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OC = {Ojalá que mi cuerpo fuese una casa}

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Orígenes y motivaciones - Abril 2023

“... hace ya mucho tiempo que me interesa - pues, naturalmente, me ha de interesar- qué es la calidad propiamente arquitectónica. Me resulta relativamente fácil decirlo: la calidad arquitectónica no es, para mí, ser incluido entre los líderes de la arquitectura o figurar en la historia de la arquitectura, que te publiquen, etc. Para mí la realidad arquitectónica sólo puede tratarse de que un edificio me conmueva o no. ¿Qué diablos me conmueve a mí de este edificio? ¿Cómo puedo proyectar algo así? ¿Cómo puedo proyectar algo similar al espacio de esta fotografía (que, para mí, es un icono personal)? (...) ¿Cómo pueden proyectarse cosas con tal presencia, cosas bellas y naturales que me conmuevan una y otra vez?” - (Zumthor, 2006, p. 11)

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Un día como cualquier otro me encontraba en la biblioteca de arquitectura de la Universidad de los Andes. (Que es por cierto, desde mi punto de vista, uno de los edificios más bellos de Bogotá. Una antigua capilla construida a inicios del siglo XX, en la cual se inserta una ligera estructura metálica que parece levitar en el espacio y que invita a sus visitantes a contemplar los hermosos frescos que aún se conservan en la cubierta).

Pasaba allí largas horas, sumergido en la lectura de los grandes clásicos de la arquitectura, viendo fotografías de edificios y estudiando detalles constructivos.

Sin embargo, dentro del mundo teórico y filosófico de la arquietctura me interesaba especialmente un autor, Juhani Pallasmaa. Un pensador mundialmente reconocido y cuyos textos suelen ser obligatorios en cualquier facultad de arquitectura.

Fue así como llegué a la portada del libro “La imagen corpórea: Imaginación e imaginario en la arquitectura”. Para mi total sorpresa no se trataba de una foto de un edificio, o de la ilustración de un plano, portadas convencionales en cualquier libro de arquitectura. Era una obra de arte, un dibujo en el que se veía el cuerpo de una mujer. Pero tenía una particularidad, su torso era una casa. El dibujo era una casa de la cual salían las piernas y los brazos de una mujer.

Ese día cambió todo. Ese día entendí que mi arquitectura se resolvía, a través del arte. Que la pregunta sobre el conmover que plantea Zumthor, tiene una respuesta poética. Y que la respondería el día que la mitad de mi cuerpo fuese una casa.

← Figura 02. Bourgeois, L. (1984). Femme Maison (Mujer Casa) [Fotograbado en chine collé, 49 x 38 cm]. MoMa, New York. En J. Pallasmaa (Ed.), La imagen corpórea (p. 160). Editorial Gustavo Gili.

El descubrimiento de esta obra de la famosa artista y escultora francesa marcó lo que personalmente considero como mi primera aproximación real al mundo del arte

… y nunca hubo regreso.

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