El secreto de Sofía

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Colección

Primera edición: Septiembre de 2014 © del texto: Alberto Martín Tapia © de las ilustraciones: Claudia Degliuomini © primera edición: La Guarida Ediciones Marcelo Fernández Nieto, 1 37004 Salamanca www.laguaridaediciones.com Maquetación: Egido Pablos. Comunicación Gráfica Impreso en España por Gráficas Lope ISBN: 978-84-941771-4-9 Depósito Legal: S. 385-2014 Reservados todos los derechos




Mi abuelo dice que no solo las personas guardan secretos, también lo hacen las cosas. Una tarde le confesé que yo no tenía ninguno, y se echó a reír. Entonces me propuso descubrir las historias que esconden los objetos de nuestra casa. —Quizás así encuentres tu propio secreto —me susurró.



Mi padre colecciona baúles. En realidad solo tiene uno, pero es porque en casa somos demasiados y no hay espacio para más. Por eso mi padre guarda su colección dentro de la cabeza, y cuando encuentra un baúl especial, se aprende todos sus detalles de memoria: cada una de las formas, su olor, el tacto suave o rugoso de la madera... El baúl de nuestra casa procede de Japón. Está adornado con relieves de pagodas y de árboles extraños. Como no sabe español, nunca habla con el resto de los muebles. Eso le pone triste. Una tarde probó a contar una historia de su lejana tierra usando los dibujos que tiene tallados. Las nubes parecían moverse, y una niña de ojos rasgados se asomó a la ventana de una de las casas. Las sillas observaron asombradas, y el aparador aplaudió abriendo y cerrando los cajones.



Tras cuatro meses y medio pidiendo a mis padres un perro, por fin decidieron comprarme una tortuga. ­—¿Por qué una tortuga? —pregunté. —Porque ya tenemos suficiente con un miembro de la familia correteando por la casa y haciendo ruido. Me miraban fijamente a mí, pero yo creo que hablaban de la abuela. Mi tortuga se pasa el día tumbada en la isla de su estanque de plástico. Puedo estar una hora observándola, y ni siquiera mueve una pata. Sin embargo, hay días en los que me giro un segundo, y al volver a mirarla ya no está. Algunas veces encuentro granitos de arena en su caparazón. Seguro que pertenecen a playas exóticas. Pero ella no dice nada, y disimula tumbada en su isla.


Mi abuelo dice que no solo las personas guardan secretos, tambiĂŠn lo hacen las cosas.

ISBN: 978-84-941771-4-9


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