IMPERTINENCIA

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Pequeña nota editorial: El día que se publicó el primer número, en el mismo recital, coincidimos John, Alexandra y yo. Les propuse que ellos hicieran parte del segundo número. La suerte nos entregó a Miguel, a Sergio y a mí dos poemarios cercanos. No solo lo sugerente de los títulos (Ciencias blandas y Termodinámica para pobres), sino también las voces se acercan y afinan la máquina literaria. Creo que el ejercicio de lectura de estos textos, y la impostura que viene con ella, nos permite conocer un territorio nada tradicional (tan modernos somos, equis de) en la poesía colombiana, conservadora, idealista. El humor y la ciencia. El sujeto que no sabemos qué tan romántico y sus metamorfosis (siempre violentas). Tanta habladera y tanto poema son, en este caso, una poesía chimbita, con “flow” (como dirían unos panas). Esto es lo más importante. Y que gracias a Impertinencia de todo los lectores colombianos renueven alguito, así sea el hambre. -José Rengifo Delgado. Pequeña nota editorial x2: Los libros terminan siendo siempre excusas, la de este tiraje de Impertinencia de todo es jugar a la dualidad y al contraste. El diseñador que escribe notas editoriales, el editor que diseña, los poetas científicos y así todo el tiempo. Los textos de Alexandra y John están cargados de imágenes conocidas, al tiempo que ajenas y eso hace mucho más fácil la intención de quienes editamos de englobar las ideas generales en íconos, en collages, en ilustraciones, de pretender ser originales, pero por ir hacia el origen, como quien mira pa’trás cuando se va para delante, pero, en últimas son los poemas los que hablan de todo esto, y de lo que dice José más arriba. Léalo sin compromiso, y si no le gusta, no nos lo compra. -Miguel A. Urrego.





C i e n c i a s B l a n da s



Alexandra Espinosa G.

Cuestionario de olvidos cotidianos Si el cerebro como un ente presuntamente autónomo, desconocido, casi como un monstruo marino carente de terminales nerviosas, una especie de baba compacta que de no ponerse en formol inmediatamente después de la extracción comenzaría a derretirse en los guantes de cualquier persona que se dedique a la manipulación física de encéfalos, una mantequilla de tonicidad incomoda, la gelatina que contiene al parecer el pensamiento, y en un modo totalmente reduccionista, también el espíritu a manera de reacción electroquímica que crece hasta plegarse sobre si misma, creando profundos surcos de aspecto desagradable, es decir, si el cerebro como un parásito de tamaño colosal que ocupa nuestros cuerpos y nos obliga obrar, lograra resolver nuestras dudas sobre sus acciones desencadenadas en forma de corriente marina, y decidiera finalmente rendirse ante los 12 pasos, un día a la vez, embebido en la ridícula idea de la sanidad, ¿sería eso una realidad soportable? ¿inclusive deseable? ¿conseguiríamos crecer más allá del tamaño? Qué tal si olvido una mañana la manera adecuada de lamer, qué tal si no se trata del reflejo de succión que se pierde, por ser innato, sino que jamás logro descubrir aquello de lo que tengo que alimentarme para vivir, ¿no sería mejor la muerte antes que el reproceso? La memoria, nuestra manera directa de transmitir el conocimiento, la causante de una gran parte de nuestros problemas mentales y de sus derivaciones físicas ¿No es también aquello que nos permite caminar por la calzada y detenernos en rojo? La esperanza - llámale como quieras - de hallar. Una de las ventajas del cerebro es que es ocioso, siempre quiere gastar la menor energía posible en tareas ya conocidas, así pues, sabe dónde debe girar, cómo debe dirigir, sabe usar la cuchara durante la cena, entiende que almacenar cierta información facilita toda labor práctica, emocional, sistemática, etc. No 11


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hay que actuar como si fuésemos imbéciles, llorando todo el tiempo porque la actividad memorística es dolorosa… algunas cosas deben ser asumidas simplemente porque son necesarias.

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El - Yo

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como concepto

Se supone que comience a hablar de cosas abstractas que fuera de mí son hermosas pero que cuando me pertenecen se pudren y además me obligan a dialogar sobre el concepto porque es universal. Pero no tengo que hacerlo, yo no soy universal soy privada tengo una experiencia única del dolor y del placer, y debo hacer que todo pase por mí antes de que siga su camino en el mundo. Soy intuitiva – Inductiva - Personal. Me traes a una silla fría en la que mi educación emocional polariza el bien y el mal, pero te olvidas de decirme que no existe en realidad la felicidad, sino solamente el bienestar la tibieza de la propia compasión el sentimiento fugaz de ser adecuado de hacer lo adecuado, de ver lo adecuado. Lo he aprendido en la academia pero digamos que quiero ser como una proteína en ese sentido: un muro de aminoácidos favorables 13


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que existen solo afuera de un cuerpo y digamos que soy impersonal y entonces el mundo consiste en un par de árboles plantas animales un río en Australia universal – particular - siete tensiones de la modernidad el frío etc. etc. pero me doy cuenta y todo se convierte en mi asunto en mi visión universal en el frío de mis pies si dormimos juntos.

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Inactividad Cerebral Voy a usar mi cuerpo, pero cuando lo haga no podré pensar, no podré pensar en él, no podré pensar en nada, deberé anular mi inteligencia súbita. Voy a tener que balancearme sobre mis brazos mientras me gritan y yo no pienso nada, yo no creo en nada. Cuando use mi cuerpo, no puedo poner mi alarma despertadora a las 4:00 am no puedo estar durante una hora tratando de convencerme de que salir de la cama tiene algún sentido práctico, tópico, real, sistemáticamente correcto, simétricamente proporcional, como si midiera mi vida deforme del mismo modo en el que mido la cara de la gente que no amo. Me voy a mover sin pensar en esa lista de 40 psicofármacos, seguidos de una montaña microscópica de neurotransmisores inhibidos. Correrá cada mañana, jugará básquet, se cansará pero él no podrá saberlo, estará como inyectado de morfina: suspendido de toda conexión emocional.

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Voy a tener un cuadro pintado con un cuerpo, pero el cuadro como se apreciará luego, no estará hecho de nada, sino del espacio vacío que deja el movimiento de ese cuerpo, que es lo único que voy a tener desde hoy y para siempre. Voy a usar mi cuerpo y lo dejare recostado en el último puesto de un autobús, lo voy a llevar a un puerto muy lejos de aquí y lo callaré, lo dejaré allí abandonado y él sabrá lo que tiene que hacer, él sabrá que necesita callarse, él va a entender que lo único que quiero de él ya lo he obtenido, él se sentará solo de nuevo, en esa tienda aburrida y larga, y pedirá otra vez un Brownie y hará la digestión de manera tibia y solitaria, él no va a extrañar a nadie porque un cuerpo carece de amistades profundas, de ambiciones, de personalidad, de definiciones, pero posee dimensión.

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Gucci Fall Winter Un agujero siempre será un punto de fuga para la luz incluso cuando sabes que todo lo que hay en el blanco son los demás colores no puedes creer que el blanco no exista, la luz de los reflectores es ruido de fondo lo importante siempre ha sido el sonido de las máquinas, el placentero claqueo de los huesos, una sinfonía que habla de la historia de un espíritu cuya fortaleza magnética reconfigura físicamente el universo en un ciclo constante. Aunque reconocí todo estaba atrapada en una larga pasarela de códigos dando la impresión de que la delicadeza de la seda y el mundo amateur mezclado con la belleza adolescente significaban algo para mí, pero el espíritu mira al frente con la única intención de dar a entender que nada le importa El mundo pertenece a quienes trabajan en algún sentido, lo demás son hojas cayendo, gente que vive de pequeñas intuiciones y cree ciegamente en los límites de la ciencia, pero jamás ha visto una célula en un microscopio.

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Independencia y adultez emergente Para pagar con cupones en el supermercado debo dirigirme siempre a la última caja. Lejos de interesarme la liberación, no lavo mi ropa sola jamás y prefiero ante todo ser una piedra viva oscura y resbalosa, masa, millones de años, el hombre cromagnon mirando el valle de pie sobre una roca hecha de todos sus antepasados celulares, esperando con cuidado las enormes manadas, haciéndose preguntas complejas sobre la cacería, calculando la distancia, pensando en las estaciones, en la debilidad de la presa, en la velocidad y los kilómetros recorridos. Aristóteles y sus discípulos clasificando 540 especies animales. Los Incas haciendo caminatas interminables, trepanando cerebros. Charles Darwin llorando en el mar a bordo del Beagle, Charles Darwin llorando mientras escribe una carta a la iglesia solicitando una comisión de sacerdotes que puedan llegar a América para poner alma a los salvajes. Emma Darwin sonriendo 18


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mientras recibe clases de piano con Chopin. Tesla mirando una hoja de papel bajo la luz de una lámpara. Un caballo respirando agitado comiendo corteza de árbol pensando salvaje en el mundo, en el invierno, en la oscuridad de una montaña. Una ballena flotando solitaria 52 Hz cantando en una frecuencia que nadie escucha moviendo lentamente un cuerpo que nadie necesita. Lo que es hermoso consigue que me olvide de todo. Cuando salgo de casa y me muevo hacia ese aviso publicitario en el que solemos quedar siempre mi única motivación verdadera es abrazarte y sentirme igual a ti. La pregunta fundamental es ¿Te sientes adulto? Sí No En algunos aspectos sí, pero en otros no.

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Si alguna vez tengo que hacerlo, tejeré una trampa y asesinaré a un hombre Cuando es mediodía en el desierto casi todos los animales buscan refugio. La hormiga en cambio trabaja bíblicamente, desmembrando insectos sobreexpuestos al calor, ya casi cocidos, para llevar un poco de esperanza y alimento a su colonia. La arena vista de cerca parece algo valioso. Mientras la hormiga se mueve rápidamente, a su alrededor hay cientos de arañas diminutas que se pasan el día escondidas en el centro de un cono invertido que ellas mismas construyeron: una trampa en la que las diligentes hormigas resbalan, todo el tiempo, una y otra vez. Soy más como ellas, jamás salgo, sé que vivo en el desierto pero no por eso estoy hecha para pasarme todo el día bajo la luz del sol trabajando para los demás.

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Cada cierto tiempo tengo que ser abandonada por todas las personas a las que quiero … de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él crea no se pierda mas tenga vida eterna… Los cristianos conocemos bien el sacrificio, pienso. Pero en realidad todo el tiempo vivo en esta actitud reflexiva y petulante, un estilo de aprendizaje solitario, lento. poco conmovedor. aburrido. Carente de esfuerzo y abnegación. Cada cierto tiempo la gente que me ama se harta de mí y me quedo sola una temporada durante la cual suelo aficionarme a cualquier tipo de actividad académica, paso todo el día leyendo artículos científicos indexados, por lo menos 80 referencias en mínimo tres idiomas, llenando el espacio que antes ocupaba la co-dependencia emocional, con datos experimentales, hundiéndome en actividades de pleno ocio a las que dedico toda mi energía tal y como hace mi cuerpo cuando come carne: 80% interesado en la digestión, eso soy yo.

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Un cuerpo insoportable que tiene que tragárselo todo para sobrevivir. Luego por fin pasan un par de meses y regreso a la primera versión de mí misma, siempre en calma. Y pienso que es definitivo, hasta que vuelve a tocarme el peor de los regalos o la peor de las ofensas o la peor de las cajas del supermercado, o la peor de las pérdidas de documentos y de nuevo regreso a mi círculo de la soledad, fastidiando a todos con mi negatividad, y mi “mente sensible” que llora como un animalito bebé, incapaz de tocar el borde de la ridiculez para apartarla de mí. De modo que ahora mismo, me parece indispensable decir que en los años cincuenta surge un particular interés por las neurociencias y con ello un deseo pedagógico de la escuela occidental (siempre obsesionada con la idea de figurar dentro de) por adherirse a las nuevas ciencias de la cognición a través de los muy populares procesos de aprendizaje de modo que la teoría acerca de las capacidades humanas individualizadas comienza a construirse a partir de una multiplicidad de metáforas encantadoras que nos hablan de...

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Solo necesito la razón correcta, y lo haré Como cuando cumplí veinte años creí que mi cerebro había comenzado a morir dejé de hablar claramente, ahora todo lo que no puedo comunicar a mis padres y lo que no puedo comunicar a mis amigos y lo que no puedo comunicar a los idiotsavants que me oyen desde sus asientos en platea con sus oídos de hambre aquello que no puedo decir a mis viejos compañeros de la facultad que escuchan desde su silencio constructor mientras piensan una frase importante que decir para matar cualquier cosa estúpida que explico (¿por qué ellos no sienten que su cerebro se detiene sino que creen que sigue y no buscan pruebas cada día y no se levantan como yo me levanto mirando mis pies colgando de la inmensa cama solitaria preguntándome cuántas células mueren en ese preciso momento?) todas las cosas que tenía que decir a la persona a la cual me interesa amar todas las cosas que tenía que justificar en una larga fila en la aduana y todo lo que creí que era necesario escribir en un recuadro blanco todas las cosas que tenía por hablar toda la basura acumulada y reorganizada las teorías conspirativas que tenía que hacer públicas frente a uno o dos amigos etc etc 23


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Ahora mismo, no tengo que decir nada de eso es tarde para mí, todo el tiempo pienso que mi CI desciende y mi cerebro prefiere pasmarse y la luz ya no choca adentro entonces vengo aquí, y quisiera que vieras mi cara mientras digo que no estoy hecha para esto y que debo entender rápidamente que el camino que elegí no era el indicado y debo hacerlo hoy porque el tiempo parece moverse con demasiada violencia siempre hacia adelante, y yo debo ¡YO DEBO! reconfigurar toda la incertidumbre y hacerla parecer un único sueño, mucho más correcto que el anterior, pero realmente no quiero, realmente prefiero mi viejo sueño.

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Naturaleza Muerta Hace veintidós años entendí al fin el propósito último de mi vida. Leí en su totalidad la Nacar-Colunga y cuando terminé la última frase “La gracia del señor Jesús esté con todos los santos, amén”, lo vi claramente. Necesitaba comprar una Wistar albina con problemas de crecimiento, cuyo peso y talla fueran muy inferiores a la media para su especie. Caminé por el costado derecho de la vía confundiendo el cielo gris con el costado de un edificio nuevo en esa calle, un error muy grande, un edificio de bases inestables construido sobre arcillas altamente deformables del subsuelo. Al cruzar la calle vi que el edificio había comenzado a hundirse en el pavimento. Entendí que debía ir inmediatamente a una tienda de mascotas, así que caminé en línea recta y un par de casas adelante me paré en silencio frente a unos ventanales de tamaño promedio a través de los cuales se veían unos cristalitos más pequeños que conformaban unas cajas transparentes en las que yo esperaba que hubiesen varios, o ya directamente bastantes ratones muy pequeños revolcándose en los montones de delgadas láminas de madera enroscada, y cuando no vi ningún animal a través de los cristales, sino que me vi a mí misma parada ahí en silencio, no me gustó mucho, de modo que preferí entrar a la tienda de mascotas diciendo hola, y el dependiente de la tienda me miró fijamente como si yo estuviera haciendo una ponencia sobre la noción de poder en Foucault y la implicación directa de esa idea sobre los discursos acerca de las dificultades para establecer un salario igualitario entre géneros, no directamente sexos, noción que tiraba por los suelos buena parte argumentativa de la diferenciación entre hombres y mujeres que creíamos que existía tan sagrada y binariamente. Entonces el dependiente seguía viéndome y se tocaba la barbilla con interés, de modo que yo comencé a mover la pierna derecha como si estuviera impaciente hasta que por fin cedió y se agachó por debajo del mostrador. Al subir me dio una cajita de cartón sellada y me dijo: vete por favor y gracias por tu compra, tomé la cajita. y le dije bueno pero no te he dado un solo centavo, y él dijo gracias por tu compra, y yo dije no tengo dinero ahora, y él dijo gracias por tu compra, y yo dije quizá puedo pasar 25


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en un rato pero no estoy segura de que eso vaya a ocurrir, y él dijo gracias por tu compra, ya vete por favor, y yo dije no es una compra a menos de que exista un intercambio monetario real, y él dijo está bien, y me dio un billete nuevo con la cara de Carlos Lleras Restrepo, y yo dije creo que no es suficiente, y él sacó de su bolsillo otro billete idéntico y me lo entregó, y yo le dije ahora es seguro que hemos concretado este negocio, y él dijo gracias por tu compra, y yo dije gracias a ti. Caminé hasta mi casa sin abrirla, le puse al ratón mi nombre y se lo susurré muy despacio a través de las fibras entretejidas, una capa sobre la otra sin ningún cuidado hasta formar la fuerte mezcla de fibra de pino y papel reciclado, y en la habitación puse una jaula de pájaros colgando del techo, como si fuera una casa de té en Beijing antes de la llegada de los comunistas, y me las arreglé para meter la pequeña caja ahí dentro, y de pie a una distancia de un metro por lo menos me acomodé para observar un momento al ratón. La caja no tenía agujeritos para que pudiera respirar, las virutas no crujían dentro y por eso no sonaba nada, imagino que el ratón dormía, prendí un cigarrillo para ponérmelo en la boca mientras me quitaba la chaqueta, apreté el nudo de los cordones de mis zapatos y decidí que lo mejor era limpiar el sitio, entonces saqué de la habitación la cama, el escritorio, el armario y la mesa de noche, puse todo eso en el pasillo, y después traje lejía y alcanfor y estuve toda la noche tallando los espacios entre una baldosa y otra, de rodillas, con los ojos cerrados como un perro ciego que se arrastra oliendo a su amo de un lado al otro de la habitación, y luego de tres o cuatro horas ya me dolía la piel de las manos, mis rodillas tibias y rosadas se comportaban muy temblorosas por la posición que había tenido que adoptar en la vida, finalmente cuando terminé de tallar agarré varios pañuelos Hermès de última temporada con grabados orientales en dos colores para secar lo que hacía falta, y salí de la habitación para tirar los pañuelos a la basura y mientras estaba afuera me quité los zapatos porque ahora el sitio era prácticamente un Tatami sin virtud aparente solo por estar a nivel del suelo, es decir, por ser el suelo mismo, sin embargo, tan limpio, y tibio a pesar de todo porque para cuando terminé eran las tres de la tarde del día siguiente y todo estaba iluminado, y el sol calentaba la superficie blanca de las baldosas. Me di una ducha y luego me puse la ropa más cómoda que encontré, una sudadera gris, unas medias blancas nuevas, y 26


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una camiseta esqueleto también blanca y 100% cotton. Entré con el cabello húmedo, los calcetines blancos relucientes y me puse de pie frente a la jaulita otra vez, a un metro de distancia y comencé a mirar al ratón que seguía dentro de la caja sin hacer ruido, y entonces me di cuenta de que era un animalito tan silencioso, casi como yo y además tenía mi nombre, y creo que por eso comencé a llorar, y prendí otro cigarrillo mientras la luz del sol entraba por las ventanas y atravesaba linealmente los espacios entre un trozo de persiana veneciana y el otro, y mis piernas parecían algo especial cuidadosamente puesto allí como parte de este momento hecho para que el ratón pudiera sentirse tranquilo mientras dormía dentro de la caja. Me quedé mirándolo muy seriamente, muy seriamente de verdad, sintiendo que era un momento único entre nosotros, y cuando terminé de fumar, puse la colilla en un cenicero de cristal que me recordaba las ventanas de la tienda de mascotas, y aplasté la colilla despacio y con mucha fuerza sin quitarle la mirada de encima al ratón, sintiendo que mi vida y la suya eran un evento fílmico de baja categoría, pero en el que mi papel era representado por Philip Seymour Hoffman al igual que el del ratón, las lágrimas me escurrían por la cara, tú y yo sabíamos de qué se trataba esto, tú y yo lo sabíamos, comencé a decirle al ratón, y me sentí después con la obligación moral de explicárselo, te compré porque te odio, le dije, en un tono exageradamente bajo de voz, te odio de verdad, de un modo tan profundo que inclusive me siento culpable. La saliva a veces se me agolpaba y me sentía mal observando al ratón directamente a sus fibras de papel reciclado y pino. Me parece que eres el peor trato que haya hecho en la vida, eres penosamente inferior, y creo que jamás podrás procrear ni crecer ni amar ni entender nada, pienso que eres inútil y no quisiera tener que verte nunca más. Dentro de la caja no había ningún ruido. Pero lo único que tengo en la vida, seguí, es esta habitación impecable en la que debo pasar los próximos diez o quince años, y ahora como la habitación está vacía, solo estás tú, ¿entiendes lo que significa? vamos a tener que aprender a lidiar con nosotros mismos, porque siento que luego de haber tomado esta decisión y a pesar de las promesas de la Nacar-Colunga, y el odio, además de esta unión perfecta entre nosotros, afuera en el mundo ya no hay nada.

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Termodinámica

pa r a p o b r e s



Termodinámica para pobres Este libro hace parte de TOS, una trilogía. -John F. Galindo.


Me emociono y me pongo cursi mientras ustedes vomitan sobre los charcos 1. Calle 4 con Jiménez. Esta ciudad es el hígado descompuesto de un ángel dormido entre las ramas de los árboles. Esta ciudad es un cenicero hambriento de dudas y fastidios. El hambre destruirá la vida y la voz descompuesta de la madre rezongará plegarías mal cantadas a la noche. 2. Pulsa la memoria del cansancio: el anular humedecido con el que masturba sus peores días. Una calle y un fantasma dormido en la esquina de esa calle: el esqueleto de aquel ángel murmurando bajo los árboles que presagian el vértigo del olvido. El infinito en lágrimas que forman charcos. Estoy dentro de los ojos de mi madre. Olvidar es quererse. 3. Calle 45 con 13. La Luna son dos hombres vestidos de mujer. Bogotá desde la ventana: la Papisa sostiene una lechuza embalsamada. Lo muy pequeño traza una ciudad de enjambres, diagonales inconclusas. Mi ventana no es de vidrio y, sin embargo, el amor dibuja corazones con el frío. 4. Caracasconcuarenta: los fantasmas. Los corazones machacados contra el paisaje desfigurado -yo no sé- por qué los amantes se besan a escondidas, migran sus caricias de su piel hacia mi piel. Soy un hombre cursi: alguna vez fui la sombra en la garganta que regurgita el asco: esto no soy yo, una negación, una palabra marginada para invocar la muerte. Esto soy yo. Mírame. Visto camisetas negras para velar las borracheras y asaltar a quienes llevan vómito en la billetera. Para excluirme de toda vanidad. No hay nada bajo esta piel que ignora la belleza. 5. El Carro muestra a un hombre con síndrome de Down vestido de domingo. Un pájaro muerto sobre la autopista. Supongo una ciudad en espera de la muerte. Mi plan de hoy es beber hasta aparecer desnudo en Copenhague. Imagino que el hambre es un tarot de la desgracia. Que cruza por regiones desoladas. Que imagina y pliega y combustiona. 6. Centro 2:00 aeme. Mamá: hay pájaros volando bajo. Mamá: esta ciudad es un baile sordo. Un travesti hermoso que sutura el corazón de un niño antiguo. Ese niño es el reflejo de aquel ángel ebrio que lava su rostro en los charcos 34


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que dinamitamos con el sueño. Un ángel roto que remienda sus párpados y sus dedos sobre la ventana de vidrio inexistente y que luego recorre praderas grises tras las sobras de los mendigos. Un carro demasiado lujoso. Un cementerio de postes sin luz. 7. Una casa en la montaña a 423.9 km. Los Enamorados son tres hombres desnudos ataviados con coronas de flores. Lo que tú ignoras de mí se indigesta con todos mis desvelos: estoy muerto, es real, pero tengo un corazón: el mar no contesta ninguna de mis preguntas y esta loma tiene nombre de mujer.

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Una irresistible invitación al suicidio con sonidos tropicales Morir de vez en cuando es la única cosa que me calma. Paulo Leminski *Sonido de acordeones: La cabeza entre las piernas y un noveno piso bajo las flores del asco Los días que mordían salamandras: eran tiempos en los que los dolores de las rodillas se fundían con mi piel con temblores en la carne, con píxeles heridos que corrían tras el sol un sanatorio donde sonaban canciones viejas y las madrastras confundidas leían salmos provenientes del horror y el estupro de mis huesos contra mis huesos dejaba una herida abierta en los linderos de la casa Nunca me había fijado en esa casa porque no existe Solo existe el fantasma de mi abuelo vagando por los pasillos de paredes manchadas como cuellos de jirafas **Sonidos de tambores: A mi abuelo le gustaba contar las gotas cuando llovía. Y yo le decía, No puedes contarlas, ¿no ves que son infinitas? Y él me decía, Tengo todo el tiempo del mundo. Y entonces todo el tiempo del mundo se resumía en la gota que mojaba el

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ojo raro de un niño feo. Y entonces todo el tiempo del mundo era el redoblar de un eco viejo, lastimado Uno también es de donde ha pasado la última noche, sin poder dormir y mirando un techo desconocido. *** Sonidos de cuerpos estrellados contra el pavimento: Uno siempre acaba siendo el testigo sorpresa contra sí mismo / Solo estoy en esta ciudad porque hace frío / porque ante el temor de las seis uno puede desdoblar el paracaídas de la soledad / y arrimarse a cualquier techo en busca de problemas porque puede aspirar el humo negro de los buses como un espíritu maligno que te posee y te liquida porque puedo patear la noche como palabras esdrújulas que no saben del amor (ábaco, bálsamo, cálculo) Doblo mis ropas y las guardo bajo el tapete muerto Welcome y el corazón del hombre enfermo que me enseñó a contar tormentas **** Sonidos de tecnocumbias: Mi mente es una organeta infantil a veces, las pistas pregrabadas de eucaliptos se acompañan de la música de una puñalada. Importante, entonces, saber bailar para morir: una extraña bacteria en el ojo de un revólver. Tengo el ritmo atroz de la noche en mis axilas. Toco una canción llena de pájaros extraviados, minitecas los domingos por la tarde. Abro el estómago de mi madre y en mi lugar inserto un arco iris eléctrico y una cumbia ácida me empuja hacia el abismo. Ahora tengo una imagen de mi muerte y mucho más frío. 37


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Vaya, vaya, he vuelto a pasarme con la cocaína El ojo hace bailar las espirales: mis tías, mis vecinas, las galaxias. Hoy es un buen día para que casi todos nos avergoncemos de casi todo como casi cualquier otro día. Los puñales, el carbono 14, las estaciones espaciales, las mitocondrias. Un hombre feo se arrodilla frente a una ventana y una chica le arroja sus desgracias. (Es el momento más hermoso de su vida) Hubo una época en la que tenía que subir 127 escalones para besar a una mujer. Hubo un tiempo en que yo tenía que inventarme el amor para amar, entonces rondaba los juegos infantiles en donde una niña rubia jugaba en los columpios dos vidas antes. El mundo ha ido claramente peor desde que aquellos señores dejaron de ir por las casas vendiendo enciclopedias. Este panorama gris pudo ser un rifle de asalto junto a tu ventana, junto al tipo que solía recorrer las calles. Buscar de puerta en puerta una respuesta. Su recuerdo es mi muerte: la frondosa cabellera del olvido, los dientes de oro de mi abuela sorda, y aquella niña descalabrada que bailaba alrededor de la piedra y de su sangre. Raíces abiertas, el búcaro escondido, enero 1. Luego, una foto de mis uñas (destruidas). El amor es un órgano que al extirparse engendra la belleza.

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Imagina un captcha de ti mismo: X4V57E Imagina un poema que hable sobre una madre que espulga la cabeza de sus hijos. Un poema escrito con piojos que es el testamento de un hombre que camina por la calle con la bolsa de la compra vacía. Un hombre que naufraga por las calles infestadas de adioses y venenos. Un niño que se sienta sobre las hojas del parque a escribirle cartas de amor a la basura, a las partículas de polvo que decoran los raspones de sus rodillas. Imagina la esquina sin ti. Un mendigo que defeca en la puerta de tu casa, que escribe poemas de amor con su mierda en tus paredes. Paredes sin techo: la secuencia de caracteres que el usuario debe introducir para ingresar está construida de manera que no tenga solución para la máquina. Una imagen distorsionada de mí mismo que aparece en la pantalla. Todas mis vidas comprimidas: se pregunta el espejo, ¿de qué se trató este viaje sin sentido al supermercado? Más tarde, una palabra urticante entre los dientes. Imagina un movimiento extraordinario: una liendra en el pelo de un vecino. Una moneda. Con un sacapuntas afilo mis palabras y divido el corazón en cuatro partes: 1. Un plato de lentejas y un poema que nadie entiende. 2. Un hombre que no sueña es la montaña rusa que conduzco. 3. Soy el riel de máquina alguna. 4. Soy el hermano en silla de ruedas, soy la silla de ruedas. Regreso del pasado. Soy el mendigo y la botella. Un poema hediondo. La clave para desencriptar el amor sin riesgo de explotar está dentro de las flores. Un niño sentado en el pasto húmedo juega a adivinar el marcador de su futuro dentro de un pantano donde se acaban de ahogar algunas lagartijas: Los mismos traumas de siempre: 1 – El tiempo que hemos perdido: 0

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A veces tienes ganas de perder los estribos mientras miras una pared blanca La oscuridad nos hará libres (el reflejo de las luces en los ojos de los linces con árboles en forma de acertijo) Tengo dinero para comprarme una espada y combatir contra el fuego seguir la narración / acomodar el peso de mi alma rota en la bolsa de la compra a veces creo que lo único que me importa del futuro es ver explotar el sol esperar el día en que pueda pagar mis cuentas con orejas de perros muertos oscurecerme y desaparecer tras las cortinas de la tarde Varias buganvilias nacen en mis dientes y mis pensamientos más certeros giran sobre la cabeza de un dios pálido alrededor del cuerpo del perro muerto que muerde la mano de la sombra que lo alimenta Algo sin luz se reproduce sin control Algo se cuece en silencio en alguna parte (pero no es una palabra) tampoco el huracán que habita en la piel delgada de la madre enferma Tengo dinero para comprarme un nuevo rostro / un pañuelo / el medidor / de velocidad de esta vida chueca / una taza de sopa / un alveolo / el cetro de una diosa vegetal. Tengo dinero para llamar el hambre a la mesa y embriagarme veinticuatro siete hasta la muerte No tengo sombra y los niños virtuosos del piano me resultan inquietantes no tengo voz y sin embargo canto a grito herido canciones viejas frente a las paredes blancas No tengo luz y eso importa Como importan los insectos que bailan frente a las bombillas rotas 40


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Una vez vi a una persona borracha llamarme delfín con ruedas A veces las horas pueden parecer botellas rotas sobre la cabeza de los ecos de otras cosas hace poco un tipo gordo me embistió con sus consejos de víbora borracha Eran las siete o las once de la noche creo Me decía que debía cortar mi pelo ya que mi cara no ayudaba y que mis dientes amarillos le recordaban por qué ahora el planeta apesta tanto O sea que eres feo y tu boca es un sol muerto, dijo Quise decirle un millón de palabras sueltas: foca / mamarracho / animaldemonte / caradeculo / gordomarica / vayacharleconsuputamadre pero dejé así y salí del bar caminando con la idea de regresar y asesinarlo luego llegué a casa y me masturbé a tu nombre y busqué “termodinámica” en google y aparecieron imágenes que hablaban de los estados de equilibrio y decidí que la larga lista de gordos apuñalados ya superaba mis expectativas cien a cero Nadie luce mejor que tú en mi cabeza Las horas siguieron girando como pollos en las barras de los asaderos y lo que decidí aquella noche fue como si instalara una cámara oscura entre mis ojos una cámara para grabar la velocidad de lo que existe más allá de los bares-las repisas-las estrías- y los globos más allá del recuerdo de los días en que solíamos ser otros|

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a una velocidad extraña como las formas de las nubes o los sonidos de la obesidad muerta en la bañera o de la lluvia que arrasa esta mañana odiosa a toda prisa un día me vengaré de todos los que han ofendido la noble virtud de mi desgracia pintaré soles gigantes en sus puertas, robaré sus flores y amaré sus jardines con la furia de un hombre solo les hablaré del tiempo en que la muerte era solo un bloqueo en las arterias Una camisa negra con dos pistolas bordadas con hilo plateado -un tigre en la pista de baile- y sangre fluyendo en la bola de espejos el principio de conservación de la energía así me imagino el fin del mundo

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John F. Galindo

He añadido el amor a la lista de mis enemigos mortales, al mismo nivel que las cosas plegables, las tablas de Excel y Paul Auster Todo irá de mal en peor siempre: reordeno el corazón y escupo las migajas. Desmenuzo el poco espacio de credibilidad que la desgracia me otorga. Una hilera infinita de tarjetitas marcadas con el nombre de una mujer que antes era una fábula de postes telefónicos, de avisos de neón bajo la lluvia La noche en que partiste la llave dentro de la cerradura y te cagaste en el centro de la cama y saliste sin decir nada Los mensajes en la madrugada quizás burlándote, quizás borracha La forma de esa casa hecha de papel plegado: como una grulla, un elefante, una navecita espacial celeste, aquella montaña donde escondiste los ojos con que contemplabas aquella ciudad de cristal ser destruida por el sol de octubre por las palmas que se juntaban en un aplauso fraudulento así como la tarde enferma en que dejaste mi corazón afuera o la noche siguiente en la que creaste una hoja de cálculo para manipular los datos numéricos del amor ese era tu oficio el aleteo oscuro de alguien que descansa dentro del vientre de una ballena muerta el oficio de alguien que pinta las paredes de color ocre y el color de la mañana en que traicionaste a toda la humanidad con un suspiro mientras te conmovías a toda máquina con los vídeos de gatitos en Youtube y yo plegaba el paracaídas con el que pretendía saltar desde el piso que compartíamos con aquel dibujo animado japonés los ojos gigantes y la ropa de una niña que se convertía en niño y así por siempre pensé que no haría falta volver a pensar en ti esta mañana de lluvias rotas o que no tenía ganas 43


Impertinencia de todo - Termodinámica para pobres

de babear un poco ante la imagen de tu ombligo raspando mis pestañas la calavera en tu tobillo, tu patineta vieja y un pedazo inesperado de tu luz que se filtra por entre mis dientes como un pedazo de carne muerta como estas ganas misteriosas de doblar mi corazón en veintisiete partes iguales y luego nada pero qué pasa si no puedo escribirlo qué pasa si un día llama a tu casa un tal Paul Auster-Detective qué pasa si sigues vivo y allá afuera el sol se doblega ante el miedo como un pulgar abajo como tus párpados transparentes cuando duermes

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John F. Galindo

Death Metal al desayuno He conseguido no vomitar me escondo bajo la tormenta de los dientes podridos pateo calaveras y monitores de computador postes de luz y clavículas no conozco el número de mis andenes pendientes ni el tiempo en que por fin la vida va a dignarse a derrotarme el cielo está púrpura oscuro y no hay ninguna nube es viernes y voy a verme morir como en la televisión hace un día hermoso para empujar gente por los acantilados y culpar al viento he desayunado moho y he visto una película de Adam Sandler froot loops negros en mitad del alma (música de Carcass) me miro al espejo y no sé nada de mí 40 años escupiendo sangre en el lavamanos y un 666 en las encías contentas del dolor a mí no me vengan con visajes raros hoy he visto un perro atropellado y me ha parecido oír el leve crujido de la muerte en su garganta solo los valientes saben qué hacer después de semejante abrazo en mi idea de día perfecto nunca aparezco yo 45


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aparecen sí el apocalipsis las monedas de oro y el traidor una niña quemada que me envía señales de humo con los restos de su carne camisetas negras patadas profundas en el vientre del cielo que aborta sonidos largos como tibias murciélagos de la tristeza y voces guturales que hablan del amor he conseguido no vomitar esta hermosa mañana y sin embargo se han abierto las puertas del infierno de par en par apuñalo la muñeca inflable que es mi madre en sus desvelos aborto la demencia en tormentas y delirios bailo solo no bailo muevo la puta cabeza bajo un cielo tormentoso y soy libre y me levanto no me desangro

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John F. Galindo

100 años de soledad y 5% de batería Muchos años después frente al pelotón de fusilamiento una niña ojerosa toca un instrumento fabricado con los ojos del pasado la cabeza de un pequeño hombre que canta canciones lentas y muerde azulejos desgastados A veces los fantasmas de la soledad me observan mientras corto mis uñas y las ordeno una a una junto a mí antes de sembrarlas en el patio de esta casa La niña cierra los ojos y mira la pantalla adentro y remienda los poros de ese rostro pixelado que no existe y riega las plantas/-las plantitas-los agujeros negros-las estrellas que habitan en su almohada No conocer el hielo y destruir una a una las migajas de esta tarde lo esencial es no perder la orientación despertar el horror Saber que nuestra estirpe estará condenada eternamente a mendigar enchufes *** A veces tengo la sensación de que no está pasando nada, pero a lo mejor es que ella está dormida

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Que no exista no implica que no me parezca fascinante La panza de mi hermana crece como el siamés que nunca tuve al otro lado de la tierra un Boom ligeramente espeso descubre el arsenal nuclear del amor agazapado entre las sábanas se llamará Lucía me dice mientras del otro lado de la línea la pared suda y la muerte recostada en su cama sonríe por las cosas que vendrán contando los días que quedan muerdo mis uñas y pienso en Lucy en cómo serán esos días cuando me descubra fumando o pateando cosas por la calle loco y cuánto tardará en olvidarlos y cuánto tardaré en nacer de nuevo me gustaría decirle que es cierto que el tiempo pasa rápido me gustaría escribirle como si sólo fuese una célula que crece de alegría una criatura inocente solitaria y brillante como un pájaro que vuela perdido por el ruido de los autos mi hermana es una palabra la voz que me habla desde el otro lado del mundo mi hermana crece como el universo que nos mira escucho su voz del otro lado del teléfono el teléfono desaparece Lucía patea la panza del mundo como quien patea una caneca un amor nuevo la tristeza de la tarde ya nos veremos en las palabras descompuestas en los huesos de las manos en la vida que empieza a visitarme

a Lucía

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John F. Galindo

Canción para un amanecer que ocurre solamente dos veces en la vida Recuerdo una letra como un pájaro: una L, la mano que te acaricia también te golpeará. El beso no dado, la muerte que se burla de ti. Si no aprendiste eso, nunca estuviste aquí: una gota de sangre te recordará números primos y, en cada gota de agua yo te acariciaré, vacío, lejos, una ciudad sin nombre esa que habitas, inexplicable cosa, numerada del 0 al 1, vacío, entristecida mi desgracia se despide numerada desde mi cama hasta tu risa, desde este gato hambriento de mi tristeza teza hacia todas mis hambres, la mano que te saluda te acariciará dos veces, en el pequeño show de mis enfermedades alfabéticas, un niño llamado abismo se duerme sobre el plato, sobre tu pelo rojo, amarillo, corazón entre los huesos curvos que escarban el basurero, la mano que te acaricia no te acariciará nunca, escuchabas el corazón de las cosas, no sabes mi segundo nombre pero lo sospechas, ese ligero tacto de los seres que no saben respirar que se repiten en objetos, que están olvidados en la esquina junto a amarillos miedos bajo la lluvia de diciembre, Miedos que sueñan repetirse en el loop del niño pájaro, el hombre volador que sueña repetirse en el loop del sueño: te encontré en una página oscura, en la canción perdida, no me sirven los mismos miedos; los objetos son mi noche sin ojos, 49


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la mirada de mil años, no me escribas, mujer lejana, sé mi garganta y mi llovizna, atrapa las balas, esquiva las avispas, en la taza del café se leen las enfermedades del futuro, pero también las estrellas donde comienza el tiempo, espero verte pronto, mujer de niebla. Numerado hacia atrás siempre serás lo que no tienes. Siempre serás el encuentro que nos falta.

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APENDICE:

“La baronesa von Freytag-Loringhoven vendiendo sus cuadros por problemas de liquidez” –Óleo sobre lienzo Hay una tela gruesa bajo la vida. Dios es un tubo galvanizado sobre un madero, una mujer que se pasea desnuda por las calles de Nueva York con dos latas de tomate vacías en los senos y un par de cucharillas de café como pendientes. Ella misma delira hasta convertirse en pieza, en creación, en artefacto. El futuro es un orinal viejo por donde escurren nuestros mejores sueños. -Donde mean los hombres no mean las mujeres- dice. Entonces junta sus manos y en la sombra que proyecta en la pared. Duchamp rascándose el ombligo muere de contento. Entonces levanta sus largas faldas y bajo su pubis rasurado emergen ríos que son como serpientes, Venecias tibias que arrasan a su paso la desgracia de los días. Ella misma es el futuro y el color de este cuadro que es un género sin nombre una pintura en la que hombres malolientes acarician la sífilis como la madre hambrienta que vende sus valiosos lienzos para alimentar la muerte. A ciegas todos los esfuerzos, todos los delirios y escándalos son vanos. La tristeza trepa por este óleo en llamas. Por las manchas rojas de su cráneo mariposas azules se deslizan sin aliento. Ve pastar las estrellas como una niña echada sobre la tierra seca. 51


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Su presencia recuerda nubes oscuras que avasallan el horizonte. La poeta de los objetos perdidos baila entonces una música que nadie entiende, dibuja con metano una sonrisa, abraza sus doscientos perros y se funde en los versos de Ezra Pound cuando advierte la última noche bajo sus pies de tela. No hay agravios, No hay sentencias, No es de nadie.

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©Alexandra Espinosa, 2018 ©John F. Galindo, 2018 ©Miguel Ángel Urrego, 2018 ©José Rengifo Delgado, 2018

Las ilustraciones hechas por José Rengifo y Miguel Á. Urrego fueron hechas a partir de:

Un montón de imágenes descargadas de internet (no nos demanden por derechos de autor, todo bien), otras cuantas escaneadas de un viejo diccionario enciclopédico que tiene Miguel en la casa, de la pintura Extracción de la piedra de la Locura de El Bosco y de una fotografía de Willem Frederik Piek llamada On Board, Warnemünde, from the album scraps (o por lo menos así aparece en Google Arts).

En esta plaqueta se usaron las fuentes tipográfícas: Poly y Butler para la portada y Times New Roman para el cuerpo (la vieja confiable).

ISSN: 2665 - 6299 Se imprimieron ___ ejemplares en Bogotá en Noviembre de 2019, cerca a la Biblioteca Luis Ángel Arango.





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