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A morir por el Colo
El Colo me salvó
Diciembre. Y seguía sin saber cómo seguir, sin entender, sin perdonar.
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Diciembre. La tristeza inmovilizante se me atoraba en el cuerpo.
Diciembre. El verano sin calor.
Diciembre 14. El Mati me invitó al estadio. Y después del pitazo de los 90+4, todas mis preguntas se redujeron a una sola: y ahora cómo vivir sin fútbol, cómo vivir sin Colo-Colo.
Pero ese nuevo amor no nacía de la búsqueda de contento pa’ opacar o evadir la amargura de los tiempos previos, sino que desde el querer bueno, ese que te emociona, que te hace pertenecer, el del aguante, el que te hace feliz incluso en las derrotas o en los pases perdidos, porque se gane o se pierda se sigue alentando.
Mil gracias no bastan para hacer saber cuánto agradezco esa invitación al carnaval del pueblo, que lo cambió todo, que lo alegró todo.
Y cuando la pena empieza nuevamente a llamar… gol, gol del eterno campeón. Y en el estadio, la fuente de soda, la micro y hasta en mi pieza, me dejo abrazar por la alegría de otros hinchas, que celebran conmigo y que desde el empuje rebelde que la historia de nuestro club inculcó me anima a gritar y a seguir.
A morir, pero por sobre todo a vivir por -y gracias- a Colo-Colo, porque las penas del fútbol y de la vida se pasan con el albo.
Camila Yáñez
Hincha desde ese diciembre, hasta siempre.
¿A ti qué te dio Colo Colo?
Cuando pienso en el colo pienso en amigos
Recuerdo esas tardes en tuca y esa alegría de abrazarse con los nuestros
Pienso en la familia, ese grupo que se conoció por compartir una camiseta y ahora celebra cumpleaños, comparte unas cervezas, tiene una mano cuando se necesita o sale a la calle a luchar juntos.
Pienso en el barrio, en las filiales y como de arica a Magallanes compartimos y vivimos el amor por el negro y el blanco.
Por ese grupo lo dejo todo y vamos a ver al colo
Nicolás Letelier Mourgues
QUÉ ME DIO COLO-COLO
Nací el 09 de junio de 1977, creo que era jueves, y según mi mamá mi nacimiento fue a las 20:02. Viví toda mi infancia y adolescencia a tres cuadras del Estadio Monumental y en plena dictadura. No recuerdo mucho sobre mi niñez, memoria selectiva supongo. Lo que sí recuerdo con claridad es que empecé a hinchar por el Colo, a ver fútbol, quizás a los 4 o 5 años, cuando mi papá me llevaba a las canchas de tierra que habían cerca de la casa donde hoy está el Hospital de La Florida, o al Monumental a medio construir a ver ligas de fútbol amateur. También me llevaba de picnic a los pastos de adelante que daban a Departamental y donde hoy hay estacionamientos. Lo pasábamos increíble, aunque a mi mamá le cargaba, pero bueno yo era feliz y eso le bastaba. Hay dos partidos amateur que recuerdo muy bien: uno en el que jugaban actores y cantantes de inicios de los ’80 (Wildo, Negro Piñera, y varios otros), y lo tengo clarísimo en mi memoria porque bajaron por una escalera gigante para entrar a la cancha, escalera que hoy es donde se instala la garra blanca. El otro partido que recuerdo de ese tiempo casi me morí. No me acuerdo quiénes estaban jugando, sólo tengo claro que yo estaba al borde de la cancha, al lado del arco norte, y me llegó un tremendo pelotazo en el pecho que me tiró al suelo. Claro, tenía 6 ó 7 años y un pelotazo así manda al suelo a un jilguerito como yo. El túnel no se ocupaba en esa época, por lo que con mis amigos jugábamos a correr de arriba abajo y luego de vuelta. La misma carrera la pegábamos en el otro túnel, el que está en la tribuna Magallanes. Pucha que corríamos cuando íbamos al estadio. Otra carrera que siempre nos pegábamos era en las graderías del sector Océano. De arriba abajo sin parar, un montón de veces, ni veíamos el partido, porque además teníamos que estar pendientes de no caernos arriba de un fierro de la construcción del estadio que estaban al aire, o de tropezar con el concreto del piso porque no había ninguna banca, había que sentarse en el suelo.
Tampoco me acuerdo de la exacta primera vez que fuimos al Monumental una vez inaugurado, creo que fue a la inauguración de las torres de iluminación, pero como yo era bajita y no veía nada, sólo recuerdo que había mucha gente y todos gritábamos mucho. Otro recuerdo memorable fue un partido con Deportes La Serena, en que le pedí permiso a mi papá para ver más cerca y bajé hasta la reja, debo haber tenido 7 u 8 años, blusa rosada, pantalón blanco y zapatitos de reina también blancos, y me fui a encaramar a la reja que da al córner de la tribuna Caupolicán. Yo le gritaba a todo lo que se movía, cantaba afirmada en la reja junto a otros niños, y supongo que mi papá no me quitaba los ojos de encima. Resumiendo, todo era en compañía de mi papito hermoso.
Años después tuve que ver un partido sin mi mentor, celebrar un campeonato sola, sin papá, sin el héroe que despertó en mí una pasión sin explicarme nada, sólo mostrándome lo maravilloso que es el fútbol por las pasiones que despierta. Mi papá, mi héroe, partió el 2006, en junio. Dos semanas después de su partida a Colo-Colo le tocó disputar una final de campeonato en el Nacional contra la U. Salimos airosos. Campeón en tu cara. Jamás había llorado por un triunfo en el fútbol hasta ese día. Lo recuerdo paso a paso, minuto a minuto, incluso cuando a mi mejor amigo que es de la contra le gritaba los goles y él, aunque muy enojado, no me decía nada porque por cada gol yo lloraba un poco más.
Para escribir esta columna me pidieron hacerla sobre la premisa de “¿Qué te ha dado Colo-Colo?”. Pues Colo-Colo me dio vida, porque mi papito me enseñó a amar la vida, y si amo la vida, amo a Colo-Colo. Si amo a mi papá, amo a Colo-Colo. Si sufro por amor o desamor, sufro por Colo-Colo. Si me preguntan “qué me ha dado Colo-Colo”, debo decir que me ha dado amor. Porque quien es Colocolino y no ama la vida, no ama a Colo-Colo.
TE AMO, PAPITO MÍO.
PRISCILLA VERGARA M.
HINCHA Y SOCIA DE CSD COLO-COLO
¿Qué me dio Colo Colo?
Me mostró el camino para sacar la rebeldía y locura necesaria para vivir y sentirme vivo, me dio amistades y hermandades que sin duda alguna son “un lazo permanente de indestructible unión”, gente dispuesta a darlo y dejarlo todo y más por amor al club, insuperables alegrías y también tristezas para aprender, me dio la posibilidad de viajar y conocer gente hermosa y humilde, que solo es feliz con recibirte, Colo-Colo me dio todo, una identidad, una historia gigante, me hizo consiente a las realidades en que vivimos, tolerante y participativo, creo sinceramente que para mí COLO COLO ES LA VIDA MISMA.
Carlos Otriz
Porque me devolviste la vida y eres mucho más que una copa
Desde chica yo decía que era del Colo, claro, mi padre lo era y una como niña toma el ejemplo, veíamos los partidos por la tele, nunca me llevó al estadio porque a él no le gustan los eventos masivos y tampoco era lo que podríamos decir fanático, sólo disfrutaba ver fútbol. Así pasé gran parte de mis años, a veces incluso ni veía los partidos, pero era del Colo.
Pero un día eso cambió, el 2017 no fue un buen año en general en mi vida, en realidad venía de una mala racha que me tenía sin querer levantarme de la cama, hasta que vi un llamado que decía “si te gusta Colo Colo y la literatura, te esperamos” y yo pensé que sería una buena opción para “hacer algo” y ver si eso mejoraba mis ánimos, así que respondí al llamado y asistí, se trataba de la Biblioteca Popular de la Filial Maipú, de ahí en más, fui pa’ arriba. Ese mismo año vi al Colo campeonar en Conce, encontré trabajo y 3 meses después me metí a estudiar nuevamente, entrar a la Filial sí resultó ser ese golpe anímico que necesitaba mi vida para salir del hoyo.
Y aunque siempre he sido más bien retraída, me cuesta encajar, no hablo mucho, entré a ese espacio y me quedé, porque me aportó y yo sabía que también tenía mucho que aportar. Poco a poco fui conociendo a mis compañerxs y hemos ido sacando proyectos de diversa índole, todos movidos siempre por amor a Colo Colo. ¿Y cómo no amarlo, si me devolvió la vida, si me devolvió la fuerza y las ganas de seguir luchando?
Ivana Navarro
¿A ti qué te dio Colo Colo?
A veces despierto pensando en ¿qué sería mi vida sin ti?
Es difícil dar una respuesta, a muchos les gusta el futbol, a veces pienso en varios amigos que si no existieras simplemente serian de otro club y ya. Pero lo mío va mas allá del futbol, Colo Colo para mi es algo invaluable, algo difícil de poder describir, es por eso que cuando por algún medio vemos las palabras del vicepresidente de los nefastos de blanco&negro s.a nos da una bronca tremenda, se me vienen cosas a la cabeza como ¿qué sabe este personaje de nuestra institución? Aparte de los beneficios personales que todos sabemos logran cuando llegan al club más importante de nuestro país.
Pero fuera de esos personajes que tarde o temprano marcharan, mi pregunta es otra, ¿qué nos paso? ¿En qué momento se permitió llegar a esto? O peor aun… ¿a ti que te dio Colo Colo?
Que paso con esa blanca camiseta que al pararse en cancha les invitaba a todos jugarse la vida por este club, incluso para los rivales era un desafío un día también estar ahí, esa es la vitrina que muchos esperaban y muchos tuvieron y aprovecharon bastante, porque estar en Colo Colo es un honor, un privilegio y se gana trote tras trote, masticando el pasto, con la frente en alto, algo merecido por el empuje y el coraje.
La contingencia no ayudo en nada a nuestro presente, mi año sería perfecto en muchos planos, pero el 2020 lo tomo todo y con alevosía lo tiro al tacho, aunque en lo familiar estoy mejor que nunca, cada día arellanizando más al semillero, haciendo las cosas bien, como me gusta.
Aun así, con los más bajos que altos, estábamos semana tras semana esperando el día, si ese que no es cualquier día de la semana, es cuando vemos a nuestro amado Colo Colo salir a la cancha y aunque sabemos que los números no mienten, esperamos ilusionados fecha tras fecha, total sabemos bien que la lucha es de todos o nada, somos uno, no me interesa saber el número de Colocolinos, todos sabemos que somos el club más grande y ya.
En diciembre siempre vienen lindos recuerdos, de esos campeonatos lindos, perfectos, cómodos, como esa final del 98 contra Deportes Iquique, ese día nos quedamos sin entrada, con ocho años yo solo quería estar ahí como ya era costumbre, pero siempre pasa para los partidos vistosos, el que agarra agarra, justo no es, por los que vamos siempre, pero qué más da, quien quiere perderse esas tardes hermosas.
Ese día un tío chuncho de esos que les gusta meter el dedo en la herida, se puso la capa y nos dijo a mí y mi primo (partner de cancha) vamos a comer un completo y ver el partido, con ocho años ni la bebida ni el completo me importaba, pero el “si” sonó fuerte en la comuna de san Joaquín, porque lo mejor de la casa de mi abuela, es que podía caminar a la ruca todos los fines de semana con mi viejo. Bueno,
fuimos y me di cuenta que los nervios y el chucrut se llevan bien, dolor de guata fijo, pero algo había que comer para poder celebrar mas tarde (así de fé siempre les hemos tenido a los blancos). El lugar era cerca del estadio y ahí estuvimos hasta que del cielo algo ilumino a mi tío y nos dijo, ya cabros, entramos los últimos minutos, me sentí algo así como el tapado de las noches albas, o el arma secreta, aunque con ocho años si hubiera dado la vida, sé que no mucho podría sumar en verdad, pero desde afuera sí, porque si algo tengo muy pulido, son los cantos de mi viejo y las chuchadas hermosas que sacaban risas en las galerías, esa tarde ganamos con el gol del Murcy, si hasta un re buen amigo tengo con ese apodo y ya es imborrable, esa vez entramos con la astucia, no me pidan detalles, con ocho años y con esa postal del monumental esperándonos ya ni mucho recuerdo detalles. Pero de que era feliz, lo era y muchas veces más también, pero siempre con un mismo patrón, siguiendo a Colo Colo.
Recuerdos como este es lo que forjan al Colocolino, sabemos que la cosa no es fácil, la vida es injusta muchas veces, pero si algo sabemos, es que persiguiendo el sueño de festejar con el popular todo se puede y ustedes tienen en sus manos el deber de rescatar este club, así como yo hay miles, muchas más, un sin número de anécdotas, risas y llantos, porque si ustedes no sabían, este es el club de la gente que trabaja todo el día cargando mejoras para personas que con una caja en navidad piensan empalizan con sus familias y necesidades. Pero es justamente en ese preciso momento del pitido inicial, en que vuelven a creer, a ilusionarse que todo estará mejor, pero al verlos así nos duele, nos hiere a todos porque sin duda, este lindo club le da alegría a todo el país, cuando ganamos e incluso cuando perdemos.
Vamos muchachos, la frente en alto, mírate el pecho, identifica el presente, sal y demuestra que aun en su peor momento Colo Colo es rebeldía y no le dará en el gusto a todos los que nos quieren ver mal, porque aun en la quiebra fuimos el más grande y aun en este momento seguiremos siendo.
Patricio Muñoz Jara Mas colocolino que nunca. #hastesocio
¿Qué te ha dado Colo Colo?
Colo Colo me dio desde siempre ese espacio en común donde mi familia no sabe de diferencias, donde nos encontramos, donde podemos vibrar la misma pasión, los mismos sentimientos, abrazados, riendo, llorando, gritando. Juntos.
Colo Colo me dio la posibilidad de luchar contra el fútbol negocio a través de la Filial Chamaco Valdés. Colo Colo me dio más triunfos, más alegrías, más satisfacciones y hasta me dio más copas en esa Liga de Filiales paralela al Campeonato Nacional. Colo Colo me dio razones para creer que otro fútbol es posible y que la mejor cantera está en los rincones más recónditos esperando debutar y salir a la cancha, y salir adelante.
Colo Colo me dio el encuentro para conocer al que se convertiría en el papá de mi hijo y que a su vez me dio en su familia Colocolina una unión igual a la que tengo en la mía.
Colo Colo me dio la entereza para luchar y querer pararlo todo por l@s asesinad@s y mutilad@s, que duelen siempre un poco más cuando sus camisetas del Cacique se manchan con sangre y dolor.
A final de cuentas, Colo Colo me dio el punto de encuentro de todo lo que tengo, de todo lo que me mueve, donde todo lo que amo converge, donde todo se entrelaza de alguna u otra forma.
Sé que Colo Colo tiene mucho más por darme y mucho que dar yo también. Sé que de este momento en particular vamos a salir más fuertes, más valientes, y más grandes, entendiendo la lección que nos dio el Neco y tant@s compañer@s más: sin justicia el fútbol no debió retornar.
Melissa Torres T.
¿Qué te ha dado Colo Colo?
Somos conscientes de que un triunfo el domingo no va a derribar todas las brechas de desigualdad de nuestra sociedad, tenemos claro que un gol en el extranjero no nos traerá de vuelta a todos y todas quienes ya no están con nosotros luego del 18 de octubre y la pandemia, entendemos que el permanecer en primera no nos garantiza que se redacte una nueva constitución que contenga todos nuestros sueños. Tenemos los pies en la tierra, pero al mismo tiempo tenemos nuestro latir en torno a nuestra insignia. No entrare al terreno del intelectualoide que cuestiona al fútbol y su entorno, porque me ha tocado vivir de cerca la relevancia del Club y el poder que podemos tener para transformar nuestras vidas y de quienes nos rodean.
Es visible de que alguien ajeno a esta locura, no lo entenderá, me ha pasado en innumerables veces. Pero para nosotros, nuestro Club es un constante recordatorio de que estamos vivos y sentimos, nos moviliza como lo ha hecho en Maipú y en todo el país, a cambiar la trascendencia del Club en la sociedad por medio de las Filiales, nos entrega momentos de completa alegría y desenfreno, como también momentos de tristeza y angustia. No me explico una vida sin algo que nos apasione como seres humanos, algo nos debe movilizar y muchos hemos encontramos en nuestro Club algo que busca saciar esa hambre de sueños y alegrías.
Recuerdo por ahí por el 2015 cuando con la Biblioteca Popular de la Filial Maipú, organizamos un conversatorio bajo la pregunta “¿Qué es ser colocolin@ y como vivirlo?”. Desde allí que no logro bajar la idea y contenerla en alguna frase que pueda resumirlo todo, pero déjenme confundirlos un poco, y permítanme explicarles que es lo que me ha dado el Club y porque la importancia en mi vida. Primero que todo, a pesar de que muchos llegamos a Colo-Colo por medio del primer equipo de futbol profesional, ya debemos hablar de nuestro Club como algo que no cabe en una cancha de fútbol, y disputarles desde el lenguaje que el Club a pesar de que no nos pertenezca en su totalidad, debe ser nuestro y convencernos de aquello. Nuestro Club es parte de la sangre que corre por las venas de todo un pueblo que busca hacer frente a un sinfín de injustas, es parte del envión anímico que necesitamos todas las semanas para apagar la alarma y lavarnos la cara.
Desde pendejo mi vida giro en torno al fútbol gracias a la escuela de fútbol “Lo Errazuriz” Colo-Colo, lo anterior me permitió estrechar lazos con mis viejos, quienes me llevaban a donde pitara el árbitro, y en especial con mi abuelo, que a pesar de ser hincha de otro club, era si no el hincha mas fiel, a quien le mando un abrazo a la distancia en donde quiera que éste.
Estoy seguro de que el día que tenga algún problema y necesite pedir ayuda, los primeros que estarán para apoyarme son con quienes he compartido cancha, viajes, Filial y por supuesto cervezas con chalas. Ese lazo de indestructible unión, que independiente de la lejanía actual, sabemos que existe y por el solo hecho de llevar nuestra insignia, ahí estaremos.
He visto como a través del Club, hemos podido conectar barrios en torno a nuestra insignia, escuelas de fútbol y basquetbol, pre-univesitarios y bibliotecas populares, un sinfín de conversatorios y así podría seguir. He visto como a través del Club gente a conocido el amor y la mas fiel de las amistades. He visto como a través del Club, familias enteras disfrutan juntos navidades y actividades que llevan por título nuestros emblemas. He visto y he vivido como a través de Club muchos nos hemos desarrollado como ser humanos conscientes de la realidad de nuestro entorno, y al mismo tiempo, hemos puesto de nuestros conocimientos y aptitudes para ser un aporte a nuestro Club y la sociedad.
He vivido a través de nuestro Club, momento que no olvidaré jamás. Un viaje eterno de locura a Castro para ganar el campeonato de basket el 2015, siguiendo a nuestra insignia en una cancha diferente, pero que había que estar para darle nuestro apoyo. La locura del festejo del gol de Lucas y la clasificación en cuartos en Brasil y la alegría de disfrutar en playas cariocas la victoria. El momento que nos acreditaban como Filial reconocida del Club y cada momento en que nos reuníamos en torno a nuestros emblemas, cientos de hinchas, socias y socios de diferentes comunas para engrandecer a nuestro Club.
Como también, ahora nos toca sufrir por el desempeño en la cancha. Solo mandarles un fuerte abrazo a todas y todos quienes hoy estamos ansiosos porque este mal momento termine, la angustia en compartida. Pero no olvidarnos que esto es solo la consecuencia de un sinfín de malas decisiones que se cristalizan en el modelo de sociedades anónimas, no perdamos de vista la importancia de ser parte activa de nuestros Club en sus diferentes dimensiones y trincheras.
Cristian Villalobos
QUE ME DIO COLO-COLO
Si me hicieran esta pregunta, así de frentón y sin contexto alguno, fácil podría responder que me ha dado penas pero muchas más alegrías, que me ha dado triunfos, sin dudas, inolvidables por lo demás, y derrotas de esas que el amargor también las hace imposibles de olvidar. Fácil podría decir también que me ha dado gloriosas campañas, nostálgicos campeonatos, ídolos dentro de la cancha, de esos que uno pretendía igualar cuando cabro chico, soñando con algún día ser futbolista y vestir la camiseta del primer equipo, la misma que uno ansiaba que llegara pa’ la pascua. Asimismo, con la misma facilidad, de seguro se podría conseguir la misma respuesta, o por lo menos parecida, de cualquier hincha de cualquier otro equipo, porque aunque no dejen de ser ciertas y tener valor dentro de la afectividad de cada quien, no dejan tampoco de ser un “cliché” dentro del mundillo del hincha en general, al menos en este colorido “patio trasero” latinoamericano.
Pero dejando de lado los clichés, las respuesta obvias y de piloto automático, ¿que podría decir de Colo-Colo? ¿Qué me dió o que me da? Demás que podría responder ligeramente que son muchas cosas, citando a la cultura del meme, podría decirle a alguien ajeno del entorno futbolístico, sin rodeos un “No lo entenderías”, pero ahí caería de nuevo en otros clichés que prefiero obviar, porque aunque son muchas cosas, y lo más probable es que se me pueda pasar alguna, muchas de ellas son certezas que me acompañan y me definen en este devenir de lo que es ser colocolin@. El ser colocolin@ hoy en día me autodetermina una responsabilidad que asumo consciente, como socio, como hincha y como ser integral dentro de esta sociedad, y es esta responsabilidad la de trabajar en nombre de este club, con la conciencia de un legado histórico de much@s otr@s que antes forjaron valores y trazaron caminos, y que han hecho a este club tan grande como hoy lo es. Esta consciencia nace como en un muchos otr@s hinchas, desde un sentido de pertenencia, en el cual nos hacemos parte de un sentimiento colectivo que nos representa y nos llena con el simple hecho de ser uno más dentro de un todo, este todo que es ColoColo, y que llega a ser “todo” gracias a “tod@s”, esos que se identifican y comparten este afecto por este viejo club tan acontecido. Pero ¿dónde está el regalo? En este corto caminar, si lo comparo con otros colocolinos más viejos (con respeto), Colo-Colo me ha dado muchas formas de autodenominarme como colocolino, y digo que me lo ha dado él, el club, porque precisamente algo que se repite y se confirma en cada acción en torno a su nombre, es que el club se conforme y se define precisamente por todos quienes se reflejan en él. Es así como también pasé por etapas que más de seguro más de uno pasó donde andábamos con el “colocolinómetro” viendo quién podría autodenominarse como “el más”. Pero así como se pasó por esa etapa, vino también el momento de despertar y asumirse como agentes de acción, bajo ese camino llegué a conocer a unos “loc@s” que compartían ideas más revolucionarias 24
que las que podía haber imaginado en el “jueguito del más hincha”, y donde el trabajo definía el amor a la camiseta. Así llegué a la Filial Maipú, lleno de ganas de ser uno más de esos loc@s, no con el afán de subir el ego de hincha, sino con la idea clara y valiente de asumir el trabajo que conlleva ser colocolino, ahí nació mi militancia, porque si en algún partido político me tengo que encasillar tendría que ser en éste, porque no me engaño tampoco con eso de que la política no pasa por el fútbol, la tengo clarita que toda acción, conlleva una decisión, y toda decisión es un acto político, ser colocolino para mí hoy en día lo es de esta manera, y eso no me lo dieron ni los libros, ni los partidos, lo aprendí también de estos loc@s que conocí en Maipú, eso me lo dió Colo-Colo, porque Colo-Colo para mí son ell@s, ell@s y much@s más. Muchas otras cosas más también me las dio el Colo, mi papá es uno de esos viejos criados a la antigua, donde los cariños y abrazos no eran muy frecuentes, ahora más viejo entiendo más su forma de ser y aunque me hubiese gustado que hubiese sido distinto, no me quedo en eso que pudo ser mejor y agradezco lo que se puede ser y hacer hoy, pueden acontecer muchas cosas hoy en día en el mundo pero de algo que siempre voy a hablar con mi viejo es del cacique, él es de esos que le tocó vivir las etapas más gloriosas, con los planteles que quizás más querían a esta camiseta y aunque siempre se anda quejando y molestándome por los malos resultados, él y yo sabemos que este viejo club nos une, por eso siempre comentamos los partidos, porque aunque agarre a chuchás a los jugadores de turno, ahí está otro fin de semana atento al nuevo partido, nervioso y celebrando más silencioso cada gol, y pese al renegado cariño que no tuvo en su infancia, nos hemos encontrado en abrazos de gol, de esos que trae la euforia y me he visto en los ojos de mi viejo, celebrando con mi tata tal vez, otro viejo colocolino que harto debe haberse parecido a él, y así también he encontrado a ese papá tierno que se esconde tras el otro más serio y menos cariñoso, eso sí que es bonito y eso me lo dio Colo-Colo también.
Así es este hermoso club, tan viejo que esconde un sinfín de historias, podría seguir enumerando anécdotas y cosas mundanas que agradezco de haber recibido por seguir a este viejo amigo, pero me quedo con lo esencial y es que este club me ha dado un motivo para sentirme orgulloso, orgulloso de ser uno más de muchos otros que lo componen y lo determinan, me ha dado el ser otro loc@ que quiere seguir trabajando por esos que se sienten identificados por esta camiseta, con la consciencia de que Colo-Colo es pueblo, ese pueblo que ama, que siente que sufre y se vive en cada partido en la cancha como en la vida misma, todas esas y muchas otras cosas más me las dio Colo-Colo.
Diego Martínez
¿Qué te ha dado Colo Colo?
Me pidieron que escribiera lo que me ha dado Colo Colo y como decían antes los viejos con los que me crie “Para la muestra un botón”
Colo Colo estaba último en la tabla, no sé cuántos puntos del que lo antecedía, mi vieja que sabe todo lo que significa el Albo para mí y mis hijos, me llamó el día anterior al partido con la unión:
Yo: Aló Mamá, ¿como esta?
Mamá: ¿Mañana juega el Colo? (no me quiso decir como estaba)
Yo: Si mamá.
Mamá: ¿Ojalá ganemos?, ¿Se están pasando?, ¿Cómo no pueden ganar?, me da rabia.
Yo: Si, tienen la caga en Blanco y Negro.
Mamá: No puede ser que pierdan tantos partidos, eso nunca había sucedido, me da rabia.
Yo: Ya, pero tranquila. Tenemos que salir de esta, como sea.
Mamá: Lo que pasa es que todos hablan, pero al final nadie hace algo, tu tampoco.
Yo: ¿Y usted mamá, que está dispuesta hacer?
Mamá: Mañana voy a tu casa, a hacer pastel de choclo, como cábala. A ver si así se dignan a ganar estos weones ¡¡¡
Mi vieja también es Colocolina, no nació sabiendo de Colo Colo, lo conoció cuando conoció a mi viejo, ella sufre tanto o más que nosotros.
Ella quiere que gane el Colo, porque sabe que así la gente anda contenta, porque ella siempre vio a Colo Colo ganar en todos lados siguiendo a mi viejo en sus locuras tras el Popular.
¿Qué me ha dado Colo Colo?, las alegrías y el Pastel de Choclo de mi vieja hasta el final del torneo.
Guillermo Godoy