Memoria de XXVII Congreso Internacional de Historia Regional

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MEMORIA DEL XXVII CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA REGIONAL

RIGOBERTO RODRÍGUEZ BENÍTEZ MARIO CÉSAR ISLAS FLORES (COORDINADORES)


FACULTAD DE HISTORIA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA ACADEMIA DE HISTORIA DE SINALOA, A. C.


Contenido Arqueología del sur de Sinaloa. Investigaciones recientes Luis Alfonso Grave Tirado

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Proyecto de salvamento arqueológico en las minas “El Gallo”, municipio de Sinaloa Y “El Palmarito”, municipio de Mocorito Arqlgo. Enrique Soruco Saenz, Arqlgo. José Manuel Chávez Rojas, Arqlgo. Bernardo Tellez Soto, Arqlgo. Fabián Daniel García Almaraz, Arqlgo. José Rodrigo Vivero Miranda, Arqlgo. Octavio Castañeda Castilla, Arqlgo. Ricardo Antonio González García

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Observaciones Generales de los petroglifos del Rio Mocorito Arqlgo. Bernardo Téllez Soto

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Para que semejante delito no quede sin castigo. Usos del miedo por la Inquisición en Sonora y Sinaloa Mario Manuel Cuevas Arámburo y Ramón Alberto Jorquera Limón

53

Movimientos campesinos por la tierra en el norte de Sinaloa 1968-1976, caso ejido campo El Tajito Paulina Araceli Soto Carballo

69

Marco jurídico, política agraria y sistemas de propiedad en Sinaloa, 1915-1934 César Ramón Aguilar Soto

95

Apuntes para una nueva concepción sobre “México y su prehistoria” Gerardo Morales Jasso, Belén Benhumea Bahena

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117


El movimiento estudiantil de 1990/1992 en la Universidad de Sonora: Una mirada desde la historia oral Joel Alfonso Verdugo Córdova

145

Del viejo al nuevo Culiacán, una transformación sufrida… Oscar Leonel López Álvarez

177

El río Piaxtla. Una frontera según las fuentes documentales del siglo XVI Luis Alfonso Grave Tirado, Ricardo Ortega González

191

Condiciones de los Jornaleros agrícolas guatemaltecos en el Soconusco durante el conflicto de límites entre México y Guatemala. Antecedentes de su migración Nidia Cisneros Chávez

211

Empresas y empresarios en la pesquería de camarón en Mazatlán 1944-1981 Rigoberto Arturo Román Alarcón

225

Migración en Ciudad Juárez (1950-2000). Pasos hacia la complejización de una sociedad fronteriza María del Sol Morales Zea

257

Efectos del reparto agrario en el proceso de urbanización de Santa Ana Mayorazgo, Otzolotepec Martha Rosas Vilchis, Alberto Villar Calvo

283

La formación de ingenieros topógrafos en el Sinaloa porfirista: una estrategia de modernización liberal Catarino Escobar Macías/Rigoberto Rodríguez Benítez

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303


El robo de mujeres en Culiacán en 1945, un acercamiento al análisis del derecho consuetudinario a la visión de Thompson Omar Hernández Millán

325

El norte de Sinaloa, el caso de El Fuerte: aspectos políticos y económicos (1886-1917) Azalia López González, Josué David Piña Valenzuela, Gustavo Telechea Saldaña

339

Rituales del agua: Etnografía de la Festividad de San Juan Bautista en el pueblo „La Florida‟ Ahome Sinaloa Ricardo Ortega González

353

Una lectura histórica y literaria de la decadencia del Imperio austrohúngaro, a partir de El hombre sin atributos de Robert Musil Mario César Islas Flores

375

Las múltiples mudanzas sociales en la perspectiva de género durante la primera mitad del siglo XX: el caso de Veneranda Bátiz Rigoberto Rodríguez Benítez/ Mario César Islas Flores

397

Movimientos estudiantiles en América Latina: acercamiento a un campo de saber Renate Marsiske

473

La aplicación de algunas ideas y conceptos de los subalternos, poscoloniales y decoloniales en un estudio sobre conflictos agrarios Javier Fuentes Posadas

485

Desarrollo agropecuario y minero, sustento de la élite forjada por don Pedro de Tovar y su familia desde la villa de Culiacán Luz Idolina Velázquez Soto

499

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El movimiento nicolaita popular de 1949. Huelga nacional estudiantil Porfirio García de León Campero

527

Combatiendo el “nudismo” en el agua, en la arena y en las calles: las campañas policiales para moralizar la playa en Rio de Janeiro, 19201950 B. J. Barickman

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Arqueología del sur de Sinaloa. Investigaciones recientes Luis Alfonso Grave Tirado Centro INAH Sinaloa En los últimos años hemos llevado a cabo investigaciones arqueológicas en la cuenca baja del río Baluarte, municipio de Rosario (PARB); en la zona de marismas de la península de Teacapán, municipio de Escuinapa (PAMSS); y en un sitio arqueológico en los terrenos de la Universidad Politécnica de Sinaloa, Campus Mazatlán (Rescate UPSIN). Estos trabajos nos han permitido recabar un gran cúmulo de datos nuevos sobre los procesos experimentados por el grupo humano que habitó la región sur de Sinaloa en la época prehispánica, grupo conocido en la literatura arqueológica e histórica como Totorame.

Proyecto Arqueológico Río Baluarte (PARB) Aunque

la

cuenca

del

río

Baluarte

es

quizá

la

zona

más

famosa

arqueológicamente de Sinaloa, pues ahí se ubica Chametla, (Kelly, 2008), la verdad es que desde los años 30 del siglo pasado, sólo había sido objeto de pequeños trabajos de rescate (Alducin, 1997, Santos 2008). Durante la Primera Temporada del Proyecto Arqueológico Río Baluarte, llevada a cabo en el verano de 2009, registramos un total de 71 sitios arqueológicos de las más diversas características, y que van desde pequeñas concentraciones de cerámica y/o concha hasta aquellos que cuentan con edificios de carácter monumental (Figura siguiente). Pudimos establecer que la cuenca baja del río Baluarte tuvo una intensa y prolongada ocupación que nos la confirman como una de las zonas más importantes arqueológicamente del Noroeste y Occidente de México y al sitio de

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Chametla como la auténtica capital de una de la áreas más ricas y productivas de esta parte del México prehispánico. En efecto, la ocupación de la cuenca del río Baluarte, parece iniciarse en los albores de nuestra era, con una etapa donde los sitios son pocos y pequeños, la cual se extiende hasta el aproximadamente el 500 d.C. Sin embargo hacia la mitad del primer milenio, la zona ya está ocupada extensivamente, y aunque son todavía pocos los sitios que están en la zona cerca de la playa y a los esteros ya hay algunos de cierto tamaño. Esto sugiere que la actividad dominante seguía siendo con mucho la agricultura, pero que ya iniciaba con cierta intensidad la explotación de los recursos del estero. A partir del 750 d.C. la vega del Baluarte se ocupa de manera intensa y extensa, pues muchos de los asentamientos que presentan más de una lomita fueron ocupados en esta etapa, la conocida como Aztatlán. De hecho, es probable que la mayoría de los edificios de carácter ceremonial, como la estructura piramidal conocida como la Loma del Panteón y la cancha para el juego de pelota del sitio Chametla, así como los montículos de El Bebelamo y la extensa plataforma de Coacoyolitos, se hayan puesto en funciones en este periodo (Figura siguiente). Esto es, en este momento destacan estos sitios dentro de la organización política de la cuenca baja del río Baluarte. Asimismo, se hace más intensa la ocupación en la zona cercana a la costa y a las marismas. Después del 1100 d.C., continúan habitadas las mismas zonas y de hecho se intensifica la ocupación de la zona cercana a los esteros y las orillas del mar, particularmente en la zona de Agua Dulce, donde los sitios tiene una presencia de concha de ostión, así que la explotación del estero no disminuyó, ni tampoco la intensidad de la ocupación, sino que más bien se incrementó (Figura siguiente). En suma, es en el periodo posterior al 750 d.C., cuando se da el mayor desarrollo político de la zona, lo que se manifiesta en el establecimiento de sitios

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con mayor tamaño y complejidad, en particular Coacoyolitos y Chametla, si bien las condiciones parecen gestarse desde por lo menos el 500 d.C., o antes.

Segunda Temporada En efecto, apenas en febrero de 2011, como parte de los trabajos de la segunda temporada de campo del Proyecto Arqueológico Río Baluarte llevamos a cabo la exploración de la llamada Loma de Ramírez. Efectuamos dos unidades de excavación, sendas calas de aproximación; una en su costado este y el otro en su lado norte, uno de los mejor conservados (Figura siguiente). Mediante éstas pudimos constatar que la estructura arquitectónica fue construida con la adición de rellenos de tierra arcillosa a un afloramiento rocoso y luego se construyó una plataforma enteramente artificial rodeando toda la loma para darle una forma homogénea; es decir, su puesta a punto implicó una gran inversión de trabajo, el cual fue realizado, al parecer en dos momentos constructivos, tal como se desprende de la estratigrafía de la unidad 1, la que se excavó en la parte norte (Figura siguiente). De acuerdo con las observaciones preliminares de los materiales arqueológicos recuperados, la primera etapa constructiva corresponde a la fase Tierra del Padre (250-500 d.C.) o incluso antes; mientras que la segunda etapa corresponde a la fase Baluarte (500-750 d.C.). Asociados a esta última etapa se excavaron algunos entierros humanos y un basurero de conchas, casi todas de almeja y pata de mula y sólo unos cuantos ostiones (Fig. siguiente). Los materiales relacionados con el Complejo Aztatlán son escasos y se limitan prácticamente a la superficie. Esto es, podemos afirmar que desde por lo menos el 250 d.C. se inicia la construcción de la Loma de Ramírez, y que estuvo plenamente en funciones en el periodo comprendido entre el 500 y el 750 d.C. De este modo, podemos incluir a Loma de Ramírez como uno de los sitios principales en la región sur de Sinaloa y norte de Nayarit en épocas tempranas, junto con Juana Gómez, en las cercanías de Escuinapa y La Presa en la cuenca

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del río Acaponeta. Esto se da a la par de la explotación intensiva de los recursos del estero.

Proyecto Arqueológico Marismas del Sur de Sinaloa (PAMSS) Es la zona de marismas la zona más investigada del sur de Sinaloa (Scott, 1974; 1985; Grave y Pulido, 2005; Grave, 2010), aún así falta todavía mucho por descubrir. Entre el 1 de junio y el 15 de julio de 2010 se llevó a cabo el trabajo de campo de la Primera Temporada del Proyecto Arqueológico Marismas del Sur de Sinaloa (PAMSS), el cual consistió únicamente en el reconocimiento de superficie de la llamada península de Teacapán; esto es, el extremo sureño del estado de Sinaloa (Figura siguiente) Aquí hemos registrado 91 sitios arqueológicos, la mayor parte de ellos conformados por sólo una pequeña acumulación de conchas de molusco, aunque, de forma sorpresiva, también localizamos varios asentamientos con pequeños montículos de tierra, lo que nos indica que fueron habitados de manera permanente, y en los cuales la concha es escasa, pero en cambio, hay una relativa abundancia de cerámica. Se pudieron establecer cuatro clases de sitios de acuerdo a la especie de molusco más abundante. Son 43 que tienen principalmente conchas de ostión, 31 con mayor presencia de concha de almeja, 6 más en que las dos especies están presentes y 11 en los que no se observaron conchas en superficie, los cuales presentan también diferencias cronológicas (Figura siguiente). Así, casi todos los concheros de almeja y los compuestos por montículos de tierra fueron ocupados entre el 500 y el 750 d.C. (fase Baluarte). De esos sólo 2 continuaron habitados en épocas posteriores y al parecer el periodo comprendido entre el 750 y el 1,100 d.C., la marisma en la península de Teacapán no fue explotada o en todo caso, no intensivamente. Sin embargo, en la última etapa de ocupación prehispánica, esto es, a partir del 1,100 d.C. se da el boom habitacional en esta parte del sur de Sinaloa, ya que de los 91 sitios arqueológicos registrados 44 corresponden a esta etapa (fase El Taste). 10


De tal modo, es claro que entre el 500 y el 750 d.C., se explotó preferentemente la almeja y los sitios se localizan en zonas que actualmente ya no están inundadas permanentemente, sino sólo en temporadas de lluvias intensas, como es el caso de este año. Por el contrario los concheros de ostión se ubican a orillas de los esteros con agua a lo largo de todo el año. Así pues, es factible que las condiciones ambientales hayan cambiado en algún momento entre el 750 y el 1,000 d.C., lo que hizo que las almejas disminuyeran, y por el contrario, los ostiones se reprodujeran en mayor medida. ¿Y los sitios sin evidencias de la explotación de moluscos? Claro, podemos suponer que sus habitantes se dedicaban a la pesca del camarón por ejemplo, tan importante en la actualidad, pero también es posible que hayan explotado otro recurso que se extrae de la marisma: la sal o incluso la recolección de algodón, pues éste se reproduce de forma abundante no sólo en la península de Teacapán, sino en toda la zona de esteros del sur de Sinaloa (Figura siguiente). Es evidente pues, que desde por lo menos el 500 d.C. se inicia la explotación intensiva de los recursos de las marismas del sur de Sinaloa. Fue tal la importancia de la pesca en este periodo que se construyó incluso un templo dedicado a la celebración de ceremonias propiciatorias: El Calón (Figura siguiente). Sin embargo, el área se desocupa entre el 750 y el 900 d.C., pero luego se vuelve a ocupar paulatinamente, con una nueva explosión a partir del 1100 d.C. La importancia de los recursos del estero se mantiene hasta la llegada de los españoles, y la región fue incluso conocida en el siglo XVI como Micchoacan, el lugar de los pescados.

Rescate Arqueológico UPSIN El día 2 de mayo de 2011 se me comunicó mediante una llamada telefónica y un correo electrónico del hallazgo de huesos humanos en terrenos de la Universidad Politécnica de Sinaloa, ubicada en las antiguas instalaciones del Tecnológico de Monterrey (Carretera a Higueras Km. 3, Mazatlán, Sinaloa). 11


Al día siguiente me trasladé a dicho lugar, donde se me informó que los restos óseos se habían localizado al estar extrayendo tierra de una loma dentro de la propia Universidad, para rellenar un área donde se construirán nuevos campos deportivos: además en el lugar del hallazgo se pretende construir, a futuro un nuevo edificio de aulas (Figura siguiente). En efecto, se trata de un asentamiento arqueológico: una loma baja de apenas unos 50 metros de diámetro, pero estratégicamente situada, ya que se localiza entre dos arroyos que atraviesan los terrenos de la Universidad. La parte oeste de la loma ya fue completamente destruida por la acción de la maquinaria y en el perfil se observan claramente los restos de al menos dos enterramientos humanos, además de algunos cuantos tiestos y una relativa abundancia de conchas de molusco, en particular de pata de mula y de ostión. Al recorrer la parte superior de la loma observé que hay una pequeña cantidad de tiestos y varias conchas en superficie, así como algunos fragmentos de manos de metate. Se trata pues de un pequeño asentamiento. En virtud, o más bien defecto, de que va a ser destruido en el corto plazo fue necesario llevar a cabo algunos pozos de sondeo con el fin de establecer sus características y el tiempo en que fue habitado, pues se localiza en una de las zonas menos investigadas del sur de Sinaloa. Así pues, fue necesario llevar a cabo labores de Rescate Arqueológico (Figura siguiente). Entre el 7 y el 23 de mayo se llevó a cabo la excavación arqueológica en el terreno de la UPSIN. Se practicaron dos unidades de excavación de 2 por 2 metros. Las dos muy cerca del área que había sido afectada por la maquinaria cuando se estaba arrasando la loma. Las dos unidades se orientaron hacia el norte magnético y se excavaron por capas, dado que ya conocíamos la estratigrafía, en virtud del enorme perfil abierto que teníamos a un lado. En ambas unidades se registraron cuatro capas estratigráficas con una relativa abundancia de fragmentos de cerámica y conchas de molusco, de hecho 12


estaban casi en la misma proporción, en cambio los artefactos de piedra fueron muy escasos. Se pudo observar que, al inicio de la ocupación, parte de la loma fue rellanada con piedras para emparejar la superficie sobre la que se construyeron las casas. Con base en las observaciones en campo y el análisis de los materiales en el laboratorio, pudimos establecer que el sitio arqueológico ubicado en la Universidad Politécnica de Sinaloa (UPSIN) de Mazatlán, Sinaloa, fue habitado en forma más o menos intensa durante la última etapa de ocupación prehispánica del sur de Sinaloa, esto es, entre el año 1200 d.C. y la llegada de los españoles. Aunque no se detectaron enterramientos humanos en nuestra excavación, con los dos que se observaron en el perfil podemos determinar que estos corresponden al inicio de la ocupación del asentamiento y para su colocación se excavó en la roca madre y fueron enterrados envueltos formando un bulto (Figura siguiente). El asentamiento se ubicó ahí aprovechando la presencia de los dos arroyos que rodean la loma y que le conferirían, a los terrenos adyacentes una mayor fertilidad que el resto del área, donde es poca. Era pues un grupo de agricultores, pero que no desaprovecharon los recursos del estero, el cual se encontraba en aquella época a menos de 5 kilómetros, así que era simple ir también a recolectar moluscos de concha. Respecto a la salvaguarda de lo que queda del sitio arqueológico, en tanto que se están construyendo nuevos edificios en los terrenos de la universidad es necesario respetar esta zona. Lo ideal sería que se destinará a áreas verdes, o en su defecto no arrasar la loma, sino construir sobre la loma, aunque claro, la cimentación afectaría también en buena medida.

Comentarios Así las cosas, podemos ver que, a la luz de las recientes investigaciones arqueológicas en el sur de Sinaloa, ya desde por lo menos el 500 d.C. o incluso 13


antes, se alcanzó una cierta complejidad social, lo cual se manifiesta en la construcción de estructuras monumentales como Loma de Ramírez. Esto es, se trata ya de sociedades en las que un grupo, el grupo gobernante está claramente por encima del resto de la población: grupo que tendría el control económico, político y religioso. Junto con ello, o más propiamente, derivado de ello, se intensifica la explotación de los recursos del estero, no únicamente de los moluscos de concha, de lo cual contamos con las evidencias más claras en la gran cantidad de concheros de almeja y pata de mula, sino que también se aprovecharon el camarón, varias especies de pescado y la jaiba, e incluso, la sal y el algodón. La mayor explotación de los recursos del estero sería impulsada entonces por el grupo en el poder y se haría con la intención de obtener excedentes, los cuales serían destinados por un lado al intercambio, y por el otro para la celebración de ceremonias colectivas (Figura siguiente). Esto es, la producción de excedentes no se da porque de pronto la mayoría de sus habitantes hayan decidido sacar más pescado y camarón, recolectar más almejas y patas de mula, extraer más sal, recolectar más algodón; pues la verdad es que ―nadie produce, sin más, un excedente. En cierta forma es necesario que alguien obligue a los individuos a producir excedentes‖. Sin embargo, no es necesariamente por la fuerza cómo se obliga a los demás a producir más allá de los que requiere para él y su familia; esto funciona sólo por poco tiempo; pero sea como sea esto lleva a la especialización. La especialización de un cierto grupo en la explotación de los recursos del estero y por supuesto en la práctica agrícola y otro en la fabricación de artesanías, el comercio y el gobierno, trajo consigo una desigualdad social más acusada, la cual se manifiesta en la aparición de aquellas comunidades mucho más grandes y complejas que las demás. En estas comunidades, además de asiento de los gobernantes, se concentraría la población no dedicada a la producción de alimentos, sino a las artesanías y al comercio. 14


Pero los gobernantes no sólo hacen uso de mecanismos económicos, sino que también, más temprano que tarde se hace uso de mecanismos ideológicos para mantener el orden tal y como debe estar; es decir, unos pocos mandando, el resto obedeciendo. Para eso se construyeron los edificios de mucho mayor tamaño y complejidad: los templos; para realizar en ellas ceremonias de tanto en tanto que involucraran a la mayor parte de la población, a toda si fuera posible, pues en estas ceremonias, además de mantener el orden social, lo que se buscaba era propiciar una buena cosecha y una mejor pesca y, por tanto, la reproducción biológica y social del grupo en general.

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Proyecto de salvamento arqueológico en las minas “El Gallo”, municipio de Sinaloa Y “El Palmarito”, municipio de Mocorito Arqlgo. Enrique Soruco Saenz, Arqlgo. José Manuel Chávez Rojas, Arqlgo. Bernardo Tellez Soto, Arqlgo. Fabián Daniel García Almaraz, Arqlgo. José Rodrigo Vivero Miranda, Arqlgo. Octavio Castañeda Castilla, Arqlgo. Ricardo Antonio González García Como parte de los trabajos sustantivos que desarrolla el Instituto Nacional de Antropología e Historia en el Estado de Sinaloa por la protección, investigación, conservación y difusión del patrimonio arqueológico e histórico, actualmente se ejecuta un proyecto de salvamento arqueológico en las minas ―El Gallo‖, municipio de Sinaloa y ―El Palmarito‖, municipio de Mocorito. El proyecto consiste en la ejecución de una prospección arqueológica o recorrido de superficie en dos poligonales: ―El Gallo‖ que comprende 2,294 hectáreas (ver Fig. 1), y ―El Palmarito‖ con 350 hectáreas (ver Fig. 2), para determinar si existen o no vestigios arqueológicos que puedan ser afectados por los trabajos de exploración y explotación que ahí se realizan. La importancia de este trabajo se funda en la premisa de que para proteger el patrimonio arqueológico o histórico, primero hay que conocerlo, saber dónde está y cuál es su estado de conservación entre otros aspectos. En este sentido, son precisamente las preguntas que tratamos de responder en un área donde los trabajos arqueológicos han sido escasos. Este trabajo se llevó a cabo de forma sistemática siguiendo una metodología definida para optimizar la prospección, la detección y el registro de vestigios arqueológicos en superficie. La prospección en general se realizó parcela por parcela hasta cubrir la totalidad de la superficie programada. La ubicación de los sitios se hizo tomando sus coordenadas UTM con un Geoposicionador Satelital y su delimitación se realizó tomando coordenadas UTM a manera de una poligonal 16


cerrada que envolviera la distribución de los materiales arqueológicos en superficie para generar los croquis correspondientes. Se realizó una colecta de material para analizarlos y determinar el período al que se asocian los sitios registrados, dentro de la secuencia cronológica conocida para el estado Sinaloa. Para esto se empleó la secuencia cronológica base y las tipologías establecidas por Isabel Kelly en Chametla (1938) y Culiacán (1945) modificada por Kelley y Winters (1960), Gordon Ehkolm en Guasave (1942) y Talavera en Mochicahui (1995). Las poligonales proyectadas se encuentran emplazadas en la región del pie de la sierra o estribaciones de la Sierra Madre Occidental, hecho que condiciona las diversas cualidades de los sitios arqueológicos registrados, entre ellas la capacidad particular de los grupos humanos asentados en esas regiones para aprovechar y transformar su entorno físico o geográfico. La topografía al interior de los polígonos está dominada por cerros y lomeríos bajos, rodeados de planicies aluviales angostas que deben su formación a los arroyos que los cruzan. El tipo de vegetación que se encuentra en ambos polígonos está fuertemente alterada por la actividad agrícola o ganadera, pero en general se puede tipificar como bosque tropical caducifolio (Rzedowsky, 2006:201), donde se encuentran representadas especies de las familias: Leguminoseae entre las que destacan el Mezquite (Prosopis juliflora), Huamuchil (Pithecellobium dulce), Huizache (Acacia arnesiana), Guinolo (Acacia cochliacantha), Mauto (Lysiloma divaricata); Burseraceae: Torote (Bursera odorata), Papelillo o Copal (Bursera excelsa), Palo mulato (Bursera grandifolia), y Cactaceae: Pitahaya (Stenocereus thurberi), Nopal (Opuntia puberula), Nopal de Castilla (Opuntia ficus indica), Cardón (Pachycereus pecten-aborigenum), entre otras. En cuanto a la fauna existen alrededor de 40 especies inventariadas entre ellas: Paloma huilota (Zenaida macronata), Paloma Ala Blanca (Zenaida asiática), Codorniz (Callipepla douglasii), Tortolita (Columbina passerina), Venado cola blanca (Ondocoileus virginianus), Conejo (Sylvilagus audubonii), Mapache (Procyon lotor), 17


Tejon (Nasua narica), Tlacuache común (Didelphys marsupialis), Ocelote (Leopardus pardalis sonoriensis), Gato Cola Bonchi (linix rufus escuinapae), Zorro rojo (Canis rufus), Iguana prieta (Ctenosaura pectinata), Boa (Boa constrictor), víbora de cascabel (Crotalus basiliscus), entre otras. (Biol. HernánBeltrán, comunicación personal). El Polígono El Palmarito se ubica a 10.35 kilómetros al noroeste del municipio de Mocorito, siguiendo la carretera que lleva a la comunidad de Higuera de los Vega. En este polígono se han registrado 10 sitios arqueológicos con presencia de cerámica y lítica en superficie, todos ellos en mal estado de conservación, sin embargo, en su interior se encuentran restos arquitectónicos del antiguo complejo minero. El Palmarito Mineral que se compone al menos de once conjuntos de construcciones distribuidas sobre la ladera suroeste en una superficie aproximada de 2.50 hectáreas, su estado de conservación puede considerarse como regular pues diversos factores como la erosión, la apertura de caminos, el pastoreo y otros han propiciado su paulatina destrucción (ver Fig. 3, 4 y 5). En este espacio se han colectado en superficie escasos materiales cerámicos, vítreos y metálicos fechados para finales del siglo XIX, por ejemplo: crisoles, botellas y objetos relacionados con el trabajo de fundición (ver Fig. 6 y 8), no sólo de metales de valor económico como el oro o la plata, también con la fundición de hierro para la manufactura de herramientas e insumos de trabajo (ver Fig. 7). Se han colectado restos de ladrillos de la marca Ostrander Brick, fabricados en 1850 en New York; crisoles Battersea Works England 20 gramos gold button cuppel, fabricados en Edimburgo, Inglaterra en 1881(ver Fig. 6), clavos de herrería, martillos de geólogo entre otros elementos (ver Fig. 7). Se tiene contemplado realizar algunas excavaciones en este lugar para tratar de definir de una manera más precisa las áreas de actividad, corroborar su carácter de monumento histórico y sustentar los argumentos para asegurar su protección. En este sentido se ha dado el primer paso al generar un levantamiento arquitectónico que refleja la distribución de las

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construcciones y por ende ofrece un acercamiento a los procesos de metalurgia extractiva, así como una propuesta de polígono de protección. Por otra parte en el polígono El Gallo ubicado a 22.7 kilómetros al noreste de Mocorito, los trabajos de prospección han dado como resultado el registro de 61 sitios arqueológicos (ver Fig. 9) con presencia Cerámica y Lítica que al igual que en el Palmarito

se

encuentran

sumamente

afectados

por

factores

climáticos

y

antropogénicos como la agricultura de temporal. Estos 61 sitios se distribuyen en un patrón de asentamiento disperso, la gran mayoría se encuentran emplazados en el pié de monte cercano a ríos, arroyos y fuentes de materia prima como afloramientos de basalto entre otros. A partir de la recolección y análisis de alrededor de 10,200 tiestos y 169 fragmentos de objetos líticos en superficie se han definido 4 tipos cerámicos que en orden decreciente son: Café alisado, Rojo, Café alisado con engobe, y Café burdo. No se encontraron tipos cerámicos identificados en otras regiones como el sur o norte de Sinaloa. Las formas predominantes son cajetes, cuencos, tecomates, comales y ollas, que en general son vasijas para preparar, servir y almacenar alimentos. La distribución de los tipos y las formas en los 61 sitios es homogénea, lo que refleja que todos los sitios son contemporáneos. Es notoria la mayor abundancia de vasijas abiertas que funcionalmente son más aptas para servir alimentos, sobre aquellas que sirven para prepararlos o almacenarlos; de acuerdo con las características y proporciones de cada tipo o forma observadas en el análisis, los tecomates parecen ser el tipo de vasija preferido para la preparación de alimentos, pues tienen asas, bordes reforzados y son más gruesos, a diferencia de las ollas que son más delgadas y con boca más restringida, características mínimas indispensables para el almacenamiento de granos y acarreo de agua.

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Por otra parte el material lítico recuperado comprende metates, manos de metate, cepillos, maceradores, puntas de proyectil, núcleos, raspadores y ornamentos. Para la fabricación de metates es notoria la preferencia del basalto sobre otro tipo de piedras, sin embargo las manos de metate fueron hechas preferentemente en granito, al igual que los maceradores. Los núcleos, lascas, navajillas, raspadores y cepillos fueron hechos sobre piedras de fractura concoidal éstos se asocian a la transformación de materias primas para satisfacer necesidades, o a la preparación de alimentos derivados de la casa. Los ornamentos fueron manufacturados en piedras de menor dureza como la pizarra o la turquesa, de la cual hemos encontrado en la superficie de la parte norte del polígono, nódulos de tamaño pequeño a mediano, pero de mala calidad. En general casi todas las puntas se han encontrado en el flanco oeste de la poligonal, es decir hacia la planicie costera, lo cual puede indicar que ahí estaban ubicadas las áreas de caza, pues al tratarse de dos ecosistemas diferentes aumenta la diversidad de especies vegetales o faunísticas susceptibles de ser aprovechadas. Con base en el patrón de asentamiento definido, los análisis de cerámica, lítica y las características ambientales de la región, podemos inferir que todos los sitios pertenecen a un mismo grupo étnico con un modo de vida agrícola que pudo complementarse con actividades de caza y recolección, desarrolladas en función de la estacionalidad de las especies que pueden ser aprovechadas. De acuerdo con los materiales analizados consideramos que los sitios registrados pueden ubicarse entre los años 900 d.C. a 1200 d.C. Finalmente, cabe señalar que el proyecto actualmente se encuentra en ejecución y se tiene programado realizar trabajos de excavación en aquellos sitios con mayor potencial de investigación. Dichos trabajos estarán orientados a la búsqueda de materiales orgánicos susceptibles de fechamiento, que permitan reforzar los supuestos aquí planteados y contribuir a la construcción de secuencias cronológicas para la región noreste del estado de Sinaloa. 20


Fig.1 Polígono El Gallo

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Polígono El Gallo

Fig.2 Polígono El Palmarito

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Fig.3 Complejo minero

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Fig.4 Complejo minero

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Fig.5 Complejo minero

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Ladrillo Ostrander Mohawk, procedente de New York

Crisol Battersea Works para 20Grms, procedente de Inglaterra

Fig. 6 Ladrillo Refractario y crisol cerámico, utilizado en la fundición de metales

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Fig.7 Material metálico utilizado en el complejo minero

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Fragmentos de botellas contenedoras de reactivos utilizados para comprobar la calidad de la plata

Fig.8 Vidrio recuperado en el complejo minero

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Botella


Fig. 9 Ubicación de los 61 sitios arqueológicos

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Bibliografía Ekholm, Gordon F. 1942 Excavations at Guasave, Sinaloa, México. Papers of the American Museum on Natural History 38, part 2. Nueva York. Kelley, Charles y Winters, H. 1960 ―A Revision of the Archaeological Sequence in Sinaloa, México‖. American Antiquity. 25(4): 547-561. Utah. Kelly, Isabel 1938 Excavation at Chametla, Sinaloa. Ibero Americana 14. University of California Press, Berkeley. Kelly, Isabel 1945 Excavation at Chametla, Sinaloa. Ibero Americana 25. University of California Press, Berkeley. Koeppen, O. 1948 Climatología, Fondo de Cultura Económica. México D.F., 478pp. Manzanilla, Rubén y Talavera, Arturo 1992 ―Proyecto de investigación y salvamento arqueológico en Mochicahui, Sinaloa. Antropología Física. Anuario 1991. Ma. Teresa Jaén, José L. Fernández Torres y Antonion Pompa Padilla (coord.), pp. 59-67. INAH, México. Rzedowsky, Jerzy 2006 Vegetación de México. 1ra. Edición digital, Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México, 504pp. Santos, Joel et al. 2006 ―Informe del rescate arqueológico realizado en ―La Estancia‖ Mocorito, Sinaloa‖. Centro INAH – Sinaloa. México. INEGI (2005) Anuario estadístico Oaxaca, edición 2005 tomos I, y II, México.

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Observaciones Generales de los petroglifos del Rio Mocorito Arqlgo. Bernardo Téllez Soto Como tarea complementaria al Proyecto de Salvamento Arqueológico en las Minas El Gallo, Municipio de Sinaloa y El Palmarito, Municipio de Mocorito, fue necesario registrar sitios arqueológicos en los alrededores de las poligonales de trabajo, que permitan conocer mejor el contexto arqueológico regional. Por ello fue necesario llevar a cabo un recorrido por el rio Mocorito para localizar y registrar algunos petroglifos de los que se tenía escasa información. Este recorrido se realizó partiendo del puente del rio Mocorito hacia el este, hasta llegar a la altura de la comunidad de San Manuel, perteneciente a la comisaria del Tecomate, ya en las estribaciones de la sierra. La distancia que hay entre el puente del río Mocorito al área donde se encuentran los petrograbados es de 6km. Antes de continuar con los aspectos geoculturales realizaremos un bosquejo general de la región. El área de estudio se ubica en la porción noreste del Estado de Sinaloa, en la provincia fisiográfica Sierra Madre Occidental, Subprovincia Pie de la Sierra; específicamente en el Municipio de Mocorito, donde las topoformas características, son sierra baja con lomeríos. La superficie de este municipio yace sobre rocas ígneas intrusivas del cretácico y sedimentarias del terciario, se observan suelos de tipo vertisol, phaeozem, leptozol, regozol, entre otros. El clima de acuerdo con la clasificación de (Koeppen, 1948) va del BS 1 (h´) Semiseco muy cálido y cálido en el extremo oeste de ambos municipios, al A (w) Cálido subhúmedo con lluvias en verano en el extremo noreste de Mocorito. La temperatura media anual de la región, se ubica en los 24°C y recibe entre 600 y 800mm de precipitación total anual; el valor inferior se ubica hacia la planicie costera y aumenta hacia la parte alta de la Sierra Madre Occidental. Hidrológicamente se ubica en la región de Sinaloa, en la cuenca del Río Mocorito (INEGI, 1997: pp. 3,25), también conocido como Río Evora. Éste nace en las estribaciones de la Sierra Madre Occidental y desciende hasta la planicie costera bañando antes Guamúchil y Mocorito, su cuenca tiene un área aproximada 31


de 2542km2 y su escurrimiento se calcula en 285 millones de metros cúbicos. (Ayala E., 1987: p. 32). La vegetación en dicho Municipio, está dominada por vegetación secundaria y tierras de cultivo dedicadas a la producción de: Maíz (Zea mays), Sorgo (Sorgum bicolor), cacahuate (Arachis hypogaea), Jitomate (Solanum lycopersicum), Calabaza (Cucurbita spp), Ajonjolí (Sesamun indicum), cártamo (Carthamus tinctorius), seguida de porciones de selva espinosa y bosque tropical caducifolio, hacia la porción noreste de Mocorito, este tipo de selva incluye especies arbóreas como: Guinolo (Acacia cochliacantha), Mauto (Lysiloma divaricata), Palo colorado (Bursera simaruba), Palo Brasil (Haematoxylon brasiletto), Torote (Bursera odorata), Mezquite (Prosopis juliflora), Huamuchil (Pithecellobium dulce), Palo fierro (Olneya tesota), Ayal (Crescentia alata), Amapa prieta (Cordia alliodora), Vinorama (Acacia farneciana), Cacarahua (Vallesia glabra), Huaje (Leucaena esculenta), Palo verde (Cercidium praecox), Capomo (Brosimun alicastrum), entre otras. En la mayor parte de Sinaloa el bosque tropical caducifolio está restringido a la vertiente occidental inferior de la Sierra madre Occidental sin penetrar en la planicie costera (Rzedowsky, 2006:201) éste se haya confinado a las porciones inferiores de los macizos montañosos (300-1200msnm) y se encuentra muchas veces restringido a las laderas de los valles y cañones que han excavado los numerosos ríos de la región. (Ver Plano 1) Mocorito ha sido una población minera, ya que esta ha sido su principal fuente de ingresos económicos durante siglos, prácticamente hasta la revolución, es en esta época donde muchos pueblos mineros fueron abandonados, tales como Palmarito, Magistral, San Benito, etc., los cuales dieron origen al pueblo de Mocorito, que se vanagloria de su tradición minera y cultural. En las regiones serrano donde existen grandes dificultades para la apertura de caminos y vías de comunicación, los arroyos y ríos semi-secos son las principales formas de tránsito, ya sea a pié, en animales de carga, o camiones. En función de esto la mayor cantidad de petrograbados están sobre éstos lugares.

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Al igual que en otras zonas del Norte de Sinaloa, en Mocorito notamos un patrón en la ubicación de los petrograbados, esto es en lugares abiertos, en zonas donde puedan ser vistos. (Ver Plano 2 y 3) Los petroglifos fueron escritos con una intencionalidad social para que la gente los observara y analizara, por lo cual consideramos que su lenguaje simbólico era accesible y comprensible para la comunidad en la época prehispánica. Sin embargo no dudamos que contengan un doble significado, místico y religioso con el fin de atemorizar o encausar a la población, es decir que sus fines pudieran ser variados, entre los que podrían incluirse lecturas de personajes mitológicos y representaciones rituales. No obstante en este artículo no se buscará la interpretación o significado de sus gráficos, sino encontrar lógica para su lectura a través de los contextos geográficos y culturales de su ubicación. Esto condicionaría el por qué de la manufactura de los petroglifos, es decir, conducir el inicio de la esquematización de rasgos particulares de los petroglifos. Debido a esto proponemos como puente de inicio para su investigación 3 premisas básicas: 1.- La localización depende de la función específica para lo que fue destinado dicho petroglifo como pudo haber sido: ceremonial, sitio caza, acceso al agua, mapa, etc. 2.- El objetivo de su ubicación geográfica particular, tiene que ver con resaltar el mensaje que quiere definir, aquí se incluyen las topoformas. 3.- El contenido simbólico de una serie de petrograbados tiene su propia secuencia lógica, que es independiente de su temporalidad, por lo cual parece más importante el mensaje, es decir hay continuidad histórica del lenguaje simbólico. Este lenguaje simbólico expresado a través de figuras, no varía mucho en distintos periodos históricos, por lo cual su código parece continuar, no importando la 33


temporalidad especifica en un tiempo determinado. Es decir los petroglifos se realizaban desde épocas prehistóricas hasta el período Posclásico en el norte del país, incluso parecen ser antecedentes de los códices debido a que muchos símbolos son muy semejantes. Los petroglifos resaltan por ser un conjunto de dibujos (culturales) en un contexto geográfico natural, en rocas por lo general planas o semi-planas que desentonan con la uniformidad natural. Al instante buscamos darle un significado lógico directo o sea una lectura naturista. Sin embargo la primer pregunta debe ser ¿Por qué están ahí y no en otro lado? Por supuesto este hecho no es circunstancial ni al azar, su ubicación es exacta e intencional, por ende el primer análisis es el contexto geográfico. Esto nos lleva a pensar que existió una intención especifica, que tuvo que ver el tipo de asentamiento, como puede ser ceremonial, sí este se encuentra en un lugar propicio para realización de rituales, sitio de caza si la zona es propicia para emboscar o capturar animales, de acceso al agua si está asociado a pozas en arroyos o curvaturas profundas, etc. Asimismo, el área que ocupa el petrograbado en la roca es seleccionado con el objetivo que quepa el mensaje mediante un esquema o croquis de figuras previamente concebido, de ahí que el tamaño de los dibujos sea accesible al área sobre la que se va a trabajar. Es importante que la localización fuera en zonas donde pudieran ser observadas sus figuras desde distintos ángulos, como son cimas de lomas, paredes de cerros, curvas de arroyo, etc. Esta intención conlleva a ver la figura o conjunto de figuras, para lo cual es más importante el mensaje que quisieron transmitir, de ahí que se recurra al tamaño o repetición de gráficos que le impriman fuerza a su significado, por ello la figura mayor o central es la que lleva como objetivo dar inicio a la lectura. La continuidad depende de si esté o no asociado a otros grabados. Sin embargo no hay que perder 34


de vista que toda representación es simbólica o sea que su lectura es metafórica o abstracta y no tiene que ver con la representación directa o natural. Algunos petroglifos cumplen con las premisas anteriores pero están asociados a algún sitio arqueológico, por lo cual el petrograbado puede cumplir con el papel de mensaje presentador del grupo. En tal caso la figura central es un animal o fenómeno natural que representaría a la familia o grupo social dominante en la zona, algunas de estas representaciones enmarcan un mapa o esquema del área social de los alrededores, delimitando tal vez la posesión de la tierra de algún grupo social a los grupos con este tipo de imagen (animal, o fenómeno natural) se les llama grupos o familias totémicas, debido a su identidad simbólica con un ancestro común. Para ejemplificar esto tomaremos los grabados en el río Mocorito, aunque el primero denominado ―piedra tallada ― a la altura del poblado la Cofradía será el último en ser analizado debido a la complejidad del esquema, por ende su posible interpretación. Por lo tanto iniciaremos de lo simple a lo complejo, o sea de una sola figura a varios dibujos hasta llegar al más complejo. (Ver Plano 4) De nueva cuenta queremos insistir que en este ensayo no buscamos la interpretación de los petroglifos, sino los elementos que nos aporte el contexto exterior que nos lleva a tener una visión más general y así llegar al análisis que nos acerque a la lectura del petrograbado. Comenzaremos el análisis con el petrograbado el ―Caracol‖; localizado en un afloramiento de pizarra cerca del rancho ―El Porvenir‖. Este grabado es único como lo es también la pizarra. El inicio del análisis no es la figura sino el contexto en el que se encuentra, es decir, la poza, la claridad del agua, la anchura del cauce y la pizarra que resalta en ambiente. Todos los elementos indican que es único igual que el grabado, lo que significa la intencionalidad o exclusividad del contexto ambiental sobre la figura. (Ver Figura 1 y 2) El petrograbado por sí mismo dice poco pero al asociarlo con el contexto nos proporciona mayor información, es decir, el símbolo que representa este grabado 35


depende del contexto. Por ejemplo, el caracol es terrestre pero vive en zonas húmedas por lo tanto está asociado con el agua. Esta figura tiene mucha semejanza con una serpiente enroscada, parecida al aspecto que guardan cuando están en el período de ovulación cuidando el nido bajo tierra, es decir, en un pozo. Por lo tanto la figura tiene referencia a la poza donde se encuentra el petrograbado. En una región húmeda esto no significaría nada pero en regiones secas como ésta son un símbolo de vida, de pesca, de caza en abrevadero (de ahí la selección de la parte ancha del cauce del río donde el animal está más confiado). En fin, sería el sustento de vida de una familia, debido a esto tenemos varias referencias de sitios arqueológicos en la zona o por lo menos nos informan de vestigios como metates, tinajas en piedra, instrumentos domésticos de lítica y cerámica (Ver Figura 3 y 4) , además de los mismo petrograbados que son manifestaciones culturales del pasado prehispánico. Cabe aclarar que estos petroglifos se encuentran en las estribaciones de la sierra; en pie de monte bajo donde actualmente no existe agricultura de riego, por ende no fueron zonas agrícolas en época prehispánica, sus esperanzas de vida son la caza, pesca y recolección. De ahí la importancia de las pozas que abastecieron de agua en época de secas y durante el invierno. En primavera los ríos fluyen por los deshielos de la sierra madre occidental. El otro petroglifo denominado los ―Soles‖, (en una curva) cerca del rancho ―San Manuel‖, es interesante a pesar de contener sólo dos conjuntos, uno con vista al centro del río que es camino. El primero conjunto es un ―Sol Doble‖ (dos círculos) que los separan 20 rayos. Una figura que denominamos ―Conjunto‖ se encuentra en asociación con el contexto y este nos da un mensaje; en la parte posterior, a espaldas del sol doble se encuentran unos grabados juntos, que es el segundo conjunto que consiste en dos posibles serpientes onduladas y un círculo (sol) con trece rayos. (Ver Figura 6 y 7) La existencia de un ―Sol‖ con veinte rayos unidos en dos círculos hacen referencia a los veinte días que conforman al mes prehispánico, por lo tanto es una imagen calendárica pero al estar asociada a un ―Sol‖ los trece rayos significan trece meses del año, que multiplicados forman un año ritual el cual consta de doscientos 36


sesenta días. Como ya se dijo, el petroglifo se ubica en una curva del río pero en la parte contraria, es decir, en la margen derecha se localiza un afloramiento de andesita cuya roca de mayor tamaño es plana con vista al cielo y mide seis metros por cada lado, lo que sugiere un lugar ideal para una danza individual o colectiva, por lo que podría estar asociado con el petroglifo del lado contrario. Esto fortalecería la posibilidad de la realización de rituales. Cabe aclarar que en la época prehispánica existían dos calendarios, uno de dieciocho meses con veinte días cada mes, es decir, trescientos sesenta días y cinco días muertos, que suman trescientos sesenta y cinco días del año cotidiano. Mientras que el otro calendario constaba de trece meses de veinte días, que son doscientos sesenta días dedicados a fiestas y rituales. Estos se unían en un ciclo (siglo) de cincuenta y dos años de trescientos sesenta y cinco días igual a 18,980 días que corresponden a 73 años rituales. Al darse la explicación de los ―Soles‖ nos quedan dos serpientes onduladas en movimiento. El segundo conjunto es diferente al de las serpientes enroscadas porque se encuentra en posición quieta y los de éste grabado significan movilidad. De pertenecer estos grupos a un linaje totémico no dudaría en pensar que los que hicieron los grabados son de la familia de serpiente por ser esta una continuidad en los petroglifos de Mocorito. Al ser dos podrían ser los movimientos que realizan por año, uno hacia la sierra en invierno y otro a los valles durante el verano, por lo que no se descarta la posibilidad de su conocimiento de la agricultura. Entre los petroglifos ―El Caracol‖ y ―Piedra Tallada‖ se nos informó que existen grabados en la margen derecha del río, dentro de una poza de agua, sólo que se encuentran sumergidos y sólo pueden verse cuando el nivel del río es bajo, cosa que no creemos circunstancial sino que se debe al mensaje que quisieron dar. Hace años visité unos grabados que estaban en una piedra plana con vista al cielo, al que se denominó ―Pescadero‖. Actualmente no existe y en su lugar está funcionando una criba localizada al norte del pueblo de Mocorito.

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El último petroglifo a analizar es posiblemente el más importante del río y consiste en una piedra plana fracturada de arriba a abajo, estando las dos fracciones independientes totalmente con grabados. Sin embargo no existen figuras que los unan, por ello consideramos que se utiliza la separación para dos mensajes distintos, uno dedicado a la serranía y otro a los valles. El lado izquierdo dominado por la representación de una cabeza de serpiente y unas posibles montañas con un probable río separándolos, y el otro con un posible cuerpo de tortuga y un árbol de la vida, todos estos como símbolos de fertilidad con referencia posible a los valles. (Ver Figura 5) Cabe aclarar que estos grabados se localizan en un pequeño cañón que separa a la zona serrana del valle de Mocorito, razón por la que insistimos en analizar el contexto geográfico ambiental como primer paso del proceso de interpretación, esto para generar ideas que nos permitan la inferencia de símbolos en los petroglifos. Consideramos que los pasos para llevar a cabo el proceso de interpretación de petrograbados deben de ser de lo general a lo particular, es necesario tomar en cuenta el medio físico en el cual se encuentran los petrograbados ya que el contexto tiene un papel importante para la interpretación de éstos. Falta aún mucho para llegar a conocer el código del lenguaje abstracto contenido en los petroglifos. A manera de conclusión se mencionarán los pasos que creo necesarios para llegar a un conocimiento de los petroglifos: 1.- Obtener los datos geográficos ambientales del objeto de estudio, los cuales nos permitan conocer las posibilidades de sustento económico de una cultura. 2.- Analizar el contexto particular donde se localizan los petroglifos para integrar los recursos de sobrevivencia de la población. 3.- Integrar los datos con los petroglifos para conocer el posible enfrentamiento del hombre con el medio ambiente, que nos permite generar ideas sobre el conjunto. 38


4.- Localizar el esquema de los conjuntos, fotografiar y dibujar el contenido del conjunto, pensando que la integración de las figuras es la síntesis del mensaje, es decir el registro de los grabados nos proporcionará los datos para una posible lectura del mensaje. 5.- Separar las figuras del conjunto para buscar la posible identidad simbólica que le dé lógica al esquema de los grabados, en relación al contexto ambiental. 6.- Cambiar el nombre de las figuras por su posible identidad simbólica, es decir, traducir el texto convirtiendo las figuras en la fuerza que los representan simbólicamente, de acuerdo al contexto ambiental en que se representan. 7.- Cuando se integran los símbolos nos llevan a posibles lecturas del conjunto, es decir, se generan ideas que nos conducen a la posible interpretación de los mensajes simbólicos. 8.- Asociar los posibles mensajes con los otros del mismo contexto geográfico con el propósito que se integren los elementos semejantes para diagnosticar la identidad con un grupo o diversos grupos de los alrededores. 9.- Buscar los elementos cotidianos entre los mensajes que nos lleven a encontrar el código que permita la interpretación del lenguaje. 10.- Comparar los mensajes escritos simbólicamente con las tradiciones nativas de las lenguas habladas, es decir, buscar semejanzas con los mitos o ritos de las culturas nativas de la región. El método es partir de los general a lo particular y cambiar los elementos particulares en datos simbólicos que nos lleven a inferir ideas generales de la población que realizó los petroglifos. El camino apenas empieza, atrevámonos a cruzarlo para llegar al sueño imposible, la interpretación de los petroglifos.

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Plano 1. Ubicación General

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Plano 2. Ubicación de Petrograbados

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Plano 3. Vista oblicua de ubicación Petrograbados

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Plano 4. Distribución de Petrograbados

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.

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Fig. 1. Petrograbado “El Caracol”

Fig. 2. Afloramiento Petrograbado “El Caracol”

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Fig. 3. Pozo 1

Fig. 4. Pozo 2

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Fig. 5. Piedra Pintada sector 1

Fig. 5. Piedra Pintada sector 2

Fig. 6. Soles

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Fig. 7. Soles, Afloramiento.

Bibliografía. Ayala, Roberto 1987 ―Sinaloa y su geografía‖. En Sinaloa Textos de su Historia. Tomo I. Sergio Ortega y López, Edgar coop. Gobierno del Estado Sinaloa y DIFOCUR. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luís Mora. México. Kelly, Isabel 1938 Excavations at Chametla, Sinaloa. Iberoamericana no. 14, University of

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Manzanilla, Rubén y Talavera, Arturo. 1988 Informe de los trabajos de Salvamento e Investigación Arqueológica en la población de Mochicahui, municipio del Fuerte, Estado de Sinaloa, México. Mecanoescrito DAF-DSA, Instituto Nacional de Antropología e Historia. Rzedowsky, Jerzy 2006

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Aztatlan, Prehistoric Mexican Frontier on the Pacific Coast. Ibero

Americana 1. Berkeley. Téllez Soto, Bernardo 1998 Arqueología de Sinaloa. Instituto Nacional de Antropología e Historia y Sociedad Sinaloense de Historia. México.

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Para que semejante delito no quede sin castigo. Usos del miedo por la Inquisición en Sonora y Sinaloa Mario Manuel Cuevas Arámburo y Ramón Alberto Jorquera Limón Universidad de Sonora. Departamento de Sociología y Administración Pública.

Presupuestos teóricos ―Si reconocemos que el miedo es la más antigua de las emociones, podemos deducir que toda nuestra vida cultural y social está influida por el miedo.‖1 ―La modernidad pretendió desterrar los miedos. La actitud de confianza en el progreso pudo proporcionar la esperanza de que el ser humano, llegaría a evitar o al menos paliar y prevenir las grandes catástrofes.‖2 Esta característica de nuestra sociedad moderna, afianzada en un modelo que tiende a la secularización, por el terreno ganado por la ciencia a la religión, al menos en la explicación de lo desconocido y la causa de ciertos ―males‖ en nuestra experiencia pasada y presente, lo que no sucedía en sociedades más influenciadas por la religión como la que cobijaba al siglo XVI y XVII principalmente, que reconocían en lo esencial los ―males‖ asociados a la ira de Dios. ―En todo caso la ira de Dios también tenía su origen en la conducta de algún pecador, de modo que siempre se podía buscar, y sin duda encontrar, algún culpable ―3. Este hecho se asocia a la idea de que cada sociedad en su tiempo experimenta diferentes miedos a consecuencia de la diferencia en los orígenes de este, porque el miedo es un sentimiento de todo ser vivo, sólo que el ser humano tiene la particularidad de ser un hacedor de significados, de ahí que relaciona los

1

Gonzalvo Aizpuro Pilar ―Reflexiones sobre el miedo en la historia‖ en Una historia de los usos del miedo, Gonzalvo Aizpuro Pilar, Anne Staples y Valentina Torres Septien (editoras), El Colegio de México-Universidad Iberoamericana, México 2009, p. 22. 2

Op. Cit., p. 29.

3

Delumeau. Citado por Gonzalvo en Op. Cit., p. 29.

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miedos con diferentes orígenes o constructos que el mismo va sedimentando y a la vez reciclando en la creación de su cultura. Con lo anterior nos referimos a la denominación del miedo que hace Hugues Lagrange en su estudio fundamental sobre el miedo, como un ―miedo derivativo‖, como percepción del mundo y las expectativas que guían las conductas presentes, derivada de una experiencia pasada 4 o interiorizada por un agente de socialización como la familia, la escuela o la religión. También se afirma como un sitio común en la jerga de los etólogos que todo miedo es un mecanismo de defensa, pero este es modelado por una pauta cultural de la época, de ahí que el miedo debe ser historizado en el entendido de lo que se siente como temor en el contexto de los agentes históricos y no lo que en verdad puede ser un peligro desde nuestra experiencia del hoy Enmarcando en esta percepción, el uso del miedo por la Santa Inquisición tiene su referente de culpabilidad hacia los males principalmente en las herejías, sentido que se generaliza para explicar los males en vida y después de la muerte, significado asumido por la institución religiosa, los feligreses, y en la mayoría de los casos los propios castigados por el Santo Oficio. Este fenómeno es una característica propia de las instituciones sociales que juegan la función social de hacer más ―fácil‖ o automático lo que se hace la vida cotidiana, en este caso de explicación a las desgracias y de señalamiento a los responsables como un logro de tranquilidad o descanso. Los miedos naturales (como una catástrofe) se aprecian como menos complejos en su explicación, pero los miedos culturales construidos por las interacciones humanas, falsos o ciertos, exigen una reflexión que se encuentra atrapada en los significados tejidos por los actores sociales. Una forma de desenredar esta red es reflexionar sobre los miedos dirigidos caso que se presenta en esta ponencia. 4

Bauman, Zygmunt. Miedo Líquido. La sociedad contemporánea y sus temores. Paidos, Barcelona, 2007, p. 11.

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Objetivos y problematizaciónes contextuales Antes de desarrollar el tema enunciado, abordaremos algunas problemáticas conexas. Un estudio sobre la llamada Conquista Espiritual y la posterior implantación de las instituciones católicas en la Nueva España, incluye sin duda la acción del clero regular y secular, pero no podemos excluir el análisis del Santo Oficio de la Inquisición como fenómeno exclusivo del Virreinato, ya que estaba encargado de evitar o castigar las conductas contrarias a la normatividad fijada por la iglesia católica. El interés actual de estudiar el Santo Oficio reside en encontrar los orígenes de las formas autoritarias que se proyectan hasta el presente; su tratamiento nos conecta a conceptos como tolerancia e intolerancia, ortodoxia y heterodoxia, virtud y vicio, etcétera e igualmente tomando en cuenta los testimonios puntillosos recogidos por sus notarios nos permite abordar investigaciones sobre: vida cotidiana, familia, sexualidad, amor y desamor, la relación entre la religión y la política y una extensa gama de temas.5 En esta ocasión nuestro objetivo se basa en mostrar cómo sus métodos para prevenir o castigar conductas estaban basados en inocular en la población de Sonora y Sinaloa coloniales el temor y hasta el terror con la amenaza de variadas penas y castigos.6

5

Alberro, Solange. ―La actividad inquisitorial‖ en Inquisición y Sociedad en México 1571-1700. Fondo de Cultura Económica, México, 1993, pp.145-219. Escandell Bonet, Bartolomé. ―El fenómeno inquisitorial: naturaleza sociológica e infraestructura histórica‖ en Historia de la Inquisición en España y América. (Obra dirigida por Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé Escandell Bonet). Biblioteca de Autores Cristianos, Centro de Estudios Inquisitoriales, Madrid, 1984, pp. 228-249 (vol. I). 6

Bennassar, Bartolomé. ―Pedagogía del miedo‖ en Bartolomé Bennasar. Inquisición española: poder político y control social. Ed. Crítica, Barcelona, 1981, pp. 94-125. Kamen, Henry. La Inquisición española. Una revisión histórica. Ed. Crítica, Barcelona, 2004, pp. 171-176. Pérez, Joseph. La inquisición española. Crónica negra del Santo Oficio. Ediciones Martínez Roca, Madrid, 2005, pp. 341-362. Moreno, Doris. La invención de la Inquisición. Editado por Fundación Carolina-Centro de Estudios Hispánicos e iberoamericanos –Marcial Pons Historia, Madrid, 2004, pp. 10-19.

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En la España de Antiguo Régimen y sus colonias era común advertir sobre los castigos inquisitoriales con frases como ―cuidado con lo que decís‖, pero estos avisos se extendían a cuidado con lo que escuchas, con lo escribes, con lo que lees, con lo que cantas, con los gestos al bailar y hasta el acto sexual en matrimonios constituidos y en las ceremonias fúnebres, pues, este Tribunal era un sensor omnipresente en la sociedad, se decía ¡con la inquisición Chitón! Pablo González Casanova lo explica así: Censor omnipresente en las actividades del espíritu, su huella se advierte en las contenciones metafísicas, científicas y artísticas […] Representa una forma general de dominio del espíritu que ayuda a canalizar el pensamiento por el sendero ortodoxo […] La represión administrativa y física que ejerce es tal vez de menor grado que su represión ideológica, ética y metafísica7

Las moradas del miedo. El espacio regional Los poblados, villas y ciudades de Sonora y Sinaloa eran poco extendidas en superficie y poco pobladas, salvo los reales de minas como La Cieneguilla de fugáz crecimiento pero que llegó a alojar más de veinte mil habitantes. Álamos al final del Virreinato tenía siete mil y el Pitic seis mil. Las Villas de San Miguel de Culiacán y de Sinaloa oscilaban entre seis mil a ocho mil por ende era fácil que las noticias circularan prontamente y se supiera de los casos tratados por la Inquisición. Además los arrieros, viandantes y otros trabajadores itinerantes como los mineros traían noticias del exterior y se tenía memoria de la acción del Santo Oficio. Así los expresa desde la Ciudad de México, una esposa abandonada por su marido bígamo: Por vida tuya, mira bien lo que haces, no entiendes que por lejos que te vayas no se sabrá todo porque en cualquier

7

González Casanova, Pablo. La literatura perseguida en la crisis de la colonia, Ed. SEP-Cien de México, México, 1986, p. 119.

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villa o ciudad tiene la inquisición familiares y en breve te traerán a México. Mira bien por tu alma8

Solange Alberro señala las dificultades para ejercer la acción inquisitorial tomando en cuenta la amplitud del territorio novohispano. Estas dificultades se expresan desde nuestra región cuando un Comisario inquisitorial-utilizando la amenaza- se expresa ―Me parece que en estas tierras tan remotas, algún castigo será de mucho útil para los que no tienen obligaciones de obedecer al Santo Oficio tengan miedo de ejecutar casos semejantes‖9. Esta misma circunstancia se señala en 1718 desde el valle de Sonora cuando otro comisario se lamenta ―que haya solo un comisario para más de 300 leguas, siendo las muchas cosas que se ofrecen‖10 Debemos hacer notar el ambiente provocado por la inquisición en poblados tan pequeños. El miedo de ser descubierto y denunciado está presente, los denunciados a su vez denuncian, la posibilidad del castigo angustiaba a sus habitantes, la acusación podía ser la ocasión para saldar viejas rencillas, en un medio donde dominaba la sospecha, el recelo y la intolerancia11. Tomando en cuenta que los castigos más severos eran ejecutados en la Ciudad de México, donde residían los jueces calificadores, la inquisición mandaba las actas condenatorias a los lugares donde el acusado residía y había cometido la transgresión para que se fijaran en la iglesia principal acompañado del ceremonial adecuado para que sus habitantes tomaran nota de lo que les sucedería si incurrían en semejante delito. No sabemos con certidumbre si los sambenitos con inscripción del delito cometido a lo que eran obligados a portar públicamente los condenados, una vez purgada la sentencia eran colgados en la 8

Archivo General de la Nación de México. Ramo Inquisición. Volumen 606. Expediente 4. Folios 381-415. En adelante AGNM(RI) con indicación de Volumen, expediente y folios. 9

AGNM(RI). Vol. 704 Exp. X, f. 566 v.

10

AGNM(RI) Vol. 773, Exp. 5,folios 457-532.

11

Para una mayor explicación sobre el miedo y los asentamientos humanos ver Jorquera Limón, Ramón. La ciudad del miedo. El colegio de Sonora, Hermosillo, 2011.

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iglesia de nuestra región para recordar la ―infamia‖ que habían cometido los infractores. Esta memoria y recuerdo de las transgresiones cometidas y de los castigos esperados estaban presentes en algunos habitantes de nuestra región, como es el caso de una denuncia por poseer libros prohibidos en Álamos en 1724, cuando el acusador afirma ―con respecto a materia de Santo Oficio no debe escrupulizarse poco‖ y más adelante señala ―yo no sé que el padre tenga licencia para retener estos libros, ni he oído decir a personas que ha comunicado con el padre (el jesuita Lascayabar) y que su reverencia esté ducho para contravertir a los herejes‖12En este caso se presentan toda una sucesión de testigos interrogados, que evidencian que estaban familiarizados con la acción inquisitorial.

El engranaje inquisitorial: edictos, denuncias y proceso La inquisición no perseguía de oficio y para iniciar una investigación acerca de una conducta desviante eran necesarias las denuncias y auto denuncias, las cuales eran incitadas por la lectura de un edicto enunciando las conductas transgresoras en que podían incurrir los fieles. En Sonora y Sinaloa, hemos encontrado una quincena de estos edictos de 1572 a 1820, estos deberían enviarse cada año desde la ciudad de México. Estos impresos estaban llenos de amenazas en especial con la pena de excomunión si no había denuncias o auto denuncias de transgresiones, así en 1790 se recordaba ―Si supiéredes o entendiéres o hubiéredes visto o decir que algunas personas vivas presentes o ausentes hayan contravenido en algo a nuestra Santa Fé, lo digáis o manifestéis‖13 Otro pasaje de un edicto de 1616 en Sinaloa nos manifiesta ―Muchas personas menosprecian las penas y censuras contenidas en nuestros edictos […] con poco temor de dios y en grave daño de sus almas y conciencias […]

12

AGNM(RI) Vol. 757, Exp. 38 ff. 204-210.

13

AGNM(RI) Vol. 594. Exp. 3.

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contraviniendo los preceptos de nuestra santa madre iglesia‖ 14. Además para infundir más miedo advierte que el Fiscal del Santo Oficio estaba al tanto de las personas transgresoras y de los delitos. Antes de fijar el edicto en la iglesia principal se acudía a una ceremonia pública con el fin de impactar a los habitantes de la población, como esta acaecida en Culiacán en 1727 y narrada por el notario: Salí de la casa de mi morada acompañado de las personas más antiguas y principales vecinos de la dicha villa en forma de paseo […] para mayor solemnidad y seriedad […] di vuelta por las calles y plaza a la voz de pregón, clara e inteligible y se promulgó lo mandado por el Santo Tribunal al siguiente domingo en la misa mayor. Todos los miembros del Santo Oficio fueron recibidos por el párroco (Comisario, notario, alguacil Mayor y Familiar) que puestos en sus asientos escucharon la misa y después del Evangelio se leyó y fijó en la puerta principal15

El caso más notable y exitoso en materia de denuncias y autodenuncias se va a dar en Culiacán y en la Villa de Sinaloa, los dos núcleos poblacionales de avanzada en la colonización del noroeste virreinal y en donde moraban las personas susceptibles de ser acusadas por el Santo Oficio, españoles criollos o peninsulares y castas, en 1627 después de la lectura hubo 51 y 88 denuncias y autodenuncias

respectivamente

sobre

conductas

como

magia

amorosa,

hechicerías, tratos con el demonio, judaizantes, etcétera, hay que considerar que la inquisición había sido institucionalizada formalmente en 1571. Anteriormente en Sinaloa sólo había sido leído un edicto en 1616 pero en este de 1627 se habían seguido

las

formalidades

debidas:

ceremonia,

paseo,

nombramiento

de

funcionarios faltantes, lectura en la misa mayor dominical y finalmente la fijación del edicto en la puerta mayor del templo. Respecto a la publicación de edictos, el periodo entre noviembre de 1810 y mediados de 1811 es prolífico son leídos en Arizpe, Baroyeca, Cieneguilla, El 14

AGNM(RI). Edictos Tomo I. Leído en Culiacán en 1616 y 1627.

15

AGNM(RI) Vol. 818 Exp. 7 ff. 177-178.

59


Pitic, Culiacán, Mocorito, Bacubirito, Bamoa, Alaia, Cosalá y Badiraguato. El desacato más notable hacia la institución es cometido por los hermanos Hidalgo y Costilla, sobrinos de Don Miguel, cuando destrozan el edicto condenatorio de su tío de la puerta principal del templo de Pánuco.16 Una vez publicado el edicto se pasaba a la averiguación propiamente dicha, encabezada por el comisario generalmente un miembro del clero secular o regular nombrado desde la Ciudad de México, se recibían las denuncias, se interrogaban a los acusados y a los testigos, las actas eran apuntadas por un notario. Cabe anotar que estos funcionarios no podían secuestrar bienes ni apresar personas, ni dar tormento sin orden expresa de sus superiores. En nuestra región el interrogatorio seguía las instrucciones suministradas por una cartilla con las preguntas pertinentes, esta era enviada desde la ciudad de México y en ello se evidencia como la inquisición hacia un seguimiento puntual del proceso. Veamos un ejemplo de las preguntas a un testigo en el caso de Félix Barrera acusado de judaizante en Álamos en 1718. Diga y exprese que señas particulares, como sabe que es judío, si le vio judaizar o si tenía una seña por donde se conociera que era judío, si tuvo algún trato o comunicación con él, de donde era natural y si es cristiano bautizado. Cómo y por donde le toca el apellido de Barrera y si tuvo antes y después algún conocimiento.17

La precisión en la pesquisa también incluía información sobre creencias y religión del acusado, nombres que hubiera usado, lugares donde había residido y comerciado. El cuestionario constaba de 33 preguntas. Si bien la denuncia era importante, la inquisición cuidaba que la acusación únicamente versara sobre cuestiones de fe, así preguntaba a acusadores y testigos ―si ha tenido con el acusado cuentas o trabacuentas, resentimientos o 16

Archivo del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco. Ramo Criminal, legajo 5, Biblioteca Pública del Estado de Jalisco, Guadalajara. 17

AGNM(RI). Vol. 772, expediente 8, folio 518.

60


disensiones por donde le pueda haber contraído odio o alguna mala voluntad‖ y otras preguntas ―si sabe u oído que alguna otra persona ha hecho otra denuncia‖ al igual que en los edictos se le amenazaba por falsa denuncia ―os amonestamos, exhortamos y requerimos y en virtud de santa obediencia se pena de excomunión mayor‖18. Sólo hemos localizado un caso de denuncia por motivos ajenos a la religión cuando una persona acusada de bigamia se querelló contra su acusador ―calumniándome de ser cuatro veces casado, lo cual no probó‖19. Las autoridades inquisitoriales cuidaban bien su jurisdicción para evitar que los infractores burlaran los castigos, así en el edicto de 1616 vuelto a leer en 1627 expresa ―que siendo reservado a nos, la absolución de todos estos casos sospechosos en la fe y que muchos sacerdotes deben saber que es jurisdicción del Santo Oficio en especial el de la herejía‖. Y añade aumentando la presión, sobre la información recibida por los sacerdotes era pasada por alto, agregando que para el control sobre la población fuera más estricto era necesario que los funcionarios del Santo Oficio hicieran pesquisas domiciliarias y se aumentara la publicación de edictos.20 Una reclamación frecuente por los funcionarios inquisitoriales desde la ciudad de México era que las averiguaciones sobre el primer matrimonio de los bígamos era muy laxas y en consecuencia era fácil que contrajeran segundas nupcias burlando los preceptos religiosos.

Las causas del miedo: penas y castigos Una vez que presumiera y hubiera evidencias reales de la culpabilidad del acusado, después de los primeros interrogatorios en Sonora y Sinaloa, este era apresado por el Alguacil Mayor y trasladado a la ciudad de México, en donde

18

AGNM(RI). Vol. 772, Exp. 8.

19

AGNM(RI). Vol. 773, Exp. 5 folios 457-532.

20

AGNM(RI). Vol. 360 Exp. X.

61


Calificadores

expertos

en

Teología

–después

de

otros

interrogatorios-

dictaminaban con mayor precisión sobre la culpabilidad. Un primer castigo, supuestamente preventivo, era el secuestro de bienes que se le devolverían en caso de inocencia o serían rematados de encontrarse culpable, con el fin de pagar los gastos del juicio, es el caso de Diego Pérez acusado de bígamo en Álamos en 1703 ―por lo cual y para que semejantes delitos no queden sin castigo, se despache mandamiento de prisión en forma contra el susodicho para las cárceles secretas del Santo Oficio con cargo de bienes‖.21 Para estos condenados a la confiscación de bienes -aparte de otras penasera un castigo terrible ya que era la posibilidad de caer en la miseria y se agravaba si era era castigado al destierro de su lugar de trabajo, donde tenía una manera de vivir y una profesión, fue el caso de mineros, carpinteros y fundidores en nuestra región, pero aún en el caso de que hubieran sido declarados inocentes o con penas leves y se les hubieran devuelto los bienes, muchos de estos acusados alegaban que su prestigio había sido lesionado. En Cosalá, Provincia de Sinaloa en 1761, Juan Pacheco pide ―qué hacer para evitar los escandalosos ejemplos que hubiera causado con su mal proceder, que a todo estoy sujeto como fiel cristiano‖22. También es el caso de un minero acusado de bígamo en 1718 que debido a una falsa denuncia ―por causa y ocasión que falsamente haberme quitado el crédito en toda dicha provincia y demás contornos calumniándome de cuatro veces casado‖23 En el caso de los bígamos, ocho casos de, 1703 a 1777, en nuestra región, estos eran separados de su última mujer quien quedaba indemne con hijos y buscando inútilmente que se le regularizara su situación matrimonial, posibilidad imposible por haberse declarado nulo el segundo matrimonio del bígamo, además todos los hijos quedaban bajo el estigma de ser descendientes de un bígamo 21

AGNM(RI). Vol. 729. Exp. 2.

22

AGNM(RI). Vol. 1088. Exp. 2, Folios 211-274.

23

AGNM(RI). Vol. 773, Exp. 5 folios 457-532.

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condenado por el Santo Oficio, además que quedaban imposibilitados por tres generaciones de ocupar puestos públicos. En cuanto a delitos como hechicerías, tratos con el demonio, magia amorosa, blasfemos, estos eran tratados con benignidad, como fue el caso de más de una centena de acusados en Culiacán y la Villa de Sinaloa en donde la condena fue la siguiente: ―No hay en todo esto cosa que sea de consideración, mando que se ponga en legajo‖24 Poner en legajo significaba que la acusación quedaba abierta y con la posibilidad de ser condenado posteriormente si en una nueva coyuntura el juicio fuera revivido. El caso más notable es el de Miguel Hidalgo que reprochó a la inquisición el de haberse prostituido al acusarlo de hereje por el sólo hecho de levantarse en 1810. En los edictos leídos que circularon en la región en estos tiempos, se prohibió la lectura de los argumentos defensivos que publicó el iniciador de nuestra independencia25. Otro aspecto que provocaba temor era la indefección del acusado ante el carácter secreto del proceso, desde los primeros interrogatorios en Sonora y Sinaloa hasta los de la ciudad de México ya en las cárceles secretas, pues no conocían a los acusadores, ni a los testigos, no sabían tampoco de que eran acusados, no podían recibir a sus familiares e incluso eran mantenidos aislados unos de otros. En los casos de los clérigos solicitantes, llamados perversos de la confesión por solicitar favores sexuales a sus feligreses, eran condenaos escasamente, dos en 16 casos consultados y lo eran en el secreto de la comunidad religiosa, uno de los declarados culpables muere antes de que prosiga el juicio, el otro pasa a la 24

AGNM(RI). Vol. 360 Exp. X.

25

Herrejón Peredo, Carlos. Hidalgo, Razones de la Insurgencia y Bibliografía documental, SEP-Cien de México, México, 1988.pp.229-223. Cuevas Aramburo, Mario M. ―¡Santo Temor! Inquisición y política en la Intendencia de Sonora, 1810-1811 en Revista Universidad, Univ. de Sonora, Oct. De 1999, Nueva Época número 11. Hermosillo, Sonora, México. Torres Puga, Gabriel. ―Inquisidores en pie de guerra‖ Historia Mexicana. El Colegio de México. Número 233. Vol. LIX, Julio- Sept. 2009.

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jurisdicción del clero secular. En los demás casos, no hay condena, ya que se argumentan vicios procesales como levantar actas sin notario, datos falsos aportados y mala fe de la acusadora.26 Las penas más severas en nuestra región son las aplicadas a los bígamos y polígamos, de 29 casos consultados hay nueve sentencias. De ellas siete son de destierro, entre diez y cuatro años en presidios como Galve Texas, San Blas, San Juan de Ulua y la Habana, esto equivalía a una pena muy severa por consistir en trabajos forzados y en condiciones climáticas muy desfavorables por el peligro de malaria y se les prohibía residir en los lugares donde habían vivido. También

había

penas

de

carácter

espiritual,

para

evitar

nuevas

transgresiones mediante una educación religiosa, en el caso de Diego Pérez. ―confiese y comulgue las tres pascuas del primer año y rece un tercio de rosario a Nuestra Señora los sábados y además en la ciudad de México oiga la misa mayor el día del Auto de Fe‖.27Tal Auto de fe consistía en: En la iglesia de Santo Domingo, estando en ella en forma de penitente, en cuerpo, sin cinto y sin bonete, con una vela verde de cera encendida en las manos y una corona con insignia de casado dos veces y una soga al pescuezo, donde se le lea esta nuestra sentencia con méritos y jure de levi la sospecha que contra el resulta[…] Al otro día sea sacado caballero en bestia de albarda, desnudo de cintura para arriba y le sean dados doscientos azotes por las calles públicas[…] con voz de pregonero que publique su delito28

Ya hemos dicho que estos condenados con destierro no volvían al lugar donde habían residido, pero su sentencia si era enviada y conocida en donde 26

Cuevas Arámburo, Mario M. ―El Santo Oficio en Sonora- Sinaloa. El caso de los clérigos solicitantes‖ en XVI Simposio de Historia y Antropología de Sonora. Universidad de Sonora, Hermosillo, Sonora, 1991, pp. 105-123. 27

Cuevas Arámburo, Mario M. ―El Santo Oficio en Sonora. De Bígamos, polígamos y casados dos veces‖ XVII Simposio de Historia y Antropología de Sonora, Universidad de Sonora, Hermosillo, Vol. I, pp. 154-169. 28

AGNM(RI) Vol. 729 Exp. 2 folios 147-251.

64


comenzó el interrogatorio. En el caso de Diego Pérez su juicio en México fue de cuatro audiencias donde se le preguntaba si sus ascendientes habían tenido investigaciones por el Santo Oficio, si era cristiano bautizado y confirmado, si oía misa, comulgaba en los tiempos fijados, si tenía Bula de la Santa Cruzada, si sabía las principales oraciones, y si había vivido fuera de la Nueva España. Se le preguntaba por el ―discurso de su vida‖, se le amonestaba repetidamente para que recorriera su memoria. En todos los casos examinados, aunque el fiscal lo pedía reiteradamente, no se le aplicó tortura.

Conclusión Vemos que si bien no se sigue en nuestra región el proceso completo de amenazas y prevenciones que traían consigo los edictos, interrogatorios, traslado de presos, confiscación de bienes, las penas más severas son para los bígamos y aún en estos no se aplicaba la tortura, ni son quemados en la hoguera, ya que los acusados

en

sus

declaraciones

convencen

a

los

inquisidores

de

su

arrepentimiento y habían declarado la verdad. La razón del secreto residía en que para el Santo Oficio los poderosos podían utilizar el soborno o su influencia para desvirtuar la pesquisa. La inquisición era inflexible en la búsqueda del castigo pues sostenía que defendía el discurso verdadero revelado por dios y de origen divino, no admitía tolerancia para sus críticos o los que violaban las normas del catolicismo, se insistía especialmente en la búsqueda de la declaración plena en especial de los bígamos que podrían traer consigo creencias mahometanas o protestantes. El aparato desplegado tenía como fin grabar en la memoria de los fieles la presencia del Santo Oficio.29 Bartolomé Bennassar, sostiene que el miedo debía levantar el más formidable de los obstáculos en los caminos de la herejía, no se trataba de salvar el alma del acusado, sino procurar el bien público y aterrorizar a la gente con el ejemplo de las sentencias y en ello incluye a todos, aún a los más poderosos, de 29

Ortega Noriega, Sergio. El oficio del Santo Oficio‖ En La XXX memoria y el olvido. Segundo Simposio de Historia de las Mentalidades. Colección Científica, Instituto Nacional de Antropología e Historia-SEP México, 1985 pp. 189-193.

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allí que en los edictos leídos en nuestra región se insistía en que estaban dirigidos a gente de cualquier condición o clase, salvo a los indígenas que eran neófitos, entre todos los casos examinados sólo encontramos el caso de una mujer acusada de casada dos veces y cuyo proceso es trasladado a las autoridades encargadas de juzgarlos. 30 Actualmente en la búsqueda de nuevas inquisiciones como decía Jorge Luis Borges debemos recordar lo que afirma Bennassar sobre la actividad de la inquisición: Quiebra las voluntades, quema los corazones, apaga el fuego de las ideas, desespera a unos, aunque pueda a veces tranquilizar a otro reinstalándolos en la comunidad aún repudiando la crueldad, la inquisición conserva aún todo su poder atemorizador‖31

La intimidación es preferida a la persuasión, sin embargo en nuestras gentes, pese al miedo muchas veces se prefería el placer de pecar al afán de normar y como sostiene Solange Alberro a propósito de las prácticas hechiceriles para satisfacer deseos o apetencias ―es evidente que el simple hecho de querer cambiar la realidad recurriendo a ellas, abre las, puertas a la esperanza constituyendo por tanto un mecanismo de escape emocional y social‖.32 En otro aspecto, singular dilema enfrentaron algunos de nuestros bígamos al querer regularizar una segunda unión mediante un nuevo matrimonio violando una norma fundamental católica la de la unicidad de la pareja con ello toparon con la inquisición y sufrieron severos castigos. Igualmente encontramos que aunque al desafiar la normatividad católica nuestros infractores la resisten sacrificado su seguridad en todos los aspectos, económica, de prestigio, de integridad física y familiar, de esto se deduce que la 30

AGNM(RI) Vol. 758 exp. 17 folios 475-492.

31

Bennassar, Bartolomé. Op. cit., p. 110.

32

Alberro, Solange. ―Templando destemplanzas, hechiceras veracruzanas ente el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición‖ en del Dicho al Hecho. Transgresiones y pautas culturales en la Nueva España. Colección Científica, INAH, México, 1986, p. 88.

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seguridad en esta época tiene sus especificidades y se explica en un contexto de temor a la institución. 33

Bibliografía Alberro, Solange. Del dicho al hecho. Transgresiones y pautas culturales en la Nueva España. Colección Científica, INAH, México, 1986. Alberro, Solange. Inquisición y Sociedad en México 1571-1700. Fondo de Cultura Económica, México, 1993. Archivo del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco. Ramo Criminal. Archivo General de la Nación de México. Ramo Inquisición. Bauman, Zygmunt. Miedo Líquido. La sociedad contemporánea y sus temores. Paidos, Barcelona, 2007. Bennassar, Bartolomé Inquisición española: poder político y control social. Ed. Crítica, Barcelona, 1981. Cuevas Aramburo, Mario M. ―¡Santo Temor! Inquisición y política en la Intendencia de Sonora, 1810-1811 en Revista Universidad, Univ. de Sonora, Oct. De 1999. Nueva Época número 11. Hermosillo, Sonora, México. Cuevas Arámburo, Mario M. ―El Santo Oficio en Sonora- Sinaloa. El caso de los clérigos solicitantes‖ en XVI Simposio de Historia y Antropología de Sonora. Universidad de Sonora, Hermosillo, Sonora, 1991. Cuevas Arámburo, Mario M. ―El Santo Oficio en Sonora. De Bígamos, polígamos y casados dos veces‖ XVII Simposio de Historia y Antropología de Sonora, Universidad de Sonora, Hermosillo, Sonora, 1992. Escandell Bonet, Bartolomé. Historia de la Inquisición en España y América. (Obra dirigida por Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé Escandell Bonet). Biblioteca de Autores Cristianos, Centro de Estudios Inquisitoriales, Madrid, 1984.

33

Jorquera Limón, Ramón. ―Producción de capital social. Comunidad y seguridad en espacios defensivos de clase media‖, en Arquitecturas alegóricas y urbanismos defensivos. (Cordinadores Eloy Méndez, Isabel Rodríguez Chumillas y Jesús Angel Enríquez Acosta). El Colegio de SonoraUniversidad de Sonora, Hermosillo, 2010, 93-126.

67


González Casanova, Pablo. La literatura perseguida en la crisis de la colonia, Ed. SEP-Cien de México, México, 1986. Gonzalvo Aizpuro Pilar, Anne Staples y Valentina Torres Septien. Una historia de los usos del miedo, (editoras). El Colegio de México-Universidad Iberoamericana, México 2009. Herrejón Peredo, Carlos. Hidalgo, Razones de la Insurgencia y Bibliografía documental, SEP-Cien de México, México, 1988. Jorquera Limón, Ramón. ―Producción de capital social. Comunidad y seguridad en espacios defensivos de clase media‖, en Arquitecturas alegóricas y urbanismos defensivos. (Cordinadores Eloy Méndez, Isabel Rodríguez Chumillas y Jesús Angel Enríquez Acosta). El Colegio de Sonora-Universidad de Sonora, Hermosillo, 20010. Jorquera Limón, Ramón. Ciudad del miedo. El Colegio de Sonora, Hermosillo, 2011 Kamen, Henry. La Inquisición española. Una revisión histórica. Ed. Crítica, Barcelona, 2004. Moreno, Doris. La invención de la Inquisición. Editado por Fundación CarolinaCentro de Estudios Hispánicos e iberoamericanos –Marcial Pons Historia, Madrid, 2004. Ortega Noriega, Sergio. El oficio del Santo Oficio‖ En la XXX memoria y el olvido. Segundo Simposio de Historia de las Mentalidades. Colección Científica, Instituto Nacional de Antropología e Historia-SEP México, 1985. Pérez, Joseph. La inquisición española. Crónica negra del Santo Oficio. Ediciones Martínez Roca, Madrid, 2005. Torres Puga, Gabriel. ―Inquisidores en pie de guerra‖ en Historia Mexicana. El Colegio de México Número 233, vol.LIX, Julio-Sept., 2009.

68


Movimientos campesinos por la tierra en el norte de Sinaloa 1968-1976, caso ejido campo El Tajito1 Paulina Araceli Soto Carballo2 La presente ponencia aborda el estudio de los movimientos campesinos en la lucha por la tierra que se presentó en el ejido Campo el Tajito 3 en el Municipio de Guasave durante el periodo 1968-1976, movimiento que se caracterizó por la lucha persistente y rotunda de los campesinos por obtener una fracción de tierra donde vivir y producir lo necesario.4 Los campesinos, considerados por Scott entes pasivos5 a expensas de las determinaciones tomadas por el Estado, facultado para solucionar todas sus demandas, se sintieron defraudados de éste desde años atrás, por el incumplimiento a sus solicitudes de tierras, se vieron en la necesidad de organizarse y hacer acto de presencia, invadiendo las mejores tierras de terratenientes y latifundistas nacionales y extranjeros. Lo hicieron invadiendo las mejores tierras de riego, desdeñando las de temporal. Desde los últimos años de la década de los sesenta y principios de los setenta del siglo XX, inició un sinfín de invasiones en Sinaloa. Los campesinos

1

Ponencia XXVII Congreso Internacional de Historia Regional y VII Encuentro de Historiadores de Sinaloa. (Los Movimientos Sociales desde la Independencia Nacional) temática: ―Sociabilidad y Movimientos Populares‖. 2

Estudiante del Doctorado en Historia, Facultad de Historia de la UAS. Profesora e Investigadora de la Escuela de Filosofía y Letras de la UAS. Correo electrónico: paulinasotoc@hotmail.com o Pauli@uas.uasnet.mx. 3

El ejido Campo el Tajito se localiza en el Municipio de Guasave, a la orilla de la Carretera Internacional México 15 (México-Nogales); al lado derecho de norte a sur del estado, entre la 9 y la 11. 4

Esta investigación la realicé con base a entrevistas de actores y espectadores implicados en el movimiento, así como también de los diarios circulantes de la región en ese tiempo: El Debate; (con cede en Los Mochis), El Sol de Sinaloa y El Diario de Culiacán e información del expediente oficial del ejido Campo el Tajito, localizado en el archivo del Registro Agrario Nacional, (RAN) Delegación Sinaloa. 5

James C. Scott, op. cit., pp. 21-24.

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considerados por Scott como entes pasivos6, a expensas de las determinaciones tomadas por el Estado, facultado de solucionar todas sus demandas, se sintieron defraudados de éste desde años atrás, por el incumplimiento a sus solicitudes de tierras, por lo que se vieron en la necesidad de organizarse y hacer presencia, levantándose en un movimiento social; invadiendo las tierras de terrateniente y latifundistas nacionales y extranjeros. El Movimiento campesino que se presentó en el ejido Campo El Tajito, podemos

considerarlo

el

más

radical

del

momento

por

las

acciones

implementadas departe del gobierno estatal, el Estado, las organizaciones policiacas y del Ejército en contra de los campesinos quienes después de una serie de trámites y gestiones legales ven la imposibilidad de que se les entregue la tierra dotada en Resolución Presidencial desde 1968 por el Presidente Lic. Gustavo Díaz Ordaz. Tomando los sustentos teóricos de Alain Touraine7 y Sidney Tarrow8 referente a movimientos sociales; Touraine en su obra Producción de la sociedad, considera que los movimientos sociales son la acción conflictiva de agentes de las clases sociales que luchan por el control de un sistema de acción histórica. Sistema que tiene que ver con una acción social entablada con un adversario social, por la gestión de los medios a través de los cuales una sociedad actúa sobre si misma y sobre sus relaciones con su entorno. Movimientos que pueden darse cuando en la sociedad existen agravios, marginación, explotación o está sometida a actos incorrectos de dignidad social, de actores que tienen en sus manos el poder irracionalmente. Sidney Tarrow, define a los movimientos sociales en dos dimensiones: primero; como desafíos colectivos que comparten objetivos y solidaridades en una intención mantenida con las élites, los oponentes y las autoridades, y segundo; 6

James C. Scott, Los dominados y el arte de la resistencia, México, 2004, Ed. Era p. 24.

7

Alain Touraine, Producción de la sociedad, México, 1995, UNAM, IFACAL, IIS, p. 239.

8

Sydney Tarrow, El poder en movimiento, los movimientos sociales acción colectiva y la política, España, 1997, Alianza, p. 201.

70


como respuestas a una serie de condiciones sociales y políticas adversas que adquieren forma cuando cuidadosamente se juntan, animados por los líderes. Así el surgimiento y desarrollo de los movimientos depende en gran medida, de las oportunidades políticas que ofrece el sistema institucional en el que se lleva a cabo la acción colectiva. Por lo que las estructuras de oportunidades políticas resumen el conjunto de factores políticos que pueden favorecer u obstaculizar la acción de los movimientos. Necesitados los campesinos de tierras y en ocasiones con más de diez años de haberlas solicitado y tener en algunos casos resolución presidencial a favor, pero sin hacerlas efectiva. Razón por la que deciden, manifestarse, manifestación que no podemos entender sin la participación de los otros sectores populares, sobre todo el estudiantil y ejidal- campesino; tanto de apoyo moral como material.9 La concentración de la tierra era el resultado de una política sistemática que utilizaba el régimen, misma que el desarrollo del capitalismo agrario imponía, sin importar las necesidades y condiciones del campesinado. Viendo este panorama por un lado de la concentración de la tierra y por el otro la demanda de la misma, llegándose al extremo entre demandantes damos respuesta a las siguientes preguntas: ¿Cuáles eran esas acciones tan radicales que aplicaron los campesinos?, ¿Qué estrategias llevarían los campesinos para demostrar que la tierra les pertenecía? ¿Por qué empeñarse el gobernador en no seguir el mandato del presidente? ¿Qué compromiso había adquirido el gobernador con los latifundistas o ―agricultores‖?, ¿de qué manera justificar las condiciones deplorables con las que mantenían a los campesinos?, ¿a caso no eran también ilegales, las inhumanas acciones que el gobierno y los latifundistas realizaban para continuar con la cerrazón de que el campesino siguiera produciendo la tierra para que otros disfrutaran lo que producía? 9

Entrevista realizada a Eduardo Salomón y a Liberato Terán, en Culiacán, Sinaloa, México, el 14 de abril, 2011.

71


Gestiones y solicitudes agrarias El movimiento campesino de El Tajito en sus inicios tuvo como móvil principal los causes legales determinados por la Reforma Agraria, ante la incapacidad de ésta optaron por tomar e invadir las tierras de los grandes latifundistas y productores agrícolas, quienes tenían acaparadas las mejores tierras cultivables, por lo que el Estado y el gobierno reaccionaron de forma violenta en contra de los campesinos. Las primeras gestiones que se realizaron para formar el ejido Campo el Tajito datan de 1964 cuando noventa y tres hijos de los ejidatarios de Ruiz Cortines N°2, en edad ya de adquirir tierra, hicieron la solicitud. La Comisión Agraria Mixta había acordado con ellos la ampliación del ejido, el ―Comité‖ lo representaba León Gámez, pero no se llegó a nada. ―Después hubo un desacuerdo, nos sumaron otros tantos, hasta completar 273, tampoco tuvimos mucha suerte, se emplazó y archivó el expediente, se nos dijo que no habría terrenos‖.10 Fue a partir de 1965 cuando esos 273 campesinos integraron la historia de la acción, hijos de los primeros ejidatarios que décadas o años antes habían sido beneficiados con el reparto de tierras de los ejidos Ruiz Cortines N° 2, La Cofradía; Miguel Alemán, Tetameche, Teresita, Juan José Ríos, Las Vacas, Corerepe, etcétera, formados a los alrededores de los municipios de Guasave y Sinaloa.11 Al lograr el grupo de campesinos contar con una completa historia de la acción, gestionan legalmente la dotación el 14 de mayo de 1966, solicitando en primera instancia al C. Gobernador del Estado, Leopoldo Sánchez Celis, por carecer de las indispensables para satisfacer sus necesidades, quien turna la solicitud a la H. Comisión Agraria Mixta. Solicitud que constaba de una superficie 10

Entrevista realizada a Guillermo Loya, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril, 2011.

11

Pero también por campesinos que fueron desalojados al construir la presa Miguel Hidalgo, en el municipio de El Fuerte, o de campesinos con derecho a salvo, carentes de tierra, en edad de responsabilizarse por si mismos, o iniciándose en la formación de una familia, muchos de ellos empleados como jornaleros agrícolas en las tierras de grandes terratenientes.

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de 2,382-00-00 hectáreas consideradas propiedad de la nación, con la cual formarían el ejido El Tajito, en el corazón agrícola de Sinaloa, el valle de El Fuerte. Según la diligencia censal efectuada el 24 de junio de 1966, eran 273 los capacitados que debían servir de base para la presente acción, se comprobó que dentro del radio de siete kilómetros del núcleo gestor resultaban legalmente afectables 2,582 hectáreas para sembrarse y para la formación de la zona urbana, que se podían tomar de terrenos propiedad de la nación, las cuales indebidamente venía usufructuando el señor Reynaldo Ramos Marcor,12 a quien se le debían respetar sólo cien hectáreas de riego que había adquirido por compra. Aunque la Comisión Agraria Mixta había emitido el dictamen, aprobado el 15 de marzo de 1968 y sometido a la consideración del C. Gobernador del Estado, éste no dictó su mandamiento dentro del término de la ley por lo que se consideró expuesto en sentido negativo. Sin embargo, los campesinos esperaban una solución favorable dentro de los términos establecidos, por lo que se dirigieron al delegado agrario del Estado de Sinaloa. Los campesinos empezaron a mostrar enfado y desespero, algunos hasta renunciaron a la esperanza de obtener lo solicitado al gobierno, la tierra, porque no había respuesta ni a favor ni en contra. Y no podían seguir esperando pues no tenían donde vivir, por lo que algunos se fueron integrando a otros comités, o bien regresaron con sus familias; entre otros empezó a haber desacuerdos, inclusive a los mismos presidente y tesorero del Comité algunos campesinos los veían con desconfianza y recelo. Por estos desacuerdos y la falta de liderazgo en el Comité, surgirá la figura de Marcelo Loya Ornelas como dirigente principal del Comité, con Cipriano

12

Reynaldo Ramos era un latifundista ―especial‖, tenía tierras en diferentes partes, un promedio de 4 a 5 mil hectáreas, tanto en Sinaloa, como en otros estados; y una estrecha relación de compadrazgo con el gobernador Lic. Alfredo Valdés Montoya, y cuñado del sonorense diputado federal C. Javier Robinson Bours. Entrevistas realizadas a Liberato Terán, Culiacán, Sinaloa, México, 14 de abril, 2011. Y a Guillermo Loya, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril, 2011.

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Espinoza Chavira como secretario y Rogelio Cisneros Munguía como tesorero, para una pronta solución.13 Loya Ornelas manifestaba, en julio de 1967, a noventa y ocho elementos del grupo, que ―había dado muchas vueltas a la oficina de la Agraria Mixta, buscando la solución del problema de dotación y que no había encontrado el apoyo que necesitaba, no podían perder tiempo ni gastar más dinero, ya que esos eran los propósitos de algunos elementos que habían venido sembrando la desorientación en los mismos elementos que conocían el núcleo, además que debían tomarse una determinación para ese problema‖. ―Había suplicado que fuera resuelto lo más pronto posible, porque no tenían en donde vivir, mucho menos donde trabajar, además estaban generando gastos para enfrentarse al trámite‖, también pedía acelerara el procedimiento dentro del expediente de dotación promovido por él. Haciendo saber a la Dirección General de Inspección Procuración y Quejas, ―qué trámites eran los que detenían la remisión del expediente para el estudio en Segunda Instancia‖. Después de más de dos años de gestiones y vueltas a la capital del Estado de Sinaloa, y a la del país, el 18 de septiembre de 1968 se dictamina la resolución presidencial, siendo el presidente en turno Gustavo Díaz Ordaz, a favor del Comité Ejecutivo Agrario del Campo El Tajito. Sonaba bastante imperativa la orden del presidente, ¡notifíquese y ejecútese!, la cual fue desacatada por los gobernadores del estado Leopoldo Sánchez Celis y Alfredo Valdés Montoya. Pues al llevar a efecto un minucioso estudio del expediente del poblado Campo El Tajito, se encontró que no era posible ejecutar el laudo presidencial en virtud de que existían una serie de juicios de amparo promovidos por diversos propietarios, en lo que se señalaba como tercero perjudicado al poblado Campo El 13

Surgiendo dos comités del grupo de campesinos. Al final se formaron tres el grupo de Pablo García Valdés (Alfredo V. Bonfil, en el municipio de Sinaloa y el grupo Profesor Graciano Sánchez (Santa Veneranda), quien se quedó en posesión de 290 hectáreas, en el predio Corerepe, serán apoyados por la CNC, y el grupo de Marcelo desligado de toda organización oficial. De este último ejido será del que hablaremos en la investigación.

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Tajito, y que comprendía la totalidad del terreno que señalaba el plano proyecto aprobado por el Cuerpo Consultivo Agrario. Los campesinos vieron que ni con la resolución en sus manos se les entregarían las tierras, y ya el gobernador Sánchez Celis estaba por terminar su mandato; por lo que deciden tomar los terrenos, que indicaba ésta, los días del 5 al 9 de diciembre de 1968, ―pronto nos desalojaron y nos tiraron todos los ―tiliches‖, los esparcieron cerca de los pueblos, por ejemplo, en el de Ruiz Cortines y en Jesús María, para que la gente viera lo que nos hacían y se les quitaran las ganas de invadir. A nosotros también nos dejaron en diferentes lugares, nos quemaron lo que habíamos levantado como casas‖.14 ―Lo volvimos hacer en febrero de 1969, ya amparada la resolución presidencial ante el Segundo Juzgado de Distrito del Distrito Federal, para evitar un nuevo desalojo. Tampoco corrimos con suerte, pronto fuimos desalojados por unos cincuenta elementos bien armados de la Policía Judicial del Estado, reforzados con agentes de la Policía Municipal de Guasave al mando del teniente Juan Osuna, jefe de Investigación‖. De 1969 a 1972 no volvieron a tomar la tierra. Ese tiempo transcurrió entre gestiones en la Ciudad de México, promesas y esperas, amparos de parte de latifundistas y de los mismos campesinos; el gobernador ―ejecuta la resolución presidencial‖ sin entregar la tierra, pues Reynaldo Ramos la demandaba. En enero de 1971 se ―acata‖ la ejecución, pero sólo entregaron de forma parcial 381 hectáreas porque el resto se encontraba protegida por amparos interpuestos.15

Radicalización del movimiento Va a ser a partir del 30 de mayo de 1972, sin interrupción alguna durante los últimos siete meses de ese año, que los campesinos tomarán la tierra inscrita en 14

El Debate, 11 de diciembre, 1968. Entrevista realizada a Guillermo Loya, Ornelas, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril, 2011. 15

Acta de posesión y deslinde relativa a la dotación de ejido, de El Tajito, Enero 22, 1971 Foja 59-65 Enero 22, 1971 Ruiz Cortines, foja 59-65 y 70-72, RAN-Sinaloa.

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la resolución, uno de los predios16 que tenía amparados, el latifundista Reynaldo Ramos Marcor, hasta que se les reconociera y entregara la tierra. Coincidió la toma de tierras de El Tajito con el infame y trágico asesinato de dos campesinos del Rancho California, entre ellos el líder Ignacio Cebreros,17 y más de media docena de heridos de gravedad, a quienes los latifundistas hermanos Peña Farber les habían formado una emboscada por tierra y aire, sin permitirles defenderse.18 Con ese agravio, las clases campesinas y populares se habían consternado y solidarizado aún más. Razón de peso. Marcelo Loya regresó a Sinaloa, formó una comisión para que le ayudara a convencer a la gente de la urgente necesidad de pelear la tierra, misma que les pertenecía.19 El agravio de los campesinos había trascendido, se veía en su acción colectiva, la ―caja de Pandora se había abierto‖, los mismos ―pequeños propietarios‖ se dieron cuenta, al ver la reacción de los campesinos. Encabezados por Marcelo Loya, dispersándose desde el 29 de mayo por los diferentes campos invitando, a través de un magnavoz, a tomar las tierras que el gobierno no quería reconocer, con todas las armas que tuvieran. Estas armas eran, desde luego las herramientas que el campesino utiliza: machetes, palas, azadones, etcétera. Hasta que se diera una solución definitiva a favor del Comité. Toma que se tornaría fuera de control por las acciones radicales tanto de los campesinos como de la fuerza pública, implementada por el Estado. Meses después la prensa sostenía:

16

Predio Corerepe, en el cruce de la calle N° 3 con Carretera Internacional México -Nogales.

17

Líder agrario con quien Marcelo infinidad de veces gestionara por la vía legal la entrega de las tierras. 18

El Debate, 27-28 de mayo, 1972, p. 3. Entrevistas realizadas a Miguel Domínguez Corrales, El Tajito Guasave, Sinaloa, México, 14 de febrero, 2010 y a Héctor Armenta Rodríguez, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril, 2011. 19

Entrevista realizada a Carmen Domínguez, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero, 2011.

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―Más de 500 familias de El Tajito, Guasave, se encuentran armadas con rifles de alto poder y existe el temor de que lleguen a registrarse enfrentamientos violentos de un momento a otro, en virtud de que están dispuestos a no permitir la intervención de ninguna autoridad que pretenda desalojarlos de la zona que invadieron desde hace más de ocho meses dentro del predio Corerepe. Esta nueva actitud asumida por los campesinos que encabeza el dirigente Marcelo Loya, obedece a que tuvieron conocimiento de que serían desalojados con la intervención de la fuerza‖.20 Como dice Scott al hablar del discurso de las clases dominadas21, su resistencia la manifestaron los campesinos de forma pacífica y ordenada, con una actitud callada, negándose terminantemente a proporcionar sus nombres tratando de eludir responsabilidades, o bien respondiendo que eran Emiliano Zapata, Pancho Villa, entre otros héroes nacionales; estaban bastante aleccionados, era su manera de hacer presencia ante la clase dominante. Desde la primera toma de tierra que habían realizado, se habían dado cuenta que las acciones extremas a las que llegaban los latifundistas y los cuerpos policiacos les iban a ser muy difíciles de librar, pero estaban dispuestos a todo. Ya lo habían experimentado en febrero de 1969, la segunda ocasión que tomaron la tierra, al estar posesionados del predio llegan los elementos judiciales en una rápida maniobra tendieron un cerco al pequeño caserío, cerco que dejó encerrados

rápidamente

a

los

campesinos,

quienes

inmediatamente

se

concentraron en el centro del lugar sentándose en el suelo, sin oponer resistencia. A la vez que se efectuaba el desalojo, un tractor buldozer destruía los rústicos ―chinames‖ que estaban levantando. Estaban dispuestos a defender a toda costa esos terrenos, y si era necesario harían frente a quienes trataran de sacarlos. Acción imposible era oponer resistencia, pues las acciones policiacas había que respetarlas, además, llevaban la autorización del gobernador. 20

El Diario de Culiacán, 18 de diciembre, 1972, pp. 1-2.

21

James C. Scott, op. cit., p. 42.

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En otra escena, en esa misma ocasión, por parte de Reynaldo Ramos, ―dueño del predio‖, los agravios no se hicieron esperar; en su guayín embistió a los

campesinos persiguiendo furiosamente

a uno

de

ellos,

salvándose

milagrosamente de ser arrollado. Un agravio más por parte de las fuerzas judiciales, quienes detuvieron al líder y otros compañeros trasladándolos a la ciudad de Culiacán.22 Una vez más se habían metido desprotegidos, sin embargo, las injusticias por parte del gobierno y los latifundistas, de abofetearlos y amenazarlos, creyeron que ya no iban a volver a intentarlo de nueva cuenta, por tamaño escarmiento, razón por la que milagrosamente los dejaron libres. A partir del 30 de mayo de 1972, por la noche, aproximadamente cuatrocientos campesinos tomaron el predio denominado Campo Teresita, izando la Bandera Nacional, 23 dentro de un predio ―propiedad‖ de Reynaldo Ramos incluido en la resolución presidencial, enfrente de Ruiz Cortines N° 3, pegados a la carretera, donde días antes se encontraba sembrado de trigo, pero ahora todos unidos, pues la experiencia les había enseñado que la unión hace la fuerza. Primeramente entraron puros hombres, días después Marcelo vio la necesidad de llevarse a las familias para dar más legalidad a la posesión; delimitó el poblado con sus respectivas calles bien trazadas y un área para la escuela indispensable para los niños en edad de estudiar. Varios jóvenes enviados por sus padres a que apoyaran la lucha no dudaron en enlistarse, entre ellos estaban Rangel Espinoza, Carmen Domínguez, Raúl Soto y Héctor Armenta, conscientes de la situación más no de las consecuencias. Empezaron a construir casas con láminas de cartón, de tule o plásticos amarrados a postes.

22

El Debate, 8 de febrero, 1969, pp. 2-7.

23

Común era por los campesinos, izar la Bandera dentro del predio que invadían en manifestación de pertenecer a la Nación y que nadie podía irrumpir, y eso representaba un ejido propiedad de la Nación, tan legitimo como el mismo Ejército.

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La Policía Judicial, las guardias blancas armadas por los latifundistas y a veces el Ejército, estuvieron rondando la carretera y los predios agrícolas para evitar más invasiones; no obstante, Marcelo Loya pronto organizó un grupo de defensa, compuesto por brigadas campesinas, buscando proteger al poblado las veinticuatro horas y para no permitir que la tierra de los diferentes campos incluidos en la resolución presidencial fuera sembrada por nadie, si ellos no podían hacerlo. ―Fortines que habíamos construido (aproximadamente unos sesenta u ochenta hoyos) como trincheras, nos metíamos entre tres y cinco en cada uno, sobre todo los más entregados‖24, dispuesto a realizar toda acción que permitiera la resistencia para lograr la solución de dotación. Nunca estuvieron solos, la clase popular se había solidarizado; estudiantes y campesinos de otros ejidos los salvaguardaban con el hecho de estar vigilantes, a la expectativa de lo que pudiera pasar, vergüenza lacerante para los encargados del orden público. ―La Judicial del Estado constantemente la teníamos ahí, nos echaban las guardias blancas‖ arriba en la carretera, estaba en el talud, pero también allí estaba nuestra garita, no permitíamos la entrada. ―Los campesinos, en realidad, tenían miedo: las guardias blancas inculcaban miedo.25 Las mujeres permanecían en casa o en las techumbres; preparaban comida no sólo para su esposo y sus niños, era para quien no había comido; cuidaban a los niños, y al ir a la escuela los acompañaban. El hijo de un solicitante de tierras impartía las clases, llamado Manuel Rojo. La intervención de centrales políticas en el problema agrario en el Municipio de Guasave provocó disputas entre los grupos campesinos invasores de terrenos privados. Sin embargo, ante la actitud de los campesinos de la CCI que estaban

24

Entrevista realizada a Miguel Domínguez Corrales, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 de junio, 2010. 25

Entrevista realizada a Héctor Armenta Rodríguez, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril, 2011.

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invadiendo al amparo de la agitación creada por el otro grupo y los estudiantes, se temía que los segundos se enfrentaran a aquéllos; pero las cosas no pasaron a mayores. Junto al descontrol provocado en la Judicial, por la toma de tierra perpetrada por los campesinos, se presentó el caso de la tercera víctima de los latifundistas en Rancho California; por lo que Guasave vivía en tensa calma; sin embargo, los campesinos y estudiantes hicieron una tregua, para reunirse en Ruiz Cortines, al velorio de Alejo Cebreros Pandora. Los líderes estudiantiles recorrían los núcleos campesinos del Municipio de Guasave, persuadiendo a los ejidatarios o solicitantes de tierras a que tomaran las tierras de particulares. Recorriendo también los poblados que concentraban a los pizcadores de algodón; arengándolos para que no fueran a la pizca, y que debían exigir que se les pagara a un peso el kilo de fibra cortada. Marcelo Loya fue declarado agitador oficial de todo. El encargado de agitar a los pizcadores para que además de asaltar mercados y ―expropiar‖ víveres, formaran un grupo invasor de tierras. Pero, según los pizcadores, no habían seguido instrucciones de Loya, aunque estaban inquietos‖.26 El 20 de junio arribaron dos camiones con elementos del Ejército para vigilar la región de Ruiz Cortines, previniendo posibles brotes violentos de campesinos o pizcadores manipulados por agitadores; el centro de operación fue la escuela primaria de Ruiz Cortines. Pero como había grupos campesinos que se habían pacificado, negándose a continuar siguiendo a los estudiantes, esperando solución a sus problemas por vías legales, Marcelo Loya empezó a desconfiar de Gildardo Obeso 27 porque le confundía a la gente que había decidido integrarse a su Comité.28

26

El Debate, 5 de junio, 1972, p. 3.

27

Dirigente de la Liga 23 de Septiembre, con quien en un momento Marcelo había tomado algunas de sus sugerencias, pero precisamente por salirse de los límites legales no estaba de

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La represión y la vigilancia por parte de la Judicial nunca se suspendían; siempre estuvo a punto de darse una masacre. Cientos de policías y ―guachos‖ mantenían sitiado el poblado. ―El 27 de junio se presentaron unos tractores a trabajar en el campo El Norteño; Marcelo seleccionó, de inmediato, a quince para que fuéramos a detener esa actividad: ―pues si nosotros‖, decía Marcelo, ―no podemos sembrarla, hasta que se resuelva la resolución presidencial, nadie va a hacerlo‖. Por su parte, en ese momento, Reynaldo Ramos había ordenado lo contrario a sus trabajadores; puso a su gente y a los policías a vigilar en el borde del camino; nosotros, sin saber que estaban ocultos, nos fuimos en una camioneta con algunas armas: se sentía un silencio. Personas, trabajadoras de éste, quienes vivían en casitas en los campos, nos veían pasar con gran asombro, pues se imaginaban el resultado de cuando se empezara a disparar, nos enfrentamos a ellos, detuvimos los tractores, pero luego salió la Judicial y nos desarmaron a todos y nos llevaron a la Procuraduría, en Culiacán, enclaustrándonos como grandes

delincuentes;

aislados,

sin

comunicación

encarcelamiento, nos habían ―desaparecido‖.

externa‖.

―Más

que

29

―Nosotros, continua diciendo Héctor, no sabíamos lo qué pasaba en El Tajito, allá mucho menos sabían de nosotros, pues nadie les dio razón, el mismo Marcelo estaba preocupado, sin saber dónde buscarnos. Mi padre Ruperto Armenta, en México, se entera de lo que pasaba acá en Sinaloa, que varios estábamos desaparecidos, por lo que habló con los senadores federales Gabriel

acuerdo, inclusive le agitaba a la gente, llegó Marcelo a considerarlo como traidor y dejó de confiar en él. Entrevista realizada a Miguel Domínguez Corrales, El tajito, Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio, 2010. 28

Ibid., 7 de julio, 1972, p. 3.

29

Los campesinos eran: Guadalupe Puerta Flores, Manuel Garza Cervantes, Valente Valdez Mondaca, Fidencio Loya Ornelas, Arnoldo Mejía Atondo, Alfonzo López Águila, Arnoldo Leyva Carrillo, Absalón López Peláez, Jacinto Orosco Armenta, Lorenzo Domínguez Torres, Bernardino Loya Ornelas, Héctor Elenes Armenta, Isabel Cebreros Hernández, Everardo Espinoza Armenta y Héctor Armenta Bojórquez. El So de Sinaloa, El Debate, El Diario de Culiacán 26 junio y 11 y 19 julio, 1972.

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Leyva Velázquez y Alfonso G. Calderón, quienes rápido mandaron a un agente de Gobernación, Juan Escutia‖ ―Una camioneta de la judicial nos llevó a Guasave, cuando en realidad la orden había sido que nos liberaran, pero no se dio así, en El Tajito, Marcelo tenía detenidos a dos ayudantes de Reynaldo, Abel Medina Yánez e Hilario Chacón Montejo, como protesta a la ―desaparición‖ de nosotros, y a las exigencias de que se hiciera efectiva la resolución. Juan Escutia se había adelantado para informar al grupo dónde estábamos, y aconsejaba que liberara a los trabajadores de Ramos, para que no se complicara más la situación‖.30 Pero el grupo, sin saber el motivo de la visita, y avisado además por los estudiantes de que llegaba algún enviado de Gobernación, ―según para llegar a un arreglo‖, no tardaban ni quince minutos, cuando ya se aplicaba toda la fuerza de los elementos policiacos y se les obligaba a desalojar. Eso los estudiantes lo habían visto en otras tomas; destruyéndoles y quemándoles todas sus pertenencias. Por lo que acordaron que cuando entrara Escutia lo amarrarían, sin dejarlo ir, y a cualquier movimiento de él o de la Judicial le volarían la cabeza. Marcelo ya no escuchó, sino que en cuanto pasó lo aprisionaron, por más que él explicaba la razón de su visita: no le creían. Así es como el 29 de junio a las diez de la mañana, la Policía Judicial del Estado al mando del licenciado Tomás González V., tenía rodeado y encañonado el poblado, fue la primera vez que se estuvo a punto de desatarse una masacre; estaban en sus actividades cotidianas, los niños se habían preparado para tomar sus clases, las mujeres hacían sus quehaceres, otras trataban de conseguir algo para hacer de comer, de lo que habían donado los campesinos y de lo que los estudiantes habían conseguido; ya se había hecho costumbre que algunos no

30

Entrevista a Héctor Armenta Rodríguez, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril

2010.

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salían a trabajar, por estar en guardia protegiendo el poblado, o bien ayudando a mantener las casitas en pie. Había también mujeres muy valientes, decididas, a apoyar, llenas de valor como era doña Porfiria Armenta Paz, doña Inés Barraza, Pomposa Loya, entre otras. Pero a pesar de eso muchos campesinos, amedrentados, decidieron huir. En la ramada que había en el centro del poblado continuamente convivían campesinos, ejidatarios de otros poblados, estudiantes y gente que quería ayudar o simplemente ver, que de hecho por esa confianza llegó a introducirse; ―orejas‖ del gobierno. Los campesinos de otros ejidos iban y venían, algunos inclusive, habían retirado la ayuda por no gustarles las acciones de descalificación que se decían en contra del grupo, o bien porque aún no era tiempo de cosecha. Escutia había resistido las condiciones y atropellos de la Judicial, a quienes indignado les pedía que cesaran las acciones inhumanas en que los tenían, recibiendo respuesta negativa y grotesca; ya no se sentía como rehén de los campesinos, sino del mismo lado, quizás para los campesinos había sido el momento en que se habían sentido un poco seguros, a pesar que de cualquiera de las partes podía iniciar un polvorín. Escutia, aunque vigilado, entre los campesinos intercambiaba maneras de cómo llegar a un mejor arreglo, aunque la solución dependía de más arriba. Se solidarizó con el grupo, vio las injusticias que se cometían contra ellos, las condiciones en que vivían, en pleno mes de julio, con más de 40°C de temperatura niños enfermos de tosferina, sarna, desnutrición, inclusive la deshidratación se hizo presente en niños y adultos, la suspensión de agua y alimentos empeoraba la situación. A mediados de noviembre del mismo año, el Lic. Augusto Villanueva, jefe del DAAC trata de llegar a un acuerdo con el grupo, de entregarles 500 hectáreas, sin poder consensar. Sin embargo, los campesinos, para presionarlo lo toman

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como prisionero junto con su comitiva, hasta llegar al acuerdo de aceptar las 500 hectáreas mientras se localizaba el resto.31 Con esa privación de un día de la libertad de Villanueva aumentó más la desacreditación, el grupo se hundía, tanto había sido el empeño de los latifundistas, apoyados por el gobierno y el mismo hostigamiento en que mantenían a los campesinos, a la vez gente pagada se infiltra haciendo parecer al grupo como verdaderos maleantes. Por lo que se presenta una segunda operación radical, como había sucedido a finales del mes de junio, un ambiente tenso, de nuevo se estuvo a punto de desatar un encuentro lamentable entre campesinos y fuerzas policiacas. En la operación se ―pretendía‖, realizar una supuesta revisión ante las marcadas sospechas de que ahí pudiese encontrarse el agricultor Roberto Díaz Valderraín, secuestrado días antes.32 Aunque más bien era parte de la desacreditación que el grupo de Marcelo había alcanzado. A mediados de diciembre, se celebraba una asamblea, encontrándose reunidos casi todos los hombres en el tejaban. Al ver a los soldados y agentes policiacos, cerca de 20 hombres salieron corriendo del tejaban, cortando armas desplegándose para ocupar trincheras cavadas. La mayoría de los hombres se concretaron a salir del tejaban, gritando enardecidos a soldados y policías. Al frente de los campesinos Zoilo Félix, exigiendo explicaciones y ―papeles‖. Frente a las fuerzas públicas se tendió un cordón de hombres armados con rifles. La prensa aseguraba que ―agentes de la Policía Judicial del Estado pudieron identificar entre el grupo de sujetos armados a por lo menos tres delincuentes conocidos. Uno de esos sujetos, se aseguró, era de los que en junio pasado, se habían evadido del Centro de Readaptación Social del Estado. Que ―eran precisamente estos sujetos los que azuzaban a los campesinos a ―defenderse‖. Los ánimos comenzaron a caldearse y, siguiendo las instrucciones de los sujetos 31

Ibid., 17 -23 de noviembre, 1972, p. 2.

32

Ibid. 18 de diciembre, 1972, p. 2.

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armados, entre los que se encontraba Marcelo Loya, y Zoilo Félix hablando con los jefes del contingente, fueron replegándose‖. ―Poco después empezaban a repartirse bombas ―Molotov‖ entre todos los campesinos, que fueron formando un círculo en torno a las fuerzas públicas. Un anciano corría de un lado a otro con una pistola en la mano, arengando a los campesinos a disparar‖. ―Zoilo Félix, seguía hablando con el Capitán Trejo García condicionando la revisión de las casas. Los soldados fueron retirándose y los agentes judiciales y municipales se replegaron hacia el centro de la explanada, cambiaron impresiones y determinaron que lo más prudente era retirar sus fuerzas para evitar el enfrentamiento. Aunque dejaría una guardia vigilando el poblado desde la carretera.33 Las circunstancias se matizaban, los rumores empezaron a culparlos de todo lo negativo que sucedía en el norte de la entidad, asaltos, secuestros, protección de narcotraficantes, eso que decía el periódico, que se había convertido en cuna de delincuentes. Como decíamos en páginas anteriores, que hubo mucha gente que apoyaba, así también se introdujeron ―orejas de gobierno‖, o bien de los mismos latifundistas, pagados para sembrar la discordia. Cuando recapacitaron era demasiado tarde, se habían confiado demasiado.

Soluciones Por un lado, las autoridades, funcionarios del DAAC y Terrenos Nacionales, tenían desde hacía días la misión de resolverles el problema a los campesinos, y trasladarlos a donde sería su nueva residencia urbana, en esa dinámica estaban, pero El Tajito realmente se había involucrado en un gran problema, el hecho de haber caído en el juego, de haber autorizado, en lo que ellos mismos no comulgaban, inclusive para Marcelo debía salir del grupo más que para protegerse, para apoyarlo, puesto que estaba en vísperas de lograr, por el 33

Ibid., 18, 19 y 24 de diciembre, 1972, p. 2.

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momento las 500 hectáreas, y trasladarse al predio que sería la zona urbana, mientras se buscaban los caminos para entregar el complemento. Las acciones persistentes de los campesinos, el apoyo solidario de los grupos externos de campesinos y estudiantes, permitió que funcionarios nacionales por fin, después de tanto gestionar, acudieran a proponer una salida favorable, reuniéndose con los campesinos en El Ya que según era preocupación del presidente Echeverría solucionar los problemas del campo, pero desde luego la solución debía fundarse en el dialogo entre estos y los pequeños propietarios. A la vez hizo hincapié que depusiera cualquier actitud al margen de la ley. El Ing. Celestino Salcedo M., director de Terrenos Nacionales iniciaría la localización del predio donde pudiera construirse el poblado. El Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización con la colaboración de la Confederación de la Pequeña Propiedad Agrícola Ganadera y Forestal de la República Mexicana. Desalojarían los predios que tenían ocupados y en su lugar recibirían 500 hectáreas de terreno de riego en el Campo el Norteño, colindante de la superficie ocupada. Las cuales serían para atender las necesidades de los beneficiados en la resolución presidencial, pero se continuaría localizando terrenos para cubrir las demandas de tierras de los campesinos con derecho a salvo. El grupo de campesinos que no estaban incluidos en la resolución presidencial serían beneficiados con un lote en la zona urbana del ejido, luego que se localizara la superficie donde se creara el poblado. Se destinarían quince millones de pesos para el poblado por parte del gobierno federal, con el propósito de dotar al Campo El Tajito de todos los servicios públicos como energía eléctrica, agua potable, etcétera, incluso construirles una escuela. El Instituto Nacional para el Desarrollo de la Comunidad y la Vivienda Rural, (INDECO), se encargaría de la construcción de las casas. Al salir Marcelo del grupo con seis compañeros, sin compromiso de familia, el 22 de diciembre secuestran a uno de los mayordomos del latifundista Reynaldo, 86


señor José Morales Morales,34 como forma de protesta en contra del latifundismo y a las políticas gubernamentales. El mismo Morales manifestó en entrevista a reporteros de El Debate, que uno de los plagiarios se ensañaba con él, apretándole excesivamente las ataduras, pero Marcelo Loya había intercedió a favor de él.35 Para el último día del año el Ejecutivo Estatal aseguraba que los individuos ya habían abandonado el poblado ante la inminencia de una intervención decidida de las fuerzas públicas.36Mientras los campesinos de El Tajito continuaban trasladándose y organizándose para establecerse en lo que sería la zona urbana, con la esperanza de que todo fuera mejor, el día 6 de enero, día de Reyes, bastante lluvioso, para ellos, al igual que para la gente pueblerina era un buen presagio, ―las cabañuelas‖37 en ese año de 1973 pronosticaban lo mejor, sin embargo para los campesinos de El Tajito y de la región de Guasave sorprendía la noticia de que Marcelo había sido asesinado, junto con otros tres, su hermano Bernardino, Alejandro Beltrán y Eulalio Marisca. En una emboscada por más de cien elementos de la Judicial‖, al mando del teniente Lic. Tomas González Verdugo, jefe de la Policía Judicial del Estado ―sin dar tiempo a defenderse, pues primeramente fuimos bombardeados de gases lacrimógenos, descargando, a la vez toda la carga alrededor de la casa donde dormíamos‖ Los campesinos quedaron enmudecidos, sin saber cómo actuar, por una parte habían logrado lo que tanto habían gestionado y por la otra se encontraban desconsolados al haberse quedado sin dirigente y con una lacerante ofensa. La experiencia de El Tajito llevó a los funcionarios del Departamento Agrario a pensar en un cambio de sistemas que permitieran hacer dotaciones agrarias que posteriormente no generaran problemas a los mismos campesinos y 34

El Debate, 7 de enero, 1973, p. 2.

35

En la choza estuvo sin vendas en los ojos. Ibid., 8 de enero, 1973, p. 2.

36

Ibid. 31 de diciembre, 1972, p. 3.

37

Conjunto de métodos tradicionales que, desde inicio de año, pretenden predecir el tiempo atmosférico a largo plazo.

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a los pequeños propietarios.38 La Dirección de Terrenos Nacionales del Departamento de Asuntos Agrarios y colonización, haría una investigación exhaustiva en Sinaloa para verificar la existencia de terrenos nacionales o baldíos con miras a efectuar nuevas dotaciones a campesinos sin tierra. Por lo que se creó el Departamento de Asesoría Agraria dependiente de la Dirección de Gobernación y a la vez significativa labor junto con el personal de la Comisión Agraria Mixta y de la Procuraduría General de Justicia del Estado, la cual trabajó en diálogo logrando en ocasiones soluciones favorables a los campesinos. Inclusive el gobernador Calderón reconocía que los campesinos debían ser escuchados por el presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez. Aunque los pequeños propietarios afectados solicitaron y obtuvieron la protección de la justicia federal, amparando las superficies afectadas, el DAAC en esta ocasión había favorecido a los campesinos de El Tajito. Aunque con esa experiencia los llevó a pensar en un cambio de sistemas que permitieran hacer dotaciones agrarias que posteriormente no generaran problemas a los mismos campesinos y a los pequeños propietarios, de eso estaban también La concentración de la tierra, el tortuguismo burocrático en la tramitación de los expedientes agrarios, más la existencia de miles de obreros agrícolas y de campesinos sin tierra y sin empleo, fueron los factores esenciales que motivaron la lucha campesina en el periodo investigado. Debió haber sido el campesinado sin tierras, como los obreros agrícolas, quienes más participaron y más rebeldía manifestó contra las políticas oficiales. El movimiento campesino sinaloense también se caracterizó por la acción presentada de centrales campesinas como la CNC, la UGOCM, la CCI, la FIDACS y la UEIS, las cuales no buscaron ni mostraron en la práctica una vocación unitaria y solidaria, sino cada una por su lado, impidiendo una acción enérgica y

38

Ibid., 17 y 23 de noviembre, 1972, p. 3.

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contundente que posibilitara la fuerza y presión suficiente para lograr la consecución de sus objetivos. En el caso del conflicto que había en El Tajito se tuvo un matiz de solución, el de dárseles de forma parcial quinientas hectáreas para que las produjeran por el momento de manera colectiva, más las veintidós hectáreas donde iniciaron a construir la zona urbana; sin embargo, en 1975 de nueva cuenta invaden terrenos de latifundistas para presionar que agilizaran la completa solución; va a ser hasta 1976 cuando se les entregó todo el complemento, no sin antes haberse firmado por el Lic. Luis Echeverría Álvarez una nueva resolución presidencial a favor del Comité Ejecutivo Agrario de Campo El Tajito, con otros campesinos diferentes a los que integraban la primera, pero con derecho a salvo, especialmente con quienes habían estado defendiendo la lucha. Creándolo como un nuevo centro de población ejidal. El 3 de noviembre de 1975 los campesinos realizaron de manera formal una nueva solicitud, ya no dotatoria, sino de creación de un nuevo centro de población, el cual nombrarían Campo el Tajito,39 misma que fue ejecutada el 10 de mayo de 1976, por el presidente Lic. Luis Echeverría Álvarez, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 14 de junio del mismo año, ejecutándose un mes después el 8 de julio, beneficiando a 273 campesinos con una superficie de 2,726, 86-73, hectáreas, ubicadas en el predio Corerepe, propiedad de la nación y 22-00-00 hectáreas ubicadas en el mismo predio, cedidas por el señor Alfredo Guillermo Alarcón Pinto. La experiencia que tuvo el poblado El Tajito, en el municipio de Guasave, nos muestra que los campesinos a través de su persistente lucha radical hacia las

39

Los entendidos y conocedores del conflicto, así como de la posesión predial en El Tajito sostuvieron en la sesión preliminar que: ―con las 3 mil hectáreas, que tienen en su poder Zoilo Félix y Pablo García, puedan ejecutarse la resolución presidencial mediante la cual se dote de tierras a los 170 ejidatarios, motivo de este movimiento‖. Oficio VIII/447, dirigido al Secretario de la Reforma Agraria, Dirección General de Autoridades Ejidales y Comunales, D F del Delegado de la SRA, Lic. Esteban Ángeles Cerón, con fecha 18 de junio 1977, Culiacán, Sinaloa, México. Ibid.

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formas implementadas por la clase pudiente, los grandes latifundistas, logran constituirse como nuevo núcleo de población ejidal.

Fuentes: Archivos Registro Agrario Nacional (Expediente del Ejido Campo el Tajito) Hemerografía Diario oficial de la Federación (1968 y 1976) El Debate, Los Mochis, Sinaloa, México. (1960-1976) El Diario de Culiacán, Culiacán, Sinaloa, México. (1960-1976) El Sol de Sinaloa, Culiacán, México. (1968-1976) Entrevistas Adrián Loya Rendón, 38 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 10 de agosto 2011. Carlos Gómez Juárez, 57 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 4 de febrero 2011. Carlos Ramón. Carballo Mondaca, 59 años, Culiacán, Sinaloa, México, 6 de diciembre 2010. Carmen Domínguez, 59 años, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 19 de febrero 2011. Cirilo Castro Zavala, Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril 2011. Clemente Armenta Paz, 68 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 27 de junio 2010 y 19 de febrero 2011. Eduardo Salomón, 63 años, Culiacán, Sinaloa, México, 14abril 2011. Eugenio Beltrán Grijalva, 67 años, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, de febrero 2011

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Gloria Alicia Soto Cota, 67 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 4 de febrero 2011. Guillermo Loya Ornelas, 70 años, Guasave, Sinaloa, México, 30 de abril 2011. Héctor Armenta Rodríguez, 59 años, Batamote, Guasave, Sinaloa, México, 16 de abril 2011. Herminia López Ramos, 68 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 4 de febrero 2011. Liberato Terán Olguín, Culiacán, México, 14 abril 2011. Lorenzo Becerra Madero, 82 años, Ejido Alfonso G. Calderón, Sinaloa, Sinaloa, México, 14 de febrero 2010. Manuel Lerma Castro, 70 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 14 de febrero 2010. María de los Ángeles Méndez Flores, 52 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 4 de febrero 2011. Martín González Domínguez, 38 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 de junio 2010. Miguel Domínguez Corrales, 65 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa México, 14 de febrero, 26 de junio y 10 de agosto 2010. Ramona Domínguez Corrales, 70 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 2010, 26 de junio 2011. Rangel Espinoza López, 59 años, Juan José Ríos, Guasave, Sinaloa, México, 4 de febrero 2011. Raymundo Mombela, 27 de junio 2010, 19 de febrero 2011, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México. Rosario Rodríguez Armenta, 73 años, El Tajito, Guasave, Sinaloa, México, 26 de junio 2010.

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Marco jurídico, política agraria y sistemas de propiedad en Sinaloa, 1915-1934 César Ramón Aguilar Soto Doctorado en Ciencias Sociales-UAS

Introducción En este trabajo se expone el pensamiento y actuar de los principales líderes del movimiento revolucionario de 1910 de México, así como de los gobiernos, federal y de entidades como Sinaloa derivados de ese acontecimiento, frente a la problemática agraria nacional. Para lograr dicho objetivo, se explica el quehacer en materia agraria de los gobiernos de 1910 a 1934 en Sinaloa, referido a la política de fraccionamiento de las grandes propiedades de tierra y su reparto entre la población campesina; a los conflictos emanados de esto, para dar respuesta a la demanda de tierra, sin dañar la economía del campo. En este caso, se explican los mecanismos utilizados para unir los intereses de la empresa agrícola, como era el caso las haciendas productoras de azúcar, garbanzo y tomate, con la población rural sin tierras. Para entender ese proceso, el análisis agrario parte del estudio de la política pública y del quehacer institucional orientado a incentivar el crecimiento de la economía agrícola dando mayor y mejor utilidad a los recursos como la tierra y el agua en la agricultura, aspectos relacionados con las coyunturas políticas y económicas nacionales e internacionales. La renovación institucional provocada por el proceso revolucionario de 1910 impactará particularmente a los actores económicos del campo al promover una política agraria basada en un nuevo marco jurídico cuyos instrumentos centrales estarán dados por los postulados de la ley del 6 de enero de 1915, la cual se integrará en 1917 al contenido del artículo 27 constitucional y en sus derivaciones 95


posteriores, como las leyes reglamentarias de 1929 y el código agrario de 1934. A partir de ello, la propiedad de la tierra en Sinaloa avanzará principalmente hacía la desconcentración de la propiedad y a la formación y consolidación de dos grandes sistemas de propiedad: la pequeña propiedad y la propiedad ejidal.

La política agraria durante los gobiernos de 1910-1916. La Revolución Mexicana de 1910 dio inicio bajo el principio de Sufragio efectivo, no reelección. El concepto de la no reelección, aglutinaba una diversidad de intereses económicos, políticos y sociales, daba forma a un movimiento armado, que partía de conflictos entre las elites económicas y políticas y pretendía de manera primaria una apertura democrática para posibilitar la movilidad política en los diferentes mandos de gobierno. Ese objetivo inicial se acompañaba de la idea romper barreras y ataduras para impulsar un mayor crecimiento económico regional y nacional. A esas pretensiones se incorporaron otros agravios, entre ellos una de las mayores exigencias de la población rural relacionada con el derecho a la propiedad de la tierra rústica y la recuperación de las posesiones despojadas a las comunidades por las compañías deslindadoras o particulares. En ese sentido, el Plan de San Luis de 1910, plataforma política del movimiento maderista, a pesar de estar sujeto al liberalismo político, para lograr que su llamamiento contra el general Porfirio Díaz y su gobierno tuviera mayor resonancia, incorpora el compromiso de restitución de las tierras despojadas a las comunidades indígenas y a propietarios privados. Sin embargo, el alcance de este proyecto no irá más allá del esquema discursivo, al no establecer compromisos precisos para combatir y resolver los problemas derivados de la concentración que existía sobre la tierra en México. Mientras Madero hacía público dicho Plan y llamaba a levantarse en armas contra lo que denominó el fraude electoral, que negaba su triunfo y se lo daba al general Díaz, una parte de la oligarquía nacional, como fue el caso en el estado de Sinaloa, en la cual se incluían los grandes propietarios rurales, empresarios 96


agrícolas, comerciantes, mineros e intelectuales, se organizaron en torno a sus postulados, los cuales prometían ampliarles las puertas al poder político local y nacional. Por situaciones como las indicadas, la Revolución Mexicana no fue un movimiento único y menos generalizado, en algunas zonas del país fue la expresión de una lucha por los mandos del Estado entre las elites políticas y económicas que buscaban una renovación, en otras, ese aspecto se combinó a las inconformidades relacionadas con la estructura de la propiedad rústica y con los abusos contra los sectores marginados del campo. En Sinaloa, aunque existían disputas entre las elites políticas, y la propiedad de la tierra era controlada por una veintena de propietarios, la participación en la revolución se manifiesta como una expresión de las elites para que las cosas relacionadas con la política y la economía no cambiaran. Por ello, al igual que en otras partes del país, las directrices de la revolución quedaron establecidas bajo los intereses de la burguesía y las clases medias, representados por personajes como Ramón F. Iturbe, Ángel Flores, Juan Carrasco, Juan José Ríos, Manuel Bonilla, Felipe Riveros, Rafael Buelna, José María Ochoa y Juan M. Banderas, los cuales ideológicamente no contemplaban resolver la problemática política o agraria local, sino que su ideal estaba más relacionado con la renovación de los mandos políticos federales y los beneficios que ello podían derivar en la entidad (Martínez, 2004: 66-67). Lo anterior se debió especialmente a que la principal confrontación contra los hacendados en algunas zonas del país no procedía de la relación con sus peones, sino de los habitantes de los pueblos vecinos (Katz, 1993: 28). En este caso, en Sinaloa los conflictos de las haciendas derivaban de las disputas entre ellas mismas, o con algunos de los rancheros de la zona por la posesión de las tierras colindantes a los ríos y especialmente por el control del agua para su uso agrícola.

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Por lo tanto, los intereses de la mayoría de los habitantes de las comunidades próximas a las haciendas, al trabajar en esas unidades productivas, giraban en torno a su crecimiento y bienestar económico, no en disputar sus tierras. Es decir, en esta entidad no existía de manera relevante un problema agrario, a pesar de los altos niveles de concentración de la tierra existentes, que mantenían empresas como la Sinaloa Land Company, United Sugar Company o de familias de la Vega, Andrade, Almada, Redo y Martínez de Castro con propiedades mayores a las 50 mil hectáreas. Por eso, en mayo de 1911, unos días después de la firma de los tratados de paz entre los maderistas y el gobierno federal y la renuncia de Díaz a la presidencia, la caída del gobernador de Sinaloa Diego Redo, uno de los principales empresarios agroindustriales, no significó un quebranto en los objetivos económicos de la clase empresarial de dicha entidad. Por el contrario, a partir de ese momento, al disponer el Presidente Madero que el gobierno de la entidad quedara bajo el mando del ex administrador de los negocios de la familia Redo, Manuel Bonilla, representó una garantía para la estabilidad e intereses de las elites locales. Más aún, con el triunfo de la insurrección y la creación del nuevo gobierno nacional en noviembre de 1911, el apartado tercero del Plan de San Luis, referente a la política agraria, fue congelado para hacerlo entrar en un proceso de valoración de como implementar las medidas legales para avanzar en ese rubro sin poner en riesgo las actividades económicas de las industrias azucarera, algodonera y henequenera del país, que en este caso eran a su vez las grandes propietarias del suelo rural. En Sinaloa, esa sería la tarea principal de Bonilla y posteriormente del gobernador electo, profesor José María Rentería, es decir asegurar que los cambios en la política pública y en las formas de gobernar continuaran sin aparecer, y mucho menos, dañarán los intereses de las prósperas industrias azucareras y empresas agroexportadoras. Posiciones como las señaladas, y la actitud de Madero y su equipo frente a los cambios en la estructuras de poder y las formas de tratamiento del problema 98


agrario, pronto se convirtieron en factores centrales de la división de los dirigentes de la Revolución y en elementos para que algunos de ellos, como Emiliano Zapata en el estado de Morelos, lo consideran traidor. Sin embargo, la posición de Madero y sus partidarios, como es el caso de la mayor parte de los sinaloenses, no era contradictoria, ya que como parte de la burguesía rural nunca se plantearon como objetivo expropiar la tierra a los propietarios privados, menos dañar los intereses de ese sector empresarial tan importante, sino por el contrario su pretensión era la de brindarle la protección e incentivo necesaria para impulsar su crecimiento y consolidación económica. La diversidad de intereses, como se ha mencionado, provocó que dirigentes como Zapata retiraran su apoyo a Madero. Junto a este, otros distinguidos revolucionarios entendieron que Madero no era el hombre indicado para generar una política agraria en beneficio de los sectores más desprotegidos del campo, como la que ellos aspiraban, y por lo tanto no era el líder que México requería para impulsar las grandes transformaciones sociales, ni políticas. Entre esos personajes se encontraba Juan M. Banderas en Sinaloa. Banderas al reafirmar su posición zapatista, consideraba que Madero era una persona en la cual no se podía confiar, ya que al imponer a la mayoría de los nuevos gobernadores en el país, y en este caso al de Sinaloa, violentaba el acuerdo establecido con los jefes revolucionarios regionales de ser los responsables de nombrar a las autoridades locales. Para el sinaloense, esto probaba su falta de compromisos y sus fuertes nexos e intereses con las elites económicas, a los cuales pertenecía. Tal como sucedió en el ámbito nacional, los dirigentes revolucionarios regionales de la mayor parte del país se dividieron en torno a dos aspectos: la pugna relacionada con la ocupación de los cargos de los nuevos gobiernos federal, estatal y municipal, y, el más fuerte, el referido a la política agraria. En la entidad, Banderas y su seguidores serán la expresión más clara de esa fractura al

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rebelarse contra el autoritarismo del gobierno local y federal y al enarbolar la causa agraria zapatista, bandera que tendría relativa resonancia en la entidad. Posteriormente con el asesinato de Madero, y con ello la caída del primer gobierno de la revolución en 1913, y la imposición del general Victoriano Huerta en el Poder Ejecutivo, personajes como Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Emiliano Zapata y Francisco Villa pudieran, bajo esa coyuntura de crisis política, mediar sus diferencias y unir sus ejércitos bajo los compromisos de derrocar a Huerta e iniciar a dar tratamiento al problema agrario en México. De manera similar, actuarían los revolucionarios sinaloenses, aunque sin compartir este último objetivo. Con la derrota de Huerta y su exilio del país, Carranza, dirigente de los ejércitos constitucionalistas, convocó a los jefes revolucionarios y gobernadores de los estados para discutir sobre el nuevo gobierno y su propuesta política. La reunión inició en octubre de 1914 en la Ciudad de México y concluyó en la ciudad de Aguascalientes, un mes después, con un rotundo fracaso para los objetivos políticos del carrancismo. Esta reunión, conocida como la Convención de Aguascalientes, se dio bajo una clara división política, ambiente del cual fueron participes los sinaloenses Rafael Buelna, Juan M. Banderas, Felipe Riveros y Manuel Bonilla, los cuales se sumaron a la corriente Villista; mientras Ángel Flores, Rafael F. Iturbe y Juan Carrasco, hicieron lo mismo, pero del lado Carrancista (Martínez, ibid: 155). Entre las cosas más importantes que resolvió dicha Convención resaltan la sustitución de Carranza de la presidencia provisional por Eulalio Gutiérrez y la aprobación del Plan de Ayala, y con esto último la decisión de destruir la gran propiedad y la reintegración de las tierras despojadas a las comunidades indígenas. Dichos aspectos, provocarían de nuevo la división de la dirigencia revolucionaria y la oposición de Carranza a los acuerdos de dicho evento. La confrontación entre constitucionalistas y convencionalistas, finalmente dio el triunfo militar y político a los primeros. De este conflicto destaca, a pesar de 100


que Carranza y sus seguidores no eran agraristas, tal como no lo había sido Madero, el reconocimiento de la problemática agraria como un aspecto relevante que la agenda nacional debía atender de inmediato. La implementación de la Ley del 6 de enero de 1915, aparece entonces como una estrategia política y un ejercicio intelectual de parte de Carranza y su equipo para desactivar el agrarismo de sus opositores, en este caso de Villa y Zapata. Es decir, la ley no será producto de una concepción ideológica tendiente a transformar las estructuras de poder económico y político prevalecientes en el campo mexicano. A pesar de lo anterior, la ley tendrá el mérito de inaugurar las nuevas formas de entender la propiedad rústica y de hacer y aplicar la política pública para el campo, ya que dará forma a una nueva institucionalidad, no sólo tendiente a resolver las injusticias contra las comunidades y los propietarios privados, restableciéndoles sus propiedades, sino reconociendo los efectos económicos y sociales negativos provocados por el fenómeno de la concentración de la tierra e incluyendo como una necesidad la política de expropiación para cubrir las carencias de tierras de las comunidades campesinas. A partir de ese momento, la cuestión agraria fue integrándose al discurso y a los programas gubernamentales con mayor o menor énfasis dependiendo de la región y fuerza campesina o en su caso del poder de los grandes propietarios. Para lograr los objetivos anteriores, los cuales pretendían combinar justicia social y desarrollo económico rural, la ley dio la responsabilidad para que fueran los gobiernos de los estados los que definieran la extensión máxima de la propiedad privada inafectable, tomando en cuenta aspectos como la calidad de la tierra, disponibilidad de agua y población rural, tarea previa para iniciar las medidas de expropiación y reparto. De igual forma, la ley dio vida a la Comisión Nación Agraria y a las comisiones Locales Agrarias, la primera nombrada por el presidente y las segundas por los gobernadores de cada entidad. Con base a dicha reglas y a esa estructura organizativa, iniciaría la tarea de restitución y dotación de tierras en México (Medina, 1987: 136-137). 101


En suma, durante el tiempo que trascurre entre la caída del gobierno Redo en Sinaloa y la creación de la ley agraria del 6 de enero de 1915, el poder ejecutivo estatal, tal como sucedió con el nacional, pasó por un periodo de inestabilidad política. En tan sólo cinco años, desfilaron en el poder estatal de esta entidad dieciséis personajes, con estilos de gobernar y tendencias políticas diferentes, los cuales en su mayoría compartieron su indiferencia con la causa agraria, entre ellos, se pueden apuntar al profesor José Rentería, a Juan M. Banderas y a Felipe Riveros. Le corresponderá al ingeniero Manuel Gutiérrez Rodríguez, que a propuesta de Carranza ocupó el cargo de gobernador provisional de noviembre de 1914 a marzo de 1916, en sustitución del general Felipe Riveros, crear y presidir la Comisión Agraria Local, órgano para poner en práctica la nueva normatividad agraria. Con la instalación de la Comisión Agraria, entre los meses de febrero y marzo de 1915, iniciarán los trabajos de reforma agraria en Sinaloa. Para mediados de ese año se presentarán las primeras solicitudes agrarias, las cuales corresponderán a los pueblos de Tepuche, Bachigualato y Mojolo Viejo, pertenecientes al municipio de Culiacán, y San Juan de Cacalotán, a El Rosario, a través de los cuales las comunidades exigían restitución de sus tierras.1 La falta de apoyo de parte de la elite económica, política y militar local, junto a las pugnas entre la dirigencia nacional de la Revolución condujeron a que Gutiérrez Rodríguez dejará la jefatura estatal. A partir de la caída de este, Sinaloa entrará en otro momento más de inestabilidad política y congelación de la acción agraria, panorama que concluiría hasta el arribo, en julio de 1917, del general Rafael Fuentes Iturbe a la gubernatura (Figueroa, 1996). En los quince meses, transcurrido entre la caída del gobernador Gutiérrez y el proceso constitucional para la elección del nuevo gobierno, Sinaloa estuvo bajo 1

Archivo General Agrario (AGA), Prontuario de Solicitudes Ejidales, Sinaloa, 1997, pp. 110-

116.

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el mando de cinco personajes más, como fue el caso de Isauro Ibáñez y el general Ángel Flores. En ese lapso de tiempo, la Comisión Agraria continúo con su trabajo de integración, revisión y dictamen de expedientes de manera irregular. Para 1916, bajo el gobierno provisional del general Ángel Flores, la Comisión, que había tenido un desempeño accidentado, intensificó sus actividades e integró, junto a las cuatro solicitudes señaladas, 33 expedientes más. De estos, concluida su revisión sólo dos, el de Culiacán y de San José de Cacalotán, pudieron dictaminarse pero con el veredicto de rechazados; 17 quedaron pendientes de resolución, entre ellos, Tepuche, Sataya, San Pedro Comolote, Bachigualato, Tecorito e Imala, pertenecientes al municipio de Culiacán y el resto, por no contar con la documentación o información requerida su revisión fue suspendida, tal fue el caso de Abuya, Tacuichamona, El Espinal, Navolato, El Pozo y El Tecomate (Leal, 2009). A partir de dicho año, atendiendo la normatividad agraria, los expedientes tendrían que esperar una segunda revisión, la cual la llevaba a cabo la Comisión Nacional Agraria y el Presidente de la Rública, la cual podía revocar o ratificar el dictamen de las instancias agrarias locales. A partir de la ley del seis de enero y de la Constitución de 1917, la demanda de tierras en la entidad se convirtió en una verdadera presión para la clase política y para la gran propiedad. Atendiendo los datos de Anuario del Departamento de Estadística Nacional de 1930 y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el número de solicitudes de restitución, dotación y ampliación de ejidos de 1915 a 1919 en Sinaloa ascendió a 65, es decir un promedio anual de 13 reclamos, cantidad relativamente baja en comparación con los registrados en los estados de México, Jalisco, Veracruz y Michoacán, pero dicho número constituyó el movimiento agrario más importante en la región del noroeste mexicano.

La política agraria durante los gobiernos de 1917-1924. En 1917, promulgada la nueva constitución federal, hubo elecciones en todo el país. Mientras Carranza lograba la presidencia constitucional de la República, el 103


proceso de elección de gobernador en Sinaloa favoreció al general Ramón F. Iturbe. En las elecciones para ocupar la gubernatura de 1917, Iturbe triunfó sobre su ex compañero de armas, el general Ángel Flores. Durante su gobierno (19171920), aunque se aplicaron cambios constitucionales importantes, como fue el caso del ramo educativo, la nueva institucionalidad y las necesidades agrarias continuaron siendo un aspecto secundario, ni se incentivó la organización campesina, ni se impulsó el reparto de tierras, mucho menos se promovió la tarea legislativa para reglamentar la propiedad rústica. A pesar de esto último, las exigencias agrarias, como es el caso de la restitución de tierras, se incrementaron y empezaron a mostrar a las autoridades agrarias y al gobierno como insensibles e incapaces para darle respuesta a esta demanda. La política agraria en Sinaloa se vio atrapada por un sistema contradictorio, un marco legal favorable bajo una actitud de indecisión gubernamental. A las solicitudes agrarias del periodo del general Iturbe se sumaron las de los gobiernos anteriores, de tal manera que para finales su mandato ninguna había recibido resolución definitiva. Los 41 núcleos agrarios, conformados hasta ese momento, continuaban esperando respuesta a su petición de tierras. Mientras las autoridades de los estados de Durango, Chihuahua, Coahuila y Zacatecas, establecían los parámetros legales de la extensión y características de la propiedad de la tierra inafectable legalmente, que variaba entre mil y 5 mil hectáreas de cultivo, el gobernador Iturbe y los representantes del poder legislativo, haciendo caso omiso para que se legislara en materia agraria y se definiera la extensión máximo inafectable de los predios privados, así como las normas para proceder a expropiar, fraccionar y repartir la tierra en Sinaloa, provocaron que el desempeño del Comisión Local Agraria adoleciera del recurso legal para avanzar contra las grandes propiedades. En contrapartida a esa actitud vacilante para fortalecer la política agraria en la entidad, Iturbe consolidó sus relaciones con las elites locales, entre ellos los 104


grandes propietarios rurales, brindándoles una política de incentivo a sus actividades económicas. (Aguilar, 2008: 49). Aspecto que será más que evidente por su abierta participación en las actividades empresariales, por ejemplo de noviembre de 1917 a diciembre de 1919, participó en el establecimiento de 17 contratos relacionados con formación o compra de empresas agrícolas y mineras, terrenos rústicos y fincas urbanas en los municipios de Culiacán y Badiraguato, dentro de las que destacan: Alberto Litchtenwalter y compañía para crear un aserradero en el municipio de Badiraguato; Compañía Minera el Venadillo; Compañía Minera La Nueva Cananea; y la compra de la Hacienda el Oso, ubicada en el valle del río San Lorenzo.2 En diciembre de 1919 Iturbe dejó el cargo de gobernador y en su lugar, por designación de la Cámara Legislativa del Estado, su puesto fue ocupado por el diputado local Miguel L. Ceceña. Antes de dejar el gobierno Iturbe recibió las primeras resoluciones federales en materia agraria. Los dictámenes no eran agradables para las comunidades, que en su mayoría exigían restitución de tierras, ya que la Comisión Nacional Agraria y el presidente Carranza declaraban improcedente las solicitudes de los pueblos de Tecorito, Rancho El Palito, Tepuche, El Fuerte y de la Sociedad Agrícola Civil de Mexcaltitán.3 Dicha

situación

empezará

a

cambiara

a

partir

enero

de

1920.

Corresponderá a Miguel L. Ceceña gobernador interino recibir, por disposición del gobierno de Carranza, las primeras resoluciones de dotación y restitución favorables en el estado. Las dos primeras resoluciones presidenciales, que marcan el inicio de la aplicación de la reforma agraria en esta entidad, fueron las otorgadas a la

2

Archivo General de Notarías del Estado de Sinaloa (AGNES), Celso Gaxiola Andrade, libro I, legajos 47, 54, 64, 86,98, 99, 126, 138, 178, 189, 195 a 197, 200, 229. 3

Archivo General de la Nación (AGN), Comisión Nacional Agraria, Resoluciones Presidenciales, 1916-1927, t. 24, p.161.

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Congregación de San José en el municipio de Ahome, con la cual se le dotaron de 268 hectáreas, beneficiando a 90 campesinos; y la del pueblo de San Juan, municipio de San Ignacio, al restituírsele 50 hectáreas4. A partir de decisiones como estas, el ánimo de los campesinos se incrementará a favor de la nueva institucionalidad agraria, lo cual no significará cambios en la actitud y concepción de la clase política local, contraria a ella. En los inicios de 1920, los dirigentes revolucionarios entraron en una nueva crisis política, la mayor parte del ejército desconoció la autoridad de Carranza como presidente de México. Dentro de los principales insubordinados se encontraban los sonorenses Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta, a los cuales se incorporó el general Ángel Flores miembro de la División del Noroeste. Esta situación, condujo a la muerte de Carranza, por lo que De la Huerta ocupó la presidencia provisional de junio a noviembre de 1920. La tarea principal del gobierno de De la Huerta fue la pacificación y la estabilidad política de México. En su corto periodo administró el proceso de elección para definir al nuevo presidente constitucional. En ese lapso de tiempo, en Sinaloa la surte de la carrera política del general Ángel Flores cambiaría en Sinaloa, al ganar la elección para el cargo de gobernador, 1920-1924. Le tocará a De la Huerta aportar a la tarea agraria relacionada con Sinaloa, al dictaminar seis expedientes que la Comisión Nacional Agraria le hizo llegar. Con su decisión, los campesinos de los poblados de San Agustín y Santa Apolonia, ubicados en el municipio de San Ignacio; de Escamillas en Mazatlán; La Concepción en Escuinapa; y Tepuche en Culiacán, recibieron la tierra vía dotación; mientras que el pueblo de Guaténipa, Badiraguato, se le adjudicó vía restitución5. Disposiciones que da el banderazo de inicio de la gestión en materia agraria del gobierno del general Ángel Flores.

4

Ibid., caja 2, libro 7, fojas 60-62 y 66-70.

5

Ibid., fojas 112, 113, 11, 119 y 146.

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Con la elección del general Álvaro Obregón, como presidente constitucional de México (1920-1924), se dio forma a una política agraria con mayor claridad y precisión, la cual se orientaba a la transformación y modernización del campo mexicano. El presidente Obregón estaba de acuerdo con el principio de reparto de tierras, era partidario de la pequeña propiedad, pero sin poner en riesgo la economía de las regiones y del país. Planteaba la destrucción de los grandes latifundios improductivos, no así las grandes unidades agrícolas productivas; que la base del desarrollo rural se encontraba en la organización de los productores y en su mejoramiento técnico y productivo. Su política agraria se orientaba a incentivar de forma prioritaria a los productores privados, a los cuales concebía como la unidad productiva con una visión y capacidad económica para elevar los niveles de productividad y producción del campo (Aguilar, 1998: 49; y Montalvo, 1988: 7-8). Por su parte en Sinaloa, la concepción agraria de del general Flores era congruente con el ideal del presidente Obregón. Es decir, se orientaba a un reparto de tierras que dañara lo menos posible a la empresa agrícola. Por ello, la política de restitución y dotación de ejidos se impulsó dando prioridad al reparto de tierras nacionales y estatales, más no las privadas. Su idea sobre estas últimas, era utilizarlas sólo en casos de no existir otra alternativa. En el primero y segundo año de su gobierno el 23% de los expedientes integrados desde 1916, que sumaban 78, y correspondían principalmente a restitución de tierras, fueron dictaminados a favor por el ejecutivo federal, ejemplo de ello fue el caso de los pueblos ya señalados, así como los de Mocorito, Mocorito, San Juan Jacobo y Escuinapa, pertenecientes al municipio de Escuinapa; e Imala, Sataya y Bachigualato correspondientes a Culiacán.6 La propuesta del Ángel Flores para el sector rural estaba dirigida a incentivar sus esquemas productivos y a elevar sus niveles de productividad. Por

6

AGA, Prontuario de Solicitudes Ejidales, Sinaloa, 1997, pp. 110-116 y AGN, Comisión Nacional Agraria, Resoluciones Presidenciales, 1916-1927, t. 24, p. 160-164.

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ello, una de sus mayores preocupaciones fue frenar el movimiento agrarista, al cual no encontraba sentido económico. Su prioridad, señalaba, no era hacer campesinos, sino fortalecerlos, consolidar la propiedad privada y nunca trabajar a favor de la propiedad comunal. Con él, los grandes propietarios y agricultores tendrían una política estatal de incentivo, que lo caracterizará como el máximo protector de la propiedad privada en el campo (Aguilar, 1998: 50). Durante su gestión gubernamental la Comisión Agraria Local, reducirá considerablemente su desempeño, y las comunidades y población rural caerán en un desánimo frente a las instituciones agrarias. Las solicitudes de tierras por tanto caerán a la mitad con respecto al periodo de 1915-1919, al sólo sumar cinco peticiones promedio anual. En suma, la preocupación central del gobierno estatal y de los empresarios agrícolas, no será el fraccionamiento de la tierra y su reparto, sino el de elevar sus rendimientos para incrementar sus ganancias, en este caso por medio de impulsar las obras de regadío. Hasta el año 1919, la iniciativa de irrigación se encontraba en el sector privado, el Estado no tenía participación directa en esta actividad. Para estas fechas, los agricultores poseían 102 concesiones para derivar el agua de los principales afluentes de la entidad, para aprovechar el liquido tenían construido 70 canales rústicos e instalados 36 sistemas de bombeo. El 86% de estas obras se encontraban ubicadas en la zona centro y norte y los principales beneficiarios del agua derivada eran las empresas agroindustriales United Sugar Company, Haciendas de Redo y The Almada Sugar Refineries, parte central de los grandes propietarios de Sinaloa.7 Como parte de la política agraria de los gobiernos de Adolfo de la Huerta y del general Álvaro Obregón, orientada a la modernización del sector agrícola, se empezaron a invertir importantes sumas de recursos públicos en la construcción 7

Archivo Histórico del Agua (AHA), Fondo de Aprovechamientos Superficiales, Caja 647, Expediente 9372, fojas 6 a10.

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de obras de irrigación, Sinaloa será ejemplo de ello. En 1921, el gobierno de Ángel Flores, como estrategia de su política de incentivo a los agricultores, encabezó la iniciativa de los agricultores privados de la margen derecha del río Culiacán para la construcción de obras para irrigar sus terrenos. Esta acción, tenía que ver con la construcción de una obra que aprovechara de mejor forma y en beneficio de la mayor parte de los productores los recursos hídricos en el valle de Culiacán. La construcción del canal Rosales se convirtió en un ejemplo de la aplicación de la política agraria nacional, debido a: la participación del gobierno federal en el financiamiento de la mayor parte de la obra; y a que en dicho proyecto se conjugaron los intereses de los principales líderes de la revolución en Sinaloa y las elites económicas locales relacionadas con el sector agrícola, como fue el caso del general Juan José Ríos, José Aguilar Barraza, Manuel J. Esquer, Rafael Bátiz Paredes, Bruno Camacho, Manuel Clouthier, Mariano Tamayo y Mariano Romero (Aguilar, 2008: 146-148). El desempeño como militar del Ángel Flores en la Revolución Mexicana y especialmente como gobernador de Sinaloa, le daría el prestigio, que derivó en el apoyo de diversos sectores empresariales para competir por la Presidencia de la república en 1924, enfrentando al grupo de los sonorenses, representados, en este caso, por el general Plutarco Elías Calles.

La política agraria durante los gobiernos de 1924-1932. En diciembre de 1924 arribó a poder ejecutivo federal el general Plutarco Elías Calles, un personaje ligado, al igual que el general Obregón, a los intereses de los empresarios agrícolas sinaloenses. Un mes después, con el apoyo de Ángel Flores, Alejandro R. Vega ocupó la gubernatura local, con ellos, la política agraria de apoyo a los propietarios privados quedaba asegurada en la entidad. El gobernador Vega tendría la encomienda de dar continuidad a la política del de protección e incentivo de la empresa agrícola ex-gobernador Flores. Su gestión inició bajo un ambiente inestabilidad relacionada con la implementación

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del control político del presidente Calles en el país y sus regiones, así como con el crecimiento de la organización campesina y su demanda de tierras. Uno de los problemas agrarios que trascendió las fronteras estatales y nacionales fue la exigencia de las tierras ―Medano del Pozole‖, un predio de más de 22 mil hectáreas, ubicado en el valle del río Fuerte, propiedad de la United Sugar Companies, S.A.8 Este conflicto confrontó la opinión e intereses en torno a la aplicación de la reforma agraria de los gobiernos estatal y nacional y un ambiente de violencia en contra de los campesinos solicitantes. Los diferentes aspectos señalados, llevarían a Vega a dejar el cargo de gobernador. En 1926, el poder legislativo bajo la acusación de ineptitud y malos manejos de los recursos públicos lo desaforó. Durante el corto periodo de gobierno de R. Vega, no hubo cambios en la política agraria. A pesar del crecimiento de las solitudes y de la presión de los campesinos por obtener un pedazo de tierra se siguió apoyando a la empresa agrícola y no se afectó a los grandes propietarios rurales. La caída de R. Vega, llevó a la gubernatura provisional al ex diputado federal y primer ingeniero de la Comisión Agraria Mixta, Juan de Dios Bátiz Paredes (1926-1927). Con él, inicia en la entidad la aplicación política agraria diferente, más cercana a los intereses de los campesinos sin tierra, orientada a incrementar y mejorar el aprovechamiento económico de la tierra y el agua en la agricultura. Para lograr lo señalado, Bátiz promovió el fraccionamiento y la comercialización de grandes predios rústicos improductivos, así como su afectación de estos vía la reforma agraria. Ejemplo de de esto último, fue la expropiación de mil 118 hectáreas propiedad de la familia Haas en Villa Unión9, al 8

La United Sugar Companies era en aquel entonces una de las empresas agroindustriales, procesadoras de azúcar, más importantes del país, y una de las grandes propietarias de la tierras agrícolas del estado de Sinaloa (Aguilar, 2010). 9

Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Sinaloa (POGES), 1927, pp.1-2.

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sur de Mazatlán; y los trabajos orientados a consolidación de la normatividad en el uso y aprovechamiento del agua en la agricultura y en particular a lo referido a la reglamentación de las empresas irrigadoras, como las de los canales: Los Mochis en Ahome, propiedad de La United Sugar Company; Bonanza del Cubilete de Blas Valenzuela y Burrioncito de Regino Sánchez en Guasave; y San Joaquín, La Loma y Navito en el río San Lorenzo de la familia Redo. Contrario, política y militarmente, al grupo sonorense en el poder nacional, Bátiz pronto fue sustituido, es su lugar se dio posesión al Profesor Manuel Páez (1927-1928), gente de las simpatías de los generales Obregón y Plutarco Elías Calles (Figueroa, 1986:76-77). Finalmente, se puede señalar que durante el periodo de 1925-1928, el nuevo ambiente de turbulencia política local distrajo la atención y demandas del sector campesino, el cual sólo incrementó sus solicitudes de tierras en un 39% promedio con respecto a la gestión de Ángel Flores, aspectos que provocaron que la política de reparto agrario se aplicara con una débil presión social y política en Sinaloa. La crisis de 1929, que agravó el deterioro económico nacional y regional, aceleró dicho cambio institucional y resquebrajó el modelo económico primario exportador. La crisis puso en entredicho los esquemas del liberalismo económico y requirió de estrategias derivadas de una mayor participación del Estado en la economía. A partir de ello, el gobierno impulsó la organización y reglamentación productiva, así como orientó a la reactivación económica sobre la base de una mayor y mejor explotación de los recursos productivos, como es el caso del agua y la tierra. En este sentido se definieron las leyes reglamentarias al artículo 27, con las cuales quedaron definidos los límites de la pequeña propiedad inafectable a nivel nacional: 150 hectáreas de riego, 300 de temporal, 600 de agostadero y mil 200 de monte bajo en tierras áridas. Aspecto que requirió de nuevos acuerdos entre el estado y los principales actores económicos del campo.

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Durante el gobierno del presidente Pascual Ortiz Rubio (1930-1932), se concluye el primer Censo General de Habitantes, Industrial y Agrícola, Ganadero de 1930, instrumento que permitirá conocer la realidad económica y en particular la situación del campo, fortaleciendo la aplicación de la política agraria. Pero a su vez, este estudio, se convertirá en el instrumento principal para renovar la política económica nacional e implementar nuevos acuerdos frente a los efectos de la crisis internacional. De esto será ejemplo el cambio de política económica primario exportadora por la de industrialización, lo cual llevaba implícito la implementación de estrategias para aprovechar de forma óptima los recursos naturales. Esto último, se relacionaba con el mejor y mayor uso económico de la tierra y el agua y, por lo tanto del trabajo de la Comisión Nacional Agraria, así como con la creación de Ley de Asociaciones Agrícolas, la cual tenía como fin establecer las nuevas reglas para impulsar la organización de los productores agrícolas y sus esquemas productivos. La política agraria definía una reforma agraria bajo los esquemas capitalistas, reteniendo y enfrentando a la tendencia agrarista y su utopía de regresar a los sistemas comunales del pasado. Para lograrlo mantenía atrapado al movimiento agrarista en las normas y procedimientos aplicados por las redes de la burocracia estatal. Su proyecto para el campo se orientaba a conservar los latifundios con sustento empresarial, para hacerlos evolucionar en pequeñas propiedades, fraccionar en pequeñas propiedades el latifundio improductivo, y el reparto de tierras, como solución transitoria al problema social y político del campo (Velazco, 1993: 81). De forma paralela a las acciones del gobierno nacional, el general Macario Gaxiola Urias gobernador en ese tiempo de Sinaloa (1929-1932), impulsará la Ley General de Catastro de 1930, con el objeto de incentivar el fraccionamiento y la movilidad de los predios rústicos, así como una política agraria integral relacionando la organización, la irrigación, el crédito y el fraccionamiento y reparto agrario, con un objetivo muy preciso, consolidar la agricultura comercial.

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Con el general Gaxiola, se creará la Ley para el Fomento de las Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa, con la cual se formará la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa, la CAADES. Por su parte la Comisión Local Agraria incrementará su labor notificando la posible afectación a los grandes propietarios privados como la Compañía Agrícola de Los Mochis, Sinaloa, Johnston y Compañía, Land Company, Francisco Orrantia, Alejandro Redo, Manuel Clouthier, Francisco de la Vega, Sucesión de Charles F. van de Water. De igual manera, los campesinos incrementaron su exigencia de tierras, evidencia de ello, fue el aumento de las solicitudes de dotación agraria 279% promedio con respecto al periodo de Alejandro R. Vega. Mientras que para 1934 el primer Código Agrario definirá dotar de tierra a un gran sector de la población rural, que hasta ese momento estaba impedido, de tierra, los peones acasillados y los trabajadores de los ingenios. A partir de dichas disposiciones, nacional y local, la aplicación de la política agraria en cuanto a reparto de tierras se volverá más rápida y efectiva, las grandes propiedades privadas empezaran a ser afectadas de manera constante. Claro, entendido este proceso como producto de los nuevos acuerdos para impulsar el desarrollo económico nacional y en particular del campo. Como fue el caso de la edificación de la obra hidráulica, canal Rosales, la cual significó el pacto entre la mayor parte de los grandes propietarios del valle de Culiacán con los gobiernos locales de 1920 a 1932, el cual tenía que ver con la concreción de la política agraria. Los grandes propietarios, en este caso La Colorada Land Company, Lo de Verdugo, Compañía Azucarera Almada y la Culiacan Lan Company, se comprometían a fraccionar y vender sus propiedades para fortalecer propiedad privada10. Esta experiencia se aplicó posteriormente en otras partes del estado como es el caso del valle del río Sinaloa, con la construcción del canal Bamoa.

10

AHA, FAS, Caja 522, expediente 8064, fojas 418 a 420.

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Aunque este tipo de acuerdos funcionó a medias, debido a la pretensión de los propietarios de lograr los máximos de ganancia, ya que permitió el ingreso de nuevos personajes y capitales a la agricultura del valle de Culiacán, que los grupos agraristas no crecieran, la política expropiatoria no se convirtiera en una exigencia que comprometiera al gobierno frente a los intereses de las grandes empresas agrícolas y que la política agraria se aplicara más como una medida económica que social.

Bibliografía Aguilar Soto, César, 1998, Política agraria y empresarios agrícolas en Sinaloa, 1940-1958, Tesis de Maestría en Historia regional, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, Sinaloa, México. ----, 2008, Empresarios agrícolas, instituciones y política agraria en Sinaloa, 1932-1960, Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales, Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Sinaloa, Sinaloa, México. Betanzos, Oscar, Enrique Montalvo, et. al. (1988), Historia de la cuestión agraria mexicana, tomo 3, Siglo XXI editores-Centro de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, México. Figueroa, José María (1986), Sinaloa poder y ocaso de los gobernadores: 1831-1986, Once Ríos Editores, Sinaloa, México. ----, (1996), Los gobernadores de Sinaloa, 1831-1996, Once Ríos Editores, Sinaloa, México. Katz, Friedrich (1999), Revuelta, rebelión y revolución, 2da. Edición, ERA, México. Martínez Barreda, Alonso (2005), Relaciones económicas y políticas en Sinaloa, 1910-1920, Facultad de Historia, UAS-El Colegio de Sinaloa, Sinaloa, México.

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Medina Cervantes, José Ramón (1987), Derecho agrario, Harla, México. Montalvo, Enrique, José Rivera Castro, et. al. (1988), Historia de la cuestión agraria mexicana, tomo 4, Siglo XXI editores-Centro de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, México. Velazco del Toro, José, (1993), política y legislación agraria en México, Universidad Veracruzana, Veracruz, México. Archivos Archivo General de Notarías del Estado de Sinaloa (AGNES) Archivo Histórico del Agua (AHA). Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Sinaloa (POGES)

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Apuntes para una nueva concepción sobre “México y su prehistoria” Gerardo Morales Jasso1, Belén Benhumea Bahena2 ―El lenguaje es al mismo tiempo el medio de nuestra comprensión de las vidas pasadas y el lente deformado a través del cual las vislumbramos‖ Eric Van Young. Resumen: Los contemporáneos historiadores mexicanos hemos heredado bagajes de diversa índole de parte de los historiadores y cronistas que han escrito sobre Nueva España, México y sus regiones. También hemos adquirido corrientes y paradigmas de varias escuelas y sus respectivos representantes, principalmente, franceses, ingleses, italianos y estadounidenses; como consecuencia, nuestra disciplina se ha ―purificado‖ y ha avanzado en cientificidad. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos que han pretendido realizar estudios con un mayor grado de rigor científico, nuestro gremio no está lo suficientemente inmunizado contra el ―lugar común‖ (o ―representación vulgar‖) ni contra las herencias de paradigmas, ya superados, que dificultan la correcta interpretación del devenir humano. En esta ponencia se tratará de reinterpretar las categorías ―México‖ y ―prehistoria‖ mediante el análisis de su uso acrítico (a través del lugar común); para lograr esto, nos apoyaremos de la semiótica, la ontología y la geografía histórica; partiendo de que las palabras son signos y como tales tienden a la polisemia, dando así lugar a múltiples conclusiones explícitas o implícitas que, sumadas a otros conocimientos o falta de los mismos, generan interpretaciones acríticas y anacrónicas. Pretendemos demostrar la continua necesidad de cuidar a qué entidad asignamos nombre de ―México‖ especificando a cuál de éstos nos referimos (la ciudad, un estado, la provincia, el partido, la intendencia, un departamento, un Imperio o una

1 2

clasemovil.com, correo electrónico: gerardobicri@hotmail.com

Universidad Autónoma beli_ordenyprogreso@yahoo.com.mx

del

Estado

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de

México,

correo

electrónico:


República) y a qué temporalidad corresponde cada uno de estos; puesto que se ha vuelto necesario delimitar qué entidades son plausibles de ser llamadas ―México‖ ya sea en la época colonial o prehispánica. ¿Existieron ciudades, estados o países llamados México en la colonia o en tiempos precolombinos? ¿Qué tienen que ver con el actual país así nombrado? ¿Es exagerada la continuidad establecida entre México Tenochtitlán y la actual República Mexicana? ¿Acaso no sería más propio caracterizar la historia de los olmecas, los aztecas, los huastecos y los novohispanos como la prehistoria de México y superar así una definición de ―prehistoria‖ aún atada al positivismo? Al responder estas preguntas, intentamos mostrar que al elaborar historias de países es necesario cambiar nuestra concepción de la prehistoria absoluta y darle un matiz de especificidad. A partir del análisis propuesto del signo ―México‖ demostraremos que el concepto de prehistoria está desgastado y alejado de su funcionalidad, lo que limita el alcance epistemológico de los nuevos paradigmas.

A manera de Introducción Especialmente, desde el romanticismo, los estudios históricos se han engarzado ―con la nación como soporte y justificación de [la historia] y como programa de futuro para la misma‖.3 Sin embargo, con la llegada de nuevos planteamientos académicos como los de la historia cultural4, la historia subalterna, la historia ambiental y otros subgéneros historiográficos, las miradas se han desviado de la omnímoda nación para concentrarse en las regiones, en dar voz a quienes no la tenían, comprender a los sujetos de la historia, así como en sacar al ambiente del telón de fondo del drama humano y volverlo un coprotagonista. En suma, la tarea principal de los historiadores ha dejado de ser hacer historias nacionales.

3

Juan Sisinio Pérez Garzón, ―Los historiadores en la política española‖, en José Carreras Ares y Carlos Forcadell Álvarez (eds.), Usos públicos de la Historia, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia S. A., 2003, p. 114. 4

Que propone que la cultura puede ser resultado o el efecto de cultivar los conocimientos humanos y, también el conjunto de modos de vida y de costumbres de una época o un grupo social. Véase Peter Burke Formas de historia cultural, España, Alianza Editorial, 1999.

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Gracias a estas nuevas historias, el Estado-nación ya no es el único sujeto de esta disciplina científica. Sin embargo, sí es uno de sus sujetos; por lo que es necesario que no sólo en las historias nacionales, sino en cualquier tipo de subdisciplina histórica el Estado-nación5 sea caracterizado de manera correcta, especialmente si al ser nombrado es común que sea confundido con sus homónimos y con otras entidades a las que se traslapó.6 Si bien, nuestra disciplina se ha ―purificado‖ y ha avanzado en el grado de rigor científico, nuestro gremio no está lo suficientemente inmunizado contra el ―lugar común‖ (o ―representación vulgar‖), ni contra las herencias de paradigmas que algunos autores ya han superado y que son los mismos que dificultan mejorar la interpretación del devenir humano. Precisado lo anterior, responderemos las preguntas planteadas en el resumen con base en la historia y con la ayuda de argumentos ontológicos, semióticos y territoriales, pero sin detenernos en precisar en la razón de esta perspectiva.7

5

De acuerdo a Ernest Gellner la nación es el constructor de las convicciones, fidelidades y solidaridades de los hombres. Una entidad de individuos, (los ocupantes de un territorio determinado o los hablantes de un lenguaje) que llegan a ser una nación siempre y cuando se reconozcan mutua y firmemente ciertos deberes y derechos en virtud de su común calidad de miembros. Es ese reconocimiento del prójimo como individuo de su clase lo que los convierte en nación, cualesquiera que puedan ser; se distinguen a esa categoría de los no miembros de ella; la 5 nación implica una comunidad humana caracterizada por la conciencia de su identidad histórica o cultural y generalmente por la unidad lingüística o religiosa, debe incluir un sistema de ideas, signos, asociaciones, pautas de conducta y comunicación. Asimismo, la nación está organizada en un Estado, lo cual nos lleva a definir a este como aquella institución o conjunto de instituciones específicamente relacionadas con la conservación del orden (aunque pueden estar referidas con 5 muchas más cosas) en la que se encuentra organizada la nación . El Estado existe ahí donde se encuentran los actores especializados en tal conservación y el resto de la comunidad. Ellos son el Estado (Enest Gellner, Naciones y nacionalismo, Madrid, España, Alianza Universidad, 1998, p. 18). 6

Los autores de la presente ponencia ahondamos en la confusión existente entre Nueva España y México en la ponencia titulada ―¿A cuál México nos referimos en la Independencia?‖ presentada el día 14 de octubre de 2011 en el marco del II Congreso Internacional sobre Reflexiones críticas de la Independencia y de la Revolución celebrado en la Universidad Autónoma Chapingo del 14-16 de octubre 2011. Texcoco. Y es a partir de las conclusiones realizadas en aquella, que surge la presente ponencia. 7

Habría que remitirse a Gerardo Morales Jasso y Belén Benhumea Bahena, ―¿A cuál México nos referimos en la Independencia?‖, Ibid.

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Los muchos México y su relación La historiadora de la vida cotidiana, Pilar Gonzalbo establece dos concepciones polares de México. Estas concepciones nos permitirán responder si México tiene homónimos, Cuando hablamos de México podemos referirnos al país, nuestro país actual, o a la que ha sido y sigue siendo su capital. Los términos se confunden cuando se acepta una fecha como la correspondiente a la conquista de México, de modo que esta fecha, como sucede con casi todas, es una convención arbitraria que sólo de manera simbólica representa lo que realmente fue la conquista: el 13 de agosto de 1521 cayó en poder de Hernán Cortés la capital del señorío mexica. Los meses anteriores, cuando ya algunos pueblos se habían sometido, y los años siguientes, durante los que prosiguió el avance de los conquistadores, parecen olvidados, así como el inmenso territorio de lo que sería el virreinato queda reducido a México-Tenochtitlán, la gran ciudad, la cabecera del poder azteca, pero que era apenas una mínima parte de las tierras que meses y años después ocuparían a golpe de espada y con la cruz en alto los soldados y los frailes castellanos.8

Si seguimos la idea que sugiere la autora en esta cita, el significado que le damos a México para 1521 puede ser erróneo si en vez de significar una ciudad importante del siglo XVI, le es otorgado el significado de la nación del siglo XXI y el territorio que ocupa. El resultado que obtenemos es que la distancia conceptual espacial, ideológica y temporal existente entre ambos ―México‖ es enorme e insalvable, por lo que si se hace referencia a ―la conquista de México‖ y viene a nuestra mente un mapa mental del territorio que actualmente ocupa el país, estamos significando un México equívoco. El México al que se debería referir ―la conquista de México‖ sería la conquista de un lugar en el altiplano central. 8

Pilar Gonzalbo Aizpuru, ―La vida en la Nueva España‖, en Pablo Escalante Gonzalbo, et. al., Historia Mínima de la vida cotidiana en México, México, El Colegio de México, p. 51. En la ponencia ―¿A cuál México nos referimos en la Independencia?‖ Op. Cit., ahondamos en la cuestión vislumbrada en esta cita e iniciamos las reflexiones que tienen que ver con las ―proyecciones‖ que continuamos precisando en esta ponencia.

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De aquí se desprende que si el polisémico signo ―México‖ es entendido como monosémico generará confusión y fusionará en el pensamiento, lo que en el tiempo y el espacio pertenece a distintas realidades. Por tal razón, es importante diferenciar entre estos dos México. Pues el México con el que estamos más relacionados (es decir, el país) tiene homónimos más o menos similares, pero que de ninguna manera son idénticos a él, de lo que se desprende que existen distintas entidades llamadas México.9 Por lo tanto, ¿Cuáles son los otros homónimos de México? Para responder esta pregunta iniciemos donde comienza el Estado mexicano: en el siglo XIX. Será necesario concentrarnos en los cambios territoriales de esta entidad; tras la derrota del Primer Imperio Mexicano, la extensión territorial máxima que alcanzó la República se perdió de hecho en 1836 tras la guerra con Texas. 10 Luego, en 1842, el Soconusco fue unido a Chiapas nuevamente, con lo que el país volvió a tener un territorio que estuvo bajo su gobierno únicamente durante el Primer Imperio Mexicano.11 En 1848, México perdió los territorios federales de Nuevo México y Alta California, así como los espacios territoriales conocidos como la franja del Nueces perteneciente a Coahuila y a Tamaulipas (entre el río Bravo y los ríos Medina y Nueces).12 Luego, en 1854 La Mesilla dejó de formar parte de México y se convirtió en territorio estadounidense. A partir de este momento, el país contó con menos cambios en su extensión territorial, pero estos siguieron existiendo. 9

Así es, no sólo existen estos dos que establece Gonzalbo. A través de una línea semiótica, territorial y ontológica en la ponencia ―¿A cuál México nos referimos en la Independencia?‖ op. cit., indicamos varias entidades ―México‖. 10

Posteriormente, el 12 de abril de 1844 Texas se anexó a los Estados Unidos de América y el Congreso de los Estados Unidos de América aprobó la medida en 1° de marzo de 1845 (Edmundo O‘Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México, México, Porrúa, 1968. pp. 79, 80, 96). 11

Edmundo O‘Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México, Ibid, pp. 86, 141.

12

Edmundo O‘Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México, Ibid., p. 109 y Marcela Terrazas. ―Hacia una nueva frontera. Baja California en los proyectos expansionistas norteamericanos, 1846- 1865‖, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 13, 1990, pp. 105-117.

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Por ejemplo, el 6 de enero de 1960 (publicado en el Diario Oficial el 30 de enero de 1960) se reformaron los artículos 42 y 48 constitucionales. En estos, respecto a lo que comprende el territorio nacional, se hizo una enumeración más cuidadosa y explícita de los territorios marítimos nacionales y se añadió, por primera vez, la plataforma continental, los zócalos submarinos de las islas, cayos y arrecifes, las aguas de los mares territoriales y el espacio situado sobre el territorio de la República.13 Además, en 1963 se perdieron las tierras de El Chamizal ante Estados Unidos.14 A pesar de que de 1821 a la fecha hablamos de una entidad con el mismo nombre (aunque bajo distintas formas), su extensión territorial ha variado con el curso del tiempo: México no es el mismo desde 1821 a la actualidad, ni siquiera territorialmente; lo que le debería dar un matiz identitario distinto, pues como vimos, hay varios Estados ―México‖ que son territorialmente distintos y el territorio es un componente fundamental de la identidad;15 por lo tanto, al referirnos a México es muy importante contextualizar de qué México estamos hablando, ya que aun siendo la misma entidad, no es lo mismo el México ―cuerno de la abundancia‖ previo a 1836 y 1848 al México del segundo imperio o al del México porfiriano.16

13

Edmundo O‘Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México, op. cit., pp. 158.

14

Edmundo O‘Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México, op. cit., pp. 159-160.

15

Hay que señalar que la formación de la identidad es un proceso que comienza a configurarse a partir de ciertas condiciones propias de la persona, presentes desde el momento de su nacimiento, junto a ciertos hechos y experiencias básicas. A partir de lo anterior, la identidad se forma otorgándonos una imagen compleja sobre nosotros mismos, la que nos permite actuar en forma coherente según lo que pensamos. Según algunos autores, la identidad se comporta como algo relativo, como un núcleo plástico capaz de modificarse a lo largo de la vida y el desarrollo, lo que permitiría al ser humano tener la capacidad de comportante de formas diferentes según el contexto en el que deba actuar. Como es posible de intuir, el contexto sociocultural en el que el individuo se encuentra inserto es fundamental y decisivo en la formación de su identidad. Sin embargo, no se trata del único factor que la determina. La identidad humana se configura a partir de la interacción con el medio y el funcionamiento individual propio del sujeto, formándose entre ellos una tensión dinámica que guía la configuración de la identidad hacia una dirección determinada. Gracias a esto es posible que el ser humano sea capaz de notar, que más allá de lo que es, forma parte de un algo mayor fuera de sí mismo. 16

Este problema se puede observar especialmente en los mapas. Es necesaria una búsqueda profunda para encontrar en mapas que representan realidades pasadas, referencias a entidades que ahora existen, pero no en el tiempo que se desea representar.

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Así como tampoco son lo mismo: el país de 1824 (cuando se suma Chiapas sin Soconusco), el de 1835 (cuando se separa Texas), el de 1842 (cuando se une el Soconusco a Chiapas), el de 1848 (cuando se pierde Nuevo México, la franja del Nueces y California), el de 1853 (cuando se pierde la Mesilla), el de 1917 (cuando se añaden legalmente a México las islas Guadalupe, Revillagigedo y La Pasión), el de 1934 (cuando La Pasión pasó a ser posesión francesa), el de 1960 (cuando se añaden legalmente al territorio nacional la plataforma continental, los zócalos submarinos de las islas, cayos y arrecifes, las aguas de los mares territoriales) y el de 1963 (cuando se le cercenó al país una porción llamada El Chamizal). De igual forma, la ciudad de México no es lo mismo que MéxicoTenochtitlán, ni que el país, ni que la intendencia de México que existió desde finales del siglo XVIII a inicios del siglo XIX, ni es igual el Estado de México de la actualidad al Estado de México del que aún no se cercenaban los territorios que integrarían Hidalgo, Guerrero y Morelos. A partir de estas precisiones ontológicas, es fundamental que en nuestras historias distingamos los México [Mécsico] de los mexicas, de los México [Méjico] posteriores a la conquista española (ciudad, partido, provincia, intendencia, departamento, estado, Estado monárquico y Estado republicano) y entre cada uno de estos. Por ello, no se debe hacer uso indiscriminado del término ―México‖, tenemos que especificar a cual México nos estamos refiriendo.17 Ahora bien, ¿Es exagerada la continuidad establecida entre México Tenochtitlán y la actual República Mexicana? Para responder esta pregunta podemos cuestionarnos ¿Significa lo mismo el México que existía en 1542 que el México de la actualidad?, o bien, preguntarnos ¿Son la misma entidad el México azteca y el país México del siglo XXI? Podemos abordar esta cuestión con apoyo de la semiótica y/o con argumentos ontológicos.

17

De esta forma, sería una proyección anacrónica si imaginamos México sólo como el territorio continental y no lo pensamos con su territorio marítimo y sus islas.

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Hemos de mencionar que el historiador Edmundo O‘Gorman ya había interpretado ontológicamente la historia de México desde 1967, y sin embargo, al parecer su lúcida interpretación no ha tenido el impacto que se esperaría que tuviera.18 Este historiador nos indica en La supervivencia política novo-hispana, que el ser de México es una responsabilidad. Es decir, asignar un ser erróneo a México podría falsear enormemente su historia y las interpretaciones que hacemos los historiadores, por lo tanto debemos de cuidarnos de ―confundir el ser del México actual, ya con el ser de su antiguo homónimo, ya con el de la Nueva España‖.19 O‘Gorman es muy insistente en este punto, y explica que a través de la historia del país, ―ha existido todo un proceso de forcejeo por encontrarle un fundamento histórico a nuestra individualidad, a fin de poder cobrar conciencia de lo que somos‖ lo que ha generado dos tesis que pretenden construir Méxicos radicalmente distintos: La primera expresa que ―el México actual, desde la aurora de la independencia, no es en realidad sino el mismo que hallaron y hollaron los españoles que –no se explica cómo– subsistió al parecer intacto en su integridad entitativa durante tres siglos de dominación europea‖. Existe otra tesis no menos ingenua que la anterior, según la cual ―nuestro México, lejos de ser el para siempre extinto Imperio de Moctezuma y de Cuauhtémoc, no es sino la Nueva España que, llegada a su madurez y mayoría de edad, sólo mudó el nombre al romper las ataduras con el delantal de la madre patria‖. Ambas interpretaciones ―se perfilan desde los albores de las inquietudes separatistas‖, a pesar de que en realidad ―México, como nación independiente, emerge de la Nueva España, al igual que ésta aparece en la escena histórica en virtud de otra serie de 18

Hemos de mencionar que las conclusiones del texto ―¿A cuál México nos referimos en la Independencia?‖ op. cit. se inspiraron en la interpretación ontológica que presenta Edmundo O´Gorman en su libro La invención de América México D.F, Fondo de Cultura Económica, 1995. Hemos de mencionar que pocos días antes de entregar el presente texto a la Universidad Autónoma de Sinaloa, encontramos una interpretación ontológica similar a la que presentamos días atrás en Texcoco y como esta interpretación fue escrita con la pluma de Edmundo O‘Gorman, optamos por citar al historiador que inspiró esta serie de trabajos histórico-ontológicos en lugar de nuestra interpretación. 19

Edmundo O‘Gorman, La supervivencia política novo-hispana. Monarquía o República, México, Universidad Iberoamericana. 1968, p. 7.

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acontecimientos y situaciones que tuvieron lugar, siglos antes, en el antiguo Anáhuac.‖ Esto significa que ―nuestro pasado conoce tres entidades históricas distintas, bien que estrechamente vinculadas. Primero, la conocida con el nombre de Imperio Mexica; segundo, el virreinato de la Nueva España, y tercero, la nación mexicana, nuestra patria.‖20 Por esta razón O‘Gorman concluye que ―a pesar de que ambas entidades no le son ajenas‖ a la actual nación México, ambas ―son dotadas de un ser distinto‖, por lo que, ―el actual pueblo mexicano, sea cual fuere su composición étnica y espiritual, está tan lejos de ser el de Moctezuma como el de don Antonio de Mendoza o de cualquier otro de los virreyes‖. Por eso, si para nosotros ―el México actual es el mismo que el de Moctezuma o el del Virreinato, es porque suponemos que México es una entidad ya hecha y constituida con antelación a toda su historia y, en cuanto a su ser al abrigo de lo que le haya acontecido o pueda acontecerle. Solamente de ese modo se puede afirmar que es una y la misma entidad que inexpugnablemente en su ser, pervive, pese, ya sea a los tres siglos de virreinato, ya sea a los ciento y tantos años que llevamos de vida nacional, según la tesis que se prefiera.‖21 Es decir, cualquiera de las dos tesis interpretativas que hemos heredado sobre el país implican que México es un ser precisamente ahistórico, incluso hasta metafísico. Así que pese a que las entidades ―México azteca‖ y ―Nueva España‖ no son ajenas a la actual nación, ―resultan extrañas en cuanto dotadas de un ser distinto‖. Aunque en un primer acercamiento suene poco claro, O‘Gorman presenta una clave para comprender lo anterior: ―las entidades históricas […] no deben concebirse a modo de una cosa o sustancia material hecha y constituida de una buena vez y para siempre y respecto a la cual su historia sólo sería una serie de accidentes que ―le pasan‖, pero sin afectarla en su ser.‖ Por lo tanto, O‘Gorman 20

O‘Gorman, La supervivencia política novo-hispana. Monarquía o República, Ibid., pp. 7, 8. Aunque no únicamente conoce de estas tres entidades, Chiapas pertenecía a la Capitanía de Guatemala, por lo que México participa también de la transformación y devenir de ese ser. 21

O‘Gorman, La supervivencia política novo-hispana. Monarquía o República, México, Ibid.,

pp. 7-9.

125


explica que ―la actual república de México no es, ni podría ser, el Imperio de Moctezuma, ni el Virreinato de Nueva España, sino un ente distinto que surgió a consecuencia de una serie de sucesos ocurridos en el seno de aquel imperio.‖ Así ―se reconoce el vínculo entre las tres y, al mismo tiempo se admite su diferencia entitativa‖.22 O´Gorman continúa: el México actual salió de las entrañas de la Nueva España como el resultado del proceso inventivo de la historia y como una nueva y singular entidad que no puede confundirse con ninguna entidad anterior a ella; pero tampoco ese resultado obedecía a una exigencia fatal, ni necesariamente tenía que producirse como se produjo. Como la historia no es ―un proceso de índole mecánica, excluyente de la libertad‖, lo que sucedió entre el final del siglo XVIII e inicios del XIX permitía la posibilidad de la prolongación de la existencia de Nueva España, así como la posibilidad del surgimiento de un nuevo y distinto ser ―cuya actualización traería por necesaria consecuencia la extinción del otro‖. Entonces, ―México es lo que es, por que ha sido la realización de una entre otras posibilidades históricas, lograda gracias al esfuerzo y a las virtudes de unos hombres eminentes‖, y habría que añadir, a los hombres y mujeres de todas las clases que así lo hicieron posible.23 Bien lo señalaba Juan Sisinio Pérez Garzón, el hecho de nombrar, por ejemplo, España o Andalucía, o Europa, o África en toda época histórica va más allá del anacronismo, se trata de un ejercicio de autoridad social y política, porque estamos avalando unas entidades políticas contemporáneas y unas perspectivas de

22

O‘Gorman, La supervivencia política novo-hispana. Monarquía o República, México, Ibid., pp. 8, 9. Compárese con Alexander Betancourt M., Historia y Nación. Tentativas de la escritura de la historia en Colombia, Colombia, La Carreta Editores E. U./Universidad Autónoma de San Luis Potosí, 2007, p. 79. 23

O‘Gorman, La supervivencia política novo-hispana. Monarquía o República, México, op. cit., pp 9-11. A partir de entonces O‘Gorman dedica este libro a explicar las dos grandes posibilidades del ser mexicano (el republicano y el monárquico) y a demostrar que la derrota del segundo imperio determinó el postrer republicanismo casi inquebrantable del México moderno.

126


organización social a las que otorgamos existencia inmemorial y les concedemos una ontología incuestionable.24

Al seguir estos razonamientos histórico-ontológicos, es inevitable llegar a la conclusión de que México-Tenochtitlán, Nueva España y México son entidades distintas una de la otra y que los México ciudad, estado, provincia, partido, departamento y Estado son también entidades distintas que tienen el mismo nombre.25 Entonces, la continuidad inalterable entre el México azteca y el México actual es exagerada; el México de 1830 no es el mismo al de 1850 ni el de cualquier otro año. Ahora bien, ¿No se habrían escapado algunas características de mexicanidad con las pérdidas territoriales sufridas? Si no es así y México fue expandiéndose y contrayéndose con el tiempo, ¿De dónde emana México y la mexicanidad? Aunque en esta ponencia no se pretende dar respuesta a estas últimas preguntas, resulta necesario plantearlas. Asimismo, existe otro cuestionamiento que se relaciona con las inmediatas anteriores y que sí podemos contestar ¿Dónde y cuándo se encuentran los límites de México y de la mexicanidad?26 La semiótica, que es la disciplina que presenta a la cultura como una red de signos; un acto comunicativo, un intercambio que supone constantemente a otro (correspondencia) y es necesaria en la relación entre emisor y receptor27, nos permitió concluir en la ponencia ―¿A cuál México nos referimos en la 24

Juan Sisinio Pérez Garzón, ―Los historiadores en la política española‖, op. cit., p. 110.

25

Respecto a la provincia-intendencia y el partido-provincia, véase Edmundo O‘Gorman, Historia de las divisiones territoriales de México, op. cit., p. 21. El libro da una clara idea de la duración espacial y temporal de cada uno de estos ―México‖ y nos basamos en este para varias de las conclusiones que realizamos. Para una síntesis de lo que presenta O‘Gorman en este libro véase Gerardo Morales Jasso, ―Cambios en la división territorial mexicana en la primera mitad del siglo XIX‖ y Morales Jasso, Gerardo, ―Cambios en la división territorial mexicana a partir de la Constitución de 1857‖, disponibles en http://difuhist1admorave.wordpress.com/ 26

Para complementar la respuesta ofrecida en este texto, véase: Edmundo O‘Gorman, La supervivencia política novo-hispana. Monarquía o República, op. cit., así como Catherine HéauLambert y Enrique Rajchenberg S., ―La identidad nacional. Entre La patria y La nación: México, siglo XIX‖, Cultura y representaciones sociales. Un espacio para el diálogo interdisciplinario, Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Vol. 2, No. 4. Enrique Rajchemberg. 27

Mónica Szurmuk y Robert Mckee Irwin (Coords), Diccionario de Estudios Culturales Latinoamericanos, México D.F., Instituto Mora, Siglo XXI, 1999.

127


Independencia?‖, citada anteriormente, que hablar de México sin especificar a cuál nos referimos crea ruido, por lo que el polisémico signo ―México‖ será comprendido por el destinatario según la entidad referente que imagine, así como según el contexto, o bien, la falta del mismo. Como el destinatario construye un código propio con base en el código del mensaje del emisor, el significado que le dé a ―México‖ puede convertirse en el significado connotativo de un significado denotativo subyacente; o bien connotarlo mediante un alejamiento sustancial del significado denotativo original causada por la falta del contexto mínimo necesario para que esa desviación sea frenada o limitada.28 Y es que ―el lenguaje es al mismo tiempo el medio de nuestra comprensión de las vidas pasadas y el lente deformado a través del cual las vislumbramos‖, por lo que si somos precisos en los términos que usamos y matizamos el tipo de México al que nos referimos, evitaremos abusar del polisémico signo ―México‖. De otra forma colaboraríamos en convertir a México en un supuesto ―ahistórico‖, un mito que es superior a la historia misma. Es precisamente por eso que hay que cuidar ―las libertades proyectivas‖29 y tener un criterio más objetivo al crear identidades y alteridades proyectables del presente al pasado o del pasado al presente, puesto que al significar mexicanos por novohispanos se está generando una incongruencia de sentido en un nivel que a su vez genera una afluencia de significaciones en otro, ya que al usar un signo como metáfora se adquiere la capacidad de ―forzar la interacción entre significaciones discordantes dentro de un marco conceptual unitario. La intensidad de esa potencia depende del grado en que la metáfora consiga superar la resistencia psíquica provocada por la tensión semántica. Cuando esa superación se logra, una metáfora transforma una falsa 28

Gerardo Morales Jasso y Belén Benhumea Bahena, ―¿A cuál México nos referimos en la Independencia?‖ op, cit., p. 13. 29

Eric Van Young, Economía, política y cultura en la historia de México. Ensayos historiográficos, metodológicos y teóricos de tres décadas, México, El Colegio de México / El Colegio de Michoacán / El Colegio de la Frontera Norte, 2010. pp. 407, 438, 443, 487. Y no sólo hay que cuidar las libertades proyectivas en el sentido que menciona Van Young: ya que si ―Incluso donde el Estado colonial no es el objeto central de la narración, existe una tendencia a proyectar los fenómenos o las ideologías culturales al campo político con el fin de validar la empresa de la historia cultural‖, también existe la tendencia de proyectar entidades nacionales o de otra índole a tiempos previos a su existencia. Eric Van Young, Ibíd., 466, 467

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identidad en una analogía pertinente y emotiva‖. Si no tenemos cuidado con el uso de signos como el de México, como metáfora, sería un problema de la literatura y de la poesía y sólo a través de este de la historia, puesto que sería una figura retórica cuyo ―significado deseado es el opuesto al que expresan las palabras‖ usadas. Lo que implicaría que México fuera una ironía; ubicándonos en el terreno de la literatura y no en el de la ciencia.30 Y es que las identidades culturales son de enorme maleabilidad, movilidad y fluidez; de tal forma que sólo es una creencia el que existan como entes objetivos.31 Por consiguiente, si formulamos la pregunta de este subtema de la siguiente manera: ¿Podemos hablar de México-Tenochtitlán, Nueva España, del Imperio Mexicano y de la República Mexicana como si fueran la misma entidad? Está claro que la respuesta es negativa ya que existen muchas diferencias entre cada una. Por eso, tras criticar el entendimiento de México como "sujeto único" (que va del México-Tenochtitlan hasta el país actual) y hacer notable la existencia de las múltiples entidades mexicanas que se traslaparon y sustituyeron mediante una construcción legal, territorial e identitaria diferenciada, pero no desvinculada; 32 era necesario pugnar porque en las investigaciones históricas se justifiquen las proyecciones (representaciones de la sociedad de una determinada época que parten de nuestra mente en el presente) ontológicas basadas en el ―resultadismo‖, incluso cuando la historia que se está escribiendo no tiene como sujeto a la nación o a una institución o colectividad similar.33 Si las proyecciones se hacen correctamente, las interpretaciones históricas carecerán de anacronismos.

30

Francisco Colom González, ―La imaginación nacional en América Latina‖, Ibíd. p. 333.

31

José Álvarez Junco, ―Historia e identidades colectivas‖, en José Carreras Ares y Carlos Forcadell Álvarez (eds.), Usos públicos de la Historia, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia S. A., 2003, pp. 53 y 58. 32

Como lo hicimos en ―¿A cuál México nos referimos en la Independencia?‖ op, cit., p. 14.

33

Eric Van Young presenta un ejemplo de ―resultadismo‖: ―[…] Este hincapié en los resultados adoptaría la forma, por ejemplo, de la proposición, en apariencia incontrovertible, de que como casi todas las colonias hispanoamericanas habían llegado a ser Estados nación independientes hacia la tercera década del siglo XIX, el triunfo de la Independencia y el establecimiento de los regímenes

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Sin embargo, a partir de este análisis surge una última interrogante, a saber, si México (Estado) inició en 1821, ¿Cuándo inicia su historia? Evidentemente cualquier intento de responder esta pregunta nos envuelve en una discusión en torno a los límites del significado de la palabra historia. Esta pregunta nos permite concluir que aun con todo y los avances metodológicos y teóricos de la historia necesitamos definiciones más claras, pues desafortunadamente cuando carecemos de ellas partimos de lo que entendemos por el fenómeno que analizamos y no de lo que en la época analizada se entendía por tal fenómeno. 34

Partiendo de la definición y su crítica Continuemos, pues, con el problema de la definición de la historia, ya que queremos evitar operar con conceptos complejos antes de definirlos, para así evitar imprecisión de significados.35 Según algunos historiadores únicamente es histórico lo que sucedió 50 años o más atrás en el tiempo contando desde el presente –si no sería periodismo o sociología–, para otros sólo se puede hablar de historia humana desde la aparición de la escritura –antes de lo cual sería estudiada por la arqueología y sería llamado prehistoria–. Sin embargo, entender la historia como la disciplina científica que estudia a la humanidad, sus obras e ideas en el tiempo,36 superaría esas visiones parciales sobre la Historia, ya que la Historia es una disciplina tan amplia que tiende a ser omniabarcante. Por esa razón, para facilitar su investigación y la enseñanza de la misma, la historia se ha dividido en parcelas que se especializan en periodos (Antigua, Medieval, Moderna, etc.) y en ámbitos temáticos (social, política, etc.). Así, según republicanos después de éste fueron, por ende, los resultados necesarios de las luchas contra el dominio español.‖ (Eric Van Young, Economía, política y cultura en la historia de México. Ensayos historiográficos, metodológicos y teóricos de tres décadas, op, cit., p. 325) 34

Eric Van Young, Economía, política y cultura en la historia de México. Ensayos historiográficos, metodológicos y teóricos de tres décadas, Ibid., p. 48. 35

Eric Van Young, Economía, política y cultura en la historia de México. Ensayos historiográficos, metodológicos y teóricos de tres décadas, Ibid., p. 362 36

Gerardo Morales Jasso, ―Invitación a la indisciplina histórica: la Clío científica polifacética‖, II Congreso Internacional de Historia “La conciencia histórica en la pragmática de la vida política, económica y social de México”, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, Nuevo León, 29 de octubre del 2011.

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Luís Alberto Anaya Hernández y Manuel Ramírez Sánchez “estas periodizaciones y divisiones de la Historia constituyen un simple convencionalismo y […] aunque algunos de estos períodos gozan ya de una tradición que arranca desde el Renacimiento, otros se han propuesto en fecha más reciente‖. Lo que es más, según estos autores ―Cabe, además, la posibilidad de que en un futuro no muy lejano se acuñen nuevos términos‖.37 Efectivamente, estas periodizaciones y subdivisiones son etiquetas a posteriori que hemos heredado y que han sido usadas para desmenuzar la realidad histórica para su mejor estudio. Así, como convenciones o tradiciones, la existencia de las periodizaciones y su uso son objetos de estudio histórico, y a su vez, existe la posibilidad de maduración en su concepción y percepción. Especialmente si, los paradigmas historiográficos han mutado a tal grado que en muchos casos han superado y dejado obsoletos los paradigmas que dieron luz a estas divisiones. Por tal razón no es descabellada la idea de criticar tales divisiones. Especialmente si la concepción de una de estas es un signo ya de por sí un tanto arbitrario y que con la concepción que hemos propuesto aquí limitaría o eliminaría tal confusión. Es por eso que en este subtema criticaremos el signo ―prehistoria‖ y su uso vinculándolo con el tema que hemos venido desarrollando en la ponencia.

Crítica al signo “prehistoria” Primeramente, la prehistoria como edad, fue bien aceptada con el positivismo pues en el siglo XIX se procuró que las ciencias formaran principios generales, leyes y regularidades. Es por eso que el periodo de estudio de la historia, en ese entonces basada únicamente en la escritura, se limitó a estudiar al hombre desde la aparición de la misma.

37

Luis Alberto Anaya Hernández y Manuel Ramírez Sánchez, Historia General. Curso preparatorio de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años, Las Palmas de Gran Canaria, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 2001, pp. 15-32.

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Antes de la escritura (en sus múltiples formas, soportes e idiomas) el hombre vivía en una época en la que, si seguimos ese razonamiento, por así decirlo, no tenía historia. Por eso los arqueólogos, con otros métodos distinto al histórico, estudiaron la prehistoria, que es el periodo denominado a posteriori más largo, extendiéndose desde la aparición del ser humano sobre la Tierra hasta que aparecen los primeros documentos escritos (aproximadamente 3.500 a. C.). Ahora bien, tan sólo una definición de la historia como la que da Marc Bloch, quien indica que la historia es la ciencia del hombre en su tiempo y en su espacio, debería haber abierto una crisis en esta concepción; que, sólo podría permanecer, si diferenciamos la historia como disciplina científica y la Historia como la totalidad de hechos así como procesos que han tenido lugar en el pasado y que están teniendo lugar en el presente. Aunque, de ser así, la disciplina científica llamada historia no podría jamás aprehender toda la Historia, puesto que le sería excluido el tiempo en que los grupos sociales carecen de escritura y, como corolario de lo anterior, para comprender las realidades históricas, la historia obligatoriamente tendría que limitarse a estudiar el pasado sólo a través del doble prisma deforme de la escritura, y de la lengua. Sin embargo, con una definición de la historia como la de Bloch o la que se plantea en esta ponencia, la historia como disciplina científica tendría su campo de estudios abierto con la aparición del hombre en la Tierra. Sin embargo, esto nos dejaría con el problema de traspasar los límites de nuestros linderos y pisar terrenos que por tradición le corresponden a la arqueología. ¡Menudo problema! Que sin embargo, sería solucionado si la historia como disciplina científica no se le viera como una ciencia de los documentos, ya que si fuera así, tendría que limitarse a ellos. En cambio, el análisis documental es sólo uno de los métodos a los que debe recurrir la historia. Por eso, en vez de encerrarse sobre sus métodos, la historia contemporánea ha tendido a incrementar el número de sus métodos para una mejor aproximación a su objeto de estudio. Por eso no es ―casualidad que los historiadores sean más competentes cuanto menos se fían de la sola

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documentación‖ y diversifican sus fuentes.38 Además ya es de todos sabido que la arqueología no se limita a estudiar sociedades predocumentales y una prueba de esto es la existencia de la arqueología industrial. Como consecuencia de lo anterior, nuestra disciplina, a diferencia de la arqueología, no sería conocida por su metodología, sino por su objeto de estudio. De esta manera el objeto de estudio de la arqueología se encontraría dentro de la Historia y por lo tanto también sería pertinente a los estudios históricos; ya sea que las fuentes históricas convencionales (o positivistas) no basten para la formulación de respuestas, o bien, que las fuentes arqueológicas permitan criticar o dar soporte a diversas interpretaciones.39 Con los párrafos anteriores, desnaturalizamos esta división artificial de las Eras, específicamente la de la Prehistoria, que no sería ya más una ―ciencia histórica, al mismo tiempo que [es un] período histórico inmediatamente anterior a la Historia Antigua‖40 y más bien; como periodo, la Prehistoria sería la historia41 del mundo antes de los humanos; y como ciencia, la prehistoria tendría en común con la historia que también estudia el devenir; pero a falta de humanos y por lo tanto de cultura, su estudio correspondería a geólogos, naturalistas, paleontólogos y paleoecólogos, entre otros. Entonces, ¿Cómo debería llamársele a este periodo? No podría ser Prehistoria debido a lo anteriormente considerado; pero tampoco Era Arqueológica 38

Giovanni Levi, ―Los historiadores, el psicoanálisis y la verdad‖, en José Carreras Ares y Carlos Forcadell Álvarez (eds.), Usos públicos de la Historia, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia S. A., 2003, p. 98. 39

Tal como los estudios documentales, por lo que la arqueología no se encontraría en dependencia de la historia, ni sería una herramienta de la misma. La única diferencia estribaría en que históricamente, los cultivadores de cada una de estas disciplinas han tenido distintas tradiciones metodológicas y bibliográficas; lo que las inscribe en una identidad profesional distinta, pero esa identidad es tan artificial como cualquier otra herencia cultural y como tal no debe ser ajena a la mutación; puesto que si lo es, puede convertirse en un anacronismo en el sentido que sería un anacronismo la esclavitud en el Occidente del siglo XXI. 40

Luis Alberto Anaya Hernández y Manuel Ramírez Sánchez, Historia General. Curso preparatorio de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años, Ibid. 41

A falta de otro signo que implique un estudio de las entidades en el devenir se usa el de historia.

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puesto que la arqueología no se limita al estudio de este periodo, quizá podría llamarse Predocumental, Prescriptum o alguna otra palabra que determinen los hasta ahora prehistoriadores. De acuerdo a lo presentado hasta ahora en esta ponencia, los conceptos de historia y prehistoria nos alejarían de los heredados del positivismo y, metafóricamente, de ―poner el vino nuevo en odres viejos". Puesto que si arrastramos conceptualizaciones oxidadas, roídas y desgastadas, y por lo tanto, alejadas de su funcionalidad; estas conceptualizaciones limitan el alcance epistemológico de los nuevos paradigmas. Conforme cambian los paradigmas, de ser necesario, también debe hacerse una renovación del vocabulario (es decir; de signos, significantes y significados). Como podemos notar, aun conservamos algunos remanentes del positivismo que entorpecen la investigación histórica, por lo que si creamos nuevo vino, debemos ponerlo en odres nuevos. Sin embargo, aun no llegamos a la respuesta a la pregunta ¿Cuándo inicia la historia de México? La tradición de interpretación histórica nos indica que la Historia de México va desde la llegada del hombre al territorio mexicano, hasta la actualidad; y así lo demuestran los planes de estudio desde la educación básica a la educación superior. Sin embargo, es precisamente una crítica al positivismo y al uso de la palabra prehistoria, así como un punto de vista ontológico heredado de Edmundo O‘Gorman, lo que nos lleva a concluir que no podemos hablar de la historia de una entidad cuando esa entidad aun no existe. Es decir, si, como vimos, México se gesta en Nueva España y nace en 1821, habría una interesante discusión ética para determinar en cuál de estos dos momentos existe México; pero el inicio de la existencia de México marcaría, por lo tanto, el del inicio su historia. Es por tal razón que ―la disposición de los acontecimientos en la trama de una narración y la identidad que se achaca a sus protagonistas‖ son una 134


responsabilidad que debería tener muy en cuenta el historiador, ya que ambas tienen la capacidad de mutar los significados de la narración en forma fundamental y convertir a mexicanos en estadounidenses o a tlaxcaltecas en mexicanos; y es que

como

indica Francisco

Colom,

―sólo

una

traslación anacrónica

e

historiográficamente inducida nos lleva a escuchar poco tiempo después como mexicanos, venezolanos, chilenos o argentinos a unos próceres de la independencia que nos hablaban todavía como líderes locales y como americanos‖.42 Entonces, si sólo México y lo mexicano existen propiamente a partir de la tercera década del siglo XIX, ¿cómo llamaríamos a la historia previa a la existencia de México?

La propuesta de alternativa a partir de la resignificación de la prehistoria El hecho es que la historia previa a la existencia de México sería la de otras entidades distintas a la mexicana; pero únicamente los hechos, procesos, personajes e ideas que tuvieron que ver con el ser de México, serían sus antecedentes, es decir su prehistoria.43 Por lo que, al elaborar historias de países es necesario cambiar nuestra concepción de la prehistoria absoluta y darle un matiz de especificidad, en el que la prehistoria de un ente no se asocia con la carencia de documentación para su estudio, sino con la etapa previa a su existencia. Es decir, la historia de Nueva España, sería parte de la prehistoria de México, así como también lo sería la historia precortesiana. Sin embargo, alejándonos del determinismo geográfico de las proyecciones históricas a las que

42

Francisco Colom González, ―La imaginación nacional en América Latina‖, Historia mexicana, vol 53, número 2, octubre-diciembre 2003, pp. 324, 333. 43

El uso de la palabra ―prehistoria‖ desde aquí representado, es parecido al que sugiere Eric Van Young en Economía, política y cultura en la historia de México. Ensayos historiográficos, metodológicos y teóricos de tres décadas, op. cit., pp. 144, 309, 419, 438.

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estamos acostumbrados; la prehistoria de México no sería sólo lo que ha acontecido en el territorio de lo que actualmente es México. En cambio, su prehistoria abarcaría más que la suma de las relaciones que tuvieron lugar en la zona de lo que actualmente es la arena llamada México; también abarcaría principalmente la historia de Castilla y Aragón, así como su prehistoria, y la prehistoria de las entidades diferenciables, que estuvieron antes de Castilla y Aragón, y que de ninguna manera puede llamarse españolas. Pues ―cuando hablamos de historia de España, entendemos por tal el conjunto de hechos pasados referidos al grupo humano organizado que hoy se denomina España‖ y por lo tanto excluye a los grupos humanos que no formaron parte España, aunque hayan vivido dentro del territorio que hoy abarca. Entonces, debe evitarse el uso de fórmulas como ―los españoles de entonces‖; que se usan para referirse, por ejemplo, a cartagineses y romanos que habitaron la península.44 Pues, como se desprende de lo que dice Colom, no evitar el abuso de las entidades falsea la identidad de los sujetos históricos y por lo tanto, la interpretación histórica misma.

Conclusión Ver entidades específicas en donde no las hay es precisamente el error que denunciamos en este texto. Por lo que no podríamos continuarlo implícitamente con la tradición de designar cualquier antecedente humano, sea cultural, económico o político que tuvo lugar dentro del territorio que ocupa una entidad que aún no tiene fecha de caducidad, pero si tiene un data aproximado del inicio de su existencia. Visualicemos esto con un ejemplo físico-matemático simple: Si ubicamos en la Tierra un punto denominado a, este punto tiene un valor en cuatro dimensiones: las tres dimensiones básicas: anchura, profundidad y altura, así como la dimensión tiempo. Si uno de estos valores cambia, ya no 44

Juan Sisinio Pérez Garzón, ―Los historiadores en la política española‖, op. cit., p. 131 y Carolyn P. Boyd, ―El debate sobre ―la nación‖ en los libros de texto de historia de España. 18751936‖, en José Carreras Ares y Carlos Forcadell Álvarez (eds.), Usos públicos de la Historia, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia S. A., 2003, p. 166.

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estamos hablando del mismo punto a, sino que es el punto b o a'. Así que un punto con coordenadas dadas en un momento dado ostenta los mismos valores en tres dimensiones, pero en otro momento tendrá otro valor en la cuarta dimensión. Así que aunque hablemos del mismo punto relativo a un ente,45 el punto tendría un valor cuádruple sincrónico que diacrónicamente tendrá variaciones sistemáticas. Esto implica que aun cuando el punto a tenga el mismo valor en el eje x, en el eje y y en el eje z en un momento t y en un momento e; una ecuación que podría ser resuelta con at, podría no ser solucionada con ae; puesto que no comparten la totalidad de sus valores. Esto significa que aun si un objeto a, en este caso México, en un tiempo t ocupa las mismas coordenadas x, y y z; que en un tiempo e, existen diferencias entre ellos. Con más razón si cambia uno o más de los valores de las coordenadas x, y y z. Por lo tanto, ¿Acaso no sería más propio caracterizar la historia de los olmecas, los aztecas, los huastecos y los novohispanos como la prehistoria de México y superar así una definición de ―prehistoria‖ aún atada al positivismo? En vez de colocar la historia prehispánica, de Conquista y novohispana dentro de la historia de la entidad mexicana, deberían ser colocados como antecedentes de la entidad, como hechos, procesos o personajes que favorecieron y precedieron la creación de México, y por lo tanto, antes que ser su historia, corresponden a su prehistoria. Sin embargo, aunque los olmecas, los aztecas y los novohispanos pueden ser estudiados en tanto prehistoria de México; los huastecos, que también forman parte de su prehistoria, al existir en México, también forman parte de su historia. Una vez que hemos establecido que el polisémico signo México debe ser significado correctamente (siendo una parte importante en su identidad, su 45

Debido al movimiento de rotación el punto cambia en la Tierra y debido al de traslación el punto se aleja y acerca de la Tierra; debido al de la expansión del universo: la Tierra se aleja del punto; por lo que en última instancia el punto sería expansivo con el universo y relativo a éste, y por lo tanto no a la Tierra, que deformaría su apreciación exacta.

137


correcto mapeo mental) y por lo tanto diferenciado de las entidades que comparten características en común con éste, pero no son la misma entidad; y que hemos demostrado que el concepto de prehistoria está desgastado y alejado de su funcionalidad, lo que limita el alcance epistemológico de los nuevos paradigmas. Puesto que en la disciplina histórica hay que cuidar que la realidad actual (u otra que no pertenezca al tiempo estudiado) no sea proyectada hacia el pasado, pues de hacerse así existe la posibilidad de que para entonces esas ―realidades‖ sean inexistentes y caigamos en el anacronismo, esta ponencia podría servir como punto de partida para dar nuevos alcances y posibilidades a los paradigmas historiográficos. Por eso hay que cuestionar la unidad del sujeto, y ese cuestionamiento será posible especialmente mediante una visión histórico-ontológica que habría de ser incluida en la ―perspectiva racional y crítica de la historia‖46 que evite que se escape de nuestro entendimiento la Historia Humana; es decir, esa compleja red ―de causas, consecuencias y corolarios‖ que habría de contextualizar ―como parte de esa tela de araña de concatenaciones de procesos y acontecimientos‖.47 Y es que como bien lo menciona Luis Villoro las acciones humanas permiten ―la variedad de posibilidades en que aquellas pueden realizarse‖. 48 Por lo que los otros hombres no son sólo objetos del mundo cuyos procesos tratamos de explicar, sino que son también fuentes de información y al examinar sus comportamientos comprendemos los mensajes que nos permiten dar cuenta de su existencia. Si de la entidad partimos a la identidad, ―mexicano‖ es un símbolo que está indisolublemente unido a la territorialidad, así como a la apreciación y percepción

46

Ramón López Facal, Ramón López Facal, ―La enseñanza de la historia, más allá del nacionalismo‖, en José Carreras Ares y Carlos Forcadell Álvarez (eds.), Usos públicos de la Historia, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia S. A., 2003, p. 248. 47

Juan Sisinio Pérez Garzón, ―Los historiadores en la política española‖, op. cit. p. 128.

48

Luis Villoro, Creer, saber, conocer, México, siglo XXI, p. 58.

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de esta,49 de donde se desprende que aunque en la actualidad los yucatecos, tamaulipecos y chiapanecos se consideren mexicanos, esto no implica que en otros tiempos también lo hicieron así quienes habitaron las zonas que hoy ocupan Yucatán, Tamaulipas y Chiapas, pues aunque fuerte elemento identitario, la territorialidad y su percepción no es determinante en la misma y mucho menos el único factor identitario. Si queremos que la historia que escribimos proporcione una explicación de la realidad que se aproxime mínimamente a lo científico, es nuestro deber poner cuidado cuando proyectamos ―mexicanidad‖ a los actores sociales de diversos periodos. Pues aun si las historias que escribimos no plantean como sujeto y protagonista a la nación, y más bien la plantean como escenario en el que los sujetos de la historia se mueven, es necesario corroborar que no se hayan filtrado algunas ―aberraciones románticas‖ que ubiquen realidades más allá de donde tienen sentido originalmente.50 Por ello, y como ejemplo, en lugar de impartirse en cuarto año de primaria la ―Historia de México desde el prehispánico a la consumación de la Independencia‖, se debería estudiar la ―historia prehispánica de la América Septentrional e historia de Nueva España y la Capitanía de Guatemala‖. En quinto año de primaria, en vez de impartirse la ―Historia del México independiente hasta la actualidad‖, se debería estudiar la ―historia de México, desde su creación hasta la actualidad‖. En sexto de primaria, en lugar de la ―Historia de México y el mundo (prehistoria-siglo XVI)‖ se tendría que llamar a este periodo la ―historia de las naciones del mundo, desde los homínidos hasta el siglo XVI‖. En segundo de secundaria en lugar de ―Historia del mundo y México: de principios del siglo XVI a 49

Se ahonda en el nivel percepcional y en la diferencia entre la patria y la nación en Catherine Héau-Lambert y Enrique Rajchenberg S., ―La identidad nacional. Entre La patria y La nación: México, siglo XIX‖, op. cit. 50

Ramón López Facal, ―La enseñanza de la historia, más allá del nacionalismo‖, en José Carreras Ares y Carlos Forcadell Álvarez (eds.), Usos públicos de la Historia, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia S. A., 2003, pp. 227, 238, 243, 250.

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la actualidad‖ se tendría que denominar ―historia de las naciones del mundo desde principios del siglo XVI a la actualidad.‖ Y en lugar de que los estudios históricos de tercero de secundaria se llamen ―Historia de México: desde las culturas prehispánicas hasta la actualidad‖, se llamaría la ―Prehistoria e historia de México‖, o bien ―la prehistoria de Nueva España, su historia y la historia de México‖.51 Y es que México no sólo es una palabra polisémica, también es un signo polientático cuyas entidades son limitables en tiempo y en espacio. 52 Por lo que, excepto por las entidades que aún existen (la ciudad, el estado y la República Federal); cada uno de estos entes tuvo un periodo y un espacio en el que ocurrieron todas sus relaciones culturales, políticas, económicas y sociales. Tales espacios y periodos no deben ser confundidos con los de un homónimo, especialmente si al hablar de este tipo de entidades estamos generando, lo queramos o no, una identidad. Con este rápido recuento, podemos encontrar diferencias sustanciales en uno de los componentes fundamentales de la nación: su territorio. Así, aunque no fueran distintos cada uno del otro, varios de estos ―México‖ que existen y existieron tienen tantas diferencias entre sí, que los convierten en entidades totalmente diferentes. Y son estas precisiones las que hace distinto a un mexicano de 2011 de un ―mexicano‖ durante y después de la Conquista. Si los historiadores o el público en general hacemos uso indiscriminado del símbolo ―México‖, es porque no hemos prescindido del presente cuando nuestra imaginación vuela hacia el pasado; es decir, que proyectamos injustificadamente elementos del presente a nuestro análisis histórico. Tal proyección de realidades contemporáneas hacia tiempos previos a su existencia, trae como consecuencia deformaciones en la percepción de la realidad histórica, tal como las que O‘Gorman denuncia en varios de sus trabajos bajo la premisa de que las 51

Lima Muñiz, Laura H., ―Articulación curricular en la educación básica‖, en Josefina Zoraida Vázquez (Coord), Enseñanza y aprendizaje de la Historia en la Educación Básica, México, Universidad Pedagógica Nacional, 2011, p. 193. 52

Entiéndase como una palabra que se refiere a varias entidades diferenciables una de otra.

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entidades no están predeterminadas a su existencia por la simple razón de que existan en el tiempo en que se les estudia.

Bibliografía Álvarez Junco, José, ―Historia e identidades colectivas‖, en José Carreras Ares y Carlos Forcadell Álvarez (eds.), Usos públicos de la Historia, Madrid, Marcial Pons Ediciones de Historia S. A., 2003, pp. 47-67. Anaya Hernández, Luis Alberto y Manuel Ramírez Sánchez, Historia General. Curso preparatorio de Acceso a la Universidad para mayores de 25 años, Las Palmas de Gran Canaria, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 2001.

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El movimiento estudiantil de 1990/1992 en la Universidad de Sonora: Una mirada desde la historia oral Joel Alfonso Verdugo Córdova Introducción La Universidad de Sonora, fundada en 1942, ha sido testigo de la protesta de sus estudiantes: la épica empieza con el movimiento popular-estudiantil de 1967, continuándose por toda la década de los setenta y principio de los ochenta, para figurar un impasse desde 1982 hasta casi la finalización de esa década. Sin embargo, los primeros dos años de los noventa, el movimiento estudiantil esgrime demandas propias y construye un repertorio de acciones novedoso en defensa de la autonomía universitaria y en oposición al cobro de cuotas, todo esto enmarcado en el rechazo a la Ley Orgánica 4 impuesta por el entonces gobernador Manlio Fabio Beltrones Rivera. Constituyéndose así, en lo que para algunos investigadores representa el último movimiento estudiantil del siglo XX en la Universidad de Sonora1 que ha implicado a casi la totalidad de la comunidad universitaria. Es intención de este trabajo dar cuenta de tales hechos desde la perspectiva teórica de los Nuevos Movimientos Sociales (NMS) y desde un enfoque interpretativo basado en la utilización de una dimensión que denomino político-estratégica. Tal dimensión representa mi propuesta metodológica de interpretación del suceso histórico y se basa en analizar y describir la acción colectiva desarrollada por estos grupos donde el conflicto, el desafío y el cambio convergen, poniendo el acento en el repertorio de acciones que implementan. Además, utilizo la historia oral ya que ésta se muestra, por un lado, como una propuesta de método adecuado para reconstruir la historia de los grupos subalternos y como uno de los métodos más pertinentes para recoger y conocer la ―voz propia‖ de los sujetos históricos y los hechos sociales, o las experiencias 1

Norma Valle Dessens, ―CEUS: El último movimiento universitario del siglo XX en Sonora‖, Memorias del XXIX Simposio de Historia y Antropología de Sonora, Universidad de Sonora, 2004.

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humanas que han interesado a los investigadores.2 Para la periodización del momento estudiado utilizo lo que denomino puntos de inflexión (sucesos claves para construir cada período). Me propongo pues, hacer un recuento del acervo político-estratégico del movimiento, es decir, de las formas singulares y del repertorio de acciones utilizados para materializar la protesta.

El Movimiento Estudiantil de 1990/92 en la Universidad de Sonora Para el abordaje del movimiento estudiantil de 1990/92, propongo cinco puntos de inflexión: 1.- Elección de Marco Antonio Valencia Arvizu para rector (Junio de 1989) 2.- Imposición de la Ley Orgánica 104; la Universidad en tinieblas (Agosto de 1991) 3.- Represión al movimiento estudiantil. El ―cuatro‖ de Beltrones (9 de abril de 1992) 4.- La marcha ―Del Desierto al Zócalo‖; conclusión del movimiento estudiantil (13 de mayo de 1992) 1.- Elección de Marco Antonio Valencia Arvizu para rector (Junio de 1989) a) Elecciones libres en la Universidad de Sonora A partir de la entrada de Manuel Rivera Zamudio a rectoría en 1981, el movimiento estudiantil se enfrentó a otras realidades, sobre todo a la posibilidad de alcanzar algunas de sus demandas sin la necesaria movilización previa. El Rector Manuel Rivera Zamudio se convirtió en un interlocutor inteligente y eso por sí mismo hizo que surgiera otro tipo de tendencias en el movimiento estudiantil, 2

J. E. Aceves Lozano. Historia oral e historias de vida (Teoría, métodos y técnicas. Una bibliografía comentada), Colección Miguel Othón de Mendizábal, Ediciones de la Casa Chata, Ciesas, Hidalgo y Matamoros, México, 1996.

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menos radicalizadas que los anteriores. Inclusive estas tendencias se manifiestan no sólo entre los viejos activistas sino en muchos activistas que asumieron otro tipo de papeles y roles; la llegada de Rivera Zamudio sirvió como una especie de destapada de una olla de presión donde un sinnúmero de conflictos, un sinnúmero de pequeños movimientos, provee de experiencia a la empresa política del régimen de Rivera Zamudio que fue sin apego a formalismos legales. Las movilizaciones estudiantiles en esta época, se suscitan a partir de otra perspectiva y con nuevos alcances a partir de la configuración de objetivos relativamente alcanzables. Es decir el movimiento estudiantil se desideologizó notoriamente, para entrar en el marco de las demandas meramente universitarias que al mismo tiempo se conformaron en objetivos alcanzables; el movimiento estudiantil se institucionalizó, es decir, entró en el marco de las luchas mediante los procedimientos legales, formales. Manuel Rivera Zamudio permitió e impulsó, por ejemplo, que el nombramiento de las autoridades académicas para cada escuela o departamento, incluyendo la elección del propio rector, se diera a partir del voto secreto, a veces universal, otras veces ponderado, de la comunidad universitaria. Manuel Balcázar Meza quien sucedió en el puesto a Rivera Zamudio, durante su gestión también procuró la pluralidad y el desarrollo académico de la institución, sin embargo, para algunos sectores universitarios, su práctica política al frente de la institución generó descontentos y fue tildada de populista, así las cosas cuando en 1989 se resuelve ir a elecciones para rector; el voto universitario, principalmente el de los estudiantes, favoreció al matemático Marco Antonio Valencia Arvizu contrario a Balcázar Meza. Santiago Luna, quien sería uno de los dirigentes del movimiento estudiantil en este período, indica: Con el triunfo de Marco Antonio Valencia Arvizu sobre el Ingeniero Manuel Balcázar Meza, 6155 votos contra 4983, se consolidaba la alianza FAUS-MAUS. Después de una segunda vuelta complicada el

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matemático logra alcanzar más del 53 por ciento, cabe señalar que estas elecciones a diferencia de otras lograron generar un ambiente de cambio y rechazo a las políticas populistas implementadas por Balcázar. En este contexto resalto que a pesar de la pre ponderación del voto de los estudiantes universitarios, la gran mayoría emitió el sufragio a favor de Valencia Arvizu, lo cual representó una ventaja fundamental por lo apretado de las votaciones, destacó su equipo de campaña por el despliegue publicitario; por el plan de trabajo que proponía y por los acuerdos obtenidos en la alianza con otros grupos, incluso la mayoría de los estudiantes [que después se aglutinarían en torno] del CEUS en su momento votaron por el cambio.3

Muy Pronto, precisamente esa mayoría que después conformarían el Comité de Estudiantes de la Universidad de Sonora (CEUS), serán los más serios adversarios de las políticas implementadas por el rector Valencia Arvizu, sobre todo con la implementación de una nueva ley orgánica que desde su campaña electoral para la gubernatura del estado, Manlio Fabio Beltrones Rivera, había anunciado con bombo y platillo, para, por fin, lograr la armonía oficialista en la Universidad de Sonora. 2.- Imposición de la Ley Orgánica 104; la Universidad en tinieblas (Agosto de 1991) La luna de miel entre el rector Valencia y sus electores duró hasta 1991. Los conflictos de autoridad entre el rector y el máximo órgano de gobierno (Consejo Universitario) se agrava cuando se viene el tiempo de renovar a los Coordinadores de las escuelas. Por un lado, el rector pretende nombrarlos remitiendo una terna de su agrado a los Consejos Directivos. Para lograr sus propósitos, se apegaba estrictamente a los procedimientos que marca la ley orgánica 103, y rechaza los procesos, digamos democráticos y participativos, que en la práctica los habían sustituido y lo habían llevado a rectoría. Por otro lado

3

S. Luna, entrevista realizada en 1999.

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estaba el CU que pedía respeto a los procesos democráticos de participación mayoritaria. En los rectorados de Rivera Zamudio y Balcázar Meza, la práctica común era que la comunidad de cada escuela se pusiera de acuerdo, llevando la decisión a las urnas, sobre quienes serían sus representantes o sus autoridades, y el CU y el propio rector, ratificaban dichos nombramientos sin violentar la ley orgánica 103. Podemos desprender que el CU heredado por Valencia Arvizu, estaba conformado no necesariamente por universitarios apegados a su proyecto, sino todo lo contrario, las diferencias entre el CU, digamos balcazarista, y el rector Valencia, día con día se agudizaban. Juan José León Gámez, dirigente Ceusista y Consejero Universitario en estos momentos, comenta: (…) me estoy saltando la pugna que venía entre el rector y el Consejo Universitario por el asunto del nombramiento de los jefes de departamento, esa fue una de las primeras pugnas ya, abiertas. Resulta que la costumbre era que se nombraran democráticamente los jefes de departamento, y…pero la ley establecía que el consejo [Directivo de cada escuela decidiera, eligiera]…que el rector proponía una terna y el consejo nombraba, y en las ternas el rector proponía a puros de su propio grupo y no venía nadie del grupo mayoritario del Consejo que era el grupo de los balcazarianos, la izquierda pues ¿no? la oposición a él. Y eso empieza a tensar mucho las cosas y llega un momento en que se nombra a, están nombrados un jefe departamental por el rector y un jefe departamental por el Consejo ¿no? y funcionan los dos, entonces hay un choque ahí muy fuerte y ésa fue la primer tensión, al grado tal que las reuniones de Consejo Universitario que se hacían en rectoría empezaron a hacerse fuera de la universidad, nos empezó a citar el rector en las oficinas de lo que fue la junta de Progreso y Bienestar, ahí

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a un lado del Héctor Espino [estadio de beisbol], ahí nos reuníamos y había discusiones muy fuertes, me acuerdo, sobre ese tema.4

En agosto, en la Escuela de Contabilidad y Administración, Rafael García Maheda es nombrado Coordinador Ejecutivo por Valencia, pero es impedido a tomar posesión de su cargo por un grupo de estudiantes y maestros encabezados por Francisco Durazo Robledo, Coordinador saliente. El 23 de agosto, aparece en la prensa local desplegado del rector Valencia donde denuncia conductas antiuniversitarias que amenazan la convivencia respetuosa y el clima de tranquilidad, además amenaza con acudir a las instancias necesarias para acabar con la anarquía, los intereses personales y la violencia. Para el 24 de agosto, el Centro Empresarial del Norte de Sonora (CENS), propone la conformación de un grupo plural que marque alternativas para encontrar soluciones para la Universidad de Sonora, además califica a los maestros y estudiantes inconformes como agitadores. Días después, el 29, maestros inconformes de la Escuela de Contabilidad y Administración, Enfermería y Matemáticas, apoyados por el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Unison (STAUS), toman las oficinas de rectoría para presionar por una solución al problema de la duplicidad en la programación de maestros: maestros y estudiantes empiezan a movilizarse en contra de lo que consideran sutoritarismo del rector Valencia. El día 5 de septiembre, el Gobernador electo Manlio Fabio Beltrones Rivera declara: ―No vamos a dejarla (a la Universidad de Sonora) naufragar‖. A principios de octubre, se da el rompimiento total entre rector y CU, cuando el rector sostiene los nombramientos de los Coordinadores de las escuelas en conflicto; para ese entonces varias escuelas estaban tomadas por alumnos y maestros. Aarón Grageda, dirigente estudiantil en esta época, sostiene: 4

J. J. León Gámez, entrevista realizada en 2007.

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Otro vecino, un año mayor que yo, quien estaba ya en la uni [Universidad] y con quien me inicié en el gusto por la música de protesta me comentaba respecto a los problemas del Consejo Universitario y de los rumores que ya se escuchaban respecto al papel que jugaría en la uni el próximo gobernador recién electo. Así, cuando entré a la uni, encontré frecuencia de ideas con otros estudiantes de ciencias e ingeniería, inquietos como yo por el asunto universitario. Ya estaba el problema del Departamento de Enfermería cuando yo llegué a la uni, la caja de resonancia estaba pues ya lista. Cuando toma posesión el gobernador, se refiere a la Universidad en términos amenazantes a la autonomía de la misma. El primer acontecimiento de estricta naturaleza política en que participé en el marco del movimiento estudiantil fue la expulsión del auditor del gobierno estatal de las oficinas de tesorería de la Institución.5

En octubre de 1991, ante la constancia de la movilización estudiantil, un grupo de estudiantes de la Universidad de Sonora deciden formar una organización estudiantil que impulse reuniones en todas las escuelas para dar a conocer la Ley Orgánica 103 y recoger inquietudes y propuestas para modificarla o cambiarla. En noviembre, el rector Valencia Arvizu, a través del abogado de la Universidad, pide al Congreso realice una auditoría a la Comisión de Asuntos Hacendarios, nombrada por el CU, por supuesto desvío de fondos para utilizarlos con fines políticos. El CU considera esto como una violación a la autonomía universitaria y a la misma ley que Valencia Arvizu decía defender. Días más tarde el CU acepta la auditoría. El gobernador Beltrones manda una iniciativa de ley para reformar la ley orgánica vigente en la Unison, en el proyecto se pretende suprimir los órganos de discusión interna, la representación paritaria de maestros y alumnos, además de introducir el cobro de cuotas. Se realiza una consulta pública donde no son 5

A. Grageda, entrevista realizada en 2007.

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tomados en cuenta los argumentos de la comunidad universitaria. Para entonces, ya todos los sectores universitarios realizan multitudinarias marchas de protesta de hasta diez mil personas, por las principales calles de la ciudad. El 25 de noviembre el Congreso del Estado, aprueba la nueva ley orgánica de la Universidad de Sonora. El gobernador Beltrones Rivera cumplía al píe de la letra una de sus promesas de campaña. Los estudiantes que ya habían constituido el Comité Estudiantil de la Universidad de Sonora (CEUS) y que mantenían un plantón en el Congreso del Estado, toman las oficinas de rectoría. La nueva ley borra todo vestigio de democracia y representación estudiantil, centraliza el poder en el rector y sustituye al CU como máxima autoridad, por una Junta de Gobierno conformada por una mayoría de miembros no universitarios. Juan José León G., dirigente ceusista en ese período, dice: Sí, tengo algunos archivos todavía en Hermosillo, fíjate, de aquellos entonces. Algunas cosas se perdieron, creo que mi mamá las tiró, algunas cosas, pero tengo algunas cosas todavía. Y el caso es que inicia este posicionamiento, lo primero es posicionarnos en el Congreso del Estado. Fueron varios días los que nos pasamos ahí, hasta que en determinado momento entran los diputados por una puerta alterna al Congreso y fue cuando hicieron la sesión de aprobación de la ley. El presidente era Héctor Cáñez, era el diputado presidente en esa ocasión, del Congreso. Había mayoría absoluta del PRI, muy poquitos diputados del PAN, todavía estaba Ramón Corral, pero también votaron a favor y tan sólo un diputado del PRD votó en contra (…). Y me acuerdo que en esa ocasión pues nuestra protesta era simplemente pues gritar; la verdad no nos atrevimos, verdaderamente lo debimos haber hecho, no nos atrevimos a utilizar la violencia para frenar la sesión, la dejamos transcurrir simplemente fueron interpelaciones. Yo me acuerdo que grité directamente al presidente, pidieron que nos calláramos, dijimos nuestra posición así a grito en cuello y aprobaron fast track la ley (…). Nosotros tomamos una decisión, no sé si fue acertada o equivocada, porque esas cosas nunca, no tienes mucha experiencia, pero tomamos la decisión de

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no interrumpir las clases, simplemente de expulsar al rector de la Universidad, del edificio universitario, tomar la rectoría, tener control de los accesos para que no entrara, pero no interrumpir clases, que siguieran.6

Uno de los aspectos contemplados en la nueva ley era el cobro de cuotas, que, a decir de algunos estudiantes, negaría rotundamente la educación superior a muchos estudiantes. Al respecto, Juan José León G., exdirigente Ceusista, reclama: Sí, pero también contra la ley orgánica que venía del Gobierno del Estado. Ya estaban discutiéndola en el consejo. Ya estaba…Cuando oímos la iniciativa de ley orgánica, ya con las cuotas, lo más sensible era…para mí en lo personal era la cuestión de las cuotas, yo como te digo estaba muy consciente de que si hubiera habido cuotas yo no hubiera estudiado, de plano. No sé qué estaría haciendo ahora, estaría de jornalero, no sé, no sé qué. No estaría aquí definitivamente ¿no? si hubiera habido cuotas en la Universidad cuando yo entré. Y así imagínate, ahorita hay miles de gentes que pudiendo haber estudiado, por esa cuota que dicen ellos que es pequeñita y que no afecta, miles de gentes no hicieron su carrera y eso es muy triste.7

Sin embargo, a mi entender, el hecho que sacudió a la comunidad universitaria en su conjunto, de sobremanera a los estudiantes, aquellos que habían depositado su voto y su confianza en Marco Antonio Valencia Arvizu, se da cuando, por un supuesto adeudo a Banamex por parte de la Universidad de Sonora, es embargada la nómina de los trabajadores universitarios, pero sobre todo, la Comisión Federal de Electricidad, decide cortar el suministro de energía eléctrica en las instalaciones universitarias alegando un adeudo millonario. El rector Valencia se mostró incapaz en impedirlo sin poder tampoco quitar la sospecha de una posible aprobación de su parte. La cúspide de una contradicción 6

J. J. León Gámez, Ent. Cit.

7

Ibíd.

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simbólica se mostraba; la Universidad que todo lo ilumina con la luz del saber, se encontraba, literalmente, en las tinieblas del abandono. Gloria Ciria Valdez Gadea, exdirigente ceusista, dice: La luz se fue, no sé si fue intencional o verdaderamente se fue la luz, no sé, de repente yo me veía así como absorbida en el entusiasmo y la euforia y en el descubrimiento de estas nuevas cosas que se estaban dando, en las que yo nunca había participado, ¿no? entonces…quería dejarme llevar por eso para saber de qué se trataba. Ajá, de repente se masifica completamente, fue el acabose, ¿no? como que siento yo que fue el acabose.8

Sobre el mismo tema, Juan de Dios Cáñez Moreno, dirigente estudiantil en ese movimiento, manifiesta: Se fue la luz, y pues todo mundo no sabía que había pasado, y de repente entró una marcha así de treinta gentes a derecho y que no sé qué y que la luz, bueno, vimos algunos amigos y ubicamos a alguna gente conocida y nos empezaron a decir que onda, se aventaron un mini-mitin así rápido, que habían cortado la luz y que es el gobierno contra la universidad y bueno…como mucha gente de esa escuela y posteriormente en casi todas las escuelas que se fueron sumando, realmente se hizo una marcha muy grande, de repente estábamos ahí enfrente de rectoría y llega una cantidad de gente que a mí nunca me había tocado ver en un movimiento generalizado, que trascendiera los conflictos inter-escolares, siempre había sido y ya había andado en hacer volantes o unas camisetas por una bronca así particular, pero nunca me había tocado así un ya…que hubiera de muchas escuelas y con un tema común que hayan salido…a partir de ahí quizá yo pueda precisar que fue el inicio del movimiento (…).9

8

G. C. Valdez Gadea, entrevista realizada en 2007.

9

J. de D. Cáñez Moreno, entrevista realizada en 2007.

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Juan José León G., dirigente y Consejero Universitario en esa época, sobre el apagón, señala: (…) yo salí con la gente de letras y nos reunimos ahí en Rectoría y no sabíamos que hacer, por qué habían cortado la luz. A mí ya (…) me la había advertido, un profesor de matemáticas, dijo que nos iban a cortar la luz, algo así me dijo. Y a partir de ahí sale la marcha. Empiezan a salir grupitos ¿no? de profesores y de maestros rumbo a Rectoría y en Rectoría no sé quiénes consiguen unas velas ahí y empieza el asunto este de las velas ahí, a gritar queremos luz, ésa es la consigna y ese grupito que ya está en rectoría (…) ¿no? Llamamos a la gente de Letras, fuimos, pero ya estaban otros grupitos de otras escuelas y a partir de ahí salimos en una marcha y nos fuimos a El Imparcial [diario local]. Nos fuimos a El Imparcial, ya era en la noche, ya era en la noche cuando salimos y yo me acuerdo que yo di el discurso parado en la pared de El Imparcial, hay un pequeño bordito ahí. Nunca había dado así discursos tan… pero me acuerdo que di un discurso y entre las cosas lo que dije es que el rector había cometido una traición imperdonable a la Universidad, esa fue mi frase. Creo que ésa fue la frase que sacó El Imparcial el día siguiente, una nota primera (…), ésa, ésa fue la primer manifestación pública del movimiento.10

Los siguientes meses para finalizar el año son de grandes movilizaciones que abren el abanico del repertorio de acciones mostradas por los estudiantes; el 26 de noviembre, es designado Héctor Segura Ramos, maestro de la escuela de Economía y crítico al estado de cosas imperante, como rector interino por un Consejo Universitario que ya no se contemplaba en la nueva ley. Héctor Segura, maestro de la escuela de Economía y Consejero Universitario, aceptó ser nombrado rector, digamos ―legitimo‖ aunque no reconocido por la nueva ley, pese a las amenazas que pesaban en su contra. Los estudiantes organizados en el CEUS, vuelven a tomar la Universidad sin suspender clases; el 27 de noviembre se publica la Ley 4 en el boletín oficial. 10

J. J. León Gámez, Ent. Cit.

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Para el día 12 de diciembre, Miguel Jiménez Llamas, Contralor General del Estado, intenta entrar a las oficinas de la Comisión de Asuntos Hacendarios pretendiendo realizar una auditoría solicitada por el rector Valencia. Cientos de estudiantes impiden sus propósitos y, conjuntamente con trabajadores y maestros, marchan al edificio de El Imparcial protestando por lo ocurrido y por el sentido distorsionado y sesgado con que trata El Imparcial el problema universitario. Juan José León G., dirigente ceusista en esta etapa, sostiene: Al día siguiente, al día siguiente ya. Pero al día siguiente o dos días después, no me acuerdo, pero fue en esos días, el Congreso del Estado ordena una auditoría. Era con la intención de descabezar a la parte financiera de la Universidad, tomar el control, que el rector tomara el control financiero en la Universidad, ¿no? Por cierto que son auditorías que finalmente todos los que estaban supuestamente inculpados, los maestros, salieron inocentes completamente, no había ninguna irregularidad así que les hayan podido demostrar, no hubo nada, y nosotros sentimos la entrada de los auditores nombrados por el Congreso del Estado pues como una agresión más a la Universidad. Y me acuerdo que ellos estaban adentro, los auditores, y nosotros… yo me acuerdo que fui a la escuela de Derecho y ahí a gritos ¿no? le avisé a la gente, le avisamos a la gente que estaban violentando la autonomía universitaria, que era necesario defender a la Universidad y me acuerdo de mi enorme sorpresa de que la gente salió y me siguió y se armó una manifestación en rectoría y así hicieron otros consejeros y otros dirigentes en otras partes de la universidad (…). Y los sacamos a los auditores, los sacamos de la oficina.11

Sin embargo y pese a todos los esfuerzos por impedirlo, el 13 de diciembre, la Junta Universitaria, el órgano de mayor envergadura de la nueva ley, se instala oficialmente. Como respuesta casi inmediata, cinco estudiantes del CEUS, inician una huelga de hambre en la entrada del Teatro Emiliana de Zubeldía, demandando la 11

Ibíd.

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derogación de la ley 4 y la sustitución del rector Valencia por considerar que éste había traicionado a la comunidad universitaria. Santiago Luna, dirigente Ceusista, aclara: Esta medida da inicio un 12 de diciembre de 1991, al no existir acuerdo en la asamblea general un grupo de cinco universitarios toman la iniciativa de estallar una huelga de hambre, el objetivo inicial, la salida de Valencia de la rectoría y la derogación de la ley 4. La discusión en la asamblea del CEUS registró dos posturas: la primera, iniciar la huelga y abandonar la toma de rectoría; la segunda no dar inicio a la huelga de hambre, finalmente se inicia la huelga y prosigue la toma de rectoría. El movimiento en si se encontraba en una disyuntiva, iniciaba el período vacacional de fin de año por lo que resultaba sumamente desgastante mantener las dos medidas de presión implementadas por el CEUS. (…) nombre de los huelguistas: Elizabeth Duarte, Miguel Ángel Pasos, Iván Barrios López, Juan José León Gámez, Santa Castillo Montoya y Jaime Delgado Gaxiola.12

El 17 de diciembre, más de ocho mil estudiantes interponen un amparo colectivo contra la aplicación de la nueva ley. Para el 20 de diciembre, integrantes del CEUS suspenden la huelga de hambre al acordar con el gobierno del estado y autoridades universitarias los siguientes puntos: Levantar la suspensión al periódico universitario Unísono, reanudar los programas de radio Rock en las rocas y Diálogo universitario, abrir un espacio en Radio Universidad exclusivo para el CEUS y celebrar un debate televisado en vivo donde se discuta con el gobierno la problemática universitaria. Sin duda, el evento que revitalizaría el repertorio de acciones ceusista fue el debate televisado, al fin los estudiantes universitarios se empoderarían con el uso de los medios de comunicación masivos, a la vez que se les reconocería su estatus de interlocutores ―visibles‖, es decir, el adversario se mostraba incapaz de negar su existencia. 12

S. Luna, Ent. Cit.

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Alejandro Dino Alejandro Pardo G., dirigente Ceusista al inicio del movimiento, dice: (Ríe) el debate del CEU de la UNAM, creo que el debate que se hizo [en la UNAM] cambió completamente todo…se desbalanceó todo a favor del movimiento estudiantil, porque de lejos fueron mucho mejor oradores los estudiantes, mucho más claro, mucho más inteligentes, absolutamente todo…y acá como que de repente cuando nos vamos por un debate es una forma de decir okey, sí es cierto, vamos discutiéndolo afuera, vamos a la televisión…y cuando ellos nos empiezan a decir sí, nosotros empezamos a decir sabes qué para nosotros es muy importante llegar al debate, para mí era muy, muy importante lo del debate (…). Yo el debate lo veía como algo sustancial, esencial para la capacidad de ganarle a Beltrones en la televisión y que todo mundo supiera (…).13

Sobre el mismo punto, Juan José León G., dirigente estudiantil en ese período, aclara: Bueno, nosotros, en esta idea de no separarnos de la gente y de sin interrumpir las clases, mantener cierta presión y capacidad de movilización dijimos bueno, nuestra estrategia es conseguir un debate televisado, ése era nuestro objetivo. ¿Cómo lo conseguimos, cómo le llegamos al gobierno a que se siente frente a cámaras y micrófonos a discutir con estudiantes la Universidad? Pues lo hicimos con la huelga de hambre. La huelga de hambre, el objetivo que tuvimos desde el primer día… El pliego petitorio era que no nos… un debate televisado. Obviamente era primero la derogación de la ley 4, pero no íbamos a dar nuestra vida en esa batalla ¿no? El segundo punto importante era los debates televisados, y el tercer punto era tener el control de Radio Universidad, o por lo menos de programas de Radio Universidad (…). Y la…el debate fue muy interesante, un día antes del debate, unos días antes del debate hizo su gira por Sonora el que entonces era, creo que era candidato a presidente del PRD [Partido de la Revolución 13

A. D. Pardo Guzmán, entrevista realizada en 2005.

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Democrática], Porfirio Muñoz Ledo, y cuando se bajó del avión le preguntan, ―oiga, diga sus primeras palabras aquí llegando a Sonora‖. ―Estoy muy contento –dijo- de llegar a la tierra de la María Félix de la política, de Manlio Fabio Beltrones‖. Ahí se le quedó lo de María Félix de la política, a Manlio Fabio. (J. J. León Gámez, 2007).

El 13 de enero de 1992, inicia el debate televisado entre miembros del CEUS y del Gobierno del Estado. Al día siguiente El Imparcial publica nota titulada, ―Los ponen a dudar‖, donde se asienta la afirmación hecha por el diputado del PRI, Jesús Enríquez Burgos de admitir lo necesario en caso que se compruebe que hubo algún error al aprobar la Ley 4. El día 5 de febrero, el rector Valencia da un ultimátum a los estudiantes que mantienen tomada rectoría para que desalojen las instalaciones a más tardar el día seis, antes de las 24 horas, de no ser así amenaza con no permitirles la inscripción al próximo ciclo escolar. Los estudiantes responden que harán caso omiso al ultimátum de rectoría y reafirman que sólo con la salida de Valencia entregarán las instalaciones. Con todo, crece el temor de un desalojo violento de los estudiantes que tienen tomadas las instalaciones de rectoría. A principios de marzo, el rector pretende expulsar a los trece alumnos que participaron en el debate, responsabilizándolos de la toma de rectoría que se mantiene así desde el mes de noviembre del año anterior. Los estudiantes se amparan. El día 4 de marzo, el rector Valencia presenta formalmente denuncia contra Rafael Pérez Ríos, José Luis Martínez de Castro y Manuel Morales Ochoa, distinguidos maestros universitarios que aún permanecían en la administración Valencista, por los delitos de fraude, falsificación de documentos, abuso de confianza y otros. El CEUS responde con multitudinaria concentración en Palacio de Gobierno. Después del apagón, con la huelga de hambre y el debate televisado, el movimiento llegó a su máximo; el edificio de rectoría estaba tomado, mítines y marchas de miles de estudiantes recorrían las calles de Hermosillo externando la 159


protesta, sin embargo, la respuesta del Estado se cocinaba desde Palacio de Gobierno. 3.- Represión al movimiento estudiantil. El ―cuatro‖ de Beltrones (9 de abril de 1992) El rector Valencia Arvizu apoyado por el gobernador Beltrones decide tomar la iniciativa. Acompañado de correligionarios y ―guaruras‖, entran violentamente a rectoría e intentan desalojar a los estudiantes ceusistas. Pero el tiro les sale por la culata, en pocas horas los estudiantes se reorganizan y masifican, retomando rectoría y expulsando al rector y su comitiva. Salen a la calle donde son reprimidos y, algunos de ellos, encarcelados al caer en una trampa urdida por el gobierno del estado. a) La represión El día 9 de abril a temprana hora el rector y un grupo de funcionarios acompañados presuntamente por policías judiciales, entran violentamente por la parte trasera del campus y ocupan rectoría desalojando a los estudiantes que ahí se encontraban. Al poco tiempo una multitud de estudiantes se concentra en el edificio principal y sube hasta las oficinas de rectoría; el rector huye llevado en peso por algunos de sus acompañantes. Juan de Dios Cáñez Moreno, dirigente estudiantil en este movimiento, recuerda: Y bueno ya para en términos de fechas cerca de Semana Santa, ocurre el desalojo, es decir, yo creo que el gobierno del estado consideró que ya podía tener, que era el momento de desalojar rectoría, es decir, de repente en la mañana, en la madrugada llegan cuerpos policíacos irrumpen en rectoría, desalojan a los que están ahí dormidos, y a mí me sorprende la vitalidad que conservaba todavía el movimiento, porque hubo una reacción inmediata. En la madrugada, seis, siete fue el desalojo, y a las nueve de la mañana ya había un montón de gente

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afuera de rectoría, se retoma rectoría a la fuerza también como entraron, adentro ya estaban las autoridades.14

Los estudiantes realizan una marcha pretendiendo llegar hasta el Palacio de Gobierno pero el acceso es cerrado por policías judiciales. Los universitarios retroceden hasta el campus después de enfrentarse contra la policía, en la trifulca han detenido al maestro de Economía Armando Moreno Soto y a un joven encargado del carro de sonido. Ante estos sucesos, el gobernador Beltrones Rivera en voz de su Secretario de Gobierno, Roberto Sánchez Cerezo, llama a parte de la dirigencia Ceusista, con nombres y apellidos, a negociar una salida al conflicto universitario. La comisión, un total de 12 entre maestros, trabajadores y los dirigentes del CEUS llamados por Beltrones Rivera, que va a negociar a Palacio de Gobierno, es arrestada al momento de salir de la reunión conciliatoria sin llegar a ningún acuerdo. Los universitarios son llevados a la Cárcel Estatal y sometidos a rutinas de tortura. El gobierno pide otra comisión para negociar rectoría por la libertad de los universitarios detenidos. Juan José León G., integrante de esta comisión, afirma: En ese momento acordamos marchar rumbo a Palacio de Gobierno, pero en Palacio de Gobierno nos tenían, antes de llegar, tenían ya unas vallas, policías y hubo un cierto enfrentamiento, no muy grave, pero nos tuvimos que regresar y entonces nos mandaron llamar diciendo que era necesaria nuestra presencia en palacio de gobierno para negociar, para buscar la salida al conflicto. Una noche antes, me acuerdo que Iván Barrios [dirigente ceusista] y yo apostamos quién iba a caer antes a la cárcel, ésa fue nuestra apuesta y a quién iban a dar una mejor suite en el bote, quién iba a durar más, muy valientes nosotros. Y aparte nos dijeron ―pero tienen que ir en la comisión deben de ir Juan José León, Iván Barrios y Ernesto Pineda‖. Y ahí van los suatos [tontos], ahí van a las negociaciones con el gobernador supuestamente. No nos recibió el 14

J. de D. Cáñez Moreno, Ent. Cit.

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gobernador, nos recibió el secretario de gobierno Sánchez Cerezo, que hasta amigo era nuestro supuestamente, nos dijo cuando…ese mismo día nos dijo ―no, muchachos, si nosotros los estimamos a ustedes, nomás que ustedes se portan muy mal, cómo no los vamos a estimar, si conocemos todo lo que han hecho desde que nacieron hasta ahorita‖. Cuando nos sacaron las órdenes de aprehensión en esa ocasión a todos nos pusieron los apodos que teníamos en el kínder. A uno le pusieron el Piojo; nosotros no sabíamos quién era el Piojo, hasta que nos dijo ―yo soy el piojo, así me decían en el kinder‖, y así a varios. El caso es que nosotros ya nos la olíamos pues, de que nos iban a meter al bote.15

Juan José León G. continúa el relato, (…) ese camarógrafo de canal 12 [televisora local] no se fue, le dijimos ―espérate, quédate con nosotros‖ y cuando salimos, íbamos cruzando esa, la callecita de la…del Palacio de Gobierno rumbo a la placita cuando nos agarra ahí la policía, llegaron unas camionetas. Yo intenté correr tantito, pero me agarraron del cinto, como estaba flaco, me sobraba el cinto, pues. Me agarraron del cinto y pa arriba de la camioneta. Lo bueno, es que era diciembre, si no imagínate la camioneta toda caliente, la placa, hubiera quedado todo ampollado. No hacía tanto calor, porque nos pusieron obviamente la camisa hacia arriba, las manos hacia atrás y sobre el piso en la camioneta, o sea si hubiera sido…No era diciembre, era abril. Si hubiera sido junio, julio, hubiera quedado ampollado. El caso es que nos llevaron a los separos de la Policía Judicial y yo ya estaba muy nervioso. [El camarógrafo] Tomó todo y lo transmitieron durante todo el día y gracias a eso pues la gente se enteró y todo el día estuvieron transmitiendo, porque tomó perfecto nuestro momento en que nos apresaron y como fue a traición, pues, fue saliendo del palacio de gobierno. Después de haber sido llamados que al dialogo, pues la gente se encendió pues. Arrestados caímos en esa primera ocasión, en el primer momento caímos un profesor de economía que se llama José Ángel. José Ángel Valenzuela, 15

J. J. León Gámez, Ent. Cit.

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Armando Moreno, Iván Barrios, Ernesto Pineda, estaba yo; también cayeron en ese primer momento, los dos secretarios generales de sindicatos, a ellos sí los soltaron de inmediato, no llegaron a la grande. Éramos cinco y el…este…el Cosío, Güero Cosío, ese Güero Cosío que lo agarraron por otras cosas pero ahí coló, por otras cuentas pendientes (…), fue al que peor le fue, al pobre güero lo trasquilaron, su hermosa cabellera se la tumbaron ahí mismo.16

El mismo Juan José León G. narra la violencia de que fueron objeto ya adentro del CERESO; delincuentes comunes, drogados y borrachos, entran a cada celda donde los tenían por separado, repartiendo amenazas de muerte, golpes y vejaciones de todos tipos: (…) nos llevan al CERESO, nos ingresan y nos ponen a cada uno en una celda separada, seis celdas. Y me acuerdo muy bien que el jefe de los custodios había sido mi compañero durante tres años en la preparatoria y él, le digo ―oye qué onda, ¿nos van a torturar?‖. ―No te preocupes, no va a pasar nada‖. Ya nos encierran, y había sido mi amigo tres años este cabrón. Y meten a un grupo de delincuentes, drogados ¿no? has de cuenta, en el pasillo están ellos, nuestras celdas son individuales, nosotros no podemos salir, pero ellos sí pueden entrar porque no tiene candado. Pero tú desde adentro no alcanzas la aldaba, ¿no? Entonces la dejan sin candado, a ellos afuera, ponen una canción que nunca más he vuelto a escuchar, que es como una cumbia pero militar, un ritmo militar, bien rara la canción, y empiezan a tomar y a drogarse, sí, afuera ellos y empiezan ya a entrar a cada…a cada una de las celdas pa madrearnos, uno por uno. Yo estaba en el quinto lugar, así que imagínate. Primero fue el chino [se refiere al güero Cosio que usaba el pelo chino a la afro], los alaridos del chino; luego el Armando Moreno, madrazos y gritos, así…sí, uno por uno y, pero, primero entran a cada una de las celdas y nos van amarrando. Primero nos amarran y en mi caso pusieron unos alambres [con electricidad] colgando ahí del techo así para que salieran las chispas, no sé qué, todo tembloroso, y luego 16

Ibíd.

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van entrando a cada una de las celdas y empiezan a madrearte, primero que al güero este, y luego al otro profe, al Iván Barrios, hasta que me tocó a mí, también, me pusieron una madriza ahí. No demasiado, porque fueron más las amenazas, golpes y todo eso, pero yo me sentí aliviado porque me dijeron que me iban a poner unos electrochoques y unos toques eléctricos…también que te vamos a matar. ―Que si para qué andas de tan sabroso‖, ―se te acabó el veinte cabrón‖, ―te vamos a matar, de ésta sí no sales‖. Sí, sí. Me golpeaban en el cuerpo, en la cara no. Sí, fuerte. Eran como cinco, sí, es el mismo grupo que va recorriendo ¿no? El último que…el último fue el Armando Moreno, lo que pasa que el Armando Moreno lo que hizo fue que cuando lo quisieron golpear abajo, él lo que hizo fue que se golpeó él solo con las paredes para que quedaran marcas, entonces ya lo dejaron. Y así es que como salió todo hinchado, lo rasuraron y al otro, al güero Cosío este lo trasquilaron y quién sabe cuánta cosa más le hicieron al pobre güero. Y al güero no lo sacaron al día siguiente, ahí se quedó. A nosotros sí.17

Las viejas prácticas aprendidas por el gobernador Beltrones en la Secretaría de Gobernación en los años setenta al lado de Gutiérrez Barrios eran claras y contundentes, ―si quieren de regreso a sus líderes, entreguen inmediatamente rectoría y paren el movimiento.‖ El 10 de abril, el CEUS manda una comisión conformada por mujeres para negociar la libertad de los compañeros presos. Se logra un acuerdo con el Gobierno y éste, ordena la libertad de los detenidos a cambio de la entrega de las instalaciones de Rectoría. Al siguiente día, el 11 de abril, tras 138 días de ocupar rectoría, el CEUS decide entregarla para facilitar la liberación de los detenidos. El día 13 de abril, reinician las labores en la Universidad de Sonora y el rector Valencia ordena borrar los murales realizados por artistas plásticos de la comunidad en alusión al movimiento y quitar pintas y mantas de apoyo; operación limpieza que nada ha pasado.

17

Ibíd.

164


Sin embargo, la dirigencia Ceusista decide, a manera de último estertor, y ante la convicción absoluta de lo justo de sus demandas, buscar en el gobierno federal un interlocutor posible. 4.- La marcha ―Del Desierto al Zócalo‖; conclusión del movimiento estudiantil (13 de mayo de 1992) El movimiento estudiantil golpeado y desalojado del bastión que les daba la posibilidad de presionar por respuestas a sus demandas, decide echar toda la carne al asador y traspasar las fronteras estatales para ―nacionalizar‖ el conflicto. Implementa la llamada marcha ―Del Desierto al Zócalo‖, esperando encontrar en otros sectores, los aliados para alargar el movimiento y coger nuevos aires. También es en este período en el que las contradicciones surgidas entre los miembros de la vanguardia ceusista estallan para materializar la ruptura, entrando en escena dos grupos adversos; los dinos, compuesto por estudiantes con los resabios ideológicos de los setenta y finales de los ochenta, y los chotas, conformado por estudiantes dispuestos a la negociación y al diálogo y a la obtención de resultados parciales.18 a) La marcha ―Del Desierto al Zócalo‖ El 13 de mayo, el CEUS sale en marcha rumbo al Distrito Federal para exigir la intervención de las autoridades federales en la solución al conflicto, toda vez que el Gobierno del Estado ha optado por la mano dura y la represión como método de acabar el movimiento, también para estas alturas, se hace evidente la división entre la vanguardia ceusista. Aarón Grageda, militante ceusista durante el movimiento, subraya, En pocas ocasiones vería una marcha más emotiva y cargada, lo mismo de rabia como de anhelos, la ―Marcha del Desierto al Zócalo‖. Tras la

18

Dinos como apocope de dinosaurios, es decir portadores de ideas arcaicas. Éstos, los dinos, calificaban al otro grupo como chotas, peyorativo de policías, por la forma, digamos conciliadora, de manifestarse en la búsqueda de acuerdos y soluciones.

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huelga de hambre que devino en el debate televisivo contra los diputados, tras la represión por parte del gobierno del estado de la marcha universitaria en la primavera de 1992, tras los encarcelamientos y la frustración y la convicción de triunfos que tenía el movimiento, se vino la ―Marcha del Desierto al Zócalo‖. En su despedida participamos miles, quienes caminamos desde la Universidad hasta el cerro de la virgen [en las afueras de Hermosillo], sin pausa ni sosiego. En su organización, días previos, se hicieron visibles dos grandes bloques que disputaron la dirección del movimiento: por un lado uno de corte pragmático, multidisciplinario y organizado alrededor de la figura de Iván Barrios [al que denominaron chotas]. Y el otro, nutrido mayoritariamente por estudiantes de las ciencias sociales y económicas, caracterizado por la reivindicación de nociones de justicia social más radicales a las meramente universitarias [conocidos como dinos]. Estos últimos afines a las formas de trabajo e ideas de Santiago Luna.19

Decíamos que la represión al movimiento estudiantil promovida desde palacio de Gobierno y la posterior entrega del edificio de Rectoría, hace que la vanguardia ceusista decide organizar un acción espectacular con la cual prolongar el movimiento y retomar posiciones de fuerza para llegar a un acuerdo, la llamada marcha ―Del Desierto al Zócalo‖; sin embargo, el movimiento estudiantil estaba golpeado de muerte, el apoyo estudiantil espontáneo y natural se extinguía. Juan de Dios Cáñez M., sostiene que: (…) pero obviamente ya queda muy claro ya el ingrediente de la intervención de la fuerza [policiaca], ya se había hecho presente (…). Se hizo una marcha al palacio de gobierno que fue reprimida por la policía, hubo detenidos, hubo presos, bueno en ese ambiente es cuando se toman dos decisiones, dejar rectoría e iniciar una marcha hacia el Zócalo [de la Ciudad de México], eso nos permite retomar un contexto más amplio, en la UNAM había un movimiento también en contra de las cuotas, yo creo que fueron de los elementos que hilamos para decir, oye 19

A. Grageda, Ent. Cit.

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este movimiento a nivel local ya no tiene remedio, no va a haber solución a nivel local, busquemos trascendencia nacional. Entonces se entrega rectoría y se decide hacer una marcha al Zócalo, se entrega rectoría, el movimiento entra a un reflujo impresionante, de tener siempre la base de reunión que era rectoría, las asambleas…se empiezan a hacer reuniones en casas y ese tipo de cosas (…). Se empieza a organizar la marcha, se decide para un día equis de mayo, y obviamente el movimiento todavía alcanzó a hacer una marcha bastante numerosa de despedida de los que nos fuimos a México, y fue una travesía bastante accidentada, una distancia muy considerable, un tiempo muy largo, pero sí, yo ubico ahí cuando al movimiento se le acaba la masividad (…), yo siempre había hecho hincapié o subrayado el asunto de lo masivo lo espontáneo, pero yo creo que ahí es cuando ya la Universidad o el estudiante dice ―ellos‖ para referirse al CEUS y nosotros, como que antes fue nosotros, éramos todos (…), obviamente yo creo que nadie pensó que íbamos a irnos caminando de aquí [Hermosillo] al D.F. (…) ya los cuadros que realizan la marcha son los cuadros firmes y permanentes que sobrevivieron hasta lo último. Yo creo que ahí se le acaba lo masivo, yo creo que a partir de ahí no hubo ninguna marcha grande aquí en Hermosillo de apoyo, sí se hacían, se conservaba un activismo cotidiano, el volanteo, el saloneo, mítines por escuela, pero ya no hubo respuesta pues, es decir, nos desgastaron por el tiempo, todos aquellos estudiantes que una vez participaron espontánea, natural, ya se integraron a sus actividades cotidianas.20

El día 13 de agosto de 1992, la marcha hace su entrada al Zócalo capitalino, exactamente tres meses después de salir de la Plaza Emiliana de Zubeldía y de recorrer los estados de Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, el Estado de México y una pequeña porción de Querétaro. Después de dos semanas de plantón en el Zócalo, el CEUS firma un convenio con las autoridades federales y estatales en donde las segundas se comprometen a recoger los resolutivos de un foro sobre posibles reformas a la Ley 4, mandarlos al Congreso de Estado y 20

J. de D. Cáñez Moreno, Ent. Cit.

167


sobre la base de éstos, realizar las reformas pertinentes. Otro acuerdo fue la destitución de Valencia. Santiago Luna, miembro de la comisión que firmó el acuerdo, señala, Después de tres meses de intensa caminata la marcha llega a su destino final, las negociaciones en la capital del país fueron protagonizadas por el CEUS y el regente de la Ciudad Manuel Camacho Solís, de nuevo dos posturas colorean la escena, los marchistas estuvieron representados en la negociación final por Santiago Luna, único integrante de marcha en la comisión, los otros cuatro miembros de la retaguardia, gente cercana a los sindicatos: Carlos Minjarez, Iván Barrios, Juan de Dios Cáñez y Juan José León. El error de ambas corrientes fue no haber presionado lo suficiente en las negociaciones finales para que estuviera presente Marco Antonio Valencia Arvizu, rector de la Máxima Casa de Estudios de Sonora. La comisión se tendría que conformar con las firmas que estamparan como testigo de honor don Fernando Gutiérrez Barrios, papá político de Beltrones, y Manuel Camacho Solís, regente capitalino. Los acuerdos se firmaron en la representación de Sonora en el Distrito Federal entre los cinco miembros del CEUS ya mencionados y el gobernador del Estado, Beltrones Rivera. 21

Sin embargo, ante la evidente falta de voluntad política del Gobernador Beltrones Rivera para cumplir lo convenido en el Distrito Federal, los acuerdos firmados pasan a ser letra muerta. El CEUS y diversos sectores universitarios realizan un referéndum para decidir la permanencia de Valencia en rectoría y a pesar de que un ochenta por ciento de la comunidad universitaria votó por la salida de Valencia, el gobernador lo sostiene. En 1993, sale Valencia de rectoría al ni siquiera intentar su reelección. b) División de la vanguardia

21

S. Luna, Ent. Cit.

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Al principio del movimiento, incluso cuando se crea el CEUS como organización aglutinadora de los intereses estudiantiles, la asamblea general era el espacio para dirimir diferencias y tomar decisiones que eran avaladas casi por unanimidad. Después, cuando el movimiento empieza a crecer y tomar trascendencia, se empiezan a manifestar en su seno distintas posiciones que poco a poco ubican dos formas distintas de concebir la movilización. Los resabios de la ideología de los viejos activistas de los setenta y ochenta era defendida por algunos estudiantes en contra de la manifestación, digamos más liberal y menos comprometida, de otros estudiantes que entendían el movimiento estudiantil como un malestar gravado por acciones que consideraban injustas de parte de las autoridades y que su importancia y logros nada tenían que ver con un cambio radical del sistema social: un nuevo actor colectivo estaba manifestándose. Sobre este tópico, Dino Alejandro Pardo G. señala: Al principio en la asamblea se negociaba todo (…). Cuando el movimiento empieza a cobrar fuerza (…) y empiezan a crearse las divisiones adentro del CEUS, primero fueron divisiones a nivel de corrientes ¿no? y sabes qué yo opino de esta manera y tu de la otra, y parece que es inevitable, la raza que quiere ser muy radicalista. Sí, sí…mira yo creo que empieza de una manera ¿no? un poquito como diferencias políticas, pero ya después la necesidad de sentirte parte de un grupo, ¿no? Como que es inevitable de que generes grupos o sea, corrientes ¿no? (…). Había un grupo en el que estaba Santiago [Luna], en el que estaba Juan Arvizu y una…María Luisa Vázquez, que era la gente más cargada hacía el área social y económica, la gente que se empezó a politizar más, la gente que quería que el movimiento saliera fuera de la universidad, que anduviera buscando otro tipo de cosas, otra tipo de alianzas, otra forma de trabajar, y estaban los otros que yo creo que empezamos a pecar un poquito de academicoides ¿no? donde estaba Gloria [Ciria Valdez G.], donde estaba Iván [Barrios], los que se daban un poquito más así academicoides (…), los muchachos que

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estaban un poquito más calmados, un poquito más concentrados en la parte de la Universidad (…). Siento que ahí empiezan a crecer también las diferencias (…). Y para ese entonces, te digo ya ese tipo de propuestas ya había raza que por definición estaba en contra de cualquier negociación de ese tipo, querían cambiar el mundo, querían que nos hiciéramos otro país (…).22

El origen de los apodos de cada grupo, demostraba lo antagónico de las contradicciones surgidas entre ellos, pues surgen como formas peyorativas para calificar su actuación. Juan de Dios Cáñez M. dice al respecto: (…) ¿Dinos? yo creo que…no, no ubico el origen de ese mote, pero correspondía a una noción de activista desfasado, algo así, yo creo por ahí, y chota por negociadores pues, es decir, ambos son nombres peyorativos, que uno le puso al otro, nadie se bautizó sólo. Fueron motes que en su momento se utilizaron de la peor manera, ya la dinámica del movimiento era, quizá una lucha interna más grande que la externa, es decir, los intentos de expulsar a integrantes eran cotidianos pues.23

Santiago Luna, cabeza visible del grupo de los dinos, reflexiona sobre los diferentes factores que favorecieron la división del movimiento estudiantil: Un primer factor de división del movimiento estudiantil data de antes de la formación del CEUS, tal vez no se pueda hablar de una división de clases sociales, pero bastaría hacer una análisis de los principales personajes de una y otra corriente, para darse cuenta de las diferencias entre las capas sociales de cada una de las corrientes (…). Un segundo factor de división tuvo lugar cuando se toma la rectoría y vuelven a surgir dos posiciones, los brigadistas que buscaban relacionar el movimiento universitario con las diversas organizaciones sociales y los partidarios de 22

A. D. Pardo Guzmán, Ent. Cit.

23

J. de D. Cáñez Moreno, Ent. Cit.

170


que el movimiento debería de ser retomado única y exclusivamente por los universitarios. El tercer factor de división concentró una serie de discusiones añejas; el enfrentamiento no se hizo esperar, esta vez, el conflicto se personificó entre las dos corrientes ante la negativa de una de vetar en el debate televisado la participación de Alejandro Dino Pardo, quien en un primer momento se autonombrara la dirección del movimiento estudiantil (…). En un principio las diferencias se podían sobrellevar ya que las corrientes seguían reconociendo como máxima autoridad a la asamblea general, una vez que esto deja de ocurrir las corrientes empiezan a reunirse por separado, a discutir y aprobar sus propios acuerdos, y las diferencias que en un principio fueron de forma se volvieron de fondo; sin embargo, las dos corrientes perseguían los mismos fines.24

En el mismo sentido, Juan de Dios Cáñez M., quien coincidía con las propuestas del grupo conocido como los chotas, expresa la diferencia entre uno y otro grupo a partir de los antecedentes ideológicos de cada uno: Yo creo que ese movimiento fue una especie de transición generacional, es decir, les tocó a los viejos activistas con una formación que correspondía a otras características. Por ejemplo una formación ideológica muy clara, una afiliación política muy clara de izquierda, con una cultura participativa de círculos de estudios, de discusión, ese tipo de cosas, pero yo creo que la gran mayoría que participábamos en el movimiento éramos gente más que nada inconforme, sin una base ideológica clara, a lo mejor estamos hablando ya a distancia de las primeras generaciones de neoliberalismo pues, y yo creo que ahí esa generación que tomó por mayoría numérica el control del movimiento, no tenía base ideológica definida pues, no estaba muy claro muchas cosas, pero fue una reacción de enojo, de respuesta a una agresión; yo creo

24

S. Luna, Ent. Cit.

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que todo mundo coincidía en términos así muy generales que no se debía cobrar la educación.25

Por último, Aarón Grageda, participante en el movimiento, reflexiona así los alcances e intenciones del movimiento estudiantil de 1990/1992, y las causas que motivaron al sector estudiantil a participar activamente en dicho movimiento. También deja ver el claro encono hacia la figura del gobernador Beltrones de parte del movimiento estudiantil: Los estudiantes del movimiento (…) buscaban como meta la derogación la Ley Orgánica 4 y junto con ello el mejoramiento de la propia institución respecto a sus funciones sociales. Visto estos fines desde la ortodoxia trotskista, socialista o ―che guevarista‖ no sería el movimiento [ceusista], sino un movimiento reformista de corte pequeñoburgués. No se dio, y tampoco hubiera triunfado entre los participantes del movimiento, el cambio de las formas de gobierno del Estado Mexicano. Nadie esperaba ya la llegada inevitable del socialismo, lo que es más nadie la querría. Lo que era repugnante e inaceptable era la pérdida de libertad de decisión que traía consigo la imposición de la ley. El movimiento estudiantil [de 1990/92] llevó el binomio: imposición de la ley-autonomía, a niveles simbólicos comparables a los de la relación violador-víctima. Los activistas se asumían entonces como los defensores de la integridad de la víctima, de la Universidad de Sonora, acosada de ―violación‖ por el gobierno estatal que blandía envalentonado la ley 4, órgano con el cual se consumaría el crimen. La rectoría y sus adeptos eran parte del entuerto, los patiños; el Congreso del Estado el brazo ejecutor, la gran alcahueta, la Celestina. Todo en el marco de una gran farsa, escenificada por los medios de comunicación estatales. Este topos, básico si se quiere, se repetía por entonces en caricaturas, chistes y hasta murales. Toma expresión en la consigna: ―Beltrones gay, no pasará tu ley‖, que se repetía a coro frente a palacio de gobierno como una suerte de conjuro salvador de la víctima: siendo Beltrones

25

J. de D. Cáñez Moreno, Ent. Cit.

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homosexual no existía posibilidad, querían los activistas, de que se materializara violación alguna. El tiempo mostraría lo contrario.26

Y el tiempo inexorable, lo demostró con creces.

Colofón Después de la cruenta represión al movimiento estudiantil por parte del gobierno del Estado, después de la marcha hacia el Zócalo capitalino, después de desechados los acuerdos como letra muerta por parte de autoridades universitarias y gubernamentales, después de la insalvable fisura que rompió la unidad dentro de la organización estudiantil, después de vanos esfuerzos por continuar el movimiento ante la apatía y desinterés del estudiantado, después de que para la mayoría de los protagonistas el estatus de estudiante se agotaba y la problemática existencial apuraba a pensar en formas de sobrevivencia y realización profesional; la tan ansiada paz traducida en tranquilidad y orden al interior de la Universidad al fin se lograba. La Ley Orgánica 4 que para muchos universitarios fue impuesta por el gobernador Beltrones violando la autonomía universitaria, se fortalecía en su implementación, es decir, los órganos colegiados como el Consejo Académico y los Consejos Divisionales funcionaban sin demora; las cuotas siguen cobrándose a la fecha, y la ex-movilizadora defensa de la gratuidad de la educación en México por parte de los estudiantes, se esfumó como otra utopía más. Los estudiantes se sumían cada vez más en la competencia académica y en su problemática generacional

que

de

alguna

manera

los

mantenía

convenientemente

desmovilizados. En definitivo, otros aires recorren el campus universitario que merecen otras miradas exploratorias y la construcción de nuevos problemas de investigación. Con esto termina esta movilización estudiantil en la Universidad de Sonora, que

26

A. Grageda, Ent. Cit.

173


muchos consideramos, el último movimiento estudiantil de envergadura del siglo XX y lo que va del presente siglo.

Fuentes Consultadas Aceves Lozano, J.E. Historia oral e historias de vida (Teoría, métodos y técnicas. Una bibliografía comentada), Colección Miguel Othón de Mendizábal, Ediciones de la Casa Chata, Ciesas, Hidalgo y Matamoros, México, 1996. Valle Dessens, Norma. ―CEUS: El último movimiento universitario del siglo XX en Sonora‖, Memorias del XXIX Simposio de Historia y Antropología de Sonora, Universidad de Sonora, 2004. Verdugo Córdova, Joel Alfonso. ―Los documentos personales como herramientas analíticas en el estudio de los movimientos sociales: el caso de la universidad de sonora (México)‖, Universitat de Rovira i Virgili, Tesis doctoral, http://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/34767/Tesis.pdf?sequence=1, 2011. Entrevistas de orientación biográficas -Aarón Grageda Bustamante -Dino Alejandro Pardo -Gloria Ciria Valdez Gadea -Juan de Dios Cáñez -Juan José León -Norma Valle Dessens -Santiago Luna Archivos Archivo General de la Nación

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Archivo del Museo Regional de la Universidad de Sonora Archivo General de la Universidad de Sonora Hemeroteca del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora Hemerografía - Información (Hermosillo, Sonora, México) - El Imparcial (Hermosillo, Sonora, México) - El Sonorense (Hermosillo, Sonora, México) - Primera Plana (Hermosillo, Sonora, México)

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Del viejo al nuevo Culiacán, una transformación sufrida… Oscar Leonel López Álvarez A mediados del siglo XX en Sinaloa y particularmente en Culiacán, por ser la capital del Estado, y ciudad en rápido crecimiento, se dio una tensión social creadora de inestabilidad y de inseguridad pública, que solo puede darse en ocasión única a todo desarrollo social. La violencia invadía la vida de los culiacanenses de todos los niveles existentes, a nivel mundial una guerra se llevaba a cabo, a nivel nacional la inestabilidad política y económica también repercutía,

a

nivel

estatal,

la

situación

no

era

mejor,

ni

política,

ni

económicamente, ni así tampoco en materia de seguridad, simplemente la muerte del gobernador Coronel Rodolfo T. Loaiza en 19441, ponía en evidencia, para muchos, que ni siquiera el gobernador del Estado de Sinaloa podía estar seguro, aun cuando el magnicidio fuese por tensión y competencia política o por alguna otra razón. Este texto tratara de los discursos y cambios sufridos en la capital sinaloense de 1940 a 1960, y que camaleónicamente mostraron una nueva cara de la surgida metrópoli que en su afán de transformación urbana, económica, política, cultural, demográfica y civilizatoria, sufre de la metamorfosis más lenta y dolorosa, y que una vez más la lucha entre la modernidad y la tradición hubiesen encarnado ahora en dicho asentamiento humano. El fenómeno cuya dependencia con el aspecto de desarrollo socioeconómico y cultural de dicha sociedad, le da cabida a la lucha encarnada por sobrevivir a algunos individuos de la manera ―ilegal‖, ―inmoral‖, ―prohibida‖ y ―deshonesta‖ que la sociedad sinaloense no permitía y que volvía inestable la seguridad personal y colectiva del resto de los habitantes de esta ciudad: su criminalidad. Las encarnaciones –simbólicas, materiales y populares- de ciertas nociones del criminal y su castigo dominantes a mediados del siglo XX en Culiacán, 1

El Regional, 22 de febrero de 1944.

177


cobraban

vida

a

través

de

un

desarrollo

en

paralelo

entre

la

criminalidad/inseguridad y la sociedad/desarrollo. Y es que es la sociedad en su desarrollo y en ello continua afectación o de un mal que se avenía a la par de ella misma, la criminalidad, porque la afecta, la incentiva y la transforma. Y es que, en el desarrollo de la sociedad existe una sensibilidad social que es histórica e inherente a la atribución del establecimiento de la percepción, identidad y exclusión social del criminal, que no son del todo estables en el devenir social y que no son atributos exclusivos del Estado, sino que esta identidad y exclusión son o pertenecen a lo cotidiano de una multiplicidad de discursos en tensión (políticos, científicos, jurídicos, pero también periodísticos, culturales y literarios). Particularmente la prensa sinaloense se avoca al principal discurso ―criminalístico‖, ―policíaco‖, engrandecido y popularizado para el morbo colectivo, la evocación de los instintos y la producción de la histeria social, que atrae y promueve una nueva sección especialmente dirigida a dicho fenómeno social. Ahora con la alternación, confirmación o desaprobación del discurso político, el discurso periodístico creaba la imagen, el símbolo y la continua percepción peligrosa e instigadora de la figura criminal, asechador de la integridad o de la vida de ―uno‖ o ―del otro‖. Las nuevas reglas civilizatorias titubeaban en aparecer, o formarse y hacerse efectivas, la política y las leyes buscaban seguir dando forma al continuo cambio social, mientras que chocaban de frente con la tradición, la venganza, la ―limpieza‖ del honor, la justicia de propia mano y otras formas más de crimen, agresión o transgresión, y que daban pie a la violencia individual o grupal, tan contraria a la violencia institucional y oficial del Estado.

El siglo XX y sus tiempos violentos Si bien ya existían evidencias de una primera mundial a principio de siglo, lo más fuerte aun estaba por venir, y es que a mediados del siglo XX, a nivel mundial la tensión mundial era evidente tras la ya iniciada segunda guerra mundial en 1939. México tenía una participación muy discreta y sobre todo expectante del conflicto que iniciaba en Europa, pero que parecía se extendía poco a poco, a otras partes del mundo. En Sinaloa, como en Culiacán las noticias de la guerra mundial 178


llegaban desde la capital del país. El Regional y La Voz de Sinaloa, fueron testigos informativos locales de la amenaza mundial del iniciado poderío nuclear norteamericano, que se hacía presente para notar su peligrosidad y poder en aras de la intimidación mundial, el objetivo por parte de E.U., fue todo un éxito. Pero, aun con el panorama mundial a cuestas, la apatía y la ―carencia de sentimientos patrios‖, como afirmaría el general de división y encargado de la 9na. Zona militar en Sinaloa, Juan José Ríos, los sinaloenses simplemente no estaban dispuestos a formar parte de la contienda militar representando al país. La violencia emanada de la segunda guerra parecía tan lejana y al mismo tiempo tan latente, que los sinaloenses simplemente vivían su cotidianidad entre su ―personalidad‖ y ―romanticismo‖, como mencionaran ―El Guacho‖ Félix Y Nakayama, en sus reflexiones sobre el sinaloense bronco, alegre y franco hasta la grosería. La vida del sinaloense, y del ciudadano de Culiacán proseguía su cotidianidad entre la algarabía y el desmán, entre lo tradicional y la llegada de la modernidad.

El choque entre lo “nuevo” y lo “viejo” y en medio “el criminal”… La población total de Sinaloa en 1950 era prácticamente el doble que diez años antes, y el doble para 1960, el crecimiento significativo que la ciudad y municipio de Culiacán experimentaron, fue simplemente imparable, y no fácilmente manejable por el Estado, ni el ayuntamiento de Culiacán, solamente las necesidades y servicios públicos fueron tardíamente atendidas cuando en realidad continuaban llegando nuevos inquilinos a la ciudad y municipio. Más de la mitad de la población total de Sinaloa se dedicaba a inicios de los años cuarenta, a actividades relacionadas con la agricultura, y otra parte importante a actividades de servicio, en el comercio y una mínima proporción en la industria. La población de Culiacán como ciudad contrastaba por un lado en su ruralización, ya que las costumbres y usos en hábitos culturales eran evidentes, ante la también evidente ―modernidad‖ que los nuevos panoramas citadinos, urbanización de la ciudad, nuevo comercio y productos nacionales y extranjeros invadían poco a poco el 179


ambiente citadino, ya que Culiacán dejaba de ser un gran rancho para transformarse en ciudad cada vez más representativa como capital del Estado. Pero, es a partir de los años cuarenta que empieza con fuerza la importancia del binomio tradición/modernidad en el desarrollo de la ciudad de Culiacán, esto es por un lado, las tradiciones en las prácticas, hábitos y comportamientos atávicos del mundo de lo rural, y la aparición de una modernidad, o mejor dicho aun, de una modernización explicada como una dinámica de cambio de una sociedad tradicional a una moderna. La modernidad en Culiacán fue lenta, la resistencia a un indetenible cambio y crecimiento social y cultural fue notable, expresión de choque de contrastes culturales emanados algunas tradiciones que generaban violencia, sin embargo la búsqueda de la modernización urbana, de la modernización institucional y de la modernización social eran la búsqueda de un equilibrio del sistema social. La idea de la evolución tardía de la provincia, del romanticismo y la consecuente personalidad del sinaloense tomaban sentido en las ideas del ―Guacho‖ Félix y Nakayama quienes parecían retomar en el actuar del sinaloense, sus características emocionales, ideológicas y conductuales, que llevaban al sinaloense, al ―provinciano‖, al ―ranchero‖ promedio, a comportarse por sí, y para sí mismo, sin control del impulso, aun en contra de la ley, de los establecido por la sociedad y de lo civilizado. El atraso civilizatorio y esa falta de control emocional 2, eran para Félix, lo distintivo de los años treinta y cuarenta en Sinaloa y en Culiacán, mientras que para Nakayama, con un énfasis más negativo, pero con la misma línea que Félix, afirmaba que el complejo machista y el bajo nivel cultural del sinaloense, hacían de los culiacanenses, ―abiertos, francos hasta la grosería, trabajadores,

bebedores,

mal

hablados,

generosos,

bruscos,

simpáticos,

derrochadores y apáticos”.3

2

Enrique Félix Castro, Evolución tardía de la provincia, UAS, México, 1985.

3

Antonio Nakayama, Entre sonorenses y sinaloenses: afinidades y diferencias, Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional. Difocur, Sinaloa, México, 1991.

180


Una ―figura‖ aparte que entraba a la perfección dentro de la idea de Nakayama, así como de ―el Guacho‖ Félix, era esa representación del sinaloense al extremo, tanto en el romanticismo, de la franqueza, lo bebedores, mal hablados, respecto a la que ellos hablaban, quien era el pistolero, que sin embargo, también era gente que trabajaba para matar, porque en la época de los veinte, de los treinta y cuarentas, e inclusive aun posteriormente, era no otra cosa que la herencia emocional y romántica de los movimientos sociales y revolucionarios de inicio de siglo en México y en las regiones sinaloenses, lo que se agrego, diferencio o reforzó a los pobladores sinaloense fue mínimo, sin embargo, la cinematografía mexicana que por momentos atravesaba de excelente salud, hacia sus estragos en la percepción y representación social, tal cual la romántica, emocional, machistas expresiones que el discurso cinematográfico y la imagen visual, invadían todo proceso perceptivo-emocional, a falta de imagen verbal en la aculturación del sinaloense, las películas del cine de oro mexicano, resultaban ―harto‖ aleccionadoras, completamente reforzadoras de esa imagen del macho mexicano, retador de la muerte, hombre entre los hombres, conquistador de hembras, bragado para el alcohol, las armas, las cartas y los golpes, el romanticismo en toda su expresión, en las actuaciones de figuras como Antonio Aguilar, Pedro Infante, Pedro Armendáris, Emilio ―el Indio‖ Fernández, Luis Aguilar y Jorge Negrete, entre otros. Sin embargo, no existió una mejor representación de la figura ―romántica‖ del macho mexicano, y en ello particularmente la del sinaloense, que la desarrollada a través de la formación discursiva y representacional del pistolero sinaloense en la prensa local. Lo esencial era escribir sobre Rodolfo Valdez ―El Gitano‖ o sobre Alfonso Leyzaola Salazar ―La Onza‖, entre otros, siempre diferenciados y banalizados por la prensa local, en comparación con bandoleros como Eraclio Bernal o Jesús Malverde quienes eran considerados como bandoleros sociales y no como pistoleros matones ―propios‖ de su época, rebeldes por intereses particulares y económicos y matones por ―naturaleza‖.

181


Aun cuando, el discurso periodístico y la nota policiaca hacían vender a los periódicos locales, los signos de la modernidad aparecían, la urbanización de la ciudad hacia estragos en algunas de las ―obras‖ de Luis F. Molina y otras simplemente eran restauradas. Nuevos espacios creados en la continua urbanización de la ciudad, así como también el desarrollo de vías y medios de comunicación, nuevos productos tanto nacionales, como extranjeros aparecían en la cotidianidad de la ciudad, la aparición del IMSS en 1955, el voto de la mujer en octubre de 1953, así como la incorporación de la misma al ámbito académico y a las aulas universitarias, el inicio de la liga de beisbol del pacifico en 1945, la construcción de la presa Sanalona entre otros de estos signos, quitaban atención momentáneamente a esa problemática que representaba el fenómeno de la criminalidad. Sin embargo, el romanticismo y la personalidad, entre otros factores del sinaloense quedarían plasmados en el discurso crítico y reflexivo Nakayama y ―El Guacho‖ Félix, factores que solo la prensa local sería capaz de explotar en aras de mayores ventas, ―usando‖ figuras como ―El Gitano‖ y a la ―Onza‖ para ello, aun cuando ni la misma modernidad podría aminorar, ni el discurso periodístico por sí mismo, ni a estas figuras representativas de la criminalidad. Por otro lado, la modernidad también acompañaba a las instituciones estatales que en su continua restructuración ideológica y discursiva, también modificaban su cuerpo policiaco, cambiaban sus leyes y decretos legales en pro de la ―justicia‖, el ―orden social‖, la ―igualdad‖, y posteriormente la ―seguridad pública‖, entre otros pilares del discurso político estatal. En Sinaloa, el principal de los crímenes estaba representado por la privación de la vida, o el homicidio desde el punto de vista legal, y donde los discursos tanto legales, políticos, literarios y sobre todo periodísticos creaban polémica sobre la seguridad y la inseguridad, siendo los cambios al código penal en materia de pena de muerte, los más discutidos y polémicos en estos veinte años, siendo restablecidos, (pero no aplicados) y abolidos durante este mismo periodo. Sin embargo, la opinión pública y correspondiente dialéctica discursiva respecto al tema, fue originada desde la prensa y de algunas figuras como ―El Guacho‖ Félix, quien en un texto llamado ―La pena de muerte en Sinaloa‖ con énfasis abolicionista y dirigido al gobernador del 182


Estado General Pablo E. Macías Valenzuela en 1949. De esta manera, el papel del Estado al respecto a la pena de muerte sobre los homicidas, la efectividad de esta pena, eran puestas en duda, así como fue puesto en duda, el indulto sobre los presos homicidas condenados a muerte y por lo cual no se aplico la pena de muerte en este periodo, pese a estar vigente el código correspondiente. También en materia de instituciones policiacas, la continua ―modernización‖ y de una parte de la estructura judicial daba la ilusión de ir o estar por encima de la criminalidad, eso claro en materia discursiva tanto periodística, como estatal y al mismo tiempo legitimaba la perpetuación de ser y hacer en materia de seguridad y materia preventiva a la misma estructura. Otros cambios en materia legal fueron establecidos como signos de modernidad, entre ellos, los bandos de estableciendo la división y organización del municipio de Culiacán, los bandos de policía, los reglamentos interiores de los penales, entre otros. Sin embargo, las deficiencias propias de el crecimiento poblacional y al mismo tiempo de la aplicación de estos mismos bandos, leyes y decretos, crearon carencias en sus aplicaciones, como lo era el caso de la penitenciaria, quien también era una de las figuras más utilizadas por la prensa local en la crítica discursiva. Pero, aun cuantas modificaciones, actualizaciones o cambios fueran realizados y anunciados con júbilo desde la prensa o directamente desde instituciones estatales, los cambios político-ideológico-legales en materia de seguridad pública, jamás eran suficientes ante los cambios socioculturales traducidos en resultados conductuales transgresores del ―otro‖ u ―otros‖ en representación de la sociedad y del Estado claro.

El discurso periodístico, entre la discusión, la tensión y el temor Con la comercialización de los periódicos locales en los años cuarenta y los posteriores cincuenta, empezó una lenta pero gradual especialización del periodismo del crimen, lo cual forzaba a los periódicos a la competencia de la primicia por la noticia exclusiva y mejor y más rápido acercamiento a la escena del crimen, y búsqueda del criminal y sus motivos, su historia y deformidades mentales y morales. La fotografía por su parte, reforzó esta tipo de periodismo, 183


que si bien en la década de los cuarenta, ya era utilizado, fue para la década de los cincuenta, que tomo su fuerza sustancial en el periodismo del crimen. De esta manera la prensa en Culiacán a través de periódicos locales se había convertido en parte del mercado de información, ideas y actitudes, tres aspectos que no todos los lectores asumían, aceptaban o comprendían como tal de aspectos de política y otros, sin embargo, en el mundo representacional del crimen, las noticias eran entre otras cosas, el ejercicio del poder sobre la interpretación de la realidad, la dialéctica de la construcción social mediada además de poder, intereses e ideologías de los comunicólogos, políticos y otros más. Tres personajes son importantes en el desarrollo de la prensa escrita localmente, relacionados no solo con la cultura y periodismo locales, sino sobre todo con la crítica a la política local y estatal, buscando continuamente por el desarrollo de la sociedad culiacanense, Luis G. Rico, Gustavo Cañedo y Román R. Millán, iban y venían entre el apoyo y la fuerte critica a los gobiernos locales en materia de ―política‖ criminal y acción policiaca. Como directores de los periódicos locales, El Regional (1942-1945) , La Voz de Sinaloa (1945-1977) y posteriormente, El Diario de Culiacán (1949-1973), tenían un equipo de trabajo entre los cuales estaban los colaboradores, editores y articulistas que los apoyaban en el producto final, la interpretación de los hechos violentos. Otros periódicos de la época serian importantes como parte de la prensa escrita local, pero poco significativos en el desplegado de noticias sobre crimen, algunos de ellos eran, La Opinión (1924-1942), La Palabra y El Sol de Sinaloa. Fue este proceso de acción comunicativa, en el que medios contribuyeron al incremento de la sensación de inseguridad en parte de la población, por la constante difusión de los delitos, y las más claras expresiones de agresión humana, de violencia, eran precisamente causa de la exaltación del temor y la confusión respecto a la real magnitud del fenómeno en sí. Los periódicos locales sin embargo, escribían principalmente sobre y para el poder ya que en el discurso periodístico quedaba relacionado, reafirmado con el discurso político en la mayoría 184


de sus veces al hacer reflexión o crítica en contra de la criminalidad o de la figura criminal convertida en amenaza para los individuos y el pueblo en general.

Culiacán cambia, sus patologías también Para finales de los años cincuenta, la sociedad y ciudad de Culiacán habían mutado, así como también había cambiado la forma de ver a la criminalidad, al homicidio, aun cuando la prensa seguía con su mismo despliegue de propaganda del Homo criminalis, de su acto y su peligrosidad, y por consecuencia todo producto de la banalidad. Los cambios en materia de comunicaciones y otros, como el desarrollo y aumento del uso y trasmisión de la televisión, mayores centros de esparcimiento, mayor numero de medios de entretenimiento, de cultura y deportes, además de la aparición de otro tipo de conflictos sociales, laborales y estudiantiles, en una ciudad en continua masificación, hicieron perder atención en temas como este despliegue de la propaganda de la criminalidad a través del medio escrito. Sería solo hasta los años sesenta y setenta, (las siguientes dos décadas) que la prensa escrita retomaría fuerza por medio de estos desplegados de la criminalidad local, por medio de una nueva, restaurada y perpetuada cultura de la violencia a través del gomerismo, después denominado narcotráfico, que más por el impacto de los crímenes que por el número de estos, daría una percepción negativa dentro del mismo desarrollo de la sociedad de Culiacán. De esta manera las balaceras emanadas del llamado gomerismo, empezaban a ser parte de la cotidianidad de la ciudad y sus partes aledañas, que como fenómeno de la economía informal y clandestina existía una dinámica entre productores, traficantes, vendedores y compradores finales a nivel regional que implicaba a la ciudad tanto como al estado en este proceso final de tráfico y venta de drogas, que además del énfasis económico, que le daba fuerza a la actividad, la violencia vendría a hacer un elemento esencial y característico en momentos necesarios para esta actividad del gomerismo. Ahora, con un nuevo derivado del fenómeno de la criminalidad a cuestas, tanto en la ciudad como el estado, la prensa local habría de reafirmar su 185


supremacía en la representación criminal, tanto del fenómeno, como de la figura, ahora transformados en una nueva patología, aunque fuera la vieja fórmula de banalidad discursiva hacia el nuevo ―criminal‖ y el continuo peligro que representaba.

Conclusiones Si bien la transformación y los cambios sociales, fueron repercusión de múltiples variables, como aspectos relativos al crecimiento demográfico, al choque de culturas de los hábitos, usos y creencias de lo tradicional a lo moderno, de las diferencias económicas de las clases, de las variadas ideologías circundantes, que en su conformación es decir, en su conjunto repercutieron en cada uno de los diferentes ―ciudadanos‖ y personas que actuaban diferente a los demás, a los civilizados y otras (los civilizados) que reaccionaban igual que siempre ante estas conductas, por ello, la búsqueda de lo civilizatorio y consecuente eliminación de lo no civilizado era parte de lo cotidiano en la capital sinaloense, ante el discurso periodístico y político. La coyuntura que existió en el municipio y ciudad de Culiacán a finales de los años cincuenta, debido a la terminación de la presa Sanalona, y con ello, la gran migración rural y la continua masificación de la ciudad, parecía ser el detonante de las variables anteriormente mencionadas, pero simplemente fue un acelerador de estas en su conjunto, ya que la ciudad no podía cubrir los servicios públicos, las necesidades sociales y de seguridad requeridas, ya que el crecimiento de la ciudad llevaba la pauta, por encima siempre de la capacidad de la ciudad de cubrirlas satisfactoriamente. Por otro lado, la tensión de los múltiples discursos creo resultados a corto y mediano plazo en la restructuración en particular en el terreno político-legalcivilizatorio a través de nuevas leyes penales, civiles, programas continuos de despistolización, de los cambios a los bandos de policía, cambios en materia carcelaria y de otras medidas que buscaban disminuir la criminalidad no solo en el municipio de Culiacán, sino en toda la región sinaloense. La otra cara de multiplicidad de discursos era la aplicación de temor sobre los ciudadanos de Culiacán, ya que la continuidad periodística particularmente sobre la nota policiaca 186


o criminal, era también una continuidad en el temor sobre la figura creada por la misma prensa local, quien escribía artículos algo contradictoria, como lo eran la nota roja, y en muchas ocasiones una crítica a la a la labor policiaca, estatal o a las ―fechorías‖ de los criminales. Pero este continuo temor auspiciado por la prensa era también el adecuado complemento del discurso político estatal, y en lo cual se perpetuaba la labor y la razón de ser del Estado Sinaloense, así como del mexicano, para salvaguardar al ciudadano de la peligrosidad del monstruo creado y afinado representacionalmente por la prensa local, estatal y nacional. Aun, sin embargo el contínuum social, los aspectos negativos que favorecen el desarrollo social mismo, cambiaron también, así el buscado bienestar social nunca se estableció ni cercanamente en plenitud, las patologías sociales se transformaron en paralelo del desarrollo social, mutaron solo como parte, en el sentido criminológico a las nuevas formas de una parte de la sociedad de actuar para sobrevivir mediante sus propias leyes, criterios, creencias, necesidades, racionalidades o ideologías. Así, por ejemplo, la aparición del llamado gomerismo, era solo el inicio de otra patología más, (amalgama de otras patologías ya existentes), que ponía en entre dicho, la incapacidad del Estado de proporcionar los mecanismos y oportunidades a todos por igual, de poder desarrollarse y crecer en sociedad, así como de mantener el control y la seguridad de la ciudad y la región, sin embargo, la opción más viable, a veces era la única, la retomada por parte de la sociedad de actuar como ―criminal‖, en sustitución o como medio de sobrevivir, por ello la desigualdad social y la pobreza eran la norma y no la excepción en el Sinaloa de los años treinta, cuarentas y cincuentas.

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El río Piaxtla. Una frontera según las fuentes documentales del siglo XVI Luis Alfonso Grave Tirado, Ricardo Ortega González Centro INAH Sinaloa Tradicionalmente se han considerado los ríos, y en especial los ríos caudalosos, como barreras automáticas, como líneas divisorias que impiden la comunicación entre dos grupos humanos, los cuales, por el simple hecho de encontrarse en una u otra orilla, desarrollan tradiciones culturales diferentes. Sin embargo, muchas veces los ríos, antes que fronteras cerradas, son el punto de encuentro entre quienes habitan en sus márgenes y explotan sus recursos, sirviéndoles esto de puente que unifica y genera una identidad común antes que marca de separación. De hecho, esto sucedió en varios de los ríos con mayor caudal no sólo de Sinaloa, sino del resto de México. No obstante, el río Piaxtla, que no es una ―barrera geográfica‖ natural, ya que no es ni de los más caudalosos ni tiene un barranco infranqueable, ha tenido el papel de frontera a lo largo de la ocupación humana en la planicie costera sinaloense. El primer punto que podemos aducir es en particular el clima, y en general las características geográficas. De tal modo, a pesar de no ser una barrera, la verdad es que el río Piaxtla es el punto intermedio entre dos regiones geográficas más o menos bien diferenciadas que en la actualidad les llamamos centro y sur de Sinaloa. Estas diferencias son fáciles de identificar, digamos que se sienten en la propia piel. Mientras en el centro ya la sequedad del ambiente se empieza a manifestar en las mucosas, en el sur la humedad imperante invade de sudor salado a los cuerpos que se confunde con el agua salobre de sus marismas, principal distintivo 191


del paisaje sureño y punta de lanza de las principales actividades productivas a lo largo de su historia. Por supuesto, estas diferencias no se dan de manera súbita ni absoluta, en realidad algunas cosas son compartidas. Así, mientras en las cercanías de Culiacán hay también esteros, en ocasiones los calores y la resequedad que se sienten aquí en Escuinapa son iguales a los de allá, siendo proverbial en este sentido, el ya cercano mes de mayo. Del mismo modo, la cuenca del Piaxtla no forma un aquí y allá sino que los cambios se van dando de manera gradual y paulatina como lo puede constatar cualquiera que haga el recorrido MazatlánCuliacán, por la carretera costera. A través de los materiales arqueológicos se ha podido determinar que el centro de Sinaloa tenía relaciones más estrechas con el norte que con el sur y esto parece evidente hasta la fecha y así el río Piaxtla parece ser el límite cultural entre el centro-norte y el sur de Sinaloa. El carácter de ―frontera‖ del río Piaxtla era tan notorio que, hasta los soldados-cronistas del ejército de Nuño de Guzmán, lo expresaron en sus relatos de la conquista.

Las fuentes documentales Los documentos históricos que entre sus asuntos tocan lo que hoy es el centro y sur de Sinaloa, se pueden dividir en dos grupos. En el primero están aquellos que relatan la primera incursión de los europeos en estos lares, la mayoría de los cuales fueron elaborados por soldados que acompañaban a Nuño Beltrán de Guzmán (más conocido simplemente como Nuño de Guzmán), durante la conquista de lo que, una vez concluida la pacificación de los indios, sería llamada la Nueva Galicia; en este grupo incluimos también la Historia de Baltasar de Obregón, quien acompañaba a Francisco de Ibarra en su campaña de reconquista de la provincia de Chametla, pues a pesar de los métodos empleados por Nuño de Guzmán, o quizá a causa de ello, 30 años después esta parte de la región estaba de nuevo en pie de guerra. 192


Al segundo grupo corresponden las Historias de los oidores y visitadores oficiales, quienes hicieron recorridos por la zona entre finales del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII. En un punto intermedio queda la Crónica de fray Antonio Tello que aunque, de acuerdo con Joaquín García Icazbalceta fue escrita hacia 1653, 1 relata hechos relacionados con la conquista e incluso es probable que haya tenido acceso a documentos que no se conservaron. El presente ensayo aborda entonces el problema desde la perspectiva de la etnohistoria, esto es, como dijo un reputado Etnohistoriador español, haremos ―Antropología de archivo‖; es decir, trataremos de convertir el material histórico – las fuentes documentales el siglo XXVI- en material etnográfico, para establecer cómo encontraron los españoles a las ahora tierra sinaloenses en su primera incursión;2 pues, si bien todos los documentos coloniales son importantes, cuando de lo que se trata es conocer el modo de vida prehispánico son indispensables los documentos del contacto, la llamada línea base, que, en esencia, es todavía prehispánica.

La unidad regional La hipótesis que aquí se plantea parte del análisis que en otra parte (Grave, en prensa) ha hecho uno de los autores del sur de Sinaloa y norte de Nayarit como una región cultural a lo largo del tiempo y diferente por tanto de su vecinos, por una lado el centro-norte de Sinaloa y por el otro el Altiplano nayarita. Aunque de esta región no contamos con escritos en los que se hable específicamente de las características de su economía, política o religión, a partir de lo que hay es posible entresacar menciones acerca de diversos cánones que nos pueden señalar tanto sus singularidades como sus elementos comunes a una zona más amplia. 1

J. García Icazbalceta, 1980 ―Noticia de las piezas contenidas en este volumen‖, p. XLII y ss.

2

Cf. Barjau, 2006 ―Palabras sobre el Congreso XXV años, Fundación de Etnohistoria‖; Attolini, 2006 ―Visión hispana de la etnohistoria. Reflexiones sobre sus enfoques‖. El reputado etnohistoriador español es Alfredo Jiménez Núñez, quien le llamó ―Antropología de archivo‖ a la Etnohistoria en su artículo de 1975 ―Sobre el concepto de etnohistoria‖.

193


Así, de repente se cuela una nota acerca de lo particular de sus características geográficas, de las posibilidades de comunicación e interacción directa entre los diversos asentamientos e inclusive de su unidad lingüística; rasgos que nos permiten postular que, por un lado, la llanura costera en el área comprendida entre el río Santiago y hasta el río Piaxtla era en el siglo XVI una región habitada por grupos humanos con elementos culturales semejantes y, por el otro, que los diferenciaban de sus vecinos, tanto de los que ocupaban el altiplano y la zona serrana como de los que había en el resto de la planicie, lo que hoy es el centro-norte de Sinaloa.

La primera impresión ...que nuestros padres, viejos y sabios, decían que en tiempos venideros habían de venir á ocupar nuestras tierras, asistir y morir en ellas, ciertas naciones de las partes de donde sale el sol; según esto y es á saber, han llegado estos extranjeros ya á Tepic, tan cerca de donde nosotros vivimos; parece se ha cumplido ya el tiempo que por tradición de nuestros mayores teníamos y que infaliblemente son estos que nos envían mensajeros convidándonos con su amistad; y así, hijos y vasallos míos, lo que me parece es que, sin hacerles resistencia, como lo hemos hecho siempre á cuantos han querido sujetarnos, admitamos esta amistad con que nos envía a convidar esta gente forastera.3

Esto dijo Xonacatl Tayorith, el cacique de Acaponeta, al dirigirse ―á todos los indios nobles y señores que le estaban sujetos así en las tierras de Acapponeta como en otras provincias‖,4 al recibir la noticia de la llegada de Francisco Cortés a Tepic en 1524. No obstante tal fatalismo, en esa ocasión no hubo penetración del ejército español a la región que nos ocupa, sino que su capitán general se contentó con bordear el río Santiago por su margen sur para luego dirigirse hacia el valle de Banderas, situado entre los límites de los actuales estados de Nayarit y Jalisco.

3

Arenga de Xonacatl, principal de Acaponeta, según lo consigna fray Antonio Tello en su Crónica miscelánea de la Santa Provincia de Xalisco, pp. 27-28. 4

Ibid., p. 27.

194


En realidad parece que ya algunos comerciantes españoles, o al menos europeos, se habían aventurado por estas tierras desde fechas tan tempranas como 1523, pues como se narra en la Tercera relación anónima, al hablar de Aztatlán, situado a orillas del río Acaponeta: Hallóse en este pueblo ciertas cosas de un cristiano que allí habian muerto siete años habia, el cual como mercader por aquella tierra entraba a saber que habia adelante, y pasado el rio, que fue con harto trabajo, determinó de asentar allí hasta que las aguas pasasen, porque con ellas aquella tierra es muy difícil de caminar, cuanto mas de descubrir, por los muchos rios y ciénagos que en ella hay.5

De cualquier modo, no es sino hasta 1530, ―el día de Nuestra Señora de la Purificación de Santa María‖, que con la llegada de las huestes de Nuño de Guzmán a orillas del río Santiago, se inicia ―a sangre y fuego‖, la adhesión de estas tierras ―inhóspitas y cenagosas‖ a la Corona española. El ejército de Nuño de Guzmán estaba formado, para decirlo con sus propias palabras: ―con ciento y cincuenta de caballo y otros tantos peones, bien armados, y con doce piezas de artillería menuda y con siete ó ocho mill indios amigos y proveidos de todo bastimento‖.6 Ya desde su estancia en Tepic habían tenido noticia de una región diferente de las que hasta entonces habían asolado. Por ejemplo, en la Tercera relación anónima se consigna que los indígenas de Tepique les hablaron de ella y ―nos pusieron muchos temores, diciendo que adelante estaba una provincia muy recia y gente muy belicosa, y que habia tantas ciénagas que no se podia andar‖. 7 Más

5

―Tercera relación anónima de la jornada que hizo Nuño de Guzmán á la Nueva Galicia‖, p. 447. Aunque esta relación se le atribuye a Cristóbal Flores, prefiero dejarla como anónima como hizo J. García Icazbalceta, pues aparte de lo que él mismo argumenta en su ―Noticia...‖ (p. LIII-LIV); el padre Tello en la Crónica..., dice en la página 102 que durante la estancia de Nuño de Guzmán, murió Cristóbal Flores; así, o son homónimos o es otro el autor. 6

―Carta a su Magestad del Presidente de la Audiencia de Méjico, Nuño de Guzmán, en que se refiere la jornada que hizo á Mechuacan, a conquistar la provincia de los Tebles-Chichimecas, que confina con Nueva España (8 de julio de 1530)‖, p. 357. 7

―Tercera relación anónima...‖, p. 445.

195


aún, son los propios habitantes de la región quienes les envían mensajes de guerra a los españoles, según declaración del propio Nuño de Guzmán que en su carta al rey le informa: ...y llegado al rio y hallado bado muy bueno, parescieron sobre el rio algunos indios que dieron grita, y metiéronse adentro en una arboleda que allí estava, donde habia algunas casas; pienso, á lo que paresció otro dia, que me quisieron cebar y hacerme pasar, teniéndonos en poco, como lo habian embiado á decir á los indios de Tepig, que fuésemos allá, que heramos unas biejas, y que á todos nos comerían...8

Y allá fueron, pero hasta el día siguiente, y al cruzar el vado libraron una batalla contra los indios quienes, armados y protegidos, pues ―...sus armas heran muy buenos arcos y flechas, y rodelas de caymanes muy grandes, y lanzas y porras, y aunque son muy recias las rodelas, no faltaron aquel dia brazos para pasarlas con las lanzas, al indio y á ellas‖;9 no esperaron la embestida de la caballería sino que atacaron antes ―y a lo que todos dicen, nunca bieron indios acometer a gente de caballo sin ser acometidos, como estos lo hicieron‖ (figura 52).10 Aunque con algunas bajas,11 el ejército conquistador salió triunfante y continuó su avanzada hacia el norte hasta que al cabo de dos días llegaron a Omitlán, situado a orillas de otro río, con toda seguridad el San Pedro o Tuxpan, ahí: Halló ciertos nahuatlatos y principales que les vinieron de paz de la cabecera de toda aquella tierra, que se llama Centiquipaque: es buena provincia que dicen que tiene subjetos á cuarenta y tantos pueblos (...).

8

―Carta a su Magestad...‖, p. 387.

9

Ibid., p. 389. Donde se agrega que ―traían otras rodelas de un cuero que parecía de baca, pensamos que puede ser danta‖. 10

Ibid., p. 391.

11

―Hirieron aquel dia doce ó trece españoles, y muchos indios de los amigos, y algunos mataron; y ansimesmo hirieron cuarenta y ocho ó cuarenta caballos, de los cuales creo que murieron once ó doce‖. (―Tercera relación anónima...‖, p. 446).

196


Es provincia muy abundosa de comidas y de muchas frutas; es caliente por ser en la costa, y tierra muy llana.12

En este pueblo se quedaron alrededor de mes y medio, tanto para dar tiempo para que se recuperaran los heridos como para ―esperar a la gente que venía de Méxjco‖,13 según asienta el propio Nuño de Guzmán, ya que necesitaban de refuerzos para emprender con buen fin la conquista de las provincias que estaban más adelante, pues desde aquí comenzaron a fluir las noticias de otros pueblos como Aztatlán, ―que dicen que es cosa muy grande y de mucha gente que me espera de guerra‖,14 aunque, según se desprende de la lectura de su carta, lo que mayormente despertaba su interés era ir... ...en busca de las amazonas que me dicen están diez jornadas; unos dicen que havitan dentro de la mar, y otros que están en una parte de un brazo de mar y que son ricas y temidas de los habitadores de la tierra, por dioses; son más blancas que estas otras, traen arcos y flechas y rodelas, comunícanse cierto tiempo del año con los vecinos, y lo que nace, si es baron, dicen que lo matan, y guardan las mugeres; ay muchas poblaciones y grandes hasta llegar á ellas.15

Sin duda el mito de las amazonas, junto con el de la fabulosas siete ciudades doradas, fue uno de los mayores alicientes para continuar las campañas de conquista, no sólo para los soldados de pie, sino también para sus capitanes como claramente lo muestra la cita anterior;16 la cual también revela el carácter 12

―Tercera relación anónima...‖, p. 446.

13

―Carta a su Magestad...‖, p. 391.

14

Ibid., p. 392.

15

Ibidem.

16

Lo cual no es privativo de la conquista de esta zona, sino de toda la conquista de América. Dice Georges Baudot en su texto ―La frontera imaginada. Fronteras políticas y fronteras imaginarias en la fundación de la América virreinal‖ (p. 211): ―Son las fronteras de aquellos espacios aún desconocidos, por explorar y por entender, que deslindan y marcan los límites de reinos imaginarios, de ciudades fantásticas, en todo el proceso complejo del reconocimiento de América y de su conquista y control‖. Más adelante agrega: ―Ante la inmensidad del territorio americano, ante sus horizontes vertiginosos, ante la inquietante y hasta angustiosa novedad de las humanidades americanas que el hombre del Viejo Mundo quiere y tiene a toda costa que incluir, que integrar en sus propias explicaciones cosmogónicas con datos de la sagrada Escritura, de la

197


pragmático de Nuño de Guzmán, para quien, si bien resulta interesante la posibilidad de un pueblo de puras mujeres, no quita el dedo del renglón de su objetivo principal que era lograr la conquista de más grandes y ricas tierras y el mayor número de almas para la corona española que cualquier otro de los conquistadores, al señalar que ―ay muchas poblaciones y grandes hasta llegar a ellas‖. Parten de Omitlán a mediados de julio de 1530 con rumbo a Aztatlán, y ―en todo este camino hasta llegar allí se hallaron algunas estanzuelas, aunque no muy grandes‖;17 no obstante, aunque sólo distaba ―diez leguas de allí; en el camino duró seis dias á causa de las muchas aguas que hacia, y de los muchos y furiosos rios que habia‖.18 Estas menciones nos señalan la probable existencia de un camino que comunicaba las poblaciones más grandes, a pesar de ser cabeceras de provincias diferentes; si bien podría pensarse que usan la palabra camino de manera eufemística para no decir ruta o dirección, en realidad parece que sí se refieren a caminos ―hechos y derechos‖, ya que en la relación que nos dejó Gonzalo López eso se especifica claramente. El nos relata que en Chametla: ...les mandaron el alcalde é Verdugo á los señores del, hiciesen limpiar los caminos, para adelante hasta Culnacan; porque ellos daban noticia de todo hasta allí, qués mucha tierra, los cuales lo hacían hasta tanto, que no sé por qué causas los indios se alzaron, y cesó el limpiar de los caminos, aunque habia limpios, mucho parte dellos.19

Antigüedad Clásica, la vieja máquina de los mitos le permite fabricar fronteras razonables, ya que no racionales; imaginadas, pero casi familiares. Son ecos y espejismos, es cierto, pero a fin de cuentas son reflejos tímidos, inciertos y tranquilizadores de discursos e imágenes que dicta la realidad, así dominada, controlada por fin, y posteriormente asimilada‖ (p. 223). 17

Juan de Sámano, ―Relación de la conquista de los Teules Chichimecas que dió Juan de Sámano‖, p. 279. 18

―Tercera relación anónima...‖, p. 446.

19

Gonzalo López, ―Relación del descubrimiento y conquista que se hizo por el gobernador Nuño de Guzmán y su ejército en las provincias de la Nueva Galicia. Autorizada por Alonso de Mata, escribano de S. M. –(Año de 1530)‖, p. 439.

198


Parece pues evidente la existencia de caminos que comunicaban buena parte de la región, o al menos sus pueblos principales como en lo sucesivo iremos viendo. Fue a través de uno de estos caminos que llegaron a Aztatlán: El cual era una provincia bien poblada y grande: allí le aguardaron de guerra los naturales, aunque no á que aguardase á romperse, porque luego los desbarataron. Aquí asentó el gobernador su real encima de la barranca del rio, y recogieron toda la más comida que pudieron para invernar allí, por respeto que las aguas estaban recio; aquí fallaron tanta provisión de comida, de gallinas de las de México, é maiz, é patos, é otras aves, que fue cosa extraña.20

A pesar de que tomaron sus precauciones para permanecer ahí en tanto pasaba la temporada de aguas, éstas les jugaron una mala pasada, ya que: ¨Á ciertos dias de Septiembre [el 20 según asienta García del Pilar] se levantó una tan gran tormenta de agua y viento que llevó las mas casas¨. Tuvieron que quedarse ahí más días de lo previsto, esperando a que se recuperan los enfermos, sin embargo, como consecuencia de la inundación comenzaron a escasear los alimentos y la hambruna los amenazó, así que hubo la necesidad de buscarlos en otra parte, encargo que se encomendó a ―Lope de Samaniego y García del Pilar, lengua‖,21 quienes partieron en busca de la provincia de Chiametla, por lo que podemos considerarlos como los primeros europeos en pisar tierras ahora sinaloenses. A pesar de tener un ―alcancejo‖ con uno de los pueblos ubicados a orillas del camino, al llegar a la cabecera no tuvieron problema, por el contrario, le ―dieron mucha cantidad de gallinas y algund pescado, y dejando de paz la dicha provincia, que tiene veinte é dos pueblos subjetos, se volvió trayendo consigo al hijo del señor con hasta ciento y cincuenta

20

―Primera relación anónima de la jornada que hizo Nuño de Guzmán á la Nueva Galicia‖, p.

21

Ibid., p. 472.

288.

199


hombres, todos cargados de gallinas, de que no poco consuelo recibió toda la gente‖.22 Tuvieron que esperar en Aztatlán poco más de dos meses hasta que bajaran las aguas. Finalmente el campo en pleno pudo seguir adelante y ―todo el camino por donde fué, hasta llegar á esta Chametla que arriba digo, es poblado á una parte é á otra de muchas estancias; y llegado el campo, los indios de aquella provincia dijeron que tenian guerra con una gente que estaba en las sierras‖. 23 Además de esta primera mención acerca de sus diferencias con los grupos serranos, también resulta interesante que aparte de las muchas estancias en el camino encontraron ―infinitos indios muertos que hedian, los cuales eran de los amigos que se habian quedado enfermos; y dicen que habia muchos ahorcados, que se ahorcaban ellos‖.24 No obstante, al llegar el grueso del ejército a Chametla resultó que siempre sí entablaron batallas con sus habitantes, al parecer debido a que los indios que habían sido enviados a Aztatlán a socorrerlos con los alimentos, fueron usados como tamemes por los españoles, lo cual no fue de su agrado, ¨y aquella causa, decian, que se habian levantado los indios de Chiametla.25 No obstante, pronto fueron sometidos y tomada la cabecera de la provincia, donde de nuevo fueron proveídos de todo lo necesario para comer, en particular ―muchas gallinas como las de México, las cuales no hay ya de aquí adelante‖. 26 Ahí se estableció el capitán general durante un tiempo y de ahí envió a sus capitanes a realizar exploraciones con el objeto de ver si estaban de guerra o de paz, porque le interesaba no tener otro encuentro belicoso con los indios. Por ejemplo, a Juan de Sámano lo mandó que observará la situación unos kilómetros más adelante:

22

―Tercera relación anónima...‖, p. 448.

23

Juan de Sámano, ―Relación de ...‖, p. 281.

24

Pedro de Carranza ―Relación hecha por Pedro de Carranza sobre la jornada que hizo Nuño de Guzmán, de la entrada y sucesos en la Nueva Galicia.-(Año de 1531)‖, p. 363. 25

Ibidem.

26

Ibidem.

200


É yo fuí con cierta gente de caballo é peones, é no salieron de paz ni de guerra, mas que se absentaron y se escondieron. Anduve por toda la provincia: tomóse alguna gente, y trújelos á Chametla do el capitán general estaba, y allí les habló con las lenguas é los mandó volver a sus casas. Este pueblo está muy bien poblado: va hasta la mar poblado: va un gran rio por medio de lo poblado hasta la mar: llamáse este pueblo Quezala.27

Este gran río es el actual río Presidio, y aunque aquí claramente se asienta que los pobladores de Quezala se entendían con los intérpretes que Nuño de Guzmán llevaba; en la Tercera relación anónima se dice de ese mismo pueblo ―que es poblada de otra gente muy diferente de la de hasta aquí, en lengua, y en la manera de las casas que es muy rala‖. Sin embargo, ello entra en contradicción con lo dicho por Juan de Sámano y casi todas las otras relaciones, ya que en ellas no se consigna que hasta ese punto se hayan notado diferencias y consideran a Quezala como parte de la provincia de Chametla. Inclusive en la Segunda relación anónima se señala de forma explícita, pues, una vez que ya estaban en Culiacán, hubo necesidad de regresar al sur: ―É salí con ocho de á caballo á la villa del Espíritu Santo, que había poblado Barrios en el río de Quezala, que es en la provincia de Chametla, la cual hallé en tanto trabajo como la otra estaba‖.28 En realidad parece que en la Tercera Relación anónima hay una confusión de nombres, pues en ella se relata cómo Nuño de Guzmán partió de Chametla, ―mediado Enero del año de quinientos y treinta y uno por un camino muy ancho que los naturales estando de paz y sabiendo que íbamos adelante habían abierto, el cual iba por los lados de las poblaciones, arrimado a la sierra‖29, e inmediatamente después agrega, en coincidencia total con lo dicho por Juan de Sámano:

27

Juan de Sámano, ―Relación de...‖, p. 281.

28

―Segunda relación anónima de la jornada que hizo Nuño de Guzmán á la Nueva Galicia‖, p.

29

―Tercera relación anónima...‖, p. 449.

305.

201


Está cinco leguas de Chametla una provincia que se llama Cazala, harto buena, pero no esperó de paz ni de guerra, mas antes tenian todo lo que tenian alzado por los montes: hallóse comida de maiz y de gallinas. Hay á la una parte y á la otra dél muchos pueblos y estancias, cuatro leguas más adelante hay otra provincia que se dice Culipara, que estaba de la manera de Quezala: hay en ella abundancia de comida.30

Luego es cuando menciona, repitiendo el nombre: De allí partió y fué a la provincia de Quezala, que es poblada de otra gente muy diferente de la de hasta aquí, en lengua, y en la manera de las casas, que es muy rala: anduvimos por ella tres jornadas pequeñas hasta llegar á un pueblo que le llamaron de los Frisoles, por ser mucha la cantidad que dellos habia; y en este pueblo estuvo ocho ó nueve dias, á causa de haber faltado lenguas que entendiesen los naturales, y no tener noticia de camino cierto que seguir, por lo cual fué necesario enviar y buscar con poca gente camino por donde fuese el ejército, por dos ó tres vias, en lo cual se detuvo el dicho tiempo.31

Es decir, no es sino hasta varias leguas después de haber cruzado el río Presidio, cuando las diferencias con lo recorrido hasta ese momento se hacen notorias para todos los relatores, quienes coinciden en que es a partir del pueblo de los Frijoles y, todavía más específicamente, una vez cruzado el río Piaxtla. Por ejemplo, en la Primera relación anónima destacan que, a diferencia de las extensas ciénagas que hasta entonces habían atravesado, en esta zona: Ya aquí la tierra es mas arcabucosa y cerrada de monte, y es toda tierra llana, porque todo es costa á cuatro é cinco leguas de la mar. Aquí tuvieron recuentro con los indios, aunque no mucho, porque no es mucha gente. Aquí hay muy buenas casas de diferente hechura de las pasadas é tienen las casas de los caciques hecho un palenque alto al

30

Ibidem.

31

Ibid., pp. 449-450.

202


derredor, con su puerta, é su plaza dentro, é muchas de las otras casas; y esto es por la guerra que tienen unos con otros.32

Asimismo, una vez pasado el río Piaxtla, supieron que ―estaba muy cerca Ciguatan, del cual habia un año que se traia noticia por muy gran cosa, aunque no salió ansí‖.33 No obstante, la desilusión no fue total, ya que: ...y llegados al rio de Ciguatan hallaron ocho pueblos de los pequeños y de los grandes, y en ellos hallaron alguna gente de guerra y mucha cantidad de mujeres muy diferentes de las que hasta allí se habían visto, ansí en su traje como en ser mejor tratadas: habia pocos hombres, y los que habia muy bien aderezados de guerra con sus penachos y arcos y flechas y porras: estos dijeron ser de los pueblos comarcanos, y que venian a defender las señoras amazonas: tomáronse mucha cantidad de aquellas mujeres. Despues por las lenguas se supo que estas mujeres decian haber venido por la mar, y antiguamente guardar entre sí tal órden que no tenían maridos, ni entre sí los consentian, mas antes de cierto tiempo en cierto tiempo venian los comarcanos á entrar con ellas, y las que preñadas quedaban y parian hijos los enterraban vivos, y las hijas criaban, y que de poco tiempo á esta parte no mataban los niños, mas los criaban, y cuando eran de diez años ó poco mas los daban á sus padres. Desto no se pudo saber bien el secreto dello, porque las lenguas que habia no eran muy expertas.34

Sobre esta cuestión, en torno a la diferencia de idiomas una vez dejada atrás la región cenagosa, resulta de la mayor importancia lo relatado por García del Pilar, quien hasta ahí había servido muy bien como uno de los intérpretes directos de Nuño de Guzmán. Este personaje de no muy buena fama, comenta que al llegar a este pueblo de Ciguatlán, a orillas del actual río San Lorenzo: ―hállamos todo lo mas mujeres, é no se pudo alcanzar si vivían solas o tenían

32

―Primera relación anónima..‖, p. 290.

33

―Tercera relación anónima...‖, p. 451.

34

Ibid., pp. 451-452.

203


maridos, por cabsa de no tener lengua que las entendiese bien, salvo que habia muy pocos hombres é todo mujeres‖.35

Una segunda opinión. Lo anterior es parte de la impresión que recibieron los soldados de la primera incursión armada de los europeos a estas tierras. Sin embargo, apenas 30 años después, la región ya estaba de nuevo en pie de guerra, al menos los pueblos ubicados a orillas del río Baluarte, pero en las partes medias de la sierra, donde habitaban indios que: ...por ser gente indómita y encenegada en el bestial y abominable vicio de sus malas costumbres y vida36 y no consentir sujeción y servidumbre a los cristianos, acordaron alzarse con gran junta y apercibimiento de guerra de manera que en breve tiempo mataron, robaron y asolaron sin dejar cosa enhiesta ni rastro de ella. Y de miedo al castigo que merecían y se temieron por haber incurrido en semejante delito, se ausentaron de sus tierras pueblos y lugares y casas, habitaron en altas asperezas, sierras y quebradas, escondidos en lo hondo de sus espantosas cóncavas, quebradas y cuevas. Por cuyos sucesos y acaecimientos no tan solamente no pudieron tornar (los españoles) a poblar la villa, mas quedaron (los indios), lozanos y sin castigo de sus delitos y olvidados con el espacio de tiempo. Y arrepentidos de verse habitar en las

35

García del Pilar, ―Relación de...‖, p. 259. Por desgracia no se trataba de un pueblo de mujeres. En la Cuarta relación anónima explican ―la cabsa porque no se hallaron varones entre ellas, era porque se andaban acabdillando los varones para nos dar guerra en cierto cabo. Esto es ansí, porque despues cuando volvimos de las sierras y despoblado que no podimos pasar, los hallamos en sus casas con sus mujeres y hijos, sin hacer diferencia de otros pueblos.‖ (p. 476). 36

Todavía pues en 1566 se seguía apelando a la ―monstruosidad‖ de los indios como causa para su sometimiento, a pesar de que ya Paulo III había lanzado la bula Sublimis Deus donde reconoce, en 1537, la humanidad de los americanos; por lo que se van hacia sus supuestos vicios y malas costumbres. ―Con el riesgo, a veces, de inventar puras patrañas, como la evocación de una posible homosexualidad generalizada entre los amerindios y de una práctica exhaustiva de la sodomización, lo que ninguna investigación moderna avala en modo alguno. Evidentemente, aquí se trata de justificar una tutela, una necesidad ingente de llevar las riendas de destinos descarriados, y de presuponer que el ‗descubrimiento‘, la conquista y la evangelización son elementos providenciales para salvar a una parte de la humanidad ignorada, por reservada a los oscuros y fétidos designios de Satán‖ (Baudot, 1996a: 40).

204


habitaciones de animales monteses, fueron tornando a poblar sus pueblos en las partes y lugares que antes solían asistir.37

Debido a esta situación fue necesario emprender una campaña de reconquista en la región, encargo que le fue conferido a Francisco de Ibarra, quien salió de Culiacán hacia la provincia de Chametla ―por el mes de abril de mil e quinientos y sesenta y seis años‖;38 antes de adentrarse en la zona alzada, el ejército se detiene en Piaxtla, ―tierra primera de la provincia de Chiametla‖, 39 de donde envían mensajeros a los de Chametla, quienes rápidamente: Ofreciéronse a la ayuda, pacificación y conquista de los caribes serranos, gente salvaje, vil y villana, indómita y glotona de carne humana y tan fiera que por gala trae cola y espejo en la trasera, aunque es gente belicosa y valiente. Habitan y asisten ocho leguas del río de Chiametla en las sierras ásperas, quebradas, cóncavas y riscos de su altura. La cual gente de ordinario había sido contraria y enemiga de los de Chiametla.40

A través de estas citas podemos ver que a lo largo de la llanura costera, en el área comprendida entre el río Santiago al sur y el río Piaxtla al norte, era, en el siglo XVI, una zona habitada por grupos humanos con rasgos culturales semejantes y con diferencias notorias respecto de sus vecinos, tanto del resto de la llanura costera como de los que ocupaban las partes medias y altas de la sierra; región que hasta entonces había permanecido incólume a los intentos de penetración de otros grupos, a la llegada de los españoles y Siendo tan montosa y enmarañada y estando tan defendida de tres caudalosos ríos, como son el de Iscuintla, el de San Pedro y el de Acaponeta, y siendo sus habitadores infinitos de nación totorame, tan

37

Baltasar de Obregón, 1988 Historia de los descubrimientos antiguos y modernos de la Nueva España escrita por el conquistador en el año de 1584, p. 98. 38

Ibid., p. 101.

39

Ibid., p. 102.

40

Ibid., p. 103.

205


belicosa que la reconocía la tepehuan o de la sierra, cuando por lo natural habían de salir como fieras indómitas y cruelísimas contra los españoles, los hallaron corderos tan mansos.41

En fin, a través de la lectura de las fuentes documentales del siglo XVI podemos darnos cuenta de la fuerte similitud entre los habitantes de esta región plana y cenagosa. Las semejanzas son tanto en la distribución interna como regional de los poblados, en las actividades productivas principales, las costumbres y hasta en la lengua. Elementos que les hacían sentir una identidad común y formar parte de un mismo grupo: el Totorame y que los hacía diferentes de los que habitaban allende el río Piaxtla que, de acuerdo con las fuentes documentales del siglo XXVI, funcionaba como una frontera.

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206


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TERCERA RELACIÓN ANÓNIMA, 1980 ―Tercera relación anónima de la jornada que hizo Nuño de Guzmán a la Nueva Galicia‖, en Colección de documentos para la historia de México, Tomo segundo, publicada por J. García Icazbalceta, segunda edición facsimilar, México, Editorial Porrúa (Biblioteca Porrúa 48), pp. 440-460.

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Condiciones de los Jornaleros agrícolas guatemaltecos en el Soconusco durante el conflicto de límites entre México y Guatemala. Antecedentes de su migración1 Nidia Cisneros Chávez Centro de Estudios Migratorios Instituto Nacional de Migración

Introducción A finales de la década de 1870 el gobierno mexicano patrocinó estudios demográficos, de agronomía, económicos, entre otros, con el fin de poner en marcha proyectos productivos agrícolas de los que se obtuvieran artículos exportables principalmente hacia Europa y Estados Unidos. El país contaba con grandes extensiones de tierra sin utilizar que podrían servir para cultivos diversos, entre ellos el café, un producto que había generado grandes ganancias a países latinoamericanos como Guatemala o Brasil. Se trataba de una forma de comercio que podía dar empleo a una gran parte de la población del país y que en consecuencia proyectaría una imagen de nación fuerte a partir de la demostración de la riqueza de sus recursos naturales.2 Uno de esos proyectos era el cultivo de café en cuya cosecha se necesitaba un ejército de mano de obra que se obtuvo de las comunidades vecinas a la actual frontera entre México y Guatemala. La conformación de grupos campesinos indígenas guatemaltecos que cruzaron hacia tierras mexicanas en busca de mejores condiciones laborales, en realidad era la práctica de un desplazamiento migratorio ancestral que las comunidades indígenas que ocurría 1

Agradezco al Centro de Estudios Migratorios la oportunidad para realizar el estudio que aquí se presenta. Las opiniones mostradas son total responsabilidad de la autora. 2

Este tipo de proyectos productivos había sido probado en Guatemala con grandes ganancias en la producción de cafetales, un producto que había logrado colocarse como uno de los que más ganancia había obtenido el país centroamericano.

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mucho antes de la delimitación fronteriza entre ambas naciones. De acuerdo con un sistema estacional, los indígenas de las aldeas cercanas al volcán Tacaná se desplazaban periódicamente para cultivar tierras en la región de Soconusco, que eventualmente formaría parte de la República Mexicana. Este es un análisis sobre la migración de jornaleros guatemaltecos hacia México y de los conflictos fronterizos en las últimas décadas del siglo XIX, que envolvieron a los indígenas que migraban a las fincas cafetaleras entre la modernidad económica y los rezagos sociales que la economía de enclave había permitido desde la época republicana y luego durante la época del porfiriato. Tal era el caso de las fincas cafetaleras de El Soconusco donde las condiciones de trabajo afectaron a los labriegos indígenas como lo ha señalado la historiografía sobre el tema, pero que poco se ha documentado sobre su condición de extranjeros en México, tema que se intenta dejar delineado en este trabajo.

Condiciones de los jornaleros guatemaltecos en Soconusco. El Soconusco es un área boscosa y montañosa que se encuentra al sur del estado de Chiapas, en el sureste mexicano. El territorio forma parte de la Selva Lacandona con abundante vegetación y grandes extensiones de tierra cuyo atractivo es la extensión de tierras cultivables por la cercanía y cantidad de ríos que la irrigan. Durante el siglo XIX, la región estaba prácticamente desierta y no existían caminos seguros por donde transitar, por lo que fue conocida como el Desierto de la Soledad o Desierto de Ocosingo.3 Los grandes proyectos económicos creados por los liberales mexicanos en tiempos de la República, se centraron en la ocupación de esa extensa tierra, aún en litigio con Guatemala, para la inversión de capitales en la agricultura y en la obtención de productos exportables que desarrollaran la economía de la región y del país. El plan agrícola del Soconusco fue creado por Matías Romero, ministro de Fomento y Economía durante el gobierno de Benito Juárez, quien estudió a 3

Jan de Vos, Viajes al desierto de la soledad. Cuando la Selva Lacandona aún era selva, México, SEP/Ciesas, 1988.

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profundidad la productividad de ese territorio dándole proyección económica y geográfica a la región, fundamental en el proceso de delimitación de la frontera mexicana con Guatemala. Políticamente permitió el establecimiento de una élite política, permeada e influenciada por las tendencias comerciales y económicas del momento e interesadas en sacar el mayor provecho del territorio de acuerdo a una economía de enclave que favorecía sus intereses. Las décadas de 1880 y 1890 vieron el crecimiento económico tanto del Soconusco como de regiones tales como Tabasco y Campeche donde la principal actividad productiva era la tala de maderas preciosas o de maderas para insumos industriales como el Palo de tinte con grandes ganancias para los monteros, una parte de los cuales era extranjero.4 Los grandes obstáculos en esas provincias, tanto como para El Soconusco, fueron los pocos y sinuosos caminos para transportar los productos, la insuficiente mano de obra, el conflicto de límites entre México y Guatemala y, finalmente, la casi nula comunicación entre la capital y la región limítrofe. El gobierno mexicano fue ambiguo con la población indígena de las comunidades de Tajamulco y Sibinal, cercanas al volcán Tacaná, que arribaban tradicionalmente al Soconusco para utilizar tierras de cultivo donde sembraban maíz. Pero tras el reclamo de México sobre esas tierras, las autoridades federales destruyeron las cosechas indígenas de Cuilco Viejo, dándose enfrentamientos que las autoridades guatemaltecas utilizaban de pretexto para incursionar hacia México.5 La situación cambió a partir del establecimiento de las fincas agrícolas que necesitaban de mano de obra en grandes cantidades lo que provocó un cambio en la política migratoria que de restrictiva se convirtió en la única considerada de brazos abiertos para los guatemaltecos. 4

De acuerdo con De Vos, el embajador de Bélgica en México informaba a su país que: la cosecha anual de caoba y cedro ascendía a 24, 000 toneladas; el palo de tinte ascendía a 50 mil, ganancias que repartían entre 5 compañías que trabajaban en la zona: Romano y Cía 4,800 toneladas; Valenzuela e hijos, 2 mil; The Guatemalan and Mexican Mahogany and Export Company, 4 mil toneladas; Troncoso Cilveti y Cía, 2 mil. De Vos, Viajes al desierto… p. 204. 5

Matías Romero, Cultivo del café en la costa meridional de Chiapas, México, Oficina tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1893, p. 20.

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El gran obstáculo para la atracción de inversionistas extranjeros a México era la incertidumbre por los límites fronterizos, por lo que desde 1877, los gobiernos guatemalteco y mexicano crearon un Comité Científico para el establecimiento de los límites correspondientes cuyo trabajo culminó hasta 1882 con la firma de un Tratado de límites. Pero delinear la frontera territorial, en cambio, no favoreció la vida cotidiana de los habitantes alrededor de la línea fronteriza cuyo flujo migratorio arribaba a las plantaciones cafetaleras que quedaron de lado mexicano y, encambio, sí terminó por diferenciar los derechos de los jornaleros indígenas, de los inversionistas extranjeros que demostraran haber adquirido bienes raíces en la República y renunciasen a su nacionalidad, según muestran las leyes de colonización y deslinde (1875), de colonización (1883) y de extranjería y naturalización (1886). La figura de colono caracterizaba a quienes establecían su arribo al país en virtud de contratos de trabajo avalados por el gobierno local para el poblamiento de áreas deshabitadas y trabajo en las fincas, cuyos gastos de viaje e instalación eran costeados por el Estado. De acuerdo con el artículo 28 de la ley de extranjería de 1886, se considerarían como mexicanos: ―Los colonos que vengan al país en virtud de los contratos celebrados por el gobierno y cuyos gastos de viaje e instalación sean costeados por éste, se considerarán como mexicanos En su contrato de enganche se hará constar su resolución de renunciar a su primitiva nacionalidad y de adoptar la mexicana, y, al establecerse en la colonia, extenderán ante la autoridad competente la renuncia y protesta que exigen los artículos 14 y 16: ésta se remitirá al ministro de relaciones para que expida a favor del interesado el certificado de naturalización‖.6

También se consideraría mexicanos a los colonos que vinieran a trabajar a compañías no subvencionadas por el Estado, siempre y cuando pidieran su carta de naturalización. En cambio, el artículo 34, negaba la naturalización: 6

Compilación histórica de la legislación migratoria en México: 1821-2002, México, Centro de Estudios Migratorios, 2002, p. 99

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―A los reputados y declarados judicialmente en otros países piratas, traficantes de esclavos, incendiarios, monederos falsos o falsificadores de billetes de banco o de otros papeles que hagan las veces de moneda, ni a los asesinos ni plagiarios y ladrones. Es nula de pleno derecho la naturalización que fraudulentamente haya obtenido el extranjero en violación de la ley‖. 7

La figura de extranjero, a pesar de definirse sólo como la de aquel nacido fuera del territorio mexicano, según la misma Ley, durante el gobierno de Porfirio Díaz, fue cuidadosa para aceptar o rechazar a quienes desde entonces se calificaba según su buen o mal prestigio.8 Un buen prestigio era el de los extranjeros inversionistas, pero un mal prestigio era el de peones agrícolas que habían huido de los maltratos de las fincas a quienes se consideraba como ―Incendiarios‖. Tal fue la bienvenida a los alemanes, franceses y holandeses que invirtieron grandes capitales en el sureste mexicano que adquirieron y desarrollaron fincas agrícolas de diverso tipo. Los inversionistas alemanes también habían obtenido tierras concesionadas en Guatemala donde habían utilizado un sistema trabajo forzado por medio de mecanismos de coerción y castigo, lo que originaba un traslado constante de migrantes hacia México. Pero ellos mismos, ante la falta de tierras de cultivo y mano de obra, trasladaron sus negocios a México para explotar las nuevas extensiones de tierra que el gobierno mexicano otorgaba,9 una vez que se tuvo

7

Ibidem.

8

Para Clara Lida, durante el siglo XIX, México fue un país del que salieron muchos migrantes, en cambio, en su recepción fue mucho menor a la inmigración en otros países de Latinoamérica. Es decir, la migración fue primaria, mientras que la inmigración fue secundaria. p. 35. Clara Lida, Inmigración y exilio. Reflexiones sobre el caso español, México, Siglo XXI/ El Colegio de México, 1997. 9

Germán, Martínez Velasco, Plantaciones, trabajo guatemalteco y política migratoria en la frontera sur de México, México, Instituto Chiapaneco de Cultura, 1994, pp.12-13.

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certeza del territorio definitivo de México comenzó el deslinde y la colonización de terrenos baldíos en los Estados de Tabasco y Chiapas.10 Para 1883, la campaña de colonización especificaba que las empresas deslindadoras fraccionarían los terrenos baldíos que adquiriera para la colonización en lotes de 50 hectáreas que se entregarían a cada una de las familias que ahí se avecindaran, por lo menos 300 familias, 50% de origen y nacionalidad europea y el resto de mexicanas. Por esta ley, el gobierno mexicano se comprometía a trasladar a las familias, marido y mujer con hijos o sin ellos, padre o madre con uno o dos descendientes bajo la patria potestad, así como hermanos de ambos sexos. Se consideraba que una familia había quedado establecida si había empezado a cultivar su terreno, y ese era el momento de que el gobierno determinará nombre, apellido, y nacionalidad de cada uno de los nuevos colonos.11 El establecimiento de extranjeros en las tierras habilitadas fue tan prioritario para gobierno mexicano que ofreció todas las facilidades para su establecimiento, no sin una cierta reserva: En cuanto al colono extranjero que, por su condición desgraciada, o por su ambición legítima quiera abandonar su patria para venir a la nuestra en busca de un filón que explotar, hay que decirle, que aquí lo tiene; que aquí hay brazos tierras, paz, garantías, y buena voluntad para todas las naciones del mundo.12

La ley establecía que los colonos gozarían de los ―privilegios temporales‖, lo cual se pensó, haría más atractiva la llegada de la anhelada mano de obra. Es muy probable que la regularización de los trabajadores guatemaltecos haya 10

Periódico Oficial del estado libre y soberano de Chiapas, núm., 3, sábado 22 de diciembre de 1883. En adelante, los periódicos que aquí se presentan fueron consultados en el Fondo reservado de la Hemeroteca Nacional de México. 11

Cfr, Periódico Oficial del estado libre y soberano de Chiapas, núm., 3, sábado 22 de diciembre de 1883. 12

Estudio sobre la producción del café por el lic. Rafael Herrera. México, Oficina tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1893, p. 182.

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demorado por lo menos cincuenta años, cuando se pidió la documentación de todos los extranjeros que estuvieran en México, los colonos guatemaltecos que habían llegado a las fincas cafetaleras en la época antes descrita. Esa condición de extranjeros, en la que de manera automática fueron considerados los labriegos, es por la cual hoy intentamos delinear un breve esbozo. En la búsqueda de datos que pudieran utilizarse para delinear un perfil de los agricultores provenientes de Guatemala hacia México en las últimas décadas del siglo XIX se utilizaron registros del Archivo Histórico del Instituto Nacional de Migración en la ciudad de México.13 de los cuales se obtuvieron algunos datos que se presentarán a continuación y son una propuesta para incursionar en temas sociales diversos que afectaron a la población labriega. Los primeros casos documentados se encuentran hasta 1926 cuando se constituyó la Dirección de Migración que comenzó a regularizar y controlar entradas y salidas de los extranjeros en México de manera sistemática para todo el país. Fue entonces cuando se diseñó la solicitud para el registro de extranjeros que incluían datos sobre el lugar de entrada al país, profesión, oficio, ocupación, y lugar de residencia. Gracias a esta información se pueden observar indicios de las fincas que existían a finales del siglo XIX, además de que ocasionalmente se incluye en la documentación otros instrumentos para certificar la veracidad de los requerimientos que se solicitaban al extranjero. Este es el caso de un trabajador agrícola que en 1935 entregaba dos constancias de una estancia mayor a cinco años en el Soconusco. Aseguraba tener 50 años, ser soltero, jornalero del rancho de San Antonio, Cahoa, Tuxtla Chico, Chiapas y que había entrado a México por Talismán el 1 de febrero de 13

Este Archivo cuenta con expedientes personales de los extranjeros que se fueron conformando desde 1920 hasta 1978 con temas como: inmigrantes, visitantes, trabajadores temporales, refugiados y asilados políticos, deportados, visas y pasaportes, aduanas y fronteras, emigración de trabajadores mexicanos hacia el extranjero, repatriación de mexicanos y solicitudes de naturalización, entre otros. Para una descripción más completa de este recinto y otras fuentes de información sobre inmigrantes en México, véase, Ernesto Rodríguez Chávez, ―Fuentes de información estadística sobre los inmigrantes en México. Potencialidades y limitaciones‖ en Los extranjeros en México. Continuidades y aproximaciones, Ernesto Rodríguez Chávez, coord. México, INAMI, 2010, p. 26.

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1894. Este trabajador presentó dos constancias expedidas por la administración de las fincas en las que había laborado, en una de ellas, más de doce años ―siendo cumplido en su trato y honesto en sus costumbres‖. Otro labrador de 69 años, soltero, jornalero, guatemalteco, trabajaba en la finca Guatimoc, en el municipio de Cacahuatán, Chiapas y había entrado a México por Unión Juárez en mayo de 1881. Ambos registros habían sido requisitados en 1932, lo que indica que éste hombre había entrado a México a los 18 años y que había trabajado por lo menos 51 años de su vida. Otro jornalero declaraba en una carta de 1934, que se encontraba gestionando su registro ante la Dirección de Migración para comprobar su vecindad en Tapachula desde hacía cuarenta años. La mayoría de los jornaleros declaraba ser soltero, pero con esposa e hijos, tal vez evidencia de unión libre o amasiato, una práctica generalizada. Los datos más antiguos encontrados en la Dirección de Migración datan de 1875 y muestran una situación hasta ahora poco reflexionada por la historiografía sobre el tema. Tomando en cuenta que, después de la firma del Tratado de Límites entre México y Guatemala, algunos territorios que habían pertenecido a México habían pasado a ser jurisdicción de Guatemala, y viceversa, ¿cómo es que se fue adecuando la administración a las nuevas entidades? Un labrador envió una carta a migración explicando que era guatemalteco por opción, y que en la municipalidad en la que vivía no aparecía su acta de nacimiento y que daba fe de: ―·que no aparece el acta de nacimiento […] siendo como es, que ocurrió de este lado de la línea que por el tratado quedó de parte mexicana, y tener como presentado también la declaración de estar exento del impuesto sobre la renta‖. Un caso que llama la atención es el de un residente de Huixtla, quien intenta certificar su nacionalidad mexicana través de un acta expedida por el juzgado mixto de primera instancia del Distrito judicial de Mariscal, Chiapas. La declaración, asentada en acta notarial, establece que es ―natural de Pinabete de 218


este municipio y Distrito y temporalmente avecindado en la Aldea Santa Rita del municipio de Huixtla Soconusco‖ y apela al artículo quinto del Tratado de Límites entre México y Guatemala, ―vigente desde el 2 de mayo de 1883 y para evitar en su caso los largos trámites innecesarios de una naturalización mexicana con fundamento en los artículos 1358, 1359, 1363, 1364 y 1370 del Código de procedimientos civiles‖. Con este documento, el trabajador intentaba asentar su nacionalidad pues no poseía su acta de nacimiento, que de acuerdo con lo declarado en el Registro de extranjeros, ―ocurrió de este lado de la línea‖. El labrador presentó un par de testigos para que dieran cuenta de su residencia, padres y fecha de nacimiento así como para: ―digan que mi residencia ha sido hasta hoy en el lugar de mi nacimiento […] digan que mis padres aunque de origen guatemalteco fueron conformes con el cambio de nacionalidad por no haber gestionado nada que signifique la conservación de la nacionalidad guatemalteca en uso de las facilidades que les ofreció el mencionado tratado de límites‖. Un documento tardío para el periodo que estamos analizando, se refiere al contrato de trabajo que un labrador presentó ante la Dirección de Migración como constancia del tiempo que había vivido en México. Lo interesante del documento es el contrato mismo, pues, a pesar de que tiene como fecha 1918, puede servir como parámetro para inferir condiciones laborales menores a las que el documento señala, de unas tres décadas atrás. Este contrato señala que la finca Hamburgo se encontraba en el Departamento de Soconusco donde trabajó el migrante, quien a su vez se comprometía a prestar su servicio en la finca Hamburgo en la recolección de café y otros trabajos de campo. ―La duración del presente contrato es de un año a contar desde la fecha en que ha comenzado el trabajo y para sus efectos el jornalero […] se presentará con sus familia en la mencionada finca el día 15 de octubre recibiendo en la misma habitación higiénica y útiles para su trabajo, que será retribuido semanariamente a razón de 10.80 centavos por caja de café entregada en el beneficio de la finca, jornada que no exceda ocho horas diarias o tarea que entregue él o los miembros de su familia‖

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Tal contrato estaba amparado por el artículo 9 de la Ley del Trabajo y había sido firmado ante el presidente municipal. El documento, por tanto, desmiente los informes que el gobierno de Chiapas había propagado 20 años atrás, en 1895, tal como aparece en el periódico El Progreso donde aparece un informe excedido sobre las condiciones de los peones: Ahora es mayor el número de brazos que se detienen en la región cafetalera, que los que continúan a la Vega de Tuxtepec y Veracruz en busca de trabajo. El jornal que pagan las fincas de café es generalmente de 38 a 43 centavos al día, según la mayor o menor necesidad que se tienen para el adelanto de las labores. Los jornaleros que acuden a las fincas de café tienen un aliciente más, el de que concurren con el todo o parte de sus familias y allí desde luego tienen trabajo bien remunerado y se encuentran a cubierto de las enfermedades que dominan en los bajos de la Costa, sin que permanezca por esto más tiempo en los cafetales que el que acostumbran hacerlo en los tabacales.14

A modo de reflexión Es importante señalar las condiciones de los jornaleros guatemaltecos en las fincas cafetaleras del Soconusco en torno a los años previos y posteriores a la firma del Tratado de Límites entre México y Guatemala. Algunas de esas condiciones fueron encontradas en los registros administrativos del Departamento de Migración que bien pueden arrojar algunos datos interesantes para comenzar a formar un perfil social de aquellos trabajadores que llegaron a finales del siglo XIX, pero que el gobierno mexicano documentó hasta 1926. El análisis de los llamados colonos de las fincas chiapanecas, lo que ahora consideramos migrantes guatemaltecos en México, tiene en la actualidad una enorme importancia, por lo que este trabajo intenta ser un antecedente sobre el paso ancestral que tal práctica ha tenido desde antes que México hubiera 14

El Progreso de México, 30 de noviembre de 1895. Hemeroteca Nacional.

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consolidado su estatus de nación de destino de labriegos en la magnitud que tiene actualmente. La caracterización de los agricultores guatemaltecos en México que aquí se propongo es de gran importancia para los estudiosos del fenómeno migratorio, pues ayuda a comprender la movilidad de los campesinos no sólo en términos económicos, si no en términos cotidianos, pues se interrumpe con el establecimiento de la nación mexicana y con las ideas que de soberanía se desarrollaron entre el siglo XIX y el XX. También es importante para nuevas reflexiones en torno a los trabajadores y al tipo de trabajo que desempeñan a lo largo de la frontera entre México y Guatemala respecto a las políticas laborales que deben propiciarse en torno también a los lazos de parentesco que se observan a ambos lados de la frontera. La movilidad de jornaleros guatemaltecos hacia México ha sido una de las migraciones que más se ha padecido por las condiciones que siguen habiendo en los campos agrícolas. Existe información sobre algunas de esas condiciones en el siglo XX, las mismas practicadas a finales del siglo XIX y que fueron de las principales

causas

de

descontento

social

que

orillaron

el

movimiento

revolucionario en contra del régimen de Porfirio Díaz. Lo que aquí se ha presentado es sólo una reflexión en torno a la falta de documentación que estableciera la nacionalidad de quienes fueron divididos por razones de límite territorial y a la falta de una normatividad integral que se encargue de velar por las condiciones laborales de los jornaleros, específicamente los migrantes que siguen padeciendo de desigualdad social.15 o la falta de convenios entre países que también se encarguen de programas de intercambio laboral, entre otros aspectos.

15

Véanse entre otros, Alan Knight, ―Mexican Peonage: What Was It and Why Was It?‖ en, Journal of Latin American Studies, vol. 18, núm. 1. Mayo 1986, pp. 41-74; Brígida Von Metz, ―La desigualdad social en México. Revisión bibliográfica y propuesta de una visión global‖, en Historia Mexicana, vol. 42, núm. 2 (166), octubre-diciembre, 1992, pp. 505-561.

221


La incorporación de mano de obra guatemalteca en los trabajos agrícolas, ha sido un proceso de altibajos que obedeció a circunstancias específicas como las bajas en los precios de café a nivel mundial en 1896, 1929 y a políticas públicas durante el gobierno de Lázaro Cárdenas en 1936. La política de reparto agrario impulsada por Cárdenas estableció más de 31 ejidos en el Soconusco lo que vio una baja en la contratación jornaleros de origen guatemalteco, pero entre 1950 y 1980 la producción cafetalera de la región mantuvo un crecimiento moderado y continuo.16

Acervos consultados Archivo Histórico del Instituto Nacional de Migración Hemeroteca Nacional de México

Hemerografía El Siglo diez y nueve, México, D.F. Periódico Oficial del estado libre y soberano de Chiapas, San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El Progreso de México, México, D.F. La libertad. Periódico científico y literario, México, D.F.

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16

Daniel Villafuerte Solís, el café en la frontera sur. La producción y los productores del Soconusco, Chiapas, México, UNACH, 2000, pp. 143-144.

222


Dublán, Manuel y José María Lozano, Legislación Mexicana, Estudio sobre la producción del café por el lic. Rafael Herrera. México, Oficina tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1893. González Navarro, Moisés, ―El trabajo forzoso en México, 1821-1917‖, en Historia Mexicana, vol. 27, n. 4 abril-junio 1978, pp. 588-615. Gutiérrez Sánchez, Javier, La migración indígena en la frontera sur. Causas y perspectivas. Estado del desarrollo económico y social de los pueblos indígenas de México, México, Instituto Nacional Indigenista, 2000. Knight, Alan, ―Mexican Peonage: What Was It and Why Was It?‖ en, Journal of Latin American Studies, vol. 18, núm. 1. Mayo 1986, pp. 41-74. Lida, Clara, Inmigración y exilio. Reflexiones sobre el caso español, México, Siglo XXI/ El Colegio de México, 1997. Martínez Velasco, Germán, Plantaciones, trabajo guatemalteco y política migratoria en la frontera sur de México, México, Instituto Chiapaneco de Cultura, 1994. Montalvo Ortega, Enrique, (coord.), El águila bifronte. Poder y liberalismo en México, México, INAH, 1999. Olivera, Mercedes y María Dolores Palomo, (coords.) Chiapas: De la independencia a la Revolución, México, CIESAS, 2005. Rodríguez Chávez, Ernesto, ―Fuentes de información estadística sobre los inmigrantes en México. Potencialidades y limitaciones‖ en Los extranjeros en México. Continuidades y aproximaciones, Ernesto Rodríguez Chávez, coord. México, INAMI, 2010. Romero, Matías, Cultivo del café en la costa meridional de Chiapas, México, Oficina tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1893. 223


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224


Empresas y empresarios en la pesquería de camarón en Mazatlán 1944-1981 Rigoberto Arturo Román Alarcón Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, México La vocación mercantil de Mazatlán que lo caracterizó durante los siglos XIX y principios del XX, fue sustituida en parte por la actividad pesquera durante la década de 1940, impulso originado por las crecientes capturas de tiburón y camarón que hicieron de este puerto uno de los principales de México en esta actividad. Por ello, la intención de este trabajo es la de estudiar el inicio de la pesca comercial y cuáles fueron las empresas y empresarios que participaron en la pesquería del camarón1 durante el periodo de 1949-1981, analizando de manera general su número, socios, capitales y diversificación económica. El desarrollo del mismo, lo realizaremos a través de cuatro apartados. El primero, trata lo referente a los inicios de la pesca a gran escala, bajo el estímulo de la demanda externa de tiburón y camarón; en el segundo, describimos someramente las empresas pesqueras que se constituyeron durante el periodo de estudio; en el tercero, nos avocamos a las sociedades que surgieron de manera conexa a la pesca; y finalmente un último, donde examinamos los principales empresarios del ramo que invirtieron tanto el las sociedades dedicadas a la pesca del camarón como en las complementarias. Acerca de las fuentes consultadas para la elaboración de este artículo fueron fundamentales, además de la bibliografía de la temática y la hemerografía del periodo, los numerosos documentos de primera mano obtenidos en el Registro

1

Entendiendo como pesquería del camarón al conjunto de actividades relacionadas con el arte u oficio de la pesca de este crustáceo desde los equipos y embarcaciones utilizadas en la captura del camarón, su almacenaje durante la travesía, manejo hacia muelles y contenedores, almacenamiento en tiera, procesamiento de los productos embalaje y distribución. Vid., http://. es.wikipedia.crg/wili/pesqueria, consultado el 1 de noviembre de 2011

225


Público de la Propiedad de Mazatlán, por lo que al señalar la referencia de los mismos no se detallan y sólo se ponen los años consultados.

Los inicios de la pesca comercial en Mazatlán Los antecedentes de la pesca en Sinaloa, se remontan desde la etapa prehispánica, cuando en su región sur los indígenas totorames para complementar su alimentación, la practicaban utilizando el sistema de tapos (barreras de carrizos) con los que cubrían las entradas del mar, y aprovechaban los movimientos de las mareas para atrapar peces y crustáceos. (Nakayama, 1980: 30) Durante

la

etapa

colonial,

fue

una

actividad

de

autoconsumo

fundamentalmente, aunque parte de las capturas se enviaban a las poblaciones aledañas. En el siglo XIX durante el México independiente, a pesar de que se enumera la riqueza pesquera existente en Sinaloa, no aparece como una actividad relevante y se enfoca para abastecer el mercado local durante la cuaresma. La importancia económica de la pesca en la entidad se produjo sobre todo a partir de principios del siglo XX, cuando el camarón de los esteros y lagunas del Sur de Sinaloa, se envió a otros mercados de nuestro país y del extranjero vía Mazatlán, tal como se efectuó de 1900 a 1918 con volúmenes que oscilaron entre 110 mil 429 kilogramos y 140 mil 320 kilogramos, transcurriendo un periodo de altibajos con un año máximo en 1902 con 179 mil 131 kilogramos y un mínimo de 62 mil 444 kilogramos en 1903.2 No obstante lo anterior, los inicios de la pesca en gran escala se produce durante la década de 1940, cuando esta actividad a nivel nacional y regional tuvo un fuerte impulso originado por las crecientes capturas de dos especies: el tiburón y el camarón. Variedades que analizaremos de forma separada, por los diferentes efectos que tuvieron en esta relevante alza. En el caso de la pesca del tiburón, aunque se efectuó durante los años cuarenta de manera paralela a la de los

2

El demócrata sinaloense, Mazatlán, México, 16 de junio de 1926, p. 2.

226


crustáceos, el desarrollo de esta última en Mazatlán se produjo después del auge de la primera. La pesca de tiburón se inició en gran escala durante la Segunda Guerra Mundial, bajo el estímulo del mercado externo debido a la importancia del hígado de estos escualos, para extraer la vitamina ―A‖, utilizada como complemento alimenticio y para el saneamiento de heridas. Anteriormente, desde 1849 la extracción de vitamina ―A‖ se obtenía del hígado del bacalao; posteriormente en 1929, fue sustituido por el aceite de hígado de lenguado que contenía una mayor concentración vitamínica; y finalmente del hígado de algunas especies de tiburones. Así pues, durante la década de los treinta, la fuerte demanda de esta sustancia por los Estados Unidos, hizo posible el surgimiento de la pesca de los escualos en el Noroeste de México, de la cual el puerto de Mazatlán tuvo una participación relevante. (Calvo, 1962: 12) Sin contar con el volumen de las capturas de tiburón del estado de Sinaloa, ni de Mazatlán, podemos inferir el desarrollo de la actividad al analizar los datos a nivel nacional durante los años cuarenta, observando un fuerte incremento del 637 % de 1940 a 1945, que marcaría el periodo de auge cuando aumentaron de 346 a 2 mil 552 toneladas, y una fase de decadencia en los años posteriores, ya que en 1950 solamente se captura 348 toneladas de esta especie. Sin embargo, su pesca continuó, ya que en 1960 hubo un repunte de la producción tiburonera con 1,099 toneladas capturadas. (INEGI, 1999, 414-418) Para estos años, la pesca de tiburón en los litorales del Golfo de California se efectuaba de noviembre a junio, en pequeñas embarcaciones que llevaban como tripulantes por lo regular un capitán, un marinero y un asistente; que realizaban las capturas mediante el sistema de cimbras: largas cuerdas sostenidas por boyas que llevaban numerosos anzuelos suspendidos de cadenas. Después de la captura, a los tiburones se les extraía el hígado y se les cortaban las aletas que tenían una gran demanda en el Lejano Oriente. Los hígados eran enhielados y enviados hacia los Estados Unidos por agencias de esa nacionalidad establecidas en Guaymas, Mazatlán y Manzanillo, donde se vendían entre 3.50 y 6 pesos el 227


kilogramo dependiendo su calidad vitamínica; una de ellas fue La Empacadora Mexicana, S. A. que tuvo como gerente al norteamericano Per Berlung. Posteriormente, La Pesquera Topolobampo, S. A se interesó en la comercialización de los hígados de tiburón, por lo que en 1942 estableció una planta de hielo y una beneficiadora en La Paz, Baja California. Un año después fundó la empresa Compañía Vitamínica y de Extracciones, S. A. en Topolobampo, para comercializar este producto, sociedad que en 1945 instaló a su vez una agencia en Mazatlán con un moderno laboratorio, que determinaba con exactitud la potencia vitamínica de los hígados.3 La pesca del tiburón en el Golfo de California se mantuvo hasta que se encontró un sustituto más barato para obtener vitamina ―A‖. Así, a fines de los años cuarenta se produjo a un menor costo ésta a través de sustancias vegetales, reduciendo la demanda internacional de hígados de tiburón para este propósito y por ende, disminuyendo la rentabilidad de su captura. (Quesada, 1952: 69) Como antecedentes del surgimiento de la pesca del camarón en alta mar tenemos el año de 1921. Fue la primera vez que un norteamericano capturó camarón en el Golfo de California mediante el sistema ―trawl‖ -chinchorro arrastrado por una embarcación de motor-, empresa que fracasó como actividad lucrativa; y no sería hasta principios de la década de 1930 cuando pescadores de esa nacionalidad volverían a intentarlo, para luego retirarse a fines de los años después ante la competencia japonesa. (Olivieri, 1953:13) El principio de la pesca de camarón en alta mar en el Golfo de California durante la década de los treinta, fue posible por la demanda que existía de este producto en los Estados Unidos y Japón. Asimismo, fue factible la explotación de

3

El demócrata sinaloense, Mazatlán, México, 17 de julio de 1942, p. 1; El correo de la tarde, Mazatlán, México, 10 de noviembre de 1945, p. 3.

228


este recurso debido a la innovación tecnológica introducida, como lo fue la utilización de chinchorros arrastrados por barcos de motor.4 La incursión de inversionistas norteamericanos en la actividad pesquera en el Golfo de California se inició en 1931 con La Cía. Pescadora Pan Americana, S. A. (Pan American Fish Co.) que se estableció en Guaymas, utilizando para ello una concesión otorgada por el presidente Abelardo L. Rodríguez a E. L. Terrazas para la explotación del ostión en el estero de los Algodones y Las Cruces. A partir de 1934, esta empresa tuvo un contrato para la captura de camarón con la cooperativa Pescadores de Guaymas Rodolfo Elías Calles y la cooperativa Pescadores del Yaqui asentadas en el mismo puerto sonorense. Este convenio entre la empresa norteamericana y las cooperativas de Guaymas, consistió en que la compañía proveería las embarcaciones, redes y dinero; a cambio, los pescadores venderían a un precio estipulado previamente toda la producción capturada. 5 La Cía. Pan Americana estuvo en Sonora hasta el año de 1938, cuando debido a conflictos con los pescadores de Guaymas, optó por la suspensión de los contratos y se trasladó al puerto de Topolobampo, donde inició tratos con la cooperativa denominada Cía. Explotadora Mixta de los Mochis.6 Desde 1936 la compañía norteamericana tuvo la competencia de los pescadores japoneses que ingresaron a la pesca del camarón en México, utilizando el mismo sistema de captura pero con equipos de pesca y de comunicación más modernos. Además de las ventajas que obtuvieron, al incrementar hasta en un 100%, los precios de compra del crustáceo. Los nipones iniciaron la pesca en nuestras costas bajo el pretexto de realizar exploraciones

4

Archivo General de la Nación (AGN), Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas, exp. 521.7/176, 7 de agosto de 1935. 5

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas, exp. 521.7/175, 4 de diciembre de 1934.

6

Ibid., 9 de abril de 1938.

229


científicas con la embarcación Minato Maru, para lo cual utilizaron la concesión de pesca otorgada a Aureliano Armenta Anaya.7 Otro fundamento de los nipones para incursionar en esta actividad, fue la capacitación de los mexicanos para la pesca en alta mar. Así tenemos que en 1937 un grupo de pescadores cooperativistas de Sinaloa (Boca del Río, Culiacán y de Topolobampo) fueron invitados por la Cía. Nipón Kabushiki Kaisha, para que realizaran un viaje de estudios al Japón y conocieran las técnicas pesqueras para su adaptación a las necesidades nacionales.8 Bajo el argumento anterior, en 1937 las empresas japonesas celebraron convenios con las cooperativas supuestamente para emplear a mexicanos en buena parte de su tripulación; sin embargo, esta sólo fue una estrategia, ya que los barcos nipones en sus inicios sólo contrataron seis nacionales de los dieciocho tripulantes, contraviniendo lo estipulado por La Ley Federal de Trabajo, que señalaba que fuera cuando menos el 80% del personal ocupado. Un año después la situación cambió, porque ya trabajaban 800 mexicanos en la pesca del camarón, que se embarcaban por turnos durante la mayor parte del año.9 Así, las compañías japonesas Nipón Suissan Kabushiki y Nipón Yussen Kaisa, se iniciaron en la pesca del camarón contratando con la cooperativa Pescadores del Yaqui de Guaymas, utilizando seis embarcaciones con el sistema ―trawl‖, que eran auxiliados por tres barcos planta (donde se congelaba y empacaba el camarón). Durante la primera temporada (1937-1938) la producción fue de 2 mil 500 toneladas de camarón fresco descabezado, que se exportó hacia los Estados Unidos y Japón.10

7

Posteriormente el Instituto Pesquero Nissan de Odawada, Japón, publicó en 1937 el libro Marine Fishes of the Pacific Coast of Mexico, el cual contemplaba en el Golfo de California la existencia de 122 especies marinas, de las cuales 61 eran de gran valor. (Liera, 1943: 150-151). 8

El demócrata sinaloense, Mazatlán, México, 8 de octubre de 1937, p. 1.

9

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas, exp. 502.1/143, 15 de octubre de 1937; El demócrata sinaloense, Mazatlán, México, 23 de diciembre de 1938, p. 2. 10

La temporada de pesca del camarón en alta mar esta delimitada por el ciclo biológico de la especie y durantes estos años abarcaba once meses, suspendiendo su pesca únicamente durante

230


Para la temporada 1938-1939, las dos empresas japonesas ampliaron su radio de acción y convinieron con las cooperativas de Sonora: Pescadores de Guaymas, Pescadores del Yaqui, Pescadores del Paredón y Colorada, etc. y dos cooperativas sinaloenses: Unión de Pescadores de la Reforma y Pescadores de Mazatlán. Como consecuencia de las capturas de camarón en alta mar, en Sinaloa se observó un fuerte incremento de la producción pesquera entre 1939 y 1940, la cual subió 586% su volumen y 1,598% su valor, de 422 toneladas y 234 mil 603 pesos a 2 mil 896 toneladas y 3 millones 974 mil 130 pesos. (Liera, 1943:149) Los inicios de los pescadores del puerto de Mazatlán en las capturas de camarón de alta mar, fueron a través de la cooperativa Pescadores de Mazatlán constituida en 1936 con 24 socios y una concesión para la pesca de langosta en aguas de jurisdicción federal (Figueroa, 1972:2). A las capturas de esta especie se dedicaron

los

primeros

años,

y

desde

su

establecimiento

solicitaron

infructuosamente al gobierno federal ayuda para comprar barcos en California y dedicarse a la pesca del camarón. Por ello, durante la temporada 1937-1938 firmaron convenio con la Cía. Nipón Suissan quien les proporcionó dos embarcaciones a cambio de comprarles todo el producto. La cooperativa Pescadores de Mazatlán tuvo su primer barco hasta 1939, el balandro Pescador de 12 toneladas, construido localmente por José Nava, que tenía motores de diesel y un equipo moderno de pesca.11 Otra cooperativa pesquera de Mazatlán que intentó capturar en alta mar, fue la cooperativa Ignacio Allende (constituida en 1937), que en sus inicios solicitó sin éxito un crédito al Banco Nacional de Obras y Fomento Industrial para la compra de embarcaciones y artes de pesca; así como también una concesión para pescar camarón en el estero del Infiernillo, petición que fue negada por el el desove en el mes de julio, el éxito de la siguiente temporada dependía además de otros factores ambientales. Los barcos japoneses utilizados fueron: Nou Maru, Talan Maru, Minoluo Maru, Kumi Maru y Keisho Maru, con un peso de 35 ton.; AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas, exp.502.1/43, 15 de octubre de 1937. 11

El demócrata sinaloense, Mazatlán, México, 2 de abril de 1939, p. 1; 6 de abril de 1940, p.

2.

231


gobierno federal, ya que dicho estero había sido declarado parque nacional. Posteriormente le fue concesionado el estero de El Sábalo para esos propósitos.12 El conflicto de intereses entre norteamericanos y japoneses dentro de la actividad pesquera, se agudizó con el advenimiento de la II Guerra Mundial. Los nipones fueron acusados, de que las actividades científicas y comerciales de sus compañías no eran más que un disfraz para el espionaje. Por eso, los japoneses previendo la posible cancelación de los contratos de pesca que tenían con las cooperativas, a fines de 1939 ofrecieron al gobierno mexicano traspasar sus embarcaciones a los pescadores nacionales, las cuales serían pagadas con parte del producto. Con este fin, en Nogales, Sonora, los representantes de las compañías niponas se reunieron en mayo de 1940, sin llegar a ningún arreglo, con delegados de las cooperativas pesqueras de los estados de Sonora y Sinaloa y autoridades relacionadas con la pesca,.13 Como consecuencia de lo anterior, las empresas japonesas hicieron una nueva propuesta a la Secretaría de Economía, ofreciendo vender sus siete embarcaciones denominadas Choyu Maru a 100 mil pesos cada una, con un peso de 37 a 53 toneladas, motores de 150 H. P., depósitos de refrigeración, y el equipo más moderno de pesca y de comunicación. Ofrecieron que éstas fueran pagadas por las cooperativas con un fondo monetario, que se formaría a razón de 130 pesos por tonelada de camarón, y con el compromiso de que las 4/5 partes del producto fueran enviadas a Japón y el resto hacia los Estados Unidos. 14 El planteamiento anterior no prosperó tampoco, debido al cambio político interno y por la misma situación internacional generada por la guerra. Además, con el establecimiento en 1940 de La Cía. de Productos Marinos de Guaymas, S. A. con un capital de un millón de pesos, sociedad del expresidente de México, 12

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas, exp. 502.1/13, 13 de diciembre de 1937; 8 de marzo de 1938. 13

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas, exp. 502.1/183, 25 de noviembre de 1939; El demócrata sinaloense, Mazatlán, México, 2 de mayo de 1940, p. 3. 14

AGN, Galería 3, Fondo Lázaro Cárdenas, exp. 502.1/43, 5 de septiembre de 1940.

232


Abelardo L. Rodríguez con el norteamericano Lucian K. Small (quienes habían comprado doce barcos camaroneros en la Unión Americana), se inició un nuevo periodo dentro de la pesca del camarón en alta mar; en el cual empresarios nacionales enfocaron sus capitales hacia esta actividad de manera real o como prestanombres de inversionistas norteamericanos.15 Después del retiro de los norteamericanos y japoneses de esta actividad, su lugar fue ocupado en 1940 por la empresa mencionada, que en 1941 estableció en Sinaloa, una sucursal en el puerto de Topolobampo, bajo la razón social de Pesquera Topolobampo, S. A.16 Esta empresa funcionó en el puerto sinaloense, con los pescadores agrupados en las cooperativas: Industrial Pesquera del Norte de Sinaloa y Pescadores de Mazatlán, que no obstante de su exclusividad para la pesca del crustáceo carecían de embarcaciones para llevar a cabo esta actividad. 17 La oportunidad de adquirir embarcaciones a la cooperativa Pescadores de Mazatlán se le presentó en 1944, cuando La Pesquera Topolobampo le ofreció diez barcos camaroneros con base en un convenio de compraventa. Las condiciones de este contrato estipulaba, que la empresa mencionada aportaría todos los gastos de operación a cambio de que la cooperativa entregara toda la producción capturada de camarón; al final se haría una liquidación y se daría a conocer el abono realizado a cuenta de la venta de las embarcaciones. Durante la primera temporada (1944-1945) los pagos fueron positivos, pero en la segunda (1945-1946) en lugar de abonar, los pescadores quedaron debiendo, por lo que a partir de este año los cooperativistas cancelaron su compromiso y se regresaron a Mazatlán, donde la iniciativa privada ya había realizado las 15

El demócrata sinaloense, Mazatlán, México, 13 de diciembre de 1940, p. 2.

16

Las propiedades de Abelardo L. Rodríguez no sólo se enfocaron a la captura y congelamiento de camarón, sino que se extendieron a otras sociedades conexas, tales como la Financiera del Golfo de Cortés (1941) que tuvo por objeto otorgar créditos para la adquisición de embarcaciones y equipo de pesca. También en 1941 se constituyó Astilleros Navales de Guaymas, S. C. L. y Soc. Proveedora de Buques, S. A. con el propósito de construir, dar mantenimiento y avituallar a sus barcos camaroneros. (Shoko, 1999:126) 17

AGN, Galería 3, Fondo Manuel Ávila Camacho, exp. 502.1/24, 31 de mayo de 1941.

233


primeras inversiones en barcos y plantas de congelación. La relación entre armadores (propietarios de los barcos) y cooperativas en la explotación del camarón fue conflictiva desde sus inicios, alguna de las veces por el incumplimiento de los convenios, y otras por la constitución de cooperativas fantasmas cuyo fin era únicamente explotar el derecho de exclusividad de las especies pesqueras otorgadas por ley. Tal como se expuso en un Congreso de Pescadores celebrado en la ciudad de México en 1949, donde se denunciaron la existencia de numerosas ―cooperativas blancas‖ formadas por empresarios y no por auténticos pescadores. (Román, 1983: 53).

Empresas camaroneras Aunque las capturas de camarón en Mazatlán se hicieron, de manera conjunta entre cooperativas y empresas, las primeras ante la carencia de embarcaciones para hacerlo dependieron de las segundas, por lo que el desarrollo de éstas, fue fundamental para el desarrollo de la pesquería La constitución de empresas propiamente pesqueras en el puerto de Mazatlán se inició a partir de 1941 con las empresas tiburoneras,18 la primera empresa dedicada la pesca de camarón se constituyó en 1949 cuya razón social fue ―Pesquera Mazatlán, S. A. con un capital de 1 millón de pesos, aportado por Fernando Urrea, Luis Felipe Cevallos, Víctor Manuel Reynaud, Isaac y Sergio Coopel. Asimismo, es pertinente señalar que ―La Refrigeradora del Noroeste, S. A.‖ constituida desde 1945 por Francisco Alcalde hijo, Jorge Alcalde, Manuel Osuna, Adán Carreón y Jorge Tellaeche con un capital de 150 mil pesos, en 1947 tuvo la promesa de venta de 3 embarcaciones de armadores norteamericanos denominadas Enter Price por un valor total de 300 mil pesos; sin embargo, este

18

Durante el subperiodo de 1941-1946, fueron solamente 12 las empresas que se enfocaron exclusivamente a la pesca del tiburón, la cual no requería de fuertes inversiones por lo que sus capitales oscilaron entre 5 mil y 50 mil pesos, con una inversión total de 248 mil pesos, entre ellas destacaron la sociedad pionera Pesquera Salman, y las Pesqueras del Noroeste y Farriols. Por su parte la forma organizativa que adoptaron en su mayoría fue la de Sociedad de Responsabilidad Limitada. (Román, 2004: 257)

234


convenio no se concretó, ya que lo barcos fueron vendidos en San Pedro, California.19 Así pues a partir de 1949 de manera ininterrumpida se constituyeron y reconstituyeron empresas dedicadas a la captura de camarón en altamar, por lo que para 1981 su número ascendió a 227 sociedades, con un capital social invertido superior a los 181 millones de pesos (precios corrientes) equivalentes a casi 12 millones de dólares. Del total de empresas 43 (el 19%) de ellas lo hicieron en 1950, por lo que desde nuestro punto vista, el despegue 20 de la pesca de camarón en alta mar en Mazatlán se produjo a partir de ese año, cuando los capitales se volcaron hacia esta actividad, estableciéndose una gran cantidad de empresas pesqueras y con efectos de arrastre en el comercio e industria. También fue durante este año uno de los principales en cuanto a inversión de capital, que con 825,590 dólares con el 7% del total invertido durante el periodo de estudio. También fue relevante el número de empresas constituidas en los subperiodos de 1959-1962 que estuvo relacionada con la alta rentabilidad de la pesca del camarón en Mazatlán observada por el incremento de la producción y entre 19731977 vinculada al aumento de la flota camaronera impulsada por los diversos programas gubernamentales21. Situación que también se reflejó en los capitales sociales invertidos. (Véase cuadro 4 y gráficas 3 y 4). Cuadro 4. Empresas pesqueras constituidas en Mazatlán 1949-1981 AÑO

NÚMERO DE EMPRESAS

CAPITAL (PESOS CORRIENTES)

DÓLARES*

1949

1

$ 1‘000,000

124,843

19

RPPMAZ, 17de octubre de 1947, f. 6v -9v

20

Entendemos como despegue, cuando la actividad pesquera inicia un crecimiento sostenido y empieza a reflejar los efectos de arrastre en la economía regional, y su consolidación se produce, cuando la mayor parte de las actividades productivas de la región están vinculadas a ella de manera directa o indirecta. 21

La mayor movilidad de capitales hacia la captura de esta especie que estuvo relacionada con la alta rentabilidad de la pesca del camarón en Mazatlán observada por el incremento de la producción de 9,126 ton de 1960 a 14,728 ton en 1967. Asimismo, la constitución de nuevas empresas entre 1970 y 1975 fu reflejo de la aumento la flota camaronera de este puerto 264 a 492 embarcaciones, como resultado del programa de construcción implementado por el gobierno federal en astilleros nacionales. (Román, 2011, 10-17)

235


1950

43

$ 7‘150,000

826,590

1951

10

$ 2‘350,000

271,676

1952

5

$ 1‘400,000

161,879

1953

7

$ 3‘380,000

390,751

1954

5

$ 2‘675,000

214,226

1955

9

$ 2‘950,000

236,000

1956

5

$ 1‘700,000

136,000

1957

5

$ 1‘700,000

136,000

1958

5

$ 1‘825,000

146,000

1959

14

$10‘400,000

832,000

1960

12

$ 9‘450,000

956,000

1961

9

$10‘150,000

812,000

1962

29

$20‘100,000

1‘612,000

1963

5

$ 2‘910,000

232,800

1964

6

$ 4‘175,000

334,000

1965

3

$ 1‘425,000

114,000

1966

2

$ 1‘500,000

120,000

1967

5

$ 3‘130,000

250,400

1968

5

$ 2‘550,000

204,000

1969

3

$ 2‘000,000

160,000

1970

6

$ 2‘100,000

168,000

1971

9

$ 6‘950,000

556,000

1972

8

$ 1‘225,000

98,000

1973

16

$ 7‘050,000

564,000

1974

18

$14‘500,000

1‘160,000

1975

10

$ 4‘450,000

352,000

1976

6

$ 800,000

35,087

1977

23

$17‘150,000

752,192

1978

10

$15‘000,000

657,984

1979

11

$12‘300,000

539, 473

1980

5

$ 6‘200,000

271,929

1981

1

$ 100,000

4,081

TOTAL

267

$181‘345,000

11‘896,769

Fuente. Registro Público de la Propiedad de Mazatlán (RPPMAZ), 1949-1981, (Anexo 1) * El tipo de cambio utilizado fue el siguiente: 1941-1947 de $4.85 por dólar; 1948 de $5.74 por dólar; 1950-1953 de $8.45; de 1954 a 1976 de $12.50 por dólar, de 1977 a 1980 de $$22.80 y en 1981 de $24.50.

236


Gráfica 3

Constitución de Empresas Pesqueras en Mazatlán 1949-1981 50 N u m d e

45 40 35 30 25

E m p r e s a s

Empresas

20 15 10 5 0 1

3

5

7

9

11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33

1950

1962

1977

Fuente. RPPMAZ, 1949-1960.

Gráfica 4

Capital en dólares de las empresas camaroneras de Mazatlán, 1949-1981 1,200,000 1,000,000 800,000 600,000 no. empresas

400,000 200,000 0 1

3

5

1950

7

9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 1962

1977

Fuente. RPPMAZ, 1949-1981.

237


A partir de 1949 la mayoría de las empresas constituidas en Mazatlán se avocaron a las capturas de camarón en alta mar fueron integradas por empresarios nacionales que habían acumulado sus capitales en el comercio, agricultura, banca e industria, y que vieron en la pesca del camarón, por su gran rentabilidad, una oportunidad para incrementar su riqueza. Otro rasgo distintivo de las empresas camaroneras fue, que a pesar de que su mayoría eran familiares (integradas por parientes); hubo otras donde los socios no tuvieron lazos de consaguinidad. Igualmente, que la forma organizativa que adoptaron fue la de la Sociedad Anónima (S. A.), mediante la cual pequeños inversionistas se pudieron aglutinar en empresas que requerían de fuertes capitales, necesarios por el alto costo de las embarcaciones camaroneras.

Empresas conexas a la pesca comercial Trajo consigo también el surgimiento de la pesca del camarón en alta mar, el establecimiento de empresas industriales y comerciales vinculadas a ella. Entre 1941 y 1981 se constituyeron 132 sociedades de este tipo, con un capital social invertido casi de 130 millones de pesos, equivalentes a casi 9 millones de dólares. Entre éstas 81 estaban relacionadas con la industria conexa (congeladoras, fábricas de hielo, talleres, astilleros, etc.) y 51 sociedades comerciales integradas por ferreterías, distribuidoras de equipo y motores marinos, artes de pesca y comercializadoras y transportistas del camarón Es importante señalar por otra parte que del total de empresas industriales camaroneras, 11 de ellas (13.58%) se constituyeron en 1950, la misma situación se observa en el capital social invertido en dólares que corresponde el 19% del total del periodo, en concordancia con el despegue de la pesca de camarón en alta mar, por lo que podemos inferir los efectos de arrastre de ésta, la cual como fuerza motora a partir de ese año, impulsa el establecimiento de empresas complementarias, tales como: astilleros, talleres, congeladoras, fábricas de hielo, etc. (Véase cuadro 7).

238


Cuadro 7 Empresas conexas a la pesca de camarón en Mazatlán 1949-1981 Año

Industria Camarón

Capital

Capital

Comercial

Capital

Capital

pesos

dólares

Camarón

Pesos

Dólares

1

$ 350,000

40,462

1949 1950

11

$10‘335,000

1‘201,734

1

$ 200,000

23,121

1951

2

$ 1‘090,000

126,011

1

$ 1‘000,000

115,000

1952

1

$ 45,000

5,202

1

$ 25,000

2,000

2

$ 225,000

26,000

1

$ 50,000

4,000

2

$ 125,000

10,000

2

$ 540,000

43,000

1

$ 500,000

40,000

1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959

1

$ 20,000

1,600

1960

3

$ 1‘250,000

100,000

1961

1

$ 30,000

2,400

1962

2

$ 2‘100,000

168,000

2

$2‘600,000

208,000

1963

5

$ 7‘600,000

608,000

1

$ 100,000

8,000

1964

2

$ 130,000

10,400

2

$3‘400,000

272,000

1965

3

$ 1‘225,000

98,000

2

$1‘025,000

82,000

1966

1

$ 250,000

20,000

3

$2‘500,000

200,000

1967

3

$ 6‘100,000

488,000

2

$ 700,000

56,000

1968

3

$ 1‘800,000

144,000

2

$1‘350,000

108,000

1969

1

$ 500,000

40,000

1

$ 300,000

24,000

1971

5

$ 4‘765,000

381,200

1972

3

$ 4‘850,000

388,000

4

$3‘050,000

244,000

1973

5

$ 6‘475,000

518,000

6

$1‘300,000

104,000

1974

1

$ 300,000

24,000

1975

1

$ 200,000

160,000

1970

1976

1

$ 1‘000,000

43,859

1977

12

$20‘950,000

918,859

2

$2‘500,000

109,649

1978

5

$ 3‘800,000

166,660

3

$2‘500,000

109,649

1979

6

$ 9‘100,000

399,122

2

$8‘000,000

350,877

1980

3

$ 8‘500,000

372,807

5

$3‘900,000

171,652

2

$ 500,000

61,224

1981

239


TOTAL

81

$91‘860,000

6‘207,860

51

$37‘165,000

2‘591,734

Fuente. Registro Público de la Propiedad de Mazatlán (RPPMAZ), 1941-1981 (Anexo 1) * El tipo de cambio utilizado fue el siguiente: 1941-1947 de $4.85 por dólar; 1948 de $5.74 por dólar, 1950-1953; de 1954 a 1976 de $12.50 por dólar, de 1977 a 1980 de $$22.80 y en 1981 de $24.50.

Del análisis del anexo en el que se sustenta cuadro anterior se infiere además, que la forma organizativa que prevaleció fue la de la Sociedad Anónima. Asimismo, la importancia de las congeladoras de productos marinos y específicamente de camarón en el estado de Sinaloa aumentó para 1960, ya que con el 14.7% de los establecimientos y una producción de 273 millones 257 mil pesos ocuparon el segundo lugar en importancia dentro del valor industrial estatal (mil 930 millones 617 mil pesos), después de las empresas dedicadas al empaque de hortalizas que aportaron el 36%. (Gobierno del Estado de Sinaloa, 1966: 37) Los efectos de arrastre en los establecimientos mercantiles se dieron en relación a los negocios expendedores de madera, maquinaria y ferretería, que desde principios de 1940 recobraron el dinamismo que habían perdido por la crisis minera y debido al surgimiento de la pesca comercial, primero del tiburón y después del camarón en alta mar, que como fuerza motora de la economía regional, comenzó a influir desde sus inicios en los giros de las empresas comerciales. Así, tenemos 18 establecimientos mercantiles con un capital social invertido superior a los 3 millones de pesos, que abastecían de equipo de pesca, motores, herramientas y todo lo necesario para la construcción, mantenimiento y reparación de las embarcaciones. Entre las principales sociedades aunque venía del periodo precedente tenemos 13 ferreterías, entre ellas: Ferretería Mazatlán (1941) con 500 mil pesos, Ferretería García (1949) con 310 mil pesos y las casas Elorza (300 mil pesos), Echeguren y Cía. (1 millón de pesos) y La Voz del Pueblo (200 mil pesos) que se habían fundado desde el siglo XIX y ahora se especializaban mayormente en este rubro. Asimismo, La Comercializadora e Industrial de Occidente, S. A. con 200 mil pesos (1950) que se especializó en la comercialización de camarón, corroborando una vez más nuestra afirmación del despegue e importancia de la pesca de este crustáceo para ese año.

240


Empresarios pesqueros El desarrollo de la pesca de camarón en alta mar fue impulsada por empresarios nacionales que habían acumulado sus capitales en el comercio, agricultura, minería, banca e industria, y que vieron en la pesca del camarón, una oportunidad para acrecentar sus capitales. Por ello, durante el periodo de estudio los empresarios pesqueros van a ser miembros de las familias: Cevallos, de Cima, Reynaud, Coppel, Haas, Azcona, Gavica, De Rueda, Bastidas, Domínguez Gómez Rubio, Patrón, Escutia, etc. (Véase cuadro 9) Cuadro 9 Empresarios vinculados a la pesca del camarón 1949-1960 EMPRESARIOS

P

CAPITAL

I

CAPITAL

C

CAPITAL

TOT

Capital Total

Juan E. Gavica

12

$ 2‘100,000

1

$ 33,000

1

$ 100,000

14

$ 2‘233,000

José, Jorge y Antonio Haas

9

$ 1‘700,000

4

$1‘400,00 0

13

$ 3‘100,000

Rafael Domínguez Gómez Rubio

9

$ 1‘300,000

9

$ 1‘300,000

Luis Roberto Gorostiza

7

$ 600,000

1

$ 122,000

8

$ 722,000

Isaac, Jorge y Sergio Coppel

7

$ 500,000

2

$1‘000,00 0

1

$ 500,000

10

$ 2‘000,000

Luis Felipe, José Antonio y Víctor Manuel Cevallos

7

$ 4‘800,000

3

$4‘000,00 0

1

$ 60,000

11

$ 8‘860,000

Héctor Escutia

7

$ 1‘500,000

1

$ 50,000

8

$ 1‘550,000

Víctor M. Reynaud

4

$ 200,000

1

$ 50,000

6

$ 300,000

Juan Francisco Bastidas

4

$ 600,000

4

$ 600,000

Jorge Tellaeche

3

$ 60,000

4

$ 110,000

José Azcona

3

$ 100,000

3

$ 100,000

Arturo de Cima

2

$ 2‘300,000

2

$ 2‘300,000

Tomás de Rueda Coppel

2

$ 815,000

Víctor Manuel, Luis y Alfredo Patrón

1

$ 1‘000,000

Guillermo Elizondo

1

$ 400,000 $18‘075,000

TOTAL 79

1

$ 50,000

1

4

16

$2‘300,00 0

$7‘872,00 0

$ 50,000

1

$ 500,000

7

$ 3‘615,000

1

$ 100,000

2

$ 1‘100,000

1

$ 400,000

8

$ 910,000

Fuente. RPPMAZ, 1940-1954. P: Empresas pesqueras de camarón; I: Industria camaronera y C: Empresas comerciales vinculadas al camarón

241

$26‘857,000


Del análisis de la tabla anterior se infiere, que fueron 15 los empresarios más importantes dentro de la pesca de camarón en Mazatlán durante el subperiodo de 1949-1960, enotando la participación de Juan Gavica, los hermanos Coopel, Cevallos y Haas y Rafael Domínguez que participaron con más del 50 % del total de empresas dedicadas a la captura del camarón, el 62.5% de la industria camaronera y el 38% de los establecimiento mercantiles. Por el monto del capital invertido los hermanos Luis Felipe, José Antonio y Víctor Manuel Cevallos aportaron el 33% del total invertido. Por otra parte de la información vertida destaca entre los 15 empresarios, Juan Gavica con inversiones superiores a los 2 millones de pesos, en 14 empresas, de las cuales 12 se dedicaron a la captura del crustáceo, una a su congelación y exportación, y una ferretería que abasteció de herramientas y equipo de pesca a sus embarcaciones. Mención aparte la tiene Tomás de Rueda Coppel, que fue socio de 7 empresas: 2 pesqueras, 4 de la industria pesquera y 1 pesquera-mercantil; con capitales conjuntos superiores a los 3 millones de pesos. Empresas que tuvieron un alto grado de integración y complementariedad; entre éstas destacaba Astilleros Unidos Mexicanos, S. A., el principal astillero del puerto que construiría a partir de la década de 1940 buena parte de la flota camaronera de México. Sobre el origen del capital de estos empresarios fue en su mayor parte comercial, ya que algunos de ellos, como Juan E. Gavica, Tomás de Rueda, Víctor Manuel Reynaud y los hermanos Patrón y Haas, provenían de importantes mercaderes de origen extranjero que llegaron en su mayoría durante el siglo XIX y que se mexicanizaron a través de su descendencia. Otros empresarios pesqueros, como los hermanos Coppel y Arturo de Cima, cuyos capitales procedieron de actividades industriales relacionadas con la fabricación de zapatos y de la industria eléctrica. Para el periodo de 1961-1981 cuando la pesca del crustáceo entra a su fase de mayor explotación y de estancamiento, y que culmina con el traspaso de la flota camaronera propiedad de armadores hacia las cooperativas, hay un continuidad de algunos empresarios que provienen del subperiodo anterior tales 242


como los Coopel, Cevallos, Haas, Juan Gavica, Rafael Domínguez, Tomás de Rueda; sin embargo, aparece una nueva generación de armadores aglutinada en las familia Fuentevilla, Letamendi, Medrano, Berdegué y Carranza que al final del periodo de estudio van a convertirse en los inversionistas dentro de la pesca del camarón más relevantes. Para el subperiodo de 1961-1981 entre los principales empresarios del camarón en Mazatlán tenemos a miembros de las familias Medrano, Carranza y Cevallos que participan con el 27% de las empresas y el 25% de capital social invertido. Mención aparte tienen Juan Gavica y Rafael Domínguez que contribuyen con el 16% de las empresas constituidas, pero solamente con el 3.5% del capital por lo que no son los principales inversionistas de la actividad. Por otra parte también está Julio Berdegué que con el 10% de las empresas sus inversiones solamente ascienden al 3% del total; sin embargo, en víspera del traspaso de la flota era el principal armador de Mazatlán, ya que al iniciar la temporada 1980-1981 vende al Banco Nacional Pesquero y Portuario, S. A. (BANPESCA), 20 barcos camaroneros por la cantidad de 104 millones de pesos (Román, 1983: 78). Asimismo, algunos inversionistas de la pesquería del camarón se orientan más hacia las actividades conexas tales como la familia Cevallos que tienen el grueso de sus inversiones dentro de la industria camaronera, específicamente en congeladoras y fábricas de hielo, o el de Tomás de Rueda enfocada sobre todo en la industria naviera. (Véase cuadro 10) Cuadro 10 Empresarios vinculados a la pesca del camarón 1961-1981 EMPRESARIOS

P

CAPITAL

I

CAPITAL

C

CAPITAL

TOT

Capital Total

Federico, Camilo, Luis Guillermo y Lucía Medrano

5

$ 6‘700,000

2

$ 4‘700,000

2

$ 1‘100,000

9

$12‘000,000

José y Juan Carranza

8

$ 2‘400,000

1

$ 6‘980,000

9

$ 9‘380,000

Luis Felipe, José Antonio y Víctor Manuel Cevallos

1

$ 1‘100,000

4

$ 5‘650,000

4

$ 1‘,000,000

9

$ 8‘750,000

Jorge y Sergio Coppel

2

$ 4‘000,000

3

$ 1‘030,000

2

$ 350,000

7

$ 5‘650,000

Ernesto y Fernando Letamendi

2

$ 3‘150,000

2

$ 1‘200,000

4

$ 4‘350,000

Arturo y Sergio De

1

$ 950,000

2

$ 4‘310,000

1

$ 3‘320,000

243


Cima Julio y Dolores Berdegué

4

$ 1‘025,000

Tomás de Rueda e hijo

1

$ 300,000

5

$ 2‘300,000

10

$ 3‘625,000

2

$3‘400,000

1

$ 40,000

3

$ 3‘625,000

1

$ 100,000

3

$ 1‘250,000

13

$ 2‘850,000

1

$ 100,000

8

$ 1‘750,000

7

$ 1‘572,000

Rafael Domínguez

9

$ 1´500,000

José y Eduardo Haas

7

$ 1‘650,000

Alberto, Fernando y José Ramón Fuentevilla

5

$ 1‘550,000

2

$ 22,000

Juan Gavica e hijo

7

$ 1‘300,000

1

$ 150,000

Juan Francisco Bastidas

8

$ 285,000

TOTAL

59

$25‘610,000

18

$88‘652,00 0

1

$ 5,000

9

$ 1‘455,000

1

$ 1‘000,000

9

$ 1‘285,000

22

$ 8‘345,000

99

$122‘607,000

Fuente. RPPMAZ, 1940-1954. P: Empresas pesqueras de camarón; I: Industria camaronera y C: Empresas comerciales vinculadas al camarón

Del análisis del anexo que sustenta el cuadro anterior se revela la integración vertical existente dentro de los inversionistas de la pesquería del camarón, desde el subperiodo anterior tenemos los casos de integración vertical de Tomás de Rueda que era el principal socio de Cía. Naviera de Rueda, S. a. (1942), que se transformó en Astilleros Unidos Mexicanos, S. A. (1958), empresa que construyó la mayoría de la flota camaronera de México; también lo fue de la pesqueras Rueda y Reynaud 81950), Olas Altas (1952) y dentro del sector comercial fue de la ferretería de Echeguren y Cía. (1951). Otros ejemplos del superiodo de 1961-1981 lo tenemos con la familia Medrano integrada por Federico Medrano Fontán y su hijos Federico, Camilo, Luis Guillermo y Lucía Medrano Olmeda, quienes desde años anteriores tenían la Mercería y Ferreteria Medrano (1945), incursionan en la pesca del camarón a partir de la constitución de la Pesquera Refugio (1957), luego de las pesqueras Rayito (1960), y en 1962 de las pesqueras Playa Hermosa, Camaronera del Pacífico y Playa Larga; también fueron socios y luego propietarios de La Congeladora Unión (1951). (Véase Anexos 1-3) Por otra parte desde la década de 1950 varios empresarios pesqueros diversificaron sus actividades, trasladando capitales hacia el sector comercio, 244


inmobiliario y dentro de la misma pesca de otras especies como la sardina y el atún.. Muestra de lo anterior tenemos a la familia Coppel (Sergio y Jorge) y quienes desde la década de 1950 invierten en otras empresas ajena a la pesca del camarón; así tenemos en el comercio, eran socios de la Ferretería de Occidente (1954) y Agencia Dos Equis de Mazatlán (1957), en el ramo inmobiliario y turístico estuvieron: Fraccionamiento Playas del Mar (1963), Hotelera los Caracoles (1974, Operadora los Caracoles (1975) y Operadora el Pescador (1975); y dentro de la industria pesquera relacionada con la sardina y otras especies las empresas: Harina de Pescado (1966) y Harina y Aceite de Pescado (1980). Otro ejemplo es el de Julio Berdegué y esposa que dentro del área inmobiliaria y turística estaban. Inmobiliaria Dolores (1971) y el Cid Golf & Country Club (1972) que serían los inicios de la cadena Hotelera El Cid; por otra parte dentro de la diversificación pesquera serían socios de Pescadores de Merluza (1978) y de la empresa atunera Frigopesca (1981). Dentro de esta pesquería serían relevantes las inversiones que harían los hermanos Cevallos en Atunes y Derivado y José, Juan y Mario Carranza en Pescados Industrializados (1980) que se convertiría en una de las principales empresas atuneras de Latinoamérica. (Véase Anexos 1-3)

Conclusiones La década de 1940 fue fundamental para el desarrollo pesquero del puerto de Mazatlán, la cual tuvo como influencia principal el mercado externo, esencialmente norteamericano que demandó durante la II Guerra Mundial, los hígados de tiburón y posteriormente camarón. Aunque las capturas de la primera especie, fue importante para el surgimiento de la actividad, su crecimiento fue truncado al encontrar sustitutos para la extracción de vitamina ―A‖. En cambio con el camarón la situación fue diferente, la explotación de este recurso marino en alta mar a través de Mazatlán, fue posible gracias a la introducción tecnológica del sistema de arrastre ―trawl‖, y se produjo en dos fases. La primera desde 1937 a 1948 cuando los pescadores mazatlecos, integrados en sociedades cooperativas o no, tuvieron su base en el puerto de Topolobampo y adquirieron la experiencia para realizar esta actividad (know how) durante los convenios con las empresas 245


japonesas y la Pesquera Topolobampo. La segunda fase a partir de 1949 en Mazatlán y desarrollada por capitalistas locales que tuvieron que asociarse a través de contratos de participación con pescadores cooperativistas establecidos en el puerto, que por ley tenían la exclusividad en la explotación de esta especie. La constitución de empresas dedicadas a la pesca comercial en Mazatlán se inició a partir de 1941; sin embargo, el establecimiento de la mayoría de ellas se dio en 1950, en concordancia con el aumento de las exportaciones de este crustáceo hacia los Estados Unidos, por lo que la demanda externa fue fundamental en este ―boom‖ empresarial. Al igual que en Guaymas, en Mazatlán se produjo de manera paralela a las empresas dedicadas a las capturas de camarón, el desarrollo de manera complementaria de una industria conexa (congeladoras, astilleros, talleres, etc.) y establecimientos mercantiles especializados en artículos e insumos marinos indispensables para el crecimiento pesquero. El impulso de la pesca del camarón en Mazatlán a mediados del siglo XX, fue resultado de las inversiones de empresarios locales que había acumulado sus capitales en el comercio e industria; los cuales buena parte de ellos se diversificaron hacia empresas industriales y mercantiles conexas, constituyendo un tejido empresarial, que permitió la integración horizontal y vertical de esta actividad económica. Asimismo, a partir de la pesca del camarón, éstos empresarios desde la década de 1950 trasladaron sus inversiones hacia otras empresas relacionadas con la naciente actividad turística y a partir de fines los años setenta a otras pesquerías como la de la sardina y del atún. Anexo 1. Principales empresas relacionadas a las pesca 1950-1981 Empresa

Fecha

Inversión

Actividades

Congeladora del Pacifico S.A.

27-Feb-50

$1,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera Union S.A.

29-Mar-50

$600,000.

Pesca general, industrialización

Congeladora de Mazatlán S.A.

05-Jul-50

$5,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

246


Impulsora pesquera de Mazatlán S.A.

16-Sep-50

$650,000.

Pesca general, industrialización

Fomento Industrial Pesquero S.A. de C.V.

04-Dic-50

$500,000.

Pesca general, industrialización

Rueda y Reynand S.A.

27-Dic-50

$500,000.

Pesca general, industrialización

Hielera del Pacifico S.A.

27-Dic-50

$2,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Coppel y Cima S.A.

12-Mar-51

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Congeladora Union S.A.

20-Mar-51

$540,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

William H. Hutcheson y Asociados S.A.

20-Sep-51

$500,000.

maquinaria y accesorios

Tomas de Rueda Junior S.A.

17-Dic-51

$1,000,000. Astillero

Coppel Hermanos S.A.

23-Ago-52

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Castro S.A.

12-Jun-53

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Providencia S.A.

24-Oct-53

$500,000.

Pesca general, industrialización

Cima Hermanos S.A.

17-Dic-53

$2,000,000. Pesca general, industrialización

Camaronera del Pacifico S.A.

04-Jun-54

$2,000,000. Pesca general, industrialización

Pesca Maritima S.A.

07-Oct-55

$800,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Zacates S.A.

11-Abr-56

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Maguagua S.A.

17-Oct-56

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Alianza S.A.

16-May-57

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera El Refugio S.A.

01-Oct-57

$500,000.

Pesca general, industrialización

Distribuidora Rice S.A.

17-Dic-57

$500,000.

maquinaria

Pesquera Josefita S.A.

28-Dic-57

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Mision S.A.

13-Oct-58

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Los Alamos S.A.

27-Nov-58

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Kino S.A.

28-Ene-59

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Don Alberto S.A.

07-Feb-59

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Colon S.A.

17-Mar-59

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Patron S.A.

22-Mar-59

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Teacapan S.A.

13-Abr-59

$1,680,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Oceanica S.A.

13-Abr-59

$1,680,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Sierra S.A.

17-Abr-59

$1,200,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Rodel S.A.

20-Abr-59

$600,000.

Pesca general, industrialización

Barras de Navidad S.A.

28-Abr-59

$800,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Bibi S.A.

10-Jun-59

$500,000.

Pesca general, industrialización

Hielera Tropical S.A.

31-Jul-59

$600,000.

hielo

Aureo Pesquera S.A.

29-Ago-59

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera de Sinaloa S.A.

25-Ene-60

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Constitucion S.A.

03-Feb-60

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Reforma S.A.

07-Jul-60

$1,600,000. Pesca general, industrialización

247


Pesquera Rayito S.A.

20-Oct-60

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Lorena Luanme S.A.

05-Nov-60

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Arreola S.A.

05-Nov-60

$500,000.

Pesca general, industrialización

Armadores de Sinaloa S.A.

14-Dic-60

$900,000.

Pesca general, industrialización

Gavica y Dominguez S.A.

14-Dic-60

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Rio Florido S.A.

26-Dic-60

$1,300,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Ruiz S.A.

03-Ene-61

$1,200,000. Pesca general, industrialización

Transportes de Mariscos del Pacifico

03-Feb-61

$2,500,000. transporte congelados

Pesquera San Luis S.A. (aumento)

02-May-61

$500,000.

Pesquera Cerrador S.A.

22-May-61

$1,200,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Caporal S.A.

31-May-61

$750,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Fortaleza S.A.

26-Jun-61

$500,000.

Pesca general, industrialización

Industrial Maritima del Pacifico S.A.

18-Jul-61

$2,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera de Altamar S.A.

22-Sep-61

$5,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Reyes S.A.

13-Nov-61

$600,000.

Pesca general, industrialización

Remolques del Pacifico S.A.

19-Mar-62

$500,000.

remolques

Remolques Acapulco S.A.

19-Mar-62

$500,000.

remolques

Mariscos del Noroeste S.A.

14-Abr-62

$600,000.

Pesca general, industrialización

Santa Maria S.A.

19-Abr-62

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Roca S.A.

15-May-62

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera La Esperanza S.A.

16-May-62

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Dolores S.A.

24-May-62

$550,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Arpon S.A.

30-May-62

$550,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Maza S.A.

05-Jun-62

$550,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Iliana S.A.

12-Jun-62

$600,000.

Pesca general, industrialización

Camaronera de Sinaloa S.A.

14-Jun-62

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Gavica S.A.

19-Jun-62

$600,000.

Pesca general, industrialización

Exportadora Vica S.A.

20-Jun-62

$600,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera Loeza S.A.

23-Jun-62

$550,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Venado S.A.

12-Jul-62

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Maria Isabel S.A.

17-Jul-62

$550,000.

Pesca general, industrialización

Actividades Pesqueras S.A.

22-Jul-62

$650,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Astillero S.A.

23-Jul-62

$2,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquer Ledmar S.A.

28-Jul-62

$500,000.

Pesquera Balderrama S.A.

02-Ago-62

$1,500,000. Pesca general, industrialización

Mariscos Carmelitas S.A.

23-Ago-62

$500,000.

Pesquera Playa Larga S.A.

23-Ago-62

$2,000,000. Pesca general, industrialización

248

Pesca general, industrialización

Pesca general, industrialización

Pesca general, industrialización


Pesquera Playa Hermosa S.A.

23-Ago-62

$2,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Paz S.A.

31-Ago-62

$600,000.

Pesquera La Sirena S.A.

06-Sep-62

$1,300,000. Pesca general, industrialización

Refrigeradora Mexicana S.A.

12-Sep-62

$5,000,000.

Camaronera del Noroeste S.A.

14-Sep-62

$2,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Santa Lucia S.A.

20-Sep-62

$600,000.

Pesca general, industrialización

Luna de Plata S.A.

15-Oct-62

$600,000.

Pesca general, industrialización

Meza S.A.

18-Oct-62

$950,000.

Pesca general, industrialización

Roza S.A.

18-Oct-62

$650,000.

Pesca general, industrialización

Astilleros Unidos del Pacifico S.A.

18-Oct-62

$1,000,000. Astillero

Pesquera Naimari S.A.

01-Dic-62

$1,200,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Costa Azul S.A.

07-Ene-63

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Empresas La Victoria S.A.

17-Abr-63

$510,000.

Pesca general, industrialización

Fomento Pesquero del Pacifico S.A.

02-May-63

$750,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera El Salvador S.A.

20-Sep-63

$500,000.

Pesca general, industrialización

Proovedora Marina del Pacifico S.A.

08-Ene-64

$1,000,000. ferretera

Pesquera Libertad S.A.

04-Feb-64

$700,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Yaqui S.A.

16-Oct-64

$650,000.

Pesca general, industrialización

Produmar S.R.L.

28-Nov-64

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera La Paz S.A.

18-Feb-65

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Mar Azul S.A.

13-Sep-65

$900,000.

Pesca general, industrialización

Comercial Exportadora Noromex S.A.

09-Nov-65

$500,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera Haas S.A.

17-Ene-66

$500,000.

Pesca general, industrialización

Harina de Pescado de Mazatlán S.A.

25-May-66

$1,000,000. industrilizadora

Empresas Pesqueras del Pacifico S.A.

26-Sep-66

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Astilleros Unidos del Pacifico S.A. (aumento)

19-Oct-66

$3,350,000.

Congeladora del Pacifico S.A. (aumento)

01-Nov-66

$2,000,000.

Navieras Consolidades S.A.

08-Nov-66

$1,000,000. Refaccionaria Marina

Productos Exclusivos del Mar S.A.

14-Mar-67

$2,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera El Caño S.A.

26-Jun-67

$500,000.

Pesca general, industrialización

Industrial Pesquera de Sinloa S.A.

10-Jul-67

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Magallanes S.A.

02-Oct-67

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Susana S.A.

28-Feb-68

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Aleman S.A.

10-May-68

$600,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Geña S.A.

29-Jun-68

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Ralo S.A.

19-Oct-68

$650,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Impulsora de Sinaloa S.A.

23-Ene-69

$500,000.

Pesca general, industrialización

249

Pesca general, industrialización

Congeladora, distribuidora, exportadora


Congeladora, distribuidora, exportadora

Congeladora Chametlan S.A.

13-Feb-69

$500,000.

Promotora Pesquera S.A.

26-Sep-69

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Sotaventa S.A.

14-Oct-69

$500,000.

Pesquera San Carlos S.A.

30-Jul-70

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Denisse S.A.

22-Ago-70

$1,500,000. Pesca general, industrialización

Fomento Pesquero S.A.

20-Ene-71

$1,600,000. Pesca general, industrialización

Congeladora Union S.A.

10-Feb-71

$540,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera San Alberto S.A.

02-Abr-71

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Carranza S.A.

07-May-71

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Belem S.A.

15-Jul-71

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera San Juan S.A.

31-Jul-71

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Atunes del Pacifico S.A.

14-Ago-71

$1,000,000. pesca atun

Empacadora Cevallos S.A.

25-Ago-71

$3,600,000. Pesca general, industrialización

Pesquerias Diaz Bolona S.A.

20-Sep-71

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Camachito S.A.

04-Oct-71

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Gutierrez S.A.

04-Oct-71

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesca de Escama S.A.

31-Dic-71

$500,000.

Pesca general, industrialización

Instalacion y Equipos Electromecanicos S.A.

18-Abr-72

$1,000,000. Equipos electromecanicos

Pesquera Lujo S.A.

21-May-72

$500,000.

Pesca general, industrialización

Alimentos Congelados de Mazatlán S.A.

30-May-72

$1,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Redes Modernas de Mazatlán S.A.

10-Jul-72

$500,000.

chinchorros

Alianza de Exportadores S.A.

11-Oct-72

$1,500,000. comercializadora

Productos Alimenticios del Mar S.A.

29-Nov-72

$3,750,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Industrial Estero S.A.

21-Feb-73

$1,000,000. Pesca general, industrialización

General del Pesca S.A.

26-Feb-73

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Lucia S.A.

18-May-73

$500,000.

Propesca del Pacifico S.A.

25-May-73

$1,500,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Rosario S.A.

31-May-73

$500,000.

Pesquera Violeta S.A.

05-Jun-73

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Refrigeradora Mexicana S.A.

07-Ago-73

$5,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera Ibes S.A.

13-Nov-73

$500,000.

Pesca general, industrialización

Empacadora y Congeladora S.A.

21-Nov-73

$1,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Mariscos Cortes S.A.

24-Dic-73

$1,500,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Mar-Luz S.A.

18-Feb-74

$500,000.

Pesca general, industrialización

Ixmar S.A.

15-Abr-74

$500,000.

Pesca general, industrialización

250

Pesca general, industrialización

Pesca general, industrialización

Pesca general, industrialización


Pesquera Valiente del Mar S.A.

08-Jun-74

$1,350,000. Pesca general, industrialización

Pesquera tigaenmoce

27-Jun-74

$750,000.

Pesca general, industrialización

Congeladora Teacapan S.A.

07-Ago-74

$750,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera San Agustin de Mazatlán S.A.

05-Sep-74

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Patrimonial S.A.

06-Sep-74

$1,200,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Minerva de Mazatlán S.A.

18-Sep-74

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Minerva de Mazatlán S.A.

18-Sep-74

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Occidente S.A. (aumento)

19-Sep-74

$4,300,000. Pesca general, industrialización

Alimentos Selectos del Mar S.A.

25-Sep-74

$500,000.

Pesquera y Empacadora Rocamarh S.A. de C.V.

14-Dic-74

$5,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Costa Brava S.A.

26-Dic-74

$1,600,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Alma S.A.

13-Feb-75

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Vica S.A.

11-Abr-75

$750,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Manba S.A

25-Ago-75

$650,000.

Pesca general, industrialización

Promotora Palmar S.A.

01-Oct-75

$500,000.

distribuidora de alimentos

Maquinaria y servicios Ciesa S.A.

15-Oct-75

$2,000,000. Refaccionaria Marina

Pesquera Guadalupana S.A.

23-Dic-75

$2,000,000. Pesca general, industrialización

Derivados Marinos de Teacapan S.A.

19-Ene-76

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Mareli S.A.

28-Ene-77

$700,000.

industrilizadora

Pesca general, industrialización

Maquilas Industriales de Productos Marinos S.A. 14-Feb-77

$1,000,000. industrilizadora

Hermanos Ramos Rosales S.A.

02-Mar-77

$1,000,000.

Astilleros La Sirena S.A.

11-Mar-77

$1,000,000. astillero

Pesquera Camelia S.A.

18-Mar-77

$500,000.

Alimentos Marinos S.A.

01-Abr-77

$3,000,000. industrilizadora

Mercancias y Repsuestos S.a.

01-Abr-77

$500,000.

maquinariasy refacciones

Funsiciones y Herrajes del Pacifico S.A.

06-Abr-77

$500,000.

fundiciones

Laminado y Pinturas del Pacifico

06-Abr-77

$500,000.

pintura y refrigeracion

Congladora de Productos Pesqueros S.A.

27-Abr-77

$7,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesqueras Unidas S.A.

12-May-77

$600,000.

Pesca general, industrialización

Refrigeradora Estrella del Pacifico S.A.

13-May-77

$4,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Astilleros Mazatlán S.A.

21-Jun-77

$1,000,000. astillero

Hielo y Congelacin del Pacifico S.A.

09-Jul-77

$1,000,000. Fabrica de hielo y congeladora

Pesquera Juanita S.A.

22-Jul-77

$500,000.

Servicios de Refrigeracion del Pacifico S.A.

27-Jul-77

$1,000,000. servicios de refrigeracion

Pesquera Verenice S.A.

03-Ago-77

$1,000,000. Pesca general, industrialización

251

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesca general, industrialización

Pesca general, industrialización


Productos del Mar de Mazatlán S.A.

09-Ago-77

$500,000.

Pesquera Juhear

18-Ago-77

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Arca S.A.

30-Ago-77

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Cevallos S.A.

02-Sep-77

$2,500,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Chayito S.A.

29-Sep-77

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera del Angel S.A.

07-Nov-77

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesquera Aproa S.A.

17-Nov-77

$4,500,000. Pesca general, industrialización

SeaFood de Mexico S.A.

18-Nov-77

$2,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Congeladora Magaña S.A.

09-Ene-78

$600,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera El Prieto S.A.

13-Feb-78

$3,000,000. Pesca general, industrialización

Aceros Medrano S.A.

30-Mar-78

$1,000,000. aceros

Pesquera Martha Rosa S.A.

12-Abr-78

$500,000.

Pesca general, industrialización

Pesqeura Chela S.A.

19-Abr-78

$500,000.

Pesca general, industrialización

Comercial de Mariscos del Pacifico S.A.

21-Abr-78

$500,000.

comercializadora

Pesquera Bertha S.A.

27-Abr-78

$2,200,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Goleta S.A.

12-Jun-78

$5,000,000. Pesca general, industrialización

Construcciones y Refacciones Maritimos S.A.

07-Jul-78

$500,000.

Pesquera Sergio Mar S.A.

11-Sep-78

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Electrica y Electrohidraulica

14-Sep-78

$1,000,000. Maquinaria y Herramientas

Jasmin y Angelita S.A.

22-Sep-78

$500,000.

Pesca general, industrialización

Congelados de Sinaloa S.A.

26-Sep-78

$1,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Pesquera San Martin S.A.

29-Sep-78

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Erinori S.A.

29-Sep-78

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pescadores de Merluza S.A. de C.V.

19-Oct-78

$2,500,000. Pesca general, industrialización

Congeladora de Alimentos del Mar S.A.

26-Oct-78

$1,000,000.

Congeladora, distribuidora, exportadora

Salvamentos y Rescates del Pacifico S.A.

23-Nov-78

$700,000.

Salvamentos Maritimos

Pesquera Ofelita S.A.

06-Feb-79

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Fera S.A.

20-Feb-79

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesqueta Emilio S.A.

28-May-79

$1,000,000. Pesca general, industrialización

ARGOMAZA S.A.

10-Jun-79

$2,000,000. avituallamiento

Exmaz S.A.

02-Jul-79

$5,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Dalia S.A.

11-Jul-79

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Louy S.A.

11-Jul-79

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Prodimar Mazatlán S.A.

18-Jul-79

$1,100,000. Pesca general, industrialización

Naviera e Industrializadora Dolores S.A.

18-Jul-79

$2,000,000. transporte maritimo, pesca

Pesquera Claudita S.a.

21-Jul-79

$1,500,000. Pesca general, industrialización

252

industrilizadora

Maquinaria y Herramientas


Pesquera Apolo XI S.A.

09-Ago-79

$1,500,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Siboney S.A.

20-Ago-79

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Fuleca S.A.

30-Ago-79

$2,500,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Carrillo Puerto S.A.

10-Oct-79

$500,000.

Pesquera Elizabeth S.A.

15-Oct-79

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Transportes Refrigerados Tropicales S.A.

31-Oct-79

$3,000,000. transportes refrigerados

Carla de Mazatlán S.A.

06-Nov-79

$2,000,000.

Hielera Vaco de Mazatlán S.A.

08-Dic-79

$1,000,000. hielo

Congeladora de Productos Marinos del Pacifico S.A.

21-Dic-79

$1,000,000.

AguaLuz S.A.

27-Dic-79

$3,000,000. ferretera

Hielo Viva S.A.

21-Ene-80

$4,000,000. hielo

Gestora Maritima Mexicana S.A.

30-Ene-80

$1,000,000. administracion naviera

Pesquera Salver S.A.

26-Feb-80

$1,700,000. Pesca general, industrialización

Distribuidora de Refacciones y lubricantes de Sinaloa S.A.

14-Mar-80

$1,500,000. refacciones

Embarcaciones y Equipos Marinos S.A.

22-Mar-80

$500,000.

Pesquera Escualo S.A.

27-Mar-80

$2,500,000. Pesca general, industrialización

Salvamentos y Servicios Navales de Mazatlán S.A.

14-Abr-80

$3,000,000. Salvamentos Maritimos

Pescados Industrializados S.A.

17-Abr-80

$10,000,00 0.

Pesca general, industrialización

Tiburo del Pacifico S.A.

24-Abr-80

$500,000.

Pesca general, industrialización

Comercial Ferretera del Mar S.A.

13-May-80

$500,000.

ferretera

Pesquera Joel Hermanos S.A.

16-May-80

$1,000,000. Pesca general, industrialización

Harina y Aceite de Pescado S.A.

06-Jun-80

$10,000,00 0.

Pesquera Dialey S.A.

15-Ago-80

$1,500,000. Pesca general, industrialización

Reconstructora de Motores del Pacifico S.A.

09-Sep-80

$5,000,000. maquinariasy refacciones

Taller y Refacciones Villegas de Mazatlán S.A.

18-Sep-80

$500,000.

maquinariasy refacciones

Pesquera Puerto Arista S.A.

19-Nov-80

$500,000.

Pesca general, industrialización

Productos Marinos Framza S.A.

14-Ene-81

$7,000,000. congeladora

Ultramarinos el Dorado S.A.

12-Mar-81

$1,000,000. Congeladora

Atunes y Derivados S.A.

08-Abr-81

$7,000,000. Pesca general, industrialización

Pesquera Maratun S.A.

28-Abr-81

$500,000.

Pesca general, industrialización

Frigopesca S.A. de C.V.

12-May-81

$23,000,00 0.

Congeladora

Atunidos S.A.

27-May-81

$20,000,00 0.

Pesca general, industrialización

Dragados, Maniobras Y Construcciones S.A.

02-Jun-81

$500,000.

Dragado

253

Pesca general, industrialización

Congeladora, distribuidora, exportadora

Congeladora, distribuidora, exportadora

equipo marino

industrilizadora


Fibras Marinas S.A.

18-Jun-81

$1,000,000. fibras marinas

Maritima Industrial Apolo S.A.

04-Ago-81

$500,000.

Atuneros Sinaloenses S.A.

08-Sep-81

$6,000,000. pesca de atun

reparaciones

RPPMAZ, 1950-1981, Ulises Suárez Estavillo, “Pesca de Camarón en Mazatlán 1950-1981: aparición y desarrollo del tejido productivo pesquero en el puerto de Mazatlán”, tesis de Maestría en Historia, Facultad de Historia, UAS, 2010, pp. 224-230..

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Archivos Archivo General de la Nación (AGN) Registro Público de la Propiedad de Mazatlán (RPPMAZ)

Hemerografía El Demócrata Sinaloense, Mazatlán, México El Correo de la Tarde, Mazatlán, México.

255



Migración en Ciudad Juárez (1950-2000). Pasos hacia la complejización de una sociedad fronteriza María del Sol Morales Zea El paradigma occidental de la modernización como la única vía para salir del ―atraso‖ económico postula, como inevitables y necesarias, la industrialización y la urbanización.1 El México posrevolucionario, a partir de la década de los treinta del siglo pasado, proyectó el impulsar las industrias nacionales para lograr el desarrollo económico, con acciones que se intensificaron después de la Segunda Guerra Mundial. La idea de que ―el país, para alcanzar su desarrollo pleno, debe industrializarse‖,2 guía el proyecto nacional y su política económica. En este proceso de industrialización nacionalista mexicana, las ciudades adquieren vital importancia. Entre ellas las ciudades fronterizas que fueron el espacio recomendado para el establecimiento de maquiladoras, con miras a diversificar la distribución de las industrias en el país. La causa pero también el resultado de la industrialización y urbanización fue la migración rural-urbana que ha marcado la dinámica poblacional de los países latinoamericanos y de nuestro país en el último siglo.3 La baja calidad de vida en el campo mexicano ha favorecido la migración hacia las ciudades donde la industria, especialmente la maquiladora, busca mano de obra. Sin embargo, el aumento de la población ha hecho crecer las ciudades de forma acelerada, incluso excesiva, a lo que Paul Singer responde que ―no existe ningún criterio científico que permita considerar excesiva ningún grado de concentración urbana‖.4 Para Singer se trata simplemente de un asunto de planeación territorial.

1

Lander, Edgardo, 2005, p. 32.

2

Loera de la Rosa, Manuel, 2004, p. 241.

3

Castellanos Guerrero, Alicia, 1981.

4

citado en Castellanos Guerrero, 1981, p. 21.

257


La migración se enfrentó a un escenario paradójico en el que por un lado se le considera fuerza de trabajo para el crecimiento de la industria en la ciudad, mientras que por el otro su gran volumen ocasiona el déficit de servicios e infraestructura urbana. Además, al aspecto económico y social se suma el impacto que la diferencia cultural produce tanto en los nativos como en los recién llegados. En lo siguiente se profundizará sobre las circunstancias que envolvieron la migración a Ciudad Juárez y el consecuente crecimiento de la ciudad durante el segundo lustro del siglo XX y los primeros años del siglo XXI. Con esto se busca subrayar el lugar que tiene el proceso histórico de la migración como elemento contextual previo a los movimientos sociales que se han desarrollado en los últimos años en México, y particularmente en Ciudad Juárez.

Desenvolvimiento de la economía A lo largo del siglo XX, la economía de Ciudad Juárez pasó por diferentes momentos. Distintas actividades económicas fueron clave para su crecimiento y el sostenimiento de sus habitantes: la oferta de servicios, el cultivo de algodón en el valle de Juárez y la industria maquiladora han sido sus principales actividades. Cada una de ellas con periodos de auge y declive, y diferencias en las características de su mano de obra. Por esto último, es necesario revisar las actividades económicas para ilustrar las ocupaciones de los habitantes de la ciudad, tanto migrantes como nativos, a través de la segunda mitad del siglo XX. La economía de Ciudad Juárez en la década de los cincuenta del siglo pasado experimentó cambios trascendentes. El cultivo y comercio del algodón, que había sido el principal motor de la economía de la región del Valle de Juárez se estancó. Por lo que los proyectos de industrializar la ciudad a través de la industria textil ligada a la producción de algodón quedó relegada y fue abandonada a principios de la década siguiente.5 El decaimiento del llamado ―oro blanco‖ dejó la economía juarense supeditada al turismo atraído por los espectáculos, centros de esparcimiento y demás diversiones que se habían

5

Loera de la Rosa, 2004.

258


mantenido en crecimiento y bonanza desde la década de los cuarenta. La importancia del sector servicios entre las décadas de 1940 y 1960 es tal, que sus empleados constituían más de la mitad de la población económicamente activa. Esta tendencia se debe a la concentración de tropas a partir de 1941 en el Fuerte Bliss, ubicado frente a Ciudad Juárez del lado estadunidense, como consecuencia del ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. De los 25 mil soldados permanentes que vivían en el fuerte, se calcula que los fines de semana 10 mil llegaban a cruzar la frontera.6 Cabe señalar que muchos de los centros nocturnos, tiendas de curiosidades, y demás establecimientos, pertenecían a ciudadanos estadunidenses, que así evadían del pago de impuestos en su país.7 Mientras el sector servicios mantuvo su participación en la economía de la ciudad, el sector agropecuario pasó de ocupar al 16.3% de la población de la ciudad en 1940, a sólo 6.9% de la misma en 1960, en favor de la industria de la transformación y de la construcción.8 De este modo las actividades urbanas ganaron terreno en la economía de la población e iniciaron una tendencia que se continuaría a favor de la actividad industrial. Al tiempo, en 1942, se inició el Programa Bracero producto de un acuerdo entre Estados Unidos y México, cuya finalidad era proveer de brazos a la industria y el campo del país vecino ante la contingencia de la guerra. En Ciudad Juárez se ubicó un módulo de contratación al cual llegaron miles de solicitantes, muchos de los cuales no cumplían con los requisitos exigidos por el gobierno estadunidense, e intentaban cruzar de manera ilegal la frontera.9 Finalmente muchos de los braceros permanecían del lado mexicano ocupándose en la ciudad. El interés por tener otras opciones además del turismo y el apoyo de actividades toleradas, ilícitas o relacionadas con el vicio –como la venta y

6

González de la Vara, Martín, 2002, p. 159.

7

Castellanos Guerrero, 1981.

8

Castellanos Guerrero, 1981, p. 119.

9

González de la Vara, 2002.

259


fabricación de licores y cervezas, o los cabarets y casas de citas–, favoreció la adopción de la industria como solución al estancamiento de la economía. El tipo de industria nacional que se promovió desde el discurso nacionalista, buscaba la independencia de la economía del país por considerarla una condición básica para el desarrollo del mismo.10 A partir de 1960 las acciones para la industrialización de Ciudad Juárez se intensificaron. Se fundó una zona industrial dentro de la ciudad, cuyos costos corrieron a cargo del gobierno federal.11 Pese a que el proyecto pretendía la sustitución de importaciones y, en el caso de las ciudades fronterizas, la producción para la exportación, mantenía la idea de la industrialización como vía que se debía seguir para alcanzar el progreso. El primer paso para la industrialización tuvo seguimiento y paulatinamente, como se anotó, fue desplazando otras actividades económicas; marcadamente el cultivo del algodón, pero también el comercio y el turismo. Aunque al mismo tiempo se intentó cambiar la oferta turística por algo más cercano al nacionalismo. Se proyectó una zona de inversión federal a través del Programa Nacional Fronterizo (Pronaf), en donde se ofrecieran las tradiciones y el folclor nacionalista; que mientras atrajera el turismo diera la imagen de unidad en la identidad nacional.12

10

Vargas Olmos, María Elena, 1995; Loera de la Rosa, 2004.

11

Vargas Olmos, 1995.

12

Para ello tenía por objetivos:

1.- Elevar el nivel de vida de los habitantes de las regiones fronterizas, mejorando el ambiente en que viven y procurando conseguir que sus ingresos y con ellos, su economía, tengan la mayor estabilidad posible. 2.- Que el consumo de las regiones fronterizas, se refleje en un importante incremento de la producción nacional, ampliando la capacidad de las industrias ya existentes y estableciendo nuevas empresas industriales. 3.- Por cuanto medio se posible, promover la creación de nuevas fuentes de ocupación en las regiones fronterizas; pero que la idea de abastecer con productos nacionales nuestro propio mercado, sea la meta principal. 4.- Transformar el ambiente de las poblaciones fronterizas creando atractivos, culturales y recreativos con la idea de estimular al máximo las corrientes turísticas, en particular el turismo familiar, lo que sólo podrá lograrse, en medio de orden y moralidad. 5.- Llevar a las zonas fronterizas toda la gama de producción artesanal de las diversas regiones de nuestro país, destacando su indiscutible valor artístico.

260


En 1965 surgió el Programa de Industrialización Fronteriza (PIF), en respuesta a la cancelación del Programa Bracero. El PIF tenía como objetivo la creación de empleos, mejorar el nivel de vida de la población fronteriza, aumentar la mano de obra calificada e incrementar el consumo de insumos nacionales en las plantas maquiladoras.13 Por medio del PIF se otorga a las industrias norteamericanas establecidas en las ciudades del lado mexicano, el control y la propiedad de las plantas, la importación de materias primas y maquinaria libre de impuestos, a condición de que los productos sean exportados fuera de México (Castellanos, 1981: 138).

El PIF, sin embargo, no logró dar empleo a los ex braceros, ni a los nuevos migrantes que llegaban a la ciudad con miras a contratarse en los Estados Unidos. La razón es que, como se ve en las estadísticas, la mano de obra contratada fue la femenina principalmente. A esto se añade la inestabilidad que vivieron las maquiladoras, particularmente en la década de 1980, durante la cual muchas de ellas abrieron y cerraron.14

6.- Al ofrecer nuestras artesanías…también ofrecer allí productos de los países hermanos de Centroamérica y Sudamérica. 7.- Cambiar la apariencia física de las poblaciones fronterizas en beneficio de la fama y buen nombre de México, ya que estas poblaciones constituyen las puertas de entrada a nuestro país. 8.- El nivel cultural de la zona fronteriza debe ser objeto de constante superación, poniendo especial interés en la preparación técnica de sus habitantes…Además, debe arraigarse la población escolar mexicana para que no tenga necesidad de acudir a los planteles del lado estadounidense por falta de cupo de los nuestros. 9.- Poner atención especial en la exaltación de nuestros valores históricos, nuestro idioma, arte folklórico, con la idea de atraer estudiantes extranjeros que se interesen en adquirir esos conocimientos, y que en la actualidad acude con ese fin a Acapulco, San Miguel de Allende y la Ciudad de México. 10.- …por cuantos medios sea posible, lograr que los productos de la industria nacional concurran a las zonas fronterizas en condiciones adecuadas de máxima calidad, precios razonables, abastecimiento oportuno y suficiente. Bermúdez citado en Castellanos Guerrero, 1981, pp. 122-123. 13

Fuentes Flores, César M., 2001.

14

Rivière d‘Arc, Hélène, 2000.

261


Cuadro 1. Maquiladoras y trabajadores empleados en maquiladoras en Ciudad Juárez, 1972-2000 Año

Número de maquiladoras

Número de trabajadores

1972

42

7 760

1976

82

2 775

1979

104

35 019

1980

121

42 412

1985

174

79 043

1990

248

120 854

1995

249

160 072

2000

308

260 410

2005

290

218 022

Fuente: Castellanos Guerrero, 1981, pp. 139-140; Rubio Salas, Rodolfo, 2005, p. 48; INEGI, 2006.

La consolidación de Ciudad Juárez como ciudad industrial o ciudad maquiladora, por ser este el tipo de industria establecida, comienza a ser evidente a partir de 1983. Pese a que ya desde la década de los setenta se había iniciado el cambio hacia una industria maquiladora15 de exportación dirigida por empresas nacionales; es a partir del abandono oficial del proyecto nacionalista que la globalización coopta la economía juarense. Además, la devaluación del peso en 1982, que se había mantenido fuerte la década anterior, hizo atractiva la inversión en México para los empresarios estadunidenses y sus dólares.16 La industria maquiladora de exportación se encarga de transformar materiales

importados 17

exportados.

expresamente

para

ello,

que

posteriormente

son

Para ello se vale de la mano de obra de los países llamados

subdesarrollados, donde encuentra la abundante mano de obra no calificada que requiere. Y esto es así gracias al ―desarrollo y refinamiento de la tecnología y de la 15

La industria maquiladora es aquella que se compone de plantas que producen, terminan o montan aquellos productos semielaborados o mercancías terminadas para los cuales puede utilizarse de forma más rentable la fuerza de trabajo de cada emplazamiento; Fröbel, Folker, et al., 1981, p. 41. 16

González de la Vara, 2002.

17

Aranda Pastrana, Elsa, 2005.

262


organización del trabajo, que permite descomponer los procesos de producción complejos en unidades elementales‖.18 De manera que el trabajo puede ser realizado sin necesidad de cualificación, de ahí que las maquiladoras no consideren el nivel de estudios como un requisito indispensable en muchos casos, e incluso cuando lo hacen, sólo llegan a pedir estudios de nivel básico a los obreros. Las maquiladoras en la ciudad pasaron de los textiles y los cupones a la industria de partes automotrices y de electrónica en la década de los noventa, al tiempo que la tecnologización y automatización de los procesos se incrementó. No obstante, los salarios de los trabajadores fueron reduciendo su poder adquisitivo, incluso comparados con los de otras ciudades del estado de Chihuahua.19 El ingreso a la economía global se dio en el marco de la relación desigual de los países del Tercer mundo con las grandes hegemonías. Como se mencionó anteriormente, la mayor parte de la mano de obra contratada por la industria maquiladora se compuso de mujeres en un inicio. El objetivo era tener una mano de obra disponible en abundancia, una fuerza de trabajo más productiva, más barata y más obediente. Las mujeres resultan especialmente adecuadas debido a que la construcción cultural del género las representa como dóciles y pacientes, capaces de realizar los trabajos minuciosos que requieren esa paciencia, ―manos pequeñas y dedos ágiles‖.20 Son ilustrativas las palabras de un empresario de la industria maquiladora al respecto: No hay mejores elementos para trabajar y para dar mayor rendimiento que las chicas de temprana edad (15 y 16 años), pues parecen secantes para entender y aprender todo lo que deben hacer en la empresa. A los quince días, son mejores trabajadoras que su contraparte en Estados Unidos; son muchachas con mucha fuerza que en dos zancadas bajan escaleras y siempre están atentas a lo que están haciendo pues no 18

Fröbel, 1981, p. 40.

19

Almada Mireles, Hugo, 1995.

20

Tanori Villa, Cruz Arcelia, 1989.

263


tienen ninguna responsabilidad de hijos, ni de marido, ni de si se dejó prendida la estufa en la casa. Están trabajando y atienden el trabajo; no están preocupadas por otro factor. Son jóvenes y no llevan responsabilidades, porque las que tienen responsabilidades no rinden igual. Las solteras ‗no dejan pendientes en casa‘.21

No obstante, los estudios realizados en la década de los ochenta concluyeron que la razón para realizar contrataciones con criterios de género era que ―constituía una fuerza de trabajo altamente explotable, por ser dócil y de fácil control‖.22 En la década de los ochenta la contratación de hombres en la industria maquiladora comenzó a aumentar, de manera más notoria hacia 1985. Posiblemente debido a un incremento en el número de trabajadores disponible resultado de la crisis económica de 1982.23 En la primera década del nuevo siglo la industria maquiladora en Ciudad Juárez había perdido una gran cantidad de empleos. Como resultado de: a) la recesión económica en los Estados Unidos que se ha prolongado; b) la fluctuación en el mercado de divisas: c) los cierres y candados en la frontera debido al terrorismo en un principio y al recrudecimiento de la guerra contra el narcotráfico después; d) los altos impuestos que se cobra a las empresas; e) la incertidumbre fiscal; f) la gran atracción que ofrece China a la industria maquiladora; g) los límites en la infraestructura fronteriza; y h) el estancamiento en las reformas legislativas nacionales.24 Todo esto agravado por la inseguridad que ha copado la ciudad desde el 2008 y que ha ido en ascenso, provocando la incertidumbre que aleja la inversión. Al igual que sucede en cientos de muchas ciudades del mundo subdesarrollado, la llegada de las maquiladoras significó la creación de empleos, pero estos ofrecen salarios bajos y en malas condiciones. La tendencia a la 21

Tanori Villa, 1989, p. 31.

22

Ruiz Marrujo, Olivia y Laura Velasco Ortiz, 1995, p. 25.

23

De la O Martínez, María Eugenia, 1995.

24

Fullerton Jr., Thomas R. y Roberto Tinajero, 2006.

264


precarización de la economía de los trabajadores no se ha revertido, sino que ha ido profundizando en la primera década del siglo veintiuno. La explotación de la fuerza de trabajo de los países del Tercer mundo se disfraza como creación de empleos en la tan deseada actividad industrial, que el discurso de la modernidad une al progreso. Después de la firma del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos, y Canadá (1993), la región norte de México incrementó sus exportaciones, debido al estimulo que las maquiladoras encontraron en la devaluación producto de la crisis financiera mexicana de 1994. Los productos de la industria maquiladora representan la mitad de las exportaciones del estado de Chihuahua, la mayoría de estas maquiladoras y las más grandes se concentran en Ciudad Juárez.25

El crecimiento de Ciudad Juárez El crecimiento de las ciudades fronterizas del norte ha sido una realidad en México durante las últimas décadas, Ciudad Juárez es ejemplo de ello. Al aumento de su población le corresponde también el aumento de su extensión territorial, o mancha urbana. Tanto la población como la mancha urbana han crecido vertiginosamente en Ciudad Juárez en las últimas tres décadas, debido a la migración, ya sea que tuviera como objetivo trabajar en la industria maquiladora, o que estuviera interesada en cruzar la frontera para trabajar en Estados Unidos. Esto la ubica ya no como una ciudad sino una como una de las zonas metropolitanas del país, de acuerdo con la clasificación del INEGI, ya que su extensión complejiza los problemas político-administrativos, pues competen a más de un municipio.26 Al igual que otras ciudades del país, Ciudad Juárez ha incrementó su población y su extensión de manera constante y significativa a partir del fin de la Revolución Mexicana. De unos cuantos miles de habitantes se saltó a más de 100

25

Rivière d‘Arc, 2000.

26

De acuerdo con la Delimitación de zonas metropolitanas de México 2005, Ciudad Juárez se ubicaba entre las diez zonas metropolitanas más pobladas del país.

265


mil a mediados del siglo XX, y a partir de ese momento, la población aumentó en cientos de miles por década, llegando a 1,208,498 de acuerdo con el Censo de población del año 2000. Para 2008, el INEGI informó que vivían en la ciudad 1,371,494 personas (PDU,27 2009: 20). En gran medida, el crecimiento de la población se debió a la migración de personas de otras localidades del país a la ciudad. Es entre 1940 y 1950 que la población de Ciudad Juárez inicia un incesante incremento, pasando de 55,024 habitantes a 131,308, es decir, más del doble. Este aumento se explica por la migración interna, que representa el 78.1% de la diferencia, y aunque en la década siguiente el porcentaje disminuyó a 61%, la migración interna siguió siendo un factor determinante.28 Es una migración ruralurbana motivada por la disminución del reparto agrario, el tamaño de los terrenos ejidales y minifundios, la falta de créditos, el rápido crecimiento de la población y la disminución de los índices de mortalidad que ejercen mayor presión sobre la tierra.29

En Ciudad Juárez la migración fue atraída en ésta época por la demanda de trabajadores en los campos de riego, y centros agrícolas de Estados Unidos cercanos a la frontera; y la existencia de bases militares estadunidenses, a cuyos soldados estuvo destinado el incremento del sector servicios.30 El reclutamiento de trabajadores para los campos estadunidenses ha sido una constante histórica de la frontera, y su existencia es anterior a la aplicación del Programa Bracero entre 1942 y 1965.31 Estas personas en espera de trabajo en el otro lado de la frontera se establecieron en Juárez, motivados por los salarios más elevados que se

27

―Plan de Desarrollo Urbano, Ciudad Juárez‖, en adelante PDU.

28

Castellanos Guerrero, 1981, p. 108.

29

Castellanos Guerrero, 1981, p. 109.

30

Castellanos Guerrero, 1981.

31

véase González Herrera, Carlos, 2008.

266


ofrecían en la frontera, pues al radicar en la ciudad se tenía la opción, tanto de trabajar en ella como de cruzar al otro lado de río. De manera que un importante número de la población de la ciudad nació en otro municipio del mismo estado de Chihuahua, o en otros estados del país (Cuadro 2). Cuadro 2. Origen de la población residente en Ciudad Juárez, 1940-2000 Año

Nativos del estado

Nativo fuera del estado

Nacidos en el extranjero

No especificado

%

%

%

1940

58.53

31.32

10.15

1950

59.32

33.70

6.98

1960

57.60

37.90

4.50

1970

74.60

22.60

2.80

1980

71.14

25.14

2.70

1.01

1990

65.95

28.61

2.05

3.37

2000

58.90

32.01

2.56

6.50

%

Fuente: Castellanos Guerrero, 1981, pp. 112-113; Pérez Gómez, Laura Elisa, 2007, p. 23; INEGI, 2000.

Para 1975, el estudio realizado por el Bufete de Investigaciones Económicas y de Negocios de Ciudad Juárez, señala un ligero aumento en el porcentaje de población de otros estados, que había disminuido notablemente en comparación con 1960. Este cambio coincide con el fin del Programa Bracero en 1965, pese a lo cual se mantuvo el flujo debido a que la frontera se mantuvo ―abierta‖ permitiendo el paso de trabajadores sin documentos a Estados Unidos. En la década de los setenta, los migrantes son considerados un problema para la ciudad, así lo indican los encabezados de periódicos: ―Excesiva carga para Ciudad Juárez son los emigrados llegados del sur‖, o ―Bochornoso espectáculo de gente de sur que intenta pasar a los Estados Unidos de ‗mojados‘‖.32

32

Castellanos Guerrero, 1981, p. 136.

267


Cuadro 3. Principales estados de origen de los migrantes interestatales, 1975-2000 Año

Lugar

Estado de origen

Porcentaje absoluto

1975

Primero

Durango

9.04

Segundo

Coahuila

3.80

Tercero

Zacatecas

4.46

Primero

Durango

9.77

Segundo

Coahuila

5.63

Tercero

Zacatecas

4.50

Primero

Durango

9.85

Segundo

Coahuila

6.27

Tercero

Veracruz

3.71

1990

2000

Fuente: Castellanos Guerrero, 1981, p. 130; INEGI, 1991; INEGI, 2000.

Los estados que mayor número de migrantes aportan a la ciudad hasta 1990 son Durango, Coahuila y Zacatecas, los dos primeros son estados que tienen vecindad con Chihuahua, mientras que Zacatecas se encuentra relativamente próximo (Cuadro 3). El censo de ese año ubica en cuarto lugar en frecuencia a las personas nacidas en el Distrito Federal, cuyo flujo migratorio está relacionado con el terremoto ocurrido en 1985 en la Ciudad de México. En el Censo de Población y vivienda del año 2000 ocurre un cambio significativo, pues el tercer lugar lo ocupa el estado de Veracruz, ubicado en el Golfo de México, a una distancia considerable. La razón de este cambio son las campañas de contratación de trabajadores que las empresas maquiladoras emprendieron en ese estado durante la década de los noventa. Las ocupaciones que realizan los migrantes en la comunidad de llegada son en muchas ocasiones las actividades marginales, el subempleo o el desempleo, al menos al momento de llegada, puesto que con el tiempo, pasan a otras actividades económicas.33 Las maquiladoras son el destino de una buena parte de ellos, circunstancia lógica si se tiene en cuenta las campañas de contratación, ya fuera de manera directa o por medio de intermediarios, que se emprendieron

33

Castellanos Guerrero, 1981.

268


durante los primeros años del siglo XXI. El estado de Veracruz fue el predilecto para realizar estas campañas, en las cuales se les proporcionaba el transporte hasta Ciudad Juárez, garantizándoles un empleo en la maquiladora. Sin embargo, estas campañas se realizaron también en menor medida en otros estados del sur del país como Tabasco y Chiapas. La Encuesta sobre Migración a la Frontera Note de México (EMIF) para el periodo de 11 de julio de 1998 al 10 de julio de 1999, proporciona información sustantiva sobre la población migrante en Ciudad Juárez. Más de tres cuartas partes de los desplazamientos, tanto de salida como de llegada fueron de varones, con edades entre los 24 y 35 años, más de la mitad solteros. Entre las personas que salían de la ciudad un 60.3% contaba con redes familiares en Juárez. Estas redes familiares les ayudaron principalmente proporcionándoles alojamiento y alimentos (76.3%), en menor medida con préstamos monetarios (29.5%) y a conseguir trabajo (28.5%). Consecuentemente un buen porcentaje de los migrantes (43.8%) habitó en casa de familiares o amigos durante su estancia en la ciudad.34 Cuadro 4. Crecimiento histórico de Ciudad Juárez 1856-2008 Año

Población

Superficie

Densidad

Incremento

(Has)

(Hab/Has)

(Has)

No. de Has. Anuales

1856

4 392

10.45

460.93

1894

7 582

63.74

124.12

53.29

1.40

1911

11 289

127.44

94.71

63.7

3.75

1939

48 881

379.14

86.75

251.7

22.88

1950

122 566

909.22

153.21

530.08

48.19

1960

262 119

3 064.37

215.08

2 155.15

215.52

1970

407 370

5 899.63

97.13

2 835.26

283.53

1980

544 496

10 795.11

60.63

4 895.48

489.55

1990

789 522

14 049.30

65.17

3 254.19

325.42

1995

995 770

15 363.74

56.42

1 314.44

262.89

34

Rubio Salas, 2005.

269


2000

1 208 498

20 553.00

57.46

5 189.26

1 037.85

2005

1 301 452

22 684.77

57.37

2 131.77

426.35

2008

1 371 494

30 052.89

42.00

7 368.12

2 456.04

Fuente: PDU, 2009: 20.

La superficie habitada de la ciudad había mantenido un crecimiento marcado a partir de 1970 (véase cuadro 4), sin embargo, en 1980 la densidad de la población disminuyó de 97.13 habitantes por hectárea a 60.63, la mayor dispersión de la población provocó un déficit en los servicios e infraestructura urbana. Luego de un ligero incremento en la densidad de la población, se pasó en menos de diez años de 57.46 a 42 habitantes por hectárea, considerando que de 20,553 hectáreas que ocupaba la ciudad en 2000 se dio el salto a 30,052.89 hectáreas en 2008, es decir un aumento de 10 mil hectáreas .35 La densidad de población de Juárez se encontraba en 2008 en el nivel más bajo de su historia reciente, lo que significa que la ciudad tenía una gran extensión incluso para su considerable número de sus habitantes. La lógica del crecimiento de la superficie de la ciudad está íntimamente ligada al modelo de desarrollo que se promueve en Juárez, es decir la industria maquiladora de exportación. En 2008 había 34 parques industriales en la ciudad, que representaban 2,374.39 hectáreas ocupadas, el 7.9% de la superficie de la ciudad.36 Estos parques y zonas industriales favorecen la dispersión de la población debido a los espacios que ocupan dentro de la ciudad. El modelo de crecimiento de la estructura urbana de Ciudad Juárez a mediados del siglo pasado fue de carácter monocéntrico, marcado por el incremento de la actividad comercial de la ciudad. El centro histórico se configuró como el espacio donde se concentraron los servicios, esto ayudado por la cercanía de los puentes fronterizos de Santa Fe y Lerdo; y de la confluencia de las vías de comunicación, que son a la vez causa y consecuencia de la centralidad. El monocentrismo de la ciudad se mantuvo hasta la implementación del Pronaf y el 35

PDU, 2009, p. 20.

36

PDU, 2009, p. 35.

270


PIF a mediados de los años sesenta, momento en el cual la ciudad cambia a un modelo duocéntrico.37 La inversión federal en la ciudad se enfocó ya no al centro histórico, sino hacia el este, donde se abrió un nuevo puente fronterizo: el Córdoba. La llamada zona Pronaf se construyó con recursos federales, constituida principalmente de infraestructura para el turismo y vías de comunicación que conectaran el puente internacional con la zona Pronaf.38 La industrialización de la ciudad generó otros cambios en la estructura urbana, consolidándose como el eje en torno al cual se ha desarrollado la mancha urbana hasta la primera década del siglo XXI. La ciudad creció exponencialmente configurando su paisaje de parques industriales y casas de obreros, a un ritmo acelerado y descontrolado. Los promotores de parques industriales se interesaron en ubicarse lo más cerca posible y tener el más fácil acceso a los puertos fronterizos. El primer parque industrial se construyó al noreste de la ciudad, junto al Rio Bravo, a finales de los sesenta, y para la década de los setenta ya se habían erigido tres parques industriales más y otro puente internacional, el Zaragoza. Todo esto al noreste de la ciudad, donde se crearon áreas habitacionales de mediano y alto ingreso, pues la competencia entre empresas maquiladoras por esa ubicación elevó los precios del suelo en el área.39 Fue en a partir de los setenta que el poniente de la ciudad (véase cuadro 5) comenzó a crecer debido a la invasión de terrenos, situación que se replicó igualmente en zonas de propiedad pública y en los alrededores de los parques industriales. Los nuevos asentamientos carecían de servicios urbanos y se componían en su mayoría por migrantes de otras localidades.40

37

Fuentes Flores, 2001.

38

Fuentes Flores, 2001.

39

Fuentes Flores, 2001.

40

González de la Vara, 2002.

271


A principios de la década de los noventa, la expansión de la ciudad hizo necesaria la creación de más centros, pues los dos centros anteriores habían quedado muy alejados de grandes zonas habitacionales. Las zonas habitacionales más densamente pobladas se concentraron en el noreste y suroeste de la ciudad, es decir en los extremos. Nuevos centros se crearon debido a la distancia, agravada por la falta de vías de comunicación eficientes que comunicaran los antiguos centros con las nuevas zonas habitacionales. Además, los empresarios se interesaron por acercarse a esos focos de población –y potenciales clientes-. Finalmente fueron también los inconvenientes que el centro histórico representaba los que favorecieron la creación de nuevos centros: falta de estacionamientos, congestionamiento vehicular, contaminación auditiva y del aire, deficiencias del transporte público entre otros.41

41

Fuentes Flores, 2001.

272


Cuadro 5. Mapa del crecimiento histórico de Ciudad Juárez

Fuente: PDU, 2009:21

Se expandió la ciudad, pero no lo hizo siguiendo un diseño urbano detallado. Planeada por partes pero contingente en otras, Ciudad Juárez se convirtió en ejemplo de industrialización y urbanización, es decir de modernidad. Aunque sin cumplir por completo con los ideales de racionalidad del modernismo urbano, de la ciudad como ―máquina viviente‖.42 De acuerdo con el Censo de Población 2005, las viviendas particulares de Ciudad Juárez contaba en su mayoría con piso de cemento, madera, mosaico o

42

Harvey, 2008, p. 48.

273


algún otro material, y sólo el 2.33% tenía piso de tierra (Cuadro 6). En cuanto al tipo de viviendas predominaba la casa independiente. Cuadro 6. Viviendas particulares por tipo en Ciudad Juárez, 2005 Tipo de vivienda

Número

Porcentaje

Casa independiente

286 166

84.43

Departamento en edificio

11 991

3.53

Vivienda o cuarto en vecindad

12 040

3.55

Vivienda o cuarto en azotea

180

0.05

Local no construido para habitación

381

0.11

Vivienda móvil

89

0.02

Refugio

15

0.004

No especificado

28 038

8.27

Total

338 900

100

Fuente: INEGI, 2008.

El predominio de la casa independiente sobre otro tipo de viviendas está relacionado con los medios para adquirir una y la oferta del mercado inmobiliario en la ciudad. Claudia Zamorano habla de siete vías de acceso a la vivienda en la ciudad: la renta, la cohabitación, el préstamo, la herencia o donación, las compras entre particulares, las organizaciones de colonos, y los créditos de interés social. De entre estos, la renta, la cohabitación y el préstamo mantienen a las personas en la no propiedad. Las organizaciones de colonos alcanzan el título de ―posesionados‖ que es un vacío legal entre el propietario y el no propietario. Por último, la compra entre particulares, la herencia y los créditos de interés social ubican a la persona como propietaria de la vivienda.43 Las limitaciones que una buena parte de la población tiene para poder ser propietario de una casa ocuparon la atención del Patronato Mexicano de la Industria de la Construcción, de los empresarios de la industria maquiladora y las autoridades del estado de Chihuahua. Por ello se creó, en 1993, el Instituto de Vivienda del Estado de Chihuahua (Ivechi) a través del cual se construyeron casas

43

Zamorano Villarreal, Claudia Carolina, 2006.

274


con aportaciones del gobierno federal vía la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), la Asociación de Maquiladoras A. C. (AMAC), los trabajadores beneficiados y por último la banca privada con un 80% a crédito.44 El mercado inmobiliario, que busca atraer los créditos de interés social como el Infonavit, Fovissste e Ivechi, ofrece casas independientes en su gran mayoría, ubicadas en fraccionamientos cada vez más alejados del centro de la ciudad. Sin embargo, el acceso a estos créditos está limitado a aquellos trabajadores que ganan más del salario mínimo y logran mantener el empleo por más de un año, requisitos difíciles de cumplir para los trabajadores de las maquiladoras. El sistema de rotación de la mano de obra y los bajos salarios, son los obstáculos ante los que se enfrentan los trabajadores que buscan adquirir una casa propia. Naturalmente son los migrantes quienes enfrentan el problema de la vivienda de manera inmediata, desde el momento en que llegan a la ciudad. Ante la falta de opciones la cohabitación es el primer recurso, el recién llegado se aloja en casa de algún conocido de la red social de su lugar de origen, pero esta es una situación temporal. Posteriormente el migrante suele rentar alguna vivienda, generalmente en las colonias más cercanas al centro de la ciudad. Las opciones en el mercado arrendatario están limitadas para los migrantes igualmente, pues los propietarios de las viviendas construidas con mejores materiales, en mejores condiciones y con mejor equipamiento urbano prefieren rentar a nativos. Aunque la discriminación no sea directa, los migrantes no cuentan con las referencias que los arrendatarios exigen, carecen de información y de las redes sociales.45 En Ciudad Juárez, para 2005 el número de habitantes por cada vivienda oscilaba entre los 2 y los 5 habitantes en su mayoría, siendo poco común encontrar viviendas con siete o más ocupantes. Lo que esta cantidad significa en términos de hacinamiento para cada vivienda depende del tamaño de la casa, sus 44

Zamorano Villarreal, 2006.

45

Zamorano Villarreal, 2006.

275


condiciones físicas y la capacidad de proporcionar los servicios básicos a sus habitantes.

Conclusiones Las transformaciones que tuvo Ciudad Juárez durante la segunda mitad del siglo XX estuvieron marcadas por la intensificación del flujo migratorio. Fueron de la mano con el aumento vertiginosos de la población: el cambio de las actividades económicas que dio preeminencia a la industria maquiladora, y el crecimiento desordenado de la ciudad tanto en volumen de habitantes como en número de viviendas. El gran volumen de población, las maquiladoras y la configuración del espacio urbano juarense serán elementos que incidirán directamente en el incremento de la inseguridad en la ciudad; hechos que sin embargo, tampoco pueden ser explicados sin la condición de frontera. Lo que se hizo visible a través de una primera enunciación, el feminicidio, va más allá. La trata de personas para el comercio sexual, la desaparición forzada, las ejecuciones, la drogadicción y el alto índice de delitos perpetrados con violencia provocaron el surgimiento de movimientos sociales de rechazo a la violencia en la ciudad. Esos movimientos que iniciaron como una llamada de atención hacia la violencia de género, se han diversificado en una oposición a la violencia general que sólo puede explicarse incluyendo el mayor número de aristas del problema. Y entre esas aristas no se puede ignorar la importancia que la migración tuvo en el desarrollo de Ciudad Juárez en las últimas décadas, que como se vio, incidió notablemente en la transformación de la realidad fronteriza.

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281



Efectos del reparto agrario en el proceso de urbanización de Santa Ana Mayorazgo, Otzolotepec Martha Rosas Vilchis, Alberto Villar Calvo Facultad de Planeación Urbana y Regional UAEMéx La Revolución Mexicana fue una lucha armada causada por la gran concentración de la tierra en manos de hacendados acentuada durante el porfiriato, pero sus antecedentes, como se sabe, vienen de lejos, ya que su origen procede del inicio de la colonización hace más de tres siglos al convertirse en las principales unidades de producción cuyas características fueron la propiedad latifundista, la extensión de sus dominios que no tenía límites por lo tanto sus propietarios gozaron de poder económico, político y social. De modo que la Revolución Mexicana provino de la lucha contra la desigualdad existente en el porfiriato y su inicio desencadenó diversos movimientos sociales, políticos y agrarios, lo que trajo diversas consecuencias como la transformación de la estructura del territorio motivada por una reforma agraria, que derivó en la expropiación de las haciendas y la entrega de sus tierras al campesinado, asunto que se analizará en este ejercicio. Para ejemplificar dicho planteamiento en este trabajo se mostrará la evolución del proceso de urbanización con base en la expropiación de la hacienda de Santa Ana Mayorazgo. Por lo tanto revisaremos tres momentos: 1) Auge de las haciendas; 2) características del reparto agrario en Mayorazgo y 3) crecimiento urbano actual del ejido de Mayorazgo. Palabras clave: reforma agraria, proceso de urbanización

Introducción Durante la conquista y la colonización, los españoles desarrollaron un régimen de propiedad sustentado en la tierra y en la riqueza minera. Las haciendas 283


representaron unidades económicas que prevalecieron por más de tres siglos en México, sus antecedentes se remontan al sistema de propiedad de origen español, el cual fue exportado a las colonias de América. Este sistema sentó las bases de una estructura agraria, fue la base de la economía y producción alimentaria, pero también contribuyó en la segregación social y en la estratificación de las actividades en el país. En gran parte del territorio nacional aparecieron haciendas y ranchos, sin embargo son los estados de Yucatán, Jalisco, Hidalgo, Puebla y Campeche quienes destacaron por albergar el mayor número de haciendas, construidas éstas entre los siglos XVI y XIX. La Revolución Mexicana fue una lucha armada causada por la gran concentración de la tierra en manos de hacendados acentuada durante el porfiriato. Las características de las haciendas fueron la propiedad latifundista, la extensión de sus dominios que no tenía límites por lo tanto sus propietarios gozaron de poder económico, político y social. La lucha revolucionaria iniciada en 1910, derivo más tarde una reforma agraria que dio inicio a la expropiación de las haciendas y al reparto de la tierra entre los campesinos. En recientes investigaciones se ha tocado el tema de las haciendas del Estado de México, sin embargo consideramos que falta realizar estudios sobre algunas otras que se han mantenido al margen como ejemplo la hacienda de Mayorazgo en el municipio de Otzolotepec, por lo tanto en este trabajo se tienen la intención de ubicar los periodos históricos relevantes y el papel de la hacienda en la conformación del actual ejido, producto de la reforma agraria. Nuestro interés apunta a una revisión urbanística sin embargo a decir de Vilar, el conocimiento histórico es condición de todas las disciplinas, ya que toda sociedad está situada en el tiempo, de este modo consideramos necesario la revisión del pasado para comprender las transformaciones y los cambios que se generan en el territorio. El trabajo se ha estructurado en tres apartados principales, el primero da cuenta del auge de las haciendas en México y en el valle de Toluca particularmente. El segundo hace referencia a las características del reparto agrario y la expropiación de las haciendas, considerando principalmente la historia 284


y cambios que se dieron en la hacienda de Mayorazgo. Finalmente en el tercer punto se hace una descripción del crecimiento urbano y conformación de los asentamientos humanos que existen en el ejido de Mayorazgo.

Auge de las haciendas en México La distribución y producción de las haciendas quedó enmarcada al amparo de las condiciones geográficas y naturales de cada región, de este modo podemos apreciar que se desarrollaron haciendas azucareras, henequeneras, pulqueras, ganaderas, mineras, forestales, cerealeras, vitivinícolas, algodoneras, tequileras y cafetaleras. Estas unidades productivas se remontan al sistema de propiedad de origen español, el cual fue exportado a las colonias de América. Este sistema sentó las bases de una estructura agraria, fue la base de la economía y producción alimentaria, pero también contribuyó en la segregación social y en la estratificación de las actividades en el país. Las haciendas prevalecieron por más de tres siglos en México. La hacienda como propiedad territorial fue la riqueza más prestigiada a principios del siglo XVIII, este término se había difundido desde finales del siglo XVI, pues la apalabra hacienda significa haber o riqueza personal en general y poco a poco se fue aplicando para designar una propiedad territorial de importancia. Así paso de ser la unidad económica por excelencia en la Nueva España a convertirse en una unidad autosuficiente; atrajo población de pueblos de indios, y otra población dispersa se fue asentando también en las haciendas; mantuvo servicios religiosos y aprovisionamiento seguro1.

En términos generales la conformación física de las haciendas se estructuraba a razón del casco de la hacienda, dotado de habitaciones, despacho, comedor y cocina principalmente. A su alrededor se podían localizar corrales, trojes, huerta, caballerizas y obras hidráulicas, su actividad productiva estimuló la creación de caminos y vías de comunicación con villas, ciudades y los principales 1

Rosenzweig Fernando (1987), Breve historia del estado de México. El Colegio Mexiquense A.C., pp. 128.

285


centros de distribución del país. Los estados de Jalisco, Yucatán, Puebla, Hidalgo, México y Campeche albergaron el mayor número de haciendas, construidas éstas entre los siglos XVI y XIX. El siguiente mapa nos muestra la distribución de haciendas en el país durante la primera década del siglo XX.

(Tomado de Florescano, 1988)

Las haciendas en el Valle de Toluca Las condiciones geográficas y naturales del valle de Toluca lo convirtieron en lugar propicio para el establecimiento de asentamientos humanos. Muy pronto los españoles vieron a esta región como propicia para el desarrollo de actividades agrícolas y ganaderas. De este modo el clima, el agua, la vegetación y la cercanía con las principales ciudades fueron factores relevantes en la consolidación de haciendas agroexportadoras. El ambiente del valle se ha distinguido por ser una región fría y montañosa que da origen a uno de los grandes escurrimientos del país: el río Lerma. La zona plana tiene una altitud mayor a los 2 500 metros sobre el nivel del mar y se encuentra rodeada de grandes montañas y antiguos volcanes, por ello existe un buen régimen de lluvias de temporal que comienza en abril-mayo y termina en septiembre-octubre. La captación de esta humedad se da por la existencia de grandes bosques de coníferas que la infiltran y después brota en centenares de manantiales, formando un régimen hidráulico superficial de hermosos

286


riachuelos y centenares de ojos de agua cristalinos, origen de múltiples lagunas intermitentes.2

En 1893 el Estado de México contaba con 375 haciendas y 348 ranchos distribuidos en los quince distritos que lo conformaban. El distrito de Toluca ocupaba el primer lugar ya que en su territorio se hallaban 67 haciendas y 103 ranchos. El segundo lugar pertenecía al distrito de Ixtlahuaca con 42 haciendas y 36 ranchos y en tercer término se ubicaba el distrito de Chalco con 31 haciendas y 15 ranchos. Para 1900, la población de la Ciudad de Toluca llegó a 25 mil 940 habitantes. Es importante destacar que de la población del Distrito de Toluca (conformado por los municipios de Toluca, Almoloya de Juárez, Metepec, Temoaya, Villa Victoria y Zinacantepec), casi 60% se dedicaba a las actividades primarias, esto nos demuestra que la mayor parte de la población se concentraba en zonas rurales. En el cuadro 1 aparecen los ranchos y haciendas que configuraban el territorio del estado de México, de igual modo en el cuadro 2 se advierte la población total de ranchos y haciendas que formaban parte del Distrito VI donde se ubica la hacienda de Mayorazgo tema de interés para este trabajo. Cuadro I. Número de haciendas y ranchos por Distrito Distrito

Número de haciendas

%

Número de ranchos

%

Distrito I Toluca

67

17.90

103

29.6

Distrito II Cuautitlán

14

3.8

1

.28

Distrito III Chalco

31

8.2

15

4.3

Distrito IV Ixtlahuaca

42

11.20

36

10.3

Distrito V Jilotepec

30

8.0

24

6.9

Distrito VI Lerma

11

2.9

7

2.0

Distrito VII Otumba

20

5.3

24

6.9

Distrito VIII Sultepec

25

6.6

4

1.14

2

Romero Contreras, Alejandro Tonatiuh; Viesca González, Felipe Carlos; Hernández Téllez, Marivel. Formación del patrimonio gastronómico del Valle de Toluca, México. Ciencia Ergo Sum, vol. 17, núm. 3, noviembre-febrero, 2010, pp. 239-252. Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México.

287


Distrito IX Temascaltepec

27

7.2

1

.28

Distrito X Tenango

10

2.7

26

7.4

Distrito XI Tenancingo

22

5.9

11

3.16

Distrito XII Texcoco

21

5.6

23

6.6

Distrito XIII Tlalnepantla

18

4.8

20

5.7

Distrito XIV Valle de Bravo

27

7.2

10

2.9

Distrito XV Zumpango

10

2.7

12

3.4

Total

375

348

Observaciones ―Al iniciarse la última década del siglo XIX, el distrito de Toluca contaba con una extensión territorial de 144,000 hectáreas‖ (García Luna, 1987:53)

Cuadro 2. Haciendas en el Distrito VI de Lerma Distrito VI

Haciendas

Ranchos

Rancherías

Lerma

Población (1893)

Lerma

4

4

1

11,656

San Mateo Atenco

1

1

-

7,202

Ocoyoacac

2

2

4

8,851

Otzolotepec

2

-

2

7,312

Xonacatlán

2

-

1

4,889

Total

11

7

8

39,910

Observaciones ―En la última década del siglo XIX el distrito de Lerma era el más reducido del Estado de México, media 32,500 hectáreas….los propietarios de las haciendas del Mayorazgo, de Peralta y de Doña Rosa poseían cerca del 50% del territorio del Distrito (García Luna, 1987: 105).

Las principales haciendas que se ubicaban en el distrito VI, eran la de San Nicolás Peralta, Mayorazgo y Doña Rosa, éstas alcanzaban en conjunto una superficie cercana al 50% del total de la superficie del territorio del distrito. El éxito de sus actividades se debió en gran parte a la riqueza de mantos acuíferos, manantiales y ríos. En la zona poniente, los vecinos de los poblados cercanos a las riberas del río Lerma se dedicaban a la caza de patos y a la pesca, como Lerma, Techuchulco, Jajalpa, entre otros muchos. Los asentados en el valle de Toluca trabajaban como jornaleros, arrendatarios y medieros en las haciendas cercanas. Los habitantes de los pueblos de la zona serrana de los distritos de Tenango y la zona cálida del de Tenancingo

288


transportaban sus productos a Cuernavaca y Zacatepec, en el estado de Morelos, para comercializarlos.3

La disputa entre pueblos y haciendas ya existía antes de finalizar el siglo XIX, los conflictos por la tierra se incrementaron y sirvieron de pretexto para el

levantamiento en armas como se puede apreciar en la siguiente cita. A partir de 1890 y hasta 1906, los problemas por tierras se incrementaron en la zona poniente, sobre todo entre pueblos del distrito de Tenango de Arista, con localidades de Lerma y Toluca. San Miguel Ameyalco y Coapanoya, del distrito de Lerma, y Temoaya, Iturbe, Santa Ana Jilotzingo, Otzolotepec, Xonacatlán y la hacienda Mayorazgo, de los distritos de Toluca y de Lerma, habían tenido conflictos por cuestiones de tierras, ya que los pueblos alegaban tener derecho a tierras de la finca.4

La hacienda de Mayorazgo de Otzolotepec recibió varias querellas en ocasión de invadir terrenos de los pueblos antiguos de Jilotzingo y Xonacatlán.

Revolución Mexicana y reforma agraria Tras la lucha revolucionaria se dio origen a un proceso de cambio en la propiedad, así la Ley agraria del 6 de enero de 1915, contemplaba la restitución de tierras arrebatadas a raíz de la legislación de julio de 1856. La expropiación con fines de restitución y dotación respetaría únicamente las propiedades legalmente establecidas que no excedieran de 50 hectáreas de tierra de primera calidad. Los grupos políticos plantean una intervención del gobierno en la conducción del desarrollo económico en la constitución de 1917, en esta época se incorpora la Ley de la Reforma Agraria de 1915 (principal instrumento de colonización del país, es decir la primera política con incidencia en la organización del espacio). 3

Beltrán Bernal, Trinidad (2010) Problemas de tenencia de la tierra durante el porfiriato y la revolución (1876-1915). El Colegio Mexiquense, México. pp. 68. 4

Idem, pp. 72.

289


Para Jesús Morret Sánchez (2000), la reforma agraria es la transformación profunda en la estructura de la tenencia de la tierra diferente a la prevaleciente, realizada por el Estado y configura una nueva relación o correlación de fuerzas y genera una estructura de poder. Esa estructura que en el pasado se propuso, ha acarreado consecuencias y desorden en la configuración del territorio, ya que en la actualidad los ejidos que se ubican en la periferia de las ciudades se han tornado en espacios cuyo proceso de urbanización es acelerado y forzado. En las primeras décadas del siglo XX se inicia un importante conjunto de políticas territoriales y se erige la superestructura jurídica fundamental sobre la que se establecerían los futuros planes urbanos y regionales del Estado mexicano, etapa que se puede bautizar como de acciones pioneras para el campo y la ciudad 1915-1940.5

Según Eduardo Aguado López (1998:41) el artículo primero de la Ley de Ejidos publicada el 8 de enero de 1921 (cuando fuera presidente Álvaro Obregón) establecía el derecho a obtener tierras por dotación o restitución en toda la República, para disfrutarlas en comunidad en tanto no se legislara sobre su fraccionamiento: I) los pueblos, II) las rancherías, III) las congregaciones, IV) las comunidades y V) los demás núcleos de población que consideraba dicha legislación.

Décadas posrevolucionarias En la segunda y tercera década del siglo pasado se consideró al ejido como una forma transitoria que debería culminar en la formación de una pequeña propiedad. Así mismo nacieron algunas instituciones para dar apoyo a los nuevos propietarios, como la Comisión Nacional de Irrigación y el Banco Nacional de Crédito Agrícola. El artículo 27 se modifico para señalar las afectaciones de tierra, los años treinta significaron una transformación en muchas entidades.

5

Unikel Luis, C. Ruiz y G. Garza (1976), El desarrollo urbano en México, México, El Colegio de México, pp. 39.

290


En 1940 México era un país de ranchos y rancherías. Todavía el número de haciendas y fincas era mayor que el de localidades con la categoría de ejidos. Las unidades industrializadas localizadas fuera de las ciudades y villas, eran muy escasas. El censo de 1940 mostró que existían 122, 434 localidades, 841 eran localidades urbanas, 310 ciudades, 531 villas, contaba con 9294 localidades rurales libres se dividían en dos grupos 5,403 pueblos y 3891 congregaciones. El feudalismo vencido por la Revolución como fuerza política en algunas regiones con su fuerza económica muy reducida subsistía agonizaba o se transformaba en 7, 287 localidades de propiedad privada. Durante los años de 1930 a 1966 la producción agrícola de México creció más rápidamente que su población, contribuyendo significativamente al desarrollo general del país. El crecimiento sostenido de la agricultura se baso tanto en el reparto agrario cardenista como en la fuerte inversión pública destinada a este sector. A partir de 1966 el proceso de urbanización que experimentó el país modificó los hábitos de consumo alimenticio y, con ello, la demanda de algunos productos agrícolas.

Características del reparto agrario en Santa Ana Mayorazgo Santa Ana Mayorazgo es una población que pertenece al municipio de Otzolotepec en el Estado de México. Se encuentra localizada entre los paralelos 19º25¨00‖ de latitud norte y a los 99º33¨38‖ de longitud oeste. Sus límites territoriales actuales son: al norte con Santa Ana Jilotzingo; al sur con San Mateo Mozoquilpan y San Francisco Xonacatlán; al este con Santa María Zolotepec; y al oeste con San Mateo Capulhuac. Se sabe que la hacienda de Mayorazgo se fundó en 1665, por Don Juan Acosta, pero quien le dio el máximo esplendor fue Don Jossep Bentura Villanueva Mayorazgo Altamirano y Cervantes. No figura en la información escrita, dato alguno sobre los dueños sucesores en los siglos XVIII y XIX, sólo sabemos que el dueño de ésta a finales del siglo XIX y principios del XX fue Pascual Becerril.

291


Tras las luchas revolucionarias (1910-1917), esta unidad de producción fue sometida a un proceso de expropiación y reparto de sus bienes territoriales, los cuales alcanzaban una superficie de 6419-29 hectáreas. Como efecto de la Reforma Agraria, los terrenos de la hacienda, fueron fraccionados y repartidos entre los municipios de Xonacatlán y Otzolotepec. El Casco de la hacienda, la huerta y las caballerizas se quedaron como única posesión de los hacendados. A finales del siglo XIX, surgieron conflictos entre los pueblos originarios del valle y el dueño de la hacienda. También los poblados de Otzolotepec y Mimiapan celebraron un convenio amistoso con la hacienda Mayorazgo por el usufructo y propiedad de unos montes; de esa manera los aldeanos adquirieron diez caballerías de monte. A su vez, los vecinos de Temoaya, del distrito de Toluca, que litigaban por unos terrenos montuosos con los propietarios de la hacienda Mayorazgo y los aldeanos de San Bartolo, del distrito de Lerma, acordaron realizar un convenio, la consulta con abogados y un ingeniero para llegar a un arreglo pacífico; de no hacerlo, aceptarían el fallo del Ejecutivo estatal. De manera semejante se solucionó el problema entre Santa Ana Jilotzingo y la hacienda Mayorazgo, del distrito de Lerma, con el común del pueblo de Santiago Tlazala, la ranchería del Espíritu Santo y el poblado de Jilotzingo del distrito de Tlalnepantla, sobre algunos montes. Según el convenio establecido, las autoridades de los distritos y las municipales trazarían la línea divisoria entre los pueblos y la hacienda, para dar soluciones por medios pacíficos6

El vasto territorio de la hacienda comprendía el actual poblado de Mayorazgo, donde se asienta aún el casco de la Hacienda, Rancho del Cerro, hoy reconocido como territorio del ejido de Mozoquilpan, Rancho de la Rosa y Rancho del Oxco pertenecientes al poblado de Santa Ana Jilotzingo, rancho San Agustín ubicado en la actual delegación de Mimbres, Rancho de las Trojes hoy delegación

6

Beltrán Bernal, Trinidad (2010) Problemas de tenencia de la tierra durante el porfiriato y la revolución (1876-1915). El Colegio Mexiquense, México. pp. 72.

292


San Isidro las Trojes, todos ellos en el municipio de Otzolotepec, por otra parte algunas aéreas que el pasado fueron destinadas al cultivo y ganadería de la Hacienda, hoy forman parte del municipio de Xonacatlán, ejemplo Rancho el potrero perteneciente al poblado de San Miguel Mimiapan y Rancho de tres puentes ubicado en el actual ejido de Xonacatlán. A principios de noviembre de 1914, representantes de los vecinos de Santa Ana Jilotzingo, municipalidad de Lerma, solicitaron la restitución de tierras y montes que ocupaba la hacienda de Mayorazgo, con la que tenían un litigio desde 1890; también pidieron suspender la tala de árboles que efectuaban los hijos del hacendado, que amenazaban a los pobladores con incendiar el pueblo. La falta de terrenos y el abuso de los dueños de la finca propiciaron que los vecinos se levantaran en armas. Los hacendados vigilaron los caminos y obligaron a los habitantes a abandonar sus hogares. (Beltrán, 2010: 132)

Muchos conflictos sucedieron a lo largo de tres décadas, la hacienda de Mayorazgo al igual que muchas otras haciendas sufrieron los embates de la Reforma Agraria, ya que las disposiciones de ésta modificaron el destino de la propiedad del suelo. Los documentos extraídos del departamento agrario evidencian la mutilación territorial que sufrió la Hacienda de Mayorazgo, quedando limitada a una superficie de 325 hectáreas, cuando en el pasado su superficie alcanzaba las 6419-29 hectáreas.

Afectaciones territoriales Durante la época en que la Hacienda de Mayorazgo, era propiedad del Sr. Pascual Becerril, ésta contaba con una superficie primitiva de 6419-29 hectáreas. Después de los eventos revolucionarios sufrió las siguientes afectaciones: Pueblo

Afectación en hectáreas

Pueblo de Santa Ana Jilotzingo

1358-00-00

Pueblo de San Francisco Xonacatlán

104-00-00

Pueblo de San Mateo Capulhuac

860-00-00

Pueblo de Santa María Zolotepec

194-13-32

293


Pueblo de San Bartolo Otzolotepec

72-00-00

Pueblo de San Miguel Mimiapan

1633-00-00

Pueblo de Santa María Tetitla

239-50-00

Pueblo de San Mateo Mozoquilpan

210-60-00

Pueblo de San Pedro de Arriba

220-00-00

TOTAL 4891-23-32 hectáreas Elaboración propia a partir de documentos de la Reforma Agraria, 1934

En un texto de fecha 26 de septiembre de 1934, el topógrafo Carlos Pérez Pascal, presenta un informe sobre la situación que impera en el poblado de Mayorazgo, del municipio de Otzolotepec, exDistrito de Lerma, diciendo lo siguiente: ―El censo en cuestión, se verificó los días 7 y 8 de mes de Agosto del corriente año; no habiéndose presentado al acto el representante de la Hacienda de Mayorazgo, el cual se le notificó con oportunidad. Dicho censo arrojó los resultados siguientes: 199 habitantes, 54 jefes de familia y 58 individuos con derecho a dotación‖7. En ese documento también aparece la planificación total de los terrenos que le quedan a la Hacienda de Mayorazgo, propiedad del Sr. Pascual Becerril, la cual arrojó una superficie total de 328 hectáreas bajo la clasificación siguiente: a) Terrenos de riego 69.72.00 has b) Terrenos de temporal 18.00.00 has c) Terrenos de agostadero laborable 240.90.00 Los efectos urbanísticos de la Reforma Agraria, iniciaron con la repartición de tierras y la consolidación de las propiedades ejidales, para el caso de Mayorazgo se han obtenido diversos documentos que avalan un trabajo intenso de levantamiento limítrofe de los nuevos territorios por parte de ingenieros dependientes de la Delegación Agraria. Hacia 1934, en Santa Ana Mayorazgo se legalizó la entrega de tierras a un número reducido de familias (54 jefes de familia y 58 individuos con derecho a dotación), los habitantes para ese año sumaban 199 7

Información dispuesta en oficio dirigido al Delegado del Departamento Agrario, dado en Toluca, México a los veintiséis días de mes de septiembre de mil novecientos treinta y cuatro.

294


personas. Con esa población se da inicio a una nueva forma de organización social, bajo el sistema ejidal en una superficie que finalmente quedo reducida a 325 hectáreas. Finalmente el 17 de mayo de 1935 se entregaron las tierras a los ejidatarios de Mayorazgo.

Crecimiento urbano actual del ejido de Mayorazgo. Actualmente Mayorazgo, se ha caracterizado por un crecimiento irregular, y sin planeación, debido entre otras razones a la tasa de crecimiento que experimentan sus habitantes pero además a la migración promovida en los años setenta por la instalación de parques industriales en el municipio de Naucalpan. Durante el siglo XX, el desarrollo industrial del denominado Parque Industrial Toluca 2000, se

configuró como detonante de un tránsito masivo en busca de empleo. Podemos decir que Mayorazgo puede ser revisada al amparo de dos etapas históricas, la primera corresponde a la vida hacendaria que inicia en el siglo XVII y culmina en las primeras dos décadas del siglo XX. Así mismo la segunda etapa queda suscrita en los acontecimientos y efectos provocados por la Revolución de 1910, debido a que representó un paréntesis en el desarrollo urbano del país. La segunda etapa permite a su vez hacer una recapitulación de cuatro fases o periodos importantes en la configuración y desarrollo del territorio de Mayorazgo. La primera fase posrevolucionaria se inserta de 1917 a 1940, durante estos años la población se verá afectada en su organización debido a la instauración de la propiedad ejidal, este hecho marca un cambio trascendental en la morfología y ocupación del espacio; la segunda fase se establece de 1940 a 1960, esta etapa marca nuevas pautas en la concentración y dinámica de la población debido entre otras causas a que en 1953 se elaboró el primer Programa de Parques y Ciudades Industriales (Quiroz, 2008: 162), este evento promovió el desarrollo de ciudades como Naucalpan, la cual por su cercanía con la localidad de Mayorazgo, suscitó un importante flujo migratorio de carácter laboral; la tercera fase de crecimiento relevante incluye a los años de 1960 a 1990, es preciso decir 295


que durante la década de los setenta el apoyo a la descentralización de la industria se intensifico, favoreciendo la consolidación de importantes distritos industriales en ciudades medias como Toluca, Querétaro, Aguascalientes, San Luis Potosí y Hermosillo (Quiroz, 2008:171), la industria fomentó las redes de comunicación y por ende la cercanía de Mayorazgo a la capital del estado de México. La última fase correspondiente a 1990-2010, marca una dinámica particular debido a que se caracteriza por un crecimiento demográfico, promoción de infraestructura, cambio de propiedad ejidal a posesionaria, venta incontrolada de terrenos etc. Cuadro 3. Características del crecimiento de la población urbana Nombre de Localidad

Nombre del Municipio

Categoría

Origen de Modificación

Mayorazgo

Otzolotepec

Hacienda

Censo de 1900.

Mayorazgo

Otzolotepec

Hacienda

Censo de 1910.

Mayorazgo

Otzolotepec

Hacienda

Censo de 1921.

Mayorazgo

Otzolotepec

Hacienda

Censo de 1930.

Mayorazgo

Otzolotepec

Hacienda

Censo de 1940.

Mayorazgo

Otzolotepec

Hacienda

Censo de 1950.

Mayorazgo

Otzolotepec

Congregación

Censo de 1960.

Mayorazgo

Otzolotepec

Congregación

Censo de 1970.

Mayorazgo

Otzolotepec

Congregación

Censo de 1980.

Mayorazgo

Otzolotepec

Indefinida

Censo de 1990.

Mayorazgo (Santa Ana Mayorazgo)

Otzolotepec

Pueblo

Conteo de 1995.

Mayorazgo (Santa Ana Mayorazgo)

Otzolotepec

Indefinida

Censo de 2000.

Santa Ana Mayorazgo (Mayorazgo)

Otzolotepec

Indefinida

Conteo de 2005.

Fuente: INEGI, 2000

Cuadro 4. Crecimiento de la población Evento Censal

Fuente

Total de Habitantes

Hombres

Mujeres

1900

Censo

527

272

255

1910

Censo

561

274

287

1921

Censo

254

142

112

1930

Censo

214

114

100

1940

Censo

003

156

147

1950

Censo

556

265

291

296


1960

Censo

670

346

324

1970

Censo

972

1980

Censo

1148

589

559

1990

Censo

1479

742

737

1995

Conteo

2029

1006

1023

2000

Censo

2229

1121

1108

2005

Conteo

2614

1296

1318

Fuente: INEGI, 2000

Los acontecimientos más destacados en la tercera década del siglo XX, se desenvuelven alrededor de los reclamos de tierras. Da inicio el proceso de posesión y deslinde de los ejidos, bajo la figura del Departamento Agrario. Aparecen en la Gaceta del Gobierno del estado de México, los resolutivos relativos a la expropiación y compensación de ejidos en diversos municipios estatales, un ejemplo de ello es el tomo XXXIX, fechado el 1º de junio de 1935, donde aparecen los casos de Tlalmanalco, Almoloya de Juárez, San Felipe del Progreso y Mayorazgo en Otzolotepec. En 1930, Mayorazgo es una población rural, dedicada a la actividad agrícola y pecuaria. Sus vías de comunicación están constituidas por la avenida principal y diversas brechas que conectan con los pueblos de Villa Cuauhtémoc, Xonacatlán y Zolotepec. No existe transporte público, ni equipamiento urbano. Hacia 1940, la población suma 303 habitantes, la actividad predominante es la agricultura. Durante esta década, los habitantes acondicionan un espacio provisional para que se imparta la educación primaria, ofertándose solo el primer y segundo año. Se carece de energía eléctrica, calles, drenaje, agua potable, y de instituciones públicas. La población se encuentra dispersa a lo largo de sus 325 hectáreas. En 1953 se elaboró el primer Programa de Parques y Ciudades Industriales, este evento promovió el desarrollo de ciudades como Naucalpan, la cual por su cercanía con la localidad de Mayorazgo, suscitó un importante flujo migratorio de carácter laboral. Las décadas de 1970 y 1980, representaron una época de cambios radicales en la comunidad citada, primeramente porque se dotó de energía 297


eléctrica y se crearon nuevas rutas de comunicación por ejemplo se abrió la carretera Villa Nicolás Romero, que atraviesa la porción este de la localidad. Así mismo se iniciaron los trabajos para la construcción del Jardín de niños, la escuela Secundaria, y el Centro de Salud. La obra carretera, influyó en la movilidad de los ciudadanos hacia la búsqueda de nuevas oportunidades de empleo. Los destinos más comunes fueron Naucalpan y la ciudad de México. El transporte público, empezó a operar internamente, a través de microbuses de la línea ―Crucero‖ los cuales seguían la ruta de Mayorazgo a la cabecera municipal de Xonacatlán. Para 1980 Mayorazgo ya contaba con 1,148 habitantes, pero aun quedaba inscrito para el INEGI como Congregación8. La ocupación del suelo no experimenta cambios sustanciales en comparación a las décadas pasadas, por ejemplo la superficie agrícola abarca el 80%; superficie urbana ocupa 3.6%; superficie forestal es de 2.4%; superficie improductiva es igual a 11.9%; superficie magueyal abarca .6% y las huertas ocupan solo 1.5%. Donde sí se advierte una transformación significativa es con respecto a la población económicamente activa, se presentaron los siguientes datos: empleados (20.5%); albañiles (17%); jornaleros (9.5%); agricultores (5.0%); Domésticos (6.0%); obreros (12%). Estos datos nos permiten apreciar, que las tierras de cultivo empiezan a ser olvidadas, y aparecen nuevas generaciones que se insertan en el sector secundario y terciario. Las últimas décadas del siglo XX, provocaron cambios radicales en la figura de los ejidos. Las reformas que la federación promovió en materia de suelo, en los años noventa, transformó y repercutió severamente en el proceso de urbanización de muchos poblados del valle de Toluca. Por lo tanto parece importante estudiar y analizar la evolución del crecimiento urbano, tomando como punto de referencia a una unidad de producción agrícola y ganadera, representativa de la región, hasta

8

La política de congregaciones produjo una reorganización fundamental en la ocupación y utilización del suelo.

298


llegar al contexto del siglo XXI, y mirar hacia donde se dirige la expansión de los asentamientos. Es preciso señalar los factores que han incidido en el crecimiento urbano del valle de Toluca y en particular en la población de Mayorazgo. Su imagen rural se ha desvanecido en las últimas décadas, debido al abandono de las tierras de cultivo. Más aun el crecimiento de población ha obligado a muchos ejidatarios a repartir sus terrenos entre sus descendientes, y en otras ocasiones a vender grandes extensiones a personas ajenas a la comunidad. Este fenómeno ha generado un cambio en la imagen, estructura social y de convivencia, que por muchos años caracterizó a su población. Para el año 2000, el INEGI reporto una población total de 2, 219 habitantes en la comunidad de Santa Ana Mayorazgo. El censo económico de 2005, estimó la población en 2, 614 personas. La última fase correspondiente a 1990-2010, marca una dinámica particular debido a que se caracteriza por un crecimiento demográfico, promoción de infraestructura, cambio de propiedad ejidal a posesionaria, venta incontrolada de terrenos etc. Hoy en día, Mayorazgo cuenta con la mayoría de infraestructura y equipamiento como a continuación se detalla. Equipamiento

Jardín de Niños Escuela Primaria ―Emiliano Zapata‖ Escuela Secundaria ―Fray Melchor de Talamantes‖

Servicios e infraestructura

Energía eléctrica Alumbrado publico Drenaje El servicio de agua es distribuido a la comunidad a través de bombeo, su origen se encuentra en el manantial

Transporte

Existe una base de taxis que opera desde el año 2000 Así mismo se otorga el servicio de autobús, en un horario único de 6.0 de la mañana, para transportar a los trabajadores que acuden a Naucalpan y la Ciudad de México

Comunicaciones

Hoy se dispone de teléfono y servicio de internet

299


Conclusiones La Revolución Mexicana significo para algunas localidades la conformación de una estructura social y espacial nueva. Con la reforma agraria los campesinos forjaron nuevas formas de organización y actividades basadas en la agricultura. Los primeros cincuenta años fueron determinantes para dar rumbo y certeza a la vida comunitaria, sin embargo al llegar la década de los años setenta la industrialización dio un giro a la vida rural y abrió la puerta a la migración en busca de empleo. Con las modificaciones al artículo 27 en los años noventa, muchos ejidos se transformaron. La venta de tierra se disparo y dio paso a la transformación del espacio rural en nuestro país.

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300


Florescano Enrique (1995), ―El problema agrario en los últimos años del virreinato, 1800-1821‖ en Alicia Hernández Chávez, Problemas Agrarios y propiedad en México siglos XVIII y XIX. El Colegio de México, México. Graizbord, Boris y Carlos Garrocho (1987). Sistema de ciudades: Fundamentos Teóricos y Operativos, El Colegio Mexiquense, A.C. Cuaderno de Trabajo 2, Zinacantepec, México. Montes de Oca Navas Elvia y Maria del Pilar Iracheta Cenecorta (coord.) (1996) Estado de México. Tras las huellas de su historia. El Colegio Mexiquense A. C. Zinacantepec, México. Orozco Hernández Estela, Benjamín Sanabria García y Oscar Colín Velázquez (1999). Análisis Socioeconómico y Territorial de los ejidos y su relación con la actividad agrícola. Distrito de Desarrollo rural I Toluca. Una aproximación de lo regional a lo local), México, Universidad Autónoma del Estado de México. Rosenzweig Fernando (1987), Breve historia del estado de México. El Colegio Mexiquense A.C. Zinacantepec, México. Salazar González Guadalupe (2006) Espacios para la producción. Obispado de Michoacán. Universidad Autónoma de San Luis Potosí y Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia Michoacán. Sánchez, Álvaro (1978) Sistemas, arquitectónicos y urbanos, Trillas, México. Tellez Portillo, Jesús (2005), ―Enciclopedia de los Municipios de México, Estado de México, Otzolotepec‖, Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, Gobierno del Estado de México. Terán Bonilla, Jose Antonio: Arquitectura rural en México. Las haciendas de una región, en Estudios sobre arquitectura iberoamericana, pag. 21 Unikel Luis, C. Ruiz y G. Garza (1976), El desarrollo urbano en México, México, El Colegio de México

301


Quiroz Rothe, Héctor (2008), ―Ciudades mexicanas del siglo XX‖, México, Universidad Nacional Autónoma de México.

302


La formación de ingenieros topógrafos en el Sinaloa porfirista: una estrategia de modernización liberal Catarino Escobar Macías/Rigoberto Rodríguez Benítez Universidad Autónoma de Sinaloa Tras la rebelión de Tuxtepec, en 1877 llega a la presidencia don Porfirio Díaz e instaura un régimen liberal en principios pero clientelista en la práctica, Francisco Cañedo lo secunda en el Estado de Sinaloa. Ambos gobernantes utilizaron la educación como uno de los elementos para llevar a cabo el proyecto de modernización liberal, la idea no era sólo enseñar, sino formar ciudadanos. La modernización liberal tenía tres componentes: el político, el económico y el cultural. El primero de ellos estaría animado por un gobierno constitucional, federativo, democrático y representativo; el segundo, por una economía de mercado; y el tercero, por la formación de ciudadanos dotados de una identidad nacional y regional y de una cultura laica, científica, tecnológica y humanística. La formación de ingenieros ayudaría a aprovechar mejor tierras y aguas, a favorecer la transportación y a embellecer el paisaje urbano. Para Hale este liberalismo, como conjunto de ideas políticas, comenzó su consolidación a partir de ese mismo año, en medio de un nuevo clima intelectual permeado por las premisas positivistas; si bien el impacto inicial del positivismo no fue en la política sino en la reorganización de la educación superior. El liberalismo dejó de ser una ideología combativa y pasó a ser un mito político unificador.1 Durante el cañedismo se da una serie de mejoras económicas, sociales y culturales en Sinaloa, fenómeno que es parte de un proceso vivido a lo largo de la nación y fomentado con la ayuda de una paz forzada impulsada por el mismo Estado. 1

Charles A. Hale, La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XIX; México, FCE, 2002.

303


Rodríguez Benítez2 afirma que el ascenso y ocaso del porfiriato coinciden con la llegada y desarrollo del capitalismo en México. La modernización que experimentó la sociedad y economía mexicanas arrojó un capitalismo del subdesarrollo, construido en un sustrato estratificado socialmente de rasgos precapitalistas. En Sinaloa, también se vive esa llegada del predominio capitalista. Román Alarcón dice que la acumulación del capital, permitió el desarrollo de otras actividades económicas, por ejemplo, las comerciales.3 Por su parte, Brito Rodríguez afirma que la educación había tenido cierta importancia en la capacidad de ―una persona‖ para retener cargos políticos de alto nivel. Por ejemplo, entre los diputados que integraron la XXI Legislatura de 1902 a 1904, el 70 % de los propietarios poseía algún ―título profesional‖,4 algo que no existía en los gobiernos de Antonio Rosales o Domingo Rubí. Gracias a la bonanza económica y a la pacificación alcanzada, se tuvo una actividad cultural conformada, según Santos J. Velázquez, por “12 asociaciones literarias, dos revistas literarias y alrededor de 75 literatos, agrupados en dos generaciones‖.5 La práctica cultural a través de periódicos, estructuró una forma de participación social. Entre los que han abordado el tema de la educación superior en Sinaloa en la etapa que nos incumbe, podemos mencionar a Berrelleza Fonseca, Beltrán López, Sánchez Gastélum y Leonel y Rigoberto Rodríguez.6

2

Rigoberto Rodríguez B., ―El cambio tecnológico en la minería sinaloense en el Porfiriato‖, tesis maestría, UAS, 1991. 3

Rigoberto A. Román A., El comercio en Sinaloa, siglo XIX, México, DIFOCUR, FOECA, CONACULTA, 1998. 4

Brito Rodríguez, Félix, La política en Sinaloa durante el porfiriato, México, CONACULTA, DIFOCUR, 1998. 5

Santos J. Velázquez, ―La representación del mundo en la literatura durante el cañedismo: símbolos y figuras‖, tesis de maestría en Historia, UAS, 2010. 6

Marco A. Berrelleza, De Liceo a Universidad: la institución rosalina: 1872-1922, Culiacán, UAS, 1998; Dina Beltrán López, ―La autonomía universitaria en la Institución Rosalina (18722006)‖, tesis de licenciatura en Ciencias de la Educación, 2007; Jorge L. Sánchez Gastélum, Sociedad y Educación: el Colegio Civil Rosales (1872-1918), México, 2000; Rigoberto Rodríguez y Ma. de la Paz Ramos, (Coords.), Formación de ingenieros en el México del siglo XIX, UAS, 2007.

304


Siendo el término intelectual clave en este estudio, por intelectual7 cañedista se entenderá aquel sujeto que haga uso de sus conocimientos profesionales (preferentemente ingenieriles) en el Colegio Rosales, en la política y en asociaciones locales durante el gobierno de Francisco Cañedo, posibilitando con ello la secularización de la sociedad. El mismo Díaz apostaba por que el futuro del país estuviese en manos de la formación científica de agrónomos e ingenieros; sin embargo, se prefería la mano de obra extranjera y los egresados ni ganaban más ni tenían mejores oportunidades.8 En Sinaloa, los ingenieros topógrafos corrieron con mejor suerte, al involucrárseles en la fijación de caminos, terrenos y aprovechamiento de recursos naturales. Los puestos públicos van a ser ocupados por las mismas personas, algunos de ellos catedráticos del Colegio Rosales, quienes lo mismo aparecerán en la Junta Directiva de Estudios del estado de Sinaloa (en adelante, Junta Directiva), dando clases o en las asambleas políticas; formando así una especie de corporación o asociación informal. Cabe decir que la Junta Directiva era un órgano más del Estado o una especie de asamblea dirigida por el gobernador con el fin de organizar la educación. La enseñanza de la ingeniería y su profesionalización era vital para el régimen de Porfirio Díaz: la necesidad social y circunstancia histórica hicieron que este tipo de actividad proliferara.9 El formar profesionales para dar aspecto de progreso a las poblaciones porfirianas, permitiría legitimar al Estado. Sinaloa se insertó humildemente a éste proceso nacional.

7

James Cockcroft, Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana, México, Siglo XXI Editores, 1972, pág. 8. El concepto de intelectual se aprecia también en el trabajo de Héctor C. Leal publicado en la Revista Clío 2002, Nueva Época, vol. 1, núm. 27, p. 27. 8

Mílada Bazant, Historia de la educación durante el porfiriato, México, Colmex, 2002.

9

Mílada Bazant, ―la enseñanza y la práctica de la ingeniería durante el Porfiriato‖, en la educación en la historia de México, lecturas de Historia Mexicana 7, México, Colmex, 1999, pág. 167.

305


Así pues, la presencia de sociedades académicas, religiosas, económicas, filantrópicas o patrióticas, etc. posibilitaron que convivieran prácticas del Antiguo Régimen con las del Nuevo, expresadas en nuevas sociabilidades a falta de partidos políticos,10 tales como asociaciones y fraternidades que fomentaban los valores incluyendo la intención de formar ciudadanos.11 Estas organizaciones que se van a consolidad en el porfiriato, en particular el Colegio Rosales, eran distintas de los antiguos cuerpos que existieron en tiempos anteriores al periodo gubernamental de Domingo Rubí; son según parece, lugares de transmisión de cultura y por tanto, forjadores de la identidad del sinaloense en el cambio de siglo.

Colegio Rosales, 1874-1881: Los inicios de un Proyecto Liberal El Culiacán del último cuarto del siglo XIX mostraba un aspecto rural y campirano heredado de los gobierno caudillistas; éste aspecto iba a cambiar con la llegada al poder del liberal Eustaquio Buelna y, del porfirista Francisco Cañedo quienes apoyaron la educación superior moderna. En el Decreto Número 32, con el cual se funda el principal instituto educativo en el Noroeste surgido del pensamiento liberal de formar ciudadanos ―útiles‖, fechado en Mazatlán, el 12 de febrero de 1873, y que lleva los nombres del Gobernador del Estado Eustaquio Buelna y del Vicegobernador Ángel Urrea, se hace saber a los habitantes sinaloenses ―la Ley que establece un colegio de instrucción secundaria intitulado LICEO ROSALES en la capital del estado. En que se enseñarán las materias siguientes: Matemáticas puras, física, Química, Historia Natural, Francés, Inglés, Latín, Dibujo Lineal, Contabilidad Mercantil‖. En su Art. 2 se señala que ―los estudios se realizarán en 3 años‖.12

10

Véase Fraçoise Chevalier, América Latina de independencia a nuestros días, México, FCE, 1999; F.-X. Guerra, México: del Antiguo Régimen a la Revolución, México, FCE, 2000, p. 381. 11

Jean-Pierre Bastian, Los disidentes: sociedades protestantes y revolución en México, 18721911, segunda reimpresión, México: El Colegio de México, FCE, 1993, p. 143. 12

Periódico Oficial del Estado de Sinaloa (POES), Tomo I, Mazatlán, febrero 12 de 1873, núm. 41, folio 33. Aparece como proyecto de ley al Congreso del 31 de diciembre de 1872, núm.

306


Mediante este Decreto, aprobado el 27 de diciembre de 1872 y publicado en febrero de 1873, se fundó en Mazatlán la secundaria Liceo Rosales. Buscando con ello encaminar a la región a su mejoramiento y evitar revoluciones, pero también romper con la educación confesional que se había venido impartiendo en el Noroeste y, de paso, ―consolidar las instituciones democráticas que hemos adoptado‖;13 es decir encaminarse en la senda de la modernización liberal.

Plan de Estudios 1874 La primera Junta Directiva fue dirigida por el Lic. Gómez Flores,14 mientras que la segunda, en Culiacán, estaba conformada por el gobernador, el nuevo director Ing. Ismael Castelazo, el Dr. Ramón Ponce de León, los ingenieros Luis G. Orozco y Mariano de la Cuesta, y el Lic. José Ma. Gaxiola B.; posteriormente, el director sería sustituido por el Ing. Luis G. Orozco el 13 de marzo de ese mismo año. En cuanto a los alumnos fundadores Berrelleza Fonseca muestra a Rómulo Rico, Ignacio L. Rocha y Alejandro Buelna;15 los primeros dos se graduarán de ingenieros topógrafos. Respecto al Plan de estudio, lo expide el gobernador mediante la Junta Directiva, y se publica en la prensa local: el Art. 9, Capítulo III trata sobre las ingenierías: agrimensores, mecánicos, civiles, de minas, así como ensayadores, metalurgistas, apartadores, y agricultores. De éstas, se lograron establecer las carreras de apartador, ensayador e ingeniero agrimensor. El Capítulo VII trata sobre los agrimensores, quienes debían realizar dos años de preparatoria, un segundo curso de Matemáticas que comprendía

03, decreto 32, en AHUAS, Decreto 32. 27 de diciembre no. 2 (tachado) 3, 1872. “Relación de expedientes que contienen la historia jurídica de la UAS 1872-1917‖. En su art. 6 se establece la Junta Directiva integrada a voluntad del gobernador y Art. 8: se establece una biblioteca con $ 1000°° autorizados. 13

AHUAS. Decreto 32 …, op. cit. Tomo I. f. 2. También véase Marco A. Berrelleza; De Liceo…, op. cit, Culiacán, UAS, 1998. 14

Héctor R. Oléa; Trayectoria Ideológica de la Educación en Sinaloa (1592-1937). México, UAS, DIFOCUR, 1993; p. 98. 15

Marco A. Berrelleza, De Liceo … op. cit., Culiacán, UAS, 1998, p. 55.

307


Geometría Analítica de dos y tres dimensiones, Geometría Descriptiva, Cálculo Diferencial e Integral y Dibujo topográfico; además de agrimensura y mecánica. En el Segundo año debían aprobar cursos de Elementos de Mecánica, Agrimensura y Nivelación, Agrimensura legal, Dibujo topográfico y Práctica de Agrimensura y Nivelación por tres meses, con aplicación del método de triangulación, certificando estos trabajos un ingeniero titulado.16 A la vez que se pretende enseñar de lo abstracto a la experimentación, con estos cursos se da la institucionalización y difusión de la mecánica newtoniana en la región.

Los textos utilizados En este apartado trataremos de mostrar los textos y aparatos que se reportan en las pocas fuentes que disponemos. Estos textos eran de orientación positivista y se buscaba tener aparatos para mediciones científicas que fuesen útiles. Muy probablemente, en los inicios del porfiriato, los profesores elaboraban sus propios textos de consulta; o bien, utilizaban sus bitácoras o notas de clase para desarrollar los temas de las materias que tenían que aprobar. El primero de junio de 1874 se realizó la fundación de un observatorio meteorológico que hacía tres observaciones diarias y daba a conocer sus hallazgos decenales con la nomenclatura internacional, apoyándose en la clave Morse. Los aparatos adquiridos para el observatorio se presentaban como parte de la preocupación por montar laboratorios a lo largo de la nación, coincidiendo con el espíritu de demostrar y verificar los hechos, mediante la observación y experimentación. La Junta Directiva de Instrucción Pública en acuerdo tomado en sesión efectuada el 21 de junio de 1873, se comisionó a los Srs. Ramón Ponce De León y Mariano Zúñiga la gestión de la compra de instrumentos de laboratorio en Europa

16

El Título II, capítulo XVIII, art. 28 núm. 4, trataba de que los títulos debían estar en consonancia con la compañía Lancasteriana de Mazatlán y de que la Junta Directiva debería establecer academias científicas de todas las profesiones que se ejercieran en el estado.

308


y solicitarán informes sobre lista de textos a los colegios de la capital de la República.17 Tuvieron que pasar diez años para que se reportaran los primeros utensilios de laboratorio. Pero además de éstos, se pretendía contar con textos para las ciencias útiles, así entre los primeros libros utilizados en el colegio mencionamos los siguientes: Aritmética práctica de Emilio Toro; Aritmética, álgebra, geometría y trigonometría rectilínea por Manuel Ma. Contreras, Física por Antonio de Ganot, Cosmografía por Briot, Química por L. Troost, así como Historia de México por Payno, Economía política de Jeremías Bentham, y Lógica por Alejandro Bain,18 entre otros. Al menos los textos de Manuel Ma. Contreras, Cosmografía de Ch. Briot y Lógica de Bain eran utilizados en el resto del país con lo cual Sinaloa se insertaba en la tendencia nacional de desarrollo. La biblioteca fue el espacio idóneo para difundir la enseñanza liberal, en ella se encontraban, en la sección de ciencias exactas y naturales, 183 libros relativos a ingeniería y 146 de Física, Química e Historia Natural, los cuales seguramente eran consultados por los estudiantes de ingeniería. El objetivo era mas que transmitir conocimientos, difundir lo útil, lo liberal. Ya en su memoria de gobierno, Martínez de Castro, afirmó: En ésta capital, tenemos el Colegio Rosales, ya elevado á la altura considerable, y en donde se cursa y terminan las profesiones de Médicos, Abogados, Ingenieros, Ensayadores, &c., pudiendo manifestar que dicho plantel

17

Con el consentimiento de A. Urrea, ya el anterior Congreso del Estado de Sinaloa lo había presentado como iniciativa para la educación secundaria. Asimismo, se muestra en su Art.8, en Mazatlán a 27 de dic. de 1872. La dotación a profesores anualmente: 1,200 pesos mexicanos para el de matemáticas y dibujo lineal y otra cantidad igual para el de física, química e historia natural. 18

Héctor R. Oléa; Eustaquio Buelna. Fundador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, UAS, Culiacán, 1987. p. 75. Éste último libro, Lógica, habrá de suscitar un problema respecto a la doctrina en el centro del país ya que los ideales era fomentar las ciencias prácticas y no las teóricas, como se había estado haciendo desde la Colonia.

309


reúne todas las condiciones que requiere un Establecimiento de su clase y que constantemente se introducen en él mejoras de utilidad é importancia. 19 Los egresados mientras tuvo vigencia el plan de estudio de 1874 fueron: Jorge R. Douglas quien realizó su examen para obtener el título de Hidroagrimensor los días 17 y 18 de agosto de 1877; lo mismo hicieron José Esquivel y Rómulo Rico quienes presentaron su examen en diciembre de 1881.

Plan de estudios de 1882: El proyecto liberal en marcha En la década de 1880 el colegio logra entrar a un periodo de consolidación gracias al apoyo del gobernador y a la bonanza económica de la que gozaba el estado. La bonanza y pacificación alcanzados posibilitaron que el colegio siguiera formando ciudadanos útiles, de acuerdo al ideario liberal. Así, en el año 1881 se reformó el Plan de Estudios de 1874 y se expidió el nuevo un año después. En el Art. 4, cap. 2 del plan de estudios, se señalaba que los profesores de ciencias y la Junta Directiva examinarían a los futuros ingenieros en dos sesiones.20 Entre los profesores que se habían incorporado estaban los ingenieros Francisco Sosa y Ávila y Antonio Moreno. El plan de estudios indicaba que las materias a cursar eran, en primer grado, aplicación de álgebra a la geometría, Trigonometría esférica, Geometría analítica de dos y tres dimensiones; en segundo, Cálculo diferencial e integral, Geometría Descriptiva, Meteorología, Topografía, Dibujo Topográfico; en tercero, Mecánica analítica, Geodesia y Elementos de Astronomía Práctica. Sin embargo, según Sánchez Gastélum los cursos que se llevaron a cabo fueron: en primero, Álgebra Superior, Topografía e hidromensura; en segundo, 19

Memoria de Martínez de Castro, 1881.

20

En dicho plan de estudios se expresaba en el Art. 115 que para obtener el grado de topógrafo se necesita haber sido examinado y aprobado en ciencias, procesos jurídicos y prácticas, además de que los exámenes de grado eran ante un jurado constituido por la Junta Directiva, ciertos catedráticos y alumnos y, un público respetable dispuesto a estar hasta por casi dos horas en el lugar establecido. En cuanto a las vacaciones escolares sólo éste plan marca y, comprendían Semana Mayor y el periodo del 15 de agosto al 15 de octubre.

310


Geometría descriptiva, Dibujo topográfico, (lineal Arquitectónico); en tercero, Mecánica

analítica,

Geodesia

Astronómica,

Procedimientos

jurídicos,

Estereotomía y carpintería. 21 Estos estudios iban de lo abstracto a la resolución de problemas de terrenos, pasando por la práctica y el dibujo. Esto refleja la orientación positivista del plan de estudios.

Textos y aparatos El 15 de septiembre de 1882 el gobernador Martínez de Castro anunciaba que pronto llegarían a Culiacán: ... los diversos aparatos e instrumentos científicos comprados en Europa para el gabinete de física y el laboratorio de dicho Establecimiento; y con los que se han recibido de los Estados Unidos, relativos al estudio de la geografía y cosmografía, ese importante plantel podrá rivalizar con los mejores de su clase en la República.22

Para ese entonces, ya estaban definidos el Gabinete de Física Experimental, el Observatorio Meteorológico y la Biblioteca Pública. Entre 1873 y 1882, estuvieron como profesores del colegio los ingenieros Luis G. Orozco, Enrique Amescua, Jorge R. Douglas, Celso Gaxiola y Antonio Moreno; y los doctores Ruperto L. Paliza y Ramón Ponce de León, quienes seguramente consultaron los textos de la biblioteca del colegio rosalino. Los aparatos primeros que se instalaron fueron los del observatorio, colocados en la segunda planta del edificio que albergaba la institución y para marzo de 1883 ya estaban en funciones, sirviendo tanto para las clases experimentales, como para mostrar una población insertada en la modernidad. Las observaciones que se realizaban en el Observatorio del Colegio Rosales y el

21

Sánchez Gastélum; Sociedad y Educación:…, op. cit., México, 2000; cuadro no. 24.

22

ACE, 1882.

311


Observatorio Meteorológico y Astronómico de Mazatlán se divulgaban mediante la prensa.23 Hacia 1886, el inventario del inmueble que se realizó en 1886 para dar cuentas a la Legislatura Local, por parte del gobernador, arrojó como resultado los siguientes objetos: un tubo de Newton, un microscopio solar, un espejo cilíndrico (con 6 estampas), dos espejos parabólicos, un aparato para las leyes de reflexión y refracción, dos espejos parabólicos, seis lentes con un solo pie, un Espectroscopio de Kirchhoff, un disco de Newton y un anteojo astronómico y terrestre, en el Gabinete de Física.24 En el Gabinete de Química solamente había sustancias y utensilios que se debieron de haber utilizado en la carrera de ensayador. Si bien los aparatos del observatorio y del Gabinete de Física pretendían ser utilizados para observar la bóveda celeste y posicionar estrellas, lo más seguro es que hayan sido utilizados para prácticas astronómicas sencillas. Es importante señalar que existía la sección de ―Cosmografía y Geografía‖ aunque su situación era precaria, y parecía más bien un gran aparador que exhibía aparatos como hoy día podemos observarlos en las oficinas administrativas de las unidades académicas de la UAS. Entre otras cosas se podían apreciar dos esferas terrestres, un sistema planetario con columnas y varillas niqueladas, una esfera celeste, Carta Estadística y Carta Astronómica del Universo. Muy probablemente, los cursos de cosmografía, geodesia, astronomía, topografía, mensura, geometría y cálculo, eran acompañados de prácticas en el Observatorio y Gabinete de Física, enseñándose así la ciencia decimonónica de manera profesional. Tal era la preocupación del Estado que, hacia 1888, el Gabinete de Física y el laboratorio de Química seguían enriqueciéndose con los aparatos más modernos estimados desde las exposiciones de Chicago y Atlanta, esta vez tendrían mejor cuidado y uso debido a la invitación recibida por parte del Ministro 23

Mefistófeles, Tomo I, Culiacán Rosales, 1883. El POES publicaba con mayor regularidad los reportes, pero no se puede establecer una continuidad. 24

Memoria de Cañedo, 1886.

312


de Fomento Nacional para participar en la exposición internacional de París de 1889.25 En notas del periódico oficial de 1900 encontramos muchas referencias a la participación del Colegio Rosales en dicho evento de la intelectualidad mundial; sin embargo, en años posteriores no detectamos otra participación de tan importante magnitud. Así, el Estado sinaloense buscó insertarse en el ideal de progreso porfiriano; y mientras estaba vigente el Plan de estudio de 1882 se graduaron como ingenieros topógrafos Ignacio L. Rocha, Ramón Félix y Buelna, que presentaron examen profesional en 1883; Fausto Gaxiola, en 1885; Ramón Ponce de León y Alfonso M. Zevada, en 1889; y José Antonio Gaxiola, en 1894.

Ley de instrucción pública de 1895: Hacia ocaso del régimen Si bajo el anterior plan de estudio el instituto había iniciado su consolidación, este periodo será de plena divulgación de la instrucción científica formadora de ingenieros, que si bien fueron pocos, representaron la formación científica de la época. La Ley de Instrucción Pública de 1895 surgió en la etapa cañedista del progreso: entre 1892 y 1909. De 1874 a 1880 el presupuesto destinado al colegio pasó de $ 16,840 a $ 6,003; de 1882 a 1894, de $ 7,618 a $14,000; y entre 1897 y 1909, de $ 14,825 a $ 20,720.26 Ya el escritor Enrique González Martínez nos dio indicios de cómo era la región, pues en diciembre de 1895 había salido con su familia de Guadalajara en pos de un trabajo ofrecido a su padre; de Mazatlán habían partido para Altata y de ahí subieron a ―un trenecito de mala muerte‖ que les lleva a Culiacán ―ciudad pequeña, de escasos quince mil habitantes‖, después de breve tiempo se va a El Fuerte ―en diligencia, por carreteras llanas y polvorientas‖.27 Por estas mismas 25

POES, Tomo XVI, 26 de noviembre de 1888, núm. 50, f. 1.

26

Véase Sánchez Gastélum, Sociedad y Educación…, op. cit.

27

Véase Enrique González Mtz, El hombre del búho misterio de una vocación, El Colegio Nacional, 2002.

313


fechas Carlos Escovar introdujo el alumbrado público y la fabricación de hielo a Culiacán;28 posteriormente se introduce el agua entubada cambiando con ello la imagen del poblado. Respecto a la instrucción profesional, la nueva ley educativa enfatiza en su Título III, capítulo I, art. 97, que para la carrera de Ingeniero Topógrafo e Hidrógrafo se debía cursar Geometría Analítica, Cálculo Infinitesimal en primer año, y Elementos de Cosmografía, Topografía, Hidromensura y Meteorología,29 en segundo (en el diario oficial aparece además el curso de Álgebra Superior).30 Otras carreras eran para Ensayador y Apartador de metales, y profesor. Respecto a la carrera para la formación de ingenieros topógrafos e hidrógrafos, en su art. 97 indicaba que duraría 2 años; sin embargo, la mayoría de los alumnos la cursó en tres como lo venían haciendo desde 1882. Ingeniero topógrafo, agrimensor e hidroagrimensor. 1895-1918. 31 Grado/cursos

Plan

Cursos Reales

Primero

Álgebra superior, geometría analítica, cálculo infinitesimal, topografía e hidromensura, Elementos de hidráulica y 1er. curso de dibujo topográfico.

Geometría analítica, Topografía e hidromensura, 1º y 2º curso de dibujo topográfico

Segundo

Hidrología y meteorología, Agrimensura legal, 2º curso dibujo Topográfico y práctica de 6 meses.

Trigonometría esférica,

Tercero

Mecánica racional. Hidrología y meteorología, Agrimensura legal.

Podemos observar que los cursos que se realizaron contribuyeron mas a la formación de ingenieros, ya que la orientación del plan de estudios era pasar de la abstracción a la práctica, pero los cursos que realmente se realizaron desembocaron en la Agrimensura legal, luego de los cursos de experimentación; 28

Eduardo Frías Sarmiento, Historia de alumbrado eléctrico en Culiacán (1895-1920). DIFOCUR, H. Ayuntamiento de Culiacán, 2000. 29

Guadalupe F. Amescua Gastélum. Cronología de Leyes y Decretos de la UAS. Decreto # 13. Aprobado, promulgado y sancionado el 13 de febrero de 1895. 30

POES, Tomo XXII, jueves 7 de marzo de 1895, p. 10. Ley de Instrucción Pública.

31

Sánchez Gastélum. Sociedad y Educación..., cuadro no. 50.

314


es decir, se le enseñó a los jóvenes la herramienta matemática para que pudieran hacer sus mediciones y así poder arreglar asuntos burocráticos que tuviesen que ver con medición y en general, problemas de tierras. Posteriormente, la carrera se redujo a dos años sin desaparecer cursos importantes, pero la mayoría de los alumnos culminaban sus estudios en tres, como se venía haciendo desde 1882. Cabe decir que solamente se establecieron las carreras de derecho, notario público, farmacia, hidroagrimensura, ensaye de metales, teneduría de libros y de profesores de primeras letras.

Textos y aparatos Los utensilios científicos son esencialmente los mismos que se venían reportando en los informes de gobierno y en la prensa. El discurso político afirmaba que se utilizaba una pedagogía moderna en el colegio pero la formación de profesionales de la ingeniería no debió presentar mayores problemas pues lo que interesaba era conocer el método científico para la realización de obras y servicios propios de la profesión, en cambio la pedagogía debió ser de gran utilidad en carreras humanísticas tales como abogacía, teneduría, etc. Ahora bien, estos textos y aparatos debían estar en un lugar digno. Maurice Agulhon, señala que la presencia o no de un escenario material tiene posturas ideológicas.32 El escenario no se conformaba con ser útil, funcional o práctico, por lo general, se pretendió la difusión de la imagen de lo didáctico, lo bueno, o mas bien lo liberal. Algunos escenarios construidos tales como los teatros Apolo y Rubio, las plazuelas, las construcciones urbanísticas, y el edificio que albergó al colegio, tenían esta función ante otros centros poblacionales porfirianos. Para 1895, Cañedo vendió la casa que le había construido Molina para alojar allí al colegio rosalino. Pero también la biblioteca y los gabinetes de ciencias experimentales del colegio, eran ejemplos de escenario liberal: 32

Maurice Agulhon, Historias vagabundas, México, Instituto Mora, 1994, p. 93.

315


El Colegio cuenta en la actualidad con una Biblioteca bastante regular, la cual se abre al servicio del público todos los días. Los Gabinetes de Física é Historia Natural y el laboratorio de Química, se hallan dotados de todos los aparatos, útiles y substancias que son necesarias para el estudio completo y perfecto de tan importantes ciencias....

En la memoria de Cañedo de 1895 encontramos 2665 textos de los reportados en 1888; de los cuales 1612 estaban clasificados por secciones temáticas, siendo pocos más de 400 los correspondientes a ciencias. Algunos aún hoy día los podemos consultar en la Sala Sinaloa de la Biblioteca Central de la actual universidad: Cuadro del progreso de las Ciencias y la Industria desde 1855 hasta nuestros días por Luis Figuier, arreglado y traducido al castellano por Eduardo Moreno y Villanova, es la primera parte y toca los temas de Meteorología, Astronomía, Física y Telegrafía, publicado en París hacia 1866.33 En general, el establecimiento contaba con 97 volúmenes de matemáticas, 183 de ingeniería; y de Física, Química e Historia Natural, 146. Ya para el año de 1900,34 y desde 1892 cuando se sancionó por la XV Legislatura la Ley sobre Instrucción Primaria del Estado de Sinaloa, el programa de formación incluía aritmética, nociones de ciencias físicas y naturales, etc. Verificando

los

cursos

aprobados,

encontramos

asignaturas

tales

como

cosmografía, geografía, dibujo lineal, etc. dichas clases debieron ser de carácter elemental. Así, en la primera década del siglo XX se graduaron 39 profesionales de las carreras de Abogado, Ensayador y Apartador de Metales, Profesor de Instrucción

33

Memoria de Cañedo, 1895. Otro texto es Cuadro geográfico, estadístico, descriptivo é histórico de los Estados Unidos Mexicanos, obra que sirve de texto al atlas pintoresco de Antonio García Cubas, publicado en nuestro país, en la oficina tipográfica de la Secretaría de Fomento en 1885. Otros textos eran le telefone, de Du Monde; experiencies d´acostique, de Koening; manipulations de physique, de Buignet; lectures sur les ciences et l´industrie; Constitución de la atmósfera, de Eustaquio Buelna; Aritmética, algebra, geometría y trigonometría rectilínea por M. M. Contreras, Cosmografía por Charles Briot, etc. 34

Véase Gilberto J. López Alanís, y Margarita L. Armenta Pico. (Coords.), Línea del tiempo de la educación en Sinaloa 1900-2000. México, COBAES, AHGES, 2000.

316


Primaria, Farmacéutico, Ingeniero Topógrafo e Hidrógrafo; y algunos de los intelectuales que impartieron cursos bajo la Ley de 1895, fueron: Intelectuales

cátedras

Dr. Ruperto L. Paliza

Física, Medicina Legal.

Dr. Ramón Ponce de León

Química, Higiene y Pedagogía.

Ing. Antonio Moreno

3º de Matemáticas, Mecánica Racional.

Ing. Luis F. Molina

Cosmografía, Geografía.

Sr. Eulogio S. Guerra

Nociones de Ciencias Físicas y Naturales, para normalistas.

Sr. Epitasio Osuna

1º y 2º Curso de Matemáticas.

Ing. Francisco Sosa y Ávila

Política, Sociología.

Pedro Zavala

Psicología, Moral y catecismo

Cabe decir que no solo dieron clases en la carrera de ingeniería, sino en la escuela Normal y la preparatoria. Por ejemplo, Zavala y Sosa y Ávila impartían cursos ―laicos‖ que no solo estaban acorde con el ideal de educación positivista, sino con la modernización liberal. Hasta 1910, los egresados mientras estaba en funciones la Ley de Instrucción Pública de 1895 fueron:

Título

Fecha de examen

Francisco Sosa y Ávila

Ingeniero topógrafo

Junio 17, 1895

Casimiro Bernard

Ingeniero topógrafo

Febrero 9, 1899

Carlos Verdugo

Ingeniero topógrafo e idrógrafo (sic.)

Dic. 28/29, 1899

Francisco Valdés

ensayador y apartador de metales

agosto 8/9, 1900

José C. Valadés

Ingeniero topógrafo e hidrógrafo

Julio 14/15, 1902

Ernesto Carvajal

Ingeniero topógrafo e hidrógrafo

Agosto 11/12, 1902

Enrique Peña

Ingeniero topógrafo e hidrógrafo

Julio 8/9, 1904

Francisco E. Butterfield

Ingeniero topógrafo

Julio 7/8, 1905

Eduardo Victoria

Ingeniero topógrafo

Nov. 25/27, 1905

Roberto G. Gaxiola

Ingeniero topógrafo e hidrógrafo

Abril 25/26, 1907

Carlos Cárdenas Vértiz

Ingeniero topógrafo e hidrógrafo

dic. 28/29, 1907

Juan L. Paliza

Ingeniero topógrafo e hidrógrafo

dic. 30/31, 1910

317


Matías Ayala

Ingeniero topógrafo e hidrógrafo

marzo 10/11,1910

Manuel Rivas

Ingeniero topógrafo e hidrógrafo

mayo 13, 1911 35

Al ser Paliza el director del colegio y del observatorio astronómico, solicitaba subsidios para fortalecer la enseñanza que se impartía. Para junio de 1902, además de los escritorios, sillas, los seis relojes de arena y el teléfono, contaba el observatorio con los libros Phisique élementair de Drión et Fernet, Química de Lauglebert, Elementos de Matemáticas por Fernández y Cardín, Elementos de Cosmografía de Anguiano, Nociones de Astronomía [de Norman Lockyer], y un resumen de Moral de H. Spencer. 36 Por otra parte, las actas de cabildo del Archivo Histórico Municipal de Culiacán (AMC) nos permiten detectar cómo los intelectuales, ya desde la década de 1880, participaban en la solución de problemas de tierras tales como medición de terrenos y calles. A partir de 1890, quienes más aparecen en estos asuntos son el Ing. Arq. Luis F. Molina, Ing. Antonio Moreno y en menor medida los ingenieros Manuel Bonilla y Rómulo Rico. Cabe decir que Molina ordenó el espacio 35

AHUAS, Anuario de 1950.

36

Memoria de Cañedo, 1905. Núm. 9. Este acervo, se complementaba con el existente en la Biblioteca Pública, reportándose un Trigonometría Rectilínea y Esférica de Contreras de edición 1888; Legons de Cosmographie de F. Tisserand y H. Andoyer edición 1895; Mecánica elemental de E. Combette edición 1885; Elementary Treatise on Mechanics de Peck sin mencionarse la edición; dos Eléments de Mécanique de Bouchalart editado en 1861, tres Traité de Mécanique Rationellede de M. Ch. de Delaunay, dos Manuel de Mécanique Appliquée de Gergnaud editados en 1838, dos Tratados de Mecánica Aplicada de Epstein edición de 1888, un Treatise on the Method of Least Squares de Chauvenet edición 1886, Manuel de Mécanique Appliquée de Macquorn Rankine edición 1876, un Treatise of the Differential and Integral Calcul de Robinson´s edición 1868, un Eclipses y ocultaciones de Covarrubias de 1859, libros de Logaritmos y otros referentes a ciencias naturales. En lo que respecta a la Sección 2ª de Matemáticas se utilizaban los libros Métodos astronómicos de Mallén de 1884, dos Elementos de Cosmografía, o primeras nociones de astronomía de Anguiano de 1891, e Legons de Cosmographie de Briot, Andrew´s Lunar Tellurian de Gross editado en 1881. En la 1ª Sección de Ingeniería se contemplaban libros para ingeniero civil y topógrafo, principalmente: dos volúmenes Espherical & Practical Astronomy de Chauvenet edición 1885, An introduction to Practical Astronomy de Loomis edición 1880, dos Traité de Géodésie de Puissant edición 1842, Géodésie de Francoeur edición 1855; en la 2ª sección de ingeniería, La Luna de Amadée Guillemin edición de 1870; en la Sección de Física, Química e Historia Natural se tenía Principles of Physics de B. Tillman edición 1861, Física Experimental y Aplicada de Pedro P. Ortiz edición 1887, Phisique Mathématique de M. Emilie Mathieu edición 1873, Traité de Physique de A. Ganot ediciones 1855, 1880, 1896 y dos volúmenes de 1887, así como tres Tratado elemental de física del mismo autor, distintas ediciones; dos Cours de Physique de M. Dignin edición 1851; Recreaciones Científicas de Tissandier edición 1888; Física Industrial de J. Rivera, Chemistry organic e inorganic de Bloxman edición 1880, y seis Apuntes de magnetismo terrestre de A. Díaz edición 1887.

318


urbanístico de Culiacán, además de ser notable político porfirista y docente del Rosales. A principios de 1892 se le nombró ―ingeniero de la Ciudad‖ 37 y entre las actividades que realizó como perito en asuntos de terrenos mencionamos las siguientes. En 1892 solicita un solar de Mariano Amezcua para el ensanche de la avenida ―El 2 de abril‖,38 en 1897 informa que mandó construir los tubos para la conexión de letrinas de la cárcel con el caño del desagüe que daba al Tamazula,39 tres meses después mide un terreno particular,40 en abril del próximo año solicita mozos para que carguen los instrumentos de medición a lugares fuera de Culiacán,41 para 1899 rectifica las mediciones hechas en el solar de Ignacio Salmón. De manera especial se le comisiona en 1905 junto al Dr. Hernández, para convocar la construcción de un mercado;42 un año después, ensancha una finca entre el callejón ―El Beso‖ y la calle ―Comercio‖.43 Para 1907 el Ayuntamiento lo comisiona junto a Esteban Flores para que mensure un solar en Imala, aunque luego se dispensan los trámites.44 Respecto a los ingenieros Rómulo Rico y Manuel Bonilla, entre los asuntos que tuvieran que ver con problemas de tierra destacamos solamente las siguientes. El Ing. Rico midió en 1896 un solar de un particular enviando su reporte al Ayuntamiento,45 y en 1905 el Ing. Manuel Bonilla informa y levanta planos de un terreno de Pedro Blancarte,46 dos años más tarde practica mesura al

37

AMC, SO, 4 de febrero de 1892, f. 13.

38

AMC, SO, 2 de febrero de 1892, f. 14.

39

AMC, SO, 5 de agosto de 1897.

40

AMC, SO, 11 de noviembre de 1897, s/f.

41

AMC, SO, 11 de abril de 1898, s/f.

42

AMC, SO, 30 de agosto de 1905.

43

AMC, SO, 31 de octubre de 1906, s/F.

44

AMC, SO, 23 de mayo de 1907, f. 377.

45

AMC, SO, 30 de enero de 1896, s/f.

46

AMC, SO, 20 de noviembre de 1905, f. 29.

319


terreno de un particular.47 Para mayo de 1907, el Ayuntamiento solicita a ambos ingenieros que ―presenten un dictamen sobre el evalúo de las fincas y solares‖ de tres manzanas, ganando cada uno $ 369.04.48 Al Ing. Moreno lo encontramos solamente en 1892 solicitando al Ayuntamiento evaluar un terreno al oriente del puente por la calle La Libertad.49 Es a partir de 1891 cuando aumentan los problemas debido al cambio urbanístico, pero no son significativos; en general, en dichas pugnas se presentaban problemas de tierras que se resolvían vía jurídica. Nuestros intelectuales estarán presentes desplazando poco a poco a los abogados, quienes habían estado acaparando la labor legislativa. Si bien no pudimos consultar todas las actas de nuestro periodo de estudios, en general, entre 1881 y 1886 y, de 1892 a 1900, el Dr. Paliza estuvo al frente de la comisión de Salubridad, Aguas y Beneficencia Pública, el Ing. Arq. Molina en Mejoras Materiales y los ingenieros Orozco y Rico en Escuelas. Estos profesionales, lo mismo participaban en el Ayuntamiento que en el Colegio Rosales y en las tertulias culturales. Ahora bien, a la par de docentes y estudiantes de ingeniería en Culiacán, estaban otros profesionales de la ingeniería laborando en el resto de Sinaloa; entre otros, podemos mencionar a Natividad González, Alejandro Loubet, Enrique Snyder y Tomás Peña, en el distrito de Mazatlán; Francisco H. Sistermans, Carlos Lucan, Alejandro G. Mc. Dougall, Marcos H. Jarero e Isaac Barrera, en Rosario; Pedro Arisqueta, Eugenio Taez, J. L. Philipes y Alfonso Zebada, en Sinaloa; además de Damián Bustillos en El Fuerte, y cuatro ingenieros de minas en Concordia.50

47

AMC, SO, Núm. 5, 30 de enero de 1907.

48

AMC, SO, Núm. 14, 9 de mayo de 1907.

49

AMC, Sesión Ordinaria (SO), 27 de enero de 1892, f. 11.

50

Memoria de Cañedo, 1895, citada en Rigoberto Rodríguez y Ma. de la Paz Ramos, (Coords.), Formación de …, op. cit. Anexo 5.

320


Así pues, el colegio dio cobijo a intelectuales que actuaban como docentes, políticos, y se involucraban en la resolución de problemas cotidianos. Directores del instituto, intelectuales y gobernadores en turno permitieron la difusión de la ciencia decimonónica a través de la enseñanza de la ingeniería topográfica, proyecto de modernización liberal. Y son precisamente los catedráticos-políticos, textos, utensilios y la enseñanza, los recursos usados por Cañedo para entretener, educar y crear la conciencia liberal y lo sinaloense, si bien su preocupación era legitimar su régimen. En medio de ésta actividad académica se sienten los vientos de conflicto que han traído la crisis a fin del porfiriato, y otros eventos como la muerte de Cañedo. En el horizonte se podía apreciar la próxima sucesión gubernamental y, la eventual nacional de 1910. En general, la enseñanza de la ingeniería continuó su marcha desatada ya la guerra civil. Así pues, los cambios en la política y en la economía, ocurridos tras la revolución liberal desarrollada desde la rebelión de Ayutla hasta la derrota de la intervención francesa, pasando por la Guerra de Reforma, sólo podían consolidarse con los cambios correspondientes en la cultura. Estos cambios se iniciaron durante la República Restaurada y continuaron durante el porfiriato, Eustaquio Buelna fue un protagonista clave en la lucha por la alfabetización y la formación de profesionales. Los ingenieros jugarían un rol fundamental en las modificaciones del paisaje urbano y rural, contribuyendo así a la modernización liberal.

Fuentes ARCHIVOS ACE (Archivo del Congreso del Estado) AHUAS (Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa)

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Hemerografía Mefistófeles. POES (Periódico Oficial del Estado de Sinaloa).

Memorias Memoria de Martínez de Castro, 1881. Memoria de Cañedo, 1886. Memoria de Cañedo, 1895. Memoria de Cañedo, 1905.

Bibliografía Agulhon, Maurice; Historias vagabundas, México, Instituto Mora, 1994. Amescua Gastélum, Guadalupe F.; Cronología de Leyes y Decretos de la UAS. Decreto # 13. Bastian, Jean-Pierre; Los disidentes: sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911, segunda reimpresión, México: El Colegio de México, FCE, 1993. Brito Rodríguez, Félix, La política en Sinaloa durante el porfiriato, México, CONACULTA, DIFOCUR, 1998. Bazant, Mílada; Historia de la educación durante el porfiriato, México, Colmex, 2002. Bazant, Mílada; ―la enseñanza y la práctica de la ingeniería durante el Porfiriato‖, en la educación en la historia de México, lecturas de Historia Mexicana 7, México, Colmex, 1999. Berrelleza, Marco A.; De Liceo a Universidad: la institución rosalina: 18721922, Culiacán, UAS, 1998.

322


Chevalier, Françoise; América Latina de independencia a nuestros días, México, FCE, 1999; Cockcroft, James; Precursores intelectuales de la Revolución Mexicana, México, Siglo XXI Editores, 1972. Frías Sarmiento, Eduardo; Historia de alumbrado eléctrico en Culiacán (1895-1920). DIFOCUR, H. Ayuntamiento de Culiacán, 2000. González Mtz, Enrique; El hombre del búho misterio de una vocación, El Colegio Nacional, 2002. Guerra, Françoise; México: del Antiguo Régimen a la Revolución, México, CFE, 2000. Hale, Charles A.; La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XIX; México, FCE, 2002. López Alanís, Gilberto J. y Armenta Pico Margarita L., (Coords.), Línea del tiempo de la educación en Sinaloa 1900-2000. México, COBAES, AHGES, 2000. Oléa, Héctor R.; Trayectoria Ideológica de la Educación en Sinaloa (15921937). México, UAS, DIFOCUR, 1993. Oléa, Héctor R., Eustaquio Buelna. Fundador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, UAS, Culiacán, 1987. Rodríguez, Rigoberto y Ma. de la Paz Ramos, (Coords.), Formación de ingenieros en el México del siglo XIX, UAS, 2007. Rodríguez B., Rigoberto; ―El cambio tecnológico en la minería sinaloense en el Porfiriato‖, tesis maestría, UAS, 1991. Román A., Rigoberto A.; El comercio en Sinaloa, siglo XIX, México, DIFOCUR, FOECA, CONACULTA, 1998. Sánchez Gastélum, Jorge L.; Sociedad y Educación: el Colegio Civil Rosales (1872-1918), México, 2000.

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Velázquez, Santos J.; ―La representación del mundo en la literatura durante el cañedismo: símbolos y figuras‖, tesis de maestría en Historia, UAS, 2010.

324


El robo de mujeres en Culiacán en 1945, un acercamiento al análisis del derecho consuetudinario a la visión de Thompson Omar Hernández Millán Introducción El siguiente trabajo tiene por objetivo analizar un comportamiento que se practicaba en el Culiacán de los años de 1945, me refiero a lo que es conocido coloquialmente como ―robarse a la novia‖ o ―robarse a la muchacha del pueblo‖. Este tipo de conducta desde mi punto de vista puede atribuirse a una costumbre aceptada o un derecho consuetudinario, es decir, existía entre la población un habito arraigado el cual permitía que se dieran constantemente esta práctica sin que fuese sancionado con todo el peso de la ley el hecho de robarse a la novia, aunque en ocasiones llegó a darse quejas contra el novio, esto no pasaba más allá y las cosas eran solucionadas de acuerdo a los intereses de los padres y los novios, donde se definía si se unían por el matrimonio o no. Debemos entender que la tradición de ―robarse a la novia‖ está dentro de un contexto sumamente complejo, donde influían valores, normas, ideas, necesidades y expectativas de la época, así como también es posible decir que dicha conducta se desarrollaba dentro de una sociedad donde las conductas humanas eran normadas por el Estado o la iglesia. De aquí que nos surja una pregunta central de nuestro tema de estudio, si ya había dos instituciones encargadas de unir a las parejas ya sea la iglesia y el registro civil, ¿por qué seguía existiendo la necesidad o tradición de robarse a la novia o mujer? Para el desarrollo de este tema hemos decidido tomar como referencia teórica a Edward P. Thompson, quien nos habla sobre el derecho consuetudinario, en su artículo titulado Folclor, Antropología e Historia social. Cabe aclarar que 325


aunque Thompson que se dedica a analizar las condiciones que definen a las clases sociales, el presente trabajo tratará de extraer conceptos como el referido ―derecho consuetudinario‖, para así intentar explicar el significado que tenía la costumbre de robarse a la novia.

Hubo parejas que disimuladamente abandonaban el baile para perderse entre el batamotal a orillas del rio, pues algunas de ellas, voluntariamente, decidieron no regresar al hogar paterno, pero otras que siguieron los mismos pasos, llorosas y arrepentidas y ante presiones de iracundos familiares muy dispuestos a lavar la afrenta a punta de puñal o balazos, llegaron a recibir la bendición del cura, aunque la mayoría terminaban la aventura como madres solteras, rodeadas de chilpayates hijos de diversos padres. Alfonso L. Paliza

El derecho consuetudinario un acercamiento a su definición y forma de rastrear Edward P. Thompson, que es uno de los principales representantes de la historia social británica, nos habla sobre la importancia de analizar las costumbres, ideas, valores y formas de pensamiento que existen en la conformación de la conciencia de clase, para ello realiza una serie observaciones con las cual logra establecer que el ser humano no sólo está determinado por las estructuras económicas como lo plantean los historiadores marxistas, sino más bien existe una indeterminada cantidad de factores (culturales, políticos y económicos) que influyen en el actuar del individuo. Uno

de

los

conceptos

que

aplica

Thompson

para

explicar

el

comportamiento social, es el que titula como derecho consuetudinario, el autor nos explica que este concepto puede utilizarse para analizar un comportamiento que se efectuaba en Inglaterra durante los siglo XVIII y XIX, el cual era conocido como

326


la venta de esposas.1 En este caso lo consuetudinario como lo dice Thompson, es encontrar el rol que desempeñaban las costumbres como elemento configurador de las conductas humanas, es decir, entre los individuos existen comportamientos humanos que son considerados como permitidos por el hecho de ser costumbres, pero esto siempre y cuando fuese una idea consensada y aceptada entre los integrantes de una colectividad o grupo humano. Thompson nos explica la forma en cómo acercarse al estudio de las costumbres por medio de la observación del derecho consuetudinario, para ello nos pone como ejemplo el ya mencionado caso de la venta de esposas, costumbre que se daba en Inglaterra entre los siglo XVIII y XIX. Primeramente nos explica que recabó una cantidad suficiente de casos donde quedó registrada dicha costumbre; el siguiente paso fue identificar qué tipo de personas eran las que practicaban este hábito, es decir, ubicó que quienes llevaban a cabo este ritual eran principalmente personas trabajadoras, sacando como conclusión de ello, que esto era una costumbre admitida por las clases bajas y que funcionaba como un signo de una legitima transferencia de los miembros del matrimonio. Es sumamente importante extraer la propuesta de Thompson, porque lo interesante de su método radica en tratar de encontrar las formas de fondo que están detrás de las practicas humanas, es decir, para él la venta de esposas era un ritual que invocaba a una forma de divorcio, pero no solo significaba vender a la esposa, sino más bien esa era la forma tradicional para realizar los divorcios entre la clase trabajadora inglesa de los siglos dieciocho y diecinueve, siendo esto una práctica tan común debido a la falta de cualquier otra forma de separación legal. 2

1

Edward P. Thompson, ―Folclor, antropología e historia social‖ en Historia social y Antropología, México, Instituto Mora, 1997, p 61. Thompson nos describe en este artículo, la idea y la importancia de poder aplicar a la investigación histórica, el análisis de actos humanos como lo son los rituales, costumbres, folclor, etc., temas que son muy comúnmente analizados por los antropólogos, y que son de suma importancia para poder explicar el sentido histórico del comportamiento social. 2

Ibid., p. 62.

327


Así pues podemos decir que lo que interesa al historiador es, rastrear el conjunto de normas, valores, ideas y sentimientos que permean sobre el individuo, y que a la vez pueden ser comportamientos que salen a la vista pública o de carácter privado. En lo que corresponde al presente trabajo, podemos decir que la costumbre de robarse a la novia, era más bien una tradición que se identificaba con las formas de pensamiento ante la opinión que se tenían sobre las relaciones sexuales y maritales entre los habitantes de Culiacán de los años de 1945. A continuación intentamos describir y analizar la información recabada sobre el robo de novias. Antes de entrar de lleno a describir la costumbre del robo de novias, me permito aclarar que la información en la que me basé para hacer este análisis, es sobre la prensa de la época del año de 1945, exactamente son cinco notas en las cuales encontré un comportamiento que me llamó mucho la atención, el cual fue, el rapto de mujeres por parte de sus novios. La intención con la que seleccione la información no fue con el fin de acumular una gran cantidad de casos, sino más bien, se tuvo el objetivo de encontrar conductas que se repetían, es decir, en las cinco notas extraídas se puede observar que en dicha costumbre participaba no sólo un sujeto (el novio) sino más bien era un comportamiento donde se veía inmiscuida la muchacha y los padres, por lo tanto esto nos refleja que era una tradición definida por un conjunto de individuos. Ahora pasamos a describir la manera en que se presentó dicho comportamiento humano.

Breve contexto del Culiacán de los cuarentas Describir al Culiacán de la década de los cuarentas es apuntalar la serie de acontecimientos sucedidos a nivel nacional, que permeó principalmente en cuestiones políticas como la de implementar una modernización del país, mejorando así los sistemas de comunicación e implementar la industria como

328


factor importante del crecimiento económico.3 De acuerdo a esta necesidad de crecimiento económico el Estado de Sinaloa logró perfilar a la agricultura como una de las principales actividades económicas. Hablar del Culiacán de 1940 no sólo es referirse a procesos técnicos ya sea la economía como elemento configurador de la vida cotidiana, sino también es referirse a los cambios surgidos en el ámbito social, es decir, la población también jugó un rol importante como participante de estos cambios surgidos a partir de 1940. Son las instituciones Estatales como el poder legislativo quien se encargará de implementar las condiciones que hicieran optima la vida del sinaloense y en este caso la del culiacanense, así puede decirse que los principales tareas del poder legislativo fue solucionar las peticiones sobre dotación de tierras, así como también se legislaba sobre una urbanización y mejoramiento de los centros poblacionales En el Culiacán de 1940 comienzan a notarse cambios en la sociedad como lo era la demografía de la sociedad que pasaba del campo a la ciudad. 4 La sociedad que pasaba del ámbito rural a la zona urbana comenzó a ser factor importante para el desarrollo de Culiacán como capital del Estado. El noviazgo, como se le ha conocido a la relación sentimental entre un hombre y una mujer ha sido desde tiempo atrás, una buena forma para intercambiar: amor, vivencias, ideas, emociones, opiniones, etc., siendo esta una conducta que marca un punto previo al matrimonio. En la ciudad de Culiacán, puede decirse que el noviazgo formó parte de una tradición, donde primordialmente la juventud creó sus propios medios para conseguir pareja de acuerdo a los medios que tenían a su alcance. Veamos de qué manera se dio esto. 3

Arturo Zavala Zavala, Entre el muchacho alegre y las hojas de hierba (buena). En la perspectiva del Noroeste, Culiacán Sinaloa, COBAES, 2000, p. 85. 4

Ibid, pp. 99-101.

329


De acuerdo a la cantidad de investigaciones que se han hecho sobre Culiacán, se tiene que el noviazgo ha sido uno de los momentos vitales de la vida cotidiana de la sociedad culichi. Es preciso decir que en cada época hubo pensamientos distintos sobre el significado de lo que era el noviazgo, pero lo que realmente ha permanecido en el tiempo son las formas en que se ha hecho presente esta práctica, me refiero a la infinidad de formas y maneras que tenía la juventud para conseguir pareja, tales como los bailes, paseos a la plazuela, etc. Como ejemplo tenemos que para la década de 1930, en Culiacán la juventud concurría a los lugares donde se vendían refrescos, paletas de hielo, con la finalidad de divertirse y con la esperanza de iniciar romances de ocasión, si bien les iba;5 la plazuela también era uno de los sitios donde se frecuentaba la juventud para establecer lasos de amistad.6 Consideramos

al

noviazgo

como

una

tradición,

porque

era

un

comportamiento que se venía dando a través de los años, tenemos como ejemplo un relato de la señora Enedina Arellano Sánchez,7 quien recuerda sobre las historias que le contaban sus padres sobre el noviazgo y lo que se conocía como el ―pedir la mano de la novia‖; lo rescatable sobre dicho relato, es la forma de contemplar como costumbre el hecho de pedir a la novia, pues comenta Enedina que se acostumbraba que cuando el novio quería formalizar la relación para poder llevarse a la novia a vivir con él, tenía que haber antes una secuencia de actos, es decir, el novio no era quien pedía a la novia, sino más bien era el papá del novio quien cumplía dicho proceso. 5

Alfonzo L. Paliza, Postales amarillentas, la otra historia, Culiacán, La Crónica de Culiacán, 2000, p. 97. 6

Graciela Fernández, Compiladora, Mujeres Centenarias. Una aproximación de la vida cotidiana a través de la mirada de seis mujeres, Culiacán, La crónica de Culiacán, Instituto Sinaloense de Cultura, 2010, p 164. En la entrevista realizada a la señora María Luisa Tamayo Muller describe lo siguiente: La plazuela era muy bonita, había música siempre; nosotros dábamos vuelta en la plazuela y los muchachos al revés, y eran unas quedadas de bien y los muchachos te echaban un piropo. Nos sentábamos en una banca, muy bonito, muy romántico. Las mujeres para un lado y los hombres para otro. Para encontrarse y verse cada vuelta, era el coqueteo. Íbamos con amigas y todas en fila, en todo lo ancho, las mirábamos y nos encontrábamos a los muchachos y ahí era la quedada de bien. 7

Ibid, pp. 25-26.

330


También había una serie de condiciones que debía cumplir el novio para que pudiese llevarse a la novia, una de ellas era, el tener trabajo y la opinión que se tenía sobre la familia del novio, es decir, las personas eran catalogadas de buena familia cuando se tenía un conocimiento amplio sobre el desempeño laboral, condiciones de vida y amistad. Por lo tanto se consideraba al acto de pedir a la novia como una costumbre formal, por el hecho de exigir parámetros que imponían los padres de la novia sobre el novio (trabajo, ser de buena familia, etc.). Pero en las relaciones de noviazgo también había una costumbre que pareciera ser ―informal‖ que se hacía presente cuando se intentaba evadir las formalidades de pedir a la novia, me refiero al acto mejor conocido como ―robarse a la novia‖. Podemos decir que la costumbre de robarse a la novia, no era un comportamiento que se aislaba de la realidad de la sociedad, sino más bien se insertaba dentro de las necesidades y preocupaciones de la juventud que vivió durante las décadas de 1920-1940. Para entender cómo las necesidades y preocupaciones pueden transformarse en comportamientos humanos, debemos comprender que había dos formas distintas de formalizar el noviazgo, es decir, casarse por la iglesia o por el civil. Tradicionalmente había sido la autoridad eclesiástica quien dictaba la legitimidad del matrimonio, así por muchos años esta era la única institución que reglamentaba la unión entre dos personas, pero, fue hasta el año de 1859 cuando se estableció en México el registro civil, el cual hizo posible dotar de validez y legitimidad al matrimonio.8 Ante esta doble forma de poder legalizar el casamiento, sólo era cuestión de los individuos decidir que opción escogían, si casarse por la iglesia, por el civil o ambos.

8

Genaro García, Apuntes sobre la condición de la mujer. La desigualdad de la mujer, México, Centro de investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Universidad Autónoma de Zacatecas, 2007, pp. 28.

331


En Culiacán durante el año de 1945, los matrimonios eran legalizados por las leyes de la iglesia o por las leyes del Estado o sólo uno de ellos. Con lo que respecta a nuestro trabajo, debo decir que entre los relatos que se recopilaron de las notas periodísticas, se alcanza a percibir que después de haber raptado a la novia, el paso siguiente era formalizar o llegar a un acuerdo por lo ocurrido. Normalmente se acostumbraba casar a los novios, aunque debo aclarar que en la información recolectada no es posible determinar si el matrimonio se llevaba a cabo por lo civil, religioso o ambos. Dejando de lado el cuestionamiento de saber si hubo matrimonio por el civil o lo religioso, nos interesa saber más de qué manera se llevó a cabo este complejo comportamiento de robarse a la novia. A continuación pasamos a describir las características principales que se plasman en las notas periodísticas, con la finalidad de informar sobre dicha costumbre, así como también intentar analizar hasta qué punto es un derecho consuetudinario el hecho de robarse a la novia. Entre las notas recabadas se percibe que en cada una de ellas existe una denuncia contra la persona que cometió el acto de robarse a la muchacha, siendo el novio o el galán de la muchacha quien principalmente cometía dicho suceso, aunque no debe descartarse que el robo de mujeres también se daba entre personas que no tenían ninguna relación entre si como la del noviazgo. Pero para los fines que persigue dicho trabajo, nos interesa analizar a los individuos en los que ya había un conocimiento previo como lo era la relación de noviazgo. Entre las quejas que se plasman en la prensa, se observa que el padre o tutor de la muchacha era quien acompañaba u obligaba a la joven a denunciar, como ejemplo se muestra la nota siguiente: Se presentó ante el ministerio público acompañada de su mamá la señorita María Eugenia López, para demandar al joven Ernesto Félix, quien el lunes pasado a las 7pm, cuando la señorita salió de su trabajo

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―Del hogar moderao‖, pretendió raptarla por la fuerza subiéndola a un coche. La señorita fue sometida a un examen médico, certificando que la muchacha presentó varios moretes en diversas partes del cuerpo, debido al intento fallido del joven Félix por quererla raptar, esto por no encontrar otra forma que ser su novio por siete años.9

Lo que nos refleja esta nota no es solamente la información sobre el acto sucedido como tal, sino que también nos da razón para comprender las características que presenta el robo de mujeres, es decir, entre los datos proporcionados en la queja se puede conocer un elemento vital sobre la compleja conducta de raptarse a la muchacha, me refiero al dato en el que se indica que quien cometió el rapto no era un total desconocido sino más bien era el novio de la muchacha, lo que nos habla de un comportamiento que se daba entre conocidos. Ahora bien pasemos a otra nota donde también se presenta la misma característica, pero en este caso la novia logró ser raptada: La señora Natividad Jacobo se querelló contra Manuel Ochoa por haber rapiado antier a su sobrina Simona Ochoa. A la raptada se la llevo su galán al poblado de la Lima, de donde regresaron la misma noche de antier, dejándola abandonada en El Coloso de donde a pie fue a parar otro día a la casa de su tía.10

Un elemento que nos brinda esta segunda nota, aparte de saber que es el novio quien raptó a la mujer, se puede conocer otra característica, me refiero al hecho de abandonar a la muchacha una vez cometido el rapto. Esto puede interpretarse no como una conducta poco formal, sino todo lo contrario, es decir, puede considerarse que el robarse a la novia y deshacerse de ella unos días después como una conducta normal, pues debe entenderse que el raptar a la 9

Centro Regional de Documentos Históricos y Científicos (en adelante CREDHIC), La Voz de Sinaloa, jueves 6 septiembre 1945, Culiacán Sinaloa, p. 1. 10

CREDHIC, La Voz de Sinaloa, Lunes 25 junio 1945, Culiacán Sinaloa, p. 1.

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novia era un acto en el que se ponía a prueba por poco tiempo el futuro que había entre la pareja. Así, si las cosas no funcionaban dígase de las relaciones de comportamiento, sexuales, tolerancia, entre otras, se daba entonces la escapatoria de abandonar o simplemente desatenderse de la mujer raptada. El raptar a la novia además de servir como un elemento que ponía a prueba la funcionalidad de la vida de pareja, también contribuía a acelerar o quitar las barreras que impedían la pronta unión de las parejas. Como se señaló en párrafos anteriores, se tenía la costumbre que para pedir la mano de la novia, es decir, comprometerse en matrimonio, había que seguir una secuencia de actos formales, dígase de hablar con los padres de la novia, ser reconocido entre la familia de la novia, etc. Pero cuando esto era demasiado impedimento el novio optaba por robarse a la novia. Veamos cómo la siguiente nota nos habla un poco de esto: El día de hoy se presentó una denuncia por parte del señor Sotero Bueno, contra el joven Salvador Peregrina, por el rapto de su hija Dolores, de 13 años de edad. La pareja fue traída de ciudad Obregón; terminantemente el padre se negó a dar su consentimiento para que su jovencita hija contrajera matrimonio civil con su raptor, pese a que ella, sí manifestó conformidad, explicando que su papá le ofreció mandarla a Guadalajara, con tal de que no se una en matrimonio con el referido Peregrina.11

Más allá de quedarnos con la información que nos brinda la nota periodística, existen rasgos dentro de esta misma información, que nos remite a recomponer la situación sobre el cómo se llevaba a cabo el rapto de la novia. Indicios tales como la edad de la novia, nos hace suponer que la juventud le daba una vital importancia al factor tiempo, es decir, entre los años de 1945, la juventud configuró el factor tiempo de acuerdo a sus propias necesidades, así el noviazgo como el matrimonio, oscilaban entre las conductas primordiales de la juventud.

11

CREDHIC, La Voz de Sinaloa, Miércoles 26 septiembre 1945, Culiacán Sinaloa, p. 1.

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Ahora bien, otro rasgo que nos permite ver el comportamiento del rapto de la novia, es sobre la declaración que hace la novia al aceptar y estar de acuerdo en que ella fue raptada por su consentimiento, pero para esto veamos un poco la descripción de la siguiente nota: La ex maestra de escuela del poblado de Las Tapias, señora Guadalupe Hernández Moreno, compareció hoy ante el agente del ministerio público, obligada a hacerlo por las autoridades judiciales a pedimento de su hermano Isidro Hernández, y reveló con lujo de detalle cómo fue raptada en junio pasado por el joven Jesús Calderón Armenta, emparentado con conocida familia de la localidad. Al terminar su larga exposición, la maestra que vivía con su raptor en las Bebelamas, donde fue localizada, pide que las autoridades exijan a Calderón Armenta que le cumpla la promesa de casamiento.12

De la nota anterior y esta existen dos características que son de vital importancia rescatar, la primera nos describe la situación que se vive después que sucede el rapto, es decir, en las dos notas periodísticas se percibe que la novia es llevada a vivir junto con su novio, tanto puede ser un tiempo largo o muy breve. La segunda característica que presentan estas dos últimas notas, es sobre lo que se puede contemplar como el derecho consuetudinario, en la información que se proporciona, se percibir que tanto las decisiones que tiene el novio como la novia son de suma importancia para que se lleve a cabo este complejo comportamiento humano. Al referirnos sobre la palabra ―decisiones‖, nos enfocamos a rescatar los actos que comete el novio, digamos que el hombre es quien se las arregla para raptar a la novia, cabiendo entre sus posibilidades las destrezas de llevarse a la novia por la fuerza o utilizar el arte de la promesa, esto como una serie de medios para lograr sus objetivos. En cuanto al papel que juega la mujer sobre este acto, son las decisiones que toma tales como: aceptar vivir con la persona que la rapto 12

CREDHIC, La Voz de Sinaloa, Martes 31 julio 1945, Culiacán Sinaloa, p. 1.

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aunque sus padres se nieguen a tal decisión, aceptar el matrimonio ya sea por el civil o religioso, entre otras. Por último podemos decir que los padres también forman parte de este complejo comportamiento, pues son ellos quienes también influyen para que se tomen decisiones sobre el conocido acto de raptar a la novia. Por lo tanto entendemos que dicha conducta obedece no a cuestiones espontaneas, sino más bien a una conducta definida por valores, sistemas de pensamiento, la costumbre y necesidades.

Conclusiones Antes de concluir debemos dejar claro que el rastrear el derecho consuetudinario sobre las conductas de la sociedad culichi como lo era el rapto de la novia, no es algo fácil, sino sumamente complicado, es por eso que éste presente trabajo es un tipo de aproximación al estudio de dicho concepto. Ahora bien las conclusiones que puede arrojar la presente investigación, son las relacionadas a las características que presentó el comportamiento de robarse a la novia. Thompson plantea que el derecho consuetudinario puede rastrearse en sociedades donde la costumbre hace posible la configuración de las conductas, es decir, en el caso que él explica sobre la venta de esposas, nos dice que el derecho consuetudinario se traducía como la costumbre de vender a la esposa, pero con el objetivo de que dicho acto representaba un proceso de divorcio. De acuerdo al planteamiento de Thompson, podemos decir que las instituciones tienen poco peso en las decisiones de las costumbres de la sociedad, siendo las tradiciones las que generan un mutuo acuerdo entre el comportamiento de los individuo; ahora si trasladamos esto para analizar la costumbre del rapto de la novia, podemos decir que en Culiacán durante el año de 1945, a pesar de existir instituciones como la iglesia y el registro civil, había también la costumbre de robarse a la novia, y que funcionaba como un elemento más que permitía la unión de dos personas sin tener que pasar antes por el reconocimiento religioso o civil. 336


Bibliografía Castillo Farreras José, Las costumbres y el derecho, México, Secretaria de Educación Pública, 1973. Edward P. Thompson, ―Folclor, antropología e historia social‖ en Historia social y Antropología, México, Instituto Mora, 1997. Genaro García, Apuntes sobre la condición de la mujer. La desigualdad de la mujer, México, Centro de investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Universidad Autónoma de Zacatecas, 2007. Graciela Fernández, Compiladora, Mujeres Centenarias. Una aproximación de la vida cotidiana a través de la mirada de seis mujeres, Culiacán, La crónica de Culiacán, Instituto Sinaloense de Cultura, 2010. L. Paliza Alfonso, Postales amarillentas, la otra historia, Culiacán, La Crónica de Culiacán, 2000.

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El norte de Sinaloa, el caso de El Fuerte: aspectos políticos y económicos (1886-1917) Azalia López González, Josué David Piña Valenzuela,1 Gustavo Telechea Saldaña2 La Política y la Economía Durante los vaivenes políticos de la primera mitad del siglo XIX, el municipio funcionaba conforme a la Ley reglamentaria del 25 de abril de 1861, que duraría hasta los tiempos del gobernador Francisco Cañedo; dicha Ley estaría acorde a la nueva Constitución Política de 1861. En 1869, el Congreso del Estado votó una reforma constitucional restringiendo la esfera de la administración municipal, ya que los acuerdos de los ayuntamientos sería sometidos a la aprobación del Congreso del Estado, sin embargo dicha propuesta no pasó, ya que Mazatlán se inconformó debido a que se veía un tutelaje en donde las corporaciones municipales estarían sometidas lesionando su soberanía. En ese mismo tiempo, la elección de los munícipes, se hacía en número de cinco y cada dos años; de igual manera, se elegían alcaldes y síndicos. El lema del sello oficial habla de los valores que se querían destacar: durante el gobierno liberal era ―Libertad y Reforma‖, durante la intervención fue ―Independencia y Libertad‖ o ―Patria, Independencia y Libertad‖. Estos conceptos emanados de las condiciones en que se encontraba el país entero, era llevado y materializado en lemas que encerraban aquellos ideales de Nación. Antes de 1870, la prefectura del distrito de El Fuerte tenía en su jurisdicción dos partidos, el de Choix y el de Mochicahui, en donde operaban los directores políticos que dependían del prefecto. A principios de ese año se expidió una nueva 1

Alumno de la licenciatura en Historia y prestador del Servicio Social de la Facultad de Historia de la UAS. 2

Alumno de la licenciatura en Historia y prestador del Servicio Social de la Facultad de Historia de la UAS.

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Constitución del Estado, la cual presentaba nueve, el número de distritos que componían la entidad, desapareciendo la de Badiraguato, pero fue nuevamente restituido en 1875. Al inicio del año en que se realizarían las elecciones, la economía estuvo en crisis, por el mes de abril de 1871, escaseó el maíz, fuente de alimento de la gran mayoría de la población. Ante el desabasto las nuevas autoridades tuvieron que actuar conforme a derecho y decretaron varias medidas contra los acaparadores. Roberto Orrantia declaró que: La escasez de maíz demanda una medida pronta y eficaz del Ayuntamiento, que salve a la clase menesterosa de la población de una necesidad que comienza ya a sufrir y que llegará a un extremo deplorable porque la generidad de ellas en el Distrito hace desesperar del remedio con introducciones de las semillas: que con tal motivo invitaba a los individuos presente de la corporación…. 3

De la misma manera, Delegado señalo que, el ―domino la idea de apelar a los sentimientos humanitarios de los tenedores de maíz antes de tomar el Ayuntamiento las determinaciones…‖4 Para ello, se comprometieron a entregar 1000 fanegas, ―excitándolos a que se presten a abrir venta de maíces en esta villa a un precio que no exceda de 9 reales‖. Durante las elecciones de 1871, se reunieron los regidores para hacer las divisiones de alcaldía central de las según decreto del 24 de mayo de la Ley Electoral. Blas Ibarra presentó un proyecto sobre la formación de las 10 secciones pero fue objetado por Orrantia y Delgado Mariano como ―embarazoso en su

3

Archivo Municipal de El Fuerte, Actas de sesiones del Ayuntamiento, Roberto Orrantia declaró el 13 abril de 1871. 4

Archivo Municipal de El Fuerte, Actas de sesiones del Ayuntamiento, Roberto Orrantia declaró el 13 abril de 1871.

340


ejecución‖, Ibarra Leonardo manifestó que el cumplimiento de la ley ―era antes que todo y que no debía darse una separación tan intempestiva‖. Las siguientes elecciones de regidores continuó la controversia: la Prefectura fue dividida en 10 secciones y los 4 cuarteles en que fue dividido le correspondieron 4 mesas electorales. Como estaba visible la variación, la juzga hoy esta misma prefectura muy dificultosa para la vigilancia que debe observar la autoridad ejecutiva con el fin de evitar desordenes que deben reprimirse, porque no habiendo más de un agente de policía y un reducido piquete de fuerza armada teniendo que quedar de esta una parte en la guiada para cuidar las armas y la prisión, presiento desde ahora el inconveniente de que no será posible atender a un tiempo en 10 partes distintas con la misma eficacia y para el propio objeto de guardar el orden en tanto todo lo que es contrario a las garantías que deben disfrutar los ciudadanos…5

En diciembre de 1872 fueron electos los regidores y síndicos. Dichas Elecciones municipales y locales fueron convocadas por decreto 23 diciembre y que se verificaron 29 de diciembre, de las cuales fue renovación parcial de la corporación (6 individuos). 1ª Roberto Orrantia 2do. Leonardo Ibarra (Cárcel) Sindico Benito Gastélum (Ornato y policía) En 1873 se inició la controversia sobre el papel de los municipios y el poder que de ellos emanaba en la vida política de la región en relación a las leyes electorales que les otorgaba mayor incidencia en la toma de decisiones y aplicación de las mismas. Sobre este punto, el ayuntamiento de Mazatlán al ver que se lanzaba la ley que reformó la ley de municipalidades, emitió un manifiesto

5

Archivo Municipal de El Fuerte, Actas de sesiones del Ayuntamiento, noviembre de 1871.

341


que hizo llegar a todo el estado, y El Fuerte de no fue la excepción. Dicho manifiesto se emitió ante un decreto firmado por Eustaquio Buelna en calidad de gobernador: Artículo 20. El artículo 9 de la misma ley quedará: La facultad legislativa sobre todos los asuntos municipales residirá en el Ayuntamiento compuesto de los regidores y síndicos. El Ayuntamiento, sin embargo, se reputará como agente del poder Ejecutivo del estado, en todas aquellas funciones que no interesen a sus facultades legislativas…6

Para mayo de 1874, el Ayuntamiento tenía responsabilidades sobre la aplicación de la ley. ―No poder rendir el informe 1° porque los Ayuntamientos no han tenido incoherencia alguna respecto de los bienes llamados de manos muertas y 2° porque aun tratándose de las tierras del municipio o del legal, la mayor parte de ellas esta desamortizado o adjudicada en propiedad conforme a la ley de municipalidades y la que no lo han sido, esta o baldía o a censo pero están sin reconocer ningunas capitales‖.7

El historiador Eustaquio Buelna en su obra Compendio histórico, geográfico y estadístico, Sinaloa 1877, ya señalaba que dentro de los distritos, como en esa época se le denominaban, existían diez en total, y que El Fuerte ocupaba el número décimo por orden de aparición. En el año de publicación de esa informe existía una administración acorde a la época, que era la del gobernador Francisco Cañedo; en ese entonces El Fuerte tenía tres municipalidades, diecisiete alcaldías y noventa y dos celadurías; que comparando estos datos con los otros distritos, El Fuerte, ocupaba en segundo lugar después de Culiacán en cuanto a alcaldías,

6

Archivo Municipal de El Fuerte, Decreto de Eustaquio Buelna, noviembre de 1873.

7

Archivo Municipal de El Fuerte, Sesiones del Ayuntamiento, mayo de 1874.

342


mientras que por el número de celadurías ocupaba el primer lugar, quizá por lo mismo, el autor señalaba que El Fuerte era el que más extensión tenía. 8 En ese entonces, los distritos se dividían en municipalidades, y estas en alcaldías y las alcaldías en celadurías; de acuerdo a la ley, una municipalidad no debía tener menos de tres mil habitantes y los ayuntamientos correspondientes deberían estar integrados de tres a siete regidores. De ese mandato emergió la formación de tres municipios: El Fuerte, Choix y Ahome. Sin embargo, continuaron subsistiendo las prefecturas y las directorías políticas. En la siguiente reforma de 1880, se decretó la extinción de los pequeños municipios, quedando subordinados completamente al ayuntamiento de la cabecera; resalta de esa reforma constitucional, que el prefecto sería nombrado y removido por el gobernador. En 1883, la Legislatura del Congreso modificó la división política al interior de algunos de los distritos, esto con el fin de que pasaran a depender de los centros más próximos y que la autoridad ejerciera mayor control. Hacia 1886, El Fuerte se encontraba dividido en tres directorías políticas, reunidas en dieciséis alcaldías, y noventa y tres celadurías; las autoridades estaban subordinadas desde el celador al alcalde, éste a su vez a los directores políticos, y por último, al prefecto político del distrito, mismo que se encontraba bajo la autoridad del gobernador. La economía del municipio se basaba en la ganadería, tal como lo señala la siguiente información: Cuadro Ganado Vacuno

25.000 cabezas

Idem caballar

10. 000 cabezas

Idem mular

3.500 cabezas

Idem asnal

4.500 cabezas

Idem cabrio

3.000 cabezas

Idem lanar

5.000 cabezas

8

Eustaquio Buelna, Compendio histórico, geográfico y estadístico, Sinaloa 1877, Culiacán, Edición Noroeste, 1978, p. 130.

343


Idem porcino

10.000 cabezas

Total

61.000 cabezas.

Fuente: Informes Estadísticos, 1886.

En 1886, el gobernador Francisco Cañedo en su informe de gobierno señala que: En el estado la municipalidad goza de la más absoluta independencia, reducida a diez el número de ayuntamientos, por las reformas constitucionales de 1880, ejercen dichas Asambleas, según los artículos 56, 57 y 58 de la Constitución, el poder legislativo del municipio en relación a los objetivos de su incumbencia. Los cuerpos municipales ajustan sus procedimientos a la Constitución y a la Ley reglamentaria de 25 de abril de 1861.9

Las siguientes leyes refrendan que las modificaciones apuntaban hacia un mayor control sobre las regiones.10 La división de 1886 estaba acorde a la siguiente información Cuadro Limites- El estado de Sonora lo limita al norte; el de Chihuahua al noreste, y al oriente; el distrito de Sinaloa al sur, y el Golfo de California, Mar de Cortez o Bermejo al occidente. Población- el distrito cuenta cin 31.153 habitantes; de ellos 13.507 hombres y 17.946 mujeres. División política- el distrito comprende la municipalidad de su nombre. Se halla dividido en 3 directorias políticas, subdivididas en 16 alcaldias, las que están subdivididas en 93 celadurias, a saber: Alcaldia del Fuerte- 25 celadurias: Barotén, Glera, Ocolome, Llano, Cabras, Arroyo, Peñasco. Gipago, Chinoaquí, Maune, Japaraqui, Aguacalientita, Hornillos, Capomos, Tetaroba, Rincon, Potrero, Cajón, Bamicori, Sinaloita, Lo de Vega, Ojitos, Mosquito, San Felipe de esta banda y San Felipe de la otra banda. Alcaldia de Chinobampo- 4 celadurías: San Lázaro, Realito, Saca-de-Agua y Zapote. Alcaldía de Tehueco- 5 celadurias: Estancas, Bativo, Tesila, Boca de Arroyo y Bajada de Monte. Alcaldia de Sivirijoa- 5 celadurias: Capillan, Rincón, Buenavista, San Blas y Mulangey. Fuente: Informes Estadísticos, 1886.

De acuerdo a la Ley de 1892, los ayuntamientos constituidos normaban su funcionamiento por lo dispuestos en la Ley orgánica para administración municipal expedida por la XVI Legislatura. En 1897, se decretó por medio de la Legislatura, 9

Informe de Gobierno de Francisco Cañedo, 1886.

10

Archivo Municipal de El Fuerte, Actas de sesiones del Ayuntamiento, julio de 1888. En las elecciones de 1888, se presentaron las ternas para alcaldes de Distrito, síndicos, regidores del ayuntamiento.

344


que la cabecera de los distritos del estados habría un ayuntamiento, cuyas funciones se harían extensivas en todo el distrito. A su vez, disponía que el número de regidores de que se compondría cada ayuntamiento, por lo que a El Fuerte se le asignó cinco propietarios y cinco suplentes; y determinaba que los regidores serían nombrados por elección popular y se renovarían por mitad cada año. Esta normatividad que regía la vida del ayuntamiento impactaba de sobre manera al Distrito de El Fuerte, que concentrando todos los recursos económicos se concretaba en mejoras materiales para el distrito en particular. Por ese motivo, surgió la idea separatista desde Ahome en 1904, y quien encabezó dicho movimiento fue el Dr. José Ma. Elizondo.

La

Junta

separatista

se

pronunció

contra

esa

ley

centralizadora, que permitía a El Fuerte a mantener su hegemonía política sobre todos los poblados y comarcas de su dependencia; Ahome se manifestó en contra y aspiraba a tener una vida autónoma argumentando poseer condición económica para si misma. Dicho movimiento no tuvo el éxito deseado, pese a que elevaron su petición al mismo Congreso y al gobernador Francisco Cañedo, sin embargo quedo refrendado que existía la necesidad que hubiera cambios en la vida regional.11

En 1906, el crecimiento poblacional permitió que se solicitara un cambio de villa a ciudad, misma que fue aprobada por XII Congreso del Estado. 12 De la misma manera, el distrito se encontraba comunicada por la principal empresa de transportes en este distrito es la compañía del ferrocarril Kansas City México y Oriente, cuyas líneas se extienden desde Topolobampo hasta la estación ―Fuerte‖, cerca de la cabecera, tocando en los más importantes lugares de esta región.

11

Filiberto L. Quintero, op. cit., pp. 513-514.

12

Filiberto L. Quintero señala que de acuerdo al Boletín de la Dirección General de Estadística, en la información que aparece en ―División municipal de las entidades federativas en 1946‖, se especifica que en 1933 que el nombre de la población no es ―Fuerte‖, sino ―El Fuerte‖, y que el municipio es ―del Fuerte‖ y no ―El Fuerte‖.

345


Posee, carruajes: José M. Almada, B. Federico Gastélum. Pioquinto León, Eulalio Ibarra, Jorge A. Ibarra, Manuel Ibarra, Blas Mc Kiney, Ramón M. Rivera, Francisco M. Torres, Canuto Ibarra, Francisco Vega e hijo, Rafael J. Almada, Rafael Gámez, Jesús Rivera, Guillermo Prieto, Ramón Valdés, Jesús M. Cuén, Julio Zapata, Dámaso León, Leonardo Anaya, Emiliano Ibarra, Antonio A. Guerrero, Teodoro López y Emiliano Robles. Algunos de los carruajes trafican entre El Fuerte y la estación del mismo nombre y entre esta estación y Choix. Parte de los propietarios citados tienen también carros y mulas y caballos de alquiler.13 A partir de las modificaciones que se hicieron en la nueva división políticoadministrativa emanada de la revolución de 1910, el espacio geográfico sufrió cambios sustanciales, de tal suerte que se le denominó ―municipio‖. De esa manera, los datos publicados en 1918, fueron los últimos en donde aparece como distrito de El Fuerte, en adelante sería municipio de El Fuerte. Los cambios partieron de que la soberanía del municipio era el principio de la vida local. Las discusiones estaban presentes, y por eso se señalaba en la prensa de esa época, particularmente El Demócrata que: En todos los estados de la república existirán municipios libres con independencia absoluta del ejecutivo, del estado, para su régimen interior, pues aun cuando aquéllos estarán sujetos a la autoridad de las Legislaturas y del Ejecutivo de los Estados de que se trata, tal sujeción será en su régimen externo…14

El municipio libre estaría ligado indisolublemente a la democracia. La libertad asegurada a los municipios residiría en funcionarios competentes de la localidad con una serie de características: que hubieran prestado servicios en bien de la prosperidad comunal y que se hubieran atraído la estima de sus coterráneos;

13

Informes Estadísticos, 1906.

14

El Demócrata, 16 de enero de 1916.

346


estas condiciones harían que la supresión del caciquismo regional disminuyera, acotando así el ejercicio de las funciones públicas. En el municipio libre residiría la vigilancia electoral, surgirían legislaturas locales con representantes populares, y a su vez integrarían el Congreso de la Unión y por lo tanto las elecciones para presidente tendrían esa misma dinámica.15 La división en distritos subsistió hasta que se adoptó el municipio como elemento de la división política y territorial del estado. De manera, al entrar el año de 1917, había desaparecido el distrito de El Fuerte, ya que para ese entonces se había consumado el fraccionamiento de su territorio en tres municipalidades: la de El Fuerte, la de Ahome, y la de Choix. Se rompía con ello el vínculo político tradicional de la región.

De leyes electorales y su aplicación Las leyes electorales con la que finalizó el siglo XIX, nos remiten a la de 1870, que a su vez fue reformada en 1879; tales modificaciones nos señalan que los grupos de interesados en la formulación y aplicación de la norma escrita obedecen a directrices para el control y sujeción del poder político. En lo concerniente a las elecciones para los distritos se especificaba el día en que se realizaría los comicios para los nombramientos de regidores y síndicos de los ayuntamientos, directores políticos, alcaldes y síndicos de alcaldías. 16 Esto más que tratar de demostrar la forma en que se realizaba el proceso electoral,

15

Azalia López González, Historia de los partidos políticos en Sinaloa (1909-1946), UAS-Siglo XXI-Sepyc-El Colegio de Sinaloa, México, 2010, p. 83. En 1912 se crearon leyes sobre los municipios, pero no fue sino hasta 1915 cuando se hizo efectiva la supresión de las prefecturas de los distritos en el marco de la nueva reglamentación sobre el ejercicio libre del municipio. Atendiendo las nuevas disposiciones federales, en 1915 la primera directoria política en solicitar su municipalización fue Escuinapa, que pertenecía al distrito de El Rosario. Se eligieron las nuevas autoridades del municipio libre de Escuinapa, al sur de Sinaloa, distancia que le imprimía un sello particular que sería su distintivo a lo largo de su vida política. Un año más tarde, en 1916, se modificó sustancialmente lo relativo al decreto de 1912, dejando al arbitrio de las autoridades estatales la creación de nuevos municipios. A finales de 1916 aprobaron los nuevos municipios para el estado de Sinaloa: Guasave, Angostura, Choix y Ahome, y Elota en 1917. 16

Ley de 29 de diciembre de 1879, firmada por Francisco Cañedo, gobernador y J. C: Elizalde, Oficial Mayor.

347


muestra que las autoridades al interior de los ayuntamientos estaba signada por un escrutinio popular al que acudían los ciudadanos. El siglo XX, periodo de grandes transformaciones, se inauguró con la revolución que los mexicanos de diversos orígenes sociales, económicos y políticos participaron. En año de 1910, al realizarse los comicios presidenciales y al verificarse que una mayoría estaba en descuerdo con los resultados, sobrevino el periodo armado de levantamientos por todo el país. La primera gran prueba estuvo en la Ley de 1912, que subrayaba el cómo estarían participando: Artículo 8º. Para garantizar el voto libre de los ciudadanos en las elecciones populares se prohíbe a todos los empleados públicos del estado, tomar parte en eso asuntos ni por escrito ni de palabra…17

Los resultados se vinieron a plasmar en la Constitución de 1917, que como Carta Magna regiría la vida pública de los mexicanos. En lo relativo a la política, se emitió la Ley Orgánica Electoral del Estado de Sinaloa, que enmarcaba los derechos de los ciudadanos ―a votar y ser votados‖. Destaca en esa entrega fundamental para normar las acciones formales: Artículo 9º. Además del requisito anterior, para ser regidos, sindico o comisario se necesita No tener mando en la policía del municipio o gendarmería del estado en la región donde se pretenda la elección…18

Tales disposiciones hablan del clima que dominaba en los comicios, la ciudadanización de la política era todavía un asunto muy pendiente, pero en esos tiempos de lucha armada estaba impregnada por elementos militares que se habían destacado en el frente y habían adquirido prestigio y poder para contender en las elecciones. La ley de 1917 destaca la división en las secciones electorales, contenidas en el capítulo III: 17

Ley de 10 de mayo de 1912, firmado por Carlos Echeverría.

18

Ley de 14 de noviembre de 1917.

348


II. Para la de regidores se dividirán las cabeceras de municipalidad y las sindicaturas en secciones de mil o menos habitantes o fracción excedente comprendiendo en la primera las rancherías de su jurisdicción. III. Para los de síndicos en las cabeceras de sindicaturas se formarán secciones de mil o menos habitantes. Para los síndicos y comisarios fuera de la cabecera se formarán tantas secciones como comisarías haya.19

Las indicaciones de cómo debería realizarse la propia división electoral, incluía señalamientos: Cuando

un

Distrito

Electoral

se

componga

de

dos

o

más

municipalidades los ayuntamientos respectivos harán las subdivisiones en la forma indicada y remitirán a la que se designe como cabecera de Distrito los documentos descriptivos de la subdivisión.20

El principio de autonomía para el municipio quedo verificada en la misma elección del ayuntamiento, ya que subrayaba lo relativo a las ánforas y que las cédulas deberían ser tanto para presidente municipal y regidores. Se enfatizó que no debería señalarse una sección por cada regidor, sino que ―todos los que deban elegirse, lo serán en todas las secciones de la municipalidad‖. Además consigna que el propio ayuntamiento sería quien remitirá al Congreso del Estado, la información de las secciones electorales en las que la municipalidad fue dividida. El municipio adquirió notoriedad en la organización de los comicios, sobre ella descansaba buena parte de las actividades y decisiones sobre la manera de llevar a cabo el proceso electoral. Por otra parte, la misma división electoral que abarcaba finalmente a varios municipios, supone una cercanía política, más que geográfica. Esto presupone que la regionalización de la política estaba sobre la

19

Ley Orgánica Electoral del Estado de Sinaloa, Ley de 14 de noviembre de 1917.

20

Ibíd.

349


base del ayuntamiento, que a la vez contenido en el municipio provocaría un equilibrio en la zona. La responsabilidad del ayuntamiento en el proceso electoral estaba desde la instalación de las mesas, la reunión con los representantes de los partidos políticos, el cómputo de los votos y la misma calificación de la elección. Los ayuntamientos adquirían un poder real al organizar, conducir, verificar lo relativo a los comicios: los artículos contenidos en la Ley de 1917 señalan claramente esta participación, por ejemplo, los artículos 70, 71, 72, 76, 80, 83, 84, 85, 86, refieren sobre la participación directa del ayuntamiento como organizador de los comicios. En ese mismo tenor, la Ley de 1918, señala que los ayuntamientos serían los responsables de levantar la lista de los empadronados, considerando que dicha actividad era medular para el ejercicio democrático de los ciudadanos. Si bien es cierto, tal información era crucial y por mandato institucional se realizaba; esa tarea era aplicada por el mismo ayuntamiento quien debía considerar todas las aristas del problema. Los presidentes municipales que al hacer el nombramiento de los empadronadores violen la fracción IV que antecede, sufrirán en cada caso, una multa de cien pesos, que impondrá y hará efectiva…21

La siguiente Ley de 1924, consideraba que cada ayuntamiento tenía por obligación dividir su municipio en secciones; a diferencia de la Ley de 1917, el régimen de partidos políticos fue más exigente, se conservaba que el ayuntamiento fuera el lugar del registro de los mismos, pero la solicitud debía estar acompañada de su acta constitutiva. A partir de 1924 se observa que los tiempos entre las leyes se amplían, es decir, que tardó cuarenta y cuatro años en ser abrogada, porque la siguiente Ley fue emitida en 1968, teniendo entre ley y ley, doce reformas.22 De entre ellas, algunas destacan por proponer reformas a lo 21

Reforma de 5 de octubre de 1918 de la ley de 1917.

22

Reforma de 19 de junio de 1924; Reforma de 6 de octubre de 1928; Reforma de 18 de marzo de 1932; Reforma de 7 de octubre de 1937; Reforma de 14 de julio de 1938; Reforma de 29 de febrero de 1940; Reforma de 12 de junio de 1940; Reforma de 13 de octubre de 1943; Reforma

350


relativo de ayuntamientos, por ejemplo, la Reforma de 6 de octubre de 1928, ya que integró al cuerpo de cargos de elección popular, al presidente municipal, puesto que antes el cabildo lo integraban los regidores.

de 23 de diciembre de 1946; Reforma de 26 de abril de 1950; Reforma de 11 de mayo de 1965; Reforma de 14 de mayo de 1965.

351



Rituales del agua: Etnografía de la Festividad de San Juan Bautista en el pueblo ‘La Florida’ Ahome Sinaloa Ricardo Ortega González Centro INAH Sinaloa/Museo Arqueológico de Mazatlán

Introducción: Las comunidades mayo-yoreme, durante su historia han poblado el sur de Sonora y parte del territorio geográfico al norte de estado de Sinaloa, actualmente estas comunidades se encuentran principalmente en los municipios de El Fuerte, Ahome, Sinaloa de Leyva y Choix. En el caso de Sonora se encuentran al sur del estado en los poblados de Huatabampo, Quiriega, Navojoa, Etchojoa y Álamos, según la información que brinda el estudio intitulado Mayos, Pueblos indígenas del México Contemporáneo. 1 .Las poblaciones mayo-yoreme pertenecen al grupo lingüístico cahita, donde Leopoldo Valiñas Coalla menciona que los cahitas de los estados actuales de Sonora y Sinaloa pertenecían a la familia yutoazteca2 del mismo modo Andrés Pérez de Ribas entre otros escribanos de la época utilizaron la división de lenguas para lo que ellos llamaran ―naciones.‖ 3

1

José Luis Moctezuma Zamarrón y Hugo López Aceves, Mayos, pueblos indígenas del México contemporáneo, CDI, México DF, 2007, mapa contraportada, fuente: CID-PNUD, Sistema de indicadores sobre la población indígena de México, con base en INEGE, XII censo general de la población y vivienda México, 2000. 2

Leopoldo Valiñas Coalla, ―lo que la lingüística yutoazteca podría aportar en la reconstrucción histórica del norte de México‖, IIA, UNAM, en Nómadas y sedentarios en el norte de México, UNAM, IINA, IIE, IIH, México, 2000, p. 178. 3

Andrés Pérez de Ribas, Historia de los triunfos de la nuestra santa fee entre gentes las mas bárbaras y fieras del nuevo Orbe, Siglo XXI, s/f.

353


Estas naciones habitaban las cuencas de los ríos Mocorito, Sinaloa, Ocoroni, Fuerte y Yaqui, 4 en los escritos de los conquistadores describen al menos cinco lenguas entre las cuales resaltan el Pima, el de Guasave, en la costa, Nío y Cahita en el área de la Villa de San Felipe y Santiago (Sinaloa); dos de la montaña; dos en el Ocoroni y El Fuerte y el mismo Mayo. Datos de otras investigaciones históricas mencionan que las poblaciones más desarrolladas de este valle eran los yaquis y mayos, posteriormente ahomes, guasaves, zuaques, tomando en cuentan que las actividades de agricultura eran más avanzadas; donde cultivaban maíz, calabaza y frijoles, la planta de mezcal, para la elaboración de vino (mezcal) y vinagre, tuna y la pitahaya, que se daban de manera natural; se dedicaban a recolección de plantas y raíces y otra actividad era la caza; los que estaban ubicados cerca del mar practicaban la pesca.5 Estas comunidades también tenias su ceremonias, que a la llegada de los españoles fueron catalogadas como festividades endemoniadas y poblaciones bárbaras 6, donde registraban danzas, música, comida y tácticas de guerras entre otros, es así que estas festividades aun se encuentran en la actualidad, porque aun subsisten el grupo lingüístico de los cahitas que si bien son los yoremes yaquis y mayos, quienes se autonombran yome y yoreme nombres que significan ―gente‖, las demás lenguas o poblaciones se extinguieron con las constantes invasiones extranjeras, motivo por el cual hoy los yoreme-mayo han extendido sus territorios a donde habitaban los otras poblados,7 por ejemplo La Florida de la cual se presentara enseguida.

“La Florida” La región cultural yoreme-mayo comprende parte del sur del estado de Sonora y el norte de Sinaloa, en este último las poblaciones yoreme-mayo se localizan en los 4

José González Núñez, Las misiones jesuitas y presidio en la provincia de Sinaloa, 15911767, Conquista, Cultura y Economía. COBAES, Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, Culican, 1998, p. 41. 5

Ibem, pp. 136-144.

6

Pérez de Ribas, op.cit, s/f, p. 8.

7

José Luis Moctezuma op, cit, p. 5.

354


municipios de El Fuerte, Choix, Sinaloa de Leyva, Gusave y Ahome. La Villa de Ahome se localiza ―en la región más septentrional del estado, a los 108°46' 00'' y 109°27'00'' de longitud oeste del Meridiano de Greenwich y entre los paralelos 25°33'50'' y 26°21'15'' de latitud norte. Limita al norte con el Golfo de California y el estado de Sonora; limita al poniente y al sur con el Golfo de California y al oriente con los municipios de Guasave y El Fuerte.8 Al llegar al poblado de Villa de Ahome, se encuentra un pueblo con historia, arquitectura que retrata parte del siglo XVIII, lugar donde nace el proyecto de la gran ciudad de ―Los Mochis‖, una museo que cuenta el pasado de la villa y es en este, que en la última sala le dedican un espacio a las tradiciones indígenas, en él se encuentran fotos, instrumentos, y una representación de una casa tradicional de las comunidades yoreme-mayo. La comunidad de ―La Florida‖ se encuentra a escasos diez minutos de la Villa de Ahome; población que pertenece al grupo lingüístico cahita, además que por su cultura, sus costumbres y su cosmovisión se consideran mayo-yoremes; Para llegar a La Florida se debe tomar dirección noroeste, siguiendo pequeño canal de riego de la zona, agua que se extrae del río El Fuerte. Para introducirnos al ―La Florida‖ es necesario cruzar el arrollo por el lado derecho, el poblado está conformado con diversas casa tradicionales, calles sin pavimentar, un centro ceremonial y tierras para la siembra de maíz, al caminar por el poblado se observan las casas con una distribución tradicional, un patio donde hay vegetación para que el lugar sea más fresco y con la ayuda de los árboles logren la sombra, en el mismo patio se miran mesas, sillas, el comedor y la cocina de humo, esta última esta registrado desde épocas de la conquista.9 Las casa reciben el nombre de solares, un solar se caracteriza por un patio que te comunique a otras casas, tiene un baño y un cuarto comúnmente, que ahora son construidos con material más duradero que el anterior, pero aun así se 8

http://www.inafed.gob.mx/work/templates/enciclo/sinaloa/mpios/25001a.htm

9

Pérez de Ribas, op.cit, s/f.

355


llegan a ver construcciones de lodo con carrizo como eran en épocas prehispánicas; en dicho patio se observan las cruces tradicionales, insignia de importancia en las costumbre yoremes, porque es parte de los rituales, se utiliza en las ofrendas de día de muertos, es protectora de los hogares y como parte esencial en los altares junto con las deidades festejadas; por otro lado cuenta con el servicios de agua y de luz desde la década de los sesenta.10 Las comunidades mayo-yoreme, se caracterizan por tener un templo religioso, considerado como espacio sagrado, en él se celebran las festividades y rituales como la danzas, los rezos y los cantos; el mezquite es un árbol que representa parte de su cosmovisión, es equivalente al centro ceremonial, o en todo caso, se refieren a él como tal, ya que tiene la misma importancia,11 pero uno representa el sincretismo de la religión que esta poblaciones sufrieron y la otra es sólo desde la mirada yoreme. El centro ceremonial de ―La Florida‖ lleva por nombre de Jesús de Nazaret, en el existe un árbol de mezquite, que se piensa, fue sembrado desde 1800 aproximado,12 en todo caso menciona Don José Alemea que nació de forma natural. El centro ceremonial, se encuentra ubicado al centro del poblado, dentro de la cosmovisión yoreme la cruz es un emblema importante como ya se menciona anteriormente, por tal motivo dice don Jesús ―nuestro centro ceremonial está incompleto, le falta la otra ala para que ya tenga la figura de la cruz‖13 sin embargo, dicho inmueble tiene la entrada mirando al este, donde sale el sol, una enramada dedicada para los danzantes pascolas y para los venados, la cocina tradicional de humo se halla al oeste; dentro del centro ceremonial están las deidades como: San Juan Bautista que se celebra el 24 junio, La Santísima 10

Recorrido de campo en la comunidad La Florida, Ahome realizada en los del 10 al 13 de junio de 2011. 11

Entrevista abierta a Don Jesús Ruiz Alameda, 11 junio de 2011.

12

Ibem.

13

Ibem.

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Trinidad, La Virgen María, San Gabriel Arcángel y Jesús de Nazareth, así a todas las deidades las acompaña una decoloración de listones de múltiples colores, que hacen pensar que el arreglo es para fiestas dedicadas a los infantes, tomando como referencia las descripciones que los escribanos realizaban en de la época colonial. La festividad más importante en estas comunidades es La Semana Santa, en ella parecen doce ―Marías,‖ donde su responsabilidad es cuidar del Cristo y su actividad principal es acompañar rezador quien es una de las figuras más importantes dentro y fuera de las festividades. Durante los días santos, todo el día y toda la noche danza el venado y el pascola, estos danzantes tiene un Alferes con la obligación de atender a todos los danzantes, en esta festividad aparecen los fariseo o judíos, quienes son los que buscan a Cristo y están por todo el pueblo buscándolo, están doce chicoteros quienes son los que manda y ordenan a todos los judíos, son los que cuidan de todos los detalles de este ritual como: el no hablar, el portar su rosario en la boca y ser bautizados por el rezador. Todo ritual va acompañado de la comida tradicional el cual lleva por nombre huacabaqui o cosido de hueso, que consiste en cocer el hueso, garbanzo, repollo, ejote, frijoles y tortillas a mano, que en ―La Florida‖ las que se encargan de la comida son cuatro mujeres, de las cuales dos de ellas llevan por nombre tenanches que aparte de cocinar son las portadoras de la banderas y de los rosarios cuando se realiza el conti, un último personaje importante es el Monarcamatachin que ayuda al rezador a la colecta para las festividades, es decir, visitan todas las casas y cada una aporta productos de consumo como es: el café, azúcar y frijol entre otros. Hay que mencionar que la comida que se acostumbraba antes de la conquista era el conejo, ratita y hierbas de campo.14

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Recorrido de campo en la comunidad La Florida, Ahome realizada en el mes de mayo de

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Otras festividades son el día de muertos, donde hacen una ofrenda especial para sus muertos, se colocan flores y recuerdos, crean un tapango, donde colocan frutas, guisados, tamales, pan, cigarrillos y vino. Para el 12 de diciembre celebran a la virgen de María, en ellas también se realizan los rituales de las danzas como ofrendas para la imagen venerada; Otra es la navidad, donde el 25 de diciembre se quedan a dormir durante una semana a fuera del centro ceremonial, también menciona José Alamea que durante ocho días se realiza las campañas que es similar a lo que se conoce como posadas, aquí los matachines son los que llevan al niño a la casa correspondiente y al entrar el años nuevo lo reciben con las tradicionales danzas el pascola y el venado.15 Otra festividad es la San Juan Bautista el 24 de junio, donde el principal objetivo es llevar al santo al rió, donde hacen la representación de cuando Cristo fue bautizado, se realiza el conti, la mayor parte de la gente va caminando de tras del santo hasta llegar al rió El Fuerte, este se ubica con dirección norte partiendo desde la entrada del centro ceremonial, para llegar él es necesario caminar alrededor de 2 kilómetros; a escasos 20 metros del río de el Fuerte esta la enramada donde se descansa al Santo San Juan Bautista y se danza. El encargado de toda organización dentro del poblado es el gobernado indígena, esta persona es la máxima autoridad, es quien tiene el conocimiento de la historia, de la cultura y de sus costumbres. Se encarga de ver por su pueblo y es quien gestiona con las autoridades yoris. Don Jesús Ruiz Alamea es el gobernador de la comunidad, aun con su edad de 83 años, sigue organizando y dirigiendo al poblado, menciona Oscar Ibarra rezador actual que el gobernador es como el Papa, es decir, el cargo se traspasa cuando llega la muerte.16 El rezador es el segundo con más compromisos en la comunidad, se tiene los nombres de algunos rezadores anteriores como: Don Miguel Ruiz, Eulogio Alabis Leyva y Pablo Valenzuela Ibarra; el actual lleva por nombre Oscar Ibarra, 15

Etnográfica, entrevistas abierta a Doña Rosalisia Bacasewua 12 de junio y José Alamea 24 de septiembre de 2011. 16

Entrevista abierta a Don Jesús Ruiz Alameda, 23 junio de 2011.

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con una edad de 57 años y 22 de rezador. La función que realiza este cargo es ayudar al gobernador a las organización de las festividades y a resolver las necesidades que tiene la comunidad en general, es quien bendice la casa, siempre esta presente en los entierros y en los velorios, él se encarga de rezar en la casa del difunto, realiza rezos con el cuerpo presente y acompaña a la familia al entierro donde bendice al cuerpo. Dentro del aspecto festivo, este personaje es el que se encarga de realizar la colecta de productos para la festividad con la ayuda del monarco-matachin, tiene bajo su mando a las marías en la festividad de Semana Santa, bautiza tanto a las nuevas marías y a los judíos o fariseos y otra actividad es hacer el canto de glorias y el canto del alba. Una de las representaciones más tradicionales de la cultura yoreme-mayo son sus danza entre ellas se encuentra la danza del venado, que es una representación de uno de los animales más sagrados en sus cosmovisión, en esta danza se representa la forma de cómo el venado vive tanto en el campo, en la montaña, como comen y como muere. La vestimenta que este porta es una cabeza de venado, la cual lleva unas flores entre los cuernos, simbolizando que el venado viene del monte y se le quedan algunas flores atrapadas, también utilizan los collolis en la cintura, que en muchas ocasiones son pezuñas de venado, una pañoleta roja, camisola y pantalón de manta, sonaja, tenabaris y huarache, a esta danza le acompaña los músicos que consisten en el cantador de venado, el tambor de agua y el raspador. El danzante pascola representa a la sabiduría, al viejo, el que sabe todos los movimiento de la festividad, pero también representa a la naturaleza, al medio ambiente, a la flora y fauna de su medio, a partir de sus movimientos; su atuendo consiste en una máscara de madera, camisola y pantalón de manta, cinturón sonaja, huaraches, tenabaris y en muchas ocasiones una flor que simboliza la naturaleza, a este danzante lo acompañan otros músicos como el flautista, una arpa, dos violines y un tambor, en esta ocasión el músico porta también una flor roja o blanca representando a la naturaleza. 359


La artesanía que realizan en ―La Florida‖ son parte de su cosmovisión, se trabaja la madera, realizan mascaras para los pascolas, sonajas, morrales, instrumentos musicales como el violín y el arpas, por su parte, las mujeres realizan bordados y tejido con imágenes del danzante del pascola o del venado, y por último hacen pan de forma tradicional. Su cosmovisión es a partir de su religión, de sus festividades y creencias, aun esta presente la fe en un sólo Dios, un Dios creador de todo, no refiriéndose a Cristo sino a la naturaleza, se refleja principalmente en la danza del pascola que si bien es la representación de la misma naturaleza, aunque por el sincretismos que tienes desde hace más de tres siglos también se venera al Dios europeo. El mezquite árbol venerado, que representa el templo religiosos de estas comunidad; otra planta de importancia pero que no es venerada es el mitli, planta con flores rojas que se utiliza para curar la anemia y el dolor de estomago principalmente. Otra forma de comprender su cosmovisión es a partir de los tiempos que ellos toman para la siembra, hasta la fechas tiene que estudiar a la luna para saber qué día es cuando deben sembrar y cosechar, cuando se puede cortar leña, y la misma luna les rige cuando es tiempo de reproducción, que días deben tener relaciones sexuales, aun que ya se está perdiendo este último dato,17 es decir se basan en el calendario lunar pero también con el que nos rige hoy en día. Con lo anterior se logra una presentación de la comunidad yoreme-mayo de ―La Florida‖ en el municipio de Ahome, Sinaloa, por lo que es necesario hacer la descripción de una de las festividades tradicionales de este poblado que se celebra cada 24 de junio, día de San Juan Bautista.

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Entrevista abierta a Don Jesús Ruiz Alameda, 11 junio de 2011.

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Festividad de San Juan Bautista en la comunidad “La Florida” en Villa de Ahome, Sinaloa El jueves 23 de junio a las 11am en casa de don Jesús Ruiz Alamea Gobernador Indígena de la comunidad mayo-yoreme de la Florida se nota ya el movimiento para festejar al Santo San Juan Bautista; al fondo de su patio se encuentra un animal de carga, con una carreta llena de leña que fue recogida en el monte y que será utilizada para cocinar, al otro extremo se observa la tradicional estufa de humo donde ya se cocina el huacabaqui, comida tradicional para esta festividades y que consiste en cocer el huesos de res o de cerdo con frijoles. Dicha festividad comienza, tradicionalmente el 23 de junio por la noche, donde se desarrollan distintos eventos, se dan cita en el centro ceremonial indígena que está ubicado al centro del poblado, donde se ve danzar al pascola, al venado junto con sus músicos y cantadores; dice don Jesús: se baila parte de la noche, se ofrenda estas danzas al Santo para poder dar inicio a la festividad al otro día…18 A esta parte de la festividad se le conoce como la víspera que comienza a partir de las once de las noche, se enciende una fogata o una lumbrada, y se realiza la canaria, sermón que el pascola mayor debe dar y que consiste en: prenden cohetes, se canta, se reza, se pide permiso para iniciar la fiesta y comienza la danza, dentro de la canaria dice don José Alamea el pascola toma el papel como un sacerdote.19 Este año no se logra hacer esta parte de la ceremonia ya que no se cuenta con suficiente dinero para poder pagar a los danzantes y a los músicos, en el pasado se dice que la paga para los músicos era con flores, posteriormente se realizaba ―el amarre‖ como ellos lo mencionan, con un par de cajetillas de cigarros y cerillos, en esta ocasión se observo que dichos danzantes y músicos cobran alrededor de $400 pesos a $1000 pesos, para participar en el ritual.

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Entrevista abierta a Don Jesús Ruiz Alameda, 23 junio de 2011.

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Entrevista abierta a Don José Alamea, 24 sep 2011.

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El 24 de junio, día de San Juan Bautista se inicia alrededor de las cuatro de la mañana con ir a limpiar y a acomodar el techo de la enramada que está cerca del río del ―El Fuerte,‖ esta actividad la realizo Pedro Bacasewua danzante de venado. El centro ceremonial es un espacio sagrado donde se realizan distintos rituales tales como las festividades de cada Santo, es adornado y reacomodado dependiendo que ceremonia se vaya a celebrar, además que es utilizado para juntas vecinales de la misma población indígena, en el también acuden niños para aprender la lengua yoreme. Está dedicado a la deidad Jesús de Nazaret, en este lugar se expresa toda su cosmovisión, construido con ladrillo y cemento, su techo es de loza, y ya no con adobe y carrizo como se acostumbraba antes, su distribución es muy peculiar, la entrada principal está dirigida a si el este donde nace el sol, cuanta con dos entradas más a los costados, es decir una por la derecha y otra por la izquierda, representando la cruz; cuenta con un altar donde colocan a las deidades principales y las banderas, pero también otros objetos de sus importancia para la comunidad como es el trofeo de fútbol, junto a las paredes están colocadas algunas bancas para que la gente tome asiento. Al exterior del mismo centro ceremonial se encuentra de un lado el árbol del mezquite, que como ya se menciono es considerado como sagrado y tiene la misma importancia que el centro ceremonial; a espaldas del inmueble se halla la cocina de humo que se utiliza para cocinar en festividades más grandes, de igual forma se tiene un baño. A un lado del centro ceremonial se encuentra una enramada construida con el mismo material que el templo, orgullo del señor gobernador indígena ya que mención que él fue quien mando construirla con ese material para que dure muchos años más y no se destruya como la enramada que esta junto al río, que está construida con cuatro ramas gruesas de árbol y seis para el techo donde se coloca una maya-sombra, pero también comenta que dicho centro ceremonial está incompleto, hace falta la otra enramada al otro lado para que ya tenga la forma de la cruz. La importancia que portan las enramadas es que 362


dentro de ellas se desarrollan las danzas de pascola y de venado, donde los músicos tocan, es en ella donde se escuchan las canarias, los rezos, los cantos, los permisos y las disculpas. En punto de las seis de la mañana don Jesús con una tizon extraído del fogón de la cocina de humo, (tradicionalmente este es tomado de la fogata o lumbrada de una noche anterior) se prende la mecha de el primer cuete, posteriormente lanza cuatro más y regresa a casa donde ya lo esperan los músicos para el pascola, toma una escoba y regresa al centro ceremonial a limpiar la enramada, al termino de recoger la basura, se escuchan cinco sonidos de cuentes más y el campanario suena, esto con el objetivo de hacer el llamado a la gente a participar a la festividad. Después de una media hora se decidió ir por la gente que hacía falta para la festividad es cuando en ―La Quinta‖ se recogió a uno de los pascolas más jóvenes ―el huicho‖, en la colonia ―Las Crucecitas‖ vivían los músicos de venado Hiladecio Alamea y el pascola José Alamea que a su vez es artesano de mascaras y morrales yoreme; en el solar del gobernador, la gente ya desayunaba un guiso de carne con verduras, que le llaman barbacoa, en dicha cocina, se hallaban cuatro mujeres sirviendo la comida, dos de ellas al lado de la fogón, haciendo tortillas para el desayuno y las restantes atendiendo y recogiendo las mesas. Al termino del desayuno, los músicos de pascola y don Jesús se adelantan al centro ceremonial, esperando que los danzantes estén listos, a que la gente termine de desayunar y hacer el llamado a la comunidad para que lleguen a la festividad, es decir, a lo lejos se oyen sonidos de cuetes y el campanario no deja de sonar. En punto de las10 am se reúnen danzantes y músicos en la enramada del centro ceremonial lugar sagrado donde se realizan las danzas y los cantos los músicos vestidos tradicionalmente con sombrero y flor, con un cigarrillo en la boca comienza a tocar las música de los pascolas. Estos personajes se caracterizan por su forma de tocar y de vestir; para que sean músicos de pascolas es necesario que estén el arpero y dos violinistas, se sientan frente al danzante, comenzando 363


con el arpero (Hiladesio Alamea), después los dos violines (Manuel Alamea y Maximino Cota) , llevan consigo camisa a cuadros, de rallas o guayabera, pantalón y zapatas o huarache, el sombrero con su flor roja y un paliacate rojo, es importante mencionar que la mayoría de estos músicos son personas adultas y de sexo masculino, hasta el momento no se ha observado a un joven, a un niño o una mujer realizando esta función. Tradicionalmente este ritual se inicia con la danza del pascola mayor y con la canaria, cuestión que no se sucedió ya que no se localizo a la persona con este cargo, sin embargo comienza los sones y don José Alamea sin ningún rezo u oración representa al pascola mayor, dando el inicio a la festividad, don José porta el tradicional atuendo de un pascola: pantalón y camisa blanca, un paliacate rojo en el cuello, otro en la cintura junto con su cinturón sonaja con cascabeles de cobre, una flor roja al lado derecho de su cabeza, en la nuca una máscara de pascola de color negro con adornos blancos y rojos, con el tupe o fleco de color blanco20, unas cintas de tela negras de la cintura a las rodillas, porta los tradicionales tenavaris y en esta ocasión danza con las manos libres, es decir no portaba ninguna sonaja y los huaraches los dejo a un lado para danzar descalzo, al término de su son comienza otro pascola. Dos pascolas jóvenes, son quienes dan seguimiento a la festividad, uno de ellos lo conocen como ―el huicho‖ quien porta un atuendo similar a danzante anterior, con la diferencia que la flor es de color blanco con verde y que no porta ninguna máscara, el tercer pascola se llama Rosario quien porta una máscara con tupe negro. Es importante mencionar que estos tres pascola representan viejo a la sabiduría, en si a la naturaleza, sus movimientos representan tanto a la fauna como a la flora de los montes, en otras palabras representan su cosmovisión y sus creencias.

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Don José menciona que el tuple blanco es el tradicional. Entrevista a don José Alamea, 23 de sep de 2011.

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Al término de las danzas del pascola inicia la música para el venado dicha danza representa al mismo animal en el bosque, el danzante porta una cabeza de venado con listones y flores en los cuernos, simbolizando ramas y fauna que se le fueron atorando durante su caminar en el monte, en ocasiones la danza del venado también representan la forma de comer y de morir de dicho animal sagrado, es decir, se ha visto que dentro de la de gente que admira esta danza, les arroja monedas al suelo y el venado las levanta con la boca simbolizando que está comiendo, también se ha observado que el venado representa su muerte dentro de la misma danza; en esta ocasión ninguna de estas dos formas surgieron, sin embargo, el danzante venado realiza dos sones, acompañada de músicos e instrumentos distintos a los del pascola. En este ritual los músicos que apoyan al danzante son tres, los cuales se sientan en el suelo de frente al danzante, distribuidos de la siguiente manera: dos huejes o raspadores (Alonso Alamea cantador de venado y segundero Maximino Cota) y el bueja o tambor de agua (Agapito González), su vestimenta es similar a los músicos del pascola, es decir, sombrero con flor blanca y paliacate rojo; menciona don José Alamea que los sones son distintos en las mañana, por las tardes y por las noches y que cada danzante ya sea pascola o venado escoge su son.21 Regresando a la festividad de San Juan Bautista es importante mencionar que la mayor parte de espectadores y de que estaban disfrutando de dicha festividad eren los niños, infantes de edad entre los 6 a los 12 años, lo cual hace pensar que existe un interés por la población infantil hacia las tradiciones del poblado, ya que se contaron alrededor de 20 niños de los cuales 6 eran mujeres aproximadamente, además que al llegar al río la mayor parte de la población que esperaban al santo dentro del agua eres infantes, cuestión que se verá más adelante.

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Entrevista a don José Alamea, 23 de sep de 2011.

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Retomando el tema de las danzas los pascolas y el venado se realiza una segunda ronda de danzas, al término de esta, se hace un silencio, se organizan tanto los músicos con sus instrumentos y los danzantes caminan a la puerta del centro ceremonial para visitar al Santo venerado. Aproximadamente a las 11am, tres mujeres entran por el Santo San Juan Bautista, mujeres que tienen funciones importantes en la festividad, son fiesteras y tenanchis, ayudan a cocinar, a atender a los músicos y danzantes entre otras actividades como es el llevar y cuidar de las banderas, rosarios, bastones y del santo, por ejemplo la actividad de doña Bertha Gómez es portar, cargar al santo venerado hasta la orilla del río del el Fuerte, Esperanza López lleva bajo su cargo la bandera roja y Rosenda Bacasewua porta la bandera Blanca, estas dos últimas mujeres portan en el cuello un rosario y se sabe que también deberían portar un bastón. En esta ocasión no se logro la observación de cómo estas tres mujeres entran por el santo, cuales fueron su movimiento o que si existió una oración o una petición de permiso para llevar al santo y tomar las banderas; sin embargo menciona el gestor cultural del poblado, Felipe Capusewua que: ―Antes de salir con el Santo se reza en cuestión católico, en lengua yoreme no se maneja, es muy diferente a los católicos pero primeramente se junta a la gente y ya se ve quien se lleva las banderas y ver quien lleva al santo, la salida es con pascolas y venado, le hacen camino hasta ciertos metros, se acaba la procesión y ya nos vamos…‖22 Por otro lado, los danzantes y músicos esperan a fuera a la deidad venerada que viste con una manto rojo, listón dorado en la cintura y un sombrero de paja, el Santo esta hecho de barro, su forma corporal es que se encuentra de pie con los brazos abiertos, una mano con dirección a si abajo y otra hacia arriba; existe un santo más antiguo del mismo material, pero ya no lo utilizan puesto que está dañado de la pintura y se necesita hacerle unas restauraciones, no se sabe

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Etnográfica, entrevista abierta, don Felipe Capusewua, 11 de junio de 2011.

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de que año es, pero dicen fue una de las primeras deidades que llegaron cuando se construyo el centro ceremonial. Regresando al tema de las mujeres, son ellas quienes acompañan al santo venerado, cargando la deidad hasta la enramada que se encuentra cerca del río, mientras que las dos restantes portan las banderas, al lado izquierdo del Santo va la primera bandera de color rojo con una cruz blanca al centro, representando a Jesús de Nazaret, a la derechas la del color blanco con una cruz en medio de color rojo, que representa al Santo venerado; los movimientos que realizan estas tenanchis con las banderas son de forma circulas, es decir, comienza el balanceo a la derechas, izquierda puntualizando muy brevemente en cada punto cardinal, esto desde que sale el santo del centro ceremonial hasta la primer cuadra y después se repite entrando hacia el río y por último cuando se entra a la primer cuadra antes de llegar el centro ceremonial. Al salir el Santo San Juan Bautista los danzantes y músicos le dan la bienvenida con danzan y cantos, a esto se le conoce como el jinanki que se desarrolla al principio y al final del conti, consiste en una reverencia en la puerta principal del centro ceremonial, donde su posición de los músicos es al lados dicha entrada, los tres pascolas y el venado al frente de la deidad, danzando con tres pasos hacia el frente, dando una vuelta a la derecha y tres paso atrás, repitiéndolo dos veces, los danzantes caminan algunos cinco metros hacia delante y de tras de ellos la deidad junto con las banderas, en este momento, el conjunto de mujeres con San Juan Bautista y sus banderas se colocan a escasos cinco metros frente a la entrada del centro ceremonia y se forman los danzantes y músicos dando la espalda al templo religiosos, en este momento se mueven las banderas de derechas a izquierda, dejando así la siguiente formación: dos columnas mirándose una contra, la primera conformado por la bandera blanca al lado derecho del Santo y a la izquierda la roja, enfrente de la bandera blanca el arpero, los dos violinistas, seguido de los danzantes pascolas y al final el venado realizando la misma reverencias tres pasos al frente, vuelta a la derechas, tres hacia tras y vuelta y comienza el conti. 367


El conti es una especie de peritaje (si se permite el termino) donde llevan al Santo festejado por las calles del pueblo, por lo regular es dar una vuelta, hacer un circuito por las calles principales, saliendo del centro ceremonial por el lado derecho y concluyendo este círculo por el lado izquierdo de donde comenzó, sin embargo en esta ocasión no se siguió esta trayectoria ya que el Santo tenias que visitar el río el Fuerte, de esta forma el inicio del conti es con otra formación, es decir, en la primera fila la conformaban los danzantes, una segunda los músicos, en una tercera la deidad al centro con sus banderas a los lados y por último la gente que acompañaba esta festividad; todo esto hasta la primer cuadra del poblado, ya camino adentro, se rompe formación y sólo acompañan al Santo. De esta forma son las tenanchis quienes se encargan de llevar al santo entre los caminos polvosos, en medio de las milpas, hasta llegar a la horilla del ―río Fuerte,‖ dejando semillas de maíz por todo lado derecho del sendero, no logrando saber quien fue el encargado de ir dejando esas semillas por el camino, además que se encontró casi a la entrada de la calle por donde va el conti a un sapo muerto y que esto remite a dos cosas: petición de agua o mal augurio Es importante mencionar que esta festividad es la representación de San Juan Bautista cuando bautiza a Jesús en el río, es decir, la gente cuando se les preguntaba por qué llevan al santo al río, toda sin acepción contestaba que era a representación de los bautizos en los ríos, así como lo hacia San Juan, es por ello que esta comunidad y todas las comunidades yoremes que están cerca del río realizan esta festividad. Es entonces que a la llegar a la enramada junto al río, lo primero que se mira es a la gente dentro del agua festejando el día de San Juan Bautista entre ellos la mayoría eran infantes, niños que observaban la llegada del Santo a la enramada donde se da inicio a otra parte de la festividad, en este sentido las tenanchis descansa al Santo y a las banderas dentro de la enramada, dando la espalada al río, los músicos y el danzante que representa al pascola mayor comienza con su son, al término de este y por primera vez entran a danzar dos tenanchis, es decir, las dos mujeres que portan las banderas en el conti, primero 368


doña Esperanza quien porta la bandera y después doña Rosenda, es importante hacer la observación que doña Berta quien carga al Santo no participo, por otro lado y también por primera vez aparece dentro de las actividades de la festividad el Señor Candido Napo, quien tiene el cargo de awasi, este se encarga de atender a los danzantes, es decir, que no les falte el agua, llevarle el café y atenderlos en lo que se necesite, al final del son del awasi, danza otra mujer quien se supone es parte de los fiesteros, después de este suceso danzan los pascolas menores y el venado. Entre el sol, el polvo y el calor, el danzante que representa al pascola mayor y uno de los pascolas menores toman al Santo San Juan Bautista acompañado de sus dos banderas y se dirigen al río, lo colocan a la orilla de este; entre los pascolas y las tenanchis se encargan de quitarle la túnica roja al Santo para poderlo introducir al río, mostrando a su vez que la deidad está pintada con una túnica azul-gris, en el hombro derecho carga una túnica roja y junto a sus pies un becerro recostado. En este mismo momento el awasi junto con una de la fiesteras se dirigen a los niños para informarles que va entrar el Santo, pide respeto y un momento de tranquilidad, sin embargo, los niños están en la fiesta, están celebrando el día de San Juan Bautista y mojan a todo persona que entra al río, después de unos 15 minutos y de mojar por completa a estas dos personalidades los niños se tranquilizan, haciendo una formación de media luna, mirando hacia la deidad y le dan la bienvenida al Santo, en ese momento los pascolas toman a San Juan Bautista, caminan casi al centro del río lo sumergen al agua, abriendo camino y presentándolo a los cuatro puntos cardinales, después hacia el cielo y después con dirección a la tierra, creando así una cruz dentro del agua, estos movimientos son con dirección hacia la derecha, al salir del agua descansan al Santo a orilla del río, y se oye ―ahora si ya te bañamos, ya estas limpio, tenias un año sin

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bañarte,‖ aunque menciona doña Rosi antes de bañarlo los pascolas en su lengua le dicen: que no sea cochino porque cada año se baña23 La gente del pueblo de ―La Florida‖ dice que ese día el agua esta bendecida, que toda persona tiene que meterse al río para estar limpio Menciona don Jesús: ―se dice que bañándose ese día se curan muchos males …es la creencia... Ese día que el agua es sagrada entonces toda la gente va y se baña... siente algo… entonces se moja, se baña… junto con el santo.‖24 Es por ello que los niños están dentro de río, es por ello que la gente se junta a orillas del río para recibir el agua purificada, festejar el día del Santo San Juan Bautista y para sentirse bien como lo menciona Felipe Capusewua ―ese día el agua esta bendecida, es un alivio, mucha veces no se siente bien la gente no fue a bañarse, no se siente bien en sus sentimientos… porque es para aliviarte los males, el pelo rejuvenece, y cuando se moja uno el pelo se rejuvenece…‖25 es así que se tiene la idea que después de que entra el Santo y sale del al agua, esta pierde ya su bendición, dice la gente del poblado que el agua bendita dura hasta que el santo sale del agua, que por eso es importante es entrar al río antes o junto con el Santo. Después de que ya esta se seco regresan a la enramada junto con el Santo, se da inicio a las danzas del pascola, al son del venado y las danzas de las tenanchis, esta ocasión también danzan personajes fuera de las que tiene cargo, personas que se encontraban en el río, que no estaban involucradas en la festividad, al termino de estas danzas ofrendadas se decide volver al centro ceremonial. El regreso al poblado es totalmente distinto, existe una formación pero no tan rígida como al inicio, es decir, enfrente van los danzantes y los músicos pero no tiene una alineación, las banderas viajan cerradas y el Santo al inicio la

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Etnográfica, entrevistas abierta a Doña Rosalisia Bacasewua 12 de junio 2011.

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Entrevista abierta a Don Jesús Ruiz Alameda, 11 junio de 2011.

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Etnográfica, entrevista abierta, don Felipe Capusewua, 11 de junio de 2011.

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cargaba doña Berta posteriormente lo porta un varón, mismo que más adelante se encarga de encender los cuetes, las personas durante su regreso interactúan bebiendo agua y otros mescal, se oyen platicas con referente al río, de la lluvia, de la comida y del centro ceremonial; un pascola aprovecha el momento y hace promoción de sus artesanías a la gente que acompañaba el conti. Al llegar al poblado, a una cuadra del centro ceremonial, inicia el jinanki, esta ocasión los pascolas y el venado como los músicos tienen una actitud de fiesta, de alegría y se dicen bromas mientras que se forman, las mujeres por su lado desdoblan las banderas y el santo lo colocan el centro, al frente los pascolas y venado ofrendando las danzas, al igual que los músicos, pero estos últimos se colocan a los lados de la calle provocando la idea que van cuidando los extremos por donde pasa la deidad, el mismo tiempo que a lo lejos se oye los cuetes y las campanas que don Jesús gobernador indígena está tocando. Más adelante la danza es tres pasos a delante vuelta a la derecha y tres de regreso, al pasar unos tres o cuatro metros se repite esta danza hasta llegar a la puerta del centro ceremonial con una formación de el pascola que representa al pascola mayor se coloca en medio de los danzantes menores, el venado a la izquierda y a la derecha los músicos, las banderas en movimiento cuidan del Santo, puesto que va en medio y detrás de los danzantes y músicos. Al llegar a la puerta principal del centro ceremonia cambia el ritual y del mismo modo la formación, se juntan en círculo, comenzando por el danzante que representa al pascola mayor, seguido de los pascolas menores y del venado, le sigue la mujer que porta la bandera blanca, después doña Berta quien carga a la deidad y cierra la última mujer con la bandera roja; este ritual se desarrolla donde se colocaron los cuatro tizones que fueron utilizados para encender los cohetes, los orientan en forma de cruz enfrente de la puerta del centro ceremonial, esto porque los tizones están representando la cruz mayor tradicional que todo centro ceremonial debe tener, dan por lo menos una vuelta, (ya que no se tiene el dato exacto de cuantas vueltas dan) alrededor de los tizones y entran al centro ceremonial: primero el Santo, las banderas y al final los músicos. 371


Al momento que el Santo entra al centro ceremonial, los músicos tocan y los danzantes hacen la reverencia de agradecimiento y respeto, colocan a la deidad en una mesa frente al altar y las dos tenanchis se mantiene firmes a los extremos del mueble ondeando las banderas, mientras que los pascolas, el venado y los músicos, se forman en línea recta para tocar, persignarse y despedirse de San Juan Bautista, seguido de ellos la gente que acompaña la festividad también se despide de la deidad, al final las tenanchis dejan las banderas, se despiden del Santo y se retiran. El término de la festividad concite en que los danzantes y músicos danzan sus últimos sones en la enramada que se encuentra al lado del centro ceremonial, al final don José danzante que representa al pascola mayor, se disculpa por cualquier insulto o falta de respeto que se haya cometido en la festividad, así el termino de este ritual concite en que todos se dirigen a las casa del gobernador indígena para gozar del delicioso guiso tradicional.

Bibliografía Moctezuma Zamarrón José Luis y Hugo López Aceves, Mayos, pueblos indígenas del México contemporáneo, CDI, México DF, 2007, mapa contraportada, fuente: CID-PNUD, Sistema de indicadores sobre la población indígena de México, con base en INEGE, XII censo general de la población y vivienda México, 2000. Valiñas Coalla Leopoldo, ―lo que la lingüística yutoazteca podría aportar en la reconstrucción histórica del norte de México‖, IIA, UNAM, en Nómadas y sedentarios en el norte de México, UNAM, IINA, IIE, IIH, México, 2000. Pérez de Ribas, Andrés, Historia de los triunfos de la nuestra santa fee entre gentes las mas bárbaras y fieras del nuevo Orbe, Siglo XXI, s/f. González Núñez, José Las misiones jesuitas y presidio en la provincia de Sinaloa, 1591-1767, Conquista, Cultura y Economía. COBAES, Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, Culiacán, 1998, p.41. http://www.inafed.gob.mx/work/templates/enciclo/sinaloa/mpios/25001a.htm

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Recorrido de campo en la comunidad La Florida, Ahome realizada en los del 10 al 13 de junio de 2011. Recorrido de campo en la comunidad La Florida, Ahome realizada en el mes de mayo de 2011. Entrevistas abiertas: Don Jesús Ruiz Alameda, 11 junio de 2011. La Florida, Ahome. Sinaloa. Don Felipe Capusewua, 11 de junio de 2011, La Florida, Ahome. Sinaloa. Doña Rosalisia Bacasewua 12 de junio 2011. La Florida, Ahome. Sinaloa. Don Jesús Ruiz Alameda, 23 junio de 2011. La Florida, Ahome. Sinaloa. Don José Alamea 24 de septiembre de 2011.La Florida, Ahome. Sinaloa. Don José Alamea, 23 de septiembre de 2011.La Florida, Ahome. Sinaloa.

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Una lectura histórica y literaria de la decadencia del Imperio austro-húngaro, a partir de El hombre sin atributos de Robert Musil Mario César Islas Flores Facultad de Historia UAS/Doctorado en Historiografía UAM-A

Resumen de la ponencia La presente ponencia explora los vínculos teóricos existentes entre la historiografía y la literatura a partir de la obra cumbre del escritor austríaco Robert Musil. Y constituye uno de los aspectos de una investigación que actualmente realizo en el programa de Doctorado en Historiografía de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. El título tentativo de dicho proyecto es: ―La irónica conciliación de dos tradiciones historiográficas: Fatum y Fortuna en la teoría de la historiografía de Robert Musil‖ El título del trabajo obedece a que Kakania fue el nombre dado por Robert Musil al país en el que ubicó la magistral e inacabada trama que contiene las páginas de El hombre sin atributos. Tal denominación, es una irónica metáfora del delirio burocrático que terminó por sumir a la real e imperial Austria-Hungría de los Habsburgo, en un ocaso, que, sin embargo, es el más luminoso en la historia intelectual del siglo XX. Las descripciones sobre el mundo austro-húngaro así lo constatan. Y serán justamente tales versiones las que contrastaré con la que Musil y otros literatos y ensayistas nos ofrecen, por tanto, el propósito del presente escrito será doble: ilustrar la decadencia del Imperio austro-húngaro -tema de primer orden en la obra magna musiliana- y simultáneamente edificar un puente entre el proyecto teórico-literario de Robert Musil, y autores como Michel de Certeau, Max Horkheimer, W. G. Sebald y Carlo Emilio Gadda.

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Introducción Kakania fue el nombre que Robert Musil dio al país en el que ubicó la magistral e inacabada trama que contiene las páginas de El hombre sin atributos1. Tal denominación, es una irónica metáfora del delirio burocrático que terminó por sumir a la real e imperial Austria-Hungría de los Habsburgo, en un ocaso, que, sin embargo, es el más luminoso en la historia intelectual del siglo XX. Las descripciones sobre el mundo austro-húngaro así lo constatan. Y serán justamente tales versiones las que contrastaré con la que Musil y otros literatos y pensadores nos ofrecen, por tanto, el propósito del presente trabajo será doble: por una parte, se tratará de ahondar en la decadencia del Imperio austro-húngaro, tema de primer orden en la obra magna musiliana, y por otra, se intentará edificar un puente entre el proyecto teórico-literario de Robert Musil, y otros autores, particularmente, con Max Horkheimer, cuyo pensamiento se inscribe en la Escuela de Frankfurt.

K.K; K.u.K. En El hombre sin atributos, el vasto y babélico imperio austro-húngaro es condensado en la nación imperial y real llamada Kakania; espacio geográfico que se expande o empequeñece por momentos, pero que se encuentra siempre colmado por su omnipresente burocracia. Sería ingenuo suponer que AustriaHungría, o inclusive, Viena2, la soberbia capital política y cultural del imperio nos brindan la clave hermenéutica para la total comprensión de la novela de Robert Musil, sin embargo, el referente de Kakania, así como la propia nación literaria 1

Robert Musil, El hombre sin atributos, Seix Barral, Barcelona, 2004 (traducción de José M. Saénz, Feliu Formosa y Pedro Madrigal. Edición definitiva. 2 volúmenes). 2

―La Viena de principios de siglo era la capital de un gran imperio. Desde esta ciudad se gobernaba a cincuenta millones de habitantes, más de diez etnias y lenguajes distintos: alemanes, húngaros, polacos, judíos, checos, eslovacos, croatas, serbios, italianos, eslovenos, búlgaros, rumanos y rutenos. Los Habsburgo –con cuatrocientos años de hegemonía- fincaban su poder en el dominio de varios pueblos. Ocho millones de alemanes, dieciséis de eslavos, seis de italianos, dos millones de judíos y doscientos mil gitanos. Su frontera norte era Hilgesdorf, Bohemia del norte (hoy Checoslovaquia); la del sur Ostrawizza-Berg (hoy Yugoslavia); el punto más occidental Rocca d‘ Angera, a orillas del lago Maggiore (hoy Italia) y el más oriental Chilischeny en la Bucovina (hoy la Unión Soviética)‖, José María Pérez Gay, El imperio perdido, Ediciones Cal y Arena, México, 2006, pp. 11-12. Algunas de las referencias geográficas datan de la década de los 80‘ del siglo pasado, época en la que originalmente fueron redactados los ensayos que constituyen esta obra.

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fundada por Musil, son indudablemente elementos que nos posibilitan entender algunos de los aspectos medulares de la obra cumbre de Musil, y también del propio proyecto teórico del autor. Por lo anteriormente apuntado, mi viaje dará comienzo con una visita a ese extinto imperio que, con el tiempo, pareciera haber adquirido una mayor consistencia, sin embargo, decidido el destino, aún me queda por precisar el itinerario, y en este sentido, existen al menos dos posibilidades: remitirme a la descripción de Kakania que Musil nos ofrece y/o abrevar en la prosa histórica y ensayística sobre Austria-Hungría. Pienso que ningún austro-húngaro, y especialmente, ningún vienés compartiría mi dilema, mi actitud dubitativa, pues, a la hora de elegir, optaría sin duda, por ambas. Y tampoco le preocuparía demasiado el orden, pues, en aquel tiempo, las fronteras entre literatura y ciencia, se cruzaban cotidianamente,3 por tal motivo, Josep Casals sostiene que Viena era ―a la vez la capital de la verdad y la simulación. Es decir, de la ambivalencia‖.4

3

W. G. Sebald nos dice que ―en la literatura austríaca, se traspasan fronteras tradicionales, por ejemplo, las existentes entre su propio campo y el de la ciencia. Por ello, esa literatura no es sólo la guardería de la psicología; en torno al fin de siglo y en los decenios que siguieron, sus conocimientos psicológicos, aunque no los defina, son muchas veces del mismo valor y en ocasiones superiores a las percepciones del psicoanálisis‖, Patria pútrida. Ensayos sobre literatura, Anagrama, Barcelona, 2005, p. 9 (traducción de Miguel Sáenz). Por su parte, Laurence DahanGaida intenta ―cuestionar la falsa evidencia de la división entre cultura humanista y cultura científica revelando las líneas de fuerza subterráneas que las vincularon en la Viena de fines del siglo XIX. Esto no significa que haya habido algo semejante a una ‗ciencia vienesa‘, posible de singularizarse en una identidad distinta del movimiento general de la ciencia… Se trata de mostrar que el desarrollo de las ciencias siempre se inscribe en el movimiento de una compleja historia cultural y política; sin embargo, si bien el desarrollo científico es inseparable de esta última, no puede ser reducido a ella‖, Musil. Saber y ficción, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 2007, pp. 7-8 (traducción de Alejandrina Falcon). 4

Josep Casals, Afinidades vienesas. Sujeto, lenguaje, arte, Anagrama, Barcelona, 2003, p. 33. Por su parte, Claudio Magris señala que ―quizás antes que los demás occidentales, el austríaco había comprendido que en aquella constelación histórica vivir significaba ante todo sobrevivir; y para sobrevivir intentaba diferir cualquier elección definitiva, es decir, cualquier muerte de alguna de sus posibilidades, trataba de impedir toda síntesis, o sea toda destrucción y superación de contrarios, para conservarlos durante largo tiempo, para saborearlos y disfrutarlos, para captar en sus pliegues e intersticios los tiernos bienes sensuales de su existencia inestable y terrestre‖, ―La herrumbe de los signos: Hofmannsthal y la Carta de Lord Chandos‖, en Hugo von Hofmannsthal, Carta de Lord Chandos seguida de La herrumbe de los signos: Hofmannsthal y la Carta de Lord Chandos, Alianza Editorial, Madrid, 2008, p. 91 (traducción de Antón Dieterich y Pilar Stelrich Arce).

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Por mi parte, atenderé sólo parcialmente las exigencias de la época recién referida, pues si bien, recuperaré los dos tipos de descripciones existentes sobre Austria-Hungría, yo sí privilegiare un orden: no iniciaré mí recorrido por los terrenos de la ficción, y por tal razón, le cederé inicialmente la palabra a Jacobo Muñoz: Musil optó por el constructivismo, por la búsqueda de nuevos lenguajes y nuevas razones, por una ‗voluntad de valor‘ que no fuera ya máscara de la violencia, por el experimentalismo. También en eso era fiel al crepúsculo de su mundo, un crepúsculo paradójicamente –o no tan paradójicamente- grávido de futuro en el que el psicoanálisis, el austromarxismo, escenografía,

el

la

música

dodecafónica,

empiriocriticismo

y

el

la

renovación

positivismo

de

la

lógico,

el

paneuropeísmo, los artistas ‗modernos‘ de la Sezession, el sionismo, y figuras como Hofmannsthal, Wittgenstein, Klimt, Otto Wagner, Karl Kraus,

Popper,

sin

olvidar

a

gigantes

de

la

Medicina

como

Semmelweiss, Billroth o Rokitanski, encontraron su condición de posibilidad. Y su fuerza.5

Por su parte, George Steiner nos ofrece una descripción de Austria-Hungría que, en el tono y en la reiteración de algunos nombres, mucho se parece a la anterior: Hay un gran libro que no se ha escrito aún. En él se mostraría que el siglo XX tal como lo hemos vivido en Occidente es, en lo esencial, un producto y un artículo de exportación austrohúngaros. Nuestra vida interior se desarrolla en un paisaje cartografiado por Freud y sus discípulos y discrepantes, o en conflicto con ese paisaje. Nuestra filosofía y el lugar central que asignamos al lenguaje en el estudio del pensamiento humano se derivan de Wittgenstein y de la Escuela de Viena del positivismo lógico. La novela después de Joyce está dividida principalmente entre los dos polos de la narración introspectiva y la 5

Jacobo Muñoz, ―Los protocolos de un sismógrafo‖, en Robert Musil, Diarios, DeBolsillo, Madrid, 2004, volumen 1, pp. 20-21. (traducción de Elisa Renau Piqueras y edición de Adolf Frise. Prólogo de Jacobo Muñoz. 2 volúmenes).

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experimentación lírica definidos por Musil y por Broch. Nuestra música sigue dos grandes corrientes: la de Bruckner, Mahler y Bartók, por una parte, y la de Schönberg, Alban Berg y Anton Webern, por otra. Aunque el papel de París fue desde luego vital, ahora está cada vez más claro que ciertas fuentes del modernismo estético, desde el Art Déco hasta la action painting se pueden encontrar en el Jugendstil vienés y en el expresionismo austríaco. Los ideales funcionalistas y antisépticos tan dominantes en la arquitectura actual fueron predichos en la obra de Adolf Loos. La sátira político-social de Londres y Nueva York, la broma morbosa, la convicción de que el lenguaje de los que nos gobiernan es una ponzoñosa cortina de humo refleja el genio de Karl Kraus. Ernst Mach tuvo una profunda influencia en el desarrollo del pensamiento de Einstein. La lógica y la sociología de las ciencias naturales no pueden ser formuladas sin referencia a Karl Popper. Y ¿dónde situaremos los múltiples efectos de Schumpeter, Hayek y Von Neumann? Podríamos prolongar la lista.6

En efecto, la lista podría prolongarse, sin embargo, creo que si el objetivo de matizar previamente la versión de Robert Musil sobre Austria-Hungría no se ha alcanzado, por lo menos, mi esfuerzo se ha cimentado en dos de las más amplias descripciones sobre el mundo austro-húngaro que conozco. En adelante, Musil será nuestro guía principal por la bella y tortuosa Kakania.

Una imagen y una hipótesis sobre Kakania Robert Musil le dedica un apartado íntegro de El hombre sin atributos, a la descripción de Kakania7, y de ahí proceden las siguientes líneas: Allí, en Kakania, aquella nación incomprensible y ya desaparecida, que en tantas cosas fue modelo no suficientemente reconocido, allí había también

velocidad,

pero

no

excesiva….

6

Por

estas

carreteras,

George Steiner, ―Wien, wien, nur du allein (1979, sobre Weber y Viena)‖, en George Steiner, George Steiner en The NewYorker, FCE/Siruela, México, 2009, pp. 67-68 (edición e introducción de Robert Boyers). 7

Robert Musil, op. cit., pp. 33-38.

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naturalmente, también rodaban automóviles, pero no demasiados. Aquí se preparaba, como en otras partes. La conquista del aire, pero sin excesivo entusiasmo. De cuando en cuando se enviaba algún barco a Sudamérica o al Asia Oriental, pero no muchas veces; se tenía asiento en el centro de Europa donde se intersecaban los antiguos ejes del continente; las palabras colonia y ultramar sonaban como algo lejano y desconocido. El lujo crecía, pero muy por debajo del refinamiento francés. Se cultivaba el deporte, pero no tan apasionadamente como en Inglaterra. Se concedían sumas enormes al ejército, pero solo cuanto necesitaba para figurar como la segunda más débil de las grandes potencias. También la capital era un poco más pequeña que todas las otras metrópolis del mundo, pero algo más grande de lo que suele constituir una gran ciudad. El país estaba administrado por un sistema de circunspección, discreción y habilidad, reconocido como unos de los sistemas burocráticos mejores de Europa… Este Estado hundido de Kakania, era por ejemplo, imperial-real, y fue imperial y real; todo objeto, institución y persona llevaba algunos de los signos k.k. o bien k.u.k., pero se necesitaba una ciencia especial para poder adivinar a qué clase, corporación o persona correspondía uno u otro título… Según la Constitución, el Estado era liberal, pero tenía un gobierno clerical. El gobierno fue clerical, pero el espíritu liberal reinó en el país. Ante la ley, todos los ciudadanos eran iguales, pero no todos eran igualmente ciudadanos. Existía un Parlamento que hacia un uso tan excesivo de su libertad que casi siempre estaba cerrado; pero había una ley para los estados de emergencia con cuya ayuda se salía de apuros sin Parlamento, y cada vez que volvía de nuevo a reinar la conformidad con el absolutismo, ordenaba la Corona que se continuara gobernando democráticamente.8

Musil nos dice que en Kakania se disfrutaba de una libertad negativa y, fiel a su estilo, en vez de emitir algún juicio categórico, concluye su narración con una

8

Ibíd., pp. 35-36.

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hipótesis: ―Kakania era quizá un país de genios y probablemente fue ésta la causa de su ruina‖.9 Algo se desborda en la versión musiliana, o para plantearlo de otro modo: algo está ausente en las descripciones de Muñoz y de Steiner. ¿Dónde está el error? Esta sería la típica interrogante formulada desde una ciencia fundada en lo cuantitativo, pero, el hecho paradójico de que sin ser erróneas las narraciones sobre Austria-Hungría que antecedieron a la de Musil carecen de algo, es un problema cualitativo, y en este caso, consiste en la no captación de la coexistencia de la positividad y la negatividad reinantes en el Imperio Habsbúrgico. Será necesario ahondar en este punto.

Los claroscuros de Kakania Al igual que Robert Musil, W. G. Sebald nos muestra una imagen del imperio austro-húngaro, que no es tan hermosa como aquellas que contemplamos inicialmente: La frecuencia de vidas infelices en la historia de la literatura austríaca es cualquier cosa menos dudosa. El prematuro pánico a la muerte de Raimund, el miedo de Nestroy a ser enterrado vivo, las depresiones de Grillparzer, el caso Stifter, los melancólicos estados anotados casi en cada página del diario Schnitzler, los cambios de extrañeza de Hofmannsthal, el suicido del pobre Weininger, la maniobra de Kafka durante cuarenta años para retirarse de la vida, el solipsismo de Musil, el alcoholismo de Roth, el final de apariencia tan lógica de Horváth, todo ello ha dado ocasión repetidas veces para subrayar la inclinación, como es natural, negativa de la literatura austríaca. La teoría de que esa disposición melancólica es la contraparte de una decadencia política demasiado prolongada e idéntica al deseo de prolongar el dominio de los Habsburgo en un mito habsbúrgico es sin duda plausible en muchos aspectos, pero sin embargo un poco demasiado mezquina… La melancolía, el reflexionar sobre la infelicidad existente, no tiene nada en 9

Ibíd., pp. 37-38.

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común, sin embargo, con el ansia de muerte. Es una forma de resistencia. Y, a nivel artístico, su función es por completo distinta de la simplemente reactiva o reaccionaria. Cuando, con la mirada fija, se repasan las cuentas para ver cómo ha podido ocurrir eso, se ve que la motricidad del desconsuelo y la del conocimiento son idénticamente ejecutivas. La descripción de la infelicidad incluye en sí la posibilidad de su superación.10

Las palabras de Sebald iluminan la realidad austro-húngara restituyendo la primigenia opacidad de aquel presente, es decir, resaltando también la negatividad existente en esa positividad cristalizada en una de las constelaciones intelectuales más importantes en la historia de la humanidad. En esta línea de pensamiento crítico, se inscribe también Edward Timms, quien apunta que la situación adversa padecida por los escritores en Austria-Hungría, también era compartida por músicos, arquitectos, pintores, y en general, por todo pensador que se aventurara por nuevas provincias del conocimiento, como fue el caso de Freud: Las mentes más originales de Viena tenían que bregar con un público predominantemente hostil a formas disonantes de creación. Las cartas y diarios de aquellos iconoclastas dan fe de las burlas con que eran recibidas sus obras que Schönberg (en su correspondencia con Mahler) llamaba nuestra ‗amada y odiada Viena‘. Las composiciones de Bruckner eran ridiculizadas, las visiones arquitectónicas de Otto Wagner denunciadas como absurdas extravagancias. Llegaron a organizarse peticiones populares contra los cuadros de Klimt, y el ayuntamiento intentó conseguir un interdicto contra el amenazadoramente modernista edificio de Adolf Loos en la Michaelerplatz. Freud se vio condenado al ostracismo por sus colegas, y su discípulo Otto Gross fue llevado a prisión por su propio padre, alegando conducta desviada. Los conciertos de Schönberg eran interrumpidos por un público escandalizado, y las actividades que se desarrollaban en el estudio de Egon Schiele

10

W. G. Sebald, op. cit., pp. 12-13. La teoría a la que Sebald hace referencia fue formulada por Claudio Magris, El mito habsbúrgico en la literatura austríaca moderna, UNAM, México, 1998 (traducción de Guillermo Fernández y prólogo de Michael Rössner).

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escandalizaron de tal modo a sus vecinos que fue detenido por inmoralidad. Los cuadros de Kokoschka también provocaron ruidosas protestas.11

Hasta ahora, con excepción de la descripción musiliana, hemos contemplado las luces y sombras de Austria-Hungría, a través de la mirada teórico-ensayística, sin embargo, ello no significa que Robert Musil haya sido el único literato que narró la complejidad y disolución de dicho mundo,12 Gregor von Rezzori, por ejemplo, también abordó dicha problemática. En la excelsa novela de este autor, intitulada Un armiño en Chernopol, uno de sus personajes, el señor Tarangolian, afirma: Somos modernos. Lo somos hasta el punto de carecer de historia. Porque la sucesión de pogromos en los que aún se exteriorizan tensiones –o, para ser exactos: en los que matamos nuestras tensionescrea, sin embargo, una Historia. Mejor dicho, ya no creará ninguna. Llevamos demasiada historia dentro, demasiada historia a nuestras espaldas. Como cualquiera puede comprobar, esta ciudad apenas tiene

11

Edward Timms, Karl Kraus, satírico y apocalíptico. Cultura y catástrofe en la Viena de los Habsburgo, Visor, Madrid, 1990, p. 22 (traducción de Jesús Pérez Martín). En 1937, Musil dictó una célebre conferencia en la ciudad de Viena, en la que conceptuó a este sistemático desprecio de las manifestaciones artísticas más relevantes en Austria-Hungría, en los términos siguientes: ―Siempre he sospechado que esa multiforme hostilidad hacia el arte y el fino espíritu por parte de un pueblo que se vanagloria de su amor al arte no es otra cosa que estupidez –tal vez un tipo específico de ella, una estupidez específicamente artística y quizá incluso afectiva; una estupidez, en todo caso, que se manifiesta de modo tal que aquello que llamamos amor por el arte sería a la vez estupidez artística-, y hoy, la verdad sea dicha, tampoco veo demasiados motivos para abandonar esa opinión‖, ―Sobre la estupidez‖, en Robert Musil y Johann Eduard Erdmann, Musil/Erdmann. Sobre la estupidez, Abada Editores, Madrid, 2007, p. 54 (traducción de Francisco de Lara López. Prólogo de Félix Duque, e introducción de Roland Breeur). 12

Otras grandes obras en las que se tematiza la decadencia y muerte del Imperio Austrohúngaro y/o la situación ulterior a este doble proceso en los territorios que lo conformaban son: Karl Kraus, Últimos días de la humanidad: tragedia en cinco actos, Tusquets, Barcelona, 1991 (traducción, prólogo y epílogo de Adan Kovacsics); Joseph Roth, La marcha de Radetzky, Edhasa, Barcelona, 2008 (traducción de Arturo Quintana), y La cripta de los capuchinos, Acantilado, Barcelona, 2005 (traducción de Jesús Pardo); Jaroslaw Hasek, Las aventuras del buen soldado Schveik durante la guerra mundial, CNCA, México, 1992 (traducción de Rubén Martí. Prólogo y revisión de la traducción de Sergio Pitol); Heimito von Doderer, Los Demonios. Según la crónica del jefe de sección Geyrenhoff, Acantilado, Barcelona, 2009 (traducción de Roberto Bravo de la Varga y presentación de Martin Mosebach); Andrzej Kusniewicz, El rey de las dos sicilias, Anagrama, Barcelona, 2009 (traducción de Bozena Zaboklicka) y La lección de lengua muerta, Anagrama, Barcelona, 1984 (traducción de Bozena Zaboklicka).

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trescientos años y ya alberga bajos sus techos todo lo que nos ha traído los flujos migratorios, desde la invasión de los eolios a los pelasgos hasta la ofensiva Brusilow. Calculo que una tercera parte de la población es analfabeta, y que las otras dos partes restantes son, como mínimo, ignorantes; en total tenemos, quizá, una diez milésima parte de personas cultas. Así y todo, llevamos en la sangre toda la herencia intelectual que va de Euclides a Einstein, de Tales a Sigmund Freud. No conozco ciudad más despierta ni más consciente. Aquí vive una docena de las nacionalidades más diversas y media docena larga de confesiones,

haciéndose

recíprocamente

la

guerra,

una

guerra

enconada; conviven en la armonía cínica de la animadversión mutua y los negocios juntos. En ninguna otra parte son los fanáticos más tolerantes, ni los tolerantes más peligrosos, como aquí en Chernopol. En ninguna otra parte es menor la vergüenza y más rara la ingenuidad. Se los digo yo, somos modernos hasta el punto de estar viviendo ya en el futuro. Pues allí donde a un mundo en el que todo es escarnio sólo podemos oponerle nuestra propia existencia reducida a escarnio, impera al fin y al cabo, una despreocupación que hace se desleal a todo, salvo a uno mismo. Un presente que niega pasado y futuro, pero consagrado incondicionalmente al aquí y ahora. Y eso es más de lo que ustedes llamarían amor fati.13

Algunas escenografías se repiten y otras desaparecen, e igualmente esto sucede con algunos personajes y con ciertos dramas políticos y de otra índole, sin embargo, el telón de fondo en esos teatros del mundo habsbúrgico llamados Kakania o Chernopol, es el mismo: un ocaso entreverado de realidad y ficción, de júbilo y melancolía, de luz y sombra, de positividad y negatividad, tal y como nos lo dice Claudio Magris: La ambivalencia del crepúsculo, suspendido entre el preludio del día y de la noche, marca la atmósfera del imperio de los Habsburgo y de su 13

Gregor von Rezzori, ―Un armiño en Chernopol. Una novela magrebina‖, en Gregor von Rezzori, La gran trilogía. Un armiño en Chernopol, Memorias de un antisemita, Flores en la nieve, Anagrama, Barcelona, 2009, pp. 33-34 (traducciones de Daniel Najmías, Juan Villoro y Joan Parra Contreras, e introducción de Claudio Magris).

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ocaso vivido como una aurora… La cultura nacida de aquel crepúsculo ha permitido comprender, quizá como ninguna otra, el mundo surgido después de ese crepúsculo: se trataba de la palabra de un mundo por venir, que aún no ha transcurrido del todo… Pero el futuro que esa cultura presagiaba era el fin de toda una civilización, no sólo austríaca sino europea, era la indefectibilidad de la despedida: de un orden de valores, de una totalidad unitaria capaz de superar y abarcar la multiplicidad de la existencia, de un sentido inmanente a los fragmentos dispersos del acontecer de la verdadera vida. El futuro que aquella cultura anunciaba, sin mecerse en las ilusiones de su pasado, era nuestro exilio, nuestro invierno, nuestra condición de hombres que dudan de tener un futuro.14

A continuación, esbozaré la historia de este ocaso cincelado por la ironía.

Historia, ocaso y dialéctica: el imperio bicéfalo En una alianza militar tan oportunista como eficaz, Prusia y Austria obtuvieron una contundente victoria sobre Dinamarca, cuya pérdida de territorios estratégicos, fue sólo una escala en la búsqueda de la supremacía alemana, y posteriormente, europea, por parte de las dos potencias mencionadas. Las ambiciones imperiales tanto de Prusia como de Austria se revelarían en todo su esplendor en poco tiempo, y en abril de 1866, Prusia aliada con Italia le declaró la guerra al Imperio Austríaco. A pesar de la exitosa resistencia inicial por parte de Austria, coronada por el triunfo en Custozza, y de una férrea defensa de Bohemia, la victoria ítaloprusiana terminó por consumarse. En junio de 1867, es decir, a poco más de un año de iniciadas las hostilidades, Francisco José I, en un esfuerzo desesperado por insuflar vida a un imperio cuya agonía y humillación encontraban su más acabada expresión en la bancarrota económica y en un ejército diezmado y desmoralizado, estableció el Ausgleich: el compromiso que sellaba la alianza del Imperio Habsbúrgico con la nobleza feudal húngara, la más beligerante de toda

14

Claudio Magris, ―La herrumbe‖, pp. 37-38.

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Europa, y de este modo, literalmente de las cenizas aún humeantes de la Austria Habsbúrgica nació el Imperio austro-húngaro. El pragmatismo que convirtió en Rey de Hungría a Francisco José I, y sus posteriores acuerdos con la propia Prusia, otorgaron estabilidad política al Imperio que encabezaba, pero esta jamás se tradujo en un sentido identitario colectivo, y por el contrario, engendró la célebre burocracia imperial austro-húngara. Sin embargo, debe señalarse que: el problema de las minorías disidentes se planteaba en ese mismo periodo a otras potencias europeas. Existía la cuestión irlandesa en Gran Bretaña, la minoría polaca en el Imperio alemán, la situación de los judíos en toda Europa. Austria-Hungría no era más que el caso extremo. La clave de dicha situación radica en la desorientación ideológica que afectaba a todo el Imperio… En este caso podemos hablar de una confusión de valores endémica, derivada de la inexistencia de un modelo de Estado coherente. Los territorios Habsburgo habían extraído tradicionalmente sus señas de identidad –en su calidad de bastión contra herejes e infieles- de la fidelidad católica y dinástica. Dichos pilares, como la economía rural en la que se basaba tradicionalmente el Estado Habsburgo, tenían un carácter esencialmente medieval. Como los dos movimientos intelectuales decisivos de la Europa moderna, la Reforma y la Ilustración, había dejado intacto al Imperio de los Habsburgo, se llegó a la situación de un Estado multinacional basado en principios anacrónicos sobreviviendo en un siglo fundamentalmente hostil a ellos.15

¿Cómo es que un Estado, de la naturaleza descrita por Timms, es decir, viciado de origen y anquilosado en todas sus ramificaciones, pudiera subsistir por

15

Edward Timms, op. cit., p. 27. Timms agrega sobre el paradigmático caso austro-húngaro: ―La crisis de identidad era tan aguda que la mitad austríaca de la Monarquía ni siquiera tenía un nombre oficial, sino que era constitucionalmente reconocida como ‗los reinos y los territorios representados en el Reichsrat‘. La palabra Austria se utilizaba de ordinario para designar no las provincias de la moderna República, sino una enorme extensión de terreno que abarcaba desde los ghettos de Galitzia hasta los minaretes de Sarajevo‖, p. 27.

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tanto tiempo? Permítaseme ofrecer una idea de Max Horkheimer, a manera de respuesta: Un orden social anticuado y deteriorado cumple, aún a costa de sufrimientos innecesarios, las funciones de mantener y renovar la vida de la humanidad en un determinado nivel. Su existencia es mala porque técnicamente sería posible una mejor; es buena porque representa la forma real de la actividad humana e incluye también los elementos de un futuro mejor. De este estado de cosas dialéctico surge el que, por una parte, en un periodo semejante la lucha contra lo existente parezca al mismo tiempo una lucha contra lo necesario y lo útil; por otra parte, el trabajo positivo dentro del marco de lo existente es también cooperación positiva en la persistencia del orden injusto. Puesto que la mala sociedad, aunque mala, se ocupa de los asuntos de la humanidad, quien amenaza su existencia trabaja también contra la humanidad: su amigo aparece como su enemigo. En la realidad no se puede separar el lado bueno del malo, y por ello la lucha contra lo ya superado tiene que parecer lucha contra lo necesario… Las relaciones están tan imbricadas.16

Toda realidad humana es dialéctica, la positividad coexiste con la negatividad y dichas partes forman una totalidad imbricada. De esto se deriva la insuficiencia de ciertas descripciones del mundo austro-húngaro: el énfasis de sus autores al fijar la mirada sólo en un rostro del imperio, en el de su positividad condensada en una producción intelectual artística y científica sin parangón en el siglo XX, les impide observar el otro rostro, el de una negatividad cuyos rasgos más evidentes son los irresolubles dilemas raciales e identitarios de sus habitantes; esa encarnación máxima del absurdo que fue la burocracia imperial y real; su desprecio y violencia contra toda manifestación intelectual significativa y su infatigable amor por la guerra. No debemos olvidar que el Imperio austro-

16

Max Horkheimer, Ocaso, Anthropos, Barcelona, 1986, pp. 41-42 (traducción y prólogo de José M. Ortega).

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húngaro fue bicéfalo en la más cabal acepción del término. Me parece pertinente, seguir ahondando en las ideas de Horkheimer. Aunque escritos entre 1926 y 1931, y calificados por el propio Horkheimer como anticuados para la época en que vieron la luz en forma de libro, los aforismos filosóficos que constituyen Ocaso, son en mi opinión, invaluables para entender esa profunda y radical crisis europea cuya primera gran eclosión tuvo lugar en 1914, con el estallido de la Gran Guerra, conflagración que, posteriormente, a causa del cataclismo bélico producido por el nazismo, o mejor dicho, por la continuidad y radicalización de las condiciones que habían engendrado y tensado al máximo la totalidad de los elementos constitutivos del entramado social de Europa, tendría que ser rebautizada como la Primera Guerra Mundial, misma que, como afirma Joseph Roth, al hacer un balance de sus consecuencias para Austria-Hungría, fue mundial ―no precisamente porque tuvo lugar en todo el mundo, sino porque, como consecuencia de ella, todos nosotros perdimos un mundo: nuestro mundo‖.17 Ocaso comienza con una idea acerca del íntimo nexo entre la decadencia y la resistencia de los orquestadores de tal estado de cosas, a cualquier cambio, es decir, a cualquier expresión política, artística o científica que cuestione la inercia, y en este sentido, Horkheimer escribe: ―cuanto más incierta es la suerte de las ideologías necesarias, más terribles son los medios con los que hay que defenderlas. El grado de celo y de terror con que son defendidos los ídolos vacilantes, muestra hasta qué punto ha avanzado ya el ocaso‖. 18 La reacción bélica austrohúngara y las consecuencias de esta, fueron pues, inversamente proporcionales al grado de decadencia que había alcanzado el imperio bicéfalo. Que el mundo austro-húngaro no sería eterno, lo anticipó la muerte del longevo emperador Francisco José I, en 1916, en pleno desarrollo de la Gran Guerra. Sin embargo, es su otra muerte, su muerte lenta y gradual, su lejanía real 17

Joseph Roth, La cripta, p. 51.

18

Max Horkheimer, op. cit., p. 17.

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y simbólica, su anquilosamiento e invisibilidad, aquella que le inspiro a Karl Kraus el célebre poema ―Franz Josef‖, la que ilustra de mejor modo el futuro fin del Imperio: ¿Cómo fue? ¿Era tonto? ¿Inteligente? ¿Qué sentía? ¿Le ha alegrado realmente? ¿Era un cuerpo? ¿O uniforme solamente? ¿Era un alma en los hábitos de Estado? ¿Era el molde del país o el moldeado? ¿Quién le conoció de los que le han tratado? ¿Era cara lo que tuvo o barba era? ¿De qué cuando salió, de qué manera? ¿Nada se le ahorró sino un alma que lo fuera? ¿Fue una figura o sólo una pintura? ¿Fue tan cruel como de viejo dulzura? ¿Contó cautivos como al cazar captura? ¿Se lo jugó al azar o sopesó sesudo? ¿Se hizo sufrir él o sólo al mundo pudo? ¿Quiso acción o sólo el puro acto desnudo? ¿Quiso guerra? ¿O sólo por ser precisos soldados, y de ellos chalecos lisos por el botón? ¿Tuvo al menos visos de amor y muerte y dolor de humanidad?

389


Nunca selló con mayor fuerza una edad que ésa el rostro de la impersonalidad.19

A manera de síntesis: la matemática de las soluciones singulares ¿En qué sentido he empleado la literatura como fuente histórica en este ensayo? ¿Y bajo qué criterio he vinculado la visión de Musil acerca de la decadencia del Imperio austro-húngaro con las de otros autores? Intentado formular una respuesta a este par de interrogantes, es como cerraré este escrito. Coincido con Michel de Certeau,20 en el sentido de que la literatura posee una logicidad en el campo de la historia equiparable a la que se le reconoce a las matemáticas en el ámbito de las ciencias exactas. Y en este sentido, el que Musil, como nos lo recuerda Italo Calvino, advirtiera la inoperancia de leyes generales tanto en la vida cotidiana como en el propio terreno de las matemáticas,21 nos posibilita avanzar en la comprensión de la singularidad del proyecto teórico musiliano, y sobre éste, Calvino escribe: Si la escritura de Gadda se define por esta tensión entre exactitud racional y deformación frenética como componentes fundamentales de todo proceso cognoscitivo, en los mismos años otro escritor de formación técnico-científica y filosófica, también ingeniero, Robert Musil, expresaba la tensión entre exactitud matemática y aproximación a los acontecimientos humanos, mediante una escritura totalmente distinta: fluida, irónica, controlada. Una matemática de las soluciones singulares: éste era el sueño de Musil.22

19

Karl Kraus, ―Franz Josef‖, en Karl Kraus, Escritos, Visor, Madrid, 1990, p. 153 (edición de José Luis Arántegui). 20

Michel de Certeau, Historia y psicoanálisis, UIA, México, 2003, pp. 41-42 (traducción de Alfonso Mendiola). 21

Italo Calvino, Seis propuestas para el próximo milenio, Siruela, Madrid, 2005, p. 75 (traducción de Aurora Bernárdez y César Palma. Nota preliminar de Esther Calvino). Véase Robert Musil, El hombre, capítulo 83, pp. 365-371. 22

Italo Calvino, op. cit., p. 112, las cursivas son nuestras. Al realizar este contraste, Calvino tiene en mente una obra en particular de ese gran escritor italiano, que fue Carlo Emilio Gadda: El

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Calvino no sólo acierta en el uso de la analogía como medio para resaltar la diferencia entre Robert Musil y Carlo Emilio Gadda, sino que además, coincide con la propia visión musiliana acerca de cómo orientar una crítica verdaderamente significativa: El procedimiento practicado por la mayoría de la crítica consiste en agrupar obras en torno a su autor, y autores en torno a alguna corriente de época. Proviene de la historia. Y hoy proporciona poco más que la insubstancial satisfacción de aparentes sistemas causales. Una mejor manera de contemplar la literatura sería no sintetizarlo todo en función de lo que ya existe de todas formas aunque no se haga, sino desplegar unas junto a otras tan sistemáticamente como fuera posible las singularidades –aquello en lo que el autor no se repita diez veces, ni la época mil-. Se obtendría como perfil la curva límite de nuestros sentimientos e ideas, la línea de conexión de los puntos finales de todos los caminos, donde se cortan frente a los que aún no se han dado. De esa forma habría desplazamientos en diversas escalas de rangos, y me parece que en conjunto se alcanzaría el único modo de observación cuya sistemática es verdaderamente instrumento de una voluntad de progreso.23

En este mismo sentido, el propio Musil nos dice que ―toda comparación es un análisis involuntario. Y se comprende un fenómeno cuando se reconoce cómo surge o se compone, qué vínculos y qué parentesco guarda con otros. Naturalmente, se puede decir que toda comparación es una síntesis, y también todo acto de comprensión‖.24

zafarrancho aquél de vía Merulana, Seix Barral, México, 1985 (traducción de Juan Ramón Masoliver). 23

Robert Musil, ―Sobre los dos relatos de Robert Musil ‗Vereinigungen‘ y sobre la crítica [1911-1912]‖, en Robert Musil, Ensayos y conferencias, Visor, Madrid, 1992, p. 322 (traducción de José Luis Arántegui). 24

Robert Musil, ―Análisis y síntesis [15 de noviembre de 1913]‖, en Robert Musil, Ensayos y conferencias, Visor, Madrid, 1992, p. 45 (traducción de José Luis Arántegui).

391


Una constante reflexión teórica acerca de la literatura y la congruente aplicación de dicho principio se encuentra en la obra literaria musiliana, y este hecho, establece una relación entre Robert Musil y el padre del romanticismo alemán Friedrich Schlegel, para quien, toda novela debía contener una teoría de la novela. En ese sentido, El hombre sin atributos cumple cabalmente con tal axioma, pero en un sentido específico: dicha novela contiene una teoría de la historiografía.25 Aunado a esto, existe una diferencia sustantiva en torno al objetivo último del proyecto romántico: mientras que Schlegel concibió a la teoría como un medio para retornar al ―caos del mundo caballeresco‖26, Musil en cambio, la utilizó para fundar un nuevo tipo de razón.27 Sin embargo, la crítica romántica perfectamente podría fungir como un punto de partida, en un estudio de más largo aliento, para discutir los límites de la racionalidad que inauguró la Ilustración, bajo la consigna de disociar arte y ciencia, intelecto y sentimiento, razón y ética.28 En síntesis: basándome en las divisas teóricas de Michel de Certeau y del propio Musil, es como he establecido afinidades intelectuales entre diversos planteamientos que versan sobre el ocaso del mundo austro-húngaro: tema nodal y omnipresente en ―esa vasta y extraña meditación de Robert Musil sobre la decadencia de los valores occidentales, El hombre sin atributos‖.29

25

Véase a título de ejemplo: Robert Musil, El hombre, capítulo 83, pp. 365-371.

26

Friedrich Schlegel, Conversación sobre la poesía, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2005, p. 84 (traducción, prólogo y notas de Laura S. Carugati y Sandra Giron). 27

―Un tipo de razón que renunciara a aprovechar conocimientos totalmente verificados, y esto significa aquellos con los que se lamina hierro, se vuela por el aire o es posible conseguir alimentos, pero que se esforzase por encontrar y sistematizar otros capaces de darle al sentimiento rumbos nuevos y osados, aun cuando siguieran siendo meramente plausibles, una razón para la que el pensamiento, en fin, sólo estuviera ahí para dotar de andamiaje intelectual a alguna forma aún desconocida de ser hombre‖, Robert Musil, ―Lo espiritual, el modernismo y la metafísica [Febrero de 1912]‖, en Robert Musil, Ensayos, p. 25. 28

En esta temática, también se podría vincular a Robert Musil con otro proyecto crítico: Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos, Trotta, Madrid, 1994 (traducción de Juan José Sánchez). Acerca de la crítica elaborada por Robert Musil, véase: Ensayos, ―La Europa desamparada o un viaje por las ramas [1922]‖, pp. 109-124. 29

George Steiner, Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano, Gedisa, Barcelona, 2003, p. 118. (traducción de Miguel Ultorio).

392


Bibliografía Calvino, Italo, Seis propuestas para el próximo milenio, Siruela, Madrid, 2005 (traducción de Aurora Bernárdez y César Palma. Nota preliminar de Esther Calvino). Casals, Josep, Afinidades vienesas. Sujeto, lenguaje, arte, Anagrama, Barcelona, 2003. Certeau, Michel de, Historia y psicoanálisis, UIA, México, 2003 (traducción de Alfonso Mendiola). Dahan-Gaida, Laurence, Musil. Saber y ficción, Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 2007 (traducción de Alejandrina Falcon). Doderer, Heimito von, Los Demonios. Según la crónica del jefe de sección Geyrenhoff, Acantilado, Barcelona, 2009 (traducción de Roberto Bravo de la Varga y presentación de Martin Mosebach). Gadda, Carlo Emilio, El zafarrancho aquél de vía Merulana, Seix Barral, México, 1985 (traducción de Juan Ramón Masoliver). Hasek, Jaroslaw, Las aventuras del buen soldado Schveik durante la guerra mundial, CNCA, México, 1992 (traducción de Rubén Martí. Prólogo y revisión de la traducción de Sergio Pitol). Horkheimer, Max, Ocaso, Anthropos, Barcelona, 1986 (traducción y prólogo de José M. Ortega). Horkheimer, Max y Theodor W. Adorno, Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos, Trotta, Madrid, 1994 (traducción de Juan José Sánchez). Kraus, Karl, Últimos días de la humanidad: tragedia en cinco actos, Tusquets, Barcelona, 1991 (traducción, prólogo y epílogo de Adan Kovacsics).

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___, ―Franz Josef‖, en Karl Kraus, Escritos, Visor, Madrid, 1990 (edición de José Luis Arántegui). Kusniewicz, Andrzej, El rey de las dos sicilias, Anagrama, Barcelona, 2009 (traducción de Bozena Zaboklicka). ___, La lección de lengua muerta, Anagrama, Barcelona, 1984 (traducción de Bozena Zaboklicka). Magris, Claudio, ―La herrumbe de los signos: Hofmannsthal y la Carta de Lord Chandos‖, en Hugo von Hofmannsthal, Carta de Lord Chandos seguida de La herrumbe de los signos: Hofmannsthal y la Carta de Lord Chandos, Alianza Editorial, Madrid, 2008 (traducción de Antón Dieterich y Pilar Stelrich Arce). ___, El mito habsbúrgico en la literatura austríaca moderna, UNAM, México, 1998 (traducción de Guillermo Fernández y prólogo de Michael Rössner). Muñoz, Jacobo, ―Los protocolos de un sismógrafo‖, en Robert Musil, Diarios, DeBolsillo, Madrid, 2004, volumen 1 (traducción de Elisa Renau Piqueras y edición de Adolf Frise. Prólogo de Jacobo Muñoz. 2 volúmenes). Musil, Robert, ―Sobre la estupidez‖, en Robert Musil y Johann Eduard Erdmann, Musil/Erdmann. Sobre la estupidez, Abada Editores, Madrid, 2007 (traducción de Francisco de Lara López y prólogo e introducción de Roland Breeur). ___, El hombre sin atributos, Seix Barral, Barcelona, 2004 (traducción de José M. Saénz, Feliu Formosa y Pedro Madrigal. Edición definitiva. 2 volúmenes). ___, ―La Europa desamparada o un viaje por las ramas [1922]‖, Ensayos y conferencias, Visor, Madrid, 1992, pp. 109-124 (traducción de José Luis Arántegui).

394


___, ―Sobre los dos relatos de Robert Musil ‗Vereinigungen‘ y sobre la crítica [1911-1912]‖, Ensayos y conferencias, Visor, Madrid, 1992, p. 322 (traducción de José Luis Arántegui). Pérez Gay, José María, El imperio perdido, Ediciones Cal y Arena, México, 2006. Rezzori, Gregor von, ―Un armiño en Chernopol. Una novela magrebina‖, en Gregor von Rezzori, La gran trilogía. Un armiño en Chernopol, Memorias de un antisemita, Flores en la nieve, Anagrama, Barcelona, 2009 (traducciones de Daniel Najmías, Juan Villoro y Joan Parra Contreras, e introducción de Claudio Magris). Sebald, W. G., Patria pútrida. Ensayos sobre literatura, Anagrama, Barcelona, 2005 (traducción de Miguel Sáenz). Schlegel, Friedrich, Conversación sobre la poesía, Editorial Biblos, Buenos Aires, 2005 (traducción, prólogo y notas de Laura S. Carugati y Sandra Giron). Steiner, George, ―Wien, wien, nur du allein (1979, sobre Weber y Viena)‖, en George Steiner, George Steiner en The NewYorker, FCE/Siruela, México, 2009 (edición e introducción de Robert Boyers). ___, Lenguaje y silencio. Ensayos sobre la literatura, el lenguaje y lo inhumano, Gedisa, Barcelona, 2003 (traducción de Miguel Ultorio). Roth, Joseph, La marcha de Radetzky, Edhasa, Barcelona, 2008 (traducción de Arturo Quintana). ___, La cripta de los capuchinos, Acantilado, Barcelona, 2005 (traducción de Jesús Pardo). Timms, Edward, Karl Kraus, satírico y apocalíptico. Cultura y catástrofe en la Viena de los Habsburgo, Visor, Madrid, 1990 (traducción de Jesús Pérez Martín).

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Las múltiples mudanzas sociales en la perspectiva de género durante la primera mitad del siglo XX: el caso de Veneranda Bátiz1 Rigoberto Rodríguez Benítez/ Mario César Islas Flores Facultad de Historia, UAS/Doctorado en Historiografía, UAM

Introducción En 1910, año en que dio comienzo la Revolución mexicana, la sinaloense Veneranda Bátiz (20 de enero de 1889-6 de enero de 1986) coronaba su brillante paso por la carrera de Farmacia en el Colegio Rosales, y con ello se convertía en la primera mujer en obtener un grado académico de nivel licenciatura en dicha institución. El Colegio Rosales, es necesario apuntarlo, era el fruto de las preocupaciones de los liberales sinaloenses encabezados por el licenciado Eustaquio Buelna, que en el último tercio del siglo XIX, específicamente en el año de 1873, cristalizaron el sueño de ofrecer a la juventud sinaloense un espacio educativo de vocación laica y científica, en el que simultáneamente se formaran los profesionistas y ciudadanos que el país y muy especialmente Sinaloa requerían. Formada como farmacéutica y respaldada por su excelente historial académico como estudiante, Veneranda Bátiz nuevamente rompió inercias al incorporarse como docente en la institución rosalina, ya para entonces autónoma y rebautizada como Universidad de Occidente, según estaba estipulado en el decreto número 47 expedido por el Congreso del Estado de Sinaloa, el día 9 de mayo de 1918.

1

Agradecemos a Karla Verónica López Ley y a Brianda Lizbeth Tamez Leyva el apoyo en este proyecto de investigación.

397


En su magisterio, Veneranda Bátiz también dejó constancia de su inteligencia y vocación educadora al formar alumnos que posteriormente desempeñarían papeles relevantes tanto en el ámbito profesional como en la propia institución rosalina, baste citar por ahora como ejemplo, el caso del farmacéutico Amado Blancarte, quien llegaría a ocupar la rectoría de la Universidad de Sinaloa. Durante la administración del gobernador Manuel Páez (1933-1936), quien también contaba con la formación académica de farmacéutico y había sido compañero de estudios de Veneranda Bátiz, se impulsó el proyecto educativo socialista del presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940). Fue entonces cuando se ordenó el cierre de todas las iglesias en el estado de Sinaloa y además, se envió un documento que debía ser firmado por los catedráticos y las autoridades universitarias avalando tal acción, la maestra Veneranda Bátiz se negó a firmar y renunció a su cátedra, pues debido a su profunda religiosidad le era imposible apoyar tal iniciativa. Durante algún tiempo, Veneranda compartió la academia y la práctica de la farmacia. Siendo docente de su especialidad funda la ―Botica del Refugio‖, el 1 de septiembre de 1931, en la capital sinaloense. Tras su renuncia al Colegio Rosales se dedicará por completo a esta empresa. Llenaba así, vocación científica y espíritu de servicio, y aseguraba una fuente de ingreso familiar. Esta acción significó también un desafío a la tradición que situaba la actuación de la mujer exclusivamente en la esfera del hogar. Esta concepción tradicional no únicamente era reivindicada por varones, sino también por algunas mujeres que consideraban que la mujer debía realizarse tan sólo como esposa y madre. Tendremos oportunidad de constatar este hecho cuando revisemos algunos escritos ensayísticos y literarios elaborados por féminas sinaloenses, publicados en la revista Bohemia Sinaloense. El hecho de que Veneranda Bátiz desarrollara su faceta como estudiante y profesionista, no le impidió formar un hogar y llegar a convertirse en el pilar de su familia a causa del temprano fallecimiento de su esposo el ingeniero Enrique Peña 398


Alcalde. También en el ámbito familiar, al igual que en el ejercicio de su profesión, existen testimonios que ilustran su inteligencia, calidez humana y su filantropía. La historia de Veneranda Bátiz como la de cualquier otra persona se inscribe dentro de un contexto social. La apropiación creativa de la cultura dota a la persona de su singularidad. La articulación entre vida y época, encuentra su parangón en la articulación de texto y contexto, pues, así como las obras únicamente son verdaderamente legibles cuando se les observa bajo la óptica de la historicidad, la vida humana encuentra sentido sólo en el marco de las diferentes instancias que fundan el mundo social. Esta premisa teórica aunada a la fundamental herramienta de la historia oral, constituirán el prisma a través del cual analizaremos el aporte de Veneranda Bátiz en la transformación de los roles femeninos en el Sinaloa del siglo pasado.2 En congruencia con nuestra perspectiva teórica, debemos apuntar lo siguiente: las transformaciones históricas no únicamente son perceptibles a través de hechos armados y cambios políticos, sino también, mediante la observación de los cambios cualitativos en el orden de la cultura, como es el caso de la paulatina emancipación de las mujeres mexicanas, proceso que las llevó del anonimato y la marginación a los contextos académicos y laborales. En esta ruptura del orden tradicional decimonónico, se inscribe el caso de Veneranda Bátiz, pero, su destacada labor educadora y social dentro de la sociedad culiacanense, es

2

Es necesario señalar, que los autores en distintas oportunidades hemos presentado avances de este trabajo y como el propio título de dichos avances lo sugieren, le concedimos peso a diferentes aspectos que intentamos integrar en esta versión final: “Hermenéutica, contexto y oralidad: Veneranda Bátiz, primera farmacéutica del Colegio Rosales, 1910”, ponencia presentada en el ―XXV Congreso Internacional de Historia Regional. Identidad Nacional y Revoluciones en México‖, organizado por la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales y la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, del 3 al 5 de diciembre de 2009; “Desbrozando el camino profesional a las mujeres sinaloenses: Veneranda Bátiz, primera farmacéutica del Colegio Rosales, 1910”, ponencia presentada en el ―VI Encuentro de Historiadores de Sinaloa. Conmemorando 200 años de vida independiente y 100 años de la Revolución mexicana‖, organizado por la Academia de Historiadores de Sinaloa, A. C., los días 24 y 25 de septiembre de 2010; “Veneranda Bátiz y la reconfiguración de los roles femeninos en el Sinaloa del siglo XX”, ponencia presentada en el ―XXVI Congreso Internacional de Historia Regional. Transformaciones económicas, políticas y sociales en los siglos XIX-XX‖, organizado por la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, del 17 al 20 de noviembre de 2010.

399


también, un factor de cambio. Será este doble movimiento el que trataremos de articular y explicar. Por lo anteriormente

expuesto,

consideramos

imprescindible

situar

inicialmente esta historia en el marco de una discusión historiográfica que nos permita comprender el significado de las luchas que llevaron a las mujeres de la invisibilidad al protagonismo en México. El énfasis en esta historia lo tendrá la incorporación de la mujer a las instituciones educativas y muy especialmente, la institucionalización académica de la Farmacia, por ser esta, el área en la que se formó Veneranda Bátiz. Nuestra intención es vincular este proceso con las distintas facetas de Veneranda Bátiz como estudiante, docente, profesionista con una marcada vocación humanista y soporte central de una familia. Es necesario apuntar que así como la historia de Veneranda Bátiz es indisociable del contexto de más largo aliento que inicialmente expondremos, también está íntimamente relacionada con un contexto más privado y específico que es el familiar, pues, se advierte una marcada vocación de la familia Bátiz Paredes por el estudio y la política, ó más exactamente, de una tradición política al servicio de la educación, como intentaremos ilustrar a continuación. Don Enrique Peña Alcalde, esposo de Veneranda Bátiz, fue regidor del Cabildo de Culiacán en varias ocasiones y en el ámbito educativo, llegó a ocupar la Vicerrectoría de la Universidad de Occidente, en donde se le recuerda por su irrestricta defensa de la autonomía universitaria. Por otra parte, Juan de Dios al igual que su hermana Veneranda fue estudiante y maestro en la institución rosalina y, además, ocupó relevantes cargos tanto en el gobierno de Sinaloa como en el federal, siendo su máxima obra la fundación del Instituto Politécnico Nacional. Jorge Guillermo fue integrante del Cabildo y presidente municipal de Culiacán. Además, también realizó un significativo aporte en el terreno educativo, pues, impulsó la transformación de la Escuela Industrial en una escuela 400


prevocacional del Instituto Politécnico Nacional, en la ciudad de Culiacán, en el año de 1939. Dicha institución es el antecedente histórico del actual Instituto Tecnológico de Culiacán. Finalmente, resaltaremos un elemento que en modo alguno es menor y que a nuestro parecer es también constitutivo de esta historia, nos referimos al legado familiar de Veneranda Bátiz, pues así como la familia Bátiz Paredes nos posibilita comprender de mejor modo la vida de Veneranda, la familia que ella formó con Enrique Peña Alcalde es la obra que nos permitirá también acceder a un más profundo y cabal conocimiento de las diversas facetas de Veneranda. Enseguida, esbozaremos muy brevemente la trayectoria de la familia Peña Bátiz. María del Refugio y Héctor siguieron los pasos académicos de doña Veneranda, y se especializaron en química farmacéutica. Con el tiempo, ambos al igual que su hermana Isabel, apoyarían a su señora madre en la ―Botica del Refugio‖. Además, Héctor al igual que sus tíos Juan de Dios y Jorge Guillermo y que sus propios padres, estuvo vinculado a proyectos educativos, a tal grado, que jugó un papel fundamental en la fundación de una institución académica privada en la ciudad de Culiacán. Fernando y Jaime Peña Bátiz, por su parte, incursionaron también en el área farmacéutica, fundando junto con su hermano Enrique y otros inversionistas ―Laboratorios Orabá, S. A.‖, en la ciudad de Culiacán. Enrique Peña Bátiz, otro de los vástagos de Veneranda, tendría también, como su padre y sus tíos una activa participación política, particularmente al interior del Partido Revolucionario Institucional, encabezando una corriente renovadora de dicha organización política en el ámbito sinaloense. Con la fundación de la Asociación Política Francisco I. Madero, popularmente conocida como FIM, Enrique tendría una participación decisiva en la cristalización de la autonomía de la Universidad de Sinaloa. Enrique Peña Bátiz también tuvo relación con la fundación de instituciones, en su caso, con una de corte deportivo: la Liga de Beisbol de la Costa del Pacífico. Por último, cabe agregar que aunada a esta 401


intensa actividad política y en pos de la educación y del deporte, los y las hermanas Peña Bátiz incursionaron exitosamente en el mundo de los negocios, como se ilustrará posteriormente. Veneranda Bátiz y Enrique Peña Alcalde, fueron herederos de nobles sentimientos y de un carácter firme. Don Joaquín Peña Montoya, tío abuelo de Enrique, fue homenajeado a la hora de su deceso, por el no menos insigne Eustaquio Buelna, como un ciudadano altruista y patriota.3 Y en su abuela Isabel Palazuelos, Veneranda tendría un ejemplo de fortaleza y tesón, cualidades que a ella misma le serían reconocidas a lo largo de toda su vida.4 La irrupción de Veneranda Bátiz como protagonista en los campos de la educación, la empresa, el altruismo y la familia, tuvo que vencer obstáculos arraigados en las mentes y las conductas de los sinaloenses. La discriminación y la exclusión de la mujer formaban parte de la cotidianidad desde los siglos coloniales, pero desde fines del siglo XIX se inició lentamente la configuración de un nuevo ambiente social para las féminas. Las de mayores recursos encontraron oportunidades en las áreas de la educación y la salud, extensiones de roles ya desempeñados en sus hogares, y las pobres del campo y la ciudad se desempeñaban en trabajos manuales, duros y mal pagados. Con el transcurso del tiempo se multiplicarían las oportunidades para ellas en escuelas, hospitales y farmacias, a la vez incursionaban en las letras y la política. Veneranda le dio

3

Con motivo del fallecimiento de Joaquín Peña Montoya, el 7 de julio de 1875, el licenciado Eustaquio Buelna escribió en el Periódico Oficial del Estado de Sinaloa (en adelante POES): ―Poseía un corazón de oro; él era la providencia de muchas familias pobres, el recurso de muchos necesitados y el protector de muchos de sus parientes, no siendo de aquellos ricos que mantienen el dinero ocioso en el fondo de sus arcas. Hombre patriota y amigo del orden, no dudo en ocurrir oportunamente con auxilios pecuniarios a las necesidades del gobierno del estado en épocas azarosas‖, Héctor Peña Bátiz, Nuestras raíces, Edición de autor, Culiacán, 1999, p. 19. 4

Héctor Peña Bátiz consigna en su libro un relato que da cuenta del fuerte carácter de doña Isabel: ―Contaba mi madre, que su abuela Isabel era muy bonita. Le platicó que al quedar viuda por segunda vez, y habiendo corrido la fama de su belleza, se presentó un jinete en ‗su caballo alazán y su silla plateada‘ y le preguntó si era Isabel Palazuelos. Al recibir su respuesta afirmativa, él le dijo ‗¡vengo a casarme contigo!‘ Ella pregunta el nombre a tan osado galán. Al recibir la respuesta, sacó unas cuentas con los dedos de su mano, al parecer estableciendo alguna relación entre el nombre del sujeto y la posibilidad de vida del mismo y le respondió: ‗no, porque te vas a morir primero y yo ya estoy cansada de enterrar maridos‖, op. cit., p. 31.

402


puntual seguimiento a estos desarrollos novedosos. Algún día los utilizaría para contribuir al empoderamiento de la mujer.

De la invisibilidad al protagonismo: la mujer mexicana en los siglos XIX y XX Nacida al seno de una familia cercana al poder cañedista –Francisca Bátiz, la primera dama estatal, era su tía- y habiendo disfrutado su primera juventud en convivencia con la élite porfirista de la capital sinaloense, Veneranda Bátiz experimentará con dignidad el tránsito del Porfiriato a la reconstrucción nacional, al término de la Revolución Mexicana. De la herencia familiar, de las tendencias de la época y de sus decisiones personales sacará las fuerzas para educarse, para formar una familia sólida, para incursionar en la enseñanza y en el mundo empresarial, para recorrer el mundo y para ofrecer generosamente su solidaridad a los vecinos del Culiacán rural y luego urbano de buena parte del siglo XX. Así contribuiría a desbrozar el camino para que la mujer sinaloense adquiriera visibilidad y un lugar prominente en espacios que hasta entonces tenía vedados. Enseguida, realizaremos un recorrido retrospectivo por ese duro de camino por el que hubieron de transitar las féminas mexicanas durante el siglo decimonónico y hasta bien entrado el siglo pasado, en aras de alcanzar una mayor equidad jurídica, laboral y educativa. Julia Tuñón nos dice que a pesar de las irreconciliables posturas entre las distintas facciones políticas durante el siglo XIX, todas coincidían plenamente en un punto: El lugar considerado propio para las mujeres en el México decimonónico fue el hogar: entre yorkinos y escoceses, federalistas y centralistas, liberales y conservadores, las mujeres se dedicaron a mantener el ámbito privado en paz y en orden, a preservar el mundo de la reproducción: tuvieron hijos y fueron madres ejemplares de los soldados que murieron en las batallas, de los obreros que empezaron a trabajar en las fábricas, de los campesinos que continuaron laborando el campo y de los líderes y caudillos de una época de guerra constante. Su papel

403


era preciso: mantener el ámbito del reposo del guerrero, tanto de la guerra militar como de la fabril o empresarial: eran fundamentales para la reproducción de las fuerzas y de la mano de obra.

5

Ésta concepción decimonónica sobre la mujer hundía sus raíces en la visión novohispana, es decir, en este paradigma del catolicismo que tiene como arquetipo a María y que se materializa en el tránsito que lleva a una mujer de la infancia a los deberes del matrimonio, y por consiguiente, a los roles de esposa y madre. Sin embargo, debemos realizar la siguiente matización: este era el caso de las mujeres afortunadas, pues muchas otras obligadamente tenían que desarrollar su vida en otros espacios, como nos lo recuerda Asunción Lavrin refiriéndose a la época novohispana que, como acabamos de apuntar, continuaba ejerciendo una gran influencia todavía en el siglo XIX: ―El ámbito familiar era femenino por excelencia, pero no exclusivamente, ya que un porcentaje muy importante de mujeres se movía en el ámbito público urbano o rural. Las indias y las castas pobres, las negras libres o esclavas, por necesidad económica eran parte de la calle, el mercado y los caminos rurales‖.6 Por otra parte, como señala Mayra Vidales, ―la legislación de fines del siglo XIX seguía conteniendo una fuerte presencia de la ética católica‖7 y también de la tradición patriarcal, pues: en la elaboración de la legislación y la aplicación de la justicia sólo participaron hombres, lo cual tuvo como consecuencia la prominencia de valores relacionados con la ideología patriarcal que colocaba a las mujeres

en

situación

de

subordinación

y

marginación…

La

administración de justicia como respuesta institucional actuó también 5

Julia Tuñón, Mujeres en México. Recordando una historia, Conaculta, México, 1998, p. 97.

6

Asunción Lavrin, ―Historiografía de la mujer y el género en hispanoamérica colonial. Pasado, presente y futuro‖, en Pilar Pérez Cantó y Elena Postigo Castellanos (Editoras), Autoras y protagonistas. Primer Encuentro entre el Instituto Universitario de Estudios de la Mujer y la New York University en Madrid, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto de la Mujer/Instituto Universitario de Estudios de la Mujer/Universidad Autónoma de Madrid, Madrid, 2000, p. 177. 7

Mayra Lizzete Vidales Quintero, ―La construcción legal del género en Sinaloa y su sentido frente al ejercicio de violencia, 1874-1910‖, Tesis de Doctorado, Universidad Autónoma de Sinaloa/Universidad de Sonora, 2004, p. 194.

404


como instrumento para reforzar el sistema de género vigente. Esto se observa por el peso que tuvieron en las resoluciones judiciales los estereotipos de género y los valores particulares de jueces y abogados.

8

Y cuando las condiciones se volvieron propicias para que la mujer laborara, no se dudó en incorporarla como obrera en la industria de la manufactura, circunscribiendo con ello también en este ámbito, sus posibilidades de trascendencia. Lejos entonces de modificarse la concepción imperante, esta se intensificó al amparo de la participación laboral, pues, por citar un ejemplo, en la ciudad de México ―el 65.4 por ciento de ellas se ocupaban como sirvientas, 21.8 en la industria artesanal (cigarreras, costureras, hilanderas, tejedoras y las estanqueras), 10.3 en servicios de alimentación (atoleras, bodegueras, tortilleras, molenderas) y el resto en actividades varias‖.9 A pesar de lo anterior, durante ciertos momentos del siglo XIX, es observable que el paradigma patriarcal va perdiendo fuerza y en el ámbito jurídico esto se expresa en reformas que tendieron a establecer una situación de mayor equidad: la mayoría de edad para las mujeres se redujo de veinticinco a veintiún años, el derecho de asumir cabal y automáticamente la patria potestad de los hijos por parte madres solteras y viudas, el pleno derecho de adoptar y de fungir como tutoras de infantes, la disminución de los derechos del esposo sobre los bienes de la mujer y el sancionar el asesinato de mujeres por razones de adulterio, fueron algunas

de

estas

significativas

modificaciones

en

el

corpus

jurídico

decimonónico.10 Esas modificaciones tienen su origen en la época liberal, ya que entonces se impulsó un proceso de equidad jurídica y alfabetización sin distingo de género, pues, la divisa que orientaba tales esfuerzos era la formación de ciudadanos. El

8

Ibíd., p. 374.

9

Flora Salazar, Los sirvientes domésticos y sus amos en la ciudad de México en el siglo XIX, ENAH, México, 1987, cuadro 4. 10

Julia Tuñón, op. cit., pp. 102-103.

405


liberalismo fue decisivo en la integración de las mujeres en la vida laboral, académica y jurídica mexicana. Sin embargo, a pesar del loable esfuerzo que significaron las reformas liberales, la iglesia continuó siendo el eje axial que ordenaba la vida cotidiana de casi todas las mujeres y también de la mayoría de los hombres, y en el caso de las féminas, la institución eclesial pugnaba porque estas continuarán desempeñando sus roles tradicionales, en virtud de las cualidades innatas que afirmaba poseían. De la etapa liberal y la oposición que su proyecto encontró en la ideología religiosa en lo referente a la igualdad de las mujeres, podemos concluir que estas, muy lentamente y no con la prontitud que hubiera sido deseable, fueron incorporándose a la vida laboral como profesionistas; primero, en el ámbito educativo como docentes y posteriormente, en áreas dentro del cuidado de la salud. En ambos casos, tácitamente se reconocían las cualidades de las mujeres como pilares fundamentales de la familia. Por otro lado, durante el porfiriato, al amparo de un discurso científico basado en la extrapolación parcial de los postulados darwinistas acerca de la evolución y la sobrevivencia del más apto a la realidad social mexicana, se definió a la mujer en base a criterios estrictamente biológicos, resultando con ello, que la idea consistente en asignarle el sempiterno ―papel‖ de madre abnegada en el hogar, se reforzó. Sin embargo, debemos matizar este hecho, ya que no en todos los casos las restricciones para que la mujer accediera a otros espacios, como el educativo, hundían sus raíces en una tradición que decretaba su inferioridad, Ignacio Borges Rivera, hace referencia a esta circunstancia, pero también destaca otra: ¿Se ignoran las causas de la educación deficiente de la mujer? Seguramente que no; hay muchos padres de familia, que habituados a la censurable indolencia, a las punibles malas costumbres y a la siempre fatal perversión de sentimientos, jamás se preocupan por legar a sus hijos un porvenir grato y honroso… Sucede también que habiendo un

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gran número de padres de familia, cuyos recursos pecuniarios son tan exiguos, que a duras penas bastan a cubrir, no sin grandes sacrificios, las más imperiosas e imprescindibles necesidades de la vida, no pueden fomentar la instrucción de sus hijos.11

Aunada pues, a esa intensificación del concepto tradicional de la mujer que databa de la época novohispana, se encontraba la penuria económica, y es justamente la conjugación de estos elementos la que propicia que durante la dictadura porfirista se dé un proceso contradictorio: a la creciente idealización de la feminidad se agrega la situación de marginalidad de la mujer mexicana, por tal razón, la mayoría de las féminas sufre una contradicción entre su vida real y la idealizada. Las contradicciones sociales señaladas se derivan de la tensa coexistencia de una modernidad económica capitalista y de una economía tradicional cristalizada en trabajos y roles sociales específicos. Debe, sin embargo, también destacarse un rasgo positivo en todo este proceso: la mayor competencia técnica y laboral estuvo acompañada por el surgimiento de instituciones educativas que tenían como objetivo tanto la profesionalización como la especialización técnica. Sobre ellas, es necesario ahondar a continuación. En 1887 se funda la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres, es decir, 31 años después que la Escuela de Artes y Oficios para Varones. De la institución para féminas, Susie S. Porter nos informa que ofreció a partir del primer año de su funcionamiento cursos de bordado a máquina, costura, elaboración de sombreros y flores artificiales. Para 1920, se incluyeron en la oferta educativa: salchichonería, repostería, panadería y conservación de carnes y pescados, y es sólo una década después cuando por vez primera, se da un cambio cualitativo en el plan de estudios, pues, además de la incorporación de los cursos de peluquería, corte y confección, también se contemplaron geografía, civismo e idiomas. Según Porter, 11

Ignacio Borges Rivera, ―Fases de la mujer mexicana y su educación‖, La Convención Radical Obrera, XI, núm. 445, México, 4 de julio de 1897, en Liborio Villalobos Calderón, Las obreras en el porfiriato, Plaza y Valdés, México, 2002, p. 250.

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imperaron en este proyecto ―tanto el paternalismo como los paradigmas de la clase media‖12, que ―mantenían la idea de la debilidad de las mujeres, tanto moral como material‖.13 En el año de 1890 nace la Escuela Normal para Señoritas, institución cuyo fin era capacitar a las futuras maestras del país, y en 1903, le correspondió a la Escuela Mercantil Miguel Lerdo de Tejada. Entre los años de 1886 y 1889 obtienen sus títulos la primera cirujana y dentista.14 También en el área de la salud, específicamente en Farmacia, se abrieron espacios para la participación de las

féminas.

A

continuación,

esbozaremos

brevemente

el

proceso

de

institucionalización académica y de la difícil y lenta incorporación de la mujer en esta disciplina. Hasta 1833, es decir, antes de la reforma educativa impulsada por el Presidente Valentín Gómez Farías, el Protomedicato otorgaba el título de boticario. Con la reforma mencionada se instituyó como obligatorio cursar la materia de Farmacia, para todos aquellos que preparaban los medicamentos – llamados magistrales- en las boticas, y por ende, el título que comenzó a expedirse fue el de Farmacéutico.15 Aunada a la anterior reforma, y con la intención de consolidar los espacios sociales para la práctica profesional de los farmacéuticos, la Academia de Farmacia fue fundada en el año de 1839, por los farmacéuticos José María Vargas, Leopoldo Río de la Loza y José Manuel Lasso de la Vega, de forma conjunta con los médicos José María Bustillos, Gustavo Baz y Manuel Robredo. Esta institución funcionó hasta 1846, año en que publicó la Farmacopea mexicana, 12

Susie S. Porter, Mujeres y trabajo en la Ciudad de México. Condiciones materiales y discursos públicos (1879-1931), El Colegio de Michoacán, México, 2008, p. 263. 13

Ibíd., p. 263.

14

Susana Vidales, ―Ni madres abnegadas, ni adelitas‖, en Crítica de la economía política. Edición latinoamericana. La mujer, trabajo y política, El Caballito, México, núms. 14-15, abril-junio de 1980, p. 246. 15

Nina Hinke, ―Entre arte y ciencia: la farmacia en México a finales del siglo XIX‖, Relaciones, otoño, Vol. 22, núm. 88, El Colegio de Michoacán, Zamora, México, pp. 52-53.

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obra que estipulaba las diversas preparaciones farmacéuticas y naturales, así como los precios de las diferentes sustancias, todo ello, con la finalidad de sistematizar tanto el legado médico antiguo como el de aquella época.16 El esfuerzo editorial de la Academia de Farmacia fue retomado por Alfonso Herrera, quien coordinó los trabajos para la publicación en 1874, de la Nueva farmacopea mexicana. Una década después aparecería la segunda edición de esta obra y fue entonces declarado texto legal para la capital del país y también para algunas entidades federativas.17 Este dilatado proceso de profesionalización académica y de sistematización del saber farmacéutico resulta perceptible en las modificaciones estructurales de los planes de estudios de la carrera de Farmacia en la Escuela de Medicina, ubicada en la capital del país: De 1833 a 1867, el plan de estudios de carrera de farmacia solo contempló la cátedra de farmacia teórico-práctica con duración de dos años y dos años de práctica en una oficina pública de farmacia. A partir de 1867, se establecieron tres materias anuales para la carrera: farmacia teórico-práctica, historia natural de las drogas simples y análisis químico. Fue hasta 1893 cuando la cátedra de análisis químico se dividió en dos cursos anuales por atender en el segundo y tercer años del plan de estudios. Además, la orientación de la farmacia tradicional se desechó por otra donde la química y sus aplicaciones a la farmacia tuvieron mayor importancia.18

Otro loable esfuerzo institucional en esta área del conocimiento, tuvo lugar en el año de 1871, con la constitución de la Sociedad Farmacéutica Mexicana. 16

Patricia Aceves y Sandra Martínez, ―Los farmacéuticos y los químicos mexicanos en la búsqueda de su identidad en los inicios del siglo XX‖, en José Antonio Chamizo (Coordinador), Historia y filosofía de la química. Aportes para la enseñanza, Siglo XXI Editores/UNAM, México, 2010, p. 117. 17

La Nueva Farmacopea Mexicana, conocería otras tres ediciones, antes de que el gobierno federal tomara bajo su responsabilidad la edición de tal obra hacia 1930. Las ediciones mencionadas tuvieron lugar en los años 1896, 1904 y1926, respectivamente, Ibíd., p. 122. 18

Ibíd., p. 122.

409


Este organismo intensificó el debate sobre la abismal diferencia entre la práctica profesional de los farmacéuticos y la labor artesanal de los boticarios. Los integrantes de dicha sociedad pugnaron por ocupar la totalidad de los espacios en las boticas aduciendo la cientificidad de su saber. Por supuesto, que esta discusión se dio en un marco más amplio que era justamente el del imperio de los principios científicos del positivismo versus las prácticas tradicionales de la sociedad mexicana, por tal motivo, los entonces profesionistas de la farmacia en México apelaron a la química como fundamento de su práctica. En este proceso, la incorporación de las féminas a la carrera de farmacia fue como casi en la totalidad de las áreas del conocimiento significativamente tardía, pues apenas en el año de 1889, José Donaciano Morales proponía la fundación de un programa académico de farmacia exclusivo para mujeres, con la intención de abatir el rezago cuantitativo que se estaba generando en tal área y simultáneamente erradicar vicios sociales como la prostitución. La anterior iniciativa no prospero, y tuvo que pasar más de una década, para que en el año de 1902, se organizara un curso teórico-práctico con duración de dos años para capacitar al personal femenino que laboraría en el Hospital General de la Ciudad de México. Nina Hinke nos dice que ―el papel que jugó la ciencia en la farmacia no fue el de un progreso hacia una perfección creciente, sino fue principalmente de un valor, un elemento de identidad que describía la realidad profesional de un grupo reducido de farmacéuticos, y un elemento calificativo que usaron para legitimar y limitar el acceso de la profesión‖.19 Pensamos que ese elemento identitario vinculado a la praxis profesional de la farmacia en México, no se limitaba tan solo a despreciar la labor de los boticarios por considerarla artesanal y primitiva, sino que además, hundía sus raíces en una cuestión de género, misma que se manifestaba en la creencia de

19

Nina Hinke, op. cit., p. 76, las cursivas son nuestras.

410


que las mujeres eran incapaces de desarrollarse como profesionistas en tal área; hecho este, que pensamos está ejemplificado en las iniciativas a las que hicimos alusión anteriormente, pues ilustran la muy lenta incorporación de la mujer mexicana en el área de salud en general y en la de farmacia en particular. La identidad académica y profesional del farmacéutico en México tuvo un momento de inflexión muy significativo a partir de la inclusión del programa de farmacia en la Facultad de Ciencias Químicas hacia 1919, pues, este hecho fue el que: les permitió el acceso a la industria química y farmacéutica, así como al terreno de los análisis químicos y clínicos en general; sin embargo, en esta renegociación de sus relaciones con las disciplinas vecinas –las ciencias químicas y de la vida- para construir una nueva identidad como químicos, los aspectos farmacéuticos pasaron a segundo plano, pues aunque continuaron luchando, ya habían perdido la batalla por el control de boticas y por tener un lugar en el área sanitaria.20

Finalmente, es necesario apuntar que en el caso de las mujeres que si cristalizaron sus sueños educativos y laborales tanto en el área de farmacia como en otras disciplinas académicas, estos no fueron justipreciados en términos económicos, pues las nuevas empleadas recibían un monto que oscilaba entre la mitad y la tercera parte del salario que recibían sus pares masculinos. Por esa ausencia de equidad, las féminas impulsaron otro tipo de iniciativas culturales reivindicativas de sus derechos como fue el caso de algunas: revistas para mujeres que heredaban los afanes de Rita Cetina Gutiérrez, quien en 1870 había publicado en Yucatán La Siempreviva, y de las autoras de Hijas del Anáhuac, que apareció en la ciudad de México en 1873. El Álbum de la Mujer. Periódico redactado por señoras, dirigido por la española Concepción Gimeno de Flaquer entre 1883 y

20

Patricia Aceves y Sandra Martínez, op. cit., p. 124.

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1889, y Violetas del Anáhuac, editada por Laureana Wright de Kleinhans y después por Mateana Murguía entre 1887 y 1888.21

Estos textos eran autenticas trincheras desde las cuales se combatía con inteligencia y emotividad por un mayor reconocimiento social y por una educación laica que contribuyera a potenciar las capacidades de la mujer, sin embargo, este feminismo no pretendía modificar los roles tradicionales. Julia Tuñón menciona otras publicaciones y diferentes orquestadoras de las mismas, acentuando con ello que estos proyectos culturales tuvieron continuidad a comienzos del siglo siguiente, pero no destaca alguna diferencia cualitativa. En todo caso, los cambios de orientación ideológica son perceptibles hacia 1906, cuando un grupo feminista llamado ―Las Admiradoras de Juárez‖ (1904) reclama el derecho al sufragio. Igualmente, surgen algunas otras organizaciones de carácter antirreeleccionista. Esta preocupación política va asociada al nombre de féminas como Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Luz Vera, Eulalia Guzmán, entre otras.22 Y en ese mismo sentido, el final del porfiriato significaría la coyuntura política en la que la mujer participó de lleno a través de diferentes organizaciones en el férreo rechazo a la continuidad de la dictadura. Especialmente relevante, resultó la incorporación de las mujeres a la lucha política a través del magonismo organizado en el Partido Liberal Mexicano.23 Esta participación política terminaría por trastocar con el orden tradicional decimonónico que sentenciaba la invisibilidad de la mujer y por tanto, su inexistencia como sujeto de la historia. Aunque matizando los alcances del incipiente movimiento feminista, el agudo ensayista mexicano Carlos Monsiváis nos dice que la Revolución mexicana:

21

Julia Tuñón, op. cit., p. 135.

22

Sobre la historia del sufragio femenino en México, véase el excelente trabajo de Enriqueta Tuñón, ¡Por fin… y podemos elegir y ser electas! El sufragio femenino en México, 1935-1953, Plaza y Valdés/Conaculta/INAH, México, 2002. 23

Sobre el Partido Liberal Mexicano de forma específica y el movimiento magonista de manera general, véase Salvador Hernández Padilla, El Magonismo: historia de una pasión libertaria, 1900-1922, Era, México, 1996.

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Es también, en una minoría compuesta casi exclusivamente por mujeres, el afán de diversificar la nueva nación con el reconocimiento de los derechos femeninos. Esto, en un tiempo breve, repercute en la vida urbana, ya que la marginalidad de las naciones latinoamericanas depende en gran medida de la exclusión laboral y social de las mujeres. Tan así lo consideran algunos revolucionarios, que en 1916, en plena guerra de facciones, el gobernador de Yucatán Salvador Alvarado organiza en Mérida el Primer Congreso Feminista de México, al que acuden miles de militantes, las anarcosindicalistas en primer término. Revisar los documentos de ese Congreso es interesante y melancólico. Hay, y en demasía, cursilería recalcitrante, certificaciones de la condición floral y virginal, sollozos transformados en instituciones de la queja, críticas a fin de cuentas certeras. Lo irreductible es el gozo de existir a la luz de un encuentro, el estreno de la condición femenina como autonomía a reconocer. El movimiento se congela por el machismo de los revolucionarios, y las mujeres sólo obtienen el voto en México en 1953 para ejercerlo inauguralmente en 1955, pero el principio de visibilidad se inicia a la luz de la subversión momentánea de las jerarquías.24

A continuación, intentaremos esbozar el proceso histórico mediante el cual las mujeres sinaloenses se volvieron visibles.

Imágenes y autoimágenes femeninas en el Sinaloa de los siglos XIX y XX Los avances legislativos que protegían a las mujeres, como ya advertimos, veían limitados sus alcances por la resistencia de la iglesia. Sin embargo, a pesar de de las múltiples adversidades presentes en la sociedad mexicana y sinaloense de finales del siglo XIX y principios del XX, algunas féminas, a través de un gran esfuerzo personal y de la comprensión y amplitud de miras de sus respectivas familias aunado a la generosidad de una instituciones académicas como el 24

Carlos Monsiváis, Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina, Anagrama, Barcelona, 2000, las cursivas son nuestras.

413


Colegio Rosales, fueron gradualmente accediendo a los estudios profesionales, tal fue el caso de Veneranda Bátiz. Pero esos progresos de las mujeres en la esfera pública enfrentaron a un enemigo igualmente poderoso: la interiorización que ellas mismas habían hecho de los valores de la época. Mientras la escuela les abría las puertas para su superación desaprovechaban el espacio que les brindaban las revistas literarias, reproduciendo en ellas los estereotipos de debilidad y belleza femeninas y de guardianas del hogar. Veneranda Bátiz habría de practicar roles emergentes, apuntando a ocupaciones alternativas de las mujeres sinaloenses no sólo en las áreas de la educación, la salud y la economía. La creciente ocupación femenina de espacios públicos algún día dotaría a la creación literaria y artística de un sentido crítico. El ingreso de esas mujeres sinaloenses a la vida académica inauguraba también la posibilidad de acceder a trabajos de naturaleza distinta a los que hasta ese momento habían desempeñado. Teresa Ibarra, por ejemplo, fue la primera estudiante que se tituló como Preceptora de Primeras Letras, el día 8 de octubre de 1877. Como parte de esa emancipación educativa y laboral, también debe indicarse la activa participación de las féminas en proyectos de índole cultural como lo fue la revista Bohemia sinaloense, publicación literaria de vida breve (1897-1899). En ella, expusieron sus escritos Estela y Teresa Villa, y también Artemisa y Cecilia Zadi. Las colaboraciones de Estela y Teresa Villa son breves descripciones poéticas de la naturaleza aderezadas con algunas referencias a la mitología griega y a la religión católica, y también, a estados anímicos como la nostalgia y la tristeza.25

25

Estela, ―La primera nube‖, Bohemia Sinaloense, número 13, 15 de marzo de 1898, p. 97, y ―Una mañana en el bosque‖, Bohemia Sinaloense, número 16, 1 de mayo de 1898, pp. 122-123; Teresa Villa, ―Crepúsculo‖, Bohemia Sinaloense, número 17, 1 de junio de 1898, pp. 131-132, e

414


Por su parte, Dolores Lizárraga y Haydée Escovar de Félix, quienes bajo los seudónimos de Artemisa y Cecilia Zadi, respectivamente, participaron en Bohemia Sinaloense con textos que reivindicaban la concepción que limitaba el horizonte de participación social de las mujeres, es decir, la inclusión de las mujeres sinaloenses en la academia y en proyectos culturales y la respectiva reorientación de los roles en lo laboral, no encontró en la producción de estas escritoras, una correspondencia crítica respecto a la inequidad imperante entre mujeres y hombres, como a continuación podremos apreciar. En la narración literaria intitulada ―Entre el amor y el deber (Ensayo literario)‖26, Artemisa esboza una relación idílica entre Amalia y su enamorado, fundamentada en la castidad y el romanticismo, es decir, una relación ideal en términos religiosos cuyo único dilema moral consiste en no enterar al abuelo de Amalia –el porqué no es revelado - de tal relación. En su escrito ―Grata vida del hogar‖, la autora anteriormente mencionada apunta la que en su opinión es la misión vital de la mujer: ―con su amor infinito, sus adivinaciones sublimes hace de sí misma para su marido su ángel bueno y de la guarda, porque nunca lo abandona, siempre con él y para él‖27. La metáfora religiosa que emplea Artemisa, acentúa aún más lo que en ―Entre el amor y el deber (Ensayo literario)‖, está planteado: el vínculo entre los ideales católicos y el rol que la mujer debía desempeñar en la vida al lado de un hombre.

―Insomnio‖, Bohemia Sinaloense, número 18, 1 de julio de 1898, p. 139. Igualmente, debemos apuntar que recientemente fue presentada una investigación en la que se aborda la historia de esta publicación: Adalberto García Santana, ―Las letras sinaloenses en el ocaso del porfiriato: La Bohemia Sinaloense (1897-1899) y Arte (1907-1909)‖, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2010. 26

Artemisa, ―Entre el amor y el deber (Ensayo literario)‖, Bohemia Sinaloense, número 17, 1 de junio de 1898, pp. 129-131. Dicha narración tiene una segunda parte: Artemisa, ―Entre el amor y el deber (Ensayo literario)‖, Bohemia Sinaloense, número 18, 1 de julio de 1898, pp. 137-138. 27

Artemisa, ―Grata vida del hogar‖, Bohemia Sinaloense, número 7, 15 de diciembre de 1897,

p. 49.

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Por su parte, Cecilia Zadi28, en ―La mujer egoísta y avara‖, poniendo de relieve el elemento religioso, afirma que la naturaleza de la mujer es ―blanda y débil‖ y que por tanto: ―rechaza instintivamente cuanto no sea bondad, sensibilidad y dulzura, porque ella ha sido hecha para amar aún más que para ser amada. Y cuando falta a esa ley que Dios ha querido imponerle hasta en su organización, la mujer desciende en la escala del sentimiento que es la escala superior de los seres‖.29 Zadi, ilustra nuevamente su concepción en torno al papel social de la mujer en la breve pieza literaria titulada ―Dile a Dios‖30, pues en ella, nos presenta las lamentaciones de una mujer que perdió a su hija y con ello, una de sus misiones existenciales más sagradas: la maternidad; pues, sin ser esposa y madre, no había mujer que pudiera realizarse. Según Artemisa y Cecilia Zadi, la mujer era pues el ángel guardián del hombre porque los atributos con los que había sido dotada por la divinidad la conducían de forma natural hacia ese destino y transgredir esa ley, renunciar a esas cualidades intrínsecas, devenía en el justo escarnio y exclusión: ―¡Pobres mujeres egoístas!, ¡pobres avaras! Si sufrís, a nadie apesará vuestra pena; y, cuando a semejanza de una lámpara inútil se extingue vuestra vida, todos los

28

Cecilia Zadi fue la autora que más publicó en Bohemia Sinaloense. Su producción literaria incluye prosa y poesía. A continuación enumeramos sus escritos, excluyendo aquellos que se abordarán puntualmente para conocer su concepción sobre los roles que la mujer debía desempeñar en la sociedad: Cecilia Zadi, ―Bohemia‖, Bohemia Sinaloense, número 2, 1 de octubre de 1897; ―La oración‖, Bohemia Sinaloense, número 5, 15 de noviembre de 1897, p. 38; ―Numa ante Hersilia. Fragmento de Florian‖ y ―Sodalis‖, Bohemia Sinaloense, número 6, 1 de diciembre de 1897, p. 42; ―A Luz y Fany Cañedo‖, Bohemia Sinaloense, número 9, 15 de enero de 1898, p. 5; ―De noche‖ y ―Para ti sólo‖, Bohemia Sinaloense, número 11, 15 de febrero de 1898, p. 82; ―Hosana‖, Bohemia Sinaloense, número 14, 1 de abril de 1898, p. 106; ―Desaliento‖, Bohemia Sinaloense, número 13, 15 de marzo de 1898, p. 127; ―Amor‖, Bohemia Sinaloense, número 18, 1 de julio de 1898, p. 143; ―Música, vuela‖, Bohemia Sinaloense, número 19, 15 de julio de 1898, p. 152; ―Noche serena‖, Bohemia Sinaloense, número 20, 1 de septiembre de 1898, p. 158; ―Estrofas‖, Bohemia Sinaloense, número 21, 18 de septiembre de 1898, pp. 164-166; ―Rimas‖, Bohemia Sinaloense, número 23, 15 de noviembre de 1898, pp. 177-178. 29

Cecilia Zadi, ―La mujer egoísta y avara‖, Bohemia Sinaloense, número 23, 15 de noviembre de 1898, p. 177. 30

Cecilia Zadi, ―Dile a Dios‖, Bohemia Sinaloense, número 8, 1 de enero de 1898, p. 63.

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tesoros que habéis ocultado y negado a la caridad, no podrán, ¡ay! compraros una lágrima de gratitud que suba al cielo en vuestra defensa‖.31 La cuestión de cómo eran vistas las mujeres y cómo algunas de ellas se contemplaban de idéntica manera, tiene que ver con la aceptación plena por parte de las féminas, de la parte positiva que integraba una concepción maniqueísta que: Constituyó, por un lado, una imagen apolínea de la mujer. Ésta fue representada plena de virtudes, encanto físico y poseedora de atributos divinos. Por otro lado, desde la censura, se criticó la inmoralidad y los vicios que la degradaban y la arrastraban al infierno; alcanzaba así una condición demoníaca. Se trató, pues, de dos visiones más que enfrentadas, complementarias: ambas estaban soportadas y unidas por la mirada moralista de la época porfiriana… En este sentido, la representación de la mujer virgen-angelical, que guarda diversos atributos, tanto físicos como morales y espirituales, fue construida para modelar a la realidad: no como la mujer era vista, sino como se quería que fuera en el mundo social. Se edificó así una imagen ideal. Y al mismo tiempo, se convirtió en un objeto; en una cosa deseada.32

El consenso masculino, pero también, como acabamos de ver el femenino, en torno a los roles que las mujeres debían observar, se extendió hasta los ―nuevos‖ tiempos revolucionarios en Sinaloa, cuando advertimos la ausencia de mujeres en las ―sociedades científico-culturales‖ y los ―clubes político-culturales‖ que nacieron durante la transición del porfiriato a la Revolución.33

31

Cecilia Zadi, ―La mujer egoísta y avara‖, p. 178.

32

Santos Javier Velázquez Hernández, ―La representación del mundo en la literatura durante el cañedismo: símbolos y figuras‖, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2010, pp. 155-156. 33

Héctor Carlos Leal Camacho, ―Sinaloa durante la Revolución. El papel de los intelectuales en la transformación social. 1909-1922‖, Tesis de Licenciatura, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1997, pp. 22-26 y 27-31, respectivamente.

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Y tal concepción se extendió en Sinaloa mucho más allá de la Revolución mexicana, Alfonso L. Paliza nos dice al respecto: Es necesario ubicarnos en la década de los 20‘s, cuando a las mujeres se les vedaba el derecho de instruirse en obediencia a sus naturales inquietudes y propia inteligencia, dándoles un trato paterno injusto y discriminatorio, como de seres inferiores sin derecho alguno, ni siquiera el de llegar a la rebeldía, por el respeto y temores que le merecieron sus mayores… La mujer, consecuentemente, sólo podía aprender el arte de convertirse en verdaderas amas de casa, prepararlas para servir y complacer, llegado el momento en que fueran pedidas en matrimonio y entregada con el orgullo familiar de que salían del hogar paterno convertidas en verdaderas dueñas de casa.34

Por su parte, Julio Bernal realiza el siguiente apunte en torno a la situación de las féminas en el Culiacán de los 40‘s: La vida de las mujeres culiacanenses, los discursos institucionales, las representaciones gráficas y cinematográficas de la mujer de los años cuarenta, son consecuentes con los roles y las imágenes sociales, públicas y privadas, de la madre. La asociación que el Estado, la prensa y el cine tienen en común es su agenda pública y temática, respectivamente, basada en el nacionalismo. Particularmente, el cine, así, se vuelve en los años cuarenta un poderoso instrumento de la difusión de los intereses oficiales en cuanto reconfigura el papel de la mujer a través de una sacralización y consagración de su rol como madre. El arquetipo ideal para el Estado en cuanto a su proyecto de refundación y crecimiento demográfico, es la mujer con un fin esencialmente reproductivo. La mujer es, en consecuencia, la figura que por su papel como madre reunirá los atributos de orden y estabilidad de

34

Alfonso L. Paliza, Postales amarillentas, COBAES, Culiacán, 1990, pp. 60-61.

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paz y de progreso que, por ser intrínsecos al deber ser de una familia, también serán adjudicados al Estado.35

En esta historia de avances y retrocesos sociales, jurídicos, económicos y laborales se inscribe la existencia de Veneranda Bátiz, quien además de encarnar las cualidades que la época exigía, como lo eran el ser esposa, madre y pilar de una familia, libró también una batalla por consolidar y ampliar los espacios sociales y laborales ganados y por abrir otros, que a su vez redimensionaran los roles sociales de las féminas sinaloenses. En la lucha de Veneranda para trascender la invisibilidad histórica tiene un papel fundamental su paso por las aulas del Colegio Rosales, institución cuya historia relataremos sucintamente a continuación.

De Liceo a Colegio Rosales: el Alma Mater de Veneranda Bátiz Cuando Veneranda Bátiz ingresó a la casa rosalina, la vida académica de esta ya registraba significativos avances cuantitativos y cualitativos. La institución educativa, creada en el último tercio del siglo XIX por un grupo de políticos liberales encabezados por el abogado Eustaquio Buelna, daba ya buenos frutos a la sociedad sinaloense. De institución creada para impartir educación secundaria en Mazatlán como Liceo Rosales, pasaría a ofrecer educación preparatoria y profesional en Culiacán, ahora como Colegio Rosales desde 1874. El bachillerato, originalmente concebido para ofrecerse en tres años, se impartiría en cinco desde mediados de la década de 1880. Las jóvenes estudiosas sinaloenses encontraron en la farmacia un espacio adicional para su formación, más allá del magisterio, a finales del Porfiriato. La formación profesional de sus profesores también se diversificó. El proceso de desarrollo de la institución rosalina experimentó 35

Julio Bernal, ―Rostros e imágenes femeninas en el Culiacán de los cuarenta: entre sublimaciones y marginalidades‖, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2006, p. 156. En el escenario nacional, previamente, durante la administración del Presidente Álvaro Obregón (1920-1924), la Secretaría de Educación tuvo una ―política feminista‖, pues incluyó como criterio fundamental para emplear a las féminas como maestras ―la valorización de los atributos tradicionalmente femeninos‖, es decir, su rol reproductivo y su papel como madre y pilar fundamental de la familia, véase Gabriela Cano, ―Las maestras en la fundación de la SEP. El magisterio como una profesión femenina y su relación con el feminismo en México en los años veinte‖, Ponencia en el II Foro Universitario de la Mujer en México, UNAM, marzo de 1985, p. 4.

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mudanzas en la nomenclatura, en su lugar de residencia, en el fortalecimiento del bachillerato y en la oferta de estudios profesionales. Uno de los cambios más notables es la apertura de las carreras profesionales, distintas a la carrera magisterial, a las féminas sinaloenses. Veneranda aprovechó esta oportunidad una vez que concluyera sus estudios preparatorios. Enseguida matizaremos este proceso. Mediante el decreto número 32, expedido en el puerto de Mazatlán el 27 de diciembre de 187236 nació formal y jurídicamente el Liceo Rosales. Fue deseo de Buelna, que la institución recibiera ese nombre como un homenaje al héroe de la Batalla de San Pedro, el general Antonio Rosales.37 Abrimos aquí un paréntesis para indicar que dicha batalla se dio en el marco de la intervención francesa el 22 de diciembre de 1864. A raíz de esta victoria militar, que por su relevancia fue inclusive parangonada con la que obtuvo Ignacio Zaragoza en la batalla de Puebla, y por tanto, conocida como el 5 de mayo de Occidente, Rosales sería convertido en la figura más representativa de una tradición política de corte patriótico y cívico, como lo ilustra el discurso de Tomas G. Pico, pronunciado el 22 de diciembre de 1882, precisamente en la plaza de Rosales: Solo un hombre de un temple extraordinario, de una fuerza de voluntad increíble: un hombre que había hecho de la libertad su ídolo y del patriotismo su religión, no se intimidó, ni por la superioridad del enemigo, ni por el aislamiento en que se encontraba. Ya lo adivinamos Señores, ese hombre era, el invicto General Antonio Rosales.

38

36

―A finales de diciembre de 1872, la legislatura estatal aprobó el decreto número 32 que creó el Liceo Rosales. En la exposición de motivos de la iniciativa de ley se enfatizaba la necesidad de ofrecer educación secundaria para abatir los índices de bandidismo e inseguridad y para promover la actividad económica. Los egresados estarían mejor preparados y podrían incorporarse a trabajos mejor remunerados en vez de optar por sumarse a alguna revolución‖, Rigoberto Rodríguez Benítez, ―Sinaloa during the Restored Republic, 1867-1877‖, Tesis Doctoral, Universidad de Arizona, Tucson, 2001, p. 274. 37

Acerca de Antonio Rosales, véase Jesús Lazcano Ochoa, La gran victoria patriótica sinaloense General Antonio Rosales, Centro de Estudios Históricos del Noroeste A. C., Culiacán, 1996. Faltan citar más obras. 38

POES, Viernes 27 de enero de 1882, núm. 4, t. X, p. 3.

420


Por su parte, el poeta Esteban Flores escribió sobre el General Rosales: ―No hiere la fibra del entusiasmo épico como Granados, ni lo admiramos como a Corona. Es algo más grande, más alto, porque más allá del heroísmo está el sacrificio y sobre el héroe, el mártir… El pueblo, sin embargo, le ha hecho justicia; hoy aplaude a Granados, admira a Corona; pero para el estoico mártir de la Intervención en Sinaloa, tiene una religión‖.39 Aunado al respeto que Buelna sentía por la figura de Rosales, se encontraba su profundo amor por la cultura griega, tal y como nos lo recuerda el historiador Héctor R. Olea: ―A iniciativa de Eustaquio Buelna, la institución recibió el nombre de ‗Liceo Rosales‘. Buelna tenía una profunda admiración tanto por la cultura helénica como por el heroísmo de Antonio Rosales, el héroe de la célebre Batalla de San Pedro‖.40 El nacimiento de la institución rosalina se inscribía en los esfuerzos liberales tendientes a edificar una alternativa educativa de carácter laico, que contribuyera al fortalecimiento de las instituciones del Estado mexicano, mediante la formación de profesionistas y ciudadanos. La idea de revolución era sustituida por una concepción que descansaba en los cambios graduales, pero ininterrumpidos para arribar al progreso intelectual y económico: esa era la nueva concepción política educativa del régimen de la Reforma.41 En congruencia con la ideología liberal que profesaba aunada a su marcada vocación intelectual, el gobernador Eustaquio Buelna estudió durante seis meses en compañía de los miembros de la V Legislatura, el proyecto de una ley 39

El Correo de la Tarde, 22 de diciembre de 1895, en Agustín Velázquez Soto, El corazón del espíritu. Patriotismo liberal en la literatura sinaloense, AHGES, Culiacán, México, 2006, pp. 66 y 68. 40

Héctor R. Olea, Eustaquio Buelna. Fundador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, UAS/IIES, Culiacán, 2002, p. 53. 41

Véase Mario Cesar Islas Flores, ―La invención y consolidación de la tradición cívica en Culiacán: De las Leyes de Reforma al Porfiriato‖, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2008, pp. 66-71. Y también sobre el proyecto educativo liberal encabezado por Gabino Barreda, véase Mario Cesar Islas Flores, ―De Los sentimientos de la nación a la Oración cívica: una analogía entre la Independencia y la Reforma‖, Revista Bicentenario Campeche, núm. 2, abril-junio de 2010, año 1, pp. 10-16.

421


educativa, planes de estudio, reglamento y demás disposiciones legales para dar forma a la institución académica anteriormente apuntada. Además de esta importante labor, simultáneamente Buelna realizó una férrea y justa defensa del federalismo, pues, debemos recordar que su gobierno enfrentó con éxito una revuelta encabezada por Francisco Cañedo, a quien perdonó la vida. Sin embargo, a pesar de la derrota definitiva de los rebeldes porfiristas en mayo de 1872, el gobierno federal decretó el Estado de Sitio, impidiendo al gobernador de Sinaloa continuar con su mandato constitucional. Por tal motivo, Buelna viajó a la ciudad de México, y le expresó al presidente Sebastián Lerdo de Tejada su absoluta inconformidad por la violación de la soberanía estatal. Los poderes legislativo y judicial apoyaron en su demanda a quien ocupaba la primera magistratura del Estado, y para 1873, se había reinstaurado la normalidad institucional en Sinaloa.42 En ese contexto social y político, en el que el gobernador Eustaquio Buelna retorna a Sinaloa, investido con todas las atribuciones que la Constitución le confería, se inscribe la inauguración del Liceo Rosales en el puerto de Mazatlán el 5 de mayo de 1873. La elección de tal fecha le permitió al gobernador de Sinaloa cumplir al menos tres propósitos: homenajear a Zaragoza y Rosales y promover la educación secundaria.43 Quienes como Buelna en esa época profesaban ideas liberales, consideraban que la educación de la juventud contribuiría a la paz social y al mejor aprovechamiento de los vastos recursos naturales con que contaba el Estado. A la vez, se elevaría el civismo de la ciudadanía y se generarían empleos. Mediante un decreto emitido el día 20 de septiembre de 1873, el Congreso del Estado declaró capital del estado de Sinaloa a la ciudad de Culiacán. Unos meses después, ya en el año de 1874, el Liceo Rosales se convirtió en Colegio Rosales y se trasladó a la nueva capital sinaloense.

42

Véase Dolores García Medina y Rigoberto Rodríguez Benítez (esbozo biográfico, introducción, notas, transcripción, localización y recuperación), Tesis de Eustaquio Buelna, Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa/Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, 2002, p. 21. 43

Rigoberto Rodríguez Benítez, ―Sinaloa during the Restored Republic, 1867-1877‖, p. 274.

422


El Colegio Rosales incluía en su oferta educativa estudios preparatorios y de nivel superior y en virtud de ello, empezó a formar a los futuros profesionistas y gobernantes del estado de Sinaloa. Acerca de esta cuestión, Jorge Luis Sánchez Gastélum señala: Los pobres estudiaban en la Normal y los no necesariamente pobres, además de los ricos, en la preparatoria y las carreras profesionales. Con esto se provocaba además, el ingreso de jóvenes talentosos pero de escasos recursos a la educación superior, lo que los incluía en un círculo social frecuentado de manera cotidiana por la élite local, lo que permitía el

establecimiento

de

relaciones

sociales

que

rematarían

en

44

compadrazgos, relaciones políticas y de trabajo.

Sobre la transformación del Liceo Rosales en una institución que ofreciera estudios profesionales, el historiador Héctor R. Olea apunta: La idea de fundar un colegio de enseñanza superior la alimentó don Eustaquio Buelna, desde 1867, al triunfo del gobierno republicano, después de la entrada de Juárez a la ciudad de México, cuando la administración nacional interesada por la enseñanza designó al licenciado Antonio Martínez de Castro, ministro de Justicia e Instrucción Pública, para que diera exacto cumplimiento en materia de educación a la obra legislativa de la Reforma.

45

El 25 de marzo de 1874, apareció en el Boletín del Estado de Sinaloa, el Plan de Estudios publicado por el Ejecutivo del Estado. Dicho plan era el marco general para la enseñanza educativa en todos los niveles, en el ámbito profesional

44

Jorge Luis Sánchez Gastélum, Sociedad y Educación en Sinaloa. 1874-1918: El Colegio Rosales, Universidad Autónoma de Sinaloa/ Universidad Autónoma de Aguascalientes, Aguascalientes, México, 1998, p. 308. 45

Héctor R. Olea, Eustaquio Buelna. Fundador de la Universidad Autónoma de Sinaloa, UAS/IIES, Culiacán, 2009, p. 52. Por su parte, José Ricardo Mimiaga Padilla apunta que el origen de la institución ―se creó atendiendo los planteamientos formulados en el programa juarista de 1861, que enseguida recogieron las leyes de instrucción pública de 1861 y 1869‖, José Ricardo Mimiaga Padilla, ―El Colegio Rosales: Antecedentes y orígenes de una institución educativa liberal‖, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 1998, p. 95.

423


se ofrecían un total de 18 carreras. La preparatoria comprendía tres años e incluía las siguientes materias: Cuadro 1. Plan de Estudios de la Preparatoria del Colegio Rosales (1874-1881) Primer curso de matemáticas Primer año

Contabilidad Primer curso de latín Francés Dibujo lineal Segundo curso de latín

Segundo año

Primer curso de inglés Principios de lógica e ideología Física Botánica Segundo curso de inglés

Tercer año

Alemán Química Zoología Moral Nociones generales de derecho, especialmente el constitucional

Fuente: AHUAS: Plan de Estudios de 1874

Como puede apreciarse, el plan de estudios del nivel preparatorio ponía particular énfasis en el aprendizaje de lenguas clásicas como el latín y también de aquellas consideradas relevantes en la difusión de lo más avanzado del conocimiento como lo eran el inglés, francés y alemán. En la lógica de esta formación humanística se inscribían también las materias de derecho y moral. Las ciencias exactas eran también atendidas con cursos de matemáticas, física y química. Y finalmente, las ciencias naturales estaban representadas por la zoología y la botánica. Es necesario agregar, que las exigencias académicas en el bachillerato iban en función de la carrera que se deseara cursar, por tal razón, a los futuros abogados se les dispensaba de cursos vinculados con las ciencias de 424


la naturaleza, pero se les exigía el estudio de la lengua alemana, por citar sólo un caso. Por otra parte, el bachillerato ofrecido por el Colegio Rosales difería significativamente tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo con respecto al de la Escuela Nacional Preparatoria, pues, en esta institución el programa tenía una duración de cinco años y además, la base del mismo eran las ciencias exactas, específicamente las matemáticas, y después se incorporaban las ciencias de la naturaleza y la física, el método experimental y se finalizaba con la inclusión de materias como historia y lógica. En el ámbito profesional, la institución rosalina tenía integradas a su plan de estudios las siguientes carreras: Derecho, Ingeniería, Teneduría de Libros, Farmacia, Preceptor de Primeras Letras (posteriormente, la carrera llevaría el nombre de Preceptor de Instrucción Primaria) y Ensayador. Desde su nacimiento en 1874 hasta el año de 1885, la matrícula del Colegio Rosales fue de 143 alumnos. De estos, únicamente 27 solicitaron exámenes profesionales y de ellos, 14 jamás pertenecieron formalmente a la institución y únicamente solicitaron la revalidación de sus estudios con la finalidad de ejercer su profesión en el Estado.46 La consolidación del Colegio Rosales se cristalizó en la etapa que va de 1882 a 1895, y dicho proceso, en opinión de Jorge Luis Sánchez Gastélum, está directamente vinculado y pautado por el fortalecimiento del Estado. Este hecho se

46

Mediante la disposición siguiente el Congreso estatal aprobó tal práctica: ―Artículo único. Se reforma el art. 82 de la ley de instrucción pública vigente, fecha 20 de diciembre de 1881, en los términos siguientes: Art. 82. Si los que no habiendo sido alumnos del Colegio Nacional Rosales, ni estando en el caso de la segunda parte del artículo anterior, quisieran comprobar su aptitud en alguno ó todos los cursos preparatorios o profesionales, pueden en todo tiempo solicitar el respectivo examen, que les será concedido, sin sujetárseles en el á determinadas obras de texto‖, POES, Viernes 27 de marzo de 1885, núm. 15, t. Xlll, p. 2. Véase también sobre esta cuestión: Olivia Carrillo Macías, ―Exámenes profesionales y títulos otorgados por el Colegio Rosales en el periodo 1873-1885‖, en Jorge Verdugo Quintero y Víctor A. Miguel Vélez (Compiladores), Historia y Región. Memoria del X Congreso de Historia Regional de Sinaloa, UAS, Culiacán, México, 1998, pp. 139-144.

425


expresó en una estabilidad política y en una mayor solvencia económica. Acerca de la época referida, el autor nos dice: Durante este periodo el plan de estudios de la preparatoria pasó de tres a cinco

años, se instaló la Escuela Normal anexa al Colegio y se

establecieron las carreras de abogado, farmacéutico, ensayador e ingeniero topógrafo. Durante estos años se inició la enseñanza de las ciencias, con la instalación de los gabinetes de física y química. También cambió la planta de profesores, ya que en

1882 la mayoría eran

ingenieros que habían estudiado en el propio Colegio.47

Retomando la herencia patriótica y libertaria de Rosales, Eustaquio Buelna procedió con determinación para la apertura del Colegio que más tarde llegaría a convertirse en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Con esa iniciativa en materia educativa se ofrecería una opción de crecimiento a la juventud sinaloense, de desarrollo económico, social, de estabilidad política. Al transcurso de las décadas la institución rosalina sería un espacio para la práctica paulatina de la equidad de género. Veneranda Bátiz supo aprovechar esta oportunidad a pesar de las resistencias sociales gracias a su firmeza de carácter y al apoyo familiar. A continuación, abordaremos la etapa de Veneranda como estudiante. Dicho periodo, lo dividiremos en dos momentos, uno inicial, que se refiere a su etapa como bachiller, poniendo particular énfasis en como la joven Veneranda combinaba sus estudios con una activa vida social, y posteriormente, fijaremos la mirada en la carrera de Farmacia, etapa profesional en la que Veneranda refrendó su excelencia académica y definió la que sería su profesión, pero sobre todo su vocación a lo largo de su vida.

Los estudios preparatorios de Veneranda: Academia y vida social Veneranda Bátiz Paredes nació en la pequeña población sinaloense de Sataya el día 20 de enero de 1889. Fue hija del matrimonio formado por Juan de Dios Bátiz e Isabel Paredes. Ellos contrajeron nupcias el día 9 de julio de 1888, en la ciudad 47

Jorge Luis Sánchez Gastélum, op. cit., p. 32.

426


de Culiacán. Don Juan de Dios había nacido justamente en esta ciudad, mientras que Isabel era oriunda del poblado de Villamoros. De doña Isabel, su nieto Héctor Peña Bátiz apunta: ―Favorece y estimula la incursión de sus hijos en el área de la cultura, sin distinción de sexo. Desafiando las críticas de su época, permite la entrada de su hija Veneranda al Colegio Rosales‖.48 Las críticas de la época a las que el vástago de Veneranda Bátiz hace alusión no son otras que el consenso dominante durante la época decimonónica que ya hemos ilustrado, en torno a los roles que la mujer debía desempeñar en el ámbito familiar como ama de casa, madre y esposa, y en el laboral, en tareas y oficios menores. El escaso número de instituciones académicas para féminas y el limitado acceso de estas al resto de los planteles educativos son un indicativo de que la concepción tradicional acerca de los roles que las mujeres debían desempeñar estaba más arraigada en provincia que en la capital mexicana. Por tanto, el ingreso de Veneranda a los estudios preparatorios, es un hecho significativo. A lo anterior se suma la cuestión de que Veneranda era una alumna sobresaliente, como lo ilustran sus calificaciones: Cuadro 2. Certificado parcial de Bachillerato de Veneranda Bátiz Materia

Fecha de Examen

Resultado

Calificaciones

Dibujo de paisaje

16/07/04

A/A/A

PB/MB/MB

Dibujo natural

16/07/04

A/A/A

PB/MB/MB

Francés. 1er. Curso

18/07/04

A/A/A

PB/PB/PB

Taquigrafía

18/07/04

A/A/A

PB/PB/PB

Matemáticas.2do.curso

23/07/04

A/A/A

PB/PB/PB

Francés. 2do. Curso

25/07/04

A/A/A

PB/PB/PB

Inglés. 2do. Curso

25/07/04

A/A/A

PB/PB/PB

Español. 2do. Curso

27/07/04

A/A/A

PB/PB/PB

Raíces griegas

22/07/05

A/A/A

PB/MB/MB

Geografía general

22/07/05

A/A/A

PB/PB/PB

48

Héctor Peña Bátiz, Nuestras raíces, Culiacán, 1999, p. 29.

427


Inglés. 3er. Curso

26/07/05

A/A/A

PB/PB/PB

Física y nociones de mecánica

29/08/05

A/A/A

PB/MB/MB

Fuente: AHUAS, Libro de Actas, número 6. Significado de las abreviaturas: A: Aprobado; PB: Perfectamente bien; MB: Muy bien.

Resalta el aprovechamiento de Veneranda en matemáticas y física y también en idiomas, pues, en inglés, francés y en su propia lengua materna sus calificaciones son notables al igual que en la materia de geografía. Se encontraba aquí, la simiente de una futura pasión por el conocimiento de otras culturas, que se cristalizaría en múltiples viajes a Europa y otros continentes. Debe también señalarse, que durante la época en que la joven Veneranda cursaba sus estudios preparatorios participó de la vida social culiacanense. La capital del estado era pequeña, pero ser la sede principal del poder político y además, la ciudad que albergaba al Colegio Rosales, le imprimía al ambiente un dinamismo social que se expresaba en frecuentes festividades. Es necesario indicar, que Veneranda Bátiz era sobrina de Francisca Bátiz, la esposa del gobernador Francisco Cañedo. Ese parentesco aunado a su ingreso al Colegio Rosales, le permitió a Veneranda codearse con la élite porfirista y ser partícipe tanto de las fiestas realizadas en el Palacio de Gobierno como en la institución rosalina, como enseguida podremos apreciar. Con motivo del carnaval, que entonces era una de las festividades más importantes en Culiacán, se realizó el día 15 de febrero de 1904 un baile en el Colegio Rosales. Veneranda asistió a dicho evento ataviada con un hermoso vestido azul. De idéntica forma, la joven asistiría a otro baile, en esta ocasión organizado el 4 de octubre de ese mismo año en honor del gobernador Cañedo, en Palacio de Gobierno.49 A esos eventos asistía también con regularidad Enrique Peña Alcalde, sin embargo, no sería ahí, sino en el Colegio Rosales, en donde Veneranda conocería

49

El Monitor Sinaloense, 6 de octubre de 1904.

428


a su futuro esposo, quien entonces se desempeñaba como maestro de matemáticas en la institución rosalina.50 Enrique por su participación política y Veneranda por sus lazos consanguíneos con la esposa del gobernador, y además, por su propio proceso de formación académica, tuvieron trato y amistad con las clases más pudientes del Culiacán porfirista, pero, más adelante podremos observar la forma en que esta situación cambiaría significativamente.

Los estudios profesionales. Ciencia y compromiso: desbrozando el camino En la decisión de Veneranda de proseguir una carrera en las ciencias de la salud seguramente pesaron la historia, la vocación y la sensibilidad de la joven estudiosa y atractiva. Los problemas de salud pública de la segunda mitad del siglo XIX, que habían cobrado la vida de importantes segmentos de la población entre ellos políticos y artistas como Ángela Peralta en 1883; su marcada inclinación por las ciencias químico biológicas durante el bachillerato, de servicio a la comunidad expresada en su interés y su vocación por contribuir a elevar la calidad de vida de sus semejantes, vocación seguramente alentada por su formación religiosa; todos estos factores fortalecieron su decisión de graduarse como profesora de farmacia. Un factor adicional seguramente también había pesado en esa delicada decisión, la reciente epidemia de peste bubónica de fines de 1902, que se prolongó al siguiente año, que tuvo su cuota de víctimas y obligo al cierre temporal del Colegio. El apostolado mostrado en esa emergencia sanitaria por médicos como Martiniano Carvajal y del médico-poeta Enrique González Martínez entre otros galenos, conocido por las convergencias familiares, seguramente hizo vibrar las fibras de la jovencita. La suerte estaba echada desde la farmacia cumpliría su misión.

50

Entrevista realizada a Enrique Peña Villa por Rigoberto Rodríguez Benítez, el 16 de marzo de 2011, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa.

429


El ingreso de Veneranda Bátiz a la carrera de Farmacia el día 20 de octubre de 1906,51 le dio continuidad a la brillante estadía de la joven nacida en Sataya, en las aulas rosalinas. Y a su vez, abriría brecha para que otras féminas incursionaran en áreas académicas que por su complejidad, se consideraban idóneas sólo para ser cursadas por varones. En su obra Estampas de Occidente, el periodista Carlos Filio recuerda a las alumnas del entonces Colegio Rosales, entre ellas, se encuentra por supuesto, la estudiante Veneranda Bátiz: Recordadas siempre con cariño que bien surgen sus muchachas que se adelantaron a la época de la coeducación, que hoy asusta a los conservadores, conviviendo con sus camaradas y el recuerdo evoca a Veneranda Bátiz, sonriente, esbelta, muy femenina y con clarísimo talento. Las dos Paliza miopes y calladitas, María de rápida concepción, Chanina lenta para captar ideas, pero ambas con cultivada inteligencia. Concha Ocaranza era toda mortificación, un sonrojo constante y una voluntad siempre tenaz para aprender y Carmen Catalán que era una chica que venciendo su timidez innata hacia brillantes estudios.

52

El aprovechamiento académico de Veneranda fue también durante esta etapa: notable, tal y como lo demuestran nuevamente sus calificaciones, mismas que recuperamos enseguida: Cuadro 3. Certificado parcial de la carrera de Farmacia de Veneranda Bátiz Farmacia. 1er. Año

14/08/06

A/A/A

PB/PB/PB

Raíces latinas

16/07/07

A/A/A

PB/PB/PB

Psicología

22/07/07

A/A/A

PB/PB/PB

Botánica

01/08/07

A/A/A

PB/PB/PB

51

―Veneranda Bátiz, 18 años, padres: Juan de D. Bátiz e Isabel Paredes, Origen: Culiacán, Clase de alumno: externo, Profesión: Farmacéutico, fecha de inscripción: octubre 20 de 1906‖, Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Sinaloa (en adelante AHUAS), fondo Dirección de Servicios Escolares, Libro de Matrículas, Volumen 66, foja 10. 52

Carlos Filio, Estampas de Occidente, El Colegio de Sinaloa/Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa, Culiacán, 1994, p. 72.

430


Zoología

03/08/07

A/A/A

PB/PB/PB

Química

15/08/07

A/A/A

PB/PB/PB

Farmacia. 2do. Año

16/07/08

A/A/A

PB/PB/PB

Fuente: AHUAS, Libro de Actas, número 6. Significado de las abreviaturas: A: Aprobado; PB: Perfectamente bien; MB: Muy bien.

Si el historial académico de Veneranda en el bachillerato ilustró una incipiente vocación cosmopolita y un interés por conocer otras latitudes del orbe, su desempeño en el área de Farmacia, terminó por completar el retrato de una mujer profesionista capaz, poseedora de una sólida formación integral, misma que le permitiría desarrollar cualidades que con el tiempo la convertirían en un referente en el avance social y laboral de las féminas en Sinaloa. Parte importante del itinerario formativo a nivel profesional de Veneranda, lo constituye la calidad intelectual de sus compañeros de estudios en la carrera de Farmacia. Estos estudiantes, posteriormente destacarían en los terrenos de la ciencia y la política, como fue el caso del brillante literato, diplomático, jurista e historiador mazatleco Genaro Estrada53, quien llegó a ocupar la Secretaría de Relaciones Exteriores de 1930 a 1932, y además, se desempeñó como Embajador en España, Portugal y Turquía. La principal contribución de Estrada en el ámbito de la diplomacia fue la ―Doctrina Estrada‖, cuya esencia jurídica estriba en la no intervención de México en la política interna de otras naciones, en cuanto a conflictos internos y/o reconocimiento de gobiernos se refiere, y en este mismo sentido, establece la absoluta soberanía y autonomía en la resolución de problemáticas internas en nuestro país sin aceptar injerencia de gobierno extranjero alguno. Coincidió también con Veneranda Bátiz en el programa de Farmacia, el joven Manuel Páez, quien con el tiempo sería propietario de la ―Botica Nacional‖. Durante el año de 1929, Páez fue también proveedor de los Establecimientos Fabriles de la Capital, y director de los Laboratorios Nacionales de Medicina. En los terrenos de la política ocupó interinamente la gubernatura de Sinaloa en varias

53

Entre sus obras se cuentan: La linterna sorda (1919) y La Nueva España (1921).

431


ocasiones, antes de ser electo como Gobernador Constitucional del estado de Sinaloa, para el período 1933-1935. Compañero de generación de Veneranda, lo fue también José G. Heredia, quien se destacaría como historiador y político. Entre su obra, mención especial merece su Bibliografía de Sinaloa, aparecida el año de 1926. En el ámbito político fungió como Senador de la República de 1924 a 1928. Baltazar Izaguirre Rojo, destacado literato y médico originario de Mazatlán, y autor de una biografía sobre Rafael Buelna, intitulada Grano de oro (1936) y de otros muchos libros de poesía y narrativa como Poemas de la vida y de la muerte (1926), Visiones del recuerdo (1927) y Coloquio Espiritual, (1935), formó parte de esta brillante generación de estudiantes de Farmacia. Finalmente, debe señalarse que Veneranda Bátiz tuvo como maestras a Jesusita Neda y Teresa Villegas, académicas de reconocido prestigio. Todo ello, la capacidad intelectual de las y los docentes que le impartieron clases, sumado a la inteligencia y amplitud de miras de la generación de la que fue parte, contribuyeron a que la experiencia académica profesional de Veneranda fuera tan enriquecedora y definitiva en la orientación de su futura participación social en el Estado de Sinaloa. El 26 de enero de 1910, Veneranda Bátiz obtuvo su título como Farmacéutica, y se convirtió con ello, en la primera mujer en obtener un grado académico de licenciatura en la institución mencionada. La conclusión de sus estudios profesionales, coronaría este proceso académico que tenía también implicaciones de orden social, como lo eran, por una parte, la consolidación de espacios laborales ganados por las mujeres en la docencia, y por otra, situar a nuevas alturas la participación académica de las féminas sinaloenses en áreas como la Farmacia. Por otra parte, es necesario matizar que previo a la titulación de Veneranda, otras mujeres habían cursado o revalidado sus estudios profesionales en la 432


institución rosalina, sin embargo, en aquella época, tanto la carrera de Preceptora de Primeras Letras como la de Preceptora de Instrucción Primaria, exigían solamente la conclusión de los estudios primarios, como veremos enseguida. En el capítulo 4, específicamente en su artículo 10, el Plan de Estudios de 1874 estipulaba: ―Para ser profesor de primeras letras se requieren todos los conocimientos de la educación primaria conforme al artículo segundo y práctica de enseñanza‖.54 Y al establecerse en 1881, la Escuela Normal de Preceptores, institución anexa al Colegio Rosales, el plan de estudios se cursaba en dos años y la práctica profesional se cubría en sólo cuatro meses, cuando en la mayoría de las carreras la duración de sus programas abarcaban tres años y la práctica profesional de las mismas podía extenderse hasta dos años.55 En el Plan de Estudios de 1882 para Estudios Preparatorianos y Profesionales del Colegio Rosales, se amplía la duración de la práctica profesional de los Preceptores de Instrucción Primaria a 6 meses.56 En el área académica en la que se formó Veneranda Bátiz, las exigencias académicas eran mucho mayores a las vigentes en los programas de formación de preceptores. En el ya citado Plan de Estudios de 1874, se apunta acerca del programa de Farmacia: Artículo 26. De los farmacéuticos: La profesión de farmacia exigirá la educación secundaria y además las materias siguientes que se cursarán en tres años: 1er año: Primer año de farmacia, y química analítica y cualitativa. 2do año: Segundo año de farmacia, o farmacia química, y química analítica cuantitativa. 3er año: Farmacología, toxicología,

54

Marco Antonio Berrelleza Fonseca, De Liceo a Universidad. La institución rosalina: 18721922, UAS, Culiacán, 1998, p. 60. 55

Ibíd., p. 101.

56

Ibíd., p. 127.

433


historia de las drogas y dos años de práctica en las boticas bajo la dirección de un farmacéutico recibido.57

Por otro lado, en el Plan de Estudios de 1882, para titularse como farmacéutico se requería haber aprobado las siguientes materias en nivel preparatorio: inglés, francés, latín, gramática española, gramática general, álgebra, aritmética, trigonometría, geometría, mecánica racional, física, elementos de historia natural, química general, cálculo infinitesimal, cosmografía, lógica, ideología, geografía política, geografía física y literatura.58 En este último plan de estudios, se observan además modificaciones cualitativas en el contenido de las materias, como lo es el énfasis en el estudio de las drogas indígenas, es decir, de la herbolaria mexicana, pero de ninguna forma se reducen la duración del programa y de la práctica profesional: Artículo 13. Los farmacéuticos cursarán tres años. 1er año. Farmacia galénica y química. 2do año. Historia de las drogas con especialidad en las drogas indígenas. 3er año. Análisis químico, economía y legislación farmacéuticas. La práctica se hará en los dos últimos años, bajo la dirección de un farmacéutico titulado.59

El plan de estudios vigente al ingresar Veneranda Bátiz a la carrera de Farmacia fue el del año 1895. La principal modificación entre este nuevo plan y el anterior, es que la duración del programa se había reducido en un año, pero en esencia, las materias y las exigencias del programa eran idénticas, como puede verse a continuación: Primer año. Primer año de Farmacia. Análisis químico. Segundo año. Segundo año de Farmacia. Historia de las drogas simples. Economía y

57

Ibíd., p. 65.

58

Ibíd., pp. 123-124.

59

Ibíd., p. 131.

434


legislación farmacéutica. Práctica durante dos años en una oficina de Farmacia.60

Como hemos apuntado, la graduación de Veneranda Bátiz como farmacéutica en 1910, daba continuidad al esfuerzo de otras mujeres que obtuvieron su título como Preceptoras de Primeras Letras y Preceptoras de Instrucción Primaria, tal y como podremos observar a continuación: Cuadro 4. Preceptoras graduadas en el Colegio Rosales Preceptoras de Primeras Letras y Preceptoras de Instrucción Primaria

Fecha de examen

Teresa Ibarra

8 de octubre de 1877

Micaela de la Herrán

8 de octubre de 1877

Francisca Izábal

11 de marzo de 1878

Rosario Baro

16 de enero de 1880

Mariana Valdez

23 de julio de 1880

Herminia Híjar

21 de junio de 1893

Rosario Avilés

26 de mayo de 1894

Tomasa Ruiz

28/29 de mayo de 1894

Carmen Sosa y Salazar

30/31 de mayo de 1894

Paula R. Vidales

1 de junio de 1894

Ursula Estrada

4/5 de junio de 1894

Delfina Arzápalo

12/13 de septiembre de 1894

Trinidad Doráme

6/7 de noviembre de 1894

Hortencia Cabada

7/8 de diciembre de 1894

Dolores Vega

11/13 de diciembre de 1894

Manuela Ibarra*

6 de diciembre de 1902

Margarita Bell*

6 de diciembre de 1902

Concepción Ocaranza*

18/19 de noviembre de 1908

Fuente: Anuario de la Universidad Autónoma de Sinaloa 1950, Culiacán, 1951, pp. 161-163. Significado de los símbolos: *: Preceptoras de Instrucción Primaria.

En lo que se refiere específicamente al área de Farmacia, a Veneranda Bátiz le antecedieron y le siguieron en lo inmediato en su titulación las siguientes personas:

60

POES., Tomo XXI, núm. 9, 1 de marzo de 1895 y tomo XXII número 10, día 7 de marzo de

1895.

435


Cuadro 5. Farmacéuticos graduados en el Colegio Rosales Cuadro 3. Farmacéuticos y farmacéuticas

Fecha de examen

Bruno Symansky

27 de diciembre de 1875

Dionisio Canobio

23 de febrero de 1876

Eduardo Koerdell

26 de febrero de 1876

Rafael Taboada

16 de diciembre de 1878

Miguel Ponce de León

25/26 de septiembre de 1891

Germán Munch

3 de septiembre de 1892

Eulogio S. Guerra

12 de noviembre de 1894

Gil M. Gutiérrez

11/12 de febrero de 1901

Manuel B. Páez

4/5 de diciembre de 1908

Veneranda Bátiz

25/26 de enero de 1910

Rosario Paliza

8/9 de mayo de 1913

María Paliza

8/9 de mayo de 1913

Fuente: Anuario de la Universidad Autónoma de Sinaloa 1950, Culiacán, 1951, pp. 161-165.

Los poco más de tres años entre la graduación de Veneranda y las hermanas Paliza, contrastan con el periodo de un cuarto de siglo entre la graduación del primer farmacéutico y la de la propia Veneranda. Consideramos que esto en modo alguno es fortuito, y que el ejemplo de Veneranda rápidamente cundió particularmente en el área de Farmacia; ello, aunado a su posterior magisterio y ejercicio en el ámbito privado de su profesión, desbrozaría el camino de las féminas sinaloenses en su incorporación a la vida laboral, con particular énfasis en el terreno profesional. Ambiente familiar permisivo, conocimiento de la historia de los problemas de salud pública, prolongación de los roles femeninos en los sectores educativos y de salud, vocación para las ciencias químico-biológicas y sensibilidad para entregarse al servicio desinteresado o la comunidad culichi habían inclinado a Veneranda hacia el estudio de la farmacia. Ahora armada en el dominio de la teoría y la práctica de la ciencia farmacéutica estaba lista para emprender sus batallas por mejorar la salud de sus semejantes. La ahora flamante Profesora en Farmacia según título firmado por Diego Redo contribuiría a elevar la cultura de la salud de los vecinos de Culiacán a la vez que preparaba las formulas magistrales que les devolverían la salud y le prolongarían la vida. 436


Enseguida, resaltaremos la otra decisiva influencia en la formación intelectual y ética de Veneranda que, como ya apuntamos, lo fue su familia.

Educación, política y humanismo: vocación de la familia Bátiz Paredes Don Juan de Dios Bátiz y doña Isabel Paredes, además de Veneranda, procrearon otros tres hijos: Juan de Dios, Rafael Francisco y Jorge Guillermo, quienes también fueron alumnos rosalinos, sólo que en la carrera de ingeniería. 61 Juan de Dios y Rafael Francisco concluirían sus estudios profesionales en la capital del país, el primero, en el Colegio Militar y Rafael Francisco en la Escuela Nacional de Agricultura.62 Enseguida, resaltaremos brevemente la trayectoria de los hermanos de Veneranda.63 Juan de Dios Bátiz ingresó al Colegio Militar en el año de 1908 y en dicha institución

culminó

su

formación

académica.

En

el

convulso

contexto

revolucionario mexicano, el Presidente Francisco I. Madero, le otorgó el ascenso de Capitán Primero. Peleando al lado de Rafael Buelna Tenorio, obtuvo los grados de Coronel y Jefe del Estado Mayor de Buelna. Al término de la Revolución mexicana, se incorporó a la vida civil y profesional, concretamente, en el ámbito de la ingeniería civil en el estado de Baja California y en el terreno educativo en su natal Sinaloa. En el año de 1918, establecido nuevamente en Sinaloa, Juan de Dios Bátiz se desempeñó como docente y llegó a ocupar la Secretaría de la Universidad de Occidente.64 Dos años después, fue electo regidor del H. Ayuntamiento de 61

Véase AHUAS, fondo Dirección de Servicios Escolares, Libro de Matrículas, Volumen 66, foja 33; AHUAS, fondo Dirección de Servicios Escolares, Libro de Matrículas, Volumen 66, foja 37; AHUAS, fondo Dirección de Servicios Escolares, Libro de Matrículas, Volumen 66, foja 51; AHUAS, fondo Dirección de Servicios Escolares, Libro de Matrículas, Volumen 66, foja 52; AHUAS, fondo Dirección de Servicios Escolares, Libro de Matrículas, Volumen 66, foja 79. 62

Héctor Peña Bátiz, op. cit., p. 30.

63

Resaltaremos las trayectorias de Juan de Dios y Jorge Guillermo, en virtud de que desafortunadamente Rafael Francisco falleció a muy temprana edad, a causa de un accidente, Entrevista realizada a Enrique Peña Villa por Rigoberto Rodríguez Benítez. 64

Juan de Dios Bátiz impartió las siguientes materias: cosmografía, ejercicios militares, geometría plana, dibujo topográfico, dibujo lineal y natural de topografía, geografía universal, geografía del estado y de la república Marco Antonio Berrelleza Fonseca, op. cit., p. 363.

437


Culiacán, órgano que presidía Francisco Orrantia y Rocha. En 1920 también, solicitó licencia y compitió por un escaño en el Congreso estatal, resultando electo en el octavo distrito electoral que pertenecía a Culiacán. En 1922 fue diputado en el Congreso Federal y simultáneamente se desempeñó como Jefe del Departamento de Enseñanza Técnica de la Secretaría de Educación Pública. En 1926¸ cuando el gobernador de Sinaloa, Alejandro R. Vega fue desaforado por el Congreso del Estado, Juan de Dios Bátiz fue nombrado Gobernador sustituto, cargo que ocupó hasta el día 13 de noviembre de 1927. En la gestión de Juan de Dios Bátiz como gobernador de Sinaloa, deben destacarse las siguientes acciones: comenzó la edificación del Hospital Civil en la capital sinaloense y emitió un decreto para fijar la jornada laboral en 8 horas, es decir, aunque breve, la suya fue una administración ocupada y preocupada por la salud y los derechos laborales de los sinaloenses. Posteriormente, Juan de Dios Bátiz en fórmula con Manuel Páez, alcanzaron una curul en el Senado de la República y la primera magistratura del estado de Sinaloa, respectivamente. Como síntesis de lo hasta aquí dicho, recuperamos las palabras que Gilberto López Alanís escribió sobre Juan de Dios Bátiz: Sintió la opulencia cruel y el esplendor del porfiriato, el ardor violento de la Revolución y participó de una modernidad; la que supuso la instauración de una paz institucional; que conllevo profundos cambios sociales en México. Bátiz participó en el modelo educativo que la revolución propuso al país al estructurar junto con otros destacados mexicanos el Instituto Politécnico Nacional.65

A pesar de que Juan de Dios Bátiz tuvo diferentes cargos en la administración pública federal y al interior del propio Partido Nacional 65

Gilberto López Alanís, La etapa sinaloense de Juan de Dios Bátiz Paredes, Gobierno del Estado de Sinaloa/Asociación de Egresados del Instituto Politécnico Nacional Ing. Juan de Dios Bátiz Paredes, A. C., Culiacán, 1994, pp. 4-5.

438


Revolucionario, sin lugar a dudas, su contribución más relevante fue su decisiva participación en la fundación del Instituto Politécnico Nacional, institución que constituyó la síntesis de las preocupaciones cardenistas en torno a la formación de los profesionistas y técnicos que el desarrollo económico e industrial de la nación mexicana demandaba. Finalmente, debe destacarse que el Senado de la República, distinguió a Juan de Dios Bátiz con la medalla Belisario Domínguez, en el año de 1978.66 Por su parte, Jorge Guillermo Bátiz Paredes estuvo también vinculado a cuestiones políticas y educativas. Fue regidor y presidente del municipio de Culiacán (1932-1934). Al postularse para este último cargo fue apoyado por la Confederación de Partidos Revolucionarios de Sinaloa, adherida al PNR, al Partido General Antonio Rosales, el Partido Revolucionario de Chapultepec, al Partido Estudiantil General Buelna y al Partido General Ángel Flores.67 En el terreno educativo, Jorge Guillermo tuvo también una destacada contribución, especialmente, en la transformación de la Escuela Industrial de Culiacán en una Escuela Prevocacional perteneciente al IPN, hecho que a continuación se detalla: Nuestro entrevistado habló sobre los antecedentes que se remontan a 1937, cuando por disposición presidencial, todas las escuelas industriales o de artes y oficios del país, se convirtieron en escuelas prevocacionales, dependientes del Instituto Politécnico Nacional, en el año de su creación. En ese tiempo existía en Culiacán la Escuela Industrial. Los alumnos de esta escuela pasaron a ser la primera generación de prevorianos a instancias del director Don Jorge Guillermo Bátiz Paredes, hermano del ingeniero Juan de Dios Bátiz Paredes, fundador del I.P.N. Por gestiones de Jorge Guillermo Bátiz Paredes, se 66

Véase Herberto Sinagawa Montoya, Sinaloa, Historia y Destino, Editorial Cahíta, Culiacán, 1986, pp. 58-61. 67

Azalia López González, Historia de los partidos políticos en Sinaloa (1909-1946), Siglo XXI Editores/UAS/El Colegio de Sinaloa/Secretaría de Educación Pública y Cultura del Estado de Sinaloa, México, 2010, p. 200.

439


fundó en 1939 el primer año de bachillerato de ingeniería o vocacional, con el propósito de evitar el desarraigo de la juventud sinaloense, que tenía que emigrar a otros lugares, principalmente a la capital de la república para realizar estudios superiores, ya que en Culiacán u otras ciudades de Sinaloa, no existían más opciones.68

Por su parte, Alfonso L. Paliza en su obra Postales amarillentas recuerda a Guillermo Bátiz como un ―hombre de continente flaco, mirada penetrante tras los espejuelos, seco en su trato, humano en el fondo de su rígida conducta, pero reconocidamente un hombre honesto, querido y respetado que manejó escrupulosamente los dineros a su administración encomendada‖.69 Y Paliza completa el retrato moral e intelectual de Guillermo con el siguiente apunte: Con justificado orgullo afirmase que durante la rígida dirección de don Guillermo Bátiz, la prevocacional aportó al politécnico a los más sobresalientes alumnos que viajaron al DF para, bajo el amparo del Ing. Juan de Dios Bátiz, ya fuera del IPN y al servicio del industrial español Manuel Suárez, a todo muchacho sinaloense ayudó, con pequeñas sumas necesarias para sostenerse en sus estudios de vocacional y profesional, advertidos de que debería retornar al Estado para que empezara a cubrir una deuda moral contraída, sugerencia paternal satisfecha por la mayoría de los nuevos profesionistas.70

Resulta notoria la vocación intelectual y política de la familia Bátiz Paredes. Por tanto, tiene pleno fundamento sostener que tanto este contexto familiar como la propia institución rosalina fueron las fuentes nutricias intelectuales que le permitieron a Veneranda Bátiz abrir brecha en la reorientación de los roles femeninos en Sinaloa.

68

Entrevista de Antonio Velázquez Zárate a Renato Rodríguez Tostado, El Sol de Sinaloa, 27 de abril de 2008. 69

Alfonso L. Paliza, op. cit., p. 159.

70

Ibíd., p. 161.

440


A continuación, ahondaremos en las facetas de Veneranda Bátiz como esposa, madre, maestra universitaria y propietaria de la ―Botica del Refugio‖.

Veneranda Bátiz: esposa, madre y profesionista Veneranda Bátiz contrajo nupcias el 24 de marzo de 1911, con el ingeniero Enrique Peña Alcalde.71 Del esposo de doña Veneranda debe resaltarse su laboriosidad en la minería, en la gerencia de la Empresa de Agua de Sinaloa y de la Compañía de Luz de la ciudad de Culiacán.72 En el terreno de la política, Enrique Peña Alcalde fue integrante del cabildo de Culiacán, en varias ocasiones. En el año de 1909, fue regidor propietario y encabezó la Comisión de Ornato y Comodidad.73 A raíz de un incendio en el Mercado Municipal de Culiacán, el regidor Peña Alcalde de forma conjunta con el regidor Alejandro Buelna presentaron una propuesta para que ―se permitiera la construcción de locales de mampostería a quienes se comprometan a pagar derecho de piso como si fueran sombras; que se pactara con los arrendarios, que el Ayuntamiento se reservaba el derecho de exigir la entrega del terreno en cualquier tiempo que lo necesite‖.74 Dicha propuesta fue aprobada. Siendo regidor suplente en 1910, en el marco de una escasez generalizada de maíz y otros granos a causa de la ausencia de lluvias, Enrique Peña Alcalde encabezó una comisión que representaba al Cabildo de Culiacán, para adquirir esos productos básicos en el puerto de Mazatlán.75 Siendo pues, un político porfirista, Enrique Peña formo parte del ―Club Redista Francisco Cañedo‖, organización que tras el deceso del gobernador Francisco Cañedo el 5 de junio de 1909, apoyó a Diego Redo para que alcanzara la gubernatura de Sinaloa. El organigrama de tal asociación era el siguiente: Jesús 71

Héctor Peña Bátiz, op. cit., p. 122.

72

Ibíd., p. 17.

73

Marco Antonio Berrelleza Fonseca, Culiacán. Crónica de una ciudad, p. 374.

74

Ibíd., p. 442.

75

Ibíd., p. 456.

441


Almada (Presidente), Antonio Tarriba (Vicepresidente), Julio G. Arce (Secretario), Enrique Peña Alcalde (Prosecretario), Fortunato Escobar (Tesorero) y Jesús H. Salazar (Protesorero).76 A pesar de su amplia participación en el régimen porfirista encabezado por Cañedo, Enrique Peña Alcalde no fue objeto de persecución ni excluido de la élite sinaloense como si lo fueron otras personas, prueba de ello, es que no le fue difícil ubicarse en el ámbito educativo, pues impartió las materias de física experimental y nociones de mecánica77 en la Universidad de Occidente78, y más aun, con el paso del tiempo llegó a ocupar la Vicerrectoría de dicha institución. Y es justamente en este cargo, en donde se le recuerda por una activa y acérrima defensa de la autonomía universitaria: Fue entonces cuando Ángel Flores propuso como alternativa, la Federalización de la Universidad, propuesta aceptada en el momento de la discusión por el Consejo, a punto de votarse la propuesta y cuando ya se hacían planes para la elaboración del documento, un consejero que no había participado en la discusión, pero pendiente de todo lo que se decía, se levantó de su asiento y dijo terminantemente: No! Y empezó a hablar con una fuerza convincente como jamás antes ninguno de los miembros lo había hecho. Era el ingeniero Enrique Peña, que con gran elocuencia defendía el espacio democrático de la Universidad, el enorme y caro proyecto que ésta representaba para el pueblo y la educación sinaloense, en el marco de una autonomía que debería defenderse hasta las últimas consecuencias.79

76

Ibíd., p. 385.

77

Ibíd., p. 280.

78

En la sesión del día del 31 de julio del Consejo Universitario se acordó la transformación del Colegio Rosales en la Universidad de Occidente. La fundamental diferencia entre ambas instituciones estribaba en la autonomía de esta última institución en lo concerniente a la elección de sus autoridades y su organización académica y administrativa. En dicha sesión fueron electos como Rector y Vicerrector respectivamente, el médico Bernardo J. Gastélum y el ingeniero Enrique Peña Alcalde, Dina Beltrán López, ―Universidad de Occidente, la utopía sinaloense de 1918‖. 79

Periódico Sol de Sinaloa, 3 de septiembre de 1998.

442


Pese a esta férrea defensa de la autonomía de la institución rosalina por parte del ingeniero Peña Alcalde y de otros universitarios, la Universidad de Occidente como proyecto académico y de gobierno llegó a su fin en octubre de 1922, al constituirse el Colegio Civil Rosales, institución que nuevamente quedaba bajo la tutela del gobierno del Estado. Dina Beltrán López hace el siguiente recuento: Después de cuatro años en que los rosalinos sinaloenses vivieron la experiencia de pensar y actuar como universitarios a los que la ley había dotado de autonomía, la asfixia financiera de que fue objeto la naciente institución les hizo reflexionar de que de poco o nada servía esta reforma si no se le aprobaban los recursos suficientes para su funcionamiento. Fue por ello que, en un último acto de ejercicio autonómico, el Consejo Universitario acordó en julio de 1922 cancelar el proyecto en el que habían depositado sus más caras esperanzas.80

En la esfera familiar, Enrique Peña y Veneranda Bátiz procrearon siete hijos: Enrique81, María del Refugio, Héctor, Enrique, Fernando, Jaime e Isabel. Veneranda Bátiz, además de madre de familia, incursionó en la docencia en su propia Alma Mater, en ese entonces, como ya rebautizada como Universidad de Occidente. La incorporación de Veneranda a la enseñanza ilustra la evolución histórica laboral de los farmacéuticos que además de preparar medicamentos, paulatinamente empezaron a ingresar a instituciones de investigación y docencia.82

80

Dina Beltrán López, op. cit. El 18 de octubre de 1922, mediante el decreto número 11, el Congreso del Estado de Sinaloa, creó el Colegio Civil Rosales. Marco Antonio Berrelleza Fonseca, op. cit., p. 481. 81

Infortunadamente, el primogénito del matrimonio Peña Bátiz fallece a muy temprana edad, Entrevista realizada a Enrique Peña Villa por Rigoberto Rodríguez Benítez. 82

Nina Hinke, op. cit., p. 63. Entre los centros investigativos en que los farmacéuticos empezaron a laborar deben mencionarse los institutos patológico, bacteriológico y médico, véase Nina Hinke, ―Fragmentos de una historia del instituto médico nacional‖, Ciencias, julio-septiembre, núm. 83, UNAM, México, pp. 57-67.

443


Veneranda Bátiz fue maestra de Análisis químico y del Segundo curso de historia de las drogas,83 en la ya entonces carrera de Químico Farmacéutico, puesto que al transformarse el Colegio Rosales en la Universidad de Occidente, se dio tal reorientación curricular. Dicho programa comprendía las siguientes materias: Art. 28. La carrera de Químico Farmacéutico en su profesional comprenderá las materias siguientes: Primer año. Primer curso de Farmacia. Análisis químico. Bacteriología. Segundo año. Segundo curso de Farmacia. Historia de las drogas simples. Economía y Legislación Farmacéuticas. Farmacia Galénica. Práctica comprobada durante dos años en una Farmacia.84

Como docente, Veneranda Bátiz formó a estudiantes que posteriormente mucho aportaron a la sociedad sinaloense, tal es el caso de Tomás Moncayo (fecha de titulación: 16/18/20 de noviembre de 1920), Amado Blancarte (fecha de titulación: 3/4 de septiembre de 1923), quien llegó a ocupar la Rectoría de la

83

Marco Antonio Berrelleza, op. cit., p. 280.

84

POES, 22 de octubre de 1922.

444


Universidad de Sinaloa85 y José María Cota (fecha de titulación: 10/11 de septiembre de 1923).86 El magisterio de Veneranda Bátiz y la propia graduación de esos alumnos ejemplifican el cambio histórico experimentado por la disciplina farmacéutica, que para entonces encontraba su principal núcleo conceptual y legitimad científica en la química, y a esto obedecía el tipo de temáticas defendidas en los exámenes profesionales por algunos estudiantes, tal fue el caso de Lucas Angulo, (―Dosificación del acido clorhídrico en las aguas minerales‖), Refugio Murillo, (―La constitución molecular de la glicerina y algunos de sus derivados‖) y Gaspar Aguilar, (―Condiciones del agua potable en Culiacán‖). 87 En estas investigaciones es notoria la preocupación por la salud pública tanto en su vertiente teórica como en la práctica y además, el interés por vincular la práctica académica con las problemáticas sociales. En algunos de esos exámenes teóricos y en otros de índole práctica, la maestra Veneranda Bátiz desempeñó la responsabilidad de fungir como jurado, así sucedió en las presentaciones de los alumnos Amado Blancarte, José María

85

El químico farmacéutico Amado Blancarte Alvarado (1886-1972) impartió las materias de Química legal, Legislación farmacéutica, entre otras, en la institución rosalina. Fue docente durante 34 años. Ocupó la rectoría de la Universidad de Sinaloa en un par de ocasiones: del 2 de noviembre de 1943 al 31 de diciembre del año siguiente y del 1 de julio de 1945 al 30 de septiembre de 1947: ―Durante su periodo rectoral supo enfrentar con entereza las presiones de los gobernadores, pese a que la institución no era autónoma en ese entonces, manteniendo siempre en alto los principios universitarios y su dignidad. Durante su rectorado entre otras cosas, pese a lo precario del presupuesto, construyó el segundo piso del Edificio Central, salvo las dos alas laterales que terminó de construir el doctor Humberto Bátiz Ramos durante su rectorado. Durante su gestión se fundó la Escuela de Contabilidad –así llamada en ese tiempo-, que tanto prestigio ha dado a nuestra Universidad‖, Rafael Valdez Aguilar, Historia del Hospital Civil de Culiacán, Instituto Municipal de Cultura de Culiacán/Instituto La Crónica de Culiacán/Coordinación General de Investigación y Posgrado de la UAS/Hospital Civil de Culiacán, Culiacán, 2007, p. 116. Por otra parte, debemos recordar que el Colegio Civil Rosales funcionó hasta el año de 1937 y posteriormente, bajo la égida del cardenismo la institución rosalina se transformó en la Universidad Socialista del Noroeste. Este último proyecto académico tuvo vigencia hasta finales de 1941, específicamente hasta el día 1 de octubre de 1941, fecha en la que se declara formalmente la creación de la Universidad de Sinaloa que le cederá el paso a la actual Universidad Autónoma de Sinaloa a finales de 1965. 86

Anuario estadístico de la Universidad de Sinaloa 1950-1951…, p. 166.

87

AHUAS, Libro de Actas de Exámenes Profesionales, Número V p. 49, pp. 92-94 y pp. 142143, respectivamente.

445


Cota y Cota, Refugio Murillo, Cosme Álvarez, Carlos Osuna y Osuna y Ramón Orozco.88 Fue en su paso por la docencia, en donde Veneranda Bátiz, además de destacarse por la calidad de su cátedra, dejó una imperecedera prueba de congruencia, pues, cuando el entonces Gobernador de Sinaloa, Manuel Páez (1933-1935) ordenó el cierre de todas las iglesias en el Estado y envió un documento que debía ser firmado por los catedráticos y las autoridades universitarias avalando tal acción, la maestra Veneranda se negó terminantemente a firmarlo por su profunda religiosidad y presentó su renuncia.89 Debe resaltarse, que la fuerte convicción religiosa de Veneranda también estaba presente de modo muy vivo en el ámbito familiar, en este sentido, su hija Isabel comenta que su madre la llevaba a misa junto con sus hermanos todos los domingos, y así mismo, que en casa bendecían los alimentos y por la noche, doña Veneranda los conminaba a que hicieran oraciones. Lógicamente, todos fueron bautizados, confirmados y contrajeron nupcias en el marco de la iglesia católica.90 Esa religiosidad quedó manifestada en innumerables ocasiones cuando amortajó sin pago ninguno a los difuntos de familias que por su precariedad económica, no tenían a nadie más a quién recurrir. Además, a los enfermos de estas familias también los apoyaba con medicamentos en su ―Botica del Refugio‖, de la que hablaremos más adelante. Al igual que su señora madre, desafortunadamente Veneranda Bátiz quedó viuda tempranamente.91 Y fue justo entonces, con hijos pequeños a los que debía sacar adelante, que Veneranda Bátiz experimentó la transición de la élite a una 88

Ibíd., pp. 7-8; 8-11; 94-95; 139-141; 169-170 y 185-186, respectivamente.

89

Entrevista realizada a Isabel Peña Bátiz por Rigoberto Rodríguez Benítez, el 24 de marzo de 2009, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. 90

Ibíd.

91

Doña Isabel Paredes enviudó a la edad de 40 años, pues, su esposo Juan de Dios Bátiz falleció en San José de Gracia, en el año de 1897. Por su parte, Enrique Peña Alcalde falleció el 31 de julio de 1930, a la edad de 51 años.

446


modesta clase media. En esa época, Veneranda como sostén único de su familia demostró temple y luces intelectuales. Enrique Peña Bátiz recuerda el tesón de su madre durante aquella época: Esposa en plenitud: como maestra universitaria durante muchos años y simultáneamente, explotando un establo de vacas productoras de leche, apoyó y complementó la economía de la familia Peña Bátiz. Tarea esforzada, que se iniciaba a las cuatro de la mañana y concluía entrada la noche, después de que terminaba la segunda ordeña que a diario se practicaba en el establo, para después elaborar personalmente asaderas (queso fresco) con la leche sobrante de las entregas establecidas. Bueno es recordar que la venta de ese producto les era encomendado a sus pequeños hijos, que en aquel viejo Culiacán de 20,000 habitantes, tenía un precio de diez centavos el litro de leche y veinte céntimos la asadera.92

Fuera del mundo académico por los motivos apuntados con anterioridad aunados al previo deceso de su esposo Enrique Peña Alcalde, Veneranda Bátiz se dedicó de lleno a su ―Botica del Refugio‖. Al igual que lo que sucedió en el resto del país, en Sinaloa el antecedente histórico de la farmacia como disciplina y como establecimiento mercantil lo constituyeron los boticarios y las boticas. En Culiacán, ciudad en la que se formó como farmacéutica Veneranda Bátiz y en la que estableció su ―Botica del Refugio‖, empezaron a funcionar boticas desde mediados del siglo XIX, como a continuación podremos apreciarlo. La ―Botica Alemana‖ abrió sus puertas el 20 de mayo de 1859 y en el año de 1891, fue adquirida por Miguel Ponce de León, un farmacéutico egresado de las aulas rosalinas. Tal botica tenía su ubicación en la calle Rosales, número 2, y ―expendía toda clase de productos químicos y farmacéuticos, medicinas de

92

Noroeste, Martes 1 de marzo de 1983.

447


patente, artículos para tocador, perfumería y útiles para ensaye. La botica contaba con laboratorio para la preparación de recetas‖.93 Otra botica establecida en la capital sinaloense fue la ―Botica Mexicana‖ fundada en el año de 1880 por Ignacio C. Villarroel. Esta negociación también tenía su asiento en la calle Rosales, en el número 10, es decir, al igual que la ―Botica Alemana‖, se encontraba en pleno corazón de la ciudad. Este establecimiento se surtía directamente de San Francisco, California.94 Por su parte, la ―Botica Nacional‖ fue establecida entre 1895 y 1896, por el farmacéutico

Alberto

Castro.95

En

dicho

local,

además

de

distribuirse

medicamentos y artículos de tocador, se contaba con un despacho de recetas (consultorio médico). Andrés Villarreal, médico formado en las aulas de la Facultad de Medicina de Guadalajara era quien atendía el despacho de recetas de la ―Botica Nueva‖, establecimiento administrado por el farmacéutico rosalino Eulogio S. Guerra. 96 La administración de la ―Botica del Refugio‖ por parte de la primera farmacéutica egresada de las aulas rosalinas se sumaría al caso recién señalado y al anteriormente apuntado de Miguel Ponce de León. Y es sobre la ―Botica del Refugio‖, que ahondaremos enseguida. Fue don Heriberto Murillo, quien tras la muerte de su hija optó por vender la botica que recién habían abierto, esta fue ofrecida con facilidades de pago a Veneranda Bátiz, quien como ya se mencionó vendió su pequeño establo para dar un pago inicial, y posteriormente, con las utilidades de la propia botica terminó de pagarla.

93

Marco Antonio Berrelleza Fonseca, Culiacán. Crónica de una ciudad: 1878-1912, H. Ayuntamiento de Culiacán/Instituto La Crónica de Culiacán, Culiacán, 2010, p. 228. 94

Ibíd., p. 228.

95

Ibíd., p. 229.

96

Ibíd., pp. 228-229.

448


La ―Botica del Refugio‖ fue llamada así por ser este el nombre de su abuela y de una hija suya, y también por el hecho de que Veneranda era muy devota de la Virgen del Refugio. Este establecimiento fue abierto el 1 de septiembre del año 1931, en el centro de la ciudad, específicamente, en la calle Ángel Flores 47 poniente, entre Domingo Rubí y Morelos. Cabe decir que en la década de los 30‘ y los 40‘ se encontraban establecidas por la calle Ángel Flores otras farmacias. Don Felipe Ayala recuerda sus caminatas por esta calle de la siguiente manera: La farmacia La Nacional, de los Flores Sarmiento, ese edificio era de la señora Veneranda Bátiz, era la dueña del edificio, ahí donde estuvieron los Flores… En la pura esquina de Juan Carrasco y Ángel Flores, estaba la botica La Mexicana, de don Benito Anchondo, enseguida estaba una cantina. Tomás y Julián Alvarado. Luego seguía un restaurante de la señora Rutilia Carrasco, en ese pedazo de la Ángel Flores y de ahí llegaba un pasillo que entraba al mercado Vizcaíno, a donde estaban los que vendían menudo, y los que vendían enchiladas del suelo. A la pura entrada estaba don Julián Zazueta, con su cafetería y un abarrote de una familia Loera, y a mano derecha estaban los boleros, en ese mismo pasillo y ya para llegar a la Rubí, estaba una ferretería y una gasolinera del señor Rafael Montis. No hemos llegado a la esquina todavía, en la pura esquina estaba una botica, del señor Reynaldo Villalobos, y del señor Chanico Martínez, la farmacia se llamaba Botica Guadalupana.97

97

Adrián García Cortés, Graciela Zazueta Jiménez y Graciela Fernández (Coordinadores), El Culiacán de Felipe Ayala, Culiacán, 2010, pp. 74-75. Es necesario puntualizar que este libro se basa estrictamente en los recuerdos de Felipe Ayala, y por tanto, pese a su extraordinaria lucidez y buena memoria, no en todos los casos la información que don Felipe nos brinda es exacta. Por ejemplo, en el caso del edificio que albergaba la ―Botica Nacional‖, no pertenecía a Veneranda Bátiz sino al farmacéutico Manuel Páez; Dina Beltrán López, en un trabajo que se basa en una serie de entrevistas al farmacéutico rosalino Luis Flores Sarmiento, escribe al respecto: ―Ante la muerte inesperada de su hermano Rosendo, don Luis tuvo que dejar el trabajo en el Ingenio ‗La Primavera‘ de Navolato ya que ante el suceso la administración y atención de la Botica Nacional quedó acéfala, pues el profesor Manuel Páez le había vendido a Rosendo el negocio (bueno, más bien se la había fiado). Los hermanos Flores Sarmiento, con don Luis al frente como farmacéutico, sacaron adelante la Botica Nacional‖, ―Luis Flores Sarmiento‖, Buelna. Órgano de divulgación editado por la Dirección de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Sinaloa, 2 de febrero de 2009, pp. 12-13. Por otro lado, en el caso de Reynaldo Villalobos Aréchiga (1887-1950),

449


Volviendo a la ―Botica del Refugio‖, su hija Isabel, nos dice al respecto: ―Y no puso la farmacia hasta que encontró una casa donde pudiera vivir y estar pendiente del negocio y de los hijos, todos quedamos chiquitos cuando mi papá murió, mi hermana (María del Refugio) era la más grandecita, tenía 16 años y ella era la que le ayudaba en la farmacia, ahí trabajaron, hasta en la noche estaban ahí ellas dos trabajando‖.98 Veneranda aglutinó a su familia en torno a la ―Botica del Refugio‖, espacio que simultáneamente era su hogar y negocio, y tal como su madre lo hizo con ella y sus hermanos, le inculcó a sus hijos el amor por el estudio y el trabajo, ideal condensado en el escudo familiar constituido por una estrella, un yunque y un crisol, que a su vez simbolizan la fe, el trabajo y la honradez.99 Doña María Luisa Tamayo Muller, esposa de Héctor, uno de los hijos de Veneranda Bátiz, nos dice sobre el funcionamiento de la ―Botica del Refugio‖: Tenían ellos su mercancía que vendían más que las demás boticas y farmacias, incluso de los pueblos de Tepic hasta Nogales. Y tenían muchachos, los agentes viajeros, que viajaban y que eran más queridos en todas esas farmacias. Porque ella tenía mucha mercancía y se las vendían a las farmacias chicas, hacían la distribución. Pusieron dentro de la botica una fuente de sodas, estilo americano, con nevería y algo de alimentos.100

la referencia que tenemos es que aprendió el oficio de boticario gracias a Manuel Páez, quien le permitió se formará y laborará en su Botica ―Continental‖, establecimiento ubicado en Ángel Flores y Juan Carrasco: ―En su botica, no solo vendía medicamentos sino que también preparaba formulas magistrales aprendidas en esa larga tradición de los farmacéuticos regionales, recetaba a enfermos y curaba heridos‖, Alicia Montaño Villalobos, ―Breve semblanza de don Reynaldo Villalobos Aréchiga‖, en Festejos de la Revolución mexicana en Culiacán. 20 de noviembre de 1915/Discursos de Don Reynaldo Villalobos Aréchiga y otras noticias, AHGES, Culiacán, 2006 (presentación de Gilberto López Alanís), p.18. Sin embargo, el testimonio del señor Felipe Ayala nos ofrece un fresco del ambiente de la época y particularmente, de esta suerte de corredor farmacéutico que estaba sobre la calle Ángel Flores. 98

Entrevista realizada a Isabel Peña Bátiz por Rigoberto Rodríguez Benítez.

99

Ibíd.

100

Graciela Fernández, op. cit., p. 184.

450


A las anteriores innovaciones se suma el clima artificial instalado por doña Veneranda en su establecimiento, mismo que tuvo que retirar porque los clientes evitaban entrar argumentando que se resfriaban.101 La ―Botica del Refugio‖ además de surtir las recetas que los médicos prescribían, también surtía pedidos en la ciudad de Culiacán que le eran realizados a través del teléfono, pues en esa época ya funcionaba la red de teléfonos Ericsson. En la botica, una de las empleadas que más tiempo colaboró en la atención a los clientes fue Isabel Castro, más conocida como Chabelita.102 Por otra parte, el joven Lalito Fernández era el encargado de surtir los pedidos foráneos. El dicho de la nuera de doña Veneranda, se ve corroborado con lo que nos dice Paliza posteriormente, al señalar que estas entregas cubrieron ciudades como Nogales, Sonora.103 La significativa actividad comercial de la ―Botica del Refugio‖ también queda ilustrada por la participación que como accionistas tuvieron los empresarios de la banca culiacanense. El monto del capital social de la ―Botica del Refugio‖ al 31 de agosto de 1949 era de 600.000 pesos.104 Esta era una cantidad muy alta, comparable incluso a los montos que empresas agrícolas o industriales recibían. Baste señalar, que en los registros de la época solo aparece otra botica, la ―Botica del Fuerte, S. A‖, y su capital social es de apenas 25.000 pesos.105 Aunado a lo anterior, también debe destacarse que la ―Botica del Refugio‖ posibilitó que muchas estudiantes realizaran sus prácticas profesionales106 y tuvieran también, sus primeras experiencias laborales, como fueron los casos de Fedra Dimópulos Ruiz, quien ―se desempeñó primeramente como química en la 101

Ibíd., p. 184.

102

Entrevista realizada a Enrique Peña Villa por Rigoberto Rodríguez Benítez.

103

Alfonso L. Paliza, op. cit., pp. 15-16.

104

Gustavo Aguilar Aguilar, Banca y desarrollo regional en Sinaloa 1910-1994, Plaza y Valdés/UAS/Difocur, México, 2001, p. 305. 105

Ibíd., p. 305.

106

Marcela Camarena Rodríguez, ―La formación profesional de las mujeres sinaloenses 19471963‖, Tesis de Maestría, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2006, p. 131.

451


botica ‗El Refugio‘, tiempo después se convirtió en Jefa de Farmacia del Instituto Mexicano del Seguro Social‖107, y de Mélida Mancillas, quien: Al terminar su carrera empezó a trabajar en la Botica del Refugio, de Veneranda Bátiz, aprovechando que José María Palazuelos, que trabajaba ahí, al casarse dejó vacante el lugar. Con Veneranda Mélida adquirió experiencia en el aspecto comercial, la cual aprovechó en 1947 para instalar su propia farmacia en la calle Rubí frente a la Casa Ley, en un local que le rentó el señor Antonio Fong. El negocio lo bautizó con su nombre para que lo identificaran con ella.108

Mélida Mancillas, recuerda de aquella época como trabajadora de la ―Botica del Refugio‖, que Veneranda Bátiz era una profesionista muy dedicada y amable con todas las personas que acudían al establecimiento y además, que era una asidua lectora.109 Aunque ya hemos hecho mención de cómo la profunda convicción religiosa de doña Veneranda Bátiz se manifestaba en la atención humanitaria y filantrópica en su ―Botica del Refugio‖, apoyando con medicamentos y amortajando gratuitamente a los difuntos de familias que por su precariedad económica no tenían a nadie más a quién recurrir, es necesario también, resaltar como muchas personas fueron beneficiadas con el crédito de medicamentos, un crédito muy peculiar, pues, no generaba interés de ningún tipo y no se estipulaba un plazo fijo para los abonos de los mismos, como en el caso de doña María Consuelo Camacho Quezada110, quien recuerda que durante los años de 1957 a 1968, período en el que acudió con regularidad a la ―Botica del Refugio‖, siempre encontró el apoyo solidario de doña Veneranda Bátiz. 107

Ibíd., p. 127.

108

Dina Beltrán López, ―Mélida Mancillas: Reina de la Universidad Socialista del Noroeste‖, Buelna. Órgano de divulgación editado por la Dirección de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Sinaloa, 27 de octubre de 2008, pp. 16-17. 109

Entrevista realizada a Mélida Mancillas Manjarrez por Rigoberto Rodríguez Benítez, el 3 de diciembre de 2010, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. 110

Entrevista realizada a María Consuelo Camacho Quezada y a Octavio Acedo Camacho por Mario Cesar Islas Flores, el 30 de noviembre de 2010, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa.

452


Octavio Acedo Camacho111, por su parte, evoca a la ―Botica del Refugio‖ como una farmacia pequeña, pero de techo muy alto, sobria y de luz tenue, colmada de un peculiar aroma a sustancias químicas, mismas que se encontraban resguardadas en frascos color ámbar, pues, en aquel entonces eran utilizadas como base para la preparación de muchos de los medicamentos prescritos por los doctores. Doña María Consuelo112, madre de Octavio, completa la descripción de la ―Botica del Refugio‖ diciéndonos que además de los medicamentos de patente y de los que ahí mismo se preparaban según estuviera estipulado en la receta médica, se vendían artículos de perfumería, de higiene personal y productos de belleza tales como lociones, jabones, talcos, cremas y maquillaje, principalmente de las marcas Maja y Ponds. Realizada como esposa, madre y profesionista, doña Veneranda Bátiz empezó a cultivar otra pasión: viajar. Ciertamente, el gusto por los viajes databa de tiempo atrás, pues su suscripción a la publicación National Geographic era muy antigua. Sin embargo, ni las condiciones familiares ni económicas le habían permitido materializar ese sueño anhelado. Dejando al frente de la ―Botica del Refugio‖ a su hijo Héctor113, Veneranda emprendió su primer viaje al continente europeo en el año de 1950, acompañada de una de sus hijas. Alemania, Francia, Italia, España, los países nórdicos, Bulgaria, Holanda, Rumania, Hungría y Bélgica fueron algunos de los países que conoció durante los casi 15 años ininterrumpidos en que estuvo viajando. También conoció Rusia y el continente asiático, de este último, tuvo la oportunidad de disfrutar de los paisajes de Japón, Hong Kong y Tailandia. De cada uno de estos sitios, señala su hija Isabel, traía muñecas típicas de cada región. Además, mujer culta y eternamente preocupada por estar bien

111

Ibíd.

112

Ibíd.

113

Véase Graciela Fernández, op. cit., p. 168.

453


informada, escribía notas de estos viajes, que después generosamente compartía entre sus familiares.114 Otras de las pasiones que pudo cultivar con mayor tranquilidad también durante aquella época fueron la jardinería y la crianza de aves, su hija Isabel comenta que ―le gustaban mucho las plantas, el jardín, las aves, los pájaros, canarios, tenía canarios, periquitos australianos, cenzontles, pescaditos, todo. Todos le gustaban mucho‖.115 A doña Veneranda también le fascinaba bordar, armar rompecabezas y resolver crucigramas.116 Ya en su faceta de abuela fue también especialmente amorosa y pilar fundamental sobre el que descansaban sus muchos descendientes, en las reuniones familiares que se realizaban los domingos en la casa de doña Vene – llamada así cariñosamente por los suyos- ella ocupaba la cabecera en la mesa como la jefa de familia que continuaba siendo y también como un ejemplo imperecedero de honradez y congruencia. Otro hecho que ilustra este papel esencial, es que conocedores de su sensibilidad y entereza, sus familiares siempre le solicitaban a ella que comunicara alguna noticia fuerte como un deceso y/o accidente dentro de la familia.117 Como un justo reconocimiento a su excepcional magisterio profesional y humano, el 17 de febrero de 1984, a Veneranda Bátiz le fue entregada la medalla al mérito social ―Sor Juana Inés de la Cruz‖, por parte de la ―Federación de Universitarias de Sinaloa‖. Por motivos de salud, doña Veneranda no pudo asistir y dicho galardón fue recibido por su hija, la Química Farmacéutica María del Refugio Peña Bátiz, quien también fue objeto de un reconocimiento.118

114

Entrevista realizada a Isabel Peña Bátiz por Rigoberto Rodríguez Benítez.

115

Ibíd.

116

Entrevista realizada a Enrique Peña Villa por Rigoberto Rodríguez Benítez.

117

Entrevista realizada a Isabel Peña Bátiz por Rigoberto Rodríguez Benítez.

118

La crónica de este homenaje, así como una breve semblanza de Veneranda Bátiz, es de la autoría de Luis Enrique Ramírez y se encuentra en el periódico, Noroeste, sábado 18 de febrero de 1984.

454


Veneranda Bátiz falleció el 6 de enero de 1986, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. Durante su enfermedad doña Veneranda nunca perdió ni la lucidez ni la afabilidad que la distinguieron siempre como mujer, madre, profesionista y abuela. Su hija Isabel señala que: ―fue muy buena enferma, muy valiente hasta el último día‖.119 Otro reconocimiento, este ya de carácter póstumo tuvo lugar el 23 de noviembre de 2005120, al constituirse la ―Asociación Sinaloense de Universitarias, Química Veneranda Bátiz Paredes, (FEMU-Sinaloa) A. C.‖, siendo su primera presidenta Ana Lidia Murillo. Esta asociación es la representación sinaloense de la ―Federación Mexicana de Universitarias‖, organización fundada en el año de 1919. Dicho asociación promueve la equidad de género, una sociedad justa en la que impere la paz y los logros de las mujeres profesionistas. Dicha organismo no tiene fines de lucro, ni realiza proselitismo político o religioso. Finalmente, otro reconocimiento lo constituye el hecho de que una escuela de nivel preescolar, lleva el nombre de Veneranda Bátiz, en la localidad de Tachinolpa, población perteneciente al municipio de Culiacán. Homenaje este más que justo para una persona que realizó una significativa aportación a la educación sinaloense, y que muy especialmente contribuyó de forma decisiva al desbrozamiento del camino profesional para las féminas sinaloenses.121

El legado familiar de Veneranda Como apuntamos al comienzo de este texto, consideramos que la historia de Veneranda Bátiz se extiende más allá de su significativa contribución a la ampliación de los horizontes de participación académica y laboral de la mujer sinaloense, y nos remite a su propia obra: a la familia Peña Bátiz, y es justamente sobre ella, sobre los hijos de doña Veneranda, sobre los que hablaremos enseguida. 119

Entrevista realizada a Isabel Peña Bátiz por Rigoberto Rodríguez Benítez.

120

www.femumex.org/publicaciones/boletin/FEMU/_Boletin_72.pdf

121

http://mexico.pueblosamerica.com/c/veneranda-batiz-pena

455


María del Refugio, Cuquita, como cariñosamente era llamada por doña Veneranda, siguió los pasos académicos de su madre y se recibió como química farmacéutica en el Colegio Civil Rosales el 3 de enero del año 1935, con un trabajo escrito intitulado: ―Dosificación de calcio en diez preparados de patente‖, mismo que fue aprobado por unanimidad por el jurado integrado por Antonio Díaz Angulo quien fungió como presidente y por los profesores Amado Blancarte, Lucas Angulo y Rosendo Flores.122 Cuquita trabajaría con ahínco al lado de su señora madre y de su hermana Isabel en la ―Botica del Refugio‖. Posteriormente, se les uniría Héctor, quien se recibió también como químico farmacéutico, sólo que en el Instituto Politécnico Nacional. En un primer momento, como ya hemos mencionado, Héctor se hizo cargo del laboratorio con el que contaba la ―Botica del Refugio‖ y posteriormente, una vez que doña Veneranda decidió emprender viajes de forma continua, tuvo bajo su entera responsabilidad la atención de la farmacia. Héctor Peña Bátiz incursionó en otras actividades económicas tales como una compañía inmobiliaria, un grupo financiero especializado en el crédito a actividades agrícolas y ganaderas, en la propia actividad agropecuaria en el Rancho Santa Cecilia123, en la fundación de una fábrica empacadora de pescado en sociedad con uno de sus cuñados, y también, en una empresa productora de leche pasteurizada llamada ―La Reina‖.124 Esta última actividad nos recuerda el establo lechero que alguna vez tuvo Veneranda Bátiz, y sobre todo, nos hace pensar que esa cultura emprendedora de doña Veneranda con la que sacó adelante a su familia dejo una huella indeleble en sus hijos. Héctor, al igual que su padre Enrique Peña Alcalde, que su madre Veneranda Bátiz y que sus tíos Juan de Dios y Guillermo, se involucró en el 122

Y su examen práctico lo presentó un día después siendo recibiendo igualmente una calificación aprobatoria por unanimidad, véase AHUAS, Libro de Actas de Exámenes Profesionales, número V, ff. 206-207. 123

Véase Gustavo Aguilar Aguilar, op. cit., pp. 306 y 308.

124

Graciela Fernández, op. cit., p. 167.

456


ámbito educativo, concretamente, fue uno de los fundadores del Colegio Chapultepec, institución educativa de educación media y media superior que opera en la capital de Sinaloa desde 1955, y además, durante 18 años se desempeñó como presidente del patronato de dicha institución.125 Por su parte, Enrique Peña Bátiz curso sus estudios de educación media y media superior en Estados Unidos, específicamente en St. Catherine´s Military School y en Vilanova Univerity, instituciones educativas ubicadas en el estado de California. Durante su estadía en estas escuelas se destacó tanto en el ámbito deportivo como académico, siendo distinguido en 1936 con el grado de Sargento ―A‖, y al año siguiente le fue otorgado el trofeo al ―Mejor alumno de 9º‖.126 Una vez que Enrique Peña Bátiz retornó a la ciudad de Culiacán, se desempeñó como profesor de inglés en la Escuela Prevocacional del IPN. Posteriormente, se dedicaría con idéntica pasión a la lucha política y la actividad empresarial y deportiva, como veremos a continuación. En el terreno deportivo, Enrique Peña Bátiz tuvo participación en la fundación de la Liga de Beisbol Costa del Pacífico, evento que tuvo lugar en el año de 1945.127 Otro hecho que dejaría de manifiesto su vivo interés por el deporte, fue su participación en ―Deportes Culiacán, S. A.‖, empresa en la que entre otras personas, se encontraba también su hermano Héctor.128 La actividad empresarial de Enrique Peña Bátiz es muy amplia, participó en la fundación y dirección de instituciones crediticias como la ―Unión Sinaloense de Crédito Industrial, Agrícola y Ganadero, S. A. de C. V.‖, en la fundación de laboratorios farmacéuticos como ―Medicina Tropical Laveran, S. A. de C.V.‖, ubicado en la capital del país, y ―Laboratorios Orabá, S. A.‖, este último ubicado en la ciudad de Culiacán, y en el que conto con la participación de sus hermanos 125

Ibíd., p. 170.

126

http://enriquepeabatizelgallodeoro.blogspot.com/2009/01/semblanza.html

127

Ibíd.

128

Gustavo Aguilar Aguilar, op. cit., p. 305.

457


Fernando, Jaime y otros inversionistas, y en la parte final de su vida, incursionó exitosamente en el rubro de los servicios con el ―Centro Recreativo Regional Los cascabeles‖129, ubicado en la sindicatura de Costa Rica, Sinaloa. En el ámbito político, Enrique Peña Bátiz tuvo igualmente una participación amplia y destacada. Es necesario precisar, que dicha actuación puede dividirse en dos momentos: inicialmente, se desarrolla en la ciudad de México, con su nombramiento en el año de 1952, como presidente de los Partidos del Pueblo y coordinador de la campaña presidencial del General Miguel Henríquez Guzmán. En este proceso, salió electo como presidente Adolfo Ruíz Cortínez del Partido Revolucionario Institucional, y como represalia política Enrique Peña Bátiz fue encarcelado durante un breve tiempo. Con su retorno definitivo a la capital de sinaloense, daría comienzo su segunda y más fructífera participación en la lucha política. En el año de 1964, funda la asociación política ―Francisco I. Madero‖, popularmente conocida como FIM. El FIM apoyó la corriente de renovación interna encabezada por el presidente del Partido Revolucionario Institucional Carlos Madrazo, movimiento que se vio frustrado por la inesperada muerte del ex gobernador del estado de Tabasco. A la organización política de Peña Bátiz, se le atribuye una notable contribución en la cristalización de la autonomía de la Universidad de Sinaloa, misma que tuvo lugar en el día 4 de diciembre de 1965, mediante el decreto número 10 expedido por la XLV Legislatura del Congreso del Estado de Sinaloa. Al respecto, Marco César García Salcido, quien llegó a ocupar la Rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa, entre los años de 1972 y 1973, señala: Miente quien diga que la autonomía de la Universidad fue una resolución gratuita, bondadosa o visionaria del gobernador Sánchez Celis en aquella época. Que no fue plena, es cierto, como lo dijo Arturo. Fue una resolución tomada por el temor de que la lucha universitaria por la 129

Ibíd., pp. 305 y 308.

458


autonomía entroncara con la lucha cívica, dura y fogosa del Francisco I. Madero, en forma definitiva.130

Marco César García Salcido se refería a Arturo Campos Román, quien le sucedió en la rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Campos Román, por su parte, afirma: [...] la autonomía de la Universidad había sido otorgada en respuesta al movimiento de insurgencia, porque realmente se manifestó en ese momento no nada más en Culiacán, sino en todo Sinaloa, porque había movilizaciones del Francisco I. Madero y de los estudiantes en la Universidad y [...] repercutió nacionalmente. Era un movimiento de insurgencia civil y del estudiantado universitario principalmente, el cual tuvo una magnitud tal que hubo momentos en que se decía de la posible caída de Sánchez Celis.131

El propio Enrique Peña Bátiz rememoró la relación entre la autonomía universitaria y el FIM en los siguientes términos: La estructura fundamental de aquel grupo —al que nosotros llamamos Francisco I. Madero— era el campesinado, y hubo una vinculación muy estrecha entre el campesino y el universitario, que trajo como consecuencia que el gobierno del estado se tambaleara, pues en momentos estuvo a punto de quedar prácticamente aniquilado. Y ante esa realidad y peligro el gobernador se acercó a Cañas, a Lamberto Borboa, a Medina Viedas y varios de estos muchachos —quienes hicieron después de este movimiento que hoy le da vida, estructura y fuerza a la Universidad— para hacerles este planteamiento: "Ustedes dejen al Madero y su lucha, y yo a cambio les voy a dar la autonomía". Y esa es la realidad de cómo surgió la autonomía de la Universidad: impulsada por el estudiantado en una lucha popular.132

130

http://www.uasnet.mx/centro/deptos/arch_hist/uas1.htm

131

Ibíd.

132

Ibíd.

459


Posteriormente, en la década de los 70‘s y compitiendo por el Partido Autentico de la Revolución Mexicana, Enrique Peña Bátiz consigue un escaño en la LI Legislatura de la Cámara de Diputados federal. La labor legislativa del diputado Peña Bátiz fue muy activa y especialmente, se le recuerda por haber impulsado la creación de módulos agrícolas, ganaderos e industriales en el municipio de Culiacán. Creemos que este breve recuento sobre los distintos itinerarios de los hijos de doña Veneranda Bátiz nos posibilita apreciar con mayor nitidez el perfil de esta excepcional mujer sinaloense, que, además de desbrozar el camino para una mayor participación académica y laboral de las féminas sinaloenses, edifico una familia preocupada igualmente por contribuir al engrandecimiento de Sinaloa.

Conclusiones La transición histórica entre una época y otra, no únicamente es perceptible por los cambios de gobernantes, por las reorientaciones en el proyecto económico o por la intensificación o atenuación de imperativos ideológicos, sino también, a partir de las transformaciones en los roles de quienes integran el corpus social. Y es que discursiva, ideológica y políticamente puede existir el reconocimiento de un derecho, pero no tener vigencia alguna en la práctica. El desfase entre lo idóneo y lo realmente existente es uno de los aspectos de la realidad que desvela la investigación histórica. Este ha sido justamente nuestro punto de partida y nuestro ángulo de observación: apreciar a partir de la vida y obra de Veneranda Bátiz las rupturas y las permanencias en torno a los avances y los retrocesos de las féminas en México, con particular atención, por supuesto, al contexto social en el que se desenvolvió Veneranda. Es por la razón anterior, que nuestro discurso no ha sido lineal ni estrictamente

local: porque

las

realidades micro

y macro

se

alternan

ininterrumpidamente. Lo local y lo global oscilan y se retroalimentan de tal modo que las disposiciones, leyes, nacimiento de instituciones y cambios de regímenes se ven confrontados con la manera en que las leyes son observadas y aplicadas, 460


las instituciones se consolidan y las disposiciones gubernamentales efectivamente fundan nuevas realidades. Por eso, el caso de Veneranda, su vida y obra, nos ha permitido también, apreciar los avances en la legislación sinaloense en términos de equidad, las transformaciones en la economía de Sinaloa en lo referente a la inclusión de las féminas en el mundo laboral, y en este sentido, de la paulatina consolidación de espacios académicos y profesionales como en el área de farmacia. Entonces, nuestra divisa teórica nos ha permitido trascender la invisibilidad de las mujeres mexicanas decimonónicas y nos ha posibilitado apreciar los nuevos roles y el protagonismo de estas en el siglo XX. Pero como reiteramos enseguida, a partir justamente del estudio de una fémina sinaloense como Veneranda Bátiz. Su formación académica como farmacéutica en el Colegio Rosales, su posterior ingreso como docente precisamente en su Alma Mater y su también brillante paso en el ejercicio de su carrera con el establecimiento de la ―Botica del Refugio‖, su filantropía y generosidad con los más necesitados y su impulso a la formación académica de jóvenes estudiantes al permitirles realizar sus prácticas profesionales hacen de Veneranda Bátiz un ejemplo ilustrativo de los nuevos roles que empezaron a jugar las mujeres en tierras sinaloenses. Roles que contrastan con la marginación histórica de la mujer mexicana durante el porfiriato y también durante épocas posteriores, situación que se manifestaba en la exclusiva actuación de las féminas en la esfera del hogar, de su papel como esposa y ―ángel guardián‖, de la maternidad como misión existencial y posteriormente, de los trabajos y oficios ―sencillos‖ que eran los únicos que podían y debían realizar en virtud de que reproducían los roles que desempañaban en sus hogares. Como hemos podido apreciar, la concepción que circunscribía la actuación de las féminas al ámbito privado y que posteriormente situó su incursión en la esfera laboral en actividades vinculadas justamente a las labores del hogar, tales como sirvientas, cocineras y costureras, fue defendida también por escritoras como Artemisa y Cecilia Zadi, que publicaron sus ideas en la revista Bohemia Sinaloense. 461


Veneranda Bátiz fue pues de las féminas que desde las aulas y posteriormente, desde el ejercicio de su profesión no compartió la ideología anteriormente mencionada. Debe resaltarse aquí, la generosidad de una institución como el Colegio Rosales, uno de los tantos frutos de la Reforma, que sin distingo de género, posibilitó la formación de las mujeres sinaloenses, y particularmente en el caso de Veneranda, en un área que por sus exigencias académicas estaba casi en su totalidad circunscrita a los varones. Si al contrastar los planes de estudio entre las escuelas de artes y oficios para varones y mujeres, queda perfectamente ilustrado que al interior de estas últimas instituciones se promovía la educación de la mujer para que fuera una futura buena esposa y madre, y que sólo muy lentamente tal situación se reorienta; también, en el área de farmacia podemos apreciar no sólo el debate sobre la legitimidad científica de una praxis entre boticarios y farmacéuticos, sino además, el distinto rasero con el que se juzgaba a las mujeres al pretender establecer programas de enseñanza diferenciados: se les juzgaba no por su real capacidad y potencial intelectual, sino en función de los atributos a los que anteriormente se ha hecho referencia. Debe resaltarse, que los estudios de Veneranda Bátiz dieron continuidad a los esfuerzos de otras mujeres que se formaron como Preceptoras de Primeras Letras y Preceptoras de Instrucción Primaria, en el estado de Sinaloa, y por otra parte, abrieron camino en la propia área de la Farmacia y en general, en el ámbito educativo superior. La participación de Veneranda como maestra universitaria también se inscribió brillantemente en el esfuerzo global por abrir y consolidar nuevos horizontes de participación social para las féminas, y en este sentido, resulta encomiable la activa participación de muchas mujeres en diversas publicaciones culturales y políticas en el país, porque tales acciones en su conjunto, fueron propiciando un nuevo estado de cosas en lo referente a la equidad jurídica. Aunque como mencionamos con anterioridad, las mujeres en Sinaloa no tuvieron participación en los clubes y sociedades político-culturales que surgieron en el 462


paso del porfiriato a la revolución, y aun mucho después, hubieron de enfrentar un estado de cosas adverso que limitaba su incursión a las esferas académica y laboral. Por otra parte, debemos apuntar que es notoria la vocación intelectual y filantrópica de Veneranda Bátiz y su familia. En primer término, debe resaltarse la amplitud de miras de sus padres, quienes no únicamente alentaron el estudio de todos sus hijos sin distingo de género y sembraron en ellos una vocación humanista. Don Juan de Dios y doña Isabel, con su esfuerzo constituyeron sin duda, los referentes intelectuales y éticos más cercanos para los hermanos Bátiz Paredes. Por otro lado, sea como estudiantes, docentes, profesionistas y pioneros de un nuevo estado de cosas como en el caso de Veneranda, o como políticos y fundadores de instituciones académicas como en el caso de Juan de Dios, quien además de una amplia carrera en el servicio público estatal y federal que lo llevó al Senado de la República, también tuvo un rol decisivo en la fundación del Instituto Politécnico Nacional. Por su parte, Jorge Guillermo aunado a su carrera política como regidor y presidente municipal de Culiacán, tuvo un papel de primer orden en la transformación de la Escuela Industrial de Culiacán en una escuela prevocacional del IPN y posteriormente en la dirección de la misma. En síntesis: la preocupación por el estudio y la difusión del conocimiento fueron unas constantes para Veneranda y sus hermanos. Es indudable, que el ingeniero Enrique Peña Alcalde, quien además de distinguirse por su activa participación política en el Cabildo de Culiacán y de su férrea defensa de la autonomía universitaria cuando ocupó de la Vicerrectoría de la Universidad de Occidente fue un extraordinario ejemplo para sus hijos. Sin embargo, su temprana muerte hizo que el peso fundamental de la formación de la familia Peña Bátiz recayera en doña Veneranda, que justamente entonces, vio transformarse radicalmente su situación social y económica, pues, de ubicarse 463


durante su juventud y hasta entonces en la élite culiacanense, paso a formar parte de una modesta clase media. Veneranda entonces dio muestras de entereza y consiguió salir avante del difícil reto de sacar adelante a su familia. El legado de doña Veneranda se ve reflejado en el interés de sus hijos María del Refugio y Héctor por la academia y de forma muy especial por la farmacia y la química, ya que ambos la apoyaron en la propia ―Botica del Refugio‖, al igual que su hermana Isabel. Héctor estuvo también preocupado por la fundación de instituciones educativas y fue uno de los principales impulsores del Colegio Chapultepec. Además, se desempeñó durante casi dos décadas como presidente del patronato de dicha escuela. Posteriormente, se involucró en diferentes empresas en las que se aprecia esa huella indeleble de la cultura emprendedora que su madre inculcó en él y en el resto de sus hermanos. Enrique, Fernando y Jaime Peña Bátiz estuvieron también vinculados con el área de la química y la farmacia sólo que en el ámbito del establecimiento de los laboratorios farmacéuticos ―Medicina Tropical Laveran, S. A. de C. V.‖ y ―Laboratorios Orabá, S. A.‖, en la ciudad de Culiacán. Enrique Peña Bátiz se intereso por la lucha política y fundó una asociación política llamada ―Francisco I. Madero‖, popularmente conocida como FIM. Dicha organización tuvo un papel muy relevante en el proceso de democratización de la vida política sinaloense y en la concreción de la autonomía de la Universidad de Sinaloa hacia mediados de la década de los 60‘ del siglo XX. Enrique también alcanzó una curul como diputado y justamente desde el Congreso federal impulsó mejoras significativas en el rubro agropecuario de Sinaloa. Finalmente, debemos apuntar que

a

pesar de

la

valía

de

los

reconocimientos que Veneranda Bátiz mereció tanto en vida como póstumamente por parte de dos muy dignas asociaciones de universitarias y de otra institución educativa, que con su nomenclatura honra la memoria de doña Veneranda falta 464


una justipreciación histórica más generalizada: que ni se circunscriba sólo a lo relativo al género ni a la faceta propiamente académica. Esperamos que este trabajo abone un poco a esa enorme deuda que Sinaloa tiene con Veneranda Bátiz, mujer que mucho contribuyó a la ampliación y consolidación de nuevos espacios laborales en el terreno profesional para las féminas sinaloenses durante el siglo XX.

Fuentes Archivos AHUAS, fondo Dirección de Servicios Escolares, Libro de Matrículas, Volumen 66 y Libro de Actas de Exámenes Profesionales, número V Hemerografía El Monitor Sinaloense El Sol de Sinaloa Noroeste

Entrevistas Entrevista realizada a Isabel Peña Bátiz por Rigoberto Rodríguez Benítez, el 24 de marzo de 2009, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa Entrevista realizada a María Consuelo Camacho Quezada y a Octavio Acedo Camacho por Mario Cesar Islas Flores, el 30 de noviembre de 2010, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. Entrevista realizada a Mélida Mancillas Manjarrez por Rigoberto Rodríguez Benítez, el 3 de diciembre de 2010, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa. Entrevista realizada a Enrique Peña Villa por Rigoberto Rodríguez Benítez, el 16 de marzo de 2011, en la ciudad de Culiacán, Sinaloa

Bibliografía Aceves, Patricia y Sandra Martínez, ―Los farmacéuticos y los químicos mexicanos en la búsqueda de su identidad en los inicios del siglo XX‖, en José Antonio Chamizo (Coordinador), Historia y filosofía de la química. Aportes para la enseñanza, Siglo XXI Editores/UNAM, México, 2010, pp. 114-141.

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Movimientos estudiantiles en América Latina: acercamiento a un campo de saber Renate Marsiske Resumen La ponencia se ocupa de un acercamiento al campo de saber de ―Movimientos estudiantiles en América Latina‖ desde la perspectiva de la historia social y trata de llegar a algunas definiciones generales. El análisis de los movimientos estudiantiles se puede abordar desde múltiples puntos de vista, pero necesariamente tiene que ser interdisciplinario y al abracar varios países de América Latina, tiene que ser comparativo. Este enfoque nos permite identificar elementos comunes a los diferentes movimientos estudiantiles, como pueden ser las formas de lucha, y también nos muestra las diferencias. Este esfuerzo nos coloca en el campo de la Historia de la Educación, ya que al analizar un movimiento estudiantil se tiene que analizar el momento político de los respectivos países, la estructura universitaria, la estructura de las facultades, la organización estudiantil. Lo que propongo aquí como ponencia es un acercamiento teórico al tema de los movimientos estudiantiles en América Latina. La intención de este trabajo es el acercamiento al tema de los ―movimientos estudiantiles en América Latina‖ por medio de unos supuestos que van a encontrar siempre excepciones y que se pueden discutir. Lo importante es elaborar categorías lo suficientemente amplias para dar cobijo a todos los movimientos estudiantiles en este continente: 1. Los movimientos estudiantiles se pueden analizar desde muchos puntos de vista, sólo hay que leer las múltiples contribuciones a este tema después de los movimientos estudiantiles de 1968 en todo el mundo. Las explicaciones van desde interpretaciones psicológicas, pasando por las teorías de generación y de comportamiento desviado hasta las teorías de complot por parte de los países 473


comunistas. Aquí nos ocupamos de la historia de los movimientos estudiantiles en América Latina y nos encontramos en el campo de la Historia de la Educación, un campo de trabajo interdisciplinario por necesidad en donde trabajan historiadores, sociólogos

y

pedagogos

principalmente,

desde

diferentes

enfoques

metodológicos. De manera que una convergencia entre historia y sociología sólo es posible dentro de una ciencia social histórica y crítica, la que combina un conocimiento profundo de la teoría con un entendimiento de procesos de desarrollo que se encuentran dentro de tiempos de diferente duración. Además se puede partir de las teorías de conflicto, de la historia cultural e intelectual, de la teoría de las generaciones y para los tiempos modernos también de las teorías de las culturas juveniles, esta última me parece importante incorporarla para los movimientos después de 1968. La insistencia de los historiadores en el análisis de las estructuras y los contextos educativos ha hecho olvidar en muchos casos a los individuos o los actores de la historia y ha hecho notar las limitaciones de una historia social enfocada a estructuras y abstracciones; desde entonces observamos un renacimiento de la narrativa histórica y sobre todo de la biografía. Lo colectivo y lo individual siempre van a ser las dos vertientes entre los que se mueve la investigación histórica. Esto significa que un enfoque va a complementar el otro, ya que ver un solo objeto de estudios desde diferentes puntos de vista y desde muchos enfoques metodológicos nos va a dar una imagen más completa de nuestro objeto de estudio, los movimientos estudiantiles. 2. Nos encontramos en el área geográfica de América Latina, en donde los movimientos estudiantiles han sido una constante desde la fundación de las universidades en este continente y más específicamente desde el movimiento de reforma universitaria en Córdoba, Argentina en 1918. Por ningún motivo puede considerárseles como casos aislados de inconformidad estudiantil, puesto que son parte integral de la vida universitaria. La perspectiva histórica en el análisis de los movimientos estudiantiles en América Latina nos abre la posibilidad de entender

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que los movimientos estudiantiles no son fenómenos modernos o recientes sino que acompañan a la universidad latinoamericana desde sus inicios. Las puentes que construyeron los historiadores de la educación desde la historia y desde la sociología no sólo los llevaron a incorporar diferentes disciplinas en el análisis de su objeto de estudio, sino también a superar los límites nacionales y hacer cada vez más estudios comparativos entre diferentes países, sistemas educativos y culturas. Desde el punto de vista de la sociología, el nacimiento de la sociología comparativa orientada en la historia puede entenderse como respuesta a una serie de problemas no resueltos: las comparaciones horizontales llevaron a la sociología a un callejón sin salida porque sus resultados eran triviales y con muy poco valor explicativo. Con la incorporación de la dimensión histórica al enfoque comparativo de la sociología se pueden analizar fenómenos como la modernización social de sociedades o la interrelación entre expansión educativa, crecimiento económico y desarrollo político. Para ello, el enfoque comparativo puede ser de especial interés para estudiar fenómenos educativos en los países ―nuevos‖, como son los países del continente americano. Aquí encontramos, y esto se refiere igualmente a la Unión Americana, a Canadá o a los países latinoamericanos influencias europeas, influencias de norte a sur y influencias entre los países latinoamericanos. Por ello no podemos hablar p.e. de modelos de universidades, sin examinar el trasfondo histórico y identificar los elementos tomados de otros lados y adaptados a la realidad y las condiciones de cada país. En América Latina tenemos países que tiene mucho en común y otros que parecen no tener más en común que el idioma, de manera que este nuevo enfoque comparativo nos puede llevar a resultados amplios. Esto no significa que se niega la existencia de sistemas nacionales de educación, sino que se amplía la visión local por la vertiente universal, y así se hace más fácil entender los procesos de globalización de la sociedad moderna. 3. El análisis de un determinado movimiento estudiantil nos lleva, sin duda, al concepto de movimiento social en cuyo tratamiento predomina una gran dosis de imprecisión y en donde se yuxtaponen con mucha facilidad diferentes enfoques 475


que mantiene entre sí escasa consistencia en sus núcleos teóricos fundamentales. Aquí entendemos como movimiento social un comportamiento colectivo no institucional, expresivo de un conglomerado social, con cierta estabilidad temporal, orientado a promover o resistir determinadas transformaciones en el sistema social global del que forma parte. Todo movimiento social es la expresión de un conflicto de intereses entre un conglomerado social específico, en este caso estudiantil y otro que se ha apropiado, ha definido y controlado la institucionalidad vigente o está en condiciones de hacerlo; representa una lucha de fuerzas sociales en el campo de la institucionalidad. Pero no es el movimiento estudiantil el que crea las condiciones del conflicto en el que se ve envuelto. El conflicto no puede ser sino la expresión de una contradicción que logra manifestarse al nivel del comportamiento y con respecto de la cual, el movimiento social no es sino uno de sus términos. Desde la década de 1990, se propuso (Alberto Melucci) sustituir el término ―movimientos sociales‖ por el de ―acción colectiva‖ que se definió como ―resultado de intenciones, recursos y límites, con una orientación construida por medio de relaciones sociales dentro de un sistema de oportunidades y restricciones‖. Esta acción no puede ser entendida como simple efecto de precondiciones estructurales y como expresiones de valores y creencias, sino los actores colectivos producen la acción colectiva porque son capaces de definirse a sí mismos y al campo de su acción. En nuestro caso, los estudiantes crean un nosotros colectivo más o menos estable y duradero y organizan la acción colectiva. Es de suma importancia analizar y explicar cómo se forma esta acción colectiva estudiantil, y no solo partir del hecho de la existencia de un movimiento estudiantil sino dirigir el análisis a la pluralidad de aspectos internos y externos de la acción colectiva y explicar cómo se combinan y se sostienen a lo largo del tiempo. 4. El estudio de los movimientos sociales cuando son movimientos universitarios apunta fundamentalmente al problema de la relación compleja entre la universidad y su contexto social, a la relación entre universidad y estado, ya que 476


la universidad como institución no es un ente aislado, sino corresponde a determinados acontecimientos en la sociedad. Resulta así, que en muchos casos lo que aparentemente parece tener un origen universitario, no es otra cosa que el momento histórico en que la universidad logra expresar las vivencias y demandas de un movimiento social más vasto, siendo posible que en la articulación de éste, el dinamismo de la acción universitaria quede superado y constreñido por los fines y

subsistencia

de

la

institución

universitaria

en

sí.

Las

universidades

latinoamericanas han sido tradicionalmente parte de las instituciones educativas estatales, con una injerencia de la Iglesia Católica en muchas de ellas. Los actores de un movimiento estudiantil en múltiples ocasiones no representan un poder en sí, sino en relación con otros grupos sociales, y del apoyo de estos grupos depende el desarrollo de los movimientos estudiantiles. Los movimientos estudiantiles pueden ser también expresión de un desequilibrio entre la estructura social y la estructura universitaria, como podría ser la oferta de egresados y la demanda real de profesionistas en determinados campos, lo que lleva a expectativas frustradas y a la rebelión. El estudio de los movimientos estudiantiles constituye también una vía adecuada para precisar la capacidad de cambio y de innovación social que se manifiesta en la institución universitaria y para analizar si los movimientos universitarios usualmente conocidos bajo el nombre de ―reforma universitaria‖ se agotan en la solución de demandas internas, o si por el contrario son movimientos de

naturaleza

esencialmente

políticos

y

que

pretenden

convertirse

en

catalizadores, cuando no agentes de una movilización social mucho más vasta y cuyo campo de acción es la pretensión de cambio de la sociedad en su conjunto. 5. Movimientos estudiantiles no son fenómenos aislados de la política cotidiana y ―deviant cases‖ de la política cotidiana: las actividades de los movimientos estudiantiles tienen relaciones muy estrechas con el estado general de la sociedad y la calidad y la orientación de la vida política. No son episodios de ocurrencia ocasional, en América Latina han sido y son una constante de la vida universitaria y de la política en general. Si vemos como un ejemplo el momento 477


político a principios de 1929, pocos meses antes del estallido del movimiento estudiantil en la Universidad Nacional: México se encontraba en un momento político difícil después del asesinato en 1928 de Álvaro Obregón, candidato a la presidencia por segunda vez, el fin de la guerra cristera en estas fechas, el último levantamiento armado de la Revolución, el escobarismo, Vasconcelos como candidato opositor a las elecciones presidenciales y todo esto convirtió los primeros meses de 1929 también en la Universidad en tiempos de poca estabilidad. 6. Para entender movimientos estudiantiles, hay que hacer no sólo un análisis del momento político, económico, social y cultural que vive cada país, sino también hay que ocuparse del momento histórico que está viviendo la universidad que enfrenta el movimiento estudiantil, ya que las causas de los movimientos estudiantiles pueden ser de muy diversa índole y no siempre responden a conflictos entre los jóvenes y los respectivos gobiernos. Muchas veces son resultado de conflictos internos en las instituciones de educación superior, o una combinación entre conflictos internos y enfrentamientos con autoridades externas. Dependiendo del momento histórico del movimiento estudiantil a investigar, hay que buscar las raíces y el desarrollo de la universidad, analizar su estructura, identificar las facultades o escuelas en donde estalló el movimiento y analizar su vida interna. Muchas veces estos datos internos de la universidad nos dan pautas para entender las revueltas estudiantiles: en el movimiento estudiantil de 1929 en la Universidad Nacional de México había mucho desorden en la Facultad de Derecho, porque las instalaciones eran insuficientes, porque el plan de estudios era demasiado apretado, porque la enseñanza no correspondía a los tiempos, porque los alumnos estaban altamente politizados, participando en muchas actividades fuera de la Universidad, impulsado por el espíritu revolucionario de loa años veinte. 7. Los estudiantes no son miembros de organizaciones como sindicatos o partidos, sino de organizaciones estudiantiles, que pueden ser asociaciones por facultades, por universidades o por federaciones o confederaciones, que abarcan 478


un país entero, pero sus miembros sólo permanecen en ellos, mientras estudian, es decir 5 años, es decir son miembros de organizaciones muchas veces efímeras. Por esta organización poco estable en el tiempo, no hay archivos estudiantiles que pasan de una generación a la siguiente, pero si existe una memoria colectiva oculta que ayuda a los estudiantes en caso de conflictos. Sin embargo, en algunos países las organizaciones estudiantiles han tenido una existencia y continuidad mayores que los partidos políticos o han permanecido vivos como grupos de oposición durante más de cincuenta años, como es el caso de Cuba: se supone que el movimiento revolucionario de Fidel Castro tenía una base importante en las organizaciones estudiantiles que se habían formado desde los años 20. Las organizaciones estudiantiles tienen una dimensión gremial y una dimensión política, entendiendo por lo primero todo lo que se refiere al quehacer de los estudiantes, sus logros y conquistas académicas y por la segunda la dimensión ideológica y su vinculación con la política en general. Para un análisis de los movimientos estudiantiles hay que detectar la combinación entre ambas dimensiones y hacerla explícita. Esta estrecha relación entre universidad, sociedad y política convierte a los gremios estudiantiles, a sus luchas en campos de entrenamiento para futuros políticos nacionales o internacionales. Muchos ―hombres públicos‖ en América Latina empezaron sus carreras en un gremio estudiantil. 8. Los movimientos estudiantiles no son movimientos de clases sociales, no reivindican exigencias de clase, aún cuando la mayoría de los estudiantes universitarios desde principios del siglo XX pertenecen a la clase media. Hasta 1900 las clases medias en América Latina podían ser considerados como una delgada capa intermedia que separaba a la élite del pueblo desorganizado; su crecimiento posterior fue estimulado por las exigencias de la tecnología y por la expansión de la educación y las funciones del estado y la pronunciada subida de su curva de crecimiento coincidió con la primera guerra mundial. Desde entonces, las universidades son de suma importancia para los miembros de las clases 479


medias, ya que por medio de los estudios profesionales de sus hijos tratan de mantener su estatus social o en el caso de las clases medias bajas tratan de lograr por medio de los estudios universitarios de sus hijos un ascenso social. Si la universidad no abre sus estructuras para dejar entrar a los hijos de los inmigrantes, como fue el caso en Córdoba, Argentina en 1918, entonces crea las condiciones adecuadas para un movimiento estudiantil. También en el movimiento estudiantil de 1999 en la UNAM, los hijos de las clases medias temían por su ingreso a la universidad, al intentar la universidad cobrar cuotas. 9. Las peticiones de los estudiantes pueden referirse a asuntos académicos internos, como son la gratuidad de los estudios universitarios, la resistencia a reformas universitarias que afectan a los estudiantes, reformas a los exámenes, a las becas, a los exámenes de admisión, a sistemas de evaluación, la desaparición de instituciones universitarias etc., pero normalmente también incluyen exigencias e ideas más generales, como podrían ser el anticlericalismo, el antiimperialismo, el anti-neoliberalismo etc. La causa, el desarrollo y el resultado de los movimientos estudiantiles tienen que ser objeto de análisis minucioso de cualquier trabajo sobre movimientos estudiantiles. En una perspectiva comparativa, podríamos llamar los movimientos estudiantiles en América Latina entre 1918 y 1929 como los movimientos, que consiguieron la autonomía de las universidades, una característica fundamental de las universidades públicas en este continente hasta hoy. 10. Los movimientos estudiantiles son movimientos sociales de jóvenes universitarios que están descontentos con algunos aspectos de su vida universitaria o de la vida de su país, no son movimientos sociales que incluyen estudiantes. Pero quienes son los estudiantes: ¿ son jóvenes que por algunos años, muchas veces no más que cinco, están en una institución de educación superior, son miembros de la población urbana o más bien vienen de la provincia, donde y como viven, que hacen en su tiempo libre, que leen, de qué tipo de familia provienen?

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Los estudiantes son jóvenes de entre 15 y 19 años en las escuelas preparatorias o su equivalente y de entre 18 y 24 años en las facultades, de manera que la discusión sobre la relación entre edad y sociedad puede contribuir a la explicación de los movimientos estudiantiles. Desde las teorías de generaciones, tan de moda después de la Primera Guerra Mundial, cuyo centro era la generación joven o el verdadero espiritú joven pasando por el análisis sociológico de las generaciones de Karl Mannheim, en su ensayo ―El problema de las generaciones‖ en 1928, hasta la obra fundamental de Samuel N. Eisenstadt sobre este tema ―From generation to generation‖ en 1956, todos los autores desarrollan una relación entre la estructura social de una sociedad y la diferenciación de sus miembros según la edad. En culturas pre-industriales encontramos la familia amplia con muchas funciones y en donde la pertenencia a determinadas familias o grupos de familias, junto con la edad, es el criterio principal para distribuir los roles, el prestigio, el poder económico y social y la importancia. En muchas sociedades latinoamericanas, se mantiene este modelo en algunas de sus partes, allí se asigna su rol social a los jóvenes según los criterios arriba mencionados. En cambio, en las sociedades modernas, la familia ha perdido su papel central y ya no puede o no quiere regular el acceso de los jóvenes al estatus social de los adultos. Por esto pierde importancia la edad como criterio social, la secuencia generacional y las diferencias de edad pierden su importancia tradicional como principios de estructuración social. En culturas de este tipo ganan importancia agrupaciones de personas de edad homogéneas, que ofrecen cobijo a los adolescentes y que contribuyen así a la socialización de los individuos. Entonces hay que preguntar: ¿En qué medida se convierten estos grupos formales o informales de jóvenes en culturas parciales, en mundos juveniles separados, en ―peer groups‖? ¿En las universidades públicas y también en las privadas existen este tipo de grupos de culturas juveniles? ¿Esto es un fenómeno juvenil de las grandes urbes, igual en Latinoamérica que en otras ciudades del mundo? ¿Es lo mismo ser estudiante en Nueva York que en la ciudad de México, en una ciudad de provincia que en la capital del país? ¿Acaso la industrialización, la 481


racionalización y la globalización crecientes crean condiciones de vida parecidos para todos los jóvenes de hoy? Si analizamos movimientos estudiantiles, en una perspectiva histórica, entonces tenemos que tomar en cuenta el papel de los jóvenes en estas sociedades y el sentido de una eventual cultura juvenil. 11. El destino de los líderes estudiantiles, una vez que hayan salido de las aulas universitarias, también debe ser de interés de la investigación, en América Latina su destino ha sido muchas veces la política, la cultura, la docencia universitaria y en algunos países la guerrilla armada.

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La aplicación de algunas ideas y conceptos de los subalternos, poscoloniales y decoloniales en un estudio sobre conflictos agrarios Javier Fuentes Posadas Introducción El presente trabajo pretende desarrollar principalmente dos elementos: uno, algunas de las razones por las cuales las ideas en torno a los sujetos subalternos, y probablemente casi todas las ideas desarrolladas a partir de éstos, se aplican a las vicisitudes de ciertos procesos y etapas de la historia mexicana, y dos, exponer de manera general cómo es que se busca aplicar algunas de las ideas, conceptos y formas de ver un fenómeno desde la perspectiva de dos de las propuestas que nacen alrededor de los estudios de dichos sujetos: el decolonial, y los pasados poscoloniales. La idea que subyace a este breve análisis es tratar de justificar su utilidad en el estudio de los conflictos agrarios en Sinaloa después de la atapa armada 1 durante la Revolución Mexicana en este estado. En algún momento se consideró prudente poner atención a las críticas de Florencia Mallon; sin embargo, en la medida que, quien escribe, considera que, más que promesas, las nuevas propuestas de los estudios subalternos, poscoloniales y decoloniales proponen nuevas formas de ver un fenómeno de la sociedad, luego entonces, las expectativas que se crean especialistas e investigadores entran en otro escenario del análisis. Observar el fenómeno en

1

Nota aclaratoria: es pertinente decir que el estudio que se compromete sobre los conflictos agrarios tenía como referente extremo en fechas 1917-1940, sin embargo, por algunos indicios y por los cambios políticos y sociales sucedidos en los años cuarenta es posible que el estudio se extienda un poco más. Por eso, aunque incorrectamente, se deja abierta la segunda fecha extrema.

485


cuestión desde estas ópticas permite creer que puede dar como resultado variantes interesantes a la explicación del mismo. Finalmente, se cree que las contribuciones hechas por estas formas de ver a la sociedad abonan al desarrollo de la mutidisciplinariedad, una asignatura en desarrollo dentro de las discusiones en la observación de los movimientos sociales.

Los primeros elementos coincidentes y como es que las formas indias de ver el pasado aplican tan bien a Latinoamérica Los procesos de gestación de las formas de interpretar lo que se ve y se quiere explicar son a menudo intrincadas, ello debido a que en los lugares donde se presentaron procesos de colonización se pasó por etapas sumamente complejas en diferentes niveles de la sociedad y sus estructuras ya que los colonizadores construyeron sus propias instituciones sociales y formas de convivencia, normalmente reproducciones de sus sociedades de origen. De manera que las instituciones, hábitos y costumbres de los grupos sociales colonizados tuvieron que adaptarse a las nuevas circunstancias de la colonización, éstos, como sabemos, son lugares comunes. Dice Josep Fontana en el prólogo de los estudios subalternos que, en la India, a través de una ley ―se creó una clase media al servicio del imperio británico, que fue la que más tarde nutrió el nacionalismo indio, y que necesitó entonces reinterpretar la historia de la colonia para presentarla como un relato de los abusos del imperialismo que esta misma clase media habría acabado derribando‖2 Esto nos remite al caso mexicano y, particularmente, a los efectos de Historia antigua de México3, de Francisco Javier Clavijero, y su importancia en la construcción del sentido de pertenencia, que fue a su vez punto de partida en la configuración del ser del mexicano y de un nacionalismo que probablemente 2

Josep Fontana, Ranahit Guha y los subalternos studies, en Ranahit Guha, Las voces de la historia y otros estudios subalternos, España, Barcelona, Editorial Critica, 2002, p. 9. 3

Francisco Javier Clavijero, Historia antigua de México, México, Editorial Porrúa, 2003.

486


empezó a consolidarse entrado el siglo XIX, particularmente alrededor de la intervención francesa.

No todo es comunidad Una diferencia que, aunque importante, no tiene que determinar distancias insalvables, es que, en el caso de la India, ―Las iniciativas surgidas de los sectores subalternos no tuvieron la fuerza necesaria para transformar el movimiento nacionalista en una lucha de liberación nacional y no pudieron protagonizar una misión en que también la burguesía había fracasado‖4 Esta es una diferencia que no se observa en el caso mexicano pues se sabe que no ha habido una sino hasta dos revoluciones y aun cuando en ellas han jugado papeles importantes las masas populares, asunto que ha llamado la atención de otros investigadores como Gilbert M. Joseph, quien sostiene que ―México es el único país en el continente americano en el que toda transformación social importante ha sido inextricablemente ligada con levantamientos rurales populares‖.5 Y sin embargo, los dos casos han sido capitalizados por las capas medias de la sociedad. Seguramente la Revolución Mexicana iniciada en 1910 tiene sus propias particularidades, sin embargo, de manera general dichas particularidades sí engarzan en las circunstancias en que se busca hacerlas coincidir, lo que da validez a la aplicación de los enfoques, no sólo subalternos, sino también a los culturales y muy probablemente a los poscoloniales y decoloniales, aun cuando haya pequeñas o grandes diferencias que al final no son más que fortalezas dependiendo de cómo se apliquen y la forma en que estas diferencias se asuman y se entiendan.

4

Joseph Fontana, op.cít. p. 11.

5

Gilbert M. Joseph y Daniel Nugent (compiladores), Aspectos cotidianos de la formación del Estado, la revolución y la negociación del mando en el México moderno, México, Ediciones Era, 2002, p. 31.

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Si es posible regresar a los lugares comunes, entonces se puede ver como las fuentes primarias dan pie al mito de que las insurrecciones campesinas son puramente espontáneas e impremeditadas. La verdad es casi lo contrario.‖ Esto ha tratado de entender y llegar a una argumentación que lo demuestre, quien escribe, en un caso particular de la región noroeste del país.6 Finalmente se puede decir que con la subalternidad se abre el camino de una forma de ver a los grupos marginados desde una perspectiva en la que se evidencia cómo en ciertas circunstancias muchas de sus acciones implican formas y procesos de resistencia al orden instaurado por las potencias coloniales. Esta perspectiva abrió paso a otras expresiones como la poscolonialidad y la decolonialidad, es posible que investigadores noveles o poco críticos, como quien escribe, quieran ver en las rupturas y continuidades de estos enfoques para ver la historia un proceso de desarrollo hacia mejores métodos para entender los fenómenos. Castro-Gómez y Grosfoguel observan algunas particularidades en la formación de quienes se han dedicado a realizar estudios desde la perspectiva poscolonial, estas observaciones marcan las divergencias entre las dos formas de ver un fenómeno, sin embargo para otros pueden ser fortalezas: La gran mayoría de los teóricos poscoloniales de los Estados Unidos provienen de campos humanísticos como la literatura, la historia y la filosofía, y sólo un pequeño número de ellos proviene de las ciencias sociales, en particular de la antropología. Por otra parte, los investigadores del sistema-mundo provienen sobre todo de ciencias sociales como la sociología, la antropología, la ciencia política y la economía. Algunos pocos provienen de la historia.7

6

Javier Fuentes Posadas, Rebelión y resistencia: los mayos en el siglo XIX., Culiacán, Sinaloa, Facultad de Historia UAS, Tesis de Maestría (inédita). 7

Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel, ―Giro decolonial, teoría crítica y pensamiento heterárquico‖. En Santiago Castro-Gómez y Grosfoguel, Ramón (editores), El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Colombia, Universidad

488


Conviene precisar que muchos de los investigadores que han incursionado en cualquiera de las formas propuestas e iniciadas por los subalternos, de manera definitiva o circunstanciada se han sentido afiliados a estas formas de entender los fenómenos de la sociedad. Otros lo han hecho sin asumir plenamente que buscan aplicarlas, y quizá por no adjudicarse las propuestas es que se hacen acreedores a las críticas que han recibido, tal vez un ejemplo de esto sea Eric Van Yong con su texto La otra rebelión.8 En el caso de los trabajos de los subalternos y los poscoloniales, es una virtud el hecho de que muchos no hacen estricta ni exclusivamente historia. Es aquí donde estriba una de las críticas más importantes de las que se les hacen, pero también puede ser una de sus fortalezas más sólidas, la diversidad de las disciplinas a través de las cuales se puede tener acceso a un objeto de estudio. Es importante rescatar cómo, a través de la visión que se construye en estas tres formas de ver y entender a la sociedad, los individuos y las diferentes formas en que éstos se expresan pueden complementarse, desde ciertos principios y desde la perspectiva de cada investigador, para dar paso a probables explicaciones. A pesar que hay a quienes no les es suficiente lo que han propuesto escuelas como las de los estudios subalternos, como es el caso de Florencia Mallon9, para otros son suficientemente reveladores como para encontrar las pistas que permiten una lectura diferente de acontecimientos y poder construir nuevos enfoques.

Central, Siglo del Hombre Editores, IESCO-UC, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá y Pensar, 2007, pp. 15-16. 8

Eric Van Yong, La otra rebelión, la lucha por la independencia de México, 1810-1821, México, FCE, 2006. 9

Florencia Mallon, ―Promesas y dilemas de los estudios subalternos‖. En http://www.ramwan.net/restrepo/intro-eeccs/mallonpromesa%20y%20dilema%20de%20los%20estudios%20subalternos.pdf

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El proceso y los resultados de la revolución mexicana desde otros puntos de vista Si es verdad que hay que atenerse a un orden cronológico de los sucesos que se quieren estudiar, que en este caso implica el periodo de la Revolución Mexicana, aun cuando el estudio en cuestión se sitúa temporalmente en una etapa posterior al movimiento armado concluido hacia 1917, también es verdad que el proceso de revolución se extiende hasta los años cuarenta. Esto permite revisar el proceso bajo un criterio específico, y probablemente sea la mirada de los decoloniales la que pueda permitir una óptica diferente, sobre todo por lo que sugiere que: La caracterización de la periferia como sociedades ‗del pasado‘, ‗premodernas‘ o ‗subdesarrolladas‘, por parte de las elites criollas latinoamericanas de descendencia europea, sirvió para justificar la subordinación de los Estados-nación poscoloniales al despliegue del capital internacional durante los siglos XIX y XX; proceso que continúa hasta hoy.10

Aun cuando esto no sucede inmediatamente después del movimiento armado y, con rigor, tampoco en los primeros años de la etapa política, más aun habrá que aceptar que con Lázaro Cárdenas se presenta una etapa importante de nacionalismo que encuentra su punto más álgido en la expropiación petrolera, que si bien no es a los Estados Unidos exclusivamente si se da contra éstos y contra intereses de origen europeo lo que otorga validez a la caracterización. Dando paso en esta parte a algunas de las ideas propuestas en el periodo de los estudios poscoloniales aun cuando queda claro que algunas de las diferencias, por fortuna no irreconciliables y quizá por momentos más que distanciadas parecen complementarias: El hecho es que los teóricos del sistema-mundo tienen dificultades para pensar la cultura, mientras que los teóricos anglosajones de la poscolonialidad tienen dificultades para conceptuar los procesos político-

10

Santiago, op.cít. p. 14 -15.

490


económicos. De este modo, ambas corrientes fluctúan entre los peligros del reduccionismo económico y los desastres del reduccionismo culturalista. Desde

la

perspectiva

decolonial

manejada

por

el

grupo

modernidad/colonialidad, la cultura está siempre entrelazada a (y no derivada de) los procesos de la economía-política. Al igual que los estudios

culturales

y

poscoloniales,

reconocemos

la

estrecha

imbricación entre capitalismo y cultura. El lenguaje, como bien lo han mostrado

Arturo

Escobar

(2000)

y

Walter

Mignolo

(1995),

‗sobredetermina‘, no sólo la economía sino la realidad social en su conjunto. 11

Entonces, es posible que en esta parte se encuentren varias justificaciones, pues si bien el nacionalismo en cuestión se hace evidente con Cárdenas, también al final de su periodo de gobierno hay una serie de cambios en la política económica que seguramente generarán nuevas tensiones. En la medida que el presente pretende ser un trabajo poco ortodoxo, además de modesto, es que no se respeta el orden de desarrollo de estas propuestas, de las cuales al menos las dos primeras se gestan alrededor de la historia de la India como lugar de origen, aunque después, debido a su modelo, se ha extendido a otras latitudes. Es posible que la primera consideración se pretenda al ajustar el presente trabajo a las orientaciones del discurso decolonial, sobre todo por la crítica que en éste se hace al eurocentrismo, un rasgo común, y que quizá también atañe, como para los sujetos subalternos, a las naciones colonizadas.

Cómo durante el proceso de revolución se desarrollan los discursos contrainsurgentes En una lógica sencilla y sin mayores pretensiones se puede decir que si en México la revolución fue una acción social de masas, entonces fue una acción insurgente, 11

Ibíd. p. 16.

491


si es así, entonces lo más seguro es que también hubo una respuesta contrainsurgente y ésta se pudo gestar desde dentro o desde fuera. Ya bien por militantes de alguna de las muchas facciones, ya por miembros de ciertos estratos que la sociedad había gestado. O bien, como lo marca el canon, debió desarrollarse una prosa contrainsurgente que se orientara, como corresponde al caso, a detener los progresos de alguna de las acciones que afectaran a ese u otro sector de la sociedad que le fuera importante por pertenencia o por conveniencia. Y tomando estas circunstancias como pretexto, y si en lo particular la intención es ver los conflictos por la tierra, el reparto y las etapas por las que pasa, será común encontrar actividades contrainsurgentes en diferentes momentos, es posible que esta cuestión encuentre referente en algunos de los conceptos que sugiere Guha en su análisis en ―La prosa de la contrainsurgencia‖ a propósito de los tipos de discurso y quienes los elaboran, pues es claro que habrá interés por quitar la atención de los repartos, suspenderlos o definitivamente anularlos, esto implica un discurso y habrá que caracterizar a aquéllos que lo crean: Para comenzar con el discurso primario, digamos que éste tiene casi sin excepción un carácter oficial, en el sentido amplio del término. Esto es, proviene no sólo de burócratas, soldados, detectives y demás personas directamente empleadas por el gobierno, sino también de aquéllos pertenecientes al sector no oficial que tenían una relación simbiótica con el Raj, como colonos, misioneros, comerciantes, técnicos, etc., entre los blancos, y terratenientes, prestamistas, etc., entre los nativos. También era oficial en la medida en que estaba destinado principalmente al uso administrativo: para proporcionar información al gobierno, para la realización de acciones por parte de éste y para la determinación de sus políticas.12

12

Ranajit Guha, “La prosa de la contrainsurgencia‖. En Saurabh Dube (coordinador), Pasados poscoloniales, México, El Colegio de México, 1999, p. 130.

492


Sin embargo, la construcción de la prosa de la contrainsurgencia pasa por diferentes etapas, a cual más de ellas importantes, ilustrativas y aplicables al caso mexicano. En una segunda construcción, se dice que el discurso secundario: Utiliza el discurso primario como material, pero al mismo tiempo lo transforma. Para contrastar los dos tipos de discursos podríamos pensar en éste como una historiografía en bruto. Siendo recuerdos de algún tipo, estas declaraciones se escribieron, bien con un considerable retraso respecto de los acontecimientos narrados, o bien casi al mismo tiempo que éstos se producían, pero a diferencia del discurso primario estaban orientados hacia un público lector. Esta última distinción tan importante revela cómo la mentalidad colonialista se las arreglaba para cumplirle a Clío y a la contrainsurgencia al mismo tiempo, de manera que la supuesta neutralidad de aquélla difícilmente habría permanecido sin ser afectada por la pasión de ésta.13

En una tercera forma de leer y entender esta prosa hay una serie de precisiones que es importante tener presentes: Hay otros lenguajes muy diferentes dentro de este género, cuyas tendencias van de liberales a izquierdistas. Estros últimos son particularmente importantes por ser quizá los más influyentes y prolíficos de todas las numerosas variedades del discurso terciario. Esta literatura se distingue por su esfuerzo por escaparse del código de la contrainsurgencia; adopta el punto de vista del insurgente y junto con el ve como ―muy bien‖ lo que el otro lado llama terrible y viceversa. No le deja duda al lector de su deseo de que gane el rebelde y no sus enemigos.14

13

Ibíd., pp. 133-134.

14

Ibíd., p. 191.

493


Por supuesto que éste no es todo el planteamiento de Guha. Es en todo caso una parte de los elementos principales sobre los que descansa la idea de quines construyen, así como algunos comos, de los mecanismos sobre los que se descubre esta construcción.

La decolonialidad y la sana necesidad del distanciamiento conceptual con Europa y Euro/Norteamérica Esto es claro en cuanto a lo que se refiere a los cambios que se gestaron durante la revolución mexicana pues en lo que se refiere a la jerarquización de las clases fue poco lo que cambió; al final hubo un cambio en la dirigencia pero no en la estructura de la sociedad ya que muchos o la mayoría de los marginados siguieron en esa posición lo que generó que se siguieran demandando los cambios que se habían prometido en la revolución y no solamente esto si no que de hecho el devenir de la nación mexicana se ajusta tanto a esta idea que, cuando se habla de la subordinación, responde al siguiente planteamiento: En primer lugar, al no compartir el mismo tiempo histórico y vivir en diferentes espacios geográficos, el destino de cada región es concebido como no relacionado con ningún otro. En segundo lugar, Europa/Euronorteamérica son pensadas como viviendo una etapa de desarrollo (cognitivo, tecnológico y social) más ‗avanzada‘ que el resto del mundo, con lo cual surge la idea de superioridad de la forma de vida occidental sobre todas las demás. Así, Europa es el modelo a imitar y la meta desarrollista era (y sigue siendo) ‗alcanzarlos‘. Esto se expresa en las dicotomías

civilización/barbarie,

desarrollado/subdesarrollado,

occidental/no-occidental, que marcaron categorialmente a buena parte de las ciencias sociales modernas. Decimos, entonces, que el enfoque del sistema-mundo proporciona una crítica radical a estas ideologías desarrollistas europeas, y que la crítica poscolonial proporciona también una crítica radical de los discursos del

494


‗orientalismo‘ y el ‗occidentalismo‘ que han postulado a los pueblos noeuropeos como los ‗otros‘ inferiores.15

En esta parte será importante no perder de vista que se encuentran inmersas las diferencias entre los estudios poscoloniales y el giro decolonial; sin embargo, para el caso que ocupa este trabajo se busca que los dos mantengan su aporte en partes específicas.

Los advenedizos que contribuyen con nuevas perspectivas: las propuestas de James Scott Al respecto hay una buena cantidad de elementos en las propuestas de Scott a las que vale la pena poner atención, igual que a otros, que se mueven en estas propuestas y formas de ver los fenómenos de la sociedad, pues éste aun sin ser fundador ha desarrollado una visión interesante, sobre todo habrá que destacar su visión en torno de la sociedad que, aun descansando en ideas de otros autores, hace suyas poniendo relieve en lo que propone, mientras la lectura de una actitud puede ser un signo de sometimiento para unos, para otros es táctica, estrategia, parte del ―juego‖ que soporta la interacción de los antagónicos en su núcleo de relación. En una cita de Václav Havel: ―La sociedad es un animal muy misterioso, con muchos rostros y ocultas potencialidades, y […] es un signo de extrema miopía creer que el rostro que la sociedad le está presentando en un determinado momento es su único rostro verdadero. Ninguno de nosotros conoce todas las potencialidades latentes en el espíritu del pueblo16, desarrolla su idea en torno al discurso público, el que define como ―Una descripción abreviada de las relaciones explicitas entre los subordinados y los detentadores del poder. El discurso público, cuando no es claramente engañoso, difícilmente da cuenta de todo lo que sucede

15

Santiago, op. cit., p. 15.

16

James C. Scott, Los dominados y el arte de le resistencia, México, Ediciones Era, 2004, p.

9.

495


en las relaciones de poder. A menudo, ambas partes consideran conveniente fraguar en forma táctica una imagen falsa‖.17 Y entonces, cuando se acerca al objeto de interés, dice: ―Cuanto más grande sea la desigualdad de poder entre los dominantes y los dominados y cuanto más arbitrariamente se ejerza el poder, el discurso público de los dominados adquirirá una forma más estereotipada y ritualista. En otras palabras, cuanto más amenazante sea el poder más gruesa será la mascara‖.18 Y encuentra similitudes en otras culturas y en otros espacios en los que el poder de las élites, aun recién constituidas, deja sentir su control: La estrategia analítica es, las formas de dominación con similitudes estructurales tiene un aire de familia. La esclavitud, la servidumbre y la subordinación. Cada uno de ellos consiste en la institucionalización de un sistema para apropiarse del trabajo, los bienes y los servicios de una población subordinada.19

Es probable que lo que aquí se sugiere contribuya al reflejo que de la revolución mexicana se quiere recrear y que es a su vez una segunda justificación para extenderse un poco más allá de los años cuarenta.

Comentarios finales El proceso de crítica por el cual han pasado los subalternos, poscoloniales y decoloniales, es el mismo por el que han pasado otras expresiones y enfoques que buscan explicarse determinados fenómenos sociales o de otro carácter y que en su propuesta resquebrajan o mueven los esquemas establecidos. En su momento Carlos Marx fue criticado por Karl Popper y acusado de historicista.20 En el argumento de Popper se incluye la idea de que Marx en su

17

Ibíd., p. 24.

18

Ibíd., p. 26.

19

Ibíd., p. 19.

20

Karl R. Popper, La miseria del historicismo, Alianza, Madrid, 2002.

496


estudio se plantea la predicción de los sucesos históricos. Éste es sólo un ejemplo pues lo mismo se podría decir de la escuela de los anales en Francia o de otras formas de hacer historia. La novedad y las nuevas propuestas generalmente provocan escepticismo, y no pocas veces contrariedad, sin embargo para quienes no pueden ver del todo las fallas, y en cambio encuentran que, frente a un objeto de investigación, hay nuevas perspectiva de cómo repensar una serie de sucesos que parecen agotados entonces no hay más que asumir responsablemente que no todo está dicho y que faltan cosas por hacer.

Bibliografía Castro-Gómez Santiago y Ramón Grosfoguel, (editores), El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Colombia, Universidad Central, Siglo del Hombre Editores, IESCO-UC, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá y Pensar, 2007. Clavijero Francisco Javier, Historia antigua de México, México, Editorial Porrúa, 2003. Dube Saurabh (coordinador), Pasados poscoloniales, México, El Colegio de México, 1999. Fuentes Posadas Javier, Rebelión y resistencia: los mayos en el siglo XIX., Culiacán, Sinaloa, Facultad de Historia UAS, Tesis de Maestría (inédita). Guha Ranahit, Las voces de la historia y otros estudios subalternos, España, Barcelona, Editorial Critica, 2002. Joseph Gilbert M. y Daniel Nugent (compiladores), Aspectos cotidianos de la formación del Estado, la revolución y la negociación del mando en el México moderno, México, Ediciones Era, 2002

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Mallon Florencia, ―Promesas y dilemas de los estudios subalternos‖. En http://www.ram-wan.net/restrepo/intro-eeccs/mallonpromesa%20y%20dilema%20de%20los%20estudios%20subalternos.pdf Popper Karl R., La miseria del historicismo, Alianza, Madrid, 2002 Scott James C., Los dominados y el arte de le resistencia, México, Ediciones Era, 2004 Van Yong Eric, La otra rebelión, la lucha por la independencia de México, 1810-1821, México, FCE, 2006.

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Desarrollo agropecuario y minero, sustento de la élite forjada por don Pedro de Tovar y su familia desde la villa de Culiacán Luz Idolina Velázquez Soto1 Resumen El presente trabajo pretende demostrar cómo don Pedro de Tovar, poblador antiguo de la villa de Culiacán, inició con su familia la conformación de la primera élite local. El supuesto se basa en el estudio de la variable económica, derivándose de ella la social establecida por los lazos matrimoniales contraídos con familias poderosas de Nueva Galicia y Nueva Vizcaya, y la variable política medida por su actuación dentro de la administración virreinal. Las pesquisas documentales constatan el origen económico de la élite, sustentada en la explotación de sus encomiendas y estancias ubicadas en tierras fértiles donde el conquistador contó con el trabajo de mano de obra indígena tributaria y/o asalariada a diferencia de otros encomenderos de la región. Esto le permitió realizar innovaciones tecnológicas logrando incrementar la producción agrícola y el hato ganadero. A esto se sumó la explotación minera con ingenios de plata principalmente en Zacatecas. Dichas actividades le arrojaron considerables dividendos, ayudando con ello a sufragar nuevas conquistas que a la postre ensancharon el septentrión novohispano. El poder económico de esta familia, sin olvidar el origen de su estirpe, favorecieron la obtención de puestos públicos, iniciándose así la forja de una de las élites de su época. Ésta pervivió durante tres generaciones viéndose limitada por la legislación colonial que prohibió el repartimiento, el servicio personal y restringió la sucesión de bienes de los conquistadores; política que convirtió tierras privadas en realengas y, en este

1

Profesora Investigadora de la Maestría en Administración de Pymes de la Facultad de Administración de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Tel., institucional: 2222295500, ext. 7750 y 7756. Cel.: 2223414752. C.e.: Luzido14@yahoo.com.mx

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caso, afectó la herencia de nietos y bisnietos, amén de otros destinos que tuvo tal fortuna.

Introducción Mientras los habitantes de Chiametlan y Culhuacan trataban de sobrevivir ante la explotación iniciada con la conquista de Nuño de Guzmán y las epidemias, perdían sus mejores tierras y su libertad. ¿Cómo edificar y consolidar la frontera novohispana cuando la diezmada población nativa, sin más expectativas, huía rebelándose ante el saqueo de sus milpas y el tributo excesivo de encomenderos, refugiándose en zonas inhóspitas de la sierra? Lo que a la postre, sería el inicio de su rebeldía ante el vasallaje impuesto, como lo refiere la siguiente carta dirigida a la Real Audiencia, escrita por pobladores de la villa de Culiacán por el año de 1543: Al presente toda la mas tierra esta alzada y de mal arte y aun los de paz sirven mal y con muy poca gana y atenzion y menos temor por ver que los demás nos aprietan por todas partes por que por la una ques hazia el camino desa zibdad con el sitio de minas cada dia remanezen indios muertos y questan de paz y los despueblan por questan debaxo del domynio de su Magestad y a los españoles corren y hacen todo el mal que pueden hazer a su salvo y no tenemos temor sino que un dia an de hazer tanto daño con la osadía que toman que no quede nadie en las minas pues lo han comenzado a poner en obra; demás desto aca en la Villa estamos en este temor y sobresalto por estar junto a la tierra de guerra y lo mas asi y con temor de ser perdidos si Dios no lo remedia por que tenemos noticias de hazia Petatlan que se haze mucha junta de gente y dizen claro ques para venir a destruyr esta villa, dicen son medios de Señora yaquimi y los demás hasta la villa que los indios destruyeron2 y su platica dizen esque como fizyeron a la otra villa

2

Se refiere a la Villa de San Gerónimo de los Corazones, fundada en 1540 por Francisco Vázquez de Coronado, durante su expedición a Cíbola y Quivira, y destruida por los nativos, cansados de los abusos y crueldades de los blancos. Los aborígenes asaltaron el poblado y dieron muerte al capitán Diego de Alcaraz y varios soldados. Los sobrevivientes se refugiaron en la Villa de San Miguel (Nakayama, 1981:113)

500


piensan hazer en este año querido yr a rezivillo aver lo que conciertan y no lo podemos fazer por no dexar la Villa sola, y no ay jente para ello y los indios (fol 4 vto.) sola podría ser ymprimirse algo en sus corazones de que por ello venga daño dezimos de los de su comarca pues nos va las vidas e aremos en ello lo que pudiéremos lo qual todo lo encomendamos a dios ( del Paso y Trocoso, 1952; en Nakayama, 1981:3-4).3

¿Quién podría enriquecerse en un territorio agreste e insumiso sin la suficiente mano de obra indígena? ―(…) cuyo sudor hace ricos a los españoles.4 En este trabajo se pretende dar un esbozo sobre las líneas económicas, políticas y sociales como elementos que confluyeron en la forja de la élite formada por don Pedro de Tovar. No es fácil dada la carencia de información conocer la toma de decisiones y acciones que tomó o pudo haber tomado este personaje en medio de los intereses económicos que fluían por un lado, hacia el creciente mercado de esclavos impulsado por Nuño de Guzmán desde que era gobernador de Pánuco e intensificado a partir de la conquista de la Nueva Galicia, principalmente en la provincia de Culiacán. Por el otro, el estado de rebeldía de los indígenas ubicaba la otredad en polos opuestos que daban inseguridad al sistema de encomienda. Sin embargo, los encomenderos tuvieron a su favor el grado de desarrollo económico y cultural alcanzado por los pueblos Tahues al momento del contacto.5 Se parte de la premisa que en don Pedro de Tovar se conjugaron varios factores favorables para crear y reproducir las empresas económicas en la que se había comprometido. El primero a considera es su origen de casa noble, lo que 3

del Paso y Troncoso, Francisco. (1952) ―La Villa de San Miguel de Culiacán‖, Papeles de la Nueva España, en Nakayama, Op cit. 129 pp. 4

Durante vista pastoral a la provincia de Culiacán y Chiametla del obispo Alonso de la Mota y Escobar (1602-1605). 5

Véase a Fray Antonio Tello (1652), cuando describe el viaje de Nuño de Guzmán de Chametla hacia Culiacán, dice: ―En todos estas partes hallaron innumerables gentes, y toda la tierra llena de labores de maíz, de algodón y calabazas (…), todos gente muy distinta de los que quedaban atrás, en el traje, policía, lenguaje y gallarda corpulencia, (…)‖

501


podría garantizar su posible condición de ser uno de los conquistadores más letrados de la Villa, que de suyo establece de antemano un estatus social local, regional y en toda la Nueva España. Aunado a lo anterior está su participación en la empresa de conquista del septentrión con Nuño de Guzmán, Francisco Vázquez de Coronado y Francisco de Ibarra; hechos que además de haberlo convertido en conquistador y descubridor de nuevos territorios para la Corona española, lo hacía merecedor de mercedes de tierra y puestos públicos que abonarían a sus metas de riqueza y poder, cosa difícil de lograr en España por ser segundo en la línea hereditaria. Y, desde luego el factor económico centrado en los tributos agrícola y artesanales de encomienda, la producción ganadera en las estancias y el repartimiento de mano de obra indígena no pagada que fueron la plataforma para la adquisición de minas y posteriormente haciendas que heredarían sus hijos y nietos. Esta conjunción de elementos en medio de condiciones adversas como las rebeliones de los indios contra el vasallaje y la esclavización, que se supone don Pedro logró capitalizar a su favor, junto a una serie de atributos desde su origen señorial hasta su temple para afrontar la calamidades del medio ambiente y sociales, y un espíritu creativo, explican el despegue de su poderío económico en Culiacán como se podrá ver más adelante. El cual, puestas las ruedas del engranaje, prosiguió en la construcción de una red familiar y social en los mercados de la época, constituyeron el motor que impulsó la conformación de la primera élite de la provincia de Culiacán. Para abordar el objetivo planteado se estableces algunas interrogantes: ¿el origen noble del personaje le facilitó su acceso a la riqueza y el poder?, ¿formó parte del comercio de esclavos?, ¿encomiendas, estancias y repartimiento fueron la base de la adquisición de minas y con ello incremento de sus riquezas?

La construcción de la élite y los aspectos económicos La capacidad de emprender empresas de conquista y económicas a través del estatus socioeconómico, educativo y político le permitieron a don Pedro de Tovar 502


tener acceso a tributos, adquisición de minas, mano de obra indígena gratuita y puestos en la administración pública, con lo cual pudo construir la primera élite de la provincia de Culiacán de la Nueva Galicia. En este caso se ubicará la élite enfocándose en la actividad primordial de acuerdo al rastreo de las propiedades que posee y los puestos políticos alcanzados durante tres generaciones que abarcan los siglos XVI y XVII. Finalmente se tratará de establecer las redes sociales a través de las relaciones familiares endógenas ya sea nucleares o extensas, y exógenas a través del matrimonio que le permitieron a dicha élite incrementar el patrimonio.6 Estos lazos familiares dieron cohesión a la élite para ejercer su poder y permanencia como tal. Don Pedro de Tovar, 7 provenía de casa noble de acuerdo a la crónica sobre la Conquista de la Nueva España que escribió fray Prudencio de Sandoval en 1618: ―Año 1519. (…) Passaron a la nueva España Don Pedro de Tovar, y Don Alvaro de Tovar su hermano hijos de Don Hernando de Tovar Señor de la tierra de la Reyna en las montañas de Leon, que aquí he nombrado, y Don Diego de Guevara primo hermano destos dos Cavalleros, y hermano de Don Iosepe de Guevara Señor de Escalante, y trizeño, Virrey que fue de Navarra, y un gran Cavallero en Castilla. Cuya casa es tan noble, y antigua en las montañas de Burgos, que ninguna más: con dos títulos, uno de Marques de Rucandio y otro de Conde de Tahalu, con otros privilegios de mucha grandeza. Y estos tres primeros hermanos fueron visnietos del Marques de Denia, Don Diego de Sandoval. A los quales en aquellas partes ha dado Dios tan larga generación, que en la Ciudad de México, y fuera della, ay principales casas, y Monasterios que han fundado. De que Mexico se puede

6

Hillerkuss, Thomas (2010: 3-4).

7

Se usa indistintamente el apellido Tovar o Tobar para el mismo personaje.

503


estimar, y preciar sus ciudadanos, como la mejor ciudad de España.‖ (:190).8

Desde luego que su origen vinculado a la nobleza española lo colocaba en un estatus que no tenían la mayoría de los vecinos antiguos de la Villa, era el único Don, hijodalgo, aunque sin ser pobre él y su hermano don Álvaro, no dejaban de ser segundón y tercerón respectivamente para heredar a sus progenitores: (…) su padre Hernando de Tovar era Cazador Mayor y Capitán de la Guardia de la reina doña Juana La Loca, y sobrino del Marqués de Denia. Don Antonio de Mendoza primer Virrey de la Nueva España era su tio. Su abuelo fue Sancho de Tovar, Señor de Villa Martín, casado con doña Elvira de Rojas Sandoval, hermana del Cardenal Duque de Lerma. Don Pedro vino a la conquista de la Nueva Galicia acompañando a Nuño de Guzmán, quien al hacer la fundación de la Villa de San Miguel

lo

nombró

Poblador

Antiguo

dándole

encomiendas

y

repartimientos bastante productivos. (Nakayama, 1981: 122; Tello, 1650)

Fueron las prácticas esclavista de la Nueva Galicia fuente inicial de la riqueza de don Pedro de Tovar? Desde la fundación de la villa de San Miguel Navito, Nuño de Guzmán9 inició la mercadería de esclavos, y antes de partir de la Villa autorizó al capitán Diego Fernández de Proaño, quien fue alcalde mayor de 1531 a 153410, traficar 8

Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V. Rey Catholico de España, y de las Indias, Islas, y tierra firme del Mar Oceano. Al Catholico Rey Don Felipe III. Por el Maestro Don Fray Prudencio de Sandoval, su cronista, Obispo de Pamplona. Primera parte. Los hechos de 1500, hasta el de 1528. Año 1618. En Pamplona, en casa de Bartholome Paris mercader Librero, 928 pp. 9

― (…) durante la administración del virrey Antonio de Mendoza, se libertaron algunos esclavos hechos por Nuño de Guzmán en los pueblos de Petatlan y del Cuchillo, 70 leguas delante de Culiacán, porque Francisco Vázquez de Coronado dio algunos de ello a fray Marcos de Niza para que lo acompañasen en su jornada al norte de la provincia y facilitasen la pacificación de los indios alzados; se esperaba que, al ver éstos a los otros naturales libres, se certificarían del buen tratamiento que recibían de los españoles.‖(Zavala,1981:145). 10

Nuño de Guzmán destituyó a Proaño en 1534 y lo trasladó a Compostela donde fue condenado a ser degollado, sin embargo, la sentencia no se ejecutó porque el afectado apeló a la Audiencia de Guadalajara, donde su hermano Francisco Proaño tenía un alto puesto de Justicia Mayor (Enciclopedia de Mexico,1978:484) y logró que fuera enviado a México en 1536, el desenlace

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con esclavos. Proaño y sus lugartenientes tratando de enriquecerse a la brevedad con las jugosas ventas de jóvenes nativos sin tener que atarse al trabajo que implicaba hacer prosperar las encomiendas y estancias recibidas, desolaron la Villa y sus alrededores. Para entonces, un vecino de San Miguel narra la delicada situación de indios y españoles:11 ( ... ) había de ser la mejor que había en todas las Indias, la cual lo fuera si no fuera por la mala orden que el capitán (que) en ella dejó tuvo; y fue que, como el Gobernador dejó la tierra de paz los españoles dejaron de sembrar y diéronse a comprar el maíz de los indios, ( ... ) y después que a los cristianos se les acabó el maíz e los rescates para comprarlo de los indios, sin saber el capitán dar órdenes para que los cristianos se sustentaran sin destruir la tierra, permitió que los cristianos fuesen a tomárselo a los indios por fuerza a sus casa, y a vueltas de tomalles el maíz les tomaban las mantas e chaquira, ( ... ) por manera que los indios, visto que no se les guardaba la paz, determinaron de alzarse, y esconder lo que tenían en los arcabucos, y en los montes, y quemar sus propios pueblos, como lo hicieron; y en lugar de remediar este daño, los cristianos comenzaron a dar tras las rancherías e a robar la tierra, como ya estaban alzados, y comenzase a destruir la tierra como agora esta, y los indios murieronse de hambre, porque dejaron de sembrar dos o tres años ( ... ).

Pero no sólo en el bando del gobernador de la Nueva Galicia se practicaba la esclavitud y el saqueo a los pueblos indígenas del septentrión novohispano, también por parte del Marqués del Valle Hernán Cortés se realizaron inhumanas tropelías: Andrés de Tapia, maestre de campo de Cortés, tomó en Chiametla y la Villa del Espíritu Santo muchos indios e indias por fuerza, sacándolos de final fue el pago de costas y su libertad gracias a los buenos servicios ante el tribunal por parte de su tío Diego Hernández Proaño, con quien al parecer vivió en la Ciudad de México y un par de años después regresó a Guadalajara. 11

Informe al Rey en la Primera Relación Anónima, cita tomada de López Portillo y Weber (1975: 46).

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sus casas, y que capturó también a otros naturales que traían de comer y los hizo atar y embarcar por fuerza, y los envió al Marqués del Valle, por lo que muchos hijos que tales madres criaban habían muerto y los pueblos se alzaron. El testigo Federico Muñoz dijo que Tapia embarcó hasta 90 ó 100 indios atados12 Los naturales cansados de tanta ignominia pronto se rebelaron contra los extranjeros, y éstos tuvieron que ser más cautos, toda vez que las leyes de 1530 y 1532 que prohibían el servicio personal y de carga (tamemes) de los indios así como su herraje y esclavización no se cumplían cabalmente. En 1537, fue ―(…) Melchor Díaz, de parte de la villa de San Miguel de Culuacan, a decir a Mendoza que quitando a aquellos vecinos el interés que tenían de hacer esclavos no podían sustentarse ―porque no tenía otra granjería ni les hacía estar allí otra cosa sino ésta‖; que pues se les había prohibido, querían desamparar el pueblo.‖13

Como se ve varios conquistadores y encomenderos se habían cebado esclavizando indios, sin embargo, no se tiene hasta ahora ningún dato que hable sobre la explotación esclavista realizada por don Pedro de Tovar. Aunque dice Bolton14 en su obra ―Coronado, Knight of Pueblos and Plains‖, que don Pedro llevó consigo a Cíbola una trailla de perros de presa que fueron la sensación de la expedición.‖15 ¿Con ello pretendía facilitar el aniquilamiento de los indios ―enemigos‖ aperreándolos?

Tributo, servicio personal y mano de obra gratuita: núcleo duro en la forja de la élite Descontada posible acumulación de riqueza por venta de esclavos indios, se explorará cómo las encomiendas destinadas a la producción de alimentos, y las estancias a la cría de ganado, le permitieron a Pedro de Tovar abastecerse y

12

Zavala, S. (1981:29).

13

Zavala, 1981 Op cit: 51-52.

14

Bolton, H. E. (1949) Coronado: Knight of Pueblos and Plains, New York: Whittlesey; Albuquerque: University of New Mexico Press. Ebook at questia.com 15

Nakayama, 1981, Ibídem, p. 122.

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comerciar los excedentes para invertir en la actividad minera. Lo que constituyó el núcleo duro del origen y desarrollo de la élite que encabezó, reforzada por las redes familiares tejidas horizontal y verticalmente. Este grupo minoritario dentro de la sociedad novohispana de frontera alcanzó cierto estatus económico superior al resto de los colonos de las provincias pertenecientes a la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya. El sistema tributario existía en Culhuacan, al igual que en el resto del México antiguo, como se deduce de las crónicas de conquista. Incluso existía la esclavización de prisioneros de guerra para sus ofrendas religiosas, entre otros objetivos. El tributo prehispánico mantenía aspectos del modo de producción feudal en cuanto al carácter de su economía propiamente agrícola y la manufactura de utensilios para el hogar, la guerra y la vida religiosa, así como de la existencia de una clase poseedora de importantes señoríos mantenida por los campesinos o tributarios que usaba el servicio personal y de tamemes. En este sistema estamentario hay remanentes también de lo que el marxismo explica como modo de producción asiático,16 donde el estado (mexica, maya, tarasco, etc.) es dueño de la tierra y la población rural que aparte de tributar debe participar en las guerras a través de las cuales no sólo protegía a los pueblos bajo su dominio, sino que las acciones bélicas como las floridas permitían no sólo incrementar los pueblos de tributo, sino también restablecer equilibrios dentro de su cosmovisión. Y este es un elemento que diferencia el tributo n la sociedad colonial que no respetó la vida cultural de los pueblos, sino que ésta fue la más perseguida a partir de la evangelización como elemento de control. Desde 1531, Pedro de Tovar recibe encomiendas en la provincia de Culiacán. Aunque no se cuenta con información precisa de qué pueblos le fueron encomendados, al igual que a otros conquistadores, fue hasta 1541 17 cuando se 16

Ver Carlos Marx y Federico Engels (1845) La ideología Alemana, I. A. 2. 30 oct. 2011. Web. . http://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm 17

En 1541 don Pedro de Tovar se hallaba en la expedición de Francisco Vázquez de Coronado rumbo a Cíbola y Quivira cuando descubrió el pueblo Hopi.

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supo que poseía repartimiento de indios en Nacatarimeto y otras estancias,18 y cuyo estado civil era de aparente soltería, pues sin haberlo reportado ya era padre de un hijo probablemente habido con ―mujer de la tierra‖, a quien bautizó con su mismo nombre: Pedro de Tovar ―El mozo‖, hijo natural reconocido. Durante la primavera de 1542, regresó por fin el gobernador Francisco Vázquez de Coronado al frente de su ejército después de su malograda expedición a Cíbola y Quivira. El puesto de Alferez Real que tuvo don Pedro de la expedición de Coronado, dado por el Virrey Don Antonio de Mendoza, su tío, así como el descubrimiento del pueblo Hopi. Sin duda estos hechos lo favorecieron para recibir encomiendas de pueblos que pertenecieron al difunto Diego de Alcaraz, ―y tuvo uno de los mejores repartimiento de indios que en ella se repartieron, el cual después hubo don Pedro de Tovar por haberse avecindado en aquella villa (…) sucesor de los pueblos del río Sebastián de Évora, según señala fray Antonio Tello.19

Lo escrito por A. Tello hace suponer que P. de Tovar no llegó con la expedición de Nuño de Guzmán en 1529, y que la encomienda de S. de Évora quien la recibió de Nuño de Guzmán en 1533, después de haber explorado el río que ahora lleva su nombre, y que con su familia vivió hasta 1536 cuando aparece viviendo en Zacatula, Jaliso, fecha en la que supuestamente la recibió P. de Tovar. Los indios encomendados en Sebastián de Évora fueron 400 y 1000 en Tedoto.20 ¿Acaso San Andrés Tedoto fue la encomienda de Alacaraz? Para 1548, casi a mediados del siglo XVI, según la Suma de visitas,21 aparecieron bajo su usufructo los pueblos de Nacatarimeto, Tabolato y Comolopo en la segunda nación Tahue, localizada en las riberas del río Culiacán. Las 18

En Cuatro memoriales mendocinos e información de Francisco Téllez, 1541, en Jorge Palomino y Cañedo, Guadalajara, 1986. 19

Tello, A. fray (1567-1653: 247).

20

Dato tomado de Castro, M. op cit.:86.

21

Suma de visitas por orden alfabético, documento anónimo publicado por Francisco del Paso y Troncoso en la recopilación de documentos del siglo XVI con el título de Papeles de Nueva España, en la segunda serie de geografía y estadística novohispana, año 1905, ciudad de México.

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estancias de Bayparito, Coyone, Napala, Baase, Tebezosa, Hurudapa y Tejo con 746 tributarios. El tributo tasado en los pueblos de encomienda, así como el uso de fuerza de trabajo sin paga, están relacionados con cierta acumulación originaria de capital, que de acuerdo con Marx22 es un proceso histórico que precedió a la formación de la gran producción capitalista y separó de los medios de producción al productor. Esto corresponde al análisis de la renta feudal del suelo que atraviesa por tres etapas: la renta feudal en trabajo, en especie y en dinero. La renta en especie a la que correspondería el tributo, al que fueron sometidos los pueblos conquistados, salvo ciertas especificidades cae dentro de lo que la teoría explica como modo de producción feudal. Silvio Zavala señala que: ―los títulos de encomienda no daban derecho a la propiedad de las tierras y solamente para pago de tributos en especies agrícolas eran afectadas algunas sementeras sin variar su dominio‖.23 Esto probablemente no fue obstáculo para que encomenderos como P. de Tovar pudieran hacer innovaciones tecnológicas para incrementar la productividad agrícola en maíz, algodón, y con ello sus ganancias, sin menoscabo de la dieta indígena. C. Marx24 y F. Engels25 han clasificado las sociedades a partir de los distintos modos de producción, entendidos como la forma de producir los distintos bienes necesarios para la subsistencia, y cuyos elementos básicos para caracterizar un modo de producción son el tipo de fuerzas productivas y el tipo de relaciones de producción. En el modo de producción feudal las relaciones sociales de producción son también semejantes a las del modo de producción esclavista. Pero, pese a que el señor feudal posee la propiedad completa sobre los medios de 22

Carlos Marx primer volumen de El Capital en los capítulos, XXIV y XXV.

23

Zavala, 1984:298.

24

Carlos Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política (1859), en Marxists Internet Archive, marzo de 2001, digitalizado por Germán Zorba. 30 oct. 2011.Web. http://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm 25

Véase Marx y Engels, 1845, op cit.

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producción, sólo en parte la posee sobre el trabajador (siervo), con el que establece una relación de servidumbre o vasallaje. En el caso del Virreinato de la Nueva España de los siglos XVI-XVII, el tributo que se estableció a raíz de la Conquista no estaba considerado en tierras del encomendero, sino en las del poblado o comunidad, aunque se le entregaba al encomendero que no era dueño de la tierra, ni de los encomendados, aunque pudiera ser dueño de otros medios de producción, tales como arados, bueyes, semillas de trigo, garbanzo, y mano de obra indígena no pagada, etc. Lo cierto es que en esta relación señor encomendero versus la servidumbre indígena, se da una apropiación privada del excedente con coacción extra-económica por parte del encomendero, quien no participa en la producción, estableciéndose así una sociedad clasista. Esta sociedad novohispana se caracterizó por su polaridad, de un lado estaba integrada por las castas de indios, negros, mulatos y mestizos, y por el otro estaban los europeos criollos o peninsulares ricos o pobres respectivamente. Es en ésta ámbito donde tiene lugar la forja de una élite, que trató de expandir el tributo exigido a los pueblos indígenas en especie, para luego transmutarlo en dinero, cuyo uso en algunos casos fue utilizado para ampliar las actividades económicas como invertir en la minería y el comercio allende los mares. Es claro que aquí no se habla de entrar al modo de producción capitalista per se, sino a una acumulación de riqueza. ¿La riqueza que este conquistador amasó en Nueva Galicia y Nueva Vizcaya provenía a saber de sus encomiendas, estancias y minas? Sin lugar a dudas, y a pesar de que la década de los 30 y parte de los 40 fueron años aciagos para muchos encomenderos, comenzó cierta acumulación de riqueza propia del período de desarrollo del capital comercial, que empezó a invertirse en la adquisición de ganado y minas.

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―(…) los encomenderos invirtieron el tributo en empresas mineras, agrícolas, ganaderas, industriales y mercantiles, pero en las que más centraron su inversión fue en las mineras y después en las ganaderas (p. 186) (…) Hasta los primeros años del cuarto decenio del siglo, son las minas de oro las que nutren el tributo; después, hasta mediados de la centuria, las minas de plata (p. 191). A veces el abastecimiento fue vendido por los encomenderos y el servicio alquilado.26

Pedro de Tovar tuvo en el real de minas de Etzatlan, 26 varas y media que le compró a Rodrigo de Gámez a través de su tutor Pedro de Medina en 6 de junio de 1551.27 En la Villa de Zacatecas tuvo propiedades y haciendas "molientes y corrientes" muy destacadas por su riqueza y en pleno auge. Se reporta en un documento fechado el 15 de diciembre de 1562 que Tobar era uno de los 34 propietarios más importantes de la región. Tobar tuvo terrenos y minas desde el inicio de la explotación minera en la región de Zacatecas.28 En la a suma de tributos exigidos en cierto número de piernas de manta, fanegas de maíz y frijol, cestas de algodón, cántaros de miel, redes de henequén, arrobas de ostras y pescado, sal, etc., se cifraba en parte las rentas de cada encomendero. Y dependía del pueblo mantener tales tributos a través de calpisques29 o administradores al servicio de los encomenderos. A los de la provincia de Culiacán los traen en perpetua servidumbre, peores que a esclavos, sirviéndose de ellos personas favorecidas en minas de plata y otras servidumbres, sin ninguna tasación, ni orden, ni visita por lo cual está asolada. Los indios temen que los calpisques los

26

Zavala, S. (1991:191).

27

Escritura citada en el Diccionario Biográfico del Occidente Novohispano, S. XVI, T. II, Guadalajara, Ediciones Cuellar, 200l, p. 82. 28

Primer libro de actas de cabildo de las minas de los Zacatecas (1556-1586), Zacatecas, Ediciones del H. Ayuntamiento de la Ciudad de Zacatecas, 1988-1992, 1991, p. 34. 29

Calpisque o calpixque. Hispanización de una voz nahua equivalente a mandón; funcionario indígena designado para organizar el trabajo personal y recoger el tributo.

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aperreen, como se ha hecho en el pueblo de Mazcotlán encomendado en Cristóbal de Oñate; 4 de abril de 1551.30

Para la década de los sesenta, ―(…) la fortuna de don Pedro era bastante grande, lo que se demuestra con el hecho de que haya pertrechado y equipado de su peculio a la hueste de don Francisco de Ibarra cuando llegó a Culiacán. (…).‖ 31 En 1564, una vez persuadido el gobernador para que entrara a las provincias de Sinaloa, dio ―(…) el dicho don Pedro de Tobar al gobernador y a muchos de los soldados ayuda y socorro de caballos, mulas y herrajes, bastimentos, pólvora y otros pertrechos de guerra.32 Por estas fechas, Francisco de Ibarra repartió todos los pueblos de la provincia de Sinaloa, entre ellos los del valle de Sebastián de Évora ―que es Orabato y Mocorito‖, según el alférez Antonio Ruiz. 33 ―(…) todas las de Mocorito y Bacubirito eran de don Pedro de Tovar un caballero muy principal (…) mientras vivió, sustentó muy a su costa la población de la villa de San Juan Bautista de Cinaloa, proveyendo al que se quería ir de todas cosas que habían menester, así de vestir como de caballos, armas pólvora, herraje, alpargatas, que en aquel tiempo no había por acá otro calzado (…) .‖34

Los excedentes tributarios eran comercializados, pero para bajar costos de operación exigieron a los indígenas pagar en pesos oro las especies. Así, en la Relación de Culiacán, levantada en 1582, aparece la encomienda de Sebastián de Évora a nombre de don Hernando de Tovar; la cual en 1564, según fray Pablo Beuamont, le fue otorgada a Pedro de Tovar ―El Mozo‖, medio hermano de H. de Tovar, por haber acompañado al conquistador F. de Ibarra, gobernador de la Nueva Vizcaya, en su expedición al norte: 30

Zavala, 1985:243.

31

Véase Notas en Nakayama, 1981: 122.

32

Nakayama, 1974 :9.

33

Nakayama, Op cit.:9.

34

Nakayama, Ibídem:9.

512


que es la rraya de Zinaloa, pueblo de Don Hernando de Tovar deste rreyno que esta debaxo del norte, hasta el pueblo de Elota, que es de Bernave Lopez y esta a la rraya de Chametla, al sur, y cinco leguas ay desta villa a Sebastian d‘Evora, y las veinte y quatro deste villa al pueblo de Elotta y raya de Chiametla (…) Ay en esta villa poblado, y es vecino Don Hernando de Tovar hijo de Don Pedro de Tovar, poblador antiguo, de Doña Francisca de Guzman su legitima mujer: es un caballero muy principal y buen republicano, tiene unos pueblos de rrepartimiento que podrán rrentar quinientos pesos de tipuzque.35

Don Pedro desarrolló un buen hato ganadero en sus estancias, aprovechando el repartimiento de indios, principalmente en la estancia de Bacubirito donde el pastizal era bueno y abundante, ―pobló esta estancia (…) con cantidad de vacas que para el efecto hizo traer de Guadalajara, y con muchas yeguas, teniendo en ellas un español (Juan de Villalobos, mayordomo de aquella hacienda), negros e indios vaqueros (…).‖36 Al respecto Maricela Castro señala que el repartimiento cobró auge cuando la encomienda desfallecía37. El trabajo asalariado le permitió a P. de Tovar implementar técnicas agrícolas para incrementar la productividad de la milpa indígena, y/o ampliar el hato ganadero, aprovechando las ventajas del terreno de sus estancias en las inmediaciones del río Petatlán en Mocorito, las cuales poseían grandes pastizales, y aunado a esto quizás un trato digno con la mano de obra indígena. ―Culiacán había tenido fama por los caballos que allí se criaban, en su costa, en el vecino puerto de Guayabal, hubo en otro tiempo ganado vacuno en abundancia, pero una y otra fuente de riqueza había caído hacia 1600 hasta el punto de que jamás se comía allí carne, si no era no 35

Tipuzque es el peso de oro que equivalía a ocho reales ó 272 maravedíes, según Diego López Rosado en su historia del peso mexicano. 36

Antonio Ruiz, escribió una relación que abarca parte de la llegada de Francisco de Ibarra a la provincia de Sinaloa en 1564, hasta la fundación de la villa de Sinaloa a petición de la Compañía de Jesús, alrededor de 1598, finales del siglo XVI. En Nakayama (1997:9). 37

Castro, M. 1987:73.

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era trayéndola a muy subidos precios desde la otra vertiente de la Sierra Madre. (Navarro, 1992:20).

En su crónica A. Ruiz informa que F. de Ibarra repartió los pueblos de Ocoroni y Aramoapa a Álvaro de Tovar, hermano de P. de Tovar, por haberlo acompañado en su expedición a casas Grandes Chihuahua, quien ―les hacía acudir a dar tributos de mantas buena cantidad de ellas, y así éstos fueron los que tenían algún provecho de sus vasallos.38 Por el excesivo tributo impuesto a los indios por los encomenderos Tehuecos, Mocoritos, Bacubiritos y Chicoratos, Ocoronis y otros de la provincia de Sinaloa, se ―alzaron‖ contra varios encomenderos, mayordomos de Pedro y Álvaro de Tovar y los franciscano: Fray Pablo de Santa María y Fray Juan de Herrera, hechos ocurridos cerca de 1576: ―(…) mataron en el pueblo de Orabato a fray Pablo de Santamaría y a un mulato llamado Gregorio, por ocasión que los indios estaban mal con el dicho Gregorio por la mucha prisa que daba a los indios en trabajar, y porque a este tiempo era ya muerto don Pedro de Tobar, que era hombre que con solo verle los indios, le temían en verle la barba que la tenía siempre larga y crecida que le llegaba por bajo los pechos, y usó siempre traer anteojos y así le llamaban los indios de esta tierra ―Cuatro ojos‖. Y como los indios mataron al dicho padre Fr. Pablo de Santa María y (a) Gregorio, mataron a todo el servicio que allí tenían de la provincia de Culiacán, que pasaron de más de treinta personas, hombres y mujeres, y destruyeron todo cuanto allí tenía el dicho padre, y de los forasteros no escapó más de un indio mocetón (…)‖

Es de considerar lo que señala A. Nakayama39 sobre la riqueza amasada por encomenderos como P. de Tovar:

38

En Nakayama, op cit:9.

39

Nakayama, A. (1983) Sinaloa un bosquejo de su historia, Universidad Autónoma de Sinaloa.

514


―Los productos agrícolas y textiles que primero fueron obtenidos por los españoles por medio del saqueo y del robo, y después en forma de tributo, sirvieron para que algunos colonos amasaran fortunas que les proporcionaron una situación económica bonancible, como es el caso de don Pedro de Tobar, encomendero y vecino de San Miguel –que en la década de 1560 poseía un caudal lo bastante cuantioso como para habilitar en tres ocasiones a la expedición de Francisco de Ibarra.‖ (:108)

La agricultura, la ganadería y la industria textil se habían desarrollado principalmente al calor de las encomiendas, merced al trabajo indígena no pagado motor de la acumulación de los señores encomenderos, que a pesar de las leyes que ordenaban la separación de los servicios personales de la encomienda en 1549 no se respetaban como lo señala Silvio Zavala: No fue necesario para don Pedro, señor que ―ganó mucha distinción, y fue calificado como uno de los más virtuosos y cumplidos caballeros del reino‖ y del cual no se tiene noticia de actos contra sus tributarios,40 utilizar la crueldad para acrecentar sus actividades agropecuarias y mineras. Es evidente que la base económica se establecía mediante la renta feudal del suelo, en una combinación de renta en trabajo: tamemes, servicio personal tanto en los hogares como en mano de obra para sembrar las tierras del encomendero, y el peonaje en las estancias ganaderas herrando y pastoreando al ganado; renta en especie: el tributo exigido era en mantas de algodón, redes de henequén, fanegas de maíz, miel, sal, pescado, ostras, etc., y posteriormente en dinero, principalmente cuando apareció la minería y el comercio allende la región.

Puestos públicos de la élite Esta familia formó parte de la oligarquía del noroeste con mandos públicos; lo que le permitió a esta elite gozar de ciertas prebendas aun a costa de incumplir con las cédulas reales en cuanto a las obligaciones fiscales, como se observa en esta cita: 40

Hubo encomenderos que fueron asesinados por sus vasallos, como Gonzalo Serrano en el pueblo de Baila, y otros como Diego de Alcaraz, Pedro de Bobadilla y el justicia mayor Diego Hernández de Proaño, quien a la postre se convertiría en su consuegro.

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(...) Sebastián Rodríguez solicitó en su nombre y en el de Diego de Ibarra, Diego Hernández de Proaño, Hortuño de Ibarra, Gaspar de Ortega, Baltasar de Bañuelos, Juan Díaz de Berlanga y otros mineros de Zacatecas y Nueva Galicia como don Pedro de Tovar, la aplicación en esta ultima de la prórroga del pago del diezmo de la plata, como años antes se le había concedido a Nueva España41.

Don Pedro de Tobar fue nombrado alcalde mayor de Culiacán en el año 1552, al igual que su hijo natural, el primogénito Pedro de Tobar ―El Mozo‖42, que a pesar de ser hijo natural no solo se integró a la tropa de Francisco de Ibarra en la campana contra los nativos de Sinaloa en 1564, sino que formó parte de la autoridad civil y militar de la Villa, como lo refiere el cronista Antonio Ruiz en su Relación de la guerra de Sinaloa: EI gobernador (de la Nueva Vizcaya) Hernando de Bazán llegó (a San Felipe y Santiago de Carapoa) en abril de 1585 con miras de castigar a los indios rebeldes (...) Enfurecido por el fracaso (...) y tras nombrar alcalde mayor y capitán a Melchor Téllez, partió para Durango humillado y colérico. Poco tiempo después, se ausento Téllez y, para sustituirlo, Bazán designo a Pedro de Tovar, "EI Mozo", quien pronto abandonó el poblado junto con casi todos los colonos. (...) Pedro de Montes de Oca, teniente de gobernador, envió a don Pedro de Tobar (1593-1594) comisión de capitán y alcalde mayor (y) juez de residencia contra don Fernando Duran de Amaya43.

Su nieto Hernando de Tovar de los Ríos Proaño, primer jesuita culiacanense, se convirtió en mártir durante la rebelión de indios tepehuanes en Durango, en 1616. Ese mismo año, su nieto Luis de Tobar, descendiente de Juan

41

AGI, Audiencia de Guadalajara, leg. 230.

42

Don Pedro de Tobar "EI Mozo", era hijo bastardo de don Pedro de Tobar. Es posible que haya nacido en la villa de Culiacán, aunque se desconoce la fecha en que vino al mundo. A pesar de su ilegitimidad, el linaje a que pertenecía le dio un señalado lugar en la sociedad de la época. Durante corto tiempo fue alcalde mayor de la villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa. (Nakayama, 1974, ídem. 43

Nakayama, 1974:61.

516


de Tovar, era regidor, de acuerdo a un titulo que el presentó. Su nieto Pedro de Tovar y Cuenca, hijo de Hernando de Tovar y Ana María de Porras y Cuenca, que para 1622 vivía a cien leguas de la ciudad de México, fue Corregidor del pueblo de Tetela del Volcán (Puebla) en 1620, y Alcalde mayor la villa de San Ildefonso en 1622.

517


Genealogía de la familia encabezada por Pedro de Tovar

Red familiar de la elite de Tovar A finales del siglo XVI, las familias de Tovar vinculadas a la de los Proaño, Haro, Cuenca, y Balbuena, entre otras, eran dueños de encomiendas, caballerías, 518


minas, ganados, salinas, pesqueras y de las recuas de mulas para hacer el comercio can Nueva Vizcaya y Nueva Galicia. A Pedro de Tobar se le ha conocido más como conquistador que como personaje de ilustre linaje. Su mujer legítima fue doña Francisca de Guzmán hija de don Gonzalo de Guzmán gobernador de Cuba de 1525ª 1528, y por lo tanto emparentada con Nuño de Guzmán, gobernador de la Nueva Galicia y con Diego de Guzmán.44 Tuvo tres hijos con doña F. de Guzmán: Hernando de Tovar 45, Juan de Tovar46 e Isabel de Tovar. Y un hijo natural reconocido, probablemente con alguna indígena Tahue de Culiacán, llamado Pedro de Tovar ―El Mozo‖. Pedro de Tovar murió, según Mota y Escobar,47 en 1575. En el testamento de Francisco de Plaza, del 29 de diciembre de 1589, señala lo siguiente: ― (…) yo, Francisco de Plaza (…) vecino e rregidor que soy desta ciudad de Guadalaxara (…) Iten, mando se digan por mi ánima, en los monasterios de San Agustín y San Francisco desta dha. Ciudad y por las ánimas de Pedro de haumada y de Xpoval. De oñate y don Pedro de Tovar y por las demás personas a quien algo soy a cargo, 200 misas resadas, 100 en cada uno de los dos, Monasterios y se pague de mis bienes lo ques costumbre (…) Iten, mando se den a los herederos de Don Pedro de Tovar, difunto, 300 pesos oro común de mis bienes los quales se den después de mi fallecimiento.

EI crecimiento de la elite estudiada se efectuó vía la unión matrimonial, tanto con otras familias criollas como de la nobleza peninsular, gobernadores, 44

Diego de Guzmán (S. XVI), fue sobrino de Nuño de Guzmán, lo acompañó a su expedición por el poniente, remontó el rio Yaque hasta Nevame. Fue capitán con Francisco de Ibarra en Nueva Vizcaya: "caballero de mucha suerte, prudencia y valor", dice Baltasar de Obregón. Fue alcalde ordinario de la ciudad de México en 1582, se casó con Isabel de Barrios. 45

En ocasiones en los documentos de archivo también se le nombra Fernando.

46

Baltasar Dorantes de Carranza, Sumaria Relación de las cosas de la Nueva España. con noticia individual de los conquistadores y primeros pobladores españoles. México, Editorial Porrúa, S. A. (Biblioteca Porrúa, 87), 1987, p. 152. 47

Mota y Escobar , 1940.

519


corregidores, que tenía por común denominador tanto el poder económico como el político, modificando los originales árboles genealógicos. Jesús Amaya (1952) realizó una acuciosa investigación que va más allá de una simple genealogía, con respecto a don Álvaro de Tovar, aporta lo siguiente: Álvaro de Tovar, fundador de Compostela y casado con Micaela Ruiz de Haro, quienes procrearon a un hijo llamado Fernando de Tovar y Sandoval, que casó con Micaela López de Avalos, hija de Alonso de Avalos Saavedra y de María Delgadillo y Ávalos, y según, continuó en Compostela. A su vez el hijo del anterior, Fernando de Tovar y Avalos, vivió en Guadalajara, casado con Bernardina de aguayo y Carvajal, quien de Enero a Octubre de 1619 le dio dos hijas: Francisca y Micaela; esta última caso en 1637 con el Br. Cristóbal Cano de Molina. Doña Bernardina, que murió en 1634, era parienta del obispo misionero don Leonel de Cervantes Carvajal, y lo nombró entonces su albacea. El presbítero Fernando de Tovar, miembro de esta familia, falleció en Guadalajara el año de 1660; dos años antes había muerto Isabel de Tovar, mujer que fue del capitán Diego de Ávila y Moscoso, alcalde de la provincia de Ávalos en 1612 y todavía en 1616. Su hija Isabel de Tovar se casó con don Luis de los Ríos Proaño, hijo de Diego de los Ríos Proaño, ex alcalde mayor de Culiacán, encomendero de Xalpa, y minero de Zacatecas. Tanto Isabel de Tobar como Luis de los Ríos heredaron haciendas y minas de sus padres, vivieron gran parte de sus vidas en Culiacán, sin embargo, tenían haciendas en la Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya. En la revisión de los archivos se han localizado las siguientes propiedades de Isabel de Tobar y de Luis de Proaño: La estancia de Buenavista colindante con la hacienda la Quemada de Vicente Zaldivar en el valle de Ameca o la de Cuicillos, la cual fue parte de la dote matrimonial que recibió Luis al casarse con Isabel, cerca de Compostela Nayarit; la hacienda La Vega por la provincia de Avalos y Juanacatic, Jalisco, arriba mencionada. Isabel y Luis tuvieron únicamente un hijo al que bautizaron como Hernando (1581-1616), quien tomó el apellido Tovar por su abuelo materno. Cuando Luis de los Ríos Proaño muere alrededor de 1600,

520


Isabel de Tovar toma los hábitos de monja en 1603 en el convento de san Lorenzo con el nombre de sor Isabel de San Bernardo. La dote de la nueva religiosa fue en tres mil pesos, lo estipulado en las Constituciones, dote entregada al convento en casas propiedad del licenciado Bernardo de Balbuena, padre de fray Bernardo de Balbuena quien dedicó a Isabel su poema Grandeza Mexicana,48 "que este tenía sobre las casas de la calle del Águila y que lindaban con casas propiedad del canónico Antonio de Salazar, con casas de Alonso de Barco y por los corrales con casas de Álvaro López de Soria."49 Se tiene certeza que doña Isabel de Tovar continuaba con vida en 1621 por la siguiente carta: "Carta del general de los jesuitas a Doña Isabel de San Bernardo, religiosa en el monasterio de San Lorenzo de México, 162 I.” 50 Su hijo Hernando de Tovar casó con doña Ana María de Porras y Cuenca, fue encomendero del pueblo de Coahuitlán, Veracruz; encomienda que probablemente haya obtenido por dote matrimonial. En la siguiente cita aparece doña Ana M. de P. y Cuenca denunciado la huída de varios indios del pueblo encomendado que dejó su esposo: En un mandamiento virreinal de 27 de enero de 1633, dado por don Rodrigo Pacheco Osorio, Marqués de Cerralvo, se observa que doña Ana María de Porras y Cuenca, viuda de don Fernando de Tobar, encomendero del pueblo de Coaguitlán (Coahuitlán, Veracruz), hizo relación que un Christobal Méndez y Miguel Méndez su hijo, indios naturales de dicho pueblo, habían dejado su población, casa y tierras y sonsacado otros de su encomienda, y llevándolos consigo a un puesto remoto y apartado de la doctrina donde ―de su motivo‖ pretendían hacer nueva población. De suerte que no oían misa y algunos habían muerto

48

Bernardo de Balbuena escribió Grandeza Mexicana, inspirado en una petición que la viuda le formuló en una visita que le hizo el fraile en Culiacán, en 1602. 49

Alicia Bazarte M, Enrique Tovar Esquivel, Martha A. Tronco Rosas El Convento Jerónimo de San Lorenzo, México, lPN, 2001, p. 307. 50

Archivum Romanum Societatis Iesu, México 02, Eppistolae Generas-Epp. Genn. 15991638, fs. 247 y 248.

521


sin confesión. Ella era muy perjudicada porque no le pagaban los tributos que eran obligados (…). (AGNM, General de Parte, VII, 332332v.).51

Recibió como herencia las encomiendas y estancias de su padre. Tuvo por heredero a Pedro de Tovar y Cuenca, quien el 23 del mes de enero de 1622 presentó el siguiente inventario de sus propiedades: Primeramente una encomienda de pueblos de indios en la provincia de Culiacán en el pueblo de San Francisco Guezatengo (Quezatengo), el pueblo de San Andrés Tedoto, el pueblo de Comolato, el pueblo de Nacaterimeto, el pueblo de Atabalato, de Huachimeto, de Amaribareto y de Payguato, que todos ellos valen doscientos pesos. Cada año que heredó de su padre y aquí los tiene en tercera vida lo cual dicha renta a cobrado doña Ana María de Porras y Cuenca su madre como tutora y curadora que a sido del dicho don Pedro de Tobar (hasta que) tubo edad para podellos gozar como los a gozado de siete años a esta parte (…)‖52

Firma este documento un don Fernando de Tovar, vecino y estante en dicha villa de San Ildefornso, probablemente se trate de su tío, hijo de don Álvaro de Tovar. Del texto, arriba citado puede tenerse un acercamiento con la fecha cercana a la muerte de H. de Tovar. Puede decirse que fue años antes de que su hijo Pedro obtuviera la mayoría de edad, o sea unos años antes de 1615, de acuerdo al texto arriba citado. Su hijo Juan de Tovar, quien se estableció en la ciudad de México, se casó con la nieta del conquistador Diego de Colio, Luisa Cervantes. "Don Juan de Tovar, hijo de don Pedro de Tovar y de doña Francisca de Guzmán, su mujer, y hermano de Fernando de Tovar, que tuvieron un padre de grandísimo valor y de quien se cuentan muchas grandezas, y de una madre, sin agraviar lo general, de las más discretas, y valerosa 51

Zavala, S. (1948:393).

52

Inventario de bienes: Tovar y Cuenca, Pedro de 1622-08-08 (San Ildefonso) 1 (doc) (Folios 737-740). ES.41091.AGI/1.16403.13.260//MEXICO, 250, N. 260.

522


señora que hubo de su tiempo en las Indias: gente ilustrada y de sangre. Casó el dicho don Juan con nieta del conquistador (Diego de Collio)."53

Juan de Tovar Tuvo muchos hijos. Uno de ellos Mendo Cervantes de Tovar, estuvo casado con Juana Cano de Moctezuma, y su hija Magdalena de Tovar, monja lorenzana, acompañó a su tía Isabel en el convento, como sor Magdalena de san Juan.

Conclusiones La riqueza y poder alcanzado por la primera élite forjada por don Pedro de Tovar en la villa de San Miguel de Culiacán, se centró en las actividades económicas basadas principalmente en el desarrollo ganadero y la actividad minera. Esto fue producto de una acumulación primitiva basada en la recaudación de tributos agrícolas, el servicio personal y de carga, así como la mano de obra gratuita utilizada en las estancias ganaderas y en las minas. Tuvo a su favor la falta de regulación del tributo y los servicios personales por la lejanía en la que se hallaba la Villa, lo que permitió recurrir a los administradores españoles de su encomiendas y estancias que tuvieron él y su hermano Álvaro tanto en el valle de Sebastián de Évora como en la provincia de Sinaloa. Dichos administradores ejercieron métodos coercitivos contra los indígenas para asegurar y acrecentar el abasto de tributos y mano de obra gratuita. Su origen de familias provenientes de la alta nobleza española, sus empresas de conquista, especialmente el apoyo que dio a Francisco de Ibarra para conquistar el norte, más allá de los límites con la provincia de Culiacán, estaba motivado no solo por obtener más mercedes de tierra y repartimientos, sino también por resguarda las estancias de ganado mayor que ya tenía en Mocorito. Todos esos factores le permitieron ser un minero y un hombre con poder económico y político, cuya importancia se mantuvo hasta la tercera generación, 53

Dorantes de Carranza, Baltasar (1987: 152).

523


según los datos que hasta ahora se tienen de esta élite sinaloense, que de suyo lo fue.

Bibliografía Castro, Marisela (1987) Las encomiendas en la Provincia de Culiacán durante el siglo XVI, Tesina para obtener el grado de Maestro en Historia Regional, Asesor: Jesús I. Ibarra Carmelo. Escuela de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, Sin., 98 pp. Colocación en la biblioteca: 5789, Bib. 23 Dorantes, Baltasar (1987: 152) Sumaria Relación de las cosas de la Nueva España. con noticia individual de los conquistadores y primeros pobladores españoles. México, Editorial Porrúa, S. A. (Biblioteca Porrúa, 87) Hillerkuss, Thomas (2010) Una sociedad en construcción. La organización de la élite minera en Zacatecas durante el siglo XVI, en XIII Reunión de historiadores de México, Estados Unidos y Canadá. El Colegio de México, A.C., pp 3-4. 12 oct. 2011. Web. López Portillo y Weber, José (1975) La rebelión de la Nueva Galicia. Colección Pena Colorada. México. Mota y Escobar, Alonso de la (1940). Descripción geográfica de los reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo León, 2a. ed. Editorial Pedro Robredo. Nakayama, A. (1974) La relación de Antonio Ruiz (La conquista de Sinaloa), traducción y notas. 1a. Edición SEP-INAH. Centro Regional del Noroeste. Colección Científica. Historia Regional, No.18. México. ___________. (1981) Documentos inéditos e interesantes para la historia de Culiacán, Colección Rescate 10, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, México, 129 pp.

524


Tello, Antonio (hacia 1650) Fragmentos de una historia de la Nueva Galicia, Capítulo XI. Colección de documentos para la historia de México: versión actualizada publicada por Joaquín García Icazbalceta. 25 Sep. 2011. Web. http://www.lluisvives.com/servlet/SirveObras/public/0692275210064727308 9079/p0000037.htm#81 ________. (1567-1653) Crónica Miscelánea y conquista espiritual y temporal de la santa Provincia de Jalisco, en el reino de la Nueva Galicia. IJAHINAH Tomo II, Vol. II , 1 Zavala, S. (1948) Estudios Indianos. Edición del Colegio Nacional, calle de Luis González Obregón, Num. 23, Mexico, D.F. _______. (1981) Los esclavos indios en Nueva España, El Colegio Nacional, México. _______. /1984) Estudios Indianos, El Colegio Nacional, México. _______. (1985) El servicio personal de los indios en la Nueva España-II 1550-157. El Colegio de México/ El Colegio Nacional, México. _______. (1991). El servicio personal de los indios en la Nueva España 1521-1550. Tomo 1, El Colegio de México/ El Colegio Nacional, México.

525



El movimiento nicolaita popular de 1949. Huelga nacional estudiantil Porfirio García de León Campero Escuela Nacional Preparatoria Plantel 8 UNAM

Introducción Se pretende destacar y analizar la importancia del movimiento nicolaita y popular que tuvo lugar en el estado de Michoacán, fundamentalmente del 28 de julio, al 28 de agosto de 1949, teniendo como cabeza central a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) dos de cuyos estudiantes fueron asesinados por la espalda por el Ejército, por exigir aumento al misérrimo subsidio estatal a su Casa de Estudios. Precisamente, el 28 de julio de 1949, tuvieron lugar en Morelia protestas públicas, manifestaciones estudiantiles y un mitin en una noche lluviosa. Durante ese día hubo varias pedrizas (que eran comunes en la ciudad de calles empedradas) al palacio de gobierno, cámara de diputados, oficinas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y esa noche, al terminar el mitin a las escasas ventanas y macetas de la casa del gobernador. Lo que sirvió de pretexto para el artero asesinato. Este crimen provocó una ola de indignación popular en la ciudad , que rápidamente se extendió por todo el territorio michoacano, donde a la ira por el injustificado hecho criminal, se sumó la inconformidad generalizada por la abulia, ineptitud y torpeza del gobernador, autor intelectual de la muerte de los dos jóvenes nicolaitas. El movimiento devino, en uno de carácter nacional sin precedente histórico, la mayoría estudiantil de las universidades del país e institutos de educación superior estatales, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y las escuelas Técnicas, las Normales, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo y otras de enseñanza agrícola del país, varias Secundarias e inclusive alumnos de escuelas privadas, expresaron su

527


solidaridad con los universitarios michoacanos, mediante comunicaciones telegráficas, protestas, manifestaciones, mítines, paros. Progresivamente el movimiento fue escalando, hasta culminar en una gran huelga estudiantil de carácter nacional, desafiando al poder político hegemónico ejercido por el PRI, los gobiernos

estatales

y

el

federal,

todos

controlados

por

el

omnímodo

presidencialismo.

Un poco de historia nicolaita La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo tiene una historia singular, se ha distinguido por su posición de avanzada y su presencia en las luchas populares. Su historia comienza con el colegio que, con el nombre de San Nicolás Obispo, fue fundado en 1540, en Pátzcuaro Michoacán, por el humanista, educador y defensor de los indios, Vasco de Quiroga, quien propugnaba por el establecimiento de un nuevo orden social basado en el trabajo comunal. Tata Vasco estableció los hospitales-pueblo, con que organizó las ―Repúblicas de indios‖ en el trabajo colectivo, la educación elemental y las prácticas religiosas en Santa Fe de México, Santa Fe de la Laguna y Santa Fe del Río. Lugares donde ―hacían en verdad un género de vida que imitaban las costumbres de los primeros cristianos: vivían de bienes comunes‖1 (que hoy llamaríamos protosocialistas). De manera tal que ―El resultado del trabajo ha de repartirse entre la colectividad, sin que le falte ni le sobre nada a nadie‖.2 A los encomenderos muy pronto les inquietó estos hospitales-pueblo comunales y trataron de arrebatarles sus tierras a los comuneros. A la vez ―consideraron como un peligro, el que el mismo obispo, acaudillara a los indios y amenazara con un levantamiento masivo‖. 3 Quiroga logró el patronato real para sus fundaciones. Esto permitió al Colegio cierta independencia de los obispos y su posterior secularización, en 1847. ―Cuando la autoridad eclesiástica intentaba inmiscuirse demasiado en el

1

Moreno en Enciclopedia de México (1978). Tomo II p.67. Arreola (1991) p. 65.

2

Cárdenas (1968) p. 71.

3

Arreola (1991) p. 37.

528


régimen interno del Colegio, sus rectores defendían su relativa autonomía ante el poder de la iglesia haciendo valer las ordenanzas originales del primer obispo‖.4 Los humanistas de la Nueva España, como Tata Vasco, lucharon contra aquellas tendencias que sobrevivían del feudalismo oscurantista. Esta tradición explica, en parte el proceder del bachiller en artes y teología, Miguel Hidalgo, catedrático, tesorero y rector de San Nicolás, así como el de otros nicolaitas como: Morelos,

Berduzco,

Uraga,

Chico,

López

Rayón

que

lucharon

por

la

Independencia de México. El 17 de octubre de 1810 el ex rector nicolaita Hidalgo regresó a la ciudad en la que durante 27 años vivió, estudió y se formó. Valladolid se rindió y recibió con vítores y repiques a las tropas insurgentes. El Colegio fue clausurado, el 4 de enero de 1811, por los realistas, como medida represiva por su franca simpatía por la causa libertaria y se le convirtió en cuartel. Sólo la tenacidad y entusiasmo de Melchor Ocampo lograron la reapertura del plantel, después de varios intentos fracasados y vencer obstáculos puestos por las autoridades eclesiásticas y previa legitimación de que ―correspondía al Estado el ejercicio de patrón que antes tenía el rey… por ser el gobierno civil de México, el legítimo soberano, título por el cual Don Vasco puso al monarca para administrar el colegio. Correspondía al estado la dirección del establecimiento, su reapertura y mejoramiento‖5 No es sino, hasta el 17 de enero de 1847, en que el sabio y humanista, gobernador de Michoacán, Melchor Ocampo logró la refundación del plantel, con el nombre de Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo (nombre que aún conserva) agregando el nombre de Hidalgo, al original de San Nicolás, con lo quiso unir la tradición humanista de Quiroga, con la libertaria del más ilustre de sus egresados el Br. Hidalgo. Logrando reabrirlo, libre de la tutela clerical, como una institución estatal, pública y laica.

4

García de León (1995) p. 66.

5

Arreola (1991) p. 220.

529


En octubre de 1917, el gobernador estatal, el ingeniero Pascual Ortiz Rubio fundó la primera universidad en el país, creada por un gobierno revolucionario: la Universidad Michoacán de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH)‖,6 conservando como corazón de la misma, al colegio, del cual la máxima casa de estudios de Michoacán tomó el nombre quiroguiano, al que Ocampo agregó, el de Hidalgo, su más ilustre egresado como sello indeleble de su añeja tradición libertaria y progresista, que retomaba la flamante Universidad producto auténtico de la Revolución Mexicana.

Antecedentes En diciembre de 1946, tomó posesión de la presidencia de la República. Miguel Alemán, había augurios positivos, era el primer presidente civil, él y la mayoría de su gabinete eran egresados de la UNAM, pero muy poco tiempo después asumió una política contra-revolucionaria, entreguista a los Estados Unidos. Lo que originó que una parte muy importante y valiosa de la izquierda mexicana fundara el Partido Popular, buscando recuperar los principios de la Revolución Mexicana traicionados por el alemanismo. En septiembre de 1944, había llegado al gobierno de Michoacán, José Ma. Mendoza Pardo, egresado de la Universidad Nicolaita. Hubo a quienes pensaron que el gobernador Mendoza podría resolver el problema económico de su Casa de Estudio, lo cual no sucedió, al contrario intervino en los asuntos internos universitarios. Incluso solicitó economías imposibles al presupuesto universitario, exigencias que el ahorrativo rector Gallegos trató de satisfacer en detrimento de sueldos y necesidades ingentes. Este hecho y la política represiva (inquisitorial) del rector dieron pie al surgimiento del ―Movimiento de Reforma‖ que buscaba la modernización integral de la UMSNH.‖7 Y que el Estado le brindara una ayuda amplia como era su obligación, aunque tuviera, que ser dependiente,

6

Bernal (1980) pp. 67 – 70 y Arreola (1961) pp. 237 - 39.

7

Mondragón (2005) pp. 63 – 64.

530


económicamente de éste ―con la condición de que el Estado siga representando a la Revolución Mexicana‖.8 El movimiento reformista se inició, formalmente, el 8 de mayo de 1946, durante el aniversario del natalicio de Miguel Hidalgo. El representante de los ex– alumnos, Salvador Pineda afirmó que la Universidad vivía en forma vegetativa ―en manos de indoctos titulares, incapaces de conducir la nave… yo os aconsejo la rebeldía contra quien pretenda anquilosar vuestros impulsos de acercamiento hacia la luz y la razón… Asaltad la tribuna y decid en ella vuestra palabra‖.9 El 20 de mayo siguiente, una comisión de maestros y alumnos ―se entrevistaron con el rector Gallegos para expresarle su sentir en torno de la necesidad de una reforma integral de la UMSNH… (Al día siguientes 21) comparecieron ante el Consejo Universitario los profesores Jesús Pineda, Jesús Arreola y Porfirio García de León‖. Este último afirmó que la reforma no sería posible con quien en ese momento ―se encuentra rigiendo los destinos de nuestra casa de estudios‖.10 El 30 de mayo el Consejo Universitario rechazó la petición de los reformistas de remover al rector. Por lo que, el 12 de junio se publicó un manifiesto suscrito por profesores y alumnos en el que se pidió la renuncia de Gallegos acusado de violaciones a la Ley Orgánica, reprimir la expresión ideas y pertenecer a grupos conservadores. Ese mismo día encabezados por el catedrático de Ingeniería, García de León, se efectuó una marcha por el centro de Morelia, demandando la remoción del rector que servilmente seguía las pautas del gobernador Mendoza, a quien se le atacó y responsabilizó de la deplorable situación de la UMSNH. El funcionario ordenó la detención de los líderes de la movilización, sin concretar su propósito, dio marcha atrás para evitar una escalada

8

García de León (1947) p. 68.

9

Arreola (1984) pp. 141 – 142 y Gutiérrez (1997) p. 50.

10

Mondragón (2005) pp. 63 – 64.

531


del conflicto porque ―los estudiantes tomaron revancha agarrando a unos policías encerrándolos en el Colegio‖11 y exhibiéndoles en las ventanas. En julio de 1946 triunfó el movimiento de ―Reforma Universitaria‖, después de varias semanas de huelga, al lograr la renuncia del rector José Gallegos. El líder indiscutible del movimiento fue el catedrático de la facultad de Ingeniería, Porfirio García de León González, quien con el apoyo mayoritario de la comunidad nicolaita, llegó a la rectoría. (El primer ingeniero egresado de esa casa de estudios que ocupó tal puesto). El gobernador muy a su pesar optó por elegirlo, entre los de la terna propuesta por el Consejo Universitario. Sin embargo aviesamente expresó: ―les nombré un rojillo para que se hunda de una vez el negocio según lo afirmó Victoriano Anguiano enemigo político de Mendoza y del nuevo dirigente universitario. Pero la Universidad no se hundió, no obstante la animadversión de Mendoza que puso toda su energía y poder para hacer fracasar el movimiento reformista.

Reforma universitaria sin subsidio digno El nuevo rector tomó posesión, el 20 de julio de 1946; en una asamblea multitudinaria, el Ing. Porfirio García de León, de inmediato demandó un aumento a la asignación presupuestaria del gobierno del estado, indispensable para llevar al cabo los proyectos académicos de la Reforma Universitaria, declarando que las nuevas autoridades de la UMSNH se encargarían, desde ese momento de los destinos de la Casa Nicolaita, rechazando cualquier intervención gubernamental. La reforma se haría, a pesar de las circunstancias adversas. El 26 de agosto, a sólo un mes de su toma de posesión, el rector propuso, en el Consejo Universitario (en adelante CU) aumentar el sueldo de los profesores de secundaria y preparatoria, así como la reapertura de la Casa del Estudiante. La

11

Anguiano (1951) p. 171 y Mondragón (2005) p. 65

532


propuesta de incremento salarial del 23.8 % fue aprobada por el CU, el 8 de octubre de 1946.‖12 Ante la incertidumbre de contar con los recursos necesarios para el siguiente año, el 31 de diciembre de 1946, el CU acordó que el rector se dirigiera al gobernador solicitándole, que por su conducto hiciera llegar al Congreso local una iniciativa para modificar la Ley Orgánica de la Universidad. En el documento signado por el rector, Ing. Porfirio García de León Jr. y el Secretario General, Dr. Jesús Pineda, denominado ―Anteproyecto de Iniciativa de Ley de la UMSNH‖, se asevera que ―el estado de atraso cultural y económico en que se encuentra la Universidad‖, se refleja en los métodos de enseñanza añejos, repetición verbalista, profesiones que no responden a las necesidades actuales. Y ante la falta de interés de los gobiernos, por las universidades y en especial, por las autónomas, ―debe convencerse al Estado de que… (las universidades) son, y deben ser, el principal vehículo para la enseñanza superior, la investigación científica y la difusión de la cultura, funciones todas que competen con especialidad al propio Estado‖13 y a partir de esas obligaciones, debe hacerse cargo de los gastos, que

esas funciones representan. En el Anteproyecto se desglosan las necesidades más apremiantes, de cada una de las escuelas, facultades bibliotecas, laboratorios; los apoyos (pensiones) para alumnos, Casa del Estudiante. El estudio minucioso realizado por cada dependencia, concluyó que era indispensable contar con un presupuesto anual de $ 628,727.36, contra el otorgado, de $ 212,000.00. Se analizan los incrementos salariales que tuvieron, obreros industriales de transformación: 91%, de 1939 a 1945, burócratas; 45%; mientras los sueldos del profesorado nicolaita permanecían, como los de 1925, de sólo $ 1.50 por día y considerando que el costo de la vida había aumentado en un 300%, el salario real era de $ 0.50 por día. Se argumentó que el gobierno tenía suficiencia económica, ya que los ingresos estatales entre 1942 y 1946, crecieron de cinco millones, a más de ocho 12

Mondragón (2005) p. 80

13

García de León (1992) p. 43.

533


millones, lo que significó un incremento de un 60% y las partidas para la educación ascendieron, 45% ―pero sólo correspondió a la Universidad un aumento de 0.5%‖14 ($12,000.00). Por lo que se propuso que se modificara el artículo 9 de la Ley Orgánica de la UMSNH con este texto ―(el) subsidio legal que el Estado de Michoacán le asignará anualmente… no será menor del 4% del presupuesto de ingresos del propio Estado.‖15 Esta propuesta no tenía ningún precedente y de haberse aprobado evitaría el forcejeo que año con año tenía y tiene que realizarse, así como que las autoridades universitarias tuvieran que ―mendigar‖ la asignación presupuestal. Ya no dependería de los vaivenes políticos o favores del gobierno en turno. Esta proposición visionaria habría resuelto un problema actual persistente. El 20 de febrero terminó el período Legislativo, y el anteproyecto congelado. Lo que originó la lógica indignación nicolaita. ―Caldeados los ánimos, los universitarios al frente de su rector, se lanzaron a la calle, manifestándose en contra del gobernador y de la cámara legislativa‖ Mendoza se dirigió, telegráficamente, al presidente Alemán: ―lapidaron Palacio de Gobierno, rompiendo cristales injuriando gobierno, mientras encontrábame mi despacho‖.16 No obstante la precaria, situación financiera de la Universidad Michoacana, durante 1947, la matricula creció de 1064 alumnos, a 1723; se abrió la Casa del Estudiante, en mayo, con 41 pensionados, llegó, al finalizar el año, a 155. Se acondicionó un espacio para el Penthatlón Deportivo Universitario, que a pesar de su carácter ―militar‖, en Morelia funcionó como una Casa del Estudiante y sus miembros siempre fueron solidarios de las causas universitarias. Se repararon diversos edificios, se formó la Dirección de Laboratorios Centrales.

14

García de León (1992) pp. 41-43; Arreola (1984) pp. 142-143; Mondragón (2005) pp. 82-83

15

García de León (1992) pp. 46-50; Arreola (1984) pp. 143-144; Mondragón (2005) pp. 84-87

16

Oikión (s. f.) p. 6; Oikión (2000) p. 785

534


―Haciendo malabares presupuestales y gala de imaginación‖17 la administración reformista, obtuvo, más logros, así en julio, se fundó la Escuela de Verano para extranjeros con 47 alumnos, para ello se contó con el apoyo de las universidades y colegios de Estados Unidos y de la universidad la Habana Cuba. Se aprovechó que después de la Segunda Guerra Mundial se licenciaron aproximadamente 10 millones de jóvenes, en su mayoría, que tenían derecho a ser apoyados por el gobierno, para realizar estudios.18 La Escuela de Verano de la UNAM estaba saturada. Se creó el Centro Cultural Obrero (4 de marzo de 1947) donde se impartieron cursos de primaria y de ingles (170 alumnos). Se logró que $75,000.00 que se habían ahorrado, por la administración anterior para la construcción de un paraninfo, se adjudicaran a las escuelas y facultades de la Universidad y se otorgó un aumento de $ 0.25 a los ―empleados administrativos‖. Se estableció el Departamento de Educación Física, con la que la actividad deportiva tuvo especial incremento y por primera vez una organización formal; Otro muy importante logro fue la reapertura, en marzo de 1947, de la Escuela de Comercio y Administración; se instaló un Dispensario Médico para estudiantes. Por gestiones realizadas ante funcionarios federales, se obtuvó un aumento presupuestario de $25,000.00, por parte del Gobierno Federal, por lo que el subsidio de la UMSNH alcanzó el monto de $462,000.00, (aportaciones del Gobierno estatal: $212,000.00 y $250,000.00 de la Federación). El incremento federal fue utilizado, principalmente para la construcción de sendos laboratorios para las Facultades de Medicina y de Ingeniería‖.19 En la Revista Ilustración, de septiembre de 1947, el rector nicolaita escribió, revelando sus convicciones sociales ―en la Universidad la enseñanza es gratuita y

presta asistencia a los alumnos de escasos recursos‖ (becas, comedor, Casa del

17

Oikion ( s. f. ) p. 4

18

Mondragón ( 2005 ) pp. 123-124

19

Arreola (1984) p. 144

535


Estudiante, dispensario médico, etc.). Describió así su Casa de Estudios: ―es, en su dirección, un ensayo de gobierno democrático: profesores y alumnos estudian y discuten sus programas y planes de enseñanza; eligen sus autoridades, se gobiernan por sí mismos. Si el universitario tiene el privilegio de gozar de la más alta cultura, ningún medio mejor para realizar y establecer la democracia‖.20 La universidad debería ser el crisol de la democracia, afirmó en repetidas ocasiones. Posteriormente, en julio de 1948, en el periódico La Voz de Michoacán los enemigos de las ideas democráticas ―garcía leonesas‖ afirmaban que en la universidad había solamente ―dos alumnos: el rector y el secretario y 1500 rectores: ¡Todos alumnos!‖21 En la V Asamblea de Rectores celebrada en Oaxaca, en diciembre 1948, el rector Ing. Porfirio García de León y el Secretario General Lic. Jesús Aguilar Ferreira, advirtieron sobre la necesidad de que el Estado mexicano sea el sostén principal de la educación universitaria y del peligro que entraña, el depender de otros apoyos que implicarían la subordinación a intereses privados que no serían, necesariamente, los más deseables, ni los idóneos. En su ponencia criticaron a la secundaria concebida como copia del High School; propugnaron, por la unificación de los planes de estudio de las preparatorias para facilitar la movilidad estudiantil; por sueldos altos para que el profesorado de la universidad pueda dedicarse exclusivamente a la enseñanza; por la implantación de cursos de capacitación y actualización del magisterio universitario; por el establecimiento de una editorial nacional de textos escolares, pugnaban por la inamovilidad, la jubilación y el seguro del maestro; propusieron convenios de intercambio académico de profesores y alumnos; por el otorgamiento de becas para estudiantes, el establecimiento de ―casas de estudiantes‖; creación de Escuelas de Verano y cursos de invierno para fomentar el intercambio cultural. Y promover actividades en favor la paz mundial ―El esfuerzo que las universidades hagan a fin de convencer a su alumnado, de que la guerra es un fenómeno evitable y

20

García de León (1992) p. 29

21

Mongragón (2005) p. 126

536


consecuencia sólo de, sistemas económicos en pugna, de educar al ciudadano como integrante, no de un grupo nacional o racial, sino como una célula del organismo que constituye la humanidad… para evitar estas epidemias periódicas, en que los hombres, engañados se destruyen unos a otros… y convencer (al pueblo) de la inutilidad de la guerra y la necesidad de la Paz‖22

Esta posición pacifista surgida ante la amenaza de una tercera guerra mundial, ahora nuclear, que llevaría a un mayúsculo genocidio, superando a Hiroshima ocurrido a penas tres años antes en 1945, dio origen al Movimiento Mundial por la Paz, tildado de comunista, el peor epíteto de la época. Joliot Curie presidente del Movimiento invitó a García de León a sumarse a la causa, lo que de inmediato aceptó (tuve en mi poder la carta de Curie). En 1948 se federalizó la Escuela Normal de Morelia que pertenecía a la Universidad Michoacana, desde que ésta fue fundada, en 1917 por él Ortiz Rubio. La federalización significaba que el gobierno del estado se ahorraba $50 mil pesos, mismos que se ejercían a través del presupuesto universitario, ―la Universidad pidió que esa cantidad se destinara a aliviar su precaria situación económica‖.23 Nueva y obstinada negativa, a pesar de que estaban en su presupuesto y significaban un 25% del mismo. Durante el sexenio alemanista se realizarón numerosas obras (otorgandose jugosos contratos a los amigos del presidente) por lo que la ingeniería tuvo gran auge y el país demandó nuevos profesionistas. Pero sobre todo, porque existiá un anhelo histórico de distinguidos michoacanos: la creación de la carrera de ingeniería civil. Fue planteada desde 1847, por Ocampo al reabrir el Colegio de San Nicolás; refrendada, sin materializarse en 1917 por Ortiz Rubio, al fundar la Universidad. No fue hasta 1948, que el Consejo Técnico de la Facultad de Ingeniería aprobó la apertura de la carrera de Ingeniería Civil. El rector egresado de esa facultad e hijo del Ing. Porfirio García de León Segura (propulsor y director 22

García de León (1992) pp. 51-76; Mondragón (2005) pp. 136-140

23

Arreola (1984) p. 93

537


fundador de ese plantel en 1930) tendría que concretar tal anhelo y como el dirigente michoacano sabía que se toparía con la oposición del gobernador Mendoza, solicitó el apoyo, para su proyecto, del General Lázaro Cárdenas, entonces Vocal Ejecutivo de la Comisión del Tepalcatepec, quien aportó de su peculio, dinero para laboratorios y ofreció, además pagar el 50% de los sueldos del profesorado de 4º año‖.24 A principios de 1949 se abrió la nueva carrera. El gobernador Mendoza, en febrero de 1949, acusó de ―dispendiosas e incompetentes‖ a las autoridades universitarias, el rector michoacano rechazó enérgicamente las falsas imputaciones, haciendo un muy pormenorizado informe de todos los gastos y una detallada justificación de las solicitudes de aumentos reiteradamente presentadas, que mostraban la insuficiencia del presupuesto universitario para satisfacer las necesidades elementales de carácter académico, de infraestructura y para la consolidación de las nuevas escuelas y carreras. En la carta, de fecha 14 de febrero de 1949, dirigida a los Miembros de la H. Legislatura del Estado, el rector expresó: ―Altamente responsables del honrosísimo puesto que ocupamos, no podemos permitir que nadie, por alta que sea su investidura, se pronuncie con ligereza, en asuntos que lesionan el prestigio de nuestra Universidad, por lo que formulamos nuestra enérgica protesta‖.25 García de León solicitó, además, al Congreso, una inmediata auditoría. Como siempre no hubo respuesta de las autoridades. Ninguna

de

las

gestiones

solicitando incremento

presupuestal se

atendierón, los más diversos pretextos fueron esgrimidos. Esta actitud de poca comprensión para los problemas de la Máxima Casa de Estudios de Michoacán provocaron la acumulación de sentimientos de poca simpatía entre los universitarios y el gobernador, que por su afán ahorrativo, dejó además de resolver problemas que afectaban al pueblo michoacano relativos a la salud, educación, comunicaciones, carreteras y justicia. Lo que le valió la caracterización

24

García de León (1992) pp. 51-76; Mondragón (2005) pp. 136-140

25

García de León (1992) pp. 117 – 130

538


de una administración, distinguida por ―su abulia, torpeza y negligencia‖. 26 A lo anterior hay que sumar, el colapso de la economía rural, el gobierno norteamericano tuvo una enorme injerencia en la aplicación del ―rifle sanitario‖ que ocasionó, con el pretexto de la epizotia de fiebre aftosa, el sacrificio de miles de cabezas de ganado vacuno. Esto originó malestar y abierta inconformidad. Todo lo cual sumado, hizo totalmente impopular al gobierno mendocista. Varios sectores demandaron su destitución en múltiples ocasiones.27

El 28 de julio de 1949: el asesinato de dos jóvenes El periódico ―La Voz de Michoacán‖ publicó el 28 de julio, la noticia de que el gobernador había citado al Congreso del estado a sesión, extraordinaria, para aprobar dos decretos: uno para destinar un millón de pesos (10% del presupuesto total anual del estado) a la construcción de un teatro al aire libre para el Ballet de Morelia, que tenía como una de sus bailarinas, a la hija del gobernador; y otra ley más para derogar un decreto cardenista de exención de impuestos para nuevas construcciones. La reacción estudiantil fue inmediata, pues mientras las carencias de su casa de estudios eran enormes y el gobierno sistemáticamente se negaba a incrementar la asignación universitario de tan sólo 200 mil pesos, con los ahorros estatales se haría una obra a todas luces innecesaria para lucimiento de la familia Mendoza y cuando, aún estaban insatisfechas muchas necesidades sociales, mucho más importantes: agua potable, hospitales, escuelas, caminos, etc. Estudiantes y profesores, esa mañana, se dirigieron a la Cámara de Diputados, invitando al Rector a que los acompañara para solicitar que, además del teatro, se incrementara el subsidio, cuando llegaron a la cámara los diputados habían huido. Voceros oficiales entre ellos, el diputado presidente del Congreso y al mismo tiempo Secretario Particular del Gobernador! hicieron saber que su petición sería satisfecha, a cambio de la renuncia del Rector, éste de inmediato lo hizo, pero los acontecimientos posteriores, impidieron que se concretara en esa

26

Ortega (1968) p. 116.

27

Ver Mondragón (2005), Oikión (s. f.), 1995, 2000, Ortega (1968), Anguiano (1951).

539


fecha, ―ya que (debería) seguir en su puesto hasta que se hiciera justicia‖ 28 ante los actos criminales de las autoridades que relataremos. Ese mismo día las protestas proliferaron por toda la ciudad, el PRI y varios edificios oficiales fueron lapidados (costumbre muy moreliana) por estudiantes y grupos de gentes del pueblo que se les habían unido gozosamente. Se acordó realizar un mitin a las 8 de la noche, en el jardín Ocampo Ocampo, frente al Palacio de Gobierno, para dar a conocer a los habitantes de Morelia, tanto sus justas peticiones, como la no atención, una vez más, por parte de los poderes estatales a sus demandas. El rector de la UMSNH explicó su participación, en carta dirigida al Rector de la UNAM, en la que expresó: ―La intervención de las autoridades de la Universidad en el mitin fue exclusivamente para dar fin a la reunión, que se había significado por ataques violentos al gobernador, tal como lo informó la prensa, todavía con veracidad al día siguiente, las palabras que se dirigieron a los estudiantes fueron para recomendarles mesura y serenidad para tener éxito en sus peticiones… al finalizar el mitin no se percibió la posibilidad… de la lapidación del palacio de gobierno y de la propia casa del gobernador‖.29 El mitin fue muy concurrido, a pesar de la lluvia. Un grupo de estudiantes y algunos profesores, pretendiendo ―la interlocución con el funcionario‖30 se dirigieron al domicilio particular del gobernador Mendoza, sin lograr su propósito. ―Pronto salieron del cuartel cercano fuerzas federales para reprimir a los estudiantes que ordenadamente marcharon hacia el centro de la ciudad‖.31 El grupo fue alcanzado, a solicitud del funcionario, a más de 500 m. de su casa, por la tropa que por orden del

Gral. Cristobal Guzmán Cárdenas, comandaba el Gral. Raúl de Alba, los soldados dispararon y murieron asesinados por la espalda, los estudiantes nicolaitas Agustín Abarca y Armando Tavera, de 17 y 18 años, respectivamente. Las autoridades universitarias enteradas del asesinato pidieron personalmente al gobernador y al comandante militar, el cese de la represión. 28

Gutiérrez (2005) p. 50

29

POLÍTICA 15 agosto de 1949 p. 12

30

Mondragón (2005) p. 149

31

Arreola (1984) p. 146.

540


Todos los diarios nacionales dieron cuenta del hecho, el 29 de julio el encabezado del periódico Excélsior afirmaba: ―Directa acusación de estudiantes al Gral. Guzmán Cárdenas‖.32 El editorial del más importante periódico de la época se tituló ―La matanza de estudiantes‖, afirmando que los alumnos de la Universidad profundamente disgustados porque el gobierno local desoye sus demandas y tiene en completo abandono a su Alma Mater efectuaron manifestaciones pacíficas. Por ese ―delito‖, la fuerza militar llamada por el gobernador, disparó contra los manifestantes, dos jóvenes estudiantes quedaron muertos. ―es indispensable que esta matanza no quede impune‖.33 Novedades, el domingo 31 de julio, a ocho columnas, resalto: ―Indignada y vibrante Morelia sepultó a sus víctimas‖. Agregando: ―Más de cincuenta mil personas (la población era de 60 mil) concurrieron hoy, a acompañar los cadáveres de los estudiantes asesinados. Morelia quedó solitaria, todos los comercios, escuelas, oficinas públicas y privadas cerraron para acompañar a los dos jóvenes nicolaitas. Los camiones llevaron gratuitamente a todos aquellos que querían solidarizarse con el movimiento popular en contra de Mendoza Pardo‖. En otra de sus columnas, expresaba que ―desde el Lic. Luis Garrido, rector de la UNAM, hasta el último organismo estudiantil lamentan profundamente el asesinato y la protesta es unánime‖.34 Posteriormente, el rector declaró dos días de duelo en la UNAM. A su vez, en ese mismo domingo, Excélsior cabeceó ―Piden la desaparición de poderes en Michoacán. Cunde la inquietud estudiantil en el país por lo de Morelia‖. Más adelante decía: manifestación de estudiantes de la UNAM y mitin de en la Cámara pidiendo la desaparición de los poderes en Michoacán. Ola de

32

Excélsior, 29 de julio, p.1 Secc. 1

33

Excélsior, 29 de julio, p.6 Secc. 1

34

Novedades, 31 de Julio, p.1, Sec. 1

541


protestas en varios sectores. La UNAM suspenderá sus labores de lunes a miércoles.35 El Universal, reiteró la cifra de 60 mil asistentes de todas las clases sociales al sepelio de los dos estudiantes ―en él la más impresionante demostración de duelo en los anales de esta antigua Ciudad de Valladolid‖. En el mismo diario se describe a García de León: ―Delgado, de estatura más bien baja… El Rector que se enaltece de su ideología marxista, produjo una pieza oratoria ponderada. Se subió a una silla como improvisada tribuna, apoyando en ella firmemente sus muletas, pues padece atrofia en una pierna. Empezó diciendo que los corazones de los universitarios se encuentran enlutados. Ninguna palabra, ni expresión es demasiado severa para denunciar ó denostar el crimen de que han caído víctimas dos jóvenes compañeros… Cualquier palabra que aquí se pronuncie debe estar meditada, porque representa el pensamiento de los hombres libres de México y de la juventud estudiosa de la Nación‖.36 En su editorial Novedades aseveraba: el 1º de agosto: ―Las fuerzas militares federales que tenían como misión la de guardar el orden dispararon sus armas resultando de ello un saldo dolorosísimo de dos estudiantes muertos y quince o veinte heridos‖.37 El gobernador, su Oficial Mayor, los diputados locales, magistrados del Tribunal Superior, presidentes municipales, ligas campesinas y obreras oficialistas propagaron versiones sobre una supuesta ―conjura roja‖ orquestada por agentes ―antipatria‖, la que llevó a los trágicos sucesos producto de la agitación política promovida por el Partido Popular y el Partido Comunista, de los cuales ―es su instrumento el rector de la Universidad‖. Las fuentes oficiales llegaron a afirmar que se había intentado asaltar el Palacio de Gobierno y robar los nueve millones de pesos, que el ahorrativo gobernante guardaba en el interior, e incluso se atrevieron a decir que los estudiantes y ―elementos extraños‖, al ser perseguidos por la tropa se dieron la vuelta para enfrentarse al ejército y disparar, lo que 35

Excélsior, 31 de julio, p.1, Sec. 1

36

El Universal, 31 de julio, pp. 1, 4 Secc. 1

37

Novedades, 1 de agosto, p. 4, Secc. 1

542


originó la muerte de los dos estudiantes y varios heridos, la tropa sólo repelió la agresión.38 En cambio, a la defensa de los nicolaitas salieron de las organizaciones agrarias y Frentes Zapatistas de Chilchota, Carapan, Uren, Tanaquillo, Acachuén, Huáncito, Zopco y Tocuru. Así como de las sociedades de alumnos de escuelas universitarias, preparatorias, secundarias, agrícolas, normales, politécnicas, vocacionales de distintos puntos del país. Así como delegaciones sindicales magisteriales y numerosos grupos de michoacanos y nicolaitas residentes fuera de su estado. Por su parte la Dirección Federal de Seguridad dependiente de la Secretaría de Gobernación informaba al presidente Alemán que los sucesos habían sido planeados con anterioridad y ―llevados a cabo por elementos comunistas‖. Los que dirigieron a las masas para que cometieran los actos fueron, el Rector, el director de la Secundaria y elementos comunistas de significación. La muerte de dos de ellos fueron causados por comunistas infiltrados entre la multitud, quienes les dispararon por la espalda. Ni la tropa, ni el General Guzmán Cárdenas

―en

ningún

momento

dispararon‖.

Los

diputados

locales

telegráficamente también informaron a Alemán que los actos tenían carácter subversivo planeado y dirigido por ―agentes antipatria‖ y que la intervención militar había sido muy oportuna para evitar ―males incomparablemente mayores‖ (AGN Fondo Miguel Alemán exp. 534.9/1, 31 de julio de 1949).39 El 2 de agosto apareció en todos los periódicos nacionales un manifiesto del Comité Central Ejecutivo del PRI en pleno, encabezado por su presidente. Gral. Rodolfo Sánchez Taboada y como director de prensa y propaganda Luis Echeverría (años después presidente de la República) sobre ―La verdad en los

38

Oikión (s. f.) pp. 20, 21. Nicolaita; La Voz de Michoacán, todos diarios nacionales. Vease en Oikion (s. f.) la reproducción de Telegramas dirigidos al presidente Alemán, por el gobernador y diputados locales, manifiesto del Oficial mayor y los periódicos: Excélsior, El Universal, Novedades, El Nacional, la Prensa, El Dictamen (Veracruz, La Voz de Michoacán. (29 de julio al 27 de agosto. 39

Visto en Oikión (s. F.) p. 19.

543


sucesos de Morelia Responsabilidad del Rector de la Universidad de Michoacán‖. En él acusan al dirigente del Partido Popular y ―miembros de las cédulas (sic) del Partido Comunista‖ de atentados criminales y señalan al rector García de León ―como el autor intelectual de los lamentables sucesos… (en) ese centro de cultura… foco de agitación comunista‖.40 Manifiestos y editoriales oficialistas se pronunciaron en el mismo sentido. El epíteto de comunista pesaba mucho, aunado a que el 3 de agosto, en 13,900 templos católicos de todo el país se leyó la carta del Arzobispo de México que daba cuenta de la proclama de excomunión papal para todos ―que en forma directa o indirecta militen dentro del comunismo‖.41 En Washington la comisión Interamericana de Paz (sic) encarecía la inaplazable necesidad de usar medios enérgicos contra ―agitadores en México, Venezuela, Colombia, Perú, etc.‖ El 4 de agosto, ante la Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Educación Superior (ANUIES), presidida por Luis Garrido, Rector de la UNAM, compareció el rector García de León y logró, después de una ―sesión tormentosa‖, que la Asociación por mayoría de votos se pronunciarán por ―se investiguen los hechos y se castigue a los culpables‖.42 A pesar de opiniones de permanecer al margen o adherirse a la condena oficialista. Defendieron a los nicolaitas, entre otros, el poeta González Martínez y el Lic. Martínez Mezguida, representantes de Guadalajara, Campeche, respectivamente. El rector nicolaita entregó a su homólogo de la UNAM, un comunicado en el que resalta la indiferencia del gobernador Mendoza (desde 1944, hasta 1949) ante los problemas que afligen a la UMSNH y en especial a su precaria condición económica; haciendo un pormenorizado relato de las múltiples gestiones, que desde julio de 1946, han hecho las autoridades nicolaitas, ante el gobierno estatal para resolver esta inestable condición. Ninguna de las gestiones fueron atendidas. Los

40

Excélsior, Universal, Novedades, la Prensa, 2 de agosto, de 1949.

41

Novedades, 4 de agosto, p.1.

42

El Universal, 5 de agosto, pp. 1, 13, Secc. 1.

544


lamentables sucesos, ―son la culminación de la actitud de indiferencia del Ejecutivo estatal‖.43 La petición de incremento al subsidio, se señala en el documento, está fundamentada en las realizaciones obtenidas por la gestión rectoril del citado ingeniero, creación de escuelas, incremento de sueldos, becas y Casa del Estudiante, reconstrucción de edificios universitarios. Finalmente se relatan los sucesos del 28 de julio, que culminaron con la privación de la vida de dos estudiantes ―muertos por arma de fuego disparada por la espalda‖. El ingeniero García de León

concluye: ―condenamos el hecho delictuoso… negamos cualquier conexión de los lamentables sucesos, con actividades de algún partido político… no patrocinamos, ni indujimos, ni de palabra, no con el ejemplo, el ataque a los edificios del gobierno y a la casa del gobernador‖.44

Se realizaron mítines en el IPN, en la Preparatoria y facultades universitarias. El 3 de agosto, 12,000 estudiantes del IPN, Normal, realizaron una combativa manifestación que culminó con un mitin en la Cámara de Diputados. Al día siguiente 3000 alumnos de la UNAM también se manifestaron. La Federación Estudiantes Universitarios (FEU) y la Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET) anunciaron que 50,000 alumnos en el DF., irían a la huelga de solidaridad con los michoacanos. El 10 abandonaron las aulas los estudiantes de Chapingo e IPN. el 11, la Normal y la UNAM. En el país se sumaron jóvenes de Hidalgo, Guanajuato, Puebla, Coahuila, Durango, Yucatán, Campeche, Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Jalisco, amén de todas escuelas normales, técnicas y de agricultura del país, incluidas todas las escuelas de Michoacán. Quince días después de los trágicos acontecimientos, todas las instituciones de enseñanza superior y media del país estaban paralizados en señal de protesta contra el gobierno de Michoacán.

43

Política, 15 de agosto, pp. 12, 13.

44

Política, 15 de agosto p.12.

545


Ante esta huelga nacional estudiantil sin precedente histórico, el presidente Alemán, el día 11, llamó a los dirigentes de la FEU y les reiteró la promesa de que se ―haría justicia‖, como anteriormente, lo habían hecho los secretarios de Gobernación y de Educación, en diálogos sostenidos con el rector, profesores y estudiantes nicolaitas. Por lo que decidieron reanudar las clases, pero los alumnos de las 17 escuelas y facultades decidieron mantener la huelga y desconocer a sus dirigentes. Previamente, en Chapingo (entonces escuela militarizada) se efectuó el desarme de los alumnos, con todo lujo de fuerza por parte del ejército, equipado con morteros, ametralladoras y fusiles, ante la amenaza de clausura los estudiantes tuvieron que regresar a clases. También se desarmó al Pcentathlón Universitario y se suprimieron las raciones alimenticias en el internado del IPN.45 Los politécnicos no s amedrentaron e iniciaron colectas en los mercados y mucha gente llegó con alimentos para los internos y sus compañeras estudiantes se organizaron para preparar las comidas. El 18, el Presidente recibió al Directorio Universitario: rector, profesores, y alumnos nicolaitas, a los representantes de la FNET, a los normalistas y a la Confederación de Jóvenes Mexicanos quienes formularon sus peticiones: castigo para el gobernador y comandantes militares, pensión para los deudos de Abarca y Tavera, una ley que condene la intervención del ejército para reprimir demandas estudiantiles, aumento al subsidio de la universidad nicolaita y expedición de una ley orgánica para el IPN. El presidente reiteró su promesa de hacer justicia. Y, se creyó en la palabra presidencial, decidiéndose levantar la huelga, tarea nada sencilla pero dada la calidad y ascendencia moral de los dirigentes nicolaitas, fue aceptada por el estudiantado del país, se dieron cifras entonces, de entre 150 y 300 mil estudiantes en huelga nacional indefinida desde el 13 de agosto, lo que seguramente influyó en la decisión del presidente Alemán.46 El 22 de agosto se reanudaron las clases.

45

Revista Tiempo, 19 de agosto, p. 9

46

Oikion (s. f.) p. 25, Nicolaita 20 de agosto p. 1

546


La noche del 25 de agosto la ciudad de Morelia despertó, las campanas de todas las iglesias repicaron, toda la ciudad festejó, el gobernador pidió licencia. Con desbordante júbilo sus habitantes se lanzaron a las calles. El 26 de agosto La Voz de Michoacán anunciaba POR FIN CAYÓ EL SÁTRAPA. Ese mismo día se realizó un mitin frente a Palacio de Gobierno ―al que concurrieron más de 40 mil personas, donde se hizo pública la satisfacción por el retiro del gobernador… hoy ha sido día de fiesta general en todo el estado‖.47 El nuevo gobernador interino realizó su primer acto públicom, asistiendo por la noche al Colegio de San Nicolás.

Triunfos y consecuentes El rector García de León hizo declaraciones a la prensa el 3 de septiembre informó de los logros del movimiento por él encabezado; a los familiares de los estudiantes Abarca y Tavera, se les entregará la cantidad de $50 mil pesos a cada una (recuérdese que el subsidio estatal era de 200 mil pesos) a la Universidad se le entregarán por una sola vez, un millón de pesos; el subsidio de la Universidad será a partir del próximo año de un millón de pesos, repartidos en aportaciones iguales de la Federación y el estado; a partir de octubre se construirá un nuevo hospital – escuela y el próximo año se realizará un Congreso Nacional Estudiantil en Morelia.48 El presidente Alemán enfático había declarado, en Cuernavaca, el 20 de agosto, no se volverá a repetir, un caso como el de Morelia. Y no se repitió: la demanda estudiantil de una ley que impidiera la intervención del ejército para reprimir movimientos estudiantiles, nunca se decretó, al contrario hubo represiones, encarcelaciones y muertes en Morelia 1956, 1963 y 1966, en este último año el ejército ocupó el Alma Mater de la UMSNH, el Colegio de San Nicolás. Para entonces Porfirio García de León era director de la Preparatoria 9 de la UNAM y entonces advirtió este hecho puede repetirse aquí como lamentablemente ocurrió en 1968 y logró que el Colegio de directores de la Preparatoria Nacional reprobara la ocupación militar. Tampoco pudieron llevarse a cabo las propuestas de García de León: el Congreso Nacional Estudiantil y mucho 47

Novedades, 27 de agosto, p. 1 Secc. 1

48

La Voz de Michoacán, 3 de septiembre, p. 1

547


menos la creación de la Federación Nacional Estudiantil, prácticamente se corrompieron, desprestigiaron, captaron y finalmente se suprimieron todas las Sociedades y Federaciones estudiantiles. No se permitió que se repitiera, lo de Morelia: un movimiento estudiantil nacional. sin represiones y la mayoría de sus demandas satisfechas y el líder, el rector se quedó y el gobernador se fue. A fines del mes se realizó en Guatemala, el Primer Congreso de Universidades de América Latina, al que asistió el rector nicolaita consciente, que con su participación avalaba y se hacía solidario de la verdadera transformación democrática, que se había iniciado en ese país, por el presidente filósofo, Juan José Arévalo con la revolución guatemalteca de 1944 (que E.U.A. no toleró, impuso por la fuerza pocos años después a un dictador) García de León presentó entonces, una ponencia que fue su anhelo siempre ―La Universidad crisol de la democracia‖. Junto con el rector Garrido, de la UNAM y la rectora Obregón Santacilia, de la Universidad Femenina de México, García de León de la UMSNH fue miembro fundador de la Unión de Universidades de América Latina nacida en ese contexto democrático en la Universidad de San Carlos de Guatemala, el 26 de septiembre de 1949. Mientras tanto el presidente Alemán giró instrucciones al gobernador interino para que aceptara la renuncia del rector nicolaita ya que para el oficialismo autoritario y violento representado por el ex – comandante militar en Michoacán, la solución del conflicto no era suficiente para detener ―el ambiente hostil‖ generado por las autoridades universitarias.49 El rector García de León renunció el 20 de octubre ―para dejar expedito el camino para que la justicia se realice plenamente en contra de quienes resulten responsables‖. Recibió, entonces, y otras ocasiones múltiples manifestaciones de apoyo y cariño, como cuando fue el primer director de la Preparatoria de los Insurgentes, actual plantel 9 de la UNAM. Difícilmente, en 1949, las autoridades priístas podían perdonarle su triunfo. Él regresó a sus clases y a su trabajo en el Departamento Agrario donde varios años había servido a los

49

Oikion (s. f.) pp. 28-30.

548


campesinos entregándoles tierras a quienes las trabajan, sobre todo durante el régimen del general Lázaro Cárdenas.

Conclusiones La gran enseñanza de esta gran lucha estudiantil, de la solidaridad que devino en huelga nacional sin precedente en la historia, no debemos olvidarla. Autoridades y huelguistas, mediante el diálogo, resolvieron gran parte el conflicto. El movimiento niciolaita popular de 1949, obtuvo la satisfacción a la mayor parte de sus demandas, no se dejó doblegar por amenazas, represiones, órdenes de aprehensión (contra el rector) y se evitó su derrota y a diferencia de otras experiencias anteriores y posteriores podemos considerarla triunfante, esto último y el hecho de que el rector y autoridades universitarias, no solo fueron aliados de los estudiantes, sino que encabezaron en su lucha por la justicia y una vida digna para su casa de estudios. Esto tal vez explique, el porqué este movimiento ha sido prácticamente ignorado, por lo que he querido navegar contra el olvido y reivindicar su trascendencia e importancia y sacar a la luz pública un hecho histórico, casi sin precedente, un rector encabezado un movimiento popular universitario, que se transformó en nacional, logrando sus principales objetivos, no en balde la hemerografía nicolaita de ese período: julio, agosto de 1949, fue reeditada con el nombre de ―Los Papeles Malditos de la Universidad Michoacana‖. He querido recordar, un precedente histórico que se ha pretendido ignorar: el movimiento revolucionario de independencia nacional fue encabezado por el conocido, sólo, como venerable y vetusto cura de Dolores, queriendo olvidar la calidad académica del bachiller Miguel Hidalgo, ex–rector catedrático y alumno nicolaita y primer intelectual revolucionario de México.

549


Fuentes Documentales Archivo Histórico de la Universidad Michoacana (AHUM). Fondo: Consejo Universitario; Sección: Secretarías; Serie: Actas; Libro: No. 21. Fondo: Secretaria Administrativa; Sección: Personal Universitario; Serie: Docentes y Administrativos; Expediente No. 693. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Secundaria; Serie: Escuela de Iniciación Universitaria Varonil; Subserie: Bienes Inmuebles; Años: 1929-1968; Caja No. 83. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Secundaria; Serie: Escuela de Iniciación Universitaria Varonil; Subserie: Planes y Programas de Enseñanza; Años: 1929-1963; Caja No. 83. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Preparatoria; Serie: Colegio de San Nicolás; Subserie: Consejo Estudiantil; Año: 1947; Caja No. 91. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Preparatoria; Serie: Colegio de San Nicolás; Subserie: Planes y Programas de Estudio; Años: 1921-1968; Caja No. 90. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Academia de Bellas Artes; Subserie: Personal; Años: 1920-1968; Caja No. 98 Fondo UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Escuela de Bellas Artes; Subserie: Estados de exámenes; Años: 1923-1961; Caja s/n.

550


Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Escuela de Comercio; Subserie: Consejo Estudiantil; Año: 1947; Caja No. 112. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Escuela de Comercio; Subserie: Planes y programas de Estudio; Años: 1921-1967; Caja No. 112 Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Escuela de Enfermería; Subserie: Estados de Exámenes; Años: 1933-1965; Caja s/n. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Escuela de Verano; Subserie: Comunicados; Años: 1946-1969; Caja No. 117. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Escuela de Químico-Farmacobiología; Subserie: Planes y Programas de Estudio; Años 19371963; Caja No. 105 Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Facultad de Derecho; Subserie: Comunicados; Año: 1929-1968; Caja No. 108. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Facultad de Derecho; Subserie: Planes y Programas de Estudio; Años: 1899-1963; Caja No. 107. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Facultad de Ingeniería; Subserie: Exámenes; Años: 1943-1950; Caja No. 109. Fondo UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Facultad de Ingeniería; Subserie: Planes y Programas de Estudio; Años: 1930-1985; Caja No. 109. Fondo: UMSNH; Sección: Educación Profesional; Serie: Facultad de Medicina; Subserie: Asociaciones; Año: 1930-1968; Caja No. 102. 551


Fondo:

UMSNH;

Sección:

Educación

Secundaría;

Serie:

Escuela

Secundaria Femenil; Subserie: Exámenes; Años: 1940-1947; Caja No. 79 Fondo:

UMSNH;

Sección:

Educación

Secundaría;

Serie:

Escuela

Secundaría Femenil; Subserie: Planes y Programas de Estudio; Años: 1933-1966; Caja No. 81. Fondo:

UMSNH;

Sección:

Educación

Secundaria;

Serie:

Escuela

Secundaria Femenil; Subserie: Curriculares; Años: 1947; Caja No. 80. Fondo: UMSNH; Sección: Rectoría; Serie: Informe; Años 1940-1947; Caja No. 7. Fondo: UMSNH; Sección: Rectoría; Serie: Planes y Programas de Estudio; Años: 1918-1969; Caja No. 10 Archivo Histórico del Instituto de Investigaciones Históricas (AHIIH). Fondo: Raúl Arreola Cortés; Sección: Actas de consejo Universitario; Libro: 24; Caja: 1-4; Expediente 40. Fondo: Raúl Arreola Cortés; Sección: Actas de Consejo Universitario; Libro: 25; caja: 1-4; Expediente 29. Fondo: Raúl Arreola Cortés; Sección: Actas de Consejo Universitario; Libro 26; Caja: 1-5; Expediente 30. Fondo; Raúl Arreola Cortés; Sección: Actas de Consejo Universitario; Libro: 27; caja: 1-5; Expediente 31.

Archivos Archivo General de la Nación. Fondo Miguel Alemán, Expedientes 534.9 y 542.1 Archivo Histórico de UMSNH. Fondo UMSNH. Años 1924 – 1968.

552


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556


Combatiendo el “nudismo” en el agua, en la arena y en las calles: las campañas policiales para moralizar la playa en Rio de Janeiro, 1920-1950 B. J. Barickman

versión en inglés Department of History University of Arizona bjb@u.arizoona.edu

XXVII Congreso Internacional de Historia Regional y VII Encuentro de Historiadores de Sinaloa

Culiacán Diciembre de 2011

557


Abbreviations used in the notes AC

Acção Catholica

ADFSP

Arquivos do Departamento Federal de Segurança Pública

AGCRJ

Arquivo Geral da Cidade do Rio de Janeiro

FGP, HD

Fundo do Gabinete do Prefeito, Documentos da administração de Henrique Dodsworth

AN ADPA, PT

Arquivo Nacional Arquivos da Segunda Delegacia de Polícia Auxilar, Peças Teatrais

APERJ, FDPPS

Arquivo Público do Estado do Rio de Janeiro, Fundo da Divisão de Polícia Política e Social

B-M

Beira-Mar

BN, DM, AEPS

Biblioteca Nacional, Divisão de Música, Arquivo da Empresa Paschoal Segreto

“Bin”

“Binóculo”

BPDF

Boletim da Prefeitura do Distrito Federal

B de S

Boletim de Serviço (of the Polícia Civil do Distrito Federal and, later, the Departamento Federal de Segurança Pública)

cad.

caderno

cx

caixa

Cta

Careta

Car

Carioca

C da M

Correio da Manhã

“C da c”

“Cousas da cidade” (later “Coisas da cidade”)

A Cr

A Cruz (published by the Confederação Católica do Rio de Janeiro)

O Crz

O Cruzeiro

DC

Diário Carioca

D da Nte

Diário da Noite

D de N

Diário de Notícias

D.F.

Distrito Federal i


“E e F”

“Echos e Factos”

“E e N”

“Ecos e Notícias”

O ESP

O Estado de São Paulo

FF

Fon-Fon!

G de N

Gazeta de Notícias

O Gl

O Globo

R O Gl Houaiss

Revista O Globo (supplement of O Globo) Instituto Antônio Houaiss. Dicionário eletrônico Houaiss da língua portuguesa. Versão 1.0. CD-ROM. São Paulo: Objetiva, 2001.

O Imp

O Imparcial

O Jnl

O Jornal

JB

Jornal do Brasil

J do C

Jornal do Commercio

Lt

Light

OM

O Malho

Manch

Manchete

AM

A Manhã

NYT

New York Times

A Nte

A Noite

“N e N”

“Notas e Noticias”

“N s”

“Notas sociaes” or “Notas sociais”

A Not

A Noticia

A Or

A Ordem

O Pz

O Paiz

PT

Para Todos

“P&R”

“Pingos & Respingos”

pref.

prefeito do Distrito Federal

PDF

Prefeitura do Distrito Federal

R de C

Revista de Copacabana

REEG

Revista de Engenharia do Estado da Guanabara

R da S

Revista da Semana

Rio Ill

Rio Illustrado ii


Sel

Selecta

SHB

A social history of the beach in Rio de Janeiro in the nineteenth and twentieth centuries (ms. in progress)

SAH

South American Handbook

sup.

suplemento

“T&N”

“Tópicos & Notícias”

UH

Última Hora

VN

Vida Nova

VP

Vida Policial

“V s”

“Vida social”

An asterisk indicates an on-line edition (with access, in all cases, on the date of publication). Page numbers for articles published in newspapers refer to the first section (caderno or seção) unless otherwise noted. Likewise, all citations of articles from evening papers are from the first editions of those papers except where the note refers to a later edition. Dates for articles, etc. are provided in the following format: (day.month.year)

Preliminary notes This paper presents some of the initial findings from a larger, ongoing project on the social history of sea-bathing and beach-going in Rio de Janeiro in the nineteenth and twentieth centuries. Maillot: In the paper, I sometimes use the term maillot, which does exist in English and which corresponds to the Portuguese maiô. In both languages, the term (borrowed from French) refers to the form-fitting suit that replaced bathing costumes for women in the 1920s. A maillot can be, but is not necessarily a tank suit. For instance, in the 1920s and 1930s, maillots often consisted of two pieces: a top and a bottom, but with no bared midriff.i No other word fully conveys the distinction between such suits and a bathing costume. Bathing suit would clearly be inadequate because, like roupa de banho or traje de banho, it can refer to any suit: a two-piece suit, a bikini, a tank suit, or

i

See the photos of women at Rio’s beaches published in the 1920s and 1930s in local illustrated magazines. See also, e.g., “O meu primeiro maillot,” O Crz (15.3.1930), 16, 47; Silvana Gontijo, 80 anos de moda no Brasil (Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1987), 31-32; and Lena Lenèek and Gideon Bosker, Making Waves: Swimsuits and the Undressing of America (San Francisco: Chronicle Books, 1989), 46. iii


even a pair of men’s trunks. Also note that, in the early twentieth century, bathing costume and its Portuguese equivalents could also refer to men’s suits. Zona Sul (South Zone): the more affluent and mainly residential neighborhoods located south of Rio’s commercial center, including the oceanfront beach neighborhoods of Copacabana, Ipanema, and Leblon. The Zona Norte (North Zone), located to the north and west of the city’s center and, hence, far from the oceanfront beaches, consists primarily of working- and middle-class neighborhoods as well industrial districts. But, historically and even today, the Zona Norte has also included a few upper- and upper-middle-class neighborhoods, such as Tijuca. Suburbs (i.e., subúrbios): the mainly working- and lower-middle-class neighborhoods and industrial districts lying to the north and the west of the Zona Norte within the municipality of Rio. Posts: The text mentions the numbered “bathing posts” established from 1917 onward in Copacabana and, later, also in Ipanema and Leblon (1 through 6 in Copacabana, 7 through 10 in Ipanema, and 11 and 12 in Leblon). The posts at the time were not simply the locations of lifeguard observation towers. Instead, they were clearly demarcated stretches of the beach, set off by flags on small poles, where, under the watch of lifeguards, bathers were allowed to enter the water. Even at the posts, however, entering the water was permitted only during the official morning and afternoon “bathing hours,” when the lifeguards were on duty. The hours were longer in the summer than in the winter. Over time, both in the summer and the winter, the number of hours the lifeguards were on duty expanded. But it was only in summer 1950-51 that the municipal lifeguard service began operating, without a mid-day break, between 6:30 A.M. and 7:30 P.M. everyday of the week in Copacabana.ii Santa Luzia, Virtudes, and Calabouço: At several points, I refer to these bayshore beaches, which were located in the center of Rio, and which, as a result of various landfills, no longer exist. Santa Luzia lined the Rua Santa Luzia (just to the east of the current end of the Avenida Rio Branco); that street is now at least a half kilometer from the bay’s edge. Virtudes and Calabouço, in turn, were prolongations of Santa Luzia, created by the landfill resulting from the razing of Castle Hill in the early 1920s. Note that all three were very narrow, with little or almost no sand. Indeed, a 1930 photograph of Virtudes beach shows that it consisted of little more than a rocky embankment.iii Flamengo should not be confused with the broad artificial bayshore beach that currently bears

ii

SHB, chap. 4.

iii

“Praia das Virtudes,” Cta (18.1.1930), 33. See also “Nosso amigo, . . .,” R da S (3.3.1945), 22. iv


the same name. That beach dates only from the early 1960s, when the local government constructed a large landfill along the bayshore from the city’s center to the end of Botafogo (the Aterro do Flamengo), with a six-lane expressway and a park with more than one million square meters. During the period covered in this paper, the beach in Flamengo was much smaller and much narrower. It was so narrow that, on a crowded morning, there was almost no room for bathers not in the water to sit or lie down on the sand; by far, most of them had to remain standing. Also note that Flamengo, which in the 1910s had ranked as the city’s most fashionable beach, lost that position to Copacabana in the 1920s.iv Copacabana and Leme: In the text, for the most part, I do not distinguish between Copacabana and Leme (the easternmost stretch of Copacabana’s beach). Currently, Avenida Princesa Isabel is taken as marking a clear boundary between Copacabana and Leme (both as beaches and as neighborhoods).v By contrast, in the first decades of the twentieth century, the Pedra do Inhangá (partly destroyed in 1935) often served as the boundary. But it was not a hard-and-fast boundary. The sources, for example, describe the beachfront Copacabana Palace Hotel as being located in Copacabana and also in Leme. Likewise, I do not for the most part distinguish between Arpoador (the easternmost stretch of Ipanema) and Ipanema. Tunnels: Copacabana, the neighborhood, occupies a narrow strip of land cut off from most of the rest of Rio by a chain of low, but steep mountains. Two tunnels, the so-called Old Tunnel, opened in 1892, and the New Tunnel, which dates from 1904, provide the main routes of access to the neighborhood and its beach. Sea-bathing and beach-going: In chronological terms, this paper takes as its starting point the 1920s. That decade saw the shift from sea-bathing, which had long been a common practice in Rio, to beach-going. Sea-bathing entailed above all else entering the water, getting wet, and spending time in the water. By contrast, with the rise of beach-going in the 1920s, the main locus of activity and sociability shifted to the sand. Entering the water became almost secondary. As writer Clara Lúcia noted in 1926, “the chief essential condition of modern bathing is to remain on the sand. It

iv

Rubem Braga, “Domingo na praia do Flamengo,” Car (6.3.1937), 30-33; “A praia do Flamengo . . .,” D da Nte (9.12.1940), 3; Joel Silveira, “Muito sol sôbre o espaço vital,” D de N (7.1.1948), 2 a seção, 1; SHB, chaps. 3-5. On the construction of the artificial beach in Flamengo, see Icarahy da Silveira, “As praias artificiais da orla marítima: ‘Glória – Flamengo,’” REEG (Jan.-Dec. 1966), 31-39; and Mark Edward Kehren, “Tunnel Vision: Urban Renewal in Rio de Janeiro” (Ph.D. diss., Univ. of Maryland), 121-29 v

See, e.g., Bia Corrêa do Lago, org., Praias do Rio: 25 ensaios fotográficos – Beaches in Rio: 25 Photographic Essays (Rio de Janeiro: Capivara, 2005), 71. v


[has become] necessary, absolutely obligatory to beach (praiar).” It was on the sand, she added, that bathers “plan parties and dances, exchange gossip, . . ., flatter and mock each other, plot, and flirt . . . [W]hether . . . you go into the water or not does not matter. Sea-bathing nowadays is done mainly on land.” Not by chance, on the same occasion, Clara Lúcia commented on the then new fashion of tanning. As tanning took hold in the 1920s, it encouraged bathers to spend more time on the sand and thus helped give rise to beach-going. I also note that beach-going first emerged in Rio at the city’s main oceanfront beaches, Ipanema and principally Copacabana, both of which were wide sandy beaches. The main bayshore beaches, Santa Luzia, Virtudes, Calabouço, and Flamengo, were too narrow to allow for the full development of the range of activities that came to be associated with beach-going.vi Finally, I use bather as the equivalent of banhista. The term refers to someone who engages in sea-bathing. But, in Brazilian usage (which I follow), it also refers to a beach-goer, whether or not that beach-goer actually enters the water. Currently, beach-goers can cool off even without entering the sea simply by taking a shower at one of the numerous shower posts set up by fixed vendors (barraqueiros), which draw more or less fresh water from underground sources, at Rio’s oceanfront beaches.

vi

Clara Lucia, “Banhos de mar,” R da S (9.12.1926), 2; SHB, chaps. 1-2, 4-5. I deal with the rise of tanning at Rio’s beaches in “‘Passarão por mestiços’: o bronzeamento nas praias cariocas, noções de cor e raça e ideologia racial, 1920-1950,” Afro-Ásia, 40 (2009) [published in 2011]: 173-221. Copacabana’s beach was widened considerably in 196972. See, e.g., Dilston Gastal Pereira and Affonso Canedo Netto, “Alargamento da praia de Copacabana,” REEG (Jan.July 1969): 3-5; “A nova Copacabana,” REEG (July-Sept. 1969): 2-7; Estado da Guanabara, Secretaria de Obras Públicas, D.V.U. (Departamento de Vias Urbanas), A nova Copacabana (Rio de Janeiro: Image, 1970), and Kehren, “Tunnel Vision,” 205-207. But, even before the widening, Copacabana was much broader than any of the then existing bayshore beaches. vi


In October 1945, a bloodless coup overthrew the Estado Novo dictatorship headed by Getúlio Vargas that had governed Brazil since late 1937.1 The end of the Estado Novo opened the way for the establishment of a reasonably democratic political system that would last until the 1964 military coup. The press, between the two coups, encouraged lively debate about political issues. More than a half-dozen parties competed in elections at all levels of government. Yet, there were significant limits to the process of democratization begun in 1945. The 1946 constitution, for instance, retained literacy as a voting requirement and thereby disenfranchised roughly half the adult population. The constitution also failed to eliminate the repressive clauses in the labor legislation built up during the Vargas years. Likewise, the new political system maintained intact the various regional departments of “political and social police,” such as the Divisão de Polícia Política e Social (DPPS; Division of Political and Social Police) in the Federal District. The already feared DPPS, later renamed DOPS (Departamento de Ordem Política e Social; Department of Political and Social Order), would gain an even more notorious reputation when, during the 1964-85 military dictatorship, it relentlessly pursued “leftists” and other “subversives.” The government of General Eurico Gaspar Dutra (1946-51), who won the 1945 presidential elections, was quick to take up the cause of the Cold War. The Partido Comunista Brasileiro (PCB; Brazilian Communist Party), after years of illegality, made impressive showings in the 1945 national

1

This and the following introductory paragraphs are based mainly on Thomas Skidmore, Politics in Brazil: An Experiment in Democracy, 1945-64 (New York: Oxford Univ. Press, 1967), 54-80; Peter Flynn, Brazil: A Political Analysis (Boulder, Col: W estview, 1978), 132-41; Fernando Teixeira da Silva and Antônio Luigi Negri, “Trabalhadores, sindicatos e política (1945-1964),” in O Brasil Republicano, 4 vols., ed. Jorge Ferreira and Lúcia de Almeida Neves Delgado (Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 2003), 4: 49-62; José Antônio Segatto, “PCB: a questão nacional e a democracia,” in ibid., 4: 223-24; Thomas Marshall Jordan, “Contesting the Terms of Incorporation: Labor and the State in Rio de Janeiro, 1930-1964” (Ph.D. diss., Univ. of Illinois at Urbana-Champaign, 2000), chaps. 3-4; Leslie Bethell, “Brazil,” in Latin America Between the Second World War and the Cold War, ed. Leslie Bethell and Ian Roxborough (Cambridge: Cambridge Univ. Press, 1992), 32-65; John D. French, The Brazilian Workers’ ABC: Class Conflict and Alliances in Modern São Paulo (Chapel Hill: Univ. of North Carolina Press, 1992), chaps. 4-8; and Joel W olfe, Working Women and Working Men: São Paulo and the Rise of Brazil’s Industrial Working Class (Durham: Duke Univ. Press, 1993), chaps. 4-5. 1


elections and in the 1947 mid-term elections. Indeed, by 1947, it ranked as the fourth largest party in the country. The Dutra government did not wait for the PCB to gain greater strength. Shortly after the 1947 elections, it obtained congressional and judicial approval to make the party once again illegal. All elected PCB officials lost their seats in congress, state legislatures, and municipal councils. Throughout the country, the government, relying extensively on the various regional departments of political and social police, unleashed a wave of persecution against known and suspected Communists. That was certainly true in Rio de Janeiro, where the party had its national headquarters. To a considerable extent, the PCB owed its success in elections to its influence within the urban labor movement, which, since the final days of World War II, had shown signs of growing independence and had carried out a number of large-scale strikes. The Dutra government, in response, wasted little time in reasserting top-down control over unions. Drawing on existing laws and issuing new decrees, it intervened in more than 140 unions, replacing elected leaders with unionists willing to take orders from the Ministry of Labor. In Rio and elsewhere, the police, including the political and social police, broke up strikes and arrested “rebellious” and “subversive” union members. The political and social police also closely monitored all union activities. Thus, in the late 1940s, the police authorities in Rio had their hands full. They were repressing strikes, rounding up “rebellious” union leaders and pursuing real and suspected Communists while maintaining other “subversives” under surveillance and keeping tabs on union activities. They also had to deal with conventional crimes, such as murders, robberies, assaults, and burglaries. Taking all that into account, in November 1948, General Antônio José de Lima Câmara, police chief of the Federal District, ordered the Divisão de Polícia Política e Social to patrol the beaches of Copacabana and Ipanema. He charged DPPS agents with imposing morality at those beaches and with repressing descamisados. Descamisados (shirtless ones) was, of course, the term that Juan 2


Domingo Perón, the populist president of neighboring Argentina (1946-55), often used in addressing his working-class supporters. The anti-labor Dutra government had few ideological affinities with Perón’s ostensibly pro-union policies. But the descamisados that the DPPS was supposed to repress were not Argentine Peronists or even Brazilians who sympathized with Peronism; rather, they were men who dared to leave the beach without putting on a shirt.2 Lima Câmara’s decision to send DPPS agents to Copacabana and Ipanema represented one more in a series of police efforts to moralize and discipline Rio’s beaches. In this paper, I begin by outlining the various moralizing campaigns launched by the police between the early 1920s and the late 1940s. The campaigns stand out in part because, although they often involved large numbers of policemen, they have largely slipped from collective memory. Many cariocas today would be surprised to learn that such campaigns ever took place. Indeed, the literature on the city’s history in the twentieth century contains almost no references to them.3 The campaigns further stand out

2

For sources, see nn. 39, 40 below.

3

The chief exception is Paulo Francisco Donadio Batista, “Rumo à praia: Théo-Filho, Beira-M ar e a vida balneária no Rio de Janeiro dos anos 1920 e 1930” (Master’s thesis, UFRJ, IFCS, 2007), 162-175, who discusses reports in Beira-Mar, published in Copacabana, on police actions at that neighborhood’s beach, but only in 1924 and 1931. Brief references to the campaigns can also be found in Elizabeth Dezouzart Cardoso et al., História dos bairros: memória urbana: Copacabana (Rio de Janeiro: João Fortes Engenharia and Index, 1986), 115-17, 119-20; RIOTUR [Linda San Martini, coord.], Copacabana – 1892/1992: subsídios para a sua história (Rio de Janeiro: RIOTUR, 1992), 91; Marcos Luiz Bretas, Ordem na cidade: o exercício cotidiano da autoridade policial no Rio de Janeiro, 1907-1930, trans. Alberto Lopes (Rio de Janeiro: Rocco, 1997), 139; Cláudia Braga Gaspar, Orla carioca: história e cultura, apresentação de Marcos Sá Corrêa (São Paulo: Metalivros, 2004), 47; and Tiago de Melo Gomes, Um espelho no palco: identidades sociais e massificação de cultura no teatro de revista dos anos 20, pref. Robert Slenes (Campinas: UNICAMP, 2004), 244-47. The police always patrolled, with greater or lesser rigor, the city’s beaches in part to prevent indecency. My focus here is not on the day-to-day policing of those beaches, but specifically on the moralizing campaigns between the 1920s and the late 1940s, all of which involved restrictions on bathing apparel. Although similar restrictions were imposed in the twentieth century at beaches in Europe, the United States, and elsewhere, scholarship on them is scant. But see, e.g., Douglas Booth, Australian Beach Cultures (London: Frank Cass, 2001), chap. 2; Leone Huntsman, Sand in Our Souls: The Beach in Australian History (Melbourne: Melbourne Univ. Press, 2001), 57-76; John K. W alton, “Policing the Seaside Holiday: Blackpool and San Sebastián, from the 1870s to the 1930s,” in Comparative Histories of Crime, ed. Barry Godfrey, Clive Emsley, and Graeme Dunstall (Cullompton: W illan Publishing, 2003), 145-58; Sasha D. Pack, Tourism and Dictatorship: Europe’s Invasion of Franco’s Spain (New York: Palgrave Macmillan, 2006), 7880, 144-45; and Catherine H orwood, “‘Girls W ho Arouse Dangerous Passions’: Women and Bathing, 1900-39,” 3


because they did not target only or even primarily lower-class bathers; instead, their chief target was often well-to-do and even wealthy cariocas who frequented the city’s “elegant” beaches. For that very reason, they generated considerable debate, which spilled over into Rio’s main newspapers and magazines. The controversies provoked by the campaigns, which are the focus of the second part of the paper, revealed conflicting views about morality and civilization. They also brought to the fore questions about social class and class privilege and about the proper use of public space. Those questions, like the conflicting views about morality and civilization, were, in turn, closely linked to a new social-symbolic geography that emerged in Rio from the 1920s onward. Furthermore, from the campaigns and the resulting controversies, it is clear that divisions characterized the higher ranks of carioca society. While some segments of the city’s upper and upper-middle classes embraced the new beach-going practices and the other new customs that took hold from the 1920s onward, other, more conservative segments of those classes rejected them or at least had serious reservations about them.4 The same holds true for journalists, writers, and other intellectuals. But that is scarcely surprising. Seldom, if ever, do all members of a social group or all intellectuals share exactly the same views. In analyzing the moralizing campaigns, it is also necessary to recall Rio’s peculiar status as the Federal District. The president of the republic, through the Ministry of Justice, appointed the Federal District police chief. As presidential appointees, police chiefs were not directly beholden even to the most politically and socially influential residents of Rio; they might not even have any lasting ties to the city. They, moreover, enjoyed ample leeway in deciding how best to fulfil their mandate to uphold decency, morality, and

Women’s History Review, 9:4 (2000): 653-73. See also Jeff W iltse, Contested Waters: A Social History of Swimming Pools in the United States (Chapel Hill: Univ. of North Carolina Press, 2007), 83-84. 4

A common way to refer to such divisions within Rio’s upper and upper-middle classes is to contrast the Zona Sul (especially Copacabana and Ipanema) with Tijuca (located in the Zona Norte), whose residents, according to a longstanding stereotype, are more conservative and “traditional” on matters of behavior and morality. Although, no doubt, in part valid, the contrast certainly masks a range of views among residents of not only Tijuca, but also the Zona Sul. 4


decorum in the city. Even delegados (supervising officers in charge of police precincts) could issue orders on such matters within their jurisdictions.5

“For the sake of morality”: the police campaigns between the 1920s and the late 1940s The first major police campaign to moralize and discipline Rio’s beaches, which began just as the city was preparing to celebrate the 1922 centennial of Brazil’s independence, came partly in response to demands by major papers that the authorities halt the “abuses” practiced at the city’s beaches. Some of those “abuses” would be familiar to cariocas today; for instance, the press complained about bathers who took dogs to the beach and about those who engaged in sports, especially football (i.e., soccer) and peteca (shuttlecock), on the sand and thereby bothered other bathers. Editorials and articles further criticized the “scanty” and “immoral” suits worn by bathers. Yet, the problem did not lie only in what those bathers wore while in the water or on the sand. The press also denounced the “unbecoming” “spectacle” of partially undressed bathers on the city’s streets as they walked to and from the beaches. Thus, “Binóculo,” the social columnist for the Gazeta de Notícias, claimed in 1920 that such a “spectacle” could be seen only in Rio; in no other “civilized country” did men and women walk through the streets in bathing attire. Two years later, in 1922, the novelist Coelho Neto took up the matter in a front-page article in A Noite. He described as “scandalous” those bathers who, wearing only “the most minimal diving apparel,” filled the streets 5

For the most part, my research sets aside sea-bathing and beach-going in Niterói (Rio’s sister city on the other side of Guanabara Bay and, at the time, the capital of the state of Rio de Janeiro). But I do note that the police in Niterói also carried out various campaigns to moralize that city’s beaches; indeed, the fluminense police seem to have been stricter than their counterparts in the Federal District. See, e.g., “A guerra . . .,” G de N (19.12.1923), 2; “T&N,” C da M (25.12.1923), 4; “A moral . . .,” G de N (19.1.1924), 1; “Os banhistas . . .,” JB (15.1.1924), 6; “A moralidade . . .,” VN (11.12.1928), n.p.; “Os banhos . . .,” O Jnl (18.11.1928), 13; “O policiamento . . .,” O Jnl (5.12.1928), 11; “Nas praias . . .,” C da M (8.1.1930), 3; “E e N: A luta pelo roupão,” JB (17.1.1930), 5; “O policiamento . . .,” C da M (11.1.1930), 6; “O policiamento . . .,” (12.1.1930), 6; “O maior derivativo . . .,” O Jnl (15.1.1930), 3; “Beira-Mar em Icarahy,” B-M (19.1.1930), 3; “O banho de mar . . .,” O Gl (20.1.1930), 4; “Nas praias . . .,” A Nte (12.1.1931), 3; “E e N: Excessos . . .,” JB (28.1.1933), 5; “Os banhos . . .,” JB (4.12.1935), 10; “Beira-Mar em Nictheroy,” B-M (13.3.1937), 7; “‘Blitzkrieg’ . . .,” D da Nte (21.11.1941), 7. 5


and even major thoroughfares every sunny morning. For Coelho Neto, that habit was neither “right” nor “decent” and would only give foreign visitors the worst impression of the city.6 That very same year, and still during the government of President Epitácio Pessoa (1919-22), the police did adopt strict measures to discipline sea-bathing and moralize Rio’s beaches. The police repression did not end in late 1922, when Artur Bernardes replaced Pessoa as president. On the contrary, during the entire Bernardes government (1922-26), the Federal District police waged a campaign to impose morality and discipline at the city’s beaches. But, in that campaign, the police largely ignored the beaches in the Zona Norte and in the suburbs. Instead, they focused their attention on the beaches in the city center – Santa Luzia and Virtudes – and especially on Flamengo and Copacabana, the beaches favored by Rio’s wealthy and well-to-do.7 In patrolling those beaches, the police began by demanding that, while on the streets, bathers keep their robes “hermetically sealed,” with “no interstices.” They also prohibited women from using shorter bathing costumes and more revealing early versions of the maillot. The police were

6

“Bin,” G de N (15.12.1920), 4 (my emphasis); [Henrique Maximiano] Coelho Neto, “Proh pudor!,” A Nte (2.2.1922), 1; “N e N,” G de N (24.1.1920), 1; “Bin,” G de N (22.11.1921), 4; “Bin,” G de N (21.12.1921), 6; “Interesses . . .,” JB (22.12.1921), 7; “N e N,” G de N (17.1.1922), 1; “Bin,” G de N (20.1.1922), 6; “Bin,” G de N (5.2.1922), 4; “Os banhos . . .,” O Pz (30.11.1922), 7; “Bin,” G de N (1.12.1922), 4; “Bin,” G de N (25.1.1923), 4. See also “Um facto . . .,” JB (25.1.1920), 5; “Modus in rebus,” Sel (14.2.1920), 17; “Aula . . .,” R da S (23.2.1924), 3; “Mores mortem . . .,” VP (4.4.1925), 2-3; “Vae tomando . . . ,” A Not (9.12.1925), 1; and cf. “De zóio aberto,” DQ (8.2.1922), n.p. 7

On the police repression between 1922 and 1926, see “Moralisando os banhos . . .,” G de N (19.1.1922), 2; “Bin,” G de N (10.2.1922), 6; “Bin,” G de N (12.2.1922), 4; “Nota da semana,” O M (18.2.1922), n.p.; “Banhos de mar,” with drawings by Seth, DQ (22.2.1922), n.p.; “Pela moralidade . . .,” JB (27.12.1922), 27; “Os banhos . . .,” JB (30.12.1922), 6; “Quinzena policial,” B-M (7.1.1923), 2; DQ (31.1.1923), cover; “Pela moralidade . . .,” G de N (17.1.1924), 6; [nota sem título], O M (19.1.1924), n.p.; “Os trajes . . .,” B-M (20.1.1924), 3; “Quinzena policial,” B-M (20.1.1924), 5; “Policia de costumes,” JB (21.12.1924), 16; “T&N,” C da M (9.12.1925), 4; “A policia . . .,” B-M (25.12.1925), 3; “Pernilongas,” VP (26.12.1925), n.p.; “O policiamento . . .,” B-M (3.10.1926), 2; “A policia . . .,” G de N (27.11.1926), 4; “T&N,” C da M (19.12.1926), 4; Peregrino Junior, Vida futil (Rio de Janeiro: Leite Ribeiro, 1923), 163-66; and the sources cited in nn. 8-12. See also Carlos Bittencourt and Cardoso de Menezes, Aguenta Felippe (1922), BN, DM, AESP, 19/003, pasta 3, fols. 54-55; Oscar Lopes, A carioca (1924), AN, ASDPA, PT, cx 28, no. 557, fols. 11-12 (do primeiro ato); “As banhistas do Flamengo . . .,” Cta (23.12.1924), n.p.; Carolina Nabuco, Oito décadas (Rio de Janeiro: José Olympio, 1973), 109; and Gomes, Um espelho, 244-47. In the sources, I found no references to police action at beaches in the Zona Norte and the suburbs. Furthermore, a 1924 article alluded to the lack of police repression at Caju. “A ‘fauna’ . . .,” FF (8.3.1924), 40. 6


no less rigorous when it came to men’s apparel. In 1923, they required men to wear jerseys with sleeves that covered their biceps and trunks that hid their knees. Tom Aam, a North American staying at the new and expensive Hotel Glória, was apparently unaware of the police regulations. When he showed up at the beach in Copacabana in trunks that did not hide his knees, a guarda (ordinary patrolman) reprimanded him. Not accepting the reprimand, Aam argued with and even punched the guarda. As soon as the patrolman managed to subdue him, the bare-kneed American, not surprisingly, found himself under arrest.8 In early 1924, the delegado in charge of the precinct that included Flamengo issued slightly less restrictive orders. Male bathers of “average stature” could wear trunks no shorter than “four fingers (five centimeters) above the knee” and also singlet-style sleeveless jerseys if they did not reveal too much of the chest and back. But the jerseys had to be long and could not be tucked in; men had to wear them pulled down over their trunks “so as to maintain decency (para compor).” The delegado went into far less detail in his orders about what women could or could not wear; he simply stated that they had to adhere to the same standards of decency as men. By contrast, he was quite specific in regulating the attire of bathers walking to and from the beach; on the streets, they needed to cover themselves with large, almost sheet-sized towels or wear completely-closed robes. Men, however, could opt for sports coats (paletós). But, in that case, they needed to keep their sports coats “rigorously buttoned-up,” and the coats had to be long enough to cover their jerseys.9 Long jerseys worn pulled down over the trunks and equally long buttoned-up sports coats – all to ensure that the contours of that particular part of the male anatomy would be kept fully out of view. 8

“E e F: A impossibilidade . . . .,” O Pz (25-26.12.1922), 4; “Bin,” G de N (25.1.1923), 4: “Genero ba-ta-clan,” C da M (9.11.1923), 3. 9

“A policia e o banho . . .,” G de N (19.1.1924), 2; “A policia do 6 o distrito . . .,” C da M (19.1.1924), 3. See also “O policiamento . . .,” B-M (3.10.1926), 2. On similar orders in Copacabana, see “Os trajes . . .,” B-M (20.1.1924), 3; and “A estação . . .,” B-M (6.9.1925), 1. I am grateful to Katia Bezerra for confirming that, in the context, “para compor” does indeed connote maintaining decency. 7


The delegado also prohibited bathers from playing football at Flamengo’s narrow beach. The following year, the delegado responsible for Copacabana and Ipanema issued similar orders. He again and “for once and for all” forbade football within stretches of the beach corresponding to bathing posts. He also ordered officers under his command to continue proceeding “with utmost energy” against those bathers who wore suits that, “by their exaggerated design, offend public morality.” The South American Handbook, a travel guide published annually in Great Britain, took note of the police restrictions in Copacabana. Its 1925 edition described that beach as a favorite spot for sea-bathing. But, perhaps with Tom Aam’s experience in mind, the Handbook warned that the authorities there imposed “stringent regulations . . . with regard to bathing costumes.”10 The Gazeta de Notícias, in a 1924 editorial, applauded the police measures adopted from 1922 onward. Decrying the “exaggerated parsimony” of bathing attire, it took to task those who were “disgusted” by the police chief’s decision to continue the campaign to ensure “morality and decency” at Rio’s “elegant beaches.” “Nothing,” the editorial conceded, could be “more appropriate in the burning hot summer or for the . . . display of . . . very up-to-date fashions” than “that gallant and distinguished young ladies and handsome, moneyed young men should go bathing.” But, then, it immediately added that the police could hardly stand by idly “while demoiselles and gentlemen abusively wear trunks that cover only half their thighs or indiscreet maillots, transforming public thoroughfares into extensions of their bedrooms.”11 “Binóculo,” the Gazeta’s social columnist, did not entirely agree. In a 1922 article, it is true, he had insisted that “not even in China” were men and women allowed to walk through the streets in bathing attire. But, in the same article, he also argued that, “as far as morality goes, there is a point of slight confusion that ought to be avoided”: “at all the beaches in the world, the chastity of 10

“Os banhos . . .,” C da M (6.12.1925), 3; “Os banhos . . .,” G de N (6.12.1925), 4; SAH (1925), 113.

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“A decencia nas praias . . .,” G de N (18.1.1924), 2. 8


outfits is of no concern” “in the space . . . appropriate for bathing.” Wearing a short bathing costume or a maillot, therefore, should not be considered a “crime” at the beach itself. “Binóculo” was not alone in his reservations. Other articles in the press also questioned the “prudishness” of the police and their “draconian measures” restricting bathing attire. In 1925, even Vida Policial, a magazine published in large part for members of the police force, criticized those measures.12 And it is more than reasonable to assume that many of the “gallant and distinguished young ladies” mentioned by the Gazeta in its 1924 editorial also criticized the police measures in conversations with “handsome, moneyed young men.” The police did, in fact, end up having to accept the maillot. “For sun-bathing” in Copacabana, the Correio da Manhã pointed out in 1925, “the maillot is the simplest and most adequate attire.” Two years later, in early 1927, “Binóculo” declared that the maillot had “definitively” triumphed in Rio.13 When the columnist made that declaration, the presidency of Artur Bernardes had just come to an end, and Army Marshal Manoel Lopes Carneiro da Fontoura had stepped down as the Federal District police chief. The new incoming president, Washington Luís, named in his place the much younger Coriolano de Araújo Góes Filho. Under Coriolano de Góes, the police did not entirely abandon efforts to moralize and discipline sea-bathing and beach-going. But the new chief assigned

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“Bin,” G de N (12.2.1922), 4; “E e N: De sobrecasaca . . .,” JB (31.1.1926), 5; “A moral . . .,” R da S (27.1.1923), n.p.; “As praias . . .,” VP (13.12.1925), n.p. See also “A policia . . .,” A Nte (10.2.1922), 6; Oscar Lopes, “Panos . . .,” O Pz (19.1.1923), 3; “Chroniqueta,” B-M (21.1.1923), 1;“V s,” B-M (20.1.1924), 7; Alvaro Penalva, “Pela rama,” G de N (27.1.1924), 2; “Fox-trot,” JB (1.2.1924), 5; “Policia selvagem,” FF (2.2.1924), n.p.; “Looping the loop,” Cta (2.2.1924), n.p.; O M (2.2.1924), cover; Théo-Filho, “O nú . . .,” B-M (3.2.1924), 6; “V s,” B-M (2.3.1924), 6; O M (31.1.1925), cover; “As sereias . . .,” R da S (14.2.1925), 20; “Caixa . . .,” PT (14.2.1925), 14-15; “Bin,” G de N (1.12.1925), 5; “T&N,” C da M (9.12.1925), 4; “V s,” C da M (18.12.1925), 5; “O policiamento . . .,” B-M (25.12.1925), 3; “Elegancias,” JB (10.12.1926), 11; “Os banhos de sol . . .,” G de N (4.12.1926), 1; Alvaro Moreyra, A cidade mulher, pref. W alder Virgolino (1923; Rio de Janeiro: Secretaria Municipal da Cultura, Departamento Geral de Documentação e Informação Cultural, 1991), 112-113; and Gomes, Um espelho, 244-47. On Vida Policial, see Sueann Caulfield, “Getting into Trouble: Dishonest W omen, Modern Girls, and W omen-Men in the Conceptual Language of Vida Policial, 1925-1927,” Signs, 19:1 (Fall 1993): 146-76. 13

“V s,” C da M (18.12.1925), 5; “Bin,” G de N (13.1.1927), 5. See also Maria Eugenia Celso “A victoria do maillot,” R da S (8.12.1928), n.p., and SHB, chaps. 4-5. 9


far less importance to the matter than his predecessor. In early 1930, Careta, in a cartoon, drew attention to the more relaxed attitudes of the police. One half of the cartoon depicts a scene purportedly from 1908; in it, a policeman arrests a female bather for “going about with her arms bared.” The other half shows a scene from 1930, more than three years after Coriolano de Góes took over as police chief: a guarda, with an appreciative smile, watches as a young woman in a short maillot with a plunging backline walks on a sidewalk along a beach. The police of 1930, according to the cartoon’s caption, were lending their support to the “cocktail-type maillot (maillot gênero cocktail).”14 Many bathers quickly took advantage of the change in police attitudes and, once again, began engaging in what the Jornal do Brasil in 1927 called “an inappropriate and unseemly habit”; that is, they again started to walk through the streets in open bathrobes and unbuttoned sports coats or even with no sports coat at all. Other “abuses,” such as playing football at the city’s beaches and the use of “immoral” suits, that the police under Marshal Fontoura had combated also reappeared.15 Indeed, it was in 1927 that young male residents of Copacabana and Ipanema founded the Liga de Amadores

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“A evolução da policia de costumes . . .,” Cta (8.2.1930), 15. See also Benjamim Costallat, “Um concurso . . .,” JB (22.1.1927), 5; “O maior derivativo . . .,” O Jnl (15.1.1930), 3. The press contains only sporadic references to police action at the beaches between 1927 and 1931: “Mundanismo . . .,” PT (5.2.1927), 33; “Commentarios da semana,” FF (12.12.1927), n.p.; “Pela moral . . .,” B-M (6.2.1927), 1; “E e N: Pela belleza . . .,” JB (11.1.1929), 5. See also “Bin,” G de N (8.1.1928), 5; Peregrino Júnior, “Um sorriso . . .,” Cta (22.9.1928), 27; “E e N: Medida . . .,” JB (11.11.1930), 5. Further, the press complaints cited in the next note suggest lax police supervision of the beaches in those years. As governor of São Paulo (1920-24), W ashington Luís, in cultivating an image as a modernizer, had promoted sports events. Nicolau Sevcenko, Orfeu extático na metrópole: São Paulo, sociedade e cultura nos frementes anos 20 (São Paulo: Companhia das Letras, 1992), 54-55, 70, 79. 15

“E e N : U m habito . . .,” JB (15.1.1927), 5; “A invasão . . .,” B-M (24.4.1927), 1; “É preciso . . .,” G de N (23.11.1927), 10; “E e N: Os banhos . . .,” JB (23.11.1927), 5; “A praia . . .,” B-M (18.11.1928), 12; “O nú . . . que não é artistico . . .,” A Not (10.1.1929), 4; “Bin,” G de N (12.1.1929), 4; “E e N: Policiamento . . .,” JB (28.12.1929), 5; “Nem tanto . . .,” B-M (29.12.1929), 1; “T&N: A policia . . .,” C da M (1.1.1930), 4; “Pedem policiamento . . .,” O Gl (6.1.1930), 2d ed., 2; “Onde está a polícia . . . ?,” O Gl (7.1.1930), 5; E e N: O policiamento . . .,” JB (10.1.1930), 5; “T&N: As praias . . .,” C da M (12.1.1930), 4; “T&N: Os banhistas . . .,” C da M (14.1.1930), 4; “Os cavallos,” B-M (11.5.1930), 3; “E e N: Disciplina . . .,” JB (23.11.1930), 5; “Um perigo . . .,” C da M (14.12.1930), 7; “Os perigos . . .,” B-M (21.12.1930), 2; “T&N: Football . .,” C da M (26.12.1930), 4. See also “E e N: Insinuação de nudismo,” JB (3.1.1930), 5. 10


de Football de Areia (Amateur Beach Football League). The late 1920s also saw tanning take hold in Rio. Copacabana, in those same years, consolidated its position as the beach of preference for the city’s elite and well-to-do. Following European and U.S. trends, many women who frequented that “aristocratic” beach began wearing shorter and ever more revealing suits as they stretched out on the sand to take in the sun. Some young men in Copacabana, “nearly all of them regarded as boys from good families,” went further; they dropped their bathing jerseys, wearing them around their waists, or took them off altogether. Either way, they daringly displayed in public their bared chests. At least a few young women at the oceanfront beaches were equally daring; while lying on their stomachs on the sand, they let down their suit tops to tan their backs.16 The reaction to such daring behavior and other “abuses” came shortly after the Revolution of 1930, which brought Getúlio Vargas to power. In January 1931, João Batista Luzardo, whom Vargas had named police chief, issued a new set of regulations, or instructions, to moralize and discipline sea-bathing and beach-going. Although the regulations applied to all the city’s beaches, reports in the press at the time make it clear that the police were particularly concerned with Copacabana. From those reports, it is also clear that the police met the greatest resistance from the upper- and upper-middle-class bathers who frequented that beach. The new regulations, by contrast, seem to have been welcomed at some suburban beaches.17

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“Estavam quasi nús!,” G de N (5.1.1927), 4; “E e N: Os banhos . . .,” JB (23.11.1927), 5; “Bin,” G de N (17.1.1928), 5; “Nem tanto . . .,” B-M (29.12.1929), 1; “Bin,” G de N (31.12.1929), 3; “O maior derivativo . . .,” O Jnl (15.1.1930), 3; “Sob o esplendor . . .,” C da M (21.1.1930), 3; “Copacabana,” B-M (6.4.1930), 1. See also Nabuco, Oito décadas,109. Photos of Copacabana’s beach from 1929 and 1930 show young men without jerseys or with their jerseys lowered: Cta (16.11.1929), 36-37; Cta (18.1.1930), 16; Cta (22.3.1930), 13. The earliest reference to male toplessness in Copacabana that I located dates from 1926, when Fontoura still headed the police force. But it dates from April; i.e., the start of autumn, when, presumably, the police had relaxed their supervision of that beach. “Attentado . . .,” O M (10.4.1926), 18. On the establishment of the Liga, see SHB, chap. 5. 17

On the 1931 regulations and the first weeks of their implementation, see, e.g., “Nos banhos . . .,” J do C (7.1.1931), 6; “Vae terminar . . .,” O Jnl (7.1.1931), 7; “O policiamento . . .,” O Jnl (11.11.1931), 9; “Em beneficio . . .,” C da M (7.1.1931), 3; “T&N: Nas praias . . .,” C da M (7.1.1931), 4; “Regulamentando . . .,” C da M (9.1.1931), 5; “O primeiro dia . . .,” C da M (13.1.1931), 3; “Os banhos . . .,” C da M (15.1.1931), 8; “O dia policial,” C da M 11


Batista Luzardo’s regulations included various disciplinary measures, such as prohibitions against horse-riding at the beach and taking dogs there during bathing hours; they also prohibited rowboats and other craft from coming close to the shore during those hours. Another clause in the regulations required bathers to avoid shouting, except when calling for help, so as not to cause alarm. Failure to comply with any part of the regulations would result in a fine of Rs.20$000, or Rs.40$000 in the case of repeat offenders (at the time, approximately US $1.40 and US $2.80, respectively).18 For those who could not afford to pay the fine, the penalty was spending twenty-four hours in jail and double that time for a second offense. Batista Luzardo, in his instructions, once again prohibited football at the city’s beaches. In Copacabana, the prohibition did not apply only to the designated bathing posts during bathing hours; instead, it encompassed the entire beach at all times of the day. The new chief further ordered police officers to enforce the existing rules that allowed bathing only during the established hours: between 7 and 11 A.M. and from 3 to 7 P.M. on weekdays and Saturdays during the summer. On Sundays, in line with long-standing practice, the morning hours were extended until noon. The strict enforcement of the rules about bathing hours immediately generated complaints. Not only had the rules become “dead letter” in recent years, but, as Beira-Mar, a neighborhood newspaper published

(16.1.1931), 6; “As praias . . .,” C da M (17.1.1931), 6; “A policia . . .,” D de N (9.1.1931), 2; “Tomava banho . . .,” A Nte (12.1.1931), 3; “Continúa a polícia . . .,” A Nte (13.1.1931), 1, 4; “O policiamento . . .,” A Nte (15.1.1931), 4; “Zelando . . .,” A Nte (16.1.1931), 1; “O policiamento . . .,” JB (11.1.1931), 11; “E e N: Ordens . . .,” JB (29.1.1931), 5; “Foi iniciada . . .,” O Gl (12.1.1931), 1, 3; “Um incidente . . .,” O Gl (15.1.1931), 2d ed., 3; “A guerra . . .,” B-M (18.1.1931), 1; “Manhãs . . .,” B-M (25.1.1931), 1, 5; “Acabou-se . . .,” D da Nte (6.1.1931), 10; “Acabou-se . . .,” D da Nte (7.1.1931), 2; “Acabou-se . . .,” D da Nte (12.1.1931), 2; “A manhã em Copacabana,” R da S (17.1.1931), n.p; “O saneamento moral . . .,” Gazeta Policial (16.1.1931), 8; and the sources cited in the relevant notes below. See also “Movimento da Secretaria de Policia do Distrito . . .,” in “Dados [para] o Relatorio,” AN, IJ 6, 401. The regulations also included a clause that did not apply only to the beaches; it prohibited couples from behaving “in a way that offend[ed] public morality and decorum at the beaches, on the streets, and in cars.” On the police measures at suburban beaches, see the sources cited above as well as “Vida . . .,” O Jnl (8.1.1931), 14; “Vida . . .,” O Jnl (10.1.1931), 12; and “Nas praias . . .,” O Jnl (18.1.1931), 6. 18

Lawrence H. Officer, “Measuring W orth,” http://www.measuringworth.org/exchangeglobal/ (access on 7.3.2009) (for exchange rate). 12


in Copacabana, pointed out, many bathers arrived at the beach on Sundays only at 11. Thus, after conversing with friends they met at the beach, they had almost no time for a dip in the water. Worse still, the police initially ordered bathers to evacuate the beach entirely at 11. The prohibition against bathing after 7 P.M. on weekdays, in turn, represented a hardship for professionals and businessmen; because many of them finished work only at 6, it prevented them from cooling off by plunging into the waves on returning home after a long, hot day at the office.19 Far more controversial than the ban on football or the strict enforcement of bathing hours were the measures aimed at moralizing the city’s beaches. The 1931 regulations, for instance, renewed the requirement that bathers, while on their way to and from the beach, wear a completely closed robe or, in the case of men, a “sufficiently long,” buttoned-up sports coat. The police further prohibited women from wearing short suits or suits with low neck- or backlines. The ban on suits that were “too short” also applied to men. And, in no uncertain terms, the regulations prohibited male toplessness. Senhoras de família reportedly did not know where to look when young men dropped their tops on Copacabana’s sands. Batista Luzardo, to enforce the new regulations, deployed a small army of patrolmen, detectives, inspectors, deputy inspectors, and even soldiers from the mounted police. He also had paddy wagons sent to the city’s beaches.20

19

“Porque modificaram a hora . . .?,” B-M (11.1.1931), 4; “A policia . . .,” O Jnl (16.1.1931), 2; “T&N: A ação . . .,” C da M (17.1.1931), 4; “As praias . . .,” C da M (17.1.1931), 6; “A guerra . . .,” B-M (18.11.1931), 1; “As manhãs . . .,” B-M (25.1.1931), 1. The regulations also prohibited “any gymnastic exercises” that might disturb bathers. 20

Press reports mention various arrests during the police campaigns. In principle, as the police chief warned in 1924, the authorities could charge bathers whose suits did not meet official standards of decency with violating article 282 of the 1890 penal code, which made public indecency and immorality (“ultraje público ao pudor”) a crime. “Os trajes . . .,” B-M (20.1.1924), 3; Codigo Penal da Republica dos Estados Unidos do Brasil, commentado e annotado . . . por Oscar M acedo Soares (Rio de Janeiro: Typographia da Empreza Democratica, 1902), 151. But the arrests, it seems, rarely resulted in charges being brought or in court cases. For instance, in 1923, the police did not open a single formal inquiry into a violation of article 282 in the precincts that at the time encompassed Copacabana, Ipanema, Flamengo, Virtudes, Santa Luzia, Calabouço, Botafogo, and Urca beaches (the 30th, 6th, 5th, and 7th districts, respectively). The same was true in 1931 despite the severity of the police campaign in that year. (Official statistics indicate that, in 1925 and 1926, the authorities registered only three cases of public indecency in the entire city, but those cases were not necessarily related to bathing attire.) Instead of being charged with a crime, bathers who failed to comply 13


At those beaches, the Jornal do Brasil would later recall, “the show of force was such that many ladies became frightened.”21 Frightened or not, those ladies and their daughters might easily find themselves in an awkward situation. Once they had crossed the street and before they stepped off the sidewalk and onto the sand, a patrolman might stop them. He would then ask them to open their robe and stick out one of their legs so that he could measure the length of their suit to determine whether it met police standards of decency. If it did not, they would have to return home. If, on the next day, they wished to take advantage of the sun, the best solution would be to buy a suit completely acceptable to the police. The Casa Alemã, a clothing store, therefore announced in January 1931 that, “for the better orientation of the public,” it had placed on display suits prohibited by the police and that it would sell only suits that met official approval. A few weeks later, O Malho printed designs of women’s suits “vetted” by the police. With modest necklines and skirts that would cover at least one-third of the wearer’s thigh, the suits were much more conservative than the maillots worn by many carioca women since the late 1920s.22

with the police restrictions were, in the 1920s, taken to the nearest precinct station, where they received a “sermon” and were held until they managed to receive street clothes from home. The police seem to have generally followed the same procedure in the 1930s, but with one difference: the already mentioned fine or twenty-four hours of jail time. By the late 1940s, men arrested for leaving the beach without a shirt were, it seems, simply held until evening. “Inqueritoscrimes,” in “Annexos ao Relatorio” (1923), AN, IJ 6, 396; Angelo Bittencourt (da Secretaria da Polícia, D.F.) to the Director (25.2.1932), and encls.; and “Mapa . . . das infracções penaes processadas . . . de 1925 a 1931,” both in AN, IJ 6, 401; “A policia . . .,” G de N (19.1.1924), 2; “Policia de costumes . . .,” JB (21.12.1924), 16; “Nas praias . . .,” A Nte (12.1.1931), 3; “O dia policial,” C da M (16.1.1931), 6; “O domingo . . .,” D da Nte (23.11.1931), 5; “Os sem camisa,” JB (25.12.1936), 6; “Polícia . . .,” D de N (28.2.1950), 2. See also “Policiando . . .,” B-M (2.1.1937), 3; Homero Homem [de Siqueira Cavalcanti], “Os murais . . .,” D de N (11.12.1949), 6 a seção, 1, 2; Bretas, Ordem, 139; and SHB, Introduction; and “Banhistas multados pela policia,” JB (10.1.1930), 11 21

“N s,” JB (2.12.1932), 12. See also “E e N: Os banhos . . .,” JB (10.11.1932), 5.

22

O Gl (17.1.1931), 5; A Nte (19.1.1931), 3; O Jnl (20.1.1931), 13; “Para o banho . . .,” O M (7.2.1931), 4. The sources repeatedly note that policemen in the 1920s and 1930s used rulers or measuring tapes to measure the length of women’s bathing costumes and suits and, less often, men’s trunks. Nevertheless, except for the orders issued in 1924 by the delegado in Flamengo and re-issued in 1925 for all beaches (see n. 9, above), neither the 1931 regulations nor any other source I located mention any specific minimum length. On the measurement of suits, see also “Banhos de mar,” with drawings by Seth, DQ (22.2.1922), n.p.; “Boletim . . .,” A Not (23.9.1927), 2; F. Corrêa da Silva, A banhista do Flamengo (1928), AN, ASDPA, PT, cx 59, no. 1400, fols. 1-2 (do segundo ato); and Nabuco, Oito décadas, 109. 14


A flood of articles and editorials criticized the new regulations, but to no avail. Criticism, mixed with humor, also appeared during the 1931 carnival celebrations. At a banho de mar a fantasia (fancy-dress sea bath) in Copacabana, the revellers sang “in an intentional tone” Noel Rosa’s 1929 samba “Com que roupa vou?” (“What clothes shall I wear?”). One of them arrived in a bathing costume made of “black baize, with long trousers and a high collar.” A poster on his back proclaimed, “1910 design – allowed by the police.” He also carried, imprisoned in a large bird cage, a maillot with a placard reading, “Forbidden by the police.”23 The protest, like the articles and editorials, had no effect on Batista Luzardo’s resolute decision to moralize beach-going. Not even the direct personal intervention of Prince George, the future George VI of Great Britain, was enough to sway the police chief. It is unclear whether the prince was aware of the new regulations. But, while on an official tour of Brazil in April 1931, he spent a few hours at the beach in Copacabana. There, on returning to the sand after a swim, he took off his jersey and had tanning oil spread on his back. He then “remained naked from the waist up” for more than an hour in full

23

See, e.g., “T&N: Os banhistas . . .,” C da M (9.1.1931), 4; “O nú . . .,” C da M (13.1.1931), 6; “P&R,” C da M (15.1.1931), 2; M. Paulo Filho, “A policia . . .,” C da M (16.1.1931), 4; “T&N: A acção . . .,” C da M (17.1.1931), 4; “Modelos 1931,” C da M (18.1.1931), 1; “V s,” C da M (9.4.1931), 5; “V s,” C da M (11.4.1931), 5; “O policiamento . . .,” O Jnl (13.1.1931), 4; “A policia . . .,” O Jnl (16.1.1931), 2; Humberto de Campos, “Notas . . .,” O Jnl (24.1.1931), 4; “O excesso . . .,” D de N (14.1.1931), 1; J.E. de Macedo Soares, “Calções . . .,” DC (18.1.1931), 1; “O nú . . . ,” D da Nte (14.1.1931), 2d ed., 1; “Com vistas . . .,” D da Nte (15.1.1931), 2d ed., 1; “O policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3; Assis Chateaubriand, “Policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 1; “A policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 3;“Só falta . . .,” A Nte (15.1.1931), 7; “Nas praias . . .,” A Nte (13.1.1931), 1; “O banho de sol,” JB (13.1.1931), 6; “Echos,” O Gl (17.1.1931), 2; “Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6; Peregrino [Júnior], “Contra o ‘nudismo,’” O Jnl (8.1.1931), 12; idem, “Modas . . .,” O Jnl (11.4.1931), 11; idem, “Abotoando . . .,” O Jnl (13.1.1931), 10; idem, “O nú . . .,” Cta (31.1.1931), 32-33; idem, “Um sorriso . . .,” Cta (7.3.1931), 20-21; idem, “Block-notes,” Cta (7.3.1931), 36-37; idem, “Dona . . .,” O Crz (24.1.1931), 46; idem, “Dona . . .,” O Crz (14.2.1931), 38-39; “Os banhos . . .,” Cta (24.1.1931), 32; “Um sorriso . . .,” Cta (25.4.1931), 28; “Nudismo,” B-M (25.1.1931), 5; “A campanha . . .,” B-M (8.2.1931), 5; “O decrescimo . . .,” B-M (8.3.1931), 1; “Caixinha . . .,” B-M (29.8.1931), 5; “Desmoralisando . . .,” B-M (3.10.1931), 1; Manuel Bandeira, “De nudez na praia” (1931), in Todos os verões do Rio, org. João Alegria (Rio de Janeiro: Artensaio, [2002]), 39-43. See also “‘A Noite’ mundana,” A Nte (7.1.1931), 6; “A valorização . . .,” PT (24.1.1931), 18; “As praias no fim do verão,” R da S (21.3.1931), n.p.; “O conceito . . .,” B-M (19.12.1931), 1; “Instantaneos . . .,” C da M (29.12.1931), 7; Peregrino [Júnior], “O mar, o turismo e a polícia . . .,” O Crz (12.3.1932), 8, 32; Benjamim Costallat, “A moral . . .,” O Crz (12.2.1932), 10; and “Policia de costumes . . .,” B-M (28.5.1932), 6. On the carnival protest, see Peregrino [Júnior], “Banhos a fantasia,” O Jnl (10.2.1931), 10; and idem, “Dona . . .,” O Crz (14.2.1931), 38-39. 15


view of the patrolmen posted at the beach. The patrolmen obviously did not dare arrest the prince. Nor did they arrest a nearby Brazilian, who, following the prince’s lead, also shed his jersey. When a policeman approached him, the Brazilian mumbled something in English and managed to pass himself off as a member of the prince’s entourage.24 Batista Luzardo yielded to his critics on only two matters. At the request of residents of Copacabana, he agreed to prolong the weekday morning bathing hours until noon in the summer and the afternoon hours until 7:30 P.M. He also met a request from the “boys” who belonged to the rowing clubs headquartered across the street from Santa Luzia beach, in the city’s center. They argued that it was cumbersome and impractical for them to wear sports coats over their suits while they crossed the street, carrying their boats, to the beach. The police did exempt them from the requirement, but only after the rowers agreed to use suits of a sort that their fathers, when young, might have worn: “long trunks reaching [almost] to the knee, made of heavy woolen broadcloth, and knit sports shirts.” The authorities, furthermore, urged all men to wear similar suits.25 The press frequently referred to the 1931 campaign to moralize the beaches as an effort to combat “nudism,” the same term used to describe later campaigns. At first view, nudism might seem like nothing more than a hyperbolic way of referring to more abbreviated maillots and male toplessness. But matters may not be quite so simple. In the late 1920s and early 1930s, local magazines and papers carried various reports on the nudist movement in the United States and

24

“O Prinicipe de Galles e o Principe Jorge . . .,” C da M (9.4.1931), 1; “Prince George breaks Rio law . . .,” NYT (10.4.1931). The week before the prince had gone to the Arpoador beach; he thus may have been aware of the rules. “Realizou-se hontem . . .,” C da M (27.3.1931), 1; “W elcome, Prince of W ales!,” B-M (5.4.1931), 10. On the incident, see also Strode Hudson, South by Thunderbird (New York: Random House, 1937), 323-34 (who, however, confused Prince George with his brother, Edward). 25

“Os banhos . . .,” C da M (15.1.1931), 8; “A policia . . .,” O Gl (16.1.1931), 3; “As praias . . .,” C da M (17.1.1931), 6; “Nas praias . . .,” O Jnl (18.1.1931), 6 (passage quoted); “O policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3; “A policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 3 (which includes an illustration of the designed adopted by the clubs, with trunks a few centimeters above the knee). Cf. also “Manhãs . . .,” B-M (25.1.1931), 1, 5. 16


Europe, which took the movement and its growth quite seriously.26 At the same time, discussions of beach-going began to conflate freely and, sometimes, in alarmist fashion nudism in the strict sense of the term (i.e., naturism) with the “nudism” of carioca beach-goers. Perhaps the most alarmist example of that conflation came in a 1931 article by Pilar Drumond, who supported Batista Luzardo’s regulations. Drumond began her article by calling attention to the development of “integral nudism,” a “medical-religious sect that had its start in North America.” From there it had spread to Scandinavia, where, because of the cold, people should know better than to go about naked, to Germany, and “even” to France. Worse still, according to Drumond, followers of the sect had begun adopting more aggressive tactics to promote their views. She cited, to prove her point, an incident in Nelson, British Columbia, where “a hundred nudists presented themselves [in public] without the slightest piece of clothing.” Armed officials, as a result, had to intervene, “filling the jails with men and women.” She also offered the example of “three hundred odd American women” who travelled to Lisbon; on arriving, they promptly began walking around the

26

See, e.g., “A policia de M unich . . .,” C da M (27.1.1926), 6; “Bin,” G de N (8.1.1930), 5; Antonio Leão Velloso, “O nudismo . . .,” C da M (8.1.1930), 4; “Bin,” G de N (8.1.1930), 5; “Bin,” G de N (11.1.1930), 5; “Bin,” G de N (15.1.1930), 3; “Notas mundanas,” O Jnl (19.12.1930), 10; “Nudismo,” B-M (4.1.1930), 5; Afrânio Peixoto, “Naturismo,” B-M (19.1.1930), 1-2; “Contra o nú,” O M (21.2.1931), 8, 23; “O nudismo . . .,” C da M (7.1.1931), 5; “Volta á natureza,” O Crz (7.1.1933), 16-17; “A opinião . . .,” DC (1.1.1933), 7; “A influencia do nudismo . . .,” DC (1.1.1933), 10; “O nudismo . . .,” DC (7.2.1933), 5; “O frio reduz a actividade dos nudistas yankees,” O Gl (2.11.1934), 4; “A moral . . .,” B-M (25.5.1935), 1-2; “P&R,” C da M (26.12.1936), 2. See also “Os dilettanti . . .,” B-M (23.1.1937), 2. Likewise, in 1932-33 and 1936, a local cinema showed “spectacular” documentaries (“inappropriate for minors”) on the nudist movement in Europe: La marche au soleil and Paraíso do nudismo (Au de là du Rhin). C da M (29.12.1932), 8; C da M (31.12.1932), 8; “Cinemas . . .,” JB (30.12.1932), 14; “A marcha . . .,” DC (3.1.1933), 6; C da M (30.1.1936), 9; C da M (31.1.1936), 9. In 1933, the Diário Carioca reported that a group planned to found a “nudist center” on Rio’s outskirts, but it is unclear whether the group ever did so. “Vida . . .,” DC (20.1.1933), 4; “Panorama,” DC (24.1.1933), 4. A “naturist society” had been organized in Rio by 1936; yet, it must have been small and short-lived. The Federação Brasileira de Naturismo does not mention it in the history of naturism in Brazil on its official site, according to which the dancer Luz del Fuego founded the first nudist organizations in the country in 1949 and 1954. “O naturista,” B-M (22.8.1936), 9; http://www.fbrn.com.br (access on 28.3.2006). See also Cristina Agostino, Luz del Fuego: a bailarina do povo (São Paulo: Ed. Bestseller and Círculo do Livro, 1994). The press in Mexico in the 1920s and 1930s also carried various articles on the nudist movement, and a few nudist camps were even set up in that country. Ageeth Sluis, “The City of Spectacles: Gender Performance, Revolutionary Reform, and the Creation of Public Space in Mexico City, 1915-1939” (Ph.D. diss., Univ. of Arizona, 2006), chap. 2. 17


city in “scanty clothing (trajes levíssimos),” by which Drumond, in all likelihood, meant short, sleeveless, low-cut dresses. If that were enough, the women wore “no stockings.” She concluded by commenting on tanning and the suits worn by carioca women at the city’s beaches before the new police regulations. Given the “nakedness of their arms and the low neck- and backlines of their suits,” those women, who displayed “all of their legs and knees and even a little bit more,” were “sailing full speed ahead toward integral nudism.”27 The incident in Nelson cited by Drumond had, in fact, no connection at all with the nudist movement. It was one more protest by the Doukhobors, members of a dissident branch of the Russian Orthodox Church who had migrated to western Canada in the late nineteenth and early twentieth centuries. The Doukhobors, who often found themselves at odds with Canadian authorities, had a long tradition of nude protests. Public nudity on those occasions symbolized their rejection of the material world. But, in their everyday life, the Doukhobors, far from practicing nudism, dressed conservatively.28 It is much harder to say what Drumond had in mind in mentioning the “three hundred odd American women” in Lisbon. Quite probably, she confused an incident that, if it actually took place, had nothing to do nudism. Yet that hardly matters. Far more important is the fact that, for Drumond, wearing “scanty clothing” and “no stockings” or short bathing suits with low necklines served to promote “integral nudism.” She therefore supported Batista Luzardo’s regulations. Batista Luzardo, however, would not remain long in charge of the Federal District police. In early 1932, he had a falling-out with Vargas over matters altogether unrelated to the city’s beaches and resigned. The authorities, after his resignation, eased up on their efforts to moralize and 27

Pilar Drumond, “Banhos, praias e ‘nudismo,’” C da M (14.1.1931), 2 (my emphasis).

28

On the Canadian Doukhobors, see, e.g., George W oodcock and Ivan Avakumatov, The Doukhobors (Toronto: Oxford Univ. Press, 1968). I am grateful to Glenn Avent for calling my attention to the Doukhobors and their nude protests. 18


discipline beach-going. Thus, in May 1932, they lifted their ban on football in Copacabana and Ipanema. Young male residents of those two neighborhoods immediately organized a new amateur beach football league. Some of them also took advantage of Batista Luzardo’s resignation by shedding their jerseys at the beach, a practice that, at least officially, was still prohibited.29 But, in December 1933, the police finally relented and allowed male toplessness. Photos of Copacabana and Ipanema from the 1933-34 and 1934-35 summers show numerous bare-chested men at those beaches. The authorities also permitted women to wear backless suits. Nevertheless, they continued to require bathers, while on the streets, to wear a robe or, in the case of men, at least a closed shirt.30 It would be not long before the press once again began complaining about “nudism” at the beaches and on the streets and about other “abuses” practiced by bathers.31 In part in response to those complaints, the police would, in the mid- and late 1930s and early 1940s, undertake new

29

“Sports,” B-M (30.4.1932), 8; “Sports,” B-M (7.5.1932), 8; “Sports,” B-M (14.5.1932), 10; “Banhos de mar . . .,” B-M (21.5.1932), 1; “Sports,” B-M (11.6.1932), 8; “Copacabana sorri! . . .,” B-M (7.9.1932), 1; “A policia, . . .,” B-M (22.10.1932), 1; “A barraca do Botafogo F.C. . . .,” R da S (28.2.1933), n.p.; “Copacabana . . .,” Cta (1.7.1933), 22; “E e N: Nas praias . . .,” JB (21.12.1933), 5. On Batista Luzardo’s resignation, see Dulce Pandolfi, “Os anos 30: as incertezas de um regime,” in O Brasil republicano, ed. Jorge Ferreira and Lucilia de Almeida Delgado Neves, 4 vols. (Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 2003), 2: 24. 30

“A indumentaria . . .,” JB (7.12.1933), 11; “Vida . . .,” B-M (9.12.1933), 3;“Attenção, . . .!,” B-M (9.12.1933), 12; “Policiamento . . .,” B-M (23.12.1933), sup., 1; “Manhãs . . .,” B-M (19.8.1933), 1; “Zona Sul . . .,” B-M (24.3.1933), 1; “O verão nas praias,” R da S (12.1.1935), 26-27. Cf. also “E e N: Policia de costumes,” JB (4.1.1934), 5; and see the sources in notes below. By contrast, authorities in many parts of the United States would allow male toplessness only in 1937. Lenèek and Bosker, Making Waves, 70. Carioca stores were selling backless women’s suits by at least late 1934. O Gl (21.11.1934), 5; C da M (1.12.1935), sup. 4; C da M (23.12.1936), 7 (ads for O Camizeiro, Casa Simões and A Capital). See also “Vida . . .,” DC (15.1.1933), 4; “Copacabana,” O Crz (21.11.1936), 13-14 (photos in which women wear early versions of two-piece suits); “P&R,” C da M (2.12.1936), 2; and “O ‘Dia do Banhista’ . . .,” C da M (27.12.1936), sup., 11. 31

See, e.g., “Os cães . . .,” B-M (2.9.1933), 1; “Providencias . . .,” B-M (13.1.1934), 1; “C da c,” JB (8.11.1934), 6; “E e N: Que coisa horrorosa! . . .,” JB (16.1.1935), 5; “Criminalidade . . .,” JB (27.1.1935), 27; “Policia de costumes,” JB (15.11.1935), 11; “C da c,” JB (24.11.1935), 6; “E e N: Os banhistas . . .,” JB (4.12.1935), 5; “Pelo decoro,” JB (8.12.1935), 11; “E e N: Nudismo . . .,” JB (21.12.1935), 5; “Cães . . .,” B-M (11.1.1936), 1; “Arestas . . .,” B-M (18.4.1936), 1; “Sereias . . .,” B-M (2.5.1936), 5; “Os cães . . .,” B-M (9.5.1936), 1; “T&N: Entre dizer e fazer . . .,” C da M (10.12.1936), 4; “P&R,” C da M (11.12.1936), 2; “O nudismo . . .,” JB (11.12.1936), 5; “E e N: A repressão . . .,” JB (5.1.1937), 5; and also “C da c,” JB (20.11.1934), 6; Julio Dantas, “Biarritz núa,” C da M (27.1.1935), 4; and “O nudismo . . .,” JB (30.12.1936), 5. 19


campaigns to moralize and discipline beach-going and to curtail the presence of partially undressed bathers on the city’s streets. The authorities again imposed restrictions on sports at the beach and on the suits worn by beach-goers. Thus, in 1936, at the start of one of those campaigns, the delegado in charge of Copacabana and Ipanema announced that policemen under his command would not tolerate the “impudence” of beach-goers who dared who dared to wear revealing trunks or “extremely indiscreet maillots.” He further warned that he would be “intransigent” in dealing with shirtless men on the streets and “immodest young women” on the sand.32 Yet, the campaigns of the mid- and late 1930s and the early 1940s, like the previous waves of police repression, failed to produce lasting results.33 It is not difficult to explain that failure. As one guarda with many years of experience in Copacabana had pointed out in 1931, enforcing the police restrictions would require “at least twenty patrolmen at each [of the six] bathing post[s]” at that

32

“A praia do Flamengo . . .,” JB (2.11.1934), 13; “A praia . . .,” C da M (2.11.1934), 7; “P&R,” C da M (3.11.1934), 2; “T&N: Nada . . .,” C da M (3.11.1934), 4; “A policia . . .,” JB (11.11.1934), 23; “C da c,” JB (13.11.1934), 6; “Moralizando . . .,” C da M (13.11.1934), 8; “T&N: A policia . . .,” C da M (4.12.1934), 4; B de S (8.12.1936), 1; “P&R,” C da M (2.12.1936), 2; “C da c,” JB (2.12.1936), 6; “P&R,” C da M (8.12.1936), 2; “Pela tranquillidade . . .,” A Nte (8.12.1936), n.p.; “Vistam suas camisas . . .,” D da Nte (8.12.1936), 6; “Toda a praia . . .,” O Imp (9.12.1936), 13 (interview with delegado); “Banhistas . . .,” JB (9.12.1936), 11; “E e N,” A Nte (11.12.1936), n.p.; “O nudismo . . .,” JB (13.12.1936), 5; “Os sem camisas,” JB (25.12.1936), 6; “Hontem,” O Imp (27.12.1936), 5; “Policiando . . .,” B-M (2.1.1937), 3; “Copacabana . . .,” B-M (9.1.1937), 1; “O inimigo . . .,” B-M (27.3.1937), 10; “Calções . . .,” B-M (9.10.1937), 2; “E e N: O policiamento . . .,” JB (3.12.1937), 5; “Que calor! . . .” C da M (3.12.1937), 7; “T&N: O policiamento . . .,” C da M (15.12.1937), 4; “C da c,” JB (18.1.1938), 6; “Proibido . . .,” D de N (25.11.1941), 2 a seção, 1; “Proibidos nas praias . . .,” C da M (26.11.1941), 7; “Na policia e nas ruas,” JB (26.11.1941), 16; “Coisas do Rio,” D de N (30.11.1941), 2 a seção, 11; “Os banhistas . . .,” D de N (12.1.1944), 2 a seção, 7; “O policiamento . . .,” C da M (12.1.1944), 2; “Policia . . .,” D de N (13.1.1944), 4. 33

The failure of the campaigns is clear from press complaints. See, e.g., “Policiamento . . .,” B-M (20.10.1937), 3; “E e N: O escandalo . . .,” JB (7.12.1937), 5; “E e N: O nudismo . . .,” JB (11.12.1937), 5; “E e N: Contra o nú,” JB (4.1.1938), 5; “C da c,” JB (6.1.1938), 6; “E e N: Um aspecto . . .,” JB (25.1.1938), 5; Mons. Conrado Jacarandá, “Brasilidade . . .,” JB (25.1.1938), 5; idem, “A moral . . .,” JB (28.1.1938), 6; “Copacabana . . .,” B-M (29.1.1938), 3; “Banho de mar . . .,”B-M (26.2.1938), 3; “Scenas . . .,” B-M (27.8.1938), 3; “Abuso . . .,” D de N (4.9.1938), 4; “Contra o nú,” D de N (6.9.1938), 2 a seção, 7; “A Avenida . . .,” JB (21.1.1939), 5; “T&N: Um abuso,” C da M (19.1.1940), 4; “C da c,” JB (30.11.1940), 6; “C da c,” JB (8.12.1940), 6; “C da c,” JB (8.1.1941), 6; Otto Prazeres, “Sem roupa . . .,” JB (18.1.1941), 5; “C da c,” JB (11.11.1941), 6; “Um indio na rua do Catete,” JB (14.11.1941), 5; “C da c,” JB (22.11.1941), 6; “C da c,” JB (26.11.1941), 6; “T&N: Banhos de mar . . .,” C da M (29.11.1941), 4; “Queixas . . .,” D de N (25.1.1942), 7; T&N: Policiamento . . .,” C da M (4.1.1944), 4; and “Excessos . . .,” D de N (2.2.1944), 4. 20


beach. Thus, by his estimate, at least 120 guardas would be needed to patrol just Copacabana. Keeping the city’s other beaches under constant supervision would easily require another 100 or more guardas and police officers. But permanently allocating such large numbers of men to the beaches would obviously interfere with the other and arguably more important duties of the police. For that very reason, in the 1920s and 1930s, the strategy adopted by the authorities often consisted, it would seem, of making a show of force by sending numerous guardas, inspectors, and the like to the beaches for several weeks at the start of the summer in the hopes that that would bring about permanent changes in the habits of beach-goers. The police would then gradually reduce their supervision of the beaches.34 As they did so, beach-goers began again to practice the “abuses” condemned by the authorities. The late 1940s would witness yet another wave of police repression. That crackdown not only represented the last major attempt to impose morality on the city’s beaches, but must also rank as the most violent of those attempts. As early as 1946, Alarico de Freitas, in an official police publication, alerted the authorities to the need to keep a special watch on Copacabana with the goal of catching in the act the “immoralities” practiced “under the blazing sun” and on the “soft white sand” there. At that beach, “under the inviting shade of their beach umbrellas,” young women in two-piece suits, who, “from their appearance, would seem to be virgins,” exchanged “passionate kisses” with their boyfriends. They also allowed their boyfriends and other male acquaintances to rest their heads on their bared midriffs. Freitas saw in such behavior at the beach and, more generally, in women’s increased visibility in public a broader threat to the “family” and the “home.” He also proposed that the task of policing Copacabana be assigned to “specialized,” “half-naked”

34

“Acabou-se . . .,” D da Nte (7.1.1931), 2; [nota sem título], O M (5.1.1924), n.p.; “E e N,” JB (31.1.1926), 5; “Praias nuas . . .,” A Nte (9.1.1931), 1; “Topicos,” DC (13.1.1931), 6; Celestino Silveira, “Os intoxicados,” B-M (15.8.1931), 6; “Policia de costumes . . .,” B-M (28.5.1932), 6; “Policia de praia,” B-M (27.3.1937), 3; “Contra o nú,” D de N (6.9.1938), 2 a seção, 7. 21


undercover detectives; that is, the detectives would wear “attractive bathing trunks” and, to complete the disguise, would have their own beach umbrellas and equipment for beach sports: a peteca (shuttlecock) and a volley ball.35 Less than two years later, the Federal District police did indeed launch another campaign to moralize and discipline the city’s beaches, which would last until early 1950. In November 1947, they imposed severe restrictions on football in Copacabana, Ipanema, and Leblon. Then, in January 1948, they turned their attention to the bathing attire worn by beach-goers. Once again, as in previous crackdowns, the repression was not limited to the sand and the water; it also encompassed the streets of Copacabana, Ipanema, and other beachfront neighborhoods. The police, for example, pursued housewives in Copacabana who went shopping at street markets in their suits and short cover-ups or no cover-ups at all. They likewise insisted that male bathers, while on their way to and from the beach, wear at least a buttoned-up sports shirt. An exception, it is true, did permit shirtless men to walk along the oceanfront avenues in Copacabana, Ipanema, and Leblon; during bathing hours, they could also sit at open-air tables at bars on those avenues if the owners agreed. The exception further allowed men who lived in beachfront residences to leave their apartment buildings and houses and cross the street to the beach without wearing a shirt. But all of that was in principle, because, in practice, patrolmen did not always honor the exception.36

35

Alarico de Freitas, “A assistência pública e os problemas de educação moral,” ADFSP, 2 (Jan.-March 1946), 55-66, esp. 57, 60 (quoted passages; my emphasis). Freitas, who attacked other “immoral” practices, made clear that his chief concern was with the better-off segments society. 36

“Aviso sôbre jogos nas praias,” B de S (21.11.1947), 5 and (3.12.1947), 4-5; “Duas medidas da polícia,” D de N (30.12.1947), 4; “Delegacia de Costumes . . .,” B de S (3.1.1948), 5 (portaria no. 1); “Para o conhecimento das autoridades . . .,” B de S (6.1.1948), 1; “Na polícia e nas ruas,” JB (3.1.1948), 7; “Regulando o traje . . .,” D de N (3.1.1948), 2 a seção, 1; “A Polícia . . .,” D da Nte (3.1.1948), 8; “T&N: Hábitos . . .,” C da M (4.1.1948), 4; “A defesa . . .,” DC (6.1.1948), 4; “O dia policial,” C da M (18.1.1949), 5. On the police repression of the late 1940s, see also “Ronda . . .,” R de C (Sept.- Oct. 1948), 4; Jacinto de Thormes, “A sociedade,” DC (11.1.1948), 2 a seção, 3; “Tomara que chova,” D de N (28.11.1948), 2 a seção, 3; Darcy, “Vida e morte . . .,” D de N (9.1.1949), 3 a seção, 1; Homero Homem [de Siqueira Cavalcanti], “Os murais . . . ,” D de N (11.12.1949), 6 a seção, 1, 2; José Amadio, “Cidade de Copacabana . . .,” O Crz (22.1.1949), 12-20, 26, 76, esp. 76; Lúcia Benedetti, “Roupismo em Copacabana,” R de C (Dec. 22


To enforce the new measures, General Antônio José de Lima Câmara, the District’s police chief, mobilized not only regular patrolmen, but also soldiers from the Polícia Especial (PE; Special Police). Created in the early 1930s, the PE was roughly the equivalent of a riot force. The tall and brawny soldiers who made up the Polícia Especial prided themselves on their athletic prowess; many reportedly were former members of sports clubs. The “athletes” of the PE, in any event, specialized in beating up strikers, protesters, “leftists,” and “subversives.”37 The measures imposed by General Lima Câmara did not receive a warm welcome from the “grã-finos (members of the fashionable set)” who went to the beach in Copacabana. On the contrary, they provoked “widespread discontent.” The “discontent” stemmed not only from the measures themselves, but also from the “arbitrary actions” of the police in their efforts to enforce them. As the Diário da Noite observed, on the very first Sunday on which the measures took effect, the police, who were “haughty and rude,” “transformed themselves into a source of disturbance and disorder.” Copacabana on that Sunday witnessed “disagreeable clashes” between the authorities and bathers. The latter, “with their dignity wounded, turned to the only resource left to them: jeers, mockery, . . . and witty jokes,” all aimed at the police. The “discontent” among beach-goers certainly grew when, by word of mouth or in the Monday papers, they learnt about an incident that Sunday at Post 2, in Copacabana. Soldiers from the Polícia Especial, with billy clubs in hand, rushed onto the beach to pursue three twelve- or thirteen-year-old boys who were kicking around a football. Two of them managed to escape, but one did not. He naïvely smiled at the PE soldier who caught him. The smile apparently infuriated the soldier, who “began to beat” the boy “in a cowardly fashion.” Some of the

1949), 6; Yvonne Jean, “Na praia,” C da M (13.12.1949), 22; “Amendoim . . .,” Cta (1.12.1949), 28-29; “O direito . . .,” D de N (15.12.1949), 2 a seção, 5; and the sources cited in notes below; as well as “Futebol nas praias,” D de N (25.1.1952), 4. The police apparently did not extend the campaign to suburban beaches. 37

On the Polícia Especial, see Elizabeth Cancelli, O mundo da violência: a polícia da era Vargas (Brasília: Ed. da Universidade de Brasília, 1993), 65-66; and R.S. Rose, Uma das coisas esquecidas: Getúlio Vargas e o controle social no Brasil – 1930-1945, trans. Anna Olga de Barros Barreto (São Paulo: Companhia das Letras, 2001), 46-47. 23


bathers present booed the soldier. When one of them tried to intervene on the boy’s behalf, other soldiers from the PE placed him under arrest. He was shortly thereafter released, but only because he was able to identify himself as an army officer.38 The deployment of whole “apparatus of force” in early 1948 was not, however, enough to persuade all the “grã-finos” in Copacabana and Ipanema to adjust their habits to police standards of morality. Therefore, before the start of the 1948-49 summer, General Lima Câmara ordered plainclothes agents from the Divisão de Polícia Política e Social (DPPS) to patrol those beaches. The authorities also made “a prior and vehement appeal to bathers, urging them to avoid gestures incompatible with decent and proper behavior.”39 Again, as already noted, it was not as though the DPPS at the time lacked other tasks; it was busy keeping unions under surveillance and pursuing known and suspected Communists as well as other “subversives.” Even so, for Lima Câmara, the beach was a serious matter; curtailing beach-going “nudism” and preventing descamisados from leaving the beach and walking through the streets warranted an effort of the sort used to combat the “red menace.” The DPPS did assign sixty-three plainclothes agents – one inspector, two detectives, and sixty investigators – to “the thankless task” of patrolling Copacabana and the city’s other main beaches. Those sixty-three agents amounted to more than one-tenth of the Division’s entire active personnel.40

38

“Mal recebida . . .,” D da Nte (5.1.1948), 1, 2; “Dia a dia,” D da Nte (5.1.1948), 4; “Violências . . . ,” D de N (6.1.1948), 2 a seção, 1; “Os banhistas . . .,” D de N (7.1.1948), 4. See also Darcy, “Vida e morte . . .,” D de N (18.1.1948), 3 a seção, 1. 39

“O dia policial,” JB (20.11.1948), 8; “Policiamento . . .,” D da Nte (20.11.1948), 6; “O crime,” DC (21.11.1948), 12; Joel Silveira, “O povo . . .,” D de N (3.12.1948), 2. 40

Maj. Adauto Esmeraldo (Diretor, DPPS) to Gen. Antônio José de Lima Câmara (Chefe de Polícia, D.F.) (22.12.1948) and encls. (carbon copies), APERJ, FDPPS, 13.012, no. 2801; idem to the Chefe do Pessoal da Divisão de Administração (4.1.1949) and encl. (carbon copies), APERJ, FDDPS, 13.002, no. 29. Enclosed with the second letter is the daily presence roster for all the Division’s six-hundred agents and other employees for 2 Dec. 1948-1 Jan. 1949. But, of those six-hundred, several were on leave or missed work for some other reason; others were suspended for a few days or weeks; and still others were transferred in the middle of that period to other branches of the police. Thus, on any 24


The Jornal do Brasil, in late November 1948, hailed the decision to continue the campaign. It regretted that Christian Dior’s “new look” (which promoted long, nearly ankle-length skirts and dresses and which reshaped women’s fashions in the late 1940s) had had little influence on bathing suits; on the contrary, “currently,” suits had been “reduced to less than an Adamitic fig leaf.” “A spectacle of almost lewd licentiousness,” had, as a result, overtaken Rio’s beaches. Thus, according to the paper, the police chief’s initiatives deserved applause because, by helping to stop “the spread of a sense of paganism,” they would prevent the city’s transformation into “an immense nudist camp.”41 In summer 1948-49, DPPS agents and ordinary policemen were not alone in patrolling the beaches. The Polícia Especial also returned to Copacabana and Ipanema, but with two innovations. First, it could count on its newly-created Radio-Patrol: squad cars in constant communication with PE headquarters that therefore could be deployed quicky to any part of the city.42 Second, the PE sent to Copacabana a contingent of soldiers wearing nothing more than bathing trunks. They had to wear trunks to be ready to fish out of the ocean male bathers who tried to leave the beach without a shirt or committed some other infraction and who, to avoid arrest, ran back onto the sand and dove

given day, a total of roughly 582 individuals would have been effectively working for the Division. The 63 agents assigned to beach duty would have then represented approximately 11 percent of that total. Even so, the percentage underestimates the proportion of DPPS agents on beach duty since the total of 582 includes secretaries, janitors, garagists, etc. I also examined the available DPPS registers of detainees and incidents. They include no specific references to bathers detained by DPPS agents for violating the police regulations. That suggests that those agents turned any bathers they arrested over to ordinary patrolmen or delivered them to precinct stations. “Relação de detidos, 1948,” APERJ, FDPPS, 38.004; “Livro de registro de ocorrências,” APERJ, FDPPS, 13.103; “Livro de registro de ocorrências,” APERJ, FDPPS, 13.104. Finally, it is worth noting that anti-Communists in Brazil and elsewhere often argued that the Communist movement sought to destroy the “family” and to promote unrestricted sexual activity. See, e.g., Rodrigo Patto Sá Motta, Em guarda contra o perigo vermelho (São Paulo: Perspectiva and FAPESP, 2002), esp. 18-29, 62-69. 41

“O policiamento nas praias,” JB (21.11.1948), 4.

42

“Polícia Especial,” B de S (24.11.1948), 7 and B de S (1.12.1948), 9. Also see the sources cited below. At the time, the Radio-Patrol was part of the PE. See “Atos do Chefe . . .,” B de S (13.1.1948), 1 (portaria no. 7.198, which created the Radio-Patrol). 25


into the water. But, once at the beach, the soldiers, in their bright red trunks, found it difficult to control their “Don-Juanesque” tendencies; they reportedly spent much of their time eying the prettiest female bathers and directing catcalls (“fiu-fiuuus”) at them. If that were not enough, the soldiers from the Polícia Especial violated the prohibition against bared male chests on the streets; in open transport trucks, the soldiers rode from the PE’s headquarters in the city center to Copacabana, displaying all the way their unshirted torsos.43 The Polícia Especial, moreover, continued to be more than willing to resort to violence. That became clear in two incidents in Leme that had little, if anything, to do with efforts to moralize beach-going. On Christmas day 1948, the two lifeguards at Post 1 were taking care of a drunk bather, whom they knew, when one of the PE’s Radio-Patrol squad cars arrived at that post. The soldiers from the squad car insisted on arresting the drunk bather. The lifeguards disagreed. They tried to explain that he was not bothering anyone and that they would take care of him until their shift ended, which would be shortly; then they would take him home. Offended by the challenge to their authority, the soldiers began to beat up the lifeguards to the astonishment of the bathers who were relaxing at that stretch of the beach. One of the lifeguards, Renato Dartoni, managed to give the detective in charge of the squad “a good punch.” As might be expected, the two lifeguards, in the end, were arrested and taken to the local police station. They were later that same day released on bail. Thus, the next morning, a Sunday, the two were again on duty at Post 1 when the RadioPatrol returned “to seek vengeance.” At roughly 10 o’clock, when the beach was already crowded, 43

“Um pouco de cada bairro,” C da M (5.12.1948), 31. Moreover, soldiers from the PE, after their daily exercises at their heaquarters, stripped down outdoors before showering and could thus be seen naked from nearby buildings. “Era só . . .,” D de N (25.11.1949), 2 a seção, 1. See also “C da c,” JB (20.11.1934), 6. An incident in November 1948 at a beach on the island of Paquetá (in the middle of Guanabara Bay) would not have improved the PE’s reputation. According to reports published at the time, four drunk PE soldiers practiced a whole series of “disorders,” including “acts offending the morality of a few young women.” One of the young women was “violently kissed”; others were allegedly “threatened with reprisals if they did not undress.” Finally, some of the soldiers further shocked other bathers when they “stripped off their trunks and made themselves completely naked.” “Cenas . . .,” D de N (9.11.1948), 6; “O crime,” DC (12.11.1948), 12. 26


a Radio-Patrol car arrived; its squad of soldiers ran onto the sand and began beating up Dartoni. The bathers at the post, many of whom knew the lifeguard, responded by jeering the soldiers. Soon enough, another five Radio-Patrol squad cars and two squadrons (“choques”) of more than twenty heavily-armed PE soldiers arrived. Brandishing night sticks, the soldiers from the squad cars and transport trucks flooded onto the beach. Confusion quickly ensued, especially after the soldiers began setting off tear-gas bombs. The Diário da Noite reported that, in the resulting mêlée, “no one” amongst the bathers escaped “from the police beatings”: “the young and the old, women and children were beaten indiscriminately.” When some of the bathers tried to defend themselves “by throwing handfuls of sand at their aggressors,” the soldiers “redoubled their fury.” The beach-goers at Post 1 were beaten, as Rubem Braga, one of Brazil’s best-known cronistas, shortly thereafter pointed out, with a dose of sarcasm, because they had committed “the horrible crime of going sea-bathing.”44 Despite the incident, General Lima Câmara did not relent from his campaign to impose morality at the city’s beaches. In early December 1949, he announced that the campaign would go forward. And, once again, the PE would patrol the beaches. Even before the general made the announcement, Sears, which had recently opened a branch in Rio, recognized that some fashion-conscious middle-

44

“Os choques do Leme,” D da Nte (27.12.1948), 2 ed., 1, 6; Rubem Braga, “Natal e polícia,” D de N (29.12.1948), 3. See also “A Rádio-Patrulha . . .,” D da Nte (27.12.1948), 1, 6; “Marcadas com sangue . . .,” D de N (28.12.1948), 2 a seção, 1, 2; “Conflito na praia . . .,” C da M (28.12.1948), 3; “Crise . . .,” D de N (29.12.1948), 4; Joel Silveira, “‘Agressores’ e ‘agredidos,’” D de N (30.12.1948), 2; Carlos Estêvão, “Vox populi,” D da Nte (30.12.1948), 2d ed., 3; and José Amadio, “Cidade de Copacabana . . .,” O Crz (15.1.1949), 12-20, 22, esp. 22. The Radio-Patrol had initially gone to Post 1 to deal with two army soldiers from the nearby Forte do Leme who were urinating in public. W hen the squad car arrived, a military escort had already detained the two and returned them to the fort. I have been unable to discover the composition of a PE choque in the late 40s. But, according to Jorge Ferreira, in the mid-1950s, a choque consisted of 24 men, armed with machine guns, tear-gas and vomitive-dysinteric bombs, and stun grenades (bombas de efeito moral). Jorge Luís Ferreira, “O carnaval da tristeza: os motins urbanos do 24 de agosto”, in Vargas e a crise dos anos 50, ed. Angela de Castro Gomes (Rio de Janeiro: Relume-Dumará, 1994), 81, n. 45. If the composition of a choque was not the same in the late 1940s, it was quite likely similar. Complaints about the Radio-Patrol and the PE at the time were not by any means limited to their actions at the beach. See, merely as examples, “T&N: Pobre povo!,” C da M (11.1.1949), 4; “T&N: A odiosa Rádio-Patrulha,” C da M (21.1.1949), 4; Rubem Braga, “R.P. e P.E.,” D de N (25.1.1949), 3; and “Vamos acabar com a P.E., general,” D de N (1.12.1951), 6. 27


and upper-middle-class carioca women might be willing to forgo the latest trends in beach wear for reasons of personal security. Therefore, in November 1949, it began marketing a conservative coverup with the following advertising copy: “Don’t worry about the Radio-Patrol.”45 On learning that Lima Câmara intended to carry forward the campaign, Joel Silveira, a wellknown journalist, predicted that the upcoming summer would see a “war” at Rio’s beaches. The prediction, although entirely justified given incidents in previous years, proved false. It was not that the PE had suddenly become less violent; it had not. Soldiers from the PE and other policemen, moreover, continued to detain men caught leaving the beach without a shirt on.46 Even so, the 194950 summer registered no major clashes between bathers and the authorities. That same summer, the presidency of General Dutra was beginning to draw to a close, and campaigning for the October 1950 presidential elections was getting under way. Getúlio Vargas, the former dictator, now committed to the new and reasonably democratic political system, won those elections. When he took office in January 1951, Vargas named General Ciro Rio-Pardense de Resende as the District’s police chief. General Resende, unlike his predecessor, did not assign priority to efforts to moralize beach-going; perhaps he recognized that such efforts would ultimately fail. In any event, Lima Câmara’s campaign represented the last concerted police attempt to impose morality at Rio’s beaches.47

45

Joel Silveira, “Guerra,” D de N (10.12.1949), 2; “Começou a repressão . . .,” D da Nte (12.12.1949), 1, 6; “P&R,” C da M (13.12.1949), 4; and (ads for Sears’ cover-up), C da M (6.11.1949), 17; D de N (6.11.1949), 5 a seção, 5. 46

Joel Silveira, “Guerra,” D de N (10.12.1949), 2; “Polícia que se desmoraliza . . .,” D de N (28.2.1950), 1. See also Homero Homem [de Siqueira Cavalcanti], “Os murais . . . ,” D de N (11.12.1949), 6 a seção, 1, 2. I located no references to violent clashes between the police and bathers in summer 1949-50. 47

In the available sources for the years after 1950, I did not locate references to any moralizing campaigns. The authorities did, of course, continue to police the city’s beaches and routinely imposed various restrictions on sports at those beaches. Indeed, during the military dictatorship, they imposed the most severe of all such restrictions. General Luís de França Oliveira, Secretary of Security of the then state of Guanabara, announced that beach-goers caught playing frescobol (a local version of beach tennis or paddle ball) before 2 P.M. would be charged under the terms of the Fifth 28


Morality, civilization, and social class at the beach and on the streets Each wave of police repression from the early 1920s onward arose under specific circumstances; each had its own peculiarities. Thus, the campaign of the late 1940s stands out for it overt violence. It also fit into the socially conservative tendencies of the Dutra government. His wife, dona Carmela Leite Teles Dutra, was such a devout and conservative Catholic that she was widely known as dona Santinha (Mrs. Little Saint). Reportedly at least in part at her behest, Dutra ordered in April 1946 the closing of all casinos in Brazil, including the beachfront casinos in Copacabana and Urca, which had served as major elite nightspots during the Estado Novo dictatorship. The decree closing the casinos, which Rio’s archbishop praised, justified the measure on moral grounds.48 The crackdown of the early 1920s, in turn, may have begun as part of the preparations for the 1922 exhibition commemorating the one-hundredth anniversary of Brazil’s independence. Federal and municipal authorities hoped not only that the exhibition would draw large numbers of visitors from elsewhere in Brazil and from overseas, but also that it would showcase Rio as the capital of a “modern,” “progressive,” and “civilized” nation. The exhibition, moreover, was held in the city’s center on a large, recently created landfill, adjacent to the Santa Luzia, Virtudes, and Calabouço

Institutional Act (AI-5), which greatly increased the dictatorship’s powers, and summarily sent to the prison on Ilha Grande, which held numerous political prisoners. Charging them under the terms of AI-5 amounted to accusing them of a crime against national security. Not surprisingly, frescobol immediately (for the time being) disappeared from Rio’s beaches. But that drastic restriction on frescobol was not justified on moral grounds. “Frescobol dá cadeia na Ilha Grande,” C da M (18.1.1969), 8; “Frescobol . . .,” C da M (19.1.1969), 9; “Frescobol . . .,” JB (18.1.1969), 16; “Receio da Ilha Grande . . .,” JB (19.1.1969), 25; “Polícia leva mais sete para a Ilha Grande,” UH (21.1.1969), 7. The police response to isolated incidents of female toplessness in the 1970s and in 2000, although justified on moral grounds, did not amount to a moralizing campaign. See n. 61 below. In recent decades, the authorities have launched campaigns to impose “order” at Rio’s beaches, targeting not suits, but rather sports, food preparation, and unlicensed vendors. The so-called arrastões (roughly, beach riots) of the 1990s, it is true, did result in massive police operations at the city’s oceanfront beaches. Morality, however, was not an issue in those operations. See SHB, chap. 7. 48

Decreto-lei n. 9.125 (30.4.1946), Lex: coletânea de legislação, com notas coordenadas e índice sistemático . . . (São Paulo: Lex, n.d.), Ano X, 1946: Legislação Federal, 353-54; “Todos contra o jôgo,” A M (1.5.1946), 1, 10 (which includes an interview with the archbishop); Ricardo Boechat, Copacabana Palace: um hotel e sua história (São Paulo: DBA Artes Gráficas, 1998), 68. 29


beaches, which attracted mainly lower-middle- and lower-class bathers.49 But the crackdown did not end when the exhibition closed its doors. For the next four years, the police would continue their moralizing campaign. The campaign thus coincided with the authoritarian government of Artur Bernardes (1922-26), who imposed a state of siege on the country during nearly his entire presidency. It also coincided in large part with what Théo-Filho, in his 1927 novel Praia de Ipanema, called the “jazz frenzy” of the 1920s. As in other parts of the world, in Brazil, or at least in its major cities, the 1920s brought major changes in fashions, customs, and behavior.50 Those changes in Rio included the adoption of shorter bathing costumes, the maillot, and tanning as well as the shift (at least in Copacabana) from sea-bathing to beach-going. The next campaign, launched in 1931 by Batista Luzardo, provoked far greater critical response in the press than any other crackdown. A number of factors help explain that response. For instance, not only was the campaign carried out on a large scale, but it also came almost without warning after four years during which the police had relaxed their supervision of the city’s beaches and during which frequenting Copacabana had become a major focus of social life for many of Rio’s wealthy and well-to-do. Beyond that, it followed immediately in the wake of the Revolution of 1930, which overthrew Brazil’s oligarchic Old Republic (1889-1930) and brought Getúlio Vargas into power. The end of the Old Republic spawned widespread hopes that the new regime would institute greater freedoms. For at least some beach-goers, Batista Luzardo’s regulations partly frustrated those

49

In January 1922, the Gazeta de Notícias, in an editorial criticizing bathing attire and practices as less-than“civilized,” pointedly noted that the preparations for the centenary commemorations had not yet included regulations governing the city’s beaches. “N e N,” G de N (17.12.1922), 1. On the exhibition, see Carlos Kessel, A vitrine e o espelho: o Rio de Janeiro de Carlos Sampaio (Rio de Janeiro: Prefeitura da Cidade do Rio de Janeiro, Secretaria das Culturas, Departamento Geral de Documentação e Informação Cultural, Arquivo Geral da Cidade do Rio de Janeiro, Divisão de Pesquisa, 2001), 57-62; and Marly Silva da Motta, A nação faz 100 anos: a questão nacional no centenário da Independência (Rio de Janeiro: Editora Fundação Getúlio Vargas, CPDOC, 1992). 50

Théo-Filho [M anoel Theotonio de Lacerda Freire Filho], Praia de Ipanema (romance) (Rio de Janeiro: Leite Ribeiro, 1927), 39 (expression “jazz frensy”); Sevcenko, Orfeu, which, although it focuses on São Paulo, is perhaps the best study of the 1920s in Brazil. 30


hopes.51 The press at the time, nevertheless, did enjoy considerable freedom and took advantage of that freedom to publish numerous articles and editorials criticizing the police campaign. The freedom of the press in the early Vargas years stood in contrast with the censorship imposed during the Estado Novo dictatorship, which limited the possibility of open criticism of the campaigns waged in the late 1930s and early 1940s. Yet, if we step back and set aside the specific features of the various campaigns, then several recurring and often overlapping issues, which went well beyond generational differences,52 emerge from them and the controversies they provoked. The first and most obvious of those issues has to do with what the authorities and the press often called nudism; that is, the public display of bathers’ and beach-goers’ partially undressed bodies. In combating “nudism” and attempting to moralize the beaches, the police repeatedly sought to prevent women from wearing shorter, more revealing suits. Their efforts in that regard can be linked to broader, long-standing concerns about the presence of women in public. In Rio and other large Brazilian cities, the first half of the twentieth century saw a marked increase in the public visibility of women. Not only did a growing number of women,

51

Opponents of the campaign did refer to the Revolution of the 1930 and its promises of greater freedoms. See, e.g., “O policiamento . . .,” O Jnl (13.1.1931), 4; M. Paulo Filho, “A policia . . .,” C da M (16.1.1931), 4; “A policia . . .,” O Jnl (16.1.1931), 2; “Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, h; Assis Chateaubriand, “Policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 1; and Bandeira, “De nudez . . .,” 39. See also “T&N: Nada de excessos,” C da M (3.11.1934), 4. 52

Generational differences undoubtedly did contribute to the controversies surrounding the police campaigns. But the available sources provide only a few and, in some cases, indirect references to such differences: “Looping the loop,” Cta (2.2.1924), n.p.; “Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6; Bandeira, “De nudez,” 40. Moreover, it is also clear that such differences by themselves cannot explain the controversies. Batista Luzardo, for example, was born in 1892. Manuel Bandeira, M . Paulo Filho, Assis Chateaubriand, and (João) Peregrino (da Rocha Fernandes) Júnior, who opposed his campaign, were born in 1886, 1889, 1891, and 1898, respectively. All five thus belonged to the same or nearly the same generation. Batista Luzardo was a gaúcho; therefore, his campaign could reflect a more conservative “provincial” standard of morality. But he had served Rio Grande do Sul in the Chamber of Deputies between 1924 and 1930 and, hence, had spent considerable time in Rio. He consequently was not a provincial who, in 1930, reached Rio direct from Uruguaiana (his small-town birthplace) and suddenly saw for the first time maillots and short suits. Furthermore, Bandeira, M. Paulo Filho, Assis Chateaubriand, and Peregrino Júnior were also “provincials,” who had moved to Rio from Pernambuco, Bahia, Paraíba, and Rio Grande do Norte, respectively. 31


including some middle- and even some upper-class women, join the formal labor force, but women also engaged in new leisure activities, which allowed for new types of sociability and social interaction in public.53 Beach-going was, of course, one of those new leisure activities in Rio. But, in contrast with joining the paid workforce, shopping, going to the cinema, or even dancing at night clubs, beach-going required women to appear in a state of partial undress in a public space also shared by partially unclothed men. Thus, beach-going, like the earlier practice of sea-bathing, directly raised questions about public morality. As fashions changed and women’s suits become more and more abbreviated, authorities again and again had to determine what degree of “nudism” was acceptable at the city’s beaches. To those general concerns about women’s presence in public, we need to add those of conservative Catholics and the Catholic church. According to views long held by the church (which, it bears stressing, were not peculiar to Catholic doctrine), women, especially young women, needed to do their utmost to maintain modesty in dress and behavior. They otherwise risked losing their reputations as chaste and honest women. Perhaps even more important, women were expected to serve as a bulwark against men’s supposedly irrepressible sexuality. But they could do so only by adhering to the highest standards of modesty.54 The rapid changes in fashions and customs, including the greater presence of women in public, from the 1910s onward and especially after World War I, only heightened the concerns of conservative Catholics and the church. Already in 1920, Selecta, a magazine mainly for women, 53

See, e.g., Martha Abreu Esteves, Meninas perdidas: os populares e o cotidiano do amor no Rio de Janeiro da “Belle Époque” (Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1989); Sueann Caulfield, In Defense of Honor: Sexual Morality, Modernity, and Nation in Early Twentieth-Century Rio de Janeiro (Durham, NC: Duke Univ. Press, 2000); idem, “Getting into Trouble”; and Susan K. Besse, Restructuring Patriarchy: The Modernization of Gender Inequality in Brazil, 1914-1940 (Chapel Hill: Univ. of North Carolina Press, 1996); Carlos Lessa, O Rio de todos os Brasis (uma reflexão em busca de auto-estima) (Rio de Janeiro: Record, 2001), 281. 54

See, e.g., Maria Luiza Marcílio, ed., Família, mulher, sexualidade e Igreja na história do Brasil (São Paulo: Edições Loyola, 1993), esp. the chap. by Riolando Azzi. 32


raised the matter with its readers. Citing the pope, Brazilian bishops, the archbishop of Paris, and Anglican clergymen in Great Britain, it called on women to avoid the “excesses” of modern fashions, including the latest designs in bathing attire. It specifically urged “the living flowers” who went to the beach in Flamengo and Copacabana to heed the church’s recommendations. Doing so, according to Selecta, would require only “a few more fingers . . . of fabric up above, down below, and on the sides.” A Cruz, the newspaper of the Catholic Confederation of Rio de Janeiro, also took up the matter. In line with Benedict XV’s 1921 encyclical Sacra propedium, it condemned in the 1920s and early 1930s short low-cut dresses with short sleeves, “modern dances,” such as the foxtrot, the maxixe, and the tango, and beauty contests because, through such “aberrations,” women “debase[d] their bodies.” Worse still, “feminine beauty, when . . . not duly safeguarded by Christian modesty,” could only “arouse” amongst men “base animal instincts.” Articles in A Cruz, not surprisingly, denounced the maillot and “nudism” at Rio’s beaches and further warned that “sea-bathing constitutes the greatest danger for our young women.” As might be expected, the paper supported the campaigns initiated by the police in the early 1920s and in 1931.55 Similar views found their way into the pages of A Ordem, a magazine published in Rio by Catholic Action, which enjoyed considerable influence among Catholic intellectuals. More than once in the 1930s, it questioned the morality of beach-going practices in the city. A Ordem in 1936, for instance, claimed that women’s suits often made it difficult to “distinguish a respectable family girl (filha-família) from a demimondaine.” It urged “Catholic fathers and husbands” to rely on “their

55

“M odus in rebus,” Sel (14.2.1920), 17; Benedict XV, Sacra propedium (1921), http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xv/encyclicals/ (access on 14.3.2006); “Noticias . . .,” A Cr (13.6.1922), 3; “Baile . . .,” A Cr (25.6.1922), 2; “A moda,” A Cr (14.10.1925), 4; “Pela moral,” A Cr (13.9.1925), 5; “A musica . . .,” A Cr (20.12.1925), 5; “Os concursos . . .,” A Cr (7.9.1930), 1; “Pró & contra,” A Cr (21.9.1930), 3; “O nudismo,” A Cr (28.12.1930), 4; “Pró & contra,” A Cr (4.1.1931), 3; “Pró & contra,” A Cr (11.1.1931), 3; “Repressão . . .,” A Cr (18.1.1931), 3; “Pró & contra,” A Cr (1.2.1931), 3. See also, e.g., “A religião . . .,” A Nte (8.2.1916), 4; [matéria sem título], Sel (14.2.1920), 14; “As modas . . .,” Sel (29.10.1921), 14; and Acção Catholica . . . instrucções escriptas por sua Eminencia o Snr. Cardeal d. Sebastião Leme . . ., 2d ed. (1923; Rio de Janeiro: Livraria Catholica, 1933), 19-15. 33


authority within the home” to put an end to “the practical paganism of their daughters and wives.” Two years later, Monsignor Conrado Jacarandá, in an article in the Jornal do Brasil, went even further. “The scandalous nudism” that characterized Rio’s beaches and streets, in his view, reflected more than just “moral decay”; it was the result of a Bolshevik plot. Indeed, what Jacarandá saw at those beaches and on the city’s streets convinced him that Communism had already made major inroads in Brazil.56 The monsignor would, however, have taken heart from an initiative launched by the paulista branch of Juventude Feminina Católica (JFC; Association of Young Catholic Women), with the backing of Catholic Action and the Archdiocese of São Paulo. In 1943, the paulista JFC asked Jonathas Serrano, a Catholic educator and journalist in Rio, to collaborate with its efforts to “moralize” beach-going in Brazil. Those efforts centered exclusively on women’s suits; after all, “an honest girl who cultivates Catholic virtue” could not wear the suits then in fashion without tearing down part of “the wall protecting her purity.” The organization therefore proposed suits combining “fine taste” with “Christian modesty.” Made of either heavy wool or thick twilled cotton and lined with jersey, the JFC’s suits consisted of a tunic with a conservatively cut neckline and an attached ruffled skirt, with the bottoms sewn into the waist. Sewing the bottoms into the waist would make it difficult to lower them in the water or elsewhere and would, thus, help JFC members to maintain intact “the wall protecting . . . [their] purity.” Juventude Feminina Católica also warned its members that they should wear the suits only while in the water; for other activities at the beach, they should don suitably modest cover-ups.57 56

“Ainda fora . . .,” A Or (March 1934), 171-75; Br. Sebastião Tauzin, O.P., “Prazer . . .,” A Or (April 1936), 288-300; “A alegria . . .,” A Or (July-August 1936), 129; “A moda . . .,” A Or (Nov.-Dec. 1936), 464 (quoted passages); Mons. Conrado Jacarandá, “A moral . . .,” JB (28.1.1938), 6. See also the monsignor’s “Brasilidade . . .,” JB (25.1.1938), 5. 57

Adalgisa Giordano (vice-pres., JFC, São Paulo) to Jonathas Serrano (April 1943) and encls., AN, R2, cx 7. See also “JFC orientando . . .,” AC (July 1939), 8-10. The clergy in São Paulo seem to have been more concerned than 34


But the JFC’s campaign did not yield results in Rio that satisfied conservative Catholics. That is clear from a 1947 pastoral letter issued by Cardinal dom Jaime de Barros Câmara, Rio’s archbishop. In the letter, dom Jaime condemned the “vices” that, in his view, were undermining carioca society. Among those vices, he listed in first place “the offenses against public and private morality” committed at the city’s beaches. He regretted that earlier moralizing campaigns had met with little success. “And what shall we say,” he asked, “about the seductions begun and completed” at those beaches, where bathing might “cleanse the body,” but also served to “stain the soul?” For the archbishop, those “seductions” proved that a large part of carioca society had “squandered” its “sense of moral propriety and decency.”58 Dom Jaime’s views gained public support from Alfredo Baltazar da Silveira, who, in 1949, published a long article in the Jornal do Brasil with the title “Os inimigos da família” (“The Enemies of the Family”). In it, he railed against beach-going “nudism” because it “erase[d] the modesty in which young unmarried women should cloak themselves” and multiplied the number of their would-be “conquerors.” “Sound-headed young men,” he warned, “would never choose as brides [young women] who, lacking self-respect, expose themselves to the sinful gaze” of men at the beach. Reviving Monsignor Jacarandá’s arguments, Silveira went on to denounce the “nudism” of carioca beach-goers as a “satanic custom” and as “one of the means used by those who dream about the destruction of the Religion of the Calvary so that nauseating Communism may triumph.” In another article published that same year in the Jornal do Brasil, Hélio Silva, an historian, also

their counterparts in Rio about physical education for young women, the clothes those young women wore for gym classes, and the public display of their partially undressed bodies. See “Pastoral coletiva do Episcopado . . . de São Paulo . . .,” AC (Feb. 1941), 5; “Pastoral coletiva do Episcopado . . . de São Paulo . . .,” AC (Jan. 1942), 9-10. 58

D[om] Jaime de Barros Câmara, Exame de consciência: sétima carta pastoral (Petrópolis: Vozes, 1947), 24. Dom Jaime may have used the term seduction in its legal sense. Before the 1940 penal code, seduction (i.e., deceiving a young woman with promises of marriage, etc.) was part of the crime of deflowering. In the 1940 code, seduction replaced the crime of deflowering. Caulfield, In Defense, esp. 138-41, 191. 35


attacked “nudism” at the beach. He claimed that mothers often provided children with their “first show of nudity” by not maintaining “decency at home and at the beach.” Furthermore, parents who let their daughters spend mornings alone at the beach in revealing suits with their boyfriends and then allowed them to go out unchaperoned at night should expect only the worst. He offered as an example “one of those young girls from Copacabana” whose mother allowed her go to the beach alone. The “young girl,” by his account, had gone out with a married man and willingly surrendered her virginity to him without feeling the slightest bit of shame. It did not occur to Silva that the man should be held responsible having sex with a minor. Responsibility and hence blame, in his view, lay with the girl’s mother because she had not adequately controlled her daughter and with the girl herself, since she had failed to be sufficiently modest.59 No doubt, many conservative Catholics who shared Silveira’s and Silva’s views and many members of the JFC in São Paulo and elsewhere joined the Legion of Decency, which, at dom Jaime’s initiative, the Catholic hierarchy established in 1949. Inspired by an organization with the same name sponsored by the Catholic church in the United States, the Legion took as its goal “the preservation of the moral patrimony of the Brazilian family.” It therefore denounced “immorality” in the theater, in the movies, in advertising, and on the radio. It also attacked “exhibitions of nudism,” such as “the extremely immoral spectacle” seen at Rio’s beaches, which reflected “the putrefaction of the Brazilian family as a result of moral corruption.” The “solemn inauguration” of the Legion, which was broadcast nationally by radio and attended by the vice-president of the republic, various other elected officials, high-ranking members of the clergy, and a large crowd of

59

Alfredo Balthazar da Silveira, “Os inimigos . . .,” JB (16.11.1949), 4; Hélio Silva, “A propósito . . .,” JB (15.12.1949), 5. See also Afredo Balthazar da Silveira, “Pela moralidade . . .,” JB (15.1.1947), 6; and Arlindo Vieira, S.J., “Crise . . .,” C da M (15.11.1947), 4. 36


supporters, took place on Sunday, 11 December 1949, at the Candelária church in Rio’s center.60 Thus, efforts to regulate what women wore at the beach reflected broader concerns about women’s growing presence in public and also fit into traditional Catholic views about the female body and feminine modesty. It is not surprising then that such efforts figured prominently in the various police moralizing campaigns.61 By contrast, what may come as a surprise is the recurring preoccupation with the male body. The police, in their campaigns, focused at least as much attention on men’s bathing attire as on what women did or did not wear. In the late 1940s, when they required men to put on at least a shirt on leaving the beach, that requirement might be interpreted as stemming from a “simple” concern with public decorum and thus comparable to dress codes imposed by various public and private institutions in Brazil, such as the courts, or to the “no-shirt-no-shoes-no-service” restrictions of many U.S. retailers.62 But, in earlier decades, the authorities clearly saw the regulation of men’s suits as

60

D. do Rego Monteiro, “A Legião . . .,” JB (10.12.1949), 6; “Concentração . . .,” JB (10.12.1949), 6; “Campanha . . .,” JB (13.12.1949), 5; “Instalada . . .,” JB (13.12.1949), 9; “Moda . ..,” A Nte (14.12.1949), 4; “Pela decência . . .,” A Nte (17.12.1949), 2. “Para moralizar . . .,” R da S (24.12.1949), n.p. See also, e.g., “Em defesa . . .,” JB (4.11.1949), 11; “Uma onda . . .,” D de N (7.12.1949), 2 a seção, 1; “Os objetivos . . .,” JB (7.12.1949), 6; “Para impedir . . .,” D de N (13.12.1949), 2 a seção, 1; and cf. “Legião . . .,” D de N (23.11.1949), 2 a seção, 3. 61

The question of women’s bathing attire would again arise in the 1950s and 1960s, in the controversies over the bikini. In 1961, Jânio Quadros, during his brief presidency, even sought to ban the use of the bikini. Skidmore, Politics, 197. The question would reemerge in the 1970s and 1980s, when the controversies centered on female toplessness and again in 2000, when the police arrested at gun point a topless middle-aged women, accompanied by her husband, at a beach on Rio’s outskirts. A few days later, the municipal government (despite objections by Rio’s archbishop) did formally allow women to go topless. Even so, in the first years of the twentieth century, female toplessness is the exception at Rio’s beaches. “Aconteceu em Ipanema,” Manch (29.1.1972), 22-23; “Delegado avisa . . .,” JB (27.9.1972), 16; “Zózimo,” JB (28.9.1972), cad. B, 3; “Guarda-vidas . . .,” JB (2.10.1972), 16; Carlos Drummond de Andrade, “O busto . . .,” JB (5.10.1972), cad. B, 5; “Façanha explica . . .,” JB (22.10.1972), 26; “Façanha desconhece . . .,” C da M (22-23.10.1972), 8; “Juiz nega . . .,” C da M (28.10.1972), 4; Monique Evans, “1980: o verão do topless,” O Gl (2.12.2007), R O Gl, 45; “PM prende mulher . . .,” O Gl* (18.1.2000); “Liberdade . . .,” JB* (18.1.2000); “Atuação da Polícia . . .,” O Gl* (18.1.2000); “Garotinho acha exagero . . .,” O ESP* (18.1.2000); “Mulheres de peito . . .,” JB* (19.1.2000); “Conde decreta . . .,” JB* (19.1.2000); “Topless, nudismo . . .,” O Gl* (21.1.2000); “Topless: . . .?,” JB* (22.1.2000); field observations (2001-09); “Bom tempo . . .,” O Gl* (4.2.2006). 62

Likewise, in its voter information section for the 2006 national elections, O Globo’s on-line site informed readers that, although they could vote wearing shorts and flip-flops, “bathing suits will not be tolerated” at polling 37


a matter of both public decorum and morality. At times, moreover, the police were remarkably explicit about which parts of the male body for reasons of morality needed to be covered or more thoroughly covered: not only the chest and the thighs, but also the crotch area. Thus, in 1924, the delegado in Flamengo in his orders specifically required men to wear trunks that covered most of their thighs (no more than “four fingers . . . above the knee”) and jerseys that did not reveal too much of their chests or backs. Those jerseys, in turn, had to be pulled down over their trunks “so as to maintain decency.” Seven years later, Batista Luzardo’s regulations prohibited men from going topless and wearing short trunks. João de Freitas Ferreira, a beach-going resident of Copacabana, in a letter to the Diário da Noite criticizing those regulations, did more than claim that jerseys for men were becoming superfluous. Understanding the reason for the ban on short trunks, Ferreira argued that, if the police were worried about ensuring “decency,” they were missing their target. Trunks, in his view, could be both “short and decent.” “Decency” depended not on length, but on the quality of the knit used in manufacturing the trunks. Longer trunks, according to Ferreira, tended to be made of thinner, lower-quality fabric; once wet, they lost their shape and clung embarrassingly to the male bather’s nether parts. Shorter trunks made of better-quality fabric, by contrast, held their shape even when wet. Longer trunks, to make matters worse, were often loose-fitting; consequently, when a man sat down on the sand, the revealing result could easily be, in Ferreira’s words, “a disaster!”63

stations. “W earing only a pair of trunks or a bikini, a voter can be prevented from casting a ballot.” http://oglobo.globo.com/pais/eleicoes2006/mat/2006/08/285286158.asp (access on 1.10.2006). Also note that, in some cases, the dress codes imposed for reasons of decorum and decency at government and private institutions in Brazil are stricter for men than for women. Thus, they permit the entry of women with bared legs and arms, but bar men with bared legs and arms. That is, women in short skirts (even skirts above their knees) and sleeveless blouses may enter, but not men in shorts (even bermudões) or singlet-style shirts. 63

“A policia . . .,” C da M (19.1.1924), 3; “O policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3. See also KLixto, “A Esthetica e a Moral,” DQ (8.2.1922), n.p.; “O policiamento . . .,” B-M (3.10.1926), 2; and “O nudismo . . .,” B-M (4.4.1936), 2. By 1938, Jantzen would be selling men’s trunks with embedded athletic supporters. B-M (14.5.1938), 10. 38


Now it is hardly conceivable that all of the police chiefs and delegados – all of them men – who issued orders about men’s suits feared seeing other men’s less-than-fully-dressed bodies in public. In some cases, they may have been worried about homoeroticism; but, if so, they kept those worries out of their orders, which never even alluded to the matter.64 Nor can the influence of the Catholic church explain those orders; conservative Catholics who denounced “nudism” at the beach focused almost exclusively on women’s bathing attire. The main explanation for the recurring preoccupation with the male body instead lies in gender norms. At the time, those norms allowed and even encouraged men to fix their gaze appreciatively and more or less discreetly, in public, on women’s bodies, whether the women in question were fully dressed or in bathing suits. Indeed, just as in the nineteenth century, men might go to the beach just for the purpose of “girl-watching.” Articles and other sources at the time and in later decades touted the possibility of seeing dozens and even hundreds of minimally dressed beautiful women as one of the main attractions that Copacabana and Ipanema offered men. Here it is not out of place to recall that Ipanema as a beach owes much of its international fame to an unabashedly “girl-watching” song: Tom Jobim’s and Vinícius de Moraes’s 1962 hit, “Garota de Ipanema.” Likewise, in the early 1930s, some male journalists who supported the police restrictions on men’s bathing attire objected to the restrictions on women’s suits. The male body, in their view, was

64

Gender anxieties did characterize the 1920s and early 1930s. For instance, the almofadinha, the dandy who corresponded to the melindrosa (roughly, the Brazilian equivalent of the flapper), was sometimes depicted as effeminate. Thus, in commenting on the 1931 regulations, one social columnist wrote: “As is known, elegant society in Rio is divided into three perfectly characterized sexes: male, female, and almofadinha.” The columnist added that the police had made clear what the first two sexes should wear at the beach. “The great unknown” was how beach-going almofadinhas should dress. “Bric-à-brac,” D de N (15.1.1931), 2 a seção, 15. That is the only clear allusion to homosexuality I found in contemporary discussions of the police campaigns. On the almofadinha as effeminate, see also Gomes, Um espelho, 223-26. Also note that the standard histories of male homosexuality in the Brazil do not mention the police campaigns. James N. Green, Beyond Carnival: Male Homosexuality in Twentieth-Century Brazil (Chicago: Univ. of Chicago Press, 1999); and João Silvério Trevisan, Devassos no paraíso: a homossexualidade no Brasil, da Colônia à atualidade, 3d ed., rev. and enl. (Rio de Janeiro: Record, 2000). Also note that consensual sex between two men was not, per se, a crime in Brazil at the time. 39


ugly, especially in the case of hairy men, who looked like “monkeys” and “orangutans.” The presence of semi-naked men at the beach thus violated “the laws of aesthetics”. But, those journalists argued, the bodies of young women represented “the supreme expression of art” and, hence, could not be “immoral.” The real “crime” would be to force them to wear less revealing suits, thereby depriving men of the opportunity to appreciate “in profound ecstatic pleasure” their bodies at the beach.65 Yet, from the point of view shared by the police authorities who imposed restrictions on men’s suits and by the journalists who supported those restrictions, female modesty demanded an altogether different attitude from “respectable,” “family” women when it came to looking at the male body. Instead of overtly appreciating men’s partially undressed bodies, women ought to blush and turn their eyes away; or, better still, the police should shield them from even seeing men in short trunks or without jerseys. Complaints about men’s suits did indeed bring up the need to protect women. Those complaints, which more than once called for police action, sometimes stressed that men in revealing suits were offending “families.” By itself, the term families indicated the presence of women at the beach. It further implied not only that they were accompanied by their husbands or fathers, but also that they were at least minimally “respectable” and, hence, deserved protection. Other complaints explicitly claimed that the “licentious spectacle” of “indecently” dressed men “scandalized” the “senhoras” and “senhorinhas” at the city’s beaches.66

65

“Bric-à-brac,” D de N (10.1.1931), 2 a seção, 15; “O nú . . .,” C da M (13.1.1931), 6; “A campanha . . .,” B-M (8.2.1931), 5. See also “V s,” C da M (18.12.1925), 5; “N s,” JB (6.1.1926), 9; “Pela moral . . .,” B-M (6.2.1927), 1; Peregrino [Júnior], “Um sorriso . . .,” Cta (22.9.1928), 26-27, esp. 27; Benjamim Costallat, “A moral . . .,” O Crz (12.2.1932), 10; “Porque [sic] sou pelo nudismo das mulheres,” JB (15.1.1933), 16; “A nudez . . .,” JB (11.11.1938), 5; as well as “Attentado . . .,” O M (10.4.1926), 18. 66

“Policia . . .,” J do C (14.3.1917), 3; “Vida . . .,” O Pz (3.3.1918), 2; “N e N,” G de N (24.1.1920), 1; “Attentado . . .,” O M (10.4.1926), 18; “E e N: Os banhos . . .,” JB (23.11.1927), 5; “T&N: A policia . . .,” C da M (1.1.1930), 4; “Nem tanto . . .,” B-M (29.12.1929), 1; “Pelo decoro . . .,” JB (8.12.1935), 10. See also “Edificante! . . .,” JB (25.3.1912), 5; “N s,” O Imp (23.13.1913), 6; “T&N,” C da M (26.1.1915), 2; “N s,” O Imp (26.11.1917), 6; “C da c,” JB (8.1.1941), 6; “Pergunta . . .,” D de N (2.12.1947), 2 a seção, 3; “Banhistas . . .,” D de N (9.1.1949), 4; as well 40


Thus, at bottom, the recurring preoccupation with men’s bathing attire and the male body had at least as much to do with women as with men. Men, or at least those men who supported the police restrictions, believed that it was necessary to safeguard women from seeing other men’s bodies in revealing suits. In some cases, they may have been worried about competition from younger, more attractive men. Nevertheless, even in such cases, their worries would have reflected deeper concerns about female sexuality; they feared that, if allowed to see the bodies of handsome, well-built men, “their” women – their wives, daughters, sisters, and girlfriends – might fail to control themselves and their sexual instincts.67 For their part, critics and opponents of the campaigns did more than ridicule the police measures as “prudish” and as the product of “an hysterical attack of moralism.” They also went beyond complaining that the police were sometimes inconsistent in enforcing their regulations and that the authorities had more pressing duties, such as preventing thefts and assaults and pursuing “real” criminals.68 Against the campaigns, critics and opponents brought to bear a battery of closely

as “T&N,” C da M (20.1.1928), 4; and “T&N: Mercadores . . .,” C da M (24.11.1928), 4; and cf. K-Lixto, “A Esthetica e a Moral,” DQ (8.2.1922), n.p. 67

The issue of the male body at the beach would reemerge in a very different way in 1979, when, on returning from exile, Fernando Gabeira, a well-known leftist (involved in the 1969 kidnapping of the U.S. ambassador), appeared at Post 9 in Ipanema. Not having a suit of his own, he wore a crocheted tanga (string-bikini bottoms) that his (female) cousin had lent him. The tanga, which he continued to wear, provoked considerable debate among intellectuals on the left. See Ruy Castro, Ela é carioca: uma enciclopédia de Ipanema (São Paulo: Companhia das Letras, 1999), 31-32; and Scarlet Moon de Chevalier, Areias escaldantes: inventário de uma praia (Rio de Janeiro: Rocco, 1999), 59-60. 68

“A moral . . .,” R da S (27.1.1923), n.p.; Théo-Filho, “O nú . . .,” B-M (3.2.1924), 6; “As sereias . . .,” R da S (14.2.1925), 20; “T&N,” C da M (9.12.1925), 4; “As praias . . .,” VP (13.12.1925), n.p.; “E e N: De sobrecasaca . . .,” JB (31.1.1926), 5; “Elegancias . . .,” JB (10.12.1926), 11; Peregrino [Júnior], “Block-Notes,” Cta (7.3.1931), 36; “O policiamento . . .,” O Jnl (13.1.1931), 4; “O policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3; J.E. de M acedo Soares, “Calções . . .,” DC (18.1.1931), 1; “Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6; “Os banhos . . .,” Cta (24.1.1931), 32; “E e N: Policia . . .,” JB (4.1.1934), 5; “T&N: A policia . . .,” C da M (4.12.1934), 4; “Tomara . . .,” D de N (28.11.1948), 2 a seção, 3; “Crise . . .,” D de N (29.12.1948), 4; Joel Silveira, “Guerra,” D de N (10.12.1949), 2; and “Polícia que se desmoraliza . . .,” D de N (28.2.1950), 2. See also “Bin,” G de N (13.1.1927), 5; M. Paulo Filho, “A policia . . .,” C da M (16.1.1931), 4; “N s,” JB (2.12.1932), 12; “T&N: Os cachorros . . .,” C da M (29.1.1935), 4; “T&N: O policiamento . . .,” C da M (15.12.1937), 4; and “O direito . . .,” D de N (15.12.1949), 2 a seção, 5 41


intertwined arguments. For instance, in the 1920s and 1930s, they drew on the image of beach-going as a “hygienic” and “eugenic” activity. By taking in the sun’s “beneficial rays” and by practicing sports at the beach in minimal attire that did not fetter their movements, young men and women not only improved their health, but were also helping give rise to a new “race” of “bronzed,” “athletic” and “beautiful” Brazilians who would put their scrawny and pale forebears to shame. Beach-going “nudism,” from that perspective, was moral because it was “hygienic” and “eugenic.” From there, it also followed that, by prohibiting sports at the beach and by imposing restrictions on bathing attire, the police were doing a “disservice to public health” and jeopardizing efforts to improve Brazil’s “racial health.”69 Critics and opponents went further: they challenged the very morality of the moralizing campaigns. Arguing that standards of decency vary over time and from place to place, they insisted that immorality lay in the eye of the beholder. Thus, if the authorities and stern puritans (“catões”) saw immorality in more abbreviated suits, that merely reflected their own prurience and less-thanhealthy imaginations. Frederico Dompré, a young beach-going resident of Copacabana, who, along with along with his friends, opposed Batista Luzardo’s prohibition of male toplessness, made that very point. In a letter to O Globo, he declared that “only a profoundly morbid and immoral imagination could become excited” by the sight of a man’s bared chest. Supporters of shorter women’s bathing costumes and the maillot drew on similar arguments. The shorter bathing costumes used in the early and mid-1920s, they claimed, were no more revealing than the dresses and gowns worn by women at the time on the streets and at dances. In the past, they noted, a “degenerate curiosity” had led men to go to extraordinary lengths just to catch a glimpse of a 69

“Chroniqueta,” B-M (21.1.1923), 1; “Os banhos . . .,” G de N (14.12.1926), 1; “O policiamento . . .,” O Jnl (13.1.1931), 4; “Nas praias . . .,” A Nte (13.1.1931), 2d ed., 1; M . Paulo Filho, “A polícia . . .,” C da M (16.1.1931), 4; “Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6; Bandeira, “De nudez . . .,” 39-40; Peregrino Júnior, “Um sorriso . . .,” Cta (7.3.1931), 21; “Urca- . . .,” B-M (12.12.1931), 5; “Polícia . . .,” B-M (28.5.1932), 6. See also “O maior derivativo . . .,” O Jnl (15.1.1930), 3; and SHB, chap. 4. 42


woman’s leg. But, now with the adoption of shorter costumes and even more so with the introduction of the maillot, men had become accustomed to seeing women’s legs and the curves of their silhouettes in form-fitting suits. As a result, the police restrictions might revive, amongst men, an unwholesome obsession with the female body. That line of reasoning led Careta in 1931 to argue that, in combating “nudism” at the beach, the police were “poison[ing] eyes and minds with their mediaeval and black ideas” and, thereby, “propagating immorality.”70 In challenging the morality of the moralizing campaigns, critics and opponents also pointed to the “disturbances” and “scandals” that the police provoked at the beach. The “scandals” that, in their view, perhaps best demonstrated the questionable morality of the campaigns came in the 1920s and early 1930s, when guardas routinely asked women to open their robes before stepping off the sidewalk and onto the sand. In some cases, they reportedly did not wait for a woman to open her robe; instead, they “boldly” took it upon themselves to open it for her. Either way, the guarda would then inspect her suit. That “humiliating” and “vexatious” procedure gave “an unknown man” the opportunity to ogle close up the woman’s body. Worse still, if the guarda insisted on measuring her suit, he might end up touching her bared thigh. Although the guardas were merely following orders, some of them may have taken advantage of those orders when it came to inspecting the suits and hence the bodies of attractive younger women. But, whether they did so or not, female bathers could easily interpret their actions as “scandalous”; overstepping their bounds, the guardas were being nothing less than “insolent” and “fresh.” Beira-Mar in 1931 singled out the inspection of women’s 70

“Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6; “Bin,” G de N (12.2.1922), 4; “A moral . . .,” R da S (27.1.1923), n.p.; DQ (31.1.1923), cover; Théo-Filho, “O nú . . .,” B-M (3.2.1924), 6; “Elegancias . . .,” JB (10.12.1926), 11; “Maillots,” B-M (18.4.1926), 1; “Bin,” G de N (13.1.1927), 5; “N s,” JB (21.1.1927), 10; “Bin,” G de N (23.1.1927), 5; “Bin,” G de N (25.1.1927), 5; “Bin,” G de N (8.1.1928), 5; “Bin,” G de N (28.11.1928), 4; Bandeira, “De nudez . . .,” 40-43; “Policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3; “Os banhos . . .,” Cta (24.1.1931), 32; Peregrino [Júnior], “Dona . . .,” O Crz (24.1.1931), 46; idem, “Um sorriso . . .,” Cta (31.1.1931), 16; idem, “Um sorriso . . ., Cta (7.3.1931), 20-21; “Policia . . .,” B-M (28.5.1932), 6. See also “As de cá,” DQ (16.2.1921), n.p.; “O nú . . .,” O M (2.2.1924), n.p.; “O banho . . .,” R da S (29.12.1928), n.p.; “Dona . . .,” O Crz (15.12.1928), 41-42, esp. 42; “A policia . . .,” B-M (25.12.1925), 3; and Gomes, Um espelho, 246; and cf. Horwood, “‘Girls,’” 659-60. 43


suits as one of the main ways the police were “demoralizing morality” at the city’s oceanfront beaches. Even the Jornal do Brasil, which generally supported the campaigns, recognized that examining women’s suits posed a delicate problem. It therefore suggested in 1936 the solution adopted at some U.S. seaside resorts, where the task fell to specially designated policewomen. But, less than a month later, the paper withdrew the suggestion. Its editorial staff had seen photos of those on-duty female officers in bathing suits; they were, according to the paper, even “less dressed” than the women at Rio’s beaches.71 It was not just women who took offense when the police inspected their suits; their husbands, fathers, brothers, and boyfriends could also find the procedure objectionable. Many men certainly did not welcome the idea of an “unknown man” examining in public the bodies of their wives, daughters, sisters, and girlfriends. But, just as important, the procedure represented an intrusion into their patriarchal authority. The police, as Para Todos put it in 1925, were “invad[ing] the duties” that properly belonged to “heads of families.” Six years later, in 1931, a group of beach-goers in Copacabana argued that, “If a father or brother takes family girls (moças de família) to the beach in short maillots, it is because they think that that is all right. The police,” they added, “have no right to interfere in such matters.” More than 150 residents of Copacabana that same year voiced similar opinions in a petition complaining about Batista Luzardo’s regulations. According to the petition, “the family fathers of Copacabana” had “always known how to ensure that members of their households dressed and behaved decently” at the beach. They therefore found it “exceedingly

71

“Oscar Lopes, “Panos . . .,” O Pz (19.1.1923), 3; Alvaro Penalva, “Pela rama,” G de N (27.1.1924), 1; ThéoFilho, “O nú . . .,” B-M (3.2.1924), 6; “O policiamento . . .,” O Jnl (13.1.1931), 4; “O excesso . . .,” D de N (14.1.1931), 1; “O policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3; “O decrescimo . . .,” B-M (8.3.1931), 1; Humberto de Campos, “Notas . . .,” O Jnl (24.1.1931), 4; “Desmoralisando . . .,” B-M (3.10.1931), 1; “Instantaneos . . .,” C da M (29.12.1931), 7; “O nudismo . . .,” JB (11.12.1936), 5; “O nudismo . . .,” JB (30.12.1936), 5. See also Moreyra, A cidade, 112; “As banhistas . . .,” Cta (23.2.1924), n.p.; “Urca -. . .,” B-M (19.12.1931), 5; and “T&N: Os banhistas . . .,” C da M (9.1.1931), 4; and cf. F. Corrêa da Silva, A banhista do Flamengo (1928), AN, ASDPA, PT, cx 59, no. 1400, fols. 1-2 (do segundo ato). 44


disagreeable” that the police were now resorting to “force to compel” bathers at that beach to adopt extremely conservative suits (“uma indumantária rigoríssima”). The expression “family fathers (pais de família)” used by the petitioners did not mean simply “fathers of families”; rather, it referred specifically to fathers who, as fathers and husbands, exercised patriarchal authority over their children and wives.72 Critics and opponents also pointed indirectly to an intrusion into patriarchal authority when they alleged that the police through their actions “humiliated” and “embarrassed” “families.” Patrolmen and other police officers, they claimed, insisted on inspecting even the suits of children as young as three or four who went to the beach with their parents. The inspections reportedly frightened the children. For parents, frightening young children scarcely seemed an appropriate way to moralize the beaches and make them fit for “families,” ostensibly one of the goals behind the campaigns. They could also question how the police could find immoral a child’s partially undressed body. More to the point, from their perspective, parents and, more specifically, fathers, rather than the police, had the right to decide what sort of suits their children should wear. A resident of Copacabana told Beira-Mar in 1931 that he had barely managed to hold back his “indignation” when a guarda chastised his small children for not wearing robes while on the way to the beach in his company and when, on another occasion, a police officer reproached his wife for having her robe open on the street. But, as he admitted, if he had reacted on either occasion, he would have certainly ended up under arrest. Rather than swallow further public challenges to his authority as a father and husband, he had decided that he and his family would forgo spending their weekend mornings at the

72

“Caixa . . .,” PT (14.2.1925), 14-15; “Acabou-se . . .,” D da Nte (6.1.1931), 10; “A policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 3; Houaiss, s.v. pai. See also Oscar Lopes, “Panos . . .,” O Pz (19.1.1923), 3; “Pela moral . . .,” B-M (6.2.1927), 1; “O decrescimo . . .,” B-M (8.3.1931), 1; and “O conceito . . .,” B-M (19.12.1931), 1. 45


beach.73 In their campaigns, the police not only ran up against claims to patriarchal authority; they also confronted social class and assertions of class privilege. For instance, editorials and articles criticizing the inspection of women’s suits did not refer to women in general. Indeed, they almost entirely overlooked women subjected to that procedure at beaches in the city center and in the suburbs. They, instead, made a point of noting that the women obliged to open their robes were “ladies” of “the highest distinction” who frequented Copacabana and the city’s other “aristocratic” beaches; they haled from the city’s “most distinguished families” and hence deserved “the greatest reverence and respect.” The Diário de Notícias was typical in that regard. The paper, which initially supported Batista Luzardo’s regulations, changed its position within a week, noting that the police had gone so far as to inspect the suits of “high-society ladies” who belonged to “our most noble families.”74 Many of those “high-society ladies” and their daughters went to the beach in revealing suits not only to impress their women friends – after all, women often try to impress, through their clothing, other women –, but also in the hopes of being noticed by men. Yet the men they had in mind were not the guardas posted at the beach, who were overwhelmingly of humble origins and whose occupation placed them in the lower ranks of society. The press sometimes alluded to the lowerclass backgrounds of patrolmen and other police officers by referring to their limited education, resulting in errors in their spoken Portuguese and in crude misinterpretations of the orders they

73

“Policia selvagem,” FF (2.2.1924), n.p.; “O policiamento . . .,” B-M (13.1.1931), 4; M . Paulo Filho, “A policia . . .,” C da M (16.1.1931), 4; “A campanha . . .,” B-M (8.2.1931), 5; “O decrescimo . . .,” B-M (8.3.1931), 1; Na praia,” C da M (13.12.1949), 22. 74

Oscar Lopes, “Panos . . .,” O Pz (19.1.1923), 3; Alvaro Penalva, “Pela rama,” G de N (27.1.1924), 2; “As praias . . .,” VP (13.12.1925), n.p.; “O policiamento . . .,” O Jnl (13.1.1931), 4; “O policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3; “A policia . . .,” D de N (9.1.1931), 2;“O excesso . . .,” D de N (14.1.1931), 1; “Desmoralisando . . .,” B-M (3.10.1931), 1. See also Caulfield, “Getting into Trouble,” 158-59. 46


received, and to their supposedly tactless behavior. Thus, Fon-Fon! in 1924 claimed that, lacking “the most rudimentary notions of sociability,” the police assigned to the beach dared to address “ladies with the same almost savage fury that they use in speaking to elements of other social levels, with whom they are accustomed to dealing on a familiar basis.” Careta, that same year, brought up a matter that the press generally avoided in criticizing the police; namely, race, which partly overlapped with class. The magazine described the patrolmen who enforced the moralizing measures as “a bunch of kinky-haired and thick-lipped blacks.” Careta did not need to add that the “ladies” who frequented Rio’s “aristocratic” beaches regarded themselves as respectable and as white and hence believed that they deserved deference from guardas and especially from AfroBrazilian guardas.75 For critics and opponents, the police showed a similar lack of deference in dealing with men who frequented those beaches. For example, in 1924, Álvaro Penalva in his column in the Gazeta de Notícias reported the case of “a young college student (acadêmico) from a respectable family” who, in Copacabana, fled arrest for violating the police dress codes; he apparently left the beach without putting on a sports coat or robe. The police later caught up with him and put him behind bars as though, in Penalva’s words, he were some sort of “low-life.” His friends could have easily secured his release within a few hours’ time, but, displaying “true manly dignity,” he had challenged the police commissar who had admonished him “with grossly impolite words.” The following day, an acquaintance who was a judge did obtain his release. The judge, according to Penalva, was “disgusted” by the student’s arrest, which he regarded as an “arbitrary act.”76

75

“Policia selvagem,” FF (2.2.1924), n.p. (my emphasis); “Looping the loop,” Cta (2.2.1924), n.p. See also, e.g., Peregrino [Júnior], “Abotoando . . .,” O Jnl (13.1.1931), 10; “Iniciou-se . . .,” O Gl (12.1.1931), 3; M. Paulo Filho, “A policia . . .,” C da M (16.1.1931), 4; “Desmoralisando . . .,” B-M (3.10.1931), 1; Darcy, “Vida e morte . . ., D de N (18.1.1948), 3 a seção, 1; and “O dia policial,” C da M (18.1.1949), 5. 76

Alvaro Penalva, “Pela rama,” G de N (27.1.1924), 2. 47


Seven years later, in January 1931, O Jornal complained that, in their “stupid task of pursuing beach-goers,” the police, who often were not “sufficiently polite,” stopped even “respectable gentlemen” to measure their trunks. It offered as an example a “scandal” created by the police in Copacabana when they tried to haul away in a paddy wagon “a high-ranking army officer” in short trunks. Only protests by other bathers saved the officer from arrest. The same paper, a few days later, claimed that the police were treating beach-goers in Copacabana in the same way that they dealt with the “malandros do morro da Saúde”; that is, the hustlers, ruffians, rogues and petty criminals from one of the city’s best-known favelas. The Jornal do Brasil also raised the matter of social standing in a 1933 editorial criticizing the police in Niterói, on the other side of Guanabara Bay. The authorities there, in one more attempt to moralize that city’s beaches, had arrested a young resident of Rio for aiding a few other male bathers who, because they were not properly dressed, were fleeing the police. The Jornal do Brasil asked, “What crime did he commit?” The answer was obvious: he had helped others escape arrest. The editorial, instead of acknowledging that fact, stressed that the young man in question was a businessman from “an esteemed family” who therefore knew how “to behave himself in public.” Yet, the Niterói police, failing to take that into account, had treated him as though he were “an habitual hooligan.” The police, according to the paper, had thus committed an “arbitrary” act of “excess.”77 The law, in other words, was not for everyone. Rio’s police, with a reputation for brutality dating back to the nineteenth century, could treat roughly the city’s lower classes and resort to violence in dealing with malandros from shantytown slums. But, with well-off and wealthy cariocas, they needed to alter their behavior; they ought to be “polite” and show “due respect” in dealing with “their social betters.” They should likewise take social standing into account in applying the law.

77

“O policiamento . . .,” Jnl (13.1.1931), 4; “A policia . . .,” O Jnl (16.1.1931), 2; “E e N: Excessos . . .,” JB (28.1.1933), 5. See also “O excesso . . .,” D de N (14.1.1931), 1; and “Policia . . .,” D de N (28.2.1950), 2. 48


Copacabana, as the Diário da Noite noted in reporting on the first days of Batista Luzardo’s campaign, was “the beach frequented by the elite”; consequently, the police there needed to act “with the greatest diplomacy.” The Correio da Manhã on the same occasion observed that, “although it may seem paradoxical,” beach-goers in Copacabana had given the police the most trouble. “Elegant folks,” the paper explained, “do not like to be bothered and, therefore, disregard the orders they receive.”78 All of this recalls the classic question, “Você sabe com quem está falando? (Do you know whom you’re talking to?).” The question, although not peculiar to Brazil, does have a long tradition in Brazilian culture. It amounts to an attempt to use higher social rank or powerful connections or even just a claim to higher social rank and powerful connections to get round normal bureaucratic procedures or to circumvent the equal application of the law. Bathers in Copacabana and at the city’s other oceanfront beaches did, in fact, resort to the question in their confrontations with the police in the 1930s and late 1940s.79 A group of young playboys who staged a good-humored protest against the police measures in 1949 did not resort to it, but might as well as have done so. On a bright Sunday morning in

78

“Desmoralisando . . .,” B-M (3.10.1931), 1; “Acabou-se . . .,” D da Nte (12.1.1931), 2; “O primeiro dia . . .,” C da M (13.1.1931), 3. See also, e.g., “Iniciou-se . . .,” O Gl (12.1.1931), 3; and “Polícia que se desmoraliza . . .,” D de N (28.2.1950), 2. On the police, see Thomas Holloway, Policing Rio de Janeiro: Repression and Resistance in a 19th-Century City (Stanford: Stanford Univ. Press, 1993); Marcos Luiz Bretas, A guerra das ruas: povo e polícia na Cidade do Rio de Janeiro (Rio de Janeiro: Ministério da Justiça, Arquivo Nacional, 1997); idem, Ordem. See also Marc Adam Hertzman, “Surveillance and Difference: The Making of Samba, Race, and Nation in Brazil (1880s-1970s)” (Ph.D. diss., Univ. of W isconsin-Madison, 2008); and Brodwyn Fischer, A Poverty of Rights: Citizenship and Inequality in Twentieth-Century Rio de Janeiro (Stanford: Stanford Univ. Press, 2008). 79

“Nas praias . . .,” A Nte (12.1.1931), 3; “Iniciou-se . . .,” O Gl (12.1.1931), 3; “Acabou-se . . .,” D da Nte (12.1.1931), 2; “Abusos . . .,” “Copacabana antiga – Copacabana moderna,” B-M (29.1.1938), 3: “Tomara . . .,” D de N (28.11.1948), 2 a seção, 3. See also “Quinzena . . .,” B-M (20.1.1924), 5; “Abusos . . .,” B-M (29.6.1930), 1; Humberto de Campos, “Notas . . .,” O Jnl (24.1.1931), 4; “E e N: Ordens . . .,” JB (29.1.1931), 5; “O ‘Dia do Banhista’ . . .,” C da M (27.12.1936), sup., 11; and “Contra o nú,” D de N (6.9.1938), 2 a seção, 7. On “Você sabe com quem está falando?,” see Roberto DaM atta’s often cited essay in his Carnavais, malandros e heróis: para uma sociologia do dilema brasileiro, 5th ed. (Rio de Janeiro: Guanabara, 1990), chap. 4. 49


December of that year, the playboys, wearing bathing trunks, shirts, ties, tuxedo jackets or swallowtail coats, and also, in some cases, top hats, staged a motorized caravan along Copacabana’s beachfront Avenida Atlântica. Driving convertibles, they were accompanied by young women in “daring” bathing suits who also wore fox stoles and other “furs worth millions.” The protesters, whose slogan was “Fewer shirts!,” sang an improvised cancan with words proclaiming their willingness “to give up” not their lives, but rather their “bodies pela liberdade dos costumes.” “Pela liberdade dos costumes” was in this context a pun: it would translate roughly as “for the freedom of social conventions,” but could also be understood as meaning “for the freedom of dress.” Then, still in their tuxedo jackets and swallow-tails, some of the playboys, after a game of volleyball on the sand, plunged into the waves. Perhaps not by chance, the playboys chose to hold their protest on the very same Sunday morning that conservative Catholics were gathering in the city’s center to attend the solemn inauguration of the Legion of Decency.80 In their protest, the playboys took care to flaunt the fact that they belonged to the wealthier segments of society. No one could doubt that on seeing their “elegant” convertibles, their “perfect haut-bourgeois dress,” and the expensive furs that the women wore. Any lingering doubts would have disappeared when onlookers witnessed some of the playboys extravagantly ruin their tuxedo jackets and swallowtail coats by diving into the sea. Before that, the playboys had taunted the 80

“Começou a repressão . . .,” D da Nte (12.12.1949), 1, 6; “Peles e cartolas . . .,” D da Nte (12.12.1949), 2d ed., 12; Millôr Fernandes, “A verdade andava nua,” O Crz (31.12.1949), 12-19. See also Boechat, Copacabana Palace, 73-74, who classifies the women who took part in the protest as “prostitutes.” That would not be impossible, but reports at the time did not even remotely insinuate anything along those lines. E.g., the Correio da Manhã described them as “granfas, garotas e brotinhos”; that is, as women from the fashionable set, girls, and attractive teenagers. “P&R,” C da M (13.12.1949), 4. According to Ruy Castro (Ela é carioca, 255-56), Millôr Fernandes, who reported on the protest for O Cruzeiro, also helped organize it. The protest had precedents, such as the 1878 incident described in SHB, chap. 2. For other precedents, see “Os banhistas . . .,” JB (15.1.1924), 6; and “Iniciou-se . . .,” O Gl (12.1.1931), 3. In all likelihood, the playboys were unaware of those precedents. But they may well have seen a 1948 cartoon satirizing the police repression; in it, the police keep under close watch Copacabana, where beach-goers wear swallow-tail coats and top hats or, in the case of women long formal gowns. Darcy, “Vida e morte . . .,” D de N (18.1.1948), 3 a seção, 1. Police efforts to prohibit female toplessness in 2000 also provoked a good-humored protest. “Mulheres de peito . . .,” JB* (19.1.2000). 50


guardas they encountered along the way, asking them, “Is this enough?” Even so, the police maintained “a respectful and almost submissive attitude.” The Diário da Noite explained that attitude by pointing out that policemen fell into the category of ordinary “mortals” who relied on wages and occasional odd jobs to get by. Among “the majority of [such] mortals,” “a top hat . . . always inspires respect.” That was especially true in the case of “the police authorities, who fetishize social importance.” “The worst and most ferocious Commie (comuna),” according to the Diário, could attend “a violent and subversive rally”; but, if that “Commie” were wearing a top hat and tails, the police would “not lay a hand on him.”81 The paper may have exaggerated the leniency with which the police would treat Communists in formal dress. It nevertheless did interpret correctly the playboys’ protest: through their dress and with their cars, they were invoking social distinctions to challenge the police and to place themselves beyond the day-to-day authority of the police. The social distinctions invoked by beach-goers in Copacabana and Ipanema help explain the repeated complaints about the “arbitrary” “excesses” committed by the police, the “scandals” they caused, and their rude and even “savage” behavior. In 1931, Frederico Dompré, as spokesman for a group of beach-goers in Copacabana, went so far as to assert that, under Batista Luzardo, the police had “implanted a regime of terror” at that beach.82 Rio’s police were certainly not London bobbies. They undoubtedly did commit some excesses and were at times less than polite. And it may well be that some policemen took advantage of the moralizing campaigns to carry out small acts of class revenge against “their social betters.” But, from the available sources, it is impossible to determine

81

“Peles e cartolas . . .,” D da Nte (12.12.1949), 2d ed., 12. See also the sources cited in the previous note.

82

“Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6 (Dompré’s claim). See also, e.g., “Policia selvagem,” FF (2.2.1924), n.p.; Alvaro Penalva, “Pela rama,” G de N (27.1.1924), 2; Théo-Filho, “O nú . . .,” B-M (3.2.1924), 6; “O excesso . . .,” D de N (14.1.1931), 1; “A policia . . .,” O Jnl (16.1.1931), 2; “Echos,” O Gl (17.1.1931), 2; Humberto de Campos, “Notas . . .,” O Jnl (24.1.1931),4; “A campanha . . .,” B-M (8.2.1931), 5; “Desmoralisando . . .,” B-M (3.10.1931), 1; T&N: Nada de excessos . . .,” C da M (3.11.1934), 4; and “Tomara . . .,” D de N (28.11.1948), 2 a seção, 3; as well as “Futebol nas praias . . .,” D de N (25.1.1952), 4. 51


how common excesses were or the extent to which police officers were truly impolite in dealing with well-to-do and wealthy beach-goers. Those sources do, it is true, document the violence of the Polícia Especial in the late 1940s. Yet, otherwise, they mention almost no specific acts of police violence.83 At bottom, none of that matters. Or, at least, it would not have mattered to Rio’s upper and upper-middle classes. From their perspective, the duties of the police consisted chiefly of maintaining “order” by keeping under control the lower classes. Those duties did not include interfering with the leisure activities of “noble” and “distinguished families” from the “most select segments of society.” Any such interference, from their perspective, would constitute an “excess” that, by itself, demonstrated a lack of “due respect” and that could only lead to “violent” and “arbitrary” acts. In the case at hand, the police were interfering with an activity that, for many members of Rio’s upper and upper-middle classes, had become an important focus of their social life. The police measures curtailed their “freedom” to amuse themselves with family and friends on the sand and to demonstrate status by being seen at the oceanfront beaches. Those measures thereby threatened to put an end to the “cheerful joy” of beach-going and to spoil the daily “party of sun and sea” and “the parade of elegance” that Copacabana offered in the summer. During the campaigns, according to critics, the presence of numerous policemen, with their paddy wagons, gave the beach a “war-like” appearance that frightened many bathers, who, as a result, preferred to stay at home.84

83

The only other specific reference to police violence I located dates from 1937, when the police stopped a shirtless male bather returning from Santa Luzia beach and ordered him to put on his shirt; he refused, protesting that it was too hot. In the ensuing scuffle, the police roughed him up and shot and wounded him. It is also true that, 1931, a police officer drew his revolver at Post 6, but did not fire it. The day before, the primeiro delegado auxiliar (roughly, assistant police chief) admitted that “excesses” had been committed in enforcing the moralizing measures, but claimed that “intruders” were responsible for them. He did not explain who the “intruders” were or how they had infiltrated the police. “Que calor! . . .,” C da M (3.12.1937), 7; “A policia . . .,” O Jnl (16.1.1931), 2; “Echos,” O Gl (17.1.1931), 2; “T&N: A acção . . .,” C da M (17.1.1931), 4; “O nú . . .,” D da N (14.1.1931), 2d ed., 1. 84

See, e.g., Oscar Lopes, “Panos . . .,” O Pz (19.1.1923), 3; Théo-Filho, “O nú . . .,” B-M (3.2.1924), 6; “Notas mundanas,” O Jnl (15.1.1928), 2 a seção, 7; Peregrino Júnior, “Calor,” O Jnl (29.12. 1928), 12; idem, “A festa . . .,” O 52


The restrictions on bathing attire, in turn, prevented wealthy and well-to-do beach-goers from keeping up to date with European and U.S. fashions, which was another way of demonstrating status. “High-society ladies” and their daughters who went to the beach in revealing suits could claim that their suits matched those seen in Vogue and Harper’s Bazaar; Hollywood starlets as well as women who gathered at the beaches in Deauville, Miami, Biarritz, and Palm Beach or on the Riviera wore similar suits. Thus, their beach-going “nudism” was “modern” and “civilized.” “Binóculo” made the link between more abbreviated suits and “modernity” and “civilization” when, in 1927, he declared that only “a fossil” would oppose the use of the maillot and that, just as “in all the civilized cities of the world where there are beaches,” the maillot had triumphed in Rio. Men could also make such claims. In the 1920s and 1930s, they could argue that, when they wore “speeding suits” with short trunks and jerseys with side cut-outs, such as those sold by Jantzen, or when they took off their jerseys, they were following the most recent trends in Europe and the U.S. They gained an ally in Prince George, when, in 1931, he shed his jersey at Copacabana’s beach. The Correio da Manhã explained his toplessness by stating that “the prince is used to going to civilized beaches, where bathers can freely take in the sun. That is why he took off his jersey.”85 Furthermore, for both the women and the men who frequented Copacabana and Ipanema, beachgoing itself was a “civilized” and “modern” activity. Commentators at the time insisted that, with

Jnl (12.1.1930), 14; idem, “Block-notes,” Cta (7.3.1931), 36-37; idem, “Um sorriso . . .,” Cta (25.4.1931), 28; “O policiamento . . .,” O Jnl (13.1931), 4; “Para que seja . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6; “O decréscimo . . .,” B-M (8.3.1931), 1; “E e N: Os banhos . . .,” JB (10.11.1932), 5; “N s,” JB (2.12.1932), 12; Darcy, “Vida . . .,” D de N (18.1.1948), 3 a seção, 1; “Ronda . . .,” (Sept.-Oct. 1948), 4. See also SHB, chaps. 4-5. 85

“Bin,” G de N (25.1.1927), 5; “Bin,” G de N (13.1.1927), 5 (my emphasis); Oscar Lopes, “Panos . . .,” O Pz (19.1.1923); Théo-Filho, “O nú . . .,” B-M (3.2.1924), 6; “Maillots,” B-M (18.4.1926), 1; “Pela moral . . .,” B-M (6.2.1927), 1; Peregrino [Júnior], “Calor,” O Jnl (29.12.1928), 12; idem, “Um sorriso . . .,” Cta (14.3.1931), 28; idem, “M odas . . .,” O Jnl (11.4.1931), 11; “O que vae pelo mundo,” R da S (7.2.1931), n.p.; “Acabou-se . . .,” D da Nte (7.1.1931), 2; “O policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3; “Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6; “Nudismo,” B-M (25.1.1931), 5; “O Principe de Galles e o Principe Jorge . . .,” C da M (9.4.1931), 1 (my emphasis). See also “No protocolo . . .,” PT (25.1.1919), 12; “Bin,” G de N (17.1.1928), 5; “Onde a vida começa,” R de C (Dec. 1946-Jan. 1947), 16-17, esp. 17; and SHB, chaps. 4-5; and cf. “Nem tanto . . .,” B-M (29.12.1929), 1. 53


its daily “display of elegance,” Copacabana provided “the most civilized spectacle in the city” during the summer months. In that “spectacle,” they found proof that Copacabana (and also later Ipanema) had come to rival the “civilized” beaches at famous resorts in Europe and United States. As early as 1928, “Binóculo” declared that, “where bathing beaches are concerned,” Rio had achieved “the same level of civilization” as the best-known European and U.S. beaches. “At the fashionable posts in Copacabana,” he added, “the very same norms prevail as at Biarritz and comparable resorts.” Three years later, O Jornal, in discussing the beach-going practices that had developed since the early 1920s, argued that Rio as “a cosmopolitan metropolis” needed to keep pace with “the development of world civilization.” Here again “civilization” implied “modernity.” Defenders of the new beach-going practices saw them as “modern” and as representing a break with the supposedly staid patterns of behavior that prevailed at the start of the twentieth century. As the writer Tetrá de Teffé put it in 1936, “life at the beach” in “modern Copacabana” had “defeat[ed] old Rio.” Teffé would have certainly agreed with Wanderley Pinho. In a wide-ranging 1945 essay, Pinho took beach-going, including “nudism” at the beach, as his main point of departure for discussing a whole series of new habits and customs that had transformed “the social life” of carioca “high society” since the 1890s and especially since World War I.86 Of course, moral conservatives, whether linked to the Catholic church or not, attacked the new beach-going practices – especially the fact that, at the beach, young women in ever more abbreviated suits mingled freely and flirted with partially undressed men. From their point of view, such behavior was part of a broader threat to “traditional” morality and the family. A series of articles published in 1928-29 in O Cruzeiro used the fictional example of Lúcia, an “emancipated” young

86

Peregrino [Júnior], “Calor,” O Jnl (29.12.1928), 12; “Pela moral . . .,” B-M (6.2.1927), 1; “Bin,” G de N (17.1.1928), 5; “O policiamento . . .,” O Jnl (13.1.1931), 4;“38 o á sombra! . . .,” O Crz (18.1.1930), 11; Tetrá de Teffé, “Magia . . .,” C da M (19.1.1936), sup., 3 (my emphasis); W anderley Pinho, “Cinqüenta anos de vida, 1895-1945: alguns aspectos da evolução da alta sociedade,” Sul America (Jan.-June 1945), 35-41, esp. 36. 54


woman, to spell out some of the dangers posed by that threat. Lúcia, who paints her lips bright red, goes to the beach at Post 4 in Copacabana with her boyfriend, Jorge, the owner of late model Nash automobile. At Post 4, in “a futuristic maillot” that makes her look like the film star Clara Bow, she lets herself get sunburnt (which is “good for [her] . . . health”), flirts, drinks cocktails, and smokes cigarettes. “Smoking,” after all, as a certain “Miss Dean” tells her, “is indispensable in the life of a modern girl.” Lúcia’s unchaperoned dates with Jorge are not limited to mornings at the beach. They play double’s tennis at the Country Club in Ipanema and go to dances there and at other exclusive clubs. On those occasions, Lúcia again indulges in drinking and smoking; she also dances the foxtrot, the shimmy, and other “modern dances” to the sound of jazz bands. Feigning resistance, she even lets Jorge kiss her. Her aunt warns her that, given such behavior, her relationship with Jorge is more likely to result in a “bad movie” than in a “good marriage.” But, insisting that times have changed, Lúcia ignores the warning. Soon enough, on a date one night, Jorge does try to take advantage of her; Lúcia just barely manages to escape. The articles thus made the dangers clear: Lúcia could have lost her virginity, her reputation, and any chance for a “good marriage.” Yet, such narratives of moral danger inadvertently promoted the new beach-going practices by portraying them as “modern” and by linking them to other “modern” and “sophisticated” habits and customs.87 Indeed, defenders of those practices did not see in them signs of “moral corruption”; they instead took the more or less explicit emphasis on sexuality at the beach as evidence of the growing sophistication and modernity of Rio’s upper and upper-middle classes. For instance, in the same 1936 article in which Tetrá de Teffé declared that “life at the beach” in “modern Copacabana” had 87

“Carta de mulher,” O Crz (24.11.1928), 55; O Crz (1.12.1928), 54; O Crz (15.12.1928), 24; O Crz (22.12.1928), 44; O Crz (29.12.1928), 46; O Crz (5.1.1929), 49; O Crz (12.1.1929), 50; O Crz (19.1.1929), 49; O Crz (26.1.1929), 49; O Crz (2.2.1929), 49. On the “modern girl” phenomenon, see Caulfield, “Getting into Trouble”; and Tani E. Barrow, et al., “The Modern Girl Around the W orld: A Research Agenda and Preliminary Findings,” Gender and History, 17:2 (Aug. 2005): 245-94. My reference to “narratives of moral danger” borrows from the title of Judith R. W alkowitz’s study of late nineteenth-century London: City of Dreadful Delight: Narratives of Sexual Danger in Late Victorian London (Chicago: Univ. of Chicago Press, 1992). 55


“defeat[ed] old Rio,” she also noted with approval (using an English expression) that Copacabana’s beach was “vibrant with sex appeal.” When Teffé wrote her article, the idea that women in Copacabana, both younger and older, were “free of the usual restrictions” that still held sway in “more conservative” parts of the city had begun to gain currency. In turn, the “advanced” behavior of women in Copacabana and their greater visibility in public – at the beach, on the streets, and at casinos, night clubs, and open-air sidewalk bars – would become a central part of Copacabana’s image as the “most modern” and “most cosmopolitan” neighborhood in Rio.88 Accordingly, opponents of the police campaigns criticized them for attempting to resurrect outof-date fashions and antiquated standards of morality that had prevailed before World War I. They also contested, sometimes in the same breath, the argument put forth by supporters of the campaigns that the police measures were necessary to preserve Rio’s “foros de civilização”; that is, its status as a civilized city. For opponents, the measures were, on the contrary, what one might expect to find in “a village of savages” or in “Kaffirland (Cafraria).” The measures, they added, would not improve Rio’s image amongst foreigners. European and North American visitors, who, like Prince George, were used to bathing at “civilized beaches,” would never accept the police restrictions. They would avoid going to the beach while in Rio or might avoid visiting Rio altogether. That, of course,

88

Tetrá de Teffé, “Magia . . .,” C da M (19.1.1936), sup., 3; Anne Merriman Peck, Round about South America (New York: Harper & Bros., 1940), 314; SHB, chaps. 4-5. See also Lena Levinas and Luiz César de Q[ueiroz] Ribeiro, “Imagens e representações sobre a mulher na construção da modernidade de Copacabana,” in Imagens urbanas: diversos olhares na formação do imaginário urbano, ed. Célia Ferraz de Souza and Sandra Jatahy Pesavento (Porto Alegre: Editora da Universidade/UFRGS, 1997), 43-53; Carla Bassanezi, Virando as páginas, revendo as mulheres: revistas femininas e relações homem-mulher, 1945-64 (Rio de Janeiro: Civilização Brasileira, 1996), 180, 201; Maria Luiza Heilborn, “Corpos na cidade: sedução e sexualidade,” in Antropologia urbana: cultura e sociedade no Brasil e em Portugal, ed. Gilberto Velho (Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 1999), 98-107; Simone Andrade Pereira, “Os anos dourados: Copacabana e o imaginário urbano dos anos 50” (master’s thesis, Escola de Comunicação, Universidade Federal do Rio de Janeiro, 1991); and James P. Freeman, “Face to Face, But W orlds Apart: The Geography of Class in the Public Space in Rio de Janeiro” (Ph.D. diss., Univ. of California-Berkeley, 2002), 114-119. 56


would undermine fledgling official efforts to make the city into an international tourist destination.89 Through their campaigns, the police were not merely interfering with an upper- and uppermiddle-class leisure activity; they were also trespassing on an upper- and upper-middle-class space. All of Rio’s beaches were, of course, public, and the police were charged with maintaining order, decorum, and morality in all public spaces. But, for affluent beach-goers, Copacabana and Ipanema, because they were socially exclusive beaches, differed from other public spaces in the city. For instance, the 150-odd residents of Copacabana who signed the 1931 petition complaining about Batista Luzardo’s regulations agreed that the police should enforce them at the beaches in or near the city’s center, but not in Copacabana. Copacabana was “an eminently beach-going neighborhood” “inhabited exclusively by families.” Even more important, Copacabana’s beach, according to the petitioners, was altogether unlike Virtudes, Santa Luzia, Calabouço, and Flamengo because those beaches attracted “people from all social classes.”90 Newspaper publisher Assis Chateaubriand, who lived in a beachfront mansion in Copacabana, was among those who signed the 1931 petition. In a front-page editorial published in his Diário da Noite in January of that year, he likened Copacabana’s beach to a private club – “the best and most sumptuous club” in Rio. But, now, regrettably, the police were preventing members of the “Copacabana Club” from enjoying their club. The same day that Assis Chateaubriand’s editorial appeared, O Globo printed the letter from Frederico Dompré, who, on behalf of his friends who went to the beach at Post 6 in Copacabana, demanded that Batista Luzardo rescind some of his regulations. 89

“O policiamento . . .,” O Jnl (13.1.1931), 4; “O policiamento . . .,” D da Nte (17.1.1931), 2d ed., 3; “A campanha . . .,” B-M (8.2.1931), 5; “Copacabana . . .,” B-M (17.9.1932), 1; “Desmoralisando . . .,” B-M (3.10.1931), 1; Peregrino [Júnior], “O mar, . . .,” O Crz (12.3.1932), 8, 32. See also “Banhos de mar,” DQ (22.2.1922), n.p.; “A moral . . .,” R da S (27.1.1923), n.p.; “Policia . . .,” FF (2.2.1924), n.p.; “Pela moral . . .,” B-M (6.2.1927), 1; “Modelos 1931,” C da M (18.1.1931), 1; Assis Chateaubriand, “Policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 1; “Nudismo,” B-M (25.1.1931), 1; Peregrino [Júnior], “Banhos . . .,” O Jnl (10.2.1931), 1931; and idem, “Dona . . .,” O Crz (14.2.1931), 38-39. On official efforts to promote tourism, see SHB, chap. 3. 90

“A policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 3 (emphasis added). 57


He justified that demand by arguing that “the beach does not belong to the police chief. It is ours; it is carioca.” For that very reason, cariocas should be free to use their beach whenever they pleased. There can be little doubt that the cariocas Dompré and his friends had in mind lived in Copacabana or Ipanema; or, if not, they had the income and other resources, including leisure time, to spend their mornings at the beach in Copacabana. Assis Chateaubriand and Dompré would, undoubtedly, have agreed with an editorial published in 1938 by Beira-Mar. The neighborhood newspaper admitted that Copacabana’s beach was “a public space,” but then promptly added that it was “a public space . . . intended for the select segments of society” and for foreigners who happened to be in Rio as tourists. Beira-Mar in the late 1930s also observed that, for residents of Copacabana, the beach served almost as an extension of their homes; it was their “common front parlor.” Wanderley Pinho would make a nearly identical observation in his 1945 essay on the “social life” of carioca “high society”; he pointed out that many residents of the neighborhood regarded the beach as an open-air “front parlor.” From that perspective, the beach as a socially exclusive, semi-private and quasidomestic space would lie beyond the normal day-to-day jurisdiction of the police.91 Finally, the police in their campaigns repeatedly sought to curb “nudism” not only on the sand and in the water, but also on the streets. Supporters of the campaigns classified the “scandalous” practice of walking through the streets in bathing attire as incompatible with Rio’s status as a

91

Assis Chateaubriand, “A policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 1; “Para que seja modificada . . .,” O Gl (19.1.1931), ed. das 16h, 6; “Os indesejaveis . . .,” B-M (26.2.1938), 2; “Defendamos . . .,” B-M (17.4.1937), 1; Pinho, “Cinqüenta anos,” 41. See also “V s,” B-M (17.5.1922), 8; and Maria Eugenia Celso, “Coquetel,” JB (24.3.1955), 8. Pinho further observed that residents of Copacabana also tended to use the sidewalks as a sort of front parlor. In making that observation, he called attention to the size of the apartments in the neighborhood. But it is necessary to stress that the construction of buildings with studio and one-bedroom apartments was just getting under way in 1945 and that Pinho’s essay deals specifically with carioca “high society.” As Pinho himself points out, the wealthy in Rio, who had preferred to live in “mansions (palacetes)” and “villas (chácaras)”in the nineteenth century, had increasingly begun to reside in apartments. Moreover, in the same article (p. 36), he also called attention to the “old carioca habit of [using] the street [as a] salon.” The beach as front parlor can be seen as an extension of that “old habit.” Here it is not out of place to recall the common saying, “O mineiro te convida para a cozinha, o paulista para a sala, e o carioca para a rua.” On the construction of buildings with studio apartments, etc., see SHB, chap. 7. 58


“civilized” city and as the capital of a “civilized” nation. They feared that that “indecent” “spectacle” would ruin the city’s image amongst foreigners.92 But, despite such fears, foreigners were seldom, if ever, shocked when they saw less-than-fully clothed bathers on Rio’s streets.93 In any event, as more than one article and editorial pointed out, the obvious solution would lie in building balneários – beach-side establishments where bathers could change into their suits.94 Rudimentary changing facilities consisting of tents or improvised cabanas did exist at bayshore beaches such as Calabouço and Virtudes in the center and Caju, Penha, and Maria Angu (Ramos) in the Zona Norte and the suburbs. Likewise, a few pensions in Flamengo in the 1920s let out rooms where bathers could change. Much later, in the 1940s, bathers in Flamengo could rent “rustic cabanas” at the back of a house near that beach.95 Many lower-class cariocas would, however, have 92

See the sources cited in nn. 6, 16, 31, and 33 above.

93

E.g., in 1927, Rudyard Kipling found charming the presence of bathers in bathing attire on the streets of Flamengo. Brazilian Sketches, pref. Paul E. W aters (1940; Bromley, Kent: P.E. W aters, 1989), 19-20. Other travellers in the 1930s noted the presence of bathers on the streets of Flamengo and Copacabana, but none expressed shock. John T. Farris, Seeing South America (New York and Chicago: Flemming H. Revel, 1931), 54; Kasimir Edschmind, South America: Lights and Shadows, trans. Oakley W illiams (1st German ed., 1931; New York: The Viking Press, 1932), 34546; Luc Durtain, Imagens do Brasil e do pampa, pref. and trans. Ronald de Carvalho, 2d ed. (Rio de Janeiro: Ariel, 1935), 65; W olfgang Hoffman-Harnisch, O Brasil que eu vi: retrato de uma potencia tropical, trans. Huberto Augusto (1st German ed., 1938; São Paulo: M elhoramentos, n.d.), 21-22. In Brasilien Tag und Nacht (Berlin: Rowolt, 1938), betw. 96-97, W .K. v[on] Nohara included photos of beach-goers on the streets of Copacabana, but without any negative comments. See also Cooper, The Brazilians and Their Country (New York: Frederick A. Stokes, 1917), 128; and Annie S. Peck, The South American Tour (New Y ork: George H. Doran, 1916), 313. Kipling’s Brazilian Sketches, which originally appeared as series of newspaper articles, were quickly translated into Portuguese and published in Rio. See, e.g., “Paysagens . . .,” O Jnl (20.1.1928), 3 (which refers to bathers in Flamengo). 94

“Quando teremos . . .?,” A Rua (30.1.1915); “Interesses . . .,” JB (3.2.1922), 7; Coelho Neto, “Proh pudor!,” A Nte (2.22.1922), 1; “E e N,” JB (21.1.1925), 5; “T&N,” C da M (19.12.1926), 4; “E e N: Um habito . . .,” JB (15.1.1927), 5; “A repressão . . .,” JB (5.1.1937), 5; “Abuso . . .,” D de N (4.9.1938), 4; “Construção . . .,” JB (24.11.1945), 5. See also “Topicos . . .,” JB (15.12.1926), 6; “O maior derivativo . . .,” O Jnl (15.1.1930), 3; “E e N: Divertimentos . . .,” JB (21.1.1934), 5; “C da c,” JB (11.1.1936), 6; “C da c,” JB (7.12.1941), 6. Proposals to establish special tram and bus services for bathers never materialized. SHB, chap. 5. 95

On cabanas, etc. at Virtudes and Calabouço, see “Morreu . . .,” JB (31.12.1926), 21; “Pereceram . . .,” C da M (2.1.1930), 6; “Dois casos . . .,” O Jnl (2.1.1930), 5; “Os tradicionaes . . .,” O Gl (13.1.1930), ed. das 17h, 1, 3; “As praias . . .,” D da Nte (28.12.1931), 2; “As praias . . .,” D da Nte (29.12.1931), 3; “Chegou . . .,” B-M (2.1.1932), 3; “Escapou . . .,” JB (27.12.1932), 13; “Foi . . .,” JB (27.11.1934), 16; “As barracas . . .,” B-M (18.7.1936), 1. On cabanas, etc. at Caju, Penha, etc., see “Praias . . .,” Rio Ill (Dec. 1928), 54-55; “Iniciou-se . . .,” O Gl (12.1.1931), 3; “O primeiro 59


had to think twice before spending part of their meagre wages on renting a cabana or tent. That would be especially true if they lived within a few kilometers of those beaches; in that case, they could go bathing, at no cost at all, by simply putting on their suits and walking to the beach. Even if cost were not a consideration, the number of cabanas and tents was insufficient to accommodate all the bathers who sought out those beaches. For example, no more than eighty cabanas were available for rent at Virtudes beach in 1930. That was far fewer than the more 360 changing rooms that the bathing establishments at the Boqueirão do Passeio beach had offered at the start of the twentieth century. Yet, O Globo estimated in 1930 that 3,000 bathers gathered there every morning between 5 and 10:00 A.M. and that, on Sundays and holidays, the number doubled. We could reduce O Globo’s estimates by half, and it would still be clear that the available cabanas could not possibly handle all the bathers at that beach. Indeed, O Globo reported that, by far, most of them walked to Virtudes already wearing their suits.96 In doing so, they of course occupied streets and even major thoroughfares in the city’s center. If those bathers wanted a large, well-built establishment with ample changing facilities, their only option before the late 1940s was the Balneário da Urca; opened in 1925, it had 120 changing rooms by 1934. Bathing there had briefly in the late 1920s been fashionable amongst Rio’s wealthy. But, over time, it increasingly attracted middle- and lower-class bathers, especially on weekends.

dia . . .,” C da M (13.1.1931), 3; “Como se improvisa . . .,” Lt (Sept. 1932), 7-8; Henrique Dodsworth (pref.) to the Pres. of the Rep. (15.12.1944), AGCRJ, FGP, HD, cx 231. On pensions, etc. in Flamengo, see JB (11.12.1921), 3, 22; JB (14.12.1922), 4; C da M (10.12.1922), 9; JB (21.12.1922), 4; Joel Silveira, “Muito sol . . .,” D de N (7.1.1948), 2 a seção, 1. More generally, see also “Directoria de Estatistica . . .: Casas commerciaes licenciadas . . . 1928,” BPDF (July-Dec. 1930), n.p. 96

In 1930, renting a cabana and a suit at the praia das Virtudes cost Rs.2$000. If, for the sake of example, we assume that bathers with their own suits could rent a cabana for Rs.1$000, then doing so on four Sundays would cost Rs.4$000. But, that same year, Rs.4$000 would have bought, at officially regulated prices, two kilos of third-rate fresh beef, one kilo of ordinary rice, and two kilos of good-quality black beans, which would have gone far in keeping a couple or even a family of three fed for a week. “Os tradicionaes . . .,” O Gl (13.1.1930), ed. das 17h, 3; BPDF (July-Dec. 1930), 59-64. For the number of changing rooms available at the Boqueirão do Passeio beach, see SHB, chap. 1. 60


Even so, its location at a small bayshore beach in a hard-to-reach Zona Sul neighborhood made it less-than-readily accessible for the bulk of the city’s population. Finally, in 1948, the municipal government opened a large and modern balneário, with changing facilities for 400 bathers at Ramos beach in the middle- and working-class suburbs.97 The opening of the Balneário de Ramos, however, did nothing to solve the problem of bathers and beach-goers who walked to the beach in their suits in the city center, in Flamengo, or in Copacabana and Ipanema. There had been, it is worth recalling, various proposals, from the 1890s on, to build a large, luxurious beach resort with changing accommodations in Copacabana or Ipanema. But nothing ever came of those proposals. Even more modest attempts to endow those beaches with cabanas or changing tents achieved no lasting commercial success. Yet, the resulting scarcity of changing facilities in no way prevented wealthy and well-to-do cariocas from frequenting the oceanfront beaches in the years from roughly 1920 onward. If they lived far from those beaches, in neighborhoods such as Tijuca, Laranjeiras, Botofogo, Santa Teresa, or Flamengo, they increasingly went there, already wearing their suits, in their own cars (sometimes driven by chauffeurs). Or they caught a ride with friends or took a taxi. They might also change at the house of a relative or acquaintance. In those same years, more and more upper- and upper-middle-class cariocas moved to the oceanfront beach neighborhoods, either permanently or just for the summer. Living there, they could change at home and then go to the beach by simply crossing the street or walking a few blocks. As O Cruzeiro noted in 1928 in commenting on the failure to build a large-scale beach resort in Rio,

97

On the Balneário da Urca, see SHB, chaps. 3 and 7. On the Balneário de Ramos, see José Olympio de Senna (sec. do pref.) to the pref. (31.8.1945) and encl., AGCRJ, FGP, HP, cx 231; BPDF (July-Dec. 1945), 110; “O chefe . . .,” A M (11.6.1944), 3; “Inaugurado . . .,” C da M (7.12.1948), 7; “O prefeito . . .,” A Nte (5.12.1948), ed. final, 16; and “Balneário de Ramos,” Revista Municipal de Engenharia, 15:3 (July-Sept. 1948), 104-106. See also “Balneários que ficaram na saudade,” O Gl* (7.5.2000). In the early 1940s, the municipal government did build a balneário at the Praia Vermelha (near Urca), but, for reasons that are unclear, it was never inaugurated. “O restaurante e o balneario,” D de N (3.2.1942), 4. 61


“the houses” in those neighborhoods “are the cabanas.”98 No doubt, many upper- and upper-middle-class cariocas who lived in Copacabana and Ipanema would have agreed that the police should prohibit partially undressed bathers from walking through the streets to and from the Virtudes, Santa Luzia, and Calabouço beaches. Articles published in Beira-Mar in 1931 suggested as much; so too did the petition submitted that year by residents of Copacabana.99 It was not just that those beaches attracted poor, working- and lower-middle-class bathers. Perhaps even more important, the center was at the time the location of the best shops, theaters, and cinemas as well as the most fashionable cafés and confeitarias (pastry-shop tearooms). Banks as well as major commercial and industrial firms had their headquarters there. Likewise, the Senate, the Chamber of Deputies, ministries, the stock exchange, the National Library, the National Museum of Fine Arts, and the Municipal Theater (the city’s opera house) were all located in the center. Anyone who could afford to do so dressed up to go the center even if it were just for an afternoon of window-shopping and strolling down the Avenida Rio Branco. By contrast, Copacabana and Ipanema were “elegant,” “aristocratic” “bairros praianos (beach neighborhoods).” Place of residence, to be sure, did not correlate perfectly with social class. Nevertheless, residence in the city’s oceanfront neighborhoods was associated with both higher social standing and “modernity.”100 Living in those neighborhoods made it easy to go to the beach any day of the week. Before the mid- or late 1940s, the few working-class cariocas from the Zona Norte and the suburbs who managed to spend a morning at the beach in Copacabana or Ipanema did

98

SHB, chaps. 3-5; “Nossas praias,” O Crz (15.12.1928), 2. See also “O maior derivativo . . .,” O Jnl (15.1.1930), 3. The permanent population of the district of Copacabana (which at the time included Ipanema) increased from 22,761 in 1920 to 74,133 in 1940 and then to nearly 130,000 in 1950. There was no census in 1930. 99

“A guerra . . .,” B-M (18.1.1931), 1; “A campanha . . .,” B-M (8.2.1931), 5; “A policia . . .,” D da Nte (19.1.1931), 2d ed., 3. 100

SHB, chaps. 4-5, 7. See also, e.g., Gilberto Velho, Utopia urbana: um estudo de antropologia social, 5th ed. (Rio de Janeiro: Jorge Zahar, 1989); and Cardoso et al., História. 62


so for the most part only after a long trip on one of the second-class trams that hauled baggage and freight and that also admitted passengers in bathing suits, provided that they wore robes or, in the case of men, a sports coat or, from the mid-1930s on, at least a shirt. Indeed, as late as 1949, O Cruzeiro could still correctly point out that, “even for cariocas . . . Copacabana is a privilege.” Working-class families from distant suburbs might make a special outing to Copacabana, which would provide them with a topic for hours of conversation with friends and relatives. But “bathe at that beach,” O Cruzeiro added, “that [they] have never done.”101 After all, once they arrived in Copacabana, they had virtually nowhere to change. Those working-class families would, however, have seen residents of the neighborhood leave their apartment buildings and houses and walk to the beach in their suits. If we take all that into account, then it becomes easier to understand the significance that the simple act of walking to the beach in bathing attire could hold for upper- and upper-middle-class residents of Copacabana and Ipanema. Walking to the beach in their suits was, to be sure, convenient for them. But, more than that, it publicly signalled that they lived in Copacabana or Ipanema and hence belonged to the privileged segments of carioca society that had easy daily access to the oceanfront beaches. Many years later, in commenting on beach-going in Rio before the 1980s, Renato Sérgio would remark that “what a real carioca, from the Zona Sul (carioca da gema, da Zona Sul), liked was a beach close to home; a good beach was one that you could walk to. Everything else was a picnic excursion.”102 Renato Sérgio’s “real carioca[s], from the Zona Sul,” obviously lived in the city’s more affluent beachfront neighborhoods. Their place of residence not only allowed them to walk to the beach, but also clearly distinguished them from the vast majority of lower-class

101

José Amadio, “Cidade de Copacabana . . .,” O Crz (15.1.1949), 16, 20. On trams, etc., see SHB, chap. 5.

102

Renato Sérgio, A alma da cidade: reminiscências e lorotas: lugares, fatos e personagens cariocas (Rio de Janeiro: Ediouro, 2000), 19. See also João Ximenes Braga, “Classe M,” O Gl* (17.12. 2005), cad. “Ela.” 63


and even many middle-class cariocas, who lived in neighborhoods and suburbs that were often well more than an hour away from Rio’s oceanfront beaches. Thus, at least in Copacabana and Ipanema, the police, in their repeated efforts to restrict the presence of beach-goers on the streets, once again ran up against questions of social class.

Conclusions In a 1931 editorial, the Jornal do Brasil proclaimed, “There ought to be a difference between a bathing beach and a street.” But, the editorial added, “the exhibitionist mania” of carioca beachgoers threatened to erase that difference. The paper therefore supported the campaign that Batista Luzardo launched that year.103 In other words, if, in Rio, the city already invaded the beach, the police needed to step in to prevent the beach from invading the city. Between the early 1920s and the late 1940s, the police did on more than one occasion attempt to curtail the presence of bathers and beach-goers in their suits on Rio’s streets. Their efforts, however, met no lasting success. Repeatedly, as soon as the authorities relaxed their supervision, bathers and beach-goers flouted the police regulations; and they did so in ever more abbreviated suits and wearing less and less over those suits. Today, on the sidewalks of major commercial thoroughfares in Copacabana, Ipanema, and Leblon, men sporting nothing more than a pair of trunks and women in bikinis and cangas (sarong-like cover-ups), or some other type of cover-up, freely mix with fully-dressed shoppers, professionals in sober attire, and (male) executives in suits and ties.104 That mixture reflects both 103

“E e N: Ordens . . .,” JB (29.1.1931), 5. More recently, the presence of beach-goers in bathing suits on city streets has become a source of controversy at some Croatian and Spanish resorts and also in Barcelona. But, in all cases, the beach-goers are mainly (foreign) tourists. “Croatian bishop Pushes for No Bikini Zone in City,” Toronto Sun* (26.4.2006); “¿Prohibir el biquini en la calle?,” El País* (9.7.2009); BBC, The World, National Public Radio (27.8.2009). 104

The reference to cangas points to gender distinctions. Currently, some men do wear shirts on their way to and from the beach, but others wear only trunks, which might be just a sunga (a Speedo-style suit). Those that do so are not always trim, well-built younger men; on the contrary. By contrast, women almost always wear some type of saída64


the current close integration of beach and city in Rio and the long-term failure of the police campaigns. The history of those campaigns thus offers an example of how, despite restrictions imposed by the authorities, the everyday practices of urban life can shape and reshape the rules governing the acceptable use of public space.105 In the case at hand, beach-going within an urban context blurred what, according to the authorities and supporters of the campaigns, should have been a clear-cut distinction between the beach and the street. Beach-going also blurred other spatial distinctions. In 1953, a few years after the end of General Lima Câmara’s campaign, an article in the weekly magazine Manchete described Copacabana as “an independent and semi-naked city.” Milton Pedrosa, the article’s author, and the photographs that accompany the article highlighted the presence of beach-goers on the streets of that neighborhood. Unlike the inhabitants of other areas of the city, cariocas who lived in Copacabana seemed to spend “half their existence in trunks, shorts, and maillots.” “From Leme to the Jardim de Alá [i.e., the far end of Ipanema],” Pedrosa wrote, “life has

de-praia (cover-up). I do understand that fashions in cover-ups change and that the canga is no longer preferred among younger women. But the canga (when worn as a sarong) is the best example to make my point. I further note that field observations (since the mid-1970s) suggest that, when ready to leave the beach, women generally put on a cover-up while they are still on the sand and that they seldom walk along the calçadão (the beach-side sidewalk) without wearing a cover-up. It is even rarer to see women in nothing more than a suit cross one of the beachfront avenues in the Zona Sul. At this point in my research, I have been unable to determine when these informal gendered rules took hold. Photos from the 1920s, 30s, and 40s show women in their suits walking on the beach-side sidewalk in Copacabana without cover-ups. But I suspect that the current rules emerged with the widespread adoption of the bikini 1960s. 105

On everyday life and public space, see Anton Rosenthal, “Spectacle, Fear, and Protest: A Guide to the History of Urban Public Space in Latin America,” Social Science History, 24:1 (Spring 2000): 57. See also Michel de Certeau, The Practice of Everyday Life, trans. Steven Randall (Berkeley: Univ. of California Press, 1984), esp. chap. 7. The evidence presented here also fits Henri Lefebvre’s arguments that “spatial practices” are a key factor in the production of space. See his The Production of Space, trans. Donald Nicholson-Smith (Oxford: Blackwell, 1991), 38-40. Further, as Eugene McCann and Andrew Merrifield have stressed, Lefebvre, in bringing “to bear lived quotidien experience,” also assigns to the body “a constitutive role” in the production of space. The relationship of members of a particular group to space implies “a certain relationship to their body and vice versa.” Eugene J. McCann, “Race, Protest, and Public Space: Contextualizing Lefebvre in the U.S. City,” Antipode, 31:2 (1999): 179; Andrew Merrifield, “Place and Space: A Lefebvrian Reconciliation,” Transactions of the Institute of British Geographers, 18 (n.s.):4 (1993): 524. Also see n. 107 below. 65


melded kitchen, beach, and office into a single whole.” The “semi-naked” beach-going residents of Copacabana moved freely back and forth between the beach and the domestic space of the kitchen and the dining room; in their suits, they brought bread at neighborhood bakeries and fruits and vegetables at street markets, went to the dentist, and even concluded business deals.106 The beach-goers that Pedrosa saw on the streets of Copacabana in 1953 would have certainly remembered General Lima Câmara’s campaign and also, in many cases, the earlier police campaigns. But, as noted at the start of this paper, those campaigns have almost completely faded from collective memory. Indeed, already by the 1970s, many of Sérgio Renato’s “real carioca[s], from the Zona Sul,” – unless they were over 40 or 50 years’ old – would have taken it for granted that they had always had the “right” to occupy the streets in their suits while on their way to and from the beach. For the most part, they would have had no idea that, during nearly three decades, their parents and grandparents had to contest police regulations to win that “right.” Yet, in contrast with other more familiar conflicts over urban public space, resistance in this case did not come only or even primarily from lower-class groups. Much of that resistance instead came from beach-goers who belonged to Rio’s upper and upper-middle classes. When they demanded deference from ordinary patrolmen, when they asked those patrolmen, “Do you know whom you’re talking to?,” or when, as the playboys did in 1949, they ruined their tuxedo jackets and swallow-tail coats in Copacabana’s waves, those affluent beach-goers invoked class privilege in challenging the police orders. In the controversies generated by the campaigns, questions of class and class privilege became intertwined with debates about “morality” and “civilization” and with related discussions about health, the body, and even eugenics. Both supporters and opponents of the campaigns spoke about “morality” and “civilization.” Opponents, however, saw “morality” and “civilization” through the

106

Milton Pedrosa, “Copacabana . . .,” Manch (7.2.1953), 46-47. See also, e.g., “Copacabana . . .,” O Crz (24.12.1949), 38-40, 108, esp. 38, 108; and “Zona Sul,” O Crz (6.2.1960), 110-114. 66


lenses of “modernity” and social class. Indeed, in criticizing the police measures, they outlined key elements of a social-cultural identity that significant segments of the city’s upper and upper-middle classes were constructing for themselves. Thus, they defended the new beach-going practices, including “nudism” at the beach, that developed from the 1920s onward as “moral,” “civilized” and “modern.” They further associated “modern,” “civilized” beach-going specifically with Copacabana and Ipanema; that is, with the beaches favored by the upper and upper-middle classes. Their criticisms provide still another indication that, for many wealthy and well-to-do cariocas, regularly going to those beaches in revealing suits, socializing and sunbathing there, as well as the more or less explicit emphasis on sexuality at the beach and the greater public visibility of women, came to serve as emblems of their modernity and cosmopolitan sophistication. Beach-going, in brief, ranked as a marker of social distinction, part of a broader social-cultural identity that allowed many members of Rio’s upper and upper-middle classes to see themselves as different from the rest of the city’s population.107

107

Here, in part, I draw in part on Pierre Bourdieu, Distinction: A Social Critique of Judgment and Taste, trans. Richard Nice (London: Routledge, 1984); and also, in part, on the “cultural Marxism” of E.P. Thompson. See his The Making of the English Working Class (1963: Harmondsworth, Middx: Pelican Books, Penguin, 1980); and Customs in Common: Studies in Traditional Popular Culture (New York: The New Press, 1993). I further draw on recent historical studies that have shown how “concepts of space and place are intimately bound up with the constitution of social identities.” See, e.g., Simon Gunn and Robert J. Morris, eds., Identities in Space: Contested Terrains in the Western City since 1850 (Aldershot, Hants: Ashgate, 2001). The quotation comes from Simon Gunn’s chapter in the volume, “The Spatial Turn: Changing Histories of Space and Place,” 9. It is necessary to stress that the marker of social distinction did not consist simply in going to the beach. After all, members of other classes continued to go bathing at beaches in the city’s center, in Flamengo, in the suburbs, on the Ilha do Governador, and at Urca. Rather, it consisted in frequenting the oceanfront beaches and in adhering to certain (changing) norms of behavior. From the 1920s on, descriptions of bathing at other beaches stress, implicitly and sometimes explicitly, the differences in behavior between, on the one hand, the bathers at those beaches and, on the other, those who went to Copacabana and Ipanema. From those differences would emerge the figure of the farofeiro. See SHB, chaps. 5, 7. From the same differences in behavior, it is also possible to think about the importance of beach-going in creating solidarities and community ties among at least some segments of Rio’s working and lower-middle classes and its poor. Indeed, in 1992, the song most sung by suburban teenagers on buses who, by then, went to the beach by bus in Copacabana and Ipanema was reportedly “O melô do farofeiro,” by DJ Marlboro (Fernando Luís Mattos da Matta). “Funk carioca . . .,” O ESP (26.10.1992), cad. “Cidades,” 2. In singing that song, they not only acknowledged that their behavior at the beach did not match Zona Sul norms, but also made the differences in behavior part of their social identity. 67


The construction of that identity, moreover, helped create in Rio a new symbolic geography. Within that geography, the Zona Sul and, even more specifically, the oceanfront beach neighborhoods represented far more than a preferred place of residence for many of the city’s wealthy and well-to-do. Copacabana and, later in different ways, Ipanema and Leblon came to symbolize a new “cosmopolitan” and “glamourous” “modernity.” The Diário da Noite, echoing earlier and later descriptions of Copacabana, drew on that symbolic geography in reporting on the playboys’ 1949 protest. Copacabana, according to the Diário, stood out as “the first truly cosmopolitan neighborhood” in Rio; it had broken free of “the old, ill-humored provincialism” that supposedly still held sway in the rest of the city. Although “almost an international neighborhood,” Copacabana, with its sun-tanned population (“povo moreno”), was at the same time “Brazilian” and indeed “viscerally carioca.” The Diário saw in Copacabana and in the playboys’ protest the emergence of a “new” and specifically “Brazilian” model of “urban civilization.”108 Perhaps the best way to conclude this paper would be to quote from an article that the writer Lúcia Benedetti published in 1949 in the Revista de Copacabana. Criticizing General Lima Câmara’s efforts to discipline and moralize beach-going, Benedetti found “frightful” the very idea of trying to impose “clothingism (roupismo)” on the residents of Copacabana with “the Radio-Patrol and night sticks.” As “honorable beach-goers,” copacabanenses (residents of the neighborhood) were “special people”; they differed from cariocas who lived in Tijuca or Laranjeiras or anywhere else in the city. They were fit and trim. “We,” she declared, “are not like the inhabitants of Andaraí” (a solidly middle-class neighborhood in the Zona Norte). Women in Andaraí, according to

Finally, beach-going as part daily urban life also helped upper- and upper-middle-class cariocas to distinguish themselves from their counterparts in other Brazilian cities, most notably São Paulo. 108

“Peles . . .,” D da Nte (12.12.1949), 2d ed., 12. See also, e.g., Carlos Lessa, O Rio de todos os Brasis (uma reflexão em busca de auto-estima) (Rio de Janeiro: Record, 2001), 245-46; and Lessa’s even more incisive remarks in “O Rio foi laboratório . . .,” JB* (9.12.2000); as well as the sources cited in n. 88. 68


Benedetti, had bodies only when they donned evening gowns. By contrast, women who lived in Copacabana had “bodies everyday of the week.” Copacabanenses, she claimed, could be easily identified in any part of the city by “the way they walk,” by “the way they dress,” and, perhaps most tellingly, by “the sun on their skin.” But, now, with Lima Câmara’s campaign, young women no longer knew what length of shorts the police would regard as “decent.” Men who formerly went to the movies not wearing ties and jackets and “with the most thoroughly Copacabana smile in the world” now left the cinema “cautiously looking at the street corners, as though they were thieves,” to see whether patrolmen were posted there. Benedetti, in sum, argued that, if the police succeeded in imposing “clothingism” on the beach-going residents of Copacabana, they would lose their “particular way of being” that distinguished them as cariocas living “on this side of the tunnel.”109 In her remarks, Benedetti brought together many of the issues raised by critics of the various police campaigns between the early 1920s and the late 1940s. Her remarks also expressed a clear sense of a social-cultural identity that was tied to beach-going, to place of residence, and, hence, implicitly also to class and that overlapped with the city’s symbolic geography.

109

Lúcia Benedetti, “Roupismo em Copacabana,” R de C (Dec. 1949), 6. Note that tunnel in “on this side of the tunnel” does not refer to the Túnel Rebouças, opened in 1965; rather it refers to either the Old or the New Tunnel. The expressions “aquém-túneis” and “além-túneis” and variants thereof appear in the sources as early as the 1920s; at the time, they already served to distinguish Copacabana and Ipanema from the rest of the city and, by extension, residents of those neighborhoods from other inhabitants of Rio. See, e.g., “Chronica,” B-M (7.10.1923), 2; and Théo-Filho, Praia, 14. See also Elizabeth Dezouzart Cardoso, “A invenção da Zona Sul: origens e difusão do topônimo Zona Sul na geografia carioca,” GEOgraphia, 11:22 (2009): 53. 69


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Memoria del XXVII Congreso Internacional de Historia Regional, pre-edición digital, diciembre de 2011. Universidad Autónoma de Sinaloa, Facultad de Historia y la Academia de Historia de Sinaloa, A. C., Culiacán Rosales, Sinaloa, México


Directorio Universidad Autónoma de Sinaloa Dr. Víctor Antonio Corrales Burgueño Rector

Dr. José Alfredo Leal Orduño Secretario General

LAE y MA Manuel de Jesús Lara Salazar Secretario de Administración y Finanzas

Facultad de Historia Dr. Gustavo Aguilar Aguilar Director

Dr. Rigoberto Rodríguez Benítez Secretario Académico

MC. Mabel Valencia Sánchez Secretaria Administrativa

Dr. Arturo Carrillo Rojas Coordinador del Programa de Doctorado

Dr. Rigoberto Arturo Román Alarcón Coordinador del Programa de Maestría

MC. Beatriz Rico Álvarez Coordinadora del Departamento de Servicio Social

Lic. Paola Lulene Gaxiola Sánchez Responsable del Programa de Tutorías

Academia de Historia de Sinaloa MC. Francisco Padilla Beltrán Presidente

MC. Ofelia Janeth Chávez Ojeda Secretaria

MC. Víctor Hugo Sosa Ortiz Vocal


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