente y sus problem as” , dada por el Dr. Jesús M aría G anzarain. ALCOHOLICOS ANO NIM OS: El grupo de alcohólicos se ha integrado en “ Alcohólicos Anónimos” . A ctualm ente, Guipúzcoa vive la feliz experiencia de A. A. Gracias, en gran parte, al apoyo económico de la A. F. C. y a los alcohólicos fundadores de la misma, que pusieron hace tres años la divisa A. A. en la Provincia, y que actualm ente vacían su experiencia en este grandioso m ovim iento, com­ partiéndolo con un cada vez m ayor núm ero de bebedoresproblem a a lo largo y ancho de ella. - 20 —

LINEA DE ACCION DE LA ASOCIACION: 1.a — La cultura que queremos dar tiene una doble d i­ mensión: personal y com unitaria. Personal, porque lo que se pretende es desarrollar arm ónicam ente todas las facultades y valores de la persona ; y, com unitaria, por cuanto que, rom ­ piendo con el individualism o, lleva en sí un profundo sentido de prom oción com unitaria. 2.a — Nuestro m ovim iento culturalista es em inentem ente evolutivo. \ d que nutriéndose de la realidad de cada día, da a cada nueva realidad una nueva respuesta. 3.a — La form ación por la acción que responsabiliza. El sentirse responsable obliga al hom bre a superarse personal­ m ente y a tom ar conciencia de su dignidad. 4.a — Colaboración: C olaborar con los Centros, Clubs y Entidades que de una o de otra form a ayudan a R entería a elevarse culturalm ente para, así, vivir una vida más com u­ nitaria. En cuanto a nuestra acción pro-bebedor-problem a, que va engarzada en el m ovim iento culturalista, va asentada en estos tres pilares que consideramos esenciales: 1.° — La fuerza moral de un alcohólico ex-bebedor puede operar el milagro de salvar al ser que sufre de alcoholism o, con una contundencia por lo demás lógica y natural. El am i­ go, el sacerdote, el padre, el juez, el m édico sólo podrán ser consejeros, nunca un testim onio vital. La sobriedad del a l­ cohólico y, todavía más, la de 1111 grupo de alcohólicos puede ejercer una influencia decisiva. 2." — El alcoholismo es, en gran parte, manifestación de una serie de carencias o de problem as, de las que la persona que bebe con exceso quiere evadirse. Por ello, la cura de desintoxicación no basta y hasta más de una vez es inne­ cesaria. Es preciso tom ar al hom bre entero, su yo y sus circuns­ tancias, para hacer el m ilagro de resucitar al ser que padece, que se siente despreciado, que lucha y se ve incapaz de ven­ cerse. 3.° — Para superar el desequilibrio alcohólico hay que practicar la terapéutica de grupo. Es necesario que el alcohó­ lico viva, siquiera periódicam ente, dentro de un am biente en el que se sienta com prendido y respetado. De aquí la tras­ cendencia de la terapéutica de grupo. La originalidad de nuestra Asociación creemos que es­ triba en que la misma está integrada por aquellas mismas personas hacia las cuales está dirigida la acción civilizadora. IG N AC IO A L B ISU A. F. C. : Calle Irú n , 4 - 1." — Teléfono 56-3-71. A. A. : Calle Irú n , 4 - 1.° — Teléfono 56-2-74.


O tra v e z . . .

Cristóbal de Gamón por L U IS M IC H ELENA

allí, ya que era corriente “en aquellos tiem pos y anteriores, en las fam ilias del país y en las de otras partes de España, enviar sus hijos a seguir estudios a universidades de aquel R eino” , como ocurrió con San Ignacio de Loyola, San F ra n ­ cisco Javier y otros. En nuestro caso, además, concurría la circunstancia de que el arciprestazgo m enor de Guipúzcoa, incluida R entería, formó p arte de la diócesis de Bayona, hasta que Felipe II consiguió su agregación a la de P am plona en 1566.

Esto más que un artículo es la historia tragicóm ica de un artículo abortado. Debía, además, haber sido escrito por Fausto Arocena o, m ejor todavía, no debía haberlo escrito nadie, como verá quien resista hasta el final.

A hora bien, estos argum entos me parecían, y me siguen pareciendo, totalm ente especiosos. La separación de nuestro arciprestazgo del obispado de Bayona, 110 p o r provisional menos efectiva, es anterior al nacim iento de Cristóbal. Y, si viajar, estudiar y vivir más allá de los Pirineos era norm al “en tiem pos anteriores” —para San Ignacio, San Francisco, los Valdés, el doctor Laguna y hasta C ristóbal de C astillejo, por m uy tradicionalista que fuera— , no lo era sin em bargo “ en aquellos tiem pos” , es decir, en los de Gam ón y sus con­ tem poráneos.

Lo m ismo que Arocena, he sentido siem pre el más vivo interés por la persona y la obra del prim ero, en el tiem po y en el rango, de los escritores renterianos, cuyo nom bre en ­ cabeza estas líneas, por más que el mío haya sido un interés contem plativo y por ello ineficaz. Nunca he tratad o seria­ m ente de conseguir sus obras, cosa que hoy no sería una em ­ presa titánica, pero, con todo, pensaba dedicarle en “ OARSO” el artículo de este año. En efecto, y aunque con ello divulgue un secreto a voces, es posible con algo de práctica escribir sobre libros que no se han leído y hasta, quizá, decir algo razonable acerca de ellos.

E ntre unos y otros tiem pos m edia un hecho que muchas historias —y otras que llevan ese nom bre, como la postum a del padre F ernández de R etana— silencian o citan de pasada, aunque sea más im portante que la batalla de San Q uintín o la de G rav elin as: el alcance de las consecuencias es el m ejor criterio de pertinencia histórica. Sin em bargo, en C abrera de Córdoba, por ejem plo, podemos leer que F elipe II visitó Lovaina en 1559, dio buenos consejos y nuevos privilegios, aum entó las cátedras y sus dotaciones, y creó una nueva universidad en Douai. Y, acto seguido, un tanto parad ó jica­ m ente, “ hizo buscar a todos los m uchachos Españoles de la U niversidad i escuelas i doctrinas, i enbarcarlos, para que no aprendiesen lo que podría dañar a ellos i a su p a tria ” . Este cierre de las fronteras culturales se extendió después a toda Europa, protestante o católica, y una de sus secuelas, inve­ rosím il pero cierta, fue que Diego de Torres V illarroel, ta ­ ñedor de guitarra y fabricante de alm anaques profético-m etereológicos, ganara por oposición la cátedra de M atemáticas de Salam anca a principios del siglo X V III.

Como nuestro b atallador Juan Ignacio de Gamón es la fuente de que todos partim os, resum iré, para em pezar, lo que éste dice de su lejano pariente. C ristóbal de Gamón fue n a ­ tural y originario de esta villa : hay constancia, señala Arocena, de que un Christóval, hijo de Antón de Gamón y de M aría de Gaviria, fue bautizado en nuestra parroquia el 7 de agosto de 1573. Se doctoró en la Sorbona y fue consejero de E nrique IV de F rancia, no sin que esto le costara persecu­ ciones de p arte de los calvinistas, antiguos correligionarios del rey. Y, aunque 110 llegó a alcanzar los cuarenta años, fue autor de varias obras, m uy leídas por aquel entonces, que se publicaron “ en León de Francia"’ a fines del siglo XVI y principios del siguiente: Verger poétique, Les pescheries con “ los placeres desconocidos del m ar y del agua dulce” , Le jard in et de poésie, del que se separó más adelante Le trésor des trésors, poema sobre la alquim ia, y p o r últim o La semaine, ou création du m onde, contre celle de Du Bartas, cuya p ri­ m era edición es de 1609.

C ristóbal de Gamón se nos aparece, pues, como un con­ trabandista para quien las fronteras, cerradas o abiertas, no existen : como desertor y hasta tránsfuga (A xular, al fin y al cabo, había estudiado en España) en lo que el señor Elias de T ejada llam a con entusiasm o “ la lucha de las Españas contra E uropa” . Su misma adhesión al Bearnés, más tard e Rey Cris­ tianísim o y enemigo siem pre de Felipe II, corrobora esta im presión. No habría necesitado más don M arcelino para percibir el consabido tufillo de azufre.

La verdad es que 110 me sentía dem asiado atraído por la obra de un versificador, por más que hubiera gozado de cierto favor en su tiem po y hubiera escrito —m ovido por graves razones dogmáticas, parecía sobreentenderse— contra la obra del hugonote Du B artas, “la creación del m undo con­ tada por un gascón” según definición de Sainte-Beuve, uno de los grandes éxitos de lib rería de todos los tiempos. Me atraía más bien una circunstancia extraña a la obra. Don Juan Ignacio, curándose en salud, advertía que nada tiene de p a r­ ticular que Cristóbal estudiase en F rancia y se estableciese -21

Y la verdad es que no se h ab ría equivocado. H ay una fuente, independiente de don Ju an Ignacio —porque el Dic­ -


cionario geográfico-histórico que cita no lo es—, que no es distinguido m encionar enlre eruditos, aunque se recurra a ella subrepticiam ente. En consultarla pensaba —hablo del Espasa, sea dicho con perdón— , pero me retenían dos te ­ mores contrapuestos : tem or a no hallar nada y tem or a hallar algo inconveniente. Pues bien, Arocena, más libre que yo de inhibiciones, ha dado el paso, con los resultados que van a verse. Cristóbal era de religión reform ada y, por lo tanto, co­ rreligionario estricto de Du Bartas. Esto podría ser el b ien ­ venido granito de sal, pero es que además su padre, tam bién protestante, se llam aba Aquiles, nom bre un tanto sorpren­ dente en un paisano nuestro. M ejor —o peor— dicho, se lla­ m aba en realidad Achille, ya que este Gamón sin acento había nacido en Tournon y su hijo C hristoplie, siem pre según el Espasa, vio la prim era luz en Annonay (Ardéche), al norte de Valence, “ oú le Midi commence” . Lo que tenía en común con el ren terian o Cristóbal de Gamón era —casi— el año de nacim iento, el nom bre y el apellido. Y éste probablem ente, como ya sospechaba Carm elo de Echegarav, por no ser vasco, pese a su larga vinculación a R entería, ni siquiera gascón (es decir, antiguo vascón) como Du B artas, sino languedociano a secas.

Visto esto, lo menos que se puede decir es que la re ti­ cencia de Gamón, que tuvo acceso a buenas fuentes sobre la vida y la obra de C ristóbal, resulta sospechosa. Su argum ento adicional, el “jeroglífico alusivo” , especie de Atlas volador que ostentaba la casa Diegonea hasta que fue destruido en 1794, tam poco tiene m ayor fuerza: no hay que olvidar que entre nosotros los soldados de la Convención francesa han sido durante muchos años, hasta que se les ha encontrado susti­ tuto, cabeza de turco y chivo expiatorio de cualquier desagui­ sado, real o im aginario. La alusión a La semaine, por otra parte, no es evidente, ni m uchísim o menos. Podem os dejar las cosas como están y seguir fiándonos de la palabra de nuestro historiador, aunque le adivinem os capaz de alguna leve ocultación por piedad hacia su pueblo y su fam ilia. O podemos seguir escudriñando, a riesgo de vernos obligados a cam biar la nóm ina de nuestro reducido Parnaso y hasta el nom bre de alguna de nuestras calles. La crítica, como traté un día de inculcárselo a Oteiza, puede resultar más corrosiva que el sublim ado y más destruc­ tora que la dinam ita. En conclusión, bien están las cosas corno están y es m ejor no m irarlas muy de cerca. Así no aprenderem os nada que pueda dañarnos a nosotros y a nues­ tra p atria.

E S C U EL AS Desde cualquier punto que se mire, la educación es una tarea compleja. Su com­ plejidad nace, no de ella, sino de la vida misma a la cual sirve. A medida que la vida y la sociedad se van complicando, se va complicando también la educación. El nacimiento natural de la educación es en la familia, pero apenas la cultura entró en la sociedad humana o la socie­ dad humana se metió en tareas cultura­ les, hizo su aparición la escuela como entidad que viene a ayudar a la familia en su tarea educadora, supliendo las de­ ficiencias culturales de la institución fa­ miliar. A medida que la cultura ha ido to­ mando parte más im portante en la vida del hombre, la escuela ha ido extendién­ dose a más amplios sectores sociales y ha ido extendiéndose más en la vida de cada individuo. En tiempos pasados, sólo necesitaban escuelas determinadas perso­ nas, las que se habían de ocupar en ta­ reas clericales o en algunas funciones que necesitaban conocimientos de libros y de leyes. Posteriormente, la escuela, al me­ nos en su nivel elemental o primario, se extiende a todo el mundo. En estos años estamos asistiendo a un movimiento de opinión cada vez más amplio, según el cual la enseñanza media debe también hacerse extensiva a la juventud entera del mundo. Si la escuela nació para cumplir una tarea intelectual predominantemente, no tardó en ponerse de relieve otro valor al cual se atiende mucho en los días que corren: el valor social.

En nuestros días no basta que la es­ cuela se ocupe de enseñar cosas más o menos importante. Ha de preocuparse también de que el escolar pueda ocupar decorosamente un lugar en la sociedad, aportando su trabajo a las necesidades del bien común y enriqueciendo su per­ sonalidad con las relaciones sociales. Mas las importantes tareas que la es­ cuela ha de cumplir, no deben ser motivo para que se desplace el centro de la res­ ponsabilidad educativa, que sigue perte­ neciendo, en primer, lugar, a la familia. Esto quiere decir que es bueno recono­ cer la necesidad, la imprescindible nece­ sidad que los chicos y los jóvenes de hoy tienen de asistir a una institución escolar, pero al mismo tiempo conviene tener bien clara y bien firme la idea de que la familia es la principal educadora y la primera responsable de toda la educa­ ción, incluyendo la educación intelectual. ¿Cómo puede hacerse la familia res­ ponsable de una tarea que se encomienda a la escuela? La contestación es clara: eligiendo la escuela mejor para los chi­ cos, estando en relación constante con ella y vigilando la marcha del escolar. Los padres que piensan haber cumplido su obligación con m andar a sus hijos a un buen colegio, no han hecho una sim­ ple dejación de un derecho que Ies co­ rresponde, sino que cometen una falta verdaderamente grave: el abandono de un deber inalienable. Conviene que los chicos vayan cuanto antes a la escuela, incluso antes de que su madurez intelectual les permita reali­ - 22 -

zar trabajos culturales. Desde los cuatro o los cinco años necesita el niño un com­ plemento social en su vida, que sólo le pueden dar los compañeros de una es­ cuela en la cual, bajo la dirección de un maestro que se preocupe por su educa­ ción, establece contacto con otros chicos a los cuales no está ligado por los víncu­ los de sangre ni por los vínculos ambien­ tales propios de la familia. A los cuatro años no es menester que a un niño le enseñen a leer; probable­ mente hasta se le haría un perjuicio. Pero sí que es muy interesante que em­ piece a desprenderse de las faldas de su madre o de la niñera y establezca una relación, durable y vigilada, con chicos de su edad. Esta relación es algo así co­ mo la primera mirada que el niño lanza a la Humanidad fuera del círculo fami­ liar. Después, tanto si tiene que dedicarse a un oficio manual, cuanto si ha de tra­ bajar en tareas intelectuales, conviene al joven un contacto lo más largo posible con las instituciones escolares adecuadas. La dureza creciente de la vida impone una mayor y más detenida preparación para ella. Lo mismo que, según nos dicen los biólogos, cuanto más larga es la vida media de una especie animal, más se prolonga su época de crecimiento, cuanto más compleja es la función social que ha de realizarse, más largo ha de ser el período de preparación. Y actualmente, cualquier oficio o profesión tiene muchas complicaciones, lo mismo técnicas que económicas y sociales. Pero sean diez, quince o veinte los años que el chico acuda a las escuelas, son los padres quienes han de llevar, desde el principio al fin, el peso y la gloria de la responsabilidad primera en la educación de sus hijos. J.


Plazuela «le la§ Escuelas ( o d e C i p r i a n o Fernández d e l l a n d a ) por Antonio V A L V E R D E . (A Y A L D E ). La pequeña plaza de la que voy a hablar no tiene los encantos fie otras plazas ciudadanas, que en alguna ocasión me ha gustado describir. Es vulgar, irregular, cercenada ahora de tal m odo que ya, ni plazuela puede llam arse. P ero tiene para mí un gran poder sugestivo, porque nada más en tra r en ella los recuerdos de la infancia me acuden a la m em oria presurosos. La plaza se ha ido transform ando con el tiem po. Des­ aparecieron el M atadero y la A lbóndiga, surgiendo en el solar unos jardincillos. Las Escuelas públicas han anexionado m edia plaza, delim itando con tapia y verjas el espacio aca­ parado, que ahora se destina a recreo de los alum nos. F ren te a la casa donde yo vivía hubo un ancho edificio, cuyo bajo sirvió, durante largo tiem po, de fugaz y funesta estancia de ganado, así como de placentero hogar de ratas y moscas. Era el M atadero m unicipal, con su establo y sala de sacrificio. La m itad del piso superior estaba destinado a Ju z­ gado m unicipal, y la otra m itad a la vivienda de Eustaquio E cheverría y fam ilia, el em pleado m unicipal que cuidaba el edificio. El M atadero era un gran atractivo para los muchachos. Íbamos allí a ayudar y a estorbar a los m atarifes, aunque para lograr tal privilegio se precisaba disfrutar de la am istad de algún carnicero o salchichero, o ser amigo de sus hijos.

Presenciam os en m ultitud de ocasiones la ejecución de las reses, su fulm inante caída a la certera puntillada, o al seco golpetazo del revés del hacha sobre el testuz de las crías. Venía después el desangrado, despellejado, ab ertu ra, separa­ ción de visceras (que se reventaban con toda su carga fétida) y descuartizado, operaciones que se realizaban con habilidad de cirujano. Los cirujanos — «ligo, los carniceros— pasaban por la plaza, camino de su tienda, llevando las rojizas birikas en la m ano, o a veces cargados con m edio anim al en carne viva —cuyos músculos aún tem blaban— encim a de la espalda. En alguna ocasión, los carniceros nos h o nraban enco­ m endándonos trabajos útiles, siendo el más frecuente el de tirar de una soga atada a la pata del anim al c a íd o ; m ientras <[ue rítm icam ente le pisábamos el vientre para que la sangre de la víctim a fluyera totalm ente de su garganta abierta. Como prem io a esta y a otra clase de labores, los m atarifes nos obsequiaban con maskullas o vejigas recién extirpadas y va­ ciadas. Nosotros las inflábam os estando aún palpitantes, sin sentir repugnancia de llevarnos a la boca la tibia y mal la ­ vada entraña. Otras veces presenciábam os la espantosa y deliran te m u er­ te de los cerdos, su ejecución tan cruel por m edio del garfio y del cuchillo, sin conmovernos p or los agudos gritos de los desgraciados. Menos m al que al final, con haces de p aja a r ­ diendo, se les hacían unas honras fúnebres dignas de un jefe vikingo. Pegado al m atadero había un edificio más b ajito, la Albóndiga, a cuyo frente estaba G abriel Echeveste, pelotari retirado y pariente de carniceros y deportistas, como los Echeveste, G am borena, B idegain... Lo m ejor de la Albóndiga aquella es que servía de local para los ensayos de nuestra laureada y muy famosa Banda M unicipal de Música. Ensayos nocturnos, que eran escuchados por m uchos aficionados desde la calle, cuando el clim a lo perm itía. Hubo sesiones en que los abnegados Lecuona, Elicechea, López, Ansorena, Manso y com pañía 110 pasaron de los prim eros compases, porque la im placable batuta del m aestro Iraola se oponía a la m enor discordancia. El público oía los ensayos apoyándose en las paredes de las Escuelas públicas, separadas de la A lhóndiga por un ca­ llejón. Estas Escuelas fueron fundadas por don P edro V iteri v A rana, ilustre inondragonés que dedicó su cuantiosa fortuna en bien de la cultura de su Provincia. La p rim era escuela que fundó fue en su propio pueblo, en 1902, dotándola con doscientas m il pesetas. A continuación vinieron las de Fuenterrabía, R entería, Pasajes San Juan y Ancho, Irú n , San Se­ bastián, A rechavaleta, H ernani y U rnieta. Se gastó en escue­ las alrededor de un m illón de pesetas... “ ancianas” . Teniendo en cuenta la escasa población de R entería a principios de si­ glo —época de la fundación de las escuelas V iteri— nos p re ­ guntam os si al trem endo crecim iento demográfico que ha ex­ perim entado nuestro pueblo ha correspondido 1111 p ro porcio­ nal aum ento de m edios de enseñanza. El resto de la plaza se com ponía de un edificio ruinoso y deshabitado, que ahora es un herm oso inm ueble, y de la casa donde vivió el doctor E gurrola, casa de aspecto viejo a n ­ tes y ahora, rajad a por la m itad. En el bajo de este caserón hubo antes una sidrería m uy típica y concurrida en las épo­ cas propicias. De ella surgía a veces grato arom a de sardinas asadas, y surgían tam bién, a horas nocturnas que entonces se consideraban avanzadas, hermosos coros im provisados de canciones vascas, canciones hoy ya olvidadas. Nuestra casa era pequeña, de dos pisos, como ahora.

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Desde ella se veía un trozo azulado del Jaizkibel y, más cer­ cano, el m ontecillo donde se asienta el caserío D aita. ¡O jalá que este respetado prom ontorio —casi el único— de nuestra villa se conserve así por muchos años, y que Dios dé larga vida a Daita para descanso visual de los renterianos! P or delante de casa pasaban con frecuencia los carros de bueyes. Los chiquillos nos subíamos a la parte trasera hasta que algún chivato nos denunciara con un “ a tzetik, atzetik que hacía volverse airado al distraído boyero. El boyero más famoso de entonces no era boyero, sino v aq u e ro ; me refiero a Antón y su vaca, fundador de una próspera em presa de transportes. T am bién por allí pasaban, cam ino del frontón, los juga­ dores de pelota, con sus cestas y palas. Estoy viendo al m aes­ tro Guruceaga dando consejos a sus hijos y d iscíp u lo s: a Carm elo B alda, Arocena, Andueza, Chom in y otros profesio­ nales o aficionados. P ero antes de existir la plaza, tam bién por allí pasarían los legendarios pelotaris renterianos del si­ glo pasado : los Sam perio, Goenaga, Guruceaga, G am borena, Echeverría, B elam endía y tantos y tantos más. Y claro está que, entre ellos, aquel con cuyo nom bre se titu lara la calle que, atravesando la plaza, conduce al juego de pelota : V i­ cente Elícegui. A Elícegui se le representa como a un fornido hom brachón de rostro infantil, ojos claros y cabellera rubia y rizada. Peña y Goñi le llam a “ adm irable ejem plar de la raza éuskara, atleta del sport guipuzcoano, con formas hercúleas de gla­ diador y cabeza chica de estatua griega” . En Buenos Aires hizo época el p artido que jugó con su paisano Sam perio con­ tra tres contrarios : P ortal, M ardura v otro. De Am érica re ­ gresó m uy refinado, luciendo barba y vistiendo elegantem en­ te. En 1888 casó con Felisa de A rteche. Parece ser que a p artir de entonces se inició su decadencia deportiva. Me queda por anotar el últim o edificio que com pone la plaza, la casa de M endarte; inm ueble de cinco pisos que en

la época de su construcción resultaba desproporcionado, por su altura, con el resto de las casas de la plaza y hasta del resto del pueblo. En uno de sus pisos vivió P rim itivo Egurrola, quien dejó a su m uerte un recuerdo cuajado de sonri­ sas, porque era el p rim er y más socarrón hum orista de la localidad. En el bajo del edificio estuvo antiguam ente la sastrería de don P aulino García, y más tarde el alm acén de cereales de Rodés. H ablando de M endarte es obligada la m en­ ción del honrado y laborioso Serapio, que engrandeció su comercio de la calle V iteri. Las fiestas del barrio del que form a parte esta plazoleta se celebran el día del Sagrado Corazón. Los festejos en aquel tiem po consistían en carreras de sacos, rotura de pucheros, captura con la boca de una peseta pegada a una sartén tiz­ nada, y de otros ingenuos juegos que nos divertían de lo lindo. P ero lo que más me gustaba, o al menos lo que con más emoción recuerdo, era la música a cargo de los dulzaineros. La arcaica dulzaina navarra me evocará siem pre el placer infantil de aquellos días. Con esto se acaba, no los recuerdos, pero sí el espacio previsto. Antes del punto final, me acerco a la plazuela para cerciorarm e de si la realidad responde o no a lo anotado. P or pura casualidad, en el jardín surgido en el solar del Ma­ tadero encuentro los hijos, la nieta y un biznieto de E usta­ quio E cheverría, el cuidador del edificio desaparecido. C har­ lamos un rato del tiem po pasado, anoto algún dato y algunos nom bres, y nos damos saludos para las familias respectivas. Luego en un rincón, junto a la calle C apitan-enea, encuentro un viejo rótulo toscam ente pintado, ya borroso, que d ic e : “Plazuela de las escuelas” . Lo que no veo por ningún lado es el rótulo del verdadero nom bre de la plaza, que es el de “C ipriano F ernández de L anda” , dedicación con la que se quiso h onrar la m em oria de un gran m aestro, tan severo como bondadoso, de aquel maisu txikia que forjó excelentes gene­ raciones de renterianos.

Aquí, estadísticas A un solícito oficial del Juzgado, buen renteriano él, de­ bemos los datos que publicam os, extraídos de los libros de los 92 años últim os, o sea, desde que se inició en nuestro pueblo el R egistro Civil. Los damos resumidos por décadas, ya que resultaría dem asiado extenso el trab ajo , detallado año por año, tal como nos lo ha sido facilitado. N

1871/1880 1881/1890 1891/1900 1901/1910 1911/1920 1921/1930 1931/1940 1941/1950 1951/1960 1961 1962

= = = = = = = = = = =

a c im ie n t o s

B odas

D efu n c io n es

1.012 1.181 1.205 1.505 1.955 2.156 1.856 2.264 2.136 244 224

164 198 248 316 367 446 447 684 948 125 126

992 950 982 1.109 1.230 1.117 1.188 1.207 1.162 117 139

A estas cifras podemos añadir, como datos curiosos, que el año de más nacim ientos registrados fue el de 1948, con 293; y que el de menos fue 1875, con sólo 42, al que le sigue el de 1876 con 73. A destacar que en 1937 solam ente se regis­ traro n 105. Hay que hacer notar en este capítulo, que de unos años a esta p arte, por causa de los seguros, muchos re n te ria­ nos vieron su prim era luz en alguna clínica donostiarra, en cuyo registro fueron anotados sus nacim ientos, por lo que en este aspecto, el registro renteriano no corresponde a la realidad. - 2 4 -

En lo referente a bodas, tenemos que 1956 fue el año en que m ayor núm ero se registraron, con 134. P o r el contrario, en 1874 tan sólo se celebró una boda, y durante 1871, 1872 y 1937 solam ente dos en cada año. Se aprecia que el tiem po de guerra no es propicio a las uniones m atrim oniales. Los años que m ayor núm ero de defunciones registran son : 1918 con 182 y 1919 con 153, que fueron los años trá ­ gicos de la gripe, a los que sigue el de 1873 con la cifra de 135, im presionante para aquella época. Por el contrario, los años más saludables resultan ser los de 1882, en que se registra la cifra m enor de defunciones, con 66; al que le sigue, aunque parezca m entira tratándose de un año de guerra, el de 1937 con sólo 78. Esto nos hace suponer que el fallecim iento de m uchos renterianos, si llegó a registrarse, lo fue seguram ente en otros lugares. Segura­ m ente que el año 1952, con 98 fallecim ientos registrados, re ­ sultaría el más saludable para los renterianos, considerando su proporción con el núm ero de habitantes. F inalm ente anotam os los años en que las defunciones han sido superiores a los nacim ientos registrados : N

1873 1874 1875 1876 1883 1894 1901 1939

= = = = = = = =

a cido s

115 85 42 73 121 120 122 127

F allec

135 98 123 105 130 128 159 142


Perspectiva desde Pasajes de San Juan

ED I CON Maqueta del proyecto de construcción de un nuevo barrio renteriano, en el Alto de Capuchinos. Vista desde Pasajes Ancho

Sobre el promontorio del A lto de C apu­ chinos y lindando con el poblado de A laberga y los terrenos de la Ciudad Laboral «Don B osco», se presenta este am bicioso proyecto de construcción de 1.300 vivien­ das con Edificios públicos, Escuelas, Par­ ques, Establecim ientos com erciales y apar­ cam iento de coches. Las plantas de construcción son muy di­ versas, pues varían desde el bloque de tres plantas, hasta las torres de 16 pisos. H oy mostramos a los renterianos esta m aqueta, debida a la iniciativa privada, de lo que un día será la continuación de nues­ tro pueblo, desde Alaberga a la Ciudad Laboral "Don B osco*.

Panorámica desde Lezo

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Madalen besperako salbia goazen gure Z aindariaren erm ita aldera, an ere jaiaren asiera baida.

Z azpirak jotzearekin batean, suziriaren soñuak betetzen ditu gure E rre n d e ri’ko bazter guztiak. Une ontantxe mutikoak, gizon gazte, gordiñ, zarrak eta errian dirán guztiak nabaitzen duten poz eta alaitasuna ez da nolanaikoa izaten.

B ertara urreratzen goazela kan p aiaren otsa nabaitzen degù, erren d eriarrei dei egiñaz. Eleiz b arru ra sartzen geranean, an ari dira erriko Apaiz jau n ak egunari dagozkien bezperak abesten. K anpoan berriz, uinien zarata artean en ­ tzuten degù “ Alkate Soñuaren” eresia txistulariak jotzen datozela ; pixkana, pixkana agertzen d ira erriko agintariak Eleiz b arru ra età belaunikatu dira M adalen deunaren aurrean.

Ñola ez ba? M adalen bezpera eta erriko pesiaren asiera baida, eta urtean bein, erren d eriarrak , naiz u rru ti izan, gogoz beintzat, egun ontan bertara iritxen d irán e rrita r guziekin bat eginda gure “ C entenario” eresi alaia entzuteko zaleturik. Ara m usikoak beren ik u rriñ a aurrean dutelarik. Or dijoaz K apitan-kaletik zear, urtero entzuten degun eresia joaz. M util koskorrak ere gertuak daude beren atzetik irtetzeko, tx istulariak beren birib ilk etari asiera em atearekin batean. Or di joaz korri eta k o rri, buruaundien m askulluei iges egin naiean, aien kaskarrekoak ez artze arren. Olaxe di joaz guz­ tiak ... bu ru au n d iak, gizonaundi, soñu eta jendea, danak bat egiñik.

A ldarearen erdian or dago, beso zabalik, guztiak besarkatu naiean, gure Z aindari m aitea. Bere zaindari-pean gauden guztiok, bere aurrean ikusi nai ginduzke, bañan, tamalez, erinitatxoa naiz aundia ez izan arren , ez da bear bezela betetzen. B ertan, errex konla añekoak gaude. Izendatu ere egin ditezke, zeintzuk biltzen dirán egun o n tan ; joan dan urtekoak... b e rririk gutxi... eta uts egin dutenak, gaixo edo zeru goitik begira dagozenak. Nun zagozte e rrita r m aiteak, unetxo bat bada ere, zuen Z aindariari ez eskeintzeko? G uztiak gerade pesia zaleak, eta pestari asiera on b at em atea degù, gure Z aindariaren aurrean ja rri eta esker-ona agertzea egiten dizkigun m esedeengatik.

Eskoletako enparantza orain ustutzen dijoa. Jendea, kale b atelik bestera, or tlabil nun b erriro ikusiko pestari asiera em an dioten antzeslariak, eta gu ere, oien tartean izan arren,

B ezperak am aitu età “M agnificat” abestu ondoren, Bikario jau n ak em an dio asiera Salinari. K o ru tik abeslariak erantzuten diote, urtero, urtero , “Agur E rregiña” otoitza abestuaz, onela beren eskeintza Z ain d ariari egiñaz. Eleiz erdi bete orretan, or daude E rrenderiar zintzoak, beren Z aindariaren m aitaleak, otoitz egiten. Beren senide, erritik u rru ti arkitzen dirán errita r guztiegatik, eta batez ere, gure errian elkar m aitasuna guztien artean beti nagusi izan dedin. Guk ere, or gauden ezkeroz, egin dezaiogun M adalen Done orri gure eskaria : eska dezaiogun, m aitasun utsa izan zanari, bere m aitasun ori zabaldu dezala gure artean , bereganako jaiera berezia izan dezagula guztiok, eta aurtendik au rrera asmo on bat artu dezagula : bere erm itatxoa, bere eleizatxoa betetzekoa, batez ere, pesta bezperan. A rkitu dedilla guztiz jendez betea. Abesbatz baten eran, Salbiari asiera em aten zaionean, gure erantzuna izan dedilla abots sendo, bikaiñ, berdingabea. G ure abesti eder onekin, M adalen D oneari eskeintzarik m aitekorrena egiñik. Zu zera M adalen ori, gure gidari ta Z aindaria Benetan izandu ziñan Jesukristo’ren m aitalia B eragaitik artu zenduen Z eruetako grazia O rdu ezkero beti daukazu zure bizitzan pakia. Esku zabala zeradelako, entzun gure eskaria Zeru goitik zaindu zazu m aite zaituben erria Zure m aitasunaren antzekoa izan dedilla guria Lagun urkoa m aite izaten erakutsi guri hiria. OLASKOAGA -26


R E N T E R I A

La turre de la parroquia continĂşa siendo el centro urbano y espiritual de la Villa, a pesar del engrandecimiento de ĂŠsta.

La calle Orereta, que, como todas las de nuestra parte vieja, luce sus grandes caserones de piedra, en los que se advierten grandes aleros y escudos nobiliarios.


Vista de Renteria desde las laderas de Gaitzaraborda.

Escena rural sin personajes. La marmita y el saco de panes esperan al carro o al humilde borriquito para ser transportados al caserío.

Los «dantzaris» Infantiles d e l«Ereintza» bailando ante la puerta de la ermita de Santa Maria Magdalena.

Un caserio renteriano, Azañeta.

Nuevas casas han surgido en los llanos de Iztieta. Los gigantes y cabezudos, precedidos de la banda de chlstularis y de alborozados chiquillos, inauguran las «Magdalenas».

La carretera general, que antes se desvió de la calle Viteri para no cruzar el pueblo, se ve de nuevo rodeada de viviendas.


La plaza del Concejo en la mañana del dia de Santa María Magdalena. En el Ayuntamiento se advierte el pendón de la Villa.

Las laderas de Galtzaraborda se van llenando de construcciones.

Llegado el día de Santiago, la Santa Patrona de la Villa regresa a la ermita donde permanecerá hasta el siguiente año.


Sokamutiirra y vaquillas Los dos, números de fiestas ineludibles en el programa. Si me atreviera, diría que son tan imprescindibles como la Sal­ ve, la procesión o “ El Centenario” . Los renterianos —posiblemente ni ellos mismos saben por qué— necesitan de este espectáculo. Es la verdad. Necesitan, me­ jor dicho, necesitamos, “ en madalenas” , sentir o ver en otros los revolcones y es­ tropicios que hacen los bichos con cuer­ nos. Porque esto es lo bueno; que el espectáculo consiste en ver cómo el enso­ gado asusta a una vieja que salió de misa en momento inoportuno, o en comprobar la resistencia de los músculos magullados “ del chico de la Fulana” , después que la vaquilla le pilló y le pateó las tripas. Sí, ya sé lo que quieren decir. T am ­ bién digo yo lo mismo ahora. ¡Qué re­ medio! Oue son los jóvenes, ¿verdad? Que es que ellos necesitan gastar las energías que les sobran y no atienden más que a sus impulsos de correr, saltar y, sobre todo, enfrentarse con algo que pueda suponer una lucha. Que la violencia y el exce­ dente de sangre que riega sus corazones.

todo el año aprisionados, encauzados en tareas que los mayores titulamos orden, seguridad, porvenir y otras cosas, apro­ vechan estas ocasiones de fiestas en que las familias y el pueblo —la gente m a­ yor de las familias y el pueblo— se ha­ cen tolerantes, para saltar el espiche que aprisiona su pecho, sus ganas, sus deseos y sus sentimientos y despacharse a gusto, sin miedo a revolcones, a “ la hora de ir a casa” , ni al “ siete” en el pantalón. Sí, decimos que es por ellos. Que es para que lo pasen bien y sientan la emo­ ción de sortear con habilidad al “ betitxu" o la de verse en el aire entre sus astas emboladas. No niego que ésta sea la ra­ zón principal. Pero... para mí, no creo que sea la única. Quien quiera molestarse en examinar con detalle las fotografías que insertamos en esta página, seguramente conocerá a más de uno que —sin puntualizar, por favor— ya hace tiempo dejó de ser lo que, al menos hoy, se llama joven. Hay quien sale de casa —se lo ha pedido su esposa— para ver “ qué hace el chico” .

Quien el alboroto de la noche le ha es­ pantado el sueño y prefiere levantarse. Uno que tiene afición y... añoranza. Otro que está obligado, es concejal; y otros que también tendrán muy buenas razo­ nes, la realidad es que la mañana de un día de “ Magdalenas” , casi de m a­ drugada, se encuentra uno en la calle con más de medio pueblo. Jóvenes, muchos, y “ menos jóvenes” , cantidad. Las vaquillas y la sokamuturra impo­ nen su mandato año tras año y gustan a todos. Representan una tradición y, con perdón de los miembros de la “ Socie­ dad Protectora de Animales” y otros por el estilo, creo que hasta una necesidad. Este espectáculo en el que intérpretes y espectadores se mezclan hasta no saber dónde acaban unos y empiezan los otros, es algo esencial durante nuestras fiestas y lo exigen jóvenes, mozas, maduros y... todos. Recordamos que, no hace muchos años, la Comisión de Fiestas se decidió a prescindir de los toritos por aquello de que resultaban caros y tal. Pues, “ me­ nudas tuvieron que oir” . Y las mayores no las dijeron los adolescentes, ni mucho menos. Había que escuchar a más de un calvo y un canoso protestar. Tantas cosas tuvieron que oir los con­ cejales, que al año siguiente no les quedó más remedio que viajar a tierras nava­ rras de la Ribera, donde junto a mon­ tañas de pimientos y vinos recios de pe­ león, se crían esas vaquillas de asta fina y mala intención, que son las que gustan, y traerse algunas “ royas” para contentar a los aficionados, y con ello rehabilitar su malbaratado prestigio como organiza­ dores de fiestas. Desde aquel año se ha continuado con el festejo. Creemos que ya no se prescin­ dirá de él en adelante, y hacemos votos por que así sea, pues si bien es verdad que encierra un peligro —Rentería pagó también su tributo de sangre a la fiesta, que no olvidamos—, la posibilidad de un accidente no resulta tan grave como para obligar a suprimir un número de fiestas que ha adquirido tanta tradición como popularidad. B.

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La igualada a veintiuno ¡ )o r M i g u e ! P e l a y

¡V e in tiu n o iguales! Es el ú ltim o tanto. El que va a d e c id ir el p a rtid o ... El fro n tó n se halla ab arro tad o hasta el te ja ­ dillo . G ente p ro ced en te de todos los rincones del P aís Vasco ha v enido a p re sen c iar esta pugna trascen d en tal que ahora toca a su fin . La atm ósfera es densa, pesada, caldeada p o r el hum o del tabaco y las em anaciones de la m u ltitu d . En la cancha, cuatro ho m b reto n es tum bados c onstituyen un testim onio fiel de la p u jan z a, la ho n rad ez y el alm a puestas en la titán ica lucha.

— ¡V ein te

En el g ra d erío , la alg arab ía es fren é tic a . Los c o rred o res se desg añ itan , sin p o d e r a te n d er a todas las dem andas de los apostadores. — ¡V e iiin te asulé! — p roclam a con in siste n ­ cia una voz p e rtu rb a d o ra m e n te aguda— . ¡V e in te asulé! ¡V ein te asulé! ¡V e in te asulé! U n esp ectad o r, con el pu ñ o crispado sobre u n m ontón de p apeletas coloreadas, gesticula n ervioso, ab rie n d o y cerra n d o los ojos en un tic dem encial. O tro , tra ta in ú tilm e n te de e n ­ c en d er un p u ro deshilacliado que ya se le ha apagado d u ra n te el p a rtid o una docena de veces. P e ro la m ano que sostiene la cerilla tem blequea ahora irrem ed ia b le m en te. Al fin , a rro ja irac u n d o la caja vacía, p ero m antiene el cigarro e n tre los labios resecos.

¡V e iiin te asulé!

¡V e in te asulé!

¡V ein te

Se ven ro stro s nerviosos, congestionado», de gente que jad ea y discute a voz en grito, con las venas del cuello h in ch a d as, a punto de re v en tar. Es el últim o tanto. El decisivo... Uno de los p e lo ta ris de fa ja azul se ha levantado ya, d e ja n d o en la pared sobre la que se hallaba recostado, la h u ella húm eda de sus am plias espaldas. Es un morrosko alto, m usculoso, íleno de en erg ía. Se seca el sudor de la fre n te con la m anga de la cam isa y se acerca len ta m e n te hacia la silla del ju ez de cancha. T om a e n tre sus m anos la cesta de p e ­ lotas y em pieza a p ro b a rla s, una a u n a , b o ­ tándolas y lanzándolas violen tam en te contra el fro n tis.

j■ Cartas al Director ■

U n a m a b le c o m u n ic a n te h a te n id o a b ie n d irig írs e n o s en u n a a te n ta ¡ c a r tita , in te re s a n d o c o n o c e r la p ro c e d e n c ia o m o tiv o d e la le tr illa de u n m u y ■ c e le b ra d o z o rtz ik o , d e l q u e u n a d e sus e s tro fa s v ie n e a d e c ir :

;

\

asulé!

¡V ein te

El ju ez to rn a a su puesto . De p ro n to , la voz aguda de un c o rre d o r rom pe el espacio con un te rrib le g r i to : — ¡V e iiin te a quintze asul! ¡V e in te a quinIze! ¡V e in te a quintze asul! Es la in m in e n cia del saque que p re cip ita una audaz alte ra c ió n en el m om io. — ¡V ein te a quintze! — ¡V a! ¡V a! El co rre d o r traza unos rasgos vertiginosos en el block de apuestas y lanza p apeletas a los espectadores lejanos, sirviéndose de una pelota liueca.

asulé!

E m oción, em ocion, em oción.

¡V e in te

asulé...!

El ju ez de cancha, un anciano de ro stro co­ lorado, tocado con b o in a, se ha levantado un m om ento de la silla, con su share en la m ano. Es p a rte de un p lan d ila to rio que conviene a todos. A la em presa, p ara que se crucen m ás ap u estas, y a los espectadores, p ara c u ­ b rirse y to m ar posiciones con vistas al d ra ­ m ático tan to que se va a d isp u tar. T al vez los únicos que no deseen este receso sean los p e lo ta ris, pues ellos saben b ien que el d e s­ canso que este p arén tesis pueda re p o rta r a sus m úsculos, ten d rá una c o n tra p artid a d e s­ ventajosa en sus nervios. P e ro su o p in ió n no c u e n ta ...

asulé!

O rozco

Donostiako iru damatxo Errenderiyan dendari Josten ederki dakite bañan Ardua edaten obeki.

B rin d a m o s este te m a a q u ie n , e x p lic á n d o lo , q u ie ra c o la b o r a r en n u e s tra R e v ista , p a r a q u e en n u e s tro n ú m e ro d e l a ñ o v e n id e ro p o d a m o s, D ios m e; d ia n te , sa tisfa c e r la c u rio s id a d d e la o del r e f e r id o a m a b le c o m u n ic a n te , a la ¡ vez q u e n u e s tro p o sib le c o la b o r a d o r p u e d a s e n tir , a sim ism o , la g ra n satis¡ fac ció n q u e p ro d u c e v e r im p re s a su a p o r ta c ió n a l a c e rv o lite r a r io c o m ú n ■ r e n te r ia n o q u e d e s e a ría m o s fuese n u e s tra R e v ista . A a n im a rs e , p u e s , q u e rid o s ¡¡ co n v e c in o s, q u e . . . p o r alg o se e m p ie z a .

l

-

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Em oción, em oción, em oción. El pelo tari de faja azul, después de c o n ­ tem p lar p or un m om ento el tan te ad o r —o p e ­ ración m aq u in al e in necesaria de todo p u n to , pues el 21-21 lo tien e b ien grabado en su m en te—, entrega la pelota d isp licen tem en te al zaguero riv al. Este la bota dos o tres veces contra el suelo y se la lleva a su com pañero. A m bos c h arlan un m om ento. ¿Q ué se d irán ? N adie lo sabe. El zaguero es ho m b re ya m a­ d u ro y —cosa ex trañ a— aparece m enos c an ­ sado que los dem ás p e lo ta ris. Un vieux renard de la cancha, que sabe d o sificar su esfuerzo. T om a la pelota e n tre sus m anos y la som ete a una especie de d u ro m asaje. Al cabo de unos m inutos se dirig e p arsim o n io sam en te al ju ez de cancha y le p id e un a to alla, con la que frota la pelota de un m odo enérgico y m inucioso, p a ra e lim in a r toda p o sib ilid a d de que el sebo resb ale sobre el b rilla n te piso, d ific u lta n d o el resto del saque. A hora es p r e ­ ciso p re v en irlo todo. — ¡V ein te a quintze! — ¡V a! ¡V a ! ¡V a! Un h o m b rec illo , de aspecto h u m ild e , p r o ­ pone tím id am e n te a su vecino de asiento : — Lau pesta sakien alde. (C uatro pesetas a favor del saque.) Sú b itam en te se ha p ro d u c id o un silencio p ro fu n d o , absoluto. Es e x tra ñ o . A hora que lian cesado los gritos de los co rred o res y del púb lico , la situación se ha hecho m ás tensa. Es el de ah o ra un silencio desco n certan te, un silencio om inoso y en erv an te que angustia a pelo taris y espectadores. El p ú b lico está en pie, que es com o debe p e rm a n ec e r siem pre en los m om entos decisivos de todo d e p o rte que se precie. El d e la n tero azul, después de d e sp ren d erse con un v iolento tiró n , del esp a ra d ra p o p ro te c ­ to r de su m ano derecha —ya no liay que p ro ­ teger nada, sino d a rle d u ro y gozando b ien la p elo ta— inicia la abiadura a la a ltu ra del cu a ­ dro seis. Se va pasando la pelota h á b ilm en te, de m ano en m ano, m ien tras co rre a toda ve­ locidad. Al llegar al cu ad ro tres, im p rim e a la pelota un bo te m uy sesgado y, volcando toda su alm a en la ju g ad a , lanza el ú ltim o saque del p a rtid o ..


Cuento de petróleo p o r F e lip e G U R R U C H A G A d ía s ig u ie n te tu v e q u e h a c e r u n a s g e stio n e s p a r a a v e rig u a rlo . D e a c u e rd o con lo c o n v e n id o , M ig u e l m e e s p e r a b a e n su casa. — P a s a — m e d ijo . Y m e in tr o d u jo en su c u a r to , lle n o d e p a p e le s . H a b ía lle n a d o c ie n to s d e c u a r tilla s co n m illo n e s d e n iím e ro s. Las p a re d e s e s ta b a n c u b ie r ta s de p la n o s g e o g rá ­ ficos y se ccio n es de te rr e n o s . Y en e l c e n tro d e su m e sa d e tr a b a jo h a b ía d ib u ja d o u n e x tra ñ o a rte fa c to .

E ra alg o así

co m o lo q u e m o n ta r ía u n in g e n ie ro si le r e c lu y e r a n en u n a c h a ta r r e r ía con u n a llav e in g lesa y n o le s o lta r a n h a s ta q u e h u b ie r a e n s a m b la d o to d o . L e d i el p re c io de u n a to r r e . Se q u e d ó 1111 r a to p e n s a ­ tiv o . L u e g o s o n rió y c o m e n tó s u a v e m e n te : — Me lo s u p o n ía . D e m a sia d o s m illo n e s . E so es lo d e m e n o s — le d ije ir ó n ic o — . ¿ N o p e n s a ría s c o m p ra r u n a to r r e de esas y e c h á r te la a l h o m b r o p a r a h a c e r a g u je r ito s p o r las A g u stin a s? N o se in m u tó y sí, en c a m b io , su so n ris a se to rn ó e n ig ­ m á tic a y u n ta n to c o n m is e ra tiv a . A d e c ir v e r d a d , c o m e n z a b a a in tr ig a r m e su a p lo m o v ... sus p a p e le s . L e n o ta b a a l b o r d e de d e c irm e alg o im p o r ta n te y , a l m ism o tie m p o , h a c ie n d o esfu e rz o s p a r a o c u lta r lo . P o c o a p o c o se fu e h a c ie n d o m ás c o m u n ic a tiv o y, a l f in a l, co n fesó : — Sé d ó n d e h a y p e tró le o e n R e n te r ía . Sí, y a sé q u e m u c h o s se r e ir á n a h o r a , p e r o m e h u b ie s e g u sta d o v e rle s h a b la n d o co n M ig u el. S u fo rm a d e d e c ir a q u e ­ llo m e im p re s io n ó . ¿ P o r q u é voy a n e g a rlo ? T o d o s le c o n o ­ céis. Es u n h o m b re se rio y ju ic io so . L u eg o , ro to ya su tr e m e n d o s e c re to , m e a b r u m ó con sus Ya sé q u e m ás de u n o , c u a n d o lea esto , va a p e n s a r q u e

c o n o c im ie n to s so b re la m a te r ia . Se h a b ía c o m p ra d o u n m o n ­

se tr a ta d e 1111 c u e n to . Y , sin e m b a rg o , es v e r d a d . S u c e d e a l ­

tón d e lib ro s y a lg u n a s re v ista s a m e r ic a n a s ; h a b ía h e c h o c ie n ­ tos de d ib u jo s y m ile s d e c á lc u lo s. Me en se ñ ó to d o . Y , f in a l­

g u n as veces (pie m u c h a s cosas q u e p a r a u n o s h a n o c u r r id o y a, en c a m b io , p a ra o tro s , su c e d e rá n m ás ta r d e ... p e ro s u ­

m e n te , co n a ire d e tr iu n f o , m e m o stró dos fra s q u ito s lle n o s

c e d e rá n . E sta es u n a de esas cosas. Y si m e a tre v o a a f ir m a r lo es

d e tie r r a n e g ra . L os d e s ta p ó con su m o c u id a d o , co m o si fu e ra

p o r q u e yo lie v iv id o la h is to ria q u e c u e n to .

y lu e g o , d á n d o m e su p r u e b a m á x im a de c o n fia n z a , m e p e r m i­

( ) c u r rió a s í : En R e n te ría to d o s co n o c éis d e s o b ra a M ... B u e n o , p a ra no h e r ir su m o d e stia n o r e v e la r é su n o m b r e y m e lim ita r é

tió o le rlo s. Y p u e d o j u r a r q u e , e n e fe c to , o lía n a p e tró le o .

alg o q u e h a b ía d e e s c a p á rs e le al a b r ir lo s . Los o lió e x ta s ia d o

— B u e n o , ¿y q u é ? — le d ije — . T o d o eso e s tá m u y b ie n , p e ro n o p r u e b a n a d a . Y a sab es q u e in d ic io s n o son m ás q u e

a lla m a rle M ig u e l. M ig u e l es, co m o b ie n s a b é is, el m e jo r

eso

m e c á n ic o d e de u n o d e los m e jo r e s ta lle re s d e l p u e b lo . E s, a d e m á s, se rio , h o n r a d o , tr a b a ja d o r y ... a p e n a s b eb e

in d ic io s. Y h a y m illo n e s d e ello s. Si p o r c a d a in d ic io

sa lie ra

p e tró le o , el m u n d o s e ría

hoy una

p e lo ta lle n a

de

a g u je ro s y p o d ría m o s v e r n u e s tro s a n típ o d a s .

fu e ra d e las c o m id a s. L e sa lu d é u n a ta r d e , co m o de c o s tu m b re , a l c r u z a rm e con él e n la c a lle V ite ri. S in e m b a rg o , esta vez, c o n t r a r i a ­

Me d e s p a c h é a g u sto . M ig u el 110 se in m u tó . — L o sé y yo voy a t r a t a r d e h a c e r m i a g u je r o .

m e n te a o tra s , v in o d e c id id o d o n d e m í y m e e s p e tó alg o

E sto e ra ya m ás d e lo q u e yo p o d ía s o p o r ta r sin p e n s a r

n e rv io so : — O ye, ¿ c o m o c u á n to c o s ta rá u n a to r re de esas q u e se

si m i a m ig o se g u ía en su sa n o ju ic io . P e r o , a iín e n caso de q u e n o estu v ie se sa n o , lo m e jo r e ra s e g u irle la c o r r ie n te .

e m p le a n p a r a b u s c a r p e tró le o ?

— M ira esto .

— B u e n o , y, ¿ c ó m o se te o c u r r e p r e g u n ta rm e eso?

Y co m en z ó a m o s tra rm e su a r te fa c to . N o s a b ría có m o

— P u es co m o tr a b a ja s en un B a n co , su p o n g o q u e p o d rá s

lla m a rlo n i có m o d e s c r ib ir lo . P a r e c ía e l d e lir io d e 1111 c h a ta ­ r r e r o q u e fuese, a d e m á s , e s c u lto r s u r re a lis ta .

sa b e rlo . — S í, es c ie rto q u e tr a b a jo en u n B a n co , p e ro ya sab es,

— ¿ Q u é es?

M ig u e l, q u e 110 v e n d e m o s cosas q u e no q u e p a n p o r el v e n ta ­

— U n a p e r f o ra d o ra .

n illo de C a ja . — N o b ro m e e s, q u e te esto y h a b la n d o en se rio .

Y se q u e d ó ta n tr a n q u ilo .

En e fe c to , e s ta b a tr e m e n d a m e n te se rio . T a n to , q u e al 33 -


— ¡T re s m e ... tro s ! — b a lb u c ió M iguel. Y o só lo p iu le g r ita r co m o u n lo co :

T o d a v ía h o y n o p u e d o e x p lic a rm e có m o m e co n v e n ció p a r a s e g u ir e s c u c h á n d o le . L o c ie r to es q u e c u a n d o sa lí de a q u e lla h a b ita c ió n le h a b ía d a d o p a la b r a fo rm a l d e e s p e r a r le

— ¡ ¡ ¡ P e tr ó le o ! ! ! ¡ ¡ ¡ P e tr ó le o ! ! ! — m ie n tr a s , u n c h o r r o

d e n tro d e tre s d ía s, a la s tre s d e la m a d ru g a d a , e n la A la m e d a . D u ra n te a q u e llo s tre s d ía s n o vi a M ig u e l. Y c re o q u e

n e g ro m e b a ñ a b a . M iguel e s ta b a d e ro d illa s e n u n c h a rc o o sc u ro y p e g a jo so

no h u b ie r a a c u d id o a la c ita si la v ís p e ra u n a im p re v is ta l l a ­

y llo r a n d o d e e m o c ió n d e c ía u n a y o tr a vez : — ¡ L o c o n s e g u í! ¡ L o c o n s e g u í!

m a d a te le fó n ic a n o m e h u b ie r a re c o rd a d o :

E n c u a n to re a c c io n ó in te n tó p a r a r e l c h o r r o . E ra im p o ­

— A las tre s, e n la A la m e d a . L o te n g o to d o listo . A q u e lla n o c h e , m ie n tr a s m e v estía a ú n d o r m id o , d u d a b a

sib le . E l p e tró le o , a l p a r e c e r e x c e le n te , b r o ta b a in c o n tr o la b le

si e l q u e yo v eía en a q u e l m o m e n to e n el e s p e jo de m i h a b i­

y to d o s n u e s tro s e s fu e rz o s p o r ta p o n a r la s a lid a fu e ro n v an o s.

ta c ió n y q u e ta n to se p a r e c ía a m í, e s ta b a c u e rd o o n o .

L u c h a m o s to d o el d ía sin c o n s e g u irlo . A l fin a l, M ig u e l co n fesó q u e la im p o r ta n c ia d el y a c im ie n to le h a b ía s o r p r e n ­ d id o . U n e n o rm e c h a rc o lle n a b a to d o e l te r r e n o . H a b ía q u e

E fe c tiv a m e n te , e s ta b a to d o lis to . M ig u e l m e llev ó e n su c o c h e h a s ta u n te r r e n o en

m a r c h a r r á p id a m e n te a l p u e b lo y tr a e r u n a s e rie d e e le m e n ­

(B u e n o , c o m p re n d e r é is q u e n o

to s. M e p r e p a r ó u n a in te r m in a b le lis ta d e e n c a rg o s, m e e n ­

d ig a d ó n d e .)

tre g ó u n ta ló n co n c a rg o a to d o s sus a h o r r o s , y q u e d é e n

L o p r im e r o q u e v ie ro n m is a tó n ito s o jo s fu e e l ... e l d e l i­ rio d e l c h a ta r r e r o , p e r o h e c h o r e a lid a d .

v o lv e r co n u n c a m ió n a l d ía s ig u ie n te , m ie n tr a s él se q u e ­

— ¡ M an o s a la o b r a !

J S o stén

d a b a d e g u a r d ia y c la v a b a u n o s c u a n to s c a rte le s d e : “ Se p r o h íb e la e n t r a d a ” , “ P e lig r o ” , “ P r o h ib id o f u m a r ” .

e sta b ro c a ! ¡ D a m e ese t u ­

bo ! ¡E n c h u f a esta g o m a ! ¡V e te a l m o to r y d a le a l a r r a n q u e ! C o m o u n a u tó m a ta ib a yo e je c u ta n d o to d o c u a n to M i­

M e costó p r e p a r a r lo s e n c a rg o s. P e r o p a r a la s p r im e ra s

g u el m e in d ic a b a . F in a lm e n te tir é d e l a r r a n q u e . H e d ic h o a n te s q u e M ig u e l e r a e l m e jo r m e c á n ic o d e l m e jo r ta lle r . E l

h o ra s d e la m a ñ a n a s ig u ie n te lo te n ía to d o lis to . F u e e n el

m o to r fu n c io n ó a la p r im e r a .

c u a n d o o c u rrió lo im p re v is to . A l p r in c ip io m e p a re c ió q u e

La

b ro c a

d e s c e n d ió

con

s u a v id a d .

E l su e lo

ú ltim o

co m en z ó

m o m e n to , c u a n d o

me

d ir ig ía

a b u s c a r e l c a m ió n ,

n o o ía b ie n . Y p e n s é q u e e r a n im a g in a c io n e s m ía s. L u eg o

a p e r f o ra rs e com o m a n te q u illa .

d is tin g u í co n c la r id a d : — ¡ P e tr ó le o en R e n te r ía !

— ¡U n m e tr o ! — ¡ D os m e tr o s ! L a voz d e M ig u e l, co n u n tim b re e x tra ñ o , c a n ta b a la

¡ P e tr ó le o e n R e n te r ía — la voz

d e l v e n d e d o r d e p e rió d ic o s lo a n u n c ia b a a g rito p e la d o . C o m p ré u n d ia rio . L a v ista se m e n u b ló . V i la fo to d e

p r o f u n d id a d q u e ib a a lc a n z a n d o la p e r f o ra c ió n . E l r ítm ic o

M ig u e l. V i su a r te fa c to . V i la G u a r d ia C iv il. Y vi u n o s g r a n ­

z u m b id o d e l m o to r le h a c ía u n a c o m p a ñ a m ie n to im p r e s io ­

des titu la r e s q u e d a b a n la n o tic ia d el a ñ o :

n a n te .

“ S A B O T A JE

J a m á s o lv id a ré a q u e lla escen a : M ig u el a p o y a d o e n sus

L O S N U E V O S D E P O S IT O S

DE

LA

— ¿ L e p a sa alg o , s e ñ o r?

h ie rr o s , co n los o jo s b r illa n te s c la v a d o s en la p e r f o r a d o r a ; los

— N o , n a d a — d ije ta r ta m u d e a n d o . \

tu b o s r e c o rtá n d o s e e n el cielo q u e y a el sol n a c ie n te e m p e ­ z a b a a a m a r ille a r ;

EN

C A M P S A . P E R F O R A N U N A P I P E - L I N E .” p a r a d is im u la r m e

p u se a s o p la r en m ita d de la A la m e d a p o r u n tu b o de gom a

u n p e q u e ñ o c a m p o , to d a v ía h ú m e d o de

d e d ie z m e tro s d e la rg o .

ro c ío y u n a r r o y u e lo tím id o cu y as a g u a s se ir is a b a n co n u n a s

R e n te r ía , J u lio de 1964.

m a n c h a s d e a lg o q u e o lía a p e tró le o .

HIST O R I A D el c a p ítu lo X V , q u e se titu la “ P riv ile g io d e e re c c ió n en

p o se iese to d o s los té rm in o s y pu e rto s, F u e ro s y lib e r ta d e s y

v illa d e l lu g a r d e O re re ta , o R e n te r ía , p o r el R e y d o n A l­

e l F u e r o d e la v illa de S an S e b a s tiá n ; y a e ste fin le e rig ió

fo n so X I e n el a ñ o d e 1930, e tc ., e tc .” , d e la e x h a u s tiv a

e l R e y con títu lo de v illa , o to rg á n d o le c a rta d e P riv ile g io en

“ H is to r ia de R e n te r ía ” q u e con ta n ta la b o rio s id a d co m o a m o r

V a lla d o lid a 5 d e A g o sto de la e r a d e 1358 o a ñ o d e l n a c i­

a su p u e b lo — a ñ o s e n te ro s de d e d ic a c ió n a la o b r a — e s c ri­

m ie n to de 1320, p e ro q u e c o n s e rv a b a su n o m b r e p r im itiv o

b ie ra d o n J u a n Ig n a c io de G a m ó n , el c lé rig o a l q u e ta n to p o r su a s c e n d e n c ia co m o p o r su e n tre g a a la d e fe n sa d e los “ d e ­

R e n te r ía .” A q u ie n e s n o co n o z c a n la o b ra q u e c ita m o s, d e b e m o s a d ­

re c h o s, fra n q u e z a s y lib e r ta d e s d e la V illa ” , p o d e m o s a p e la r

v e r tir q u e s o la m e n te este c a p ítu lo d e d ic a d o a l “ P riv ile g io ..”

E l R e n te ria n o , c o p ia m o s s o la m e n te e l p á r r a f o en e l q u e a n o ta

a b a rc a m á s d e d ie z p á g in a s de g ra n fo rm a to y le tr a a p r e ta d a ,

lo q u e , d e l o rig e n d e n u e s tro p u e b lo , e s c rib ie ra o tro g ra n

y q u e los 45 re s ta n te s n o son m e n o s. O sea, lo q u e h o y lla ­

h is to r ia d o r :

m a m o s u n ro llo . P e r o p o d em o s a ñ a d ir q u e se tr a t a , p a r a los r e n te ria n o s a l m e n o s, de u n ro llo c u rio so e in te r e s a n te , p u e s

“ E l d o c to r Isa sti se e x p lic a so b re la v illa d e R e n te ría d i­

d el R e n te ría d e h a s ta el siglo X IX lo d ic e to d o o casi to d o .

c ie n d o q u e a l p r in c ip io se lla m ó el lu g a r d e Orereta, y d e s­

S ab em o s q u e n o q u e d a n m u c h o s e je m p la r e s d e este lib r o y

p u é s m a n d ó e l R e y d o n A lo n so a l C o n c e jo d e O ia rz u n q u e lo

q u e , p o r ta n to , n o re s u lta fác il a d q u i r i r lo , p e ro sin e m b a rg o ,

ce rcase y p o b la se p a r a re m e d io d e los ro b o s y d a ñ o s q u e se

y p a r a q u ie n le in te re s e c o n o c e rlo , sa b em o s p u e d e c o n s u lta rlo

le h a c ía n , y se lla m a s e V illa N u e v a de O ia rz u n y gozase y

en la b ib lio te c a m u n ic ip a l. A n im a rs e , q u e m e re c e la p e n a .

-

34 -


Un tu r is ta en R e n t e r ía por A L B E R T O ECEIZA

Se bajó del auto en la Plaza de los Fueros. La cosa no tiene nada de parti­ cular. Sólo que se quedó indeciso y sin saber a dónde ni a quién dirigirse... por­ que era un turista inglés que sólo h a­ blaba inglés. Pero allí estaba yo (que ha­ blo el inglés igualito que el chino) y, al oírle exclamar en voz queda “ It had to be!” , comprendí que estaba despistadillo y me acerqué solícito. A duras penas me enteré que, por esas cosas que pasan, el británico venía a “ ver” Rentería. Y en cuanto advirtió que le podía servir de cicerone, ya que lo entendía (?), me rogó que le enseñase “ lo mejor del pueblo” . Yo, renteriano, me encontré metido en un dilema para complacerle. ¿Lo mejor del pueblo?... ¡Demonios!... ¿Qué es lo mejor de R entería?... Entre vascos la cosa no tendría duda: ¡Las tascas! Pe­ ro... a un inglés no le vamos a meter en una tasca, así, de buenas a primeras, sin entrenamiento. Por ello creo que me entenderéis si os digo que me quedé bastante desconcertado ante lo que me pedía. Ahora tenemos el barrio de Iztieta, con sus jardincillos, que no está mal; pero es un barrio en construcción, con muchas casas “ patas arriba” aún y, además, las terminadas no tienen nada de excepcionales. Se pueden encontrar en cualquier pueblo en crecimiento. En fin, vulgares. Al barrio de Alaberga, su situación en la falda de un monte le da cierta originalidad, pero... los “ no jar­ dines” que rodean las casas, muchos de ellos verdaderos muladares, no son nada recomendables... Recorrí “ in mente” las calles del pueblo: la Magdalena, la Capitan-enea, la de Sancho-enea, las de Abajo, del Medio y de A rriba... Sí, és­ tas tienen cierto encanto sugeridor de épocas de caballeros de gorguera y espa­ da, listos a embarcar en los “ muelles del arrabal” para correr aventuras por esos mundos de Dios e incluso despan­ zurrar herejes ingleses si se terciaba (claro que esto último no se lo diría al “ m 'o ” ). Pero... ¿qué extranjero no ha visitado Fuenterrabía, San Juan o San Pedro — por no ir más lejos— mucho más sugeridores de todo eso?... ¡Vaya l.'o!... ¡Ni siquiera tenemos la “ Damasa“ como monumento!... Mas no hay que darse por vencidos. No tenemos un pueblo artístico, ni medio “ monumen­ to nacional” , pero tenemos unos alrede­ dores estupendos y, por eso, aprovechan­ do que hac.'a un día “ bandera” , con mi “ inglis” de andar entre siberianos le dije a mi turista si no le era igual darse un

paseíto en el coche por los alrededores en lugar de por el pueblo. El británico asintió —pues desde la Plaza de los Fue­ ros ya había visto bastante Rentería— y me lo llevé a dar una vuelta. Por la calle Santa Clara subimos a los cementerios. Desde la esquina de Gaztelutxo: primera panorámica de Rentería. ¿Os habéis parado alguna vez a contem­ plar el pueblo desde allí? Bien, pues pa­ ra mí fue una revelación. Nunca, hasta entonces, me di cuenta de lo bonito que es Rentería visto desde allí... ¡Qué pre­ cioso es, con la pantalla de fondo que hace Alaberga con aires de monasterio tibetano!... El inglés lo dijo muy gráfi­ camente: What precious! * * *

asomamos al valle de Oyarzun en todo su esplendor. El día, magnífico, llenaba de risas, cuajadas en destellos de cálidos colores, los campos del verde más lleno de matices que se puede ver. Los blan­ cos caseríos, el sombrío Urcabe, las m o­ renas edificaciones de Elizalde, los vio­ láceos tonos de Ayako-arri, los más azu­ les de Bianditz, los mercuriales reflejos de los riachuelos... todo inflamaba el ambiente de poesía, y ésta es una cosa cara, amigos, y de las más buscadas por los turistas. Aquí tenemos un maravillo­ so panorama que hay que ser inglés para saborearlo como se debe. Aprovechando el estado de éxtasis de mi pupilo me lo llevé hasta Txoritokieta. (¡Qué poco costaría hacer una carretera viable para todo tráfico con la que ya existe, para llegar cómodamente a uno de los lugares de más maravillosas vis­ tas que existen en estos contornos, sin el riesgo que hoy tenemos de dejar las ba­ llestas en el camino!...) ¿Qué podremos decir del entusiasmo de nuestro inglés? Verdaderamente, es­ taba subyugado de todo cuanto veía, y no es para menos. Nosotros, renterianos, ignoramos de puro conocidos los magní­ ficos contornos de nuestro pueblo. Sólo necesitamos elevarnos un poquito sobre el “ txoko” para vernos rodeados de bé­ l i c a . .. Allí arriba había cambiado por completo la perspectiva, y el panorama sobre el valle de Oyarzun, sobre la vega donostiarra, sobre los pueblecitos absor­ bidos por los tentáculos insaciables de la capital... seguía siendo de los más for­ midables... colorido, gracia, belleza, dul­ zura de matices... ¡Qué panoram a... qué panoram a... qué panoram a...!

Seguimos cuesta arriba. El convento de las Agustinas, con su alamedita y su sencilla fachada llena de una austera be­ lleza de indescifrable encanto, le llamó h atención. ¿Cuál será la causa de que, lo que tenemos, nunca sabemos apreciar­ lo hasta que otros lo hacen?... Cuando dejamos atrás los álamos de Centolen y, antes de llegar a la granja de dicho nombre, paramos el coche, y, con unos pasos hacia la izquierda, nos 35-

Y. en seguida, por la carretera que ba­ ja a Pasajes Ancho, y luego por una mala —no mucho en tiempo seco— des­ viación nos fuimos al depósito de aguas que corona Galtzatakogaña, donde nos volvimos a extasiar contemplando, de mucho más cerca, por un lado el bri­ llante y maravilloso lago que forma la bahía de Pasajes, contorneada de agres­ tes montañas, y, por el otro. Rentería, extendiéndose bellamente polícroma, con el eterno fondo de la Peña de Aya ras­ pando al cielo la viruta de una nube blanca y rosa. Bajamos luego a Pasajes y volvimos por Capuchinos para embocar por Iztieta a la carretera de Jaizkibel. Cuando llegamos al puente de Pakers, dejando allí el coche, me llevé a mi turista Altamira arriba para mostrarle nuestro pue­


blo desde una perspectiva desusada. Cuando estábamos en lo alto del mon­ tículo que domina la estación del Norte, mi inglés volvió a exclamar:

Soy, dentro de los que escribimos en “ O A R SO ”, de los que no tienen edad sufi­ ciente para haber visto y conocido a tipos que, en otro tiempo, dieron sabor al pueblo. H ubo bastantes de éstos, según cuentan, y por su modo de vivir — en continua anécdo­ ta— merecen que no se les olvide. Siempre hay en los números de “ O A R S O ” artículos dedicados a alguno de ellos. Y a mí me gustan esas modestas crónicas que nos enseñan a los renterianos de hoy lo que fue­ ron nuestros antiguos. Supongo que es una m anera, quizá un tanto artificial, de hacer que continúe ese espíritu tan propio que ca­ racterizó al pueblo. Por eso, al no poder hacer esta función de cronista, pues mi referencia saldría, ade­ más, deslavazada y sin gracia, uno tiene que ir m irando al pueblo con cuidado o inten­ tando darse cuenta de las menudencias que en él se van sucediendo y que le añadan una faceta hasta entonces inexistente. Sobre una de éstas es sobre la que quiero escribir y es, precisando, de toros de lo que trata este artículo. En Rentería, que yo sepa, no se tienen m u­ chas referencias taurinas. Algunos recuerdan aún a un renteriano que no tuvo ocasión de hacer más que la prim era y única espantada de su vida. Me refiero a Marcos, “ El B arb i” . Su afición por los toros era enorme, siendo raro el cliente que no saliera de su barbería rezum ando verónicas. Dos hechos caracterizaron su vida taurina. El primero fue que un buen día — feliz día aquel— apareció por su barbería “ El Bonarillo ”, un exnovillcro. Entonces se m orían m u­ chos m atadores — y no precisamente por cor­ nada— sin haber pasado nunca de novilleros, ya que el doctorado ha sido siempre una co­ sa voluntaria que parece va siendo obligatorio

— Delightful!

* * *

Nuevamente la panorámica había cam­

el hacerlo. M arcos lam entó no tener más clientela aquella mañana. Lo afeitó esm era­ damente, dejó pontificar al m aestro, le dio loción y, al final, lo despidió sin cobrarle un céntimo. Con todo esto, Marcos fue subiendo en el ambiente taurino renteriano. Y, cuando llegó a las nubes, decidió torear por unas “ M agdalenas” en la plaza que entonces se m ontaba en el frontón. Esto ocurría hacia 1914. El paseíllo por las calles del pueblo fue solemne, la emoción del mom ento intensa y los novillos unas cabras locas que no hubo quien los parase. Ya en el ruedo, “ El Barbi ” se arruga, descompone la figura y con pánico loco oye que desde el pú­ blico su suegro le grita: “ M arcos, no te tires ¡que tienes h ijo s!” Total, que “ El B arb i” , tras numerosas composturas, pincha en hueso, doblándose el estoque y no el becerro. Siente la espantada y abandona la plaza entre la fuerza pública. Desde aquel día “ El B arb i” volvió a llamarse Marcos. Pero resulta que muchos años después (ha­ ce pocos) viene sucediendo en Rentería algo que a mí me extrañó y que creo añade al pueblo una de las facetas de que antes ha­ blaba. Una m añana calurosa de verano — en ple­ na Semana G rande donostiarra— vi, con asom bro, una chaquetilla torera, rosa y oro, colgada de una de las ventanas de una resi­ dencia del pueblo. La cosa me llamó la aten­ ción, aunque no volviera a acordarm e de ella. D ías más tarde me enteré de que Diego Puerta y su cuadrilla habían dorm ido en la ci­ tada residencia. Al año siguiente volví a saber que la mis­ ma cuadrilla estaba en el pueblo. Hacia las cuatro y media de la tarde fui a verles salir. Lo hicieron en silencio. El maestro, sonriente, saludó a los crios que había por allí, un 36 -

biado, y si las otras eran bellas, ésta no les iba en zaga. Rentería, Pasajes, Lezo, allá, más lejos, San Sebastián... eran verdaderas joyas engarzadas en el multi­ color paisaje. Entonces me di cabal cuen­ ta de que Rentería dista mucho de ser “ feo” y que tiene muchas cosas que en­ señar a un turista que busca belleza. La Naturaleza le ha mimado a despecho del descuido de sus pobladores... Acompañe cabizbajo al inglés hasta el coche y me despedí de él: —Goodbye!... Y andando carretera de Lezo hacia Rentería, vi pasar pasar el Talgo cam i­ no de Madrid. ¡Pobres! —pensé por los viajeros que iban en él—, ¡mira que no detenerse en R entería... con las excep­ cionales panorámicas que tiene!... Y pensando en estas cosas, y también en dónde carraspios habré visto yo un inglés y menos hablado (?) con él, y aún menos acompañándole en su coche, lle­ gué al cruce de la Estación y tirando hacia el puente del H ospital... me tapé la nariz desesperadamente...

banderillero los fue apartando, y el chófer abrió las puertas del viejo “ H ispano”. Se­ gundos más tarde se perdían camino de San Sebastián. Desde entonces, todos los años, dos o tres cuadrillas se hospedan en el pueblo, y desde entonces tam bién, cada m añana de día de co­ rrida en San Sebastián, pienso que una cua­ drilla, huyendo del barullo de la capital, des­ cansa en Rentería. Me imagino que hacia las dos despertarán al maestro, aún cansado del viaje. En pijama, tom ará algo ligero que se lo traerán de un bar cercano. Después irá apareciendo en ru habitación el resto de la cuadrilla. Con esto comenzará el rito de vestir al m atador. Pri­ mero las medias, luego la taleguilla, la ca­ misa, la faja y el chaleco. Y, m ientras él ie hace el nudo de la corbata, el mozo de es­ toques le apretará los m achos y le ajustará la coleta postiza. Todo con tranquilidad, sin amigos molestos de última hora. Entretanto, el chófer va bajando los bár­ tulos que los am ontona encima del coche, jun­ io al botijo. Lustra después puertas y m ani­ llas y, fum ando un puro, espera a que todos bajen. Al maestro lo han dejado por un mom ento solo. Ante las estampas y velas colocadas en la mesilla, reza. Term ina, se santigua y, des­ pués de distribuir el mozo los capotes de pa­ seo, salen. Bajan las escaleras m ontera en mano. Salen a la calle. El sol hace brilla sus trajes. Los crios se apretujan, el chófer pone en m ar­ cha el m otor del coche y los toreros miran el viento que hace. Avanzan serios hacia el auto. Los crios aplauden. E ntra el maestro, a continuación Ja cuadrilla. Los picadores apenas caben. Ponen las monteras sobre las rodillas y arrancan. Los crios aplauden más fuerte aún. Los toreros se van. Algún chiquillo quiere torear, pero no saben iniciar un pase ni ha­ cer el toro. U na pelota de goma abandonada por un rato en medio de la plaza es lanzada al aire. Los crios vuelven a jugar al fútbol. J. de ABAROAS.


M I ENCUENTRO CON ELZO p o r J o sé de A R T E C H E

d e l p e r s o n a je q u e b a jo el títu lo ' ‘E l p o e ta d e s c o n o c id o , a p a ­

El am ig o O te g u i, al e n c a r g a r m e co m o to d o s los a ñ o s u n a r tíc u lo p a r a la re v ista

O a rso ,

rec e en m i lib r o “ C a m in a n d o *. Es u n a s p e c to ya so s p e c h a d o

m e in d ic a q u e , a se r p o s i­

b le , d e s a r ro lle u n te m a alu siv o a R e n te ría . \ ,

p o r m í a c e rc a «leí a u to r de los c u a d e rn o s d e p a s ta d e h u le

¿ p o r qu é no

n e g ro , q u e y o , sie n d o ch ic o re c ié n v e n id o d e m i p u e b lo , e n ­

— a ñ a d e — 1111 a r tíc u lo d e d ic a d o al p o e ta E lz o ? de Jo sé d e E lz o , jo v e n p o e ta vasco n a tiv o d e R e n te r ía , p u e d e

c o n tré e n la casa d o n d e v iv ía en S an S e b a s tiá n . P o rq u e p a ra m í, p a r tic u la r m e n te , el p o e ta de R e n te ría

re s u m irs e en

ense­

es, s o b re to d o , el a u to r de u n o s c u a d e rn o s llen o s d e esb o zo s,

ñ a n z a , q u e s im u lta n e a b a el e je rc ic io de su p ro fe s ió n co n el e s tu d io d e la c a r r e r a d e D e re c h o , m u rió sie n d o to d a v ía m uy

es q u e m a s, p o esías a p e n a s in ic ia d a s y r e h e c h a s u n a vez y o tra

A n te to d o c o n v ie n e p o n e r al le c to r en situ a c ió n . L a vid a traz o s b re v ísim o s.

M a estro d e

p r im e r a

jo v e n , a los pocos d ía s d e h a b e r te rm in a d o b r illa n te m e n te la

en r e p e tid o s en say o s co n ta c h a d u ra s , e n m ie n d a s y a ñ a d id o s p r o p io s d e q u ie n s ie m p r e se h a lla d e s c o n te n to de sus p ro p ia s

c a r r e r a d e M ú sica y A rm o n ía .

c re a c io n e s .

C asi to d a s sus p o e s ía s e s tá n p u b lic a d a s p o r la rev ista “ E u s k a le r ria r e n a ld e " y en a lg u n o s p e rió d ic o s d el p a ís «leí

la p e n sió n d o n d e p ro v id e n c ia lm e n te fui a p a r a r , h a b ía v iv id o

Q u e , ¿ c ó m o p u d e yo e n c o n tr a r los a p u n te s d e E lz o ? E n h a s ta su m a tr im o n io el e s c rito r d o n G re g o rio d e M ú g ica, d i­ r e c to r d e “ E u s k a le r r ia r e n ald e"'. Su re c ie n te e s ta n c ia se n o ­

a ñ o 1917. O te g u i, co m o es n a tu r a l, 110 se a c u e rd a ni p u e d e a c o r ­

ta b a p o r ese re g u e ro in c o n fu n d ib le q u e los e s c rito re s d e ja n

d a rs e d e E lz o , p e ro tie n e u n a id e a a c e rc a del p o e ta d e q u ie n

a su p aso . El r a s tr o d e él — d e l p r o p io M ú g ica— y de los

m u c h a s veces o y e ra h a b la r con e lo g io en R e n te ría . E lzo e ra

in c ip ie n te s co leg as q u e , co m o E lzo , h a b ía n ¡do a c o n s u lta rle

u n o d e esos h o m b re s im p re s c in d ib le s en los p u e b lo s. D irig ía

sus c re a c io n e s . A fa lta d e o tra s a s ig n a tu ra s , m e di a e s tu d ia r

e l co ro p a r r o q u ia l o a y u d a b a a su d ir e c c ió n ; to c a b a el ó r ­

con a fá n a q u é lla q u e la s u e rte p o n ía a m i a lc a n c e , ju s t a ­ m e n te a l im p u ls o de m is m ás h o n d a s afic io n es.

g a n o ; p r e p a r a b a re p re s e n ta c io n e s te a tra le s . N a d ie p u e d e v a lo ra r lo q u e s u p o n e esta clase de p e rso n a s. S o n p e rso n a s

Jo sé d e E lzo , el p o e ta de R e n te ría , fue p a r a m í 1111 e n ­

im p re s c in d ib le s en la b u e n a m a rc h a d e n u e s tra s v illa s o c iu ­

c u e n tr o d ec isiv o . P o rq u e n a d a se e n c u e n tra al a z a r ; h a lla m o s

d a d e s ; su c a re n c ia , a la la rg a , r e s u lta r ía c a ta s tró fic a . E sta n o tic ia de O teg u i a ñ a d e e se n c ia le s traz o s al esb o zo

las cosas q u e h a lla m o s, p o r alg o y p a r a alg o . Los e n c u e n tro s so n u n m is te r io . E l e n c u e n tro de u n h o m b re <‘<>11 o tr o h o m ­ b r e m u c h a s veces c o n s titu y e u n v e r d a d e r o m ila g ro . E l v e r d a ­ d e ro lu jo de la v id a so n las a m is ta d e s. Y m i te m p r a n a a m ista d co n m i d e s c o n o c id o am ig o E lzo fu e u n v e r d a d e r o p riv ile g io . E lz o es m i p r im e r a m ig o y c o n fid e n te . L as p o es ías d e l p o e ta r e n te r ia n o son m u y p o ca s. E lzo n o se d e c id ía a p u b lic a r la s , sin o d esp u és de in f in id a d d e c o rre c c io n e s. M ú g ic a, sin d u d a n in g u n a , le a c u c ia b a a d a rla s

R en teria n o :

a la im p r e n ta . E lz o e s c rib ía s o b re to d o p a r a sí m is m o . N o h a y sin o v e r sus

CARITAS

atiende con s u s recursos

m a n u s c rito s .

A p a re c e n

p la g a d o s

de

e n m ie n d a s ;

p e ro

c u a n d o el p o e ta c re e h a b e r a lc a n z a d o el p u n to c u lm in a n te , se c o m p la c e en r e p r o d u c ir su p o e sía co n su m e jo r y m ás

a m á s de ciento cuarenta familias nece­

c u id a d a le tr a . P o r a q u e llo s ta c h o n e s co m e n c é a s a b e r d e la p e n o sa y c a lla d a e la b o ra c ió n del a r tis ta .

s it a d a s de Rentería.

A u n te n ie n d o e n c u e n ta la c ó m o d a a d a p ta c ió n d e l id io ­ m a v asco a l v e rso , E lz o te n ía la fa c u lta d d e v e rs ific a r m u y

La Tómbola de Caridad procura a C a­

fá c il. P e r o a q u e l a r tis ta a d v e r tía in d u d a b le m e n te los p e lig ro s

ritas m á s de la mitad de su s recursos.

q u e de esto se s ig u e n , p u e s es d if íc il q u e la n a tu r a lid a d n o d e g e n e re e n p r e c ip ita c ió n .

Cuando juegues en ella acuérdate de

v en a m a n a b a c a lla d a , c o n s ta n te , h u m ild e , s e m e ja n te a esas

E lzo e ra u n a u té n tic o l í r i c o ; se co n m o v ía fá c ilm e n te . Su fu e n te s ig n o ra d a s , e s c o n d id a s e n u n b e llo y s o lita r io lu g a r.

que contribuyes a una gran obra.

S u a lm a se v e n c ía s ie m p r e p o r el la d o de la te r n u r a . T o d o c u a n to m ir a b a le f lu ía e n u n a p o esía p u r a , d e c e le s tia le s r e ­ flejo s, id é n tic a a su p r o p ia a lm a .

¡ Sé generoso !

T o d o c u a n to e s c rib ió a p a r e c e fre sco to d a v ía de u n b a ñ o ín tim o m u y r e c ie n te . E l cu ñ o d e su a r te lo te n ía a d e n tr o d el a lm a . Se p u e d e v e r lo q u e p ie n s a , s a b e r lo q u e le ac o n te c e . Su a lm a a p a r e c e d iá fa n a en sus p o esías. Es ro m á n tic o g e n u in o . 37


New-York'lik errilar balen berriyak teak dijoaz, aurtengo Madalenetan zuben kutsu apur bat bear baitet “gringo” aben umore kaxkarra alde batera jaurtitzeko. Emengo umorea, alaitasuna, dana, ba al dakizute zer dan? Do­ lami! Legeak danetik dirade onak, guztiz onak... batzuentzako!, bañan zarata ta iskanbilla ederrak badira emen, urrutira jun gabe, bertan jayotako beltzakin. Birmingham ortan gauzak benetan beltzak dira, batez ere egun abetan: ikastoletan, elizetan età kalietan gerratean bezela dabiltzate gudariyak beren iskilluak bizkarrean artuta. Beltzak gaiztoak baldin badira, zuriyak ere badira berak aña. Oyek ere guk bezelaxe daukate odol, gorputz età anima. Itz batean, ez al dirade Jaungoikoaren semeak?

Gazte nitzala iia.kurtzen nituben poz aundiyakin Madalenjayetan ateratzen ziran Rentería edo Oarso errebista polit oyetan, batetik, Buenos Aires’en nolaian juan-etorriyak maiz egiten zituben gizon jator, pelotari bikain, ereslari obea età —zer esanik ez— erritar maitekorra, Samperio’tar Luis, jaun jator età biozkorrak. Età gauza abek aski ez dirala, Buenos Aires’ko “Laurak Bat” , euskaldunen kabi alai artan, bere zuzenbidez noia alkartu zituben 120 abots, gizon-emakumezkuak, izanik orduban Argentina’ko abes-batzarik onenetakoa. Nik, Jaunari eskerrak, nere begiyakin ikusi nituben argazki ugari, età entzun ere bai nere biyotzeko pozarekin, noia egiyak ziran erritarrak irakurtzen genitun berri ayek. Orrela, nere ibillera guzietan, Ameriketa’ko laterri geyenetan, beti topatzen nituben erritar jatorrak.

Elizkizunetan ere, gauza politak ikusten dira. Badakizute gure elizak bañan geyago dirala beste alderdikoak, bañan eliza katolikoetan orko argizai-usairik ez da sentitzen: badirudi kandelak ere bitaminakin egiten dituztela, emen jendeak ugari artzen baiditu “ vitam iñak” età “ kitam iñak” .

Ibillera luziena, egazkiñez, Buenos Aires’tik Mexico’ra izandu zan: ogeita amabi ordu egan, txoriyak bezela. Nai bai! Bada ezpadare egun orretan naiko zurruta egin genuben “ balore” pixka bat izatearren, età zorionez iritxi giñan Mexico’ra, età bertan. ba al dakizute zeñekin topatu nitzan? Guruzeaga’tar Rafael, pe­ lotari bikain izandako errenderiar jatorrarekin. Jakiña dago ango “ Jai A lai” pelota-lekuban alkartu giñala poz aundiyarekin Jauregi’tar Esteban età Modesto, anai età erritar jatorrekin età abek buru zirala erriko-seme askorekin.

Koruetan, abesbatzak guztiz kaxkarrak dira. Ni, beñipein, on bat entzuteko nago oraindik. Nik abeslutzen detan elizan, geyenaz bost gizonezko gera età eskerrak emengo koruetan emakumeak kantatzen dutela, età orrela ogeiren bat lagun alkartzen gerala. Orko eztarri ugari ederrak emengo urre guziyarekin ez dira ordaintzen.

Nere abots kaskarraren kontura bost urte igaro nituben erri alai età zoragarri artan. Orrela, bada, geyenian, Madalen-jayetan zerbait egiten gendun naiz età urruti arkitu ere, bañan neretzat jairik alayena Buenos Aires’en izandu gendun. Ogeitamarren bat lagun alkartu giñan: Xalomon Gimenez, Pepita Urigoitia, Txapelain, Loidi Aldazabal, oraingo alkate jaunaren anaiarrebak, Buxelo aizpak età eztakit zenbat geyago. Neonek nere klarinetiakin “E1 Centenario” jo età eztarriya larrutu arte abestu genduben danak ondo bazkaldu ondoren, jakiña, kantatu egin bear. Orrela, Madalen-jai geyenak pozik igaro nituben, batetik orduban etorri berriya nitzalako edo... Egiya esan, ez da ori. Orain lan egin nai degunian, lenengoko itza auxe esaten digute: “ Do you speak English?” Età jakiña dago, nere kaskezurra ez dago orain ogeitamar urte bezela, età garai batean Txirrita bertsolari zanari erderakin gertatzen zitzaiona gertatzen zait:

Apaiz euskaldun mordoxka badago emen: Aita Madina, apaiz agurgarriya età ereslari ona, Zum arraga’ko Larrañaga gaztea, M ondragoitarrak età abar. Errenderiar bat billatzea, ordea, ez da errex: Mikela-zuloren batean gordeak ote daude? Eskerrak “ Jai-A lai” ostatuko argazki eder batean, pelotarimordo baten artean, Meltxor Guruzeaga ikusten detala tartekatarteka. Noiz-edo-noiz alkartzen gera Juanito Oñatibia, oyartzuar jatorra, età beste bi anai altzibartarrak. Jaunari eskerrak, udara etorri zaigu. Ze negu gogorra igaro degun. Jaungoikoari biyotzez eskatzen diyot osasuna eman dezayola nere senidiyari età ludi guziko jende guziyari. Ori bai, orain iñoiz bañon geyago gogoratzen naiz nere txoko maite ortaz! Egi aundiya esaten zuben Iparraguirre’k zortziko polit artan: “ ...bañan biyotzak divo: Zoaz Euskal-errira.” Bein baño geyagotan abestu det nik abesti ori biyotza poztutzearren zar età gazte askori, età orain, ni arkitzen naiz poz orren bearrez; beti zai lagunen bat etorriko ote dan, arekin bertso zar batzuek abestutzeko. Oraindik zer-edo-zer egiten det; etorri dedilla lagun ori, bigarren abotsarekin lagunduko diyot poz aundiyakin.

Euskeraz aztu età erderaz jakin ez, asi bear det laister

Azkenik, zaletasunik aundienakin itxaroaz egongo naiz New York’en, errebisten argazkiak ikusi età bertako kontubak irakurtzeko. Orrela, nere biotzak artzen duben pozarekin, nere bizimodu berriyari bultzakada itxaropentsu bat emango diyot:

ikasten latiñez. Esaerak diyona: Aurreak erakusten du noia dantzatu àtzea.

Egi aundi bat esan nai nuke Ipar-Amerika ontatik Orko jai alai umoretsuak ikusten nago oraindik Zein egon leiken egun oyetan begira zulo batetik! Bañan Jainkoak orrela nai du, esaten det biotzetik; Ni urrutiyan egotia gaur iñork ez dauka errurik. Alegin asko egingo ditut juteko orruntz emendik: Al baldin badet erri abetan ez det utzi nai ezurrik!

New York onetara etorri nitzan orain diabete batzuk età gaztetan ikasitako lantegi batian egiten det lan. “ Factory” txiki bat da — 24’ garren bizitzan daukagu oraingoz— età eskerrak bertan kubano batzuk lan egiten dutela, bañan zer-edo-zer ikasi det inglesez (ikasi bearko, lantegi obea billatu nai dubenak!). Emen, langille geyenak astelenetik ostiralera lan egiten dute. Lau egun abetan pausorik ezin da eman kalean, età igandean jende guziya kanpora juaten da. Orduban kaleak utsik agertzen dira: ori bai, dendak zabalik badira ordu guziyetan. Jai-eguna ez da guztiz ona emen zurrutero batentzako, batez ere goiz-aldean. Arratsaldeko ordubatean zabaltzen dituzte edari-etxe guziyak, età ortik aurrera bai, goizeko seirak arte danak zabalik. Lur-azpiko bultziyak gau età egun guziyan lan egiten dute: au langilleantzako guztiz bearrezkoa da. Emengo berriyak bialtzeko asmoz asi naizen ezkero, or dijoaz bada batzuk. Ni zein naizen ez det esan bearrik; uste det usayean ezagutuko nazutela geyenak, bañan, ni idazle età gutxio ez izan arren izki abek erriko seme baten maitetasun osoaz be-

New York’en, 1963-ko Garagarrillean O. T. S. 38 —


Noche en Jaizkibel E l sol se h u n d ía e n e l in m e n so o c é a ­ n o . A ú n e s ta b a n e l c ie lo y e l m a r m a n ­ c h a d o s <le su sa n g re q u e , p o co a po co , se ib a d ilu y e n d o en las a g u a s g rises e im p e tu o sa s d e l a ta r d e c e r . E m p e z a b a la n o c h e en n u e s tro c a m p a m e n to de C a p e lo , e n las fald a s d e l J a iz k ib e l. E m ­ p e z a b a la h o r a d e la m a g ia . E n c a d a tie n d a se e n c e n d ía n las te n u e s lá m p a ­ ra s q u e p a r e c ía n lu c ié rn a g a s e n tr e las e n o rm e s so m b ra s q u e p r o y e c ta b a n las g ig a n te sc a s ro cas y p a r e d e s q u e f o rm a n la e n s e n a d a . A llá a r r ib a , ta m b ié n en e l c ie lo , ib a n a s o m a n d o u n a s lu c e c ita s. Se in ic ia b a el id á lo g o d e los e te rn o s e n a m o r a d o s : e l m a r y las e s tre lla s ; p r im e r o a b ase de g u iñ o s y p a r p a d e o s p o r p a r te d e e lla s y a g ita n d o a q u é l l i ­ g e ra m e n te sus ag u a s. L u eg o el m a r, m ás ju g u e tó n y a lg o e x c ita d o , com o q u e r ie n d o a lc a n z a rla s , se e rg u ía m á s y m ás e n su a n s ia y a fá n de q u e r e r a t r a ­ p a r la s , fra c a s a n d o u n a y o tr a vez en su in te n to , y to m a n d o , a l p a r tir s e e n c a d a o la , el c o lo r a v a r ie n to de la p la ta . M is c o m p a ñ e ro s se d is p o n ía n a d o r ­ m ir . A m í m e d a b a p e n a p e r d e r m e este e s p e c tá c u lo de la id a y la v e n id a de las olas d e c o lo r p la ta y el c o q u e te a r d e las e s tre lla s . E m p e c é a a n d a r le n ta ­ m e n te b o r d e a n d o los a c a n tila d o s . O lía f u e r te m e n te a p in o r e c ié n c o rta d o , y en el a ire flo ta b a u n e flu v io d e n so de h u m e d a d . S ie m p re h u e le ig u a l en J a iz ­ k ib e l. A n d a n d o , a n d a n d o , fu i a c e r c á n ­ d o m e a la ca la d e n o m in a d a “ E l M o li­ n o ” . L a c u rio s id a d m e e n c a m in ó h a ­ cia a llí. L a n o c h e se g u ía d e m a g ia y algo “ b e c q u e r ia n a ” . L a e n s e n a d a e s ta ­ b a s o lita r ia y b a jé a u n a de las ro c a s q u e r o d e a b a n la p e q u e ñ a b a h ía . Se e s ­

ta b a b ie n a llí. S e n tá n d o m e , m e a r r o p é en m i s ira y e n c e n d í la p ip a . L a i n ­ m e n sa s o le d a d y h a s ta las e s tre lla s p a ­ r e c ía n d e c ir a l m a r q u e se c a lm a ra y ... s o b re v in o u n a p la c e n te r a p az .

L u eg o m e a c e r q u é a l c a se ró n m e ­ d io d e r r u id o d e l v ie jo m o lin o y a h o r a sí, e s ta b a se g u ro q u e o ía e l a c o m p a s a ­ d o so n d e la p ie d r a q u e , im p e r té r r i ta , se g u ía co n su “ c la n -c la n ” , m o lie n d o y m o lie n d o , E n esto , en u n a de la s v e n ­ ta n a s a p a re c ió u n a te n u e lu z , q u e a l p r in c ip io m o v ía se d e a r r ib a a b a jo y lu e g o d e iz q u ie r d a a d e re c h a h a c ie n d o se ñ a le s. E x tr a ñ a d o , m e le v a n té c r e ­ y e n d o q u e las se ñ a le s ib a n d irig id a s a m í, p e r o e l r u m o r d e u n a s le ja n a s voces y e l a c o m p a s a d o b o g a r d e la ta ro n a u n a b a rc a z a q u e se ib a a d e n tr a n d o le n ta m e n te en la b a h ía . D e la b a rc a fu e ro n r e p e tid a s la s m ism a s se ñ a le s. Me e s c o n d í e n u n c a ñ a v e ra l a l q u e u n a r r o y u e lo p a re c ía a c a r ic ia r y d a r le v i­ d a. La lu n a h iz o su a p a r ic ió n , d ilu ­ y e n d o a lg o e l b r illo d e las e s tre lla s c e r ­ ca n a s a ellas. U n h o m b r e sa ltó a tie r r a , s u je ta n d o la b a r c a a u n a d e las ro ca s. C h ir r ió la v ie ja p u e r ta d e l m o lin o , y e n su d in te l, r o d e a d a de lu z , a p a re c ió u n a m u c h a c h a r u b ia y h e rm o s a q u e e s p e ró a los m a rin e r o s . V in o lu e g o el tra sie g o . U n o , d o s, h a s ta seis h o m b re s , c a rg a n d o e n o rm e s b u lto s s o b re sus e s­ p a ld a s los p o r ta b a n h a s ta la casa y los ib a n d e p o s ita n d o sile n c io s a m e n te a los p ies de la h e rm o sa m o z a . P a re c ía n u n a c a d e n a d e esclav o s lle v a n d o o fre n d a s a su r e in a . D e trá s d e é s ta , e s ta b a el a n ­ c ia n o m o lin e ro q u e a d u ra s p e n a s ib a

a r r a s tr a n d o u n a a u n a la s ca rg a s a l in te r io r d e l m o lin o . D e p r o n to , u n r u id o e n o r m e r e tu m ­ b ó en la e n s e n a d a y m e h iz o d e s p e r ta r s o b re s a lta d o d e m i su e ñ o . U n a e n o rm e p o lv a re d a m e r o d e a b a y se g ú n se fu e d e s p e ja n d o p u d e o b s e rv a r q u e las v ie ­ ja s p a re d e s y e l te c h o d e l m o lin o a c a ­ b a b a n de d e r r u m b a r s e . El sol, r o m p ie n d o la n ie b la m a tu ti­ n a , se irg u ió tr iu n f a n te so b re la s c i­ m as. A llá e n la le ja n ía m e e s p a b iló e l tin tin e o a le g re de u n a c a m p a n a q u e in v ita b a a la o ra c ió n . D esp u é s d e l a ­ v a rm e e n las lim p ia s a g u a s d e l a r r o y o , e m p e c é a s u b ir a l S a n tu a rio d e G u a d a ­ lu p e . M i e x tra ñ e z a fu e g r a n d e a l v e r ta n ta g e n te a lr e d e d o r d e la ig le sia . A q u e llo p a re c ía u n a r o m e r ía . D e e n tr e los p i ­ n a re s c e rc a n o s y p o r lo d o s los s e n d e ­ ro s su b ía y s u b ía g e n te . E r a e l p r im e r d ía de la n o v e n a a la V irg e n . E l in t e ­ r io r e s ta b a m u y ilu m in a d o y a b a r r o ­ ta d o de g e n t e ; ésta se a g o lp a b a a p i ­ ñ a d a en e l a tr io y las p u e r ta s . C o m e n ­ zó la S a n ta M isa y e m p e z a r o n los c á n ­ tico s d e l p u e b lo a su G u a d a lu p e ’koa m a . L a v e rd a d es q u e n u n c a h e o íd o c a n ta r co n ta n ta fe. L os v ie jo s m a r i ­ n o s, m ir a n d o s ie m p re a su V irg e n , c a n ­ ta b a n y c a n ta b a n sin c e s a r ; la s m u j e ­ re s, a p r e ta n d o e n tr e sus m a n o s lo s r o ­ sa rio s, les a c o m p a ñ a b a n ; las voces dé­ los n iñ o s se o ía n ta m b ié n alg o e s tr i­ d e n te s f o rm a n d o u n a g ra n d io s a m e lo ­ d ía . M ás ta r d e , D o n E lia s e n to n ó la S alv e c a n ta d a en u n e u z k e ra n o m u y p u r ita n o . D e c a d a le tr a q u e r e c ita b a a q u e l m a g n ífic o o rfe ó n p a r tí a u n a c o n ­ fesió n d e fe, de fe r e c ia , d e fe m a r i ­ n e ra , u n id a a u n a p e tic ió n q u e a l m is ­ m o tie m p o e ra u n h im n o g ra n d io s o de a c c ió n de g ra c ia s. S eg ú n ib a o y e n d o a q u e lla c o m ú n p le g a r ia m e ib a e n t r a n ­ do u n a c o n g o ja q u e lle g ó a e m o c io n a r ­ m e c u a n d o , p u esto s to d o s d e h in o jo s , r e c ita b a n :

Zure graziaren prem ian Gu beti gera gertatzen Zu bezelako beste am arik M unduan ez det arkitzen “ S ie m p re n e c e s ita m o s d e tu a y u d a y sa b em o s q u e n o h ay en el m u n d o u n a M a d re co m o t ú . . . ” Y e n to n c e s p u d e o b s e rv a r en las to s­ ta d a s y a r r u g a d a s c a ra s d e los v ie jo s m a r i fieles el r e c u e rd o d e m ás de u n p e lig ro , se g u id o de u n g esto d e a g r a ­ d e c im ie n to a su A m a c h o . E n v a rio s o jo s vi u n b r illo in s ó lito , a c o m p a ñ a d o d e u n a s lá g rim a s (pie n a d ie in te n ta b a c o n te n e r ni tr a ta b a d e d is im u la r. T e r m in a d a la m isa, le n ta y o r d e n a ­ d a m e n te , fu e ro n s a lie n d o . Yo p e r m a ­ necí u n r a to u n p o co a b s o rto , h a s ta q u e m a rc h a r o n to d o s. A q u e llo s v erso s q u e ­ d a ro n g ra b a d o s en m í. M e a c o rd é lu e ­ go de m is c o m p a ñ e ro s d e C a p e lo , d e l M o lin o , y m e d io p e n a n o v e r e n tr e ta n ta g e n te al v ie je c ito y a la ru b ia m o lin e ra . R a m u l e i.

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Rentería deportivo, a lo largo del año por JU LIO GIL V ITO R IA Siguiendo la costum bre establecida de hacer una reca p itu lac ió n o resum en de las a ctiv i­ dades de la V illa en to d o s los órdenes, en el año natu ral que va de Ju lio a n te rio r al p re ­ sente. una vez m ás desde las co lu m n as de O A R SO , vam os a sin tetizar el m ovim iento d e ­ portivo de la Villa. A ntes de com enzar, y com o trib u to de los d ep o rtistas ren terian o s a la m em oria de la prim era v íctim a que la práctica d ep o rtiv a ha ocasio n ad o en R en tería, d ediquem os un sen­ tido recuerdo al in fo rtu n a d o Jo a q u ín Bengoechea L ujam bio, m iem bro de la S. C. D. Alk a rta su n a , y en tu siasta de las actividades su b ­ acuáticas, p alad ín del m ovim iento de soco­ rrism o. y que en una m añ a n a de prim avera, bien reciente aún. nos dejó p ara siem pre, al perecer en aguas de ese C a n tá b rico que tan to am aba. H echo este inciso, nuestro repaso com ienza p or el A jedrez, cuyo e ncasillam iento com o dep o rte p o d ría ser audaz, pero de to d as fo r­ m as. p or lo que de co m petitivo tiene, y siendo p rim o rd ialm cn te un juego, un en tre te n im ie n ­ to, todo lo intelectual que se quiera, debe ir en esta sección: y adem ás, debe ir con pleno derecho, ya que se tra ta de una actividad en la que las representaciones locales han o b te ­ nido v e rd ad e ram en te señalados éxitos; m ás en sí po r lo que de c ap tació n de ad ep to s signifi­ ca, que p o r la b rillantez de las clasificaciones logradas a lo largo de la tem p o rad a , que tuvo feliz inicio con las exhibiciones que nos brindó el gran m aestro nacional A ntonio M e­ dina, en las sim ultáneas que tuvieron lugar en el salón de actos de nuestra C asa C o n ­ sistorial, y que tuvieron plena efectividad en el su b e a m p e o n ato conseguido por la Peña T xoko-T xiki en p rim era categ o ría, y la dcsta-

cada clasificación de la Peña G u ría . equipo B. en segunda: adem ás de los e n cu en tro s de dife­ rente m atiz que. casi siem pre, tuvieron un desenlace favorable a nuestras re p re se n ta ­ ciones. En atletism o, y pese a la pen u ria de las instalaciones que poseem os, los m uch ach o s y las fém inas del C lub A tlético re n te ria n o han ido señalando su c o n stan te progresión, y si bien esta lab o r es de co n ju n to , justo es d e sta ­ car las actuaciones de las señ o ritas H erm anas O choa y Los Santos, y en tre ellos, las de Louvclli, A lcaraz, P etricorena, etc. En b a lo n m a n o , la Sociedad E reintza tuvo un com ienzo incierto en el cam p eo n a to guipu zco an o . con una c lasificación m ás bien baja, p a ra m ejo ra r o stensiblem ente en la disp u ta de la C opa San S ebastián, en cuya sem ifinal fue elim in ad o p o r el actual subeam peón de la liga n acional, el Sallcko d o n o stia ­ rra. p a ra c u lm in ar con la consecución del T ro ­ feo San M arcial, to rn eo jug ad o con m otivo de las fiestas p a tro n a le s de la ciudad de Irún, venciendo al Bidasoa, entidad o rg a n iz ad o ra , y al Bianchi, equipos que le precedieron en la com petición provincial. Buena parte de este éxito hay que a n o ta rlo en el h a b er de la lab o r p re p ara to ria de los recto res del E reintza, que im provisaron un excelente c o n ju n to juvenil, y en la extracción de éste, de tres m uchachos de la localidad que han dad o una m ayor p ro fu n d id ad a los b la n q u ir o jo s que c a p ita ­ nea el entusiasta O liveri. En ciclism o, los e q uipos del T ou rin g -M o b y lette Schuss, en segunda categ o ría, y del C lub C iclista ren te ria n o -C a fetera s O nex. figuran e n ­ tre los gallitos de la provincia, e n cabezando por el núm ero de victorias la clasificación de las p ru eb as p u n tu ab le s que se d isp u tan en G u ip ú zco a, h asta el m om ento de re d a c ta r es­ tas líneas, con Itu rrald e, U rib ezu b ía y P alo ­ m ino, d estacados p or el g rupo que dirige M achain, y los A c h ú ca rro y A yestarán, entre los juveniles que preside Z ulet.

O t.iñ o l.u is

A un cu an d o re p resen tan d o a o tras e n tid a ­ des, no podem os o b v iar la m agnífica a c tu a ­ ción de nuestro paisano Luis O tañ o , segundo c lasificado en la V uelta a E spaña, cuyo lide­ rato p erdió p or un accidente m ecánico, y que en la p rueba del T o u r de F rance ha tenido una m ediocre actu ació n , debido a las lesiones c o n tra íd a s al su frir un d o lo ro so accidente, que puso a p rueba su tem ple, al c o n tin u a r en fran ca inferioridad de condiciones, en un a la rd e de p u n d o n o r y a m o r pro p io ; ni ta m ­ poco de C hom in P eru ren a, legítim a esperanza del ciclism o nacional, que a la m ultitud de triu n fo s en p ru eb as de una e ta p a, une la conseguida con lo m ás flo rid o del ciclism o n a­ cional y e x tra n je ro , entre los que se e n co n ­ trab a la selección que pocos días m ás tarde iba a d a r días de gloria a nuestro ciclism o en el T o u r del P orvenir, en F rancia. N os re­ ferim os a la V uelta al Bidasoa. g a n ad a p or el gran C hom in al estilo de los g randes c am ­ peones. em pleándose a fo ndo en la últim a eta-

La­ -

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pa. y co p an d o el prim er puesto en la general y en el prem io de la M ontaña. Y, finalm ente, nos queda el m ás m u ltitu d i­ nario de los deportes: el fútbol. El C lub D eportivo T o u rin g , una vez m ás ha c o n firm ad o sus cara cte rística s que le han dado indudable prestigio d e n tro de la fam ilia futbolística dep o rtiv a guip u zco an a, y b a ta lla n ­ do en todas y cada una de las jo rn ad a s de la larga com petición de Liga, co n una nóm ina reducida, y m ás m erm ada al final, por lesio­ nes y ausencias obligadas, consiguió term in ar la com petición en el lugar de ni envidiado ni envidioso, au n cu an d o lo prim ero no es exacto en lo que se refiere a los que le siguieron en la tabla. La C opa G u ip ú zco a no ha sido propicia para el co n ju n to , toda vez que la fuerza que es precisa se h a b ía ag o tad o en las largas disputas ligueras, pero de todas form as, el balance es excelente, h ab id a cuenta de las dificultades de orden económ ico con que tro ­ pieza nuestro T o u rin g , d ificu ltad es que tienen influencia decisiva al co n feccio n ar el c u ad ro de jugadores. Por prim era vez salió a la palestra un c o n ­ ju n to de categ o ría juvenil, re p resen tan d o a la C ongregación M a rian a de San Luis G onzaga, que p or causas de inscripciones an te rio re s en fav o r de o tro s clubs no pudo c o n ta r con lo m ás selecto de la juventud local, pero aún y todo, y en plena su p eració n , ha tenido una a ctuación d iscreta en la tem p o rad a que fin a ­ lizó el 30 de junio. V nada m ás. si no es el lam e n ta r que nues­ tro d ep o rte racial p o r excelencia, la pelota, vaya languideciendo de form a tan a la rm a n te, que no sea posible c onsignar n a d a positivo e n ­ tre las actividades d ep o rtiv as de este año.


lloraban, trabajaban o se divertían. Eran mis amigos, mis paisanos, personas a las que yo conocía. Me he sentido dentro de mi pueblo, sin abandonar la sensación de que lo veía desde fuera. En la Alameda han colgado los colo­ rines testeros; la tómbola ha surgido junto a Novoa. de la noche a la mañana; un chico pasa leyendo “ OARSO” . Una revista entrañable, local, amiga, como la propia villa renteriana. He sen­ tido la intimidad de un pueblo que vi­ ve al calor de su propia realidad.

Está dando la hora en el reloj del Palacio de Comunicaciones de Madrid. He subido a la terraza que viene a estar justo detrás del gran carillón de Correos, que mis paisanos oyen todos los días por la radio. Al fondo la sierra y un cielo azul que me recuerda el mar. —El mar está lejos —pienso. Y seguido llega otro pensamiento: —Las magdalenas están cerca. Allí, sobre los tejados de Madrid, he estado un buen rato pensando. Pensando o soñando: no sé. Como si desde el cen-

Pero a Rentería lo veía en el mapa junto a otros muchos pueblos que, a lo peor, ni conozco, pero que siento bullir en una apertura internacional. Hoy las barreras entre unas y otras naciones es­ tán más levantadas que ayer. Se habla de uniones europeas. Se conciertan con­ venios internacionales. Las lenguas más extrañas se escuchan por cualesquiera de los caminos del mundo, y las notamos un deje familiar. Desde la alta atalaya del centro de la nación quisiera sentir, también, el latido abierto de mi txoko hacia todo el com­ plejo universal. Rentería, tocando casi la frontera del país francés, tránsito del turismo inter­ nacional, pero, sobre todo, del mundo emigrante trabajador. Rentería la hoga-

visión íntima y recoleta de nuestra villa, quiero poner un título distinto que bien merece ganar por su situación, por su apertura y por las virtudes cívicas que posee: Rentería se abre al mundo. Ren­ tería, ante la universalidad que nos en­ vuelve, no se ha de quedar atrás. Y cuando pienso que esta apertura lle­ va a veces un signo económico, un signo político, un signo industrial, me hago la ilusión de que mis paisanos sabrán, sobre todo, teñir su internacionalidad de

l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l l 111111111111II1111«t1111II111• 11111II11• 1111111111111M• • • MIII111111• 111111111111111111«11MI• ! ! I •••» ••# •II11111111111111111111111111111111111111111111111...................11111111111111111111II1111111111111111

Rentería abierta al mundo ................................................................................. ........................ m i i i i ii ii i iH iM i ii ii ti ii i n ii ii H i ............. ........i i i i i i i i i m i l l i i i i i n i i i m i i i i i i i i m i M i i ............ ....................................................................

tro de la nación, con una visión profun­ dísima, hubiera llegado al punto del m a­ pa donde está mi Rentería. Primero la he visto como un polvillo en el conjunto mundial. Pero en seguida he sentido que mi pueblo crecía, crecía; se ampliaba ante mi vista y adquiría una figura gigantesca en la que las ca­ lles, la iglesia, la plaza, los bares, las chimeneas de las fábricas adquirían unas dimensiones fantásticas y grandiosas. Y he visto que en todos estos lugares vi­ vían unas personas que reían, amaban.

reña, la vecinal, la acogedora de foras­ teros. Rentería la de los mil hijos de fuera del txoko. Rentería la industrial, la que reparte por infinitos lugares la materia elaborada por el esfuerzo de sus trabajadores, haciendo que el nombre de nuestra villa se conozca y se aprecie. Rentería la abierta; donde, a pesar de su creciente población, los vecinos se co­ nocen, se quieren, se ayudan. Rentería la que se esfuerza por ser más; donde las gentes son serias, pero tienen una palabra y es verdadera; don­ de hay sinceridad para reconocer los fa­ llos propios; y donde se pone manos a la obra para vencerlos. Rentería la laboriosa; Rentería la so­ lidaria; Rentería la deportiva; Rentería el pueblo sano. Este pueblo que se des­ cubre como nunca cuando se ve desde lejos y con amor. No sé si debía haber escrito lo que antecede. Cada página de “ OARSO” vendrá a darme la razón, y tal vez so­ brarán mis palabras. Pero necesitaba de­ cir todo esto para remachar algo que me ha venido a la mente, con gran fuerza, al evocar mi Rentería. Al lado de todo el cúmulo de realida­ des locales, en estas páginas donde apa­ recerán personas, donde surgirán reali­ dades, problemas... junto a toda esta -4 1

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los valores superiores que laten en el pueblo renteriano. Y la apertura, el interés y el esfuer­ zo irán, no en dirección a un mundo más rico ni más técnico solamente, sino a una unidad de personas donde los valores hu­ manos y cristianos den vida y espíritu a una total colaboración de todos los hom­ bres de todo el mundo. Empezando por el vecino, y acabando en el último rincón de la tierra. P U R 1.


Rentería, pionera de la cesta punta universal p o r J u a n de E g u iz a le La pelota está, sin duda alguna, ocu­ pando un primer plano en la actualidad deportiva. Cuando uno advierte en estos momentos el entusiasmo, la popularidad, la existencia de una masa pelotazale que sigue y siente la pelota en todas sus mo­ dalidades, forzosamente vuelve el recuer­ do al pasado, para dedicar el homenaje de reconocimiento y gratitud hacia aque­ llos hombres que construyeron la base de lo que hoy denominamos modalidades. Todos sabemos lo que ha sido, es y representa la pelota en nuestro País, y en esta escala de valores actuales, los hom ­ bres de ayer no pueden quedar de lado. Fueron los creadores y, también, los que con su sacrificio, lograron dejar al futuro una espectacular modalidad, dentro de un brillante porvenir. En esta obra, auténticamente deporti­ va, los pelotaris renterianos de ayer nos dieron una gran lección, y nos legaron un ejemplo lleno de nobleza y significa­ do, porque aquellos pelotaris, más que crearse un porvenir económico, fueron unos románticos pioneros, que nos pro­ porcionaron el estilo y el medio para disfrutar de una modalidad que ha lle­ gado a constituir la primera, por su im­ portancia y proyección, de las modali­ dades pelotísticas en activo: la cesta punta. El viejo frontón renteriano ha sido es­ cenario que ha recogido sobre sus losas muchos sudores y el esfuerzo de sus hi­ jos dedicados al juego de la pelota. El viejo, grande y magnífico frontón de Rentería, abierto al cielo, es a la historia de la Villa lo que sus pelotaris a nues­ tro deporte. Va todo unido, porque en esa larga lista de artistas del joko-garbia y del “ moderno ble” , los Jáuregui, Guruceta, Salaverría, Samperio, Goenaga, Gamborena, Echeveste, Echeverría y otros ases que harían interminable la lis­ ta, que pasaron el “ charco”, “ urrutirá” , a Buenos Aires, Brasil... dejaron la ini­ ciativa en las canchas y dieron motivo para alterar la herramienta y llegar a lo que en la actualidad —y desde hace años— conocemos por el nombre de cesta punta. Los tiempos han cambiado. Muchos de estos pelotaris regresaron con plata de América. Otros, con lo puesto. La fortuna y la suerte no fue igual para to­ dos. Pero en América, los pelotaris ren­ terianos dejaron constancia de su caba­ llerosidad, de su hombría, de su catego­ ría. Eran admirados. Para nosotros, esa admiración, en la dimensión del tiempo, se acrecienta, pues la siembra, al cabo de los años, ha dejado sus frutos, y éstos son compartidos por el actual plantel de jóvenes pelotaris que regresan a sus pun­ tos de procedencia, contando sus ingre­ sos en dólares. Aquellos hombres hicieron la cesta

Luis Sam p e rio

afortunadamente diverso, tenemos que asignar a Rentería su papel de pionera de la cesta punta, hoy universal. Cierta­ mente, la industriosa Villa guipuzcoana, después de colocar un tanto los pilares de la modalidad, se retiró de la vida activa. Quizás otras corrientes llevaron a ia juventud a divorciarse un poco de los frontones, en cuanto a la práctica de la herramienta se refiere, porque nos consta, la pelota a mano se juega con entusiasmo, tiene sus torneos locales y comarcales, y sigue contando con la pre­ ferencia de los jóvenes y niños. Pero en cuanto a la cesta punta, poco hacemos. Si hablamos de esta modalidad es por la sencilla razón de que Rentería podría tutelar a la dicha cesta punta, a nuestro inolvidable remonte y a la gran pala. Su obra sería sencillamente colosal, por lo que representa. Ahora que tanto se habla de creación de Escuelas de Pelota, la Vi­ lla renteriana es acreedora a disponer de una que tienda a extender una protección real, eficaz y práctica a nuestra pelota. Por historia y vocación, le corresponde. Hace falta únicamente que se lleve a ca­ bo el proyecto de cubrimiento del fron­ tón, de medidas reglamentarias para el juego de herramienta. Uno piensa en el momento en que este proyecto fuere realidad, la labor que Rentería podría desarrollar en favor de la pelota, al no existir otro en Guipúz­ coa que reúna sus mismas condiciones. Oyarzun, Irún, San Sebastián, Pasajes, darían un buen contingente de jóvenes, sin olvidarnos a los que alberga esa ad ­ mirable Ciudad Laboral Don Bosco. Hace falta el empujón definitivo, por lo que nos informan, pues parece que el problema está bien estudiado. Sería la gran noticia el iniciar las obras y patro­ cinar esta Escuela de Pelota. No falta­ rían ayudas económicas y el calor y aplauso de todos los pelotazales.

porvenir. Incluso aquellos jóvenes que estudian o se inician en una profesión, o simplemente trabajan, disponen de contratos para jugar sábados y domingos en las canchas vizcaínas; y ahora, tam ­ bién en San Sebastián, para así lograr una ayuda económica más. Pero no debe ser el objetivo. En Gui­ púzcoa carecemos de un frontón largo para la práctica de la cesta punta, del remonte y de la gran pala. Nos hace falta un recinto en condiciones para velar por estas modalidades. Si repasamos un poco la situación de nuestros frontones públicos y la historia y participación de cada pueblo en favor de la pelota, veremos que cada localidad ha puesto una nota importante en la vida de nuestro deporte. Sin meternos a ana­ lizar este tema, que sería largo por lo

Rentería está llamada a desempeñar una tarea eficaz en el campo de la pe­ lota. Pocos pueblos guipuzcoanos están en sus condiciones. Por eso decimos que su obra contaría con el beneplácito de todos los guipuzcoanos, por esa sencilla razón, de que se prestaría a velar por las modalidades de herramienta, abrien­ do un porvenir económico a la juventud, prestando un apoyo al remonte, que lan­ guidece, día a día, y reclama con ur­ gente necesidad el balón de oxígeno de una Escuela que permita la continuidad y contribuyendo también a la práctica de pala. Somos nosotros, todos los guipuzcoa­ nos, los que estamos obligados a ello, pa­ ra hacernos así dignos de los pelotaris de ayer, de esa legión de caballeros que dio Rentería y que todavía se recuerda, porque fueron modelo y ejemplo.

punta. Hoy, el puntista, teniendo en América las puertas abiertas, tiene tam ­ bién en su tierra campo abierto a su trabajo: Durango, Guernica, Marquina, San Sebastián, Madrid, Zaragoza, Bar­ celona, Canarias... ofrecen en sus can­ chas el espectáculo de la cesta punta. Al otro lado del Océano, Dania, Tampa, México... La cesta punta es la que impera en estos momentos, por su organización y competencia, por el clima que disfruta, por la cotización que la hace preferida de la juventud. El solo hecho de adver­ tir los frontones donde dicha modalidad se practica en España, es un detalle muy significativo. La juventud que siente una preferencia por esta modalidad, tiene un

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La tradición en nosotros por S A N T IA G O A IZ A R N A

sa lu d física y m e n ta l, y h a s ta , a v eces, la tr a to c o n fra ses in ­ cisiv as y p u n z a n te s “ p o r q u e m e d u e le ” , d ir ía e n fra se n o v en ta io c h o c e n tis ta . A esta v ie ja ra z a , d e h o m b re s q u e h a n tip i f i ­ ca d o p o r to d o e l a n c h o m u n d o u n a m a n e r a de s e r y u n a h o n ­ ra d e z “ su i g e n e ris” , la e n c u e n tro u n p o co e n f e rm a d e m o d o s y m a n e ra s , d esd e lu e g o ; y h a s ta de e s e n c ia , e n o ca sio n e s e s­ c le ro sa , a n q u ilo s a d a , m o m ific a d a e n e l p e n s a m ie n to . Y si v i­ ta lm e n te p ro d u c e h o m b re s fu e rte s y ro b u s to s, n u n c a d e b ié ­ ra m o s o lv id a r q u e ta m b ié n e l p e n s a m ie n to es v id a , m u c h o m ás n e c e s a rio e im p o r ta n te q u e el s im p le p u lu la r a n im a l, y q u e lo e x is te n c ia l v iv o se n u tr e d e sav ia p e n s a n te en m a y o r m e d id a q u e d e u n s im p le v e g e ta r a s é p tic o . O p in o q u e m i v ie ja ra z a está e n fe rm a d e u n tr a d ic io n a lis m o e x tre m o , y h o ra es d e p e n s a r, c re o y o , e n u n a re v o lu c ió n d e p e n s a m ie n to .

A veces, co m o si se t r a t a r a de u n e x a m e n m é d ic o , te n g o p o r cosa in te r e s a n te to m a r e l p u lso a la v ie ja ra z a a la q u e p e rte n e z c o . M i ra z a es u n a ra z a u n po co e m b r u m a d a en el e n i g m a ; h o n r a d a , c a b a l y g e n e ro sa , co n u n a le n g u a m a ra v illa de s u p e rv iv e n c ia p a ra los e x p e rto s , y q u e n av e g a p o r la v id a co n u n a a u s te r a se n c ille z lie c b a d e tr a b a jo y h u m ild a d . Los h o m b re s q u e c o m p o n e n esta ra z a so n , p o r lo g e n e ra l, tím id o s v p u d o ro so s a n te el s e n tim ie n to , y a sim ism o , q u iz á s e x c e s iv a m e n te a rris c a d o s fre n te a o tra s e m p re s a s . L as m u je r e s son su m isas y c a lla d a s, p e ro co n u n a e n o rm e fu e rz a p e r s u a ­ siva s o te rr a d a e n sus m a n e ra s d u lc e s. D ícese q u e la v ie ja ra z a v asca, m i ra z a de h o m b re s — con n o se sab e q u é “ a lg o ” in ­ fa n til a g a z a p a d o en sus p u p ila s — viv e u n p o c o e n r é g im e n d e m a tr ia r c a d o , V d e b e se r v e rd a d . P o r q u e la m u je r g o b ie rn a e l c a se río — la m ás típ ic a y g e n u in a e x p re s ió n d e la esen c ia v asca— y d o m in a in c u e s tio n a b le m e n te en los a c o n te c e re s d e la v id a d ia r ia g ra c ia s a l in f lu jo q u e e je r c e s o b re los h o m b re s .

Así p o r e je m p lo , las dos b a n d e r ía s q u e m á s h a n te n id o q u e v e r e n la h is to ria p o lític o -so c ia l d e l P a ís V asco se h a n n u tr id o , casi e x c lu s iv a m e n te , d e la tr a d ic ió n . Y si se h a n a b o ­ m in a d o , y se a b o m in a n m u tu a m e n te , ta n to m á s e x tra ñ a es, Y es a esta v ie ja ra z a s e c u la r d e h o m b re s co m o n iñ o s a la e n c ie rto m o d o , esta c irc u n s ta n c ia , p u e s e l m ás lig e ro a n á lis is q u e , a veces, m e g u sta a u s c u lta r y to m a r le e l p u ls o , y e x a ­ d e l fe n ó m e n o nos a d v e r tir á d e la g ra n a n a lo g ía q u e e n su m in a r e l g rá fic o d e su te m p e r a tu r a , p o r q u e sus p ro b le m a s d o c tr in a r io s u s te n ta n , p u d ié n d o s e a s e g u ra r ca si, q u e sus d if e ­ son m is p ro b le m a s en c ie r ta f o rm a , y p o r q u e m e in te re s a su re n c ia s o b e d e c e n m ás a u n m a l e n te n d im ie n to m u tu o q u e a e sp e c ífic a s ra z o n e s id e o ló g ic a s. D e ja m o s d e la d o , co m o es n a ­ tu r a l, lo s fin es p e rse g u id o s p o r u n o s y o tro s , y n o s ce ñ im o s, e x c lu s iv a m e n te , a su n u d o e x is te n c ia l, a su s e n tir y v iv ir la v id a e n a b ie r to c o n ta c to co n e l m a g m a de su tie r r a , q u e a m ­ b a s la in te r p r e ta n y p u ls a n e n p a r e c id a d im e n s ió n . Q u e en a m b a s, su s e n tir la v id a es tr a d ic io n a lis ta r e s u lta ta n e v id e n te q u e , só lo u n a m io p ía — o f a n á tic a , o in te r e s a d a — p u e d e d e ja r d e v er. P e r o c a b r ía h a c e r u n a p r e g u n ta m ás a m p lia p a r a e n f r e n ­ ta rn o s d e c id id a m e n te co n e l fe n ó m e n o . ¿ Q u é es tr a d ic ió n ? ¿ C ó m o es p o sib le in te r p r e ta r la ? Y o la tr a d u z c o , s im p le m e n te , p o r c o s tu m b re . L a fó rm u la v ie n e d a d a , en n u e s tro p a ís, p o r u n a e x p re s ió n s o b re m a n e ra g rá fic a : “ g u re n z a r r e n o itu r a k ” ; es d e c ir, las m a n e r a s — o las c o s tu m b re s — de n u e s tro s a n te p a s a d o s . O se a , q u e v ie n e d e fin id a p o r su p r o p io v e h íc u lo . Y e sta e x p re s ió n n a c e lo m ism o e n la b o ca d e l c a s h e ro q u e e n la d e l m e n e s tra l, o q u e e n la d e l o r o n d o b u rg u é s . Y se o y e lo m ism o d e sd e e l p u lp ito sa g ra d o q u e en la c o n v e rsa c ió n ta b e r n a r ia . Y si b ie n es v e r ­ d a d q u e to d o h o m b r e v iv e u n p o co d e la h e r e n c ia , de u n le g a d o c u ltu r a l q u e la h u m a n id a d a c o p ió e n su p e r e g r in a je , eso 110 d e b e se rv ir, c re o y o , m ás q u e d e b a se y f u n d a m e n to , y es p re c iso a p o r ta r n u e v o s m o d o s, n u ev o s e s q u e m a s d e p e n ­ sa m ie n to a la v id a d ia r ia . Q u e es lo q u e n o se h a c e . P o rq u e a c tu a m o s , y lo q u e es p e o r, p e n s a m o s, se g ú n la c o s tu m b re . Y e sta tir á n ic a im p o s ic ió n d e la c o s tu m b re es to ta l y a b s o lu ta . D e h e c h o , es la c o s tu m b re la q u e rig e la v id a to d a d e l P a ís \ a s c o : d e sd e e l d e p o r te y la lit e r a tu r a h a s ta la r e ­ lig ió n y lo s e s q u e m a s m o ra le s e n u so . P o r q u e a ú n , e sta m ism a m o r a l q u e a h o r a sa ca m o s a c o la c ió n e s ta r á b a s a d a e n u n a c ie rta e n s e ñ a n z a e v a n g é lic a , n o lo d u d o ; p e r o a p r e h e n d id a a tra v é s d e in te r p re ta c io n e s a n a c ró n ic a s , q u iz á s, b a s ta n te o d e m a s ia d o a c o rd e co n la le tr a , p e r o n o ta n to c o n e l e s p íritu . Y esto r e s u lta p o r q u e , en u n tie m p o se v iv ió a sí, e stá c la ro , y así p e n s a ro n n u e s tro s a b u e lo s so b re e l p a r ti c u la r , y y a q u e ello s lo p e n s a ro n , ¿ a q u é m o le s ta rn o s e n p e n s a r n o so tro s? \ ¿ q u é im p o r ta , p o r o tr a p a r te , q u e e s ta p o s tu r a nos h a g a v iv ir y d e b a tir n o s e n c o n d ic io n e s e s p iritu a le s d e v id a in so ­ p o rta b le s ? Si n o s fija m o s e n n u e s tro s d e p o r te s m ás re p r e s e n ta tiv o s — p o r q u e n o d e b e m o s o lv id a r q u e e l d e p o r te es u n o d e los 43


ín d ic e s m á s a c u sa d o re s d e la p e rs o n a lid a d h u m a n a — v e re m o s q u e , e n n o so tro s, e l tr a b a jo — n u e s tro t r a b a jo c o tid ia n o — se c o n v irtió e n d e p o r te , y esto es, p a r a m í, in e q u ív o c a se ñ a l de fa lta d e im a g in a c ió n .

m e n o d e l b e r ls o la r is m o , e n c u y a te m á tic a g ira e l tr a b a jo , la c o s tu m b re y los o ficio s, sin o tr a s a lid a ca si. Y es a q u í d o n d e e l p ú b lic o se v u e lc a , p u es la p o e sía só lo e x iste e n fu n c ió n d e u n a m u y e x ig u a m in o r ía , y e n c a m b io , e l b e rts o la ris m o es e m in e n te m e n te p o p u la r y a r r a s t r a g ra n d e s c o n tin g e n te s h u m a n o s . Y esto se d e b e ta m b ié n , c re o yo, a q u e e l p u e b lo vasco es m a lísim o le c to r , y es, e n c a m b io , u n b o n ís im o o y e n te . P o r lo q u e los m á s lla m a d o s a e d u c a r a n u e s tro p u e b lo — si a n te s e llo s e s tu v ie ra n d e b id a m e n te fo rm a d o s y a b ie r to s — se­ r ía n , ac aso , esto s m ism o s b e r ts o la r is o c u a lq u ie r a d e los q u e , d e a lg u n a m a n e r a , tu v ie r a n o c a sió n d e h a b l a r d ir e c ta m e n te a n u e s tro p u e b lo . P o r q u e h a b l a r y n o e s c r ib ir es e l m e jo r m é to d o a s e g u ir, tr a tá n d o s e co m o se tr a ta de u n p u e b lo o y e n ­ te y n o le c to r. ¿ C ó m o , si n o , e x p lic a rn o s e l g ra n p r e d ic a ­ m e n to q u e en V a sc o n ia tie n e la lit e r a tu r a o r a l? N u e stro p u e ­ b lo n a v e g a así, n a tu r a lm e n te , a fa v o r de la c o r r ie n te — d e la c o r r ie n te tr a d ic io n a lis ta , se e n tie n d e — y n o es r a r o v e r q u e se p ie n s a d e la m is m a m a n e r a q u e p e n s a b a n n u e s tro s a b u e lo s , y q u e se c re e , casi ú n ic a m e n te , e n lo q u e e llo s c r e ía n , y q u e se p r a c tic a ta m b ié n , se g ú n los u so s y m o d o s d e a q u e l tie m p o .

P o r q u e e l d e p o r te tie n e m u c h o q u e v e r, o con e l o cio o con la d iv e rsió n , y e n n in g u n o d e ello s es n o r m a l q u e se tr u e q u e e n tr a b a jo . P o r q u e el o cio es d esca n so en su a c e p c ió n m á s n o b le , y la d iv e rs ió n , u n sa lirse fu e ra de la o c u p a c ió n c o tid ia n a y n o r m a l ; y n o s e n c o n tra m o s con q u e los d e p o r te s vascos e stá n e x tr a ñ a m e n te lig a d o s a la s o c u p a c io n e s y c o s tu m b re s de la tie r r a . L os e je m p lo s son d e m a s ia d o co n o c id o s y n o to rio s p a r a q u e h a g a f a lta u n a e x p o s ic ió n . Y es q u e la fa lta d e im a g in a ­ c ió n y a s e ñ a la d a n o s h a c e v iv ir en u n p e r m a n e n te e s ta d o d e d e p e n d e n c ia , y n os a c o m o d a m o s, n o s c o n fo rm a m o s a v iv ir co n lo q u e o tro s id e a r o n o in v e n ta r o n , a u n q u e esta h e re n c ia p e q u e , a su vez, de u n a fa lta d e im a g in a c ió n to ta l. E l q u e u n le ñ a d o r d e n u e s tro s b o sq u e s se c o n v ie rta e n e l “ a iz k o la r i” de n u e s tra s p la z a s sólo re v e la u n a a b s o lu ta in d ig e n c ia im a g in a ­ tiv a p a r a c r e a r n u e v o s juegos, y lo m ism o p o d r ía m o s d e c ir d e l “ a r r ija s o tz a le ” , “ s e g a la ri” , e tc ., e tc . N o se tr a t a , e n c a d a caso, d e o tr a cosa q u e d e “ v e r t r a b a j a r ” a l m e jo r tr a b a ja d o r . V ta m p o c o es m e n e s te r in v e n ta r m u c h a s re g la s de ju e g o , p u es la ín d o le d e estos tr a b a jo s n o las ex ig e. Y e n r ig o r v en im o s a p a r a r en el h e c h o d e q u e estos ju e g o s, co m o lo s ju e g o s d e los e s ta d io s m ás p r im itiv o s , nos v ie n e n e s tru c tu r a d o s e n f o r ­ m as sim p le s, y e n d o n d e la in te lig e n c ia n o tie n e lu g a r p a r a d e s a r ro lla r s e . P o r lo q u e , to d o s estos ju e g o s, b a s a d o s — p r i ­ m o r d ia l y casi e x c lu s iv a m e n te — e n la p o te n c ia físic a, n o c u m p le n m á s q u e u n a d e la s b ases d e l e q u ilib r io h u m a n o , cu a l es, la d e l “ c o r p o r e sa n o ” , p e r o la “ m e n s” , es d e c ir, la in te lig e n c ia r a z o n a d a y a c tiv a , y n o in s tin tiv a , q u e d a fu e ra d e su p ro g ra m a . D e lo q u e r e s u lta q u e c u a n d o la h u m a n id a d h a a v a n z a d o d e s e c h a n d o a n tig u a s n o rm a s y d a n d o c a d a vez m á s e n tr a d a a la in te lig e n c ia en sus ju e g o s, e l p u e b lo vasco , a ta d o a su f a lta d e im a g in a c ió n y a la e s c la v itu d d e sus co s­ tu m b r e s , h a se g u id o en la lín e a de n o rm a s a n c e s tra le s , h u n ­ d id o e n fo rm a s d e v id a a rc a ic a .

Y , ¿ a d ó n d e n o s c o n d u c e este tr a d ic io n a lis m o ta n e x t r e ­ m o y e n ta n d ife r e n te s e s tra to s ? M u c h o m e te m o q u e a la in e rc ia . U n p u e b lo q u e v iv e en la c o s tu m b re — co m o , a sim ism o , u n in d iv id u o — es u n p u e b lo , o m u e rto o a g ó n ic o , se g ú n su m a y o r o m e n o r in m e rs ió n en la c o s tu m b re . V iv ir e n la co s­ tu m b r e es, p u r a y s im p le m e n te , v e g e ta r, p o r q u e la v id a , si p o r ta l e n te n d e m o s u n b u lli r in q u ie to y de lu ís q u e d a — q u e es lo q u e c re o d e b e s e r— ex ig e r a m ific a c io n e s d e p e n s a m ie n ­ t o ; ex ig e ta m b ié n , m á s q u e a p o y a tu r a s , a p e r tu r a , y n u n c a el co n fo rm ism o d e b e se rv irn o s d e p a u ta o m ó d u lo . V iv ir, e n c ie rto s e n tid o y de u n m o d o u n p o co p a r a d ó ­ jic a m e n te e x p re s a d o , d e b e se r “ 110 d e ja r v iv ir ” . E s p re c iso a r r a n c a r a la g e n te d e la p o ltr o n e r ía , d e la in d o le n c ia ; h a ­ ce rles p e n s a r , p u es la e n f e rm e d a d m á s g ra v e es la p e re z a de p e n s a m ie n to . U n p u e b lo q u e n o p ie n s a es u n p u e b lo r e g r e ­ sivo, a e a n g r e ja d o , y sus e s q u e m a s m e n ta le s d a n p e n a . V iv ir de c a ra a l p a s a d o tie n e u n d e je p o é tic o d e n o s ta lg ia — ¡ q u é d u d a (-a b e !— , p e r o lo q u e n o s u rg e , v e r d a d e r a m e n te , es u n p r e s e n te f u tu riz a d o . Y si la fu n c ió n p e r tin e n te a l p a s a d o es e l r e c o r d a r , e l p e n s a r es lo q u e n o s c o n fo rm a co n n u e s tra e x is te n c ia en e l m o m e n to ; y d e a h í q u e e n tie n d a q u e e l p e n ­ s a r d e b e se r, co m o n o lo es y sí d e b ie r a , u n a f u n c ió n fis io ló ­ gica m á s, p u e s si e l h o m b r e n a c e co n sus s e n tid o s y ó rg a n o s físico s, y lo n a t u r a l y h a s ta lo s a lu d a b le es q u e h a g a u so d e ello s, ta m b ié n n a c e c o n sus se n tid o s y ó rg a n o s e s p iritu a le s , u n o d e los c u a le s es e l p e n s a m ie n to , y cu y o d esu so c re a , a u to m á tic a m e n te , su a tro f ia .

P e r o n i e n e l d e p o r te , n i e n e l fo lk lo re , e n c u y a ra íz n o n o s s e ría d ifíc il e n c o n tr a r m á s q u e v estig io s d e e sta d e p e n d n c ia , im p o r ta ta n to , acaso , com o e n la lit e r a tu r a o e n el s e n tir re lig io so . P o r e je m p lo , e l p o co te a tr o e u s k é ric o q u e co n o z co se d e s a r ro lla , to d o é l, e n p u r o c o s tu m b r is m o : es d e c ir, e n lo a c c id e n ta l, fu e ra de n u e s tra e sen c ia h u m a n a , a lg o así co m o e n e l c o n to rn o d e n u e s tra p e r s o n a lid a d ; p e r o n o h a y u n h in c a rs e e n n u e s tr a a lm a , e n la ra íz d e n u e s tra e se n c ia . Y n o es esto lo m ás la m e n ta b le , sin o q u e , co m o la e x p e r ie n c ia e n ­ seña a tra v é s d e l te a tr o tr a d u c id o , lo ú n ic o q u e c a la e n n u e s ­ tr a g e n te es, p re c is a m e n te , este c o s tu m b ris m o , q u e n o h a c e ca u sa c o m ú n con e l h o m b r e en g e n e ra l sin d e lim ita c io n e s g e o g rá fic a s — d e lim ita c io n e s a las q u e ta n d a d o es e l vasco , y lo q u e n os d a r ía o c a sió n d e e x te n d e rn o s u n p o co e n su x e n o ­ fo b ia — , p u e s u n te a tr o m e ra m e n te h u m a n o , d e s p o ja d o de la h o ja ra s c a d e l a m b ie n te y las c o s tu m b re s , se v e rá d esa sis­ tid o , d e s p re c ia d o p o r n u e s tro p u e b lo .

U sa r d e l p e n s a m ie n to , c re o y o , es h a s ta c u e stió n d e h i ­ g ie n e : V iv im o s en u n a e d a d c r u e l y d ifíc il, e n d o n d e h a s ta e l h a b la r de la b e lle z a g r a tu ita m e n te , p e r se, p u e d e c o n s­ tit u ir u n p e c a d o . L o m ism o q u e d e s c a n sa r, u n p o c o e g o ís ta ­ m e n te , e n b ra z o s d e la tra d ic ió n . P o rq u e e llo s u p o n e , i n d i ­ re c ta m e n te , la o m is ió n d e m á s u rg e n te s n e c e s id a d e s. Y si i n ­ te re s a h a b la r d e la ju s tic ia , de la c o m p re n s ió n , d e la tr a n s i­ g e n c ia , es n e c e s a rio , c re o yo, d e r r o c a r los v ie jo s m ito s de la tr a d ic ió n q u e , casi sie m p re , v ie n e n a c o m p a ñ a d o s d e in tr a n s i­ g e n c ia , x e n o fo b ia y fa n a tism o .

E n o tr o te r r e n o , c u a l es la n o v e lís tic a , e s ta m o s h a b la n d o to d a v ía d e “ K re s a la ” y “ G a r o a ” , dos n o v e la s c o s tu m b ris ta s c ien p o r cien — to d o lo b u e n a s q u e se q u ie r a n , p o r o tr a p a r ­ te — , y lla m a p o d e ro s a m e n te la a te n c ió n e l h e c h o d e q u e , u n o s y o tro s, a p o r f ía , tie n e n a gala y g ra n h o n o r e l s e ñ a la r e n D o m in g o de A g u ir re a l Jo sé M a ría d e P e r e d a v asco , c u a n ­ do r e a lm e n te , e n la lit e r a tu r a c a s te lla n a se h a lo g ra d o o lv id a r a P e r e d a , g ra c ia s a D io s, y ya sólo p u e d e s e rv ir co m o m o d e lo d e có m o n o se d e b e e s c rib ir.

Se im p o n e , p u e s, u n a , a m a n e r a d e, re v o lu c ió n . E l p u e ­ b lo v asco se m e a n to ja , h o y p o r h o y , co m o a lg o te ra to id e o . H a c re c id o d e s m e s u ra d a m e n te e n lo in d u s tr ia l y e n lo e c o n ó ­ m ic o , casi a esca la e u r o p e a , y p o r c o n tra s te , u n “ te s t” d e su a c tiv id a d p e n s a n te , c re o yo q u e a r r o ja r ía u n re s u lta d o m ás b ie n b a jo . Y es d if íc ilm e n te in te lig ib le q u e a n u e s tro a lto n iv e l d e v id a c o rre s p o n d a ta l ín d ic e m e n t a l ; q u e v iv a m o s, e c o n ó m ic a m e n te , u n p o c o e n las a v a n z a d illa s d e la c iv iliz a ­ c ió n , y estem o s, m e n ta lm e n te , s u b d e s a rro lla d o s .

Se salv a d e este m a le fic io la p o e s ía e u s k é ric a , y g ra c ia s a l a lm a lír ic a vasca ta n p r e s ta a v o lc a rse e n el s e n tim ie n to , h a lo g ra d o d a rn o s u n a o b ra e le v a d a , en d o n d e el a m b ie n te y la c o s tu m b re h a n q u e d a d o rele g arlo s a u n ín fim o p la n o . C o n s i­ d e ro , m u y de v e ra s, q u e la p o e sía e u s k é ric a se d e se n v u e lv e en e sfe ra u n iv e rs a l, y ello , c re o y o , p o r q u e ca la en el a lm a h u m a n a , p e ro a u n a q u í, y e n u n a d e sus v e r tie n te s h a c ia lo p o p u la r — p o r q u e la p o e s ía e u s k é ric a d if íc ilm e n te se rá n u n c a p o p u la r — no s to p a m o s con la fig u ra c o s tu m b ris ta e n e l f e n ó ­

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Y m u c h a de esta c u lp a la a c h a c o yo a e ste n u e s tro ap e g o a la tr a d ic ió n , a n u e s tro tra d ic io n a lis m o a u ltr a n z a . D e b e ­ ría m o s p e n s a r, y 110 lo h a c e m o s, q u e las v ie ja s c o s tu m b re s d e n u e s tro s a n te p a s a d o s — “ g u re n z a r re n o itu r a k ” — e s ta b a n b ie n e n a q u e l tie m p o , p e r o q u e c a d a h o m b re tie n e e l d e b e r d e se r a c tu a l, v iv ir en su tie m p o ; y q u e ta m b ié n los e sq u e m a s m e n ta le s e n v e je c e n y y a , e n to n c e s, 110 sirv e n . 44-


¿Qué es la S.D.C. "EREINTZA"? Y... ¿cuál su misión en el pueblo? Es esta una cosa que creo conviene aclarar. Pues bien: ¿qué es? ¿Es acaso u n a sociedad gastro n ó m ica, o re ­ creativa. o so lam ente de jóvenes ren terian o s? i No! E R E IN T Z A es u n a sociedad em inente­ m ente dep o rtiv o c u ltu ral, con la única m isión (tai y com o lo dice su nom bre, E R E IN T Z A , que significa S IE M B R A ), de se m b rar in q u ie­ tudes en el pueblo, en todos sus aspectos, y a b ie rto p a ra to d as las personas de am bos sexos. Parece fácil y hasta resulta bonito el e n u n ­ ciado de “ D eportivo C u ltu ral En realidad no son m ás que dos sim ples p a la b ras que se oyen m uy a m enudo. Pero estas p a la b ras tan pequeñas, ¡qué cam po de acción y cu án to s trab a jo s y sacrificios no encierran! N o resulta fácil y cóm odo entregarse a una tare a de esta índole, y presum o que hasta im ­ p robable, si no fuera p o r el espíritu de am o r y entrega p o r una cosa im personal, pero que va en beneficio de todos, cual es el e n g ra n ­ decim iento de nuestro qu erid o R entería. Y fue con este espíritu de lev a n tar y a m ­ b ien ta r nuestro pueblo, que hace cinco años y m edio, jóvenes, com o n osotros ah o ra, im ­ pulsados p or esta savia fresca y b atallad o ra de la juventud, y an te la ausencia d u ra n te v a ­ rios años de activid ades y festejos que dieran co lo r y am b ien te al pueblo, se lan zaro n y c a r­ garo n sobre sus espaldas todo el “ s a c o ” , c o n ­ fiados, qué du d a cabe, en la ayuda de todos los ren terian o s conscientes y am an tes de su “ tx o k o ” . Q uizás m ás de uno p en sara entonces que no iba a ten e r resu ltad o fru ctífero , pues se tra ta b a de “ c r io s ” que se m etían en cam isa “ de once v a r a s ” . ¡Pues. no!, porque precisa­ m ente p or tra ta rse de jóvenes, ha sido posible que E R E IN T Z A haya seguido to m an d o en el pueblo una fiso n o m ía y una p ersonalidad, c aracterísticas de jóvenes im petuosos que no se a rre d ra n an te d ificultad alguna.

De todos son conocidas las d istintas activi­ dades que en am bas facetas, d e portivo-culturales, em pezó y continúa d esarro llan d o , pero au n q u e no sea m ás que a m odo de re c o rd a ­ torio, voy a m encionarlas brevem ente. D E P O R T E : F ú tb o l playero y b a lonm ano. C U L T U R A L -F O L K L O R IC O

PO PU LA R:

C oncurso lite rario , concurso de escaparates, concurso de villancicos, coros de S anta A gueda, au rre sk u s de San Ju a n , ta n ib o rra d a infan til, fo lk lo re vasco, tea tro vasco y cas­ tellano, y c ab alg ata de Reyes. C om o se ve claram en te, am plio es el c am ­ po de acción E R E 1 N T Z A T A R R A . El tra b a jo realizado hace ver c laram en te el “ h u e c o ” que antes h a b ía en R entería, ya que E R E IN T Z A em pezó a realizar aquello que h abía q uedado en el olvido. Sin em bargo, se p o d rían hacer m ás cosas. Pero, ¿cóm o hacer m ás si con los m edios con que c o n tam o s nos vem os en a p rieto s para h a ­ cer lo que hacem os? La c o n tin u id ad de actividades siem pre ha estado aseg u rad a po r jóvenes que sienten el problem a ren terian o , p roblem a que es de to ­ dos. P rim ero fueron unos, luego o tro s y a hora nosotros, v todos coincidiendo en una idea: “ F O M E N T A R IN Q U IE T U D E S EN EL P U E ­ BLO Y E N E S P E C IA L EN SU JU V E N ­ T U D ”. Es realm en te herm oso y uno puede sentirse entonces satisfecho, cu an d o de un joven que no sen tía inquietud alguna p or el pueblo y m algastaba su tiem po inútilm ente ad o p ta n d o una p o stu ra “ p a ra s ita ria ” , se consigue a tra ­ vés de la sociedad, po r el roce y c o n ta cto con jóvenes com o él, co n v ertirlo en un individuo lleno de inquietudes y ansias de trab a ja r. Es entonces, com o antes decía, el m om ento en que uno se siente con nuevos bríos para c o n tin u a r tra b a ja n d o y c u an d o piensa que lo que está haciendo vale la pena. ¡C uántos m om entos de éstos cogeríam os a

gusto a través del año! Pero, ¿ cu án tas de es­ tas satisfacciones nos cabe d isfru tar? T al vez piense alguno que esto está en nuestras m anos y p o r lo ta n to sólo nos atañe a nosotros. Pues bien, está y no está en nues­ tras m anos, y asim ism o, nos a ta ñ e y no nos atañ e, pues nosotros, al igual que an terio res directivas, hem os visto que p a ra establecer con tacto s personales, sem illa de fecu n d as acti­ vidades, es indispensable un local social. Y aq u í llegam os ya al p u n to de m áxim a im p ortancia p a ra E R E IN T Z A en la actualidad. E sta, que fue fu n d a d a p o r a ntiguos a lu m ­ nos del C olegio del S agrado C o ra zó n , ha te ­ nido en dicho C olegio su dom icilio social. H asta a h o ra ten íam o s una sala libre a nuestra disposición, pero ante el increm ento de h a b i­ tantes en el pu eb lo , el p ro b lem a de la ense­ ñanza se ha agudizado, y esta sala ha sido oc u p ad a tam b ién p a ra clase. P o r eso, aunque disponem os de estas clases p a ra ensayos, c a re ­ cem os de lo m ás im p o rta n te p a ra u n a socie­ dad, que es un lu g ar donde po d er estar re u n i­ dos h a b la n d o de diversos problem as, incluso ajenos a la sociedad. Es fácil, pues, c o m p re n d er que está y no está en nuestras m anos el fo m e n ta r in q u ie tu ­ des personales, pues m ientras no tengam os un local donde po d er re u n im o s todos, es m uy d i­ fícil conseguirlo. Y, precisam ente, p ensando en este pu n to y si­ guiendo la idea “ m a te r ” , nos hem os decidido a coger un local, con el fin de e v ita r que de­ cayera el espíritu de lucha p o r el fom ento de inquietudes personales y p o r el de a m b ie n ta r y elev ar nuestro pueblo. A h o ra bien, no será principio, so p o rta r la económ icam ente, pues ren ta nos hem os visto una “ so b re -c u o ta ” de

fácil, sobre todo en un carga que esto supone p a ra p o d e r pag ar la obligados a re cu rrir a algunos socios.

Sin em bargo, a pesar de to d as las d ific u lta ­ des, c o n tan d o con que todos nos p re stará n su ay u d a, E R E IN T Z A , im pulsada p o r su juvenil afán de lucha, se lanza a esta nueva em presa. Me he atrev id o a decir que c o n tam o s con la ayuda de todos, po rq u e incluso p a ra el que no pertenezca a la sociedad, si es consciente y am a n te de su pueblo, com o a n tes decía, es im p o rta n te que E R E IN T Z A co n tin ú e o no, en esta doble la b o r de fo rm ació n personal de jóvenes y am b ien tació n del pueblo, pues todo lo que realiza lo hace p o r el bien del pueblo, y p ara que todos los ren terian o s p uedan sen­ tirse satisfechos y orgullosos de su pueblo. ¿Q ué es lo que tenem os que h acer p ara que esto sea una realidad? Presum o que no m ucho. U nos, com o nos­ otros, jóvenes E R E IN T Z A T A R R A S , seguir en esta lab o r ya traz ad a desde el principio. O tros, “ to d o s ” , a p o y a r y a y u d a r a los que se p re ­ ocupan po r hacerlo. ¿P O D E M O S C O N T A R C O N ESA C O L A ­ B O R A C IO N ? ¡Así lo esperam os! El Presidente.


Mendiriz-mendi M endizaleak benetan errenderiarrak. Gure erria degù aurrenetakoena ontan. Ez da gaurkoa zaletasun au, aspalditik datorkio. Ez gaur bezela elkarle edo talde batean batuaz, bañan, zenbat età zenbaitek, bere gisa, Jaizkibel alderako joera, G uadalupe’ko Amari ikustalditxo bat egiteko aitzakiarekin... Beste batzuek, Goizueta aldera, Urdaburu, B ian d itz... Igandetan, batez ere, ibillaldi pranko egiñak gure gurasoak... Ibilkari egokiak beti E rrenderi’n. Izenak ixilean gorde nai arren, batena ezin utzi : U rkia’tar Norberto. Ez zan gero m akala, bera ! Arle ezagutzen ez zuan txokorik ez, gure baso ta m endi gallurretan. Alako maixuak beren azia erein zuten, ela urte batzuen buru sortii zitzaigun errian “ Urdaburu M endizale Taldea” . Emen ere, len lendik lana pranko egiñak baditugu, gaur e l­ karte edo talde onek daukan indarra lortu artean. Gaur esan genezake G ipuzkoa’n len leena ez bada ere, “ Urdaburu M endizale Taldea” goieneko mallan dagola. M endizale billera guzietan errenderiarrak ugarienak. Mendi gutxi Euskalerrian urdaburutarrak oinperatu gabeak. Eta gure Erritik kanpora ere, gallur ezagun guzietan izanak gure m endizaleak.

Len aitatutako aziak ekarri diola “ Urdaburu Taldeari” gaurko sua, esan berriak gera. Eta Jaunari eskerrak, orain ere, azi berritzeak jarraitzen du. Mutil kozkor sendorik bada tartetan, ta aurtxoetara jotzen badegu, nexkatil ta muttiko lirain ta argirik ere bai. Urteetan aurrera goazenontzat pozgarria benetan gure aurrak m endiruntz ikusteak. Bianditz tontorrean entzunaz : — “A m atxo, Alam edan baño obeto gaude gero e m e n ...” ; edo ta beste au, Igaratza’ko atarian : — “ K an ­ pora atera al giñezke? — B ai, um e, bai; emen ez zaitu trolebusak zapalduko!7' Txorotzat artzen gaituzte batzuek: — Bazabiltzate orain ere alperrik 1er egiten, izerdi patsetan edo otzak eta blai blai e u r ita n ...” Alaxe da, axaletik ala dirudi, bañan gure barruko alaitasuna, goruntz goazela, eta ba­ tez ere, mendi gallurrera iritxen geranean nabaitzen degun pakea, ezin itzetan esan. An goian zerutxo batean arkitzen gera. Ix ilik ... geld irik ... B ein goiak jota “ egonian egoki” , artzai zar batek esaten zuan eran. Gure lanlegiko kezkak, etxeko goraberak, merkatua egin bearreko buruausteak (etxekoandre gaixoak diotenez, egunian, egunian, geiago bear degu, nora goaz?), danak aide batera uzten ditugu, Aralar edo Aitzkorri aldean egun batzuek igarotzen ditugunean. Gaurko m endizaletasuna ez omen da antziñakoa bezelakoa. Askoz ere exkaxagoa dala idatzi du norbaitek, orain egun gutxi izparringi batean. Ta exkaxtasun au emakumeak m endizaletasunera jo dualako omen da. Arrazoi auetan jakintsua ¡zango da bear bada ori esan duana. B aditeke, baño ni ez nago berakin. Gaur ikusten degunez, beiñere baño jende geiago joaten da m endira, joan ez ezik. ibili ere bai, ori idatzi duana ta gil gazteak giñan añean, geiago ez bada. Len baño obeto prestatuak, naiz jantziz, naiz mendirako bear d i­ rán tresnaz. Len baño ezagunagoak gure mendi ta baztarrak. Orain errextasun geiago dagola arat-onat ibiltzeko? Ori bai. Emakume buru-arin xamar asko joaten dala mendira? Baita ere. Ta nora ez? Eta gizonetan, kaxkariñik ez al da? Nolakoak ole giñan gil 1 8 /2 0 urtelan? Utzi ditzagun aide batera lengo ta oraingo denborak. Ikusi ditzagun gauzak diran bezela eta aitortu dezagun gure begiak eta gu baño ogei-ogeitabost urtez gazteago diranenak, ezin dituztela gauzak berdin ikusi. Eta batez ere, emakumeari ez beintzat zama b ota... Ernakumea naiz, eta m endia, mendia dalako inaite det. Ta ni bezelakoak beste emakume asko mendi arazoetan zernai egiteko prest gaudenok. Ibiltzen berriz, neroni m a­ kala izan arren. lagun asko ditut makiña bat gizon baño trebeagoak... M endiriz-m endi, errenderiarren m endizaletasuna aitatuaz asi naiz, eta ez dakit nora jo detan. Banoa berriro mendi aldera, al detana egitera. Gallurrera irixten ez ba naiz ere, ekin akioan beintzat aldapari.

U rd a b u ru 'k o mendia

A R B I Z A ’t a k K . -4 6 —


CINE CLUB RENTERIA Entrevista con el nuevo presidente, don Julio Alvarez — ¿Julio Alvarez?-— pregunté. —Sí, soy yo— me contestó desde el otro lado del hilo telefónico. —Oye, quiero hacerte una entrevista para la revista OARSO. ¿Cuándo podría estar con­ tigo? —Pues... puedo estar libre de seis y cuarto a siete. — Bien. Pues a las seis y cuarto estoy en tu casa. ¿Te parece? —Conforme. Conozco a Julio desde hace unos cuatro o cinco años. Exactamente desde que el pri­ mer presidente del Cine Club Rentería, Luis Busselo, le llamó para formar parte de la D i­ rectiva. Más tarde, durante la presidencia de José Antonio Olascoaga, fue nombrado vice­ presidente. Hace ya dos años que, debido a sus ocupaciones, deseaba dejar la Directiva, pero nunca supo decir que no cuando era llamado. Julio, alto, delgado, con las sienes un poco blanqueadas, pero con un espíritu formida­ blemente juvenil, me recibe en su casa con la sonrisa en sus labios, siempre sonríe. Las úni­ cas veces que le hevisto dejar de sonreír han sido cuando fue nombrado presidente y, unos días después, cuando le dije que era la per­ sona más idónea para dicho cargo. Me invita a sentarme. Y sin más, debido al escaso tiempo que disponemos, comienza el in­ terrogatorio. —Me consta que no querías ser presidente del Cine Club, ¿por qué? Otra vez deja de sonreír. — Verás, yo creo que en el Club hay perso­ nas que podrían desarrollar esta labor mejor que yo. Y también porque mis ocupaciones personales me absorben mucho tiempo y no dispongo del que yo desearía para el Club. — Y, ¿por qué te has hecho cargo, por fin, del puesto?

—AI ser elegido por segundo año consecu­ tivo, no me encontré con fuerza moral para hacer una nueva renuncia. N o obstante, con­ dicioné mi aceptación a encontrar, dentro y fuera de la Directiva, un mínimo de personas dispuestas a colaborar decididamente, y tam­ bién a que mi presidencia fuera sólo por una temporada. — ¿Has encontrado esas personas? —Creo que sí. — ¿Me puedes adelantar cuál será la nueva Directiva? Parece titubear un momento y de nuevo comienza a sonreír. — Verás... quizá haya que hacer algún re­ ajuste, concretar algo o añadir alguno más, pero en principio es ésta: Como es natural, Presidente de honor, Luis Busselo, y Consilia­ rio, Rvdo. D. Antonio Munduate; Vicepresi­ dentes, Alejandro Mendívil y José García; Se­ cretaria, Maite Michelena; Vicesecretaria, Ma­ ría José Sánchez; Tesorera, Lolita Montero; Vocales, Francisco Mendiola, José Antonio Olascoaga y Luis de Pablo. — ¿Cuáles son los problemas del Cine Club Rentería? — Dos, principalmente. La carencia de local social y las innumerables “ pegas” que hay que sortear a la hora de contratar películas, principalmente porque son muy caras. Pode­ mos resumir que el problema es el económico. — ¿El Cine Club Rentería ha recibido algu­ na ayuda en este aspecto? — En este aspecto, hasta el momento, puede decirse que no; ahora bien, sí hemos encon­ trado una ayuda muy especial en las facilida­ des que para nuestra labor nos ha dado la empresa Zubillaga. —Para ti, ¿qué es lo principal en el cine club? ¿F.1 estudio de la forma cinematográfica o el problema social del cine?

Don Julio A lvarez

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—Si admitimos que el cine es lenguaje, es indiscutible que ha de tener unos medios de expresión que es preciso conocer. N o creo que nadie pretenda leer sin haber aprendido pri­ mero las letras y su combinaciones. Por otra parte, como medio de difusión de ideas, como la prensa, la televisión, etc., tan extendido, además, plantea problemas sociales. Por lo tanto, para mí, en el cine club, las dos facetas son tan importantes una como otra. —Acabas de decir que nadie puede preten­ der leer sin antes haber aprendido las letras y sus combinaciones... —Sí, ya sé por dónde vas. —Sin embargo, se puede ver cine sin ha­ berlo estudiado. — En efecto. Y este es el gran problema, a veces grave, que plantea el cine. Films expo­ niendo temas completamente falsos son admi­ tidos como buenos fácilmente. Esto ocurre cantidad de veces. Y los que vemos estos films nos tragamos un montón de ideas falsas de la forma más alegre. Lo que he querido decir antes es que nadie puede pretender saber cine sin antes haberlo estudiado, por lo menos un mínimo de estudio. Y hay tanta gente que cree saber cine... — ¿Es necesario el Cine Club en Rentería? —Sobre la influencia del cine se ha escrito tanto que no creo necesario extenderme en ello. Hay países, Estados Unidos e Inglaterra entre otros, en que el cine es una asignatura más en la enseñanza, sea elemental o supe­ rior. En España, que yo recuerde, tan sólo la Universidad de Vailadolid ha creado re­ cientemente, y no sé si sólo como vía de en­ sayo, una cátedra de Cinematografía. Dema­ siado poco para un país como el nuestro. Mientras no se generalice el estudio del len­ guaje fílmico, estimo que en Rentería y fuera de Rentería, son necesarias entidades que es­ tudien y enseñen cine, llámense o no Cine Clubs. Julio mira a su reloj. —Se está haciendo tarde— me dice. —Sí, es una lástima. — ¿No podríamos disponer de otro mo­ mento ..? Porque estamos tratando de un te­ ma tan interesante y complejo que yo quisiera extenderme más sobre las preguntas que me haces y, claro, para ello tengo que pensar un poco. A sí... es tan precipitado... —Sí, comprendo, pero es que OARSO está ya en imprenta y nos están esperando. N os contentaremos pensando que todas las cosas de valer se suelen hacer, generalmente, un poco precipitadamente (como “ OARSO” tam­ bién) luchando contra la oposición de algunos y la lamentable inercia de otros. Julio sonríe. — Bien. Continúa, pues, disparando pregun­ tas. — Continúo. Vamos a ver... El cine ¿es un arte? — Desde luego. Como todo medio de expre­


sión el cine puede ser arte. Y es, sin ningún género de d u d a, el a rte de n uestro siglo. A u n ­ q u e quizá p or esto m ism o resulte a rte in d u s­ trializad o . — ¿Se puede c o n sid erar al cine club com o club c u ltu ral? — Sin p re te n d er re sta r m éritos a ninguna o tra sociedad, puedo a se g u ra r, qu e el cine club es la sociedad c u ltu ral p o r excelencia. V e rás... no sé cóm o explicarte esto, es ta n claro y sencillo... está ta n a la v ista ... V erás: en u n a película, adem ás del interés que tiene su fo rm a o expresión, el m odo com o el d irec­ to r, a veces a rtista (el d irec to r, se entiende) nos h a q u e rid o d ecir las cosas, adem ás de esto, está el tem a. Y el cine puede expresar cu alq u ier tem a. E n fin, sobre esto p o d ríam o s estar h a b la n d o d u ra n te dos h o ra s y no h a ría ­ m os m ás q u e em pezar. P o r lo tan to , en el cine club se p ueden tr a ta r to d o s los tem as que a fec ta n al individuo y a la sociedad. E stoy tra ta n d o de re co rd a r, p o r ejem plo, d u ra n te el curso pasado se tra tó sobre la vocación d u ­ ra n te el coloquio de “ H isto ria de u n a m o n ja ” ; se h a b ló so b re d eportes con “ L a g ran O lim ­ p ía d a ” ; del p ro b lem a del h o m b re qu e ha lle­ gado a la edad del re tiro co n “ El C o c h e c ito ” ; sobre el a b su rd o de la g u e rra con “ El a m o r se paga con la m u e rte ” ; sobre religión con “ Los jueves m ila g ro ” , en fin , a p a rte de esto está el cine docu m en tal q u e ... Ju lio m ira al reloj.

— Se está haciendo tard e , sí. — Sí, mis obligaciones m e esperan. — V am os a tr a ta r de term in ar. —Sí. — ¿Q ué opin as del cine de evasión? — P erso n alm en te, m e gusta. S obre to d o si m e divierte, si está bien hecho a base de “ g a g s” bien logrados y dosificados. D esde luego, este cine lo considero ta n digno de es­ tu d io en u n cine club com o o tro cu alq u ier género. T am b ién tien e su in fluencia en el pú­ blico. — Si tú pudieras un día hacer u n a película, ¿sobre qué ha ría s? Se ríe ab iertam en te. — La verdad es q u e n u n ca he pensado en ello. P ero m e ha hecho gracia la pregunta. — U na vez te o í decir algo so b re “ diálogo entre jóvenes y m a y o re s” ... — Som os m uy propensos a fo rm a r grupos en la sociedad, aq u í m ayores, aq u í jóvenes, aq u í chicos, a q u í chicas, a q u í los que pensam os de u n a fo rm a, aq u í los que pensam os de o tra. E sto no está m al, pero es necesario que de vez en c u an d o , si m ás a m enudo m ejor, nos re u n am o s to d o s a in te rca m b ia r ideas. E n este aspecto el cine club es u n m edio ideal p a ra re u n ir a gentes sin d istinción de sexo, edad, p rofesión, ideas, p a ra e n ta b la r u n diálogo ver­ d ad era m e n te constructivo. Y es en esto en lo que se basa el cine fó ru m ; se ve p rim e ram e n te la película y después se dialoga en tre todos, a b ­

solutam ente todos, pues to d o s tienen derecho a em itir su op in ió n , haciéndose un crítica constructiva. C reo que en este aspecto se hace un a v e r­ d ad era la b o r social. — ¿C uáles son tu s proyectos p ara la nueva tem p o rad a ? — H a b la r de proyectos cu an d o acabo de a su ­ m ir la presidencia lo considero u n poco aven­ tu rad o . N o o b sta n te , y sin e ch a r a v o lar la im aginación, el prim ero de to d o s es tra ta r de so lu cio n ar el p roblem a económ ico, a cuyo fin ya se h an iniciado unas gestiones de cuyo re ­ su ltad o es p re m a tu ro h a b la r. D espués, a m p liar h asta don d e sea posible n u e stra esfera de ac­ c ión fo rm ativ a y social, sin ceñirnos exclu­ sivam ente a las sesiones de cine fó ru m . E n este aspecto no olvido el viejo proyecto de ded icarn o s a las escuelas, a u n q u e to d av ía no veo con clarid ad la fo rm a de hacerlo de un m odo c o n tin u ad o y no esporádico com o h asta a h o ra ha sido. T am b ié n q u isiera a m p liar nues­ tra m odesta colección de lib ro s y revistas ci­ n em ato g ráficas, h a sta lo g ra r u n a pequeña bi­ blioteca a disposición de n u e stro s socios. D e s­ pués, pienso ta m b ié n ... ¡B ueno!, vayam os paso a paso, u n añ o da m uy poco de sí. L am en tab lem en te, el tie m p o to ca b a a su fin. L as siete. M e despido de Ju lio , d eseándole su erte en su com etido. Y pienso, a h o ra con m ás certeza después de esta m uy c o rta pero interesante c h arla, q u e el C ine C lub R e n te ría ha sabido elegir u n P resid en te de m ucho valer. X A V IE R

Fuegos de artificio p o r D a n ie l E n c iso E g u re n al espacio de las colecciones alineadas al borde de la ría, sobre sus derechos pa­ los. Se diría, y no creo equivocarme, que la edad, aquí por curiosa excepción, no actúa por separado. Todo lo contrario, cabría asegurar que llegan a confundir­ se hasta el extremo de infantilizarse los mayores, para gozar con toda la inten­ sidad de esa invasión de júbilo y asom­ bro que aletea sobre nuestros pequeños. ¡Cuánto daríamos los mayores por sen­ tirnos algo más niños...!

Días de Santa María Magdalena. R en­ tería, en ellos, arde en festejos dedicados a su Santa Patrona. Solaz de grandes y pequeños que mitigan en sus horas todo un año de trabajos y sinsabores. En esas noches cálidas del mes de julio, cuando las fiestas parece que ya se escapan de nuestras manos, las ruidosas luminarias de los fuegos artificiales, con sus casca­ das de colores y estampidos, constituyen, por tradición, un notable broche de luz y sonido para cerrar el animado círculo de sus festejos populares. Grandes y pequeños se dan cita para presenciar, muy próximos, los disparos

Observa un poco y verás al abuelo, tostado por el sol que cae a plomo so­ bre su caserío o ennegrecido por el hu­ mo de la fábrica entre cuyas paredes se hizo viejo; lo verás con sus nietos de la mano, dispuesto a saborear la quema. Por su frente, curtida de pliegues que bordó el tiempo, se cruzan ahora los re­ cuerdos de tantas fiestas de aquella le­ jana juventud. También verás al padre, con su mujer y sus hijos, incluso el más tierno, que por su corta edad todavía se asusta de los estampidos y busca refu­ gio en los brazos maternos. Y también encontrarás, sin esfuerzo, a la eterna ju­ ventud de siempre, que desea divertirse con la traca final y la sorpresa de algún -4 8 -

estallido inesperado que abra la válvula de sus saltos y de sus gritos. ¡No podían sospechar los orientales al mezclar la pólvora con limaduras de cier­ tos minerales, que su invento habría de tener tanta resonancia sobre todos los rincones de la Tierra! Sin duda alguna, no habrá un solo pueblo, por pequeñito que sea, que no disfrute, aunque sea una sola vez por año. de tan multicolor entre­ tenimiento. Cuando los cohetes estallan arriba y en abanico, desparraman toda la carga de su filigrana, es como sonrisa de la noche su lluvia de fuego. Las ruedas vo­ ladoras, al salir disparadas hacia el infi­ nito, parecen empeñadas en elevar cuan­ to sea posible el mensaje de las fiestas. En aquella fuente giratoria que arde y se tornasola del esmeralda al amarillo hasta acabar en un blanco que deslumbra, se adivina el misterio de algún duendecillo que utiliza su “flash” para tom ar una panorámica de coloreada fantasía. Hermoso espectáculo, donde el juego maravilloso de la pirotecnia realiza el milagro dominando la pólvora para con­ vertirla en la distracción más colorista de las Fiestas.


VISTO Y OIDO

No nos extraña d e sus c iu d a d a n o s . P o r e l c o n tr a r io , n o m e ch o có q u e u n a p e ­ q u e ñ a b a r r ia d a c o n s tru id a h a c e c u a r e n ta a ñ o s fu e r a c o n o c id a p o r “ C asas N u e v a s” , h a b ie n d o e d ific a c io n e s m u c h o m ás r e ­ c ie n te s ; p o r q u e ta m b ié n e n S an S e b a s tiá n te n e m o s n u e s tro P a se o N u ev o q u e va y a a lc a n z a n d o casi u n a v e n e r a b le a n t i­ güedad. E n esto s m o m e n to s y a c o m e n z a b a a in te r e s a rm e e l te m a y, así, u n b u e n d ía p e d í n o tic ia s s o b re u n in c ó g n ito C a p itá n q u e co n su c a rg o id e n tif ic a o tr a c a lle d e sd e tie m p o in m e m o ­ r ia l, sin q u e m e a c la r a r a n las ra z o n e s d e ta l d e n o m in a c ió n . P o r m i p a r te , h e q u e r id o im a g in á rm e lo co m o u n o d e a q u e ­ llo s a r r o g a n te s v e te ra n o s d e los T e rc io s de F la n d e s o q u iz á , ta m b ié n , co m o u n ro m á n tic o lic e n c ia d o d e la p r im e r a g u e rra c a rlis ta . H a s ta a q u í, les c o n c e d o q u e lo d ic h o n o p a s a d e se r u n a p e q u e ñ a c u r io s id a d , b u e n a s o la m e n te p a r a p e rs o n a s ex c e si­ v a m e n te d a d a s a c o n c e d e r d e s p ro p o r c io n a d a a te n c ió n a l d e ­ ta lle m e n u d o ; p e r o , esto y se g u ro q u e c u a lq u ie r a d e u ste d e s se s o r p r e n d e r ía , co m o y o , si le h u b ie r a n in v ita d o , co m o la cosa m á s n a t u r a l d e l m u n d o , a i r a m e r e n d a r a V e rsa lle s . Sí, s e ñ o r e s ; y o ta m b ié n p e n s é e n lo s m ism o s ja r d in e s , p a la c io s y fu e n te s. — ¿ V e rs a lle s ? — , p r e g u n té co n u n g esto d e e x tra ñ e z a . — Sí, V e rsa lle s— , m e fu e r e s p o n d id o co n u n a p lo m o q u e

“ N o es q u e m e s in tie r a d e c e p c io n a d o c u a n d o s u p e q u e el ú ltim o g ra n e n s a n c h e d e R e n te r ía se lla m a b a I z tie ta , p e r o sí

d e s a rm a b a .

q u e e n m i su b c o n s c ie n te e s p e r a b a a lg ú n n o m b r e e x ó tic o o m ás o r ig in a l y e x t r a ñ o .”

to d o s. P e r o lu e g o re s u ltó q u e lla m a n así a c ie r ta e le v a c ió n

U n b o n ito

sitio . Y ta n b o n ito , y a lo sa b em o s

d esd e la q u e se d o m in a la b a h ía y q u e es, e n e fe c to , u n h e rm o so lu g a r.

P á r r a f o m u y p a r e c id o a éste p ro n u n c ió h a c e a lg ú n tie m ­

O tro d ía , d u r a n te la s fie sta s d e la M a g d a le n a , d esp u és

p o e n u n a so c ie d a d p o p u la r u n c a b a lle r o , in d u s tr ia l a c o m o ­ d a d o d e la c a p ita l, e n e l tra n s c u rs o d e u n a d e esas c h a rla s d e te r t u lia , q u e su e le n a b a r c a r d e sd e los e r r o re s a r b itr a le s

d e v is ita r la e r m ita , m e fu e p r o p u e s to

d a r u n a v u e lte c ita

d e u n p a r ti d o h a s ta d isc re ta s c o n tro v e rs ia s s o b re e l c ritic is m o

yo co n la c o n d ic ió n d e q u e e l p a se o n o fu e ra m u y la rg o , se

p a r a h a c e r tie m p o y e s tir a r u n p o c o la s p ie rn a s . A l a c e p ta r

k a n tia n o , p a s a n d o p o r los a ltib a jo s d e la e s tra te g ia y a n k i en

a p re su ra ro n

la g u e r r a f ría .

o c u p a r a p o r la d is ta n c ia , y a q u e , e n r e a lid a d , n o p e n s a b a n lle g a r m á s q u e h a s ta P e k ín . ¿ Q u é les p a re c e ? Y n o e r a b r o ­

A l p a r e c e r , la v e la d a c a re c ía d e te m a s d e m a y o r tr a n s ­

a tr a n q u iliz a r m e d ic ié n d o m e

que no m e p re ­

m a ; lo q u e p a s a es q u e se les h a o c u r r id o lla m a r así a u n

c e n d e n c ia , p u e s e l c o m e n ta rio su sc itó c ie r ta c u r io s id a d e n tr e

p a r a je d e las a fu e ra s , q u e n o d is ta r á n i q u in ie n to s m e tro s

los a s iste n te s , to d o s e llo s d o n o s tia r ra s , q u e le a n im a r o n a a m ­

d e l c e n tr o d e la p o b la c ió n .

p lia r la id e a . Y, e n tr e b o te lla y b o te lla d e s id r a , fu e d e s a r ro lla n d o con

D e sp u é s d e e sto , y a se im a g in a rá n q u e p e r m a n e c í im ­

in d u d a b le s im p a tía h a c ia n u e s tro p u e b lo , y co n g ra c e jo im ­

p e r té r r ito c u a n d o , e n u n a o c a sió n e n q u e ib a d e v isita y n o

p o sib le d e r e f le ja r , u n a p e q u e ñ a c o n fe re n c ia , a p r o x im a d a ­

h a lla n d o a la fa m ilia e n su d o m ic ilio , m e in f o rm a r o n a m a b le ­

m e n te e n lo s sig u ie n te s té rm in o s :

m e n te lo s v ec in o s q u e , a l p a r e c e r , h a b ía n m a r c h a d o to d o s a B u e n o s A ire s. T r a n q u ila m e n te , m e lim ité a p r e g u n ta r p o r

“ C o m o sa b e n , m i h ijo c o n tr a jo m a tr im o n io h a c e a lg ú n

e l c a m in o q u e , co m o a d iv in a r á n , n o p re c is a b a s e r c u b ie r to

tie m p o co n u n a c h ic a d e R e n te r ía , lo q u e , co m o es n a t u r a l, m e a p r o x im ó u n p o c o a las cosas d e l p u e b lo q u e , ló g ic a m e n te , h a s ta

e n to n c e s ,

d e s c o n o c ía .

Y,

d e p r im e r a s ,

m e lla m ó

e n v u e lo tr a s a tlá n tic o .

la

C o m p re n d e r á n a h o r a p o r q u é lo s castizo s to p o n ím ic o s d e

a te n c ió n e l n o m b r e d e la c a lle d o n d e e lla v iv ía . C la ro q u e

G a ltz a r a b o r d a e I z tie ta , n u e v o s y b o n ito s b a r r io s d e l p u e b lo ,

b ie n p r o n to lo e n c o n tr é p le n a m e n te ju s tific a d o , a l e n te r a r m e

m e sa b e n a p o c o , y casi lo s lle g o a e n c o n tr a r d is o n a n te s , e n

d e q u e h a b ía o tra s d os q u e se lla m a b a n c a lle de A r r ib a y c a ­

c ie r to m o d o .”

lle d e A b a jo . M e im a g in o q u e n o te n g o n e c e s id a d d e m e n ­

A lg o a sí, d e s m a ñ a d a m e n te tr a n s c r ito , d ijo a q u e l s e ñ o r.

c io n a rlo , a u n q u e p o s ib le m e n te n in g u n o d e u ste d e s co n o zca e l p u e b lo . B u e n o , p u e s p o r e n to n c e s ta m b ié n , e c h é e n fa lta

C la ro es q u e a él le d e ja b a n p e r p le jo ta le s a p e la tiv o s p o r q u e ig n o r a b a la s ra z o n e s d e lo s m ism o s. ¿ V e rd a d q u e a n o s o tro s,

u n n o m b r e q u e , sin e m b a rg o , h e e n c o n tr a d o e n to d a s las

los r e n te r ia n o s , n o n o s su c ed e lo m is m o ?

lo c a lid a d e s q u e co n o zco . E fe c tiv a m e n te , e n R e n te r ía n o e x is­ ¿O s í...?

te la c a lle M a y o r, lo q u e , p o r o tr a p a r te , p u e d e c o n s titu ir u n in d ic io d e m o s tra tiv o d e l e s p íritu d e m o c rá tic o e ig u a la d o r

Ateak.

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La inmigración, ¿es un problema o es una solución? p o r A n to n io M e n d iz á b a l E c h e v e rría M ás de veinte m il h a b ita n te s tiene R e n te ­ ría. D e ellos, la m itad son de inm igración o foráneos: extrem eños, castellanos, andaluces, etc. en núm ero de diez m il... alberga b ajo sus alas esta po d ero sa V illa, fo rm an d o el cin c u en ­ ta p o r ciento de su población. T o d o p ueblo o nación, a lo largo de su h is­ to ria , pasa p o r diversas fases: infancia o ini­ ciación, juven tu d , m ad u re z y, m uchas veces, decrepitud y m uerte. C u a n d o un país es ni­ ño o dem asiado joven es influido y a rra stra d o po r las c o rrien tes que se deriv an de los países vecinos m ás p rósperos y vigorosos. Y en la m edida que se va haciendo fu e rte va dejando de ser influido y com ienza a in flu ir en los dem ás. E n E spaña, h a sta hace unos siglos, la zona que m arcó la p a u ta fue siem pre el cen­ tro, so b re todo C astilla. Y to d a la costa p e n in ­ su la r se sintió a rra stra d a p o r las n o rm as que ella m arc ab a . H oy, p o r lo m enos en el te ­ rreno económ ico, el p o d e r se ha c en trifu g ad o y tran sm itid o a la costa, y tenem os la em i­ gración general del c en tro de la P enínsula a to d as las costas. Los p ro b lem as p lan tead o s en el P aís V asco son un caso p a rtic u la r de es­ ta regla general. T o d o país, lo m ism o que todo individuo en p e río d o de crecim iento, llega a u n a edad en que com ienza a c rea r sobre lo apren d id o . E s­ ta capacidad c rea d o ra p o d rá ser m ejo r o m e­ nor, según la fu erza vital con que cuente. Un pueb lo puede ten e r u n a cap acid ad c rea d o ra que sobrepase sus p ro p ias p o sibilidades de realización. P o r ejem plo, un ho m b re solo puede la b ra r y a b o n a r su h u e rto según sus planes. U n gran plan ag ríco la salido de ia m ente de un individuo necesita de infinidad de c o la b o rad o re s p a ra su realizació n concreta. El ingenio industrial de un h o m b re puede re q u e ­ rir p a ra su realización la a p o rta ció n del tra ­ bajo de todo un pueblo. Y si la fu e rz a c re a ­

d o ra b ro ta de lo d o u n pueblo se necesitará la c o la b o rac ió n de o tro s pueblos. E n este caso se e n cu e n tra n to d as las naciones, regio­ nes y provincias que reciben la em igración de o tro s p ueblos; e n tre ellos se e n cu en tra el País V asco y, en con creto , R entería. E sto quiere d ecir que p a ra h a b erse realizado este R en tería, q u e es ad m irac ió n de propios y ex trañ o s, ha sido necesaria la c o la b o rac ió n de todos los extrem eños, gallegos, castellanos, etc. que en ella conviven. E sto es evidente p or sí m ism o. ¿Q ué o c u rriría si todos ellos to m a ­ sen los b ártu lo s y nos a b an d o n a se n ? Pues c o ­ m o fo rm an la m itad de los h a b ita n te s so b ra ­ ría, sin duda, la m itad de las fábricas, de las que tan to nos enorgullecem os, y la m itad de las viviendas, y la m itad de las calles y, en principio, so b ra ría a to d o re n te ria n o la m itad de su cerebro. Y e n tra ría m o s en c alad o p or la pendiente que nos llevaría a un R entería p a rad isíac o p a ra quienes no tienen fe en el fu tu ro y desco n fían del progreso, pero, <-n re alid a d , un R en tería infantil. ¿Q uién h a hecho a este R e n te ría? Si se m i­ ran los nom bres de la inm ensa m ay o ría de las entid ad es com erciales e industriales de la villa se verá que la iniciativa y la responsabilidad es del pueb lo re n te ria n o o casco en general. ¿Q ué papel desem peñan nuestros ya fam i­ liares inm igrados? H a sta a h o ra ex actam en te el m ism o que los o b re ro s de u n a fá b ric a en o! d esarro llo de ésta. E stam os en la época en que los o b rero s exigen in tervención en la re­ gid u ría de las em presas, p a rticip a ció n de be­ neficios y o tras m uchas cosas m as. Y esto p o r­ que se h a n p e rcatad o de que u n a fa c to ría no so lam ente se debe al ingenio y capital del industrial, sino tam b ién al tra b a jo y re sp o n ­ sabilidad de la m ano de obra. Sin obreros no hay fábricas. Sin extrem eños, gallegos, a n ­ daluces no hay R entería. Y con el m ism o de­ recho con que p ro n u n c ia un o b re ro “ mi fá ­

brica ” , tienen derecho a quéllos a decir “ mi R e n te ría ” . G en te que h a a sen tad o a q u í sus reales y que a diario am a sa con sus sudores los p ro d u c to s ren terian o s salidos de sus m a ­ nos, es re n te ria n a p or derecho propio. Si la inm igración fuese fu n d a m e n ta lm e n te un p roblem a, e xistirían va ria s soluciones: ce­ rra r m uchas fáb ricas o lim ita r con leyes sus am pliaciones. L os que en este caso e m ig raría n serían los pro p io s re n te ria n o s, lo cual sí sería un p roblem a. ¿E ncargar, entonces, a los m a ­ trim onios ren terian o s que críen hijos a todo pasto? Es ya un rem edio tardío. E ntonces la inm igración no es en sí p ro b le ­ m a, sino solución; solución d a d a a un p ro ­ blem a creado p o r nosotros. V ienen los hijos de C áceres, de G alicia, de A n d a lu cía, de S a­ lam anca, etc. a c o la b o ra r co n n o so tro s en u n a em presa co m ú n , a ay u d arn o s a tra b a ja r. Bien saben ellos que com o o b re ro s q u e d an en el an o n im ato , pero ap o y an h o n ra d a m e n te h o m ­ bro con ho m b ro en el m o n ta je de este tin g la ­ do de fáb ricas y chim eneas q u e se llam a R e n ­ tería. E ntonces vengan e n h o rab u e n a. Son los inm igrados a un pu eb lo , cu an d o en éste es alto el índice de n a ta lid a d , sím b o lo de su fe ­ cundidad crea d o ra. M ien tras vengan, es se­ ñal de que cabalgam os. Y c uando se d e te n ­ gan, tam b ién lo será de que hem os a gotado nuestra cap acid ad cread o ra. A b a n d o n a ro n sus p ueblos, d ejan d o allí un problem a: p o r a fá n de su p eració n , de p ro sp e ­ ridad y de tra b a jo ; y a q u í se les recibe p o r lo m ism o: p o r n u estro a fán de superación, de p rosperidad y de trab a jo . E n definitiva, p o rq u e nos necesitam os m u tu am en te. Este sen tim ien ­ to es tan m anifiesto que en todo el País V asco la convivencia, el respeto y la confratern izació n b ro tan esp o n tán eam en te. Lo d i­ cen ellos y lo sabem os todos. Pero cu an d o a un im p o rta n te p ro b lem a se le da una g ra n solución, frecu en tem en te esta solución crea nuevos p ro b lem as o exalta otro s que antes e stab an latentes. Es lo que a q u í ha ocu rrid o . Al hacer venir a todos esos p u e ­ blos hem os puesto un p u n to de integración sobre las costum bres, el idiom a, la biología y la idiosincrasia vasca en general. ¿Q ué será ah o ra de to d o esto que es lo m ás íntim o? E xisten dos tipos de em igrantes: 1.° Los que van a fu n d a r pueblos y los hacen siem ­ pre a im agen y sem ejanza pro p ia; 2.° Los que van a vivir a pueblos ya con p e rsonalidad propia: estos son ellos m ism os tra n s fo rm a ­ dos a im agen del pueblo elegido. D epende de la capacidad de éste. Ellos vienen a a p ren d e r m uchas cosas; enseñém osles en la íntim a c o n ­ versación c u an to bueno tengam os. P ero bien seguro que después de un diálogo nunca salen los dialo g an tes com o cu an d o co m en zaro n , si­ no que siem pre hay un cam bio p o r la in te r­ com unicación de ideas. N u n c a el aislacio n is­ mo ni el soliloquio fu ero n acad em ias de la verdad. Sí, sin em bargo, el intercam b io , pues todo el m u n d o tiene algo que ap ren d er, m u ­ cho m ás que enseñar. Y com o en n uestro caso se tra ta del país de la iniciativa, m ucho más será lo que tenga que e n se ñ ar y a q u í está la posibilidad y la seguridad de la su p e r­ vivencia de nuestra idiosincrasia. Lo que des­ ap arezca después del m áxim o esfuerzo será p or caren cia de base y consistencia. El País Vasco, lo m ism o que c u a lq u ie r o tro pueblo que florece, nunca volverá a se r lo que fue. Algo c am b iará y seguro q u e a m ejor. Si se ha a rra n c a d o con este flo recim ien to industrial quiere decir que se a n te p o n e a m uchas cosas y que im p lícitam ente se a ce p ta n sus conse­ cuencias.

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Luis y Edelmiro ( CUENTO )

p o r A d o lfo L E I B A R a las dos. C o m o a c o s tu m b ra b a e n to d o , h o y ta m b ié n h a b ía a c u d id o co n tie m p o d e s o b ra . E sta vez q u e r ía se r, co n m ás ra z ó n q u e n u n c a , p u n tu a lís im o . Y el co ra z ó n le s e g u ía : ¡ Z a m b a , z a m b a ! , r e p a r tié n d o le sa n g re h a s ta las u ñ a s y e l p elo y le o fu sc a b a la m e n te . A l fo n d o d e la c a lle d istin g u ió la s ilu e ta d e u n se re n o q u e la r e c o r r ía r á p id a m e n te , co m o h u y e n d o d e l f río , p e g a n d o con su s a lc h ic h a e n to d o s los b a jo s . Y L u is re tr o c e d ió h a s ta el fo n d o d e l p o r ta l p a r a q u e n o le v ie ra . ¡ B u m ! E l p o r ra z o en la p u e r ta le a d v irtió q u e e l r e p r e ­ s e n ta n te de la L ey h a b ía p a sa d o . Y v o lv ió a l lu g a r esco g id o de a n te m a n o . D esd e a llí d o m in a b a p e r f e c ta m e n te la casa de E d e lm ir o , en cu y o te ja d o h e la d o c o lg a b a n , p e r p e n d ic u la r e s a la c a lle , a fila d o s c a rá m b a n o s co m o p u ñ a le s , q u e lu e g o , con e l so l d e l m e d io d ía , se d e s h a r ía n en a g u a . ¡Q u é fu e rz a te n ía el s o l ! D esd e lu e g o , b a s ta n te m ás q u e E d e l m i r o ; m á s q u e to d o s lo s E d e lm iro s ju n to s , e in c lu so J o s e m a ris , d e l m u n d o . Si él p u d ie r a se r S ol s iq u ie r a p o r u n r a tito . ¡M e n u d a in s o la ­ c ió n la q u e ib a a co g e r E d e l m i r o ! T e m b la b a e n e s tre c h o m a tr im o n io de frío y m ie d o . E s ­ ta b a to ta lm e n te d e c id id o a h a c e rlo y te n ía m u c h o m ie d o , p e ro su o d io lo s u p e ra b a to d o . A h o ra c o m p re n d ía u n p o co a los to re ro s . L o es tu v o p e n s a n d o d u r a n te v a rio s d ía s, e s fo rz á n d o se en ra z o n a r f ría m e n te . Se d e c ía : E d e lm ir o 110 es c o b a r d e p o r q u e e stá d o ta d o d e u n a fu e r te m u s c u la tu ra , lo q u e le h a c e p e n s a r — si es c a p a z d e e llo — q u e , si la tie n e , es p a ra u s a rla . P e r o ta m b ié n tie n e su d e b ili­ d a d , su ta ló n d e A q u ile s . C la ro q u e esto d e l “ T a ló n d e A q u iles” E d e lm ir o 110 sa b e lo q u e es, p o r q u e es u n ig n o r a n te y u n b o b o ... p e r o tie n e su t a ló n : ¡L o s s á b a d o s! ¡L o s b e n d ito s sá b a d o s d e E d e lm ir o e n los q u e se p o n e co m o u n a c u b a ! Y yo se ré d é b il, p e ro to d o s los d ía s d e l a ñ o p e rm a n e z c o so ­ b rio . S í, te n d r é q u e h a c e rlo u n s á b a d o p o r q u e lo q u e d ijo c o n tra m i p a d r e n o se lo c o n s ie n to . Y si él se c o n d u c e y h a c e lo q u e q u ie re a b u s a n d o d e la fu e rz a de sus p u ñ o s, yo lo h a r é a p ro v e c h á n d o m e d e su d e b ilid a d , de su “ T a ló n ” , d e l sá b a d o de E d e lm iro . Y esto e r a lo q u e h a b ía lle v a d o a n u e s tro L u is a l p o r ta l, e n d o n d e , co n u n a r o b u s ta estac a d e a c e b o e n tr e sus m a n o s, y d is p u e s to a u s a rla c o n tra q u ie n y a sa b em o s, se h a lla b a r u m ia n d o a q u e llo s p e n s a m ie n to s so b re los q u e ú ltim a m e n te h a b ía c a v ila d o ta n to y ta n p r o fu n d a m e n te . ¡V e n g a a d a rle s v u e lta s co m o u n a n o r ia ! L leg ó a e s ta r ta n o b s e sio n a d o con la id e a , q u e e n o ca sió n d e su ú ltim a c o m id a , s ú b ita m e n te , se e n c o n tró s o r p re n d id o p o r q u e h a b ía f o rm a d o la p a la b r a “ E D E L M IR O ” — e n m a y ú s c u la s— co n la so p a d e le tr a s q u e e s ta b a to m a n d o . Y e n se g u id a la d e s tru y ó ... p e r o esto e ra m u y fác il. E l f río e r a c a d a vez m á s in te n s o y le h a c ía te m b la r de ta l fo rm a q u e h a s ta los d ie n te s le s o n a b a n a c a s ta ñ u e la s. Sonó in e s p e r a d a m e n te la u n a y se fu e r a u d a c u a n d o , en la e s q u in a d e la c a lle , se d iv is a ro n v a ria s fig u ra s . ¡M a la s u e rte ! S eg u ro q u e es E d e lm ir o co n su c u a d r illa — p e n s ó — . ¿ Y q u ié n se m e te c o n tra ta n to s ? ¡S i fu e ra él so lo ! P e r o n o , e r a n u n o s e u fó ric o s m a rin o s q u e , a g a rra d o s d e l h o m b r o , p u n ­ te a b a n u n a s in in te lig ib le s c a n c io n e s p r o d u c to de u n a co p io sa c e n a y sus c o rre s p o n d ie n te s lib a c io n e s . ¡L os m a rin o s ! ¡ E l m a r ! Q u é fra ses m á s c u rio sa s se h a ­ b ía d ic h o s o b re e l m a r. L e g u sta b a m u c h o a q u e lla d e : “ A ra r e n la M a r” . Q u e se p a re c ía m u c h o a a q u e lla o tr a de : “ C o n s­ t r u i r c a stillo s e n e l a i r e ” . ¡ E l M a r !, ¡la M a r !, co m o la l l a ­ m a b a n los m a rin o s . ¿ P o r q u é llo v ía e n la m a r? ¿ H a b ía alg o m ás sin se n tid o y a b s u rd o ? S í, la m a ld ita m a n ía e s ta b le c id a

Y a llí lle v a b a L u is, o e u lto en el p o r ta l, casi u n a h o r a . H a c ía u n frío te r r ib le , “ b e ltz a ” ; de ése q u e o b lig a a e n m u ­ d e c e r a los p á ja r o s y a s o ñ a r con A lic a n te . Y r u m ia b a sus p e n s a m ie n to s : ¿ Q u é c u lp a te n g o yo de se r c o b a rd e ? ¿ Q u ié n h a e s la b le c id o e n esta tie r r a q u e las d isc u sio n e s de h o n o r te n g a n q u e v e n tila rs e a g o lp e s? ¿ S ie m ­ p r e tie n e q u e se r así? ¡M a n ía de m e n o r f u n d a m e n to , n o h a b rá ! L a c a lle e s ta b a v a c ía , sile n c io sa . U n g ato fu rtiv o q u e ib a a lo suyo c ru z ó co m o u n a e x h a la c ió n . Y n o e ra f e b r e r o ; e ra u n a n o c h e f ría d e e n e ro , p e r o ya es s a b id o q u e p a r a los g atos s ie m p re es f e b re ro . E l c o ra z ó n le la tía d e s e n fre n a d o y t u r b u le n to ; lo o ía d e s­ de fu e ra : ¡ Z a m b a , z a m b a !, s o n a n d o co m o m a rtilla z o s de fra g u a y h a c ié n d o le casi d a ñ o , a llá d e n tro . ¿ P o r q u é te n ía q u e se r p re c is a m e n te así? ¡A g o lp e s! Si é l e ra c o b a rd e p o r q u e r e s u lta b a m u y d e b ilu c h o , 110 h a b ía o tra ra z ó n . ¿C ó m o ib a a m e te rs e co n E d e lm iro , q u e e r a u n a b r u ta b e s tia , le a v e n ta ja b a e n dos p a lm o s d e e s ta tu r a , p e s a b a el d o b le , te n ía u n a s m a n o s in m e n sa s co n u n o s d ed o s ta n g o rd o s q u e le r e s u lta b a im p o s ib le sa c a r u n a c e r illa d e su c a ja , te n ía q u e e c h a rla s to d a s so b re la p a lm a ? E d e lm ir o e r a u n m a tó n d e c a m p e o n a to q u e d is f r u ta b a con las c a m o rra s . P e r o n o p o d ía c o n s e n tirlo . T e n ía m e d id a c ie r ta d e sus p o s ib ilid a d e s físicas q u e le a c o n s e ja b a n ju ic io sa y f o rm a lm e n te n o p a r ti c i­ p a r e n la m á s le v e r e y e r ta , y eso, e n d o n d e e l b a r e m o d e la h o m b r ía e ra la fu e rz a , le m e tía d e lle n o e n e l saco d e los co b a rd e s. P e r o q u e E d e lm ir o , q u e fu e su a m ig o , se m e tie ra co n su p a d r e , d e n ig rá n d o le d e la n te d e to d o s, r id ic u liz á n d o lo : ¡E so 110 lo p o d ía c o n s e n tir! Si la cosa h u b ie r a sid o c o n tra él. ¡ T o d a v ía ! P e r o c o n tra su p a d r e ... H a b ía q u e to m a r c u m ­ p lid a v e n g a n z a c o n tra a q u e l f a n f a r ró n y a p la c a r así e l o d io q u e a h o r a s e n tía . C la ro q u e p o d ía h a b e r le d e n u n c ia d o , p e ro esto s u p o n ía el q u e sus am ig o s 110 le v o lv ie ra n a d ir ig ir la p a la b r a , p u e s , sin sa b e rse su ra z ó n fu n d a m e n ta l, e s ta b a m u y m a l visto eso d e d e n u n c ia r. A sí q u e , a lo s im p le : co n u n p a r d e g a rro ta z o s b ie n a s e sta d o s, a u n q u e fu e r a co n ale v o sía y n o c ­ tu r n id a d — a él 110 le q u e d a b a o tr a a lte r n a tiv a — , p o d r ía q u e ­ d a r a rr e g la d o e l a s u n to . S o n a ro n la s d o ce y “ el c ie r r e ” o fic ia l d e las ta scas e r a 51


se h a lla L u is, q u e le o b se rv a f ija m e n te , c o m o e l e c tr i z a d o ; n i s iq u ie r a r e s p ir a , n o p u e d e , le fa lta fu e lle .

en e l P a ís d e te n e r q u e a r r e g la r las c u e stio n e s d e h o n o r a g o lp e s. ¡V a y a u n a s o lu c ió n ! C u á n to m e jo r , m ás d ig n o y h o n o r a b le q u e to d a s estas c u e stio n e s se p u d ie r a n a r r e g la r ju g a n d o u n a p a r tid a d e a je d r e z p o r e je m p lo o in c lu so de “ to k a ” , sin ir m ás le jo s , m u c h o m á s c o lo ris ta y f o lk ló ric a . ¡ F r ío , f río ! E l o d io le c a le n ta b a la c a b e z a y e l frío le h e la b a los p ie s. ¡ Q u é la rg a se le e s ta b a h a c ie n d o esta e s p e r a ! S eg ú n sus c á lc u lo s, E d e lm ir o — ¡v a y a n o m b r e ! , e l a d e c u a d o , d e sd e lu e g o — s a ld ría d e la ta sc a “ a l c ie r r e ” , e x p u ls a d o , co m o s ie m ­ p r e , y se d e m o ra ría u n c u a r to d e h o r a o m e d ia h o r a , d e p e n ­ d ía d e l c a rg a m e n to , h a s ta q u e p a s a r a p o r d e la n te . ¿ Q u é p a s a b a a h o r a ? S u á n im o se h a lla b a a le r ta , p re s to a o b s e rv a r c u a lq u ie r a lte r a c ió n . U nos p a p e lito s q u e h a b ía en la c a lle c o m e n z a ro n a r e v o lo te a r . ¿ S e ría p ro v o c a d o p o r e l ta x i q u e p a s a b a r a u d o , r e p le to d e los m a rin o s y sus c a n ­ c io n es? ¡N o ! O tro ra m a la z o d e a ir e q u e sa c u d ió co n fu e rz a e l p o lv o , e le v á n d o lo , y e l in e s p e r a d o g o te o q u e d e s p re n d ía n los c a rá m b a n o s d e casa de E d e lm ir o , te s tim o n ia b a n q u e el te m p la d o v ie n to S u r h a b ía h e c h o ir r u p c ió n b a r r ie n d o co n su p o te n te esco b a e l b a jo ce ro .

H a y q u e s u b irs e a la a c e ra — p a re c e d e c irse E d e lm iro , q u e se h a p a r a d o titu b e a n te y to r p e fre n te a l b o r d illo — . U n p e q u e ñ o e s fu e rz o y ... lo re b a s a p e r o , ju s ta m e n te , tro p ie z a co n e l o tro p ie y se cae a p a r a to s a m e n te e n u n a g ro te sc a p i ­ r u e ta . U n g o lp e seco, q u e su e n a a á r b o l h u e c o y a ta m b o r y u n so rd o m u g id o , son p re s a g io d e alg o s e rio . L a fig u ra se h a q u e d a d o in m ó v il en e l su e lo , d e s p a ta r r a d a , co m o m u e r ta , a d o s p aso s d e L u is ¿ Q u é h a c e r? L u is sale c o r r ie n d o , d e ja n d o c a e r en su p r e c ip ita c ió n la e sta c a y se a c e rc a a E d e lm iro , q u ie n e c h a sa n g re a b o rb o to n e s d e u n a p r o fu n d a h e r id a e n su c a b e z o ta y h u e le a a lc o h o l a g rio , a v in o c o c id o , q u e d a asco . T r a ta d e r e s ta ñ a r le la s a n g re con su p a ñ u e lo q u e , en se g u id a , se le q u e d a to ta lm e n te e m p a p a d o . ¿ D ó n d e e s ta r á n los s e re ­ n o s? Y , ¿si v ie n e n ? ¡N o , n o ! ¡Q u e n o v e n g a n a h o r a , q u e ig u a l m e e c h a n la c u l p a ! T r a ta d e le v a n ta r a E d e lm ir o y n o lo c o n s ig u e ; es co m o si q u is ie ra le v a n ta r u n a to n e la d a d e d e s­ liz a n te h ie lo . H a y q u e c o n s e g u ir lle v a rle a su casa, q u e está a d o s p aso s, e n e l sig u ie n te p o r ta l. E d e lm ir o c o m ie n z a a m o v e r s e ; se h a lla c o n m o c io n a d o , p e ro e n tr e sus r e d u c id a s fu e rz a s y las de L u is, q u e se m u lt i­ p lic a n d e ta l fo rm a q u e h a s ta é l m ism o se a s o m b ra , p u e d e , f in a lm e n te , in c o rp o r a r s e .

¡ T a n , ta n ! L as dos. Y a n o te n ía frío n i im p a c ie n c ia , n i ta m p o c o o ía a su c o ra z ó n . Se e n c o n tr a b a m á s so seg ad o . L a e s p e ra a b la n d a — p e n só p o r u n m o m e n to , p e r o sin a b a n ­ d o n a r e l g a r r o te — . D e p r o n to , a llá , a l f in a l de la c a lle , u n a fig u ra z ig z a ­ g u e a n te c a n ta n d o : “ ¡N o h a y m á s e m p u je ; n o h a y m ás e m ­ p u j e ! ” , p a re c e d e c ir. Y ¡ z á s ! , la fig u ra q u e se e s tre lla c o n tra u n a e s q u in a q u e , se g u id a m e n te , re c ib e el eco d e u n a so n o ra m a ld ic ió n q u e e l v ie n to S u r se e n c a rg a d e e s p a r c ir la g e n e r o ­ s a m e n te p o r to d a la c a lle . Sí, a h o r a y a n o c a b e n in g u n a d u d a . ¡E s E d e lm ir o ! ¡N o p u e d e se r o tr o m á s q u e e l b e s tia de é l! Y L u is, c o n te m p la n d o f ija m e n te , co m o h ip n o tiz a d o , su in s e ­ g u ro c a m in a r, a p r ie ta e n tr e sus m a n o s, in s tin tiv a m e n te , la e sta c a ju s tic ie r a .

A tra n c a s y b a r r a n c a s co n sig u e n lle g a r a l p o r ta l d e E d e l­ m iro y a n te s d e q u e L u is co n sig a p a s a rle e l b ra z o s o b re su e s p a ld a p a r a a y u d a r le a s u b ir la p in a e s c a le ra , p re s io n a d o p o r e l c o rp a c h ó n d e E d e lm ir o q u e se h a e s c u r rid o so b re él, se e m p o tr a c o n tra la p a re d de la q u e re c ib e la re c o m p e n sa d e u n s o b e ra n o c h ic h ó n en la fre n te y u n o s fu e rte s r a s p o n a ­ zos e n la n a r iz . Y L u is ta m b ié n sa n g ra . E d e lm ir o — ¡m e n o s m a l ! — viv e en e l p r im e r p iso , a d o n d e lle g a n d e sp u é s de d e n o d a d o s e sfu e rz o s. E n e l d e s c a n ­ s illo , L u is le saca co m o p u e d e la llav e d e l b o lsillo con la q u e a b r e la p u e r ta d e su casa e n d o n d e E d e lm ir o viv e so lo con su m a d r e , q u e n o viv e y q u e sig u e sin h a b itu a r s e a los c o n ­ s u e tu d in a rio s sá b a d o s d e su E d e lm ir o , a p e s a r d e los q u e h a n sid o .

U n o s paso s in se g u ro s , tro p e z ó n y ¡ c a ta p lú n ! L a fig u ra q u e se co lo ca p a r a le la a l su e lo . P a s a n u n o s se g u n d o s y la fig u ra c o m ie n z a a i n te n ta r d e s p e g a rse d e l su e lo q u e se le a d h ie r e co m o u n a v e n to sa . L e c u e sta , p e ro , a l fin , a u re o la d a de r e s o p lid o s y g ru ñ id o s e x tra ñ o s , lo co n sig u e.

A h o ra h a y q u e lle g a r a l c u a r to d e E d e lm ir o , cu y a s it u a ­ ció n ya co n o c e L u is d e c u a n d o e r a n am ig o s. ¡Y a e s tá ! C o m o p u e d e , lo d e s n u d a . L os dos se h a lla n tin to s e n sa n g re y ta m ­ b ié n e n v in o , en el de E d e lm ir o . P o r fin c o n sig u e m e te rlo en la c a m a y va a la c o c in a en d o n d e to m a a g u a y v a rio s tra p o s p a r a lim p ia r le la h e r id a q u e to d a v ía m a n a a b u n d a n t e ; r e p ite la o p e ra c ió n v a ria s veces tr a ta n d o de c u r a r le y e v ita r q u e se e n s u c ie ta m b ié n la c a m a , p e ro esto ú ltim o n o lo co n sig u e. ¡ E s tá h e c h a u n a s c o !

A h o ra , a v a n z a p re c a v id o co n los b ra z o s e x te n d id o s co m o u n s o n á m b u lo y p e g a n d o co n sus fla n c o s la p a r e d . Y a n o c a n ta , r e f u n fu ñ a a lg o así c o m o : “ N o h a y m á s e m p u je , n o h a y m ás e m p u je ” , h a c ie n d o r e c h in a r sus d ie n te s . A l p e g a r co n su c a b e z o ta c o n tra u n a p e r s ia n a su e n a co m o u n a d e sc a rg a y se q u e d a d u b ita tiv o u n r a to , co n su p e n s a ­ m ie n to a l r e la n té d e ta n to g o lp e , d e ta n to v in o y d e ta n to E d e lm ir o co m o es, p a r a , s ú b ita m e n te , d e s c a rg a r u n f u e r te p u ñ e ta z o q u e r e tu m b a p o te n te co m o u n tr u e n o p o r to d a la c a lle y o b lig a a q u e L u is a p r ie te m á s la e s ta c a , se le se q u e la b o c a y v u elv a a s e n tir frío a p e s a r d e q u e e l S u r se h a e n s e ñ o re a d o to ta lm e n te d e l a m b ie n te . ¿ D ó n d e e s ta r á n a h o r a los se re n o s? ¡D o rm id o s , se g u ro ! ¡N u n c a a p a r e c e n c u a n d o h a c e f a l t a ! Si y a sa b e n m u y b ie n q u e E d e lm ir o , to d o s lo s sá b a d o s, sin d e j a r u n o solo, a r m a u n a s c a m o rra s im p o n e n te s ! Y con esta se rie d e ju ic io sa s r e c o n s id e ra c io n e s , a tin a d o s r a ­ z o n a m ie n to s , se e n c u e n tra L u is sin p r e te n d e r lo , sin d a rse c u e n ta . Se le h a n v e n id o y los h a d e s p a c h a d o e n u n a p r e ta d o y a c o n g o ja n te se g u n d o .

E n e l p a s illo se o y en u n o s leves y a p r e s u ra d o s p aso s, de los d e p u n tilla s , de b a lle t. ¿ S e rá la m a d re d e E d e lm ir o ? ¡S in d u d a ! P u e s h o y es sá b a d o y y a es sa b id o d e to d o s q u e la m a d re de E d e lm ir o n o d u e rm e los s á b a d o s ; eso sí, se a c u e s ta , p e ro n o d u e rm e . H a d e b id o c o n te m p la r la esce n a d esd e la p u e r ta y se h a m a rc h a d o . Q u e e l b e s tia d e E d e lm ir o te n g a u n a m a d re ta n s a n ta ... — p ie n sa L u is— . H a p a s a d o b a s ta n te tie m p o y ya n o b r o ta s a n g re d e la h e r id a q u e a h o r a se m u e s tra c a rn o s a , la rg a y r o ja co m o u n a sa n d ía a b ie r ta . E d e lm ir o , p o c o a p o c o , va sa lie n d o d e su so ­ p o r y o b se rv a a su a l r e d e d o r : ¡ H o m b re , si a llí e stá el m a ­ ja d e r o de L u is, d ig n o h ijo d e l to n to d e su p a d r e ! P e r o ... ¿ Q u é es lo q u e h a c e a q u í este a lfe ñ iq u e ? ¡A h ! sí, c la ro , co m o se h a b ía f ig u ra d o él. M ira f ija m e n te a a q u e lla d im in u ta y c a n ija m u e s tra d e h o m b r e , to d a su c ia y d e s p e in a d a , y con a p r e ta d a s p a la b r a s q u e p u g n a n p o r s a lir d e e n tr e sus e s p o n ­ jo so s la b io s q u e s e m e ja n dos m o ra s silv e stre s, n e g ro s d e h a ­ b e r d e ja d o p aso a ta n to v in a z o , a ta n to tin to r r o , le d ic e con voz ro n c a y lle n a d e a m a rg o r e n c o r : “ ¡Y a m e p a re c ía a m í, sí, q u e te n ía s q u e se r tú el q u e m e e m p u ja b a ! ¡ T r a id o r , m ás q u e tr a i d o r ! ¡C o b a r d e ! ¡ P e r o y a te co g e ré m a ñ a n a ! ” . Y E d e lm ir o , d esp u és de é sta, a to d a s lu ces im p r o c e d e n te d e d i­ c a to r ia , se q u e d a d o r m i d o ; d u lc e y a p a c ib le m e n te d o rm id o . Y L u is , e n c a m b io , d e s p ie rto , m u y d e s p ie r to , sa le d e casa d e E d e lm ir o c u a n d o ju s ta m e n te ¡ ta n , ta n , ta n , ta n ! e s tá n so ­ n a n d o las c u a tr o . Y a p e s a r d e l te m p la d o S u r, L u is va te m ­ b la n d o ... tir ita n d o .

¡ M i a u ! D e n u e v o , com o u n a s o m b ra , a p a r e c e e l g ato q u e re g re s a a su c u b i l ; a v a n z a le n ta m e n te , su a v e m e n te , d e s ­ liz á n d o s e so b re sus z a p a tilla s d e se d a n a tu r a l. Se p a r a , o b ­ se rv a a E d e lm ir o , q u ie n tr a t a d e e n d ilg a r le u n a p a ta d a y p o r p o c o se c a e ; lu e g o , m ir a a L u is y sa le b u f a n d o p r e c ip ita d a ­ m e n te , n o sin a n te s d ir ig ir le e l b r illo fo sfo re sc e n te de su m ir a d a co m o si t r a t a r a d e a c u s a rle . L u is s ie n te u n es c a lo frío q u e le r e c o rr e to d o e l c u e rp o . ¡M a ld ito s g a to s! ¡Q u é te n d r á n q u e e c h a r ello s e n c a ra a los d e m á s si n o so n m á s q u e u n o s a sq u e ro so s s in v e rg ü e n z a s ! L a fig u ra se va a c e r c a n d o ; e stá ya m u y p r ó x i m a ; es g ra n d e y o c u p a m u c h o sitio — a L u is le p a re c e q u e casi m e d ia c a lle — . S e m e ja u n g ro te sc o g o rila b a m b o le á n d o s e y q u e va e s c u p ie n d o y r u n r u n e a f u e r te m e n te , co m o u n a c a ld e ra a p le ­ n a p re s ió n . A h o ra , c ru z a la c a lle p a r a c a m b ia r d e a c e ra , h a c ia d o n d e 52


Bajo aquel ciprés p o r F ra n c is c o V era A g u ila r

Sin pretensión alguna, so b re p asan d o casi los lím ites de lo hum ilde a lo m enesteroso, reposa tran q u ila una pequeña tu m b a a los pies de un ciprés. Ni es ni m ás ni m enos fría q u e las dem ás, ni deja de e star ro d ead a de p lan ta s p a rásitas com o las que le a co m p añ a n ; incluso invadida a veces p or la h ierba que persiste en b ro ta r allí don d e alguien se opone ten az a q u ^ m e­ dre. sin conseguirlo totalm en te. Es la lucha de la na tu ra le z a con la v o lu n tad , sin que n in ­ guna de las dos se qu iera d e ja r vencer por su oponente. A m enudo, una cabeza se inclina hacia la tie rra m ientras unas m anos se a fan a n p o r des­ b ro z ar de p lan ta s el hueco que deja adiv in ar el cuerpo de un niño: es decir, lo que fue el cuerpo de un niño, porque ya la tie rra se ha c o b rad o de lo que es suyo, p re m a tu ra ­ m ente. en las carnes gordezuelas y sonrosadas de un precioso q u erubín. El h o m b re que se inclina p a ra lim p iar hasta de la m s m ínim a brizna la m enuda gravilla que tapa la tie rra que cubre el cuerpo q u e ­ rido, pone tan to sentim iento com o v o lu n tad , porque es un padre que, en c o n traste con la fría serenidad de lo inevitable, recibe el cálido aliento que exhala, p or terro so s poros, una vida que se le escapó en tre los brazos. Y piensa, m ien tras realiza la faena, piensa en el ser o no ser, en el existir o no de la vida, y siente una gran pena p o r aquellos que d udan. ¿Es que no sufren? Y si sufren, ¿no se en cu e n tra n a sí m ism os en el sufrim iento, sirviéndoles la m ism a a m a rg u ra de sedante p a ra a q u ie ta r el ser que se agita entre c o n ­ vulsiones de anhelos indefinidos? El e ncuentra, incluso, felicidad en el su fri­ m iento, m ás que en el goce, p o rq u e el d o lo r es m ás p e rd u ra b le y se lo p ro p o rcio n a algo que lo hizo m uy feliz y lo sigue haciendo el agridulce recuerdo de lo que am ó y sigue a m ando ju n to a la fría tu m b a que se am p a ra en h som bra del ciprés. El cree en la vida, porque la tuvo m uchas veces en sus brazos, sintiendo en sus m ejillas el hU ito vivificante del ser que era su ser; y si al pensar en si p odía caberle alguna duda, ésta era to ta lm e n te desechada al p en sar en su continuación. Es un buen sitio de m ed itació n p a ra él. A pesar de la invasión de las construcciones de h a b ita ció n que rom pen irrespetuosam ente la soledad del m ás tran q u ilo de los recintos, a p roxim ándose casi agresivas a los acogedores m uros de un convento, el m un d an al ruido se resiste a tra sp a sa r las tap ias que g u ard an las m oradas de los que reposan el últim o sueño. Y escucha, escucha a ten to y com placido, p o rq u e en ellas no hay agresividad de ninguna clase. Son voces sin ecos, p o rq u e donde se dicen no hay concavidades ni recovecos. En esas voces no percibe el to n o m eloso e insi­ n u an te de la lujuria, el cascado y an h elan te

del vicio, el estridente y b a ju n o de la envidia, el d e sa fo ra d o de la am bición, lo que oye es una c h arla plácida que destila am o r, el a m o r que se p ro fesan en tre sí aquéllos que h ab lan sin p a la b ras ni sonoridades, pero que se ad en ­ tran en la razón p a ra re cap acitarlas.

— Es la vida, la m an ifestació n de tu vida íntim a, a la que tú m ism o no te puedes a so ­ m ar p o rq u e desconoces las sensaciones q u e te inqu ietan ; es la sensación del se n tir de una de las dos g randes pasiones q u e d o m in an al m undo: el A m or y el O dio.

Y recapacita, y lo invade la angustia p e n ­ sando en el triste destino de u n a hum an id ad que no sabe e n co n tra r la paz m ás q u e en la m uerte.

Si es el am o r, sa n g rará tu c o raz ó n y la sangre m an ará p o r tus ojos, p u rific ad a , en fo r­ ma de gotas cristalin as que te p ro p o rcio n a rán un gran desahogo; pero si es el o d io ... tu c o ­ ra zó n tam bién sa n g rará , p ero p o r tus ojos no m a n a rá desahogo alguno, p o rq u e el odio es insaciable; será juguete, entonces, de to d as las bajas pasiones q u e a n id an en el tenebroso im perio de la am bición.

¿N o sa b e ...? ¿N o q u ie re ...? ¿N o p u e d e ...? T rip le preg u n ta cuya contestación es una in terrogación escrita en el infinito. ¿Q uién puede p e n etrar en los m isterios de la N a tu ralez a ? En la N a tu ralez a no hay nada su p erflu o en c u an to a lo m aterial ni en c u an to a lo m oral, todo tiene una m isión específica que cu m plir que casi siem pre escapa a la p ercepción h u ­ m ana, incapaz de p e n e tra r en designios que están p o r encim a de n u estra m en ta lid ad , a pe­ sar de que la ciencia y la técnica sean capaces de llegar a V enus o Jú p iter. En la N a tu ralez a todo tiene u n a co m p e n ­ sación fu n cio n al y, p or lo tan to , lógica; y la hum an id ad se a p ro x im a ría a su p ro p ia pe rfe c ­ ción. si le fuera d ado d e sc u b rir cuál es la com pensación entre lo m alo y lo bu en o , por ejem plo. A G o liat lo venció D avid; los filisteos, al fin, vencieron — p o r la traició n — la fuerza e x tra o rd in a ria de S ansón; al coloso de R odas lo a b a tió la N a tu ralez a m ism a. La com pensación en tre la inteligencia y la fuerza — la lucha de D avid con G o liat— fue la edificación de un reino. E n tre la traició n y la lealtad — D alila fue tra id o ra y leal— , la destrucción de un tem plo. E ntre la soberbia y la ley n a tu ra l — A polo fue erigido p o r la so b erb ia— . el d e rru m b a m ie n to de un m ito. Pero esto no son m ás que divagaciones en loco em peño de re la cio n a r lo conocido con lo oculto. ¿Q uién vence lo invencible, ni p en etra lo im penetrable? A yudado por el ciprés y clavada la m irada en la tu m b a , escucha las im perceptibles voces que vienen de a rrib a — del ciprés— cada vez m ás elocuentes, m ás precisas; es tal la preci­ sión, que se en tab la un diálogo: — Y tú, ¿qué haces a h í? — le preguntan. C o n testa r sin convicción es contestación e rró n e a , y no le h a n dad o tiem po de buscar la convicción, pero se sacude brusco p o r no d ejar escap ar la ocasión del diálogo y co n ­ testa: — T ra to de d escifrar lo que hay a h í d e b a ­ jo — po r la tu m b a — . — A h í debajo hay lo que tú q u ieras que haya. F íjate en aquella, la siguiente; no la cubre to talm en te la hierba, p o rq u e tú la q u i­ taste; hubo alguna vez una flor, p o rq u e tú se la pusiste; en esa no hay nad a, p o r un m otivo o p or o tro está vacía, pero en e sta ... estás tú m ism o. ¿N o te das cu en ta que es un trozo de tu propio ser? Y, tú eres, te sientes, te p alpas, te e n cu en tras a ti m ism o, im p recisa­ m ente, po rq u e tu razón poco puede p e n etrar m ás allá de la m ateria, pero escuchas al latir de tu c orazón, el golpeteo n orm al de tu vivir m aterial y tam b ién la aceleración jad e an te de algo que presientes y no puedes d efinir, pero que te causa inquietud, lo sabes. — N o, no lo sé, pobre de m í; en todo caso, com o decíais antes, presiento. P ero quisiera saber: ¿p o r qué, de dónde d im ana, qu é es lo que provoca la angustia que oprim e la g a r­ ganta y ap la n a el ser? -53 -

— N o te desalientes — dice— ; el desaliento es una m an ifestació n de la c o b ard ía. T ienes que luchar, la m eta de la existencia es el triu n fo , y éste es im posible sin lucha. — ¡L uchar! ¿C o n tra quién? — C o n tra ti m ism o, venciéndote y c onven­ ciéndote. A sí nadie te p o d rá vencer y será inútil c u an to h a g an p o r convencerte, pero convicciones hay m uchas, puede decirse que una p a ra c ad a uno de los que se p o n en a p e n ­ sar; busca la tuya p ro p ia y desecha las de los dem ás; no caigas en el e rro r de creer que la convicción es p atrim o n io de inteligencias privilegiadas; la convicción es m ás bien p ro ­ d ucto de la conciencia, y a ésta se la m anda m ás con el c o raz ó n que con la m ente. — T em o fu e rte ...!

la

lucha.

¡Si el o dio

fu e ra m ás

— N o tem as, el odio tiene sus dom inios de­ lim itados. E xistió y existirá siem pre, pero hay un v a lo r im perecedero que n a d ie ni nada d estru irá. El odio no es congènito, lo a d q u i­ riero n en los a v atare s de la vida aquéllos que e stab a n carentes de co n fo rm id ad . E l am or, sí; p o r a m o r se concibe la vida, y el p rim e r sen­ tim iento que se exp erim en ta es el a m o r que em ana de la inocencia; este es el principio y el fin; con a m o r se nace, y sea cual sea la a ctuación en la vida, en los tran ces de la m uerte no fa lta rá una disculpa ni u n recuerdo, y esto, a u n q u e no se sepa o no se q u iera com ­ p render, es am or. A lguien, p a ra hacer ala rd e de su desm edida ironía, ridiculizó el am or, pero no se acordó m ás que del a m o r trivial, del casu al y pasajero o el sexual, p o rq u e el a m o r v e rd ad era sa­ grad o p ara él, ya que tenía m adre. — D im e, ciprés, tú que así h ablas, o tienes algo que ver con D ios?

¿eres

— Si yo fu era D ios no te e staría h a b la n d o a h o ra, pobre de ti. ¿N o percibes, au n q u e no la com prendes, la N a tu ralez a ? C o n fó rm ate con esto, porque eres una cosa cread a y lo creado no puede ver ni sab er de su creador. — Y ¿por qué de este destino incierto? — vuelve a in q u irir el ho m b re terco. El aire arrecia el envite y el ciprés se re ­ m ueve furioso sin que ya n a d a m ás pueda entender, bien p o rq u e el enojo del m urm ullo sea a h o ra d u ra d ero o bien p o rq u e se acercan una m ujer y dos niños silenciosos com o si tem ieran d e sp e rta r al que hace m ucho no in ­ q uietan los ru id o s del m undo; que no llegó a ver m ás que con los ojos de la m ás pura inocencia, y del que se fue sin c onocer las in­ quietudes que trae consigo el nacer. Pero la c u riosidad infantil inq u iere y, la m ujer al satisfacerla, e n tre co rta d am en te p ri­ m ero, la va anim an d o el recu erd o querido — es la m adre— y relata to d o lo que fue la c o rta vida de su p rim er hijo.


Rentería, la Villa papelera por José María Busca Isusí Diversos pueblos guipuzcoanos han re­ cibido un sobrenombre generalizado. So­ bre todo, por medio de los cronistas de­ portivos, quienes han popularizado los oficios que diariamente realizan los fut­ bolistas de cada pueblo en su labor no deportiva. Así, a los del Ilintxa se les llama tizo­ neras: a los del Beasáin, vagoneros; cer ajeros, a los de Mondragón, y a los de Rentería, galleteros o papeleros. Hoy voy a hacer referencia a esta úl­ tima denominación. No creo que, aparte del de hacer pan, haya en el mundo más honrado oficio que el de hacer papel. Toda nuestra civilización se basa en él. Ninguna actividad hum ana es extra­ ña a él. No voy a hacer una descripción his­ tórica del proceso del papel desde los lejanos papiros egipcios a nuestros días, ya que en esta misma revista es fácil que haya aparecido alguna, y si no lo hu­ biese sido, cualquier diccionario podría satisfacer al lector curioso. No sé a qué circunstancias puede de­ berse que la industria del papel se haya establecido de forma tan importante en esta tierra. Las instalaciones papeleras del País Vasco suministran la mayoría del papel que en España se consume. Pero la cosa no queda sólo ahí. La más gigantesca empresa de papel, “ La Papelera Española” , es una obra de vas-

cos. Rafael de Picavea y Nicolás María de Urgoiti fueron dos paisanos, que no sólo se dieron cuenta de la importancia creciente del papel en nuestras vidas, sino que hombres prácticos, como vascos que eran, plasmaron sus ideas en esa gigan­ tesca empresa que suministra, no sólo el papel de consumo diario, sino la mayor parte del papel de prensa que se con­ sume en España Ellos se dieron cuenta de la escasez de primeras materias, esto es. de madera, con que la industria papelera se iba a encontrar, e iniciaron las plantaciones de chopos. Todavía, cuando revuelvo mi bibliote­ ca, suelo tropezar con unos folletos que sobre el cultivo del chopo editó “La Pa­ pelera Española” , precisamente en papel de chopo. Tuvieron muchos contratiempos en sus empresas, y con el fin de fomentar el consumo de papel, crearon dos periódi­ cos en Madrid, que fueron “ La Voz” y “ El Sol” , y crearon en unión de la Edi­ torial Espasa, la actual Espasa-Calpe, de cuya importancia en nuestra vida cultu­ ral es ocioso hablar. Hoy, la tremenda proliferación de las plantaciones del Pinus Insignis ha ate­ nuado el problema, aunque no resuelto, ya que son precisas otras primeras m a­ terias como el albardín y el esparto, o simplemente recurrir a importaciones de maderas o pulpas de países más favore­ cidos en estos renglones que nosotros... Me dicen que hay unos tremendos

Continuación de “Bajo aquel ciprés“. Los niños, com o si co m p ren d ieran , parecen darse cu en ta de que la m u erte les a rre b a tó un protector. Su infantil raciocinio les apercibe de que les fa lta el guía q u e los h a b ía de co n ­ du c ir en las mil c o rre rías y trav e su ra s p ro ­ pias de la inocencia de la edad. El ho m b re, sin o lvidar el m urm ullo, escu­ cha la v erbosidad p a lp itan te de la m ad re en la que personifica el am o r, y de buena gana p re g u n ta ría al ciprés cóm o p o d ría p e rso n ifi­ carse el odio, pero ya no le es dado re an u d a r el diálogo y tra ta de perso n ificarlo p o r sí m ism o. E ntonces se da exacta cu en ta de la diferencia en tre lo e spontáneo del odio y lo perenne del am or; se h ace plen a conciencia del incalculable núm ero de los que llo raro n a lágrim a viva el arre p e n tim ie n to de h a b er o diado, pero ni una sola lágrim a se h a v e r­ tido ni se v erterá po r h a b e r am a d o ; en todo caso, p o r d e ja r de hacerlo. Por fin, el hom bre, enderezándose lento, e n ­ vuelve con u n a m irad a c arg a d a de sentim ien-

tos indescifrables al g rupo fo rm ad o p o r la m adre y los dos hijos, em otiva e stam p a fu n ­ dam ental del a m o r que nació con el m undo y m o rirá con él, y tras sacudirse la tie rra pe­ gada a los dedos, inicia el re to rn o a la m u n ­ d anal e ig n o ran te d e sp reo cu p ació n trivial, p ro ­ m etiéndose “ in m e n te ” la p ro n ta v isita que obliga el cercano noviem bre, c u an d o la p re ­ sunción invade la sencillez n a tu ra l de los que no Ies p reo cu p an las vanidades del m undo, pero que p a te n tiz a el recu erd o cariñoso que se m anifiesta en la castid ad de u n a flo r, la v aci­ lante luz de una lám p a ra o en la suntuosa seriedad del p año negro. U nos pasos m ás allá, la m ujer, que se ha a d elan ta d o , volviéndose, p ro n u n c ia u n as p a la ­ bras p o r las que parece escapársele la vida: — O tro año ya no lo tenem os. El ho m b re g u a rd a silencio, y elevando la m irada al ciprés, piensa m ien tras c o n tin ú a la m archa: “ E stará siem pre que subsista el árbol que lo cobijó d u ra n te diez a ñ o s ” .

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proyectos de aumentar la producción de papel de prensa en Rentería. Yo creo que al final será un motivo de orgullo para Rentería poder presumir que el papel de prensa que se consume en España viene todo o casi todo de las orillas del río Oyarzun. Con los tremendos avances de la téc­ nica, se prevén sustituciones de produc­ tos hasta ahora considerados como im­ prescindibles. Tal es el caso del carbón, sustituido por el petróleo, aún muy re­ cientemente, cuando ya prevemos que és­ te, en parte, puede ser sustituido por la fuerza atómica, pues los europeos hemos lanzado un primer barco atómico que no gastará ni carbón ni petróleo. Sin embargo, para el papel, no creo que de inmediato se vea sustituto. No creo que se puedan producir plás­ ticos sintéticos que lo sustituyan. Es curioso lo que ha sucedido con los embalajes. Debido al tremendo desarrollo de la industria papelera, es hoy corriente ver transportados libros y alimentos en “ containers” de cartón ondulado. Esto parece que podría haber traído una severa crisis en la producción de madera, ya que hasta hace muy poco, el embalaje clásico eran las cajas de m a­ dera. Pero resulta que la primera m a­ teria del cartón ondulado es precisamen­ te la madera de la que antes se hacían cajas. Vemos, pues, que la industria del papel no ha actuado en este caso como depredadora. Quienes hacen o trabajan en el papel tendrán la satisfacción íntima de saberse los productores de la materia básica de la desanalfabetización del País, además de la primera materia básica de la cul­ tura de los pueblos. Por eso deseo de todo corazón a los renterianos, que descansen en sus fies­ tas. Es un descanso bien ganado, muy diferente del que pueda tener quien se dedique a la fabricación de elementos destructores. Y a la vez que mi felicitación, reco­ miendo a los renterianos no olviden ja ­ más a los pioneros de esa industria que he tratado de elogiar en las precedentes líneas


Las piedras no tienen la culpa p o r A n tx o n O B E S O

Cuento que obtuvo el primer premio entre los presentados al certamen literario que, o r g a n iz a ­ do por la S. D. C. «EREINTZA», que se celebró durante las fiestas patronales de 1963.

”El que de vosotros esté sin pecado, arroje sobre ella la primera piedra " . Y ellos arrojaron sobre ella las piedras ...

L lovía desesperadam ente, y las olas, cada vez m ás violentas, revolcándose salvajes sobre la playa, a v an z an d o casi h a sta los á rb o les que iban co n virtiéndose en fa n ta sm as a m edida que la o scu rid ad o c u p ab a el espacio, h a sta que u n a gigantesca flecha de luz lo rasgó p o r com pleto, en todo, seguido de u n re tu m b a r de cien m il tim bales.

vista en el suelo, p en sab a en su m adre: estaba sucediendo todo ta n d istinto a com o, e n p rin ­ cipio, h a b ía n im aginado. T am b ién h a b ía c a m ­ biado, com o el pueblo, ella; se en cerró en sí m ism a, desapareció la sonrisa de su boca, y sus ojos, a m enudo, se fija b an fu e ra del es­ pacio, e ncorvando su m enudo cu erp o com o si d eseara q u e la tie rra la acogiera.

M ás allá de los árboles, los cam pos; y des­ pués, el p u eb lo ; y en éste, llegando el a u to ­ bús a la p laza. P a ró tres m inutos, y d e sa lo ja ­ do de la gente que, c o rrien d o d esapareció en los p o rtales y en las tascas, salió, de nuevo, hacia la c iudad; y de nuevo la p laz a quedó vacía, sólo el re d o b la r de la lluvia sobre los adoquines.

L uego, c uando en lo alto del m o n te e n ­ c o n tró su reposo, D aniel, después de d arle su últim o adiós, pasó en tre los h o m b res y m ujeres que le a co m p añ a ro n h a sta el cem en­ terio, que le m irab an , insistentes en su inso­ lencia, com o diciéndole: “ T ú has sido, t ú ” .

nos, y las fu rtiv a s de los q u e fu e ro n sus a m i­ gos, de trá s de las cortinas. L o único que sa­ b ían era que no p o d ría n ir m uy lejos, pues h asta el d ía siguiente no te n ía n el único a u to b ú s que v enía al p u e b lo y les p o d ría llevar a algún sitio. — Yo te he tra íd o la desgracia. — N o fuiste tú qu ien vino, fui yo quien fue :« p o r ti, y ... — dijo con c ie rta iro n ía — creí que te iba a fa v o re c e r... La c arre te ra so litaria. L a últim a casa del pueblo a c ie rta distancia. E n la oscuridad, com o si m iles de ojos les o b serv aran desde lo alto.

H acía tiem po ya que nadie se p re g u n ta b a de dón d e se supo lo de su m ujer, la cuestión es que era verdad, eso es lo que valía.

— T ú estabas unido a ellos y yo te he sepa­ rado. C reo que es m ejor q u e te deje. Q u e d án ­ dote solo, to d o v olverá a ser com o antes.

D os m inutos m ás tarde, uno de los c u atro que h a b ía n venido tam bién en el a u to b ú s, in ­ vitan d o a beber, dijo: — ¿Sabéis qué es M a rta? ¿Sabéis de dónde v in o ...? Y antes de co n testarse a sí m ism o, a n te la m irada á v id a de los que le ro d e a b a n a él y a sus co m p añ ero s que ya sab ían , llevó el vaso a sus labios p a la d ea n d o de an te m an o el p la ­ cer que le p ro p o rcio n a b a la im presión que iba a causar. D espués, a nadie se le o c u rrió p re g u n ta r de dónde sacó tal in form ación, im p re sio n a ­ dos, com o q u e d aro n . A dem ás, él no lo h u b ie ­ ra dicho a todos, sino sólo a los que, com o él, frec u e n ta b an , c uando iban a la ciudad, t a ­ les establecim ientos. F uera, la lluvia, lanzándose violenta en la oscuridad, solam ente visible un o s segundos c uando un rayo ilu m in ab a el espacio. L as olas, en la p laya, sucediéndose con m ás fu ro r p o r llegarse h asta los árboles, o quizá, h a sta el m ism o pueblo. D u ra n te la noche co nciliar el sueño.

m ucha

gente

no

C u an d o llegó a casa, la noche lo h a b ía cu b ierto todo, e n co n tró la p u e rta fo rza d a , dos hom bres que huyeron, y a su m u je r tira d a en el suelo con los vestidos rasgados y sa n ­ grando p o r la boca. — ;N o han podido! ¡N o h a n podido! — gi­ m iendo, com o en triu n fo a su desesperado esfuerzo, en su hum illación. A quella noche fría, D an iel c o rrió desespe­ rado p o r los adoquines de las estrech as c a ­ llejuelas, de ta b e rn a en ta b e rn a , buscando, con un cuchillo en la m ano, a dos h o m b res que no sab ía quiénes po d ían ser. H acien d o h u ir a todos a sus casas, siendo ob serv ad o desde d etrás de las ven tan as, h a sta q u e d a r solo, c o ­ mo un p e rro enferm o, p o r las calles. H asta llegar a la plaza y g rita r, en su desesperación, en el silencio terrib le de aquella noche: — O ídm e todos. O ídm e todos. A l prim ero que la toque, le m ata ré , le m ataré. Ju ro que le m ataré.

pudo

A la m añ a n a siguiente co m en zaro n las m u ­ jeres negándole el saludo, fo rm an d o a su paso corrillos, cuchicheando, m irá n d o la p o r detrás. Los hom bres la m ira b an p o r delante, de pies a cabeza, insistentes, con m aliciosa sonrisa en su descaro. — E n el pueb lo lo saben — le dijo M arta. — N o, m ujer, no. ¿D e q u é van a saberlo? — tra tó D aniel de tran q u iliz arla . A los pocos días, D aniel dejó de frec u e n ta r las tarb e rn as, pues todo, em p ezaro n sus a m i­ gos, eran insinuaciones.

La llovizna caía insistente sobre el a ta ú d llevado p o r c u atro hom bres, sobre D an iel y la gente, que tras él, subían la e m p in ad a cuesta hacia el cem enterio, estrecha, en tre casas, a cuyas ventanas aso m ab an ro stro s acusadores; aco m p añ ad o s del ra strea r de ciento ochenta y seis pies cansados, lev an tán d o se, pesados, del húm edo pavim ento, com o agobiados por el peso de la densa b rum a. D aniel, con la

— N o puedo d a r tra b a jo a un loco. T engo que m ira r p o r la seguridad de m is tra b a ja ­ dores. D aniel m iró a aquel h o m b re grueso que tam b ién le m iraba, desde aquella c a ra roja, colocado delante de los dem ás, com o a poyado en ellos, que tam b ién le m ira b an , com o im ­ béciles. D espués los vio dirigirse al tra b a jo , al cam po, com o si fu e ra n distintos, p o rq u e ellos iban a la ciudad y no tra ía n a las m u ­ jeres. A lgunos, p o rq u e en el pueb lo ten ía n ya la suya; otros, p o rq u e p re fe rían casarse con las del pueblo, y otros, p o rq u e no q u e ría n a aquéllas p a ra esposas. Sin em bargo, él h a b ía tenido la osadía, no de en am o rarse de u n a de ellas, sino de h a b erla tra íd o al pueblo. A quella noche, después de no h a b e r podido conseguir tra b a jo alguno, la d u eñ a de la casa les despidió, alegando que ella h a b ía dejado el piso en a lq u iler a su “ po b re m a d r e ” , com o a h o ra la llam aba, y no a ellos, m ira n d o , al decirlo, con desprecio a M arta. C allados, con dos viejas m aletas, salieron del pueblo ante la m ira d a ind iferen te de a lg u ­ - 55 -

— N o , no lo será ya; fa lta m adre. M ás tarde, dijo: — P ero es m ejo r que tú vuelvas d onde e sta ­ bas. A quello no es lo p eo r del m undo.

D an iel a rra stra b a su carro de ru ed as de m ad e ra p o rta n d o dos grandes cestos llenos de p a ta tas, su d an d o b ajo su viejo y sucio so m ­ brero de paja. D espués de venderlo a uno de los que tra n s p o rta b a n los cultivos a la ciudad, m iró a su a lre d ed o r y vio cóm o la gente le o b se r­ vaba. Se dirigió a un establecim iento, com pró pan, sem illas, h a rin a y dos botijos. D espués, cu an d o volvía a la casa que h a b ita b a n , cerca de la playa, en la ladera del m onte, a cu atro kiló m etro s del pueblo, desde q u e les despa­ c h a ra n del piso, o bservó cóm o seis o siete individuos, q u e p a rec ía n h a b e r estado se n ta ­ dos, se m arc h ab a n len tam en te al o b se rv ar que él llegaba. L a casa, m ás b ien u n a casuca, es­ ta b a m edio d e rru id a , a b a n d o n a d a , c uando fu e ro n a h a b ita rla en un in ten to , com o un im pulso instintivo, de d e m o stra r a todos que lo de ellos no era distin to a lo de los dem ás. D ía tras día, aquellos individuos ib an ce­ rran d o su cerco a la casa. Se se n tab an , inm ó­ viles, observ an d o a M a rta d u ra n te horas. Y al día siguiente, unos m etros m ás adelante. H a s­ ta que, p or tem or, un día, M a rta tam bién a co m p añ ó a D aniel al pueb lo a vender, a los del cam ión que tra n s p o rta b a n a la ciudad, las p a ta tas que cu ltiv ab a n en los cam p o s arenosos que ro d e ab a n a su casa. C u a n d o volvieron, en co n tra ro n la casa a p ed re ad a y los cultivos destrozados.

Se h a lla b a sola, en m itad de la p laza, con el c arro carg ad o esp eran d o la llegada del c a ­ m ión. Los ado q u in es a rd ía n b a jo la presión del sol. P ero no se atre v ía a m overse, a b u s­ c a r u n a so m b ra, pues desde que llegó, era ob serv ad a, en a b so lu to silencio, desde las v en ­ tan a s y desde las p u ertas de las tascas. C u a n ­ do p or fin, c ansada ya, viendo que p o r algún m otivo no llegaría el cam ión, com enzó a


a rra stra r el c arro p o r e n tre las callejuelas A b a n d o n an d o las m ujeres las ventanas, salie­ ro n de sus casas a su paso, insultándole p ri­ m ero, p a ra, p o r fin, lan z a rla piedras, a n te la risa de los h o m b res que m irab an . M a rta a b a n ­ d o n ó el c arro , e chando a correr.

El c a rro e stab a a la salida del pu eb lo , en m itad del cam ino, com p letam en te destrozado. D aniel lo co n tem p ló entristecido, en la noche d ébilm ente ilum inada p o r la luna. L entam ente, llegó a la so lita ria plaza y, decidido, e n tró en un¿ de las tascas. T odos, an te su presencia, com o si fu e ra un fa n ta sm a, q u e d aro n silen ­ ciosos. Les m iró, d ib u ja n d o en su ro stro una sonrisa hum ilde, tím ida. — A m igos. T odos érais qué esto? ¿ P o r qué?

m is am igos.

¿P or

E stab a en el centro. — Y o tra b a ja b a contigo, G reg o rio , y c o n ti­ go, M iguel, y contigo, M arcos. J u n to s ... ¿N o podem os volver o tra v e z ...? V olver, a q u í, en esta m ism a m esa, a ju g ar la p a rtid a ... Le seguían m iran d o quietos, silenciosos. — Os invito, sí, os invito. Pago yo. A nda, P edro, saca u n a ro n d a p a ra todos. Yo pago, yo pago. P edro, tra s el m o strad o r, m an ten ía la b o ­ tella en alto, indeciso. —-Soy v uestro am igo, el de siem pre. N o he cam b iad o n a d a. D esde p eq u eñ o he estado con vosotros. N a cí aquí, en el pueblo, com o vosotros. H e jugado con vosotros, en la plaza, en el río , cogiendo cangrejos. T odo puede volver a ser com o antes, ¿verdad? ¿V erdad que sí? Les m iró , después, en silencio, quietos, m i­ rá n d o le a él im pasibles. F u e retrocediendo, len tam ente, hacia la p u e rta . Se dio la vuelta, p a ran d o , dándoles la espalda, com o esperando que u n a voz le llam ara. D espués, con los ojos llenos de lágrim as, salió, a b an d o n ó el pueblo, p asando ju n to al d estru id o carro , a rra s trá n ­ dose con sus cansados pies. El m ar, cerca de la p laya, elevándose in ca n ­ sable en p equeñas o ndulaciones com o súplica al cielo p a ra, después, incapaces de p o d e r su ­ b ir m ás, caerse en blanca espum a, ex ten d ién ­ dose h a cia a d elan te sobre la playa, c u b rié n ­ d ola lo m ás posible. P a ra después retirarse, d ejando, tra s sí, las aren as lim pias purificadas. E n to n an d o , a la vez, u n a o ra ció n hum ild e en su m u rm u llo . M a rta y el pequeño T o m ás la o ían sen tad o s a la p u e rta de casa, m ien tras a rre g lab a n u n a de las redes que D an iel u ti­ lizaba p a ra la pesca. O bservados, a u n a p ru ­ dencial distancia, p o r c u a tro individuos. C reyeron que aquel acontecim ien to , el n a ­ cim iento de T o m ás, el h ijo esperado, c a m ­ b iaría las cosas, pero lo único que v arió fu e ­ ron los individuos, que, a veces, desde lejos, d u ra n te las ausencias de D a n iel, si iba al p u e ­ blo o sa lía en la b arca de pesca, siem pre eran ya los m ism os. Q u e d ab a n quietos, sentados con las p iern as cruzadas, m ira n d o com o bes­ tias, a b rig ad o s c uando h a cía frío y sudando c uando el sol a p retab a . A c u alq u ier h o ra, en c u alq u ier m om ento, surgían silenciosos, e sta ­ ban silenciosos y d e sa p are cían silenciosos. So­ lam ente m a n te n ía u n a estaca al alcance de su m an o p a ra , si llegara el caso, asustarles. Pero no era necesario. B astaba la presencia de D an iel p a ra que a quellos tarad o s, idiotas e inútiles, incapaces del m en o r tra b a jo , des­ a p arecieran . El viejo so rd o y m udo, aislado en su m u n d o c aren te de vida com o un p á ­ ram o. El idiota, con su boca b a b ean te y sus b razos b a ilá n d o le constan tem en te. El tra n s to r­ nado m ental, p ro d u c to de u n a sífilis en p e ­ río d o a v an z ad o , de ed ad indefin id a pero de cuerpo a rru in a d o . E l m anco, el único casi consciente de sus actos, g andul y borrach o .

— N ad a, nada. Los c h ico s... en casa les han dicho q u e ... Y ya no fue m ás a la escuela, ni tan si­ qu iera al pueblo.

— La m ar em pieza a revolverse. V oy a suje­ ta r la barca — h a b ía dicho D espués, T om ás, b ajan d o la lad era c o ­ rriendo. — M adre — chilló— p a d re se h a caído al agua. C o rriero n h a sta llegar a la orilla, pero b a s­ tan te antes pud iero n ver la barca saltan d o so­ bre las cum bres de las enfurecidas olas p ara después desaparecer, y a D aniel tra ta n d o de sujetarse. — ¡N o, T om ás, no — chilló la m ad re — , no vayas! ¡No puedes! D esapareció a la segunda ola, saliendo, m ás atrás, en la c u arta o q uinta. — ¡No puedes, no puedes, ven, ven, ven! P erdió las san d alias en la a ren a y cuando llegó corriendo al pueblo los pies le sangraban. — ¡Socorro, so c o rro ... D a n ie l... T o m á s... se han c a íd o ...! R epitiendo. R asgando su garganta. Las m ujeres aso m ab a n a las ventanas. Los hom bres salían, lentos, de las tab e rn as, alg u ­ nos con los vasos en las m anos. — ¡Se h an caído al m ar, se h an c a íd o ... p o r fa v o r... ven g an ...! C o rría p o r las calles, d ejan d o las huellas rojas de sus pisadas, m ien tras las v en tan as se a b ría n dan d o paso a ro stro s im béciles. — ¡Por fa v o r... p o r fa v o r...! Y todos p erm an ecían quietos viéndola c o ­ rrer p or las calles, h asta que ya, inútil, su g a rg an ta no po d ía m ás que em itir un ronco gem ido, salió. En su c arre ra fue alcanzada por los ho m b res y m ujeres que tam b ién c o ­ rrían a la playa. Y antes de llegar v ieron que sola la barca danzaba. — ¡Suéltenm e! ¡D éjenm e! ¡Por favor! — tr a ­ ta b a de em itir con su ro ta g arganta. — Es inútil. Es un a to n te ría que se tire. H asta que perd ió el conocim iento. Se re tira ro n todos, y a ella, h a sta fuera de la aren a, bajo los árboles, donde q u e d aro n silenciosos m irando al m ar. Al ano ch ecer to ­ dos c o n tin u a b an allí m enos las m ujeres, que volvieron lentam ente, en silencio, a sus casas.

E stab an todos despiertos y m ira n d o al m ar, a u n q u e no veían nada, c uando el rugido fue cediendo h asta d esa p are ce r y convertirse en pequeños m urm ullos que se suced ían rítm ica ­ m ente, tam b ién m ira b an allí, ju n to a la orilla, pero seguían sin ver nada. H asta q u e oyeron un grito, com o si la tie rra se d e sg a rra ra con m ás violencia que h a sta entonces el ru g ir del m ar, y a la m u jer c o rrien d o a la orilla. E n ­ tonces supieron que algo h a b ía ya allí, pero tuv iero n que e sp erar h asta que los prim eros rayos del sol superasen las m o n tañ as, tras ellos, p a ra ver, sobre la p laya, dos cuerpos inertes, desnudos, y a la m u jer a b raz an d o a uno de ellos y la d erecha extendida hacia el o tro. Ellos m irando com o im béciles, quietos, silenciosos, com o cipreses en un cem enterio. H asta que la m u jer se levantó m irándoles, a distancia, ella casi donde la a ren a se c onvertía en m ar, ellos donde la a ren a se c o n v ertía en h ierba, la b ru m a de la noche d esapareciendo,

cediendo el espacio a la luz, después, con voz com o si surgiera de u n fo ndo, chillar, d esgarrándose a la vez sus vestidos. — E stá bien. Soy vuestra. Q ue venga el p ri­ m ero, a q u í m ism o, a q u í... Q ue v en g a... D espués sólo, o tra vez, el pequeño m u rm u ­ llo de las olas, suaves, lam iendo la arena. Los hom bres quietos, m irán d o la com o a algo ex­ trañ o . Y p o r fin, o tra vez, com o un rugido del m ar p o r su g arganta, p a ra c ae r en un so­ llozo a ra ñ a n d o la arena. P rim ero unos, des­ pués otros, poco a poco, solos, ib an a b a n d o ­ nando el lu g ar hacia sus casas. Solam ente c u atro q u ed aro n agazapados b ajo los árboles, com o reptiles, distanciados u n o s de otros, ig­ norándose, resg u ard ad o s del sol ard ien te que fue secando los cadáveres y q uem ando las a renas y la espalda, bajo el vestido azul des­ colorido, de la m ujer inconsciente. S olam ente el zum bido, alg u n a vez, de algún m oscardón y el m urm ullo de las p equeñas olas, b aja n d o cada vez m ás, d ejan d o tra s sí, surgiendo, la m ojada a ren a que p ro n tam en te q u e d ab a seca. Y los tres, b a jo el sol, después, en m edio de la fran ja blanca de aren a, c ad a vez m ás ancha entre el m ar y los árboles. L uego, de nuevo, las p equeñas olas qu erien d o llegar hacia ellos, lentam ente, h a sta casi lam erles los pies. Y el sol, rad ian te, escurriéndose h acia el m ar, d es­ pués de triu n fa l gira. Poco a poco la brisa poniendo en m ovim iento las ho jas de los á rb o ­ les y la hierba. L a m ujer m ovió un brazo. L os reptiles, e sti­ raro n sus cuellos, instintivam ente, m iran d o con sus deso rb itad o s ojos. El sol, desap arecien d o en el m ar, com o h undiéndose, sin m eter ru id o alguno, una enorm e bola de fuego en el gran océano. L a m ujer, recu p erán d o se, co m en zab a a m o ­ verse. L as bestias, a b a n d o n a n d o len tam en te su escondrijo. Lo prim ero que vio fu e los pies, después los brazos, uno fa lto , y dos en difícil po stu ra, c o nduciendo a u n ro stro estirado, b lando, h um edecido p o r la b a b a h a sta el c u e ­ llo; unos ojos clavados en u n a estira d a piel am arillenta que la m ira b an com o tra ta n d o de re co rd a r qué m u jer le a rru in ó la vida; u n a cabeza que ni oía ni p o d ía h a b la r, sólo rugir, y el brillo de sus ojos viejos, de fru strad o s deseos de una vida p erd id a en el olvido de to ­ dos y en el alcohol. — ¡No! — gritó desesp erad am en te la m ujer en un sonido ronco. La única m ano del gandul, in cap az de nada, m ás que de llevar un vaso a sus labios, le tap ó la boca. Y la a b rasa d a espalda restreg a d a con violencia co n tra la arena. M ás tarde, las tinieblas e m p a p aro n el e sp a ­ cio. C u a tro b estias, disem inados, solitarios, se dirigían al pueb lo ; prim ero, el m anco; del b o l­ sillo del viejo so rd o m u d o co lg ab a u n tra p o azul, descolorido; el últim o, el idiota. T ras ellos, tres c uerpos inertes, d e snudos sobre la a ren a y las olas acercándose com o lenguas.

C u an d o los prim ero s rayos de luz rasgaron las tinieblas, la p lay a se h a lla b a lim pia, p u ri­ ficada p o r las dulces espum as que acariciab an la arena, después de haberse elevado su p lica n ­ tes al cielo en su sublim e o ració n de su h u ­ m ilde m urm ullo. M ás allá de la blanca arena, los á rboles solitarios, y m ás a llá ... el pueblo.

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