83 minute read
Del cerco a la barricada o ¿del cerco a la pantalla? Nacional Ecuador Octubre 2019 Gabriela Argüello / Vinicio Benalcázar (Cerco Mediático
Índice
Prólogo
Advertisement
Develar la palabra, agitar los sueños
Jacqueline Artieda (Frente de Comunicación Militante)
1. Toque de queda mediático
La conflictiva mirada al pasado
Andrés Aguirre Jaramillo (Defensoría Pública)
2. Lucha popular y comunicación
La comunicación del movimiento indígena durante la
Rebelión de Octubre
Andrés Tapia (Confeniae)
3. Balance del paro nacional
Solo el poder del pueblo permitirá controlar el poder de
los gobernantes
Leonidas Iza (MICC)
4. Criminalización del periodismo
Una vida por recuperar
Felipe Pival (Periodico La Noche / Enfoque de Lucha)
5. Cerco mediático
Del cerco a la barricada o ¿del cerco a la pantalla?
El rol de la comunicación frente al cerco mediático - Paro
Nacional Ecuador Octubre 2019
Gabriela Argüello / Vinicio Benalcázar (Cerco Mediático)
Cerco mediático y las protestas de octubre. Percepciones desde la comunicación popular
Hugo Ramírez Huamán (Aler)
6. Museo del paro 2019
Hicimos Historia, re-movemos la memoria
Alexander Pérez (Museo del Paro)
Índice de imágenes
11
15
17
23
25
35
37
49
51
55
57
69
75
77
91
Develar la palabra, agitar los sueños Jacqueline Artieda (Frente de Comunicación Militante)
En conmemoración del año del levantamiento popular de octubre, el Frente de Comunicación Militante presenta el resumen de las ponencias que se realizaron en el marco de las jornadas “Comunicación, lucha popular y cerco mediático”, cuyo espacio de reflexión fue la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador (Facso). Precisamente, un lugar desde donde se perfilan los comunicadores y comunicadoras que, de forma comprometida, participaron con una doble identidad militante en los históricos días que revitalizaron el campo popular; por un lado, como comunicadores que rompieron el cerco mediático y, por otro, sujetos deliberantes que, con diversas acciones, se apostaron en la Casa de la Cultura a defender la vida.
Este homenaje va con la ternura de nuestro corazón, pero también con el grito fuerte que anuncia la continuidad del legado y la memoria de Segundo Inocencio Tucumbi Vega, Marco Humberto Otto Rivera, José Daniel Chaluisa Cusco, Gabriel Antonio Angulo Bone, Edison Eduardo Mosquera Amagua, Abelardo Vega Caisaguano, Edgar Yucailla, Raúl Chilpe, Silvia Marlene Mera, José Rodrigo Chalouisa y Francisco Quiñonez Montaño. Dedicamos este texto, además, a los miles que, desde sus comunidades indígenas, comunas, barrios, asentamientos marginales o las aceras de las ciudades, combatieron, cocinaron, cuidaron y atendieron; en fin, a aquellos que trabajaron para construir autoorganización, dignidad y rebeldía. Nuestro reconocimiento, finalmente, a todas las víctimas que fueron mutiladas por el aparato de represión estatal.
Como aquellos que, con sus cuerpos, escudos o gritos estuvieron en el enfrentamiento y defensa del pueblo, de la misma forma los comunicadores comunitarios y populares mostraron
un escenario deliberadamente oculto por los medios corporativos, que se convirtieron en amplificadores del discurso gubernamental. Mientras en las cadenas televisivas se transmitía -de manera generalizada- programación de entretenimiento o desinformativa, se minimizaba o se evadía lo que sucedía en todo el país. Entre las innumerables violaciones que el Estado cometió, se denuncian graves agresiones y ataques a comunicadores y periodistas de prensa alternativa o comunitaria. Varios sufrieron hostigamiento, represión, impedimento de cobertura, confiscación de equipos, vigilancia estatal, suspensión de transmisiones, bloqueos de sitios web, redes sociales e internet.
Sin embargo, fue en este escenario en el que los comunicadores alteraron el proceso de producción de la comunicación, socializando la información y rompiendo con el cerco impuesto por uno de los aparatos ideológicos del Estado, los medios de comunicación privados. En este contexto, los medios comunitarios permitieron la producción, circulación, distribución y consumo de la información in situ. Pero esta labor militante, no solo que fue parte de una legítima lucha de clases (iniciada por los medios corporativos y públicos al servicio de los grupos económicos de poder), sino de una necesaria construcción contrahegemónica, de disputas de sentidos y emancipación discursiva, en la que jugaron un rol esencial las imágenes o los sonidos. Estos comunicadores, a quienes en el contexto de las jornadas acreditamos como prensa comunitaria, no solo se forjaron en octubre, sino en un proceso que, como antesala, tiene el contexto de crisis de acumulación de capital expresada en el avance de la minería a gran escala, la precarización laboral, la expropiación y el despojo de territorios, el avance del Estado patriarcal (discriminación, desigualdad salarial, escasos avances sobre asuntos sexuales y reproductivos); en fin, este es el caldo de cultivo en el que los comunicadores y comunicadoras populares prepararon el terreno para octubre. En este sentido, las redes sociales se convirtieron en el medio de producción discursiva que permitió socializar y masificar la comunicación. En este caso, vemos que la disputa entre el uso y el consumo de las tecnologías de la información, cuya crítica subyace al proceso de deshumanización que la tecnología permite en el avance de las fuerzas productivas, dio paso a la revitalización contrahegemónica discursiva.
Ponemos a consideración del pueblo luchador estas memorias que responden al contexto de octubre de 2019. En este senti-
do, hay información que se presenta en los textos de las ponencias que a día de hoy ha podido variar. Asimismo, aunque las ponencias se enmarcan en las protestas de Ecuador, la intervención de nuestro compañero chileno permite observar similitudes en el quehacer comunicativo regional, en otra lucha de carácter anticapitalista, antiimperialista, antifondomonetarista pero, sobre todo, poniendo como alternativa la dignidad de los pueblos cuya voz propia se hizo oír claro y alto en el mundo.
Las y los comunicadores luchamos para develar la palabra, para agitar los sueños y para contar la verdad de nuestro pueblo. La verdad de los miles que no han sido atendidos por el Estado. Aquellos a quienes se les cercenó el rostro, mutilados en la mirada, pero embravecidos de rabia y dignidad. Así, todas nuestras palabras se alinean de vocal en vocal y de consonante en consonante para volverlas decencia. Las enfilamos como lo hicimos con los adoquines en el estallido de octubre.
1
La conflictiva mirada al pasado Andrés Aguirre Jaramillo (Defensoría Pública)
Para Elizabeth Jelin (2017) las memorias, siempre en plural, tienen historias, surgen como recuerdos, como silencios o como huellas en momentos históricos específicos, en función de los escenarios y las luchas sociales propias de cada coyuntura. Las memorias de octubre son un símbolo de resistencia, un puente entre el insoportable silencio e impunidad del discurso oficial y el derecho a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas y la sociedad.
Este insoportable silencio es el retorno a una laguna en la problemática de alcanzar justicia en el Ecuador. Es regresar al pasado reciente sin resolver, que no hemos decidido afrontar. Para las víctimas, un camino largo, revictimizante y frustrante,1 sin un reconocimiento de la verdadera afectación a sus derechos por gran parte de nosotros y nosotras. Mucho menos por las instituciones encargadas de investigar, determinar responsables e implementar medidas de reparación. Por más de treinta años la impunidad se mantiene, como las estructuras de los lugares de tortura, lugares negados para la memoria pero que le recuerdan al Estado el vínculo entre el espacio y la violencia. Resulta fundamental retomar la conflictiva mirada del pasado y su memoria porque son el objeto mismo de luchas sociales y políticas en el presente.
Más allá de las cifras lamentables que dejaron las manifestaciones del mes de octubre2 es necesario visibilizar los tipos de vulneraciones y las historias de vida afectadas, puesto que el discurso oficial ha impedido que las víctimas tengan rostro. Son puras abstracciones, números que pueden aumentar o disminuir
1 Conversación con EM, víctima documentada por el Informe de la Comisión de la Verdad. 2 Informe del Defensor del pueblo sobre el paro nacional de octubre presentado al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) el 4 de diciembre de 2019. Registra 11personas fallecidas, 1192 personas detenidas, 1340 personas heridas, y 12 personas con lesiones permanentes o pérdida de ojos.
sin mayor problema (Miranda, 2019). Inclusive, han generado confusión sobre la vida de personas o los fallecimientos que ocurrieron.
Cómo en los ochenta, volvemos a escuchar “seguridad y paz” como el leitmotiv institucional para legitimar los hechos represivos. Abusos de autoridad, arbitrariedades, violaciones a la ley y a las garantías judiciales dirigidas en contra de las fuerzas sociales, como el movimiento indígena, los y las trabajadoras, los y las maestras, los y las campesinas, estudiantes, periodistas y artistas en general, a quienes consideraron como una amenaza. Lamentablemente, estos hechos se repiten en el 2019.
Pese a que organizaciones de la sociedad civil y organismos internacionales registraron denuncias de graves violaciones a los derechos humanos, no existe respuesta alguna por parte del Estado. Con todo, es importante destacar algunos de los esfuerzos realizados.
Si bien la Defensoría del Pueblo presentó informes generales diarios durante las manifestaciones, el 30 de octubre de 2019 la Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos presentó el “Informe de verificación sobre DDHH durante el paro nacional y levantamiento indígena del 3 al 13 de octubre de 2019 en el Ecuador”. Este documento es una articulación de diferentes organizaciones de derechos humanos a nivel nacional que logró contextualizar, documentar y evidenciar posibles graves violaciones a derechos humanos. Desde otra perspectiva, a finales del mes de noviembre, la Comisión de Expertos de las Naciones Unidas, luego de haber visitado el país, señaló que hubo un uso desproporcionado de la fuerza pública, catalogándola como innecesaria, y pidió a las autoridades ecuatorianas que realizaran las investigaciones pertinentes. Su máxima representante, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michell Bachelet, señaló que los hechos “tuvieron un alto costo humano”. Sin embargo, el Estado ecuatoriano, a través del canciller José Valencia, rechazó los señalamientos manifestando que “contienen apreciaciones subjetivas y no reflejan, en su real dimensión, el contexto de violencia y el impacto social que tuvieron los violentos sucesos del mes de octubre”.
Asimismo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos presentó el 14 de enero de 2020 observaciones de su visita a Ecuador. En el documento, detalla de manera expresa posibles violaciones a los derechos humanos, como afectaciones a la vida,
a la integridad personal, al derecho a la libertad de expresión y asociación, la criminalización y estigmatización de manifestantes, agresiones y ataques a la prensa durante protestas, y detenciones arbitrarias. Inclusive, recomienda al Estado ecuatoriano establecer un plan de atención inmediata y reparación integral para las víctimas de las protestas y sus familias.
Sin embargo, para el gobierno ecuatoriano “en octubre se recuperó la democracia y se contuvo la violencia en el marco de la Constitución y la Ley”.3 Además, le sugiere a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que cumpla con los fines relacionados con la promoción de la observancia y el respeto de los derechos humanos, y que asegure su imparcialidad, evitando el uso politizado y arbitrario del sistema. Finalmente, exhorta a impulsar un diálogo que permita mejorar la relación entre la Comisión y los estados, con el objeto de revisar sus procedimientos a futuro.
Al parecer, el Estado ecuatoriano, a expensas del discurso oficial de “hicimos lo correcto”, intenta clausurar la historia. De igual manera, llama particularmente la atención el uso cada vez más común en el discurso político de una idea indiscriminada y cada vez más ambigua de “violencia”. Si bien los informes presentados por los organismos internacionales registraron actos de violencia durante las protestas, como saqueos, daños a la propiedad, agresiones físicas, incluidos los ataques la Contraloría General del Estado y a Teleamazonas, estos fueron puestos bajo investigación penal.
Hasta marzo del 2020, se determinó que más del 90% de las detenciones fueron ilegales y arbitrarias: las personas detenidas fueron trasladadas a cuarteles militares y policiales donde denunciaron haber sido torturadas. Por si fuera poco, a los 27 procesados y procesadas por la quema de la Contraloría se les inició una instrucción por el delito de terrorismo. El fiscal tuvo que cambiar su acusación por los tipos penales de sabotaje, destrucción de registros y paralización de un servicio público. Finalmente, se dictó la nulidad parcial del proceso.
Ahora bien, este escenario de violencia -no me refiero a la idea indiscriminada- fue legitimado gracias a la declaración de estado de excepción por el pleno de la Corte Constitucional el 7 de octubre de 2019, pese a que el decreto ejecutivo no contaba
con la motivación y justificación suficiente. Aquí vale preguntar, ¿dónde quedó la nueva comprensión del Estado, el Estado de derechos, la centralidad de derechos y el pluralismo jurídico? Al parecer, solo en las clases y en los textos de los y las jueces.
Más allá de una justificación legalista, que siempre tendrá lugar, es fundamental retomar a Agamben (2004) y su tesis sobre el “estado de excepción” para comprender, históricamente, la situación de los y las otras, de “los y las violentas”, de “los y las que no nos representan”. Es justamente el estado de excepción ese momento provisorio en el cual se suspende el orden jurídico, y que se ha convertido en forma permanente y paradigmática de gobierno. El autor profundiza este análisis cuando retoma una idea de Walter Benjamin y señala que “la tradición de los oprimidos nos enseña que el estado de excepción en el cual vivimos es la regla”. Por ello, en este estado permanente, plagado de indiferencia, cómplice del poder colonial, en el que la regla es el libre mercado sobre nuestra dignidad, no hay lugar para el “desacuerdo”, para rescatar y discutir los conceptos de justicia y de igualdad, mucho menos de la construcción del y la ciudadana como sujeto político.
Volviendo a Benjamin, la historia contada nos alienta a tender lazos con el pasado para recuperar los hechos y la voz de las víctimas, porque no hacerlo implicaría fortalecer a sus verdugos (al gobierno) en el presente. Entonces, nos encontramos, por un lado, ante una urgencia inaplazable de búsqueda de justicia, verdad y reparación. No obstante, esta urgencia que exige fijar la mirada en el pasado, hace un llamado a la necesidad de asumir el presente con la vista puesta en lo que está por venir. Actualmente, la Defensoría del Pueblo ha creado la Comisión para la Verdad y la Justicia sobre los hechos ocurridos en octubre.
Bibliografía
Agamben, G. (2003). Estado de excepción. Valencia: Pre-texos. Jelin, E. (2017). La lucha por el pasado. Cómo construimos la memoria social. Buenos Aires: Siglo XXI. Miranda, L. (2019). Un balance tras la movilización indígena en el Ecuador. La productividad como significante vacío.
Alandar. Recuperado de: https://bit.ly/2GX76Ew
2
La comunicación del movimiento indígena durante la Rebelión de Octubre Andrés Tapia (Confeniae)
El contexto del Paro Nacional y Levantamiento Indígena y Popular es de amplio conocimiento, y periodistas, analistas, políticos y políticas, y el gobierno, han escrito y opinado mucho al respecto. Sin embargo, no ha sido presentada una visión crítica que aborde las situaciones afrontadas por el movimiento indígena en cuanto al cerco mediático, que blindó la difusión de contenidos e información sobre los objetivos de la movilización, vulnerando los derechos de los comunicadores comunitarios.
Agresiones, amenazas y detenciones a comunicadores
Desde el primer día del Paro Nacional, 3 de octubre, las jornadas estuvieron marcadas por agresiones de la Policía Nacional. En la ciudad de Puyo (Pastaza), Marlon Santi y Jairo Gualinga, dirigentes nacionales de Pachakutik y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), y parte del equipo de comunicación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae), los Lanceros Digitales, fueron detenidos mientras se encontraban realizando una cobertura comunicacional de las incidencias en la Amazonía. El momento exacto de la detención fue captado por los Lanceros Digitales, que realizaban la cobertura en ese preciso momento, y se puede apreciar cómo Santi se encontraba con su teléfono en alto cuando fue apresado sin justificación alguna.1
De acuerdo a un informe de Fundamedios, más de 16 comunicadores y comunicadoras fueron agredidas en los primeros días del Paro. Por citar solo dos ejemplos, el 4 de octubre Leyda Ángulo y Geovanny Astudillo fueron detenidos en Sucumbíos por más de 12 horas, para luego ser liberados sin acusación particular. Por su parte, Camila Martínez, comunicadora de la Conaie, fue golpeada por la policía y detenida el 7 de octubre
en Guayaquil, siendo sentenciada a cinco días de prisión acusada de una contravención de segunda clase, contemplada en el artículo 394 del Código Integral Penal (COIP). A este respecto, Nadya Donoso, gestora de comunicación del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), aseguró que no se cumplió con el debido proceso. “Hay muchas irregularidades en el tratamiento que están dando a Camila. Durante unas horas la tuvieron retenida en una patrulla, engañaron a los defensores que la iban a movilizar sin decir a dónde la llevan”.
No solo la policía agredió a los y las comunicadoras de medios comunitarios, populares y alternativos, sino que también hubo agresiones verbales y amenazas. Así, la ministra de Gobierno, María Paula Romo, adujo un “complot” de los medios alternativos, a quienes acusó de orquestar “un ataque en redes sociales con cantidad de información falsa”, y en plena rueda de prensa, el 15 de octubre, increpó a la comunicadora Ana Acosta del medio digital Wambra Radio: “ustedes han sido muy importantes en las noticias falsas”.2 Ante estas afirmaciones, en un boletín del 17 de octubre, la Conaie expresó “su preocupación por las limitaciones y amenazas recurrentes para el libre ejercicio del derecho a comunicar con responsabilidad, como fueron la instalación de inhibidores de señal móvil en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, los intentos de censura y bloqueo a los contenidos alojados en las plataformas digitales y las formas y expresiones de intimidación, difamación y amenaza a los comunicadores comunitarios”.
Ataques, restricciones y hackeos a cuentas institucionales y perfiles dirigenciales
Durante las movilizaciones, las restricciones, hackeos e intentos de bloqueos de las cuentas oficiales del movimiento indígena fueron permanentes. Las más afectadas fueron Conaie Comunicación, Comunicación Confeniae y la del presidente de la Conaie, Jaime Vargas. Mensajes continuos de restricción para las publicaciones aparecieron durante las protestas y en las semanas posteriores. La Conaie denunció la instalación de inhibidores de señal móvil en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana entre los días 8 al 11 de octubre, donde permanecían masivamente los y las manifestantes, así como los intentos de censura y bloqueo de manera constante a los contenidos alojados en las
plataformas digitales. La cuenta oficial de Twitter del presidente de la Conaie registró al menos 10 episodios de bloqueo y suspensiones temporales; también recibió centenares de ataques desde troles y cuentas personales, así como divulgaciones en medios de comunicación difamándole de manera sistemática.
Pero la información falsa no correspondió a los medios comunitarios y alternativos, como afirmó la ministra de Gobierno. Más bien, fueron troles y diversas fuentes las que generaron información maliciosa, tergiversaron y, en otros casos, mintieron de manera frontal frente a los sucesos. Asimismo, existieron noticias descontextualizadas por ciertos medios comerciales, junto a permanentes intentos de hackeo y bloqueo que fueron debidamente denunciados.3
Llegaron a crearse, inclusive, cuentas falsas que “ofrecían” información sobre supuestos ingresos “millonarios” de la dirigencia indígena.4 También se generaron comunicados falsos tomando el logotipo de la Conaie y, en otros casos, desde distintas plataformas se emitieron noticias que no habían salido desde las cuentas oficiales del movimiento indígena. Una de las primeras fue sobre un supuesto apoyo de la Conaie al exvicepresidente de la República Jorge Glass, y otras tuvieron que ver con presuntas rupturas del diálogo. Cabe señalar que este tipo de información, en un momento delicado como el que vivió el país, pudo haber conducido a graves sucesos que, más bien, fueron contralados y contrarrestados al desmentirse las informaciones falsas y emitirse pronunciamientos desde nuestras cuentas oficiales.
Denuncias a dirigentes indígenas
Figuras políticas identificadas con partidos de derecha han realizado también una sistemática campaña de deslegitimación, acompañada de denuncias penales contra los y las dirigentes visibles de las manifestaciones. Las acusaciones se han orientado principalmente al presidente de la Conaie, quien enfrenta seis denuncias penales, dos de las cuales ya han sido iniciadas. Entre ellas, destaca la interpuesta por el exvicepresidente de la república Alberto Dahik, alegando un supuesto delito de “terrorismo”. No es el único político en hacerlo: Macerlo Hallo, excandidato a la alcaldía de Quito, presentó otra denuncia contra Jaime Vargas y Leonidas Iza por sendos supuestos delitos de “instigación”;
3 Denuncia de los intentos de vulneración a las cuentas institucionales y base de datos https://bit.ly/2V0t8uV 4 https://bit.ly/2yQpNG7
en el caso figuran, además, Marlon Santi, coordinador nacional de Pachakutik, y Marlon Vargas, presidente de la Confeniae. El asambleísta Fabricio Villamar denunció a Yaku Pérez, prefecto del Azuay y expresidente de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari), por un supuesto delito de “rebelión”. Dos investigaciones previas han sido ya abiertas por Fiscalía: una por presunto “secuestro” contra el mismo Vargas, Iza y cinco dirigentes indígenas y sindicales más, como el presidente de Ecuarunari, Carlos Zhucuzhagñai, y Mesías Tatamuez, del Frente Unitario de Trabajadores (FUT). A su vez, a Vargas se lo investiga también por presunto delito de “grupos subversivos”. Esto sin contar la cantidad de indagaciones abiertas contra decenas de dirigentes provinciales a nivel nacional.
Cerco mediático
La Conaie señaló en un comunicado oficial que “haciendo uso del derecho constitucional a la comunicación e información, su actuar (el de los medios comunitarios, alternativos y populares y sus plataformas digitales) para romper el evidente cerco mediático que quiso imponerse, impulsado por la hegemonía de los monopolios de comunicación nacionales, y de esta manera, (permitió) dotar de información verificada, verificable y desde el lugar de los hechos a la ciudadanía, estableciendo un flujo de información permanente que permitió visibilizar y contrastar los hechos que ciertos medios convencionales ocultaron y descontextualizaron en sus emisiones”. Lo señalado se reafirma con lo expresado por medios internacionales que, ante el cerco mediático que vivió el país durante las protestas, acudieron al territorio nacional y verificaron la información; entre ellos RT, DW, Reuters, EFE, BBC, The Guardian, CNN, Telesur, y otros. RT señaló que muchos medios “confundieron cobertura con su acepción de encubrir o tapar”; generaron tendencias nacionales con transmisiones de series televisivas de niños, como Bob Esponja, “durante la grave convulsión social que vivía el Ecuador (…) [y] quitaron los micrófonos a testimonios contrarios al gobierno y se los dieron a comentarios que promovían racismo y discriminación”.
RT cubría en vivo las manifestaciones y fue objeto de señalamiento por parte de la ministra de Gobierno, María Paula Romo. En una rueda de prensa llegó a indicar que “le llamaba la atención que la agencia de noticias rusa RT trasmitiera en vivo lo
que sucedía en Ecuador”.5 Este medio fue sacado del aire en el mes de noviembre, y sin explicación alguna, por la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT). Lo mismo ocurrió con la cadena Telesur el 12 de octubre, en uno de los días más conflictivos del levantamiento indígena. Las agresiones y vulneraciones a los y las comunicadoras comunitarias también tuvieron eco en medios internacionales, como reflejaron varios de sus titulares.6
Ante al cerco mediático implantado en el país durante los 11 días de paralización y la posterior campaña de desprestigio al movimiento indígena, nuestras plataformas oficiales se convirtieron en las voceras oficiales de la información que ocurrió en el lugar de los hechos. Las estadísticas de alcance de los portales de la Conaie y la Confeniae ilustran el crecimiento de estos canales, a los que acudió la población para informarse sobre los acontecimientos del paro nacional, logrando un alcance que superó los 75 millones de visualizaciones durante los 30 días correspondientes al Paro y siguientes.
Linchamiento mediático
Tras el Paro Nacional, comenzó una campaña de linchamiento mediático a los y las dirigentes del movimiento indígena. Teleamazonas dedicó su noticiero estelar del 24 de octubre a difamar a los rostros visibles del estallido. En el reportaje subtituló frases descalificativas sobre los dirigentes como “muy poco o nada aportan en impuestos” o “donde si aportan es en el reclamo y la protesta en las calles”. Uno de los aludidos fue Leonidas Iza, presidente del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), a quien se le intentó vincular con casos de secuestro, incitación y otros.7 De igual manera, el reportaje se refirió a Marlon Vargas, presidente de la Confeniae, a quien se le tildó de antiminería y antiextractivismo”.
No fue el único reportaje de este tipo. El mismo medio televisivo dedicó el 14 de octubre ocho minutos de entrevista al analista político Hernán Pérez, en la que acusó a Jaime Vargas de ser el responsable de un delito de “sedición”, pidiendo un castigo penal para este y sus compañeros y compañeras. Tampoco terminaron ahí las “dedicatorias” que Teleamazonas dio al
5 Protestas en Ecuador: ¿сobertura o encubrimiento? https:// bit.ly/2JUZ912 6 Ecuador: Lenín Moreno persigue a comunicadores y opositores políticos https://bit.ly/2JQsZUr 7 Dirigentes indígenas y sociales muy poco o nada aportan en impuestos - Teleamazonas https://bit.ly/3e9A0xj
presidente de la Conaie: un mes después del paro, el 14 de noviembre, retransmitió tres notas sucesivas en el noticiero estelar sobre las actividades de Jaime Vargas en Guayaquil, resaltando el supuesto “rechazo” que recibió de un grupo de ciudadanos, luego identificados con la alcaldesa de la urbe, Cynthia Viteri.8
Por su parte, los ataques en la prensa escrita han sido aún más sistemáticos. El diario Expreso, de Guayaquil, ha dedicado una docena de artículos refiriéndose a la dirigencia indígena. Empezó pocos días después del paro, el 20 de octubre, con dos artículos sobre supuestos bienes y propiedades con las cuales los y las líderes viven en un “acomodo” diferente al de sus bases, bajo el título “Una realidad no muy precaria”.9 En el mismo, señala a 12 dirigentes indígenas y sindicales, e incluso dan cifras de lo que serían sus bienes. Lo que no se aclaró fue que, en algunos casos, los bienes citados son de propiedad colectiva de las organizaciones a las cuales pertenecen y representan.
Los artículos de Expreso continúan, y en ellos no solo se señala a Vargas, Iza y otros presidentes, sino que también se refieren peyorativamente a la estructura de la Conaie, aduciendo la presencia de “gente camuflada en organismos de derechos humanos o en medios de comunicación comunitarios y alternativos”, en artículo titulado “La decadencia de la Conaie”, del 26 de noviembre.10 Lo sorprendente es que estos escritos muestran similitud con los argumentos iniciales del ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, y la ministra de Gobierno, María Paula Romo, sobre supuestos grupos subversivos y una conspiración terrorista que buscaba tumbar al gobierno. ¿Coincidencia o casualidad? Pese a la frenética descarga de estos artículos, sus argumentos se han desvanecido ante la falta de pruebas que los sustenten, y más aún con el informe de la ONU sobre la represión gubernamental durante el Paro Nacional, donde la Alta Comisionada, Michelle Bachellete, señaló que hubo un uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía y el ejército, e instó al gobierno nacional a abstenerse de hacer declaraciones que estigmatizasen a los pueblos indígenas.
A los hechos descritos en televisión y prensa, se suman medios digitales con las conocidas expresiones de racismo de periodistas como Andersson Boscán de La Posta, quien en uno de
8 https://bit.ly/39WGgFq 9 Conaie: una realidad no tan precaria https://bit.ly/2Rscr9s 10 La decadencia de la Conaie https://bit.ly/2Vlrv9S
sus programas señaló: “Indio encontrado, indio preso, es lo que merece el país... metemos presos a otros 200 y si esto no alcanza metemos presos a otros 200 y cuando se acaben ya no hay a quien meter preso”. Sin embargo, y pese al rechazo generalizado de la opinión pública, tales expresiones serían minimizadas por el mismo periodista, quien las justificara como un “lenguaje incendiario” que es “parte de un estilo”. Peor aún, ante el rechazo de los y las dirigentes de la Conaie a estas y otras formas de racismo por parte de medios y personalidades políticas, varios periodistas han rehuido de tratar la naturaleza del problema (el racismo y el odio), como lo hiciera el portal 4 Pelagatos en su nota “La Conaie ve racismo hasta en la sopa”, con una foto de portada y varias menciones al autor de este artículo;11 esto, sin contar un anterior titular que dedicara a la dirigencia de comunicación del movimiento indígena bajo el título “Violencia: la Conaie impune a todo”.
Estos nuevos hechos se suman a los ya conocidos de meses atrás, y que han perdurado en el imaginario popular, como fueron las expresiones racistas de Jaime Nebot, “dígales que se queden en el páramo”, o de la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, durante los días del paro, así como otros de la aristocracia guayaquileña con el juego “póngale la pluma al indio Jaime Vargas”, y que junto a las expresiones racistas del mismo Boscán, generaron la reacción del Consejo de Igualdad de Nacionalidades y Pueblos, instancia gubernamental que ha pedido se investigue y se sancione a los responsables. Para rematar, no han estado exentas personalidades de otros países como el periodista Jaime Bayly, quien en un programa televisivo confundió a Jaime Vargas con otro líder de la Amazonía peruana y, tras sentirse aludido en un comentario, respondió con una inusitada carga racista utilizando palabras como “tribu”, “salvajes” e “incivilizados”.12 Además, el periodista afirmó que el presidente de la Conaie ganaba 500.000 dólares americanos al año, y que dichos fondos eran depositados en una cuenta, que en realidad se corresponde con la Conaie, no con una individual de su presidente.
Los ataques no han cesado, y mucho de lo aquí señalado constituye tanto una vulneración al derecho a la comunicación y, específicamente al ejercicio de los medios comunitarios, como estipula la Ley Orgánica de Comunicación (LOC), así como, por
11 La Conaie ve racistas hasta en la sopa https://bit.ly/2Rp2o4S 12 https://bit.ly/2JQuxxJ
otro lado, a los derechos colectivos consagrados en la Constitución y en los tratados e instrumentos internacionales sobre los pueblos indígenas. Esperamos que esta ponencia contribuya a desentrañar las difíciles situaciones afrontadas por dirigentes del movimiento indígena durante el Paro y las semanas posteriores. Mientras tanto, el movimiento avanza, y las decenas de comunicadores y comunicadoras comunitarias que actuamos durante las históricas jornadas de octubre nos mantenemos firmes desde nuestra “trinchera” comunicacional, “combatiendo” el cerco mediático y cumpliendo con la tarea de informar y comunicar la realidad desde nuestras comunidades y organizaciones de base a las que nos debemos. ¡Esperamos que no se lo tomen literal!
3
Leonidas Iza (MICC)
Buenos días queridos y queridas estudiantes, docentes, profesoras, padres de familia… a todos y a todas las que estamos aquí.
Yo quiero traer este saludo cordial a nombre del MICC, base de nuestra gloriosa Ecuarunari y nuestra organización mayor, que es la Conaie. Como tal, la respetamos profundamente. Porque fue gracias a la lucha de nuestros y nuestras mayores que se constituyó una poderosa organización a nivel nacional. Y, en ese sentido, ese saludo irreverente, rebelde, que hacemos desde los pueblos indígenas, es para ustedes, compañeras y compañeros aquí presentes. Y así, también quiero reconocer la valía de nuestros y nuestras compañeras que participaron activamente en este proceso de lucha. La Defensoría Pública y, también, a la Defensoría del Pueblo, que actuó bastante apegada a la decisión del pueblo. Y así, a todos y todas las que, en este momento, nos acompañan y nos han regalado este poquito de tiempo para poder compartir. Nuestra tarea, creemos, está sobre todo con la juventud. ¡Qué viva la juventud!
Salvador Allende dijo “ser joven y no luchar es hasta una contradicción biológica”. Entonces, nosotros y nosotras, con esta consigna hemos sostenido esta participación de la nueva generación, esta decisión de la movilización, este levantamiento de octubre. Lo hemos sostenido con la fuerza de la juventud, pero, sobre todo, con la sabiduría de los y las mayores. Estos dos elementos importantes permiten tener equilibrio en los y las dirigentes. Para no ser humillado necesitas firmeza, necesitas sabiduría. Asimismo, necesitas temple. Tampoco puedes pasar de esa línea porque hay que conducir el temperamento de la gente. Si no se logra hacer aquello, simplemente puede acabar en la desgracia del mismo pueblo. Por ello, también hemos dicho: hay que
ser transparentes. El que nada debe, nada teme. Por ello hemos dicho: los y las dirigentes que, de pronto, tengan alguna cuestión que vaya a empañar esta lucha es preferible que se pongan a un lado, porque eso puede dañar la lucha del pueblo. Por ello hemos dicho: transparentes como el agua. Indicar nuestra vida, lo que somos, para que incluso cuando pase alguna cuestión con nuestra vida, no sé, de pronto una muerte, podamos, nosotras y nosotros, allanaditos a la decisión del pueblo, despedirnos también tranquilos. Porque si es que tenemos alguna cuestión oscura, seguramente después de la muerte va a salir y va a afectar a la lucha del pueblo. Así, con esto en mente, en estos veinte minutos que nos han regalado, vamos a hacer brevemente un balance de lo que significó el levantamiento de octubre.
Para empezar, compañeras y compañeros, el movimiento indígena del Ecuador ha venido luchando por más de 500 años. Para hacer una revisión rápida, se reconoce al año 19902 como aquel en el que se da el primer levantamiento. Por dos cuestiones decimos que fue el primer levantamiento: uno, porque no necesitábamos más ventrílocuos que nos diesen hablando en nuestro nombre, sino que debíamos convertirnos en sujetos políticos. Y ahí hemos recurrido a muchos pensadores latinoamericanos. En un primer momento, a lo que dijo José Carlos Mariátegui: El problema del indio no es el problema de la tierra física únicamente, sino la interrelación de estos 500 años en que no han entendido nuestra relación sagrada con la madre tierra. ¿Cómo entender, desde esta particularidad de los pueblos indígenas, que seamos un aporte para el desarrollo de estas nuevas repúblicas?
Segundo tema más importante: No podemos, compañeras y compañeros, desperdiciar lo que se ha producido en más de 6000 años de civilización. Una civilización andina que, efectivamente, ha demostrado al mundo que no nos vinieron a descubrir. Ya estábamos aquí más de 6000 años como civilización. Entonces, ¿qué decimos? Somos una sociedad que practicó el tema económico, cultural. Todo lo que teníamos como civilización, lógicamente, tiene que ser un aporte para las nuevas repúblicas, pero no permitieron poner esta tesis. En ese sentido, reconocemos nosotros la valía, el aporte que se ha hecho desde la intelectualidad.
Otra cuestión importante para nosotros y nosotras. Creemos que, en un espacio de toma de decisión, en cualquier Estado del mundo tiene que haber una participación directa de los y las in-
volucradas. Entonces, lo que nosotros y nosotras reconocemos es que, en las cámaras de diputados y diputadas, en las asambleas, en dónde sea, tiene que haber voz directa de esto, de lo que estamos diciendo, para que seamos tomados en cuenta en políticas nacionales. En ese sentido, con esos tres antecedentes, en 1990, se dio el primer levantamiento, sin quitar que hemos tenido, casi cada dos años, levantamientos en toda la historia de los 500 años de lucha del movimiento indígena. 1990 es recordado porque nos convertimos en sujetos políticos, no nos dieron hablando, y de ahí ya sabemos la historia de 1992, 1994, 1998, 1999, 2000, 21 de enero 2000, donde se disputó, compañeras y compañeros, el tema de la dolarización. 1998: todo el tema del gas. Y eso no ha sido beneficio solo para los pueblos indígenas, sino para el pueblo, el pueblo del Ecuador.
Pasamos rápidamente. ¿Por qué había este levantamiento en 2019? Si recordamos, realmente, hace 30 años. 30 años y esto no quedó apaciguado, porque no se ha transformado la sociedad. Necesitamos transformarla y, para ello, necesitamos el papel fundamental de toda la ciudadanía, de toda la sociedad, pero, principalmente, yo creo que la fuerza, el espíritu que va a poner la nueva generación.
El 23 de agosto de este año, compañeros y compañeras, hicimos una evaluación. ¿Qué había pasado en nuestros territorios? Y enfrentamos que, dos años hacia atrás, habíamos empezado un proceso de diálogo con el gobierno nacional. Y eso lo supieron ustedes, compañeras y compañeros. Se hizo un proceso y se habían manifestado seis problemas fundamentales que estamos enfrentando en nuestros territorios.
Uno: la apertura, la ampliación de la frontera petrolera hacia la Amazonía, del centro hacia el sur. Lo que es del centro al norte, ustedes pueden ir a ver: 40 años de explotación petrolera. ¿Qué ha quedado? Pobreza, desolación, enfermedades catastróficas, cáncer, diabetes. En términos sociales vamos a encontrar, compañeras y compañeros, nada más que estos males de la sociedad: prostitución y drogadicción. Y, en términos culturales, la nueva generación ya no se quiere asumir como parte de los pueblos y nacionalidades del Ecuador. Esto es un tema muy complejo. Hablar de petróleo, de los 40 años, es ir a ver en qué condiciones está la Amazonía en este momento. Por eso habíamos dicho que no podemos, en base a esa experiencia, permitir una ampliación del centro hacia el sur. Así que saludamos la decisión de los compañeros de la Confeniae que lograron, por lo menos, suspender
el bloque 79,3 porque no ha habido consulta.
Segundo tema que habíamos dicho: No se puede ampliar el problema minero en todo el país. En este momento, está presente en un 15% del territorio nacional. Compañeros y compañeras, son millones de hectáreas. No estamos hablando de cien o doscientas hectáreas. Estamos hablando de millones de hectáreas dedicadas a la producción de minería, en este caso, a cielo abierto. Hemos visto esto en otros países. Por esto, hemos dejado como patrones de referencia Chile o Canadá. En ninguna parte del mundo, por más tecnología que se haya utilizado, se ha visto que no haya impacto ambiental. Hay un daño ambiental. Entonces, luchar el tema de la minería no es luchar para salvar los pajaritos. No es luchar para salvar, de pronto, un espacio para los pueblos indígenas. Es luchar para salvar la vida de los seres humanos, la vida de los seres vivientes en este planeta. Por ello, hemos dicho: lo mínimo que debe hacer el Estado ecuatoriano es respetar los territorios de los pueblos indígenas. Ustedes han visto todo lo que pasó en Tundayme, mi Cordillera del Cóndor, que en este momento ya está en la explotación. En Quimsacocha, procesos de exploración avanzada. En Cotopaxi, de donde vengo, más de cien mil hectáreas en proceso de exploración avanzada. Y así podemos ver, en todo el país, cuánto está afectando. Entonces, segundo tema, habíamos dicho al presidente de la República: un ratito, hay que parar este proceso. En donde haya cómo hacer la minería, hagámoslo, pero en donde hay agua, hay pueblos indígenas, hay biodiversidad, no se puede hacer. Después de ello, ¿qué va a quedar? Huecos de miles y miles de hectáreas. Eso no podemos aceptar.
Tercer tema: Tenemos problemas de políticas públicas referentes al modelo económico. Sobre todo, para pequeños y medianos productores. Por ejemplo: el problema de la leche. Aquí en el Ecuador hay un millón y medio de pequeños y medianos productores y productoras de leche, que muchas veces no aparecemos, siquiera, en los indicadores del Estado, compañeras y compañeros. Pero nosotros garantizamos el autoempleo en más de un 1500000. Eso solo póngale para cuatro miembros por familia; estamos hablando de cinco millones de seres humanos que no dependemos de ninguna actividad, ni pública ni privada, sino de la autogestión, en este caso, de las actividades del campo. Y
3 El miércoles 06 de noviembre, el Estado ecuatoriano decidió suspender la exploración petrolera en el bloque 79 de la Amazonía. https://bit.ly/2Wt74Kx
también hemos dicho, ¿cómo es posible que los que tenemos de media hectárea a cinco hectáreas produzcamos el 70% de lo que necesita el Ecuador? Entonces, estamos diciendo: no es posible que, en términos económicos, no haya una política pública para garantizar a estos sectores que están subsidiando la alimentación en el Ecuador. ¿A cómo está la canasta básica en este momento? $735,40 ¿Cuánto está el sueldo básico de nuestros y nuestras compañeras trabajadoras? $395,00 ¿Cuántas familias hay en el Ecuador? Tres millones y medio de familias, aproximadamente. De eso, nosotros estamos diciendo que producimos el 70% en nuestros campos, sin atención, en este caso, de las políticas del Estado (no tenemos sistemas de riego). En esas condiciones producimos el 70%. Consideremos alrededor de dos millones y medio de familias. De eso también bajemos. Un millón digamos (otras familias importan comida para su consumo). Digamos que estamos produciendo, así, en serio, para un millón y medio de familias. Entonces, ¿quiénes realmente están subsidiando para que alcance el costo de la canasta básica? Aquí hay dos sectores fundamentales: el y la trabajadora, sea público o del sector privado, y nosotros y nosotras, las campesinas. Por eso, decimos que tenemos la misma fuerza, la misma fuerza de los grandes grupos económicos que deciden en el Ecuador. Nosotros y nosotras también tenemos que decidir en materia económica, porque estamos demostrando, con números, cómo aportamos al desarrollo económico de este país. Aquí voy a aclarar esta partecita. Por ejemplo, nuestras papas. Ustedes ven cómo nuestros y nuestras hermanas campesinas, cuando no hay muchas papas, suben un poquito el precio, pero cuando hay muchas papas no sale ni siquiera para el diario de la gente. No sale, ni siquiera, para el pasaje, para trasladarse de las comunidades a los centros de comercialización. ¿Esto se da por qué?, porque no hay una política que beneficie al campo. Y le decimos: gracias a la producción subsidiada de los campesinos se garantiza la balanza comercial. ¿Se imaginan ustedes, compañeros y compañeras, tener que comprar toda la comida como ha pasado en Venezuela? ¿Se imaginan lo que sería comprar toda la comida afuera? Simplemente saldrían todos los dólares. Gracias a la producción campesina se mantiene la economía del Ecuador. Con todos estos temas, habíamos dicho que hay que pensar en una política para los pequeños y medianos productores. No como dádiva, porque anoche nomás vi que el presidente de la República ya está proponiendo algunas cuestiones, pero, por favor, tiene que ser una política de Estado. No una dádiva de un gobierno de turno. Cada gobierno de turno
viene con sus decisiones populistas para, en este caso, endosar la responsabilidad a nuestros compañeros y compañeras. Así, el tercer tema que habíamos propuesto eran políticas públicas que fortalezcan, que favorezcan al sector agropecuario, pero, sobre todo, a los pequeños y medianos productores y productoras.
Cuarta cuestión: ¿qué pasa con la educación intercultural bilingüe? Ya sabemos toda la historia. Se ha hegemonizado la educación en este país. No nos permiten tener nuestra educación que garantice la reproducción de nuestra cultura, de nuestra identidad cultural de 18 pueblos y 14 nacionalidades. No se garantiza. El mismo texto tienen todos los ecuatorianos y ecuatorianas. ¿En qué momento se está garantizando que los pueblos indígenas podamos, a través de nuestra ciencia, nuestra tecnología, seguir siendo un aporte al desarrollo tecnológico, económico, cultural, para que eso sea valorado dentro del Estado? La educación intercultural bilingüe, en este momento, ha quedado en una cuestión parcial, en denominar la Secretaría Nacional; nada más. Pero en términos de poder repensar la educación, todavía estamos absolutamente limitados.
Quinta cuestión que habíamos dicho: transporte comunitario. Incluso hasta estudios hicimos, compañeras y compañeros. Hicimos en cuatro provincias. Veíamos cómo está el tema del transporte comunitario. ¿Qué estábamos diciendo, en términos concretos? Dentro de la ley no se nos garantiza la movilidad en caminos de cuarto orden. Las cooperativas, sean privadas o públicas, no ingresan. ¿En qué carro sacamos la producción del 70% de nuestros campesinos y campesinas? ¿en qué carro creen que sacamos? Carritos de las comunidades. Entonces, dijimos, tienen que reconocer legalmente el transporte comunitario, porque gracias a esos carritos que tenemos en las comunidades trasladamos la producción para dar de comer al Ecuador. Entonces, ahí lo que ha pasado es, en cambio, que se tiene una política, una ley, donde de pronto estás bajando papitas y estás llevando un animal, te para la policía nacional y te sanciona con mil dólares de multa, quince días el carrito se va detenido y 10 puntos menos a la licencia. ¡Por dios! No tenemos, pues, carros especializados para cargar animal y cargar productos. En muchas ocasiones, tenemos que, en esos mismos carros, bajar pasajeros, animales y carga, porque esa es la realidad. No, no nos estamos inventando, estimados compañeros y compañeras. Eso es la realidad, y esa realidad hay que cambiarla.
Y, finalmente, compañeros y compañeras, el sexto punto que
habíamos dicho: el tema de la leche que, en este momento, parcialmente está resuelto. ¿Qué hemos dicho? Para que haya lácteos, o sea, leche, yogurt, queso, lo que sea, necesitas desde el último que tiene una vaquita. Eso se llama cadena de producción. En esa cadena de producción, hay que garantizar que haya por igual. Los productores y productoras que tengan un precio justo para producir la leche, los y las industriales, igual, lo justo para que puedan producir los lácteos, pero ¿qué pasaba? Cuando empezaron a generar ya bastante leche, empezaron a transformar, dijeron que el suero es reutilizable. Y ustedes van a ver ahorita mismo, en esta reforma del COIP4 que hicieron, van a perseguir a los medianos productores y productoras, sobre todo. Ustedes compran una funda de yogurt. Ahí, ¿qué dice?: 55% de leche y 45% de bebida láctea. ¿Qué es eso? Es suero. ¿A cuánto está el litro de suero? De seis a doce centavos. ¿A cuánto está el litro de leche en el campo? Supuestamente, a 40 centavos, pero vemos en las comunidades que cuesta 25 o 30 centavos, dependiendo la voluntad del intermediario. Pero, ¿a cuánto está el litro de la leche en las ciudades? 80 centavos. No te baja. Hay un precio establecido. No te baja. ¿Qué habíamos dicho? Con la incorporación del suero en la cadena de producción de lácteos, lo que están haciendo es una competencia desleal con los productores de la leche. ¿Por qué? Porque el industrial prefiere comprar a seis centavos el litro de suero que comprar a 40 centavos la leche producida por el campesino. ¿Entonces, qué se tendría que hacer? Eliminar, en este caso, de la producción de lácteos, el suero en líquido. ¿Qué habíamos sugerido? Claro, el suero también es beneficioso para cosméticos balanceados. Hay 25 subproductos. ¿Qué habíamos dicho? Que por iniciativa público-comunitaria se levante la industrialización de secado de suero. Todo el suero que se produce, sequemos y vendamos en seco para todos los 25 subproductos. Porque el momento que utilizas el líquido, lo que haces en una competencia desleal con los y las productoras. Eso ha significado casi ya diez años de lucha, compañeras y compañeros. En este momento, está como estabilizado, pero todavía sigue la lucha porque tiene que ser por iniciativa público-comunitaria para poder compensar los valores y poder garantizar el trabajo de los y las productoras. No se ha logrado que haya un vínculo directo con ellos y ellas. Eso es lo que, en este momento,
4 Reforma aprobada el 17 de septiembre de 2019. En el artículo 74 se hace referencia a la sanción para quienes oferten o vendan suero de leche líquido: de uno a tres años de cárcel. https://bit.ly/3diw5OA
Teniendo esta agenda, estimados compañeros y compañeras, ustedes vieron la decisión que tomamos el 23 de agosto,5 [suspender el diálogo] pero el gobierno nacional decidió no hacer caso. Sin resolver estos temas de fondo, el gobierno nacional decidió dar un hachazo a la economía ecuatoriana incrementando [los precios del combustible]. Aunque dicen que no están incrementando, en el momento en el que quitas el subsidio, quieras o no quieras, incrementas el valor al combustible. A veces, nos quieren entorpecer con estos conceptos y dicen: no, no estamos incrementando el valor, estamos quitando el subsidio. Para nosotros y nosotras es lo mismo. Lo que está claro es que encarece la vida, compañeras y compañeros. Pero miren, antes de eso, sí hicieron algunas cuestiones: en diciembre de 2018 sacaron el decreto 619, donde realmente quitaron los subsidios, pero en la transitoria primera pusieron que iban a hacer compensaciones a ciertos sectores. ¿Cuáles sectores? Camaroneros, atuneros… a estos sectores que utilizan diésel pusieron una salvedad y garantizaron 70 centavos por galón de combustible. Primero, les salvan a los grandes y, después, ponen el decreto 883 para todo el Ecuador.
¿No dijeron ellos mismos que los que tienen más ingresos paguen más? ¿por qué, primero, les salvan a los grandes grupos económicos y le chancan todo el problema económico a los más necesitados, a la clase media y clase baja? ¡Por dios! No están siendo responsables en la toma de decisiones. Este fue el punto de ebullición para el Levantamiento de Octubre, el decreto 883, pero dejamos claro ¿no es cierto? que ya había decisiones económicas antes de esto. Si no hubiera sido por el decreto 883, seguramente el pueblo del Ecuador solo hubiese estado denunciando por redes sociales el tema de la imposición del Fondo Monetario Internacional (FMI), allanado a la decisión de los grandes grupos económicos, y el gobierno nacional lo único que hacía es acatar lo que definieron los grandes grupos económicos y el FMI. Por ello, habíamos dicho en esta manifestación, más que el decreto 883, debe revisarse toda la política nacional. ¿Por qué? Porque Ecuador, como todos los países en el mundo, debe tener soberanía. ¿Quién tiene que tomar decisiones en materia económica, social, política en el Ecuador? ¿el FMI o nosotros, los ecuatorianos? Por ello hemos dicho: Los ecuatorianos debemos tener soberanía, de-
bemos tener dignidad y poder tomar decisiones nosotros, compañeras y compañeros. No es posible que, en las peores crisis, los grandes grupos económicos sigan ganando. Ustedes han visto la crisis de 1999, 18000 millones de dólares. ¿Quiénes pagaron eso? Los y las pobres. Ustedes vieron un fenómeno migratorio a nivel internacional, pero todas las empresas en este país bien salvadas, resguardadas por las políticas del Estado. En eso no estamos de acuerdo, compañeras y compañeros, y por ello hemos demostrado, con datos, que necesitamos tomar decisiones.
Finalizo. Entonces, compañeras y compañeros, los grupos económicos, en este momento, están decidiendo en el país. Por ello, hay que levantar el sector popular, el campo popular, la clase media hacia abajo. Y si vamos a los indicadores que el mismo Estado tiene, es en los quintiles uno, dos y tres donde, realmente, se recrea la economía básica, lo que producimos, compañeras y compañeros. En cambio, los grandes grupos económicos, con el perdón del mundo, sí, ingresan dólares, pero, en términos de trabajo, generan menos de un millón de empleo. Pero nosotros, los y las pequeñas y medianas productoras damos más de un millón y medio, como había dicho. Por eso necesitamos tomar decisiones.
En todo este trayecto del paro, compañeras y compañeros, decidimos hacer una jornada de lucha en el territorio. Empezamos jueves, viernes, sábado y domingo. ¿Qué salió a decir el gobierno? Dijo que el día el jueves, más o menos, había habido una turba por ahí nomás, medio desproporcionada, y que ya habían aplacado y no pasaba nada. Lo que pedía al pueblo del Ecuador era ratificarse en el trabajo y avanzar. Entonces, con esto, lo que ocasionó es que los pueblos indígenas vengamos a Quito para ser visibilizados. Y yo quiero ahí ya reconocer a los medios alternativos, o sea, a ustedes, en las redes sociales. Si no hubiera sido por ustedes, estimados compañeros y compañeras, si no hubiera sido por la comunicación alternativa, comunitaria, esto, lo que pasó en el Ecuador, no se hubiera logrado posicionar. Ustedes vieron, en el momento de la peor crisis que estaba enfrentando el Ecuador, que estaban pasando telenovelas, estaban pasando Bob Esponja o cualquier cosa de la farándula, porque no les interesaba a los medios de comunicación masiva que conocieran la realidad, lo que pasaba en el Ecuador. Esta situación, compañeras y compañeros, generó una indignación y los niveles de violencia que vinieron fueron de parte del Estado ecuatoriano. Lo que hizo el pueblo es responder con indignación. Y ahora nos
quieren achacar por terrorismo, por sabotaje, por secuestro. Ahí tenemos como cinco grupos de compañeros y compañeras que estamos con estos tipos penales. Yo les pido, aquí, que debemos tener confianza. La confianza nos va a permitir sostener la lucha. Si ustedes, en este momento, hacen caso a lo que están diciendo los medios de comunicación, a mí ya me han regalado una casa. Yo por ello, ahorita, estoy haciendo una declaración juramentada. Que me indiquen la casa. Y, como he dicho en muchas ocasiones, no quiero esa casa. Vamos a declarar de utilidad comunitaria o pública. Pero no pueden venir a dañar la moral, la ética de los y las dirigentes, porque estamos luchando apegados al pueblo.
Y quiero finalizar, mis estimados y estimadas. Ni esta gloria, ni la ganancia, es de los y las dirigentes. Yo temo que eso quieran endosar a los y las dirigentes. Porque esto puede acabar únicamente en una plataforma electoral. En ese sentido, yo me he cuidado. En tiempo de elecciones hemos de hablar de elecciones, pero en este momento lo más sagrado es sostener la lucha que levantó el pueblo del Ecuador. Por ello, la gloria, el triunfo, no la atribuimos al movimiento indígena únicamente, sino a todo el pueblo ecuatoriano, los que no estaban dispuestos a soportar las políticas del gobierno nacional. Y ahora les decimos a Alberto Dahik y Jaime Nebot, que salieron a decir que no representamos al Ecuador: tienen toda la razón, no lo representamos, compañeras y compañeros. Pero si ellos no creen que han ganado en el tema de subsidios, que voluntariamente paguen combustible sin subsidios. Empecemos, estimados y estimadas ecuatorianas. Los que no están de acuerdo con la lucha de los pueblos indígenas, del pueblo de Ecuador, que voluntariamente empiecen a pagar. Yo quisiera escuchar, desde la próxima semana, al primer voluntario o voluntaria que no está de acuerdo con el paro nacional empezar a pagar el combustible sin subsidio. Y vamos a ver cuántos se apuntan en el Ecuador de los que no estaban de acuerdo con el Movimiento Indígena del Ecuador.
Muchas gracias, compañeras y compañeros. Solo el poder del pueblo permitirá controlar el poder de los gobernantes.
4
Una vida por recuperar Periódico La Noche / Enfoque de Lucha (Chile)
Millones de personas se han movilizado por todo el territorio “administrado” por el Estado de Chile en las últimas semanas. Y los motivos expresados para hacerlo han sido varios y diversos.
Se podría establecer que predomina el rechazo a la clase política, al gobierno de turno mandatado por Sebastián Piñera y a las condiciones de vida imperantes hoy en el país: carestía, bajos sueldos, altos impuestos, miserables pensiones, indigna salud, mercantilizada educación.
Estas características de la vida que llevamos hoy son propias del modelo capitalista y neoliberal que fue instalado en la dictadura de Augusto Pinochet a través de los Chicago boys (entonces, afanados chilenos de derecha que se fueron a instruir en economía de mercado a EEUU), perpetuado y reforzado, además, por los sucesivos gobiernos de la Concertación y de la derecha, representada en dos periodos por Piñera.
A pesar de que el nivel de descontento con este modelo no había alcanzado tal nivel de rechazo visible, desde hace años que las protestas -más sectorizadas que en la actualidad- levantaban petitorios respecto a educación, pensiones, aborto, feminicidios, militarización de Wallmapu, saqueo medio ambiental, represión y persecución de los y las luchadores sociales.
Aun así, “nada” hacía presagiar que el anuncio del alza en el pasaje del metro en Santiago -uno de los principales medios de transporte y de los más costosos de Sudamérica- iba a desencadenar la protesta de los y las estudiantes secundarios, quienes comenzaron las masivas evasiones del pago del billete a la que se sumaron cientos de personas que comenzaron a tomarse las estaciones de metro, hasta llegar a ser millones los y las que, durante semanas, han protestado a lo largo del territorio nacional, descentralizando y ampliando las exigencias y demandas. Cabe destacar que los toques de queda y la declaración de Estado de
emergencia/excepción en distintas regiones del país contribuyó al nivel de descontento, desacato y rebeldía, creciendo la protesta, las manifestaciones y marchas.
Ha sido en este contexto en el que la policía y los militares han reprimido hiriendo, torturando, amedrentando, asesinando y desapareciendo a quienes se han manifestado (aún no hay cifras claras) o han transgredido sus leyes de control social, sean niños, niñas, jóvenes, mujeres o ancianos.
Aunque el carácter de la revuelta y la protesta ha sido híbrido durante estas semanas -en relación a las distintas maneras de hacerlo (saqueos al capital, recuperación de especies, cortes de ruta, fiestas, carnavales, expresiones artísticas, cacerolazos, ollas comunes, asambleas)-, los medios de comunicación se han encargado de vanagloriar las manifestaciones, denominándolas como pacíficas, y de criminalizar las que generan algún tipo de daño o pérdida para el gobierno y los y las empresarias (más allá de que algunas acciones han sido burdos montajes policiales que buscan justificar su actuar, cobrar seguros y quemar cuerpos y evidencias de sus negligencias).
Sin duda, esto no es casual, ya que, si nos remontamos al objetivo de las marchas, huelgas y protestas, en general, encontramos que buscan, de alguna u otra manera, generar pérdidas monetarias al capital para así ejercer presión y lograr que las exigencias tengan respuesta. Por eso, nos hemos congregado históricamente para dejar de trabajar, estudiar o cuidar cuando queremos protestar. Entonces, que los medios y el gobierno propicien las manifestaciones “pacíficas” y carnavalescas tiene mucho sentido: las masas caminan por las veredas y bandejones, no deteniendo el tránsito ni generando pérdidas ni demoras en las entregas de mercancías, y los mismos defensores de este tipo de “virtuosa” forma de manifestarse se encargan de reprimir a quienes, siguiendo el objetivo de las protestas sociales, cortan rutas y atacan el capital. Así, las multitudinarias marchas son reveladas por los medios de comunicación hegemónicos por sus colores, sonidos e innovación, y no por la presión que ejercen ni por las exigencias que levantan.
Lo desconcertante es que, a pesar de la siempre presente posibilidad de que todos y todas se manifiesten de la forma que consideren pertinente (logren ejercer presión o no), los carnavales (a pesar que algunas de estas expresiones puedan ser muy propias de esta tierra) y fiestas tecno -y todo lo que las fiestas
conllevan- agarren fuerza y predominen en un contexto de torturas, desapariciones y asesinatos contra el pueblo. Estas fiestas y manifestaciones propician, en muchos casos, que se pierda la lucidez, tan necesaria para reaccionar ante la represión que actúa armada hasta los dientes, y que se dispersen las exigencias entre tanto jolgorio y jarana.
Cabe destacar que el luto cristiano, de lloronas y pesar, se aleja de muchos ritos mortuorios de pueblos antiguos que despedían la vida terrenal -o la saludaban- con alegría y goce. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta el contexto que estamos viviendo y la constante amenaza de la violencia del Estado y sus aparatos a las que nos vemos expuestos y expuestas.
Los momentos de encuentro, distensión, alegría, contención y amor, siguen siendo vitales, pero es inminente estar alerta, lúcidos y lúcidas, tomándose con seriedad los sucesos, que aún no conocemos a cabalidad (inminencia de centros de tortura, número real de violaciones, abusos y asesinatos).
Al gobierno le urge ocultar su actuar, le urge que el funcionamiento del país se normalice -sobre todo por la imagen exterior-, le urge evitar las pérdidas monetarias de los y las empresarias e inversoras, y qué mejor que hacerlo mediante la promoción de marchas pacíficas y carnavalescas que, tal como se menciona más arriba, no logran boicotear ni afectar las divisas del país.
El llamado es a mantenernos lúcidos y lúcidas, a tomarnos en serio las vidas arrebatadas, a protestar ejerciendo presión y a organizarnos. Aún nos queda una vida por recuperar.
5
Del cerco a la barricada o ¿del cerco a la pantalla? El rol de la comunicación frente al cerco mediático - Paro Nacional Ecuador Octubre 2019 Gabriela Arguello y Vinicio Benalcázar (Cerco Mediático)
Consideraciones iniciales
La presente ponencia consiste en una reflexión en desarrollo respecto a la comunicación y a la figura del cerco mediático, en el contexto del paro nacional ocurrido en octubre de 2019 en Ecuador. Un acontecimiento de trascendencia histórica para el país, que surgió como consecuencia de las medidas económicas promovidas por el gobierno de Lenin Moreno.
Para efecto de la discusión propuesta se toman como referencia dos ejes centrales, por un lado, el oficio de los medios y, por otro, las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC). Las reflexiones que se presentan alrededor de estos dos ejes establecen cruces con “el acontecimiento en sí” (el paro) y sus actores (el Estado y la sociedad).
Como marco para la lectura y comprensión de lo aquí expuesto se parte de unas pautas o aclaraciones generales.
Bajo la premisa de una intención crítica, lo primero es referirse a la figura del “cerco mediático” para comprender desde dónde se la piensa o el sentido que dicho enunciado cobra para esta reflexión. Para esto conviene útil remitirse a la idea de “verdad”, desde dos pensadores de la filosofía moderna. De un lado, Martin Heidegger cuya reflexión sobre la idea de verdad (a pesar de su expresa cercanía política con el Nacionalsocialismo) resulta útil para pensar el cerco mediático en relación con lo que se muestra y lo que no. Para Heidegger (en von Hermann, 2000) la verdad constituye un equivalente al acto de develar lo oculto. En principio, esto nos sirve para entender la figura del cerco como aquello que oculta, es decir, que vela al hecho. Sin embargo, conviene señalar aquí que la figura de ocultar, al menos desde la perspectiva de esta reflexión, trasciende el simple hecho de tapar algo. Por consiguiente, nos remitimos también a Karl Marx (con
Engels, 1970), pues desde el planteamiento del marxismo, es en la relación con la práctica, donde radica la noción de verdad. Es decir, si desde una línea más apegada a la metafísica, Heidegger (2018) sugiere el ejercicio de develar el objeto, Marx lo que plantea es que en la relación práctica con el objeto está la articulación con la verdad. Objeto que, para este caso, consiste en el hecho o acontecimiento.
Esto llevado al ejercicio de la comunicación se traduciría en que el cerco mediático, en principio, está en el simple ocultamiento. Sin embargo, la intención aquí es la de desplazarnos hacia “ese cerco en su relación con el hecho”, es decir, al cerco que los medios establecen, en relación al ocultamiento sí, pero de qué y, sobre todo, para qué. Con respecto a la coyuntura desarrollada durante el paro, el cerco mediático, entonces, se estableció a través de un “ocultar” que, agregaríamos, implicó no solo la acción de velar algo, sino también la de anular, omitir y distorsionar. Práctica que toma distancia de la verdad, y cuya relación con el hecho se desarrolla a partir de intereses políticos y económicos, mismos que atraviesan las líneas editoriales de los medios. Acciones, finalmente, en las que están inmiscuidos distintos grupos de poder y el gobierno mismo.
En segundo lugar, señalar que, en este entorno de movilización y protesta, en términos comunicacionales, surgieron distintas iniciativas individuales y colectivas, principalmente a través de redes sociales, para poner en evidencia el cerco. Se desarrollaron varios ejercicios “mediáticos” con el afán de oponerse al velo impuesto. Los medios comunicación que promovían el ocultamiento fueron interpelados por la gente, tanto en las redes como en las calles, por su silencio, por sus discursos y por sus prácticas. Por otra parte, socialmente se reconocía la labor de aquellos medios y personas que tomaron la decisión de informar desde otra perspectiva, de registrar, de transmitir, de publicar otro tipo de contenidos que diferían del discurso oficial.
En este contexto se produce una especie de clasificación generalizadora, a nuestro modo de ver, insuficiente. Por un lado, se ubica a aquellos medios llamados oficialistas, privados, comerciales, masivos, empresas de comunicación, etcétera, como los que ocultaron o que promovieron el cerco; por otro lado, a aquellos, llamados alternativos, populares, digitales, comunitarios, como los que rompieron el cerco, sirviéndose principalmente de las NTIC.
Dicha clasificación produce la impresión de la existencia de dos bandos homogéneos. Los que sostienen el cerco mediático y los que lo rompen. Esto genera la ilusión de que los unos están a favor del discurso oficialista, mientras los otros se encuentran comprometidos con la lucha de los sectores populares. Sin embargo, habría que considerar que, al interior de esta especie de bifurcación, existen una serie de matices: posturas, líneas editoriales diversas y, en algunos casos, absolutamente contradictorias. De manera que las lecturas bajo este tipo de enunciados pueden resultar en conclusiones a priori que no son útiles, si lo que se pretende llevar a cabo es un análisis crítico y autocrítico (en tanto medios de comunicación) de lo acontecido. Las páginas a continuación buscan tomar distancia de la autocomplacencia y contribuir a un ejercicio útil en términos de comprensión y de futura acción. De ahí que, resulta necesario problematizar, ampliar y profundizar los distintos análisis sobre los actores y sobre los discursos elaborados en torno al acontecimiento y que, de hecho, continúan estructurándose en la etapa “postparo”.
Con respecto a la clasificación antes mencionada, dada la complejidad que plantea categorizar a los distintos medios de comunicación, para efecto de los puntos que se van a abordar a continuación, nos referiremos a estos como “medios que velan” o “medios que develan”.
Estas aclaraciones y lo que sigue son reflexiones fruto de algunas experiencias y conversaciones que hemos tenido sobre la última coyuntura. Ciertamente, no resultan de un trabajo de reflexión exhaustivo y tampoco buscan ser concluyentes. Lo que se pretende es hacer una lectura crítica, que abra perspectivas de análisis y que invite, igualmente, a no dejar de lado la autocrítica. Sin duda, cada uno de los puntos abordados puede profundizarse, ampliarse, criticarse.
Sobre el oficio de los medios de comunicación
El contexto de las últimas movilizaciones mostró que, efectivamente, los medios juegan un rol trascendente en la sociedad.
Entendiendo, por un lado, a la noticia como un hecho que altera el ritmo cotidiano de la sociedad y, por otro, partiendo de que no resulta extraña la retórica de aquellos medios que se autocalifican como: “los primeros en cobertura” “siempre con la verdad”, etcétera, se podría presumir que los medios deben ocuparse de esa alteración del ritmo cotidiano, es decir, de la noticia, que en este caso consistió en la movilización más importante de
los últimos doce años en el país.
Sin embargo, lo que se evidenció, en este contexto, es que hubo medios que lo hicieron y otros que no (o que lo fueron haciendo por etapas y bajo enfoques que bien ocultan o velan el hecho social). Aunque varios de ellos reivindiquen la idea de ser canales de expresión de la sociedad civil, lo que dejó ver la coyuntura fue que la intención de estos medios, que velan, era la de estructurar un cerco mediático que respondía a intereses puntuales. Ante esto no se puede dejar de observar que, durante los días del paro, se exhibió una clara alianza entre estos medios de comunicación y el Estado. Fruto de esta relación, el interés del medio estuvo orientado, como ya se ha señalado de manera amplia por distintos sectores de la sociedad, hacia la protección del Estado y del gobierno.
Llama la atención, por ejemplo, que segundos después de una intervención en vivo del presidente Moreno, aparecían notas periodísticas editadas y listas para difundirse con lo anunciado segundos antes. Así también, con respecto a las víctimas de violaciones a los derechos humanos, a las muertes, a las personas de la sociedad civil que fueron brutalmente atacadas por la fuerza pública, el enfoque de los medios, cuando no ha sido la postura del silencio, ha sido la de no vincular al Estado o poner mínimamente en cuestión el uso excesivo y abusivo de la fuerza.
Los medios de comunicación forman parte de la sociedad y participan de la misma, desde los intereses que deciden defender. En el contexto del paro, los medios que velan, en su interés de sostener el cerco, decidieron desafiar a la sociedad, a riesgo incluso de la integridad de su infraestructura y de la de sus trabajadores y trabajadoras. En un escenario en el que la sociedad se encontraba movilizada, y los medios anulaban, omitían o distorsionaban esa presencia, provocaron no solo el rechazo de esa sociedad movilizada, sino también de aquella que seguía los acontecimientos desde sus casas u otros lugares, y que trataba de encontrarlos en la televisión y en la radio, sin resultado alguno.
Las críticas comenzaron a circular en la cotidianidad de la gente (comentarios en redes, memes, textos, grafitis, consignas) y, de a poco, la credibilidad de los espacios informativos se vio minada. Este cuestionamiento fue tan intenso, al punto que estos medios, al igual que el gobierno, se volvieron un adversario visible. El cerco, al igual que las medidas económicas, constituyó otro objetivo de la movilización. Una crítica que fue llevada a los
distintos discursos, a los carteles, a las paredes, a las redes, a la calle. Claramente, el cerco consistió en anular, omitir y distorsionar, pero se constituyó también en una cadena de provocación y estigmatización dirigida hacia los actores del paro. De ahí que, habría que preguntarse si el papel de los “medios que velan”, como actores integrantes de la sociedad, ha trascendido de una aparente labor informativa o comunicativa, hacia el lugar del sujeto explícitamente político y a su accionar en esa línea.
No resulta extraño encontrarse, todavía, con medios que se autoproclaman como objetivos, imparciales o neutrales. Bajo esta idea, se encuentra la pretensión de parecer entes sin intereses, sin postura, casi sin línea editorial, en contraposición con la idea de tomar postura, de comprometerse con los intereses de algún sector de la sociedad, lo cual es con frecuencia satanizado. Lo cierto es que la interpretación de un hecho, la toma de postura frente al mismo, frontal o encubierta (incluso bajo discursos mentirosos de imparcialidad), ha estado y está presente en cada contenido producido y difundido por un medio de comunicación. Sea a favor de los intereses de los sectores privilegiados o a favor de los intereses de los sectores populares, los medios toman partido y orientan sus esfuerzos hacia ello.
El contexto del paro motivó, entre otras acciones, la generación de espacios comunicacionales. Mientras ciertos medios (los que entregaban sus esfuerzos a mantener el cerco) configuraron sus agendas en función de limitar la proyección de los sucesos durante las protestas, otros activaron varias acciones comunicacionales para oponerse a las agendas establecidas en pro del cerco mediático. En medio de las movilizaciones fue común encontrarse con un sinnúmero de personas que, desde la práctica comunicacional, se encontraban activadas y decididas a exponer lo que sucedía: medios, periodistas independientes, estudiantes de comunicación, personas y colectivos dedicados a la fotografía. Pero no únicamente quienes se encuentran vinculados al campo de la comunicación, sino que la sociedad en general jugó un rol fundamental en la difusión de lo que acontecía en las calles.
No es novedad que en el país existen medios que han sostenido históricamente una postura inclinada hacia los intereses de los grupos de poder. Estos mismos medios son los que, en esta coyuntura, dedicaron sus esfuerzos a velar u ocultar lo que sucedía, tal como ha sucedido en coyunturas similares en el pasado. Pero podría decirse que, en esta ocasión, se generó una respuesta
social particular frente a la práctica mediática de ocultamiento y distorsión. Algo que trascendió de la crítica a la estructuración de proyectos y acciones concretos, encaminados a evidenciar o contrarrestar las posturas y estrategias que sostienen el cerco mediático. Era necesario configurar espacios que brinden una alternativa comunicacional ante los hechos. El surgimiento de esas iniciativas visibilizó la participación de otros actores en el desarrollo de la coyuntura. Nuevas intervenciones aparecieron para hacer un contrapeso a la oficialidad, una especie de militancia promovida por la fuerza de la coyuntura.
Sobre el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación
En cuanto al papel que jugaron las nuevas tecnologías en el contexto del paro, hay que decir que lo que se evidenció en estos 11 días de movilización fue la utilización de la herramienta, de distintas formas y por distintos actores.
Las nuevas tecnologías constituyeron, efectivamente, un canal adicional de expresión de distintos sectores de la sociedad, sea de forma individual o colectiva. Se trata de un canal que no es de uso exclusivo de grandes empresas o grupos de poder político, económico, sino que están al alcance de un o una joven estudiante, de una madre o un padre de familia, de un o una trabajadora, etcétera. Sin pretender decir que las nuevas tecnologías están al alcance de la sociedad entera, hay que reconocer que el acceso a un celular con cámara y redes sociales está bastante extendido, y que las personas, organizaciones, distintos medios de comunicación hicieron uso de la herramienta. Sin embargo, es necesario problematizar esto. ¿Qué se produce a través de estos canales en torno a la idea del cerco mediático? ¿Se produce un refuerzo, una ruptura? El interés de esta reflexión es también el de ir explorando alrededor de estas preguntas.
En principio, es importante recalcar que estos canales están al alcance de distintos sectores, incluido entre estos el Estado. Muestra de ello son, desde los distintos mensajes en los perfiles institucionales y personales de las autoridades del gobierno, hasta el envío mensajes directos al número personal de la gente. Avisos que, en teoría, tenían la intención de informar pero que, entre líneas, podrían contener también la intención de amedrentar o condicionar la participación de la gente en las movilizaciones.
El Estado, por ejemplo, se sirvió de las plataformas de la Agencia de Regulación y Control de las Telecomunicaciones
(Arcotel) y del Servicio Integrado de Seguridad (Ecu 911) para enviar mensajes que bien podrían ser motivo de un análisis más profundo, que vaya desde las implicaciones psicológicas, hasta las legales, en lo que respecta a la forma de uso de estos medios por parte del gobierno. ¿Qué implica decir, a través de mensajes de la Secretaria General de Comunicación de la Presidencia (Secom), que hay noticias falsas? ¿Que sólo hay que remitirse a los canales oficiales? ¿Que no se preste atención o se reste credibilidad a quienes ejercen una comunicación por fuera de la línea del oficialismo? ¿Qué implica enviar una serie de mensajes diciendo que la Cruz Roja está ejerciendo su labor de salvar vidas? ¿Que la vida en las calles está en riesgo quizá? ¿Pueden este tipo de mensajes llegar a incidir en la decisión de la gente de movilizarse?
Aunque las NTIC le hayan sido útiles, en alguna medida, a la sociedad civil, tampoco conviene idealizarlas. Son herramientas y, así como la sociedad civil, el Estado también las usó para sus propios fines. Lo cierto es que el Estado utilizó todos los recursos a su alcance, toda la infraestructura estatal para amedrentar y, en ese sentido, las NTIC fueron un recurso usado también para sus intereses; para tratar de incidir en la opinión pública y en su decisión de participar o no en la movilización.
La sociedad en su conjunto recurre a las nuevas tecnologías, a las redes sociales como un espacio de interacción, de expresión, de disputa. El espacio digital se ha convertido en el lugar para el contraste inmediato, para la información directa, para el acceso a una fuente “otra”. Por lo que, si algo de lo que dan cuenta las nuevas tecnologías, es precisamente de la agencia social. Y hay que señalar que, aun cuando el Estado y los medios promotores del cerco estructuraban y trataban de posicionar un discurso ofi cial, a través de las redes, la sociedad tomó postura y se expresó constituyendo un escenario más, en el cual se evidenciaron contradicciones similares a las preexistentes en la sociedad en su conjunto.
La gente difundió contenidos, cuestionó, refutó, condenó la actuación del Estado y sus autoridades, incluso la de los mismos medios de comunicación. Muestra de ello son los millones de mensajes de rechazo a las políticas económicas, a la violencia de la fuerza pública, al silencio e intento de manipulación de los medios alineados al discurso oficial, expresados en las redes.
En el contexto del paro, no solo los medios de comunicación que pretendían develar los hechos en torno a la movilización uti-
lizaron como recurso las redes sociales y las nuevas tecnologías sino la sociedad en su conjunto, como se ha señalado. Millones de publicaciones, memes, transmisiones en vivo, notas informativas, videos, fotografías, comunicados, fueron producidos y compartidos por las personas. Una serie de productos y contenidos orientados por la coyuntura fueron generados desde la cotidianidad de la gente. La coyuntura incidió en el uso de la herramienta llevando a que, en muchos casos, se trascendiera de un uso personal hacia un uso político.
Algo a destacar, en términos generales, es el hecho de que, en medio de la coyuntura, los medios digitales, alternativos, comunitarios, populares, tuvieron un crecimiento significativo. Las plataformas digitales servían para difundir las actividades relacionadas al paro. Lo que no se mostraba o, en el mejor de los casos, se mostraba parcialmente en la televisión, se lo podía transmitir desde cualquier lugar a través de los dispositivos móviles. Así, distintos medios pugnaban por romper el cerco.
Sin embargo, cabe también preguntarse sobre el alcance de este ejercicio comunicacional, en términos políticos. Cuestionarse, por ejemplo, si durante las transmisiones o a través de la publicación de registros fotográficos y noticias, se exhibían los hechos o si se configuraban articulaciones que fueran más allá de la difusión. Es decir, podría pensarse que el acto de exponer los hechos supuso una fisura del cerco mediático establecido, pero la pregunta que persigue esta reflexión es más bien hasta qué punto esto viene a constituirse, o no, como un proceso de mera exposición, y en qué medida se constituye como una posibilidad de romper la influencia del cerco, para propiciar la movilización en sí. Habría que preguntarnos, por ejemplo, qué resulta de una convocatoria o de una invitación a la acción social, frente al miedo promovido desde el Estado y promocionado por los medios que levantaban el cerco (y que, claramente, buscaban desmovilizar).
En ese sentido, sería útil propiciar una mirada crítica y autocrítica, como un ejercicio que permita avanzar y construir, por fuera de la idealización de la herramienta y los roles jugados. Una crítica para trascender a la pregunta sobre en qué medida, desde el ejercicio de aquellos medios que cuestionan el cerco y desde la ciudadanía misma que difundió diversos contenidos, se impulsó, o no, algo más que el espectáculo para unas audiencias, o si bien se contribuyó a propiciar una transición concreta: del
accionar a través de las pantallas, al accionar en la calle.
A modo de conclusión
En el marco del ejercicio de la comunicación, la propuesta es dejar sentadas aquí un par de ideas, y abiertas varias preguntas o inquietudes sobre lo vivido en el paro y ahora en el “postparo”. De inicio, plantear que frente a la coyuntura suscitada durante el paro deviene necesario abrir la discusión frente a la cuestión de la violencia. Ante esto, hay que señalar que resulta complejo reivindicar la legitimidad de la violencia como forma de lucha, en un contexto civilizatorio donde hay una pretensión, desde los sectores que detentan el poder, por normar ciertas nociones en torno a lo que implica y significa la paz y lo que implica y significa la violencia. Así, violencia es destruir la ciudad, pero no lo es la pobreza, la miseria, la explotación. Así también, que el desplazamiento de las posturas y discursos frente a las ideas de paz y de violencia se estructuran a conveniencia, y bien pueden reivindicar algo hoy y, lo mismo, condenar mañana. Esto ciertamente se evidenciará como parte de la estrategia del gobierno y de los medios que estructuran el cerco mediático, por reivindicar su accionar y condenar la movilización. Algo con lo que los distintos actores: jóvenes, estudiantes, hombres y mujeres movilizados, víctimas del paro, organizaciones sociales, comunicadores y comunicadoras militantes, tendrán que lidiar en el momento posterior al paro.
El discurso oficial sigue siendo fuerte y el reto es grande, puesto que, a partir de toda la estructura que tiene a disposición el gobierno, su versión e intención van permeando en mayor o menor medida en la sociedad. Esto se evidenció, incluso en las voces de aquellos medios que le apostaron a romper el cerco, durante y sobre todo después de la coyuntura. En un análisis más a fondo de los contenidos y posturas emitidos por estos medios, aun cuando producían y difundían el desarrollo la protesta social, se pueden rastrear coincidencias con el discurso oficial, en torno a las ideas de paz, del ornato de la ciudad, del patrimonio histórico y también de condena, como violentas, a algunas acciones llevadas a cabo por los sectores movilizados.
Lo que se propone, entonces, es poner en cuestión la idealización tanto del oficio de los medios como del papel de las nuevas tecnologías, evitando caer en un entusiasmo a priori y sin problematización del oficio o de la herramienta. Pues, por un lado, parecería que se ha posicionado una especie de exaltación
de las redes sociales, como la herramienta que rompió el cerco mediático, idea que debería ser revisada antes de su afirmación. Al menos preguntarse ¿Qué implica romper el cerco? ¿Se rompió el poder de los medios que velan y sus narrativas? ¿O quizá asistimos a una fisura de ese cerco?, ¿O es acaso que el cerco se fisuró con más fuerza en determinados momentos que en otros? ¿Cómo operan el cerco y aquellos medios que intentan romperlo, en relación a la decisión de la gente para actuar más allá de dar un click sobre la pantalla de un dispositivo electrónico?
Por otro lado, circula también la idea de que la simple enunciación del medio como alternativo, comunitario o digital da para ubicarlos en el lado del develamiento. Sin embargo, habría que reflexionar acerca de los discursos y relatos que estos medios estaban produciendo o reproduciendo (durante y después del paro), aun si se mostraban empáticos o intentaban contribuir a la movilización. Es decir, valorar si finalmente su discurso o su apuesta estuvieron marcados por la exhibición o por la movilización.
Bibliografía
Heidegger, M. (2018). El ser y el tiempo. México DF: Fondo de
Cultura Económica. Marx, K. & Engels, F. (1970). Tesis sobre Feuerbach y otros escritos filosóficos. Barcelona: Grijalbo. Von Hermann, F.W. (2000). Heidegger, Martin: Vorträge und Aufsätze (1936-1953). Frankfurt: Vittorio Klostermann.
Cerco mediático y las protestas de octubre. Percepciones desde la comunicación popular. Hugo Ramírez Huamán (Aler)
Hablar sobre el cerco mediático que se puso en evidencia en los recientes acontecimientos ocurridos en el país implica, en primer lugar, hacer una anotación respecto del lugar desde el cual hablamos para no escudarnos en el facilismo del discurso de la neutralidad.
Cuando uno dice desde dónde habla, marca una identidad. Esa identidad no nos hace anónimos y nos diferencia de los medios hegemónicos cuyo discurso hace eco de la neutralidad. La comunicación popular nunca tuvo miedo, ni hizo ascos, de manifestarse desde dónde habla. Habla desde su carácter alterador. Habla desde su carácter transgresor.
La comunicación popular habla con la voz del que quiere transformar las realidades injustas hacia unas realidades de justicia, y hacia ella se entrega. Es una voz militante y desde ese espacio vengo hablar; desde el espacio de la identidad y la transformación.
Dicho esto, quiero decir que voy a intentar realizar un paneo de lo que he podido percibir en el proceso de lucha de octubre último. Creo que hay que abordarlo desde el antes, el durante y el después. Considero que en estas tres dimensiones se ha hecho presente esto que se ha denominado el cerco mediático.
Creo que el cerco empezó desde que el señor Lenín Moreno ingresó al poder. Desde allí el aparato mediático ligado a los grupos empresariales, a los grupos de poder, empezó toda una campaña de desinformación respecto de lo que venía ocurriendo realmente en Ecuador. Todos sabemos que cuando se desinforma se establecen parámetros y, por lo tanto, se establecen cercos. En mi opinión, en ese antes, el gobierno ya fue trabajando sistemáticamente toda una labor de desinformación y de querer mostrar determinadas visiones para generar una especie de opinión pú-
blica favorable, que le permitiese tomar medidas como los anuncios económicos del decreto 883.
Acompañado del anuncio de las medidas, se estableció una rutina de explicar vía cadena nacional las supuestas bondades que iba a provocar en el país el conjunto de medidas tomadas. Todos los y las ministras, en una sola voz, mencionaban que la recomposición del país se había puesto en marcha. Quedaba atrás el desastre económico provocado por el gobierno anterior. Desde el análisis del discurso, el mensaje era que estábamos frente a un gobierno salvador que venía a recomponer las cosas que el otro había hecho mal.
El cerco de la desinformación, el querer imponer una sola verdad, una determinada visión con una sola voz sin, por lo menos, propiciar el debate de los diversos sectores de la sociedad, fue roto cuando la gente rechazó no sólo las medidas económicas adoptadas, sino la forma en que estas quieren imponerse. Mediáticamente se pretendió instalar por todos los medios de comunicación un solo discurso, aunque ya existía una sensación de inconformidad y malestar frente a las cosas que se estaban diciendo oficialmente. Se subestimó la inteligencia de la ciudadanía. La gente sabe interpretar los hechos. En mi opinión, el planteamiento comunicacional hecho por el gobierno no fue el más adecuado.
Pasemos al durante. En este aspecto no voy a hablar como testigo presencial y partícipe de los hechos. Estuve fuera del país desde el 4 octubre por un compromiso pactado con antelación, el Congreso Internacional de Comunicación Indígena que tuvo lugar en el Cusco (Perú). Sin embargo, sirve también comentarles cuál fue la visión que han ofrecido los medios de comunicación de carácter internacional, en concreto, desde el Perú, de lo que estaba aconteciendo en Ecuador. Menciono tres aspectos:
En primer lugar, se mostró un país en llamas. Los medios acentuaron la responsabilidad en determinados actores, principalmente, los y las indígenas. Las tomas que mostró la televisión eran básicamente de los “desastres” que estaban ocasionando los y las “revoltosas”. Ese fue el término utilizado y, como sabemos, la palabra que se dice y cómo se dice, cuenta. Por el contrario, la represión policial no estaba presente en los medios, por lo menos, en los de la televisión que he visto.
El otro aspecto es que recogieron opiniones de líderes, analistas de una marcada tendencia política. Jaime Bayly, llamó lo-
cos a los indígenas. El señor Mario Vargas Llosa calificó de desgracia lo que ocurría en Ecuador, llamándolo “populismo puro”, al igual que su hijo Álvaro en una entrevista reciente desde Guayaquil y trasmitida por Ecuavisa. Entonces, la imagen que se muestra es la de un sector en concreto, los y las indígenas, al que se les califica de “revoltosos”. ¿Qué más mostraron los medios de comunicación? Solidaridad internacional entre gobiernos. Por esos días estaban reunidos en Paracas el señor Sebastián Piñera y el señor Martín Vizcarra, presidentes de Chile y Perú, en los encuentros periódicos que tienen los gobiernos. Allí, sacaron una declaración conjunta en apoyo total a las medidas y las acciones adoptadas por el señor Lenín Moreno. El documento acompañaba el llamado de alerta frente a los intentos “desestabilizadores” de la democracia. Este es otro elemento para el análisis.
Finalmente, los medios mostraron los hechos ocurridos a Teleamazonas y al diario El Comercio. La prensa internacional cierra filas cuando alguno de sus miembros sufre lo que denominan “atentado “contra la libertad de prensa y expresión.
Básicamente, esos fueron los aspectos que, desde fuera, o por lo menos, desde el Perú, reflejó la prensa internacional. El tratamiento fue el de un cerco mediático porque sólo mostraron una cara de los acontecimientos y no las otras cosas que también venía ocurriendo.
Ya que hago referencia a los ataques a la prensa, les comparto un párrafo que muestra el comportamiento del gobierno frente a la denominada “gran prensa”. Es parte de un artículo escrito en coautoría con la periodista Sally Burch (2019), denominado “Contribuciones y experiencias de la comunicación de América Latina y el Caribe desde la comunicación popular”, a publicarse en la revista del Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal): “Cada vez que algún miembro de alguna ‘connotada’ emisora, diario o televisora que es parte de los círculos de las corporaciones mediáticas, denuncia algún tipo de agresión, en coro, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) lamenta con una cuidada diplomacia el recorte o atentado a la libertad de expresión. Los gobiernos responden, con cuidada premura, su máximo respeto por el ejercicio periodístico”.
En las recientes protestas ciudadanas de octubre del 2019, los medios populares y comunitarios que se atrevieron a mos-
trar lo que las televisoras nacionales escondían o invisibilizaban colocando en sus programaciones las aventuras de Dragón Ball Z, Doraemon o Bob Esponja, recibieron la “condecoración” de la ministra de gobierno María Paula Romo de haber sido los medios más importantes en la “propalación de noticias falsas”. El después ya lo conocemos todos. Me acaban de informar que han sido convocados varios compañeros y compañeras de Voces o de Wambra Radio al rincón de los acusados. Ellos son considerados como parte de los “revoltosos”. Se pone en marcha la persecución y criminalización de los medios populares, comunitarios y alternativos como parte de la estrategia de la implementación del cerco mediático.
Para concluir, nada más voy a reseñar, rápidamente, algunos elementos que han estado presentes en el cerco mediático.
El primera es la descontextualización de los hechos. Se ha presentado una visión parcial de los acontecimientos desde los intereses del poder. No se ha profundizado en las causas que han originado las protestas.
Segundo, presenta una mirada desde los y las protagonistas y antagonistas. Los y las protagonistas son, desde luego, los héroes y heroínas. ¿Y quiénes son?: el Estado, el poder. ¿Quiénes son el y la antagonista, el malo o la mala de la película, los y las revoltosas? la Conaie.
Invisibilización. Esta es una estrategia que se suele usar con frecuencia desde los poderes mediáticos para ocultar las propuestas de quienes consideran sus contrincantes. Las invalidan porque atentan contra el desarrollo. Entonces, emerge la dicotomía “democracia versus anarquía”, que se compara con el terrorismo, porque de eso ha estado hablando el gobierno. El sector oficial se coloca en la posición de ser representante y actuar en defensa de la democracia, y responde ante la amenaza de grupos que pretenden destruirla, y hablan hasta de golpe de Estado. Ya mencioné el respaldo recibido de sus pares Piñera y Vizcarra.
Acentuación de estereotipos. Se presentan a los y las indígenas como gente revoltosa. El discurso oficial los califica como gente que vino a destruir la ciudad y los y las quiteñas, que son personas trabajadoras, no pudieron ir a sus centros de trabajo porque se lo impidieron. Indígenas irresponsables al traer a sus hijos e hijas a las marchas. Indígenas mentirosos y mentirosas.
Las programaciones, especialmente de la televisión, mues-
tran una realidad falsa. Hay un modus operandi de los medios hegemónicos en este tipo de situaciones: utilizan las mismas estrategias que en Ecuador. En mi experiencia, he sido partícipe de hechos lamentables de esta naturaleza en diversas partes de Latinoamérica. Me recuerda mucho a mi país durante la dictadura de Alberto Fujimori. Exactamente lo mismo. En este caso, los medios no pusieron a Doraemon, sino, a su mejor estrella: Laura Bozzo. En Honduras, en el 2009, también se aplicó un tremendo cerco mediático. Allí, cuando echaron del poder a Manuel Zelaya, el cerco mediático fue explícito. La mayoría de medios de comunicación fueron intervenidos por los militares, incluida Radio Progreso, socia de Aler. La emisora fue tomada por los militares y, si no hubiese sido por la acción en conjunto del sistema de radios que se tiene de Latinoamérica, que lograron romper el cerco mediático, la radio no hubiese seguido operando. Salió al frente para mostrar la realidad real y no la encubierta.
Una característica final es que los sucesos contra los medios oficiales y hegemónicos son presentados como un atentado a la libertad de prensa y expresión, dándole mucha relevancia y notoriedad a nivel nacional e internacional. En contraposición, se desprestigia el trabajo de los medios de carácter alternativo.
Muchas Gracias.
Bibliografía
Ramírez, H. & Burch, S. (2019). Contribuciones y experiencias de la comunicación desde América Latina y Caribe. Chasqui, 14, 87-104.
6
La noche del 13 de octubre, tras la derogatoria del decreto 883, se celebró, con justo mérito, como un hito histórico de la lucha de clases en nuestro país. Parecía que por la ciudad había pasado un terremoto.
Debido a las voces del gobierno y de la burguesía, quienes tacharon a los y las manifestantes como “destructores de la ciudad y del patrimonio”, se creó una fuerte opinión pública sobre el cuidado de los “bienes patrimoniales” que derivó en la minga del lunes 14 de octubre. Los medios de comunicación intentaron posicionarla como “el regreso de la paz”, mientras mostraban imágenes de policías limpiando las calles de la capital. No tenemos problema con que se haya realizado la minga, ni con que se deba cuidar el patrimonio. El problema para nosotros y nosotras fue que, con la limpieza de las calles, parecía como si nunca hubiese ocurrido nada. Como si nunca hubiese habido un paro, ni cientos de personas hubieran perdido uno de sus ojos, ni la policía hubiera arrebatado la vida de varios hombres y mujeres.
Para cuando se gestó el Museo del Paro no había pasado mucho desde octubre. El propósito: mantener la memoria un poco más. Entendemos la memoria como un acto de resistencia y como herramienta de lucha. En este sentido, era necesario aclarar a la gente la verdadera historia, aquella que no salió en los medios de comunicación tradicionales. Por eso, el museo del paro es también un acto comunicativo. De manera lúdica y didáctica, el público, en contacto directo con los cartuchos de los perdigones, las balas de goma y las bombas lacrimógenas, conoce lo que no pudo ver por TV. Ver una foto de la represión al pueblo, y ver las balas y palparlas, comunica. Brinda un mensaje más sólido. Supera, incluso, las voces que intentaron hacer pasar por montaje a algunas de las fotografías. Nos permite ver más allá. Entonces, a la vez que comunica, educa.
En definitiva, muchos de los actores y actrices del Paro vinieron desde las comunidades indígenas externas a Quito. Pero también lo fuimos los y las estudiantes, los y las trabajadoras, amas de casa: quienes habitamos los barrios de la ciudad. Efectivamente, así como a nivel nacional, la lucha se dio en los territorios, en la ciudad, y se mantuvo en los barrios. Ésta se manifestó en los cortes de vías y en la quema de UPC. Es por esta razón que, aunque la primera exposición del Museo del Paro se realizó en la Universidad Central del Ecuador, el objetivo de la muestra fue recorrer los barrios populares que habían salido a manifestarse durante las jornadas de lucha. La exposición se convirtió, así, en una muestra itinerante. Debemos añadir que el sentido de llevar la muestra a los
barrios se encuentra también en la búsqueda de una exposición que no se encierra en galerías para deleite de ciertas élites. En cambio, se pensó en que, quienes habitamos los barrios y fuimos esenciales durante los 13 días de movilización, también tuviésemos acceso a este tipo de conocimientos. Es así que el Museo recorrió Pomasqui, La Loma de Puengasí, Guamaní, La Lucha de los pobres y otros sectores del sur de Quito.
Las caras de admiración de los y las niñas durante la exposición de la muestra y sus reflexiones reflejan la esperanza de un mejor futuro. Por otra parte, el Museo del Paro nos permitió continuar tejiéndonos desde la experiencia que nos dejó octubre, y visibilizar, de a poco, que un nuevo mundo no solo es posible, sino necesario.
No somos un pueblo sin memoria. Octubre vive.
14, 22
34, 48
54, 74 Pato Chávez
1, 16, 24
36, 50, 56
68, 76 Cerco Mediático
79
86
80
80 Mateo Arcentales
Jaqueline Almacaña
Damián Pinos
Manuel Solórzano
87, 89
79, 81
85, 88 Wendy Armijos
Kelvin Guano
David Parra
81, 82, 86 Esteban Barrera
78, 83, 84 Sebastián Ortiz
78, 82,
85, 86, 88 Carlos Noriega
81, 83,
84, 87, 89 Montserrat Rivera
78, 82,
85, 87, 88 Alejandro Zúñiga
Jornadas Comunicación, lucha popular y cerco mediático Diálogo con los actores del paro se terminó de imprimir en octubre de 2020, en el Centro Editorial de la Facultad de Comunicación Central de la Universidad central. Decano: Dimitri Madrid.