Una taza de café Toda historia comienza, termina & eyacula una que otra vitralidad sumergida en un lenguaje corporal emitido por cada ente en el paso constante de mi vista. Muchas miradas, muchos pensamientos estancados en el sujetador de sus labios, una que otra ilusión robada, silencio constante a su paso, a su intolerable vida, minutos transcurren al término de cada inhalación constante de mi cigarrillo. Todos se mueven al compás de sus tertulias, de su prisa o de su detonante ociosidad, el cielo llora, se decae, se anima, susurra. Una delicada taza de café para el frio, para la falta de compañía & la ausencia de calor sobre mi cuerpo. Las miradas siguen ocurriendo & en una fracción de segundos todo pasa, todo muere & lo dejamos a la casualidad del destino, volver a ver a la chica de los ojos de en sueño, que seguramente tiene una cruzada constante con sus labios; de algún caballero que preforma su corazón. Que alimentan su falta de calor en su maravilloso cuerpo, que seduce las calles & deja todo a la imaginación de quienes juegan delicadamente con su ser, mientras desaparece de sus vistas. & el café sigue haciendo estragos en mi inconciencia temporal, sigo naufrago de su cafeína, de su calor intenso que baja poco a poco desde mi boca hacia mi garganta, para luego posar en mi estómago, de su intenso a sabor a montaña, a colores de selva, a trabajo de artesanos, de su color delicado & elegante, de su magia que recorre mi paladar & fusiona el placer con un cigarrillo, una pluma & mi libreta. Para crear magia con mis pensamientos & gozar a mi delicado entorno para jugar con su reacciones, haciendo historias con la realidad & la imaginación. Entre el bullicio de la nada, se hace presente entre las miradas inhabitadas del cumulo constante de un tráfico de antes, queriendo llegar a su destino, un destino que muere cada instante al paso del tiempo, que ahora es un recuerdo de a veces & no de siempre & ahí está el boletero de la calle 22 vendiendo azar, vendiendo suerte & superstición, gritando ¡existo! a ver si alguien lo toma en cuenta, en las horas muertas que lleva mi café frio. Compartiendo su frialdad con el entorno, que pocas veces se designa a sonreír mientras la tarde pasa & la noche se acerca para matar los sueños del despierto & comenzar las utopías de una muerte que ocurre cada noche & se reanima cuando la aurora sale & comienzan las miradas & las caricias de dos que pretenden vivir.
“Cada taza de mi vida, me han llevado a observar la gloria & la paz, el amor & el querer & vivir por vivir”.