CIUDAD DE MÉXICO | 2017
LABORATORIO CURATORIAL ACTIVACIONES DE LA MEMORIA ARCHIVOS DE ARTE FEMINISTA MEXICANOS
Presentación Julia Antivilo
Bitácora espectro Marisol García Walls
Re-Memorando Fernanda Zendejas Bernal
S/T Alejandra Gorráez Puga
Cada una de las visitas Alejandra Ruiz
índice
Experiencias de Re+accionar los Archivos de Arte feminista Mexicanos Carolina Andrade Rendón
Dadme un punto de apoyo y me moveré con el archivo Gabriela Huerta Tamayo
Comentario de un tránsito Ana García
De archivas y el cuidado de nuestra memoria Adriana Martínez Noriega
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BITÁCORAS DE ARCHIVOS DE ARTE FEMINISTA MEXICANOS
A través del género de la bitácora este fanzine reúne una pequeña síntesis de las ricas experiencias del Laboratorio curatorial. ACTIVACIONES CRÍTICAS DE LA MEMORIA. ARCHIVOS DE ARTE FEMINISTA MEXICANOS que coordinamos desde el mes de agosto en el Centro Cultural Border y con el apoyo del Patronato de Arte Contemporáneo. Este laboratorio se transformó en un equipo de trabajo entorno a los archivos de arte feminista mexicanos, a través de sesiones donde discutimos sobre las políticas de archivos mediante recorridos críticos de los acervos de algunas de las pioneras en este campo artístico: Ana Victoria Jiménez (1960-1990), Mónica Mayer (1970-2000), Yan María Yaoyólotl Castro (1970-1990), Lorena Wolffer (1990-2000) y Producciones y Milagros Agrupación Feminista A.C (1980-2000). ¿Por qué una bitácora? Porque visitar estos archivos es navegar en cinco acervos que son océanos, por lo tanto debes llevar un registro de esta travesía, no solo de datos sino también de las afectaciones, movimientos, expectativas, ansias y mucho más que nos removieron las visitas a los archivos conducidas por sus creadoras. Tras los recorridos nadie salió intacta debido la pasión de las performáticas archiveras que nos guiaron a través de sus impulsos de archivos, por sus “tesoros” y sus intimidades. El rescate de la memoria del arte feminista, a través de alguno de sus archivos se realizó concretamente con el fin de esbozar un meta archivo de las genealogías de esta práctica artística y cultural en México (siglos XX y XXI). Esta propuesta se orientó desde la transdisciplina, sin embargo, un lineamiento especial lo tuvo en el Arte Público, donde mayormente se ubica el arte feminista. También organizamos un conversatorio respecto a la importancia de los archivos para el arte feminista en el que nos acompañaron las historiadoras del arte; María Laura Rosa, que nos dio a conocer sus indagaciones en los acervos de las artistas argentinas lesbofeministas Ilse Fuscová y Alicia D’Amico. Por su parte, la otra invitada; Karen Cordero, enfatizó en qué hace diferente
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a una muestra de archivos de arte feminista, entregándonos importantes ideas para la muestra como la idea de en vez de construir una línea de tiempo crear una de destiempos, idea que nos gatilló en vez de una línea mejor las grietas de la memoria para ser intervenida por el público. El 2 de noviembre del 2017 inauguramos Re + acciones. Réplicas y Fracturas en el archivo de arte feminista mexicano en el Centro Cultural Border y permanecerá activa hasta el 15 de diciembre con varias actividades o re+acciones en torno a algunas piezas del montaje, tales como un taller de fotobordado con Ina Riaskov de Producciones y Milagros Agrupación Feminista A.C. Además dialogaremos en re+acción a la obra fotográfica sobre el terremoto de 1985 de Ana Victoria Jiménez y la ensayística (texto e imagen) de Yan Yaoyólotl Castro. Con éstas archiveras más Lorena Wolffer y una de las fundadoras del Sindicato de costureras 19 de Septiembre; Alicia Cerezo, analizaremos la coyuntura del reciente terremoto revisando la movilización feminista desde el sismo del 85. El segundo conversatorio re+acciona a la obra Traducciones reflexionando sobre la relación entre las artistas feministas de Estados Unidos y las mexicanas. Dialogarán Mónica Mayer y Cristina Serna, académica chicana y parte de este laboratorio. Cerraremos la muestra con una performance aquelarre que re+acciona al Muro de Réplicas de Lorena Wolffer que recoge mensajes de mujeres dirigidos a sus agresores. ¿Por qué re+accionar y no activar? Pues activar nos sonaba a sólo apretar un switch para despertar e interconectar esas memorias, si bien eso fue el pie de partida de este proyecto, en el proceso vimos que todas estas experiencias nos generó varias re+acciones a cada una de nosotras a partir de las visitas a los archivos y todo el proceso restante. Por lo tanto, tenía que ver con nuestros atravesamientos, inquietudes y preguntas que nos dejaron estas
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travesías. Lo pensamos como Re+acciones y no Re-acciones, descartando esta última, porque lleva un signo de resta (-), y esto nos ha connotado mucha suma debido a que cada pieza seleccionada no solo habla por si sola sino también dialoga con este tiempo a través de conversatorios o con la invitación de una joven artista como Ana Dino a conversar con el pasado, por ejemplo con el cómic Las aventuras de Superlesbi y Ana Pérez de Yan María para el cual Ana nos presenta la Super Lesbi del siglo XXI a través de un gif. Con todo, un signo más (+) porque suma y sigue, pues un archivo de arte feminista mexicano es la constatación de permanencias, disrupciones, fracturas y muchas grietas para explorar en la memoria del artivismo feminista. Es ese diálogo pendiente entre nuestras genealogías, aún muy activas, y las feministas de hoy.
Julia Antivilo, coordinadora del proyecto
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BITÁCORA ESPECTRO MARISOL GARCÍA WALLS
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Réplicas I. En casa de Mónica Mayer, el primer archivo que visitamos, hay un árbol. Yo he soñado con ese árbol, pienso después de que Tabatta nos toma la foto. Es un árbol al que le cuelgan pedacitos de listones, trapos, jirones de ropa. Tener el mal de archivo, como decía Derrida, es dejarse infectar de algo, a la vez, muy oscuro y muy luminoso. II. Salvo los que han quedado olvidados en lugares públicos o han caído como víctimas de alguna mudanza, conservo la mayor parte de los cuadernos o diarios que he escrito, personales y escolares. Un pequeño archivo personal que abarca trece años, casi la mitad de mi vida. Desde hace diez guardo un diario de sueños. Después de sumergirme en mis propios registros, descubro que, en efecto, el árbol con tela aparece en un sueño, pero, para mi sorpresa, no es su única aparición: he escrito sobre este árbol en 2004, 2009, 2011 y 2013. 7.03.13 Este sueño pasaba en una especie de ciudad costera griega donde había edificios viejos, uno de los cuales tenía un cuarto lleno de peces en formol. Iba corriendo a un hotel donde había una escalera que llevaba a un cuarto donde había una ventana con un árbol. Había una historia de aventuras, pero no me acuerdo qué pasaba.
III. Llego tarde a la visita al archivo de Producciones y Milagros, A.C. Últimamente siento que llego tarde a todos lados. Sobre la mesa en casa de Ina y Rotmi hay una serie de fotografías que comentamos
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en grupo. Son fotos de protestas. Sobre la mesa también hay un ejército de niñas, siluetas de cartón negro sobre las que se han escrito consignas, y que sé que sirvieron para una acción de denuncia por la muerte de 49 niñas en un incendio en Guatemala. Los cuerpos de quienes ya vivían en situaciones precarias son los desechos de un sistema que se sostiene porque capitaliza tanto la vida como la muerte. Pero contra éste —miro el ejército de niñas que nos observa desde la mesa— la resistencia despliega sus armas más poderosas: el cuidado, la esperanza, el amor.
Réplicas I. Una de las primeras cosas en las que pienso, cuando me encuentro en la explanada central después del simulacro del 19 de septiembre pasado, es en mis compañeras del taller. Me viene a la mente Gaba, que pasó el temblor pasado con susto. Pienso en Julia —cuando fue el terremoto en Chile en 2010 una compañera del trabajo sufrió la pérdida de unos amigos en su natal Talca—. Además, estoy en la biblioteca de la Universidad Iberoamericana, donde estuvimos reunidas hace unas pocas semanas. “El 85” apareció varias veces en la boca de Ana Victoria Jiménez. La imagino, con su camarita Kodak, tomando fotos y haciendo carteles de todo lo que se movió después: una ciudad que estaba dejando de ser ella misma. II. Al releer mi sueño me percato de un detalle: el cuarto lleno de peces negros preservados en formol me inquieta. Acabo de leer que los árboles con tela son una ocurrencia frecuente en varias partes del mundo. Es una práctica asociada a rituales mágicos de curación —se ata una prenda para pedir un deseo y se toma una tela que el árbol ya ha sanado—. En Medio Oriente y el Mediterráneo el árbol pertenece a la familia de las terebintáceas: de éstas se extrae una especie de sabia, la pez, que se destila para
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convertirla en aguarrás. El color negro, pienso, no es gratuito: evoca el color de la tinta. Sé que la pez también fue utilizada durante la Edad Media como un aditivo para que las partículas de pigmento suspendidas en un líquido se peguen unas con otras. No deja de llamarme la atención esta paradoja: en el mismo árbol están los elementos que conforman la química de la tinta y del aguarrás, imprimir y diluir. Ésta también es mi experiencia con los archivos: son capaces de recordar, de traer a la memoria, pero también pueden sumir a algo, o alguien, al olvido. Archivar es guardar y borrar. III. Los viernes en la noche vienen unos amigos a casa. Hemos formado un grupo que se llama Compañía diletante de espectros y luciérnagas. Nos juntamos a leer textos sobre la supervivencia de las imágenes. En el ensayo que estamos leyendo, Georges DidiHuberman habla sobre la quema de archivos. Aparece, en medio de las cenizas de lo que el autor ha quemado, conceptualmente hablando, esta frase en la que explica un pasaje de un texto de Walter Benjamin: “esta pequeña chispa de azar, de aquí y de ahora, de la que, en lo sucesivo, tenemos frente a los ojos una frágil huella visual. ¿En qué consiste el resultado? Benjamin lo denomina un ‘agujero’, que debe ser literalmente comprendido como un agujero producto de una quemadura-. ‘Lo real -escribe-, para decirlo de algún modo, ha quemado un agujero en la imagen’”.
Fracturas I. En la esquina de Bolívar y Chimalpopoca hay un agujero, pero cuando visito el sitio, la madrugada del 23 de septiembre, yo todavía no lo sé: los escombros del edificio han sido retirados
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en un tiempo récord. Ahí no hay nada, pero yo todavía no lo sé. Llego por casualidad: porque fuimos por nuestra amiga Cinthya a Álvaro Obregón y alguien en Twitter pide insumos para atender una quemadura. Estamos cerca y en mi mochila traigo varias cosas. En la esquina de Bolívar y Chimalpopoca hay otro tipo de agujero: el que dejan los cuerpos. Apenas la semana pasada, Yan María Yaoyólotl Castro nos hablaba sobre otro 19 de septiembre en el que murieron costureras que pese a la hora temprana, ya habían comenzado su jornada laboral. El agujero del que hablaba Benjamin, del que hablábamos los amigos que nos juntamos los viernes, también es un agujero en la historia. II. Cenizas, escombros, borraduras, restos, gestos y trazos son todas palabras que evocan un antes y un después. Que se centran en el producto de algo que fue accidental o deliberadamente eliminado, pero que dejó un residuo, evidencia de que antes existió. Llevo un año entero preguntándome por mi invisibilidad. En la escritura, llevo un año intentando hacerme presente. II. Una memoria fracturada es una memoria resentida. Si la estructura de un edificio está dañada, es posible que no resista un futuro temblor. Quien archiva tiene una tarea histórica muy clara: la de preservar las huellas de lxs otrxs que, como fantasmas, pueblan los intersticios del archivo y habitan el documento y reclaman, con su voz, la escucha. En el archivo, el trabajo político más difícil, y a la vez el más importante, reside en el cómo activar estas voces para la restauración de un presente en la elaboración de una historia potencial. Los espectros —también lo decía Derrida— asedian: reclaman nuestra atención. Un archivo —un temblor— no son finales, sino pretextos renovados para volver a comenzar.
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RE-MEMORANDO FERNANDA ZENDEJAS BERNAL
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¿Cuándo terminan nuestras vivencias? ¿En el momento en que dejan de ser acción? ¿En el instante en que pasan a nuestra memoria? o ¿pueden seguir vivas en ella? Y cuánto tiempo debe pasar para que un recuerdo muera, para que pase al olvido… Tiempo. Todo es tiempo. Nuestra memoria es tiempo. Rememoramos el pasado desde el presente, con cierta esperanza de que en el futuro ese pasado vuelva, permanezca o cambie. Viajamos entre nuestros recuerdos, navegamos entre tiempos. Nuestras memorias son un continuo ir y venir de historias, visiones y contextos; son el vestigio de cómo nos situamos en un espacio y en un tiempo, de cómo nos reflejamos en los otros. Nuestros recuerdos nos definen y nos narran. Para que un recuerdo viva necesitamos hacerlo presente, instalarlo; registrar la experiencia de la que se refiere, evidenciarla, hacerla huella. Quien testimonia teje tiempos e inserta esa experiencia en un futuro para que el pasado no muera, y para que quien la reciba la re-sitúe, reinterprete y aprenda de ella. Los recuerdos son vida y los archivos son una selección de recuerdos. Por tanto los archivos son un pedazo de vida (de alguien y de otros), momentos suspendidos, que vienen, que se van y regresan. Son miradas entrecruzadas, que nos permiten contemplar el mundo desde los ojos de quien recuerda –de quien archiva–, reconocernos en sus vivencias, en sus cuerpos, en sus espacios, en sus afecciones, en sus miedos, en sus goces, en sus pasiones, en sus sueños y en sus realidades. A la vez, los archivos nos hacen posible el trasladar esas experiencias al presente, dialogar con ellas y mirar de vuelta. Nos atraviesan porque existe un poco de nosotrxs en cada archivo. Gracias a Mónica, Ana Victoria, Rotmi, Ina, Yan y Lorena por permitirnos entrar en sus ojos.
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[Recuerdo una reflexión que Mónica Mayer nos compartió: ¿Cuándo dejaremos de hacernos las mismas preguntas?. Es inquietante cuánta verdad hay en ese enunciado. La pregunta ha permanecido latente en mí desde entonces.]
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S/T ALEJANDRA GORRÁEZ PUGA
Visitar los cinco archivos, ver los documentos de cerca, tocar carteles, libros y la obra misma, fue entrar en contacto con la vida que éstos condensan. Pretexto para reconocerme(nos) y explicarme(nos) a partir de los pasados y experiencias que contienen, de la pluralidad de los mismos. :: Pinto mi Raya :: Amé la cantidad, la relación tan corporal y cargada de risa que Mónica mostró con su archivo. La conciencia de encontrarse a sí misma en todos los archivos, no solo en el suyo. Lo que en este presente me hizo ojitos: las conferencias de Polvo de Gallina Negra, por las ganas de desmenuzar cada una, las visitas e intervenciones a diversos archivos como “Visita al archivo de ExTeresa Arte Actual: I ♥ Mexican women performance artists” y “Traducciones” por las interacciones/encuentros que implicó. :: Archivo Ana Victoria Jiménez :: Me deslumbró el orden, la riqueza, la capacidad de dar cuenta de feminismos en México en relación con distintos contextos sociales, políticos, culturales y con los feminismos internacionales. El mismo efecto tuvo la obra de Ana Victoria, la experimentación, los juegos con las técnicas y con las potencialidades mismas de la representación, lo que contó de ella, de sus procesos y cómo ella y sus experiencias están presentes en el archivo. :: Archivo Producciones y Milagros Agrupación Feminista A.C. :: Agradezco la honestidad y vulnerabilidad desde la que se compartieron y generaron un tiempo-espacio propicio para compartirnos también. Fue súper estimulante escucharlas hablar de su experiencia en dupla y cómo fue que todo fue tomando sentido. Observar la vitalidad del archivo, imágenes de la vida real que devienen gráfica y luego mutan e intervienen el espacio público. Archivo caníbal que se nutre de sí mismo.
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:: Archivo Histórico del Movimiento de Lesbianas en México y el de MujerArte de Yan Yaoyólotl Castro :: Lava recorrió mi cuerpo al escuchar respecto a nuestros pasados recientes: Ácratas, Marcela Olavarrieta, la apuesta por el amor entre mujeres, Lesbos, Oikabeth, todas las estrategias aprendidas a lo largo de la existencia de MujerArte, la perspectiva histórica y macropolítica, la concepción del archivo como arma de lucha y sus prácticas de espiritualidad política. :: Archivo Lorena Wolffer :: Me causó muchísimo placer visual gracias a los fantásticos registros de performance. Pude ver y escuchar de varias piezas que desconocía y me parecieron sumamente poderosas como “Cartografía Shahida”, por dar cuenta de la contradicción y por los sentidos puestos en juego a través de los materiales utilizados, y “Tu país está en guerra con sus mujeres” que establece un juego que espejea la perversidad de las contradicciones sistémicas que habitamos. Valoro mucho también las estrategias compartidas tanto de intervención del espacio público como para poner la cuerpa desde muy diversas trincheras. Fue sumamente enriquecedor escuchar las experiencias, los aprendizajes que todas compartieron con nosotras, lo que transforma y no se puede archivar. Lo que se queda en mi cuerpa es lo intangible y la necesidad retomar los saberes que nos puedan ayudar a construir presentes más coherentes con lo que somos y deseamos. Estoy profundamente agradecida por la disposición y el entusiasmo, toda la experiencia ha sido gozosa y falta aún mucho por hacer y reflexionar. Éste es apenas el inicio, espacios repletos de posibilidad.
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SOBRE CADA UNA DE LAS VISITAS ALEJANDRA RUIZ
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Asumo la distancia, no hablar por… sino más bien establecer un diálogo. Me reconozco y me distancio en cada archivo, así como reconozco sus diálogos, sus diferencias y cruces; porque es mi historia y la de otras mujeres, que nos autoreconocemos y nos reconocemos en las otras. Reconociendo que los archivos NO ESTÁN MUERTOS No puedo más que hablar desde mí, y mi mundo es ante todo sonoro. Las palabras habladas me atraviesan más que cualquier otro lenguaje. Esta quizá sea la razón por la que mi memoria no guarda con tanta fidelidad las imágenes de esas cinco visitas sino las frases, porque éstas, situadas, cuentan muy buenas historias. Así pues, esta bitácora, se conforma, más que de cualquier otra cosa, de frases: ojalá puedan ser leídas en voz alta para que mi mundo no se pierda.
Pinto Mi Raya, Casa de Mónica Mayer Mónica nos abrió las puertas de su casa, de su Archiva, de sus diarios y anécdotas personales demostrando una y otra vez la falacia del “archivo muerto” y lo divertido que es jugar con esa idea. Sí, la de reactivar archivos… Cuando piensas en reactivar, o: “Presentas al difunto, su reencarnación, legados o zombis”. Sin olvidar nunca la importancia de la realidad en la pieza… “¿Hasta cuándo nos vamos a hacer las mismas preguntas?”...
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Ana Victoria Jiménez, Ibero En lo frío, solemne y vigilado de la educación privada… La calidez del archivo de Ana Victoria envuelve y enciende recuerdos brutales, que aún 40 años después siguen vigentes. Desde el mito de la maternidad, la violencia doméstica, la liberación del aborto, la mortalidad materna, el sindicato de costureras hasta la fiesta de 15 años… El archivo está más vivo que nunca. Porque más de una Ana lo siguen procurando... “El peor problema de un archivo es que lo des y lo descuiden”.
Producciones y Milagros Agrupación ¡Qué honor haber estado en el taller de esta agrupación!, y tejer con ellas, perder el miedo al ridículo, a la vergüenza y a hacer milagros… A retratarnos a nosotras mismas. Aquí el archivo nace de una pasión… “La raíz es la pasión y es como 3 rayas de coca cuando hay algo así que… Tomar una foto nos significa, nos atraviesa el cuerpo”. Y que no vive en un museo “Nosotras intentamos mantener el archivo vivo. No solo documentar sino también intervenir nuestras propias imágenes o sacarlas… Sacar la foto del archivo y regresarla a la gente de la manera que sea. A la calle”. Rotmi. Y que es un acto de “autoamor, autocuidado y autorebeldía”, pues “La creatividad es una manera de cuidarme y sanar. Confrontar con alegría y rebeldía el sistema de muerte que vivimos”. Ina.
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Yan María Yaoyólotl Castro, Archivo itinerante Hasta el día en que conocí en persona a Yan, no creí en la existencia de un archivo lésbico feminista tan vasto que despertara la vena revolucionaria en mí… ¿Cuál es la historia del feminismo lesbiano en nuestro país contada desde y para el movimiento…? ¿Por qué instar a la revolución sin apellidos? Porque… “Las mujeres aún no somos libres” Y “Las lesbianas no se van a poder liberar hasta que se libere la mujer”. No olvidemos que “La violencia es el continuum del estado de las mujeres”. Me hubiera encantado ver más en aquel momento y preguntar, preguntar, preguntar… Ya habrá tiempo para la revolución.
Lorena Wolffer y el estado de excepción En la intimidad de su casa, la trayectoria de Lorena y sobre todo su experiencia ante los horrores de la normalizada violencia hacia nosotras las mujeres, me atravesó como no hacía mucho no sucedía. ¿Cómo desde la singularidad, desde nuestra experiencia propia logramos conectarnos con el sufrimiento de otras mujeres, con sus experiencias? ¿Qué pasa si realmente el sufrimiento se vuelve real? Se marcara en mi cuerpo, como espejo de su dolor. Así le pasó a Lorena quien decidió... “Curar la violencia propia curando a alguien más”. Poner el cuerpo...
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“Mi cuerpo como analogía de México” Y así... “Darle la vuelta --------- Como medio de solución ------ Goce ------ Hay otras maneras de hacerlo ----- Reconocimiento mutuo ------- En ese momento suspender las diferencias”. Desde ese día, intento reproducir a mi manera todo los días un estado de excepción, dándole la vuelta como un medio de solución para no colapsar ante los horrores diarios en mi país.
Como epílogo… Gracias a todas las artistas por su tiempo y su espacio. Por permitirnos a través de los diálogos que hemos establecido, reactivar las fracturas, las réplicas y mucho más. Me gustaría terminar con una frase de una de nuestras queridas Fuente Primaria: “Documenta, repite y vencerás”.
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La experiencia de Re+accionar los Archivos de Arte Feminista Mexicanos CAROLINA ANDRADE RENDÓN
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Lo primero que se relaciona con la palabra archivo es a documentos obsoletos, distantes, curtidos por el tiempo y en muchos casos el olvido. Y aunque el desarrollo tecnológico los pone en la cercanía de un click: ¿dónde radica la importancia de conservar/consultar/ degustar/ re+accionar un archivo? Tuve la oportunidad de conocer los Archivos de Arte Feministas Mexicanos de la mano de sus propias creadoras. Sin tener claro por qué o para qué documentar, ellas inconscientemente construyeron un camino lleno de saberes, emociones, y placeres para generar un diálogo que cuestiona problemáticas que siguen sin resolverse. Mónica, Ana Victoria, Rotmi, Ina, Yan y Lorena hablan mediante la fotografía, el video, el performance, la gráfica, la escritura, la sangre, la sanación y el cuerpo (muchas veces su propio cuerpo). Archivan su vida y al mismo tiempo son la voz de otras mujeres sin nombre. Cinco archivos, cinco miradas que al unirlas nos permiten comprender parte de una historia que sigue invisibilizada -más no acallada- por la mayoría de la sociedad. Al adentrarme en estas recopilaciones me vi reflejada en los rostros de todas las mujeres que iniciaron una batalla que continúa vigente. Por tal razón, creo que es indispensable recordar lo ya olvidado y hacer un ejercicio de concientización para no reproducir las mismas situaciones que violentan a las mujeres en el día a día. El sismo que afectó a la Ciudad de México también cimbró las memorias inactivas que omitieron a las costureras fallecidas en el temblor de 1985, y que, resurgen de entre los escombros ahora en este 2017. Por ellas y por las que seguimos la ardua labor de trabajar desde el feminismo no dejemos que los archivos se queden anclados en la privacidad de la amnesia; recuperémoslos y generemos nuevas propuestas desde el arte y la comunidad.
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DADME UN PUNTO DE APOYO Y ME MOVERÉ CON EL ARCHIVO GABRIELA HUERTA TAMAYO
Visita 1. Archivo de Mónica Mayer / Pinto mi Raya 12 de agosto de 2017, Ciudad de México Con curiosidad y emocionada, un sándwich y en bicicleta llegué a mi primera reunión del laboratorio curatorial […]. La sesión abrió con las palabras de Julia sobre el proyecto y luego pasamos a presentarnos cada una de nosotras. En seguida, tocó el turno al Tour y conferencia performanceada sobre curaduría de archivos que nos deparó Mónica Mayer, nuestra primera archivera. En el primer piso tiene anaqueles con sus diarios, su parte de las carpetas del grupo Polvo de Gallina Negra (PGN), la otra parte la tiene Maris Bustamante. […] En 1983, ambas parieron el primer grupo de arte feminista que trabajaba con humor problemas de maternidad, violación, libertad sexual, trabajo femenino, y los que se derivaban de sus propias experiencias profesionales como mujeres artistas. […] […] El archivo de Mónica Mayer, el primero de las visitas que comenzamos, me reclama historia de los feminismos en México y de las artes, de la sexualidad y las relaciones sociales. Pienso en los años 70. Brochazos de memoria. […] El libro Rosa chillante se publicó con el trabajo editorial independiente de Ana Victoria Jiménez hasta 2004. Lo cual habla de enormes dificultades que oponía el medio artístico y la academia contra el arte feminista. Las implicaciones sobre estética, arte, sensibilidad, cuerpo, percepción de la revolución epistemológica del feminismo apenas se extraían para ser tematizadas. Caray. […] Mónica nos dice que quemará el archivo. Pero yo dudo que el fuego le queme las ganas de seguir dejando huellas y, por si acaso, pienso no se perdería todo porque tiene una parte importante digitalizada; sin embargo, vuelvo a estremecerme, ¿será capaz?, sí, lo es. […] Si esos archivos se incendian, reiniciaremos el trabajo u otras lo harán con más esfuerzo, como hasta ahora ha sucedidoy necesitaremos contar lo que escuchamos y lo que vimos. Además, son de arte feminista y con lo que cuesta dar con ellos, porque la etapa racionalista de la modernidad no ha muerto. […] El lugar estratégico del archivo (no como principio de una historia teleológica) nos permitirá tratar la obra como documento de un
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proceso, no como la obra de una genia individual. Esto me relaja. Pero ¿cómo presentaremos las acciones? … Las dudas de lo que significa una curaduría colectiva, independiente en gran medida para plantear una muestra se ven reforzadas por la presentación que nos proyecta Mónica Mayer. Cada diapositiva que avanza es para mí un buen ejemplo. Son preguntas que se plantearon y las formas que tuvieron para resolverlas en exposiciones anteriores. En total, al llegar casa tengo una transcripción de más de 60 preguntas.
Visita 2. Archivo de Ana Victoria Jiménez 19 de agosto de 2017, Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México Ir a la Universidad Iberoamericana, para mí, todavía es ir a la “nueva” Ibero. Mi hermano estudiaba en la de Churubusco en 1985, pero con el temblor de entonces se les cayó y empezaron a construir las nuevas instalaciones en los terrenos de Santa Fe. A mí nunca me ha gustado la parte de corporativos de esta zona y la desigualdad social me parece abrumadora. Pero ahí está un archivo de arte feminista y ahí también el germen del movimiento estudiantil 132 del año 2012, las clases y frutos de Karen Cordero en arte feminista, compañeras y compañeros que conozco en humanidades y que ven reforzado su aliento social. […] Vemos diapositivas de la obra fotográfica de Ana Victoria Jiménez y de la exposición sobre su archivo Mujeres y ¿qué más?, que fue tallereada por el equipo de historiadoras y artistas visuales que coordinaron Karen Cordero y Mónica Mayer, respectivamente […]. Para mi recuento, es un hito de las exposiciones de arte feminista en la Ciudad de México, no sólo porque fue la primera sobre archivos feministas, sino porque se creó con lentes feministas, su formato no fue meramente informativo ni contemplativo, ni fue elaborado por una curaduría de un ente solitario, sino que consistió en la reactivación colectiva tanto de los equipos de trabajo, que incluso recrearon obra y acciones a partir de las que refería el archivo, así como del formato participativo que invitaba
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al público a implicarse, a realizar alguna acción. Así se cruzaba la vocación educativa de la exposición con la tarea constante de autoconciencia feminista sobre los problemas de las mujeres y las propuestas para superarlos. […] Ana Victoria nos cuenta que su archivo comprende materiales sobre maternidad voluntaria, las luchas sobre la legalización del aborto, las movilizaciones de las costureras de 1985, el movimiento urbano popular de la Asamblea de Barrios de 1988. Contiene también revistas de EEUU, fotografías de los grupos que se formaron en los años 70 (Bio-Arte, La Revuelta, el CIDHAL), revistas feministas. Refiere así a un conjunto de acciones que las feministas realizaron: exposiciones de arte de mujeres, manifestaciones, encuentros políticos y culturales feministas en la Ciudad de México, en Cuernavaca, entre otros eventos. […] Los carteles de su colección están impresos con tipografías más allá de cualquier computadora y colores. Joyitas, les llamo. De una de las cajas sale el de Leonora Carrington, Mujeres conciencia, de 1972. […] Con lo que vivió Leonora, con las emancipaciones que logró, con los pasos libertarios que dio al avanzar en otro tipo de conocimientos no racionales más atentos a la imaginación y la sensibilidad, ¡cómo no me va a encantar el título y el símbolo del feminismo!
Visita 3. Archivo de Producciones y Milagros con Rotmi Enciso e Ina Riaskov 26 de agosto de 2017, Ciudad de México ¡Sábado de laboratorio con Rotmi e Ina! […] Al entrar nos topamos con una mesa con su cosecha de afiches, botones, pegatinas, postales, libros, camisetas... Un par de pasos más y están otra mesa y sillones cubiertos de fotografías. Nos sentamos en círculo para comenzar. Y una de nuestras anfitrionas, transfigurada por el arte performancero en Zulema, nos recibe en su acostumbrado atuendo de cabaretera, corsét, medias oscuras y peluca. Le dedica este día a su abuelita que está enferma. Ina nos invita a tomar una foto. Hay fotos de
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manifestaciones, encuentros, eventos feministas sobre acciones contra el feminicidio, de visibilidad lésbica, por la vida de periodistas, de encuentros autónomos feministas, contra el acoso callejero como la Marcha de las Putas en 2012. Algunas de nosotras nos vemos retratadas en algunas de ellas. […] La dinámica sobre la que transcurrimos es la de los pequeños grupos, de expresión y escucha. Nos han propuesto seleccionar una foto para decirles a todas por qué la elegimos. Luego Ina y Rotmi intervienen para decirnos dónde la tomaron y quiénes están retratadas. Resulta así un ejercicio que espejea la propuesta de Julia para realizar curaduría feminista partiendo de nuestras afectaciones para seleccionar la obra. […] Una compañera ha tomado la imagen que lleva la inscripción: Ni putas, ni santas. Sólo mujeres, que Rotmi Enciso tomó el 8 de marzo de 1991. Una foto de la que nos comenta que ha sido muy solicitada y sobre la que descubrió que el movimiento xicano actual ha pensado que es de los años 60, del entonces pujante movimiento de trabajadorxs del campo mexico-norteamericano. […] El que tengan en redes sociales las fotos, nos dice Ina, es una forma de regresar a la calle lo que sale de la calle. En su sitio Flickr, las fotos dan cuenta de que han registrado no sólo a feministas, sino al movimiento amplio de mujeres que incluye la agencia de éstas en diferentes espacios: el popular, en situación de cárcel, con las sexoservidoras, periodistas, indígenas… El reconocimiento de lo que hacen otras mujeres está muy claramente representado en su archivo. No hay fotografías que se queden en el dolor, hay aliento en las imágenes que toman y publican. Si la situación entre nosotras decae, Rotmi interviene con alguna pregunta o comentario que nos hace reír. […] Me siento emocionada ver a Ana Victoria Jiménez y a Producciones y Milagros juntas. Representan para mí la continuidad de tareas del archivo del movimiento feminista. [….] Para finalizar, nos tienden para regalarnos algunas postales y hojas de calendarios de dibujos y grabados, muchos de ellos de Rotmi. Ah, los calendarios, recuerdo que el primero habría sido el de La Revuelta que tiene la colección de Ana Victoria.
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Rotmi e Ina también tienen una amplia colección para registrar el tiempo feminista y que venden cada fin de año.
Visita 4. Archivo de Yan María Yaoyólotl Castro 2 de septiembre de 2017, Centro de Cultura Border, Ciudad de México Me levanté y salí corriendo por la hora. Llego hacia las 10:30, pero tengo suerte, están comenzando. Yan María nos habla primero de su proyecto MujerArte (1996 hasta 2002), con acciones realizadas el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora; el 25 de noviembre, día contra la violencia hacia las mujeres; el 22 de julio, día por el reconocimiento del trabajo doméstico; y jornadas sobre el trabajo sexual que realizó a fines de abril. MujerArte reunió a mujeres artistas –profesionales o no– que en el transcurso de los talleres fueron sacando y trabajando sus propias violencias. […] Asimismo, representó para ella un descubrimiento que fuera la violencia el continuum que atraviesa a todas las mujeres. El arte incide en la constitución de sujetos y, si no le importa el arte bonito, es porque el socialismo le ha enseñado su poder liberador. El arte que le interesa está orientado para construir una sociedad justa, socialista. Las luchas fueron las que le dieron el contenido a su arte; era algo más que saber usar los medios de la pintura: se trataba de explicar lo que pasa en la realidad. […] Yan reivindica una concepción estructurada del feminismo para lograr una revolución social. Las socialistas como ella, nos dice, quieren jerarquía, orden, normatividad. […] Aprovecho para preguntar cómo le llama a esas prácticas de halo ritual que tienen sus eventos. Me contesta que le llama espiritualidad política y que tienen el objetivo de sanar y permitir el desarrollo de los encuentros. […] Ha formado su archivo, nos dice, porque sabe la diferencia entre historia y prehistoria –pero yo pienso en que la prehistoria fue una división historicista que dejó fuera a muchas culturas–. En todo caso, tiene una clara conciencia histórica del saber
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acumulado que ofrecen los archivos. […] Sus trabajos con mujeres resultaron no sólo en trabajar con ellas en el ArteMujer, sino también su propia calificación como mujer trabajadora la ha llevado a estar al lado de obreras, o con las costureras del 85, o a protestar contra los feminicidios. […] Parece tener una postura rígida, observo, pero no es cerrada. Yan ha sido capaz de interlocutar con otros feminismos, no sólo de señalar traiciones. La escucho y veo su esquema de feminismos, según una lógica marxista. Objeta el queerismo posmoderno y el generismo del que se han aprovechado otras feministas. Nos platica los problemas que puede haber por lograr un presupuesto público para un proyecto como el suyo, de una asociación civil. Difícil tarea que tiene que lidiar con el canibalismo –así denomina los problemas entre organizaciones que compiten por ese presupuesto–. […] La función de sus pinturas es educativa. Soy una de las últimas en poder abrir una de las carpetas de su archivo lésbico. Yan subraya que el archivo es un arma de lucha, para aclarar políticamente la lucha de las mujeres, no sólo de las lesbianas, sino mujeres en general. Es un archivo dirigido a los heterosexuales.
Visita 5. Archivo de Lorena Wolffer. 9 de septiembre de 2017, Ciudad de México Lorena Wolffer sale a darnos la bienvenida y entramos a su sala. […] En una mesa nos ha dispuesto su obra que se compone de fotografías, hojas de las participaciones de la gente, calcomanías, carteles… […] Durante su plática nos irá relatando algunos de sus performances e intervenciones. […] Nos dice que su archivo está ordenado según tres estrategias que ha tomado hasta ahora: en sus inicios destacan los performances que exponen sus opiniones propias y su cuerpo: Báñate (1992), Territorio mexicano (1995), Si ella es México, ¿quién la golpeó? (1997) 1-800-Liposucción (1998) y otras más. En el medio, hay intervenciones varias, entre las que ubica la de Soy totalmente de hierro (2000), que ocupó algunos espectaculares de la Ciudad
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de México, y calcomanías como las de Marca libre (2004) con que intervino señalamientos que ostentaban marcas comerciales y que hizo acompañar del lema: “Por un espacio público sin logos ni marcas registradas”. Y, por último, están las intervenciones en las que prima el trabajo de otras personas y, nos dice, su cuerpo desaparece, es el caso de Muros de réplica (2008-2010), Fe de hechos (2010), Evidencias (2010-2016), Mírame a los ojos (2013-2016), entre otras. […] Lorena no sólo ha denunciado con su cuerpo las violencias, ni contesta medidas gubernamentales con afiches, sino que también crea posibilidades de encuentro y sanación. […] […] Se refiere en particular al trabajo de Acta testimonial (2009) que realizó en el Refugio Nuevo Día (cdmx), un albergue para mujeres que han sufrido violencia, para el que fue afinando un cuestionario durante meses antes de iniciar las entrevistas. Cuando llegó el primer encuentro, el trabajo previo no sirvió, y terminó desechando las preguntas, […]. Así que se centró en dos puntos: en la pregunta ¿qué haces aquí?, y en pedirles que le contaran lo que quisieran. […] […] Lorena está tranquila, habla con voz amable, contesta todas las preguntas. De la mesa toma las blondas en las que hay agradecimientos […]. La intervención se llama Estados de excepción (2013-2016). Es una obra, escribe en su sitio en internet, inversa la constante restricción o suspensión de los derechos de las mujeres mexicanas: “intervenciones performáticas en las que las mujeres podremos ejercer libremente nuestros derechos en contextos públicos y visibles.” Consiste en una comida en la que cualquier mujer transeúnte puede llegar a sentarse y compartir charla y alimentos. Y añade Lorena: “Mi intención es que cada una opere como un espacio gozoso y fortuito de reconocimiento, encuentro y diálogo …” […] ¿Cómo llama a este tipo de intervenciones de su última fase? Caminando en el tiempo, nos dice, las define como intervenciones culturales (prefiere este término al de artivismo). Son acciones que habitan el espacio liminal entre el mundo del arte (de cual ella no reniega) y del activismo, está entre gente del medio artístico, y personas como abogadas, médicas, activistas.
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COMENTARIO DE UN TRÁNSITO ANA GARCÍA
No es fácil pensar el archivo, tras el recorrido implicado tras las visitas a las archivas de arte feminista de Mónica, de Ana Victoria, de Rotmi e Ina, de Yan y de Lorena, una puede dar cuenta de cómo el acto de archivar no supone sólo guardar un papel. Creo que eso ha sido lo más valioso de este proceso, escuchar a estas mujeres que desde sus distintas trincheras, han hecho de sus archivos, muchas veces sin pensarlo conscientemente, una suerte de representación y resguardo de sí mismas, de sus experiencias, de sus procesos y de sus afectos. Interesante es ver cómo dichos procesos se van cruzando con el presente y cómo, pueden hilvanarse con las experiencias de otres a fin de actualizar nuestros imaginarios y activar, reactivar aquello que la memoria se resiste a recordar. Pensar en réplicas y fracturas, tiene que ver, creo yo, con esos ecos y silencios latentes que se esconden entre los estantes y cómo verlos nuevamente con ojos frescos. Pensar en archivos de arte feminista, por su parte, apela a un esfuerzo por contraponerse a las aquellos huecos narrativos que dentro de la historia del arte se han manifestado en orno a las mujeres. En palabras de Mónica Mayer, el archivo es “un acto inequívoco de defensa personal ante la indiferencia, la invisibilización, la censura o cualquier otro borramiento cultural causado por la mezquindad, la ignorancia o el poder […]. Nuestra existencia transcurre en un complejo entramado de relaciones de poder, […] en donde la memoria es un campo de batalla”1. Si la memoria es un campo de batalla, hacer del archivo (la archiva) un ejercicio político de ésta es lo que nos convoca.
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Mayer, Mónica. “Archivos de arte y prácticas de creación: el caso Pinto mi Raya” en Barrios, José Luis, coord. Afecto, archivo, memoria. Territorios y escrituras del pasado. México: Universidad Iberoamericana, 2016, pp. 131-132.
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De archivas y el cuidado de nuestra memoria Adriana MartĂnez Noriega
Pensar en la palabra archivo es pensar en un mueble o recinto donde se guardan, ordenan y custodian documentos y objetos varios, es decir, en un espacio reservado para almacenar información, pero también en el conjunto mismo de dicha información. La acción de archivar, por su parte, supone el resguardo y cobijo de esos objetos garantes de la memoria. Sin embargo, dejando de lado las definiciones, la experiencia de este laboratorio me llevó a concebir los archivos y el acto de archivar de una manera mucho más rica y compleja. Aquí los 3 veintes que me cayeron: - Me di cuenta del carácter nobilísimo detrás de la voluntad de archivar, es decir, la de proteger y alargar la vida de cierta información con el fin de garantizar su permanencia en el tiempo y en la memoria. Archivar es una manifestación de esa ética de cuidado que, más allá de esencialismos de género, revalora una lógica amorosa que, tristemente, la cultura— heteropatriarcal-falogocéntrica—tanto denosta. En ese sentido, el laboratorio de archivos de arte feminista me hizo darme cuenta que, en realidad, en esa acción—la de cuidar—radica la más grande sabiduría de todas: la de proteger y conservar— de cualquier forma posible—toda acción artístico-feminista con el fin poder contarla y recontarla cuantas veces sea necesario. Hace unos días Karen Cordero reposteó una frase que decía—palabras más, palabras menos—que “la conjunción de arte y feminismo es una iniciativa que, al preservar la historia, contrarresta la manera en la que las mujeres hemos sido silenciadas”. Y es que en esta tarea, los archivos juegan sinduda un papel crucial. - Comprendí que las archivas de arte feminista—entendidas éstas como recinto pero también como información—son, en buena medida, extensión de la/s persona/s que las compilan y resguardan. Es decir, son sus casas/talleres y comprenden pedacitos que fungen como testigos y testimonios de su propia labor como artistas feministas. De modo que, encajando perfecto
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con el precepto de “lo personal es político”, cada archiva es, en realidad, una bitácora de afectos en la cual se pueden vislumbrar maneras otras de ser y estar en el mundo. - Por último, caí en la cuenta de que gran parte de la riqueza que me dejó visitar las archivas de Mónica, Ana Victoria, Ina y Rotmi, y Lorena junto con todas mis compañerxs—y aquí va un agradecimiento especial a Julia por la iniciativa—me la llevé, también, en manera de afectos que ahora forman ya parte de mi archiva personal. ¡Gracias a todxs!
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LABORATORIO CURATORIAL ACTIVACIONES DE LA MEMORIA ARCHIVOS DE ARTE FEMINISTA MEXICANOS Fotografías: Tabatta Salinas© Archivos de Mónica Mayer, Yan María Yaoyólotl Castro, Ana Victoria Jiménez, Lorena Wolffer y Producciones y Milagros Agrupación Feminista A.C. Diseño editorial: Fernanda Zendejas Bernal
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