Ladrón de cantera (Wilber Córdova)

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El Pueblo

Arequipa, martes 14 de abril de 2020

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Arte y Cultura LADRÓN DE CANTERA Por: Willard Díaz Uno de los muchos libros de poesía que se editaron en A re­ quipa últimamente ha corrido una suerte curiosa. Alejado de la veta principal existencialista que predomina en los pasillos de las universidades y sus in­ mediaciones, se ha ganado el aprecio de pocos pero firmes y entusiastas, y al mismo tiempo se lee en colegios marginales con una devoción que ya se quisiera. Su autor, W ilber Córdova, nos ofrece una aproximación a "Ladrón de cantera", como titula el antedicho poemario (Cuervo editores, 2017).

P. ¿Qué te animó a retomar la tradición de la poesía loncca? Recuerdo que de pequeño escuchaba las «huarocclladas» que se declamaban en nuestras picanterías con chicha y guita­ rra. Mis compañeritos jugaban en el pasto, pero a mí me lla­ maba la atención la declamación de esos señores bigotones con sombrero, junto al bordoneo de las cuerdas. Ya de grandecito escuché ver­ sos del finado Reynaldo Delgado en diversos teatros y auditorios. Y de profesor me invitaban a participar con mis alumnos en concursos de poesía "Loncca", que por cierto nunca ganamos. Creo yo que me movió ese in­ terés de acercar de una forma particular a mis alumnos a esta especie lírica tradicional, que norm alm ente con m em oráb a­ mos solo en fiestas arequipeñas.

P. Por tu poema «Volverme sillar» supongo que no eres nacido en Arequipa, pero que te gustaría serlo. ¿Es cierto? Indudablemente. No nací en la Ciudad Blanca, y a pesar que debo considerar distancias entre ficción y realidad al escribir, he

expuesto algunos elem entos personales que puedan hacer notar mi sincero aprecio por la ciudad desde el punto de vista de un forastero. Creí que ello dotaría a mí poe­ mario de un valor agregado para ser escuchado. Porque es nor­ mal cantarle a tu propia tierra, pero pensé que también sería interesante cuando alguien de fuera le canta con aquel deseo. Bueno, tampoco he querido hacer de este poemario un bur­ do confesionario; he sembrado aprecios especiales y datos de Arequipa como muchos escri­ tores lo han hecho con novelas, ensayos y libros de historia. En los archivos de don Fran­ cisco Mostajo pude hallar algu­ nos trabajos sobre la influencia del quechua en Arequipa, así com o la relación de algunos refranes y dichos de carácter po­ pular de la Arequipa campesina de antaño, pero los uso desde la perspectiva de un hijo postizo, con versos incluso picarescos, Me pareció una forma particular de halago.

P. ¿Cuáles son los autores clásicos en este género arequipeño? Conocí la poesía loncca en las campiñas, en algunos res­ taurantes donde íbam os con mis padres y creo que en el anonimato de la memoria que­ daron aquellos declamadores, pues sin duda, esta expresión poética hay que disfrutarla más escuchando que leyendo. Mostraban lo bucólico como característica principal, aunque se difundieron más en la ciudad. Gracias a program as radiales pude conocer representantes de antaño que me atrevo a m en­ cionar sin orden de mérito: José Luis Orihuela Málaga, Alejandro Rojas Escobedo, Ignacio Gómez, Ángel Gonzales, Germán Prado, Pedro Emilio Zuzunaga, Miguel Núñez Pinto, Isidro Zárate San-

poesía, al que quiera hacer una remembranza arequipeña, pues no es una poesía tradicionalista, ni arequipeñista, mucho menos clasista. No excluye al nato, ni al neto; al loncco ni al ccala, por el contrario, considero a mi poe­ mario más mestizo que potaje arequipeño. Flay más bien influencia del quechua de mis abuelos, con arequipeñismos; tiene alegoría de figuras y símbolos de la ciu­ dad que homenajean a Arequi­ pa, pero que le haría muy bien conocer, sobre todo, a la gente joven.

P. ¿A qué alude el título "La­ drón de cantera"? • WILBER CÓRDOVA tillana y sin duda, en la lectura, a Félix García de quien recuerdo su poema « La picantería » y «isi'aventó la vaca...! » que se los enseñaba a mis alumnos; Artemio Ramírez Bejarano «El loncco» Recuerdo también a decla­ m adores más actuales como R eynaldo D elgado, al poeta Juan Mario Meza y su poema loncco «Los platos típicos arequipeños», a Artemio Antonio G o n zale s Polar, entre otros. Todos con esa habla rústica y sincera del chacarero mistiano. Fie conocido además a cul­ tores y estudiosos de esta tra­ dición como Juan Guillermo del Carpió Muñoz quien me otorgó su "Diccionario de Arequipeñismos" para elaborar mi trabajo.

P. ¿Qué lector ideal buscas con este poemario? Enfocarm e a alguno como ideal, no. A pesar que "Ladrón de cantera" ha tenido mucha acogida por personas mayores. Prefiero un lector real, es d e cir aquel que tenga in te ­ rés de acercarse a la cultura areq uipeña por m edio de la

Con mi buen editor Fléctor Sanz coincidim os en guardar con un tropo la identidad de la voz que versaba oculta detrás de los sillares y que admiraba la poesía arequipeña. Una persona extraña al lugar donde se produce la ignimbrita con la que se viste de blanco las construcciones de Arequipa; alguien que tomara lo ajeno, lo que no le pertenece por naci­ miento, para hacerlo suyo. Así surgió el título como un ladrón que se hizo creciendo, pues debo confesar que de jovencito incluso renegaba por los versos de Jorge Polar en los portales que dicen «No en vano se nace al pie del volcán». Yo decía, me­ jor hubiera escrito Polar «No en vano se crece al pie del volcán»

P. El libro está dedicado a todos los que se enamoran de una mujer arequipeña. ¿Lo tuyo sería una poesía amorosa arequipeña de nue­ vo tipo? Bueno, sí. La primera sección del poe­ mario revela claro sentimiento a la mujer de Arequipa, aquella de fuerte carácter, de genio fuerte que pica como el rocoto. Y no es coincidencia que varios de mis amigos hayan notado tales

características y a la vez su gran amor por ellas. Pero bien sabemos que pu­ diera ocurrir aquello en varios lugares; por ejemplo, en el periplo del poemario, por Esmeral­ das, Ecuador, me dijeron: aquí a las mujeres tienen las mismas características, son guapas pero de genio fuerte. En Chañaral, Chile, me co­ mentaron algunos amigos poe­ tas que a la mujer chilena se le quiere bastante, pero pobrecito que le falles. Entonces vi que la dedicatoria debía ampliarse más allá de mis experiencias perso­ nales, pero en común encontré que la poesía amorosa por más años que tenga nos mantiene a suspiro, a flor de piel, es in­ marcesible y nos es necesaria en ciertas cantidades.

P. ¿Vas a continuar con este género de poesía? Bueno creo que es incierto, a pesar que he dejado algunos elementos sueltos en la temática de "Ladrón de cantera" siempre ando pensando en algo nuevo para mis jóvenes estudiantes. Creo que fue más la función de docente en la escuela la que me obligó a publicar a l­ gunos textos, "Viejo Baúl", en Texao, 2016, por ejemplo, es un poemario de la adolescencia y juventud que publiqué recién cuando tuve dinero para ha­ cerlo, es el primer hijo poético a quien a vece s uno quiere quitarle el apellido cuando va aprendiendo más sobre poesía, ja, ja, ja, ja, Pero en fin, el primer paso para meter mis narices en algo tan serio como la escritura de poesía. Te n go a d e m á s un te rc e r poem ario "El concierto de Caronte" de 2019, que sigue la estructura, tem as, contexto, reflexiones y m otivos de las grandes sinfonías del mundo. Bueno, siem pre estoy pen­

sando en algo nuevo para mis lectores, sobre todo los ju v e ­ niles; pero tam p oco soy un escritor a la carta, escribo lo que siento y pienso, me creo en ciernes y con estilo aún en proceso.

P. ¿Piensas escribir narra­ ción? Tengo dos pequeños trab a­ jos de narrativa. Mis primeros cuentos m itológicos de 2008, y "Yuyariw ay" de 2018. El primero surge con la ayu­ da de una ONG por la recurren­ te necesidad moral de exigirles a mis alumnos escribir cuentos. Un día me se ntí en fren tad o cuando uno de mis alumnos me dijo «Pero a ver profe, usted escriba un cuento, o escriba un poema como ejem plo, ¿por qué solo nos exige hacerlo?». Ese fue el punto de quiebre que me llevó de profesor a docente escritor. Claro está que en el M agis­ terio hay se rias d e ficien cias con ello, los p ro fe s o re s de C o m u n ic a c ió n d e b ié r a m o s leer y escribir más que otros docentes; buscar un taller de escritura es por ejem plo una buena idea, y aunque no todos los docentes seamos escritores profesionales, es necesario que debam os tener el dom inio bá­ sico para enseñarle a los ad o­ lescentes con mayor aplom o y orientación. Fie a llí la razón del n a c i­ miento de "25 mitos", uno por cada región del Perú, con una narrativa sencilla pero persua­ siva. En "Yuyariw ay"en cambio expongo el caso de terrorism o en Soras, Ayacucho, de 1984, con un lenguaje narrativo más pulido pero básico aún como para sentirm e un escritor lo­ grado. Por ello mi insistencia en mejorar siempre y aprender de los m aestros que tienen más dominio.


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