Tramados | Suplemento

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Identidad andina .

De la puna al mundo


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Derecho regional

Tejiendo

supervivencia

El tejido, como creación humana, como experiencia integral de vida, responde a un sentimiento, a una razón espiritual y a una necesidad básica de supervivencia

S

u habilidad y destreza con los tejidos, lucidos hasta ahora en fiestas o en vitrinas de artesanías para turistas, se han convertido para las mujeres indígenas de Cochabamba, en Bolivia, en la esperanza de supervivencia para ellas y sus familias. “Siempre nos discriminaron, porque dicen que no aportamos económicamente, pero eso va a cambiar, ahora estamos organizadas. Nunca se valoró nuestra habilidad con los hilos y las lanas. Muchas mujeres son verdaderas profesionales en los tejidos”, manifestó a IPS la tejedora Severina Aguayo, una campesina de 25 años. Ella vive en el ayllú (comunidad tradicional indígena) Chalviri, en la provincia de Bolívar, ubicada a 4.000 metros sobre el nivel del mar, en el departamento central de Cochabamba, con su capital del mismo nombre. Aguayo coordina la organización comunitaria de tejedoras y es una de las promotoras de un nuevo proyecto de tejidos nativos que comenzó a desarrollarse en febrero en siete municipios de cuatro provincias de Cochabamba: Arque, Bolívar, Tacopaya y Tapacarí, que constituyen la llamada franja andina del departamento. Son provincias rurales, quechuahablantes y escasamente pobladas –apenas 100.000 habitantes de los 1,5 millones del departamento–, según datos de 2010 del Instituto Nacional de Estadística. En esta zona, entre 98 y 99 por ciento de la población vive en condición de pobreza y carece de servicios básicos. Desde el alma El tejido como actividad humana, como una experiencia integral de vida, como pensamiento que interrelaciona el medio ambiente con las necesidades fisicas y espirituales que el hombre experimenta, comparte y transforma en objetos útiles y estéticos aplicando los conocimientos técnicos que han sido adquiridos a través del tiempo y de la acumulación histórica de las vivencias de la comunidad, es una estructura tradicional que desempeña un papel fundamental en las tribus indígenas. Las técnicas ancestrales comprenden nudos, amarres, uniones y entrelazados de fibras naturales que interactúan en unidad con el trabajo hecho con las manos dando origen al objeto tejido, siendo estos artefactos expresiones materiales propias de cada cultura.

El tejido, como creación humana responde a un sentimiento, a una razón espiritual y a una necesidad básica de supervivencia, los objetos tejidos sirven para obtener el alimento mediante una red o una nasa, para vestir se tejen mantas, anacus y ruanas, para almacenar y transportar se utilizan cestos y mochilas, para descansar se tejen hamacas o chinchorros, para protegerse, soñar y compartir con los demás se construye la maloca. Vida andina La vestimenta tuvo una importancia primordial para los antiguos peruanos, era -como en otras sociedades antiguasun signo de riqueza, estaba presente en los intercambios que los gobernantes hacían a modo de regalos mutuos, se empleaba en las ceremonias religiosas y su entrega, quema o sacrificios constituían una ofrenda sagrada. Su uso señalaba los cambios en los ciclos vitales y era depositada en los enterramientos en grandes cantidades. Convertida en realidad simbólica por una serie de rituales, la vestimenta tuvo que ver con los motivos religiosos más importantes. Las vestiduras, generalmente tejidas, señalaban el status social y caracterizaban los ritos: determinados vestidos los lleveban determinadas personas para realizar determinados actos. Pudiéndose contarlos entre los más hábiles del mundo, los tejedores precolombinos del Perú utilizaron gran cantidad de técnicas diversas. El mecanismo más común era el telar con retroceso, consistente en un telar estrecho, en uno de cuyos extremos se enrollaba a la cintura del tejedor y el otro a un árbol o a un poste de la casa. Probablemente los tejedores hayan comenzado utilizando fibras de cactos, pero para el tercer milenio a.C. ya hay evidencias del uso de algodón, denimonado precerámico, porque aún cuando estas civilizaciones no habían comenzado a desarrollar técnicas de alfarería, ya conocían y sembraban el algodón. Los vestidos no se confeccionaban. Las túnicas se tejían en dos bandas rectangulares del ancho del telar, y los lados de cosían de arriba abajo dejando espacios para la cabeza y los brazos, forma que se mantuvo con ligeras pero numerosas variantes. La jerarquía de los tejedores incas está relatada por fuentes temparanas que hablan de mujeres enclaustradas que tejían finos paños para las imágenes de culto.

Género de montaña L

La tradición de tejer aún se mantiene vigente, aunque con modificaciones, a pesar de los continuos procesos de transformación que han ocurrido en la zona

astejedoras de los Andes, no obstante han adoptado nuevas formas de tejer, aún continúan tejiendo prendas tradicionales para ser utilizadas en el ámbito esctrictamente familiar o en eventos comunitarios. En ambos casos los objetos tejidos se orientan hacia lo ritual y en menor escala hacia lo cotidiano. Así visto, el tejido podría ser considerado como un relicto que aún permite la reproducción social de la cultura y de alguna manera también un refugio donde mantener una parte de sus costumbres. Esto explicaría de alguna manera el hecho que la tradición de tejer aún se mantenga vigente, aunque con modificaciones, a pesar de los continuos procesos de transformación que han ocurrido en la zona a lo largo de

la historia. Para estos grupos humanos la percepción del tiempo y el espacio se enmarca en la cosmovisión andina, que mitologiza la naturaleza, el entorno geográfico, su historia y los aspectos sagrados, creando de este modo un modelo explicativo del mundo. La llegada de los españoles no erradicó los mitos, creencias y prácticas andinas, sino que se produjo un sincretismo fusionando y adaptando los ritos originarios con los impuestos por el catolicismo. De esta manera también la cosmovisión, al igual que la identidad pasa a ser un concepto dúctil y a la vez dinámico. En este sentido los tejidos también forman parte de este universo mítico y es así que algunos de ellos representan sectores del territorio o adquieren vida propia o son utilizados como

objetos de culto en ceremonias propiciatoras agrícolas. En este trabajo se describen aspectos relacionados con las materias primas, la tintorería, los tipos de telares e instrumentos asociados, los tipos de tejidos, incluyendo los de uso cotidiano, ritual y los no tradicionales que actualmente son tejidos con fines comerciales. Desarrollan la actividad textil tanto en sus lugares de origen, sierra-altiplano, como también en sus casas de las ciudades de Arica e Iquique a las que principalmente han emigrado. Es conveniente decir que parte de sus costumbres así como la vestimenta tradicional la han idoperdiendo por la introducción del pentecostalismo. La textilería es una de las pocas tecnologías ancestrales del área andina que aún perdura y en este sentido, la comparación de los tejidos arqueológicos prehispánicos encontrados en la costa y valles del norte de Chile con los tejidos contemporáneos se fue haciendo cada vez más evidente y necesaria, como una manera de intentar encontrarles una explicación.

Los pueblos indígenas originarios de la región andina comprenden los actuales países de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y el Perú.


Tejidos originarios

Lliclla

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Identidad andina

pieza textil doble que sirve para cargar bultos, niños o productos agrícolas

Las técnicas textiles tradicionales, como las formas de hacer la urdimbre y la trama, son características propias de los tejidos andinos desde tiempos prehispánicos Qhochapampa las polleras se ocupan sobre tres capas de faldas, se cree que el largo de las polleras es distinto en cada región

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n el altiplano boliviano los estilos textiles no pueden comprenderse sin conocer el contexto histórico que los produce ya que cada diseño, cada color, cada composición, identifica a un grupo étnico o ayllu que se diferencia y reafirma su identidad a través de su vestimenta. Las técnicas textiles tradicionales, como las formas de hacer la urdimbre y la trama, los diferentes tipos de telar, así como quiénes los tejen, con qué fines y en qué situaciones se usan, son características propias de los tejidos andinos desde tiempos prehispánicos hasta el presente. Doncellas La región andina del norte de Argentina integró en tiempos prehispánicos una tradición cultural de fuerte raigambre en toda el área andina central, actualmente Perú, Bolivia y norte de Chile, en la que el simbolismo de los tejidos ocupó un lugar central como forma de expresar sentimientos e ideologías. Uno de los sitios donde se han preservado piezas textiles es en Doncellas, un asentamiento indígena habitado entre los siglos X y XV de nuestra era, en la actual provincia de Jujuy. Allí se han rescatado tejidos y herramientas usados en la industria textil, muchos de ellos de uso aún en la actualidad.

Aguayo Es una prenda rectangular usada en Argentina, Bolivia, Perú y norte de Chile como mochila, abrigo o adorno

Jalq’a y Tarabuco En el centro sur de Bolivia, en cercanías de Sucre, dos grupos: los Jalq´a y los Tarabuco, que hoy hablan quechua, han logrado mantener sus tradiciones textiles hasta nuestros días. En ambas regiones, los textiles alcanzan niveles excepcionales de calidad que permiten considerarlas no solo como artesanías que indudablemente son, sino,

también, como obras de arte de un patrimonio universal. Los Jalq’a conforman una población cercana a las 20.000 personas que habitan al norte y oeste de Sucre. Cultivan especialmente papas, maíz, trigo y otros cereales, como algunas hortalizas y frutas, en las tierras más bajas. Cada familia posee también algunas ovejas y cabras y una o dos vacas. Viven organizados en comunidades, bajo la autoridad común de dirigentes sindicales elegidos por turno que agrupan a varias familias. No tienen una organización social y política que estructure a todas estas comunidades. La unidad entre todas las comunidades se manifiesta solo al nivel que ellos llaman “culturanchis” (nuestra cultura), en la música y en las danzas, en ciertos mitos de origen y en rituales, así como en su identificación como “jalqa runa” (gente jalqa) y en el vestuario que los distingue nítidamente de sus vecinos. Los Tarabuco, son aproximadamente más de 12.000 personas que habitan el este y sur de Sucre. Viven en comunidades autónomas cuya cohesión se basa en las características generales del traje y de las técnicas del diseño, y, muy especialmente, en ritos que implican danzas y músicas (instrumentos, tipos de afinación, etc.), comunes a un gran número de comunidades. De muy diferente origen histórico, a lo largo de la Colonia y la República.e afinación, etc.), comunes a un gran número de comunidades a lo largo de la Colonia y la República, s ahí cuando los nuevos diseños, colores o estilos son vistos. El ser humano pone nombre a las cosas, señaló el antiguo sabio griego Protágoras, y las ciencias del lenguaje han establecido que los hombres, dentro de la humanidad, se cargan de significados y simbolismos, los cuales, en ocasiones, adquieren carácter dramático, crucial.

El arte de hilar L

El arte textil andino representa ciertos grupos humanos que en sus expresiones creadoras mantienen hasta el día de hoy el testimonio de su identidad cultural

a tradición de tejer se remonta hacia varios siglos atrás, trabajo realizado por las mujeres de estos pueblos en los valles altos y altiplano de Bolivia. Tradicionalmente, las mujeres aprenden a tejer en el pampa away entre los 12 a 15 años de edad, viendo tejer a sus madres o abuelas. Las jóvenes suelen empezar tejiendo fajitas pequeñas con diseños particulares a su comunidad. Una vez que logran una calidad aceptable, se le permitirá comenzar a tejer productos mas grandes como las chuspas, centros de mesa, aguayos, etc. En la AAA trabajamos con dos tipos básicos de telares, que se utilizan para tejer en estas regiones de Bolivia. El telar tradicional llamado Pampa Away o telar del suelo, que se utiliza para tejer en lana de oveja y alpaca y que es el más utilizado por las mujeres para crear piezas como aguayos, chuspas, fajas y caminos de mesa, donde domina la urdimbre, en la que intervienen muchas herramientas rudimentarias como la wichuña que es una herramienta elaborada del hueso de la llama, las aycatas, illawas, wiskatas, kurkus y muchos otros elementos muy rudimentarios. El telar horizontal o telar a pedal, utilizado principalmente por los hombres, que también puede ser utilizado para tejer la lana de oveja o alpaca. En este tipo de telar, normalmente tejemos las mantillas, ruanas, ponchos y chalinas

en sus diferentes variedades. Las tradiciones textiles son también cruciales para las creencias religiosas locales. Por ejemplo, la mujer antes de preparar un tejido, por ejemplo un aguayo, debe pedir permiso a la Pachamama (Madre Tierra) para tejer el diseño que se imagina. La mujer prepara la urdimbre en el telar de acuerdo a su diseño y deja en un lugar solitario, en secreto. Ella deja la pieza durante la noche para que la Pachamama pueda revisar el diseño y dar permiso para que el tejido de la mujer salga como lo ha propuesto. Un aspecto muy importante de la Asociación, es su labor en la recuperación de estas tradiciones en el tejido, tan estrechamente vinculada a la identidad cultural de estas comunidades remotas, que lentamente se están perdiendo de la mano de la migración urbana y el fácil acceso a las fibras sintéticas. Asimismo, el tejido y su uso en la vestimenta diaria, es de gran importancia para cada una de las comunidades que forman parte de la Asociación. Los textiles son parte integrante de las festividades e indican la pertenencia y el rango dentro de una comunidad. Por ejemplo, los diseños de los animales y esquemas de color de cada artículo, pueden identificar la comunidad de origen de la tejedora. El tejido también esta íntimamente ligado a la identidad de un individuo y la comunidad. Los artículos tejidos se siguen utilizando en sus formas tradicionales utilitarias,

y también para los más importantes festivales religiosos de la comunidad o región. Los aguayos son utilizados por hombres y mujeres para llevar cualquier cosa, desde los bebés a las flores, y los bienes de mercado, como las papas, habas y otros. Antes de que el aguayo pueda ser utilizado por un miembro de la comunidad sobre una base diaria, deben ser utilizados y mostrados en 3 festividades de la comunidad. Es ahí cuando los nuevos diseños, colores o estilos son vistos por otros artesanos locales y donde se establece la moda. Del mismo modo, antes de su uso regular, deben ser mostrados los cinturones y bandas.

Algunas madres quechua, se preocupan por que sus hijas sean excelentes tejedoras y las inician en el arte de los hilos, las agujas y el telar desde muy pequeñas


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Tribu del mes

Hebras de tierra árida Los collas o kollas son un pueblo indígena del Norte Chico de Chile, de Bolivia y del norte de Argentina. Su origen es desconocido, se remonta a fines del SXII

D Por Susana Meuer

esparramados en cientos de poblados y caseríos de la Puna, la quebrada de Humahuaca y parte de los Valles Calchaquíes, a principios del siglo XX se desarrolla una nueva etnia: los Collas, síntesis de Diaguitas, Omaguacas, Apatamas, grupos de origen Quechua y Aimará procedentes de Bolivia, cuantitativamente más numerosos y parte de la masa mestiza no integrada en los centros urbanos. Perdieron su organización comunitaria original y su núcleo, la familia extensa; tecnología sustantivas como la cerámica fueron expulsadas de la memoria colectiva; su religión fue penetrada por el catolicismo; ya no visten como antes, salvo en poncho y ojotas y tampoco cazan. Sin embargo, los collas son los auténticos portadores de la tradicional forma de vida andina, a través del mantenimiento de muchos patrones culturales como la economía pastoril de altura, y agrícola de papa y maíz; la recolección de algarroba y sal; la construcción de viviendas; la medicina tradicional y las técnicas de adivinación; los instrumentos musicales erques, quenas, pinkullo, sikus y cajas; el culto a la Pachamama e innumerables creencias, rituales y algunas prácticas sociales importantes. La penetración de los Incas hacia fines del siglo XV, comenzó la aculturación de los pueblos nativos del noroeste argentino. Instalaron sus tradicionales estructuras de asentamientos: tambos y pucarás, e introdujeron la lengua quechua que estaba tan generalizada en tiempos de la colonia que la Declaración de la Independencia argentina fue también redactada y publicada en quechua. A mediados del siglo XVI, llegan los españoles que completaron el proceso con la implementación de la encomienda y el destierro. La cultura colla resultante no es estrictamente indígena sino mestiza, lo cual de todas maneras nos permite ubicarla en el campo aborigen, no sólo por su historia cultural sino por su inserción en el contexto regional y nacional. En la actualidad ocupan territorios en las provincias de Jujuy y Salta. No tienen tierra propia. Algunos ocupan tierras fiscales sin títulos o como arrendatarios y cuidadores de ganado ajeno. Otros viven en las villas periféricas de las ciudades principales. Cosiendo culturas Un palenque, un clavo en la pared, una estaca en la tierra, el respaldo de una silla bastan para hacer el trenzado de la lana obtenida de sus propias ovejas. La técnica más primitiva que el telar se traducirá en cinturones, fajas

Azul

Se usa el índigo o añil

Verde

Se usa la chilca pero es muy fugitiva; se realiza primero el teñido con amarillo y luego con el azul

y pulseras. Con una trenza de varios colores, harán un cinto para su amplia pollera y adornarán su inconfundible sombrerito redondo. Del telar salen colchas, ponchos para los hombres y rebozos (prenda que cubre pecho, hombros y espalda) para las mujeres, quienes luego se encargan de iluminarlas con bordados. También tejen costales para el maíz y alforjas que se agregan al apero del caballo. Para los fríos implacables, tejen a dos agujas chalecos macizos, medias compactas, pulóveres vistosos y gorros con orejera. Llaman la atención aun cuando la lana mantenga sus colores crudos (blanco, marrón, negro o entrecano, si se mezclan los vellones) o cuando haya sido teñida sólo con tinturas naturales, obtenidas hirviendo en agua trozos de corteza de nogal o cebil. Representan a grupos humanos que en sus expresiones creadoras mantienen hasta el día de hoy el testimonio de su identidad cultural. Reminiscencias de tiempos pasados que son la expresión tangible de una cultura que se resiste a desaparecer y que da testimonio de un mundo diferente del occidental. Cada estilo responde a grupos étnicos determinados, lo que nos brinda un interesante panorama cultural a través del cual podemos reconocer identidades. Los médicos herbolarios Callahuaya son médicos viajeros que recorren enormes distancias a pie con su capacho al hombro lleno de medicamentos con el fin de curar y también de proveerse de yerbas de otras tierras. Callahuaya es una etnia ubicada en el actual departamento de La Paz, Bolivia, hablan el aymara, el quechua, el castellano y una lengua secreta que solo utilizan entre ellos y en ceremonias y curaciones mágicas. Los herbolarios consideran dos tipos de enfermedades: una mística y otra natural, por ello además de las plantas medicinales usan la curación mágica con amuletos y embrujamientos. Actualmente la vestimenta del médico herbolario consta de pantalón, camisa, faja y poncho, además del sombrero, chullu, chuspa. A continuación la descripción de algunas de estas vestimentas: Lliclla: pieza textil doble que sirve para cargar bultos, niños o productos agrícolas. Esta presenta franjas de color y franjas con motivos “hatún pallai”, es decir con llaves y ganchos, llamados “kurtí”, propios de los médicos hechiceros. Chuspa: pequeña bolsa para llevar coca con “kurtí” y “mayu” o río, líneas en zig-zag que se relacionan a la idea de camino celeste, con la serpiente, el rayo y la Vía Láctea. Capacho: bolsa propia de los Callahuayas que se utilizan para llevar las medicinas. Se pueden ver figuras femeninas y masculinas, y una serie geométrica romboidal, en zig-zag y representaciones de serpientes. Faja: se representan mujeres, animales con dos cabezas y un animal con jinete. Wincha (vincha): la

Morado

En la fibra de lana se suele teñir fibras teñidas de azul con rojo. Pero en algodón, en períodos Formativo y Paracas, se ha identificado el uso del murice, tinte de moluscos.

“wincha” presenta motivos ornamentales “atún pallai”, propios de los médicos herbolarios más un grupo de cinco caballos y líneas que podrían representar serpientes. Siete colores La artista plástica y narradora de la tradición oral de la combativa comunidad de Qaqachaka, en el occidental dentro del departamento de Oruro, Elvira Espejo, y la antropóloga anglo-boliviana Dennisse Arnold unieron prácticas y conocimientos académicos en el libro “Ciencia

de Tejer en Los Andes, estructuras y técnicas de faz de urdimbre”. Los pueblos andinos para explicar las técnicas de los tejidos y llena con denominaciones propias y apropiadas que estaba ocupado por definiciones, en inglés y francés, originadas en textiles de otras partes del mundo, expresaron las autoras a IPS, por los pueblos andinos para explicar las técnicas de los tejidos y llena con denominaciones propias y apropiadas el espacio que estaba ocupado por definiciones, en inglés y francés, originadas en textiles de otras partes del mundo, expresaron las autoras a IPS. Hilos flotantes Un ejemplo: era habitual definir como “floating threads” para describir una peculiaridad del tejido andino, pero la investigación realizada en las zonas andinas de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú recuperó el significado original de la “gama de técnicas” textiles en los vocablos “pallay”, en quechua, o “palla”, en aymara. “El aporte académico principal es haber repensado toda la terminología de los textiles de faz de urdimbre desde las lenguas aymara y quechua. Con esta base, hemos redefinido la estructura textil y técnica textil para las tejedoras de la región”, explicó Arnold a IPS examinan la construcción de los tejidos desde la longitud o largo de la tela, pero “las tejedoras andinas para lograr algunas de las estructuras y técnicas más complejas del mundo, con hasta ocho capas de urdido, cuentan los hilos en el eje horizontal del telar (el ancho)”, precisó la investigadora de origen británico

Rojo

Se usa en períodos del Formativo, las raíces de Rubiáceas, que crecía en zonas de Lomas; más tarde, a partir de Paracas, se usa la cochinilla o magnu (parásito del cactus)


Tribu del mes

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El tejer no es solamente tejer. Es una obra científica que puede someterse a estudios académicos Elvira Espejo

Se produjo el efecto de una reciente estructuración de la terminología textil y la sistematización de las estructuras y técnicas Denise Arnold

como otro ejemplo. El libro, publicado en agosto en el idioma español y que más adelante será editado en inglés, despeja “ideas erróneas” que negaban la existencia de la técnica de “faz de urdimbre” (hilos rodeando travesaños del telar en forma de ocho), antes de la conquista española de los Andes sudamericanos. En los telares, sea cual sea su complejidad, se combinan la urdimbre de hilos colocados a lo largo, siempre a pares, y la trama de hilos que se entretejen a lo ancho por esa urdimbre. Pero la faz de urdimbre, técnica propia andina, tiene características la singularidad de una elaborada ocultación por la urdimbre de la trama gracias a su peculiar disposición y manejo de los hilos a lo ancho, como sistematiza la investigación. Arnold justifica el grado científico alcanzado por la investigación como efecto de una “estructuración de la terminología textil y la sistematización de las estructuras y técnicas, desde lo simple a lo más complejo”. La “jerarquía ontológica”, que permite examinar los fundamentos de la estructuración de datos, respalda la eficacia del modelo que, además, se apoya en las maquetas de las estructuras y técnicas textiles elaboradas por Espejo y reproducidas “por sus manos para saber cómo se han elaborado originalmente”, relató la investigadora Arnold.

Ella contribuyó con tres años de trabajo académico, mientras Espejo aportó una década de idas y venidas por pueblos perdidos en remotas zonas andinas de Bolivia, a los que se llega solo tras muchas horas de intrincadas caminatas, siguiendo el hilo ancestral de los tejidos andinos, entre los que están los más antiguos del mundo. Espejo empleó sus virtudes como artista plástica y sus raíces familiares aymaras, quechuas y urus, para reunir hasta 900 mujeres en el ganado, el esquilado, el hilado, la aplicación de tintes naturales hasta el acabado con alta calidad, formaron el conjunto de actividades realizadas para completar el ancestral circuito artesano. “El tejer no es solamente tejer. Es una obra científica que puede someterse a estudios académicos”, explicó Espejo, quien estudió y recreó piezas clasificadas como arqueológicas, históricas o contemporáneas, según la época de su elaboración. Su inquietud la hizo romper fronteras y pronto inició una travesía por el norte de Chile, el norte de Argentina y las regiones andinas de Ecuador y Perú al encuentro para cubrir la cintura, manos o la cabeza, con pequeñas piedras incorporadas entre las capas de los hilos, unos objetos que aparentemente se entregaban como símbolos a los guerreros. Los textiles andinos han suscitado hasta aquí numerosos y excelentes estudios.

Tipologías: textiles andinos Subgrupo 121

Subgrupo 131

Subgrupo 141

Subgrupo 142

Subgrupo 151

Subgrupo 161

Tinte natural Naranja

El tinte de la semilla del achiote es también fugitivo por lo tanto se suele también combinar el rojo primero y luego el amarillo

Amarillo

Se usa el molle, otras semillas y raíces en la lana y arcillas ferruginosas para los tejidos de algodón

Hace algunos años, en un encuentro regional sobre textiles andinos, la Dra. Rosario Chirinos de Perú presentó los resultados de una investigación de laboratorio que estudiaba la procedencia de los tintes empleados en tejidos del antiguo Perú. El análisis químico reveló una serie de plantas y otros elementos tintóreos animales y minerales que daban por resultado una riquísima gama de colores y matices. En este estudio, los mordantes empleados fueron menos analizados pero los resultados identificaron principalmente la presencia de alumbre, alcaparrosa negra o yanacolpa (con alto contenido de hierro), cenizas de plantas, taninos, cal, orina y vinagre. La extracción de estos colorantes es sencilla, lo complejo es darle la homogeneidad y continuidad al color en una producción a nivel industrial, por eso es que existe un tratamiento de tinción específico para cada especie de planta y material.


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Semiótica textil

De trama en trama

Los textiles han sido y son textos portadores de mensajes que se transmiten mediante sus múltiples desplazamientos, tanto geográficos como temporales

L

a textilería andina, desde un punto de vista semiótico, constituye un código comunicativo. Los textiles han sido y son textos portadores de mensajes variados que se transmiten mediante sus múltiples desplazamientos, tanto geográficos como temporales. En el nivel de expresión, los significantes utilizados incluyen los materiales, técnicas de realización, el diseño de trama y el uso del color. La textilería se configura como un sistema icónicosimbólico que traduce, en el nivel sensible, una conceptualización del mundo. La objetivación de la palabra sobre un soporte físico favoreció en los Andes el desarrollo de un pensamiento más abstracto capaz de conceptualizar el yo y el mundo que lo rodea. En la textilería andina, la percepción visual estuvo reforzada por los restantes sentidos: con frecuencia, mientras se tejía se rezaba o cantaba, por lo cual existió un sonido específico. Al elegir la materia prima adecuada, ésta se potenció a su vez con la selección de los ligamentos textiles a emplear, por lo cual hubo una textura que encauzó lo táctil. Debió haber un olor particular debido a la materia escogida y los tintes y aditamentos. El ritmo estuvo dado por la propia cadencia del huso y del telar. De este modo, y en el nivel del conocimiento sensible, el sistema textil se entrama con otros, la percepción de cuyos significantes se realiza por sentidos diferentes al de la vista. De la trama al concepto En el nivel del conocimiento conceptual, sucede algo semejante: la textilería refleja un modo de ser y de hacer en el mundo, desde una construcción propia de la realidad: el pensamiento andino –especialmente el incaico- parece haberse movido dentro de un universo hermético, donde todo habría sido creado de modo que lo que está abajo es reflejo o proyección de lo que está arriba y donde habría una especie de jerarquía universal de los géneros y las especies. El pensamiento andino puede definirse como

un movimiento activo, vital, basado en dos principios básicos: el de la dualidad y el de la complementariedad. Éstos no ponen énfasis en la disociación, sino más bien ejemplifican dos caras de una misma moneda: Bien-Mal; Oscuro-Claro; Arriba-Abajo; Cielo-Tierra; FemeninoMasculino; Vacío-Lleno. Todo ello se relaciona también con el dualismo de la persona dentro de las culturas andinas. En quechua existe un término que implica el equilibrio o armonía en que conviven estas ideas duales: missa. En él confluyen las dos dimensiones de la cruz o versión dinámica del espacio. Las culturas andinas tienden a yuxtaponer las ideas en paralelo, como las urdimbres y las tramas en el telar. Esta yuxtaposición es la base del pensamiento analógico andino, por el cual las cosas están relacionadas por sus semejanzas. Así, los textiles y otras manifestaciones de similar magnitud trabajaron a modo de metáforas, conformando un cósmico entramado de senderos que unen y relacionan los sujetos y las cosas. En la cosmología andina, el concepto de unidad se denomina “Pacha”, que se traduce del quechua como “espaciotiempo”. Dicho concepto se expresa iconológicamente en el cuadrado. La estructura cuadriculada es la base de la unidad estructural de la forma en el textil andino. Estructura del Diseño La dualidad, como principio lógico, se ordena en pares de opuestos y de complementarios, generados a partir de una estructura inicial o principal, análogamente como el cuadrado se ordena en pares de planos perpendiculares o en pares de planos diagonales. La cuatripartición del plano mediante perpendiculares o diagonales refleja –entre otras cosas- la organización del Tawantinsuyo y suele tener un centro que opera como eje de distribución compositiva. La diagonal es de gran importancia en el diseño andino, ya que expresa, por una parte, la fuerza del movimiento, pero también el concepto de “tinkuy” o encuentro de los extremos en el centro. La espiral expresa el concepto de ciclo o “pachacuti”, que es retorno al mismo principio y crecimiento por unidades o etapas de desarrollo. Entre

las estructuras complejas, el signo compuesto por el par escalera+espiral es quizás el de mayor trascendencia, al expresar el concepto de la unidad de la dualidad, manifestado en los principios del cuadrado y el círculo en movimiento, generando la ascensión y el crecimiento. Existe una comunión profunda entre la significación de ancestro-hogar-pueblo-sitio y textil. Ambos ocupan un espacio y poseen una modalidad propia que incluye conceptos estéticos. En los textiles andinos se pueden hallar recurrencias conceptuales, como el contraste sombra/ luz que, en el pensamiento de algunos pueblos andinos, simbolizaba la sabiduría y la experiencia. Juntamente con una memoria oral que puede relatar hechos maravillosos, en forma paralela a estas grandes imágenes mentales existió una memoria visual que fijó las relaciones entre formas, colores, espacios, contornos. La historia cultural de los Andes ha quedado plasmada en los textiles. Estas imágenes plásticas son documentos gráficos de una ideología o de un sistema de valores.a textilería andina, desde un punto de vista semiótico, constituye un código comunicativo. Por siglos, talegas y costales, en distintas regiones de los Andes, han compartido un diseño de apariencia muy simple, conformado, en lo esencial, por bandas y listas. Este diseño, sin embargo, crea una estructura compleja basada en tres principios fundamentales: sucesión, contraste y color.

El espacio está animado

, espiritualizado, y es cualitativamente heterogéneo. No es abstracto ni vacío y no precede a cosas que lo llenan Vladímir Toporov

Amaru Cholango. Instalación en el Museo de la Ciudad, Quito, 2011. Exposición: “Amaneció en medio de la noche”


Pal’ mundo

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De la puna al mundo

Las prendas de fibra de alpaca son las más pedidas en el extranjero la exportación de estas prendas de vestir ascendió en 16.4 millones de dólares

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n los últimos meses de enero y febrero la exportación de prendas de vestir de alpaca ascendió en 16.4 millones de dólares, lo que representó un crecimiento de 16% respecto al periodo del 2013 (14.1 millones de dólares). La calidad y diseño de nuestras prendas de lana conquistan el mundo, siendo productos que prometen traer muchos reconocimientos, como así también, ingresos a nuestro país; según los últimos estudios, las prendas más solicitadas son chompas y abrigos, chaquetas, capas para mujeres o niñas. EE.UU., Alemania y Francia, son uno de los tantos mercados internacionales que registran mayor demanda de nuestras prendas de alpaca, según informó la Gerencia de Manufacturas de la Asociación de Exportadores (ADEX). Para el Sistema de Inteligencia Comercial ADEX Data Trade, son 40 los países a los que llegan las prendas de vestir de alpaca además de los países antes mencionados se encuentran Japón, Reino Unido, Italia, Australia, Chile, Suiza, Bélgica, Dinamarca, Canadá, Noriega y México.Según la Gerente de Manufacturas de ADEX, Ysabel Segura, señaló que pese a la acogida de la alpaca en ciertos mercados del exterior, hace falta una mayor promoción y difusión porque varios países o segmentos aún no conocen las bondades de esa fibra. En ese sentido, explicó la importancia de promocionar más esas prendas a nivel nacional e internacional. “Si las ventas mejoran,

se reflejará en los ingresos de los productores de esta importante cadena”, mencionó. Y manifestó que desde hace dos años la exportación de prendas de vestir de alpaca tiene un crecimiento realmente sostenido, lo cual refleja también que tiene mucho potencial. Empresas líderes Incalpaca Textiles Peruanos de Exportación S.A., Kero Design S.A.C, Art Atlas S.R.L, MFH Knits S.A.C, Mitayoq S.A y Texturas y Acabados S.A.C., lideran la lista de empresas exportadoras y revaloran la cultura andina que inspira la producción de vestuarios. En unos años el Perú podría llegar a ser un centro de exportación de prendas y accesorios de alpaca, dadas las ventajas comparativas y competitivas que presenta, previó la gerente de manufacturas de Adex, Ysabel Segura. Señaló que pese a la acogida de la alpaca en ciertos mercados del exterior, hace falta una mayor promoción y difusión, porque hay varios países o segmentos que aún no conocen las bondades de esa fibra. “El Perú podría llegar a ser un centro de exportación de prendas y accesorios de ese camélido y el objetivo debe ser enfocarnos en desarrollar una marca colectiva con un concepto lo suficientemente poderoso para que los clientes reconozcan que no sólo ofrecemos prendas de vestir, sino también calidad”, dijo. Segura explicó que la fabricación de prendas de alpaca es una actividad altamente participativa. En ella confluye el

trabajo de miles de tejedoras y tejedores, quienes son los responsables de que nuestro producto siga manteniendo la calidad del tejido y que adicionalmente genere mucho valor para posicionar nuestras marcas o productos en segmentos de lujo en el exterior, explicó. Manifestó que desde hace dos años la exportación de prendas de vestir de alpaca tiene un crecimiento sostenido, lo que refleja también que tiene mucho potencial. En ese sentido, destacó la importancia de promocionar más esas prendas a nivel nacional e internacional. “Si las ventas mejoran, se reflejará en los ingresos de los productores de esta importante cadena”, mencionó. Enfatizó que las prendas de alpaca tienen una historia milenaria y cultural que inspira la producción de vestuarios respaldados en centenares de años de experiencia en textiles. “En la producción de estas prendas únicas se utiliza la técnica artesanal, existiendo también una pujante línea industrial”, resaltó. “El Perú podría llegar a ser un centro de exportación de prendas y accesorios de ese camélido y el objetivo debe ser enfocarnos en desarrollar una marca colectiva con un concepto lo suficientemente poderoso para que los clientes reconozcan que no sólo ofrecemos prendas de vestir, sino también calidad”, dijo. Segura explicó que la fabricación de prendas de alpaca es una actividad altamente participativa. En ella confluye el trabajo de miles de tejedoras y tejedores, quienes son los responsables de que nuestro producto siga manteniendo la calidad del tejido y que adicionalmente genere mucho valor para posicionar nuestras marcas o productos en segmentos de lujo en el exterior, explicó.

Palabras de Peker “Yo soy una periodista de palabra. Creo, respeto y valoro cada oficio y cada orfebrería de la voz.”

Entrevista Wichí Por Luciana Peker

¿Cuánto tiempo y trabajo les lleva hacer una cartera? María Ortiz: Lleva dos semanas hacer el hilo y una semana tejerla. Es muy trabajoso. Simona Pérez: Nosotras buscamos el chaguar en el monte. Y después machucar y después poner en el sol y después hacer el hilo y empezar a buscar los colores en el monte, y después hay que esperar tres días para el negro. Por eso, recién como en dos semanas tengo una carterita. ¿Cuánto es un precio válido en el comercio justo? Simona: Por acá la vendemos a 200 pesos, está a muy lindo precio, pero en nuestra zona nos la quieren comprar por naranjas o por 50, 30 o 20 pesos. Por eso estamos contentas, porque la gente de Buenos Aires aprecia nuestro trabajo. ¿Qué les pasa cuando les pagan mal su trabajo?

Las mujeres wichí piden un mercado de comercio justo para vender sus artesanías, cada pieza les demanda dos semanas de tareas incesantes Quieren ser invitadas a las ferias donde puedan poner precios justos a su producción, quieren que ese arte que se trasmite de mujer a mujer sea valorado.

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as mujeres wichí piden un mercado de comercio justo para vender sus artesanías. Cada pieza les demanda dos semanas de innumerables tareas incesantes: primero,recolectan la materia prima, usan los árboles y frutos para hilar y teñir con técnicas ancestrales, cuidando del monte, recorriéndolo. Usan su cuerpo como telar, se rasgan la piel entre las espinas del chaguar y después les pretenden pagar con naranjas o con precios irrisorios. La especulación que convierte en exóticos a estos objetos preciosos las desdeña. Pero ellas se plantan, exigen esfuerzo para que su lengua sea escuchada, quieren ser invitadas a ferias donde puedan poner precios justos a su producción, quieren que ese arte que se trasmite de mujer a mujer sea valorado más allá del discurso. Ellas son chinay, no mujeres; así lo dicen para marcar la distancia con las blancas. Y no porque desprecien la diversidad, sino para denunciar la inequidad. Las palabras brotan en wichí. Las risas no tienen pasaporte ni fronteras de abecedarios. Y los silencios develan los puentes todavía rotos. Las chinay piden que se las llame por su nombre, la lengua con la que ellas se nombran mujeres. A veces parece que las palabras no brotan, no se hacen rueda de vientos; a veces las manos se las llevan a la boca como si quisieran interrumpir el intercambio. Pero se plantan: ellas son chinay, no mujeres, y marcan la distancia con las blancas, no se trata de bendecida diferencia, sino de desigualdad. Sin equidad, la diversidad resta. Y piden, también, que las

palabras que no les brotan en castellano, que tienen que buscar en una memoria ajena, se reconozcan en el diálogo, irreverentes como el chaguar en su tierra, naturalmente, como el wichí de sus bocas. Hablar cuesta “Hay cosas que no sé cómo decirlas si no es en wichí”, explica desafiando a agudizar la escucha Simona Pérez, de 39 años, capacitadora de artesanas formoseña, con mucha pero mucha sed de avanzar en los caminos plurales y no de quedar congelada como una reliquia. “Tenemos muchas cosas para decir. Pero nos cuesta un poco hablar en castellano”, describe Valeria Segundo, de 25 años, una distancia de traducción que exige apostar a la multiplicidad de palabras. Por eso, María Ortiz, de 44 años, es maestra especial en la modalidad aborigen –así el título– para ayudar a que los niños y niñas aprendan wichí. Y puedan, por ejemplo, saber que “irilót’áj” es una palabra tan linda como lindo quiere decir en otra de las lenguas que dan voz a la multiplicidad de argentinas. La antropóloga Ana González, coordinadora del Programa Social de Bosques de la Subsecretaría de Planificación y Política Ambiental de la Nación, apunta una experiencia para replicar, como se replican las fuerzas en rondas de mujeres cuando no sólo se las escucha sino que se les da aire para hablar: “En noviembre del 2013 se llevó a cabo un taller con unas noventa artesanas wichí en Ingeniero Juárez, Formosa.

María: Una no tiene ganas de hacer nada. Simona: Hay mujeres que venden muy barato o por naranjas. ¿Se desalientan cuando tienen casi que regalar las artesanías? María: Sí. Valeria Segundo: Hay mujeres que dejan los hijos en busca de chaguar y dejan al mayor para que les dé pan y comida. Porque llegamos a la noche y para sacar más de cincuenta chaguar podemos estar dos días lejos de la casa. Los blancos les dieron la idea a las mujeres de que pueden usar guantes y así podemos sacar más de cincuenta plantas. ¿Qué pasa cuando se desaniman? Valeria: Hay mujeres que como el precio no es bueno no hacen, porque el marido dice que no hay que hacer porque no te valorizan. Porque es un sacrificio dejar a los chicos y a la casa y cuando lo vendés a 50 pesos y el marido viene del trabajo le dice: “Hacelo unito para que sea un bolso tuyo nomás”, porque ¿quién va a comprar? O si van a comprar a bajo precio. María: Cuando hay salida las mujeres tienen más ganas. Ustedes como blancos tendrían que poder ayudar a las mujeres. ¿Cuáles son las dificultades cotidianas? María: En nuestra zona las mujeres buscan chaguar, pero es muy lejos, se van a la mañana y vuelven a la noche.


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Tendencias

La ruta de los camélidos andinos Perú y Argentina están unidos por una invalorable tradición textil que tuvo sus inicios desde tiempos anteriores al Imperio de los Incas y que aún hoy constituye una de las grandes riquezas del patrimonio inmaterial. El arte textil con los colores y los diseños de nuestros pueblos originarios expresan un mundo de símbolos e íconos –en una asombrosa simbiosis de arte y técnicaque han sido comunes en los Departamentos del Sur del Perú y de las Provincias del Norte Argentino. La red vial o ruta inca, el Qapaq Ñan, que fue una de las más impresionantes del mundo de aquella época, por su extensión como por su construcción, coadyuvó a la distribución de bienes producidos, transformando la tradición textil en un activo económico, así como a la difusión y al traslado de artesanos especialistas. Hoy en día la subsistencia de numerosas comunidades que habitan las zonas altoandinas depende directamente de la venta de las fibras de los camélidos andinos, o de los productos derivados como son los textiles y la carne en sus diversas presentaciones. El buen desarrollo de la producción de estas industrias y del turismo podría ayudar a la superación de la pobreza en la que viven estos pro-

ductores de zonas altas. Bajo el sugerente título de “Perú y Argentina tejiendo. La ruta de los camélidos andinos”, la Embajada del Perú en Argentina y la Secretaría de Cultura de la Nación, a través de la Dirección Nacional de Industrias Culturales, realizarán el 14 y 15 de noviembre en la Manzana de las Luces (Perú 272, CABA), charlas y recitales para poner en valor este tema que permite una mirada compartida de ambos países. El jueves 14 a las 19 horas, habrá un show y cóctel de apertura de la ”Muestra Binacional de Ponchos Andinos”, que permanecerá abierta hasta el martes 19 de noviembre en la Manzana de las Luces. El arte textil con los colores y los diseños de nuestros pueblos originarios expresan un mundo de símbolos e íconos –en una asombrosa simbiosis de arte y técnica- que han sido comunes en los Departamentos del Sur del Perú y de las Provincias del Norte Argentino. El viernes 15 desde las 15 horas, se desarrollarán varias Mesas Redondas con la participación de expertos peruanos y argentinos del mundo del diseño, la historia y política.

Ferias y festivales Mes de diciembre

16/12/14

Festival textil interactivo - 19:00 hs MAIBA

20/12/14

Muestra de textiles prehispánicos - 21:00 hs CMD

Los procesos textiles más antiguos, los teñidos y diferentes materiales es parte de lo que encontrarás

Desarrollo de los textiles prehispánicos de la región atacameña Del 1000 a.C. al 1450 d.C.

25/12/14

Fiesta Patronal (en Salta) 9:00 hs Purmamarca

En esta feria se mostraron productos de 13 provincias de Cajamarca y los productos de las zonas alto andinas

Patoruzú

, creado por Dante Quinterno en 1928, es uno de los personajes más importantes e influyentes de la historieta argentina. Nacido como personaje secundario en dos tiras cómicas de corta vida, el cacique Patoruzú —el último de los tehuelches, a los que los conquistadores españoles habían visto en su momento como gigantes dotados de fuerza prodigiosa— obtuvo en poco tiempo su propia historieta, que daría origen a la revista homónima, uno de los grandes hitos del humor gráfico en Argentina. Quinterno dibujó historias originales intermitentemente durante casi cuarenta años, y las reimpresiones fueron numerosas. Desde los años ‘40 y años ‘50 del siglo XX se transformó en uno de los íconos de la cultura popular argentina. En los últimos años, sin embargo, se ha revisto con buenos ojos su influencia.

Leyenda: La Pastora y el Cóndor Cerca del cerro vivía una jovencita pastorcita todos los días salía muy acompañada de su perrito y a veces de su novio solían llevar a sus ovejas y llamas a pastar, un día al igual que otros después de beber sus hierbas aromáticas y preparar su chapo se encamino al patio, las llamas y ovejas avanzaban lentamente comiendo paja y las hierbas que habían por el camino, por su parte el perro iba delante del rebaño atajando a los animales impidiendo que se desviaran, así ayudaba a la pastora, un día apareció un cóndor gigantesco este comenzó a seguir a la pastora deseándola, la pastora a pesar de su miedo empezó a conversar con el cóndor y se fueron conociendo, una tarde ante la mirada del perro y el rebaño el malvado del ave convenció a la pastora para dar una vuelta, ella subió a su espalda y fueron a una cueva donde el vivía, para dar una vuelta, ella subió a su espalda y fueron a una cueva donde el vivía.

Próxima edición: el tejido guaraní

La nación, editado en Buenos Aires, República Argentina . Propietario de editorial “La Nación S. A”. Registro de marca 15623265. Director periodístico Ernesto D Lucke. Redacción y administración: Solís 1525, Cdad autónoma de Buenos Aires. Teléfonos 4289 1451, email lanación@hotmail.com Internet http:/www.lanaciónnoticias.com.ar Correo de lectores :http:/lanación /correo. com.ar D.N.A N°155554. Impresión: impresora Print S.A, Uruguay 124, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires , 428 6596.

A partir del 1ro de enero estará disponible el suplemento N°2. El mismo nos adentra en la cultura guaraní, dándonos a conocer sus tradiciones,creencias y sus más preciados textiles. Nota exclusiva con el diseñador Ricky Sarkany.


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