Proyectos Educativos Estrategicos

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“Un Proyecto Educativo desde la Dimensión Estratégica para Enfrentar la Sociedad del Conocimiento.”

Francisco Larrea Sanhueza

Magister en Informática Educativa y Gestión del Conocimiento

Mayo de 2010


Muchas veces hemos visto e incluso sido parte de un proyecto educativo directa o indirectamente, ya sea desde el punto de vista de los educadores, la administración, asesorías, alumnos o como apoderados. Esto nos permite, de cierta forma tener una opinión clara sobre la pertinencia o no de tal o cual proyecto educativo en el que hemos estado involucrados. Una opinión muy generalizada sobre la mayoría de los proyectos educativos es que tienden a ser cortoplacistas, inmediatos. Están diseñados con mucha rigidez y con un horizonte muy próximo, dicho de otra manera, no se proyectan al futuro de forma seria y planificada. Antes de continuar, aclaremos algunos conceptos importantes. La palabra proyecto viene de los términos latinos PROICERE y PROIECTARE que significan impulsar algo hacia delante. Y la real academia define la palabra como “ “. Por tanto la idea de proyecto en su sentido genérico significa planificar y organizar las tareas y actividades necesarias para lograr ese algo. Ahora bien, el concepto de "Proyecto Educativo" muchas veces ha estado presente en las actividades propias de los profesores y todos aquellos ligados a la educación en nuestro país. Muchas veces también se ha entendido esta expresión como un enunciado declarativo de normas y reglamentos provenientes del Ministerio de Educación, y otras veces también como una declaración de valores y principios, que la propia comunidad educativa ha definido para la educación de sus miembros. Una crítica común hacia los proyectos educativos emanados del ministerio de educación es su falta de operacionalización en acciones pedagógicas concretas. Es decir, los proyectos educativos no logran llegar a la cotidianidad de la sala de clases en una comunidad escolar determinada. Esto ocurre en parte porque el diseño de los proyectos educativos está demasiado centralizado y desconectado de los distintos contextos que conforman las comunidades escolares. Podríamos agregar también la no consideración de las nuevas tecnologías de la información y su relevancia en los sistemas organizacionales, sobre todo en su diseño y planeamiento estratégico. (Rodriguez, D. 2001) Un proyecto educativo debe considerar variables como el liderazgo del director, la autonomía de las instituciones, flexibilidad en la gestión, las tecnologías de la información y la toma de decisiones, los integrantes de la comunidad donde se desarrolla dicho proyecto, etc. Algunos especialistas entregan definiciones interesantes que es importantes considerar sobre el concepto proyecto educativo: • "Proceso de reflexión y enunciación que realiza una Comunidad, orientado a explicar la intencionalidad pedagógica, la concepción de la relación entre el individuo y la sociedad, la concepción de educación, y el modelo de comunicación en el que se sustenta la misma" (1). • "Conjunto coherente de operaciones y acciones que permiten modificar una situación educativa inicial determinada en una situación-objetivo, caracterizada por un conjunto de factores de orden Francisco Larrea Sanhueza. Magister© en Informática Educativa y Gestión del Conocimiento Universidad Católica de la Santísima Concepción

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social que permiten mejorar las condiciones educativas del contexto y de la población donde se interviene". (2). • "Herramienta de planificación y gestión que permite compartir una finalidad y un quehacer común, que da sentido al proceso educativo que se desarrolla en las escuelas/liceos y les otorga identidad". (3). • "Instrumento, a la vez político y técnico, que toma en cuenta demandas explícitas hechas a la escuela o liceo, y que simultáneamente, es capaz de anticiparse a nuevos requerimientos". (4).

Entenderemos entonces por Proyecto Educativo un instrumento de planificación y gestión que requiere de un compromiso de todos los miembros de una comunidad educativa, una organización que permite en forma sistematizada hacer viable la misión de un establecimiento educacional, que requiere de una programación de estrategias para mejorar la gestión de sus recursos y la calidad de sus procesos, en función del mejoramiento de los aprendizajes. Y que sea capaz de innovar no para que las cosas cambien sino porque las cosas cambian. (Rodriguez, D. 2001) Dos elementos fundamentales de esta definición serán la participación y la generación de estrategias planificadas para logar las metas. Claramente, muchas veces se ha visto cómo la participación de los docentes de un colegio, por ejemplo, en las decisiones que competen a su establecimiento educacional, a su comunidad educativa, es mínima. Las decisiones son tomadas por estamentos alejados del contexto educativo en cuestión. Por otro lado, se nota una total ausencia de estrategias planificadas para lograr las metas educativas, siempre se actúa de forma improvisada cada vez que surge un problema, sin mayores reflexiones ni estudios que permitan planificar acciones de mediano y largo plazo.

Por tanto un desafío muy importante de nuestro Ministerio de Educación es ser capaz de diseñar proyectos educativos que se adelanten a los cambios, capaces de predecir el futuro, en lugar de siempre reaccionar a los cambios que trae éste. Es el caso de la ausencia total de los elementos propios de la sociedad del conocimiento junto con las TIC’s en los Proyectos educativos, los cuales están y seguirán generado profundos cambios en la sociedad Por ejemplo, cuando hablamos de innovación educacional, y en especial cuando reflexionamos sobre la integración curricular de las TIC’s (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en la educación. Ésta consiste en comprender que el surgimiento de la Sociedad del Conocimiento, en parte, producida y favorecida por las TIC’s, y que afecta transversalmente a toda la sociedad. Y junto con esto es preciso tener claro también que esta Sociedad del Conocimiento afecta directamente a la educación, debido a que fundamentalmente demanda de Francisco Larrea Sanhueza. Magister© en Informática Educativa y Gestión del Conocimiento Universidad Católica de la Santísima Concepción

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ella la formación de ciudadanos capaces de aprender durante toda la vida, motivados para desarrollar conocimiento y con la suficiente generosidad para compartirlo. No olvidemos que el conocimiento como capital humano es el único recurso que crece cuando se comparte (VanWeert, T.J. 2006). Estas demandas de la Sociedad del Conocimiento hacen necesario repensar las organizaciones educacionales tanto desde el punto de vista de su definición como de los integrantes que la conforman, estableciendo así una nueva visión de los profesionales de la educación y también de aquellos que aprenden en esta organización, ya sean nativos o inmigrantes digitales. Más precisamente, estamos hablando de transformar las organizaciones educaciones en Organizaciones del Conocimiento, sustentadas en profesionales capaces de ejercer una pedagogía del conocimiento y estudiantes que intervienen, modifican y producen nuevo conocimiento (VanWeert, T.J. 2006). El Ministerio de Educación, si bien ve con buenos ojos el uso pedagógico de las TIC’s, aún no considera que las habilidades que promueve la sociedad del conocimiento a través de la tecnología, son susceptibles de ser incorporadas dentro de las pruebas nacionales como el SIMCE y la PSU. Claramente, veo algunas inconsecuencias e inconsistencias a la hora de promover un gran gasto de energía y tiempo en desarrollar el uso pedagógico de las TIC’s sin hacer extensivo este desarrollo y exigencia a todos los ámbitos de la comunidad educativa. La tecnología ocupa un sitio muy importante en cualquier sociedad desarrollada, pero no porque es tecnología, sino que por su valioso aporte a la Sociedad del Conocimiento. Sin el uso de la tecnología, para el ser humano, en la Sociedad del Conocimiento le es imposible administrar con efectividad toda la información con la que contamos a cada segundo. Dado lo anterior es claro que cualquier proyecto educativo debe adelantarse a los cambios, en lugar de esperar a ser transformado por éstos. Ahora bien, para enfrentar este desafío es interesante considerar una metodología que permita formular un Proyecto Educativo bajo una perspectiva estratégica, como una herramienta que permita el logro planificado e integrado de objetivos y acciones con visión de futuro. El Modelo Estratégico descansa en la convicción de que el futuro será muy diferente al pasado, por tanto, intenta imaginar un futuro a partir del presente, adivinarlo, preverlo, considerando los escenarios posibles a partir de las fuerzas de cambio que sobrevienen sobre la organización. Opta por una línea de acción para enfrentar los desafíos futuros, y luego determina lo que la organización necesita para reinventarse e innovar. La formulación de un Proyecto Educativo considerando el enfoque de la Gestión Estratégica involucra a todos los miembros de una comunidad escolar, al contexto de dicha organización. Y una de sus características básicas es que se trata de un proceso eminentemente participativo, que debe incluir a los directivos docentes, profesores, alumnos, padres y miembros de la comunidad. Si no hay participación, el proyecto educativo está condenado al fracaso. Francisco Larrea Sanhueza. Magister© en Informática Educativa y Gestión del Conocimiento Universidad Católica de la Santísima Concepción

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Un Proyecto Educativo bajo una dimensión estratégica, puede agruparse en dos grandes fases: I. Formular una Misión compartida por todos los miembros de la comunidad educativa En esta fase la organización debe construir una visión común de futuro y operacionalizarla en compromisos de acción de toda la comunidad. Y de aquí definir la misión de la institución, entendida como la declaración de valores y creencias de toda la comunidad. Y ya que todos han participado en su diseño se sienten particularmente comprometidos con dicho referente. II. Definir objetivos estratégicos para alcanzar dicha Misión. En esta fase se deben declarar estrategias de acción para logar la misión que la organización, en su conjunto ha definido. Para esto es importante entender cuáles serán las dificultades y facilidades para enfrentar el desafío que propone la misión. Luego, definir los objetivos estratégicos que estarán focalizados en determinados aspectos de la organización que contribuyen al logro de la misión. Entonces, se define una estrategia, es decir, de qué forma la organización debe innovar para hacer frente creativamente al futuro que se aproxima. Finalmente, crear un plan operativo que concrete la misión en acciones de personas en un tiempo y espacio definidos. Finalmente, los profundos cambios que todas las organizaciones humanas están experimentado primero producto de la sociedad del conocimiento y como consecuencia la producción de cantidades industriales de información lo que ha generado procesos como la gestión del conocimiento y una integración creciente de TIC’s a todos los ámbitos de cualquier organización especialmente al de las decisiones. Y si además somos capaces de prever el surgimiento de modelos de desarrollo organizacional en donde lo central son los requerimientos y necesidades de los integrantes de tal sistema, lo que implica que la organización debe diseñarse para que sea capaz de utilizando tecnologías de la información inteligentes seleccionar la información relevante para que en el tiempo disponible cada integrante del sistema pueda tomar decisiones acertadas y a tiempo. Tales elementos nos obligan a preguntarnos si los proyectos educativos estarán a la altura de todos estos cambios y si serán capaces de sobreponerse, reinventarse, innovar y transformarse en diseños en sincronía con los cambios sociales y tecnológicos. Es de aquí que la importancia de diseñar los proyectos educativos desde la dimensión estratégica cobra una importancia radical.

Francisco Larrea Sanhueza. Magister© en Informática Educativa y Gestión del Conocimiento Universidad Católica de la Santísima Concepción

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