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EDITORIAL

Oscuro, casi negro Dark, almost black

En esta revista que tiene usted en sus manos en estos momentos, todos los fotógrafos que aparecen son negros. La mayoría de los textos también están escritos por escritores o investigadores negros. Apenas somos unos pocos los colaboradores blancos. Es curioso definir las razas a partir de un color, cuando sabemos que realmente solo existe una raza (la humana) y miles de matices de colores en el Pantone de la piel humana. Nadie es absolutamente negro ni, mucho menos, absolutamente blanco. Sin embargo, el color parece importar demasiado y define, a simple vista, el estatus social, cultural y político de cada uno de nosotros. Y la fotografía ha colaborado activamente en esta catalogación simbólica que va cambiando y subvirtiéndose a sí misma poco a poco. Este número de EXIT está dedicado a la fotografía negra, a la fotografía realizada por fotógrafos, artistas, negros. De países, edades, intereses y estilos muy diferentes. Tal vez solo tengan en común que todos ellos son negros, o tal vez sería mejor decir que no son blancos, que su piel es de un color oscuro. Pero intentar simplificar todo en ese punto de color de la piel es absurdo, porque lo que realmente está en juego son cuestiones mucho más complejas como la inclusión, la diferencia, la estigmatización, la privacidad, el origen, la clase social, las costumbres, la capacidad económica y, sobre todas las cosas, los prejuicios. Es decir: juzgar a alguien por signos y aspectos externos antes de conocer nada sobre ellos. Prejuicios, construir estereotipos a partir de elementos superficiales. Tan superficiales como la piel, pero que marcan y definen las vidas de millones de personas en el mundo.

Todas las imágenes y prácticamente todos los textos que llenan las páginas de esta revista parten de una matriz lo suficientemente oscura para no ser considerados blancos. EXIT es con este número una publicación de color oscuro, casi negro. Los y las autoras muestran y hablan de sus obras y del sentido de su fotografía. Han nacido en países distintos, la mayoría hijos de inmigrantes y ciudadanos de países cuya población es cada vez más mestiza, mezclada de colores, orígenes e historias. Algo que parece muy moderno, pero All the photographers appearing this issue of the magazine are black. Most of the texts are written by black writers and researchers too. How strange it is to define people on the basis of colour when we know there is but one race (human) and thousands of different shades in the Pantone colour system that is human skin. No one is completely black or, far less so, completely white. And yet too much importance seems to be attached to colour. It automatically defines the social, cultural and political status of every single one of us. Photography has played an active part in this symbolic cataloguing, which changes and subverts itself little by little. This issue of EXIT is dedicated to black photography, to photographs taken by black photographers and artists encompassing a wide range of countries, age groups and interests. It may be that the only thing they have in common is that they are all black. Or perhaps it would be better to say that they are not white, that their skin is dark in colour. But to attempt to boil everything down to a question of skin colour is absurd because what is really at stake are far more complex issues such as inclusion, difference, stigmatisation, privacy, background, social class, customs, wealth and, above all, prejudice. In other words, what is involved here is the judging of people purely on account of external signs and traits, without anything being known about them. These prejudices and the creating of stereotypes on the basis of superficial characteristics, as superficial as skin colour, impact on and shape the lives of millions of people around the world.

All the images and virtually all the texts that fill these pages hail from a source sufficiently dark for them not be considered white, making EXIT, for this issue at least, a dark, almost black publication. The featured artists show and discuss their work and the meaning behind their photography. They were born in different countries, most of them the children of immigrants and the citizens of countries whose populations are increasingly mixed-race, a fusion of colours, backgrounds and stories. Though this might seem a very modern phenomenon, it was, ultimately, the objective of Alexander the Great’s conquests more than 300 years before Christ. In ordering the mass deportation of people from Europe, Asia, India and all the territories he occupied, mostly by force, he aimed to conquer land by mixing traditions, colours, cultures and languages. In his view, that was the way the world was or ought to be: a single territory where different people were equals. Today, that world is becoming more of a reality, albeit as a result of destruction, emigration, pain and loss, a continuous and unstoppable transformation. These artists have their origins in Kenya, Mozambique, Jamaica and Angola, as do, perhaps, their parents,

que no hay que olvidar que era el objetivo final de las conquistas de los territorios que Alejandro el Magno realizó más de 300 años antes de Cristo. Su objetivo era realizar deportaciones obligatorias de ciudadanos de Europa, Asia, India y todos los territorios que él ocupó por la fuerza en la mayoría de los casos. Es decir, conseguir territorios basados en la mezcla de tradiciones, colores, culturas e idiomas. Para él eso era, debería ser, el mundo: un territorio de diferentes como iguales. Hoy ese mundo cada vez está más cerca, pero a base de destrucción, emigración, dolor y pérdida, una transformación continua e imparable. Kenia, Mozambique, Jamaica, Angola, es el origen de estos artistas, tal vez el de sus padres, que viven y han nacido en Estados Unidos, Inglaterra, Francia o España. Pero ellos prolongan sus características, con orgullo, en estos climas difíciles, son víctimas de prejuicios y de violencia, como desgraciadamente vemos todos los días. Pero esa violencia no está originada por el color, sino por la diferencia. La diferencia entre el que ejerce y el que sufre la violencia, entre una mayoría que detenta el poder (cada vez menos mayoría) y una minoría que crece y sigue siendo claramente diferente. Llevan la diferencia en la piel. Y esa diferencia solo la comprendemos los blancos cuando nos vamos a vivir a un país donde somos una ínfima minoría sin ningún poder.

El encuentro entre la fotografía y los cuerpos negros está en el origen de la fotografía. Esas imágenes documentales de los esclavos, de esas tribus destruidas, de esas personas que por ser diferentes se muestran como animales. Y es la fotografía la que pretende desde el inicio ofrecer una imagen deshumanizada de la negritud, es la mirada blanca que estaba en esas primeras fotografías de cuerpos negros. Cómplice en esa construcción del negro como un peligro. Una mirada que se prolonga estos días en las imágenes de las tribus urbanas, de las manifestaciones, de la vida común. Curiosamente la mirada negra, como podemos ver en las siguientes páginas, no se ocupa de los cuerpos blancos esencialmente. Se mira a sí mismo, recupera sus tradiciones, refuerza su propia imagen y sus características diferenciales, no solo el color, sino el pelo muy especialmente, también la forma de relacionarse, su pasado, su origen.

Al plantearnos este tema hemos intentado no caer en aspectos efectistas ni de confrontación. Hemos tratado de aportar una mirada amplia y compleja sobre la idea de negritud. Para ello, se ha partido de premisas como la construcción del cuerpo (político) negro desde la imagen, la consciencia de la negritud como identidad o la expresión y experiencia de un racismo estructural presente en la sociedad. Esperamos que, a través de las diferentes miradas de los artistas, de las historias que nos transmiten, y desde las palabras de los que escriben en este número, lo hayamos conseguido.

Han hecho falta varias generaciones para que la mirada que hay detrás de la cámara sea una mirada negra y sin prejuicios. La diferencia entre una mirada blanca y otra negra es evidente: cuando un blanco fotografía a un negro ese retrato nos habla de un grupo marcado por las diferencias, genera un estereotipo; cuando es un negro quien retrata a un negro la imagen es simplemente el retrato individual de esa persona en concreto, no está hablando de un estereotipo sino de una persona. La diferencia radica en lo privado y lo público, y la línea que marca esa diferencia es la que separa la inclusión de la exclusión, la solidaridad del odio. ¶ who live and were born in the USA, England, France and Spain. They proudly accentuate their characteristics in these challenging climes. And, unfortunately and as we see day in day out, they are the victims of prejudice and violence, violence that does not occur because of colour but because of difference, the difference between those who inflict violence and those who suffer it, between a majority that holds power (an increasingly small majority) and a minority that is growing and that continues to be different, quite clearly so. That difference, which they carry in their skin, is something us white people only understand when we live in countries where we are an insignificant and powerless minority.

The meeting between photography and black bodies is one of the sources of the art: images documenting slaves and shattered ethnic groups, of people deemed animals merely because they are different. And it was photography that aimed from the outset to offer a dehumanised image of blackness, a white viewpoint evident in those first few photographs of black bodies. That viewpoint was complicit in the creation of the belief that the black man is dangerous. It survives to this day in images of urban groups, demonstrations and everyday life. Strangely, the black viewpoint is not wholly concerned with white bodies, as the following pages show. It looks at itself, revives its traditions, reinforces its own image and the characteristics that set it apart: not just colour but hair, in particular, and forms of interaction, its past, its background.

In approaching this issue we have tried not to be overly dramatic or confrontational. We have attempted to offer a broad and complex view of the concept of blackness. With this in mind, we have developed premises such as the construction of the black body (political) from the image, the consciousness of blackness as an identity, and the expression and experience of structural racism in society. Through the viewpoints of the artists, the stories they tell, and the words they write in this issue, we hope we have achieved that.

It has taken several generations for the viewpoint behind the lens to become black and free of prejudice. The difference between a white viewpoint and a black one is clear: when a white person photographs a black person the resulting portrait speaks to us of a group impacted by differences. It creates a stereotype. But when a black person depicts another black person, the image is nothing more than an individual portrait of that person in particular. It is not talking of a stereotype but a person. The difference lies in the private and the public, and the line that demarcates that difference is what separates inclusion from exclusion, solidarity from hate. ¶

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