Ballester Arnal R, Gil Juliá B, Gil Llario MD, Gómez Martínez S. Afrontamiento de la muerte en familiares de pacientes ingresados en una unidad de cuidados intensivos: valoración diferencial en función de variables sociodemográficas. Publicado en MEDIPAL. 2011. vol.18 núm 02. p. 46-53.
Isidora Arestizábal Daniela Bascuñán Fernanda Carmona Monserrat Castañeda Elizabeth Fuentes 0
Cuando se piensa en la muerte de un usuario y las consecuencias que ésta puede traer consigo, se toman en cuenta a los profesionales que trabajaron con él, por lo que surge una duda de cómo es el proceso y cuáles son las herramientas para enfrentarlo desde el ámbito profesional. Se desarrollan diversos conceptos y presunciones sobre la muerte de un usuario, y de la repercusión sobre el profesional, se presentan características comunes de este proceso e ideas de cómo debería ser realmente este complicado momento. Se puede llegar a la conclusión, entonces, de la importancia que tiene el desarrollo del concepto de muerte de un usuario en la formación de todo profesional de la salud, para que todo el equipo de trabajo pueda enfrentar de la mejor manera el proceso, sin provocar déficit o problemas en el trabajo diario que debe seguir siendo realizado.
Para cualquier profesional de la salud, el enfrentarse a la muerte es un proceso natural, universal y único, sin embargo al ser la muerte de un usuario es una experiencia dura, la cual, no todos están preparados a vivir. Por lo tanto, es importante abordar el efecto que ésta tiene sobre ellos. Muchas profesiones se vinculan directamente con la muerte, los médicos; las matronas; las enfermeras; entre otros, ya que están constantemente presentes en una cirugía, en un parto o tan solo en una urgencia. En cambio, los terapeutas ocupacionales no se relacionan directamente con este proceso, muchas veces se cree que no tiene nada que ver con la muerte del paciente de forma concreta, debido a la relación que éstos mantienen en la terapia, pero este pensamiento es errado, debido a que el vínculo formado por el terapeuta con el usuario es tan significativo para ambos, que todo lo que suceda con ellos repercute en el profesional de terapia ocupacional. Al acompañar, asistir, ayudar, conocer y observar el progreso de los usuarios, los terapeutas ocupacionales conocen la vida del cliente, es por esto que al enfrentarse a un usuario con alguna enfermedad terminal, viven y experimentan con ellos todo el desgaste físico y emocional que la enfermedad trae consigo y todas sus consecuencias. Por esto, es que se cuestiona el hecho de no integrar métodos dentro de la formación profesional que prepare a todos los profesionales de la salud a enfrentar el proceso de la muerte de un usuario, entregando herramientas para poder conllevar el proceso de manera significativa y evitando una repercusión negativa en el profesional, ya que se ve expuesto a una situación que no está acostumbrado a vivir y por lo tanto, no sabe lidiar con esta etapa del ser humano que tarde o temprano llega, silenciosa y sin aviso produciendo entonces, un deterioro a nivel físico y emocional en el profesional ocasionando un desbalance en su ocupación y desarrollo laboral y/u otros.
Para poder entender el desarrollo de este paper, se han definido palabras y definiciones claves de base para sustentar y tener una mejor comprensión de lo que se dirá a lo largo de él: -Calidad de vida: La percepción subjetiva de un individuo de vivir en condiciones dignas. -Enfermedad fundamental: Aquella patología que, en opinión del médico responsable de la asistencia, tuvo mayor contribución, o en la decisión de la limitación del tratamiento o en el fallecimiento del paciente. -Enfermedad terminal: Enfermedad que no puede ser curada, y se espera como resultado la muerte de la persona, dentro de un periodo corto de tiempo. como por ejemplo la enfermedad degenerativa denominada cáncer . A pesar de que todos admitimos que algún día hemos de morir, en nuestra cultura evadimos
-Participación de la familia: Si es voluntad del paciente, el representante o las personas vinculadas al enfermo por razones familiares o de hecho pueden participar en el proceso asistencial. - Muerte: proceso terminal que consiste en la extinción del proceso homeostático de un ser vivo y, por ende, concluye con el fin de la vida. -Duelo: es un proceso de adaptación emocional que continúa de una pérdida de algún ser querido, de una relación, de un empleo, todo de acuerdo al grado de significancia e importancia que le de la persona a ello.
tratar de cerca nuestra propia muerte, la de seres queridos o con los que hemos compartido
grandes cosas. Tendemos a vivir sintiéndonos inmortales o situando nuestra muerte en un futuro muy remoto. La idea de la muerte puede provocar cualquier reacción emocional, apareciendo como una condición de la vida; una compañía que alcanza al ser humano en cualquier etapa de su desarrollo. Cuando aparece hacia el final del ciclo vital se entiende de forma natural, como una parte de la maduración del individuo, sin embargo cuando se da en la infancia o en la juventud, es un rapto inesperado (más aún en nuestra cultura), una experiencia traumática que se debe evitar, contra la que hay que luchar y vencer. De acuerdo con lo planteado, entonces, es que se puede hacer la pregunta de ¿Qué es la muerte?, obteniendo como respuesta que es un fenómeno natural en el sentido de que, si no intervienen causas antinaturales, se produce como consecuencia de accidentes, enfermedades y/o envejecimiento ocasionados en la relación con el medio
ambiente o con procesos de desgaste fisiológico. Es universal, porque mediando una u otra circunstancia, todas las personas, todos los seres vivos han muerto y morirán. Probablemente no sea fácil encontrar la respuesta, pues los eventos asociados con la muerte desde siempre implican el más grande misterio de la humanidad y quizá la respuesta más simple a esto sea “el fin de la vida”. Sin embargo, esta sencilla frase ha constituido desde siempre este gran misterio, mil preguntas surgen espontáneas como respuesta. ¿Qué querrá él? ¿Qué necesitará? ¿Cómo querrá morir? ¿Cómo lo podemos ayudar?, preguntas que son muy fáciles en apariencia, pero terriblemente difíciles, de hecho porque tanto el equipo de salud como la familia de un paciente agónico, comparten una característica que a ratos se olvida en la situación de dolor, que es la humanidad y, con ella, la vulnerabilidad el miedo, la compasión y, sin duda, el mismo temor a lo desconocido.
Ahora bien, tomando en consideración las preguntas planteadas anteriormente, es interesante “meditar” acerca de la subjetividad que puede tener el duelo, ya que éste puede ser vivido de diversas formas dependiendo de cada persona y sus vivencias tanto sociales, culturales y educacionales. Sin embargo, es imprescindible que en la mayoría de los casos, el duelo vaya acompañado de dolor, sufrimiento y pena, teniendo estos sentimientos, socialmente un valor negativo, sin embargo, en estas situaciones son necesarias y sanas para que se pueda llevar a cabo un proceso de pérdida que ocasiona mucho malestar en toda persona.
oportunidades, lazos profundos y duraderos.
Lo descrito con anterioridad, refleja la pérdida de naturalidad que se le ha dado a la muerte, siendo ésta un proceso tan natural de todo ser humano. Y, que como terapeutas ocupacionales se ve reflejado dentro de su trabajo debido al vínculo terapéutico que se genera con cada usuario, haciendo en muchas
A partir de esto, el proceso del duelo consta de 5 partes, pero el tiempo de duelo es personal y la intensidad depende de muchos factores, tales como el tipo de muerte (repentina, enfermedad larga, violenta o apacible), el vínculo, el contexto social y físico, etc.
Para enfrentar el proceso de enfermedad y muerte de un usuario, el terapeuta debe posicionarse dentro de la situación y poner en práctica sus destrezas de regulación emocional, para poder ser un pilar importante dentro de esta etapa , siendo un acompañante y guía para la familia, frente al dolor que sienten al saber que pronto perderán a un ser querido. Si entre el terapeuta y el usuario se formó un vínculo cercano e importante, éste vivirá el proceso de duelo donde sentirá una pérdida ligada a un sentido y significado personal.
1) Negación y aislamiento: En esta etapa, la negación se
presenta como mecanismo de defensa ante el dolor producido por la muerte y el aislamiento como la imposibilidad de afrontar lo inesperado. 2) Rabia: Se sustituye la negación por rabia y resentimiento y surgen las preguntas, cuestionando el porqué de la situación que se vive. Además se vuelven más críticos ante la vida, tomando en consideración aspectos que anteriormente no eran relevantes en estos momentos se cuestionan, aparece la reacción de culpa. 3)Pacto o negociación: Ante la dificultad de afrontar la difícil realidad y de seguir en un estado emocional complejo surge el intento de llegar a un acuerdo en el que se busca superar la pérdida. 4) Depresión: cuando la pérdida ya es enfrentada, se entra en una fase de tristeza donde por medio del dolor se vuelve más cercana su aceptación. 5) Aceptación: Tranquilidad ante las emociones, logrando comprender lo ocurrido, dejando las culpas y la rabia.
Es por esto que tanto el terapeuta ocupacional como todo profesional de la salud que se encuentre en esta área, es una pieza clave para el entorno y familia de la persona que fallecerá, pasando a ser todos estos, parte del gran proceso de duelo que se vive con la muerte de cada persona. Es en este punto donde se percibe el doble sentimiento que el profesional debe presentar ante la situación, ya que se debe mostrar firme y tranquilo para la familia, pero también lograr expresar y llevar a cabo sus emociones que surgen desde la pérdida de un usuario. En estas situaciones, no sólo se buscará cubrir las necesidad basadas en una concepción global, activa e integral, que comprende la atención de los aspectos físicos, emocionales, sociales y espirituales de las personas en situación de enfermedad terminal, como el control del dolor y otros síntomas típicos de la enfermedad terminal, sino que también se considera un cuidado pleno de sus últimos meses o días y permitiendo que
tengan una buen morir.
muerte digna, un
El Terapeuta Ocupacional como pilar fundamental en el proceso de muerte de usuarios con enfermedades terminales, debe velar además para que estos usuarios no sufran maltrato por negligencia, psicológico o físico; muchas veces éste se debe enfrentar a situaciones de maltrato significativos, por lo que el Terapeuta debe tener un buen manejo de la regulación emocional para poder proceder a realizar las denuncias correspondientes o educar a la familia en cuanto a los cuidados del usuario para que éste viva de mejor manera su proceso de muerte. Todo esto provoca que sea innegable la inexistencia del tema de la muerte en la formación profesional, por lo que el personal de salud operativo trabaja sin capacitación previa sobre las posibles reacciones emocionales, que presentan un enlace directo con el paciente y la familia, siendo ésta, una situación de gravedad, debido a que si la muerte de un usuario,
la que es enfrentada sin las herramientas necesarias, impacta de forma significativa en el profesional se verá afectado en sus siguientes tareas, lo que puede llevar a una consecuencia de negligencia dentro de alguna acción. El estrés generado ante la vivencia de no poder otorgar mayores soluciones en este proceso y mantener un apoyo constante a los pacientes enfrentando su muerte, posiciona a los profesionales de la salud en una crisis entre comportarse como profesionales o personas capacitadas que acompañan a otra persona en el momento de su muerte. Sin embargo, cuando no hay esperanza de curación y el objetivo esencial del tratamiento ya no consiste en prolongar la vida sino en asegurar la calidad de vida durante el mayor tiempo posible, el profesional de la salud debe proporcionar asistencia total. La labor fundamental para cada terapeuta sería el poder desenmascarar este tema y
poder abordarlo de la forma más natural posible; lo que se lleva a cabo detectando el sufrimiento, poniéndole nombre y validando la necesidad de actuar para poder mitigarlo lo más que se pueda. El profesional se expone a enfrentar en muchas situaciones sus temores, vulnerabilidad y limitaciones, debido a que al enfrentar el dolor y el impacto producido por la muerte de un usuario, y el admitir que la situación puede volver a repetirse, impacta directamente en la personalidad de éste para saber cómo lo asume, cómo lo lleva y cómo la situación la aísla o la comparte con su entorno cercano, buscando ayuda y protección para poder llevar
este proceso de la mejor forma. Pese a esto, el admitir lo que nos está pasando en lo más íntimo, muchas veces se ve interferido por la dificultad que presentamos a la hora de mostrarnos vulnerables, pensando que un profesional de salud no tiene o no debe manifestar sensibilidad ni dolor, actitud que entorpece el trabajo que se realiza con el usuario, ya que demuestra distancia. Todo esto es producto de un mero mecanismo de defensa por parte del profesional de la salud, y, por lo tanto, la actitud de éste debe estar ligada a la empatía, ya que el afrontar con el otro su sufrimiento, exige por su parte, entender nuestra propia condición de humanos susceptibles al sufrimiento.
La muerte es algo que no se puede evitar, por lo tanto se debe estar preparada para poder enfrentarla de la mejor manera posible; tanto a nivel personal como profesional. Éste es un tema que no se considera de forma importante, siendo que para nosotros es algo fundamental que debería poder ser abordado por todo profesional de la salud, ya que si bien es cierto lo último que uno espera al momento de intervenir a las personas es que este muera , no es algo que como profesionales se pueda evitar , es por esto que dentro de la formación de todo profesional de la salud se requiere de métodos que enseñen, guíen y apoyen a la persona a sobrellevar emocionalmente la muerte de un cliente, para evitar el no saber cómo reaccionar frente a este proceso y no derrumbarnos , si no que salir adelante y verlo como una etapa de la vida que tarde o temprano se debe afrontar. Estas herramientas se deben enfocar a cómo realizar un acompañamiento y una intervención cercana al usuario, pero que a la vez permita tomar medidas con nuestras propias emociones para evitar que ellas interfieran en nuestro accionar día a día. Además, si bien es importante que el tema sea considerado dentro de la formación profesional, es importante mantenerla y reforzarla, por lo que dentro de todo centro de atención, los profesionales deberían tener la opción de un proceso de ayuda y apoyo mutuo entre el equipo de trabajo. Esto con el fin de que el profesional y el equipo puedan enfrentar juntos este proceso natural que de alguna u otra forma nos va a tocar a todos vivenciar.
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