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Payá Andrés, Serafín “Serafín Payá”

Payá aNdrés, serafín

“SERAFÍN PAYÁ”

Matador de toros y posteriormente banderillero, natural de Madrid, donde nació el 28 de septiembre de 1946. Comenzó sus andanzas taurinas en los primeros años de la década de los 60 del siglo XX, ya que vistió su primer terno de luces en Móstoles (Madrid), el 25 de septiembre de 1964, permaneciendo hasta la temporada de 1972 toreando festejos sin picadores. En la citada temporada debutó con las plazas montadas en Corral de Almaguer (Toledo), el 16 de agosto. Desde entonces toreó muy corto número de festejos por temporada, y sin presentarse ante la afición madrileña como matador de novillos, recibió la alternativa en Chinchón (Madrid), el 14 de agosto de 1977, de verde oscuro, de manos de Gregorio Lalanda, y Carlos Osorio “Rayito de Venezuela” completando el cartel. Se corrieron toros del Marqués de Villagodio. Cortó una oreja al toro de su alternativa y dio una vuelta al ruedo en el que cerró plaza, segundo de su lote. Cerró su primera temporada de matador de toros con solo esa corrida toreada, y subió a 6 en la siguiente temporada, 1978, la que más toreó en su carrera taurina. Una de ellas fue en Yecla (Murcia), el 13 de abril, con toros de Antonio Sánchez y Sánchez, alternando con Barajitas y El Cabañero. En 1979 descendió su contratación a 4 corridas, una de ellas la celebrada en Carabanchel el 9 de abril, en la que, con toros de Lorenzo y Alejandro García, actuó de testigo de la ceremonia de alternativa de Francisco Picado “El Portugués”, de manos de El Cabañero. Según la crónica de “El País” que tengo ante mí, con fecha 10 de abril, firmada por Jorge Laverón, “La actuación de los tres espadas en Carabanchel fue un sainete. Y menos mal, porque pudo ser un drama, sobre todo por el nulo oficio de los diestros. Tuvieron suerte de que los astados de García Martín sacaron poca fuerza y bastante nobleza. El Cabañero, Serafín Payá y El Portugués han llegado a matadores de toros sin haber rozado apenas el escalafón de novilleros; no tienen, por tanto, hecho el imprescindible aprendizaje del oficio. Lo extraño es que los tres espadas eran a la vez empresarios del festejo, y que las reses les han costado una millonada. Total, para no ponerse delante siquiera. El Cabañero es un torero veterano, con casi ocho años de alternativa y con su vida resuelta al margen de los toros. Es un caso de afición el ser empresario de sus propias corridas, pero, por lo visto en Carabanchel, su afición es vestir el traje de luces, pues se pasó la tarde huyendo de sus toros. Serafin Payá, al menos, puso voluntad. A su primero le cogió muy bien la distancia y cuando se estuvo quieto corrió la mano y

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