Cuento

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LOS BRAZOS LARGOS






Abril 2015 Le贸n, Guanajuato, M茅xico.


“LOS BRAZOS LARGOS” Escrito por: Mariela Cruz Camacho “Azuquita” Ilustraciones realizadas por: Nathaly Cruz Camacho y Paola Lizárraga Reyna


Fabián, mejor conocido como el gran experto del mundo por su famoso descubrimiento de la montaña miniatura, domador del hermoso pez peludo del oeste y extraordinario conocedor de todas las tribus del mundo, se enfrentaba a un grave problema: descubrir el misterio de la tribu de los brazos largos. Ningún explorador hasta ahora había podido saber la razón del tamaño de sus peculiares brazos. Pero Fabián no era como los otros, él tenía 7 años y una lonchera llena de tesoros.



Lo poco que se sabía de la tribu era que sus habitantes tenían los brazos tan largos que cuando estaban parados podían tocarse hasta la punta de los pies con la mano, sin tener que inclinarse. Así que el pequeño explorador tomó sus tesoros, se despidió de Filiberto, su amigo imaginario, y partió a la aventura.



Después de horas de viaje el gran domador llegó a su destino, cruzó la selva, una cascada de lava y enfrentó grandes felinos, hasta que a lo lejos distinguió las casas de la tribu. Caminó y caminó hasta que sintió que algo tocaba su hombro, pensó que era una serpiente y al tratar de quitársela descubrió que era una brazos largos.



Fabián estaba impactado. Durante un minuto se miraron fijamente sin parpadear. De pronto a Fabián se le cayó su lonchera con sus tesoros. El pequeño explorador decidió arriesgarse, los tomó y se los mostró: una pelota de chicles masticados, un yoyo, unas crayolas y por supuesto su primer libro de geografía. La brazos largos miró los objetos para simplemente levantar el yoyo, sostenerlo y quedar impresionada ante el color de éste. Al ver su cara de asombro, Fabián quiso regalarle uno de sus tesoros: el yoyo. La niña quedó encantada y le ofreció visitar su tribu para que pudiera mostrar el resto de sus objetos tan preciados.



Al llegar, Fabián mostró sus tesoros, el pueblo quedó sorprendido y lo dejaron quedarse a cambio de la pelota y sus crayolas. Durante días convivió con la tribu y a la par quería descubrir la razón del largo de sus brazos. Llegó a pensar que era para alcanzar las frutas de los árboles, pero le explicaron que comían de árboles frutales pequeños.




Pensó que era para cosechar más rápido, pero le dijeron que eran veloces porque entre todos se ayudaban. Incluso llegó a pensar que era para alcanzar a rascarse la espalda, pero los niños se rieron y le dijeron que no y mejor lo invitaron a jugar a “los atrapados”, pero para ser justos con el pequeño brazos cortos usarían una regla nueva: solo se puede atrapar con los codos para no tener ventaja sobre él. Aquel se convirtió en el día más feliz de su vida, acompañado de sus nuevos amigos, los brazos largos.

El resto de la semana, Fabián observó y escuchó. Conoció y preguntó. Platicó y aprendió. Cantó y rió. Pero no logró descubrir el misterio de los brazos largos.


Cansado y con la obligación de regresar a la escuela, se despidió de ellos. Al ver que el pequeño se marchaba, la tribu entera salió a despedirle y con lágrimas realizaron su tradición más antigua: el abrazo comunitario. Poco a poco, desde el niño más pequeño hasta el anciano sabio del pueblo se fueron acercando, extendiendo sus brazos alrededor. Uno por uno, abrazó al otro, hasta que había un nudo de brazos que los cubría a todos. Eran los brazos del sabio, los que eran más largos y podían cubrir a toda la tribu en un gran abrazo. Fue entonces cuando Fabián descubrió la razón de los brazos.





El corazón de Fabián latía fuerte al ver el cariño que le tenían sus amigos, quería abrazarlos a todos para poder demostrar lo que sentía, y fue entonces cuando se dio cuenta que en cada palpitar, sus brazos crecían y su corazón también.



Al terminar el abrazo, el pequeño explorador entregó su último y más preciado tesoro: el libro de geografía que lo había llevado a todas esas aventuras, pero sobre todo a conocer grandes amigos como los brazos largos.



Desde ese día, cada vez que Fabián abraza a alguien, se acuerda de sus amigos de los brazos largos y de todo lo que aprendió.





LOS BRAZOS LARGOS


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