Biografía. “la revolución de las esferas terrestres”. Significado de su obra. Dichos famosos. Legado.
Semanal.
valor: $5.500
(1473-1543), astrónomo polaco, Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en la ciudad
de Thorn (hoy Toru), en el seno de una familia de comerciantes y funcionarios municipales. El tío materno de Copérnico, el obispo Ukasz Watzenrode, se ocupó de que su sobrino recibiera una sólida educación en las mejores universidades. Copérnico ingresó en la Universidad de Cracovia en 1491, donde comenzó a estudiar la
carrera de humanidades; poco tiempo después se trasladó a Italia para estudiar derecho y medicina. En enero de 1497, Copérnico empezó a estudiar derecho canónico en la Universidad de Bolonia. En 1500, Copérnico se doctoró en astronomía en Roma.
Sus trabajos de observación astronómica practicados en su mayoría como ayudante en
Bolonia del profesor Domenico María de Novara dejan ver su gran capacidad de observación. Fue gran estudioso de los autores clásicos y además se confesó como gran admirador
de Ptolomeo cuyo Almagesto estudió concienzudamente. Después de muchos años finalizó su gran trabajo sobre la teoría heliocéntrica en
donde explica que no es el Sol el que gira alrededor de la Tierra sino al contrario.
En 1533, Johann Albrecht Widmannstetter envió a Roma una serie de cartas
resumiendo la teoría de Copérnico. Éstas fueron oídas con gran interés por el papa Clemente VII y varios cardenales católicos. Para 1536 el trabajo de Copérnico estaba cercano a su forma definitiva, y habían
llegado rumores acerca de su teoría a oídos de toda Europa. Copérnico fue urgido a publicar desde diferentes partes del continente. Las ideas principales de su teoría eran: 1.
Los movimientos celestes son uniformes, eternos, y circulares o compuestos de diversos ciclos (epiciclos).
2.
El centro del universo se encuentra cerca del Sol.
3.
Orbitando alrededor del Sol, en orden, se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra y la Luna, Marte, Júpiter, Saturno. (Aún no se conocían Urano y Neptuno.)
4.
Las estrellas son objetos distantes que permanecen fijos y por lo tanto no orbitan alrededor del Sol.
5.
La Tierra tiene tres movimientos: la rotación diaria, la revolución anual, y la inclinación anual de su eje.
6.
El movimiento retrógrado de los planetas es explicado por el movimiento de la Tierra.
7.
La distancia de la Tierra al Sol es pequeña comparada con la distancia a las estrellas.
Esta teoría sin embargo también requería de complicados mecanismos para la
explicación de los movimientos de los planetas, debido a la perfección de la esfera. Estimulado por algunos amigos, Copérnico publica entonces un resumen en
manuscrito. En sus comentarios establece su teoría en 6 axiomas, reservando la parte matemática
para el trabajo principal, que se publicaría bajo el título "Sobre las revoluciones de las esferas celestes". A partir de aquí la teoría heliocéntrica comenzó a expandirse. Rápidamente surgieron también sus detractores, siendo los primeros los teólogos
protestantes aduciendo causas bíblicas. En 1616 La iglesia Católica colocó el trabajo de Copérnico en su lista de libros
prohibidos.
La Iglesia católica rechazó durante mucho tiempo la teoría heliocéntrica del
universo, en parte porque mantenía que la Tierra era el centro del universo, tal y como se puede interpretar a partir del mito de la creación que aparece en la Biblia. Hay además un salmo, el 93, que también ha sido interpretado como una evidencia de la teoría geocéntrica: "Tú fijaste la Tierra inamovible y firme". Los miembros de la Iglesia católica dedujeron de esta frase concreta que la Tierra no podía girar en torno a nada, ya que era "inamovible". Esto se opone de forma clara a la idea heliocéntrica de que los planetas orbitan.
En 1543, Nicolás Copérnico escribió "Sobre la revolución de las esferas celestes", obra en la que defendía a ultranza la teoría del heliocentrismo y que dedicó al papa Pablo III. Por esta razón, a la teoría heliocéntrica se la denomina a veces teoría copernicana. Al rechazar la teoría geocéntrica del universo, se considera un punto de referencia tanto para la revolución científica como para la astronomía moderna. El trabajo de Copérnico anunciaba una nueva era en la que el heliocentrismo iba a convertirse no únicamente en una teoría legítima, sino también en la única aceptada. Johannes Kepler se sumó a las investigaciones de Copérnico descubriendo que la Tierra y los demás planetas no se movían alrededor del sol describiendo órbitas circulares, sino elípticas. Por su parte, Galileo Galilei, ayudó a propagar la teoría heliocéntrica gracias a la notoriedad que tuvo el juicio a que fue sometido por la Inquisición romana y su condena como hereje.
La importancia de la obra de Copérnico es ser una obra revolucionaria, precursora de
grandes cambios científicos. Dicho carácter revolucionario no está sólo en sus escritos sino en poner en marcha unos caminos que romperán las barreras del pensamiento. No debemos olvidar que la obra de Copérnico sigue ligada al Mundo Antiguo, ya que ciertas premisas platónicas siguen vigentes en su pensamiento como los dos grandes principios de uniformidad y circularidad. Sin embargo con su obra se afianza otra gran idea propia de la modernidad: la naturaleza va perdiendo su carácter teológico, el hombre ya no es el centro del universo, sino que Copérnico le desplaza a una posición móvil, como la de cualquier otro planeta. A partir de Copérnico se desencadena la idea de que el hombre ahora está gobernado
por su Razón, que será la facultad del ser humano que hace que tome parte en el ordenamiento del Universo. Así el hombre pasa a ser un ser autónomo que basa dicha autonomía en su capacidad de raciocinio.
“Si por casualidad hay [charlatanes] que, aún siendo ignorantes de
todas las matemáticas, presumiendo de un juicio sobre ellas por algún pasaje de las escrituras, malignamente distorsionado de su sentido, se atrevieran a rechazar y atacar esta estructuración mía, no hago en absoluto caso de ellos, hasta el punto de que condenaré su juicio como temerario.”
Falleció el 24 de mayo de 1543 en Frombork, Polonia. En 2005 un equipo de
arqueólogos polacos afirmó haber hallado sus restos en la catedral de Frombork, teoría que fue verificada en 2008 al analizar un diente y parte del cráneo y compararlo con un pelo suyo encontrado en uno de sus manuscritos. A partir del cráneo, expertos policiales, reconstruyeron su rostro, coincidiendo éste con el de su retrato. El 22 de mayo de 2010 recibió un segundo funeral en una misa dirigida por Józef
Kowalczyk, nuncio papal en Polonia y recién nombrado Primado de Polonia. Sus restos fueron de vuelta enterrados en el mismo lugar, en la Catedral de Frombork. Una lápida de granito negro ahora lo identifica como el fundador de la teoría heliocéntrica y lleva además la representación del modelo de Copérnico del sistema solar, un sol dorado rodeado por seis de los planetas.
Copérnico está considerado como el precursor de la astronomía moderna, aportando las
bases que permitieron a Newton culminar la revolución astronómica, al pasar de un universo geocéntrico a un cosmos heliocéntrico y cambiando irreversiblemente la mirada del cosmos que había prevalecido hasta entonces. Así, lo que se conoce como Revolución Copernicana es su formulación de la teoría
heliocéntrica, según la cual, la Tierra y los otros astros giran alrededor del Sol. En memoria de Nicolás Copérnico, el 19 de febrero de 2010 la IUPAC nombra al elemento
112 de la tabla periódica como copernicio.