Camino de Santiago - Capítulo 4 - Burgos - Con Acento Hospitalario

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l edificio conventual de San Antón pertenecía a la Orden de los Antonianos. Esta congregación fue fundada hacia 1095 por Gastón de Valloire, un noble francés natural del Delfinado, y por su hijo Girondo, en agradecimiento por la cura milagrosa de este último por intercesión directa del anacoreta San Antonio Abad a quien se encomendara para que le librase del mal de los ardientes, “ignis sacer” o fuego de San Antón. Esta especie de peste del Fuego de San Antón hizo su aparición en el siglo X para extenderse rápidamente por toda Europa durante el siglo XI. La enfermedad era producida, según se conoce hoy, por un hongo llamado cornezuelo del centeno cuya ingestión, al consumir el pan elaborado con este cereal, causaba un terrible ergotismo gangrenoso acompañado muy a menudo de convulsiones. Se hizo muy común entre quienes padecían la enfermedad iniciar la peregrinación con la esperanza de verse aliviados del mal y de ahí que se tuviese como una manifestación milagrosa la mejoría de los peregrinos jacobeos que tras recorrer estas tierras sanaban, no tanto por la mediación del santo sino por el cambio de

alimentación al sustituir el consumo de pan de centeno por el de trigo y cebada tan populares en esta zona de Castilla. La nueva orden religiosa, que en sus orígenes estuvo compuesta por el núcleo de nueve caballeros que acompañaron en su viaje a Bizancio al noble francés, adoptó la regla de San Agustín y se extendió rápidamente por Europa. Francia, Italia, España, en donde contó en el itinerario jacobeo con tres conventos hospitales junto con el de la ciudad de Cuenca y otros en distintos lugares de la Corona de Aragón, y Alemania fueron los países de mayor asentamiento. En el año 1146 el monarca Alfonso VII de Castilla funda para recibir peregrinos el convento y hospital de San Antón confiando su gestión a los Antonianos. La comunidad estaba autorizada a recoger limosnas por todos los pueblos de la diócesis burgalesa para el sostenimiento del sanatorio. Sus frailes eran conocidos por la “T” o “tau” de color rojo que llevaban sobre el hábito, signo que solían imponer a los peregrinos para invocar la intercesión de San Antonio contra la enfermedad. En el siglo XVIII el convento se hallaba en todo su esplendor y cultivaba sus heredades con doce labranzas y criados propios que vivían junto a la comunidad. Pero será en el año 1787 cuando el rey Carlos III obtenga una bula pontificia por la que se suprimía la orden antoniana en España y, con ello, su pérdida total de poder y propiedades.

EL C AMINO DE SANTIAGO

Castilla y León


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