EXTRAVAGANZIA EDICION
Ana Gómez Aguado
EDITORIAL Editorial Extravaganzia editorial.extravaganzia@gmail.com www.extravaganzia.es
FOTO PORTADA
Ricardo Adriansen
FOTO CONTRAPORTADA Gloria
COLABORADORES Por orden de aparición:
Alicia S. - Flappy - Matrioska - Romero - Angora - David Salvo - Larin - María Plaem -Héctor Fariña - Gloria - Antonio Pep Pep -Ricardo Adriansen - Diógenes - Sue Colage foto índice: Plaem. Primera plana. - Flappy. El puño y más cosas. - Sue. Al abrir la ventana encontré esto. - Flappy. Danza en movimiento. - Larín. Qué fue de Dorothy. - Arabela. Por sus frutos los reconoceréis. - Alicia. La fuente en el teléfono. - Aitana. Amándose entre las flores. - Mar. Agosto en tierras alavesas. - Larin. Otoño.- David Diaz.
extravaganzia se lanza de cabeza a nuevos retos, y esta vez, a
de mil palabras es algo de sobra conocido. En ese caso, esta revi porque es básicamente una revista gráfica. la primera revista grafi COLABORADORES especiales, que se han brindado a participar en e KAMARADAS, donde todos los participantes deben ir equipados con un te. Así nos hemos echado a las calles, persiguiendo la originalidad medio de la imagen. Señoras y señores, aquí tienen el resultado de un duro y a la vez d Ante ustedes, nuestro primer magazine digital fotográfico. Abran lo
KAMARADAS PRIMER CERTAMEN - PAG 4 DESDE MI VENTANA
Alicia S. Flappy. Matrioska. Romero
SEGUNDO CERTAMEN - pag 8 A RAS DE SUELO
Flappy. Angora. David Salvo
TERCER CERTAMEN - pag 14 ARTE URBANO
Larin. Alicia S. María Plaem. Héctor Fariña
CUARTO CERTAMEN - pag 18 RINCONES URBANOS
Gloria. Flappy. Antonio Pep Pep
QUINTO CERTAMEN - pag 24 SOMBRAS
Matrioska. Ricardo Adriansen. Alicia S.
FOTOGRAFÍAS CON HISTORIA. PAG 30 Larín. Nieve PAG 32 Diógenes. Los libros
también mueren. PAG 34 María Plaem. Mi abuela Concepción PAG 35 Gloria. Aquel viejo pedestal PAG 36 Sue. Maná y yo PAG 38 Rosario. El nacimiento de Extravaganzia
atacamos a las imágenes directamente. Que una imagen vale más ista tiene muchas, muchas palabras. Pero será muy fácil de leer, ica digital que lanzamos. Para ello, hemos requerido de nuestros ste magazine. Hemos creado un grupo especial gráfico llamado na cámara superando los retos que se planteaban quincenalmend, la belleza, lo escondido, y sobre todo, buscando divertirnos por
divertido trabajo, que nos ha llevado unos cuatro meses. os ojos, relájense y disfruten de KAMARADAS.
1er certamen:
desde mi ventana
FotografĂas sacadas desde la ventana
1er lugar. Alicia S. TĂtulo: Tarde de tormenta FotografĂa tomada durante una tormenta de verano.
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2º lugar: Flappy Título: La colada
Foto tomada con el movil. Desde la ventana de mi dormitorio que da a la terraza. Fue en primavera haciendo limpieza, le llegó el turno a los peluches. Me pareció gracioso como se veían tendidos y tomé la foto.
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Terc Em
Autora: Matriosk a. TĂtu lo. Ref lejos
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cer lugar. mpate
Autor: Romero TĂtulo: Desde mi ventan a
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Tema: A ras de suelo.
En esta ocasión, las fotografías debían versar sobre el tema “pies” o “zapatos”. Una visión del mundo a ras de suelo.
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Ganadora: Flappy Título: Danza en movimiento
Fotografía tomada durante el Festival de Danza en el que participaba mi hija. Fue con una cámara digital Samsug HD.
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Segundo lugar: Angora
TĂtulo: Salir corriendo
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Tercer lugar: David Salvo
TĂtulo: Lovers
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Se g u n
do lu g a r: Al : FĂştb icia S. ol
TĂtu lo
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Autor: Héctor Fariña
Título: Sueño sobre un pretil a baja altura
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Quinto certamen: Sombras Ganadora: Matrioska TĂtulo: Sencillez
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Fotografías con historia
Larin:
«Nieve»
E
ra la primera vez que viajaba sola. En el 2003, casi nada, una aventura ir hasta Andorra a visitar a mi hermano. Vuelo hasta Barcelona, en donde pasé unos días con una amiga. Mes de Octubre, y temperatura 27ºC. A continuación, viaje en autobús hacia Andorra. Temperatura 5 ºC. En las horas que mi hermano y mi cuñada trabajaban, hice turismo desde Saint Julia de Loria hasta Andorra la Vella, todos los días. Levitaba con tanto comercio, perfumerías, joyerías, todo para mí, quiero decir para curiosear yo solita, comprar compré
Esta foto me gus
poco, pero probar ropa lo hice la mar de bien.
Quedé prendada del Puente de La Margineda, de Caldea, la Casa de la Vall, la Iglesia de San Esteban. Turismo a tope. Esperaba emocionada el día libre de mi hermano y mi cuñada, pues me llevarían a visitar el resto de las parroquias Andorranas hasta Pas de la casa. Y Llegó el día, y llegó el instante. Ya estábamos muy cerca y muy arriba, está a una altura de 2.400 metros. Comencé a ver la nieve a los lados de la carretera y de sopetón le dije a mi
sta mucho por el momento y el instante. hermano:
—¡Para el coche!
lado a otro por la nieve riendo también.
Lo echó a un lado, y me preguntó lle- Me dejó con el entusiasmo un buen rato, de vez en cuando decía: no de angustia. —|Te vas a matar! —¿Te encuentras mal, te mareas? Le sonreí y sin decir nada me apeé del Cuando se fue suavizando el entusiascoche y comencé a caminar por la nie- mo y me quedé más relajada. Me soltó: ve y cogerla con las manos y a gritar: —Nena, esto no es nieve, es hielo ¿No —¡Estoy en la nieve, estoy en la nie- has visto que todo está demasiado compacto? Te he visto tan feliz, que ve, es la primera vez! no podía decirte nada! Todavía oigo las carcajadas de mi hermano, tanto se reía que no era capaz Así fue mi primera vez en la nieve, de hablarme, y yo, emocionada de un lleno de risas.
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Fotografías con historia
Diógenes:
«Los libros también mueren»
Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. (Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández)
¡C
ómo me gustaría ser poeta! Y así poder
escribir la elegía que se merecen mis amigos. No, no están muertos, más sí moribundos: ajados, rotos y desencuadernados. El moho y las bacterias atacando; el hierro y la lignita de sus letras combatiendo; la celulosa, como un campo de batalla, llena de manchas herrumbrosas señalando indelebles que el tiempo pasa. Y he de despedirme de ellos, me cuesta y me duele. Y busco desesperada un remedio, una cataplasma, pero no existe nada (por lo menos en google). Son mis compañeros de siempre, siempre cerca, siempre disponibles. Abrían sus almas a mis ojos y yo vivía cada historia, una y otra vez, mil veces cien. Más que nada por mi memoria escasa, en muchas ocasiones, si he de ser sincera. Ahí está el más antiguo, La venganza de Don Mendo de Muñoz Seca, nunca me lo he con-
seguido aprender. Es como un lema familiar; fueron mis hermanas mayores las que lo representaban en el salón de casa (esto siempre se me mezcla en la cabeza con la escena de mujercitas en que las protagonistas hacen lo mismo). El pobre está deshojado, amarillento y descarnado aunque aún se puede leer: “Juro, y al jurar te ofrendo, que los siglos en su atruendo habrán de mí una enseñanza pues dejará perduranza la venganza de don Mendo” Otro caído en la batalla es una compilación del Reader Digest: allí viven El espia que surgió del frío de Le Carré, Un cuento de a perra gorda de Cronin... y algunos más. He perdido la cuenta de las veces que los leí de pequeña y en una lectura reciente (hace unos siete u ocho años) me fijé en que ponía “condensado de una historia de tal y tal...” Bueno, pues me da igual, a mi me gustaron. Claro que eso no quita lo
tramposos que fueron. De aquella época, mantengo en mi improvisado hospital de campaña muchos otros: Servidumbre humana (S. Maugham) de realismo triste que le llamo yo; El planeta de los Simios (Boulle); una selección de Las mejores historias siniestras; Sosteniendo el tipo (Alfonso paso)... En realidad, ninguno mío, solo herencias del resto de la familia. Novelas de todo tipo y condición: La ciudad la alegría (Lapierre); Obras completas de Agatha Christhe (mentira, sólo tenía tres); Los cipreses creen en Dios (Gironella); SaraT y Cristine F (historias suburbiales y de drogas)...
mensión (a la que no han puesto número) donde nos escondemos los libros y yo. Así comienza: “Cuando abandoné la cápsula del tallo de Kenya lo llevaba tras mis talones. Me siguió a través de la puerta que conducía a Aduanas, Sanidad e Inmigración. Cuando la puerta se contrajo tras él, lo maté.” Termino aquí mi particular elegía, despido a mis amigos, y temo que junto a ellos me despido un poco del ayer. No todo es triste. Hay un libro que siempre he odiado y que tenía un pequeño rasguño (no diré el nombre, pobre, él no tiene la culpa) y... ¡ah! Lo siento... lo mandaré de vuelta a su planeta (Deagostini).
A los de ciencia ficción (gracias, hermano), que son algo más modernos, les he dado una segunda oportunidad. Sin embargo hay uno que no Nota: Quizás los guarde en una caja, quizás puedo rescatar: Viernes (Robert A. Heinlein). no pueda desprenderme de ellos. Dejo un final Es el que más me apena, son muchas las horas abierto. en que nos hemos ido juntos a ese lugar donde todo es posible, donde nada real existe, esa di-
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Fotografías con historia
Glori «Aquel
María Plaem
«Mi abuela Concepción»
C
on su muerte prematura me perdí los cuentos y las caricias de mi abuela Concepción (En la foto, sentada)
Por más que mi madre (en la foto, con un lazo en la cabeza), siempre me dijera que a ella, pocos cuentos le había contado, me gusta creer que de habernos conocido, más de una vez me hubiese tenido entre sus brazos mientras me contaba una historia. Una historia que se habría convertido en solo nuestra, creando entre las dos un lazo de complicidad para siempre. No pudo ser pero, a falta de recuerdos verdaderos me construí unos falsos donde a veces, también me refugio
ia
viejo pedestal»
S
ubida en aquel pedestal, sintiendo el frío del bronce en la piel, era feliz. Siempre lo era cuando estaba con sus tíos. Ansiaba sus visitas semanales, cuando aparecían en el viejo patio y la llevaban al quiosco a comprar todos los tebeos que hubiera. Aún era más feliz cuando decidían que aquel fin de semana lo pasaría con ellos. ¡Entonces era una aventura! Como hoy, paseando por Madrid, haciéndose fotos con los imponentes leones de las Cortes y después un paseo en el barco del Retiro… Pero no sabía que hoy era un día de despedida, se marchaban a París, el banco donde trabajaba el tío le mandaba allí. ¡Qué tristeza sintió en su pequeño corazón! Seis meses más tarde tuvo una gran sorpresa ¡Viajaría a París! Iría con la abuela en tren hasta Irún, y allí las recogerían los tíos para ir en automóvil hasta su casa ¡Otra maravillosa aventura! El viaje a París, como otros muchos que hizo con ellos, quedó grabado en su corazón, y muchos años más tarde, cuando la vida les golpeó, cuando los tíos cayeron de su pedestal y sintió a veces odio y rencor hacia ellos, rebuscaba las viejas fotos y los miraba como cuando ellos eran los capitanes del barco del Retiro, llevándola de aventuras por el proceloso mar de la vida.
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FotografĂas con historia
Sue
«Mana y yo»
—P
onte el collar —me dijo. Y me lo puse. Por un instante pude sentir el peso de su vida. De su supervivencia. Se llamaba Mana y nunca la he olvidado. Aquel día compartimos una guitarra, un beso y algunas palabras. Mientras mi gente visitaba el poblado, yo me quedé con ella. Algo en sus ojos me retuvo a su lado y se quedó en mi corazón para siempre.
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Fotografías con historia
Rosari
«Té, aceite El nacimie de Extrav
L
a historia de esta foto no es la que ahora voy a contar. Esta foto fue tomada en una tetería de Granada, una noche de fin de año, hace ya mucho tiempo. Era invierno y yo quería tener una foto del lugar, porque en una tetería parecida fue donde ocurrió la historia que voy a contar, y aquella noche histórica, nadie sacó una foto.
desde el norte. Una desde el este, de las nobles tierras de Cataluña. La otra salió del norte, de las no menos nobles tierras de Euskadi. Un caballero que había viajado mucho, llegó desde Madrid, y el último llegó del sur, con las manos en los bolsillos y una sonrisa en la cara.
Por el camino se escuchaban las noticias de Extravaganzia nació una noche de primave- la muerte de Albanta, la página donde todos ra en Baeza, que no es mal lugar para nacer. se habían conocido. Es fácil encariñarse con Allí se dieron cita dos damas, que viajaron un lugar virtual donde uno pasa sus buenos momentos de ocio, y la noticia de su muer-
-Lo harás bien.
io
e y literatura. ento vaganzia»
te, a todos nos causaba pesar. Al llegar a los Cerros de Úbeda, decidimos reposar nuestros maltrechos huesos en una tetería de Baeza. Puede que fuera el té de hierbas, o bien el calor de la amistad. Pero en ese momento surgió la idea de crear desde cero una página nueva. Un lugar de encuentro donde escribir a gusto, lejos de agresiones de personajes indeseables.
-Pero si no sé ni por dónde empezar. Ni siquiera se me da bien escribir. No creo que... -Serás tú y lo harás bien. Tendrás que disfrazarte. Ponte tacones altos y viste de negro. Cuando hables, hazlo con firmeza. Trabaja bien, sé puntual y lleva bien las cuentas. Todo irá bien. (El caballero del sur era bueno encargando trabajos a los demás). Y entonces, cada uno aportó una idea para la página. “¡Relatos!” “¡Sí!” “Pondremos un límite de palabras, para que no se haga pesado leer, por si se presentan muchos cada semana”. “¿Qué tal 300 palabras?” “Y hacemos concurso, ¿no?” “Sí, pero todos tienen que saber que su relato es leído. Así que habrá que votar a todos los participantes” “Y está permitido comentar” “¡Desde luego!” “¡Destacar lo bueno!, lo bueno de cada relato será el aceite. Estamos en Baeza, ¿no?” “¿Y no podemos destacar también lo malo?” “Sí, claro, será la mejor manera de aprender”. “¡Lo malo será el limón!” “¿Por qué limón? Mejor vinagre”. “¡Aceite y vinagre!” Así nació la esencia. En el viaje de vuelta, Extravaganzia fue tomando forma y un 4 de Mayo, de 2009, comenzó el primer concurso. Después pasaron muchas cosas. Muchas historias. Unas se contaron. Las otras, no. El amor llegó y el amor se fue. Convirtió a dos amantes en almas gemelas que ahora descansan en algún lugar de Brasil. Yo solo tomo té en las teterías andaluzas.
-Debe hacerlo alguien, y debes de ser tú.
Son extravagancias del destino.
Me dijeron.
Perdón.
-¿Por qué yo?
Extravaganzias.
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