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Un año difícil y unos costes de producción que son, en muchos casos, inasumibles
No ha sido un año fácil para los regantes de Almería. Pero, la verdad, es que mirar hacia el próximo año no nos hace ser demasiado optimistas con cuestiones que, venimos señalando, están “enquistadas” con el paso del tiempo. Es cierto que hemos ido consiguiendo que algunas de nuestras históricas reivindicaciones vayan atendiéndose, aunque el campo almeriense sigue necesitando de cuestiones que, sobremanera, dependen de las administraciones que nos gobiernan.
Sería absurdo recordar que nuestra provincia cuenta con una particularidad manifiesta en cuanto a su orografía, condiciones, modelos o procedencia del agua de riego. Pero esa es y ha sido una de nuestras señas de identidad y que nos ha llevado a ser una de las zonas de España con una mayor pujanza en el modelo agrario. Sumando importantes resultados en la balanza comercial tanto en la economía provincial como en la autonómica.
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Por eso debemos atender en múltiples factores en cuanto al regadío en la provincia se refiere porque las necesidades de unas zonas u otras de la provincia de Almería puedan ser variables y con cierto grado de diferenciación aunque pretenden buscar un único fin. Ese propósito sigue siendo el mismo históricamente: el mantenimiento de una actividad que se ha mostrado, una vez más, esencial para el conjunto de la ciudadanía en tiempos difíciles, especialmente como los que hemos vivido desde marzo de 2020 y que, por desgracia, seguimos viviendo en nuestro país. Antes, con lo más duro de la pandemia, y, ahora, con una situación internacional que, sumado a otros factores, nos está haciendo mucho daño en cuanto a los costes de producción que asumimos para sacar adelante nuestras producciones.
Los regantes de Almería no hemos parado de trabajar en ningún momento, hemos puesto de forma habitual en los mercados nacionales e internacionales los productos hortofrutícolas almerienses siempre con una seña identitaria de calidad y respeto medioambiental. Un abastecimiento clave para la población en general. Todo ello muestra que las producciones hortofrutícolas que existen en nuestra provincia siguen obteniendo una elevada productividad y rentabilidad aunque afrontamos una serie de amenazas que, en demasiadas ocasiones, vemos cómo los que nos gobiernan no parecen tener claras.
Los regantes de Almería no hemos parado de trabajar en ningún momento, hemos puesto de forma habitual en los mercados nacionales e internacionales los productos hortofrutícolas almerienses siempre con una seña identitaria de calidad y respeto medioambiental
Hemos citado anteriormente las consecuencias de una difícil situación internacional, una brutal subida de costes (electricidad, fertilizantes, gasóleo...) a los que podemos sumar el bajo nivel de protección de la que disfrutan nuestras producciones, las amenazas que suponen los acuerdos con países terceros que se han ido prolongando a lo largo de estos años y a la fuerte restricción a que se ve sometido el desarrollo por el agotamiento de las disponibilidades de agua. No es algo nuevo para nosotros.
Llevamos luchando décadas en esas cuestiones históricas y que ya se recogían en el Libro Blanco del Agua elaborado hace dos décadas. Ahí ya se hablaba de las necesidades de rehabilitación y modernización de las redes en determinadas zonas del regadío español. Aunque en Almería siempre hemos dado ejemplo de cómo sacar la mayor rentabilidad a cada gota de agua que usamos.
Y lo hemos hecho velando por la salvaguarda medioambiental
y la diversi-
dad de procedencias, que los regantes apuntamos para desarrollar una actividad que sigue siendo uno de los pilares fundamentales en la economía de la provincia y de la comunidad autónoma andaluza.
Habitualmente, tanto desde FERAL como desde la Mesa del Agua de la que formamos parte, hemos detallado a nuestros gobernantes las preocupaciones, amenazas y áreas de mejora y, por eso, les hemos pedido la creación de un ‘Plan estratégico’ de actuaciones que podrán fortalecer el futuro de un sector como el nuestro que tan marcados efectos positivos tiene para la sociedad, para el mantenimiento de la población y para el desarrollo económico de nuestra provincia. No parece que avancemos en demasía con ese asunto porque si ponemos, como ejemplo, las diferentes planificaciones hidrológicas realizadas por las administraciones competentes en los últimos años, vemos como apenas han conseguido sus objetivos.
Como señalaba, no es cuestión de colores políticos, es cuestión de voluntades y de mejorar la vida de la ciudadanía, de los regantes en este caso, y mejorar algunas cuestiones preocupantes como que el Gobierno central, y las medidas destinadas a la atención de las demandas de agua, apenas hayan recibido un 19% de la inversión prevista en los planes hidrológicos. Así se recogió en la segunda alegación a los Esquemas Provisionales de Temas Importantes del tercer Ciclo de Planificación, presentada ante el registro electrónico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y de todos los organismos de cuenca hace más de dos años.
Todas las comarcas de la provincia nos preocupan. Todas, como señalaba antes, tienen diferentes características. En Poniente hemos conseguido que las obras de las EDAR de diferentes municipios (principalmente y por su aportación, las de Roquetas de Mar y El Ejido) empiecen ya y podamos utilizar ese agua regenerada para nuestros campos, a lo que sumamos la mayor aportación de aguas desaladas. Todo ello seguirá en nuestra línea de recuperación del acuífero, una tarea que nosotros sí que nos tomamos en serio desde el primer día y en el que seguimos trabajando. En la comarca de Níjar llevamos tiempo pidiendo la ampliación de la desaladora de
Carboneras y que la nueva Mar de Alborán (antigua Rambla Morales) tenga precios asumibles y conexiones para poder llevar agua desalada hasta esas zonas de producción. Ahora, en manos privadas, esperamos que la administración también vea esas necesidades y que la propia empresa propietaria lo tenga claro. En la zona de la capital y medio y bajo Andarax, el trabajo que se hace desde la Comunidad de Usuarios de Aguas Regeneradas ha sido clave y también el acuerdo con el Ayuntamiento de la capital para, en lo peor de la sequía, llegar a un consenso y poder utilizar agua desalada procedente de la planta de Almería.
Y como les contaba, todas las comarcas nos preocupan y este año, a pesar de que el anterior llovió más de la media, en el Almanzora nos encontramos los mayores contratiempos El trasvase del Negratín no ha aportado nada de los 50 hectómetros cúbicos en el último año hidrológico y el Tajo-Segura nos vienen recortando y veremos si no acaba por extinguirse. Allí tenemos una situación difícil. Aunque llovió mucho en marzo y abril, pasa el tiempo y los problemas están ahí. La desaladora de Villaricos en el Bajo Almanzora sigue inutilizada. Y la situación que tienen nuestros compañeros apunta a que se iba a dejar de plantar un 30% de las hectáreas. Como siempre intentamos ser previsores, no es que sea una catástrofe para hoy, o para dentro de tres meses, pero si esta situación se mantiene a largo plazo para la economía de la zona va a ser muy problemático. Perderemos puestos de trabajo en la comarca y, por tanto, en la provincia de Almería. Eso, de verdad les digo, que no lo podemos permitir.
OPINIÓN
Fernando Paniagua Salvador Presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Almería