Rentería1930

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Marcial,

núm.

35

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RENTERIA

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REVISTA

ANUAL

AÑO XIII

JULIO

1930 - N U M .

P recio d«l ejem plar, 0,80 P tas.

ILUSTRADA ----------

SIEM PRE A D E LA N T E Otro año más. La ininterrumpida procesión de los días vuelve a desfilar por nuestro querido *txoko ». REN TERIA, de espíritu moderno y, por consecuencia, poco amigo de supersticiones, entra, gozoso, en el año decimotercero de su existencia. A unque, nunca con m ás fundam ento que ahora, pudo tener un punto de duda, de flaqueza espiritual, para atribuir una procedencia y significación extraordinarias y misteriosas al resultado de determ inado cúm ulo de circuns­ tancias. Y el lector avispado sabe, perfectamente, lo que querem os decir...

Otro año más. Trece. Uno tras uno, tenaz, discreta y resuelta, nuestra revista, que nació hum ildísim a, puede h o y—gracias, también, al generoso concurso de unos cuantos queridos amigos —vivir los instantes dichosos de su apogeo, con la satisfacción íntim a del deber cumplido y rodeada—¡cuánto nos satisface poder decirlo!—del prestigio indeleble que dan el tiempo y una conducta clara, honrada y rectilínea.

Prueba irrebatible de estas nuestras palabras, que tienen el m ism o valor de una confesión sincera, es el apoyo y confianza que nos vienen prestando constantem ente nuestros amigos de siem pre, oficiales y particulares, autoridades y anunciantes.

Y nuestra íntim a y comprensible satisfacción se ahonda aún m ás al contem plar cómo la lista inicial de nuestros clientes se amplía y crece de m anera considerable.

A q u í estamos, pues, lector, contentos y, como siempre, animosos para proseguir nuestra ruta, nuestra vida: la vida, que no es sino lucha, lucha enconada y constante contra m ultitud de factores y elem entos, adversos o rebeldes. Que nuestra estupidez no encajaría en ninguno de los calificativos conocidos si, al cabo de trece años, nos fuésem os a detenor ante un obstáculo insignificante.

Otro año más. Repasa estas páginas, caro lector -a cuya benevolencia debemos cuanto so­ m o s—y contempla y juzga nuestro esfuerzo de cerca de tres m eses.

En ellas advertirás el fruto de nuevas aportaciones y el resultado de la laboriosidad de m u ­ chos buenos deseos. ¿Qué hallarás lunares y lagunas? ¡Quién pudiera dudarlo! ¿Hay algo perfecto en el m undo? ¡Ni el hombre, siquiera, y eso que lo hizo Dios! El lo es únicamente.

Por eso es quien es. Si la perfección fuese un don tan asequible, habría m uchos dioses...

Hallarás, también, nuevas firmas. Prosa, verso, dibujantes,fotógrafos, etc. Son una m uestra de nuestra constante preocupación de superarnos, de mejorar en calidad y cantidad, de año en año, el contenido de nuestras páginas.

Como otros años, fieles al credo de nuestro nacim iento, nos preocupamos en este núm ero de nuestra villa, de Rentería, que ha sido, es y será para nosotros lo primero de todo. Rentería en m u y diversos aspectos morales y materiales. Recuerdos de su pasado, bellezas de su pre­ sente y augurios para su porvenir. Y allá donde aparezca una ironía o una censura se traslu­ cirá inm ediatam ente nuestra inmejorable fe al querer para nuestro <txoko» lo mejor de lo mejor, en todos los órdenes.

Consciente REN TERIA de lo que significa para Guipúzcoa y para nuestra villa el culto a cuanto es, como nuestro idioma y nuestras costumbres, esencia del vasquism o—cuya amplia y completa resurrección pudiera tener el día de m añana un decisivo destino en las rutas nacio­ nales—no ha titubeado en conceder una gran importancia al *Día de la Poesía Euskérica», celebrado en nuestra villa, con gran brillantez, el 1 de Junio último.

Finalmente, nos resta insistir en nuestro leal agradecimiento hacia nuestros favorecedores y desear a estos toda suerte de prosperidades en el futuro. Y que ellos y R EN TERIA puedan ver, aún, m uchas Magdalenas .....

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SALVADOR CONTRATISTA

DE

AZUA OBRAS

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13

PROGRAMA Día 2 0 de Julio, Dom ingo. —A las 9 y media de la m añana: Gran carrera ciclista organizada por el A yuntam iento, con la cooperación del C. D. E uzkalduna, d otándose im portantes pre­ mios en metálico.

A las 3 y media de la tarde: La B a nda Municipal recorrerá la p o b la d ó n to cando un alegre pasacalle.

A las 4: Se celebrará un gran partido de fútbol entre los equipos del Real Unión, de Irún, y el del C. D. Euzkalduna, de esta localidad A las 5: Música de bailables en la Alameda, h asta las 8, por la Banda Municipal.

A las 9 y media de la noche: Nuevo concierto de bailables, en la Alameda, por la B anda Municipal, intercalándose la céle­ bre composición musical «La Batalla de los Castillejos-», con todo el im portante sim ulacro de fusilería y artillería que su argumento militar requiere, sum inistrados por la Casa Espinos, de Reus Día 2 1, Lunes. - A las 7 de la tarde: Los gigantes y cab ezu ­ dos precedidos por el tamboril, y seguidos por la B anda Muni­ cipal, recorrerán las calles, anunciando al vecindario, en medio del disparo de cohetes y bombas, la víspera de la Magdalena.

A las 9 de la noche: En la Alameda, música de bailables hasta las 11, quem ándose al final un magnífico toro de fuego de larga duración, term inando la sesión con una gran traca y un correcalles a cargo de la B and a Municipal.

Día 2 2, M artes, festividad de Santa M aría M ag d alen a.—

A las 7 de la m añana: Diana por la B a nda Municipal.

A las 8: Los gigantes y cabezudos, con el tamboril, recorre rán las principales vías renterianas en alegre «kale-jira».

A las 8 y media: Reparto, en la C asa Consistorial, de racio­ nes con que el Ilustre A yuntam iento obsequia a las familias necesitadas.

A las 9 y media: La C orporación y el Cabildo parroquial, con la B anda Municipal, se dirigirán a la ermita de S an ta Ma­ ría Magdalena para formar la procesión que ha de conducir a la Iglesia, la imagen de la S an ta P atrona.

A las 10: Solemne misa mayor cantada por el brillante coro parroquial, pronunciándose en la m ism a un sentido panegírico de la Santa, a cargo de un reputa do orador sagrado.

A continuación, se celebrará en la Alameda, un selecto c o n ­ cierto por la B an da Municipal.

A las 12: Se servirá a los acogidos en el Asilo Benéfico, una comida extraordinaria. \ las 4 de la tarde: G ra n partido de pelota a m ano entre la pareja cam peona de G u ipúzc oa y España, integrada por AZCUE y ECHENIQUE, y la selección com puesta por los notables amateurs, M UGICA y R E C O N D O .

A las 5: Música bailable, en la P laza de los Fueros, hasta las 8 de la noche, por la B a nd a Municipal.

A las 9: Llegada de la brillante B a nda de Sicilia, la que eje­ cutará escogidos bailables hasta las 12 y media, en la Plaza de los Fueros, alternando con el tamboril, quem ándose la primera colección de fuegos artificiales de la C asa Espinós, de Reus, que tan grato recuerdo dejó el año pasado.

de los festejo s org an izad o s por el Ilustre A yu n ta m ie n to de la V illa de Rentería, en honor de S anta M a ría M agdalena, patrona de la m ism a, para los días 2 0 , 2 1 , 2 2 , 23, 2 4 , 2 5 , 2 6 y 2 7 de Julio de 1 9 3 0 . = A las 9 de la noche: T am borrada infantil por la notable com parsa de niños de la sociedad donostiarra «Euzkal-billera», la que acom pañada por la B a nda «Bella Iruchulo», heraldos, farolillos, teas y bengalas, recorrerá las calles de la Villa.

A continuación, la m isma B anda amenizará la Plaza de los Fueros hasta las 12 y media, quem ándose en un intermedio una colosal traca de más de 100 metros de larga, terminando la fiesta con un magnífico correcalles para regocijo de la juventud.

Día 2 4 , Jueves.—A las 9 de la mañana: G ran concurso de ganadería local, subvencionado por la F.xcma. Diputación y Asociación de ganaderos del Reino, y para el cual el Ilustre A yuntam iento h a consignado una im portante cantidad, que será distribuida en diversos premios a los ejemplares de ganado vacuno que se presenten.

A las 4 de la tarde: Reparto de los premios en la Plaza de los Fueros a las reses que los hayan obtenido en el concurso de ganadería.

Seguidamente, se bailará un espectacular aurresku por un grupo de jóvenes, bajo la direción de D. Irineo RecaldeDe 6 a 8i Música, en la m ism a plaza, por la B anda Muni­ cipal.

A las 9: en el m ismo lugar, h asta las 12 y media, alternarán la B anda Municipal y el tamboril, exhibiéndose en los interme­ dios, una soberbia y última colección de fuegos artificiales, finalizando con un hermoso toro de fuego y ramillete final de cohetes y bombas que cerrará el programa, a cargo ds la Casa Espinós, de Reus.

Día 2 5 , Viernes, festividad de Santiago Apóstol. A las 7: D iana por una B a n d a de música.

A las 8 y media: Los gigantes y cabezudos acompañados por la banda de txistularis, recorrerán las calles.

A las 11: Después de la misa mayor, los dos cabildos se di­ rigirán procesionalmente, acom pañados por la B anda Muni­ cipal, a la ermita de S an ta María Magdalena, para reintegrar a la misma, la imagen de la P a tro n a de Rentería.

A las 12: Concierto por la B a n d a Municipal, en la Alameda.

De 5 a 8: La B a n d a Municipal in terpretará una sesión de bailables en la Alameda.

De 9 a 12: Música, en el m ismo lugar, por la B anda de P a­ sajes Ancho y, a continuación, un brillante correcalles.

Día 26, Sábado. —A las 9 de la noche: Romería nocturna, estilo verbena, en la Alameda grande, am enizada por la «Bella Iruchulo» y la B a nda Municipal, que alternarán hasta las 2 de la m añana.

Igualmente tamborileros y acordeonistas, contribuirán a la m áxima brillantez de tan interesante festejo.

Día 2 7 , Domingo, dedicado a la exhibición de fiestas po­ pulares vascas.—A las 7 y media de la mañana: Llegada de los

tamborileros de Añorga, >yarzun, etc., que, acompañados de los de !a Villa, recorrerán las calles con alegres «biribilketas». precedidos de los gigantes.

A las 10: Solemne misa m ayor cantada por el pueblo y coro, en la que tom ará parte un notable coro de señoritas renterianas

Día 23, Miércoles. -A las 9 y media de la m añana: Misa con asistencia de los niños de las escuelas públicas, sus m aes­ tros y la Junta local de prim era enseñanza.

Después de la misa, distribución de premios en las escuelas de Viteri. con diversos actos, discursos, poesías, etc., a cargo de los propios niños.

A las 5 de la tarde: Festival infantil en la Alameda, aurresku infantil, cucañas, etc.. amenizado por el tamboril, term inando con la distribución de m eriendas a los niños y niñas.

A continuación, romería vasca en la Alameda grande, con concurso de tokalaris, l e v a n t a m i e n t o de pesos, versolaris, trikitixas, acordeonistas y una B anda de música, que durará h asta las 8 de la noehe.

De 5 y media a 8: La B a nda Municipal, según costumbre dominical, ejecutará bailables en la Alameda pequeña.

A las 9; En la Alameda grande, repetición de la romería nocturna, con el concurso de las Bandas de Pasajes y Muni­ cipal, term inando a las 12 de la noche con la despedida de la B a nda pasaitarra, acom pañándola hasta Alaverga, finalizando con este número los festejos organizados para el presente año.

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EL

ALCALDE

Y EL

PERIODISTA

Una interviú involuntario con si Sr. Goicoecheo L a h a cien d a ren teria n a tiene u n porvenir risueño. —L a gestión d el A y u n ta m ie n to dictatorial.— El m o n u m e n to a los hijos ilustres.

Obras de sa n e a m ie n to , u n g ra n edificio de n u eva p lanta y la insuficiencia de los a ctu a ­ les cem en terio s.

El periodista pasea por los arcos del Ayunta­ miento, acechando la salida del señor Goicoechea.

Transcurren unos m inutos. P o r fin... ¿Cómo estamos, señor alcalde?

—Trabajando; trabajando mucho. Y ¿usted?

—A trabajar, también. Espero al señor Santo Tomás. Hemos de hacer una pequeña interviú...

Ustedes, siempre los mism os. B uscando la lengua a todo bicho viviente...

El oficio...

—Ya, ya... se parecen ustedes a los curas: siempre confesando. Pero ustedes no perdonan...

—|Muy graves serán los pecados de nuestros confesados! Y a usted, señor Goicoechea: ¿cuándo le confesamos?

—Lo que yo dijera ahora no tendría ningún valor.

Además, lo que debe hacerse es obrar y no hablar.

A las personas se las conoce por sus hechos; no, por sus palabras. Ahora, a trabajar. Ya llegará la hora de hablar, también; de hablar de todo. Ahora, como ocupa uno un cargo público, debe dejar que hablen los demás; que hablen de uno y que le juz­ guen. Algunos, bien lo sé, se ensañarán; pero ¿qué les va uno a hacer? Eso m ism o hicieron con el ante­ rior Ayuntaminto; y no fué para tanto: su labor no fué tan desacertada...

—Sin embargo...

—¿Va usted a decirme que se han encontrado algunos lunares? ¿Q ué en especial los servicios de agua y de luz estuvieron bástente ab andonados? ¡Ya lo sé! Pero, ¿hay algo perfecto en este m undo?

—Ciertamente. Y m enos un Ayuntam iento Hay cosas que pueden perdonarse; pero otras, ni acapa­ rando toda la bondad del Universo: el m onum ento a los hijos ilustres, por ejemplo.

—El m onum ento a los renterianos ilustres, h u ­ biera sido muy aceptable de haber sido colocado sobre una base adecuada de cuatro o cinco metros de altura.

—¿Va a quedar así para toda la vida? ¿O se van a hacer en el algunas modificaciones?

—No sé, no sé...

—Si hubiera m ucho dinero; si la situación eco­ nómica del Ayuntam iento fuera muy floreciente...

—La hacienda renteriana tiene un porvenir muy risueño, pero...

—Pues con dinero se hace todo...

—Si; pero hay cosas más urgentes que el m o n u ­ mento.

• Una de ellas, seguramente, la reforma de la pavimentación de algunas calles.

—Cierto i es preciso sustituir los actuales ado­ quinados por asfaltados. Y hacer una reparación

general de otras calles; y un saneamiento verdad; y la creación de un par de nuevos grados en las es­ cuelas de primera enseñanza, a fin de desconges­ tionar las actuales...

—He escuchado, señor Goicoechea, m uchos elo­ gios para la corporación de su presidencia...

—¡Bah! Cumplimos nuestro deber, y ello nos basta. Poco a poco vamos realizando todos nuestros proyectos. Y sin desmayar seguiremos adelante.

Ahora, urgentemente, hemos de atender la pavi­ mentación de algunas calles y la ampliación de los locales de las escuelas Viteri.

—¿Más adelante?

— Más adelante veremos de realizar un proyecto con el cual estamos encariñados: la construcción de un edificio cuya planta baja la ocuparía la Alhóndiga y unos amplios locales que pondríam os a la disposición de los comerciantes...

—Y ¿en los pisos?

—Los habilitaríamos para escuela de Artes y Oficios, Academia municipal de música, etc.

—También parece cosa urgente el saneamiento del barrio nuevo...

—Efectivamente. Y este problema a mi ver, tiene dos soluciones: primera, construir una amplia al­ cantarilla en el borde del río y a lo largo del mismo y segunda, cubrir el río de forma que su lecho p u ­ diera ser, andando el tiempo, solar edificable.

—No es problema difícil...

—No. No tenemos a la vista ningún problema difícil. Más adelante, dentro de tres o cuatro años, se nos presentará el de la insuficiencia de nuestros cementerios. Y podría ocurrir que esta fecha se ade­ lantase a causa de que, por no estar debidamente saneados los actuales, hay en ellos m u c h a hu­ medad y es más lenta la descomposición de los ca­ dáveres.

—¿Soluciones?

O tras dos, a elegir: utilizar el terreno que el Municipio posee entre los dos cementerios, unifi­ cándolos, o hacer en uno de los actuales, fosas co­ munes, capaces para c u a t r o cadáveres... Así se cuadruplicaría el e s p a c i o disponible d e l a c t u a l cementerio...

• «

En estas pláticas, llegamos al domicilio del señor Goicoechea. Un industrial de su categoría no tiene su tiempo para perderlo en una charla larga con un periodista.

—Señor Goicoechea...

Y le tiendo una mano.

—S e ñ o r periodista... —contesta, aceptando la muestra de afecto, y dibujando en su rostro bona­ chón una sonrisa.

—Decididamente: ¿no acepta usted una interviú para R e n t e r í a ?

No, no... Ahora, no. Ya veremos más adelante L U IS U R E Ñ A .

Alcalde Pr<

Juan

UNA P E R S O N A L ID A D

INOLVIDABLE

EL BO ND ADO SO CABALLERO D. FRANCISCO GASCUE Experimento al hallarme delante de las cuartillas para dedicar un recuerdo al insigne guipuzcoano, una emoción sugerida indudablemente por la reíación de mi pequeñez ante la grandeza de la figura que deseo evocar en el presente artículo.

Porque aunque es relativamente corto el plazo transcurrido desde que el patricio guipuzcoano abandonó el m undo de los vivos, era su figura tan dinámica, tan luminosa y eficiente su personalidad, que ella permanece viva y perenne en la memoria de cuantos de cerca le rodeamos, siquiera fuese en la esfera secundaria de humildes subordinados suyos.

Y es que D. Francisco tuvo siempre el don de la simpatía, unido al de una bondadosa sencillez, tan cautivante y natural, que con irresistible imán atraía a cuantos con él tenían trato.

Y como estos dones eran como la culminación y fruto de un espíritu amplio e inteligentísimo, bajo todos aspectos, dicho queda que constituían en su persona un todo de tan selecta distinción, que bas­ taba conversar con él unos instantes para percatarse de la superioridad aristocrática de su persona.

Tan grata memoria dejó en aquella región, que el Ayuntamiento de Sam a de Langreo, ha dado recientemente su nom bre a una calle de aquella población en agradecimiento a los interesantes tra­ bajos realizados en Asturias para impulsar la pro­ ducción minera.

P o r otros servicios impagables que expondre­ mos, está Guipúzcoa obligada a un homenaje semejante. « « •

Vasco D. Francisco, de nacimiento y de corazón, lógico era que, ya en la madurez de su laboriosa existencia, viniera a su amada Guipúzcoa para ofrendarla sus actividades industriales, a la par que sus iniciativas espirituales destinadas siempre al mayor bienestar de sus paisanos al par que a su más intensa cultura.

La Real Compañía Asturiana, designóle con certero instinto para desempeñar la dirección de sus fábricas de Rentería el año 1896 y aquí dem ostró nuestro biografiado su indiscutible valer, y asimis­ * * * mo su am or a los humildes, a los obreros y su bo r­ dinados suyos, a quienes profesaba verdadero cari­ no, pagado por todos con una Breves noticias b i o g r á f i c a s veneración singular, ya que más consignaremos que contribuyan que jefe parecía ser un padre, a dar algún valor a este trabajito, algo de la familia de cada uno. escrito no más que con objeto Tuve la satisfacción, nunca de rendir un respetuoso y cordial olvidada, de estar bajo sus órde­ recuerdo a quien siempre supo nes durante el tiempo de 17 años ser bueno con todos. y siempre trató a todos, absolu­ Nació D. Francisco Gáscue tamente a todo el personal a sus en San Sebastián, en 1848, obte­ órdenes, con una dulzura y cari­ niendo el título de Ingeniero de ño ejemplares. minas en Madrid, Muchas veces cuando veía en Realizó investigaciones mine­ sus paseos por la fábrica a algún ras en el mediodía de España y obrero trabajando en forma pe­ luego entró de director en la S o ­ ligrosa decíale: ciedad Duro-Felguera, de Astu­ «Orla ez, onela, poliki, poliki, rias, en la que dió muestras de su talento poniendo en m archa miñik artu gabe».

Tuvo el rasgo generoso muy una instalación de hornos Mar­ com ún en él, de abonar durante tín Siemens, para acero, de los cerca de tres años su sueldo ín­ primeros que se im plantaron en tegro a un empleado enfermo en España. También dirigía al pro­ circunstancias verdaderamente pio tiempo las minas y fábrica sensibles, ya que fué baja al poco de azogue « E l P o r v e n i r » de tiempo de contraer matrimonio, Mieres, en la que implantó el y cuando ya restablecido se pre­ horno sistema «G áscue-Rodrí­ sentó a él para agradecerle su guez», adelantándose en m uchos bondad, le otorgó otro mes de años a Almadén. permiso para que paseara por el De esta época son im portan­ campo y se fortaleciese bien, tísimos trabajos s u y o s , e n t r e abonándole sus haberes. ellos los libros «La Industria del D. Francisco Gáscue, el año 1 8 9 8 .

No bastaba a D. Francisco la Acero en el Norte de España», actividad empleada en regir con «La Industria Carbonera en As­ turias» y «La Crisis Carbonera en Asturias». Fué tanto acierto las fábricas a su m ando encomendadas.

Su am or a Vasconia, a sus fueros tradicionales, también jefe de distrito minero y Profesor de la Es­ cuela de capataces de minas de Miores, para la que le llevó desde el cargo de vice-presidente de la escribió un texto de «Curso Elemental de Mecánica Diputación que ocupaba, a intervenir en los asuntos y Construcción», adoptado después por muchos provinciales con una actividad y energía que era para él un deber como vasco enam orado de su región centros de enseñanza.

Recordamos em ocionados como aquel gran pa­ de un ciclo de conferencias dadas en el palacio, ya triota fué a Madrid hallándose enfermo, con la desaparecido del antiguo Bellas Artes, en el invierno comisión gestora el año 1906 a tratar de la renova­ de 1909 a 1910.

En este libro, amenísimo y profundo a la par, se ción del concierto económico, pues su clarísima inteligencia era necesaria en sumo grado a sus com ­ vé a D. Francisco tal cual era, espiritual y de ideas pañeros de Corporación para resolver aquellos im ­ selectas y delicadas.

H ablando de Schubert y de la estrecha similitud portantísim os asuntos.

Y allá en la Corte, cayó tan gravemente enfermode su vida con la de Mozart, que ambos sobrelleva­ que tuvieron que operarle urgentemente en el Hotel ron con estrechez inmediata a la miseria, más con París, donde se hospedaba la Comisión provincial. optimismo de artistas llenos de vida e inspiración, Hoy es muy posible que el am or al país no se dice lo siguiente: «Bien dicen que la felicidad está en el carácter. entendiera como lo entendía aquel gran patriota que ponía en peligro, con riesgo de sacrificarla, su vida. No puedo olvidar algo muy sencillo, y casi trivial En esta época de lucha intensa por el movimien­ que viene ahora a cuento. Cierto día crudísimo de to foral vascongado, D. Francisco Gáscue, siempre invierno en que soplaba helada brisa Nordeste y el orientado hacia la democracia, autonom ía y federa­ cielo estaba completamente cubierto de nubes grises ción dentro del Estado español, y por encima 4e y tristes, salí de casa acom pañado de persona de mi todo, hacia los derechos imprescriptibles del País familia. Nos pareció que dar un pequeño paseo en Vasco, dió conferencias políticas y escribió folletos aquella tarde cruda, a pesar de nuestros conforta­ doctrinales: «El Bizcaitarrismo», «El Concierto eco­ bles abrigos, tenía cierto aspecto de heroicidad. nómico con el Estado», «El Fuerismo histórico y el M archábam os a paso vivo por la Concha, hacia el Fuerismo progresivo», «Informe presentado a la Antiguo. Junto a la boca Este del túnel, en el sitio Comisión foral de la Diputación de Guipúzcoa por más desabrido, estaba de pié e inmóvil, con la mano varios ex-diputados provinciales» (1918) «El C on­ derecha alargada en petición de limosna, un pobre cierto económico y las haciendas municipales vas­ ciego, de edad ya madura. Mientras nosotros nos quejábamos amargamente del tiempo, el ciego can­ cas», «Libertad y Fueros», etc., etc.

Hay que considerar, por todo lo expuesto, al se­ taba por lo bajo. Le preguntamos si no sentía frío y ñor Gáscue, com o uno de los más entusiastas contestó que sí, pero que no estaba en él el reme­ defensoras de nuestros derechos tradicionales, que diarlo, no sabía ni que hora era, ni cuando vendrían trabajó lo indecible por su restauración, sufriendo a buscarle para llevarlo a su casa. Nos alejamos com o es lógico, los sinsabores y disgustos inheren­ unos pasos y nos detuvimos a escuchar... había tes a quien de buena fé y sin ánimo de medro, vuelto a entonar su canción... ¿Dónde está, dónde, actúa en política, y que seguramente en su espíritu la felicidad? N osotros con las comodidades de la delicadísimo dejaron hon da huella al ver defecciones vida éramos en aquella tarde desgraciados. El ciego, desamparado y quieto como estatua en la atmósfera en los m om entos más decisivos de la lucha. helada, estaba contento, era rom ántico a su modo; * vivía dentro de sí mismo*. # # O tro aspecto de la intensa actividad espiritual de D. Francisco fué su autoridad como musicógrafo muy reputado en el m undo del arte, Descansaba en esta afición predilecta suya de los cuidados de su profesión y de sus cam pañas políti­ cas, y era un encanto oir su charla amenísima de hom bre culto que peregrinó por los centros musi­ cales europeos, en particular por Ba}rreuth, cuna del W agnerism o.

En materia m usical su especialidad fueron las conferencias.

Recordam os entre otras varias, sobre la influen­ cia de la música árabe en la música castellana, sobre H om ero y la música, la música popular vas­ congada, la ópera vascongada, ensayo de crítica musical de óperas vascas, origen de la música po­ pular vascongada, el aurresku y las gamas célticas, la simetría y el compás de cinco por ocho en las melodías eúskaras, hipótesis sobre el origen de este com pás y del estrecho parentesco que hallaba entre la música popular vasca y la bretona, norm anda, gaélica, flamenca, y de la Isla de Man. cuyas opinio­ nes dieron lugar a interesantes controversias entre los musicólogos.

Todas estas conferencias y trabajos los imprimía en folletos regalándolos a personas de su amistad.

Cultivó y colaboro en m uchas revistas musicales sus eruditas ideas sobre la música vasca y recorda­ mos asimismo que uno de sus más interesantes libros es «La H istoria de la Sonata», recopilación

•

* •

El año 1917 fué el último que D. Francisco Gáscue estuvo al frente de la Real Cía. Asturiana.

Razones familiares le hicieron solicitar su retiro con gran pesar de todos sus subordinados que le profesábamos entrañable afecto.

Había estado 21 años dirigiendo tan importante industria y bien ganado tenía el descanso.

Con tal motivo se le hizo objeto de un íntimo homenaje, consistente en un cuadro artístico con las firmas de todos, absolutamente de todos sus empleados y obreros, recuerdo que agradeció sobre­ manera como el obsequio más preciado que hubiera podido desear, contestando en una carta cariñosí­ sima «que en su larga vida industrial de 40 años, al cuidar del obrero, había cumplido con sus deberes sencillamente, y que nada, por tanto había que agradecerle, estimando y apreciando por ello doble­ mente el homenaje».

P oco vivió ya, desgraciadamente tan nobilísima persona. Su edad algo avanzada, unida al pesar que la muerte de su amante esposa le causara, hizo pre­ cipitar su fallecimiento, ocurrido en San Sebastián, en su villa «Nere-Kayola», el 10 de Marzo de 1920.

No se olvidó al morir de los pobres de Rentería, dejando, en consecuencia, una importante cantidad para el Asilo benéfico, en cuyo vestíbulo figura su nombre en un^ placa de mármol, entre los de otros bienhechores de la fundación.

Este fué D. Francisco Gáscue y Murga preclaro varón guipuzcoano, hombre de tanto mérito y m o­ destia como sencillez y bondad, cuya manera de sentir se refleja en este otro párrafo de la conferen­ cia musical dedicada a Mozart, en la que hablando de su carácter dice >Jamás se enoja, jamás siente odios ni aún hacia los intrigantes que le roban el pan necesario de la vida. Es siempre cariñoso, afec­ tuoso con su esposa, con sus amigos, con todo el mundo. Esa amabilidad que no es de forma, sino que brota de lo íntimo de su noble alma, se refleja en su música, y precisamente constituye una de las causas del entrañable am or que le profeso. El cariño es el sol del alma; sin él ¿qué agrado tendría el trato con nuestros semejantes?»

Creo que si el estilo es el hombre, estas últimas líneas son el autoretrato más acabado y fiel de quien las trazó.

En su honor he escrito este artículo h arto largo quizá para una revista, pero encaminado a conser­ var viva la memoria de aquel eminente patricio vasco, corazón de niño e inteligencia poderosa, a cuya m gjnrikrta no ha rendido aiám Guipúzcoa el h o ­ menaje a .que es acreedor p o / i p s innegables me-

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Un re stau ran t m odelo

El resta u ra n t «R entería», y a b ien acrediiado en esta V illa no necesita n u estro s elogios, p u es el m ejo r que hacen cu a n to s d e a llí sa len , es alabar sin tasa. la estu p en d a cocina d el g ra n D . P ed ro S á n c h e z, m a estro in d iscutible en el a rte d el «resta u ra te u r», m á s difícil d e lo q u e a p rim e ra vista parece.

Y si a las excelen cia s in d iscu tib les d e la cocina d e esta casa u n im o s la a g radable esta n cia e n s u fro n d o so ja r d ín e n estos días veraniegos, te n e m o s a s í exp lica d a la predilección d e propios y e xtra ñ o s p or este a cred ita d ísim o esta b lecim ien to q u e todo lo re ú n e a saber: m a g n ífico servicio, situación céntrica y precios económ icos, lo q u e a va lo ra d o p o r las condiciones d e sim p a tía y d o n d e gentes d e su d u eñ o , colocan a esta casa co m o la p rim e ra d e s u clase, e n R en tería .

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El fo tó g ra fo de nuestra Revista

D. EUGENIO FIGURSKI A ñ o tras año, este buen a m ig o nu estro , - u n a institución en R e n te r ía ,—colabora con su s mag~ níficos clichés en esta publicación, que sin él, s e ­ g u r a m e n te no tend ría todo su prestigio de elegante revista ilustrada. Y no sólo en este trabajo resalta toda la Italia de tan m eritorio artista. Es su estudio u n a exposición p rim o ro sa d e bellísim as fo to g ra ­ fías. A q u í g u apas m u ch a ch a s, allá en ca n ta d o res niños, todos sonrientes, m á s allá grupos fa m ilia re s en satisfecha actitud. D iría se u n m u n d o viviente aprisionado g rá fica m en te por la h a b ilid a d d el a r ­ tista y em bellecido por su gusto selecto. Es tan varío y tan m ú ltip le el talento de D . E ugenio Fig u rski, que lo dice elo cu en te m en te el creciente favor que la población le d isp en sa , m e re c id ísim o in d u d a b le m e n te por q u ien com o él ha sabido crearse u n a posición por su trabajo infa tig a b le y cada v e z m á s artístico y refinado.

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Don Eduardo Capo —

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E l gusto del público in telig en te en este ra m o es cada v e z m á s delicado y difícil de contentar.

L a m o d a , lo m is m o en los p e rfu m e s que en los vestidos varia c o n sta n tem e n te, y consecuencia ló­ gica de ello, es la ad a p ta ció n d el fa b rica n te de p e rfu m e s al gusto de la clientela que le favorece con su predilección.

E n ten d ién d o lo así, D . E d u a rd o Capo, u n o de los in d u stria les que h o n ra n a R en tería , cuida sie m p re de ofrecer a la m u y d istin g u id a clientela que e sp ecia lm en te en vera n o se su rte d e s u a cre­ dita d a casa, las m a y o re s n o ved a d es en el ra m o de p erfu m e ría , no d e esa p e rfu m e ría vu lg a r y de batalla, com o v u lg a rm e n te se califica a los gáneros adocenados, sino d e esos otros productos se ­ lectos, fabricados con cariño de artista, con p a ­ ciencia d e orfebre q u e busca la fibra m á s delica d a de la sensación olfatoria pa ra hala g a rla y satisfa cerla.

P or eso el despacho que el S r. Capo tiene abierto en la A v e n id a de la Estación, seguida­ m e n te del p u en te que conduce a la carretera de L ezo , se vé frecu en ta d o por personas aristocráti­ cas que d esd eñ a n d o m a rca s extra n jera s, en cu en ­ tran en los productos de «L a C oncepción* esa e x ­ q u isitez q u e u n a vez probada y reconocida hace de cada cliente u n en tu sia sta co n su m idor y pro­ p a g a n d ista de los p erfu m es, colonias, extractos crem a s, polvos y , d e m á s productos que el señor Capo, d e vastos conocim ientos en el ra m o de per­ fu m e ría , elabora con la plena confianza de que el que u n a vez los use seguirá siendo el m á s cons­ ta n te fa vo reced o r de los productos de su acredi­ tada m a rca «L a Concepción*.

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—¡Ené, Fellpcl jConoser no te hasía de lejosl —¿Cambiao o así me estoy pa eso?

—Algo. algo... El cara más arrugas, el sugurra más largo párese que tienes. .

—La dembora que te pasa corriendo corriendo y todo secai lo mismo el arpeguiya, que las bersas y el makil-gosho...

También tú te estás algo arrugao.

—¿Sí? ¡No digas! ¿Mucho te párese?

—Algo, algo tamién... Dos meses, lo menos, han pasao ya desde aquel afarimerienda que hisimos en el sidrería de Selesiino...

—Verdá es. Pa selebrar me dijiste que era aquello el boda de la chica...

—Sí, pues. Y pa eso marché a Aspeitia.

—¿Y ya fué el boda?

—¡Claro, hombre! ¿No enteraste?

—No, pues.

--¿Tú no les periórico o qué?

—«El Pueblo Vasco» todos los días.

Pero sólo leo la sesión de los matrallekos de Paulino y esos...

—Nosotros entramos en casa el Notisia el Vos, el Prensa, el Día y Euskadi. Suscrisión que tesemos. Y el chico Eselsior te trae tres o cuatro veses al semana..

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P A S A J E S

—Y ¿ya leís todos?

—jQué va! Pero colesión tenemos —¿Y el periórico dises que trajo el boda de la Roshali? ¿Cuál?

—¡Todos, hombre! Con lista de erregalos y todo, como los marqueses y los ricos. ¿Muchos tuvo?

—¡Ené! ¡Ya lo creo! Cacharros pa la sukaldía: casuelas, pucheros, sartenes, vasos, platos, fuentes y parrillas Lo me­ jor que hasen ahora. Como que compraos estaban en Ferretería de José Manuel Elizalde que tiene en Pasajes Ancho.

—Una de las mejores que hay en Guipúscoa disen que es...

—Así dise todo el mundo. Y cuando la gente dise, verdá tiene que ser.

—¿A dónde ibas tú ahora?

—Al pueblo iba, pues.

—¿Viaje de negosio, o así?

—De compras solo. Que lus elétrica vamos poner en el caserío y cordones y bombillas y lo demás pa istalasión que hase falta, Y tú, ¿dónde vas, tamién?

—Herramientas de caserío nesesitamos pa trabajos del campo, y a ver si encon­ traba baratas iba.

((3 -u .ip ú .z c o a .j

—¿A dónde?

—No sé. Que preguntar tenía en el pueblo...

—Yo te diré. Más mejores y más bara­ tas que donde yo te diga, no encontrarás. ¿Dónde, pues?

—En Pasajes tamién: en Ancho. En Ferretería de José Manuel Elizalde.

-¿T am ién herramientas tiene?

—¡Ya lo creo! ¡De todo tiene aquel! Y bueno, además; ya te digo.

—Allí iré, pues Con que...

—Juntos iremos, si quieres. Que cosas de eletrisidá tengo yo que comprar, tamlén...

—¿En Pasajes?

—¡Claro! Donde José Manuel Elizalde.

—¿Tamién tiene?

—¡Claro! De todo tiene aquel. ¿No te digo?

—Vamos, pues.

—Eso. Y en Rentería tomaremos el tranvía pa ir a Pasajes.

-M ejor a pie; que hay sol y el ejersisio de andar es muy bueno.

—C omo quieras. Vamos, pues, a Pasa jes Ancho, a hacer nuestras compras en el Ferretería de José Manuel Elizalde.

Las m o n tu ra s m ás m od ern as en G a fa s las en con ­ trará V . en la R e lo je r ía U R T I A G A .

Nuestros muertos D. José C ru z G oicoechea l

¡Un amigo que nos dejó!

Un amigo que colaboró entusiastamente en esta revista; y para quien como compañero en la Prensa guardam os siempre las atenciones que por su bondad inagotable m e­ recía.

Caballero con todos, buen padre y esposo, su temprana muerte sumió en el desconsuelo a su jo­ ven esposa y tiernos hijos que el 28 de Noviembre de 1929 perdieron a quien era la luz y alegría de su hogar.

La revista «Rentería» recordando al pobre am i­ go, le dedica estas líneas de afectuosa memoria.

D. Pío E cheverría Lecuona La muerte que tan benévola fué con el bizarro teniente coronel don Pío Echeverría, cuando la desafió cientos de veces en el campo de ba­ talla al frente de sus soldados indígenas del Tabor de Ceuta, le sorprendió traidoram ente el día 8 de Junio de 1930, cortando una carrera militar brillan­ tísima y abnegada, no de esas que se hacen al amparo de influencias y favoritismos, sino de las que se escriben con la punta de la espada frente al enemigo.

El buen D. Pío, protector desinteresado de cuan­ tos mozos renterianos pisaron el territorio africano falleció en Jaca, cuando un bien ganado descanso y una edad joven prometíanle risueño porvenir en su carrera militar.

Fué un enamorado de Rentería y de nuestra re­ vista, en cuyo número de 1926 aparece un artículo a él dedicado, y en el que precisamente consignaba que la felicitación y el homenaje del pueblo y Ayun­ tamiento de su villa natal, era el galardón más pre­ ciado de su vida.

Bondadoso e intachable caballero, sabemos po­ sitivamente que sus subordinados, precisamente los más humildes, habrán sido los que hayan sentido más su muerte. ¡Bello epitafio para una vida consagrada al de­ ber y a la disciplina!

Descanse en paz nuestro amigo, quien con su brillante historia y bondades tanto ensalzó el nomnombre de Rentería.

Uno d e los a rtícu lo s p o p u la res por esencia y potencia e n la tierra vasca es la alpargata. A l trabajo ca n sa d o y lento d el alpargatero fijo en su m e s a d e trábaio, sen ta d o a ho rcajadas en u n banco d o n d e a fu e r z a d e p u n z a d a s y golpes del m a n g o d e la h e rra m ie n ta con la que fabrica la su ela , h a n su stitu id o en todas las regiones alpar­ gateras, a ú n e n las m á s rem o ta s de A m é ric a , las m á q u in a s llla r ra m e n d i, u n a m a ra v illa de rapi­ d e z y sencilla co n stru cció n q u e p ro d u ce con ven­ taja g ra n d ísim a a l trabajo d e m a n o . E sta casa tiene la ex c lu siv a d e in ven ció n para todos los países y se vé a g o biada d e p edidos superiores a su ca pacidad productora, p ru eb a in d u d a b le de la excelen cia d e su s productos. E l n o m b re de lllar a m e n d i es co m o a n ta ñ o el e m b le m a d e lo m á s m o d ern o , y perfecto e n m a q u in a ria .

L a revista R e n te r ía se h o n ra en divulgar estas excelen cia s d e n u e s tr a in d u stria siem p re flo re­ ciente felicita n d o d e paso a la S ra . V da. de Illara m e n d i, fiel co n tin u a d o ra d e las excelencias in d u stria les d e s u esposo, d e grata y respetable m e m o ria .

E l p ú b lico in te lig e n te en el ram o de relojería, se sirv e en la casa de U R T I A G A .

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(Guipúzcoa)

----------------------------------------------------------------------------¿ Q u ié n ign ora que U R T I A G A v en d e sus artícu los, m ás b arato que en la capital?

l 'H 4 M K

Siem pre ha tenido Rentería a lg ú n selecto establecímiento donde el más exigente y refinado sibarita pueda darse el gusto de descansar tranquilo del trabajo abrum a­ dor de la Inquietante vida m oderna.

Hoy en nuestra Villa cumple esta Insustituible misión, el espléndido «C AFÉ GURIA», propiedad de D. Julián Susperregul, distinguido am igo nuestro, que en su afán de constantejsuperación para su selecto establecim iento, ha coloca­ do el mismo a una tan envidiable altura, que en esta época veraniega de ardiente tem peratu ra, busca la gente ansiosa el am biente acogedor y sedante del ám pllo Jardín som brea­ do por copudos árboles, donde con el esmero proverbial en esta acreditada Casa, se sirven al favorecedor que tiene el delicado gusto de sentarse a sus mesas, las diversas espe­ cialidades del establecim iento, com o bocadillos, tes, cho­ colates, flembres y toda la variedad de consumaciones que el más exigente pueda apetecer.

Y como además el Sr. Susperregul, conocedor de las aficiones Juveniles hoy en boga, procura am enizar tan am e­ no lugar con música bailable, y prepara para las fiestas es­ pléndidos festivales en el ám pllo Jardín, no es de extrañar que correspondiendo a su esfuerzo, acuda el público con predilección a tan atrayente Café, con la seguridad de que además de bien servido, ha de distraer agradablem ente el ánimo solazándose honestam ente y dlsfrutándo de los en­ cantos de tan am eno lugar, que recom endam os visiten to ­ dos cuanto no lo conozcan, en la seguridad de que han de agradecernos nuestro consejo, por ser sobre todo en épo­ ca de fiestas, punto de reunión de la gente Joven y divertida.

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Ba-datoz baserritarrak, gizon sendo ta andre zarrak, goiz-goizean elizara...

Bete da eliz txlkia...

Ezklllaren ots bizia zabaldu da emen ta ara.

Aldare-nauzi-a urrean asi da otoitz luzean apaiz jauna belauniko.

Erria otoizka dago: «Ez gera. Jauna, geiago Zure kaltez ibiliiko».

Buruak m akur gizonak, erdi-negarrez amonak, otoizka apaiza kantari «Entzun gaur gure eskaria...

Arren, bear dun euria bidali zure erriari...»

Jauna, urrutitik etorri dirá batean otoitz-eitera, ta aien otoitza entzute-arren, erdian Zu egon zera.

Ikusi zaitut antxen erdian, Artzai onaren antzera.

Asi da prozezioa...

Gurutzea aurretik doa ta San Ixidro ondoretik: banaka mutil ta aitonak, erdian eliz-gizonak, andreak berriz, atzetik.

Ba-doaz baserritarrak, gizon sendo ta andre zarrak baserrieta lanera: pozik cta alai dijuaz itxaropenaren suaz, urne zitsoen antzera...

Itxaropena Zugan jarrita itzuli dirá etxera.

Aldendu, bada, Zure zigorra, txikien Jaun Biozbera, ta atoz lenbaitlen gure soroen egarri au asetzera.

Jautarkol.

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Arrosak, aizean nastuta, eroi dirá itxaso-gañean.

Berriz ez etortzeko urak daramaz/d: gorri jarri dan uiñak su-garra dirudi.

Arrosak nal nizkitzun ekarri goizian: baña magal itxian ainbat nekarzkian, ezin euki izan ditut lotuta gerrian.

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T ienen algun o s com ercios privilegiados el se­ creto de atra er a l püblico com o por arte m ágico. ¿ A qué se debe tal fu e r z a de atracción? S in duda n in g u n a a varias y m ú ltip les causas, en tre las que descuella p rin cip a lm en te el halago de

fu era y la a m a b ilid a d de dentro. Es decir, que en la parte e xterio r del esta b lecim ien to en cu en tren atractivo su ficien te para acercarse a él y u n a vez dentro se vea n rodeados de u n a a tm ó sfera de atracción, u n id a al gusto e n los artículos y surtido variado.

Todas estas condiciones llena la casa Zubillaga, h o y a m p lia d a por la adquisición de la casa n ú m . 17 d e la P la za de los fu e r o s , en cuyos bajos ex h ib e va ria d ísim o s escaparates d o n d e la curio­ sid a d fe m e n il q u ed a pren d id a . Y com o dentro del esta b lecim ien to , m a g n ífic a m e n te provisto, está la a m a b ilid a d afectuosa de D .a C risanta, se explica fá c ilm e n te el creciente a u g e de esta casa, prefe­ rida por la ju v e n tu d ren teria n a que sabe en co n ­ trará siem p re en ella artículos de alta novedad, eleg a n tísim o s y a precios sin co m p etencia.

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ZUBILLAGA

FIG U RA S RENTERIANÀS

Hablando con D. Luis Samperio Quien conozca sólo de vista al caballero con cuyo dolor agudísimo como un trallazo, algún tendón distennombre encabezamos el presente artículo, advertirá en dido, y luego... mi desesperación, médicos... masaje... él exteriormente a un atildado «gentlemen» que ha electricidad... hasta curanderos y baños en la piscina practicado el deporte en su juventud, a una persona de Lourdes,., en pn, no se puede Lid. imaginar lo «bien», en una palabra. que me hizo sufrir este dichoso brazo, alejándome de Pero como los que de cerca le tratamos sabemos los frontones a mis zó años de edad, que tuvo en sus tiempos el prestigio imborrable de ser Callamos un instante, recordando lo que desde niños uno de los más famosos pelotaris, llevando en triunfo a hemos oído acerca de la famosa bolea de Samperio, tierras americanas en su arelegante, segura y potente, diente corazón de vasco en y seguidamente el famoso unión de otro atleta renteex-pelotari nos explica que riano, D. Vicente Elícegui, aún, ahora que la ceniza de el nombre de Rentería, cuna los años se muestra en su de ambos, creemos de jus­ cabeza, le gusta con locura ticia dedicarle un breve ar­ el juego de pelota. Allá, en tículo en esta revista, no la Argentina, su habitual re­ interviú ni cosa parecida, sidencia, está muyen moda sino el reflejo de una con­ el deporte vasco como ejer versación sostenida con él, cicio higiénico sin rival. Se que siempre amable y aten­ cultiva preferentemente Id tísimo con nosotros, tuvo la especialidad de la paleta, bondad de contarnos cosas con pelota de gas Infinitas relacionadas con la profe­ asociaciones, algunas muy sión que tanta gloria, y tanpoderosas, propagan las ex­ to dolor también le pro­ celencia^ de este jue^o, para porcionó. jóvenes y viejos, y por la Advertimos inm ediata­ cómoda modalidad del mis­ mente al hablarle de su afi­ mo, pelota viva y frontón ción, mejor dicho de su pequeño, — reputan este de­ pasión favorita, aquel acen­ porte como el mejor. to encendido de muchachez, Ahora, que «los clási de brío, de acometividad eos», —me confiesa mi in­ que tuviera seguramente en terlocutor. - jugamos a aquellos lozanos años de su «share» o red. Cosa bonita juventud, en los que su arro­ y fina, afirma D. Luis. gante prestancia llenaba las Hablamos de la cesta canchas con su juego ex­ moderna, declarándome el cepcional. famoso ex-zaguero que Y al expresarle nuestra in­ cuando él veía que no podía cumplida añoranza de no ha­ restablecerse de su brazo, berle visto jugar, pasa una probó con cestas algo ma­ sombra de desilusión por su yores de las que usaba, y rostro, como un deseo insa­ asombrado, veía que su al- , tisfecho de algo que no pudo cance era infinitamente ma realizar por completo, a pe­ D. Luis Sam perio, el año 1 8 9 0 yor, pero como tenía que sar de su titánica voluntad. sacripcar su famosa bolea, —Pero si jugué muy poco; fui flor de un día cinco aquella bolea que fué terror de los delanteros, — aña­ dimos nosotros,—optó en su digno orgullo de artista, años escasos de jugador, y con este brazo...

—¿Pero cómo fué? retirarse de la pelota antes de dejar de ser Samperio, - No sé, - nos contesta, - algún «boleón» sin duda, es decir, de perder su jugada característica e inimitable.

Y cuando más entusiasmado me hallaba jugando, un IBello gesto de un artista pundonoroso que prepere

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anularse voluntariamente antes que claudicar con nor­ el tendido, frente al cuadro 14. Un anciano y fornido mas que adulterasen la pureza de su juego viril e ini­ espectador había fallecido repentinamente, víctima de mitable, su arma favorita de combates y triunfos cla­ un ataque cardiaco. Era D. Martín Irigoyen vasco-fran­ cés, de Sara, y padre del actual Presidente de la Re­ morosos!

Este rasgo pinta la entereza del famoso ex-pelotari pública Argentina, D. Hipólito. renteriano.

Al día siguiente supe que antes de levantar el cadá­ Nos refiere lances e incidentes de aquella época. ver la asistencia pública, otro vasco tuvo un rasgo de El más culminante es aquel famosísimo partido de honradez y nobleza digno del de Vicente Elícegui.

Buenos Aires, que acreditó a Vicente Elícegui, de pe­ El muerto D. Martín, había ido al frontón con su lotari de una nobleza sin igual. amigo y compadre Julián Aguirre, y habían apostado Dejamos la palabra a D. Luis.

100 pesos, saliendo ganancioso el Sr. Irigoyen. Nadie —Eran aquellos tiempos,—nos dice,—la edad de oro conocía esta traviesa y el Aguirre podía haberse callado, del pelotarismo. Se defendían en la cancha los presti­ porque el difunto no se los iba a leclamar. Contem­ gios de los respectivos pueblos de los jugadores. Así plando el cuerpo inanimado de su paisano y sumamente parejas como Chiquito de Eibar y Pasiego, Portal y acongojado y lagrimeando, parece que dijo el perdedor Mardura, Elíceguí y Samperio, Beloqui y el Manco, de la apuesta: «¿A quien pagar yo ahora apuesta que te has ganado compadre mío MarTandilero y Muchacho, representan­ tes respectivos de Eibar, Azpeitia, tíñ?.. .»

Rentería, Villabona v América.

Y pasando de aquellos recuerdos, Aquella tarde se repetía el reñido a algo que reciéntemente hemos partido de Azpeitia contra Rentería. pido, le preguntamos: Cuando Portal y Mardura tenían —¿Y diga D. Luis, es cierto que 49 tantos y los renterianos 46 para su amigo Indart, de Irún quiere ver 50, gana Elícegui el 47 con una le dar alguna bolea de «aquellas»? rasa formidable. Mas portal pidió —Sí, dice que desea conocer mi «vuelta», fundado en que a! correr ostura, y para darle gusto, ando a restarla rozó apenas con aquél. uscando pelotas propias para Se levantan los jueces, cinco «share», porque cestas como las miembros respetables de la Sociedad que usé no las hallo, y aunque pre­ «Laurak- bat». ferí siempre las usadas y viejas, se El público se mostraba dividido, las llevaron todas mis amigos. solicitando unos «vuelta y otros —¿Y el brazo?

O Luis Sam perio, en la actualidad «tanto», con acento amennazador.

— i nombre, sí! se Elícegui. apercibido de la angustia de tan venerables días siguientes me dolerá intensamente, pero ¡quién se «gizones» y de la bronca que se vislumbraba sea cual acuerda de eso! le digo, yo en pisando la cancha, fuese la resolución del caso, se dirige a los jueces di- me olvido de todo, me caliento y entusiasmo como en ciéndoles: «Señores, nosotros damos vuelta.» \ ante aquellos tiempos mozos que tan fugaces pasaron por tan espontánea como hidalga resolución, los jueces desgracia para mí... vieron el cielo abierto y cedieron a la solicitud, entre —Y- •.—preguntamos, —¿se le podría ver a lid. prac­ una inmensa aclamación que resonó en el frontón, pre­ ticar su jugada favorita? miando el rasgo de generosidad del noble renteriano.

—Le avisaré con mucho gusto, cuando me entrene Se repitió el tanto 47 que lo ganamos, así como algo. también el 48, igualando a 49. El vocerío era inmenso Al decirnos estas últimas palabras amable y son­ en la cancha. El público de pié, enloquecido y delirante riente, D. Luis Samperio estrechaba fuertemente nuestra arrojó a la explanada sombreros, bastones, monedas mano y después de despedirse, con su talante juvenil y de oro y billetes, y pide cinco minutos como tregua para erguido, tras una mirada afectuosa de sus claros ojos cubrir las apuestas. penetrantes, monta en el tranvía con la agilidad de un Se reanuda, por fin, el tanto decisivo, que fué solu­ chico dejándonos una esperanza, un deseo intenso de cionado en nuestro favor. contemplarle en su bolea, esa jugada suya e incopiable, (Aquí sustituimos al narrador que no nos dice más; que según Peña y Goñi «es bolea sin comparación con pero nosotros sabemos que el tanto 50 fué ganado por otra, bolea legítima de antebrazo, rápida, dura y ner­ nuestro interlocutor con una soberbia bolea de las viosa, pequeña al parecer, que no revela el esfuerzo de suyas, que agarraba a todo gas en el cuadro ocho des­ la dificultad vencida, sin «pose», bolea de honda que bordó a los dos contrarios sin que pudieran alcanzarla). basta por sí sóla para haber hecho de Luis Samperio El público salta a la cancha—prosigue D. Luis- un zaguero sin rival.» para abrazarnos a todos, vencedores y vencidos. Pero Efe Ese. nuestra alegría fué turbada por un extraño rebullicio en

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V iuda de R. Illarram en d i M arca R

e g is t r a d a :

RENTERIA

ILLARRAMENDI

(Guipúzcoa)

Francia, sirventés, canción laudatoria o satíricaplatich, canto de dolor (lais que llamaban los trou, vers), etc...

Al movimiento trovadoresco precedieron en la mayoría de los pueblos del N ortes los bardos, Los galos tuvieron célebres bardos que en un principio pertenecían a la clase de los sacerdotes o druidas: eran poetas y músicos que en sus him nos exaltaban las gestas más gloriosas de la historia contem porá­ nea, existían categorías desde discípulo a profesor de música y poesía, título que se concedía al cabo de nueve años de estudio; así es que ocurría que entre estos trovadores existían verdaderos virtuosos ejecutantes.

Del N orte de Francia pasó a Inglaterra el arte sicos y poetas ambulantes que en los siglos XIII y XIV adquirió un im portante desarrollo operando cortesano de los troveurs que allí se conocieron con un espontáneo resurgimiento lírico de caracter so­ el nom bre m in strels.

En Alemania adquirió también gran preponde­ cial. Este movimiento trovadoresco se unió en Francia meridional y Provenza desarrollando entre rancia; los autores de la música y poesía ftieron de­ las clases elevadas la afición a la música y a la poe­ signados con el nom bre de M in n esin g er o cantores sía; denominábanse sus cantos de L a n g u ed o c o de amor, que fueron reyes y soberanos. P o r rivali­ romance provenzal. En la época de los griegos se dades entre la clase media y los M in n esin g er que conocían ya cantos de diversos géneros y caracter: eran personajes de nobleza, aparecieron los M eistrenos, epikedeos y elegías que luego se transfor­ tersinger o maestros cantores en oposición a los mó en nuestro vocablo ele d x ia o eresia, en con­ cortesanos, título que el maestro W agner aprove­ cepto de un crítico; (?) estos se entonaban en las cho para describir en su obra €M aestros cantores» ceremonias fúnebres lo mismo que los cantos que el espíritu de este interesante m om ento histórico.

Estos artistas tienen un punto de analogía con nuestros elletaria k y ero sta ria k tenían por costum ­ bre plañir junto a los cadáveres enlas g a u villa s y en nuestro célebre bardo Iparraguirre, que en estrofas vigorosas cantó el him no de la libertad foral, «Gerlos elozkor, conducciones de cadáveres. nikako arbola».

Un bardo que recorría las cimas de nuestros «A z p ia n lu r otza, g a ñ ea n arria montes encendiendo con su herm osa voz el fuego L a stu rre ra bear d o za M ilia ...» de las gloriosas tradiciones y sentimientos patrióti­ Eran de distinto género los h im in e o s ep ita la- cos, en los corazones de las m uchedum bres pertre­ m ios y serenata s, melodías que se entonaban en chados de un espíritu varonil, de una conciencia actos nupciales, acom pañados por flautas y liras. recta e intransigente.

P o r este su poder ejecutante de conquistar y O tras veces los triunfos de los vencedores de los juegos solían ser celebrados con poesías y melodías enardecer los ánimos de los m ontañeses que aco­ inspiradas, que algunas de ellas adquirieron cele­ gían sus cantinelas con ímpetu de valentía y prue­ bas de am or propio, fué expulsado por el gobierno bridad en las famosas «Odas» de Píndaro.

El folklore musical vasco comprende también lo como un propagandista sedicioso. Entonces debió mismo que el de los griegos canciones amorosas, de entonar aquellas estrofas penetrantes que tradu­ báquicas, cuneras, danzas, endechas y elegios, epi­ cían el dolor producido por la sanción de una ven­ talamios (canciones de boda) romances, religiosas, ganza infame: de ronda y alguna que otra épica y satírica; m oda­ «G iltza p ia n sa rtu n a u te lidades que en Provenza se designaban en la forma poliki p o liki...» siguiente: cobla o canción de am or (ch a n so n s T H O M \ 8 GARBIZU. d 'a m o u r) que llamaban los trouvers del Norte de A RAIZ DE LA FIESTA DE LA PO ESIA

LA

CASA

Viuda e Hijos de José León Urania E ntre las actividades ren teria n a s tan m ú ltip les y diversas, esta im p o rta n te casa sostiene digna m e n te el prestigio que al fa llecim ien to de su fu n d a d o r a q u el D . José L e ó n de in olvidable m em o ria , quedó latente en su obra de trabajador infatigable.

D ignos contin u a d o res de las actividades d e su p a d re so n su s hijos D . fo sé y D . BibianQ queridos am igos nuestros, q u e con su ju v e n tu d y arrestos propios de las e n se ñ a n za s d e laboriosidad infatiga­ ble que les inculcara su progenitor, llevan a iro sa m e n te el triple negocio d e la ca rp in tería y serrería, el taller de reparación de m a q u in a ria y los transportes por a u to ca m io n es, m a n te n ie n d o con s u flo re­ ciente in d u stria n u m ero sa s fa m ilia s de ho n ra d o s obreros.

N os com placem o s en consignarlo, ya que h o m b res e in d u stria s com o los q u e a ca b a m o s de m e n ­ cionar, son los que por sus condiciones a u m e n ta n la p ro speridad d e las localidades d o n d e se estable­ cen, fo m en ta n d o con sus iniciativas el bienestar c o m ú n por las vías d el trabaio y d el a d elanto in ­ dustrial.

La Fie/»ra deto ro / en o < 3 título de erudición, sinó al de curiosi­ dad, y creyendo «ameno el tema, hemos es­ cudriñado papeles antiguos, y vemos por ellos, que siempre hubo, desde tiempos re­ motos, afición en Rentería a esta fiesta típica española, si bien los espectáculos que en diversas épocas se cele­ braron, apenas salieron de la categoría de entreteni­ miento o fiesta popular, sin llegar a la de espectáculos serios, y seguramente, por ello, el pueblo se divertía siendo actor en los mismos, lo que indica claramente

sú perduración en las fiestas patronales a través del tiempo Y para la debida ordenación de recuerdos, vamos a dividirlos en dos épocas, antigua y moderna, con cuya distinción sencilla, se verá que poco variaron de una a otra los espectáculos taurinos en Rentería

+++ El dato más remoto con que hemos tropezado en nuestra búsqueda, alcanza a 1598. Hay una libranza de esta época por la que se manda pagar a Esteban de Maincia y consortes, tres ducados por coger un toro para regocijar la fiesta de la Magdalena I ambién hay otra de 5- de Octubre de 166 i por la que se manda librar al señor jurado mayor, Bernardode Aguirre, «tres mili maravedís de vellón por mili y quinien­ tas garrochas que se emplearon en la fies­ ta de toros de Santa María Magdalena.

T V Por lo visto, serían muchos los toros corridos para emplear tantas garrochas. ^ En 1798 también se corren toros, ya que D. juan Bautista Portu, alcalde, saca a remate la construcción de barre-f ras, que importa ciento y más ducados.'

En 1805 se prohíbe en absoluto, por real mandato, dar fiestas de toros y novillos de muerte. El buen rey Carlos IV, sin duda debía estar harto de cuernos, no sin razón.

Vemos en 1810 una curiosa

R - e n t é r ia

económica cuenta presentada por el Regidor decano D. Ignacio de lrigoyen, por poner y quitar barreras, con inclusión del coste de garrochas y banderillas que S£ emplearon para las novilladas, que asciende a la módica suma de ciento setenta y siete reales vellón^ e adminis­ traba bien entonces la Villa Muy curiosa es una carta firmada en Deva el año 181 ^ y dirigida por D. juan Bautista Eguía a D. Sebas­ tián Antonio Sorondo, seguramente Alcalde de Renteria.

En ella comunica el primero al segundo que ha hablado con el Zapaterillo y el Marinero, que son los mejores toreros conocidos por aquellas cercanías y que vendrán a lidiar los toros en los tres días que señala, y otro com­ pañero y quizá alguno más «porque dos hombres en la Dlaza son pocos». Tienen que marchar el día 17 a 3ermeo, pero vendrán por 1.000 reales y los brindis ibres (o sea el sablazo), bi se quiere, pueden traer novillos de Deva, que hay en aquella jurisdicción, Seríon los de Lastur, en lciar.

Estos seguramente serían toreros de pueblo, hon­ rados artesanos o quizá bohemios trashumantes que de pueblo en pueblo se sacaban modestamente la vida can la ayuda de los «brindis libres».

En 182.7 se prohibe torear al pueblo, permitiéndose únicamente a los toreros, señalándose al contratista del tablado o tendido, la condición de cobrar 1 reales vellón por plaza.

Ha\ una curiosa petición de D. Juan Ignacio Aldaco, para poner tablados «en las cabezas o tramos que caen hacia la fuente pública y por la banda de Capuchinos, de un extremo al otro en ambos lados».

No atinamos a discernir que lugar es este que indica el peticionario, a no ser el lado Norte de la antigua plaza del Arrabal, hoy de los Fueros.

En los años siguientes, nada de particular aparece en los viejos papeles que hemos hojeado Unicamente solicitudes y cuentas de barreras y tablados, prueba de que la pesta seguía arraigada y perenne en los programas de regocijos populares.

Y entramos en la época moderna, de la cual conser~ X ) ,^ vamos vivos recuer­ r dos, con los que vamos a procurar amenizar, en nues^ ' " v"tras modestas posibilidades, estas cu ai* ''' tillas.

El año 1892.,va­ rios vecinos de la ca­ lle de la Magdalena solicitan permiso

para correr un novillo ensogado a las i i de la mañana el día de la Octava. Firma la instancia Antón Arruabarena y aunque dice «siguen las firmas», no aparece nin­ guna más. A pesar de esta poca unanimidad—rencillas de vecinos, seguramente,—el buey se corrió v no [ueron los que menos disfrutaron de sus incidencias D. Aquilino Amézua v D. José Egurrola. por dar la coincidencia que en aquella época se estaba montando el órgano de la parroquia, construido por el primero.

En los años siguientes hasta el 98, alcanzaron gran nombradla las novilladas renterianas de toros embolados para el público que se daban en la plaza del Arrabal, hoy de los Fueros, cuando aún no existíia el antiestético mercado que hoy la ocupa, y si solo un tingladillo en la parte Sur de la misma, para dicho objeto.

En barreras desmontables que ponía el Ayuntamiento, se apiñaba una multitud bullanguera de la que salían toreros con vocación de aviadores, por lo mucho que andaban por el aire.

Coincidió aquella época con la edad de oro del pe­ lotarismo y como Rentería tuvo muy buenos pelotaris, éstos, gente alegre y rumbosa, organizaban pintorescas becerradas con mozos del pueblo.

Recuerdo una en que los toreros eran «Azo», Ramón Zalacaín y Aldaco «Musharra» Juanito Pola, y otros más, llevando al frente al famoso «Mari 1rampa», her­ mano de Victoriano Gamborena, de alguacilillo Salía la cuadrilla muy seria del almacén de vinos de D. Fermín Arocena. hoy farmacia de la viuda de Cobreros En cierta ocasión a un torete que se escapó lo trajo Zalacain. mozo her­ cúleo, sujeto por los cuer­ nos y debajo del brazo N ota cómica en los embo lados, además de los torerillos que venían de los contornos, fué el cele­ bérrimo Artola, especie de precursor de «Charlot», que hipnotizaba los novillos, y no con su físico, ciertamente, ya que era cojitranco y con un brazo y una mano anqui­ losados y vueltos del revés, pero tan gracioso y atrevido que era el principal aliciente de aquellas bullangueras e incopiables, fiestas haciendo diabluras ante los moruchos, como arrodillarse de espaldas, tocarles el testuz y finalmente... evolucionai por-la atmósfera para refres­ carse, ya que el morapio acumulado le inspiraba sus ináuditos atrevimientos.

Grandísima concurrencia acudía, como decimos, a estas novilladas, recordando que un año presenció el Rey D. Alfonso Xlll la fiesta, siendo aún un niño, con su augusta madre, desde el balcón del segundo piso de la cas n.° 19 de la Plaza del Arrabal, hoy de los Fueros.

Más tarde, hacia el año 1899 o 900 recordamos que con motivo de la subida al Ayuntamiento del partido

liberal, hubo conatos de una becerrada aristocrática, trayéndose un toro que decían iban a lidiar, de una ganadería de Peralta (Navarra).

Pero resultó que aquel bicho era un torazo, segura­ mente cansado de padrear y hubo que bajarlo del vagón de ferrocarril en donde vino, con la cabeza cubierta con un saco y amarrado a una maroma que sujetaban todos los carniceros del pueblo, y aún así daba cada bote im­ presionante, que hacía temer algo gordo. Debió ser una * broma de un concejal muy aficionado a reírse del terror ajeno, y hubo que apuntillarlo en el Matadero. Aquel año, en compensación, hubo bueyes ensogados por la mañana por las calles de la Villa, con gran aceptación del público Por el año 1899 las disposiciones de Lacierva acerca de las capeas obligaron a suprimir este múmero de em bolados tan castizo, y tuvo el Concejo que organizar pestas de toros de puntas, con toreros que claro es, dado el presupuesto de festejos, no podían ser el Guerra, Reverte ni Algabeño, habiendo que echar mano del Riojanito, un gañán patizambo, fuerte, y torpón, que toreó varias novilladas, con un ojo en el toro y otro en los balcones de la plaza, a la busca y captura de perso­ najes a quien colocar uno o varios brindis Por cierto que si dispusiéramos del espacio a gusto nuestro, sería muy curioso insertar algunos particulares acerca de las pintorescas contratas de éste y otros tore­ rillos, llevadas a cabo con diplomacia sutil por un empleado municipal de entonces y de ahora que cuenta \ no acaba regó cijantes escenas.

Estim ulado por la aceptación de estas paro­ dias de corridas, un em­ presario «de repente», se animó a organizarías en el frontón fuera de época de pestas y tuvo algunos éxitos económicos aunque por querer estrujar algo el limón, vino a empequeñecr las pestas que organizaba, que ya de por sí no eran muy grandes.

Fué un episodio notable el año 1905 la odisea del «Barbi» un barberillo jacarandoso, a quien sus clientes, en especial un médico sumamente taurómaco y guasón, animó a que se atreviese a despachar dos toretes en la plaza del frontón.

Jactábase el tal fígaro de haber ya banderilleado en corridas serias y tal.

Por fin y tras muchos cabildeos decidióse a matar dos novillos, pero no contaba con la huéspeda.

El primero que lidió era un infeliz choto que ni em­ bestía, y lo descordó en una huida.

El otro era un novillete de nervio y patas ligeras, de casta de Lastur, que aunque no estaba toreado, tenía todas las intenciones de su raza de morucho pueblerino.

El buen «Barbi» que era bastante enclenque, no podía con la muleta; decía que debía ser de manta a juzgar por el peso. también alegaba que el estoque era de plomo y se doblaba. Todo esto, naturalmente, eran visiones del miedo espantoso que el pobre rapabarbas tenía.

Presidió la pesta el entonces cabo de la guardia municipal, hombre de barbada y temerosa faz, que in­ dignado por la «paura» de nuestro hombre, no halló más medio de terminar aquello que bajar a la plaza dejando su elevado sitial, y cojiendo del brazo al émulo de Cuchares, zamparlo en la perrera, vestido de torero como estaba y dolorido de algunos coscorrones que el torete le administró. fcn los años siguientes desfilaron por el frontón varios modestos novilleros, de los que recordamos a Bernalillo, Valerito Álvaradito, Venadito, Lladito, Navarrito de Bilbao (?) y otros muy modestos coletudos.

En 1915 se hizo un ensayo de novilladas en el terreno de la fábrica Olibet, y fué empresario el Ayun­ tamiento. Por cierto que aquel año. con motivo de la primera piedra del monumento a los hijos ilusties hubo una capea aristocrática en la que se lucieron la medicina, la arquitectura y la farmacia, por medio de sus represen­ tantes, saliendo necesitada de algo de árnica la última de dichas especialidades Posteriormente,—y llegamos ya al fin, para fortuna tu­ ya, amigo lector, —una empresa particular, con muy mala suerte, construyó una modesta plaza en el lugar mencio­ nado y no ganó dinero, debido a contratiempos hijos de el escaso sentido de empresa que puso en sus actividades, limitadas a la organización de depcientes espectáculos, que además, justo es consiguarlo, tropezaron con una

BA N CO

mala suerte persistente que dio al traste con el negocio Durante su gestión vimos a un torerito muy apañado, Calderón de la Barca, a quien un apoderado poco hu­ mano. llevó a un fracaso muy sensible, pero que afor­ tunadamente no ha perjudicadoa su carrera de novillero, por lo que hemos leído recientemente en la prensa Para que nada faltase en esta desdichada plaza, donde también se dieron espectáculos de cine, boxeo títeres, bailes, etc., hubo también su correspondiente bronca épica, por culpa de un presidente y de la empresa que no tenía sustituto de up. toro mansísimo que hubo que meter al corral.

Se nos olvidaba consignar una lucidísima becerrada a favor de los huérfanos ferroviarios y la actuación de Llapisera que siguiendo la «jettatura» que cual maldición gitana pesaba sobre esta desdichada empresa, perdió bastante dinero como empresario en dos funciones.

Y termino, lector, haciendo votos porque en Rentería, en la futura, porque en la moderna no hay sitio, se des­ tine una plaza a aquella pesta típica de los novillos em­ bolados qne tanta gente atraía a la Villa, y que hoy, en lolosa, asimismo es el número culminante de las fiestas de Carnaval.

Poco factible creo la construcción de una plaza de toros, por la carestía palpable de esta pesta, va que para no hacerlo bien, es mejor dedicarse al «género chico» de los toros, o sea a más o menos importantes novilladas o capeas de embolados que indudablemente, bien orga nizadas, serían un número de givn atracción, sobre todo en los festejos patronales, como quedaron grabados en nuestros recuerdos juveniles de aquella edad dorada que 110 se vive más que una vez.

Frinz.

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LA MODA DE LAS BOINAS No es extraño que se generalice el uso de la boina a todas las clases sociales. Prenda graciosa y cóm oda, merecía esa pre­ dilección.

Lo malo fué que la juventud dorada puso en ella sus peca­ doras manos y su cabeza aturdida, y ya se sabe que con la m is­ m a facilidad con que la tiranía de la m o da impone sus caprichos los anula y archiva.

Bueno estuvo que la gente bien, como se dice ahora y no se decía entonces, calase la boina al vestirse de frac para bailar un aurresku en la Plaza de la Constitución ante las reinas de Inglaterra y de España. Un aurresku sin boina viene a ser lo que unas sevillanas sin palillos.

Pero los festejos regios pasaron y la boina quedó en la ca­ beza de mozos aristócratas, que la hicieron com plem ento del traje de etiqueta. De esa guisa iba a bailar cotillones al G ra n Casino, y es lo cierto que la típica «chapel» le iba al «smokink» o al frac como al hábito de un santo un par de pistolas.

URTIAGA os recom ienda h acer las rep aracio n es no en Relojerías de postín, sinó donde baga el m aestro El ingenio industrial de un Elósegui había elegantizado la prenda dotándola de torro interior de seda y badana, como los sombreros. Llegó el fabricante tolosano a tal grado de perfec­ ción y rapidez en el arte de confeccionar boinas, que un día que visitó la fábrica D. Eduardo Dato, entonces ministro de la go­ bernación, vió tejer, teñir, secar y arm ar una boina con la que se cubrió al entrar en San Sebastián. La visita había sido im­ provisada. la boina llevaba bordado el nombre del personaje El previo am año estaba descartado; no había trompa ni cartón en aquel vértigo de fabricar. gapito Ponsol, se hartaba de vender boinas; los clientes formaban cola a la puerta de su establecimiento, en la esquina de la calle de Narrica y la piaza de las Escuelas C om o buen «errikO'Shenie», coloraba la boina en la cabe/.a del com prador según m andan « iaungoikoa» y los cánones: es decir, respetando su airosa redondez, sin estrujamientos, sin alteraciones... ¡Sí. sí! ¡Había que oir luego a Ürtchalle. el veterano trova­ dor de Rentería. uno de los más castizos cantores de zortzikos guitarra en m ano, al pie de una ventana, émulo de Iparraguírre en lides filarmónicas y am orosas y en alternar la ronda n o c tu r ­ na con vistas a Cupido y la bélico militar de los días de guerra civil.

Era fama y veraz historia que en más de una ocasión es­ cuchó el silbido de las balas carlistas como eco de sus endechas líricas entre las som bras que al envolver un caserío encubrían sus galanteos y que tan valiente como al batirse con el enemigo lo era ante los riesgos de la aventura donjuanesca.

Viejo y achacoso ya en los años de la m oda de la boina, había venido a parar en cartero de Rentería, con cuyos m odes­ tos haberes atendía a las imperiosas necesidades materiales del vivir. Las morales las daba por satisfechas con el vibrante re­ cuerdo de sus mocedades y la asistencia el día de la Magdalena, en Rentería y en el Jai Alai donostiarra, cuando se presentaba ocasión, a un partido de pelota, si entre los pelotaris figuraban los rentetianos, aquel inmenso Elícegui, que por ser rey de las canchas e ídolo de frontones americanos, le sentaba a su mesa en ! uenos Aires, el presidente de la República Argentina; aquel enorme Samperio, maestro en el juego limpio, elegante, se­ ñoril. que lo mismo que devolvía una pelota en impecable vo­ leo desde el último cuadro, se sentaba ante el piano y ejecutaba magistralmente; aquel maravilloso G am borena, que de mocosete repartidor de pelotas en Rentería, pasó a chico en grande, a desmem breda enciclopedia de todas las jugadas, asombro de públicos, refinador de las travesuras de Beloqui y las habilida­ des del Manco de Villabona.

Claro es que Ürtchalle, al volver la vista a su pasado, re­ cordaba los esplendores del juego ciertamente clásico, el de pala y el de remonte, que encendía entusiasmos populares y hacía de cada jugador notable un caudillo de masas que le daban es­ colta a los pueblos donde iba a entendérselas cesta o pala en mano, con un rival.

Claro es, también, que ponía el grito en el cielo cuando

No olvidar que el d e sp ertad o r m arca Paz, se vende en la Relojería URTIAGA.

observaba que la cesta relativamente corta de los Mardura, los Irún, los P o rta l iba alargándose hasta adquirir proporciones de catapulta en los hercúleos brazos de un P edrós para degenera­ ción del pulquérrim o juego de volea en el casi siempre sucio del revés, restando espiritualidad y esbozos de atletismo a la lid pelotárica, precipitándola en doloroso e Inevitable deca­ dentismo.

Lo de la mistificación de la cesta corría parejas para Urtchalle con la profanación de la boina por la m oda.

H abía que oirle cuando observaba el desfile de la joven aris­ tocracia en pos de las patatitas »soutlées» de cQ arso Ibai» lu­ ciendo la boina azul escandalosam ente mixtificada. ¡Eso no es boinal —exclamaba con enojo ¡Eso es un teja­ dillo a dos aguas!

Es verdad que una de las m odalidadas en el uso de la boina sonsistía en levantar su parte anterior form ando ángulo agudo que la daba aspecto de cubierta de dos vertientes. ¿No tienen modelo del qué copiar la m anera de ponerse la boina, —exclamaba en el colmo de la indigación ¡Qué vean a los miqueletes! ¡Qué miren a los pelotaris!

— Conforme —le decía yo ; pero que no se les ocurra co­ piar a «Shoshua».

«Shoshua». el entonces padrino de G am bo re n a. solía en­ casquetarse la boina hasta las cejas por delante y hasta el co­ gote por detrás.

Bueno —respondía el sim pático Ürtchalle —, a los que no estamos en edad de presumir, se nos puede permitir la indolen­ cia. De to dos modos prefiecro una boina a lo «Shoshua» (po­ pular renteriano, D. José A ntonio Loinaz), a una a lo maniquí de sastrería. ¡Cómo ponderar los refunfuños del viejo renteriano cuando la boina-pasó también a ser prenda de m oda femenina!

Violentamente deformada y cruelmente perforada por sen­ dos agujones, la clásica prenda sufrió la to rtu ra dé alcanzar rango caricaturesco. Ponsol seguía vendiendo boinas a todo vender.

En cabezas femeninas, la boina llegó a adquirir traza, no de tejadillo de dos aguas, sino de pagoda china que a los Urtchalles debió inspirar cosas feas dedicadas a Confucio.

Felizmente, la m oda pasó, se consolidó el uso de la prenda.

Serafín Baroja que también era devoto ue ese detalle de la vestimenta vasca, decía que prueba del respeto que inspiraba la boina era que a ningún «cachero» se le ocurriría m o nta r en sus maizales un monigote de los llamados con exacta propiedad espanta-pájaros, sin echarse a buscar previamente un sombrero viejo! jam ás una boina. ¡Era reíinar el culto! ^ es que también tiene no poco de emblemática. La boina roja recuerda triunfos orfeónicos; y con un a chapa por remate, bizarrías épicas; W ad-R *s en Africa. C horitoquieta en G uipúz­ coa. iljHÜfclhiH il l ll \\\ II i l l CASTELL.

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c o k c iiesi En la cocina comedor del caserío «Choko Chiki» se hallan reunidos el padre, la madre y la abuela de Conchesi esperando la llegada del padre de Bartolo, que viene á arreglar el noviazgo entre su hijo y C on­ chesi.

Llaman a la puerta, y tras un «¡Ave María P u r í­ sima!», contestado por un «¡Sin pecado concebida María santísima!», entra el padre de Bartolo.

Hay un silencio embarazoso, interrum pido de vez en cuando por las arm onías que llegan del es­ tablo. El padre de la novia inicia al fin la conver­ sación: —Mal tiempo tenemos, ¿eh?

—Malo, malo.

Largo silencio.

«Lo ques» si no cambia, pudrirse van a haserse los tomates.

—Y las goliflores.

—Hermosa patata habéis tenido ustedes este año —afirma el padre de Bartolo.

—Mal año pa todo ha sido —contesta la madre de Conchesi.

Después de otro largo silencio, el padre del n o ­ vio cree llegado el m om ento de tratar el asunto que le ha llevado.

—Ya sabrán o así a lo que me vengo.

—Don Melchor, el cura, ya nos ha dao a enten­ der: para arreglasión de boda del Bartolo con la Conchesi. ¿Y ya le ha dicho don Melchor —inquiere el padre de la novia —lo que vamos a dar a la C o n ­ chesi?

—Si, nos ha desido que siete mil erriales y una ternera, y la verdad—añade, rascándose la cabeza— , como pareser... poco nos ha paresido. ¿Poco? pues más no pedem os dar; la P u ri p ro n ­

ba Nueva Sociedad de Mármoles Ro|os de Archípi H a y para las diversas o rn a m e n ta cio n e s de edificios, estab lecim ien to s públicos y obras m o n u ­ m en ta les en g en era l u n p r im e r elem e n to s u n tu a ­ rio que es el m á rm o l.

P recisa m en te e n el soberbio a lta r m a y o r d e la Iglesia p arroqu ia l te n em o s cuatro soberbias co~ lu m n a s, cada u n a de u n a p ie za d e este h erm o so m á r m o l rojo de S a n M arcos, d e la ca n tera q u e h a dado el n o m b re a esta im p o rta n te in d u stria renteriana.

P ero si visitáis esta curiosa m a n u fa c tu ra , os encontraréis so rp ren d id o s por la va ried a d de m á rm o le s que en ella se m a n ip u la n , d esd e el blanco de C arrara h a sta el negro veteado d e Mañaria, pasando por el verd e d e Grecia; u n surtido, en fin, de preciosos m á rm o le s de todos colores y clases, pero en especial el rojo d e S a n M arcos en grandes bloques y placas.

Todo ello dirigido con acierto in su p era b le por los G erentes S res. O ya rzá b a l y E cheverría, que con su com peten cia h a n colocado esta in d u stria entrelas m á s florecientes de R en tería .

to pa casar estará y tamién dar hem os de haser algo.

—La P u r i —afirma el padre de Bartolo —más fásil de casar será; viene muy errobusta, —¿Errobusta? ¡Ene! Más que la C onches!—no será—contesta el padre de la novia, frotándose la espalda —. Un poco peneque (borracho) del taberna me venía yo «alamaneser» del noche, un ladrón se creyó que era yo pues, y arrearm e un porraso hiso que cuasi cuasi rom perm e me hisió dos costillas de huesos.

—Algo «pocha» está —insiste el padre del novio, y aludiendo al ojo bizco de la chica a ñ ad e— en­ toavía, si no tuviese ese ojo que mirar hase contra los carlistas, más valdría.

—Tam poco le daríam os la ternera ensima de los siete mil erriales.

—Bueno, pa serrar el trato, con un serdo grande endem ás arreglarnos h.iremos.

—¡¡Alajañetan, no queréis usted poco!!—exclama entrando de sopetón Conches!, que ha estado escu­ chando detrás de la puerta del establo . Un serdo ensima.. ¡Bastante es Bartolol Calabasas todas las chicas l'han dao; por eso venir hase ande mí. Antes de casar con él, a servir más prefiero marchar; yo no nesesitar un «baldragas» com o ése. Conque, |hale!— ordena, sacando la tranca que cierra la puerta— : noche buena está y ya te puede usté m ar­ char a to m ar el fresco con buen viento; si nó, ya verá si soy errobusta o no —dice, enarbolando la tranca, que conserva en la mano.

—Mujer, mujer, basta ya de sulfurasión; asuntos serios son éstos y tratar de todo se ha de haser pa que no haiga engaño. Adiós, pantasiosa; con esos orgullos, neska zarra te quedarás.

—Buen provecho me haga pues —finaliza Conchesi, atran cando la puerta con garbo, mientras el viejo se aleja asustado de las pretensiones que hoy tienen las mujeres MARIA DE MUNARRIZ.

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¡¡RENTERIA!! ¡¡RENTERIA!!

Dejémonos de lirismos y vayamos directamente al grano, a la realidad.

Es hoy Rentería una de las Villas que más visten en las provincias norteñas. Extiéndese su fama, la­ boriosidad y cortesía, por los confines de toda España. Visítala curioso el turista que pretende estu­ diar de cerca la vitalidad del País Vasco. Admírala el artista ganoso de bellezas naturales; y todos, a porfía, la encomian, la alaban y la aprecian, persua­ didos de que es otorgar justicia a Villa de semejan­ tes arrestos. En progresión creciente va todo en Rentería; su industria, su comercio, su laboriosidad, su cultura.

Ello honra a un pueblo, eso dice muy bien en pro de la Villa; es menester que eso se diga siempre de Rentería.

II ¿El alma de Rentería? La tienen todos los pue­ blos, la manifiestan, exteriorizan y cristalizan de una o de otra forma, los habitantes del orbe entero.

Rentería, como todo pueblo de Euskal-eria, debe tener su alma propia, su vida peculiar, idiosincrasia exclusiva que la distinga de Irún, O ndarabia, Pasaia, ü ia rtz u n , en fin, de todos los pueblos, de la misma manera que estos últimos deben también tener la suya en la misma proporción que quisiera yo que tuviera Erenderi respecto a los otros.

Prescindam os de sus fábricas, de su industria, de su comercio, de su actividad; sería anhelo de los «errikoshemes jatorras», de pura cepa, y por ser de de ellos, también lo sería mío, el de una Rentería noble, y por ser «vasca», más noble aún.

Rentería ha descollado siempre por su am or a Euskaleria. Se ha cultivado en Rentería la literatura, la poesía, la música; de Rentería han salido h o m ­ bres eminentes que honrando a su «txoko», se han honrado a sí mismos; m uchos son los renterianos que con sus proezas y bondades, han cautivado a las gentes; son multitud, falange, los que bajo diver­ sos aspectos de la vida, ora mediante el ejercicicio de las armas, ora dedicados a la navegación, ya cul­ tivando las letras, ya metidos a «versolaris», han hecho famoso a su pueblo, a esta Rentería que hoy se mece tra n ­

quila. mimada por los halagos conquistados por sus antecesores.

P erdurará en la posteridad el último aconteci­ miento literario con cuyo motivo afluyó la intelec­ tualidad vasca al pueblo en donde nacieron los Martín de la Rentería, el héroe sin rival, Zamalbide el genero­ so, Zubiaurre, com pañero de Elcano en la expedición Magállanica, Juanes de Isasti; Tristán de Ugarte, Martín de Irigoien, Irizares, Jáureguis, Iturrizas, Erezumas y Erasos, con otros muchos.

Hace poco más de un mes, se ha verificado un alarde vasco, muy vasco, pues fué el día dedicado a la poesía vasca, a los versolaris, a los bardos, que con su bello decir, sus cantares, sus gracias ya amo­ rosas o chispeantes, han mantenido el fuego sagrado del am or a lo «nuestro», a nuestra lengua histórica, costumbres, psicología y vasquísmo.

Recibió Rentería en esa fecha, con cortesía, ca­ riño y respeto a sus visitantes; no esperaban menos de tan hidalga Villa.

Rentería no debe hacer traición a su historia, no tiene que renegar de su ilustre prosapia; debe honrar a lo «suyo», y este «suyo» y este nuestro, es nuestro euskera.

Pueblo que no cultiva su lengua, es pueblo al agua; pueblo que desprecia su lengua, es execrable, digno de baldón. El alma del pueblo español, es su herm oso romance, el del francés, su lengua. La cul­ tivan, la embellecen y la pasean por el mundo, el italiano, el alemán, el inglés, en una palabra, todos los bien nacidos; sólo el pueblo vasco es negligente, apático, indolente para su lengua. ¡¡Rentería!! ¡¡Rentería!!: Polita zera ta zure politasunak, galdu bear zaituü Cuerpo sin alma es cuerpo sin vida, pueblo sin lengua es pueblo sin alma, sin vida, pueblo muerto.

Más quiere el buen español a su pueblo pobre, que deshonrado sin su hermoso idioma. Sólo el euskalduna es apático para su hermosa lengua.

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Dos proyectos beneficiosos para Rentería que dentro de veinte años está llamada a que duplique su número de habitantes, por las crecientes industrias que en su jurisdicción van encontrando paulatino asiento.

Se trata de abrir al trápeo, circulación y construc­ ción con un conveniente ensanche, el camino a Zamalbide por las monjas, zona en que hay más de 4c pro­ pietarios cuyos terrenos cercanos al pueblo, constituirían el futuro Rentería, viniendo a ser provechosa tal empre­ sa a todo el mundo, obreros, prorietarios. Ayuntamiento y turistas, y siendo una especie de pulmón para la Villa cuya creciente población exige la construcción de casas +++ baratas, estilo vasco-francés, en pleno campo con su huerto, pequeño si se quiere, pero Fn la sesión del ^ de Febrero de educador del obrero para alejarle de 19^0. última plenaria que celebró el tabernas \ vicios que le enervan y per­ Ayuntamiento presidido por D Carlos judican.

Ichaso-Asu, presenté, y fué escuchada Como principio de la obra, sería con el mayor agrado por todos mis indispensable derribar la casa n.° 4 de compañeros de Concejo, una moción, la Plaza Principal, llamada de «Chi­ esbozando la idea de cubrir el frontón quito», por ser un obstáculo por la municipal para arrendarlo a empresas proximidad a la Iglesia, para el paso que en todo tiempo pudieran dar es­ de carruajes. pectáculos, preferentemente partidos de El camino hasta las monjas, está pelota a mano, que dadas las abun­ hecho y únicamente los dos kilómetros dantes comunicaciones de esta Villa D. Cosme Echeverría de camino del convento de las Agus­ con los pueblos circunvecinos, la ca­ a u to r de lo s d o s p ro y e c to s tinas a Zamalbide, de poco coste y pacidad en entradas del frontón, que no poi ello dejaría de ser del dominio público, y la que seguramente subvencionaría la Diputación con diversidad de espectáculos que se podrían organizar, un elavado tanto por ciento, y con ayuda de los propie­ harían seguramente de mi idea, una beni(iciosa fuente tarios de terrenos por donde pasará el camino, poco de ingresos para la población en el invierno y prima­ había de costar al Ayuntamiento, ya que la carretera vera, en que la juventud, por el tiempo lluvioso, busca de Zamalbide a las Ventas esta a p r o b a d a en principio cobijo en locales cerrados, para su diversión por la Diputación.

De las excelencias y condiciones de toda esa zona Expresaba en mi escrito, que seguramente habría empresa que se comprometiera a pagar el 5 por ciento no he de hablar, por estar bien a las claras.

Su situación topográfica elevada,* espléndida, su del gasto hecho para poner el local en condiciones, que no debería ser muy grande, para no gravar el erario circunstancia de formar un verdadero circuito con la municipal, con suma considerable. carretera de las Ventas en comunicación con San Se Como decía al principio, el Ayuntamiento acogió bastián, harían un inmejorable ensanche para nuestra visiblemente complacido mi moción, que pasó a informe Villa, cuya angustiosa escasez de viviendas vemos tan de la Comisión de Fomento, donde se halla en espera a las claras, para su creciente población.

Estimo el problema expuesto de vital interés para de que la buena voluntad y el amor al pueblo, que no dudo anidan en todos los componentes de la Corpora­ Rentería y como en la Alcaldía (igura afortunadamente ción actual, la den forma práctica y la pongan en vías hoy persona de clara visión en estos asuntos, me creo de realización para bien de la Villa. obligado, como amante de Rentería y de su grandeza, a aportar mis modestas ideas en bien de su engrande­ +++ cimiento futuro, para cuya consecuencia y logro me ha­ Mi segundo proyecto, de más importancia induda­ llará siempre dispuesto a coadyuvar quien crea útil blemente para el futuro de Rentería, lo tenía concebido mi modesto pero entusiasta concurso. hace mucho tiempo, cuando me percaté de que el rá­ COSME EC H EV ER RIA . pido crecimiento de Renten'-' exigía un ensanche am|plio Nunca tuve hora exacta aun cuando a rre g lé mi reloj en y al mismo tiempo con miras al porvenir de la Villa la capital, llegó UKTIAGA y anda cronom étricam ente Creo de interés, y por ello pido espacia ai editor de esta simpática Revista, para exponer en ella modes­ tamente, como cumple a quien se halla al margen de las esferas directivas de la Villa, dos proyectos acariciados por mi; uno, el primero que voy a exponer, en las postrimerías del anterior Ayuntamiento del que for­ mé parte, y el segundo, más importante, ya fuera de la Corporación municipal, a cuyos actuales componentes ruego se jijen en su conveniencia y los estudien si los creen dignos de realización.

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RENTERIA INDUSTRIAL Nos honramos con la publicación del presente ar­ tículo de D. Javier Marqulna, Ingeniero director de las Obras del Puerto de Pasajes, a quien agradece­ mos vivam ente la atención tenida para esta revista.

Cuando, por razones de mi cargo, tuve necesidad de estudiar el estado de la industria guipuzcoana, para deducir de ello el probable trafico a que el puerto de Pasajes pudiera llegar, auedé asambrado ante el caso que presenta la Villa de Rentería, de una variedad tan enorme de industrias, algunas de ellas importantísimas, y cuya cantidad es grandemente desproporcionada al número de habitantes. Tuve ocasión en aquellos días de pronunciar unas palabras en público, y en ellas hice alusión a este caso, citando algunas de las más impor­ tantes fábricas que en el casco de la población existen; pero como creo que a los lectores de la Revista «Ren­ tería» interesará y hasta habrá muchos vecinos de la villa que no se hayan dado cuenta de su importancia industrial por no tener a la vista un resumen de sus fá­ bricas, !o pongo a continuación, con datos que me han sido facilitados. i fábricas de «La Papelera Española». - Fábrica de «La Alcoholera». - Id. de la Real Compañía Astu­ riana - i fábrica de fieltros para máquinas de papel, i fábricas de galletas. - i fábricas de tejidos. - 4 fun­ diciones (una de ellas de acero al horno eléctrico y otra de plomo) - 1 fábricas de harinas. 1 fábricas de tinturas. - Un Laboratorio de tinturas. - 1 fábrica de pinturas. - 7 fábricas de perfumes. - 1 fábrica de muebles. - 1 fábrica de artículos religiosos. - 1 fábrica de objetos de latón. - Un aserradero de mármoles.

1 fábrica de paraguas. - 1 fábrica de hoja de lata.

3 fábricas de alpargatas - 1 fábrica de drogas. - 1 fá­ brica de botones. - 1 trefilería. - 1 manufactura de peinetas. - 3 litografías. - 1 fábrica electromecánica.— 1 fábricas de legías. - z fábricas de gaseosa. - 6 car­ pinterías mecánicas. - Un taller mecánico de herrería.

Una Ebanistería mecánica. - 1 talleres mecánicos para modelos. - 4 talleres mecánicos de reparación. - 5 pa­ naderías mecánicas.

Es difícil que en España haya otro pueblo que con 7.000 habitantes cuente tal número de fábricas y tal variedad de industrias, y aún resalta el fenómeno den­ tro de la misma Guipúzcoa, provincia modelo en este punto, y ejemplo vivo de lo que puede el trabajo y el espíritu emprendedor de los moradores, que han sabido hacer de una región sin agricultura, sin minas, sin casi ganadería, aprovechando sus ríos, único don de la na­ turaleza, una de las provincias más ricas de España y más digna de admiración y de ser imitada. ¿Q u ién n o vé la« desventaja« que tie n e e l que com pra 0a reloj o lo m an d a reparar a otras catas, que n o sea la R e lo je r ía U R .T IA G A ?

Y es que en Rentería existe como en ninguna otra parte un ambiente vivo v patente que excita e impulsa al trabajo y estimula a la inversión de capital con fines industriales; prueba de ello, y soy testigo de mayor ex­ cepción por intervenir activamente en la gastación del asunto, es la nueva fábrica de papel que se está cons­ truyendo actualmente. No se darán cuenta los innúme­ ros viajeros que por el ferrocarril del Norte van y vienen a Francia de la obra que se está realizando al otro lado de la estación, levantándose, venciendo buen cú­ mulo de dificultades, la mayor fábrica de papel de Es­ paña capaz de producir 50 toneladas diarias de papel prensa, y pudiéndose, si las necesidades del consumo lo reclaman, instalarse una segunda máquina, pues los edipcios están para ello preparados. Parece increíble que en aquel «txoko», encajonado entre el terraplén del Norte y la montaña, haya podido emplazarse una tal fábrica, capaz, como hemos dicho, para dos má­ quinas de papel, con instalación para fabricar pasta, con una potencia instalada de 4 114 caballos para la primera máquina, almacenes y depósitos de primeras materias, y con todas las instalaciones que una tal in­ dustria requiere modernamente. No fueron pocas las vacilaciones para buscar su emplazamiento; se preci saba agua limpia y relativamente abundante, proximi­ dad a puerto, ya que sus primeras materias han de venir del extranjero v por mar, cercanía de una estación del ferrocarril para la expedición del papel,y la ampli­ tud suficiente de espacio para permitir una instalación de tal género con el suficiente desarrollo. No faltaban en las exploraciones que se hicieron, terrenos en otras provincias que cumplían satisfactoriamente estas condi­ ciones; sobre todo uno de a provincia de Santander las llenaba a maravilla; sin embargo, pesó tanto en el ánimo de los papeleros el ambiente industrial de esta provincia, y que tan marcadamente se masca, puede decirse, en Rentería, que fué esta consideración la que decidió la elección, aún teniendo presente los inconve­ nientes a vencer por la disposición del terreno.

Bien pueden los habitantes de Rentería mostrarse orgullosos de su adelanto industrial, y laborar porque éste no decaiga, sino que se conserve y aumente.

Pasajes, Junio de 1930.

Javier M arq uln a.

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D. PatriCÍO Echeverría, de Legazpia » Pedro M." de Viguera, de Bilbao » Romualdo Echeverría, de Legazpia » Antonio Bereincua, de Bilbao » Pedro Menchaca, de Bilbao » Ramón Anechino, de P asajes » Francisco Ajuria, de V ito ria

gerente

-

D. Anselmo de Gorbea fF i i n

111

r

C o m o recuerdo al m e m o ra b le día de la Poesía V asca, dam os aquí la com posición p rem iad a de la que es a u to r D. Esteban Urquiaga y fuá leída por la s e ñ o rita M a ría A ra n za zu B arren a, con gran en to nación y s e n tim ie n to . ■ ■

GAZTAROA Iñoiz ikusi bako maitale kutuna neure opa samurrok laztanduten dabe.

Begi gelgarriz dargist biotzeko iluna eta bere larrosak uzainduten nabe.

Indar ixilkorr batek batzen dauz gogoak; itzak loitzen dituez maitasun guenak.

Barre alaiak ezik barriko malkoak zale onentzat dira antzikur gardenak.

Izan zaitez |oi neure nesKatil argia maitatzen dodan am atx u baxen lagunak leituten dodan alaba baxen garbia.

Zerutarr egak ditu m aitasun zaleak; lurrera baxen aarri so-dagi ortzira.

Bere leuntasun zear mosu sutsuenak otor span ganean biurtuten dira.

Maitaleak izanik alkartuko gara jolas aldian ezik otoien ilazkara eguzkira ezpada gabako ilazkara.

Nozak utxi Jainkoan izpizko eskuan.

San urtasuna landu gogo orren aitzoan urram arako zara ba usoen antzera.

O ndo zaindu zaidazan oñago orduan olderik naiko dauko biotzak osterà

G arbitasun uzaiñu txakian dixuri; eta lo'dagonean ametsezko lrriak aboko larrosetan dagerkoz urduri.

Aiztatzat alai dartu zelaiko llliak.

Aldi leiatsu orí jadetsi artean neure ezkongal bailiran neskatil danari begiratzen dautziet dagidan bidean.

Neska polit bakotxan zakurst ameslari.

Espan orrentzak doukoz mosu samu[rrenak samin orrentzak barkoz maiiosun eztla eta txori politen abesti leunenak zeugana eldu daiten loaro gurla...

Neskatil ori nor dan ex dazau biotzak, baña bera dan’ona, bera dan liralña!

Begl oneik ez arren. bai-dak us ametsak.

Eran ondo dazauket bekoki bikalña.

Besteak zeure ederra goratuten dabe euretzat gelgarriak soin orren pitxiak.

Beña zeure zalean indartuten nabe begi polit samurren leuntasun izpiak.

Sarri billauko neban bizitza bldean ta edertzat autortu beraren gorputza, nork baña dasaioke beglen aurrean; —Malte audana ete az neure neskutza?

Zerutarrak bai dira geure maitasunak eta leikide batek ez dauz lausotuko.

Oraindik ez dauz loitu gurari lizunak eta gorputz irritzak ez dauz banatuko.

Zeugan pentzaten nabli Jaunaren bidean età loKatz artean egaz dagit azKarr.

Andra baten oroia naiKo da lurrean garbi lraun dagiguntzat etsai eroK zearr.

Maitasun onek Golzo Jaunagan dltxaro, berak alzean bldez lilltxu gustlak udabarrl aldian delkartuz emaro.

Berak lotuko dltu maitasun lokiak

Ikuzeziña zara ezkongal neskutza! baña, arren, entzun neure m aitasunan Edurra baxen zuri lrauki gorpttza, [neia ta izan zaite zítoriz gotzon baten gala.

|O i neure biotzeKo ezKongai gardena! betl, arren, aditu matiati ortzira.

O ri litzake neure gogoko zoruna!

|Zcu m aitatzeko nazan biotz samurduba! seasKa ortzan datzan am atsu laKoa. G o rd e zaidazan barrez jaio nintzan luna!

EuzKo seme lerdena billdurr gobeKoa.

Zeugan m osua baxen Kutun dot arrena. ¡Andra/c ederren dira zerurantz begira!

M A I T A I E Ã&#x17D;U T U S A GAZTAROA

Notas gráficas la Poesía V a

con fecha 1.° di

s de la Fiesta de asea, celebrada ie Junio de 1930

E u sk a l O l e r k i J aya E r r en t er iy a n Astibia ta Xenpelar ziran Erato-n seme jatorrak, lurpean daude, bañan ala-re ez ditu jango zatorrak; oek ez dirá gerora ere izango noski azkorrak zergatik ziran pake zaleak ez borrokari naskorrak.

¿Errenteriya ifcutu gabe ñora joan nitefce ñora, baldin aurdaroz egin nituen gauzak bazaiz/cit gogora? ¿nola txoriyafc jaso oi ditu ale goxuak mofcora? ala nifc ere sartu nai det gaur esfcua am an kolkora.

Begira nola datorren pozik olerki ederran ama, ta pozik goaz beraren billa ezkeniz loreak bana; atoz Erato, atoz lenbailen aguro xam ar gugana, emen da noski gaur etorriya aizpa Euterpe zugana.

Lore berexi ederrez orain apain ditzagun illoyak, lan ontan noski lagunduko du Erato-n baratz morroyak; ayen jabea lurra zan lendi/c orain jaso ditu loyak, edertu bitza /coroi on banaz eguz/ci to ki dan goyak.

Nere ama da Errenteriya beraren seaska kabi, maindire txuri b e ra k landuak jarri zizkidana garbi; ¿ z e rk egiten dit dizdiratuaz nere begiyetan argi?

Madalenaren sudur albotan ikusten ditut izan bi.

Len ill ziranen illoi ganetan ipin ditzagun loreak, estalpe argi leyarrezkuan egon diranak gordeak; ayen antzeko gizonik ez du noiz nai ordaintzen urreak, atzea nola dantza bear dan erakusten du aurreak

¿Nola metzen du urpez arrayak teinfcafca dabilkin tantza? a la berean suan indarrez beroa/c urtzen du gantza; nosfci badute Erato/c eta Euterpek el/carren antza, olerfciya da oyen baratza Tersip/corena da dantza.

Galtzen ari zait usterik gabe gogoz asi detan gaya, bakarrik usten zaituí or bertan lagun izan zeran maya; Errenteriya pallakutzia izan da Erato-n naya, argatik digu eman guretzat lenengo olerki jaya.

Lo egon arren amets mendean esnatu gera ¡au poza! aizeak dakar mendi barendik kuku berritsuan otsa; neguak utzi gaitu, ta digu udaberriyak ill, otza, arrazoi onen indarrez zaigu gaur pozdun jantzi biyotza.

Juan In azio U ran g a.

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La Casa Díaz P E L U Q U E R I A p a ra S E Ñ O R A S

Un recuerdo En Marzo último se ha cumplido un año de la muerte de Bozas Urrutia.

Todos recordamos el trágico final de Evaristo, en Tres Arroyos.

Bozas era renteriano y un enamorado de nuestro txoko», habiendo colaborado va­ rias veces en esta revista.

Inteligente e inquieto, desde bien chico comenzó Bozas a destacarse en las luchas sociales y en las redacciones de los periódieos. Figuró, orador fácil y entusiasta, en muchos mítines. Y muchas veces, también, fué procesado y encarcelado por su partici­ pación en actos proletarios.

Hijo de una modestísima familia renteriana, Bozas Urrutia, por su propio esfuer­ zo, fuése haciendo una cultura y una perso­ nalidad.

Muy joven marchó a América, y allí Bozas Urrutia estaba en su ambiente, en el centro de ese periodismo sudamericano fe­ bril y batallador.

En Tres Arroyos, donde años después halló un fin violento, fundó un periódico: «La Voz del Pueblo», de tendencia populis­ ta, que tuvo vida holgada y detonante.

Volvió a España, y tras haber figurado como redactor en «La Voz de Guipúzcoa» durante unos meses, logró emanciparse fi­ nalmente y realizar el más caro ideal de su vida: fundar y dirigir un diario en Sdn Se­ bastián, «El País Vasco», que, nació el 3 de Abril de 1923, ha dejado de publicarse un par de meses.

Las campañas de Bozas desde «El País Vasco» no son fácilmente olvidables, entre éllas la que realizó contra lo que él denominaba «Política caciquil del Urola», Surgió el 13 de Septiembre. Y, tempera­ mento rebelde, Bozas opuso al régimen dic­ tatorial su actitud liberal. Más tarde, las cir­ cunstancias obligaron a Bozas, si nó a adaptarse, al menos a oprimir su carácter combativo y frenar sus impulsos naturales.

En 1927 volvió a América Y en Tres Arroyos quedó para siempre. Su muerte violenta fué el episodio imprescindible en una vida inquieta y batalladora como la suya.

Las exigencias m odernas, en lo que al adorno personal del tocado de la m u jer se refieren, ha hecho que en R e n ­ tería se fundase un establecim iento únicam ente dedicado a esta especialidad. Tan rápido e inusi­ tado ha sido el favor del público para esta casa, — m ontada, eso sí, con todos los adelantos del ra­ m o, en sus aspectos de higiene y de lujo que recientem ente se ha visto obligada a a um entar con tres cabinas su ya am plia instalación para ondulación de cabelleras fem en in a s vor los diver­ sos procedim ientos en uso.

Es verdaderam ente un problem a el encontrar m om ento libre para ser servida en este estableci­ m iento, por cuyo rotundo éxito felicitam os a su gerente, la linda señorita María Victoria D íaz, am able y sim pática siem pre con su num erosa clientela creciente de día en día porque sabe y tiene la seguridad de quedar plenam ente satis fe* cha, y adem ás, - y esto es m u y im portante para toda m u jer, - em belleci­ da considerablem ente al abandonar los um brales de tan sugestivo estable­ cim iento, donde le quitan a una diez años de en cim a. ¡XXZXZX XSXZZZZXX XSXX ZZZZ22S2KXZ2XX SXS3X,

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Aquí tienes, paciente y asiduo lector, el servicio de basuras de la Villa. Esto es todo: cuatro honorables y fornidos «gizones». un rocinante de bastante mejor año que el de Don Quijote y un destartalado, sencillo y Humilde carro de dos ruedas, cuyas tapas siempre abiertas, llenan de aromático perfum e las «Rúes» renterianas.

Este es el servicio de limpieza de la Villa, y éste

éste del servicio de las basuras. Un alto empleado de la Oficina Internacional del Turismo, decía: no hace mucho, que el progreso de los pueblos, el exponente de su cultura, estaba integrado: por la educación de sus niños y por la preocupación que demuestra en mejorar, hasta la máxima perfección, las escuelas y los servicios de sanidad, higiene e incendios. Este es nuestro caso. Rentería tiene un servicio de limpieza insuficiente y deficiente, impropio~de! resto de su progreso y de sus cerca de nueve mil habitantes.

Relojerías hay m uchas y de gran lujo; R elojeros hábiles Desde las páginas de esta simpática Revista, or­ y escrupulosos en el trabajo, URT1AGA, Plza. Principal gullo de la Villa, formulamos un ruego al actual Ayun­ tamiento, para que estudie y vea de modificar este viene siéndolo desde hace bastantes años. Siempre el servicio de limpieza que tan poco dice en favor de mismo, sin que aumenten un ochavo los presupuestos nuestro querido Rentería. municipales en semejante capítulo. Por lo visto, los an­ El Alcalde y los Concejales tienen la palabra. tiguos y conspicuos ediles, no se daban cuenta de la P E L L O JO SH E . metamorfosis y de! progreso incesante de Rentería.

Efectivamente: Rentería ya no es el villorrio insig­ nificante de antaño, con su media docena de habitantes y su vivir apacible, modesto e íntimo. Hoy día, los renterianos tenemos la inmensa satisfacción de poder es­ i cuchar en todas partes calurosos elogios para el pro­ greso de nuestro querido «choko»; progreso que abarca las más distantes facetas de la actividad humana. Hoy Rentería es una Villa urbanizada, culta, industrial; con mil inquietudes sociales, políticas, de arte... paso obli­ SERVICIO DE TRANSPORTES gado, además, de los turistas extranjeros que sienten la COCHES Y CARRICOCHES PARA comezón de la hora española VIAJEROS-SERVICIO DE COCHES ¿Qué Rentería no tiene, cómo todo el mundo, sus DE LUJO Y CAMIONES DE CARGA defectos, sus lunares? ¡Quién lo duda! En el ánimo y en el interés de todos sus hijos está la obsesión de re­ mediarlos, de corregirlos, de disimularlos... en un afán constante de superación.

Y uno de sus menos disimulables lunares - y, sin M A G D A L E N A , 30 embargo, de los que tienen más sencillo arreglo - es T E L E F O N O 6068

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El txistulari nace, vive y muere en él. El ta m b o ­ rilero es el emblema genuino, el reflejo fiel de nues­ tra música y, por tanto, de nuestra raza. De todo tiempo nuestros músicos juglares tuvieron el prurito de demostrar su habilidad en el manejo del difícil instrumento, llenando las melodías de adornos y «retruécanos» de todo género, como puntillos do­ bles y sencillos, fusas y semifusas, pequeños contra­ tiempos de detalle, «rubatos» diversos, etc. Muy pocas gentes se han fijado en las enormes dificul­ tades de tocar el txistu. El silbo no tiene más que tres agujeros, dos delante y uno detrás. El tam bori­ lero no dispone ni de una sola llave y, sin embargo, abarca las dos mismas octavas que la flauta y hace los mismos exactos equilibrios de agilidad y rápidez que el instrum ento dotado de todos los posibles elementos de ejecución fácil. Tapando más o menos tales o cuales agujeros de los tres únicos existentes, hace el txistulari todos los bemoles, sostenidos, cro­ matismos y enarm onísm os habidos y por haber. ¡Es realmente adm ira­ ble, y nadie se fija en ello i (F. O ascue) Se toca tom ando el txistu con la mano izquierda y haciendo funcio­ nar los agujeros con los dedos pul­ gar, índice y medio, mientras la de­ recha del thun-thunero, con ayuda de un palito, percute el tamboril, con el cual el silvo va siempre aso­ ciado. En el tamboril (tambor más corto y estrecho que el atabal) típico primitivo, no hubo más que un silbo, y no existía el tam bor que les suele acompañar. Vino después, en algu­ nas localidades, el segundo silbo y el atabal. El silboto, tercer silbo, es moderno y excepcional.

Larramendi dijo en el siglo XVIII que se diferenciaban de los tam buri nos o tuntunes de Francia, en que en Laburdi y Benabnrre, las flautas eran más largas, dulces y sonoras, y que en Guipúzcoa se usaban tamborcillos, m ientras los vascos ultra­ pirenaicos emplean una especie de arpa con cuerdas gruesas que, heridas del palo, suenan roncam ente y sin tanta bulla como nuestro tamborcillo.

En Laburdi, los nativos tenían antaño que so­ correr al rey de Francia con dos mil hombres, al menor son de tamboril que se hiciese oir en la fron­ tera (Bernou). Cuando en 1558, los españoles se presentaron delante de San Juan de Luz, las mili­ cias vascas del país, se congregaban al son del tam ­ boril en la plaza de Bayona. Pierre de Lancre, decía en 1612, que |los laburdinos am aban la danza tu r­ bulenta al son del tamboril, y que los curas eran los primeros en el baile de la aldea. Cuando Felipe II de España, reunía tropas en la frontera de los Pirineos, la autoridad real en Bayona declaraba que, en vez de entristecerse como los demás franceses por la situación del reino, los Vascos no dejaban de bai­ lar y saltar al son del tamboril (1593).

Acudieron los tamborileros al akelarre. Juan de Goiburu, tocaba el tamboril en el akelarre de ZuAl público de R entería, URTIAGA dem uestra serv irle en m ejores condiciones que cualquier otra Relojería.

garram urdi, y su prim o Juan de Sasiain, tañía el tam bor. Ambos fueron apresados por la Inquisición y juzgados por ella el año 1610 en el auto de fe cele­ brado en Logroño. P o r haberse confesado reos, prom etido enm ienda y llevado a los Tribunales m uchas noticias de brujerías, fueron perdonados.

Hay c a sa s que anuncian p u lse ra s desde 30 pesetas; URTIAGA el m ism o reloj, 8 p e seta s m ás barato.

El ciego de Ziburu, después de tocar el tamboril en la plaza pública, para que los ziburutarras bailasen, de noche se trasladaba al akelarre a seguir tocando para que las brujas y brujos se mezclasen en danza infernal.

En otros tiempos, cuando la pesca de la ballena constituía el principal recurso de vida en la costa del Golfo de Vizcaya, los tam borileros daban el to­ que de alerta en los puertos, an u n ­ ciando a los pescadores la presencia del cetáceo.

Com o caso notable se cita al tam borilero R o q u e A n s o l a , que desde los dieciseis años hasta los ochenta y siete (!) ejecutaba aires to­ dos los días festivos en la plaza de Elgoibar. su villa natal, y en los dis­ tintos valles en que se celebraban romerías. Falleció en Elgoibar, hace pocos años, a los ochenta y nueve de edad.

El traje característico de estos artistas populares, consistía por lo general durante el último cuarto del siglo pasado, en chaqueta negra y boina oscura, ésta última sustituida habitualm ente en los días festivos por el som brero de copa alta o cuan­ do menos de media copa.

En a l g u n a s localidades como San Sebastián, Tolosa, Fuenterrabía, los tam borileros visten todavía indu­ m entaria de gala a la vieja usanza, para las ceremonias a que asiste el A yuntam iento respectivo, consisten­ te en calzón corto, media blanca, zapato blanco con hebilla de plata, frac de este color y bicornio.

Un personaje parisién fué por Carnaval a San Sebastián en los años en que ésta ciudad echaba la casa por la ventana. «San Sebastián —decía al m ar­ c h arse—es un pueblo de locos. Durante estos tres días sólo he visto una persona formal, el tam bori­ lero, que presenciaba impávido y sereno tanta ale­ gría.

Hoy, como ayer, en la pequeña plaza del villorrio, los gizonak del pueblo y los campesinos de la juris­ dicción, se reunirán los días de fiesta. P o r la tarde los txistularis, apoyados en el muro del pórtico, golpea­ rán los parches y soplarán en los flautines que ya los ro m an os llam aron «tibias vascas».

MARTIN DE ANGUIOZAR. San Sebastián. ¿URTIAGA establecido en R entería?

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Yo quisiera que mi pluma, torpe por el poco uso que hago de ella, me fuera fiel y supiera dejar impresas en el papel las múltiples ideas que mi pensa­ miento encierra, y con ellas desahogaría mi mente de esa dulce añoranza que hace revivir las almas sensibles, y, en los sinsabores de la vida, sirve de se­ dante ante el recuerdo de apacibles horas vividas al regazo de un rincón en donde natura vertió a rau ­ dales sus naturales galas. |Tan profundo y agradable es en mí tu recuerdo, invicta Rentería!

Pocas son las veces que mis plantas te han pisado; cortas han sido también las horas —¡cuan corto es el vivir cuando bien se vive! —que he respirado tus apacibles brisas, pero han sido las muy suficientes para que mi espíritu se impregnara de tu excelente sabor y reviva en mi memoria constantemente tu silueta de mimadas líneas...

Me he embriagado con tus fragantes auras en el despertar de un claro día, cuando el sol se levanta orgulloso, solo por venir a verte, y esparce sus do­ rados rayos por las niveas fachadas que pueblan tus calles; cuando brilla en las gotas de rocío, semejando brillantes esparcidos por tu riente campiña, y al es­ fumarse, con su calor, exhalan un vaho de flores sil­ vestres que flota en la atmósfera como una suave corriente de aire celestial.

He oído el alegre cantar de algún «casero», que, gozoso al ver venir el nuevo día, caminaba por el sendero, avivando con su clásico «aida», «aida» a la pareja de bueyes que relamía sus hocicos al olorcillo de la fresca hierba, camino, todos, hacia la interrum ­ pida labor...

No sólo he vivido en tí el amanecer de la cam pi­ ña, también conozco el de la Rentería industriosa, el de la Rentería trabajadora: he visto, en hilera inter­ minable, centenares de trabajadores, fuertes, de tez quemada por el fuego que corre por sus venas, fideJACAR1LLAS

ROMANCE INOFENSIVO La ronda de «Don Verdades», que va visitando el pueblo, se detiene en la ventana del Alcalde, y, con respeto, le endilga, como quien trova, un romancillo discreto: Señor Alcalde: ¿se puede saber lo que haya de cierto de un rum or que por la Villa circula ha bastante tiem po

lisimo retrato de tu hercúlea ra z a ,—dirigiéndose, optimistas, hacia sus talleres, en donde los troque­ les, hornos y calderas, trepisan y bullen sin cesar, extrayendo de las primas materias gracias al inago­ table sudor de tus hijos, la multitud de riquezas que tan justam ente son tuyas.

Conozco, también, la Rentería dominguera; el bullicio de los días de fiesta; acarician todavía mis oídos, los tintineos de plata de las cam panas de tu gallarda torre, llamando a los fieles al santo oficio; recuerdo, tam bién—¡oh paradoja!—aquel continuo cascabeleo de las risas francas y picarescas de tus mujeres, de tus hem bras bizarras y simpáticas, de tus mozas de mirar de fuego que subyugan con su eterna sonrisa; las he visto a todas cubiertas sus gráciles líneas con vaporosas sedas, sonreír mali­ ciosas al lado dA galán que ta n to adoran; las he visto bailar bajo los copudos árboles de tu alameda, y al com pás de sus arm oniosas contorsiones, mi imaginación se hacía la ilusión de un paraíso... ¡También tus crepúsculos vespertinos han hecho vibrar mi fibra sentimental, galaua Rentería!..

Recuerdo tus atardeceres melancólicos, henchi­ dos de ese rom anticism o que penetra hasta el fondo del alma más hosca; también yo he paseado mis amores por tus floridas praderas, a esa hora, preci­ samente, en que los corazones se estrujan vehemen­ tes, he sentido ese deseo tan irresistible de amar; he susurrado al oído de mi amada, palabras am oro­ sas, cálidas frases que la hacían soñar, y nuestro idilio se confundía con el de 1 >s pajarillos que cru­ zaban, trinando en todas direcciones, buscando, quizá, su pareja...

He visto como el sol te daba su último beso y las sombras se acercaban mansam ente, con el temor de borrar tu belleza, cubriendo con su m anto la m ajestaJ de tu paisaje; he visto como las innum e­ rables chimeneas que se yerguen cual colosos en el corazón de tu suelo, dejaban escapar perezosa­ mente su última bocanada de humo, cansadas ya de su labor, y he visto como alguna estrella oscilaba en el firmamento, incierta aún de salir, vergonzosa al anunciarte con su presencia la llegada de la negra noche, que con su tupido manto, hace de todo una igualdad.

Yo he vivido en tí, ¡simpática Rentería! horas inenarrables; tu recuerdo vive en mi memoria con tanta intensidad, que tu fisonomía no es fácil se borre de mi imaginación.

Es tan poderoso tu atractivo, que no he podido sustraerme a escribir ante tu retrato estas mal tra­ zadas líneas. Recíbelas de corazón, como yo las envío.

ANGEL GUILLERA GIMENEZ. Barcelona, 1930.

y según el cual se Intenta darle gusto al m aestro Iraola, haciendo un klosko nuevo, bonito y bien hecho?

Nos parece que sería estupendísimo acuerdo, y que, sin darle más largas, se debiera, desde luego, decidirse por el kiosko y a las obras dar com ienzo...

O tra pregunta Inocente: ¿qué hacemos del monum ento?

Porque, ¿no estábamos todos en que era>]el pobrel-m uy feo?

Pero hoy está su pobreza a todas horas luciendo en medio de la Alam eda y con su fealdad siendo el hazme reir de todos, locales y forasteros...

Y dicen los mal pensados al m irar al esperpento, los autos de los turistas, que el mundo vienen corriendo, aprietan todos el paso . cual empujados del viento.

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LOS MEDICOS DE LA VILLA Hemos conocido los que aún no som os muy viejos en Rentería, cierta afición al curanderísmo representado por algunas «emplasteras» que con miga de pan, aceite y vino, amasado todo junto, curaban, al decir de sus clientes, toda clase de enfermedades; pero afortunadamente aquellos tiempos de ignorancia pasaron y hoy cuenta nuestra Villa con un brillante cuerpo médico cuyas efigies, lector amable, te presentamos en esta página.

Aunque sus edades oscilan entre la juventud y la vejez, todos ellos siempre atentos y serviciales para quien los solicita, disfrutan de la consideración y el respeto de sus con­ vecinos, y aunque seguramente en cuestión de médicos es difícil encontrar opiniones semejantes, cada sector de la Villa está muy satisfecho con su galeno respectivo, o sea el de sus preferencias, y el mejor elogio de todos ellos, queda hecho con consignar que durante el mes de Abril pasado, murieron dos personas en Rentería, una población de más de 8.000 habitantes, lo que da un porcentaje de 0,25 por mii, cifra consoladora que no alcanzan más que contadísimas y muy higiénicas poblaciones.

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EL MUNDO DEL I RABAIO

La Fábrica de D. Guillermo xisten, indudablemente, en la f u n d a c i ó n y desarrollo de las m odernas industrias, dife­ rentes grados de mérito, apreciables no precisámente por el mayor o menor volumen de su p ro ­ ducción, sino considerando en conjunto el impulso fundamental que las crea, la superación progresiva de sus productos y la fama y utilidad que reportan a las poblaciones donde radican.

Fijándonos en estas condiciones esenciales de apreciación, teníamos gran curiosidad por conocer la industria que D. Guillermo Niessen, tiene esta­ blecida en Rentería, y en la que produce material electrotécnico y esos lindos y útiles objetos de «BAKELITE», habiendo sido el introductor en España de este útilísimo material que permite fabricar infi­ nidad de objetos, no sólo de cualidades aislantes para instalaciones eléctricas, sino también de m úl­ tiples aplicaciones en la vida diaria, con sobresa­ lientes ventajas de solidez, elegancia y precio ase­ quible a todas las fortunas.

Autorizada amablemente nuestra visita a la m a­ nufactura, por su dueño, pudimos percatarnos, en nuestro relativo desconocimiento de lo que vimos, del importante capital que en modernísima m aqui­ naria tiene invertido el Sr. Niessen, tanto la que produce delicados y dim inutos tornillos y piezas de latón, como las potentes prensas que en pulidas matrices moldean los variados objetos de «BAKELITE».

Pudim os apreciar en la fábrica, que emplea n u ­ merosos obreros de am bos sexos, un orden adm i­ rable, fruto de una muy estudiada organización,

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JUAN O LAZAGU1RRE

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que honra las dotes industriales del Sr. Niessen.

Y como este señor, digno de merecer la conside­ ración y estima de los renterianos por su implanta­ ción en Rentería, de su industria de «BAKELITE», novísima y única en España, que recientemente, en la G r m Exposición Internacional, de Barcelona, ha obtenido el máximo y codiciado galardón de meda­ lla de oro, por cuyo justísimo honor, muy sincera­ mente le felicitamos, nosotros en la medida de nuestras cortas fuerzas, nos honram os en procla­ mar en estas páginas de < R E N T E R IA >, heraldo del progreso industrial y económico de esta Villa, el esfuerzo notabilísimo de este industrial, que solo, sin ayudas ni constitución de Sociedad alguna, ha creado y sostiene con su propio y magnífico esfuer­ zo, esta brillante y singular industria de la «BAKELITE» en España, de todas cuyas provincias, así como del extranjero, recibe constantes felicitacio­ nes por la bondad práctica, elegancia y finura de presentación de sus artículos, cada vez más apre­ ciados en todas las plazas.

No vacilamos por tanto en afirmar lo que al principio decíamos, esto es, que si los méritos de las industrias se consideran por el esfuerzo intrín­ seco de sus im plantadores y propulsores, el señor Niessen, en su calidad de extranjero, nos da un visi­ ble y aprovechable ejemplo práctico de c u a n t o puede una voluntad preseverante ayudada por un anhelo progresivo de superación bien estudiada y constante, conducente al auge de un producto tan útil y de aplicaciones u n i v e r s a l e s c o m o es la «BAKELITE».

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VERSOS

La historia de estos versos tiene mucha gracia Los compuso «X E N P E LA R » a consecuencia de que regresando un anochecer de la feria de Hernani con una hermosa «betroya» que había adquirido en la misma, y habién­ dola dejado atada a la puerta de una taberna de Ergobia, m ientras estaba refrescando dentro con unos amigos, no se fijó al salir, ya cerrada la noche, que unos ladinos gitanos r?le habían dado el «cam biazo», llevándose su hermosa bestia y dejando en su lugar un * verdadero espectro vacuno.

•-*-?

Fue grande su estupefacción a la mañana siguiente, cuando al bajar al establo se en, *-f contró con aquella birria de anim al, que tan m agistralm ente describe, term inando su , . * "V ; JLj^ composicion con una Jocosa ironía.

HUMORISTICOS

DEL

FAMOSO

POETA

RENTERIANO

FRANCISCO PETRIARENA (Xenpelar) B E T R O I B A T I (a u n a vaca)

1.° Milla zortziregun da Irurogeita biyan «Bertso» bi jarritzera Nua abiyan.

Betroi bat artu nuben E rnaníñ periyan lrabazi egingo Nuela agiyan.

Beti auleriyan «Tristura» begiyan Ez aren «premiyan» Nere pamiliyan «Xenpelarrek» dakizki Errenteriyan.

4 .a

Nere betroyak eztu Auko loalia Egunero naizik Ogi alia.

Alare ezin jaso Lepoko joalia B uruba m akurtuta Zerbaiten galdia O rren zaldalia Ez da «debaldia> Gauza on zalia «Bizkocho» jalia «Malezi» azko duen Arrantzalia.

5 .°

O stegun juan danian Amabost, Ernaniñ Betrovaren tratuba Genduen egiñ.

Inazio saltzalle, Erostuna Perm iñ, Emeretzi ezkutu G indion eragiñ.

Sabelian du miñ Iñork ase ezin Artuari muziñ Ez du nai edozin Atzetik biar ditu Zazpi «medeciñ».

7 .°

B o rro sa dabillela Juan zaiz/ca ad arra k Eziñ «sujetaturi/c» Bere indarra/c Lurrera «botatzen» du Elbiyaren «carga k>.

«Talentu» onaK dauzKa Nere betroi charraK «Ganadu» elbarraK «Juntura» igarraK G endiaren parraK Ez dirade charraK Burruntziya diruri O rren bizKarraK. 8.°

Begi bat ichuba du Adar biyak motzak Crixelluba diruri O rren kokotzak.

Irakurtzen gaitu Eztuloren otsak Farra egiten dute Elizatik ontzak.

O n d o dauzka ortzak Agiñak zorrotzak «Tristura» biotzak D antzan dabill otzak Ez diyo onik egiñ Leku arrotzafc

Buruba jarri zayo Lurrera begira BelarriyaK zinzilliK i¡A zer seguirá!!

«Albaitero» guztiyaK iKaratzen dira ZeñeK sendatuKO du Orrelako «erida».

Galdutzen ari da Irutatik bira |¡Au nere «perdida»!!

Zeñek naidu erdira Bañan ez det eman nai Euskal Errira.

Notizi charra/c dira O rrentzat auzoti k Besua atería Urgun an/cetifc.

Eztula ta ansiya U/cullu zuloti k «Desterratu/co» nu/ce Ni/r nere b ototi k «Amarra» lepoti k Katia orpoti/c Ma/cillaz ondoti/c Jotzendet gogoti k Ez diyo ajolariK Ezeren gatiK.

M utur antzekua du Aurrian da atzian Basurdia diruri Zutik jartzian.

«Konsuelo» bat dau,{at Nere biyotzian Bizirikan gelditzen Bada ili beltzian O ri umatzian Esnia echian Gastak abatsian Gazura arratsian Belarrak gizendukodu Mayatzian.

3.°

O raindik gastia da Ogeita sei urte Ernari omen ditu Bost illabete.

Nik ez diyot iyertzen Ala esan dute G ezurra baldin bada «Enganatu» naute.

Aragiya «aparte» Ezurretan «torpe» Zanak dauka «fuerte» Zenek naidu «merke» Zikiro on baten truka Emango nuke.

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Tres cosas muy necesarias en Rentería i U nos baños públicos.

Hace más de 2.000 años los rom anos contaban con sus famosas term as públicas, ocupándose los Emperadores de tener siembre bien atendidos los servicios hidroterápicos, tan necesarios para la hi­ giene general de los ciudadanos.

Rentería es una población cada vez más nutrida, y estimamos debe atenderse con cariño este aspecto de la higiene popular. Hay para ello agua de sobra y con no m ucho coste podría instalarse una m odes­ ta casa de baños que seguramente rendiría, si nó acaso una utilidad financiera, sí indudablemente un servicio inapreciable a la higiene de quienes trabajan y transpiran diariamente.

En el núm ero de 1925 de esta revista hicimos esta misma petición, y como entre las conclusiones adoptadas por los obreros el 1.° de Mayo, también se pide esto a los «padres del pueblo» reforzamos dicho ruego, reproduciendo el nuestro de hace cinco años.

Creemos que no cabe discutir la bondad de la idea, limpia y transparente a más no poder.

En cordones fantasía y cintas p ara pulsera, la Relujería URTIAGA, le p re se n ta rá la novedad.

II Un edificio dedicado a la cultu ra general. ¿No les parece a nuestros celosos ediles que con esos dos edificios vetustos y llamados a desaparecer, llamados el m atadero viejo y la alhóndiga, podría hacerse uno amplio, capaz y apropiado para poder albergar con decoro y desahogo varios servicios públicos que ahora se cobijan como avergonzados y de prestado?

En primer lugar es indiscutiblemente necesaria una alhóndiga capaz y clara, pues no es justo, Cree­ mos, que un servicio tan im portante, que es la base del presupuesto de ingresos, «disfrute* ese lugar lóbrego y anticuado, muy semejante a una bodega o tejavana.

Podría ocupar la planta baja del gran edificio que soñamosi En el primer piso debería instalarse la Escuela de Artes y Oficios, hoy ahogadísima en las escuelas Viteri con su taller cada vez más importante; y en el tercero se nos ocurre pensar en que bien podría buscar acomodo el local de ensayo de la Banda, la Academia municial de música y algún otro salón para actos de cultura y una Biblioteca municipal, pues el solar doble que habría de ocuparse, da sitio para todo.

Tenga V. en cuenta que la alhaja que V. d esee s e la reform a URTIAGA con absoluta garantía.

O b servam os que convendría retirar unos metros la fachada S u r del futuro edificio para ampliar la callejuela angosta que hoy existe entre el matadero y la casa deshabitada de la Vda. de Londaiz, rasan­ do con el encintado de la acera o pequeño paseo de las escuelas Viteri, la que recuperaría los locales que hoy ocupan las clases de dibujo y m atemáticas.

En la R elojería URTIAGA se h ace (oda clase de objetos g rab a d o s s o b re en carg o .

III Ese qu losko ta n estrecho.....

G ran des proyectos hubo para ampliarlo, pero ya no suenan.

Q ue es necesario la ampliación, no cabe duda, porque cada vez que los músicos, en los conciertos se preparan a tocar, el espectador ingenuo se pre­ gunta: ¿pero qué van a tocar, si apenas pueden m o­ ver los dedos, de prietos que están?

Y tocan, vaya si tocan... el cielo con las manos, a veces, cuando ven incum plidas tantas solemnes prom esas, hechas de buena fé, sin duda, pero que tardan demasiado, en convertirse en realidades.

Esperamos que algún día, que deseamos fervien­ temente esté próximo, se acuerde el Ayuntamiento de estos sufridos m uchachos y les ensanche el quiosko actual o les construya uno nuevo y a L m oderna, para cuya inauguración podía escribir e interpretar el m aestro Iraola, com positor algo indo­ lente, una grandiosa pieza, en que tom ase parte toda la batería, pandereta, castañuelas, triángulo, y hasta cam panas y que pudiera titularse muy bien «Una prom esa cumplida», en h o n o r y celebración de tan memorable acontecimiento.

• • ¿Q ue para to do esto hace falta dinero, mucho dinero? N o tanto, señores, com o parece.

Además, del dinero ¿quién se acuerda? Sólo los los avaros, para atesorarlo.

C uando no se tiene se busca y se «empresta», o se saca de capítulos por medio de transferencias o se quita a un santo para poner a otro.

Todo menos que se diga: «Sí, sí, Rentería está muy bien, tiene hasta su correspondiente m onu­ mento, pero la gente humilde no puede bañarse, no hay un edificio público m oderno y los músicos qu? tocan tan bien, tocarían m ucho mejor sí no estu­ vieran com o arenques embarrilados.»

F. URTIAGA tiene concedido depósito de las m arcas m ás reco m en d ad as en relojería.

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De Izquierda a derecha: Eduardo Idlazábal, galán Joven; Sr. Cabezón, director artístico; señor Alcalde, asesor; José Pérez, actor cómico; Vicente A lcalde, galán Joven; Juan Rulz, actor dra­ mático; Srtas. Rafaela Alcalde, H ipólita M ata, y Manolita Cabada, actrices; Niños M aría Cabe­ zón, Vicente Cabezón y M argarita Alcalde, adjuntos al cuadro.

Á raiz de una velada organizada en este centro con el cuadro artístico del Círculo Burgalés, nació la idea de crear un cuadro propio, que viniese a llenar una necesidad del Círculo para que buenamente pudiese hacer honor a su apelativo de Recreativo. Los Sres. Cabezón y Alcalde ofrecieron a la Directiva su esfuerzo y entu­ siasmo personal, contando desde el primer momento con la eficaz ayuda de los jóvenes socios Sres. Idiazábal, Pérez y Ruiz. Con elementos familiares y la buena voluntad de las Srtas. Cabada y Mata, han reunido este plantel de jóvenes aficionados al arte de Talía, y en honor a la verdad, podemos asegurar que hoy, más que aficionados, son consumados actores; nos basta para asegurarlo haber visto la interpretación de obras de los Sres. Alvarez Quintero, tales como «Solico en el Mundo», «La Pitanza», «Los Chorros del Oro», «El Nuevo Servidor», «La Bella Lucerito», «Nanita Nana» y «El Flechazo», en el género cómico, y en la parte seria «¡Qué Escándalol», «El Billete del Baile» y últimamente el estudio dramático social, «Autor Dramático»; En todas ellas así como en cuantas vienen representando, hacen verdaderas creaciones de sus respectivos papeles estos noveles pequeños grandes artistas del tinglado de la farándula.

Nuestra felicitación sincera a todos y especialmente al Sr. Cabezón director artístico, y a su asesor señor Alcalde.

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ctoriano uamborena Conservo un recuerdo vivísimo de Victoriano.

partes y además de buscar las pelotas caídas en la hierba de la parte trasera del frontón, le llevaba desEntonces tenía yo, si no mienten las crónicas, once ués de aquellos partidos amistosos, a casa, en la años y era la época brillante del pelotarismo a cesta. oca, las cestas de jugar a pelota.

Los muchachos déla localidad nooíamos hablar más Era entonces Victoriano algo portentoso como ju­ ue de Elícegui, Samperio, de Melchor y Echeveste, gador. Dejemos la palabra a Peña y Goñi, en su e Eusebio Guruceaga, y como todos ellos cuando ve­ obra «La pelota y los pelotaris»: nían de regreso a su «txoko», jugaban con sus célebres «No conozco en la actualidad (era en 1891), pecompañeros de profesión en el lotori de cesta más completo que frontón renteriano por vía de Victoriano Gamborena. Sabe amistad y entretenimiento, sendos atacar como ninguno, y defen­ partidos en los que atravesaban derse como nadie. La pelota no suculentas meriendas y cenas, secretos para él, lo mismo allí era de ver al Manco, Irún, en el juego delantero que en el Mardura, Muchacho, Tandilero, de atrás.

Pasieguito y otros jugar en la in­ Adelante, las pelotas que lan­ timidad, rodeados en los descan­ za tienen veneno, corta sobre la sos por los chicos extasiados que raya con matemática precisión, con mirada arrobada contemplá­ entra de revés aire con una efica­ bamos de cerca a aquellos ídolos cia y brío excepcionales, engan­ de las canchas que ganaban su­ cha los botes prontos de sobremas fabulosas para nosotros en brazo, derecho, escorzado, al cada partido, y les oíamos hablar salto, con un muñequeo maravi­ amistosamente, siempre encima lloso; busca la pelota en todas de ellos, como enjambre de pe­ partes y ejecuta todos los juegos. gadizas moscas, considerándonos Como zaguero tiene condi­ sumamente honrados cuando al­ ciones inapreciables; la de entrar guno nos encargaba la vigilancia de bolea, de bolea de verdad, de de las pelotas que pasaban la red, sobrebrazo, a la mayor parte de o nos enviaba por alpargatas nue­ las pelotas castigándolas y pri­ vas a la alpargatería de Carrera vando al contrario de prepara o confiaba la custodia de la ropa, ción; la de extender por elevación, cestas y refrescos, siendo nuestro cruzando la pelota, «trabándola», sueño dorado recibir el presente a pn de quitar la bolea al delan­ de alguna pelota de deshecho que tero contrario, la de dirigir al suyo constituía un regalo inapreciablemarcándole el juego que debe para cuando al salir de la escuela hacer; la de cubrir plaza con una nos dirigíamos corriendo al fron­ actividad incansable, corriendo tón con la cesta bajo el brazo, todos los cuadros y rematando pensando emular algún día las los tantos adelante cuando la co­ glorias de nuestros ídolos, ya que locación del enemigo se lo per­ cada uno escogía el suyo, dispu­ mite. tando y sosteniendo encarnizada­ El sobrebrazo o bolea de mente su supremacía sobre los arriba, el medio brazo, la bolea Victoriano Gam borena. - Año 1 8 9 6 demás pelotaris. de costado, el sotamano, el botiRecuerdo perfectamente dos detalles característicos bolea, el revés, el revés aire, el remonte, los botesde Gamborena en aquella época. Usaba camisas blan­ prontos, las cortadas, las rasas, las dos paredes, la cas de seda con sus iniciales*bordadas en rojo y tenía vista, la agilidad, la resistencia, todo lo posee este un perro de aguas blanco por completo, admirable- asombroso pelotari», mente limpio y esquilado siempre, que le seguía a todas Me parece que en menos palabras, es imposible Era allá por el año i 896 o cosa así.

hacer un retrato más perfecto de lo que fué Victoriano dose alegremente mientras nos mira con sus ojillos como jugador. Por nuestra cuenta hemos de añadir movibles y maliciosos, nos dice: «¿Qué quieres que te algunos breves datos biográficos que completen esta cuente? No me acuerdo de nada, pon tú lo que quieras». semblanza, cuales son, que protegido por «Shoshúa», —¿Y cuando estuvo en América? empezó a jugar a los 17 - S í, fui al Brasil en 1906, pero allí querían que >7 años, tomando la alternativa en Jai-Alai, de San Sebastián, jugando en unión de me dejara bigote, y la verdad, tuve que dejármeio, ortal contra Irún y Echeveste, cuyo partido ganó, pero al volver a España me lo quité, pues si nó, no leambién jugó en este mismo frontón, cuatro partidos, me conocen en Rentería. Esto era en 1908, cuando en días seguidos, llevando de compañero a Irún, contra me retiré; no sé, qué tendrá que ver el bigote con Muchacho y Tandilero, venciendo en los cuatro jugar bien a la pelota.

Su presentación en Madrid fué un éxito clamoroso Hoy Victoriano vive una vida tranquila, en medio de Marzo al el año 1893. Del de la estimación de todos los rente19 de Mayo de aque año, jugó 44 rianos, y es padre de una dilatada partidos, de los cua es ganó 31, familia de hijos varones, ya mozos, saliendo en todos el dinero por él. en la que por cierto, no hay ninguno Vi por última vez jugar a Victo­ que haya salido pelotari, pero sí al­ riano en un frontoncito de Irún, pues gún futbolista muy notable. siempre conserva su afición grandí­ —V , —volvemos a insistir,—no sima a la pelota. Dió preciosas bo­ recuerda, Victoriano, algo de su m leas, hizo finas jugadas adelante y vida, algún episodio curióse? hasta nos exhibió aquel bote pronto —lina vez, en jai-Alai. estando de su incopiable marca, y dejó en­ jugando un partido, pifié una bolea cantados a los «lagúnzarras» que al encestarla y tuve la desgracia que uimos a deleitarnos con su juego. la pelota, desviada, hiriese en la 3ien dice el refrán que «quien tuvo boca a una señorita que presenciaba retuvo...» el partido, rompiéndola dos dientes.

V ictoriano Gam borena, en la actualidad.

Claro que esto se refiere a su Tal apuro y turbación me causó aspecto de jugador, pues si algún pelotari fué amante aquello, que ya, ni veía la pelota, y perdimos de calle de su pueblo, fué éste, que en cuanto podía se esca- el partido. paba de Madrid a su tertulia del establecimiento de \ con este sucedido, que pinta su tímido y bondaD. Fermín Arocena, centro de reunión, ágora y ce- doso carácter, termino y ofréndo al amigo Victoriano náculo en aquella época de los «errikoshemes» rente- este insignificante artículo, como testimonio de la inrianos, y allí, en aquel txoko», se tramaban becerra- fantil admiración que en mi niñez sentía por su juego das para las Magdalenas, excursiones, etc., etc. originalísimo y artista, de colocación y dominio insupeQueremos que nos cuente «cosas», pero este rabie de la pelota, buen Victoriano es bastante parco en palabras, y riénEfe Ese.

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Un «año más. Un año más de espera, hermana Ana. Un año más de quimeras apasionadas y de ilu­ siones azules. Una vez más de salir al camino, herma­ na Ana, y de mirar < al monte, y a la llanura, y al mimbreral, y al olmedo, a todos los senderos que con­ ducen al rastrillo de nuestra solitaria torre de marfil...

Y de preguntarte, inquieto, estremecido de anhelos ex­ pectantes: «Hermana Ana, hermana, ¿ves algo?.. » Ha de venir pensábamos. —Ha de venir un día.

Y en las claras mañanas y en las noches de Schumann, cuando, libres de las preocupaciones y de las miserias de la vida vulgar, nos recluíamos entre los muros alme­ nados de nupstro castillo interior, con nuestros viejos arcones de atávicos lirismos, nuestras armaduras de un literatismo arcaico y los gobelinos de la evocación, nuestro espíritu ávido, se ponía a esperar el clamor de los clarines de la princesa lejana...

Ha de venir —soñábamos.—Ella —¿quién?... ¿la gloria, el amor, la fortuna, la dicha?... - recorre el mundo buscándonos. Recorre, iluminada, el glaciar y la estepa, el lugar y la metrópoli... Ella viene hacia nosotros... Y tcll vez niañana, ital vez mañana! veamos llegar por la amplia alameda, hacia la calzada de nues­ tro torreón, los tabardos blasonados de sus primeros heraldos...

Pero el arpa multicorde de nuestros nervios - iella no venía, hermana Ana, y eran muchas las horas, y los meses, y los años de espera! - vibraba con impa­ ciencia lírica y no nos consentía la dulce serenidad en­ soñadora de seguir esperándola, de esperarla siempre desde lo alto de la atalaya, con los ojos puestos en la magia del sol o del paisaje lunar, en el oro nuevo de los amaneceres y en el ámbar antiguo del crepúsculo Pasaba el tiempo, el tiempo, el tiempo .. ¿Porqué no salir a buscarla?—nos dictó el enano giboso, nuestro bufón favorito.—Era verdad. Y nos

lanzamos al camino, vehementes, delirantes, febriles, temblorosos de miedo, de esperanza y de emoción. \ llegamos a todos los puertos, y al capitán galonado de las fragatas y de los trastlánticos, y al grumete que acariciaba un viejo acordeón patético sobre la proa de una goleta, les preguntábamos: ¿viene?... Y acudíamos a todas las estaciones de todos los ferrocarriles de todos los países, y bajo las marquesinas aculotadas de humo de las locomotoras, y en la tristeza nostálgica de las salas de espera, y a lo largo del «sleeping» o del «dinning-car», la buscábamos en vano. \ salíamos a todos los caminos, y a todos los grandes bulevares, y a todas las humildes callejuelas aldeanas... Y en nuestros pobres ojos cansados, desorbitados, mustios, había para cada sombra o cada resplandor fugaz, un ansioso interrogante: ¿es ella?... ¿será ella?...

Pero no, No era ella. No es nunca ella. Ya ves, hermana Ana. Ha pasado un año más. Un ano más, y un año menos. Un año más de soñar inútilmente ¡unto al fogaril, entre los viejos gi¡morios y los libros de armería, acariciando el manso armiño de la gata blanca y rezongona. Un año más de salir al camino, preguntándote siempre: «Hermana Ana, hermana, ¿ves algo?...» Y de jijar la mirada ilusionada en el sendero y en la espesura, y de interrogar a la brisa y al arroyo, y a las acacias curiosas y a los álamos confidenciales: ¿veis algo?...

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¿Q ué verán en tí señora qué los chicos te apedrean? m ás tú, firme en tu puesto, siyues... aunque no te quieran.

C onform e que en esta vidí las haya que ver estrechas, m ás para p asar a la otra ||N o tan estrechas com o óstaü

S om os vecinos del pueblo con derecho a preguntar, las señoras de esta V illa ¿dónde tienen qué... o p in a r t

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nuevo lavadero A ntecedentes Rentería tenía un lavadero en las inmediaciones de la calle camino de Pekín (según la nomenclatura ac­ tual de las calles, de D .a María de Lezo), vieja cons­ trucción que venía funcionando desde 1911.

Pero la vecina industria de «Esmaltería Guipuzcoana, S A.», sintió necesidad de ampliar el circulo de sus actividades y - la industria siempre fue absor­ bente - solicitó del lltmo. Ayuntamiento Ia enajenación en venta—de los terrenos comunales inmediatos a su factoría, dentro de los cuales se halla enclavado el susodicho lavadero.

La municipalidad renteriana, deferente siempre con la expansión industrial, que marca los jalones de la creciente prosperidad de la villa, acordó acceder a los deseos de la Esmaltería. a falta del lavadero de Pekín, surgió imperativa­ mente, con el imperio de las conveniencias del pueblo, la necesidad de la construcción del nuevo lavadero.

* •* * La urgencia del caso (así se pretextó entonces, aunque después haya quedado patente la improceden­ cia de tal argumento), hizo que se desistiera de la for­ malidad de subasta o concurso, y acogiéndose a una disposición legal que le autorizaba para proceder a laadquisición del terreno que juzgara más conveniente, el lltmo. Ayuntamiento contrató con su propietario don Félix Bidegain la compra-venta de los terrenos de la finca «Torre-morroncho» o «San Juan», que compren­ den 1.02.9,60 m2, así como el paso que les sirve de acceso, todo lo cual fué cedido por el señor Bidegain en la suma de 11.000 pesetas. *

« • El provecto y presupuesto de la nueva construcción fueron formulados por el arquitecto local D. Fausto Gaiztarro.

Sacadas a subasta las obras, como quiera que nadie se aventurase a concurrir a la licitación, fué de­ clarada desierta.

Anunciadas en subasta por segunda vez, se pre­ sentó a ella únicamente el contratista de la localidad D. León Averbe, ofreciéndose a ejecutar los trabajos por la cantidad presupuestada, a condición de que en las obras de manipostería se le consintiera sustituir por

piedra roja la caliza azulada impuesta en las condicio­ nes y siempre que se adoptase el acuerdo de cederle graciosamente la propiedad de las losas de lavar ropa existentes en el lavadero de Pekín.

Desestimada su oferta, el Ayuntamiento pleno de­ cidió ejecutar las obras por administración, bajo la dirección de D. Fausto Gaiztarro y la vigilancia del sobrestante municipal D. Antonio (Jarte.

Como parte integrante de las obras del lavadero, se cubrió la regata «Gastadiñero», sobre la que ha construido el paso que le enlaza con la Avenida de la Estación de la Frontera.

Habiendo trabajado, como término medio, catorce hombres diariamente, durante un período aproximado de 4 meses, el nuevo edificio tocaba a su fin a princi­ pios de Marzo.

Una visita al in terio r

Presumiendo que como lunes habrá animación, un día gris del mes de Junio, en compañía del amigo fo­ tógrafo, emprendemos la marcha para visitar el interior del nuevo lavadero.

Y es que la revista RENTERIA, que siente profunda simpatía por las clases humildes, quiere ponerse en contacto—espiritual, naturalmente, con las lavanderas, saber de su modo de pensar, hacerse eco de sus quejas, dar cabida a sus aspiraciones; en una palabra, prestarles la atención que se merecen.

Nuestra entrada produce cierta sorpresa. Ocupadas todas !a.s pilas, las mujeres trabajan afanosamente Observamos que la mayoría son ya de cierta edad, circunstancia explicable por la hora, las cuatro de la tarde.

Vamos a ver lo que dicen. « • •

Nuestra primera interlocutora, digna por su despar­ pajo de ser pescadora, nos resulta francamente revolu­ cionaria. De todo tiene que quejarse. A nuestra pre­ gunta sobre las condiciones de este nuevo lavadero, nos contesta sin vacilar: - Puede V. ver lo defectuoso que resulta. El pasi­ llo viene a ser demasiado estrecho, y, dada su falta de inclinación, el agua derramada se estanca en él. Las pilas son también excesivamente pequeñas; la estancia en este lugar resulta desagradable por el frío, y, en fin, se encuentra muy alejado del pueblo. Lo único bueno que encuentro es el dispositivo de los grifos.

- Y no le parece—le preguntamos irónicamente— que debieran ser los hombres los que se encargasen de lavar la ropa.

Comprendiendo nuestra sorna, nos envuelve en una mirada despectiva y replica:

Descripción

- Los hombres son unos inútiles. No sirven más que para ir a la taberna y jugarse los cuartos.

El lavadero tiene, en su parte interior, 16 m. de largo por 11 de ancho, y recibe sobrada luz por medio de amplios ventanales y de un par de grandes luceros El número de pilas de que dispone asciende a 43, siendo su anchura de 1,33 m. en las adosadas a las paredes laterales y de 1,10 en las centrales. Existe también una pila extraordinaria de 1,80 m. de ancho Los grifos de las pilas ofrecen una particularidad interesante. Mediante un juego de palancas, al mismo tiempo que empieza a manar el agua se cierra el oripcio de desagüe, que vuelve a abrirse cuando cesa el manantial. Este ingenioso procedimiento es de inven­ ción del linternero municipal, D. Faustino Echeveste.

Ante su descompuesta actitud tememos por la inte­ gridad de nuestro físico, y nos alejamos rápidamente...

En un rincón divisamos a una anciana y nos diri­ gimos a ella. Tiene 67 años y es de la provincia de Cáceres.

—Sólo el agua que aquí corre, nos contesta, y su contestación la corrobora otra lavandera vecina—vale más que los restantes lavaderos juntos.

- Es la primera vez que vengo a éste—prosigue la vecina- y no pienso volver ya a los otros.

Claro qué también ellas tienen algún pero. Se refieren, y tienen razón, a los ventanales, que es­ tarían mejor dotados de marcos y cristales.

La simpática anciana muestra especial interés por salir en la fotografía y a ello se apresta dili­ gente y presumida. Ál marcharnos nos pregunta si podría adquirir la foto, porque quiere mandarla a su pueblo Seguimos inquiriendo y la opinión general proclama las ven­ tajas del nuevo lavadero.

Naturalmente que las ventanas estarían mejor si se pudieran cerar, sobre todo en invierno, y hubiese sido preferible dar mayor inclinación al piso.

Por lo demás, están encantadas. Sobre todo con el agua, limpia y abundante.

—Créanos V .- nos dicen con frase bien gráfica— aquí la ropa se lava sin jabón.

Las referidas pilas pueden surtirse de agua potable o fluvial, según fas épocas. Asimismo, es factible, por mediación de un juego de llaves, alimentar del precioso líquido a una mitad del lavadero, aislando la restante:

• * Sr. Alcalde: ¿No podría darse satisfacción a las lavanderas, ordenando la corrección de los defectos señalados? Ellas se lo agradecerían en el alma Usted tiene la palabra.

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'B asta - % u n a vez m ás se m anifiesta la verdad axiom ática do q w o « A o o A o s n o pala­ bras.» - oon repasar las ochenta páginas dol presente n x f c m o r o . todos redaotoroSf colaboradores o im ­ p renta - el efusivo agradecim iento de REN" TERIA por su espléndido esfuerzo.

ACEITES Y VINOS DE D ANTONIO AREIZAfíA Uno de los m á s acreditados industriales renteríanos es D. A n to n io A reiza g a , que a su gran depósito y alm acén al por m a y o r de aceites, acaba de unir recientem ente la venta al por m a y o r de vi­ nos que recibe de los puntos de origen, y de casas de absoluta confianza.

Como el vino y el aceite son artículos g en u in a ­ m ente españoles, y el señor A reizaga se esm era progresivam ente en afinar sus com pras en gran­ des partidas seleccionando cuidadosam ente en calidades y precios, de a q u í que todos los com er ciantes al por m enor se surtan con com pleta con­ fianza de esta casa, que a u m e n ta sus ventas de día en día.

GALLETA AEC Son las más exquisitas

Nuevo e s tab lec im ie n to de L in te rn e ría

m

En 1a calle de Viteri, ha establecido nuestro amigo D. Domingo Echeveste un taller de hojalatería, dotado de cuantos adelantos modernos hay en este ramo.

Su competencia profesional y precios ventajosos, así en el ramo expresado, como en el de sanidad e instalaciones de baños y trabajos análogos, han de hacer en breve que esta sea la casa preferida por quien desee realizar mejoras en sus propiedades, con econo­ mía y rapidez.

La m arca preferida

o

V k

r e n t e r ia

* /

«Casheros» que tom aron parte en la Fiesta Vasca.

S 3 Ä Z S 5 3 3 3 La fáb rica de gaseosas

Este D. Félix que véis, «Boltzero> municipal, hombre jovial y contento, en el Mercado campea recogiendo un dineral.

de D. Francisco Alonso

Su bolsa siempre está llena, su sonrisa es proverbial, y si las caseras se enfadan cuando las saca el metal, sabe, con dos cuchufletas en francés o en alemán, ponerlas «guri guriyas» que es una felicidad.

Por eso todas a coro con rara unanimidad, se m uestran muy satisfechas n tan gallardo sultán, diciendo al que quiere oirías que aunque las saca las perras, «Don Macutso» es un barbián.

RESTAURANT

La mejor propaganda para un industrial es el fabricar buenos productos. Una prueba de ello es el caso del Sr. A lon­ so, industrial establecido sólo hace tres años en Rentería y que hoy, gracias a sus exquisitas limonadas de variadas clases, es conocidísimo no sólo en Rentería, sino en los p ue­ blos cercanos, a los que surte de sus géneros, Oyarzun, Lezo, y los tres Pasajes consum en grandem ente su producción, y de su auge creciente dará idea que el año 1928 fabricó 90.000 gaseosas, y el 1929 114.000, m ás 14.000 sifones de seltz.

Resultaba ya pequeño el local de su fábrica, instalado en Viteri 30 y recientem ente lo ha trasladado al n.° 35 de dicha calle, para dar cum plimiento al creciente pedido con que sus clientes le favorecen.

En el establecimiento «Espumosos Alonso» siem pre se vé una escogida clientela y se ha fundado recientem ente la «Peña Osnola » compuesta de varios jóvenes asiduos a este establecimiento, que en verano, principalmente, hállase con­ curridísimo de gente que degusta con las fresquísim as y aromáticas gaseosas para cuya fabricación el amigo Alonso, es una especialidad indiscutible y de merecida reputación.

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Eterna ansia de superación Aspiración humana, efímera ilusión, vanos sue­ ños, que en la realidad de la vida no son más que eso; sueño e ilusión...

Sueños y más sueños son los que forja en su imaginación calenturienta el enfermo, que se vé completamente sano, fuerte y vigoroso... Ilusiones, son las esperanzas del necesitado que ansia el caudal de algunos potentados... ¿Será no obstante tan severamente cruel, la rea­ lidad en todos los casos?..

Tiempo ha, reuníanse algunos mozalbetes en los bancos de la alameda, esos bancos que tan sola­ mente los visten de fiesta una sola vez al año, de­ jando que los tales vestigios de fastuosidad los vaya desdibujando el invierno cruel.

Invierno: época destinada por los «morroskos» al de­ porte británico, como es la primavera en sus comienzos para jugar a «santos» forma­ dos con tapas de cajas ceri­ lleras, y su final destinado a las «txibas» o trom pos en el calendario de los pequeñuelos, que l u e g o cuando se creen suficientemente aptos para emular a los Zamora, Samitier, René o Gorostiza... se esmeren en la forma­ ción de equipos de fútbol, sociedades que en su régi­ men interior son modelo de empresas mayores. ¿No sería para aquéllos jóvenes que en su afán de su­ peración, f u s i o n a n d o l os Amaikak-bat y Euzkalduna, bajo la dominación del Club Deportivo Euzkalduna, llegaron a formar la base o cimientos de la que hoy se admira, visión lejana, sueño dorado la realidad de hoy? ¿Para quienes los barriles del muelle de Pasajes, actuando de postes laterales de goal, con un largue­ ro imaginario y movible según la estatura del «goal­ keeper» su destreza o desgana en los saltos para atrapar el balón —balón consegido a costa de no pe­ queños sacrificios—fueron las primeras guaridas a defender, el primitivo campo de fútbol, no será una inmensa alegría poseer el campo de Larzábal?

Afición- la de estos m uchachos que para com ­ pletar su equipo en los días de fiesta, se repartían los periódicos a vender y los vendían o guardaban, abo­ nando el importe de los mismos, para llevarse con ellos al extremo derecha, vendedor de periódicos.

Verificóse la unión de los conjuntos artesano y estudiantil, dando muestras democráticas, y el afán de estos m uchachos vióse compensado con la protección de caritativos renterianos que acogién­ dolos en su seno, dotaban a la nueva Sociedad de socios que con su óbolo hicieran posible su labor.

Quedó formada la primera Junta Directiva regla­ mentaria, bajo la presidencia de D. Secundino Echeveste y luego de algún tiempo obtuvieron el para

ellos entorchado de federados en la Federación Guipuzcoana de Fútbol.

Las actuaciones son muchas, sus resultados hon­ rosos ¿No habían de serlo, si la totalidad de com­ petidores de la época, han desaparecido de las listas de la F. G. de F. para perdurar tan solamente el Club renteriano?..

El ascenso es lento... desesperante para los que conteniendo rebelión interior contra la mísera si­ tuación de desheredados de la fortuna, no tuvieran la fortaleza de espíritu de nuestros muchachos.

Un grandioso salto el efectuado al ascender a la serie B. pero una larga espera, tras del intento a la categoría superior. Nuevos intentos, vanos empe­ ños. .

Dos años seguidos obtienen el campeonanto guipuzcoano de la misma, y al fin el presente año, tras de una lucha enconadísima, asaltan la categoría supenor...

He ahí el sueño dorado, convertido en realidad... * * * El día 15 de Junio del presente ;iño, manifestó el pueblo renteriano su simpatía hacia los bravos de­ fensores de su Club, que aparte de otros lauros para la querida Rentería, ha obtenido el ingreso en la se­ rie A. P o r la noche reunidos en el Hotel Rentería, ju­ gadores, directivos, admiradores y prensa, presidi­ dos por el Sr. Pérez en representación del alcalde y hallándose presentes, representaciones de Lagun Artea, Círculo Recreativo y Federación Guipuzcoana de Fútbol, fué servido por el acreditado Perico S án ­ chez, un exquisito menú, al que se hizo honor por la totalidad de comensales. A los postres hubo infinidad de discursos y un excelente buen humor. ¿Será mucho esperar, que con idéntico motivo nos hallemos reunidos el año próximo?

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S3

Un caso de metamorfosis poética INTRODUCCION Fiesta de la Poesía Vasca, en Rentería. Día de Paz, Alegría y Amor, cual corresponde a la Poesía, sea vasca o china.

con bibote algo blanca y naris por adelante.

Y Usebio le contesta: Ablatu gixonak bíar korazonakin eskuan, ez batxuk eiten bezela indarra bai mingañuan,

HORA MATINAL En la Casa de Dios: fieles devotos elevando sus plegarlas al Altísimo. En el Templo de Talia: Poesía, Paz, Amor y Alegría en bella y arm oniosa fraterni­ dad con el Pueblo.

En las mansiones de Baco, grandes preparativos para recibir dignamente a sus innumerables adoradores.

En la calle: algunos jóvenes disfrazados de vasco, Suma y sigue...

Jeolimo En mingaña yo ya pones lo que corason te m anda y soy bertzolari piño aunque atí sin dar la gana Usebio.

Bertzolari buenua zu! aundia bai gezur dala, conozitxen dizutenak esango dute bestela.

HORA SOLEMNE G argantúa toma por asalto el Templo de Mercu­ rio y festeja sus coloquios con la Poesía, comiendo dignamente.

Sidra Vasca y Vino Riojano en amigable cam a­ radería, factores indispensables en la Fiesta d e...... lo que sea.

Joxe Jeolimo, vasco y el Usebio, riojano, poetas y copartícipes del festín. Nuevo agregado a la frater­ nidad vasco-riojana: Andalucía. Su embajador en Euzkadi, D. P. Domecq.

Después de la confraternidad vasco-riojanoandaluza, Jeolimo y Usebio, inspiradísimos poetas.

Se comprende.

METAMORFOSIS

Jeolimo.

P reu n ta si quieres Koxme y tamien a Martin tamor, y beras com o te disen que bertzolari yo el mejor.

Usebio.

Bi bakarrik es fiazen mas biar ni testigua lagunak bada zurekin ni galdu bai apostua.

Jeolimo.

Si no te pias entontzes con los com pañeros de mí preúntale pues a Barron que está de consejal aquí.

La Confraternidad V. R. A. empieza a producir Usebio. efectos.

Euzkeraz ez sabitutxen Las ondas misteriosas lanzadas al espacio por la laguna neria orrek, citada V. R. A., son captadas, entre otros, por los ponitu biok Andoni inspiradísimos Usebio y Jeolimo. Mas entre ellos, esango digu bai arek. por causas ignoradas hasta la fecha, se produce un Jeolimo. cruce atmosférico y lo que Usebio debió cantar, lo No me pió yo con ése hace Jeolimo y lo que éste, aquel. De donde resulta pues igual me hase tram pa. que los receptores de nuestros ínclitos poetas tr a ­ Amos andel cape la pas bajan con los papeles invertidos y así el vasco se y lo quella dise ya está. siente riojano y éste cree ser vasco.

Y siendo de rigor en casos tales, ensalzar la figura que ha motivado la reunión de la comunidad; «LA DEL ALBA SERIA» cuando unos, dur­ y como esta vez ha sido la Poesía... miendo, otros queriendo dorm ir y algunos «poetas» Joxe Jeolimo canta: haciendo como que cantaban, se dió por terminada Errenteria te tiene la Fiesta de la Poesía.

Alkate sintzo y eleante, Juancho.

LA GRAN FIESTA DE LA PO ESIA VA S C A H aciendo honor a n uestra prom esa, publicam os una am plia inform ación gráfica del día m em orable, 1.° de Junio, en que Rentería vistió de gala para acoger a la enorm e concurrencia que participó en las fiestas organizadas por la Sociedad «Euskeltzaleak».

Com o ya los periódicos de aquellos días dieron am plísim a inform ación literaria de los actos celebrados, nosotros hem os preferido presentar gráficam ente los aspectos m ás culm inantes de aquella inolvidable fiesta, de la quedó satisfechísim o todo aquel que am a nuestras costum bres y tradiciones.

A este fin co n trib u y ó con todas sus fuerzas, el acierto y actividad inigualables de la C om isión local organizadora del acto, com puesta de D. G regorio G oicoechea, presidente; D. Enrique Elicechea. vicepresidente; D. P edro O teg u i, secretario; don Agustín Bagüés, tesorero y D. Francisco Barrenechea, D. Flo­ rencio O laciregui, D. P ío Echeverría y D. P edro A lbisu, a quienes testim o n iam o s n u estra sincera felicitación por sus des­ velos y trab ajo s que tan feliz recom pensa obtuvieron en aquel gran día.

til p d to mu e r t o y e El pato de Pello, un pato «ederra, ederra», que era la alegría de su amo, suelto o así te andada por la carretera.

— ¡Maitíal —desía Pello, acarisiándolo de ves en cuando. —Si te m atarían una ves, de pena me moría, seguro, seguro.

Libre, libre andó el pato, sin que le ocurrirían desgrasías. P ero un día, Txomin pasó con su carro y sin que se daría cuenta, muerto del todo me dejó al pobresito bicho. Al prinsipio, Pello creyó que se moría de pena. Pero aluego, rabia y todo le dió, y como loco se puso.

—¡Arrayúal..—desía encarándose con Txomin Matar has hecho el pato, y si vivo, vivo, igual que antes, no le pones otra ves, que pagarlo tendrás erremedio.

Pero Txomin no quería pagar el pato.

-Culpa no tengo-des ía-cu lp an o tengo... Si animalito se habría quedao en casa, como d e­ bía ser nada le habría ocurrido y el carro no le habría pasao por ensima. Antes, vivo, ya te habría comprao s i te empeñarías.

Pero ahora, como papilla se ha quedao, y pa nada sirve.

Y Txomin que no y Pello que sí, como dos «berritxus» se pasaron el t i e m p o hablando, enfadaos, enfadaos.

a l cdl de "vivo"'

Casi de matrallekos se arrearon porque uno quería cobrar y el otro no quería pagar, y donde el alcalde se fueron para que les arreglaría aquel negosio, El alcalde que era un hom bre de m ucha inteligensia, apañaos les d e j ó pronto, pronto, y con­ tentos a los dos.

—Tu, Pello, ¿cuanto quedrías por el pato, ahora qué está muerto?

— Pues y o ...—replico Pello, arrascándose la cabesa pa pensar bien —No se, seguro. Antes, de vivo, sinco pesetas o así ya valía bien. Pero ahora como muerto me lo han dejao al pobresito, con tres tamién ya me conformaría.

Pensó otra ves el alcalde, se atisó un to rtaso en la frente, y soltó esta sentensia: ¡Pues ya está!.. A tí, Txomin, por atropello en el vía público, sinco pesetas de multa te casco, pa que no vuelvas a haser. A tí , Pello, com o indenisasión por daños y prejuisios. las tres pesetas tuyas te lar­ go, y bien contento que­ darás. Yo me quedo con el pato, y amigos todos.

-B ie n , bi en-di j o Pello —P e r o las otras dos pesetas ¿a donde van?

— Pues muy sensilio— dijo el alcalde — Con las dos pesetas que sobran, comernos po­ demos el pato con una sagardúa rica, rica.

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