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¿Hacia dónde va la agroindustria en España?
Tras unos años difíciles, debido a la pandemia mundial y, actualmente, con las disputas entre países, la agricultura está experimentando desafíos sin precedentes. El mercado está siendo complejo, los problemas como el transporte, el alza de los precios de los insumos, la energía y la logística toman protagonismo en el sector primario. Afortunadamente, estamos en un sector anticíclico, de oportunidades y crecimiento, donde la disponibilidad de alimentos seguros, saludables y asequibles debe ser siempre la prioridad y, aunque nos sobrevienen unos años difíciles de gestionar, tenemos una gran capacidad de innovación y adaptación y eso no lo debemos olvidar.
La agricultura, y por ende el sector agroindustrial, constituye un sector estratégico, que aporta un gran valor económico, social y medioambiental; podemos decir abiertamente que es un sector generador de riqueza y empleo que ha sabido implementar un modelo de desarrollo sostenible y rentable, que integra la producción, la comercialización y la industria auxiliar, aportando valor y avanzando hacia la automatización y el uso sostenible de los recursos naturales e inputs. Cuando hablamos de progreso, nos referimos a una agricultura intensiva de precisión, tecnificada, sostenible e innovadora, que busca la mayor eficacia y eficiencia, con unos agricultores comprometidos que apuestan por un modelo generador de riqueza.
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España es el mayor exportador mundial de frutas y hortalizas. Por lo tanto, es lógico que aquí nazcan las mejores empresas de la agroindustria, que compiten al más alto nivel con empresas de países extranjeros, Holanda o Israel, por ejemplo, como se pone de manifiesto cuando exportamos.
Aunque lideramos el sector, si tenemos que destacar unas líneas de acción a mejorar, sin duda, deberíamos centrarnos en las que busquen tanto la sostenibilidad económica como la medioambiental, a través de la mecanización y robotización de los procesos, la digitalización y la internacionalización para poder llegar a todo el sector, desde un agricultor, a una PYME e incluso las industrias más consolidadas. Hay que apoyar a nivel tecnológico al agricultor para mejorar su productividad y rentabilidad, produciendo más en las fechas adecuadas, incrementando su valor sin aumentar los costes y que de esta forma se garantice la continuidad del modelo en las próximas generaciones.
La digitalización no es binaria, no se trata de ser digital o no serlo, sino que va por áreas dentro de una empresa, hay áreas más digitalizadas y otras menos. El factor diferencial es aprovecharla como un valor hacia el consumidor. Podemos hacernos valer frente a otros con esos datos. Hay que exigir al Gobierno que ponga las mismas reglas a todos para que podamos trabajar en igualdad de condiciones, mejorar las infraestructuras de telecomunicaciones para el núcleo rural y acortar la brecha digital existente frente a otros núcleos y sectores. La agricultura tiene que mirar al consumidor y hacerle ver el valor frente a la competencia de otros países. Un distintivo importante sería hacer llegar a los consumidores datos que les den seguridad frente a otros y que le aporte información útil y veraz.
Precisamente, si algo tenemos claro en Tecnova es que la transformación digital del sector es un factor clave en los próximos años, haciéndolo siempre con criterios de sostenibilidad. Por lo que deberíamos dirigir nuestros esfuerzos investigadores hacia esos pilares y resolver así los grandes retos que plantea el futuro de la agricultura y de la Industria Auxiliar de la Agricultura.
Desde hace varios años, en Tecnova estamos investigando cómo conseguir la máxima productividad de un invernadero con el mismo uso de recursos y esta es la piedra angular de la sostenibilidad. Obviamente, para poder conseguir esto las nuevas tecnologías forman un papel fundamental, ya sea robótica, TICS, inteligencia artificial, big data, machine learning o digitalización. Esta última es una herramienta fundamental para cumplir el objetivo, presentándose como el motor de una nueva revolución agrícola en cuanto a tecnificación y anticipación se refiere.
El propósito es sensibilizar a todo el sector agroindustrial, tanto a las pequeñas como a las grandes empresas, de la necesidad de la implantación de la tecnología para mejorar la calidad de vida, la productividad, rentabilidad y la sostenibilidad. Queremos llegar hasta el agricultor que está en su finca y que se enfrenta a un futuro lleno de retos e incertidumbres cada día más complejos.
En Tecnova investigamos pensando en la vida real, en el día a día del agricultor y de su agroindustria.
Por todo ello Tecnova, tiene la doble misión de ser Centro Tecnológico referente en I+D+i y además el clúster agroindustrial que aglutina todas las empresas que contribuyen a la producción de frutas y hortalizas, surgió en 2001 y está integrado por más de 100 empresas y organizaciones pertenecientes a la agroindustria. Trabaja de forma cercana al agricultor, y a las empresas, escuchando sus necesidades y propuestas, procurando en todo momento dar soluciones rápidas y eficaces, partiendo de una visión global de desarrollo tecnológico dentro del proceso agroindustrial desde la producción de semillas hasta que el producto llega al consumidor final en el punto de venta. La finalidad del Centro Tecnológico Tecnova no es otra que ser un instrumento útil para las empresas, participando activamente en todos los procesos de innovación, a través de un gran equipo de profesionales especializados que hacen de vigías, adelantándose a los problemas o visionando hacia donde debe ir el sector para seguir siendo competitivo a nivel nacional e internacional. Tecnova, como Centro Tecnológico privado, trabaja siempre dando soluciones reales, fiables y de forma totalmente confidencial.
El desarrollo de la tecnología va a ser una importante oportunidad para mejorar la pro- ductividad, la eficiencia y la competitividad. Éstos vendrán de la mano de las inversiones que se están realizando en I+D+i con el objetivo de garantizar la continuidad del modelo de producción agrícola haciéndolo atractivo a los jóvenes desde el punto de vista de la rentabilidad y la mejora de la calidad de vida.
Aunque se está avanzando rápido aún queda mucho trabajo por hacer y no debemos demorarnos ya que el resto de países que se están incorporando al sector productor bajo invernadero lo están haciendo bien; a nosotros nos toca aprovechar nuestra ventaja y seguir estando a la vanguardia ya que, aunque se han hecho grandes avances a nivel de riego, clima, lucha integrada, semillas, maquinaria… aportando verdaderas soluciones a necesidades puntuales del sector, aún tenemos otros retos por delante para controlar las condiciones ambientales dentro del invernadero, trabajar más con el factor clima en el manejo del cultivo, la apertura estomática de la planta para predecir necesidades, la mecanización y robotización de procesos, la digitalización y obtención de modelos predictivos de cosechas. Por ello, es importante afrontar los retos que presenta la agricultura del futuro, permitir un crecimiento infinito sin recursos finitos, facilitando el acceso a la tecnología, mejorando las buenas prácticas mediante la inversión de nueva maquinaria e infraestructuras y enriqueciendo la formación del agricultor hacia las nuevas tendencias.
Los próximos años serán decisivos para el agro almeriense y para las empresas de la industria auxiliar a nivel nacional e internacional.
Mª Rosario Soto Rico Presidenta de la Autoridad Portuaria de Almería