ELOGIO A LA COLABORACIÓN: GESTOS QUE MARCAN LA DIFERENCIA
La capacidad de ayudar es tan grande como el firmamento, pero son pocas las estrellas que brindan su luz generosa a través de iniciativas que marcan la diferencia. Un mensaje por correo electrónico fue el preludio de esa rara generosidad que más perece estar en peligro de extinción porque pocas veces tenemos la suerte de conocer. Soy Lourdes, estudiante de la UPN Lima, y visitando la biblioteca veo que los libros en los estantes están un poco desordenados o fuera de su lugar. ¿Desean voluntarios para mantener el orden en los estantes? Conozco un poco de biblioteca y me ofrecería para ordenar el día que pueda colaborar. Después de dar lectura a estas líneas, sentí sorpresa e incredulidad a la vez – debo confesarlo. Siendo sinceros, en este mundo que suele ser cada vez más materialista, ya nadie cree en la ayuda desinteresada; sin embargo, muy pronto los hechos me demostrarían lo contrario. Ir contra la corriente significaba creer que aún había personas con auténtica vocación de servicio, así que libre de pensamientos preconcebidos me atreví a formar mi propio concepto de la dueña del mensaje generoso y que hasta ese momento era una usuaria desapercibida. Un 27 de mayo de 2013, Lourdes Baños se presentó en biblioteca y grata fue mi sorpresa cuando me di cuenta que no era del todo desconocida como yo lo suponía. Inmediatamente mi memoria la asoció con el Primer Taller de Encuadernación Japonesa que organizó nuestra unidad de información, en la cual ella tuvo la oportunidad de participar. Desde un inicio, Lourdes, se encargó de que sus palabras no se las lleve el viento, pues como no recordar las veces en que estuve a punto de cerrar la biblioteca sin percatarme que ella continuaba sumergida en el mar de libros. Más allá de la anécdota su actitud refleja un gran sentido de responsabilidad y esmero con el compromiso asumido.
La constancia que demostraba obedecía a su deseo de contribuir en la recuperación del orden que se había perdido en los estantes de libros; situación que empezó a incomodar a los usuarios, pero que a diferencia de todos, ella tuvo el acierto de ofrecer una alternativa de solución y no quedarse con la simple crítica facilista. Ciertamente, su iniciativa sirvió de estímulo para invitar a más usuarios a unirse a este gesto de colaboración. Pronto más estudiantes se involucraron en esta causa, dedicando parte de su valioso tiempo a biblioteca; gesto que fue recompensado muy modestamente (préstamos de libros por más días) a cambio de su generosa ayuda. Definitivamente, como fuente de inspiración Lourdes tiene un mérito especial porque a través de su actitud nos hizo recordar que para mejorar cualquier realidad el cambio siempre debe partir de uno mismo antes que de los demás. Esa fue la marca de su excepcionalidad, y por cierto, muy digna de admirar. ¡Sigamos replicando los gestos de colaboración en donde estemos!