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Prosa y Rima Rocio Sierra Página

Por: Rocio Sierra Fotografía: Oskar Ruizesparza

chilito_84@yahoo.com

La conquista de México

Cuando la Conquista de México sucedió hace ya varios cientos de años, mexicas y españoles tuvieron peleas bélicas, en las que no importaban ni las heridas, ni la sangre derramada; incluso perder la vida, era un honor, para los mexicanos. El objetivo: seguir siendo dueños y únicos “mandones” de su tierra (nuestra tierra), y para los españoles era conquistar el Nuevo Mundo.

Así sigue sucediendo hoy. En materia taurina, México vive tarde a tarde la misma pelea, en la que aquellos hombres barbados y de armadura brillante, acuden a nuestras Plazas vestidos de príncipes, y los nuestros, ahora de igual a igual, siguen en la lucha de demostrar que La Conquista sólo fue una, y que sucedió hace tiempo... México y sus príncipes mestizos, guerreros por naturaleza, no se saben rajar... Vemos a un Pana en Guadalajara, toreando majestuosamente a su primero, con los años encima y la vida dura; diciéndole a dos monstruos del toreo mundial, yo también sé, yo también puedo, y no me dejo... Vemos a un Payo, entregado, con disposición y en busca de la re- conquista de La México, que nos hace vibrar y nos recuerda que los únicos dueños de nuestra tradición y fiesta somos nosotros.

A pesar de todo, llega la traicionera suerte... La que quita y da, igual que hace 492 años... El acero. El acero que doblega, el que entrega a la muerte de forma certera; pero que con una mala jugada de cualquier cosa, incluso de la misma suerte, puede quitárnoslo todo. Quitarnos el triunfo.

Caso de las últimas tardes de toros en la plaza más grande del Mundo, La Plaza México y en la más importante y seria de nuestra nación, La Nuevo Progreso; tardes en las que pareciera que nuestros príncipes tocarán la gloria de la conquista y se quedan cerca, y tardes en las que los extranjeros matizan un nuevo reinado sin llegar a coronarse del todo... Pareciera que de nuevo viviremos más de alguna noche triste, en la que no hay victoria; ni triunfo ni derrota... Sólo nos queda soñar que vendrán tiempos mejores...

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