LA FILOSOFÍA EN EL RENACIMIENTO Y LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA

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I. E. S. ALONSO QUESADA Curso 2008/2009

DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA 2º DE BACHILLERATO

LA FILOSOFÍA EN EL RENACIMIENTO Y LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA

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LA FILOSOFÍA EN EL RENACIMIENTO

1.- INTRODUCCIÓN La primera dificultad que se plantea al hablar del Renacimiento es la de señalar con precisión sus límites con respecto a la edad media. Al igual que ocurre con otras clasificaciones históricas resulta difícil deslindar el final de una época y el comienzo de otra, de tal modo que, dependiendo de los historiadores y de los lugares y factores que toman en consideración, podemos considerar que el Renacimiento se desarrolla en los siglos XV y XVI, haciendo avanzar o retroceder sus orígenes a lo largo del siglo XV en función de las consideraciones que hayamos tomado en cuenta, y alargando su final hasta bien entrado el siglo XVII, lo que supone un margen de imprecisión importante. No menor dificultad representa la cuestión de determinar si el Renacimiento supone una radical ruptura o una continuidad con respecto a la edad media. El desarrollo de la burguesía, clase social impulsora de los ideales renacentistas, comienza en la edad media, y va asociada al desarrollo del individualismo; la penetración de la filosofía griega en occidente se había realizado ya a través de las escuelas de traductores a lo largo de la edad media, especialmente durante el siglo XIII, lo que supone un despertar "medieval" del retorno a los clásicos, que será otra de las características clave del Renacimiento. Lo mismo ocurre con el desarrollo de la ciencia, mediante la actividad de los medievales Ockham, Oresme y Buridano, a lo que podemos añadir otros acontecimientos importantes que dejarán sentir su influencia con posterioridad, como el descubrimiento de América o de la imprenta. Pero si es cierto que podemos encontrar algunos elementos de continuidad entre la edad media y el Renacimiento, como los señalados anteriormente, eso no basta para reducir el Renacimiento a una mera continuidad de la edad media. Por supuesto que todas las épocas históricas se generan a partir de otras anteriores en las que podemos encontrar en germen algunos de sus caracteres principales; pero ni el grado de desarrollo de dichos elementos, ni su significación, es reducible al que tenían en la época anterior. Y eso ocurre también con el Renacimiento.

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Los europeos del siglo XVI tenían una clara conciencia de ruptura con respecto a la edad media, conciencia mantenida por la sucesión de una serie de transformaciones sociales, políticas, religiosas, económicas, culturales, que nacían con una clara voluntad de oposición a lo "medieval". Entre ellas podemos destacar la desintegración de la iglesia y el desarrollo de la reforma luterana, y el de la iglesia anglicana con Enrique VIII, que se producen en el marco de la consolidación de los Estados nacionales y de las monarquías absolutas que van a configurar un nuevo mapa político en Europa, al que hay que asociar el desarrollo de la burguesía y su papel predominante, con la expansión del comercio, lo que supondrá el principio del fin del feudalismo. El desarrollo de la cartografía, el descubrimiento de la brújula, la utilización de la pólvora, son elementos que va a conducir al descubrimiento y colonización de América, lo que provocará un aumento de la desconfianza respecto al saber medieval. El descubrimiento de la imprenta facilitará la circulación de las nuevas ideas.

2.- CONTEXTO 2.1.- CONTEXTO CULTURAL. Todos los renacentistas consideran la Edad Media como una época de oscuridad y barbarie que hay que destruir volviendo la vista al pensamiento clásico. Frente a la concepción teocéntrica del Medievo en el Renacimiento se impondrá una concepción antropocéntrica: el ser humano se halla en el centro de las preocupaciones filosóficas y culturales de la época, ser humano que, por encima de su destino sobrenatural, es dueño de sus acciones. 2.2.- CONTEXTO FILOSÓFICO. El pensamiento renacentista se ve enmarcado por la crisis y la crítica del sistema escolástico

y

el

intento

de

recuperar

el

pensamiento

antiguo

(Renacimiento

humanista) Además ofrecerá nuevos planteamientos en el terreno de la política, la religión y la ciencia:

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2.2.1.- En el terreno de la política sobresale Maquiavelo (1469-1527) quién con su obra "El Príncipe" funda el pensamiento político moderno al describir la conducta efectiva de los reyes y príncipes renacentistas, mostrando como hay gobernantes que no tienen escrúpulos y usan cualquier medio para garantizar la finalidad que les conviene. El interés por la organización y el funcionamiento de la sociedad hace resurgir la literatura utópica, es decir, las descripciones de sociedades imaginarias más o menos felices y sin discriminaciones. Destacan aquí Tomas Moro (1478- 1535) que escribió su "Utopía", Tomasso Campanella (1512-1569) que escribió "La ciudad del sol" y Francis Bacon (1561- 1626) con su obra "La nueva Atlántida". 2.2.2.- En el terreno de la religión el hecho fundamental es la Reforma protestante encabezada por Lutero (1483-1546) y Calvino

(1509-1564). Este hecho acentúa la

fragmentación de la unidad religiosa europea apareciendo diversas confesiones cristianas enfrentadas. Ante a la jerarquización y unidad eclesiástica de épocas anteriores se plantea la necesidad de retornar a los orígenes del cristianismo. Se protesta contra el Papa y la riqueza de la Iglesia. Se defiende una lectura de la Biblia personal y no dogmática, así como la idea de la predestinación. Son más tolerantes con la ciencia que los católicos. 2.2.3.- En el terreno de la ciencia se produce la revolución científica.

3.- HUMANISMO Y UTOPÍAS. 3.1.- EL HUMANISMO En el Renacimiento, el término “humanismo” se refería al “valor educativo” de lo clásico. En él se englobaban escritores que, partiendo de la enseñanza de las humanidades, pretendían inculcar un ideal de hombre que procedía de la cultura clásica. El humanista es un intelectual que se enfrenta a todo tipo de poder establecido, que denuncia la injusticia por medio de la utopía y tiene la perfección como meta. Pero el logro principal de la filosofía renacentista es la nueva concepción del ser humano que sustituye a la concepción geocéntrica medieval: el hombre se constituirá en el centro del universo. Fruto de la actividad de recopilación de lo clásico se producen las corrientes conocidas como “platonismo” y “aristotelismo”.

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Entre los pensadores pertenecientes al platonismo destaca Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494) quien situará al ser humano en el centro del universo, definiéndolo como un ser que posee todas las propiedades de los seres de la naturaleza, con lo cual también posee la libertad de hacerse a sí mismo, para moldearse y esculpirse a sí mismo. Entre

los

aristotélicos

se

debe

señalar

que

aún

subsiste

el

averroísmo latino. Otras corrientes griegas, como el estoicismo (Justo Lipsio), el epicureismo (Lorenzo Valla) y el escepticismo (Michel de Montaigne, Pierre Charron y Francisco Suárez), son movimientos que también se desarrollan en el Renacimiento. Montaigne parte de la parcialidad de todo punto de vista humano, tanto por lo que se refiere a las cosas como en lo referente al sujeto que conoce y actúa. 3.2.- LAS UTOPÍAS Para formular sus utopías los humanistas parten de la utopía que Platón describe en La República. 3.2.1.- Tomás Moro. Inventor de la palabra "utopía". Describe una sociedad donde no existe la propiedad privada, practican una economía autóctona floreciente, despreciando el lujo, el oro y el dinero. Sus habitantes practican un epicureísmo moderado, trabajan seis horas, dedican diez al ocio y la formación cultural. Su religión es pluralista; sexualidad libre, pero con cierto control en sus relaciones prematrimoniales; aconsejan la eutanasia. 3.2.2.- Francis Bacon (1561-1626). O la utopía científica, "Nueva Atlántida". La élite del país gobierna sin contar con el pueblo. Su preocupación es la ciencia: "Imitamos los vuelos de los pájaros, puesto que hemos logrado volar; tenemos barcos y navíos que navegan bajo el agua; poseemos extraños

relojes y conocemos algunos de los

misteriosos secretos del movimiento continuo y somos capaces de imitar los movimientos de los seres vivos gracias a las reproducciones de hombres, fieras, pájaros, peces y serpientes."

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3.2.3.- Tomás Campanella (1568-1639). O el comunismo total: La Ciudad del sol. Dominico italiano, preso veintisiete años por la Inquisición. En una de sus estancias en las prisiones inquisitoriales escribe Civitas solis, en dos partes. Sus ciudadanos practican un comunismo total: "Son comunes las cosas, los dormitorios, los lechos y todas las demás cosas necesarias". Los cargos y servicios son obligaciones comunes y rotativas. Se da mucha importancia a la formación cultural: discusión, lectura y ejercicios físicos y mentales.

4.- NEOPLATÓNICOS: GIORDANO BRUNO Bruno

es,

probablemente,

el

filósofo

más

importante

del

Renacimiento. En él no se realiza una restauración del pasado, sino una ruptura total de la imagen aristotélica del mundo que había dominado en toda la Edad Media. Por eso Bruno tiene conciencia de ser un profeta y un descubridor. Había leído a Copérnico en un momento en que su obra era prácticamente desconocida, y se había adherido con entusiasmo al heliocentrismo copernicano. Sin embargo, Bruno entiende que Copérnico no supo extraer todas las consecuencias del heliocentrismo y que se quedó en una visión matemática incapaz de descubrir la realidad. Por eso Bruno no es un científico sino un filósofo. Como consecuencia de sus opiniones el 17 de febrero de 1600 muere en la hoguera. Las tesis fundamentales del pensamiento de Bruno son las siguientes: 4.1.- El infinito y los mundos. El cosmos de Aristóteles y Ptolomeo era limitado o finito, encerrado en la bóveda celeste ("firmamento") de las estrellas "fijas". Su centro inmóvil era la Tierra, la cual permitía determinar direcciones fijas y espacios "naturales". Pero Bruno se tomó en serio el heliocentrismo de Copérnico y dedujo que entonces todo el

sistema

aristotélico es falso. La bóveda celeste salta hecha añicos: el Universo es infinito, y en él se encuentran infinitos mundos como el nuestro, también habitados como el nuestro. Por tanto, para Bruno lo perfecto ya no es lo finito y limitado (como para los griegos), sino lo infinito. Tampoco es ya posible determinar un centro del Universo, ni menos aún su circunferencia. Los

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astros no están fijos en esferas transparentes: vagan libremente por el espacio. Ni cabe ya hablar de dos regiones celestes: todos los astros se componen de los mismos elementos. 4.2.- La animación universal. Todo está animado y el Universo es como un gigantesco animal. Hay un alma del mundo que todo lo anima y lo mueve, que está toda entera en todas las cosas, que nunca se cansa de suscitar nuevas formas en la materia, que es causa de todo. Al estar el Alma universal en todo, todo puede devenir un ser animado, y, aún más, todo se encuentra en permanente transformación. Lógicamente, Bruno encontró aquí un buen fundamento para la magia: cualquier cosa puede transformarse en cualquier otra; en todas las cosas hay fuerzas que pueden ser utilizadas; una misma vida recorre todo el Universo.

5.- FILOSOFÍA POLÍTICA En los siglos XV y XVI observamos el desarrollo del absolutismo político, cambio histórico que se verá reflejado en la filosofía política de la época. Entre los acontecimientos más significativos al respecto podemos considerar, en Inglaterra, la aparición del absolutismo de los Tudor, iniciado con Enrique VII (1485-1509), al establecer un poder monárquico centralizado al término de la guerra de las Dos Rosas. En España, el matrimonio de Fernando e Isabel, (1469), reunió los reinos de Castilla y Aragón bajo la misma corona, base del desarrollo del absolutismo español que culmina con Carlos V (1516-1556). También en Francia podemos situar el origen del absolutismo en 1453, al término de la guerra de los Cien Años. A diferencia de lo ocurrido en España, en Inglaterra y Francia los comerciantes apoyaron la centralización del poder, a expensas de la nobleza feudal. Ello no significa, por supuesto, que el despotismo monárquico fuera la única teoría política del Renacimiento, sino que debe interpretarse como la expresión de la necesidad de unidad ante las cambiantes circunstancias económicas e históricas. En este sentido, la defensa del absolutismo político es una consecuencia de la creencia de que sólo un poder centralizado, fuerte y sin apenas limitaciones, es capaz de controlar las fuerzas que tienden a la "disolución" de la sociedad.

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5.1.- MAQUIAVELO Maquiavelo nace en Florencia en 1469, de familia noble, y recibe una educación esmerada. Participa activamente en la vida política hasta los 44 años, dedicándose entonces a la teoría política. Su obra más importante es "El Príncipe". Maquiavelo se interesó fundamentalmente por

presentar

la

mecánica

del

gobierno,

prescindiendo

de

las

cuestiones morales, y formulando los medios por los cuales el poder político puede ser establecido y mantenido. En la medida en que el fin del Estado es garantizar la seguridad y el bienestar, el gobernante tiene derecho a valerse de medios inmorales para la consolidación y conservación del poder. El pensamiento de Maquiavelo está dominado por el realismo político: se ha de analizar el acto político puro, sin connotaciones trascendentes o morales. Este acto sólo es válido si resulta eficaz. En este contexto, le resulta especialmente interesante el análisis de la personalidad del político. El político ha de ser una persona hábil, capaz de manipular situaciones valiéndose de cualquier medio; ha de poseer destreza, y una equilibrada combinación de fuerza y tesón, además de intuición para sortear los obstáculos que se le presente y una carencia total de escrúpulos. Ha de ser además capaz de actuar según los cambios momentáneos,

buscando

apoyos

o

forzando

traiciones

según

las

circunstancias. En consecuencia, el político no debe poseer virtud alguna, pero ha de estar en condiciones de simular poseerlas todas, lo que supone actuar con absoluta indiferencia ante el bien y el mal (amoral) con absoluto despotismo. (Leer “El Príncipe”) Respecto a las formas de gobierno, Maquiavelo considera la República como la mejor forma de gobierno posible. El despotismo político sería entonces un mal menor que conllevaría la posibilidad de establecer un gobierno republicano, es decir, un gobierno de la mayoría. El gobernante es bueno, es decir, justificable, por su eficacia, no por sus connotaciones éticoreligiosas. No se trata de describir estados ideales, sino de gobernar estados reales.

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5.2.- TOMÁS MORO Bajo la influencia platónica (de la "República") escribió una novela filosófica que describe un Estado Ideal en la Isla de Utopía, teniendo como fondo una idealización de la vida moral de su época y, al mismo tiempo, una crítica de las condiciones sociales y económicas. Aunque desconocía "El Príncipe" su obra iba dirigida contra el ideal del gobierno despótico defendido por Maquiavelo. Igualmente se opone a la explotación comercial y contiene ideas que reaparecen posteriormente en el socialismo. En su novela nos presenta una sociedad agrícola, en contraste con una sociedad adquisitiva, cuya unidad central es la familia. No existe propiedad privada ni el dinero es el medio de intercambio. Los medios de vida están asegurados para todos, en vistas a la creación de tiempo libre que se emplearía en objetivos culturales. La libertad y la tolerancia religiosa, dentro del respeto de la religión natural, son las piedras angulares de la vida en Utopía, en la creencia de que la vida política y la moral no podrían ser disociadas. La Utopía de Tomás Moro, aun conteniendo aspectos ilustrados y prácticos,

es

ante

todo

una

idealización

de

las

sociedades

cooperativas del pasado y, en algunos aspectos, se opone al avance de las fuerzas y tendencias que darán paso a la modernidad (como la expansión del comercio y la separación de poderes, entre otras).

6.- TEORÍA DE LA CIENCIA: F. BACON Francis Bacon (1561-1626) considera el experimento como el verdadero instrumento de la ciencia y a ésta como el dominio de la naturaleza, por lo que el ser humano, que usa la ciencia, ha de poder conseguir el dominio sobre el ámbito natural. Aunque esta idea es ya una característica propia de la ciencia moderna, en Bacon se revela sólo de un modo descriptivo. El objetivo del conocimiento es ayudar a que el ser humano domine la naturaleza, por lo que conocimiento y poder son sinónimos. La deducción debe ser apartada porque sólo es válida para la especulación. Para que el pensamiento humano sea un instrumento práctico, debe basarse en una lógica de la inducción. Sin embargo, antes de

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emprender el camino de la inducción, es necesario eliminar los prejuicios y errores anteriores, los idola: _ Los ídolos de la tribu, que son comunes a todos los seres humanos; _ Los ídolos de la caverna, errores que proceden de las convicciones y hábitos individuales; _ Los ídolos del foro, que provienen del significado impreciso de las palabras; _ Y los ídolos del teatro, que provienen de la aceptación de las opiniones de los filósofos. En definitiva, aunque la aportación de Francis Bacon a la ciencia presenta numerosas insuficiencias, de lo que no cabe duda es de la importancia de su crítica a los prejuicios que impiden el progreso de las ciencias. Con esta crítica Bacon se une a Galileo en la lucha por la libertad del pensamiento: “¿Y quién quiere poner límite a los ingenios humanos? ¿Quién podrá afirmar que sea ya visto y sabido todo aquello que hay en el mundo de perceptible y cognoscible? (...) Si nosotros sabemos por boca del mismo Espíritu Santo que: `Dios dio el mundo al hombre para que pensara, pero el hombre no abarca la obra que Dios hizo del principio al fin’, no se deberá, a mi modo de ver, haciendo caso omiso de tal sentencia, obstruir el camino al libre filosofar sobre las cosas del mundo y de la naturaleza, casi como si ellas hubiesen ya sido todas con seguridad comprendidas y descubiertas” (Galileo, Carta a Cristina de Lorena).

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LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA. 1.- INTRODUCCIÓN La imagen actual del universo tiene su origen en la primera mitad del siglo XVI con la introducción del heliocentrismo por parte de Copérnico. La concepción antigua y medieval del mundo se sustentaba en la consideración de que la tierra era el centro del cosmos (geocentrismo). El heliocentrismo que inicia Copérnico cambiará la imagen que el ser humano tenía del mundo. Por eso se suele decir que la ciencia moderna nació como alternativa a la concepción del mundo antigua y medieval. Esta cosmovisión consistía en la afirmación de que el mundo era un cosmos, una unidad finita y cerrada, compuesta por dos regiones autónomas y distintas, el cielo y la Tierra, que también estaban regidas por leyes distintas. Con el Renacimiento, esta imagen cerrada se convertirá en una imagen abierta, donde el cosmos será sustituido por el universo: un conjunto infinito formado en su totalidad por los mismos componentes y regido por idénticas leyes. En este sistema, la Tierra no es más que uno de los incontables cuerpos que pueblan el espacio. Este revolucionario cambio fue posible cuando el hombre se desprendió de los fundamentos filosóficos en los que se había basado la imagen anterior, lo cual supuso una revisión de la física antigua iniciada con una revolución en la astronomía, que nos consistió solamente en la elaboración de nuevas teorías sobre la realidad, sino en una nueva forma de pensar e investigar sobre la naturaleza. En primer lugar, era necesario romper con el aristotelismo y el platonismo de la Edad Media. A partir de aquí se requiere la autonomía de la ciencia con respecto a la religión, y de la naturaleza con respecto a Dios: la ciencia debe ser independiente de la religión y la naturaleza debe ser explicada sin recurrir a Dios. Por eso se destaca la importancia de la observación de los fenómenos naturales y se desecha el peso de la autoridad para su explicación.

2. LA NUEVA IMAGEN DEL UNIVERSO 11


La revolución científica de los siglos XVI-XVII quiebra la visión científica que, fundamentada en la filosofía de Aristóteles, se había tenido hasta entonces, proporcionando: 2.1.- Una nueva imagen del universo y la Naturaleza. Hay dos grandes giros: en el terreno de la cosmología con la eliminación de la visión geocentrista; y en el terreno de la física la superación de la física aristotélica. Los protagonistas del primero son fundamentalmente Copérnico y Kepler y del segundo Galileo Galilei. 2.2.- Un nuevo método científico. Esta revolución no sólo significa una nueva teoría científica y filosófica sino que también supone un nuevo método científico: el método experimental, donde tendrá un papel decisivo el valor que se le dará a la experiencia y a la aplicación de las matemáticas a la física.

3.- LA COSMOLOGÍA DE ARISTÓTELES (S. IV A. C.)

Los principales elementos de la cosmología aristotélica son los siguientes: 3.1.- Geocentrismo. La Tierra ocupa el centro del Universo. 3.2.- Esfericidad del Universo. El Universo es finito y en él no existe el vacío: está limitado por la esfera de las estrellas fijas, y totalmente ocupado por esferas transparentes («cristalinas») de éter, que poseen un gran espesor, y en cuyo interior se encuentran los astros. 3.3.- Heterogeneidad del Universo. El Cosmos se divide en dos regiones. El mundo supralunar (en el que se incluye la Luna) es un mundo perfecto compuesto de un elemento puro e incorruptible, el éter. Los astros son esferas perfectas, y su movimiento es circular y constante. El mundo sublunar (la Tierra) está compuesto por los cuatro elementos, que son corruptibles y están dotados de movimientos «naturales» hacia su lugar «natural»: dos hacia el centro del Universo (tierra y agua), dos hacia arriba (fuego y aire

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que carecen, pues, de peso). Teóricamente, estos cuatro elementos deberían estar dispuestos en cuatro esferas concéntricas, según este orden: tierra, agua, aire, fuego. 3.4.-

Causa

extrínseca

e

inmaterial

del

movimiento. El primer motor inmóvil mueve la esfera de las estrellas fijas, la cual, por rozamiento, mueve todas las demás.

4.- LA ASTRONOMÍA DE PTOLOMEO (S. II A. C.) Sin embargo, el movimiento de las esferas no explicaba bien la posición aparente de los astros. Por ejemplo, en primer lugar, las distancias de los astros a la Tierra deberían ser siempre las mismas pero los cambios de brillo eran evidentes, y, en segundo lugar, la trayectoria de los planetas observada desde la tierra no era uniforme sino

errática

como

podía

comprobarse

al

observar

las

retrogradaciones de Marte.

Esto hizo que bastante pronto se adoptasen unos “apaños matemáticos” que no pretendían hacer una descripción real del Cosmos, sino únicamente salvar las apariencias del movimiento astral. Estos retoques se deben a Ptolomeo. Para permitir que los planetas tengan distancias a la Tierra variables y aparenten rutas erráticas, conservando la vieja creencia de una Tierra inmóvil y del movimiento circular, se modificó de varias ingeniosas maneras el sistema de las esferas concéntricas. Sus aportaciones para salvar las apariencias son las órbitas excéntricas y los epiciclos y deferentes.

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4.1.Tierra

Órbitas en

excéntricas.

reposo

no

Si

la

estuviese

exactamente en el centro de rotación de un cuerpo celeste éste se movería según

una

trayectoria

excéntrica

respecto a la Tierra y su distancia a la misma variaría en el transcurso del tiempo. Este esquema explicaría el movimiento aparente anual del Sol, ya que

éste

aparece

consecuencia,

más

mayor

(y,

en

próximo)

a

mediodía en nuestro invierno que en nuestro verano. 4.2.- Epiciclos y deferentes. Dos movimientos simultáneos uniformes de rotación: un movimiento circular alrededor del Sol formando un círculo grande llamado deferente, y un movimiento circular sobre un pequeño círculo con centro en el deferente llamado epiciclo. Esta combinación de movimientos permite explicar las retrogradaciones de los planetas, aunque introduciendo un alto grado de complejidad en los cálculos. Por ejemplo, para representar el movimiento de Júpiter son necesarios once de dichos lazos, pues éste es el número de movimientos en sentido contrario observados en la trayectoria completa de este planeta alrededor de la Tierra, que tiene lugar, aproximadamente, en doce años.

5.- NICOLÁS COPÉRNICO (1473-1543) Hasta el año 1530 Copérnico no expuso por escrito, en el famoso De Revolutionibus Orbium Coelestium, la revolucionaria teoría del heliocentrismo, a pesar de que la había ideado mucho antes. Además, la obra no se publicará hasta 1543, año de su muerte, por temores bien fundados. Frente al sistema aristotélico-ptolemaico aún vigente en la época, según el cual la Tierra está inmóvil en el centro del Universo y a su alrededor giran el Sol, la Luna y las estrellas, Copérnico sostiene que en el centro del Universo está el Sol, inmóvil, y en

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torno a él giran los planetas, dentro de sus órbitas. El Universo forma una unidad armónica perfecta, que puede investigarse experimentalmente y traducirse matemáticamente. La razón del heliocentrismo de Copérnico es la belleza del sol; éste –recuérdese que en Platón representa la Idea suprema, la Idea de Bien- puede cumplir mejor su función si está en el centro del Universo. Su posición no es compartida por la mayoría de los científicos de la época, la Iglesia tampoco la acepta, porque no se ajusta a la interpretación tradicional de la Biblia, y pone en entredicho –dicen- la consideración del hombre como centro de la creación; los protestantes, también la rechazan. Pero su innovación metodológica, en la que integra experiencia y matemáticas, influye de manera determinante en el método científico y filosófico posterior.

Las ventajas que ofrece son: 1.- La uniformización: a) La duración del recorrido está en relación con la distancia al Sol. b) Homogeneización del universo: todo se explica con las mismas leyes, se elimina la dualidad entre el mundo sublunar y el mundo supralunar. 2.- Elimina el fenómeno de retrogradación: Es sólo un efecto óptico. 3.- La esfera de las estrellas fijas es inmóvil: Es más fácil que se mueva el contenido que no el continente. Ahora pasa a ser el fondo, el punto de referencia.

6.- JOHANNES KEPLER (1575-1633) 15


Gran matemático y astrónomo, aunque debía su gran fama y fortuna a la astrología, lo que le supuso la protección del rey Rodolfo II, Kepler, ha pasado a la historia como defensor y sistematizador la teoría heliocéntrica de Copérnico. Considera que el mundo ha sido creado de acuerdo con leyes matemáticas, las cuales explican la armonía del Universo; armonía matemática que queda plasmada es la formulación de sus tres famosas leyes que transcriben el hecho físico de los cuerpos celestes en términos matemáticos:

Ley I: las órbitas descritas por los planetas en su movimiento alrededor del Sol no son circulares sino elípticas.

Ley II: el radio que une a un planeta con el Sol barre áreas iguales en tiempos iguales (lo que implica que cuando un planeta está más lejos del Sol se mueve más lentamente, por tanto, la velocidad de los planetas no es uniforme a lo largo de toda la órbita que describen).

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Ley III: Los cuadrados de los períodos de revolución de dos planetas cualesquiera son proporcionales a los cubos de sus distancias medias al Sol. Esta ley implica que el tiempo que un planeta demora en orbitar al Sol incrementa con el radio de su órbita (entre mas cercano al Sol un planeta, gira mas rápido y viceversa).

La primera ley señala la relación de cada planeta y el Sol. Supone una revolución en la historia del pensamiento Occidental: hasta entonces había sido determinante en astronomía la teoría aristotélica de que el movimiento circular (órbitas de planetas) es el movimiento natural perfecto. La experiencia lo niega (había una discrepancia de ocho minutos de arco entre los datos de la experiencia y las predicciones de Copérnico en el caso de Marte) y, por otra parte, Kepler no está libre de presupuestos metafísicos: como buen platónico, considera que aunque el Demiurgo intenta plasmar en la materia toda la perfección posible (el movimiento circular es el perfecto), sin embargo, todo lo material es imperfecto, por lo que las órbitas no pueden ser

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circulares, sino que habrán de ser elípticas. La segunda ley señala el movimiento angular de las órbitas. Pero es la tercera la que consigue enlazar en un sistema todos los planetas. Sólo a partir de Kepler puede hablarse de un “sistema solar”. La tercera ley es denominada, con justicia, ley de armonía del movimiento planetario.

7.- GALILEO GALILEI ((1564-1642) Nace en Pisa en 1564 (año en que muere Miguel Angel), y muere en Arcetri en 1642 (año en que nace Newton), lo que no deja de ser un buen argumento para quienes creen en la transmigración

de

las

almas.

Estudia

medicina

en

la

Universidad de Pisa, pero pronto empieza a centrarse en las matemáticas. Se cuenta que las oscilaciones de una lámpara en la catedral le llevaron a descubrir la isocronía pendular. Habiendo oído que en Holanda se ha descubierto un telescopio (el descubridor fue Hans Lippershey), construye él mismo uno, con treinta aumentos, descubriendo las manchas lunares y los satélites de Júpiter. Inventor del barómetro y el termómetro, puso las bases para el descubrimiento del reloj de péndulo. Contribuyó activamente a engrosar el Índice de los Libros Prohibidos, siendo condenado en 1633 a abjurar de sus teorías científicas. Sin embargo, su fama seguramente continuará mientras la Tierra se mueva en torno al Sol (nadie luchó tanto por esta teoría). Galileo acepta las teorías de Copérnico y Kepler y se propone llevar a cabo la matematización total del Universo. “El libro de la naturaleza –dice- está escrito en lenguaje matemático y sus caracteres son figuras geométricas”. Su obsesión por matematizar el Universo, característica propia de la ciencia moderna, también le lleva a decir: “mide lo que se pueda medir, y lo que no se pueda medir, hazlo medible.” De Galileo merece destacarse su método compositivo y resolutivo

(1.

Abstraer

aquellos

elementos

que

son

fundamentales para la resolución del problema; 2. Componer una hipótesis matemática de la que se deduzcan una serie de

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consecuencias observables;

3. Poner a prueba lo deducido

de

la hipótesis); su distinción

entre cualidades primarias (pueden ser objeto de medida y, por tanto, significativas para la ciencia, tales como: peso, longitud,…) y secundarias (son subjetivas y no se pueden cuantificar: color,…); la sustitución definitiva del concepto de “alma del mundo” por el de “fuerza física”; una nueva física que refutaba el modelo físico aristotélico, hundido a la par que el modelo astronómico aristotélico-ptolemaico, etc. Galileo, por tanto, puede ser considerado padre de la ciencia moderna, ya que defendió la matematización de la naturaleza, asentó el procedimiento científico –el que más tarde se denominará método hipotético-deductivo - y propició, para bien o para mal, el divorcio iglesiaciencia. Un fragmento del mismo Galileo, característico de su estilo punzante, en respuesta a ideas defendidas por su enemigo Sarsi hace patente su forma de pensar: “En Sarsi discierno la creencia de que en el discurso filosófico se debe defender la opinión de un autor célebre, como si nuestras mentes tuvieran que mantenerse estériles y yermas si no están en consonancia con alguien más. Tal vez piense que la filosofía es un libro de ficción escrito por algún autor, como la Ilíada. Bien, Sarsi, las cosas no son así. La Filosofía está escrita en ese gran libro del universo, que se está continuamente abierto ante nosotros para que lo observemos. Pero el libro no puede comprenderse sin que antes aprendamos el lenguaje y alfabeto en que está compuesto. Está escrito en el lenguaje de las matemáticas y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es humanamente imposible entender una sola de sus palabras. Sin ese lenguaje, navegamos en un oscuro laberinto”.

8.- NEWTON (1642-1727): LA LEY DE GRAVITACIÓN UNIVERSAL. Newton eliminó para siempre el primer motor. En el aristotelismo el movimiento de los planetas (y de cualquier cuerpo en general) se explicaba a partir de una causa física que debía estar en contacto con el móvil. Así, según Aristóteles el movimiento de los planetas se debía a un primer motor que había dado un primer impulso a las esferas de éter que contenían a los mismos.

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Kepler y Galileo pondrán las bases de la ley de gravitación universal de Newton, substituyendo los principios aristotélicos por conceptos de carácter científico. La transición a la nueva astronomía se observa muy bien en la evolución del concepto de fuerza en Kepler. Puesto que ya no había esferas de éter que arrastraran a los astros, había que buscar otra explicación de su movimiento. Se inspiró en los estudios de Guillermo Gilbert sobre el magnetismo. En el Sol debía de existir una fuerza magnética que movía y arrastraba a los astros. Pero Kepler concibió al principio esa fuerza como un «alma». Sólo más tarde afirmará que hay que entender ese alma en sentido metafórico, es decir, como una fuerza. Finalmente,

Newton

publica

en

su

libro

Principios

matemáticos de filosofía natural la ley matemática que describe esa fuerza que tanto había buscado Kepler: la ley de gravitación universal. F = G (m * m'/d2)

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