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Alborelatos
El Flaco
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Ya es muy difícil para mí apartar fútbol de lo cotidiano, lo era antes cuando más chico y no lo va a ser ahora, si me crié con la pelota por todos lados, mi viejo futbolero a morir, mis tíos todos futbolistas, no tenía por dónde no serlo yo también, imagínate que mi viejo era presidente de una asociación de fútbol, aunque eran otros tiempos también, más crudos, sin otra distracción más que “la redonda” aunque de vez en cuando la casa se llenaba con “los compadres del club” que venían a jugar unas “briscas” con mi viejo, pero eso era cuento no más terminaban hablando de los viejos crack, de las infantiles y de la 1era, ese era tema, que el central era extraordinario y en verdad lo era, creo que había jugado en el Audax, un central choro, estilo Elias Figueroa decían, técnico y bravo la cancha se llenaba por ir a verlo, recuerdo bien que las juntas cambiaron de días por que el Colo estaba jugando Copa Libertadores y nos conseguíamos una tele así que llegaban todos, ahí sí que hablaban de fútbol, que el “Chino” estaba pa’ otras cosas, que Chamaco venia en alza y no tenía techo, que el “pollo” era rapidito, que teníamos equipo pa’ algo grande, que el “Flaco” nuestro central caía parado en ese equipo, y nuevamente hablaban del club nuestro, que con el Flaco campeonábamos fijo y que había que cuidarlo, pero el Falco un día no llegó, raro porque era de la población y además un vecino que tenía camiones le daba pega y le pagaba por ir a jugar, se perdió como 1 mes me acuerdo, un día le pregunte a mi viejo por él y me dijo que parece que no volvería más a jugar, cagamos le dije, encima el 1era perdió todos los partidos en que el no estuvo, ese Viernes llegaron a la casa por la Brisca, pero el tema no fue “el campeonato”, ni la primera ni los viejos cracks o la infantil, ese día hablaron del “Flaco”, el central, mi viejo triste y preocupado preguntó si podían tratar de sacarlo o ir donde el cura de la parroquia y preguntarle si él podía hacer algo, todos decían que no, que ya era tarde, “el Flaco andaba metido en algo del Chicho” dijo mi padrino, otro dijo que parece que le habían ofrecido irse a Argentina pero como era choro no quiso, esa noche no alcanzaron a terminarse “las pilsen” y se fueron, dejando en claro que todo lo hablado quedaba ahí... Con él tiempo comprendí y años después volví a La Bandera, ya grande, es que nos tuvimos que cambiar de casa, por que la cosa estaba mala decía mi viejo, pero bueno, yo alcancé a hacer amigos y tenía un primo que seguía viviendo ahí, así es que frecuentemente iba, un día llevé a mi viejo porque me invitaron a jugar un campeonato nocturno, cuando doblamos por Vespucio hacia la Bandera a mi viejo se le llenaron los ojos de lágrimas, le pregunté si se sentía bien y me respondió que sí, que solo se emocionaba al volver a esa población, que ahí había sido inmensamente feliz pero que también había sufrido mucho, que varios amigos del fútbol los había perdido en la época dura y triste del ‘73, me emocioné al escuchar