Lima es una ciudad violenta en la que sus habitantes vuelcan su neurosis en medio de bocinazos e insultos. Ahora van hasta armados. ¿Cuándo comenzó todo esto? ¿Cuáles son las principales taras que no nos permiten crecer en armonía, como sociedad? Pasemos a enumerarlas.
ESCRIBE: Óscar garcía núñez ogarcia@comercio.com.pe @space_godzilla ILUSTRACIÓN: víctor AGUILAR RUA
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EL VIEJO PISTOLAS. La semana pasada, Manuel Liendo sacรณ su arma de fuego en medio de la Javier Prado para asustar a otro conductor. La imagen grafica la ciudad de locos en que se ha convertido la capital.
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n 1964, el escritor peruano Sebastián Salazar Bondy trazó un perfil de Lima con un desencanto certero; también desolador. El ensayo se llamaba Lima la horrible y fue publicado primero en México, antes que en el Perú, previendo el terremoto que sus frases, que eran dardos dirigidos contra la oligarquía de la época, podían ocasionar en la siempre conservadora capital.
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La ciudad que describe Salazar empezaba a expandirse, y es seguro que a ojos modernos sería muy distinta de la actual. Sin embargo, el sentimiento de hartazgo que transmite es reconocible al instante para cualquier limeño que no viva encerrado en su casa. “Lima se ha vuelto una urbe donde dos millones de personas se dan de manotazos, en medio de bocinas, radios salvajes, congestiones humanas y otras demencias contempo-
ráneas, para pervivir. Dos millones de seres que se desplazan abriéndose paso entre las fieras que de los hombres hace el subdesarrollo aglomerante”, escribía. Si la Lima que horrorizaba a Salazar Bondy tenía dos millones de habitantes, apenas se puede imaginar qué cara hubiese puesto el flaco con los nuevos datos de población del INEI: al 2018, la capital peruana alberga a 9’320.000 habitantes. Desde luego, el escritor no ha sido el úni-
LIMA LA HORRIBLE ESCRITOR. Sebastián Salazar Bondy publicó su libro Lima la horrible, cuyo título grafica las características negativas que acompañan a la ciudad desde tiempos antiguos.
DISCRIMINACIÓN. Zoraida Paz, la ciudadana sanisidrina que pretendía botar a niños de colegio nacional que visitaban El Olivar, aseguró que no lo hizo por discriminar, sino por cumplir las ordenanzas municipales.
co sometido a una tensa relación de amor-odio con su ciudad. Hay que resaltar que la frase ‘Lima la horrible’ no le pertenece a Salazar, como lo evidencia él mismo en su texto. La acuñó otro hijo renegado de esta urbe loca, el poeta César Moro, en carta a André Coyné en 1946. En la visión de Moro, nuestra capital era un páramo donde “lo cursi, lo mediocre, lo falso imperan sin recurso”. No hay que ser un pesimista profesional para notar que en esas visiones caóticas de la ciudad habita la semilla de un sentido común: Lima es una ciudad para sobrevientes, calcutizada y con un monumental atraso en valores que la profusión de nuevos edificios no llega a tapar. “Una aldea con pretensiones de ciudad”, como escribió Manuel González Prada.
EL OTRO: MI ENEMIGO
Cómo se entiende, si no, el trato neurótico que nos regalamos a diario en las calles, cuando en lugar de recibir una mano solidaria se recoge a cambio un trato humillante o una arma apuntada al rostro. Caso 1: los niños de un colegio nacional desalojados del bosque El Olivar por una
Cómo se entiende, si no, el trato neurótico que nos regalamos a diario, cuando en lugar de tendernos la mano, ponemos un muro.
vecina sanisidrina y candidata a regidora, quien decidió aplicar con los pequeñines aquello de ‘la ley es ciega’, por una ordenanza que prohíbe que se tomen fotos comerciales en dicho lugar. Las madres presentes acusaron que se les exigió credenciales de sanisidrinidad, y cuando una de ellas, trabajadora del hogar, para mayores señas, alegó vivir en el distrito, se le pidió que mostrara su DNI. El tema se hizo viral y motivó un comunicado de la propia Municipalidad de San Isidro que rechazó las prácticas discriminatorias en su jurisdicción. Caso 2: el veterano pistolero Manuel Liendo, el conductor ‘estresado’ que la semana pasada escupió y rastrilló su arma de fuego contra un ciudadano que le reclamaba por cometer una infracción de tránsito en la avenida Javier Prado. Liendo, eternizado ya en la prensa popular con el mote de ‘el viejo pistolas’, ha dicho que realizó la peligrosa acción no con intenciones de disparar, sino para que el ciudadano que le reclamaba la falta, y lo grababa todo con la cámara de su celular, se “orine de miedo”. El far west a la vuelta de la esquina. 29 de setiembre del 2018
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LIMA LA HORRIBLE SEBASTIÁN CASTAÑEDA
ESTAS SON LAS SIETE PLAGAS QUE ATACAN LIMA
Si Lima tiene alguna solución viable como ciudad, esta pasa necesariamente por algo más que elegir a un alcalde que no haya plagiado su plan de gobierno, que no sea un misógino o que se le haya acusado de algún delito. El psicólogo social Jorge Yamamoto, docente en la Universidad Católica y parte del grupo de Bienestar, Cultura y Desarrollo de dicha casa de estudios, asegura que lo que esta urbe necesita a gritos ya no es solo educación, sino una auténtica terapia psicosocial. A solicitud de Somos, Yamamoto elabora una lista de las siete grandes taras locales. Siete características negativas que deberían tratarse con un carácter de urgencia nacional, como quien declara la alerta roja ante un inminente colapso. En lenguaje periodístico, tan dócil a la tragedia tremendista como el bíblico, las hemos bautizado como las ‘siete plagas de Lima’. Estas son. La primera seña que caracteriza negativamente a los limeños es lo que el psicólogo llama una interacción callejera faltosa. “Lo notamos a diario en la calle. A diferencia de países vecinos como Colombia, o incluso al interior, en ciudades como Ayacucho, donde vemos que la gente se saluda, se respeta, tiene empatía con el otro para no molestarlo, aquí pasa lo opuesto. Hay una falta total de sentido de comunidad y de respeto hacia la naturaleza, que llevada a cierto nivel pasa a ser una militancia por fastidiar al otro, por meterle el carro, por disfrutar hacer daño”. Un segundo punto que describiría al homo limensis es lo que se denomina el animus jodendi, un concepto tomado de los estudios de valores y antivalores. La podemos traducir como ‘la voluntad por joder’. Cuando un limeño progresa, el otro se siente miserable. Se genera lo que se llama la triada social del mal, que es la envidia, el chismorreo y el egoísmo, Pasa a la página 22
SÍMBOLO FUNESTO. El gallinazo, el ave negra que caracteriza a nuestra ciudad, es un animal carroñero, atento a la menor oportunidad para procurarse alimento.
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ANTHONY NIÑO DE GUZMÁN
NEGLIGENCIA. En Lima cunden los antivalores. Hacer bien las cosas es visto como algo de tontos y saltarse la norma, como por ejemplo arrojar basura a la calle, es visto como astucia.
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y se llega a invertir sación tan popular Lima es hasta dinero para de estar siempre a una ciudad que al otro le vaya la defensiva, lo que mal. provoca interacciocastigada por Una tercera canes violentas. Ese las argollas, racterística recibe hartazgo, que pueel nombre de penser aprovechala quinta plaga, de samiento reactivo do positivamente que no permiteN como un motor de y tiene que ver con un aspecto más cambio, si es mal progresar al cognitivo: en grancanalizado, es peliconjunto. Los des ciudades como groso, pues puede Lima abunda una peruanos no nos ser caldo de cultivo visión del corto para movimientos vemos iguales plazo. La gente ve extremistas o xenósolo por su beneentre nosotros. fobos aventureros ficio y no percibe electorales. que ayudando al Lima es una ciuotro se ayuda a sí mismo. Ejemplos tan dad castigada por la profusión de arsencillos como el quiosquero que no se gollas, la quinta plaga, que no permite prepara para dar el vuelto y prefiere progresar al conjunto. “Los peruanos perder un cliente ilustran este punto. El dentro de nuestro grupos somos corpensamiento reactivo genera, además, diales y buena onda, pero fuera de él polarización, muy frecuente en tiempo nos importa poco lo que pase con los de elecciones, donde el que no piensa demás. No nos percibimos como iguacomo uno es tratado como una bestia. les. El clasismo es un producto de ese La cuarta plaga es la del ‘hartazgo pensamiento argollero que no llega a achorado’, como se entiende a esa sen- ver los enormes beneficios de los gru-
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pos (argollas) que interactúan”, dice el experto. La sexta y sétima tara limeña están relacionadas con la negligencia para hacer las cosas bien en el trabajo y con el arribismo trepador. En la primera, tenemos a las personas que hacen el menor esfuerzo, el carpintero que no hace bien la silla, el orientador del Metropolitano que no orienta. El trepador podría canalizar positivamente su interacción si se orientase hacia el progreso de modo cívico, pero la norma es que intente ascender metiendo codazos al resto, tratando de comerse al más débil. Estas plagas podrían conjurarse sin necesidad de un Moisés o de algún otro mesías. La clave, al final, pasaría por un programa dirigido hacia las nuevas generaciones, dice el psicólogo, aquellas cuyos valores aún no están fosilizados como los nuestros, y pueden demostrar una verdadera permeabilidad al cambio. // Conoce más sobre las siete plagas de Lima en: www.elcomercio.pe/somos