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Romero González, Blas “El Platanito”

como enfermera. Desgraciadamente, el torero falleció el 29 de diciembre siguiente. Sus compañeros, en solidaridad, organizaron dos festivales benéficos para aliviar la difícil situación en la que quedaba la familia. Ambos se celebraron en Jerez de la Frontera, el 1 de diciembre, uno por la mañana y el otro por la tarde.

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“EL PLATANITO”

Matador de toros y posteriormente novillero y torero bufo por renunciar a su doctorado, nacido en Costuera (Badajoz), en 1945 aunque creció en un hospicio y en un correccional después, durante los primeros años de su vida. “Yo nací en Castuera, pero salí de allí muy chiquito. Éramos nueve hermanos; dos de ellos murieron. Me metieron primero en un hospicio en Badajoz. A los nueve años me presentaron a mi madre. Estuve con ella un tiempo, hasta que me metió en un correccional. Según he oído por ahí, me llevó porque no tenía medios, pero no lo entiendo. Sólo me metió a mí, que era el segundo de los hermanos. El correccional era peor que un campo de concentración. Estaba en Olivenza; lo llevaban unos frailes mercedarios. Nos daban muchos palos y no nos enseñaban a leer ni a escribir”. Cuando tenía quince años decidió recorrer mundo en busca de fortuna, y a fe que la encontró porque terminó siendo uno de los novilleros más populares del momento. Por esa época Luis Miguel Dominguín había comprado la carabanchelera plaza de toros de Vista Alegre, y a su hermano Domingo se le ocurrió organizar una serie de becerradas llamadas de la “Oportunidad” para todos aquellos maletillas que superaran una prueba de selección toreando unas vacas. Y allí estaba Blas en busca de su oportunidad: “Cogí el tren una noche y me metí en la perrera. Eché a dos o tres perros que había allí, y para Madrid”. Tenía solo diecisiete años y sin saberlo, lo estaba esperando la gloria:”No tenía carné de identidad”, y los hermanos “Dominguín” lo documentaron y le buscaron apodo: “lo de El Platanito me lo puse por mi padre, que por lo visto había tenido un almacén de plátanos”. Y de la noche a la mañana le cambió la vida por completo. Domingo Dominguín lo alojó en el hotel Victoria, en la plaza de Santa Ana, y le daba 1.000 pesetas por faena durante dos años. Fue un singularísimo diestro que en su época de novillero practicaba el toreo tremendista, que tan de moda estaba por aquel tiempo, cosechando grandes éxitos y cobrando grandes sumas para un novillero. En las famosas novilladas de

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“La Oportunidad” que “inventaron” los hermanos Lozano y los Dominguín en Carabanchel, El Platanito ganó una desmedida popularidad entre 1964 y 1965. En la siguiente temporada ya pasó a torear novilladas picadas, y sin presentarse en Las Ventas, tomó la alternativa en Carabanchel – la plaza de sus triunfos – a las mismas puertas de Madrid, el 18 de octubre de 1970, de manos del maestro Joaquín Bernadó y Antonio García “Currito” de testigo. Se corrieron cinco toros del Conde de Ruiseñada y uno de los hermanos Lacave, corrido en último lugar. La plaza, llena hasta la bandera. A pesar de la fecha tan poco taurina, aún tomaría parte en otra corrida, y en la de 1971, en 5, pero comprendiendo que el gusto por este “tipo de toreo” estaba decreciendo decidió retirarse de matador de toros. En la temporada de 1972 organizó un espectáculo cómico taurino titulado “El Platanito y su troupe” con el que consiguió más éxitos que como matador de toros. Con su espectáculo recorrió toda la geografía española con un enorme automóvil “tuneado” en forma de plátano. Durante años estuvo compitiendo con los tradicionales espectáculos “El Bombero Torero” y “El Chino Torero”, con la particularidad de llevar en su troupe bellas señoritas que daban colorido a los distintos números de su espectáculo. Y como en todos los espectáculos cómico-taurinos, en la parte seria de éste también se fueron forjando toreros, algunos de ellos, incluso llegaron a ser figuras de su tiempo, como Ortega Cano, por ejemplo. Ganó mucho dinero y también gastó mucho. “Me pasé a la charlotada por necesidad, tenía que vivir”. Su popularidad como torero cómico comenzó a decaer y El Plátano, como era conocido, intentó años después retomar su carrera en el toreo serio. Volvió a las filas novilleriles con miras a tomar una nueva alternativa que lo revalorizara, pero afortunadamente, y por desgracia para él, la afición poco a poco se había ido decantando por la pureza del toreo, y desengañado, volvió a lo suyo, que era el toreo bufo. Luego, retirado de los toros, se dedicó a la venta ambulante de lotería nacional en el mercado de abastos de Madrid, de donde salió muchos años atrás. Era frecuente verlo en el patio del desolladero de Las Ventas los días de corrida por la mañana con su cazadora vaquera de donde colgaba una placa ovalada donde se podía leer “Vendedor autorizado número 2.924. Administración 126. El Platanito (Torero)”. El Platanito fue el padrino de alternativa de José Sáez “El Otro”. Retirado de su actividad de torero cómico trabajó en lo que pudo. Repartió propaganda por los buzones, descargó camiones de fruta en el mercado de abastos y después en el de Legazpi, hasta que por fin se dedicó a vender lotería nacional de forma ambulante, aunque quiso entrar como barrendero en el Ayuntamiento, pero no encontró la oportunidad, aunque

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