IMPERTINENCIA

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Nota editorial: Queremos que todos los números de Impertinencia de todo sean especiales. Este número —el cuarto ya— cuenta con dos poemarios muy diferentes entre sí, pero que juntos proporcionan una experiencia de lectura con la que vale mucho la pena jugar. Por un lado, está Brevísimas crónicas de Indias o sobre cómo estas negras tierras tercermundistas fueron por los muchos malpatriados españoles conquistadas de Nicolás Peña, texto lleno de alegría, pero también de soltura estilística. En el fondo, creemos que hablar de la violencia histórica, de la crueldad con que se marcan nuestros libros y nuestras memorias es imposible si no se habla también de la ternura. Y el texto de Nico es una bellísima muestra de este ejercicio contrapuntístico. Lo mismo la calma y el lento movimiento de Senda, de Daniela Gaitán. Este poemario reproduce este ejercicio de danza, de contrapunteo, seguida por una voz que lucha contra la violencia desde el sosiego del vigilante, o algo así. Ambos textos son, a su modo, sobre la complejidad del amor. Soledad, dolor, crueldad, violencia, espera. Todueso (y más) en el número 4 de nuestra querida publicación seriada: Impertinencia de todo (¡Ahora con ISSN!). El equipo coordinador de este proyecto quiere agradecer a los autores, a las siempre fieles impresiones diagonal a la Luis Ángel Arango, a los lectores amigos y al editor invitado: Sergio Muñoz, quien junto a Nico realizó con amor y atención el proceso de corrección y edición de las Brevísimas crónicas de Indias. Sin más, disfruten la lectura. Y recuerden: la vida no da tanto asco si compartimos con bondad un poquito de poesía independiente colombiana. xoxo; -José Rengifo Delgado y Miguel Ángel Urrego, coordinadores de Impertinencia de todo.





S e n da



I No olvides el mar. También la sal es parte de tus huesos.



1 Al norte las casas coloridas y al oeste la simbología transparente: admira sus cimientos. En el sur, más allá de estas tierras solo hay agua, allá no vayas nunca. Cuida la contemplación y lo verás todo, esas calles transversales no te olvidarán.

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Impertinencia de todo - Senda

2 Más tarde alguien entiende que todo tiempo es pasado. También la respiración. Cuando sea la hora diré: amé. No habrá ola más fuerte que el abrigo de la palabra.

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Daniela Gaitán

3 Seguimos envueltos entre rocas y pastizales aunque el almidón encuentre en la sangre que fluye bajo las ventanas una sola cosa llamada eternidad. Hay algo en el agua que le permite ser agua. Tu cuerpo se escribe acostado a las orillas.

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Impertinencia de todo - Senda

4 Desaparecerás antes de que alcance el sonido simétrico donde empieza el recorrido de las gaviotas. La arena vibra deslizante entre mis dedos. El silencio vuelve a la sangre. Garúa... Aquí ya no hay más.

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Daniela Gaitán

5 Junto al día, el hueso y el talento para destruir. Cuando decías búsqueda, decías sepultaré las migajas bajo las raíces. Ahora: hombre planta palabra sembrada en la tierra para trabajar y comer.

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Impertinencia de todo - Senda

6 Estuve por horas y en consecuencia nada cambió de lugar. Las gotas al caer hicieron lo inentendible. Aquello que no se puede escribir siguió ahí, esperando en alguna parte.

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Daniela Gaitán

7 Es preciso recordar el lugar inhabitado, aquella muerte abandonada muy de prisa. Uno se detiene a hacer memoria, la historia ya fue, solo quedamos nosotros.

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Impertinencia de todo - Senda

8 Supongamos que eres el francés que siempre quisiste. Luego la ventisca y el óxido en tu espalda. El otoño aún se enerva tras las colinas. Existen iguales el tiempo, el mar, el pardo de los muros de tu casa y la luna con sus dos cuartos opuestos, impresos ambos sobre el silencio exacto que traspasa el humo. Tus ojos quebradizos nunca fueron una vía a las antípodas porque era bello amarte y morirte: ese movimiento refleja la ironía de seguir andando sin camino.

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Daniela Gaitán

9 Las orillas nos arrastran lejos. Intento huir a través de la línea que separa las cosas. Me aferro a algo tan pequeño que me escuchan. Si abro mi mano, allí habita el cielo que no se parece a nada porque siempre es mi primera vez a su lado. Ahora sopla el viento, el viento fuerte, el que golpea los nombres con la sal del olvido y tan solo los que tienen tu sed saben cómo abrazarte.

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Impertinencia de todo - Senda

10 Un sonido que baste para refugiar lo que late obstinadamente contra la sombra que lo condena todo.

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II Este camino está casi hecho. Solas las casas. Sola la ciudad.



Daniela Gaitán

11 Ir a casa. Doblar el camino. Caminarme en otras palabras, quiero decir, en una sola. Que las aves no choquen contra mi ventana cuando el bullicio inunde todas las partes desconocidas de la noche. No queda sonido exacto para decir nada.

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Impertinencia de todo - Senda

12 Con el tiempo las formas siguen siendo solo formas, más alargadas o más densas de lo que pueda recordar, movidas en su eje, sumidas, oxidadas. Tan duras o tan suaves, en ellas cae el filo de mi sombra más tenue, casi transparente.

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Daniela Gaitán

13 Mira: esta es la lluvia que cae en vertical perfecto y la ciudad llena de líneas. Este es el recorrido a casa entre palabras, con humedad suficiente para dibujar la distancia.

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Impertinencia de todo - Senda

14 No hay común entre nosotros a pesar de este azul entre nosotros.

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Daniela Gaitán

15 Las gaviotas parecen perfectos alfileres del mar. El recuerdo que no buscaba. Mis pies huyendo de sus pasos. Vislumbro en la atmosfera incompleta que nos Rodea, el desplome perverso de las aves hacia el vacío oscuro del alma.

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Impertinencia de todo - Senda

16 Delante, líneas atadas por las esquinas para detener el ritmo. Un cuerpo, quizás dos. Minutos perdidos diariamente, parece que las palabras necesarias flotan porque son útiles / observo tenazmente la belleza del mundo y la dejo reposar de mi avistamiento. Parece que la voz gravita a doble tiempo y se eleva, que la voz llega al cielo que el cielo no se compara a nada. Parece que el cielo no puede ocupar más espacios a doble tiempo. No es útil mencionarlo. Probablemente al girar unas millas adelante, no encontrarás más que la belleza del mundo servida deliciosamente. Deja que lo explique de la forma más sencilla posible, ya que es muy posible que las millas desaparezcan y no haya abismo locura caos perdición la habitación más oscura. El miedo. Quizás no encuentres más y muchísimo menos que la belleza del mundo servida en las esquinas donde muere. Un cuerpo, quizás dos, corren en direcciones abyectas. Las ventanas son las mismas. Las calles no corresponden al sonido. Duelen todas las millas que he recorrido. Duelen absurdamente los huesos que sostienen mis ideas.

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Daniela Gaitán

17 No anunciaré el murmullo de las palmeras o el respiro del corazón donde vagan silenciosos mis peces. Escucha el silbido de las piedras trituradas por el frenesí, que desde su origen te vieron surgir del polvo al que regresaremos. Entonces tú no eres tú ni tu palabra dicha. En tus ojos no solo he visto la inocencia, sino también la culpa de haber amado.

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Impertinencia de todo - Senda

18 Al vacío doy lo que le pertenece. La luz sale por oriente y se ausenta detrás de las orejas y susurra la hora azul. Perdona: cuando tus labios estén tan fríos que deba darte mi sangre y en seguida se coagula bajo tus mejillas. La luz que nos contempla nos dice una palabra, hay en los arboles más razones para vivir.

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Daniela Gaitán

19 Sé del viento de tu casa, pues me conoce, mendigo del cielo con su único ojo. Sé del polvo que se acuesta en tu ventana y del agua que no se atreve a caer de tus ojos pues ahí vivo.

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Impertinencia de todo - Senda

20 Hay voces fuera que van a lugares que no conozco. Seguramente las he habitado pero en mi cabeza ya no están, como si aquello viviera solo cuando lo veo. Tal vez este cuerpo es parte de ese camino y la voz que lo ocupa, está buscando las grietas para marcharse.

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o s o b r e c ó m o e s ta s n e g r a s t i e r r a s t e r c e r m u n d i s ta s f u e r o n p o r l o s m u c h o s m a l pat r i a d o s e s pa ñ o l e s c o n q u i s ta da s



Brevísima crónica de Indias número uno o sobre el día en que por fin vieron tierra firme los muchos españoles que venían ¡Tierra, tierra! dijo uno exaltado después de mearse en la mar y todos sorprendidos la vista levantaron ¡Tierra firme, tierra firme! exclamaron los muchos españoles agotados que a las Indias llegaban (nombre que pusieron por pensar que la vuelta al mundo habían dado) y ansí airado el capitán del aquel barco que algún nombre Cristopher o Cristóbal tenía sus binoculares Olympus 8X42 sacó de la maleta para confirmar de primera mano aquello que los vasallos repetían y reconfortado después de más de setenta días dando vueltas por el bravo mar del Atlántico suspiró y se sirvió su mejor vino para celebrar de las muchas victorias la primera que luego en nombre de los Reyes de Castilla vendrían.

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Brevísima crónica de Indias número dos o sobre los primeros contactos de los varios hombres que no muy bien sabían en qué andaban los unos y los otros Muy nobles y sonrientes dijéronse entre sí los españoles al ver callados a los muchos indios de estas tierras altas que aquí quedarnos podemos capitanes y demás acompañantes bastardos, repitieron mientras de sus cruceros grandes desembarcaban que luego por las estas playas caribeñas dejaron negras huellas pues caminando iban con sus mocasines italianos mientras pequeños cangrejos dorados asesinaban que muy amables y atentos dijéronse entre sí los coroneles mientras las carpas para quedarse armaban todos alborotados por otra vez la tierra ver pues ya falta los árboles hacíanles y ansí mismo toda la quietud y las palmeras y el aquel olor de las raíces y las plantas hasta que un día de esos de los más normales un gran animal en ayuno comiose a varios por andar de aventureros por los desconocidos lugares y ahí mucho temor tuvieron los europeos los casquiblancos los bigomontunos los matabestias que de venganza al animal nombrado buscaron luego para su propia paliza darle con garrotes y armas que fue una muerte injusta la que hicieron 42


Nicolás Peña Posada

contra aquel animal que paseaba con hambre por su zona y un día descansaba bajo los frutales y dormía y roncaba la pobre bestia que nombre della no sabían fue picada y muerta y comiéronsela con sevicia de la grande sin saber que era animal sagrado de estas tierras como todos los que se encontraban en el nuevo mundo y ansí cayó peste en sus cuerpos de animal devorado para que muy pronto entendieran que fácil la estadía no iba a ser en tierras americanas si venían con intenciones de las malas los viajeros esos que pretendían conquistar cada uno de los bárbaros rugidos de aquestos animales que antes a los satélites LEO estremecían.

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Brevísima crónica de Indias número tres o sobre las nuevas tierras que de a poco fueron conquistando en los adentros Ansí, airados, llegaron aquellos señores a otras rancherías más frías que las de aquellas costas ya conocidas en su mayoría y usurpadas con papeles y sellos y marcas en nombre de los Reyes que nadie por aquestos lados conocía ni tenía mucho en aprecio por ser tan lejanos airados llegaron aquellos señores, cuenta la historia a otras tierras más adentro de las Américas menos calurosas y con otras formas de vida humana para la gran sorpresa de los pechiblancos del viejo mundo llegaron matando niños y decapitando viejos en las centrales plazas de las muchas tierras que pobres quedáronse pues ni luz ni agua tenían en ese entonces los muy desolados ciudadanos de Bacatá y otras zonas gélidas aquellos insolentes a quemar casas llegaron con sus gorras Adidas a violar las mujeres de pieles indias que bañábanse en las aguas del cielo reflejas y a las aguas canciones componían con sus armas llegaron a conquistar decididos el canto de los pájaros: 44


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el arrullo de las bestias en el río dormidas.

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Brevísima crónica de Indias número cuatro y algunos incidentes que a los del otro lado se les presentaron también por mal agüero traer Que vinieron unos y muriéronse pronto por las muchas dificultades que luego aquellos otros vinieron para reemplazarlos y enfermos de viruelas también a la tumba llegaron que vinieron otros más en nombre de vuestra majestad y fueron flechados por flechas de yerba y ponzoña o picados de serpientes con ojos de fuego o comidos de tigres y caimanes y otras bestias negras y peludas en las cienes que llegando a las whiskerías de Santa Marta de Popayán y de Cartagena algunos instaláronse mas luego también en ajena tierra sucumbieron por los aquellos Multiplex y plazas de mercado que siguieron llegando como plaga a los dichosos lugares y otros nuevos hasta que de flores limpiaron todos los campos que en aquellas tierras crecían y carta de muerte dejaron en el buzón de las casas de los indios donde nunca el Dios de aquellos había sido invitado.

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Brevísima crónica de Indias número cinco o sobre la mucha importancia de la escritura para los culiblancos que a estas tierras llegaron Qué pasado aquellos tendrán si ni leer ni escribir bien saben pensaban los españoles mientras conquistando iban si solo historia conocen de la voz del agua y las estas montañas y de las muchas bestias negras que corren entre los valles que no es historia aquella si en papel bond no se escribe se repetían unos a otros pues memoria no hay de estas tierras que le falta a todos estos naturales un buen esfero Lamy para sentarse y escribirla por la cual razón ni ellos mismos se reconocen en el rostro del agua.

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Brevísima crónica de Indias número seis o sobre algunos detalles de la fundación en nombre de Cristo Por vuestra majestad nuestro Cristo señor que cerca de los restaurantes chinos y bajo las inmensas oficinas y call centers enterrados en silencio encuéntranse los capitanes y soldados que la esta nuestra historia de la muerte fundaron.

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Brevísima crónica de Indias número siete o sobre una canción repetida por el año de 1500 por aquellos los caminos concurridos Van corriendo van entre la noche corriendo entre la tierra de negras flores que de gritos se agiganta van corriendo van para no volver llevan pocas las cosas que tienen y con sospecha miran los miles de cielos turbios que los sus ojos crecen y lloran van corriendo van los estos boquisucios y tras de ellos entre filudos dientes los rabiosos Pitbull de la muerte con gran alevosía los persiguen a los muchos indios que sin casa quedáronse.

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Brevísima crónica de Indias número ocho que trata sobre las primeras inscripciones por muchos españoles realizadas con la técnica del aerosol Alto el fuego este elevado como turbio pájaro que en el pasto donde antes flores brotaban ahora los cuerpos copulan sin rostro desmembrados y en el templo indio de aerosol un grafiti grita: ¡Dios solo hay uno! en castellano escrito por los malpatriados españoles que creen dueños ser ahora de todo lo que por acá se nombra pues que hasta a los monos les han puesto iniciales con sellos para tenerlos siempre vigilados.

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Brevísima crónica de Indias número nueve o sobre la historia de Quijano o Quijada y la hermosa india hija del diablo Que uno de ellos de los que ya sabéis que hablo hasta las criadillas español por si dudas te quedan, querido lector, todo completo de Castilla desde los vellos del pie hasta la alta cabeza europea pelada de nombre Quijano o Quijada por el mucho honor de un viejo caballero se perdió por andar siguiendo a una india que lo llevaba de loco por el amor atado y alto por las montañas cogió decidido como muchos a darle razón a su corazón que cuentan algunos comenzaba a hinchársele como un sapo que entonces el Quijano este, hombre sin honor, persiguió a la india que acá llamaban por un solo nombre que ni el podía pronunciarlo por ser tan bruto y que por W empezaba la esa mujer que buscaba y por allá en no sé qué tierra que no muy lejana por fin fue a darla el descerebrado ella la india descalza y sola y él muy despotricado y arrecho que llaman se fue a besarla con urgencia y desespero alborotado todo como es cuando el amor lo que se ha contado hace muchos años ya y entonces españolete malnacido Quijano o Quijada dependiendo quién cuenta la dicha historia 51


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se lanzó a la hija del diablo india de familia brava y de ahí no más se volvió a saber de él que un día lo vieron unos hombres que por allí pasaban convertido en piedra con la jeta hinchada tratando de besar a un fantasma porque nadie había tampoco de la india aquella se sabe mucho más que desapareció por las partes esas aunque dicen que en noches oscuras como la que hoy acontece en el cielo la mujer hombres busca para embrujarlos que algunos dicen que es nomás mito mas que otros la han visto dar vueltas por los muchos árboles india bárbara del diablo más hermosa que las lunas todas.

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Brevísima crónica de Indias número diez que trata sobre algunos hechos con las muchas indias culiarrastradas de pezones negros que los majos españoles en el nuevo mundo encontráronse Lindas indias estas dijéronse entre carcajadas los españoles negras de tierra y noche en los pezones indias desnudas de pelos largos en las pubis y en las barbas los españoles dijéronse dándose palmadas ¡Ayyyy! exclamaron los muchos hidalgos torpes en las estas montañas frías tomando los muchos menjurjes del diablo que de aquí se hacían en tinas que no eran vinos ni otros de esos tragos por allá conocidos ¡mamacitas indias culipeladas, rodillijuntas! gritaban los españoles en los bares mientras los miembros tocábanse al ritmo de José José y Alci Acosta los muy españoletes medievales entre guarapos y chirrinchi gemían y así llegó la noche bestia espantosa y peluda aquella noche entre los piropos propios para las muy indias que junto a ellos lloraban y cantaban en una lengua más bien inentendible según los muy respetados invasores los españoles, los españoles qué grandes y hermosos culos profanos, dijeron entre ellos los muchos españoles que luego a las muy bárbaras e incultas unos miles de hijos les harían 53


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que preñadas todas un día alguno iban a parir a los que se llamarían los infames del nuevo mundo geografía tercermundista sudacas los muchos pobres acá vivos y muertos en estas tierras de Colo(ó)n… irritable.

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Brevísima crónica de Indias número once que trata de algunas injusticias cometidas o sobre aquellos maniquíes a los cuales no pudieron dar sepultura Dentre las muchas casas vacías de aquellos los dioses en los valles sacrificados dentre los asesinados sapos venenosos que tenían por nombres palabras impronunciables en las sumidas calles en el estático tiempo del cielo los relojes y la vitrina en la tienda de ropa: un maniquí ahorcado por ser negro e impuro como todos los naturales que nadie sepultura fue a dar por temor igualmente a ser ejecutado.

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Brevísima crónica de Indias número doce o sobre las innumerables farras de los muy miserables hijos del diablo Mató a más de uno el Old John el Chin Chin y el Eduardo III que para todo era fiesta aquellos bárbaros cuando en las muchas noches embebidos cantaban al demonio que tenían por maestro y a escondidas adoraban.

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Brevísima crónica de Indias número trece que trata sobre otras tierras de Bacatá jefe de los fríos territorios En aquellos campos que de muchas gentes vivían en aquellos tiempos que de Bacatá en su finca de verano miraba bordear la tarde toda la tierra esta en aquellos bosques de muchos indios que estorbaban por no querer los planes seguir de aquellos que traían puestas cosas raras en los pechos y las vainas muchas vainas las que cargaban meses después de la llegada volvieron a la vieja España los algunos señores y principales victoriosos a cantarle al universal Señor cómo arracáronle las lenguas a todas aquellas lagartijas por donde el sol salía.

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Brevísima crónica de Américas número catorce o sobre el asentamiento en tierra sagrada Dijéronse acá aquellos servidores de la corona acá es señalaron y asentáronse en las blancas piedras que luego los ríos tomaron por sus manos y de los caracoles dueños hiciéronse y nuevos nombres a los peces pusieron con razones que no tenían que cogieron el cielo para ellos y diéronle hogar a los perros y otro que más amplio a los briosos caballos con nombres de caballeros que por acá nadie conocía ni admiraba dijéronse acá acá es señalaron los culebreros soplapijas que traían en sus papeles las historias de sus grandes hazañas y que construyendo las sus nuevas casas sobre los caminos limpios hicieron brotar lágrimas de la tierra sagrada que tenía por color 58


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la misma piel de la madre de todos esos naturales.

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Brevísima crónica de Indias número quince o sobre todo lo que sucedió un martes treinta de noviembre en que varios hombres del viejo mundo sin miramientos llegaron a imponer aquella toda fuerza, que tenían por costumbre, con los animales En la gran plaza invadida de cruces quedaron fusiladas las negras ovejas.

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Brevísima crónica de Indias número dieciséis Encerrados al fin mutilados aquellos bastos indios caciques despedazados otros muchos y otros tantos decapitados si piedad alguna por fin pudieron la patria fundar desde aquellos altos pueblos los enviados reales con una gran fiesta que duró más de quinientos años y todavía a la sazón de estos tiempos algunos de los más cobardes cantan cuando de la llegada el aniversario se cumple que con juegos pirotécnicos mandan callar al cielo este que jamás tuvo culpa alguna de todo lo acontecido.

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Brevísima crónica de Indias número diecisiete o sobre el Chaparro, San Cristóbal de Magallanes, quien dio, por ser chiste de los muchos indios y españoles, nombre a un pueblo por nadie ya visitado Cuenta la historia que un día aquellos soldados que con el comandante Ramírez estaban riéronse hasta caer muertos por ver a uno dellos el Chaparro, San Cristóbal de Magallanes, ponerse unos taparrabos que su gran culo blanco mostraban por ser de ofrecimiento de los indígenas de remotas tierras todos de risa en risa en la noche de pájaros amarillos iluminados blancos y negros, sin importar raza ni religión ni de las muchas plantas de pies el color, de burla tuvieron al chaparro Magallanes de largas orejas como raíces y hasta los animales, algunos mencionan, que había muchos y muy grandes también diente pelaban y los negros árboles de Chaparral sacudían que al parecer era el sitio donde aquello sucedió “bailad, Magallanes de mierda”, repetían en coro unos y el muy atontado rojo iba poniéndose por verse centro del chiste y los patirrajados ojiachinados de los indios a imitarlo empezaron haciendo bailes y muchas jetas raras también y el chaparro San Cristóbal de Magallanes emputándose iba que entonces por su vaina fue y de dentro de la vaina el arma arrancó donde el brillo del cielo hacía la luz danzar en el metal y ansí, todo él completo hasta los cojones embravecido a dos indígenas las cabezas cortó por estar de mucha risa en labios y los mismos animales corriendo salieron por temor de esa pequeña ira que más bien grande y alta fue como de aquí los nevados y ni los mismos españoletes riéronse luego 62


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que hasta a ellos Magallanes, el Chaparro, con ojos de odio miró y así cuenta la historia de los taparrabos que luego todos a dormir fuéronse y al otro día por la mucha venganza de los dos indios a toda la campaña de Magallanes asesinaron y él mismo, el Chaparro San Cristóbal, por muy merecido, pues un chiste no más era, fue colgado de gran árbol azul que por días y meses se vieron pájaros sin ojos llegar al Chaparral que desde ese entonces lleva el pueblo nombre de San Cristóbal Negro pues nunca más volviose el sol a salir en ese lugar maldito.

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Brevísima crónica número dieciocho o sobre los muchos alimentos que allí había, uno de los cuales por estas tierras americanas fue motivo de disputa entre los varios españoles Mucho bollo limpio los españoles comieron que sobre todo en las costas de estas Américas que en otras diferentes regiones más bien conocido era con el nombre de envuelto, que viene del verbo envolver porque así era el tal alimento: un abrazo de hojas y contentos y placenteros rieron del mucho beneficio que para el corazón brindaba aquel nombrado bollo limpio en otras tierras yuca guisada incrédulos comieron de tan delicioso pedazo de comida y el ñame tan bien fue de sus predilectos a la hora de estar todos esos cansados y hambrientos y mucha variedad de papa fue la que probaron mientras en campañas grandes iban arrasando lo mucho que los indios tenían por vida hasta pelea hubo entre un general que Rodríguez llamábase por ser hijo de un Rodrigo de no sé dónde y el valiente Mesa, alto y flaco como liana de selva, pero como ají rojo bravo y picoso, y todo por una última arracacha que en el plato quedaba que ambos dos querían dar muerte a mordiscos por no estar todavía llenos en una cena real y ansí, en mitad de ambos la arracacha fue motivo de disputa y muerte historia contada con más detalles 64


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por uno de los máximos cronistas de Indias que muy certeramente dijo que culpa de nadie eran tan deliciosos alimentos y que si bien exagerado ahora parece fueron en ese entonces válidas las razones para muerte de ambos que finalmente no pudieron probar bocado porque fue el principal Martínez quien terminó comiéndosela mientras en el pasto de las tierras del Valle Rodríguez y Mesa sepultados quedaron y con estómagos vacíos llegose la hora de sus muertes.

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Brevísima crónica de Indias número diecinueve o sobre aquella historia que cuentan los que saben sobre el don Ramón Jerónimo de Valladolid que por razón alguna y extraña terminó encaramado en un árbol Que caminar arrecho era por estos los largos caminos que hay veces a ninguna parte conducían que si por aquí que no mejor por acá decían y peleaban y otra vez en el punto mismo terminaban mirándose los muy españoles los unos a los otros de ojo a ojo como si no se reconociesen pero así fueron llegando a todos lados de a machete y fuerza bruta y muchas las bestias grandes que relinchaban también paso abrían por entre las dificultades que por Girardot Ibagué y Mariquita y otras partes más lejanas se presentaban y los Pizarro y los Balboa y los María y los Villacreces llegando a nuevos los pueblos de madera a donde esos que no entendían ni tampoco querían querer entender por ser para ellos de pensamiento menores como torpes en las cosas del lenguaje y los papeles formales de las burocracias fueron las trampas haciendo y las cosas mandando de construir esto y lotro y de adorar esto y lotro con permiso o sin permiso dellos

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para que bajaran a todos los que no eran sus santos de devoción sino vulgares representaciones de la gran maldad y resistencia hubo en los algunos pueblos que tampoco tontos eran como decían los que saben o dicen saber que es más bien cosa distinta esos que historia escribieron de todo lo que sucedía no aquestos tenían también las maneras de no dejarse y tramaron sus propias formas pero perdieron según cuenta la historia oficial certificada en todo caso que la luna les servía en las noches para ver los unos a los otros sus rostros por el temor que tenían de volverse algunos bestias como las que habían visto o habían escuchado decir que es el caso de la famosa historia de uno de esos expedicionarios don Ramón Jerónimo de Valladolid para ser exactos que de la noche a la mañana en animal terminó convertido y montándose en gran árbol alguno que nombre ignoraban hizo cantos y bailes que jamás nadie había visto y así fue que para el temor de todos los que acompañábanlo que como después se cuenta dieron por nombre a algunos pueblos tierras malditas los culiblancos esos de los españoles.

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Brevísima crónica de Indias número veinte Hiciéronse fiestas compráronse títulos nobiliarios por montones como si de arroz se tratara que luego volviéndose ricos tuvieron esclavos por docenas negros mulatos indios y hasta algunos propios dellos que fundando ciudades con sus nombres y los nombres de sus actores favoritos apostaron mujeres emborracháronse los viernes con Biche y finalmente instalados hicieron en los caminos perdurar la palabra inquisidora de Dios que de sombras todas las altas montañas se llenaron.

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Brevísima crónica de Indias número veintiuno Cuerpos descubriéronse negras noches de otros tiempos pozos ríos joyas tulipanes lenguas herejes extrañas formas de llamar a las claras aguas las aguas limpias los viejos cielos frutas biches canciones de animales nocturnos de tres ojos plantas negras culebras milenarias de brillantes pieles como soles y en el nombrado proceso también enterrose todo aquello de lo que desconocíase en grandes bolsas plásticas que fueron a parar en desgracia al corazón de los peces.

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Brevísima crónica de Indias número veintidós o canción sobre las aquellas bellas flores que ya no están por haber sido asesinadas Las flores entonces crecían en la tierra metían los dedos los caciques de estos campos como en un vientre amado dorada la noche entonces vestíase de luces de rayos la noche llovía entonces llovía lluvia esa que era para aquellos un bien un preciado bien de estas tierras por aquellos tiempos en que nadie de la lluvia escondíase mas antes la celebraban con bailes grandes bailes en nombre della la milagrosa lluvia y era danza en el mundo cuando el agua caía y desmembrándose la lluvia en la tierra era vida en el cuerpo de los bárbaros entonces las flores crecían entonces de crecer las flores dejaron.

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Brevísima crónica de Indias número veintitrés La tierra cercaron e instaláronse en las afueras a las mujeres encerraron encerraron a los niños y a aquellos animales los muchos que habían por la misma razón que no tenían ninguna para hacerlo cerraron con alambres de púas con fusiles con espinas a los muchos hombres cercaron con tanques M1 Abrams que muriendo unos de hambre con diarrea otros y otros deshidratados cercaron la tierra toda las muchas salidas bloquearon no dejaron suspiro alguno escaparse el único canto del fuego se hizo y más largo fue el día.

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Brevísima crónica de Indias número veinticuatro o sobre las flores que cantábanse en estas tierras En que un día de las bellas flores de las floridas flores a los muchos indios aquellos naturales torpes que las flores era el canto el canto de la vida en que un día un cenzontle volaba como avión pequeño y por tal razón también cantaban aquellos los días cantaban en el vuelo en que un día triste de tristeza de ellos larga el canto dejó de ser semilla que brota y convirtióse en solo barro.

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Brevísima crónica de Indias número veinticinco De bananos empezaron a sembrar la tierra donde antes mucha variedad de fruta había y que en sacando con tanquetas y bombas a los muchos bárbaros campesinos que la cultivaban los de afuera hiciéronse dueños de los grandes campos y así el paisaje llenose también de palmas africanas que comenzaron como niños a multiplicarse y todo era para las compañías bananeras de los otros lados desconocidos las cuales no queriendo más gentes de estas hicieron un gran hueco para a todas enterrarlas y a sus familias y a sus gallinas y a sus guacamayas y fue entonces que los bananos comenzaron a salir todos negros y podridos porque dentro guardaban de su mucho amarillo los inmensos gritos de los desaparecidos que nunca volvieron a sembrar más fruta porque quedaron todos junto a las raíces cobijados por las sombras largas de los árboles que nunca les pertenecieron a las estas tierras americanas.

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Brevísima crónica de las indias número veintiséis o sobre aquella gran batalla en la plaza que muchos muertos de ambos lados dejó De lado y lado dejó mucha muerte aquella memorial batalla narrada por unos como épica entonces más grande que las muchas sucedidas entre los aquellos aqueos y los muchos troyanos que aquí en la plaza central de donde los indios eran y vivían y vendían todos sus cantidades de cosas mercancías y mochilas y camisones y aguacates hubo saqueos varios y lenguas arrancadas y muchos de los brazos de unos y otros sacados de sus cuerpos por todas las partes dispersos que la gente aterrada mucha salió corriendo de sus terruños se fueron como serpientes disparadas largáronse de los antros y de los mataderos y fuego y fuego hubo mucho y alto y bravo y humo por todos los varios rincones que del mismísimo infierno parecía esa llamarada de lado y lado muchos fallecieron y templos varios fueron tumbados porque mucho oro era lo que se quería con aquellas ideas de que el tal Dorado y otras muchas historias de viajeros algunos mentirosos y otro los más también embusteros que los primeros que en todo caso ninguno se salvaba

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así los dioses fueron de cabeza cortados y ríos enteros el negro día vieron teñirse y ojos por ojos todos pagaron todos quedaron de miembros cortos hasta las frutas que amarillas eran unas y otras, las más, rojas o moradas o azules no pudieron salvarse por la cantidad de gritos proferidos que prendidos a sus cuerpos también las ennegrecieron hasta quedar podridas bajo el triste cielo del mes de agosto de lado y lado la plaza se llenó de cuerpos que para ese día algo se celebraba que no se pudo por precisamente llegar los españoles a joder la vida de todos esos los patirrajados jetinegros de los indios.

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Impertinencia de todo - Brevísimas crónicas de Indias

Brevísima crónica de Indias número veintisiete o sobre cómo no fue todo muerte y batalla entre los unos y los otros en el nuevo mundo Hombres y mujeres hubo de la una y otra raza que se amaron que no todo por los lados estos fue flecha y bala entre indios y españoles ni tampoco nada más que insultos en castellano y en las demasiadas otras lenguas bárbaras palabras de amor también fueron dichas en los ríos y los estos mares y fiesta hubo por algunos rincones en mar y nevado en plano y montaña que finalmente humanos eran algunos de los que aquí tuvieron su encuentro y para conmemorar grandes fiestas tuvieron fecha día y hora en que la alegría trajo al amor o viceversa y hubo aprecio unos por los otros poco, insisto, pero unos al fin y al cabo y fue caso importante el de ese culiblanco Ballesteros con esa india Majayala que cambió armas por votos y se sabe bien que juntos vivieron en paz como no pasa mucho en los casados sean así de una u otra raza que lo mismo da en todo caso se dice que Ballesteros indio fue a parar por su india y ver su mundo y ver sus pensamientos 76


Nicolás Peña Posada

para los que hablan que todo malo fue, es y será pues sí, aunque algún caso será no del todo horrendo Ballesteros y Majayala peliblanco y pelinegra con los pies en el río enamorados y completos español e india que nadie de ellos habla por ser historia suya de animales y montaña un gran secreto.

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Impertinencia de todo - Brevísimas crónicas de Indias

Brevísima crónica de Indias número veintiocho o sobre aquellas huellas desaparecidas de los naturales todos estos que no pudiendo sobrevivir buscaron debajo de la tierra lo que perdido habían Buscando siguen sus nombres los naturales después de todo entre las piedras entre los reflejos del seco río, sus rostros lacerados.

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©Daniela Gaitán, 2019 ©Nicolás Peña Posada, 2019 ©José Rengifo Delgado, 2019 ©Miguel Ángel Urrego, 2019 Algunas ilustraciones fueron hechas por José Rengifo y Miguel Á. Urrego a partir de: dibujos del libro Nueva crónica y buen gobierno de Felipe Guamán Poma de Ayala En esta plaqueta se usaron las fuentes tipográfícas: Poly y Butler para la portada, Colonial en la ilustración inicial de Brevísimas crónicas de Indias y Times New Roman para el cuerpo (la vieja confiable)

ISSN: 2665 - 6299 Se imprimieron ___ ejemplares en Bogotá en __________________, cerca a la Biblioteca Luis Ángel Arango.






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