Proceso comunicativo dentro del aula

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El proceso comunicativo dentro del aula Juan Manuel Ca単as Tirado

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2010. Juan Manuel Cañas Tirado Portada diseño: Celeste Ortega (www.cedeceleste.com)

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ÍNDICE

I.-

INTRODUCCIÓN

II.-

CONCEPTOS GENERALES

III.-

SISTEMAS DE COMUNICACIÓN

IV.

EL PROCESO COMUNICATIVO

V.-

COMUNICACIÓN VERBAL

VI.-

COMUNICACIÓN NO VERBAL

VII.-

COMUNICACIÓN ESCRITA

VIII.-

EL SILENCIO EN LA COMUNICACIÓN

IX.-

LA COMUNICACIÓN EN EL AULA

X.-

ESCUCHA ACTIVA

XI.-

PAPEL DEL PROFESOR EN LA COMUNICACIÓN DIDACTICA

XII.-

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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A mi esposa Paqui

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I.- INTRODUCCIÓN. No se puede hablar de verdadera enseñanza si no se da comunicación, pues debe haber contacto entre docente y alumno para que haya ajustes en el proceso educativo. Esta es la base para que se de una enseñanza que tenga en cuenta a la persona y las diferencias que, como tal, ésta presenta. Esta comunicación debe ser normal y fluida, debiendo saber el profesor en que momento se necesita un tipo u otro de sistema de comunicación para el perfecto desarrollo de las clases. Ni que decir tiene que si lo que queremos es que nuestros alumnos escuchen nuestras explicaciones debemos utilizar una comunicación de tipo unidireccional o unívoca, ya que es la más apropiada para este tipo de propuestas. Una comunicación biunívoca es apropiada para establecer un diálogo con los alumnos, para responder a sus preguntas y sonsacarles lo que el profesor estime necesario. Y, por último, una comunicación múltiple es apta para momentos de juego, de debate, de aprendizaje común, ya que en todo momento todos se ven a un mismo nivel y se aprende más fácilmente unos de otros. Tampoco se puede entender una educación en la que no se permita y atienda a la manifestación de la persona como individuo: a esto debe dirigirse la comunicación. Es en este caso en el que no debe darse con demasiada frecuencia un tipo de comunicación unívoca, ya que además de no atender a las necesidades de los alumnos con igualdad de oportunidades, esta comunicación puede resultar un tanto cortante para las intervenciones de éstos, ya que el profesor es visto como un rey o algo así, mientras los alumnos se pueden llegar a creer que son sus súbditos, no interviniendo por miedo al reproche.

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Dentro de la enseñanza, el alumno no es sólo un ser que recibe, sino también que emite y tiene que ser atendido para que su personalidad tenga un correcto desarrollo. No se puede hablar de comunicación si no se da un exquisito respeto y consideración por el otro; en demasiadas ocasiones, nuestros propios mensajes nos parecen tan importantes que no dejamos posibilidad de respuesta o no prestamos atención a ésta, que es lo mismo. Por todo ello, concluiremos que la comunicación en educación es nuestro medio de intervención, reúne las posibilidades de influencia educativa. La comunicación que nosotros realizamos no se limita a la verbal sino que se dan simultáneamente diversos mensajes por otros canales, a veces contradictorios entre sí. Cuanto menor es la edad de los alumnos, mayor predominio hay de la comunicación no verbal mientras que en los más mayores hay una creciente influencia de los verbales. No obstante, el lenguaje tampoco tiene para todas las personas los mismos significados y connotaciones. También hay que tener en cuenta que transmitimos, sin conocerlo, aspectos ideológicos. Los profesores no han de fijarse únicamente en los mensajes que ellos emiten, sino en la respuesta que producen en sus alumnos así como los mensajes espontáneos que estos producen. De este modo, el profesorado siempre comprenderá perfectamente lo que sus alumnos quieren comentarle, sus ruegos, preguntas, rarezas...El profesor debe conocer en todo momento lo que se cuece en la clase, los comentarios que en ella surgen, ya que son de vital importancia para conocer el estado de los alumnos: si necesitan descansar, seguir, cambiar de actividad...

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II.- CONCEPTOS GENERALES La Comunicación es un proceso de interacción o transacción entre elementos de un sistema. Los elementos que participan en la comunicación son los recogidos en el esquema tradicional que todos conocemos:

CODIGO RECEPTOR

EMISOR MENSAJE

CANAL

Recordemos cada uno de ellos: El Emisor es la persona que envía el mensaje. El Receptor es quien lo recibe. El Mensaje es lo que el emisor quiere comunicar al receptor. E la información que el emisor transmite al receptor. No hay que confundir mensaje con signo. Puede que un mensaje sea un signo, porque el mensaje es un conjunto de signos que transmiten una información completa El Código es el lenguaje común del emisor y el receptor. Es cada lengua concreta; lo importante para la comunicación es que emisor y receptor compartan un mismo código. El Canal es la vía por la que se transmite el mensaje. 8


El Contexto: suele explicar a aquello que rodea al emisor y al receptor. Vamos a definirlo como una serie de factores que se agrupan en tres bloques: •

Situación espacio-temporal en que se encuentran

emisor y receptor. •

El contexto lingüístico o contexto; es el conjunto

de mensajes que rodean al mensaje en sí. •

Las

presuposiciones

pragmáticas;

los

conocimientos de todo tipo que comparten el emisor y receptor. El emisor envía un mensaje al receptor, mediante el cual busca una determinada conducta o acción de éste. El proceso es bidireccional porque en la comunicación no sólo el emisor, sino también el receptor envía mensajes. Esto provoca una interacción entre ambos. Existe comunicación siempre que una persona influye en el comportamiento de otra.

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III.- SISTEMAS DE COMUNICACIÓN. La Semiología también denominada semiótica, es la disciplina que estudia los signos. Esta disciplina fue propuesta por Saussure, quien la definió como la ciencia que debe estudiar el funcionamiento de los signos en la vida social. Un poco después el norteamericano Pierce comenzó a hablar de semiótica, que definió como la ciencia de los signos y de las propiedades de los sistemas que estos forman. Un signo es algo que se percibe por los sentidos y evoca una cosa diferente de sí misma, o sea, es cualquier cosa que se percibe sensorialmente y que posee un significado para quien lo percibe. La semiología tradicionalmente distingue tres tipos de signos: A) Iconos: es aquel que muestra un parecido con la realidad que evoca, con lo que representa. B) Indicios: aquel que tiene una relación causa-efecto con aquello que representa, de modo que el signo sirve para reconocer algo a partir de él. C) Símbolos: son signos que no cumplen ninguna de las cualidades anteriores, sino que simplemente presentan una relación convencional o arbitraria con aquello que representan. Los símbolos mas dados son los signos lingüísticos, los cuales se agrupan formando sistemas que son un conjunto de signos. Así pues el signo es la unión del contenido con la expresión. Los códigos o sistemas de comunicación son los conjuntos que forman signos y las reglas para combinar esos signos y que se destinan a la transmisión de información entre un emisor y un receptor mediante la producción de mensajes. Haremos una primera clasificación general de los códigos de comunicación: Humanos: son los que usamos los seres humanos para comunicarnos; dichos códigos pueden ser de dos tipos: •

Código lingüístico, es decir, el lenguaje.

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Códigos no lingüísticos como las matemáticas, las señales de tráfico,...

No humanos: son los códigos que emplean los animales para comunicarse entre sí. Una segunda clasificación es la que distingue entre: a) Naturales, código humano y códigos animales. Pertenecen a la naturaleza del ser que lo usa. b) Artificiales, sistemas no lingüísticos. Son creaciones artificiales del hombre. Los códigos de comunicación se dan en todos los seres animados, y los rasgos que comparten todos esos sistemas de comunicación naturales son: •

Carácter congénito; nacen con el organismo que los emplea, van en sus propios genes.

Inmutabilidad; los sistemas de comunicación natural como tales no cambian nunca.

Universalidad; son siempre iguales para todos los individuos de la especie, independiente del lugar o tiempo.

No puede ser aprendido, ni olvidado.

a) Según la expresión o forma distinguimos: •

Códigos Articulados: son aquellos cuyos signos

pueden descomponerse en otros signos menores. •

Códigos No Articulados: aquellos cuyos signos no

pueden descomponerse en otros elementos menores que también sean signos. •

Códigos con Stand By: es aquel que permite dejar

en suspenso una secuencia de signos para introducir otra secuencia, después de la cual se recupera la primera. b) Según la expresión y el contenido: •

Códigos icónicos: aquellos sistemas cuyos signos

tienen un parecido con aquello que representan. •

Códigos simbólicos: en estos no hay motivación

real, ningún parecido o similitud entre el signo y lo que este

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representa, sino que su relación se establece de forma convencional y arbitraria. Códigos sinonímicos: es el que tiene la posibilidad

de usar diferentes expresiones para transmitir un mismo contenido. Códigos no sinonímicos: aquel que no permite esa

• posibilidad. c) Según su contenido:

● Códigos finitos: solo pueden reflejar una parcela limitada de contenidos. ●

Códigos infinitos: pueden transmitir cualquier contenido.

Códigos analógicos: aquel que permite expresar los puntos intermedios entre dos contenidos.

Códigos digitales: no tienen la posibilidad de marcar los puntos intermedios entre dos contenidos.

d) Según el sentido por el que se percibe el código: •

Códigos auditivos: el más importante es el

lenguaje humano. •

Códigos visuales: señales de humo, gestos de

sordomudos,... •

Códigos táctiles: el braille, las hormigas.

Códigos olfativos: el pis de los perros,...

Códigos gustativos: prácticamente no existen.

e) Según el modo en que se transmiten los contenidos: •

Códigos

primarios:

es

aquel

que

transmite

directamente sus informaciones. •

Códigos secundarios: son los que crea el hombre

para sustituir el código primario.

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IV. EL PROCESO COMUNICATIVO. La comunicación se produce en dos pasos que son complementarios. Estos dos pasos son la codificación y la descodificación. La codificación es el proceso por el cual el emisor, mediante los recursos que le aporta el propio código, forma un mensaje. Por el contrario la descodificación es el proceso inverso por el cual el receptor interpreta el mensaje que le ha transmitido el emisor. Si el acto comunicativo es el proceso mediante el cual se transmite un contenido del emisor al receptor, todo acto comunicativo tiene la función de informar o comunicar. Jakobson parte del hecho de que el mensaje puede hacer incidencia en cada uno de los factores que intervienen en la comunicación, lo que da lugar a seis funciones: Funciones de la comunicación:

Informativa.- Lo que se pretende es transmitir un mensaje objetivo y que este

llegue a un destino o receptor; lo que importa aquí es el mensaje, lo que estamos transmitiendo, el conjunto de cosas que decimos. Lo que realmente nos interesa es el mensaje como objeto.

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Afectiva.- Además de ponerse en juego mensajes también se pone en juego la

relación entre los sujetos; los que se comunican son personas, dos mensajes iguales dichos de igual o diferente forma son absolutamente distintos, tenemos que entender cómo es percibido eso por los alumnos. Les cuesta mucho separarse de lo que a ellos les pasa.

Empática.- Hace relación a la necesidad de que haya contacto entre las personas

para una buena comunicación. En el aula el contacto, la mirada, llamar la atención, son importantes.

Educativa o metacomunicativa.- Hay veces que pretendemos enseñar a

comunicar. El objetivo de la comunicación es enseñar a comunicarse. La información no es lo importante sino la comunicación múltiple. Mejorar el lenguaje tanto verbal como corporal es una tarea a realizar por parte del profesorado para ser entendido de la mejor manera posible. En la expresión corporal se reflejan tanto el lenguaje verbal como el corporal, y es una asignatura muy a tener en cuenta para conseguir nuestros fines.

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V.-COMUNICACIÓN VERBAL La comunicación verbal es aquella en la que lo que prima es el contenido verbal, las palabras. Uno de los principales problemas que encuentran las personas con poca experiencia en hablar en público es utilizar un lenguaje natural y fluido. Pero si previamente se ha resumido y analizado la información y se ha elaborado un esquema previo, la tarea de exponer las ideas se simplifica. Primero hay que prepararse todo el material del que se desea hablar, elaborar un esquema que no tiene porqué ser definitivo, que sólo se utilizará como guía, y que se modificará cuando sea necesario y luego, seguir determinadas pautas, o cualidades de estilo que se han de seguir en todo mensaje oral y que son las siguientes:

1.- Claridad: Significa expresar nítidamente el pensamiento, sin dar lugar a la incomprensión. Las ideas confusas, mal expresadas, dichas con palabras o formas equivocadas, insuficientemente

diferenciadas

de

otras

similares,

expresadas

en

lenguaje

incomprensible para el alumno o estructuradas sin orden confunden al oyente. Ejemplo: En el ejemplo siguiente, gramaticalmente correcto, puede apreciarse la oscuridad derivada de su excesiva complejidad oracional:

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“Un mensaje equívoco, cualquiera que sea su naturaleza, escrito u oral, lingüístico, gráfico o numérico, provoca la necesidad de posteriores y aclaratorios mensajes, con el objeto de mejorar la comunicación, de todo lo cual, se origina a su vez, una pérdida lamentable de esfuerzos, así como de tiempo, tanto por parte del emisor como del receptor” ¿Podemos decir lo mismo de manera más clara? Si por ejemplo. “Un mensaje claro ahorra tiempo y esfuerzo”

2.- Brevedad: El pensamiento debe expresarse en el tiempo adecuado y necesario. Margar una expresión es contraproducente y a veces irritante. No debe decirse con diez palabras lo que cabe en cinco. Las expresiones breves son más fáciles de seguir mentalmente por el oyente desde el principio hasta el fin, más agradables y más convincentes. No debe caerse, sin embargo en el defecto contrario, la parquedad telegráfica, porque a su vez, es molesta y no da tiempo suficiente a la inteligencia del oyente para interpretar lo escuchado.

3.- Naturalidad: Hablar con naturalidad consiste en expresarse de forma llana y no rebuscada, sin recurrir a palabras o frases inusuales, complicadas, ceremoniosas o meramente llamativas. El estilo correcto en formación es el natural o coloquial, sin llegar a ser demasiado familiar. Los lingüistas distinguen tres niveles de lenguaje o comunicación verbal: el superior, el medio y el inferior. Casi todas las ideas y hechos pueden expresarse en estos tres niveles. El estilo medio es el más indicado en la exposición de contenidos en el aula.

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4. Corrección gramatical: Es exponer los pensamientos con estructuras y palabras gramaticales legítimas. Ejemplo: Es incorrecto decir: ‘fue allí que le vi ” en lugar de “fue allí donde le vi ”, por razones estrictamente gramaticales, y así muchísimos casos más. La forma más práctica y recomendable de mejorar la gramaticalidad de la expresión es la lectura de los buenos escritores y escuchar a los buenos conferenciantes, así como consultar el diccionario y las gramáticas.

VI.- COMUNICACIÓN NO VERBAL Toda comunicación oral ante un auditorio incluye en cierta medida aspectos relativos al comportamiento no verbal del expositor. En el caso de la comunicación en el aula es necesario satisfacer ciertos requisitos para no perjudicar el aprendizaje del alumno. Los estándares de conducta no verbal varían en función de la cultura. La primera regla, por tanto, es adaptarnos a las normas existentes en el entorno en el que tiene lugar la formación. Podemos reducir a seis los componentes no verbales básicos que, manejados adecuadamente, apoyan y matizan nuestra exposición dotándola de mayor energía y convicción; pero que si los descuidamos, actúan negativamente provocando el rechazo de los alumnos. ► El primero de ellos es nuestra APARIENCIA FÍSICA, que debe adecuarse a la audiencia a la que vamos a dirigirnos, a la ocasión y a la naturaleza del mensaje. En la apariencia física podemos considerar dos aspectos:

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- Los rasgos físicos, sobre los que nuestro control es muy limitado. - Los denominados artefactos, que podemos manipular a nuestro antojo (vestido, joyas,...). Dentro de nuestro margen de actuación podemos asegurarnos una impresión favorable mostrando un aspecto cuidado y limpio, un atuendo discreto, y evitando cualquier signo externo o adorno que pudiera ser mal interpretado, molestar a nuestros oyentes o actuar como elemento distractor. ► Uno de los factores más importantes en la comunicación es el CONTACTO VISUAL, el mirar directamente a los ojos a nuestros alumnos. Desde el primer momento,

el docente debe capturar la atención de la clase,

para esto la vista

acompañada de buena voz son fundamentales. Pero la vista bien orientada no solamente permite esa captación inicial, si no que ayuda a mantener la atención de los estudiantes. Es recomendable iniciar la exposición concentrando la vista en alguno de los estudiantes y sostener la mirada en éste hasta sentir que se complete la idea; y alternativamente ir mirando a los alumnos y completando ideas de tal forma que se haga imperceptible el movimiento de la cabeza, pero que la clase sienta que se les mira de frente. Se ha comprobado que cuando el docente tiene un buen control visual, automáticamente sus ideas tienden a ser más coherentes y organizadas, y disminuyen el uso de "muletillas". En los casos de docentes con muletillas su frecuencia es mayor cuando se mira al piso o a alguno de los medios que lo auxilian en la comunicación. Nunca se debe mirar al vacío. Por ejemplo, centrar la mirada entre el techo y la cabeza de los que escuchan, esto refleja una mirada perdida o vaga que llega a afectar la percepción del mensaje por los alumnos que tratan de conseguir la mirada del docente. Por esta razón tampoco es conveniente utilizar lentes oscuros. Desde luego debe evitarse la insistencia de mirar en una sola dirección, esto le hace sentir subestimado a los demás.

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En el caso concreto de acciones formativas éste debe ser completo, es decir, no omitir a ninguna persona del aula y no interrumpirse por ningún movimiento o postura inadecuados (dar la espalda, hablar de costado,...). Mediante un contacto visual adecuado podemos: - Crear una relación personal con los alumnos, reforzando la impresión de hablar para cada uno de ellos. Una técnica para conseguir este efecto consiste en realizar barridos visuales periódicos (de derecha a izquierda o al revés) fijando la mirada en cada persona durante el tiempo suficiente para expresar una idea completa (de tres a cinco segundos). -Transmitir seguridad y energía. El desviar la mirada evitando fijarla en los presentes puede interpretarse como síntoma de nerviosismo o inseguridad. - Concentrarnos con mayor facilidad en lo que estamos diciendo. Es cuando dejamos vagar la mirada a nuestro alrededor cuando más posibilidades tenemos de que nuestros pensamientos vaguen con ella y perdamos la concentración ante cualquier estimulo nuevo que aparezca en nuestro campo visual. - Recoger información de los alumnos. Sus gestos, expresiones y postura son un indicador exacto de su grado de comprensión del interés por el tema, y una guía fiable a la hora de conducir nuestra exposición de la forma en que mejor se adecue a sus necesidades e intereses. ► El factor determinante que diferencia la comunicación oral de otros tipos de comunicaciones es la VOZ. La voz es producto del aire expelido por los órganos respiratorios que al pasar por la laringe hace vibrar las cuerdas vocales y emiten el sonido voz. Por esta razón cuando un docente pierde parcialmente el tono original de la voz o manifiesta pérdida de la última palabra o sílaba de la frase y no puede mantener la potencia de la voz; lo más probable es que tenga escasez de oxígeno. Esto proviene naturalmente por cuestiones emocionales.

Lo mejor en estos casos es aspirar o

fundamente tratando de relajar el cuerpo, siendo un esfuerzo mental para alcanzar el 19


equilibrio. La aspiración profunda garantiza la capacidad pulmonar necesaria para expeler el aire querido para mantener la voz. Desde luego que esto solamente no vasta, es necesario también el control del tono (modulación) de voz dependiendo del tamaño del ambiente de trabajo o si se utiliza micrófono. Sí es una exposición natural, (sin elementos eléctricos), la función mecánica de la lengua, los labios y las mandíbulas son preponderantes. Por otra parte, el tono de voz tiene que ver directamente con las cavidades del tórax y de los senos nasales que por sus vibraciones le dan la resonancia adecuada para que se escuche a distancia. Estas aclaratorias son evidencias que para un buen control de la voz durante una comunicación oral en grupo,

la normalización del ritmo respiratorio junto con el

dominio de los demás órganos que participan en el proceso es vital, de otra manera se corre el riesgo de caer en malos hábitos, por ejemplo hablar entre dientes, con los labios casi cerrados o producir sonidos deformes. Sin embargo, es habitualmente uno de los

aspectos más descuidados,

produciendo defectos cómo no ser audible para todos los alumnos, resultar inanimada y monótona o expresar poco entusiasmo o energía. Para evitar esto hemos de controlar: - El volumen: La exposición debe realizarse con un volumen tal que cada una de las palabras del mismo sea claramente audible por todos los alumnos. Debemos cuidar especialmente los finales de las frases que, inconscientemente, tendemos a pronunciar más bajo. Si no estamos seguros de cual es el volumen adecuado para ser audibles sin necesidad de gritar, lo mejor es realizar una prueba previa en el aula con ayuda de un acompañante. - La pronunciación: debemos usar una pronunciación culta. En cuanto al acento no existen reglas fijas, aunque es preferible ser natural que aparecer forzado tratando de disimular nuestro acento y, por supuesto, nunca imitar el acento de nuestro auditorio, a no ser que seamos verdaderamente maestros, pues podría considerarse como una burla.

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- La entonación: Una voz monótona pierde toda su capacidad de persuasión y su atractivo para captar la atención de los alumnos. En función del énfasis que queramos dar o de la importancia relativa de los conceptos que estemos exponiendo, habremos de variar la entonación incrementando el volumen o disminuyéndolo en función de nuestros objetivos. En general, las partes más importantes suelen pronunciarse en un volumen más alto y las menos importantes en uno más bajo, aunque hay veces en que resulta más eficaz, para despertar interés o captar la atención, el bajar el volumen de voz hasta registros casi inaudibles. La velocidad: Como siempre debemos ajustarnos a las características de nuestro auditorio. De cualquier forma debemos adoptar una velocidad tal que demos tiempo para que lo que decimos sea procesado, comprendido y relacionado con el resto de los contenidos; sin ser tan lentos que los alumnos se cansen de esperar a la siguiente palabra y dejen de prestarnos atención. El ritmo: La clave, como en la entonación, es la variedad. Deben combinarse momentos rápidos con pausas y otros más lentos en función de las características de los contenidos, su importancia y su complejidad. Las pausas: Sirven para hacer descansar la tensión intelectual del alumno, darle tiempo para reflexionar y anunciar el paso de una idea a otra. Son también un medio eficaz para captar la atención antes de comenzar a hablar, después de una interrupción o para resaltar un contenido especialmente importante, dejando una pausa antes y otra después del elemento clave. Todo silencio incorpora cierta ansiedad, tanto para el que lo oye como para el que lo utiliza, por lo que debemos ser cuidadosos en su uso y no generar un grado de tensión que no seamos capaces de controlar.

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► En cuanto a la POSTURA que adoptemos en el aula, lo primero a decidir es si vamos a dirigimos a la clase de pie o sentados. En general hablar de pie es más atractivo y conveniente que hacerlo sentado. En esta última forma la relación visual se deteriora, los gestos se tornan menos relevantes, los alumnos se sienten más alejados y la voz es más difícil de emplear en toda su intensidad. Cuando se habla de pie, el cuerpo debe mantenerse erguido sin rigidez, la cabeza en el eje de la columna y los pies fijos en su sitio, levemente separados, con el peso distribuido por igual; evitando aparecer excesivamente relajados (indica desinterés) o tensos (nerviosismo, inseguridad). ► Otro de los elementos que influyen en el desarrollo de la exposición es el MOVIMIENTO. Resulta conveniente moverse por el aula, entre los alumnos, pues atenúa la monotonía de la exposición. Podemos utilizar el movimiento para marcar la transición de un punto a otro, enfatizar un contenido, captar la atención de alguna persona, añadir variedad a nuestra presentación o usar los medios audiovisuales; es decir, siempre con un objetivo concreto, evitando movimientos sin sentido o nerviosos, que lo que provocan es la distracción de la audiencia. En todo caso debemos poner cuidado en permanecer de frente a los alumnos sin perder el contacto visual con ellos. ► Pero no únicamente nos movemos desplazándonos por el aula, sino que también podemos poner en movimiento partes de nuestro cuerpo como son la cara o las manos: es el lenguaje de los GESTOS.

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En la exposici贸n de contenidos en el aula y en cuanto a comunicaci贸n no verbal hay que tener en cuenta seis componentes: - La apariencia f铆sica. - El contacto visual. - La voz. - La postura. - Los gestos. - El movimiento.

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VII.- COMUNICACIÓN ESCRITA La comunicación sería ideal, si el emisor lograra que su mensaje llegase completo al receptor, no sólo las palabras, sino lo que éstas significan para el emisor, así como sus actitudes y sentimientos. El diálogo cara a cara, es la forma más eficaz de que disponemos, pero a veces en el aula es necesario recurrir a comunicaciones escritas para presentar contenidos, ejercicios prácticos, evaluaciones, etc. En la comunicación escrita el contacto personal desaparece y la respuesta inmediata resulta imposible. Obviamente en este tipo de comunicación, no se pueden utilizar expresiones faciales o inflexiones de voz para poner énfasis en los puntos de mayor importancia, por poner un ejemplo, por lo que al escribir hay que compensar en la medida de lo posible las deficiencias de la comunicación escrita. Por lo tanto, como formadores, tendremos que realizar un auténtico esfuerzo, para lograr que nuestros escritos sean eficaces. Hay dos factores que a menudo hacen que la comunicación escrita sea menos satisfactoria que el diálogo personal: 1. La mayoría de los escritos están redactados en un lenguaje frío, impersonal y anticuado, en vez de poseer un estilo.• coloquial, cordial y sincero. 2. La mayor parte de ellos, están escritos sin considerar el punto de vista del alumno ni los diferentes aspectos de la situación. Nos referimos a la extensión del documento, el lector al que va dirigido y la dificultad de su lectura. Una redacción eficaz y clara significa que tiene que ser sencilla y fácil de entender. No caben dudas acerca de lo que el escrito quiere expresar. El secreto de la claridad está en

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exponer las ideas de una en una. Así se logra que cada idea resalte. Incluso la más técnica de las explicaciones, puede resultar clara si se exponen las ideas de una en una.

Si hay que transmitir varias ideas, debe evitarse la tentación de encadenar una con otra mediante voces como “y’ “pero”, “para”, “sin embargo” “además” etc. El exceso de conexiones produce construcciones que confunden al alumno. En cuanto a la construcción de frases la elección debe basarse en el doble criterio de claridad y establecimiento de buenas relaciones entre emisor y receptor, es decir, entre formador y alumno. Es preferible utilizar palabras sencillas al redactar, ya que de este modo aseguramos la comprensión de quien lo lee. La utilización de palabras complicadas tiene como resultado la distorsión del significado del mensaje, se pierde tiempo y se pone en peligro la imagen de quien escribe. Si un término es de uso corriente en el ambiente profesional del alumno sí deberá emplearse dicho término, si no deberá utilizarse una palabra más sencilla, ya que el alumno no tiene por qué estar al tanto del lenguaje especializado. Hay que buscar la forma de expresarse con claridad, y en pocas palabras, evitando las repeticiones, alusiones a hechos evidentes y redundancias. Nuestros alumnos necesitan ser escuchados si no, no hay comunicación

La elección de palabras, depende del conocimiento de las circunstancias personales y profesionales del alumno a quien va dirigido el escrito y el propósito debe ser la claridad y la eficacia.

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VIII.- EL SILENCIO EN LA COMUNICACIÓN Dentro de la teoría tradicional de la comunicación, al silencio siempre se le ha puesto la etiqueta de ausencia, ausencia de ruido, por tanto, ausencia de la comunicación. En la década de los años setenta se han realizado una cantidad elevada de estudios y se acabó considerando el silencio como un fenómeno importante dentro de la comunicación, igual que las palabras, los gestos o cualquier otro canal. El zoólogo Bateson, hizo muchas teorías sobre el tema, y una de las cosas que sacó en claro es que la persona no puede no comunicar, es decir, que incluso la omisión de palabras, el comportamiento esperado e inesperado comunica. A esta teoría ya hizo alusión unos años antes Sapir, lingüista americano, que había observado el hecho que a veces todos nos hacemos un juicio más preciso acerca de una persona, no por lo que ha dicho, sino que justamente por lo que no ha dicho. Con lo comentado anteriormente parece ser que le prestamos más atención a lo implícito de la lengua, que no a todo aquello que es más evidente, ya que, esto ocurre en cualquier situación cotidiana. Los individuos cuando nos relacionamos, usamos una serie de “rituales” pautados dependiendo de las situaciones en que nos encontramos. Primero hay un saludo, después pasamos a la fase que si hay un cierto grado de confianza se habla del trabajo, estudios, amigos, familia, novio…en el caso que no se haya mencionado uno de estos temas, hemos tenido ausencia de información, por lo tanto en seguida pensamos –“¿se habrá quedado sin trabajo?”- -“¿le habrá dejado el novio?”-. En este caso, el vacío que han dejado las palabras es más significativo que si nos hubiera dicho: -“Con el novio como siempre”- porque con el mensaje “como siempre” da la sensación de dar mucha información, pero en realidad no dice nada en concreto. Todo esto nos da a entender que en las relaciones humanas, ningún silencio deja de tener significado y la ausencia de palabras puede decirnos más que páginas enteras escritas.

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El sociólogo Goffman en su obra “La presentación de la persona en la vida cotidiana”, nos explica que todas las personas participan en un sistema social dónde todo comportamiento nos da una información, desde gestos, miradas y por supuesto silencio. A esta conclusión también llega el psiquiatra Watzlawick, partiendo de la idea: “es imposible no comportarse, por lo tanto es imposible no comunicar”. Estas teorías nos permiten ver una perspectiva más amplia y enriquecedora de la realidad y aunque los investigadores hayan partido el estudio por diferentes vías, todos coinciden en la tesis que es imposible no comunicar, lo cual aparecen una serie de ideas claras: -

Las personas estamos emitiendo continuamente mensajes.

-

La interacción es un continuo intercambio de mensajes que se producen entre los interactantes.

-

El silencio en la interacción no es ausencia, sino que constituye un mensaje más.

Existe otra teoría llamada la teoría de los sistemas, que esta relacionada con la teoría anterior. En ésta nos dice que el comportamiento humano esta regulado por códigos, unos códigos que nos ha impuesto la sociedad que vivimos, estos códigos rige la adecuación y su significado de cada actuación individual en el contexto. Por ejemplo, uno de estos códigos a los que me refiero sería el saludo, ese estrechamiento de manos que hacemos para saludar en algunas situaciones, esta costumbre la hemos aprendido en la sociedad que vivimos, desde que nacemos estamos adoptando un comportamiento social dónde existen una serie de usos que vamos aprendiendo. Esto nos da a entender que el individuo desde que abre la boca y le habla al otro esta usando una cantidad enorme de reglas de todo tipo: reglas de formación del lenguaje, reglas para utilizar un nivel del lenguaje apropiado a su interlocutor, el tema del que hablan, etc.… Asimismo es evidente que el comportamiento humano es un sistema de sistemas, donde tanto el gesto, como la palabra, como el silencio crean un subsistema que si lo usamos hay un buen funcionamiento a lo largo de una conversación. Pero además de existir este sistema, también hay que apuntar que en la comunicación también hay otro sistema, pero éste se hace inconscientemente, se trata de la gramática, seguimos unas pautas para hablar correctamente. Estas pautas las empezamos a adquirir

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en el momento en que tenemos contacto con la sociedad y nuestro entorno, a partir de ahí desarrollamos de forma natural una serie de reglas y lenguajes que poco a poco iremos desarrollando. En todo lo explicado anteriormente entendemos que la comunicación en general es la suma de la comunicación verbal y la comunicación no verbal, una comparación que nos dejaría más clara esta idea sería poniendo un ejemplo con una orquesta. En la orquesta a veces suenan todos los instrumentos a la vez, pero hay veces que no todos conjuntamente hacen música, sino que solo suena alguno de ellos, pues eso no quiere decir que porque alguno de ellos deje de sonar en ese momento, la orquesta pase a ser formada por solo unos pocos instrumentos, sino que los que no suenan también están ahí aunque no se haga uso de ellos. Lo que quiero decir con esto es que en el proceso de la comunicación pasa lo mismo, a veces se hace más uso de la parte verbal y otras veces de la parte no verbal, pues si en ese momento no usas los dos tipos de comunicaciones no quiere decir que no exista la parte que no ha sido usada, simplemente que no has hecho uso de ella, pero a pesar de eso sigue estando presente.

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IX.- LA COMUNICACIÓN EN EL AULA En este tema nos centraremos en el conocimiento de los canales que se usan para comunicar en Educación (auditivo, visual y táctil), así como las funciones que adquiere dicha comunicación (informativa, afectiva, empática y educativa). La comunicación es la clave para el contacto entre docente y alumnos. En la medida en la que somos capaces de acercarnos al alumno (sus necesidades, su punto de partida) es más fácil su progreso. En esto tiene una parte de especial relevancia la habilidad para la comunicación, tanto la emisión como la sensibilidad para recibir los mensajes que nos emiten los alumnos. La comunicación en el aula es uno de los principales elementos con los que se debe contar y dominar perfectamente por parte de cada profesor, ya que de este modo, las explicaciones, comentarios, preguntas, dudas, etc. que puedan tener nuestros alumnos, se verán reducidas de manera considerable o, de no ser así, serán resueltas de la manera más ventajosa tanto para su entendimiento como para nuestro control sobre la clase. Las habilidades de comunicación sólo se mejoran cuando se ponen en práctica, pero, para sacar de ésta un mayor provecho, será conveniente que nos conozcamos algunas de las características y las funciones de la comunicación en Educación. Por otro lado, hay que ser conscientes de que comunicamos más de lo que creemos (y a veces en sentido contradictorio con lo que deseamos emitir). La comunicación, como herramienta del profesor, tiene distintas formas y momentos de darse en cada clase, distintas funciones y diferentes canales.

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Existen varios tipo de modelos de comunicación tienen unas conexiones importantes con el como entendemos la enseñanza. Nos encontramos con tres tipos: ◘ Unívoca.Se trata de aquel tipo de comunicación en el que existe un personaje principal denominado profesor que es el encargado de emitir todos los mensajes a los discentes o alumnos. El profesor habla y los alumnos escuchan, obteniendo de esta manera una posición de mayor jerarquía sobre los alumnos, engrandeciendo su figura más si cabe de este modo. No suele existir diferencias entre los alumnos, siendo siempre el mensaje igual para todos ellos, para que de este modo participen todos por igual y tengan las mismas oportunidades. El valor social que se deriva de este tipo de comunicación es el referente a la existencia de un cierto estatus o jerarquía que está por encima de las demás, ya que el profesor está en su situación de “poder” mientras los alumnos serían los “sumisos” teniendo éstos que respetar esa situación. Se adecua al método directivo. El alumno debe adaptarse al profesor, a la propuesta genérica que se da para todos. Ejemplos de este tipo de comunicación son una conferencia, cuando dictan apuntes, en el aula cuando el profesor explica una actividad...etc. ◘ Biunívoca.Puede existir un cambio de dirección en lo referente a la comunicación, es decir, aunque la mayoría de los mensajes emitidos a lo largo de la clase sean realizados por parte del profesor, algunos son dirigidos por los alumnos, lo que genera un cambio de dirección en la comunicación.

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El valor social que se transmite en este tipo de comunicación es el de respeto hacia el resto de compañeros; debemos escuchar. Ejemplos de este tipo de comunicación son cuando el profesor pregunta al alumno, cuando el alumno pregunta al profesor, en los momentos de reflexión ...En un examen también se produce este tipo de comunicación, ya que existe una relación entre lo que dice el profesor y lo que responden los alumnos. ◘ Múltiple.Este tipo de comunicación consiste en que cualquier persona puede convertirse en foco principal, todos los participantes son protagonistas y actúan como tales, todas las personas tienen conocimiento, y el resto de ellas puede aprender de otras, es decir, podemos de este modo aprender los unos de los otros. Ejemplos de este tipo de comunicación son los debates, ya que todo el mundo participa, cuando los alumnos exponen sus respuestas, propuestas, es decir, dentro de un estilo productivo, el conocimiento reside igualmente en los alumnos y pueden enriquecerse unos a otros; no solo reside en el profesor.

Modelos de comunicación en el aula

A la vista de lo explicado anteriormente existen varios tipos de profesores según el uso de la comunicación 31


En función de las palabras que dirigimos a los alumnos podemos comunicar una actitud de escucha o, por el contrario, de ignorancia y desatención. Según analiza el psicólogo K. Steede en su libro “Los diez errores más comunes de los maestros/as y cómo evitarlos”, existe una tipología de maestros/as basada en las respuestas que ofrecen a sus alumnos/as y que derivan en las llamadas conversaciones cerradas, aquellas en las que no hay lugar para la expresión de sentimientos o, de haberla, éstos se niegan o infravaloran. Por último, hay que mencionar la cantidad de situaciones en las que la comunicación es sinónimo de silencio (aunque parezca paradójico). En la vida de un alumno/a, como en la de cualquier persona, hay ocasiones en que la relación más adecuada pasa por la compañía, por el apoyo silencioso. Ante un sermón del padre es preferible, a veces, una palmada en la espalda cargada de complicidad y de afecto, una actitud que demuestre disponibilidad y a la vez respeto por el dolor o sentimiento negativo que siente el otro.

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X.- ESCUCHA ACTIVA. La escucha activa es una de las competencias comunicativas decisivas para lograr aprendizajes significativos, formación democrática y construcción de ciudadanía. Desarrollar estrategias para lograrlo exige ser conscientes de su importancia y de los mecanismos necesarios para hacerlo. La escucha activa es fundamental para crear en el aula ambientes democráticos basados en la confianza, y comunidades de aprendizaje donde cada cual pueda expresarse, de manera libre y auténtica, sin tratar de imponer el conocimiento ni la forma de acceder a él de quien enseña, evitando validar creencias que vayan en contra de los conocimientos centrales de las disciplinas o de los principios que sustentan los derechos humanos. Se trata de construir el conocimiento conjuntamente, desde los saberes previos y las nuevas comprensiones, lo que implica reconocerles a todas las personas que el poder de transformarse está en ellas y que eso sólo lo logran a partir de sus propias decisiones. El diálogo constructivo requiere escuchar atentamente; es decir, tener la actitud y la disposición consciente de oír y comprender lo que la otra persona está diciendo o tratando de comunicar, pero también saber expresar. En ese acto, oír y comprender no significa estar de acuerdo; el otro argumento es una idea más que merece tenerse en cuenta así no se comparta. Más que de imponer o negar las tesis contrarias, se trata de abrirse a nuevas posibilidades. En el aula, esto quiere decir que cada persona merece ser tenida en cuenta, que cuando tiene la palabra es la más importante del mundo y que, si la escucha es activa, se aprenderá algo de ella. De hecho, es muy útil proponerse aprender de lo que la persona dice. Así, uno está más interesado en oír que en ser oído, en cómo el otro comprende que en ser comprendido. Otra estrategia es bajarle el volumen al pensamiento propio y subirle al de los demás. Desactivar el pensamiento, principalmente los juicios y las evaluaciones que hacemos sobre otros, les da espacio a las otras personas para 33


expresarse. El interés verdadero por comprender lo que otros tienen para decir y compartir, muestra un camino para establecer relaciones sociales incluyentes en las que todas las personas cuenten y se favorezca el libre desarrollo de la personalidad, sin más límites que los que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico. Es la importancia del diálogo constructivo -saber oír y expresar- para fomentar competencias comunicativas, otra manera de fortalecer las competencias ciudadanas. Nuestros alumnos necesitan ser escuchados si no, no hay comunicación Como dijimos en el primer apartado el proceso de comunicación es bidireccional porque no sólo el emisor, sino también el receptor envía mensajes. En la formación como vimos también, el receptor es el alumno; éste muchas veces, con sus preguntas, respuestas y forma de actuar envía mensajes al formador (emisor). Ser un buen formador no significa sólo “emitir” mensajes correctos (según los principios de comunicación verbal y no verbal) sino que implica de manera muy importante la tarea de ESCUCHAR al alumno. SOLO si escuchamos lo que el alumno dice podremos adecuar nuestro mensaje como formadores a sus necesidades. Vamos a comparar diferentes actividades: Escribir, leer, hablar, escuchar. ¿Cuál es la que más se enseña en el colegio? Evidentemente, la escritura es la más enseñada, después vendría la lectura, el hablar, y por último, escuchar. Saber escuchar es una aptitud fundamental y es la que menos hemos aprendido.

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Las expresiones que empleamos son indicativas de que el oído es el órgano de la comprensión, pero que a menudo funciona mal: “no se oye gran cosa... “no hay peor sordo que el que no quiere oír” “hacer oídos sordos”. Sin embargo, la boca como órgano de entrada /salida tiene mejor reputación : “alguien se lleva un buen bocado “, “tiene un pico de oro “ “se le hace la boca agua “, etc. Todo esto nos subraya la necesidad de revalorizar la función de la escucha, con frecuencia demasiado ignorada. A través de diversos estudios se ha podido determinar que la mayoría de las personas: HABLAMOS, por término medio, a razón de 125 PALABRAS por minuto. ESCUCHAMOS, por término medio, a razón de 300 PALABRAS por minuto. PENSAMOS, por término medio, a razón de 800 PALABRAS por minuto.

Casi todas las personas dedican un 70 % de su jornada a comunicarse de alguna manera: El 40% de ese tiempo lo dedicamos a escuchar. El 35% a hablar. E116% a leer. El 9% a escribir. La escucha es una destreza que se mejora con la práctica. En las páginas que siguen se ofrecen las seis mejores sugerencias para llegar a ser buenos “escuchadores”. 1.

Cambiar el entorno.

Escuchar es una tarea difícil. ¿Por qué hacerla más difícil todavía?. Evitemos o eliminemos la mayor cantidad posible de distracciones. ‘Pensemos durante unos minutos en cuáles son las barreras ambientales (temperatura inadecuada, ruidos...) que podemos suprimir y que dificultan el proceso de comunicación en el aula. 35


2. Mantener el contacto visual. Existen, al menos, tres razones para mantener el contacto visual. Primera: Resulta un gran medio para evitar las distracciones. Es más fácil concentrarse sobre lo que nuestro alumno está diciendo, porque hay menos cosas que llamen nuestra atención. Segunda: El alumno estará más deseoso de cooperar cuando perciba signos de que estamos dedicando tiempo a escucharle. Uno de estos signos es el contacto visual. Tercera: Quizás la más importante si nos referimos a alumnos conflictivos: la gente tiende a ser menos agresiva en sus manifestaciones verbales, cuando media un contacto visual. Con la mayoría de las personas resulta más difícil que quieran atacamos de palabra cuando les miramos directamente a los ojos. Hay suficientes ventajas en el uso del contacto visual como para hacer recomendable su práctica. 3.

Observar el lenguaje del cuerpo.

La investigación en materia de comunicación nos revela que tan sólo recibimos un 10% del mensaje que se nos transmite mediante palabras. La explicación es: Del mensaje recibido: 10% se capta mediante palabras. 55% se capta mediante el lenguaje corporal (los ojos, la expresión de la cara, los gestos con las manos etc.). 31% se capta mediante la voz (énfasis, velocidad, entonación, volumen, ) Resto, mediante otros sistemas. En la mayor parte de las situaciones, por tanto, si no observamos al interlocutor podremos perder parte de lo que realmente se está diciendo. Cuando escuchemos, preguntémonos: ¿Qué es lo que la persona está diciendo de manera no verbal?

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4.

No interrumpir o sacar conclusiones precipitadas.

En un intento de ahorrar tiempo o de demostrarle al alumno lo mucho que sabemos, solemos pensar a veces que ya sabemos lo que quiere decir, le interrumpimos y decimos precipitadamente lo que él iba a decir. En ocasiones, esto resulta incómodo (sobre todo cuando nos equivocamos), y casi molesto (pensemos cuando otros nos interrumpen). Demos al alumno una oportunidad para que diga lo que tiene que decir. Si algo de lo que se dice resalta nuestra cólera, no empecemos a pensar en el contraataque. En el momento en el que comenzamos a construir nuestro contra argumento, dejamos de escuchar. En las ocasiones en las que sentimos la imperiosa necesidad de responder inmediatamente, viene muy bien recordar la recomendación de un famoso psicoterapeuta: Carl Roger, se conoce como la Regla de Roger:

“Antes de responder, repitamos la frase de nuestro interlocutor, lo que le causará cierta satisfacción y a nosotros una agradable sorpresa, al descubrir que no estamos tan lejos de su visión como a nosotros nos parecía. Incluso si nuestra visión es diferente, al menos daremos a entender a la otra persona que la hemos escuchado atentamente. Esto supone un gran avance de cara a encontrar una solución “.

5.

Usar el tiempo que sobra para pensar.

A nuestra mente le resulta muy fácil vagabundear, debido a la rapidez con que se elaboran los pensamientos, superior a la capacidad de nuestro interlocutor en articular palabras. Utilicemos, pues, la rapidez de nuestro pensamiento en beneficio propio: Identificando los puntos esenciales, ordenándolos mentalmente mientras nuestro alumno sigue hablando.

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Concentrando nuestra atención en las palabras clave, lo .que ayudará a recordar los detalles importantes. Clasificando sus afirmaciones por categorías, como por ejemplo: similitudes y diferencias, pros y contras, etc. Comprobando que hemos escuchado bien, mediante la repetición en voz alta de lo que hemos oído. 6.

Juzgar el contenido, no al alumno

Si carecemos de una mente abierta, aparece uno de los mayores obstáculos para la escucha: la mala interpretación personal. Independientemente de cuales sean las razones por las que nuestro alumno dice lo que dice, aceptemos siempre el hecho de que sus ideas pueden ser buenas y su información valiosa. Si empleamos el tiempo de pensamiento que nos sobra, podremos ir filtrando aquello que no nos interese. Pero si, por el contrario, nos dedicamos a juzgar personalmente a nuestro alumno, o la forma en la que dice las cosas, su forma de vestir, etc., probablemente no estaremos ya prestando atención a su mensaje. Y si este mensaje es importante, no importa quien lo diga. Seis sugerencias para llegar a ser buenos “escuchadores”: 1.

Cambiar el entorno.

2.

Mantener en contacto visual.

3.

Observar el lenguaje del cuerpo.

4.

No interrumpir o sacar conclusiones precipitadas.

5.

Usar el tiempo que sobra para pensar.

6.

Juzgar el contenido, no al alumno.

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XI.- PAPEL DIDACTICA

DEL

PROFESOR

EN

LA

COMUNICACIÓN

En función de las palabras que un profesor dirija a sus alumnos puede comunicar una actitud de escucha o, por el contrario, de ignorancia y desatención. Según analiza el psicólogo K. Steede en su libro “Los diez errores más comunes de los maestros/as y cómo evitarlos”, existe una tipología de maestros/as basada en las respuestas que ofrecen a sus alumnos/as y que derivan en las llamadas conversaciones cerradas, aquellas en las que no hay lugar para la expresión de sentimientos o, de haberla, éstos se niegan o infravaloran: •

Los maestros/as autoritarios: temen perder el control de la situación y

utilizan órdenes, gritos o amenazas para obligar al niño a hacer algo. Tienen muy poco en cuenta las necesidades del niño. •

Los maestros/as que hacen sentir culpa: interesados (consciente o

inconscientemente) en que su alumno/a sepa que ellos son más listos y con más experiencia, estos maestros/as utilizan el lenguaje en negativo, infravalorando las acciones o las actitudes de sus alumnos/as. Comentarios del tipo "no corras, que te caerás", "ves, ya te lo decía yo, que esa torre del mecano era demasiado alta y se caería" o, "eres un desordenado incorregible". Son frases aparentemente neutras que todos los maestros/as usamos alguna vez. •

Los maestros/as que quitan importancia a las cosas: es fácil caer en el

hábito de restar importancia a los problemas de nuestros alumnos/as sobre todo si realmente pensamos que sus problemas son poca cosa en comparación a los nuestros. Comentarios del tipo "¡bah, no te preocupes, seguro que mañana volvéis a ser amigas!", "no será para tanto, seguro que apruebas, llevas preparándote toda la semana", pretenden tranquilizar inmediatamente a un niño o a un joven en medio de un conflicto. Pero el resultado es un rechazo casi inmediato hacia el adulto que se percibe como poco o nada receptivo a escuchar.

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Los maestros/as que dan conferencias: la palabra más usada por los

maestros/as en situaciones de "conferencia o de sermón" es: deberías. Son las típicas respuestas que pretenden enseñar al alumno/a en base a nuestra propia experiencia, desdeñando su caminar diario y sus caídas. Todo profesor debe utilizar diferentes técnicas didácticas en las clases con el fin de que los alumnos conozcan los conceptos básicos de los temas a tratar y los puedan aplicar en su vida diaria. Debe diseñar actividades, tareas o algunos casos en los que se promueve la participación activa y la responsabilidad en el aprendizaje; al mismo tiempo debe tratar de incorporar diferentes estrategias para que el aprendizaje de los alumnos que pasan por el aula, sea más atractivo y enriquecedor. Se preocupa el profesor de que los procesos de evaluación sean cada vez más claros y transparentes; y, entre muchas otras cosas, al final el profesor debe estar frente al grupo va mucho más allá que enseñar el aprecio por una clase o su aplicación fuera de ella. Ahora, que hablamos de maestros que en lugar de educar, forman; que más que transmitir conocimientos, los facilitan; o que antes que ofrecer una cátedra, promueven el trabajo activo y la participación continua; puedo afirmar categóricamente que como profesor tiene que aprender a ver, a escuchar y a hacer.

Saber ver Aunque es imposible pensar que haya una técnica mejor que otras o que haya alguna que sea definitivamente la más apropiada para formar alumnos, el método de casos ofrece una gran oportunidad para enseñar, pero sobre todo para aprender. Pues aunque durante algún tiempo la atención del profesor se centra en los aspectos del uso de la técnica didáctica, con el tiempo se percata de que además debe aprender cómo motivar la participación, hacer las preguntas correctas en el momento adecuado, evaluar "objetivamente" o hacer un plan de enseñanza, en conclusión debe aprende a saber ver. Tiene que mirar a su alrededor y darse cuenta cuál era la dinámica del grupo, qué reacciones tienen ante su intervención o la de sus compañeros, cómo y dónde se sentaban, o simplemente, qué muecas mostraba su rostro a lo largo de la clase.

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El profesor entiende que aunque no seamos concientes, poco a poco cada uno de los que están en ese espacio de trabajo nos muestran y se dejan ver. Por esta razón, tenemos que educarnos como maestros para aprender a ver. No para saber quién participa o quién ha leído mejor el material, sino para poder mirar mejor a las personas con quienes trabajamos, para reconocer en ellas a la persona sensible que nos muestra una parte de sí misma. Los profesores tienen que aprender a ver para permitirles estar más cerca de los estudiantes aunque la distancia física se lo impida. Miren a sus alumnos, pero además de observar su rostro, vean su personalidad llena de gustos, intereses o actitudes ante la clase o, inclusive ante la vida. No solamente les permitirán aprender algo sobre ellos, seguramente les dejarán reconocerlos y aprender algo sobre nosotros mismos. No tienen que ser psicólogos, sociólogos o algo que se parezca, basta con estar conciente de que el aula es un espacio donde suceden más cosas que la simple y llana transmisión de conocimientos. Pero, no basta saber ver. Por mucho que dibujen lo que les acontece, o le pongan color a la obra que se va construyendo cuando imparten un curso, no es suficiente con reconocer qué es lo que está pasando con su mirada. También, debe darse cuenta que si quiere ser formador en el sentido más amplio de la palabra, debo aprender a escuchar. Saber escuchar En las clases, los alumnos se la pasan hablando, o al menos así debería ser cuando se utilizan técnicas didácticas participativas. Formar personas, implica también escuchar. Pero, no en la manera en la que estamos acostumbrados a hacerlo, es decir, a seleccionar únicamente aquella información que nos es útil para el propósito del curso. Escuchar significa, ver a los estudiantes, oír lo que nos están diciendo y saber si aquello que se muestra tiene de fondo algo sobre lo que debemos trabajar con el fin de ayudarlos a formarse. Tener la habilidad para ir más allá de lo meramente conceptual y ocuparnos de la persona, además los conocimientos que le podamos proveer, me parece que el día de hoy es una exigencia para formar personas. En más de una ocasión, el profesor se he enfrenta ante alguien que comenta algo sobre su familia, (por ejemplo un proceso de divorcio), sobre su persona o inclusive sobre prácticas laborales de personas cercanas al

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alumno. En muchas de las ocasiones, quien participa de esta manera lo hace concientemente, pero en muchas otras no. Como facilitadores del aprendizaje, debe el profesor propiciar un clima de confianza, de respeto y de corresponsabilidad. Somos responsables de lo que se dice y lo que se escucha en el aula. Debemos asumir esa responsabilidad y aprender a discriminar la información de la clase y de la persona. Pero no por ello dejemos de escuchar a nuestros muchachos. El profesor observará detenidamente lo que pasa, afinará sus oídos para entender mejor a los estudiantes y pensará qué puede hacer o cómo puede actuar con lo que sabe. Escuchará no solamente con nuestros oídos sino con nuestros ojos y el corazón. Saber actuar Definitivamente, los profesores conocen su trabajo y lo que ello implica. Sabe qué hacer y qué no hacer con los contenidos o las estrategias para enseñar lo que nos ocupa. Sin embargo, hoy más que antes, es necesario hacer más. Ya no basta con enseñar y compartir los conocimientos. Desde el momento en que nos hemos permitido abrir espacios en los que nos mostramos desde diferentes ángulos. Ser formadores, significa ser capaces moldear o ayudar a que cada quién se construya de manera distinta y única. Esto incluye lo afectivo, lo moral, lo social y, por qué no, lo físico. Si el profesor asume ese rol, que hoy les toca jugar, además de proveer a nuestros alumnos de conocimientos y habilidades, puede cambiarles la vida. Y esto no significa que tenga que adentrarse en aquello que es personal y que por respeto no hemos de tratar. Significa que debe ser capaz para saber cómo actuar y de qué manera hace mejor su función de formador. No siempre se presentan estas oportunidades, ni tampoco en cada ocasión que haya la oportunidad deberá intervenir o acercarse más de lo necesario. Habrá ocasiones en los que baste con escuchar, algunas en las que será necesario acercarse al alumno para preguntar si requiere una mano, y algunas más en las que necesitará pensar en algo que apoye el desarrollo de la persona con que se trabaja. Es importante mencionar que no es responsabilidad del maestro lo que les pasa a los alumnos, pero sí de lo que hacemos que pase y de la manera en que reacciona ante ello.

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¿Cómo lograr la comunicación didáctica en el Aula? En la dirección del aula el desarrollo de los aprendizajes depende de las estrategias y los métodos de enseñanzas, como ya se ha indicado anteriormente, los cuales siempre orientan a actividad comunicacional. Esta actividad casi siempre es preparada por el docente quien estimula el desarrollo comunicacional en el marco de la estrategia, o los métodos de enseñanza, sin embargo, hay algunas reglas de carácter general que debe caracterizar toda expresión verbal del docente. La Voz Para un buen control de la voz durante una comunicación oral en grupo es jmprtante la normalización del ritmo respiratorio junto con el dominio de los demás órganos que participan en el proceso es vital, de otra manera se corre el riesgo de caer en malos hábitos, por ejemplo hablar entre dientes, con los labios casi cerrados o producir sonidos deformes. También se hacen presentes las típicas "muletillas". La variación del ritmo de exposición que se traduzca en modulaciones para destacar algunas informaciones, ayuda significativamente en la persuasión del docente sobre los estudiantes. Igualmente importantes son la buena pronunciación y acentuación de las palabras y aunque los errores de sintaxis o de construcción no son tan relevantes en

la

comunicación oral, el docente deber ser cuidadoso de ellas. •

Control Visual. Desde el primer momento, el docente debe capturar la atención de la clase, para

esto la vista acompañada de buena voz son fundamentales. Pero la vista bien orientada no solamente permite esa captación inicial, si no que ayuda a mantener la atención de los estudiantes. Es recomendable iniciar la exposición concentrando la vista en alguno de los estudiantes y sostener la mirada en éste hasta sentir que se complete la idea; y alternativamente ir mirando a los alumnos y completando ideas de tal forma que se haga 43


imperceptible el movimiento de la cabeza, pero que la clase sienta que se les mira de frente. Esta práctica ayudará a evitar la nefasta costumbre de hablar y mirar hacia el piso; al techo; a las paredes; al retroproyector, pizarrón o cualquier otro recurso audiovisual que se esté utilizando. La idea es que el docente fije comunicación visual con toda

la

clase alternativamente, no debe tratar de mirarse a todos rápidamente, alternativamente quiere decir, tomando el tiempo necesario para completar una idea cada vez que se centra la mirada en un miembro de la clase. Además, los alumnos que están alrededor del estudiante captado con la mirada del docente, sienten que son objeto de observación en el mejor sentido de la palabra. Se ha comprobado que cuando el docente tiene un buen control visual, automáticamente sus ideas tienden a ser más coherentes y organizadas, y disminuyen el uso de "muletillas". En los casos de docentes con muletillas su frecuencia es mayor cuando se mira al piso o a alguno de los medios que lo auxilian en la comunicación. Nunca se debe mirar al vacío. Por ejemplo, centrar la mirada entre el techo y la cabeza de los que escuchan, esto refleja una mirada perdida o vaga que llega a afectar la percepción del mensaje por los alumnos que tratan de conseguir la mirada del docente. Por esta razón tampoco es conveniente utilizar lentes oscuros. Desde luego debe evitarse la insistencia de mirar en una sola dirección, esto le hace sentir subestimado a los demás. •

Control de Movimiento y Expresión Corporal. Cuando un docente expone un tema ante una clase se genera una serie de

manifestaciones físicas que bien utilizadas ayudan al éxito de la comunicación, pero sino se controlan pueden derribar la más brillante exposición. Algunos de los movimientos suelen ser de origen nervioso generalmente inconscientes. Por regla general la forma como se exhibe el docente con sus movimientos e incluso su presencia en vestir influyen en la efectividad del mensaje en otras palabras hay una 44


especie de lengua; corporal que coadyuva el entendimiento de la disertación si se sabe llevar con armonía en la comunicación. En las manifestaciones externas son claves los gestos faciales, los movimientos de las piernas, brazos y manos. Parece existir una relación entre estas manifestaciones y el miedo, y aunque éste tiene un origen predominantemente psicológico, como que se materializa en actitudes de balanceo del cuerpo; afincarse en un mueble; recargarse a las paredes; jugueteo con objetos en la mano incluyendo el apuntador, acariciarse las mano, entrecruzar los dedos y otros ademanes. Por razones estratégicas se recomienda no usar el puntero para señalar partes escritas en retroproyecciones, rota folios, etc. Primero porque cuando se deja de indicar sirve como objeto distractor y segundo, porque es más efectivo hacerlo con el dedo índice de la mano izquierda directamente sobre la proyección en la pantalla colocado al lado izquierdo de lo que se señala. En todo caso el miedo es un estado nervioso de naturaleza transitoria y dominable. Flores y Orozco (1988), “es una especie de energía que bien liberada puede ayudar a transmitir el mensaje con mayor efectividad, se afirma que la mejor forma de liberarla es a través de movimientos de las manos en concordancia y armonía con lo que se expresa”. Para esto se recomienda mantener una postura balanceada, esto es, descansando sobre ambas piernas entre abiertas en forma natural; reposar los brazos con naturalidad y moverlos armónicamente cuando se hagan gestos para imaginar cosas, ideas o palabras. La concordancia entre los movimientos y la expresión corporal debe seguir el curso del pensamiento; el discurso debe progresar sin precipitaciones, con sencillez, pero con firmeza, con elegancia pero sin actitudes presuntuosas. Es inconveniente que algún mueble separe al docente de los estudiantes, por lo cual no es conveniente colocarse detrás de mesas o sillas, esto es una actitud inconsciente de esconderse detrás de algo. Si se tiene que estar sentado, el cuerpo debe estar erecto, los

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pies con caída normal sin cruzarlos y las manos apoyadas suavemente en la mesa. Cuando el docente logra una comunicación didáctica en el aula, a través de una adecuada modulación de la voz, un buen control visual y apropiados movimientos y expresión corporal, las probabilidades de éxito en el proceso de son muchos mayores por cuanto se genera una zona de coincidencia con los estudiantes y, contrariamente si el docente no es clínico o didáctico en la comunicación se aleja el éxito del proceso. Sobre esta base se puede generalizar que el proceso de aprendizaje es un acto donde predomina la comunicación entre docente y estudiante que sólo se produce en la medida en la medida en que aquél, el emisor y estos receptores tengan una amplia zona común en sus repertorios. En este caso la percepción del receptor concuerda, con la del emisor y en consecuencia la continua percepción de símbolos por parte del receptor genera en éste modificaciones de conductas o aprendizajes. Esta es una de las razones por las cuales docente, más que un simple emisor de informaciones tiene que ser un facilitador de los mensajes, elaborando éstos, no solamente

siguiendo

las

leyes

del lenguaje (ortografía, sintaxis y lógica), sino

siguiendo también otras leyes (psicología, sociología, estadística, etc.). Características Básicas del profesor respecto a la didáctica en la Comunicación. 1. Sensibilidad: la primera condición para un docente exitoso está referida a la calidad humana, a su sensibilidad, que los sentimientos se equilibren con la razón.

Si estudiante está al frente de un docente sensible y honrado capaz de

ofrecer sus sentimientos humanos y calor de gente, estará dispuesto a ser recíproco, es un poco aquello de que “la cortesía se paga con cortesía”. 2. Sentido Común: la inteligencia y sentido común van parejos en el docente didáctico, ambos existen, normalmente se dispone de una gran capacidad de comprensión que dotan al docente de agilidad y rapidez requerida para percibir compatiblemente con el estudiante y para establecer las relaciones de afinidad necesaria entre los seres humanos. El sentido común debe traducirse también en

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habilidad

para

desarrollar el pensamiento en una perspectiva favorable al

sistema que representa. 3. Creatividad: cuando el docente didáctico habla con el estudiante, sobre la base de escuchado y en la perspectiva de su misión la imaginación debe darle la oportunidad para solucionar situaciones concretas. De tal forma que éstas sean atractivas y agradables para el estudiante sin perder de vista las políticas fines de la organización. 4. Laxitud: se refiere a la seguridad y serenidad con que el docente clínico debe actuar, sólo así podrá canalizar en forma justa las informaciones con su interlocutor. La laxitud implica una salud mental que garantice un ser humano fuera de sobretensión, es decir con un nivel óptimo de sobretensión (NOS), un NOS garantiza un mejor entendimiento de las conductas individuales de los demás y facilita la consecución de las soluciones a los problemas. 5. Cultura

Tecnológica: la

cultura tecnológica es el conocimiento y la

experiencia que debe tener el docente clínico respecto a los conocimientos que caracteriza los procesos donde le toca actuar. Poseer los conocimientos y experiencia ayudan al docente al establecimiento de unas relaciones honestas con los estudiantes, además de garantizar la ética en su gestión. De la cultura tecnológica la más importante, en la comunicación didáctica se refiere al dominio de los métodos y procedimientos gerenciales aplicados en las operaciones que se enseñan. 6. Moral y Ética: La condición del docente lo obliga a ser respetuoso de los valores que imperan en la organización (Sistema de Valores) y del

estudiante

los

valores

(valores individuales). Pero además predicar sobre ejemplo,

sólo así podrá inspirar confianza en los demás. La moral y la ética del docente constituye una especie de fuerza seductora si la inspira, si no es una fuerza repulsora.

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XII.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ● Arreguin, J. L. M. (1986). Sistemas de comunicación y enseñanza. México: Trillas. ● Borden, G. Y Stone, J. (1982). La comunicación humana en el proceso de interrelación. Buenos Aires: Ateneo. ● González, G. (1990). Principios Básicos de comunicación. México: Trillas. ● Richaudeau, F. (1984). Los secretos de la comunicación eficaz. Bilbao, España: Mensajero. ● Ruiz, J. (1992). Gerencia en el aula. Yaracuy, Venezuela :INSTIVOC. ● Sarramona, J. (ed.) (1988): Comunicación y educación, eds. CEAC, S.A., Barcelona. ● Tapia, Jesús Alonso (1991): Motivacion y aprendizaje en el aula. como enseñar a pensar, ed. Santillana, Madrid, 1991. ● Woolfolk, Anita, E. (1990): PSICOLOGIA EDUCATIVA, eds. Prentice-Hall, México.

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