La belleza de una escalera bien hecha
Igual es una rareza, pero me apasiona la belleza de una escalera bien hecha. Aunque no lo parezca, son un rara avis en la construcción, y si os fijáis con atención, descubriréis que la mayoría de las escaleras de nuestras casas y edificios están todas mal hechas. Comprobarlo es fácil, pues la barandilla les delata. Si la barandilla tiene escalones y no podemos deslizar la mano sin que tenga algún salto en el camino entre piso y piso, entonces nos encontramos ante una escalera que no sigue las reglas. Ahora bien, las hay que tiene truco, como esta escalera del ayuntamiento de Rødovre diseñada por Arne Jacobsen, aunque eso lo explicaremos luego.
Una escalera bien hecha
La mayoría de las escaleras que tenemos en nuestras fincas de pisos, especialmente las más modernas con ascensor y la escalera relegada a estar escondida, son como estas: tramo, descansillo, tramo, rellano y volvemos a empezar, normalmente en escaleras que van y vienen. Ahora bien, hay dos maneras de hacer estas escaleras. Lo sé, en el dibujo parece más bonita y más ordenada la de la izquierda. Además, ocupa menos para tener el mismo número de escalones (y por lo tanto salvar la misma altura entre pisos), lo cual la hace mucho más atractiva para poder sacar el máximo partido de la superficie edificable.
Eso sí, la escalera de la izquierda tiene dos grandes problemas. El más visible es que, colocando la barandilla siempre a la misma distancia del suelo (no hay otra manera de ponerla) nos aparece un salto al llegar al descansillo, creando una ruptura estética y funcional, ya que no podemos deslizar la mano cómodamente. También plantea un problema constructivo y estructural, pero eso es harina de otro costal. Vista de perfil la cosa cambia bastante, y la escalera de la derecha es mucho más bonita y elegante, a la par que mucho más práctica y fácil de construir. En perspectiva —perdonadme mis dibujos— se nota más todavía.
Sin embargo, parece que a Arne Jacobsen no le convencía del todo esta forma de hacer escaleras, y quiso que la suya luciera bonita en planta, perfil y perspectiva, así que se las ingenió para unir lo mejor de ambas. ¿Como? Pues desplazando el punto donde comienza la barandilla del principio del escalón a la mitad, de manera que así la barandilla podía ser continua. Lo mejor es verlo en un dibujo.
En fin, espero no haberos aburrido mucho con esta pequeña pasión mía de la belleza de las escaleras bien hechas. Confío que al menos os haya servido para que ahora os fijéis en ellas cuando las utilicéis para bajar y subir. Tampoco dejéis de comentarme cómo es la escalera de vuestra casa y si está bien hecha o no.