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Relato: Nunca jamás
La bofetada resonó como un disparo cuando mi mano se estrelló contra la mejilla de Silvia, que tantas veces había acariciado, besado, amado.
Me asusté, o me avergoncé, o no sé bien qué sentí. Tan tas veces habían tronado las bofetadas en casa. Tantas veces me había prometi do que nunca, pero nunca jamás me ocurriría a mí, y ahora me ardía la mano.
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Ella, mi chica, mi novia, mi mujer, trataba de levantar se del suelo como solía hacerlo mi madre. Se apoyaba en la mesa para enderezar se y quise ayudarla, no me dejó. Recogía en su mano el marco de metacrilato con nuestra foto en Punta Cana rodeados de delfines. La volvería a llevar, haríamos un crucero, o reservaría mesa esa misma noche en algún sitio que le gustara, y nunca pero nunca jamás volvería a pasar. Después vendrían las lágrimas y el perdón, ella iría al baño, la abrazaría, y nunca, pero nunca jamás volvería a pasar.
Mañana frente al espejo, tras maqui llarse el moratón, me preguntaría si se le nota mucho, porque no podía dejar de ir a trabajar. Yo le diría que no, e inventaríamos algo, una caída, una ventana mal cerrada, había here dado un inventario interminable para los accidentes.
Me miró con los ojos inyectados de sangre, sí, inyectados de sangre, es taban rojos, duros, ajenos, sin lágrimas ni súplicas, y no me dio tiempo a esquivar el marco de metacrilato que me clavó en la sien.
Mi madre ha venido a verme. Silvia no.
Mariví Antón
Marivi Antón Tetuán, Marruecos 1946. Enfermera jubilada, escrito ra en activo. Dos novelas auto editadas. Las Estaciones del Olvido, y De cine. Publicaciones colectivas del Taller de Clara Obligado, El ALEPH, y Usted de qué se ríe y en la Antología de Minificción Eróti ca con Penitencia. Pendiente de publicación de la novela, Nudos Familiares y del I Tomo de la co lección, Los chicos de la Bomba de quimio… novela infanto-juvenil.