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BIsibilidad 2011!!!! haBIemos
Otro 23 de septiembre más, la FELGTB nos unimos a otros muchos lugares; bajo la convocatoria del Día Mundial de la Visibilidad Bisexualidad, para recordar que el mundo no se pinta sólo en dos colores, no todo es blanco o negro… No sólo aquí, desde Galicia y Asturias, Valencia, Canarias y Murcia, también Gran Bretaña, Francia, Suiza, Estados Unidos, México, Sudáfrica, Australia o Israel, hoy volvemos a insistir que debemos superar los sistemas dicotómicos, la imposición del deseo en uno u otro género. páginas 2 y 3
23S Mucho más que Siglas
Aquí no se discrimina a Nadie
Estupendo artículo de nuestro compañero Luis León Prieto, delegado de Diversidad León. página 4
Natalia Anaya Soy una mujer transexual, Bisexual y atea, también me gusta utilizar las etiquetas de persona bigenérica, intergenérica, transgenérica y agenérica. Tengo una amiga que me percibe como postgenérica. páginas 24 a 27
A mí ese tipo de comentarios no me hacen sentirme ni más bienvenido ni de mejor rollo sino que disparan mi luz de alarma despertando el bombero que llevo dentro. Me pongo en acción y preparo un contraataque, manguera en mano. páginas 5 a 7
23 de septiembre Y Además ... Tenemos también BIsibilidad en Bolivia, una Visión Personal de Isabel P. sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud, y muchas cosas más en este fantástico número de nuestro BoBi.... Déjate seducir por el 23S
Bisexual VS Pansexual
De la mano de Jose Cabrera, Integrador Social, activista y miembro de la organización tinerfeña Algarabía. Coordinador del Área Bisexual de esta organización y vicecoordinador del Área Joven de la FELGTB. página 8
Fe y Bisexualidad El 23 de septiembre se celebra el día internacional de la Visibilidad Bisexual. Tener una fecha para algo tan “íntimo” se debe a que, como expuso el movimiento feminista en sus reivindicaciones, lo personal es político. Los bisexuales somos personas que amamos a otras personas, a veces hombres, a veces mujeres. Un amor libre de géneros. La sociedad en su conjunto le debe a este amor algo fundamental: su visibilidad. páginas 10 y 11
Más Bífoba que las Lesbianas
Si a esto es a lo que algunxs llaman bifobia, hoy por hoy puedo decir que soy más bífoba que las lesbianas, así finaliza su artículo Elena Marcos de Arcopoli UPM páginas 18 y 19
Ver para Creer De Pablo Hernández de Lambda. páginas 16 y 17
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Manifiesto Área de Bisexualidad
Otro 23 de septiembre más, la FELGTB nos unimos a otros muchos lugares; bajo la convocatoria del Día Mundial de la Visibilidad Bisexualidad, para recordar que el mundo no se pinta sólo en dos colores, no todo es blanco o negro… No sólo aquí, desde Galicia y Asturias, Valencia, Canarias y Murcia, también Gran Bretaña, Francia, Suiza, Estados Unidos, México, Sudáfrica, Australia o Israel, hoy volvemos a insistir que debemos superar los sistemas dicotómicos, la imposición del deseo en uno u otro género. Dejemos de lado los mitos, los prejuicios y los tabúes que rodean a esta realidad. La bisexualidad no es homosexualidad secreta, ni heterosexualidad escondida, es otro camino de la expresión afectivo-sexual. Los y las bisexuales sentimos atracción sexual, emocional y/o romántica hacia personas de distinto género y/o sexo, no necesariamente de la misma manera, al mismo nivel, o con la misma intensidad.
casos diagnosticados de SIDA, queremos hacer memoria y recodar a amigos, amigas, familiares y amantes que ya no están e insistir una vez más que el VIH no entiende de orientaciones sexuales, sólo de prácticas de riesgo. Una vez más insistimos en el crecimiento de la infección en nuestro país, especialmente entre los hombres que mantienen sexo con otros hombres, ya que 1 de cada 10 vive con VIH y y de ellos 1 de cada 5 ni siquiera lo sabe.
Éste es el cuarto año que desde España reclamamos una sociedad libre de bifobia; porque el miedo, el rechazo y la violencia contra las personas bisexuales existe. Pero también es bifobia cuando se duda de la legitimidad de nuestra orientación. Es bifobia cuando se nos invisibiliza. Es bifobia cuando las administraciones crean programas de atención de personas lesbianas, gais y transexuales y se olvidan de la atención a las personas bisexuales. También es bifobia cuando se nos trata como a personas indecisas o se nos identifica con conductas que nada tienen que ver con nuestra realidad: como la promiscuidad, la infidelidad o la transmisión de ITS.
Asimismo reclamamos que los métodos de prevención, preservativos, tanto femeninos como masculinos, y barreras, sean considerados bienes de primera abaratando su precio aplicándoles un IVA super reducido.
Precisamente el año en que se cumplen 30 años de los primeros
Y por eso reclamamos a las administraciones públicas que no se mantengan al margen de este problema de salud pública y aporten recursos e inversiones en salud y no usen la excusa de la crisis para hacer uso del tijeretazo en la prevención del VIH ni en los tratamientos, la atención sanitaria y el apoyo a quienes vivimos con el virus¡Las instituciones no pueden pasar por alto que están hipotecando la salud de la ciudadanía¡
También queremos remarcar la falta de datos y de estudios en España sobre la salud sexual de mujeres bisexuales, lesbianas y otras mujeres que tienen sexo con mujeres. Es imprescindible que se nos incluya en las campañas de prevención y promoción de la salud sexual y en los estudios que se realicen sobre VIH y otras ITS.
método de prevención recomendado por la Organización Mundial de la Salud. ¡Condenar el preservativo es bendecir el SIDA! Y por último, y a tan sólo una semana de que se cumplan seis años de que el Partido Popular presentara el recurso de inconstitucionalidad a la reforma del Código Civil que nos reconoce como familias con plenos derechos, iguales ante la ley, tenemos que reclamar alto y claro que a lo que es igual se le trata igual y no se le trata diferente. El género/sexo de nuestra pareja debe ser independiente a la hora de garantizarse nuestro derecho a formar una familia en igualdad de condiciones. ¡Matrimonio es igual a matrimonio¡ Hablemos de derechos, Hablemos de igualdad, Hablemos de familias, de familias diversas, Hablemos de igualdad Hablemos de visibilidad ¡Hoy hablemos de VISIBILIDAD BISEXUAL!
Tampoco podemos pasar por alto la irresponsabilidad de la Iglesia Católica que persiste en condenar el uso del preservativo cuando es un
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Luis León Prieto Diversidad León Luis es un activista bisexual que vive en León y colabora en la organización Diversidad León. Titulado en Cinematografía por la Universidad de esta misma ciudad, en la que cursa el último año de Filología Hispánica. Le gusta la literatura, escribir, viajar cuando es posible y salir de tapas como es costumbre en su ciudad.
23S
Mucho más que Siglas En esta semana durante la cual escribo se cumplen diez años desde el fatídico 11-S; para muchos, hablar del 23-S crearía un vacío, proyectaría una sombra similar a la de los funestos aviones que se estrellaron ante la incredulidad general. ¿Qué significa eso del 23-S? ¿El comienzo del otoño? ¿El último viernes de libertad antes del reinicio del curso universitario? Puede que la sociedad esté algo saturada de siglas y días especiales. ¿Hay alguno que no lo sea? En una ocasión, observando una agenda especializada, me quedé atónito ante la cantidad de días dedicados a esto o a lo otro que existen. Algunos, honesto es confesarlo, me parecían ridículos, tanto como se lo parecerá a otros el 23 de septiembre, en que, por cierto, no solo se celebra el Día de la Bisexualidad. ¡Hasta ahí llega la sobresaturación de casilleros! Pero es necesario. Precisamente porque muchos se preguntan qué es eso del 23-S, y pocos ya sobre el 28-J, hay que insistir. Así se logra la retención de fechas, merced a la insistencia, y es de ese modo que he logrado pasar examen tras examen. Larga es la tarea de visibilizar la propia bisexualidad, empezando por el con-
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cepto, y más aún la fecha que conmemoramos este mes. Yo he sentido vergüenza ajena en debates acerca de la bisexualidad, por parte de personas de las que esperaba una actitud más abierta, así que podéis imaginar lo que costaría hacer comprensible esta celebración en hombres y mujeres totalmente ajenos al tema, a los que se podría engañar diciendo que los colores de la bandera bisexual son los de cualquier república centroafricana inexistente. ¿Se podría celebrar el 23-S en una ciudad como León, de la que muchos se van, y muchos de los que se quedan prefieren estar instalados en tiempos pretéritos? Sí, sería posible, pero no nos hagamos ilusiones acerca de la repercusión, bien como acto más cerrado, de cariz informativo, bien como más abierto, de cara a la calle. El año pasado, la manifestación del 28-J vino señalada incluso en el programa de fiestas oficial, y es un día popularmente conocido. Con todo, las pocas personas que bajamos por la calle Ancha nos encontramos con que paisanos y turistas, cómodamente aposentados en las terrazas, nos miraban poco menos que como a micos de
feria, ante la rechifla (o el compadecimiento) de los periodistas que, en algunos casos, tacharon de fracaso el evento. ¿Fracaso? No para mí, al menos hubo marcha y manifiesto, cosa que no se consiguió el presente año. Si el 28-J fue de este cariz, podéis imaginaros cómo sería un virtual 23S, además con un cambio de gobierno, con un alcalde que animaba a los peregrinos, si es que mal no leí, a ser ejemplo para los mayores del cultivo de los valores tradicionales, fueran cuales fuesen dichos valores. No todo está perdido. El año pasado, en Madrid, con el magnífico acto al que asistí en la Puerta del Sol el 23-S, sentí renovados mis ánimos, aunque se han ido desinflando a lo largo de un complicado curso. No obstante, alguien tendrá que romper el hielo, y se romperá, como sea que esta ciudad no es un monolítico iceberg y a nivel local, y nacional, lucharemos para que el 23-S no sea una fecha más al margen, un bostezo otoñal de quien vuelve a su trabajo, a su facultad, y no quiere saber nada de un concepto difuso y que solo recuerda por retazos frívolos e incompletos.
Aqui
no s e
di s cr i mi na a nadie
Miguel Obradors - Pangea Bangea DK “Bifobia no es sólo violencia física, psíquica o verbal. La invisibilización de las personas bisexuales también lo es” Josito Cabrera
Cuando voy a congresos, conferencias, jornadas o charlas de temática LGTB uno de los comentarios que más me sorprende oír es el de “aquí no discriminamos a nadie” o el de “todo el mundo está bienvenido a participar en condiciones iguales”, normalmente seguido de una sonrisa condescendiente. Sobre todo oigo este comentario de activistas homosexuales cuando personas transexuales y bisexuales expresan su malestar al sentir una invisibilización e instrumentalización de políticas e identidades BT. La relación dialéctica entre esta invisibilización e instrumentalización es conocida como “tokenismo” en contextos anglosajones, término que con-
sidero muy conveniente de conocer y utilizar ya que expresa una realidad que nos afecta como grupo minorizado. Por ello, a mí ese tipo de comentarios no me hacen sentirme ni más bienvenido ni de mejor rollo sino que disparan mi luz de alarma despertando el bombero que llevo dentro. Me pongo en acción y preparo un contraataque, manguera en mano. Obviamente en la sociedad machista, racista, heterosexista, fatfóbica, lookista, teocéntrica y clasista tampoco se discrimina a nadie. Aún así, los sistemas de cuotas para mujeres en parlamentos se analizan con mira-
da crítica, las subvenciones a organizaciones LGTB se miran con lupa, “gordito” se ve como un apelativo cariñoso más que un insulto, los comportamientos machistas se normalizan como si fuesen parte del temperamento “natural” masculino, se apoya y promueve públicamente la mojigatería mientras que se pesigue y castiga la desnudez y los comentarios racistas buscan legitimizarse en un “yo no soy racista, pero…” Si todo el mundo tuviese las mismas oportunidades las diferencias por clase, raza, orientación sexual, género, identidad de género, (falta de) creencia, minusvalía ( palabra infame), edad, inter alia, no supondrían ningún inconveniente. Casi todas las personas que pertenecemos a grupos minorizados sabemos que eso no es
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cierto, entre otras cosas porque lo hemos vivido en nuestra piel. No creo en la premisa neoliberal que defiende que todos somos individuos allende categorías grupales, porque cuando abogamos por esta premisa estamos dando cabida a que los que tienen de antemano más espacio impongan sus condiciones, intereses y criterios canturreando exaltadamente una oda a la neutralidad. Al igual que todo el mundo sabe que si se suelta una manzana en el aire caerá al suelo, todo el mundo sabe que a las mujeres se les dan bien los niños, los gays son promiscuous y los gitanos roban, los hombres, blancos, heterosexuales, de clase media, sin embargo, pueden ser individuos, ya que transcienden categorizaciones grupales.
necesarias muchas veces y como generalmente están ligadas a una identidad suelen ser un tema muy delicado de tratar. Y es que en todo discurso hay una norma, un referente que establece los criterios por los cuales el discurso es canalizado, construido y por las cuales nos entedemos a nosotrxs mismxs y entendemos a los demás. Yo creo que un ejercicio de sabiduría no es negar las normas subyacentes en una apología de la neutralidad. Lo importante es ser consciente de que normas existen en todos los contextos y entender que también pueden oprimir a determinados grupos identitarios dentro de nuestras organizaciones, colectivos o grupos. Si negamos las normas en lugar de reconocerlas, cómo vamos a poder establecer estrategias sostenibles y minimamente serias para luchar contra ellas?
Según lo veo yo, el todo vale no es otra cosa que una defensa del darwinismo social, que el más fuerte se imponga ante el más débil. La noción de fuerte o débil son nociones discursivas que han de entenderse en relación y dentro de un contexto muy específico. En sí no se es débil o fuerte, se es fuerte cuando estás pisando a otro, y se es débil cuando estás siendo pisado. ¿Qué condiciones son necesarias para que un grupo tenga privilegios y por ende poder en relación con otro grupo? El racismo por ejemplo establece una estructura de poder asimétrica entre unas razas que son construidas, mediante la abyección, en relación a una norma hegemónica que establece privilegios en base a unas concepciones reduccionistas del género humano. Por analogía (y mutatis mutandis) podemos encontrar una norma similar en otros discursos, también en contextos LGTB, allí llamémosla norma de género, de performatividad de género, o de orientación sexual, inter alia.
Por ello creo que debemos abandonar ese discurso de “aquí no se discrimina a nadie” y en su lugar, utilizar nuestro tiempo y energía en analizar las razones por las cuales ciertos grupos minorizados no participan en nuestras actividades y estructuras de la manera esperada. Sin embargo las normas y los privilegios no son siempre tan tangibles como quizá deseamos que fuesen, ejerciendo por ello su influencia como estructuras invisibles de poder.
Los grupos minorizados por su orientación sexual e identidad de género cuando se organizan políticamente también crean inexorablemente una serie de normas que refuerzan su identidad y un sentimiento de grupo. Tales normas son
Creo que la violencia simbólica a la que las personas bisexuales y transexuales nos vemos sometidas en ciertos contextos LGTB por falta de referentes, bromas, comentarios fóbicos, invisibilización, marginación, exclusión y una cishomonormativa
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En organizaciones, colectivos y grupos LGTB hayamos con mucha frecuencia una norma que algunos denominamos la cishomonormatividad. La cishomonormatividad crea estructuras de poder asimétricas proporcionando privilegios a ciertos grupos identitarios (homosexuales y cisgéneros) en relación con otros ( bisexuales y transexuales).
no cuestionada puede ser combatida a través de medidas de empoderamiento. También creo que puede ser combatida abandonando posiciones “tolerantes” y tomando más en serio lo que el respeto implica. La tolerancia es unidireccional de la mayoría a la minoría y está relacionada con una estrategia de aceptación; el respeto, sin embargo, es recíproco e implica que las diferencias son defendidas, apoyadas, promovidas y celebradas por todxs. Así mismo el respeto no implica una mera aceptación en un contexto preestablecido sino que más bien las reglas de juego son establecidas por todxs. Sin embargo, muchas organizaciones LGTB todavía cultivan el discurso de “aceptación” haciendo de la tolerancia bandera y creyendo que poniendo la B y T después de la L y G ya está todo solucionado sin tener en cuenta las normas, las estructuras de poder y los privilegios subyaccentes. Obviamente, así se combaten simplemente los síntomas pero ni la enfermedad ni su etiología. Creo que es necesario proporcionar un contexto adecuado en forma de espacio propio dentro de organizaciones LGTB para que las personas bisexuales y transexuales pierdan esa reticencia que puedan tener a participar en tales contextos. Un espacio propio pueder tener una fuerza empoderadora gigantesca. Los espacios propios proporcionan apoyo, son empáticos, motivadores y permiten a las personas definer su identidad y la experiencia de opresión que sufren según sus propios términos. Los espacios propios toman en serio la dimension identitaria y una narrativa común dentro de las experiencias de grupos minorizados reivindicando la noción de auto-nomía ( sujeto y objeto se unen) frente a la de heteronomía ( sujeto y objeto se separan). La idea de espacios seguros no excluye necesariamente una labor más amplia en otros contextos con aquellas personas que sean aliadas, ya que diferentes tipos de estructuras caben en una vision conjunta. En contra de los
espacios propios suelen estar algunas personas que pertenecen al grupo mayoritario o personas mismas del grupo minorizado cuyo discurso quizá no ha llegado a cuajar del todo por diferentes motivos. Además de ello, considero que las políticas de inclusión directa son fundamentales en un nivel Pan-LGBT. Cuando se organiza un simposio, conferencia, o charla que se llama “LGTB” la B ha de estar representada y no solo de una manera marginal y simbólica; si no que se llame el simposio LGT o de otra manera. Cuando se cuelga en ese mismo simposio la bandera del arcoiris, también se ha de colgar la bandera bisexual y transexual. Identidades homosexuales no representan identidades bisexuales. Politicas anti heterosexistas si adoptan una perspectiva cishomohormativa tampoco representan a las personas bisexuales. Pero no solamente eso, las organizaciones que tienen mandato para representar los intereses, necesidades y reivindicaciones de los bisexuales han de mostrarse proactivas si verdaderamente quieren representarnos. En este sentido creo en la subsidiaridad, que es el saber enfocar las políticas, y las subsecuentes acciones derivadas de las mismas, de una manera cercana a las necesidades y la situación real de las personas que pertenecen a cada grupo identitario. Por ejemplo muchas personas transexuales sufren transfobia, pero la manera que los hombres trasexuales y las mujeres transexuales sufren transfobia puede ser muy diferente, lo mismo pasa con los hombres y las mujeres bisexuales los gays o las lesbianas etc., todos y todas tenemos experiencias diferentes, también por nuestras afinidades grupales. Creo que el colectivo bisexual es un colectivo que por lo general está desorganizado y le falta empoderamiento, pero también creo que poco a poco vamos avanzando. Sin embargo con el todo vale y “aquí no se discrimina a nadie” estamos
entrando en un laberinto sin ovillo. Cuando me identificaba como homosexual tenía mucha más facilidad para participar en debates, argüír, hacer bromas, ocupar físicamente espacio, alzar la voz y ser proactivo en organizaciones LGTB. Todo ello disminuyó cuando me empecé a identificar como bisexual y me sigo preguntando su porqué; y es que unque sé que la oppression causa inhibición, inhibición a la hora de expresar sentimientos, necesidades, opiniones, demandas y deseos, es dificil aplicarse ese discurso opresivo a unx mismx. Yo invito a todas las organizaciones LGTB que seriamente quieran representar la B a que lleven a cabo políticas de discriminación positiva de una manera activa y que tengan en cuenta que las personas bisexuales no estamos en organizaciones LGTB porque seamos los hermanos pequeños de los homosexuales, sino porque tenemos una subjetividad y una orientación sexual propias, invisibilizada por el monosexismo, minorizada por el heterosexismo y trivializada por la cishomonormatividad. Yo invito a lxs activistas dentro del movimiento queer a que abandonen posiciones dogmáticas y que escuchen a las personas bisexuales antes de juzgarnos. Desafortunadamente me he dado cuenta de que ideas basadas en un monosexismo y una cishomonormatividad no cuestionadas abundan también dentro del movimiento queer que proyecta en las personas bisexuales un binarismo con el que pocas de nosotras nos sentimos identificadas. Al igual que ciertos turistas van a la India y quieren oler especias, ver templos con monos , mujeres en Sari y un fakir haciendo sus ablaciones en el Ganges, con los bisexuales pasa algo parecido, hay gente que se empecina en querer ratificar unas ideas preconcebidas ( por lo general binarias y transfóbicas) que proyectan sobre nosotrxs esgrimiendo que la bisexualidad es binaria e inherentemente transfóbica pese a
que muchxs de nosotrxs que nos identificamos como bisexuales ( y algunas veces también como trans*, o genderfucked) genderqueers creemos lo contrario. El derecho a la autodefinición de la identidad propia parece ser que no es válido con la bisexualidad, que en su lugar se ve suplantado por un esencialismo radical, dogmatico y de índole paranoico impuesto desde fuera. Entiendo que el enemigo común de todas las personas LGTB es el heterosexismo, pero la cishomonormatividad y el monosexismo tambien afectan a las personas bisexuales. El problema es cuando las identidades homosexuales ensalzan el monosexismo y la cishomonormatividad sin ser conscientes ni de sus causas ni de sus consecuencias, resultando en endodiscriminación. La endodiscriminación cuando tiene un caracter estructural no depende solo de bromas o comentarios pesados, sino de unos hábitos, costumbres, simbología, manera de escribir agendas, actas, invitar a ponentes, el dar la palabra en un debate, decorar espacios y un montón de variables más. Desgraciadamente la bifobia es un problema real hoy en día. Yo creo que ya está bien de tantos cuentos chinos y de negar la opresión como si fuese el tabú de los tabúes y más reconocer la endodiscriminación en todas sus formas si verdaderamente queremos trabajar en serio por el bienestar y la felicidad de todas las personas LGTB, todas. Hasta entonces, y desde la solidaridad, tened lista la chaqueta anti ígnica y la mangera en mano; porque contra el heterosexismo, el monosexismo y la cishomonormatividad (aunque nos llamen impertinentes, tiquismiquis o pesadxs) no hay que bajar nunca la guardia.
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Reflexiones en torno a la identidad bisexual
bisexual José S. Cabrera Pérez Algarabía Jose Cabrera, 24 años, Integrador Social, activista y miembro de la organización tinerfeña Algarabía. Coordinador del Área Bisexual de esta organización y vicecoordinador del Área Joven de la FELGTB.
La construida identidad -clásicabisexual ha sido aturdida o sacudida por cuerpos e identidades de sexos/géneros no normativas. Desde que incorporamos las políticas transgénero/genderqueer al discurso bisexual nos hemos topado con un dilema, al menos en mí caso. Ha sido cuestionada los límites que forjaban la identidad -políticabisexual, critica que proviene tanto de las personas con identidades monosexuales (heterosexuales y homosexuales) como personas de las periferias de la identidad Bi (polisexuales, pansexuales e incluso queer) tanto si son o no personas trans*. Desde hace varios años me sentí identificado, y en parte lo sigo haciendo, con el término pansexual. Pansexual como orientación sexual dirigida hacia personas independientemente de si son hombres, mujeres o genderqueer; tanto si tienen un cuerpo leído como femenino, masculino o
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vs pansexual intersexual; tanto si lo quieren modificar parcial, completamente, como si no. Lo pansexual es hijx legítimo de lo bisexual y lo transgénero. Cuando una persona bisexual ha de-construido la idea de hombre, mujer, hombre transexual, mujer transexual, persona intersexual,… y es consciente de que las categorías de “hombre” o “mujer” están problematizadas, es decir, que ya no podemos hablar claramente de hombres o mujeres sin entrar en debates acerca de que es ser un hombre y que es ser una mujer, debates acerca de si “tenemos” o no “deseos con esencia “homosexual”, “heterosexual”, “bisexual” o simplemente “sexual”; cuando hacemos todo este ejercicio de cuestionamiento y reflexión sobre los cuerpos y las identidades, unido a la atracción afectivosexual dirigida hacia personas más o menos independientemente de es hombre, mujer o genderqueer, si tiene o no un determinado cuerpo…podríamos hablar de pansexualidad. Mientras tanto hablaríamos de bisexualidad.
El problema que veo cuando hablamos de la pansexualidad, no como una bisexualidad que ha deconstruido los bio-códigos de género, sino como otra orientación sexual que formaría parte de una cuarta o quinta categoría, es la separación o división del colectivo bisexual con sus debates identitarios interminables, que, en muchas ocasiones parece una trampa, una trampa política. Lo que quiero decir es que muchas veces cuando hablamos de pansexualidad estamos hablando de bisexualidad, pero con otras perspectivas y con contenido teórico distinto. Cada persona después es libre de identificarse como le de la gana. Yo según el contexto utilizare una u otra. Pero por lo general lo haré como bisexual que es el término que la gente suele conocer… Publicado el 19 de Junio en el blog La Radical BI
Frank Evelio Arteaga F. Manodiversa Nacio en Santa Cruz de la Sierra, tiene 30 años, proviene del Area Rural ya que nacio y crecio en un pueblo al Norte de la ciudad llamado General Saavedra. Es Licenciado en Auditoria Financiera y actualmente esta haciendo un Diplomado sobre Sexualidad y Biopoder. Especialista en fortalecimiento institucional de ONGs y OBCs y actualmente se desempeña como Coordinador General de MANODIVERSA.
¿Y como se vive la bisexualidad en Bolivia? La Bisexualidad en Bolivia no se la vive, es invisible, pero si se practica, existen mujeres y hombres que amamos que nos enamoramos y que deseamos afectivamente con la misma intensidad a un hombre como a una mujer. ¿Y qué pasa con los defensores de los derechos humanos de la llamada población LGBT? Pues en Bolivia hasta hace poco se hacía poco a nada por nosotros y nosotras las personas bisexuales, la B estaba y en algunas organizaciones sigue estando incluidas solamente como un complemento pero no así como una acción. ¿Y porque nace MANODIVERSA? Justamente Manodiversa nace para buscar la movilización y consolidación del movimiento Bisexual en Bolivia, buscamos reivindicar una identidad bisexual, buscamos que dejen de burlarse y que nos dejen de llamar traumados, indecisos, pervertidos, promiscuos, queremos pasar a
De la Invisibilidad a la BIsibilidad en Bolivia que se nos respete y se nos reconozca como una identidad y una orientación sexual propia y con necesidades diferentes y específicas. ¿Y cómo es la situación de los derechos humanos y la discriminación en Bolivia hacia las personas bisexuales? Según un estudio sobre la situación de las personas LGBT en Bolivia, las personas bisexuales somos los menos discriminados, pero según este estudio somos el grupo poblacional que menos conoce nuestros derechos, sabiendo la relación que existe entre el conocimiento de derechos para la identificación de situaciones de discriminación y vulneración de los mismos, la población bisexual en Bolivia
no tiene las herramientas para poder darse cuenta de la discriminación al a cual están siendo sometidos, esta discriminación y por ende esta bifobia es ejercida por ambos bandos el heterosexual y el homosexual. ¿Y cómo vive Frank Arteaga su bisexualidad en Bolivia? Realizando actiBIsmo, luchando por el reconocimiento y sobre todo el respeto de su identidad sexual, pero un respeto que no sea solo de nomina, si no algo real y sentido, luchando porque la heterosexualidad y la homosexualidad acepten que la bisexualidad esta aquí y que ya no está dispuesta a ser negada.
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Ainara Torrano Marín D.Genera
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Activista bisexual y miembra del colectivo de acción cultural sobre género y sexualidad de Murcia d.genera El 23 de septiembre se celebra el día internacional de la Visibilidad Bisexual. Tener una fecha para algo tan “íntimo” se debe a que, como expuso el movimiento feminista en sus reivindicaciones, lo personal es político. Los bisexuales somos personas que amamos a otras personas, a veces hombres, a veces mujeres. Un amor libre de géneros. La sociedad en su conjunto le debe a este amor algo fundamental: su visibilidad.
Aquellos que por suerte no hayan oído que la bisexualidad no existe, quizá no entiendan el título de este artículo. Al escribir la palabra "bisexualidad" en cualquier buscador de Internet, no hay que pasar de la primera página de resultados para leer algo parecido a: ¿Existe realmente la bisexualidad? La bisexualidad sufre una y otra vez un riguroso examen de diagnóstico que parte de antemano del escepticismo: ¿Eres bisexual 100%?, ¿estás confuso quizá?... pero, en serio, ¿qué te gustan más, las mujeres o los hombres?... ¿y te has enamorado de verdad de alguna mujer?... pero, ¿cuántas veces?... A esto le sucede un extravagante conjunto de estereotipos que son ciertamente frecuentes. Son los prejuicios del tipo: las personas bisexuales tienden a la poligamia, ya que necesitan a
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un hombre y a una mujer al mismo tiempo para sentirse realizados sexualmente. Y, derivado de éste quizá, muchos otros: somos promiscuos por naturaleza, no somos muy exigentes a la hora de elegir compañía, vivimos en un estado de confusión permanente, somos inestables emocionalmente... Por otra parte, se dice a menudo que en realidad somos homosexuales que nos negamos a reconocernos como tales. A decir verdad, cualquier orientación sexual es examinada y auto examinada. En la adolescencia el individuo siente una necesidad de reafirmación en lo afectivo-sexual que provoca a menudo reacciones perjudiciales. La heterosexualidad, esperada "por defecto" de cada persona es, como todas las demás opciones, igualmente vigilada. Pero los chicos no pierden oportunidad de proclamar, no tanto que son heterosexuales, sino más bien que no son homosexuales, no son eso,
no son ese insulto que en nuestros días sigue en boca de tantos de la manera más tradicional. Las chicas, por su parte, identifican la palabra lesbiana como un insulto y el ideal de esposa (de un hombre) y madre (de los hijos de un hombre) es algo aún latente en muchos círculos sociales. En el joven no heterosexual, se disputa entonces una lucha hetero vs. homo/bi, en un ambiente mayoritariamente homofóbico y bifóbico. El reconocimiento y la aceptación de su orientación sexual (homosexual, bisexual) o de una identidad sexual distinta (transexualidad, transgénero%85) es un proceso personal que le proporcionará estabilidad emocional y autoestima de otro modo inalcanzables. En dicho proceso, un bisexual experimenta que su armario es un tanto especial. Un doble armario con puertas delante y detrás. Abrir las dos a la vez no es tarea fácil. Y así fue también en mi caso. Viví un
tiempo metida de lleno en el "double closet", como se dice en inglés. Compartía mis experiencias heterosexuales con gente heterosexual y hacía visible mi atracción hacia las mujeres en un ambiente predominantemente homosexual o por lo menos muy abierto y de confianza. Pero los bisexuales no somos homosexuales, no lo sentimos así. Tampoco somos heterosexuales, no estamos "tan cómodos" con esa respetada etiqueta. Si nos asumimos como homosexuales o como heterosexuales, corremos el riesgo de alienarnos sexualmente y negar sistemáticamente nuestra orientación bisexual en público. Vivimos un continuo rechazo tanto de homosexuales como de heterosexuales. Es una hostilidad sutil, con frecuencia en tono de humor, empapada de ironía o simplemente llena de miedos. No es siempre fácil de reconocer, pero casi siempre está ahí y, a la larga, daña como cualquier homofobia. Los bisexuales necesitamos poder verbalizar sentimientos y expresarnos con libertad sin necesidad de tantear el terreno que pisamos, averiguando qué versión de nuestra BI-sexualidad enmascarada (la hetero o la homo) será bien recibida. No somos mitad de esto y mitad de lo otro, si no ¿por qué no tomar la heterosexualidad o la homosexualidad como la mitad de una bisexualidad? Por simple lógica sería así, pero mejor no enunciarlo de esa manera. Desde luego, la heterosexualidad no va a ser la mitad de nada, eso lo sabemos. Reducir el pensamiento exclusivamente en términos de heterosexualidad y homosexualidad, responde a la propia constitución del poder y de los privilegios. La heterosexualidad se sitúa en la cúspide, se supone la norma, quedando la homosexualidad como su contrario, su anomalía, su excepción. La bisexualidad pasaría, a expensas de su tasa real (y por supuesto de su potencial en sociedades que la fomentaran), a un plano muy inferior; sería más bien algo que ronda entre lo imaginario y lo real, de lo posible y lo imposible, la excepción de las excepciones. A la bisexualidad le queda el lugar de
la estricta combinación, el juego de los porcentajes de homo/hetero donde es muy difícil denominarse así mismo como bisexual, entre otras razones, por la creencia de que debemos situarnos justamente en la mitad del camino. Si se trazara una línea recta y la acotáramos con la heterosexualidad y la homosexualidad representadas en cada uno de los extremos respectivamente, la bisexualidad se pretende encontrar siempre en el punto medio del segmento. Debes sentirte igualmente atraído sexualmente por mujeres como por hombres, haberte enamorado de personas tanto de uno como de otro sexo y, a ser posible, con la misma frecuencia y la misma intensidad. Estas premisas conllevan inevitablemente a que ser bisexual parezca muy improbable, pero también perecedero en el tiempo; no bajes la guardia en los porcentajes o probablemente dejarás de ser bisexual. ¡La amenaza te persigue! En definitiva, una broma de muy mal gusto. No se trata de negar las infinitas posibilidades de transformación que pueda experimentar la sexualidad de las personas. En efecto, hay personas que experimentan una bisexualidad muy concreta en una etapa de su vida, incluso en más de una, pero no se sienten bisexuales. Es perfectamente lógico pensar que ante la estrecha franja que divide la homosexualidad y la heterosexualidad hayan personas que necesiten un tiempo de más apertura para conocer sus preferencias. También lo es pensar que, en ciertos momentos y circunstancias concretas, a una persona homosexual o heterosexual le pueda atraer alguien de sexo diferente al acostumbrado. Todo es muy legítimo pero mientras tanto, la invisibilidad de la bisexualidad es desmesurada si se la compara con la de la homosexualidad. La palabra bisexual sigue siendo una rara anécdota en el vocabulario de muchos a menudo acompañada de prejuicios y creencias erróneas y esto, queramos o no, tiene consecuencias negativas sobre la propia persona bisexual y sobre las personas que, teniendo en principio
la capacidad de relacionarse sexualmente con personas de cualquier sexo, no se atreven a explorar su bisexualidad ni a reconocerla. En tiempos de letargo, cuando se cree que ya todo se consiguió, donde la misma idea de reivindicar derechos de sexualidades minoritarias parece un capricho o un pasatiempo, en un entorno pseudopermisivo, experto en anular la posibilidad de visibilidad real en alas del más falso de los respetos, se torna urgente reflexionar sobre estas cuestiones, propiciar el debate, visibilizar verdaderamente para construir poco a poco un discurso más cercano, más inclusivo, donde se haga cada vez más fácil reconocer y denunciar la bifobia. Nos situamos en tierra de nadie o bien, varios pasos atrás, pasos que sólo se lograrán dar con valentía, convicción y espíritu constructivo frente a tanta anulación sistemática. La sexualidad es mucho más fluida, mucho más rica y entraña muchos más tesoros de los que nosotros mismos nos permitimos buscar y ambicionar. La sexualidad se controla desde muchos ángulos, se la somete a un sinfín reglas, es víctima de multitud de injusticias. No podemos sino intentar conocer su historia y sus batallas (las perdidas y las ganadas), entender los estratégicos límites impuestos y ver la forma de hacerles frente, de desdibujarlos al menos. La educación de una sociedad es algo trasversal y complejo; es aquí donde entramos todos, bisexuales y no bisexuales; nosotros como personas de a pie, como amigos, como familiares, como compañeros de trabajo, como portadores de imaginario, como miembros activos en una sociedad productora de juicios y prejuicios. Tenemos en nuestra mano comprender mejor y disfrutar mejor un mundo tan diverso como lo ha sido, es y siempre será, el nuestro.
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Jornadas M de la Juveunndiales una visión petrud sonal Isabel P. - Cogam Isabel P es Doctora en Medicina y Médica Especialista en Medicina Interna. Extensa carrera profesional en el sector privado y público en investigación clínica y biotecnológica. Responsable de Investigación del servicio clínico en el que trabaja y profesora asociada en dos Universidades. Miembra del grupo de trabajo de COGAM sobre bisexualidad, impartió uno de los talleres de los Primeros Encuentros de Bisexualidad del Estado Español que tuvieron lugar en Getafe en 2010. Hace 20 años, yo fui una de las jóvenes que acudió a la llamada de Juan Pablo II en Czestochowa (conocida entre nosotros como “Chestokova”). Por aquel entonces, me llamaba mucho la atención el poder viajar a los países “del Este” por dos motivos: para ver por el camino ciudades como Praga (siempre me gustó el arte) y para conocer a cristianos que habían vivido condiciones difíciles bajo el régimen comunista. Además, el papa Juan Pablo II me caía bastante bien. Esto fue lo que le conté a todo el mundo, incluido el grupo religioso con el que hice el viaje y también mis padres, un matrimonio católico. Les pareció una excelente idea. Lo que no conté fue un suceso del año anterior que cambió por completo mi vida; y que en realidad fue la razón de fondo que me llevó a Chestokova por el tema de “ser cristiano en condiciones difíciles”. Me había enamorado perdida-
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mente de una compañera de clase. Es difícil describir el pánico que me produjo ese acontecimiento. Yo creía firmemente que sería expulsada (más o menos) de mi familia, que no encontraría jamás un trabajo decente y que me convertía directamente en un subproducto indeseable de la sociedad, incapaz de cumplir con los deberes de “madre y esposa”. Por aquel entonces, yo iba para niña bien de clase mediaalta de una ciudad de provincias en España; y esto lo cambió todo. El viaje a Chestokova fue para mí un intento velado de inclusión, de no quedarme fuera de mi “hogar espiritual”, de ahuyentar el mal que me venía encima sin remedio y poder cumplir con mi destino de mujer tal y como manda la tradición. Sufrí muchísimo. Aunque pude ver ciudades maravillosas y conocer gente interesante, seguí siendo quien soy. Algo muy profundamente no me
cuadraba, encontré un mensaje de amor que lleva trampa... un amor condicional que implica una obligación de sumisión a unas normas contra mi naturaleza. Contra natura. Eso es lo que yo escuchaba y de hecho es lo que era, solo que de otra manera a lo que pretendían darme a entender: negarse a una misma un amor sincero ES contra natura. 20 años después soy una médico que he hecho muchas y muy variadas cosas, todas un poco bordeando el sistema y fuera de la carrera convencional. He trabajado en hospitales, en la Industria Farmacéutica, en una ONG, en biotecnología y en la Universidad. Una mujer poco convencional con una carrera poco convencional, pero no por ello estéril ni inútil. Todo lo contrario. Con el tiempo gané la serenidad y la fortaleza para, por ejemplo, diseñar un modelo que explica la orientación sexual humana en el contexto de la naturaleza global del hombre y que he
explicado en foros de dos Universidades en Madrid. La orientación sexual del ser humano es como su inteligencia: rica, variada y creativa. La sexualidad de las personas no puede reducirse a la expresión de la sexualidad de (por ejemplo) las ratas, que efectivamente copulan sólo para procrear y tienen una inteligencia muy reducida, más o menos al mismo nivel que su sexualidad. Es una incongruencia: los "hijos de Diós," inteligentes, con variedad de talentos e inclinaciones, cuya vida no puede reducirse a etiquetas y perogrulladas, capaces de salirse de las cuadrículas, innovadores y creativos en muchas de sus actividades; no pueden ser sexualmente reducidos al coito para procrear. Es más probable que esa visión reduccionista sea la verdadera contra natura. Extraigo literalmente del catecismo de la iglesia católica actual, disponible en la pag web oficial del Vaticano, segunda sección, capítulo 2º, artículo 6 (http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html): “2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso” “2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad” Y pongo en contraposición los textos fundamentales, vigentes actualmente en todo el mundo, que utilizamos los médicos y psicólogos y que están avalados por todas las Sociedades Científicas del campo de la Psiquiatría, la Psicología y por la propia Organización Mundial de la Salud-OMS. “La homosexualidad en sí misma ya no se incluye dentro de la categoría de enfermedad o trastorno mental”
(Asamblea general de la OMS, 17 de mayo de 1990) Clasificación ICD-10 de las enfermedades mentales y trastornos del comportamiento: “F66: Trastornos psicológicos y del pensamiento asociados al desarrollo de la orientación sexual: F66.1 Orientación sexual egodistónica (NOTA: no aceptación de la propia orientación sexual); (OMS, disponible en http://www.who.int/classifications/icd/en/bluebook.pdf) Tanto la Asociación Americana de Psiquiatría como la de Psicología, así como las respectivas en Europa y muchos otros lugares del mundo, formalmente han eliminado y condenan la visión de la homosexualidad y la bisexualidad como trastornos o enfermedades; y han redactado varios documentos de posicionamiento para enseñar a psicólogos, psiquiatras y profesionales de la salud en general que la orientación sexual humana es naturalmente diversa y deben enfocarse en ayudar a las personas no heterosexuales a desarrollar una aceptación plena de sí mismos y una vida normal. “Whereas homosexuality per se implies no impairment in judgment, stability, reliability, or general social or vocational capabilities, the American Psychiatric Association (APA) calls on all international health organizations, psychiatric organizations, and individual psychiatrists in other countries to urge the repeal in their own countries of legislation that penalizes homosexual acts by consenting adults in private. Further, APA calls on these organizations and individuals to do all that is possible to decrease the stigma related to homosexuality wherever and whenever it may occur” (Todo ello disponible en http://www.psych.org y www.apa.org; http://www.psych.org/Departments/ EDU/Library/APAOfficialDocuments andRelated/Position-Statement-onHomosexuality.aspx) El 14 de mayo de este año, la Asociación Americana de Psiquiatría ha condenado formalmente la ley recientemente aprobada en Uganda que lleva a prisión a cualquier persona si es encontrada intentando o realizando actos homosexuales (en privado y con el consentimiento mutuo de dos adultos). Y el año pasado la Consejería de Sanidad de Cataluña abrió un expediente a una clínica privada por aplicar terapias para “curar“ la homosexualidad. Hoy en día
se trata de una mala praxis como lo sería tratar a un paciente con pulmonía grave con parches de linaza y mostaza, como hace 70 años. Yo puedo ir a prisión si aplicara dichos parches a un paciente; y un psiquiatra también si le dice a una persona que está trastornado por ser homosexual o bisexual (que es lo que se afirma en el Catecismo). Jesús, que era judío, fue el primero en acusar a los que ponían la ley recogida en la Biblia por encima del hombre, cuando la ley ha de estar al servicio del hombre. Por ejemplo, en aquella época guardar el descanso del sábado era considerado por los judíos una ley sagrada. Marcos 2,23-28. “Y sucedió que un sábado cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?» Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?» Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.»” Jn 5:18: “Por eso tenían ganas de acabar con El, porque además de quebrantar la ley del sábado, se igualaba a Dios, llamándolo su propio Padre”. Aquella chica de Chestokova, hoy es una mujer bisexual felizmente emparejada con otra mujer. La Iglesia Católica se quedó por el camino puesto que no se puede ser "católico a la carta", como dice Benedicto XVI, y el catecismo no deja lugar a ninguna duda. Es más honesto reconocer que no soy católica a decir que lo soy y vivir con mi pareja. ¿Cuántos jóvenes no heterosexuales, como yo lo fui, tendrán que sufrir hasta que la curia romana reflexione, tal y como indica el propio Jesús? Me temo que unos cuantos de los que han acudido a las JMJ.
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Nuevos Aires Andinos Violeta Barrientos Silva Coordinadora Libertades Laicas Perú Las expectativas del reciente gobierno peruano en relación al estado laico son ambiguas. El presidente Ollanta Humala, desde que fue candidato presidencial nacionalista en 2006, ha insistido en definir al Perú como un país plurilingüe y multicultural, cuestión que reiteró en su discurso al asumir la presidencia, cuando también recalcó que el Estado peruano le había dado la espalda al interior del país. Humala y su agrupación política, Gana Perú, postularon en su plan de gobierno para las elecciones de 2011, que aspiraban a construir una república democrática, descentralizada y pluricultural. Formularon el deseo de un Estado soberano y autónomo, y reconocieron la existencia de poderes fácticos que debilitaban la democracia, señalando entre ellos a las fuerzas armadas, los gremios empresariales, los medios de comunicación masiva y a las iglesias . No obstante esta declaración, durante su campaña, luego de la visita a la máxima autoridad eclesiástica católica, Humala se declaró a sí mismo como “conservador de la tradición católica”. La invitación del Primado del Perú, cardenal Cipriani, se hacía en el contexto de exigir a los candidatos a no ofrecer en su campaña cambio alguno en cuanto a la despenalización del aborto ni ningún avance respecto de derechos que favorecieran la no discriminación de la población lgbt. Las declaraciones de Humala provocaron el rechazo de algunos sectores que lo apoyaban, pues se consideraron innecesarias. El arribo de Humala al poder dividió por la mitad a la población del país, y fue logrado gracias a alianzas con otras fuerzas políticas, principalmente, Perú Posible -del ex presidente Alejandro Toledo- de tendencia liberal. Las provincias apoyaron a
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Humala, mientras Lima, en contra de la memoria histórica, mantenía su voto por la propuesta de continuidad económica presentada por la hija del ex presidente Fujimori condenado por violaciones a los derechos humanos. El hecho de competir con Fujimori en la vuelta final, también fue un contexto particular para la elección. Por todo lo dicho, puede suponerse se eligió un gobierno que adolece de cierta debilidad al no haberse hecho aún del poder político y tiene que mostrarse cauto en cuestión de cambios radicales. El apoyo que no tiene aún dentro del país el gobierno de Ollanta Humala parece buscarlo en el contexto latinoamericano. Durante su campaña en 2011, Humala aludió ser un seguidor del ex presidente Lula, y ha contado, por su postura nacionalista, con la simpatía del presidente ecuatoriano, Rafael Correa y del boliviano, Evo Morales. En Ecuador y Bolivia los movimientos multiétnicos han sido mucho más
fuertes y esto ha venido a plasmarse en sus recientes constituciones. La nueva Constitución boliviana de 2009 coincide con la Constitución ecuatoriana de 2008, en el espíritu de dejar atrás el modelo occidental liberal y referirse a un estado plurinacional y multicultural, así como en el interés por introducir elementos sociales de equidad, como la no discriminación y el enfoque de género. Tanto Ecuador como Bolivia se han reconocido como estados laicos (art. 1 de la Constitución de Ecuador y art. 4 de Bolivia). Ambos Estados aspiran a refundar el Estado y a hacer posible otro con énfasis en la protección de los derechos de la población. La coincidencia entre la nueva visión pluralista en estos países y el recurrir al estado laico es evidente. Solo un estado laico y moderno podría garantizar esa pluralidad. Un estado que rescatara del olvido a parte de la cultura de estos países continuamente sacrificada a la idea de una sola nación, una sola religión hegemónica.
Perú pluricultural, laico y democrático? El reconocimiento de ser realidades diversas y desiguales, rechazando un modelo homogeneizador y hegemónico, puede ser un buen camino para democratizar el país y abrir la posibilidad de luchar contra la discriminación por otras razones: género, edad, orientación sexual, discapacidad, etc. Sin embargo, no hay que dejar de reconocer las desigualdades de poder al interior de un sistema de desigualdad, no hay que perder de vista que el sistema de poder hace de un subalterno el dominador de otro subalterno produciendo múltiples discriminaciones, y que por lo tanto, las desigualdades basadas en la sexualidad y el género no necesariamente van a remediarse al lograrse las superar otro tipo de desigualdad. Es más, es conocida la tensión entre los derechos colectivos de una etnia o grupo cultural y los derechos individuales, siendo los más sensibles, los referidos a la sexualidad. De ahí la importancia de mencionar específicamente en las normas u orientar específicamente las políticas públicas hacia la eliminación de una determinada causal de discriminación. Sabemos que la presencia del estado en estos países no ha sido muy grande hasta hace muy poco. En comparación con el estado, la iglesia católica ha sido una institución que ha subsistido durante el estado colonial y también durante el republicano, encargándose de diversos sectores y desde siempre de la importante tarea de reproducir o transformar el aparato social a partir del sistema educativo. Librada de cualquier desgaste político, la iglesia ha ganado terreno al estado y al sistema político en cuanto a redes sociales y de influencia. Las parroquias han tenido más seguidores que los propios partidos políticos. De esta manera, el poder religioso se ha hecho de una posición tutelar en un Estado débil y en la supervivencia de una tradición autoritaria.
A este contexto nacional se suma la creciente influencia de las iglesias a nivel mundial y el reemplazo del discurso político, sobre todo de derecha, por un discurso religioso, lo cual pareciera regresarnos a tiempos anteriores a la democracia. Lamentablemente, son tiempos de primacía de los poderes fácticos -el económico y por otro lado, el religioso- que parecen acorralar a la democracia y a los estados nacionales. Las iglesias evangélicas que provienen de los EEUU gozan de gran influencia en América Latina. En dicho país, es conocido el avance que grupos religiosos conservadores tienen en política, su infiltración en la vida universitaria y en las fundaciones más importantes. El gobierno electo en el Perú, ha usado el apoyo religioso -tanto evangélico como católico- para ganar estas elecciones. La tentación de usar a las iglesias como capital de votos es un recurso en países donde los partidos políticos tienen serias deficiencias en juntar acólitos. En el caso de pastores evangélicos, se los postula directamente en listas parlamentarias. En el caso de la iglesia católica, basta la reverencia a su autoridad, muy visible en los Estados latinoamericanos. La infiltración de los laicos católicos pertenecientes a grupos conservadores empeñados en la preeminencia de lo religioso dentro del Estado, puede ocurrir sin ser percibida públicamente. Cumplirá el gobierno peruano las promesas ofrecidas a las iglesias o se amparará en sus electores de a pie? Vencerá el poder fáctico o el constitucional? El discurso y las señales del candidato no fueron claras, y persiste la división entre el interior del país y un activo movimiento popular andino que pugna por una reivindicación histórica y una todopoderosa capital que amenaza con su poder de sus jerarquías fácticas y medios de prensa. En Perú, Bolivia y Ecuador, una de las
principales oposiciones a los derechos sexuales y reproductivos que hay que superar es la de la Iglesia Católica y otras iglesias. Mientras una sociedad no esté secularizada y un Estado haga prevalecer su separación de la iglesia, no es posible el reconocimiento de un ciudadano autónomo en sus decisiones ni el respeto a una libertad individual . Las decisiones sobre los cuerpos y la sexualidad -muy unida a la reproducción- se sitúan en un terreno de disputa por la vida, que se debate entre una fuerza tutelar, superior a la voluntad del ciudadano, y la decisión autónoma de este. Sin embargo, habría que tomar en cuenta que de alguna forma, al dejar hacer, el Estado termina identificando su voluntad con la voluntad tutelar de la iglesia, y que además de un Estado laico, este tendría que extender también la libertad ciudadana al ámbito de los cuerpos haciendo entonces una reingeniería de los dispositivos de control sobre la sexualidad, la salud y reproducción. Se trataría de una concepción de la vida de los ciudadanos que no esté identificada solo con sus cuerpos, con su biología. De una percepción de los ciudadanos como sujetos y no objetos -cuerpos- destinados a la producción, consumo o defensa del territorio. De manera que la declaración de un estado laico, si bien es un avance en cuanto a la consecución de una autonomía social no opera a manera de causa-efecto sobre los derechos sexuales y reproductivos. La autonomía de los ciudadanos respecto de sus cuerpos dependerá de la medida en que el estado norme y haga efectivo cumplimiento para garantizarla. Perú se encuentra en un estadio previo al reconocimiento de responsabilidades del propio estado en relación al poder eclesial. De cualquier forma, una afirmación en terrenos de lo laico sería un avance en la modernización de su estado y el reconocimiento de la pluralidad cultural añadiría en la democratización del mismo.
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Pablo Hernández - Col·lectiu Lambda Primero fue el matrimonio y después vinieron con el cambio de sexo… ¡qué será lo próximo! Míralas, ahora salen con la bisexualidad… ¡que se aclaren con su identidad antes de confundir a todo el mundo! Ya decíamos hace años que eran unos promiscuos… ¡por fin lo reconocen! Lo que faltaba: según algunas maricas y feministas ya no hay hombres ni mujeres… ¡vaya ocurrencia!
Ver para Creer Visibilidad y Credibilidad del Movimiento Bisexual Creo que en el activismo lgtb siempre ha convivido un sincero empeño en defensa de la diversidad con un cierto temor al contagio del descrédito, un cierto miedo a perder la credibilidad y dignidad alcanzada con tanto esfuerzo por la voluntad de sumar apresuradamente al movimiento “nuevas” realidades, prácticas o reivindicaciones (casi nunca nuevas en verdad, solo poco acreditadas, más o menos invisibles o simplemente mal vistas por el conjunto social). Como es sabido, la bisexualidad ha estado siempre bajo sospecha en la propia comunidad. Hemos avanzado bastante en los últimos años, pero aún hoy bastantes lesbianas, gays y transexuales nos observan con curiosidad, parecen esperar que algún día demos “el paso” y nos identifiquemos como cien por cien maricas o bolleras. Si esto sucediera, probablemente nos sonreirían y dirían que llevaban años esperándolo: en fin, aún hoy “costamos” de creer a algunxs compañerxs.
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Hace unos años éramos de hecho casi increíbles, y suponíamos por tanto un problema de credibilidad al conjunto del movimiento: con qué cara se iba a defender públicamente una identidad en la que, sinceramente, no se terminaba de confiar. Sin que sirva de justificación, se puede comprender así que hiciera falta perseverancia para incorporar la realidad bisexual a los diferentes colectivos, hasta entonces lgt, del estado español. También se puede comprender por qué la incorporación de la b ha sido en muchos casos poco más que testimonial, una letra más que se repite por inercia o buena voluntad inclusiva, pero que no conlleva un verdadero trabajo de visibilización de la bisexualidad ni un cuestionamiento de los prejuicios que sustentan la bifobia. Por nuestra parte, debemos reconocer que el incipiente movimiento bisexuales, en aquellos primeros años de la década pasada, tampoco sabíamos muy bien por dónde empezar a trabajar el propio discurso: dudábamos, incluso, sobre la conve-
niencia de construir (y difundir) una “nueva” etiqueta, bisexual, cuando la teoría queer ya no era una desconocida en los colectivos y empezábamos a cuestionarnos el sentido y la utilidad estratégica de las políticas identitarias. Para variar, a los bisexuales se nos presentaban dos opciones alternativas, teóricamente incompatibles. Una era pragmática, pero injusta e insostenible: consistía en armar una tercera identidad con unos límites bien definidos, a costa de obviar la multiplicidad de formas de experimentar el afecto y la atracción sexual que permanecerían de este modo innombrables, imposibles de creer. La otra era algo utópica, y amenazaba con retrasar decenios nuestras reivindicaciones. Consistía en apostar por la deconstrucción del sistema sexogénero y, específicamente del binomio heterosexual/homosexual, para hacer al fin visibles sus grietas: la inconsistencia de las identidades hombre y mujer, y la consecuente fluidez del deseo.
Forzados a escoger entre dos males, como buenos bisexuales que éramos y somos, tomamos el camino del medio. La bisexualidad sería así un contenedor tan amplio como fuera posible, definido tan solo por una doble negación: aquello que no es heterosexual ni homosexual. Sería una etiqueta, de acuerdo, pero casi una etiqueta en blanco, que cada cual podría libremente rellenar con su experiencia personal.
De la “operación rescate” del término pansexual casi todo me parece bien, por estos motivos, incluso me parece saludable. Me resulta injusta, además de innecesaria, sin embargo, la redefinición que ha obligado a efectuar sobre el concepto de bisexualidad: quizá los argumentos resultarán comprensibles para académicos de la lengua, pero dibujan un retrato absolutamente desfigurado de las per-
de abordar por ello realidades quizá espinosas pero entre las que se encuentran, sospecho, algunas de las preguntas clave para nuestro movimiento: ¿por qué la bisexualidad continúa siendo difícil de creer para muchxs compañerxs lgt? ¿estamos de acuerdo en definir nuestro deseo como una atracción casi platónica por “la persona”, más allá de su cuerpo? ¿por qué el poliamor tiene tanto pro-
sonas que hasta ahora veníamos definiéndonos como bisexuales, una imagen con la que personalmente me cuesta reconocerme. Parece que hay un gran interés en separar a las personas con un discurso de género dicotómico de aquellas que cuestionan la supuesta naturaleza de la división de sexos; si hacemos caso a ciertas definiciones, pensaríamos que no hay nada más binario actualmente que definirse como bisexual.
tagonismo en comunidades bisex de otros países? ¿por qué vivir en el armario parece una opción cómoda para las personas bisexuales? ¿creemos de verdad que puede decidir cada persona, voluntaria y conscientemente, cuál es su orientación? ¿en qué medida una práctica sexual puede ser reveladora de un deseo?
Esta fue la apuesta, creo que bastante acertada, que nos permitió poner sobre la mesa la cuestión bisexual sin cerrar del todo la puerta a una serie de discursos con los que irremediablemente teníamos que entendernos o, cuanto menos, entablar un diálogo. Dejamos el debate abierto, pero a un lado, y nos centramos en lo urgente: combatir la bifobia, visibilizar la existencia de un deseo que se resiste al encasillamiento binario. Evidentemente, aún estamos lejos de ver nuestra orientación normalizada, pero hoy podemos ver cómo poco a poco hemos ido ganando presencia, conquistando espacios. Al mismo tiempo, nos ha salido una etiqueta en cierto modo competidora; ha reaparecido en escena un viejo término, pansexual, claramente en desuso en el contexto español de las últimas décadas, que de hecho solo recuerdo haber leído anteriormente en alguna entrevista al Almodóvar de los ochenta. Sinceramente, desconozco si la recuperación del término es una reacción desde los grupos queer a nuestra visibilidad como bisexuales, o si se trata de una simple importación de debates del extranjero; el caso es que, de repente, la deconstrucción del binomio heterosexual/homosexual ha merecido cierta atención teórica, en general bien acogida por los grupos bisexuales ya activos. Aunque habíamos preparado una definición amplia de la bisexualidad, podíamos entender algunas quejas (básicamente lingüísticas, pues se reducían a las implicaciones del prefijo bi-) y nos pareció razonable que algunas personas prefirieran identificarse con una etiqueta distinta.
En mi opinión, bisexuales y pansexuales aprovecharíamos mejor nuestras energías trabajando de la mano en contra del imaginario social que todavía niega nuestra misma existencia. En combatir la idea del deseo como un elemento estable, fijo, dirigido hacia personas de un único sexo y género. En erradicar algunos prejuicios todavía bien vigentes, sin dejar
El tiempo traerá respuestas y, esperemos, también nuevas preguntas, mucha visibilidad y credibilidad para un movimiento bisexual que está, en nuestro entorno, más activo que nunca. Que sea por muchos años.
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Mas Bifoba que las Lesbianas Elena Marcos Toribio Arcopoli UPM
A menudo me encuentro explicando a diferentes interlocutores la necesidad política de definirme como bisexual y de ser activista bisexual, que no es lo mismo que ser activista y bisexual. Una personas bi, al igual que cualquier otra persona, involucrada en el movimiento LGTB puede enfocar sus esfuerzos y recursos activistas de tantas formas como considere oportuno. Hay un gran número de personas bisexuales que se involucran en el movimiento LG luchando exclusivamente desde una perspectiva planteada por sus posibles o presentes relaciones/realidades homosexuales y otras muchas que defienden su realidad bi por encima de lo
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demás, ya que consideran que su aceptación como “persona” está por encima que sus posibles realidades. Desde mi punto de vista que un/a activista bisexual participe en foros identitarios LG no tiene ningún sentido. No estoy hablando de foros donde se traten realidades específicas que pueden involucrar a una persona bisexual en una relación homosexual, sino de foros donde se debata las necesidades y discursos de cada una de las identidades. Con esto no quiero decir que una persona bisexual no pueda ser activista lesbiana/gay sino que una persona bi que sea activista bisexual no tiene nada que aportar en estos foros. Nuestras realidades pueden ser iguales, parecidas o totalmente diferentes, pero nuestra lucha,
desde el mismo momento en que usamos una etiqueta diferente, es también distinta, sino ¿Qué sentido tendría? Aclaro, por si queda alguna duda, que no estoy sugiriendo crear una barrera inamovible entre las distintas etiquetas sino pararnos a pensar cuales son nuestros caminos comunes y cuales no. Está claro que debemos trabajar juntxs en muchos aspectos para no gastar el doble de recursos en una misma lucha, sin embargo tenemos que generar un trabajo paralelo donde debatamos sobre nuestra identidad política y sus necesidades específicas. De esta manera conseguiremos ser mucho más concisos, aprendiendo como cada colectivo quiere transmitir su mensaje y haciendo llegar todas nuestras voces de una manera más eficiente. Si yo he elegido definirme como bisexual y no como lesbiana/heterosexual es por un motivo, cada persona tenemos el nuestro, y la gran necesidad de que existan foros bisexuales es encontrar un motivo común, un nexo entre nosotrxs y nuestras necesidades específicas a la hora de enfrentarnos a la sociedad cismonormativa que nos ha llevado a elegir este termino y no otro. Mi manera de relacionarme con el mundo, con personas de mi mismo y del sexo contrario, será radicalmente diferente que la de una persona monosexual por lo que jamás podría hablar desde una perspectiva heterosexual/homosexual aunque llevara años involucrada en una relación con una persona de mi mismo o del sexo contrario y socialmente se me leyera como tal. Por lo tanto no creo que una persona bisexual deba aportar su realidad a la hora de marcar discurso en un foro LG, de la misma manera que no creo que una persona monosexual deba hacerlo a la inversa, lo
que es muy frecuente debido al gran paternalismo que existe de este colectivo (pero esto es otro tema). Puede que mis palabras le parezcan radicales a alguna persona, pero me resulta dificil de entender que haya activistas bisexuales repito, que no activistas bisexuales, cuya prioridad sea participar en foros identitarios de empoderamiento LG en lugar de procurar buscar espacios donde formar su propio discurso y empoderarse identitariamente como bisexuales. En este punto, sin dejar pasar un día más, deberíamos pararnos a pensar cuál es nuestro objetivo, cómo podemos conseguirlo y por tanto que clase de activistas somos y cual queremos ser. Si hace dos año yo misma hubiese leído este texto me hubiese llevado las manos a la cabeza alarmada, pensando que aquella persona que lo redacta quiere un movimiento disgregado y separatista. La realidad es que cuando actuamos ordenadamente, trabajando en grupos pequeños que se forman los unos a los otros y estos a otros tantos, complementándose entre sí, el resultado es un efecto dominó de ideas bien estructuradas que llegará a la sociedad de una manera más clara y rápida. Precisamente, hace dos años, cuando llegué al movimiento LGTB sin haber tenido nunca antes contacto con esta clase de activismo, oí varias veces, y yo me lo creí, que un gran número de grupos de lesbianas eran bífobos por defender, precisamente, esta idea. Si a esto es a lo que algunxs llaman bifobia, hoy por hoy puedo decir que soy más bífoba que las lesbianas.
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Reflexión Sobre Bisexualidad
David Po Santarmaría - Xega Xoven
¿Qué sé acerca de la bisexualidad? Ésta es, probablemente, la pregunta que muchas personas se hacen, o en su defecto, deberían hacerse, alguna vez en su vida…
y entendible el significado de la bisexualidad, quiero ir más allá, quiero utilizar las palabras para plasmar lo que significa en realidad, lo que para mí es la verdad.
Puede que lo más correcto fuese que comenzase con la definición fría que aportan las palabras vacías a un concepto; en ese caso, diría que la bisexualidad es la capacidad, por llamarlo de alguna forma, de amar y/o desear a personas de ambos sexos. Simple, en términos más coloquiales, serian aquellas personas a las que les gustan tanto las chicas como los chicos.
En mi opinión, hay dos formas de llegar a comprender la bisexualidad, una de ellas, por desgracia, se ha visto tan desvirtuada por mitos y prejuicios que es imposible llegar a la verdad, y la otra…la otra se ha visto olvidada.
Mencione la frialdad de las palabras vacías por una razón, y es que las palabras pueden definir un concepto, orientación o sentimiento, pero definición es solo la fachada, definición es, mirar al cielo nocturno y únicamente ver oscuridad…hay mucho más allá, un universo completo que, de la misma forma que el ojo jamás podrá ver, las palabras jamás podrán abarcar. Por eso, aunque tan solo unos párrafos más arriba haya definido de forma breve pero directa
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La primera de las formas es la más simple, la superficial, la que esta sociedad entenderá a la perfección…salir un sábado, ir por la calle, cruzarte con chicas y con chicos y ver el atractivo en ambos…quizás un pensamiento fugaz, o, si lo tienes claro, una idea firme…te pone, y el género no es una barrera para ese deseo. Este camino para comprender la bisexualidad es el que, por culpa de los mitos y prejuicios, se ha convertido en la cruz con la que debemos cargar los bisexuales, promiscuidad...y que, desde mi perspectiva, está directamente relacionado y deri-
va del segundo camino, ese camino que hoy en día pocas personas ven. La segunda forma de comprensión es aquella que parte del amor. Pienso, que el ser humano nace con la capacidad de amar, sin prejuicios, sin barreras, de hecho, todos esos prejuicios y barreras las adquirimos en la medida en la que la sociedad nos condiciona irremediablemente y, llegados a un punto determinado, en el que permitimos que siga condicionándonos. Amar hoy en día es algo que parece reservado únicamente para los libros, películas, o algo de lo que escuchamos hablar en las canciones, precioso, idílico e irreal, sin embargo, no somos capaces de ver el amor que nos rodea en nuestra vida diaria…y decir "Te amo" se ha convertido en uno de los mayores miedos para las personas hoy en día…es mucho más fácil la visión fría, la superficial, lo sexual, el erotismo, es lo que se nos vende como la realidad y es entonces cuando decidimos, por miedos, barreras y prejuicios, privarnos (o al menos intentarlo) de amar…
Si trasladamos esto al campo de la orientación sexual…obtenemos la imposibilidad de creer que, si ya es difícil amar a alguien del sexo opuesto…amar a alguien de tu sexo, no puede ser cierto…o aun peor, enfrentarte a ambas posibilidades. En este punto, me encuentro siendo un chico capaz de amar, con todos los miedos que supondría para cualquier persona, pero añadiendo las barreras impuestas por la sociedad, esas en las que eres un pervertido, porque es imposible que puedas amar a ambos géneros, esas que te hacen dudar sobre si realmente está bien o está mal… ¿Realmente el amor debe ser un sentimiento que nos avergüence? Creo que nadie debería dudar nunca sobre si amar está bien o está mal. ¿Por qué debo sentir que ser capaz de amar a una mujer o a un hombre me hace ser peor?Soy capaz de ver más allá, cada una de esas cualidades sin que estén marcadas por un género ¿Por qué vendarme los ojos? ¿Por qué anular esa capacidad y la libertad que me brinda? ¿Por qué negarme la felicidad de sentir ese amor libremente por unas barreras que yo no decidí ponerme? Si al menos no pude decidir las barreras que los demás me pusieron, decido entonces el momento en el que las rompo, pero siendo consciente de todo lo que ello supondrá, pues no solo debo romper con mis barreras, si no con aquellas ajenas a mí, aquellas que inevitablemente se encuentran en ese camino, pues un bisexual masculino deberá enfrentarse a unas barreras concretas, por el concepto machista de la virilidad y la masculinidad, que sigue arraigado, desgraciadamente, en la sociedad. Este rechazo no se verá reflejado solo en la sociedad heterosexual, si no también, en parte del colectivo homosexual. Para profundizar en esto primero creo que deberíamos detenernos un momento y observar los valores y las ideas que rodean al género masculino en la sociedad en la que vivimos. El hombre es fuerte, el hombre es
valiente, habla de deportes, de coches y de mujeres…el hombre no es sentimental y tampoco llora. ¿Que pasa entonces cuando no cumples estos requisitos? En seguida te conviertes en algo diferente, en un tío que se sale de la regla general…en este momento ese individuo tendrá que afrontar que quiere realmente, si fingir y ser quien no es realmente, o ser quien es y notar la presión y la soledad de aquellos que tienen esa idea machista arraigada en su interior. Pensemos ahora, añadamos a esas circunstancias la posibilidad de amar también a otros hombres y entonces el cerco se estrecha aun más, pues está claro que "no eres un hombre normal", es entonces cuando te pones alerta, cuando sientes el peligro de lo que eso supone, no encajar, no sentirse aceptado…sientes ese miedo atroz, ese dolor y te empujas a ti mismo a vivir una mentira, construyes barreras, levantas muros y te obligas a ti mismo a creerte la ilusión de que eres uno más, de que no hay nada raro en ti. No obstante siempre estará esa parte de ti, encerrada, que quiere salir, que quiere vivir, que te empuja a sentir…quizás, con un poco de suerte, encuentres a personas que te ayuden a tirar esas barreras…o simplemente, si eres fuerte y valiente, decidir tu solo dar el paso. Entonces lucharas, buscaras abandonar poco a poco esa fortaleza que tus muros han creado a tu alrededor y te encontraras de frente con la sociedad, una sociedad que destila machismo y heterosexismo por todos sus costados. Publicidad heterosexual, películas con protagonistas heterosexuales, música heterosexual... ¿Todo lo que vemos? todo heterosexual, un condicionamiento intensivo desde el mismo momento en el que nacemos, algo tan absurdo como el color de la ropa que le compramos a nuestra progenie dependiendo de su género ya es, en sí, un absurdo condicionamiento.
Tras ello buscamos comprensión y aceptación en otro tipo de colectivos de la sociedad que, se supone, deberían, por cercanía de la situación, comprender y apoyar más aún nuestra causa, nuestra B de bisexualidad...pero ni siquiera ahí podemos, a día de hoy, decir que nos encontramos plenamente integrados o aceptados...de hecho, suena ridículo pensar que personas que se han visto durante muchos años desplazadas y maltratadas sean, en muchos casos, quienes señalen a bisexuales con el dedo, quienes les tachen de mentirosos, de cobardes, de poder vivir "lo mejor de los dos mundos"... "No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hiciesen"...al menos eso me enseñaron a mi...quizás por eso no entiendo la incomprensión por parte de miembros de colectivos LGT hacia la B. Alguien me dijo que había que conceptualizar, pero la conceptualización en muchos casos me parece una forma de hacer elegante la burda tarea de etiquetar...necesitamos etiquetarlo todo, cierto...pero quizás el problema más simple radica ahí, y es que cuando te plantan enfrente un sentimiento tan grande como el amor, quizás puedas etiquetarlo en su plenitud..."Amor", el problema viene después, cuando necesitamos etiquetar a los que aman y hacia quienes enfocan ese amor...y lo más triste de todo, es: "Hetero-sexual","Homosexual", "Bi-sexual"... Demasiado sexual, yo creo más en el amor. En el amor, en los que aman y en los que son amados. Para mí, no hay más. Para finalizar, me gustaría compartir algo que sé y que quizás sirva de ayuda para aquellos que lean esto, y es que todos podemos intentar pasar una vida en calma, en el ojo de ese huracán que suponen los prejuicios sociales, pero esa calma no es real, no permitas que el miedo te retenga, sal, atraviésalo, enfréntate a su violencia y no dejes que gane la batalla, no vuelvas atrás, pues solo al otro lado está la verdadera libertad, que es ser tu mismo
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La Lista del Privilegio Monosexual Shiri Eisner
Estaba traduciendo la lista de los privilegios masculinos un par de días atrás, cuando se me ocurrió que nunca había visto una lista del privilegio monosexual. De hecho, nunca he oído el término mencionado antes. A pesar de que existen muchas listas de privilegios en torno a muchos grupos, parece que la idea de que las personas monosexuales pudieran disfrutar de privilegios es relativamente nueva, así como ajeno al pensamiento político queer y bisexual. Son más las veces que, cuando la palabra "privilegio" surge en relación con la bisexualidad o las personas bisexuales, es junto con "heterosexual" y con la afirmación de que las personas bisexuales "disfrutan del privilegio heterosexual" (he aquí una indirecta: no somos, de hecho, heterosexuales). Así que pensé que podría ser el momento para tratar de descomprimir algunas de estas nociones y compilar una lista de privilegios monosexuales. La importancia de esta lista, como yo lo veo, sería poner de relieve la forma en que las y los bisexuales experimentamos opresión; tema éste, muy negado y censurado. De hecho, hay muchas cosas que la gente monosexual puede dar por sentado en sus vidas que los bisexuales no nos encontramos en nuestro día a día. Espero que esta lista pueda ser de gran ayuda para la gente monosexual en la comprensión de sus privilegios, y de esta forma ser mejores aliados del colectivo bisexual, así como ayudar a lxs propixs bisexuales a entender nuestra propia (generalmente transparente) opresión. También espero que esta lista pueda servir como punto de partida
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para un debate más profundo sobre la bifobia como un sistema (en lugar de una serie de maltratos personales o casos singulares), dentro del movimiento bisexual y del movimiento queer en general. Una nota sobre la terminología: Soy consciente de la problemática de la utilización de una estructura binaria como monosexual / bisexual. Sin embargo me permito utilizarla como una herramienta política y de análisis con el fin de exponer las relaciones desiguales de poder en una sociedad que, de hecho, ya opera en este binario. Además, no es menos binarizante hablar de monosexuales / bisexuales que hablar de cisgénero / transgénero, hombre / mujer, blanco / negro o straight / queer. El hecho de que sólo el movimiento bisexual se encuentre ante la acusación de “binarante” en todas partes (y tan a menudo) para la toma de argumentos tan de cerca similares a los de otros movimientos, es sospechoso por decir lo suavemente. Uso el término "bisexual", como un concepto paraguas, incluyendo a las personas atraídas por personas de más de un género (o sexo), a aquellas que se identifican como bisexual, pansexual, “fluyd”, heteroflexible, queer, homoflexible, o cualquier otra identidad del espectro bi, y que se considere parte del movimiento/comunidad bisexual. Defino "monosexual" como cualquier
persona atraída por la gente de no más de un género (o sexo) y que se identifica como tal (incluyendo heterosexuales, homosexuales [gays y lesbianas]). Yo defino el "privilegio" como algo que la sociedad otorga premio a algunos sectores y niegue los mismos a los demás. Renuncia de responsabilidad obligatoria: Mediante la compilación de una lista del privilegio monosexual, no pretendo sugerir que todos los monosexuals son iguales, ni tengo la intención de sugerir que disfrutan de nada, salvo privilegios. Las desigualdades de poder existen en todo el mapa social, y es tan probable que cualquier monosexual pueda estar en el lado desfavorecido como cualquier otra persona. Algunos de los puntos descritos son, naturalmente, compartidos con personas de otros grupos marginados - las personas experimentan formas similares opresión o disfrutan de privilegios motivados por las diferentes identidades, y esta lista no pretende ser estrictamente exclusiva. Y, por supuesto, esta lista sería más exacta cuantos más de estos privilegios disfruta la persona en cuestión (y en particular: los varones, blancos, heterosexuales, cisexuales, cisgénero, etc.) Además, no quiero decir que todos los bisexuales están oprimidos y no gozan de privilegios - mucha gente bisexual pertenece a otros grupos que gozan de privilegios. Como en cualquier campo de la vida - las cosas
son complicadas y polifacéticas. Todos somos opresores y todos somos oprimidos - y todos tenemos que lidiar tanto con nuestra opresión y nuestros privilegios. Por favor, tome esto como una oportunidad. Esta lista incluye algunas ideas que he recogido de la lista de los privilegios masculinos, la lista de privilegios de los blancos, la lista de privilegios heterosexuales y de dos listas del privilegio cisgénero. Ser capaz de escribir una lista de privilegios no es sencillo para mí: disfruto de muchos de los privilegios de los que escribía. Soy una ciudadana judía de Israel (y por lo tanto tengo acceso a muchos derechos civiles y privilegios negados a la población palestina), soy angloparlante, graduada universitaria, tengo (tenía) acceso a estudios académicos y políticos acerca de la bisexualidad y teoría / política queer, tengo acceso a Internet, acceso a la computadora y las habilidades técnicas requeridas para operar con ella. Aunque no tengo buena salud, puedo usar mis manos para escribir y mis ojos para leer (aunque con la ayuda de gafas). Estos son todos los privilegios que se me ocurren y que me permitieron escribir este artículo (es probable que haya muchos más). Al leer la lista, por favor considere sus propios privilegios a la luz de este párrafo y de la propia lista. Esta lista está lejos de ser exhaustiva. Os exhorto a responder y añadir más. La lista del privilegio monosexual 1. La sociedad me asegura que mi identidad sexual es real y que existen personas como yo. 2. Al revelar mi identidad sexual a los demás, lo creen sin necesidad de que lo demuestre. 3. Puedo tener la seguridad de que al revelar mi identidad sexual, la gente acepta que es mi identidad real/actual (sin preocuparme a que antepongan otra cosa que pueda decir). 4. Nunca se me considera armarizado al revelar mi identidad sexual. 5. La percepción / aceptación de mi identidad sexual es generalmente independiente de las elecciones que tome en mis relaciones, mis parejas o mi estilo de vida. 6. Es poco probable que la revelación de mi identidad sexual será considerada como ofrecimiento sexual o una señal de consentimiento sexual.
7. Puedo estar seguro que la gente no llame erróneamente o confunda mi identidad sexual, o usen otros términos conceptualmente distintos para describir mi identidad cuando se habla de mí. 8. Cuando se me ve con una pareja con la que estoy saliendo, puedo estar seguro de ser reconocido como un miembro más de mi grupo/colectivo asociado a mi identidad sexual. 9. Nunca tengo que preocuparme por ser reconocida como un miembro de mi grupo/colectivo asociado a mi identidad sexual o como miembro de mi comunidad. 10. No tengo que elegir entre la invisibilidad ("pasar"), ser constantemente segregada como parte de los "otros" y / o ninguneada en base a mi identidad sexual. 11. Nunca se me ha tachado de defender el heteropatriarcado o el privilegio cisgénero/cisexual a causa de la etiqueta que uso para identificar mi sexualidad. 12. Mi acción política no es cuestionada por la etiqueta que decido usar para definir mi sexualidad. [..] 15. Si soy cisgénero/cisexual lxs homosexuales no tratarán de excluirme de nuestros movimientos con el fin de obtener legitimidad política ellxs solxs; ni me acusaran de "dar al movimiento un mal nombre" o de "reventar" el movimiento. 16. Puedo sentirme seguro de que si decido mantener una relación monógama, mis amigos, la comunidad o mi pareja seguirán aceptando mi identidad sexual, sin esperar ni me presionarme para cambiarla. 17. No tengo que preocuparme de que mis posibles parejas cambien su conducta cálida por el desprecio, la humillación o la violencia verbal, al conocer mi identidad sexual. 18. Puedo engañar a mis parejas o actuar mal en una relación sin que otras personas achaquen esto a mi identidad sexual o que mi mala conducta sea extrapolable a toda la gente comparte mi identidad sexual. 19. Puedo elegir estar en una relación poliamorosa sin ser acusado de reforzar los estereotipos en contra de mi grupo de identidad sexual. 20. Puedo encontrar con relativa facilidad, referentes y representaciones de mi identidad sexual y mi estilo de vida en los medios de comunicación y las artes sin tener que buscar mucho. 21. Si me encuentro con un personaje de ficción, histórico y famoso que com-
parte mi identidad sexual, puedo estar seguro de que será identificado como tal en el texto o por los medios de comunicación, los críticos y el público. 22. A menudo me encuentro la palabra que uso para identificarme en los medios de comunicación y las artes. Cuando las oigo o leo, es mucho menos probable que se encuentre en el contexto de su negación. 23. He podido encontrar, con relativa facilidad, el material de lectura, publicaciones de las instituciones, representaciones en los medios, administraciones etc, que dan atención específica a las personas de mi identidad sexual. […] 26. Es más probable que me sienta cómodo para hablar abiertamente sobre mi identidad sexual en el trabajo. 28. Tengo acceso a la información sobre la prevalencia de ITS en mi comunidad, así como sobre los métodos de prevención que son adecuados para mí. 29. Si vivo en una ciudad, puedo esperar encontrar la atención médica que se adapte a mis necesidades particulares. […] 31. El maltrato que sufra motivado por mi identidad sexual se toma en serio: Se espera que los que me maltratan sean conscientes de que ello supone una agresión, y como tal, serán considerados responsables[…] - Tengo un fácil acceso a las personas que entienden del tema y pueden ofrecerme apoyo Tengo fácil acceso a los recursos y las personas que puedan educar a alguien que me haya hecho daño si no me siento a la altura de hacerlo personalmente. Si estoy siendo tratado injustamente, puedo esperar que las personas que están alrededor se den cuenta. 32. Cuando expreso mi identidad sexual en mi vida diaria, doy por sentado que no se me considerará confuso, inestable, poco fiable, indeciso o que precise orientación o ayuda. 33. Puedo preocuparme de los problemas específicos de las personas que comparten mi identidad sexual sin ser tachado de egoísta o de segregacionista. 34. Puedo permanecer ajeno a la literatura, la cultura, historia, el pensamiento y la política apoyada sobre mi identidad sexual y mi colectivo sin sentir recriminación por parte de mi entorno. 35. Tengo el privilegio de no ser consciente de mis privilegios.
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Entrevista A..
Natalia Anaya Hola Natalia, esta es una de las mejores ocasiones para que aprendamos de movimientos con más camino recorrido en este ámbito ¿cómo empiezan en México los grupos Bisexuales? Como ya lo he comentado en otras ocasiones, en 1996 conocí a Angélica que se identificaba como Bisexual y que coordinaba un grupo llamado Taller Reflexivo de Mujeres Bisexuales (TREMUB), ese es el grupo pionero. Pero tengo que decir que dentro de algunos grupos de hombres gays y mujeres lesbianas anteriores a éste ya habían experiencias de personas que hablaban abiertamente de su Bisexualidad. Con Angélica iniciamos el grupo Caracol, Red Mixta Bisexual, pero después algunxs de sus integrantes sugirieron cambiar el nombre a Sentido Bi o Sentido Bisexual. Tiempo después este grupo se dispersó porque quienes lo liderábamos teníamos que atender otras prioridades en nuestras vidas personales. Yo en lo particular libraba una lucha legal para poder convivir con mis hijos, pues mi ex pareja me había demandado por ser “homosexual, tener SIDA y existir la posibilidad de que ambas cosas las contagiara a mis hijxs” (Sic). Afortunadamente logré, a través del amor, que mis hijxs exigieran convivir conmigo, ellxs fueron mis mejores abogadxs. Entonces nos volvimos a juntar Myriam, Ruth, Toño y yo, e ini-
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ciamos el grupo al que nombramos Opción Bisexual u Opción Bi, usando el nombre del libro de Fritz Klein “The Bisexual Option”. Tiempo después cuando Klein vino a la ciudad de México le platiqué que habíamos tomado el nombre de su libro y le encantó la idea. El principal objetivo de estos grupos ha sido el de abrir espacios seguros de convivencia cara a cara, para el intercambio de experiencias, opiniones, reflexión y análisis acerca de la
Bisexualidad, pero también con el interés de generar la apertura de un movimiento Bisexual en nuestro país a favor de la visibilización de la Bisexualidad. Actualmente, Opción Bi tiene actividades encaminadas al análisis, capacitación teórica y la acción política a favor de una visión de la Bisexualidad libre de estereotipos y prejuicios; a partir de propuestas incluyentes y respetuosas. En este grupo participan personas que se identifican como mujeres, hombres, trans o cualquier otra identidad de
género, que son Bisexuales. Pero también participan amigxs, amantes y parejas de lxs Bisexuales, que son heterosexuales, lesbianas, gays y Bisexuales. En este grupo se tiene la regla de respetar la manera en que cada persona se identifica, independientemente de sus prácticas eróticas y amorosas. De esta manera, hay quienes se autodefinen como gays, lesbianas, heterosexuales, homoflexibles, heteroflexibles, seres humanos que aman a otros seres humanos y por supuesto Bisexuales. Aquí se tiene claro que las identidades no necesariamente concuerdan con las prácticas. ¿Qué conclusiones sacas de estos años de actiBIsmo? Una primera conclusión que saco es que reunirnos en grupo y compartir nuestras historias personales ha sido una experiencia maravillosa. Al escuchar historias similares a la mía crecí mucho, me empoderé, me sentí cada vez más orgullosa de nombrarme Bisexual y observo que esto mismo le ha sucedido a muchas otras personas. Otra conclusión es que comenzamos a hacer activismo para que la B se incluyera en los discursos del movimiento lésbico-gay de nuestro país y creo que lo hemos logrado en muy buena medida. De todos estos años aprendo que, debido a que la Bisexualidad es la orientación/identidad sexual invisible, porque la pareja que tengamos no muestra nuestra Bisexualidad; lo que nos queda es la palabra, es decir, tenemos que nombrarnos Bisexuales y hablar de nuestra Bisexualidad. A diferencia de las personas monosexuales, para nosotrxs la palabra, escrita y hablada, es nuestro recurso de visibilización ante un mundo dicotómico homo-heterosexual que automáticamente te define por el género que la gente percibe de ti y de la pareja con quien estás en ese momento o más inmediata.
¿Cuál es el panorama actual del Bisexual en activismo México?¿Cómo recibe el movimiento LGT mexicano las demandas del colectivo Bisexual? ¿Y los grupos feministas? Como decía, nombrarnos Bisexuales y alzar la voz y participar en las acciones políticas del movimiento LGT nos ha permitido incluir la B. Debido a que realmente estamos en todas partes, nombrarnos en voz alta es la acción política más importante del activismo Bisexual en México. La Bipolítica se comienza hablando y escribiendo sobre nuestra Bisexualidad. Esto no ha sido sencillo pues todavía hay individuxs que nos lanzan a la cara los prejuicios y estereotipos de siempre, niegan que exista la Bisexualidad y todas esas cosas, pero cada vez estas situaciones son menos frecuentes. Lo que he observado es que la resistencia ha sido mayor en lxs activistas de mayor edad, pues en general lxs jóvenes son más abiertos. Una queja muy común por acá es que lxs gays y lesbianas mayores dicen que lxs jóvenes tienen la “moda” de decir que son Bisexuales, pero para ellxs es sólo eso: una simple moda que pronto pasará. Otra vez el argumento de la Bisexualidad transicional para restarle valor a la Bisexualidad. Otro sector importante es el de los sexólogxs con quienes tenemos mayor acercamiento y a pesar de las resistencias iniciales ellxs a su vez están más abiertxs al tema de la Bisexualidad. También tenemos alianzas y cercanías con activistas individuales y grupos feministas en nuestro país. Yo creo que la Bisexualidad y el Grupo Opción Bi son hoy referentes incluidos y respetados en el movimiento de la diversidad sexual en México y mantenemos alianzas estratégicas importantes con grupos de lesbianas, gays, trans y feministas, y en lo individual con personas de estos sectores. Siempre hacemos visible que desde siempre han habido
Bisexuales en esos grupos y también que muchxs lesbianas, gays y trans son nuestras amantes y parejas. Yo pienso que la cama puede ser también un espacio para hacer bipolítica. En la marcha del orgullo gritamos una consigna que mueve muchas emociones: “Hetero, gay y lesbiana, estamos en tu cama”, aunque también puedo añadir que estamos en sus corazones, así como ellxs están en los nuestros. En los últimos años México está haciendo grandes avances en cuando a reconocimiento de derechos a las personas LGTB, pero a nivel de calle ¿cómo se percibe la Bisexualidad? Esta pregunta es muy pertinente, pues en situación de calle la Bisexualidad se percibe como simple homosexualidad. Para el común de la gente todxs somos lesbianas o gays. Esto mismo pasa con las personas trans pues también somos percibidxs como homosexuales. De alguna manera la Bisexualidad es percibida como una especie de homosexualidad “tibia”, y las personas Trans representamos una homosexualidad fuerte o extrema. Para la sociedad en general todas somos lesbianas, homosexuales o gays, sin reconocer nuestras diversidades. Lo sorprendente es que esta misma percepción la descubro en los contextos médicos, y también de vez en cuando me encuentro con gays o lesbianas que piensan igual. Hablemos de Opción Bi, durante años ha sido un portal de referencia para las y los actiBIstas de habla hispana a ambos lados del Océano, ¿cómo se vive desde dentro? ¿Qué logros resaltarías? Una mala noticia es que el portal está fuera de línea y una buena es que pronto lo abriremos de nuevo. Pero te puedo compartir que, durante el tiempo que estuvo en línea el portal de Opción Bi, nos dimos cuenta de la gran necesidad de textos que hablaran sobre la Bisexualidad en español. El portal fue visitado desde todos los países de habla hispana y recibimos muchas consultas en nues-
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tra sección de Consultoría. La pregunta más recurrente era “Si siento atracción por hombres y mujeres, ¿qué soy?” En un mundo en el que sólo se te ofrecen dos opciones: homo y heterosexual, el portal se convirtió en un oasis de información. El fondo documental que habéis desarrollado en estos años es más que envidiable, ¿qué papel juega el desarrollo un discurso propio paralelo al anglosajón? Dicotomías, monotonías, bifobia y etiquetas, tus compañeras y compañeros y tú habéis verbalizado y construido en castellano buena parte del discurso social y político del movimiento Bisexual, pero lo tuyo son las etiquetas ¿no? Bueno, yo no creo que hayamos logrado construir un discurso todavía. Lo que si te puedo decir es que escuchar a las personas del grupo, la forma en cómo describen su propia Bisexualidad ha sido muy enriquecedor. Me he sorprendido por las diferentes maneras en que ellxs expresan su propia Bisexualidad y he aprendido de ellxs. Sobre las etiquetas tengo una posición muy definida, me parecen muy útiles cuando nos apropiamos de ellas para nombrarnos, para nombrar nuestras identidades, nuestros roles, gustos, vivencias, cuerpos, deseos, etc. Descubro que muchas personas se nombran a sí mismas lesbianas, gays, homosexuales, transexuales, transgéneros, travestis o heterosexuales, Queer, etc., pero que al mismo tiempo rechazan o cuestionan las etiquetas cuando aparece la etiqueta Bisexual. Eso me parece una contradicción que expresa bifobia. Yo insisto que las etiquetas sirven para autonombrarnos, autoidentificarnos. Y en un mundo donde de entrada eres monosexual a menos que hagas o digas algo que exprese tu diferencia, la palabra Bisexual toma una especial relevancia Para mí las etiquetas son señales, signos, coordenadas, avisos, letreros, lugares en donde estamos ubicadxs en el mundo, desde diversas perspectivas y dimensiones. Yo creo que las etiquetas están en todas partes y las
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necesitamos y usamos aunque lo neguemos. Aquí lo importante es saber quien hace las etiquetas y para qué se usan, pues son armas de dos filos ya que pueden ser usadas a nuestro favor y en nuestra contra. Aquí expreso algunas etiquetas que nos son muy útiles y que, no por ser etiquetas las vamos desechar: lesbiana, gay, homosexual, Bisexual, travesti, transexual, transgénero, Queer. Pero también heterosexismo, heteronormatividad, bifobia, homofobia, lesbofobia, heterofobia, transfobia, cishomonormatividad, mononormatividad, Todas estas palabras son etiquetas, todas ellas son poderosas y, si nos apropiamos de ellas y las usamos adecuadamente, nos pueden ayudar a construir discursos que promuevan un mundo más tolerante, plural y respetuoso de las diversidades si nos apropiamos de ellas. Para muchas personas la palabra Bisexual reproduce el pensamiento dicotómico y me sugieren que utilice el término Queer. Pero yo no uso ese término para nombrarme porque acá en México sólo es comprendido en ciertos contextos más bien académicos. La palabra Queer tiene una gran carga de significados para las personas hablantes de lengua inglesa, pero no para nuestros contextos en los que hablamos el castellano. Para la mayoría de las personas en México la palabra Queer no tiene la fuerza que tiene en los estados Unidos, Inglaterra, Australia, etc. Por otro lado en los países de habla hispana tiene mucha más fuerza la palabra Bisexual, aunque tenga el problema de reproducir la idea de sólo dos sexos o dos géneros y que tanto género como sexo se refieren a exactamente lo mismo. De alguna manera la palabra Bisexual es una herramienta que rompe con la idea de que sólo existen la homo y la heterosexualidad, y me quedo con esto por el momento. La palabra Bisexual sirve muy bien para romper con una dicotomía pero no con todas. También es un recurso didáctico sobre todo por su fuerza transgresora en los medios lésbico gay de México. Por otro lado la palabra Queer se convierte en un término sombrilla y por
ello tiene el peligro de que invisibiliza, de un sólo golpe, las especificidades de nuestras diversidades y especificidades. Sucede lo mismo con la palabra Gay cuando se utiliza para incluir a homosexuales, lesbianas, Bisexuales, trans, etc.
Por favor, háblanos un poco de ti y de tu familia. Para decir quién soy utilizo varias etiquetas. Soy una mujer transexual, Bisexual y atea, también me gusta utilizar las etiquetas de persona bigenérica, intergenérica, transgenérica y agenérica. Tengo una amiga que me percibe como postgenérica. Van más etiquetas, soy mexicana y “chilanga” (nacida en la Ciudad de México) Tengo una relación de pareja de más de 11 años con una mujer no trans, por lo que también uso las etiquetas de compañera, esposa, amante y pareja. Por esta razón también soy una lesbiana monógama aunque un tiempo fui promiscua. También soy madre, hija y hermana. Por si fueran pocas, van más etiquetas: soy seropositiva al VIH, pero también soy economista, comunicóloga y administradora de empresas, y como una de mis Universidades es la UNAM soy “Puma”. Y por supuesto soy activista. Nací y crecí en una familia católica liberal en la que se me permitió elegir mi religión y escogí ser atea. Hace algunos años descubrí que la palabra herejía (heresy) significa elección y hereje (heretic) el que elije o elector. Ahí comprendí muchas cosas, así es que también soy hereje, aunque no en el sentido que después le dio (se apropió) la iglesia católica, sino en el sentido original del término: soy la que elige. Esta etiqueta me gusta mucho porque habla de mi capacidad de elegir mis propias etiquetas y hacer de ellas lo que me venga en gana, sin angustias académicas. Espero que las personas que tengan problemas con las etiquetas no se sientan nerviosas o angustiadas al leer esta entrevista.
Recuerdo la entrevista que te hicieron en Anodis que comentabas que para algunos, tu actitud era amenazante. He descubierto que la palabra “Bisexual” es una palabra malsonante en los contextos lésbico-gays, pues hace no mucho tiempo las primeras veces que la decía en voz alta observaba rostros de molestia y temor. Cuando les preguntaba a mis amigos gays y amigas lesbianas que les pasaba cuando yo me nombraba Bisexual, me dijeron que mi orientación y mi actitud de nombrarme abiertamente Bisexual les parecía amenazante. Pareciera que las personas Bisexuales les ponemos enfrente, a las personas monosexuales todas las posibilidades de su propia sexualidad. Algunxs lesbianas gays me comparten en secreto que establecen relaciones eróticas y amorosas tanto con hombres como con mujeres, pero que siempre se han nombrado lesbianas y gays, y que esta situación les incomoda, pero que la disfrutan. Otra cosa que les amenaza mucho a las personas monosexuales es que, cuando son nuestras amantes, temen que les seamos infieles con el otro sexo pues, según dicen algunxs de ellxs, no pueden competir con un pene o con unos pechos femeninos, según sea el caso. Como si lxs personas nos podamos reducir sólo a eso. Lesbianas y gays nos dicen que nos acostamos con el enemigo. Les amenaza que les digamos que nuestrxs amantes son ellxs, heterosexuales, lesbianas y gays, y que hemos estado en su corazón y en su cama desde siempre, pero que no les hemos hablado de nuestra Bisexualidad por temor a que nos rechacen como amantes, para que no nos excluyan de sus grupos ni nos lastimen. Lo Bi y lo Trans y muchas de las nuevas identidades se convierten en opciones extremadamente transgresoras al pensamiento dicotómico y a la cishomonormatividad. Estas identidades ofrecen un nuevo panorama en el que las fronteras se borran, se diluyen o adquieren nuevos significados más fluidos y abiertos. Esta situación es muy amenazante para lesbianas, gays y feministas pues buena parte de sus discursos y de sus identidades se construyen a partir de dos contrarios,
opuestos y con fronteras claramente definidas, dadas por hecho e incuestionables.
La “resistencia trans” es otro de tus frentes: has participado activamente en el desarrollo de la Iniciativa de Ley de Igualdad sexo-genérica, ¿cuál es la situación del colectivo trans en México?¿a nivel político y legal cómo están las cosas?¿qué avances se están llevando a cabo? Por supuesto que ésta es otra parte muy importante de mí. Hay todavía mucho por hacer todavía para reivindicar los derechos de la personas Trans en mi país y por esa razón también soy activista Trans. Es curioso ver que cuando me conocen y me perciben como una persona Trans, inmediatamente desaparece mi Bisexualidad. He conocido personas que se autonombran lesbianas que no aceptan que yo tenga una pareja mujer. También están las personas que me exigen que me comporte como “una mujer de verdad” y me presionan para que reproduzca todos los estereotipos patriarcales de género. También han habido lesbianas muy masculinas que precisamente me cuestionaron mi masculinidad porque soy una mujer trans masculina. Por supuesto no estoy para agradar a nadie ni cumplir con los estereotipos que quieren imponer y vivo mi vida jugando con los géneros. Finalmente el género es un constructo social y yo puedo hacer lo que quiera con él, de la misma manera que puedo hacer lo que desee con todas la etiquetas que tengo a la mano. Acerca de la Ley trans que logramos, ésta sólo aplica para el Distrito Federal y no para todas las demás entidades federativas, es decir es una ley local, y eso es un problema serio. Además, cuando se presentó la ley sólo pasó la parte del cambio de nombre y de género en el acta de nacimiento, que es en sí un gran logro, pero quedaron pendientes temas como la atención psicológica, el tratamiento hormonal y las cirugías de reasignación como parte de la seguridad social gratuita, también el asunto del lugar que nos corresponde en las prisiones cuando alguna persona trans comete algún delito.
Resulta llamativo que los grupos Bisexuales consolidados son espacios que tienen buena acogida para el colectivo transexual y es común encontrarse con grupos BT o con un número significativo de personas transexuales o transgénero, ¿cuál es tu opinión? ¿influye que las personas Bisexuales las imposiciones y barreras de género se perciben más difusas? Estoy de acuerdo contigo lo Bi y lo Trans tienen mucho en común. Así me lo expresó una compañera Trans: “las personas bi y trans rompemos con los estereotipos de los géneros”. Otro elemento que creo que también influye es que he descubierto mucha Bisexualidad en los grupos Trans de la ciudad de México. He escuchado y leído que en otros países las comunidades Trans y Bi son rechazados por las comunidades Lésbico-gays y que por eso se unen. En México esta situación no es tan fuerte pero ojalá que mejoren las relaciones y nos integremos más en un espacio amplio LGBTTTI. Para acabar ¿qué retos se presentan para el futuro? El reto más importante que yo veo es continuar con el trabajo de VisiBilización de la Bisexualidad. También es muy importante seguir participando y sumándonos al movimiento LGTTTI para profundizar nuestros vínculos con organizaciones en México y otros países en donde se habla castellano. Yo siempre he dicho que las lesbianas y los gays han tenido un trabajo muy importante ante el pensamiento heterosexual y las personas heterosexuales, pero lxs Bisexuales tenemos que trabajar para ser reconocidos y aceptadxs ante lesbianas y gays, ante sexólogxs, psicólogos y demás aliados de lesbianas y de gays. Y esto parte de nuestra participación activa en esos grupos y por supuesto hablando y escribiendo sobre nuestra Bisexualidad.
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Entidades que Colaboran La felgtb, y el Área de Bisexualidad no se hacen responsables necesariamente, de las opiniones vertidas por sus colaboradorxs enel BOletin BIsexual Diseño y Maquetación Montserrat G. Silván - Gehitu
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