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Tejer en tiempos de pandemia

MUSEO TEXTIL DE OAXACA Tejer en tiempos de pandemia

Hilán Cruz Cruz

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Tejer en telar de cintura en la Sierra Norte de Puebla, para ser más específicos, en Tlacomulco, Huauchinango, es una labor que se realiza con menos frecuencia, pues se ha visto desplazada por varios factores, pero el más significativo es el desinterés social por preservar esta actividad. No obstante, junto con mi familia he tratado de mantener este legado, compartiendo nuestro trabajo con adolescentes y niños para que conozcan la importante herencia textil que tenemos y seguimos conservando como pueblo nahua.

Cuando nos sentamos a tejer no solo compartimos cómo crear nuestras piezas, trabajar con distintas fibras o darles color a estas, también comentamos algunas tradiciones relacionadas al tejido, costumbres de nuestra comunidad y mitos de fundación. Por eso es importante continuar con nuestra tradición textil, para mantener un equilibrio cultural.

Durante los primeros meses de este año, empecé a ver y escuchar en los medios de comunicación sobre los estragos sociales que estaba ocasionando el COVID-19 en otros países, y las medidas sanitarias que se tendrían que llevar a cabo en México por la pandemia. Esta noticia me preocupó, pues implicaba detener varios proyectos que tenía para la difusión de nuestra labor textil, dentro y fuera de nuestra comunidad.

Afortunadamente, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, por medio del Museo Textil, me contactó para proponerme reali

zar un quechquemitl en telar de cintura, con la técnica de tejido en curva. Dicha pieza tendría que dar a conocer la sofisticación de la técnica y la implementación de nuevos materiales de mayor calidad, además, mostraría el proceso y avances que he tenido al rescatar y rehabilitar el tejido dentro de mi comunidad, creando así una obra única y especial.

He estado trabajando en esta pieza en las últimas semanas. En verdad ha sido un gran reto, puesto que tejer con nuevos materiales ha sido difícil, pero al mismo tiempo me emociona avanzar en el tejido de este quechquemitl, pues me ha permitido implementar nuevos procesos para el tejido, descubrir nuevas texturas en el lienzo y, lo que considero más importante: observar cómo las personas de distintas edades de mi pueblo se interesan y asombran por el proceso de la pieza.

Tejer y compartir no ha sido fácil, pero me alegra poder ser parte de esto, me emociona mostrar a la sociedad lo importante del legado textil de mi comunidad y me reconforta saber que no estoy solo, que existen espacios para lograr que el mundo conozca el desarrollo tradicional textil de México.

BIBLIOTECA FRAY FRANCISCO DE BURGOA Elementos de geografía del Estado de Oaxaca

Selene del Carmen García Jiménez

El libro Elementos de geografía del Estado de Oaxaca, dispuestos en lecciones y bajo el método Correa, publicado por Manuel Brioso y Candiani en 1890, forma parte del fondo Histórico de la Biblioteca Burgoa, en el que se agrupan los volúmenes que pertenecieron al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca.

La obra está dividida en cuatro partes: la primera de ellas se enfoca en la geografía física del estado, en el clima y los recursos minerales. Brioso y Candiani pone su atención en las bahías, litorales, albuferas, puertos y montañas del estado, entre las que destacó al Zempoaltepec, con sus 3 396 m sobre el nivel del mar; el cerro Sirena, en San Juan Ozolotepec, el Chicahuastla y el Itundujía, en el distrito de Tlaxiaco.

La segunda parte está dedicada a la geografía política e histórica y a la educación. El autor indica que en el estado se daban tres clases de instrucción: la primaria, la preparatoria y la correccional. Además, Brioso dedicó algunos párrafos a la religión, a la organización eclesiástica y a la historia de Oaxaca, desde la época prehispánica hasta la Independencia.

En la tercera parte de la obra se describe la geografía económica del estado. En esos momentos, la agricultura era parte medular de la economía estatal. La mayoría de los habitantes se dedicaban a esta actividad, favorecida por la fertilidad de los terrenos y la variedad de los climas. A pesar de esto, tam

bién había manufactura enfocada en la curtiduría, producción de azúcar, extracción de añil y el tejido de lana, algodón, seda y pita.

En la última parte, Brioso y Candiani pone atención en algunos pueblos, como Tlalixtac, que se distinguía por sus terrenos fértiles; Cuilapam, donde fue fusilado el general Vicente Guerrero, y Santa María del Tule, por su ahuehuete de enorme tronco.

La obra fue utilizada como texto por los alumnos de las escuelas oficiales del estado, lo que nos da una idea de lo que los estudiantes aprendían sobre la geografía de Oaxaca a finales del siglo XIX.

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