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Delegación de Misiones de Toledo www.misionestoledo.org
Noviembre 2015 - Número 38 Publicación Mensual
Misioneras Toledo Misionero
“La acción de los misioneros en Perú hace real la presencia y el latido de la “misericordia”
La visita de la Delegación Diocesana de Misiones a los misioneros en Perú ha tenido lugar en el marco del 50 Aniversario del Decreto Conciliar Ad Gentes, el próximo inicio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia y las actividades misioneras que la Archidiócesis de Toledo desarrolla en el ámbito del Plan Pastoral Diocesano.
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La Delegación Diocesana de Misiones de Toledo visita a los misioneros toledanos en la Diócesis de Lurín y la Prelatura de Moyobamba de Perú “Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre”. Palabras del Papa Francisco en la Bula Misericordiae Vultus que utiliza Jesús López Muñoz, Director Diocesano de Obras Misionales Pontificias y Delegado Diocesano de Misiones de Toledo, para resumir lo fundamental del viaje realizado a Perú para visitar a los misioneros toledanos. Una visita que la Delegación Diocesana de Misiones de Toledo ha realizado a la Diócesis de Lurín y la Prelatura de Moyobamba, para compartir los proyectos que en la actualidad desarrollan los 28 misioneros toledanos en múltiples parroquias, colegios, capillas e instituciones. En la visita han participado, junto a Jesús López, el misionero Enrique del Álamo y Fernando Redondo. Pachacámac, Villa El Salvador, Lima, Tarapoto, Los Morales, Moyobamba, Bellavista, son algunas de las poblaciones peruanas que han contado con esta visita misionera, en la que se ha transmitido el cariño y la cercanía de la diócesis a todos los misioneros, tanto a los de Perú como a los restantes hasta llegar a los 142 misioneros que en la actualidad posee la Archidiócesis de Toledo en todo el mundo. Uno de los proyectos sociales que han visitado ha sido Casa Vida, en Pachacámac, impulsada por el Padre Eugenio García, misionero de Mallorca, párroco de la Iglesia Santísimo Salvador de
Pachacámac, en la que el actual delegado de misiones de Toledo, Jesús López, estuviera como párroco durante su estancia misionera en Perú. En esta casa, que verdaderamente es un proyecto vital, además de social, acogen a niños en situación de abandono familiar y social. Una Casa Vida en la que se ofrece un proyecto integral para sus vidas, que requiere de constantes ayudas y apoyos. También han compartido un encuentro con Monseñor José Ramón Gurruchaga, el Padre Obispo, como todos le dicen con cariño, que con 20 años fue enviado como misionero salesiano desde su tierra natal, País Vasco, hasta Perú. Ahora, 64 años después, sigue en la tierra misionera, quien afirmara que comprendía las dificultades tremendas que tiene nuestra gente, “pero hay que estar empuja que empuja”, enamorándonos “con realismo, aceptando nuestras dificultades, y el realismo es continuación”. El Padre Obispo Gurruchaga mantiene, aún desde su jubilación, una cercanía y amor por los enfermos, por la defensa de la vida y por la constante dignidad de la persona. Su testimonio es una muestra, ya como Obispo emérito, de una voz que siempre ha sido de protesta, transparencia y apuesta desde el Evangelio por la inclusión social y la paz. En Moyobamba, Prelatura cuyo obispo es natural de Quintanar de la Orden, Monseñor Rafael Escudero, además de la visita a los Seminarios Menor y Mayor, también se conocieron algunos de los proyectos sociales que desarrollan los misioneros diocesanos toledanos, como son comedores sociales, las acciones pastorales y el encuentro con jóvenes, que
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En Moyobamba, Prelatura cuyo obispo es natural de Quintanar de la Orden, Monseñor Rafael Escudero, además de la visita a los Seminarios Menor y Mayor, también se conocieron algunos de los proyectos sociales que desarrollan los misioneros diocesanos toledanos, como son comedores sociales, las acciones pastorales y el encuentro con jóvenes, que mostraron, como comparte el misionero Enrique del Álamo, “una verdadera alegría del Evangelio, que surge de la sencillez y la humildad”. Durante la estancia en Moyobamba tuvieron varios encuentros con Monseñor Escudero, quien mostrara la realidad pastoral de la Prelatura de Moyobamba, así como agradecer las constantes colaboraciones que llegan de grupos y de parroquias.
“Es llamativo, los misioneros van y vienen, pero siempre tienen tiempo para un café, para el diálogo, para sentarse y compartir lo que ha transcurrido en el día a día de su acción pastoral”. Primerear, como afirma el Papa Francisco, es la clave para comprender cómo trabajan los misioneros. En Evangelii Gaudium afirma que “la comunidad evangelizadora experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en el amor; y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos”. Es lo que hacen los misioneros diocesanos de Toledo, “primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar”.
En la Archidiócesis de Toledo son muchos los grupos y parroquias que mantienen una estrecha cooperación misionera con Perú, en particular, desde los Grupos Misioneros de Mora y Árges, entre otras localidades toledanas, existe una colaboración más concreta con la Prelatura de Moyobamba y la Diócesis de Lurín, a las que hacen llegar medicinas y ayudas para proyectos sociales y pastorales, además del apadrinamiento concreto mediante becas escolares, tanto para seminaristas como para estudiantes en general. Ayudas que se canalizan desde la Delegación Diocesana de Misiones.
“Si me lo permites – prosigue Redondo Benito – quisiera compartir la metáfora del viaje en la imagen de una red para el tenis”. En el primer día de la visita se encontraron con Jesús López – Rey, que se encontraba en la parroquia Jesús Nazareno de Villa El Salvador (Lurín) arreglando una red de tenis. Este misionero “cuida y esmera la red, como si fuera lo más importante y único en ese momento, incluso llevaba en el jersey prendida una aguja grande para que no se le olvidara el trabajo”. Pudiera parecer un trabajo aparentemente menor, pero utilizando la metáfora de la red de tenis “encontramos que podemos profundizar en el trabajo en red de los misioneros, pero también en el mandato del Señor: echad redes”.
“Gratitud por la acción de los misioneros, pero además constante gratitud de los misioneros”, comparte Fernando Redondo, después de este viaje misionero a Perú. “Es llamativo, los misioneros van y vienen, pero siempre tienen tiempo para un café, para el
“El cariño y respeto por los misioneros se palpa, es una realidad, los toledanos pueden sentirse orgullosos de ellos”, también afirma Fernando Redondo, aseverando que “viendo el trabajo
Manos Misioneras “El cariño y respeto por los misioneros se palpa, es una realidad, los toledanos pueden sentirse orgullosos de ellos”, también afirma Fernando Redondo, aseverando que “viendo el trabajo que han realizado Jesús López y Enrique del Álamo puedo afirmar que como misioneros han marcado a una generación, que aunque ahora se encuentran en España los quieren y recuerdan”. Contribuir al más pleno sentido humano, sin desarraigar el desarrollo del sentido trascendental que todo ser humano posee, es una de las esencias del trabajo misionero, como así se ha transmitido durante toda la visita misionera a Perú. “En Lima – concluye Redondo Benito – hemos estado también en las puertas del infierno, en la antesala del infierno, donde una ingente cantidad de seres humanos parecían sombras ante la vida, con ausencia de todo lo más elemental y de la dignidad humana”, es lo que califica de “los valles de la muerte” frente a los que los misioneros aportan esperanza, verdad y vida. Por ello, como ha afirmado categóricamente el Delegado de Misiones de Toledo, Jesús López, “la acción de los misioneros en Perú hace real la presencia y el latido de la misericordia”.
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Después del Domund, ¿Qué? Por Anastasio Gil, Director de OMP Tribuna Misionera en la Revista Misioneros Tercer Milenio www.revistamisioneros.es
El profesor de religión de un instituto de Sevilla consideraba que el guión de formación preparado para la Jornada Mundial de las Misiones era como el pórtico para iniciar el curso. Lo decía en el contexto de la exposición El DOMUND, al descubierto, para significar que la actividad misionera de la Iglesia era la mejor puerta de entrada para introducir a los alumnos en el misterio y en la misión de la Iglesia. En efecto, sería un error presentar el DOMUND como una jornada más dentro del calendario litúrgico. Si así fuera, la responsabilidad misionera y evangelizadora de los discípulos del Señor quedaría reducida a una simple actividad, más o menos atractiva. Es verdad que el mes de octubre, y más concretamente, el Domingo Mundial de las Misiones, es un punto de inflexión en el compromiso misionero de la Iglesia, pero este no tiene fecha de caducidad. Se prolonga durante todo el año, durante todos los años, durante la vida. Así lo dispuso Jesús al enviar a la Iglesia hasta los confines de la tierra, sin limitación alguna de personas, lugares y tiempo. El primer responsable de este impulso misionero es el Papa, a quien ayuda en esta misión la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. A ella le corresponde ordenar, dirigir y acompañar la actividad misionera de la Iglesia en el mundo, y lo hace a través de las Obras Misionales Pontificias presentes en las Iglesias locales. A esto se refiere Francisco cuando implica, en su reciente Mensaje con ocasión del DOMUND, a los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos como servidores de la Palabra en el inmenso campo de la acción misionera de la Iglesia, para concluir que todo bautizado está llamado a vivir lo mejor posible su compromiso misionero, según su situación personal. En este entramado evangelizador aparecen en primera línea –aunque ellos renuncien a cualquier protagonismo– los misioneros y misioneras, quienes, al anunciar el Evangelio donde este no es conocido, hacen posible el nacimiento de las Iglesias locales en formación, las llamadas Iglesias jóvenes. Ellos son los testigos privilegiados de la misericordia divina, que, en la Iglesia “en salida”, saben adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos e ir a los cruces de los caminos para mostrarles a Dios. Su labor sería imposible sin la cooperación permanente del Pueblo de Dios, que apoya y sostiene la actividad misionera con su oración, cercanía y ayuda económica. Esta no es un simple acto de donación, sino la respuesta al reconocimiento de la corresponsabilidad entre las Iglesias y comunidades. “Tal cooperación se fundamenta y se vive, ante todo, mediante la unión personal con Cristo: solo si se está unido a Él, como el sarmiento a la vid, se pueden producir buenos frutos. La santidad de vida permite a cada cristiano ser fecundo en la misión de la Iglesia” (RM 77). La consecuencia que se deriva de este entramado eclesial es estar disponible para compartir lo que se tiene, en un fraterno proceso de donación, pero también de aceptación. En la cooperación, el intercambio de dones no tiene un solo sentido, sino que es como los billetes de ida y vuelta. La reiterada petición de ayuda por parte de los misioneros tiene su razón de ser. Por eso, el DOMUND tiene una permanente actualidad y su mensaje no está constreñido por condicionamientos de tiempo y espacio.
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Cifras que no se reflejan Por Fernando Redondo @fernandoredondo
“La pobreza, la desigualdad, los desequilibrios son frutos de decisiones políticas, de programas políticos equivocados”
Vivimos una época rodeados de cifras. A golpe de titular hemos aprendido y manejamos, con cierta soltura, conceptos como prima de riesgo, intereses, plusvalías, acciones, partidas presupuestarias, e incluso responsabilizamos al “3%”, y a muchos otros porcentajes que no aparecen en procedimientos judiciales, de decisiones importantes. Cifras, pero ¿simplemente cifras? ¡Cuántas veces nos quedamos limitados en titulares! Leo la cifra de “ochocientos cuarenta y dos millones”. De ese modo no refleja nada, pero si añadimos “personas” apreciamos que son ochocientos cuarenta y dos millones de personas las que padecen hambre en el mundo. Una cifra que es escandalosa, que representa a un 13% de la población mundial. Una de cada ocho personas no recibe en su dieta alimenticia la energía calórica mínima que necesita para una vida saludable y activa. Pero el dato aún más llamativo es que debemos asumir que la gran mayoría de estas personas, en torno a 800 millones, habita en los países en desarrollo, donde también prevalece el hambre. El hambre, aquí y allí, es una amenaza para la vida de las personas y por tanto es un problema ético que nos afecta a todos los seres humanos, requiriendo de un cambio de mentalidad donde ofrecer una demanda más activa de la justicia social, de la fraternidad y de una solidaridad desinteresada, exhortada por el Papa Francisco, que produzca “una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano”. Debemos cambiar la mentalidad, que debe ir más allá, pensando en “términos de comunidad, de prioridad de la vida”. Crecer en la solidaridad que permita a todos los pueblos llegar a ser por sí mismos artífices de su destino, así como cada hombre está llamado a desarrollarse.
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El signo más cruel, concreto y humillante de la pobreza es el hambre, pero es a la vez una causa y una consecuencia de la misma pobreza. ¿Castigo divino? Una persona pobre me ha llegado a afirmar que “Dios no nos ha abandonado. Hemos sido olvidados por los políticos”. La pobreza, la desigualdad, los desequilibrios son frutos de decisiones políticas, de programas políticos equivocados, que además se enfrentan a una pobreza silenciosa que no protesta, que se caracteriza porque el individuo carece de expectativas, en una pobreza interna que ha llegado a penetrar dentro del individuo. El Papa Francisco en Evangelii Gaudium afirma que “molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia”. Por eso llama la atención que en ocasiones los programas de ayuda para el desarrollo, que la Cooperación Internacional, se reduzcan a porcentajes, negociando cantidades, como se refleja en recientes titulares toledanos, cosificando a niveles absurdos el bien común de la sociedad, olvidando los principios de subsidiariedad y solidaridad, que tan bien refleja la enseñanza moral de la Iglesia. Pareciera que ciertas autoridades políticas no estuvieran realmente interesados en eliminar el hambre, en posicionar de verdad la dignidad humana y el bien común como prioridad, al contrario, parecen interesados en reflejar que es una noticia normal que los niños no tienen que comer, que es una tragedia que la Bolsa baje dos o tres puntos, y que es un logro (al menos publicitario) que el presupuesto de cooperación suba dos o tres décimas.
Manos Misioneras Manos Misioneras Publicación editada por la Delegación de Misiones de Toledo y la Fundación EUNTES – Toledo para el Mundo Dirección y Edición Jesús López Muñoz Delegado de Misiones Francisco Villacampa Director Fundación EUNTES
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El Papa Francisco en Twitter @pontifex_es
Coordinador Fernando Redondo Benito Secretaría Marisa López Sánchez Dirección C/ Arco de Palacio, 3 45002 – Toledo Teléfono 925224100 (Ext. 163) Correo Electrónico toledo@omp.es
Todos los cristianos estamos llamados a imitar al Buen Pastor y ocuparnos de las familias heridas. La vanidad no sólo nos aleja de Dios sino que nos hace ridículos.
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Padres: ¿saben “perder el tiempo” con sus hijos? Es una de las cosas más importantes que pueden hacer todos los días.
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El desarrollo económico debe tener un rostro humano, de manera que nadie quede excluido.