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¿Por qué buenas personas toman decisiones malas?

Una charla con el Dr. Chris Stephens

Durante la charla ¿Por qué buenas personas toman decisiones malas?, que dio en el marco del Coloquio de Divulgación Futuros ICN, el especialista en temas complejos indicó que las ciencias de la conducta, como la sociología y la psicología han intentado entender, explicar y predecir la conducta humana. Sin embargo, no han logrado un mejoramiento en dichas problemáticas. Esto se debe en gran medida a que se estudia desde una sola perspectiva y no contemplan todos los factores que hay.

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Casi todos los problemas más importantes que enfrenta la humanidad tales como el cambio climático, la violencia, la guerra, la pobreza y las enfermedades crónicodegenerativas son consecuencias de las decisiones que tomamos.

Esas decisiones son tomadas con base en conductas asociadas, tanto al nivel individual como al nivel colectivo, explicó el doctor Christopher Stephens, investigador

Por lo anterior desde hace varios años, en el Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) se empezaron a estudiar diversas problemáticas sociales con un enfoque transdisciplinario, tal es el caso de las enfermedades crónico-degenerativas. Así surgió “Conductome”, un proyecto de cien- cia de datos para analizar las causas de las conductas que propician obesidad.

En el auditorio Marcos Moshinsky, el investigador detalló que este estudio se realiza entre trabajadores administrativos, estudiantes e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Resaltó que uno de los hallazgos que han encontrado es que los seres humanos solemos tomar decisiones con base en resultados a muy corto plazo, por ejemplo, “cuando comemos algo de poco valor nutricional decimos ‘es solo hoy, no todos los días voy a comer así’, sin embargo, desconocemos que el mecanismo de esa decisión puede ser tan fuerte que podría ser la tendencia de consumo de los próximos 20 años”.

Destacó que la toma de decisiones que hacemos en la vida cotidiana está asociado a un modelo mental que tenemos del mundo, el cual puede o no acercarse al mundo real. Por ejemplo, en Conductome, se pone una figura de personas que van desde una muy delgada hasta una obesa. Lo que han encontrado hasta el momento es que hay una diferencia sistemática entre cómo está la persona y cómo piensa que está: “Esta diferencia de la percepción de su peso depende mucho de la escolaridad que tenga la persona y su género”, es decir, una persona con mayor nivel escolar tiene una percepción de su peso más pegado a la realidad, en cambio una persona con menor escolaridad suele pensar que está más delgada de lo que está y esta diferencia es aún más notable para mujeres.

Además, han encontrado que la taza de obesidad entre los trabajadores administrativos es mucha más alta que la que hay entre los académicos: “Aquí se podría pensar que los investigadores toman decisiones basados en más información, lo cual no precisamente es cierto, ya que se debe considerar que ambos grupos se desenvuelven en ambientes diferentes, tienen capacidades económicas distintas y sus horarios de trabajo no son iguales”.

Explicó que quizás por eso han fracasado las campañas y las políticas públicas que se han implementado para combatir la obesidad en México, porque no se han contemplado todos los factores que influyen: “No es totalmente una cuestión de voluntad, o con que la gente no sepa que lo que está comiendo es perjudicial para su salud, pero también con las amplias jornadas de trabajo y con tantas horas de trayectos (debido a la gentrificación) es difícil que la gente tenga energía para destinar tiempo para prepararse una buena comida o llegar a hacer ejercicio”. (UNAM)

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