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Pericás Ripoll, Jaime “Jaime Pericás”

junto a Cayetano Ordóñez “Niño de la Palma Hijo”, y el rejoneador Ángel Peralta. Gabriel Pericás tuvo la mala fortuna de sufrir una nueva cogida, que quizás fue la decisiva para decidir esa misma temporada cortarse la coleta como matador de toros e ingresar en el escalafón de banderilleros. En 1950 ya figuraba como banderillero suelto con aquellos matadores que solicitaban sus servicios, entre otros, Antonio Palacios y Óscar Cruz, y con todos aquellos que iban a torear al Coliseo Balear y otras plazas de las islas. Además, colaboraba en la Escuela Taurina del Cortijo de Vistaverde y en la dirección de la carrera de su hijo Francisco Gabriel Pericás, que se iniciaba por aquel entonces. Gabriel Pericás permaneció en activo hasta la temporada de 1983, tras lo cual ocupó el puesto de conserje de la plaza de Palma, el bello Coliseo Balear, puesto que también había desempeñado su padre, “El Marino”, y que tras él, ocuparía su hijo, el también matador de toros Francisco Gabriel. Falleció en su residencia mallorquina de Algaida en la madrugada del sábado, día 19 de enero de 2013, a los 86 años de edad.

PEricás riPOll, Jaime

“JAIME PERICÁS”

Matador de toros y posteriormente, banderillero, nacido en Palma de Mallorca, el 14 de mayo de 1916, en La Alquería Blanca, en Santanyí. Continuando con la tradición taurina familiar, debutó de becerrista en Madrid en un espectáculo nocturno celebrado el 4 de julio de 1931. Terminó la temporada con 13 festejos toreados, igual que en la de 1932, que hubieran sido más si no hubiese perdido algunas fechas por la cogida que sufrió en Valencia el 25 de septiembre. En 1933 debutó con picadores en el ruedo madrileño, el 22 de junio, alternando con Florentino Ballesteros y Rafael Vega “Gitanillo de Triana II” en la lidia de novillos del Marqués de Villamarta. Se dio la circunstancia de que solo pudo estoquear a su segundo novillo, el quinto de la tarde, porque su primero lo volteó de mala manera provocándole unas contusiones que hicieron necesario llevarlo a la enfermería de la que no pudo salir para continuar la lidia hasta que le tocó lidiar su segundo novillo. Dio por finalizada la temporada con 17 novilladas picadas, una de ellas la de su presentación en la plaza de Las Arenas de Barcelona, el 22 de octubre, alternando en la lidia de novillos de Antonio Pérez con José Montaner “Varelito II“ y Curro Caro. Jaime Pericás cortó una oreja a su primer novillo. Ascendieron sus contratos en

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1934 a 31 corridas, y a 47 en la campaña de 1935, siendo Jaime Pericás el novillero que quedó el número uno del escalafón de su categoría. Con tal ambiente taurino, es lógico que sus mentores le anunciasen la alternativa en un cartel de verdadero lujo: 17 de marzo de 1936 en Valencia, en la Feria de Fallas, con Domingo Ortega que le cedió los trastos toricidas en presencia de Rafael Ponce “Rafaelillo” con toros de Antonio Pérez, doctorado que ratificó en Madrid el 2 de julio siguiente al cederle Manolo Bienvenida un toro de Carmen de Federico ante los anteriormente referidos Domingo Ortega y Rafaelillo que figuraron como testigos de la ceremonia. Su primer toro presentó muchas dificultades por lo que Pericás no tuvo opciones para el lucimiento, pero en cambio, con el sexto de la tarde, tuvo una actuación brillantísima y cortó las dos orejas y el rabo. Sin embargo, pese a tener por delante una temporada muy prometedora, Jaime Pericás tuvo la mala suerte de que a los pocos días estallase la guerra civil por lo que sus actividades taurinas quedaron en suspenso, logrando torear durante las temporadas de 1939, 19 corridas, una de ellas en Las Arenas de Barcelona el 7 de mayo Pepe Bienvenida y Luis Gómez “El Estudiante”, con toros de los Hnos. Villagodio. En 1940 ajustó 14 corridas, y en 1940, 19. Sin embargo, su nombre ya se había olvidado prácticamente, y cada año con menos fuerza, fueron más escasos sus contratos, hasta que en 1945 optó por hacerse banderillero. En la temporada anterior solo había toreado una corrida de toros. Quien lo hubiera dicho de aquel novillero que en 1935 toreó 47 novilladas sin contar las que perdió por percances. Ángel Carmona “Camisero” emitió un breve juicio crítico en su libro “¡Así los vi yo!” que por su interés reproduzco: “Es torero que se adueña de los públicos inmediatamente por la buena impresión que causa, de escogido artista, con su forma alegre, fina y de alta categoría, siendo lástima que no se decida a dar el “estirón” diestro tan selecto”. Ampliamos el perfil artístico de Jaime Pericás con el que aparece en “Los Toros”, obra magna de D. José Maria de Cossío, en el Tomo 18, páginas 179 de la edición de Sánchez Vigil: “Pericás es un torero elegante y fino, de muy buen estilo, que ejecuta todas las suertes con las características dichas. Tiene el valor justo y preciso para practicarlas, pero nada más. Esto pudiera ser un obstáculo para llegar a donde pueden llevarle sus excelentes condiciones artísticas. También en lo privado es fino y agradable y simpático, con las ilusiones propias de su edad, y también de su situación”. Falleció en Palma de Mallorca, el 10 de septiembre de 1989 a los 73 años de edad.

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