Fuera de casa
Lima, 2020. La pandemia mantiene a todos en sus hogares, pero siempre habrรก alguien mรกs allรก afuera. El valor del trabajo siempre superarรก al de la tragedia.
Joel Cahua
SANTA ANITA. Dos extranjeras recolectan dinero de los transeuntes mientras esperan el toque de queda con sus pertenencias.
Conforme iniciaba la pandemia generada por el Coronavirus, Lima y el resto del mundo se preparaba para un encierro que tomó por desprovisto a muchas personas. En la capital, extranjeros y provincianos fueron los más afectados. Incluso ahora, aún existen hombres, mujeres, niños y ancianos intentando regresar a sus hogares, a pesar de que muchos tienen claro que no lo lograrán. Hace apenas unos pocos años, la migración extranjera, sobretodo venezolana, comenzó a aumentar drásticamente en el país. Fueron muchas las dificultades y problemas que atravesaron en el Perú aquellos que huían de un hogar transgredido por el autoritarismo y la escasez. Al estallar la crisis, no fueron solo los primeros en querer volver, sino también los únicos que siguieron trabajando. Hoy, ya no son solo los policías y los militares quienes se preocupan por cumplir las medidas de seguridad en las calles. Nuevas formas de trabajo se avecinan con el cambio. Viejos hábitos y costumbres desaparecerán acorde pasen los años.
MIRAFLORES. Venezolano trabajando en las calles de Lima.
LA MOLINA. Nuevos trabajadores uniformados se manifiestan en las calles de la ciudad. Ni policĂas ni militares. Fumigadores.
SAN BORJA. Desde que se permitiĂł a los niĂąos volver a salir en cuarentena con sus padres, varios ahora trabajan con ellos.
Con la tasa más alta de trabajo infantil en Sudamérica hasta 2019, Perú y sus niños atravesarán una feroz contienda este 2020. Si bien la educación ahora se imparte en colaboración con los medios masivos, muchas familias necesitarán de todos sus integrantes para salir adelante. Existen padres que no dudarán ni un segundo en trabajar junto a sus hijos. Estos no solo les traen apoyo y confianza, sino también una vía directa hacia una contribución financiera por parte de la sociedad. Y aunque son varios los niños que pueden estar trabajando en determinadas zonas de la capital, son muchos más los que, además de contribuir con sus padres, intentarán soportar los estragos de una educación no presencial y la carencia de las provincias para poder brindarles materiales y equipos necesarios que puedan garantizarles un verdadero acceso a las nuevas configuraciones que se ejecutan actualmente para poder estudiar. No todos cuentan con internet, televisión o radio. Los primeros días de cuarentena fueron los más difíciles para quienes no tienen un hogar, pues aunque el país se manifestó rápidamente en cuanto el virus llegó al territorio, no todos atravesaban las mismas circunstancias y muchos hasta ignoraban creerlo. Esto hizo que durante las primeras semanas pueda ser posible visibilizar a quienes en ese momento ya lidiaban con impedimentos y contrariedades. Ancianos y adultos mayores fueron los más afectados, quizá de quienes más se llegó a prescindir durante aquellas primeras fechas donde el miedo ya se empezaba a expandir. Muchos ciudadanos no quisieron ayudar por miedo al contagio, por lo que varios "infectados" no murieron realmente por COVID-19. A la fecha de hoy, 5 de junio de 2020, hay más de cinco mil muertos por coronavirus registrados, siendo 3355 de ellos adultos mayores. Es decir, más de la mitad de los que murieron durante la pandemia eran ancianos o adultos mayores. Esto sin contar información periodística, la cual advierte que la cifra real de muertos puede ser cuatro veces mayor a la oficial en Lima. Un pronóstico que será comprobado cuando todo este desasosiego pase y podamos finalmente llorar a nuestros caídos.
SURQUILLO. Son muchas las formas de trabajo para poder gananse la vida en las calles. La actitud es una de ellas.
SURCO. Primeros dĂas de cuarentena. No todos se ciudan durante la pandemia: algunos por escasez, otros por indiferencia.
Y aún a pesar de todo ello, son los adultos jóvenes quienes más resisten en las calles de Lima. Los que trabajan en familia, los que cooperan con sus amigos. Existen muchas formas de trabajar fuera de casa, pero ninguna podría lograrse sin el coraje de la juventud, sin su energía y osadía. No hay nadie mejor que ellos para reorganizarse, reestructurarse y reinventarse. Su hogar son ellos mismos: uno a lado del otro. Su confianza y vivacidad les dan las primeras herramientas que necesitan para seguir adelante, para apoyar a quienes consideran sus ATE. Hermanos que siempre se apoyan en el trabajo. hermanos, padres y abuelos. Capturarlos a todos en instantes tan difíciles como estos no solo involucra un acto de comunicación y reconocimiento, sino también uno de compañerismo y esperanza. Es verdad que en tiempos de crisis es posible vislumbrar muchos otros problemas que antes no considerábamos y conocer directamente a quienes los sufren, pero también permite contemplar a aquellos que, a pesar de todo, soportan las arduas horas de trabajo informal y confrontan los problemas de una sociedad muchas veces indolente.
SAN LUIS. Amigos que siempre se cuidan entre sí.
SAN ISIDRO. Primeros días de cuarentena. No todas las personas atravesamos las mismas circunstancias durante una crisis.