1 minute read

A FAMILY AFFAIR

La boda de Hussein de Jordania y Rajwa Al Saif, fue simplemente espectacular de principio a fi n. La refrescante –y poco vista–naturalidad, la distinguió de cualquier otro enlace real.

Por Ana Dávila Cook

Ala casa real jordana no le han faltado motivos para celebrar en los últimos meses. Apenas el año pasado anunciaron por sorpresa el compromiso de los príncipes Hussein e Iman, los hijos mayores de los reyes Abdalá II y Rania, y la temporada de fiestas llegó a su fin con la esperada boda del heredero y la arquitecta saudí, Rajwa Al Saif.

Los royal watchers quedaron satisfechos con el nivel que se espera de una boda real, con una lista de invitados que comprobó los fuertes lazos que unen a la corte real hachemita con sus pares europeos: desde los príncipes de Gales a los reyes de Holanda.

Pero un factor menos tangible hizo de esta boda algo especial: la calidez de la pareja y la cercanía entre la novia y su nueva familia política.

Es bien sabido que Rajwa tiene una gran relación con su suegra, Rania. Desde su compromiso, la reina ha dado un cumplido tras otro a su “tercera hija” –como se ha referido a ella en redes sociales–, con quien se le ha comparado por su estilo y hasta por un cierto parecido físico. El resto de la

Pap Orgulloso

familia parece compartir el sentimiento. El rey Abdalá II no paró de sonreír, y se conmovió casi hasta las lágrimas cuando los invitados aplaudieron la entrada de su hijo, vestido en uniforme militar. La novia, en un impecable Elie Saab asimétrico que tomó 1,100 horas de manufactura, llegó del brazo del príncipe Hashem, hermano menor del novio, con quien compartió miradas nerviosas mientras caminaban juntos, seguidos por las princesas Iman y Salma, encargadas de arreglar el velo.

La boda, una ceremonia islámica llamada katb ketab, se llevó a cabo en los jardines del palacio de Zahran, donde se casaron Abdalá y Rania en 1993. Después, los novios hicieron una vistosa procesión por las calles de Amán hasta llegar al palacio de Al Husseiniya, donde los esperaba un banquete para 1,700 invitados y un épico pastel de siete pisos cubierto de flores azules que los novios cortaron entre música y aplausos.

Cool Looks

Rajwa usó un Dolce & Gabbana para el banquete en el palacio Al Husseiniya, mientras que Rania eligió un Elie Saab.

La novia llegó a la ceremonia del brazo de su cuñado, el príncipe Hashem, de 18

Invitados Top

This article is from: