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Ordóñez Aguilera, Cayetano “ El Niño de la Palma”

todas las partes que han hecho posible que este Proyecto sea una realidad y muy en particular a los colaboradores más estrechos de este Proyecto como son Canal Sur T.V., Real Maestranza de Caballería de Sevilla, Unión Nacional de Picadores y Banderilleros, El Corte Inglés, las Asociaciones de Ganaderías de Lidia, y D. Idelfonso Dell´Olmo García, Vicepresidente Segundo del parlamento Andaluz, y animarles a todos a que sigan apoyándonos como hasta ahora para bien de nuestra Fiesta de los Toros. Eduardo Ordóñez. Presidente de la A.A.E.T.” El 14 de noviembre de 2015 Eduardo Ordóñez fue reelegido Presidente de la Asociación Andaluza de Escuelas Taurinas “Pedro Romero” (AAET), quien declaró satisfecho: “La Asociación Andaluza de Escuelas Taurinas Pedro Romero es un proyecto muy bonito. Al principio en Andalucía había tres o cuatro escuelas taurinas y nos aconsejaron que hiciésemos un colectivo y se formó la Asociación que ha funcionado bien. Han sido hasta ahora 18 años de trabajo intenso ya que actualmente hay veinticinco escuelas en Andalucía y unos quinientos alumnos. Es un proyecto siempre apoyado desde la Junta de Andalucía, Canal Sur TV y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. La fiesta es un patrimonio cultural de todos los ciudadanos y tenemos que cuidarla y alimentarla. Por mi parte tengo ese espíritu de servicio que hace falta para un proyecto tan importante como es apoyar a todos los jóvenes Andaluces que quieren ser toreros y agradezco la confianza que han depositado nuevamente las Escuelas Andaluzas en mi persona…”.

OrdóñEZ aguilEra, cayetano

“NIÑO DE LA PALMA”

Nació en Ronda, Málaga, el 4 de enero de 1904, donde su padre había establecido un negocio de zapatería-alpargatería que llamó “La Palma”, de donde años después adoptaría su apodo torero, aunque ya, en La Línea de la Concepción (Cádiz), donde se trasladó la familia en 1917. Allí el joven Cayetano trabajó de todo: camarero, panadero, pinche de cocina...y allí fue también donde empezó a frecuentar los tentaderos y a hacer escapadas a los pueblos de los alrededores para torear como aficionado. Empezó lanzándose de espontáneo en Cádiz, y en 1918, el 5 de octubre, vistió por primera vez el traje de luces al participar en una cuadrilla de enanos cómicos en La Línea de la Concepción (Cádiz). Sus hermanos Antonio, Rafael y Alfonso no pasaron de novilleros, y fue el mayor de ellos el primero que

usó el apodo que Cayetano popularizaría. El 14 de agosto de 1921 actuó Cayetano en Ceuta de sobresaliente en un festejo en el que alternaban El Rubio y Mora, ninguno de los cuales pudo matar su novillo, por lo que El Niño de la Palma tuvo que hacerlo, logrando un gran triunfo. Sin embargo, se puede considerar que comenzó su andadura taurina seria en 1922, pero no fue hasta 1924 cuando su nombre empezó a contar como una posible promesa del toreo por sus repetidos éxitos en plazas como Málaga, Sevilla o Valencia. Había debutado con picadores en 1923, presentándose en Sevilla, el 5 de octubre. Fue precisamente en 1924, a finales de temporada, cuando Don Gregorio Corrochano lo vio torear en Sevilla y escribió aquella crónica que lo haría eternamente famoso: “Es de Ronda y se llama Cayetano”. Debutó en Madrid el 28 de mayo de 1925, alternando en la lidia de reses de Campos Varela con Fernández Prieto y Nacional III, con escasa fortuna por cierto, a pesar de lo cual se doctoró en tauromaquia catorce días después. Se cuenta la anécdota de que un día, estando Belmonte tomando café en La Línea de la Concepción, le preguntó a un pinche de cocina que no dejaba de mirarlo ¿Qué quieres, niño? “Quiero, maestro, que me dé usted la alternativa en la plaza de Sevilla”, respondió el chico. Y se cumplió, porque recibió la alternativa en Sevilla el 11 de junio de 1925 de manos de Juan Belmonte con Algabeño (hijo) de testigo y toros de Félix Suárez, dándose el caso de que su hermano Manuel tomase la alternativa de banderillero con el mismo toro que se hizo doctor Cayetano. Cortó una oreja. Ese año había toreado 21 novilladas. Le refrendó la alternativa en Madrid el 16 de julio siguiente el mejicano Luis Freg, en la corrida de la Prensa, en la que también alternaron Nicanor Villalta y Litri con toros de los herederos de Vicente Martínez y de Esteban Bueno. Obtuvo un gran éxito en su segundo toro, consagrándose como un gran torero ante la cátedra madrileña. Terminó su primera temporada como matador de toros con 49 corridas en España y 11 en México, balance que mejoró en la de 1926 al sumar nada menos que 78 corridas, quedando el primero del escalafón, y 65 en 1927, quedando también por delante de Antonio Márquez, Martín Agüero y Marcial Lalanda en el escalafón de matadores. Ese año fue el de su casamiento con Consuelo Araujo de los Reyes, conocida artísticamente como Consuelo de los Reyes, famosa actriz de sangre gitana, nacida el año de 1904, probablemente en Sevilla. Consuelo rodó tres películas: “La reina mora” (1922), “Don Quintín el amargao” (1925) y “Cabrita que tira al monte” (1926). En 1928 toreó solamente 27 corridas por voluntad propia. En 1929 fue el 4º del escalafón al torear 43 corridas, cifra que fue dismi-

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nuyendo progresivamente hasta llegar a las 20-30, despidiéndose del toreo en 1943. Inesperadamente, se hizo banderillero y como tal actuó el 17 de mayo de 1945 en Madrid. El matador de toros retirado Robert Ryan dijo de él que “El Niño de la Palma fue un torero trascendental para la historia del temple, el más romano de los toreros andaluces, un escultor de suertes de cadencioso trazo, un maestro de elegantísima largura, cuyas raíces se hunden en Paquiro, en Cayetano Sanz, en Lagartijo, en Fuentes y en Gaona. Todo aficionado sabe qué es lo rondeño gracias a Cayetano y a su hijo Antonio. El rondeñismo de Pedro Romero trascendió en arte”. Por su parte, Don José María de Cossío en su magna obra “Los Toros” dijo de Cayetano Ordóñez: “Tenían fundamento los que, a raíz de las corridas que culminan en su triunfo en la de la prensa de 1926 pensaban en una nueva era del toreo, a la que Cayetano debía prestarle nombre y orientación. Pero torero tan maravillosamente dotado, demostró tener un fallo entre tantas facultades eminentes: la falta de afición, de celo torero, que se traslucía en su indiferencia ante los fracasos, en su falta de tino para medir los momentos decisivos en que tenía en su capa y en su muleta la llave de su porvenir, y que se veía trasvasar hasta en sus tardes de triunfo, dando a su milagrosa facilidad una frialdad indefinible que impedía se comunicara al público el entusiasmo, porque en realidad no lo sentía previamente el torero. La enumeración de todas sus cualidades favorables sería prolija si había de hacerse cumplidamente. Merecen subrayarse aquella su intuición maravillosa en el ruedo que le hizo ser uno de los mejores directores de lidia que ha conocido esta época, tan descuidada en este aspecto de las corridas. Después de esto, una naturalidad, o, mejor dicho, una espontaneidad en las maneras de su arte, que le daba lugar privilegiado entre los retorcimientos y afectaciones de otros diestros...”. De su matrimonio con la artista flamenca Consuelo Araujo de los Reyes “Consuelo Reyes” nacerían cinco hijos varones que fueron toreros: Cayetano, Juan, Antonio, Alfonso y José. Cuatro de ellos matadores de toros, y Alfonso, figura entre los hombres de plata. ¡Gran torero!, y una hija llamada Ana. El Niño de la Palma fue el torero que inspiró al escritor norteamericano Ernest Hemingway para escribir su novela Fiesta, poniéndolo como protagonista. La admiración que sintió en principio por Cayetano se acentuó más tarde por su hijo Antonio. Además del premio Nobel de literatura, inspiró al poeta Rafael Alberti, que escribió “Las Chuflillas del Niño de la Palma”:

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