En las frías mañanas de otoño tocaba su pecho para sentir sus suaves latidos y entre lágrimas trataba de comprender por qué después de aquella luna aún sentía helar su sangre con el sabor de un beso que se llevó sus tibios anhelos.
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Pero solo encontró , a través de una ventana , un nuevo rosal del más blanco y frío color de invierno , que nacía en un rincón del castillo , al que extrañamente cubría solo el hielo.